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Trabajo práctico de Construcción de la ciudadanía

Alumno: Tobías Arrieta

Desarrollo:

Toda sociedad compleja tiene que afrontar, para poder subsistir, toda una serie de
conflictos que surgen y resurgen entre sus ciudadanos producto de la variabilidad de
intereses y subjetividades que la componen. Este último concepto es interesante, y a la vez
muy importante, porque define la forma de ver y entender el mundo que tiene una persona
o grupo de estas. Esto hace que no todos tengamos los mismos pensamientos, ideologías e
interpretaciones y con ello las mismas opiniones y formas de actuar. Es por ello que las
sociedades son heterogéneas y deben afrontar el desafío de convivir con las diferencias
entre sus ciudadanos. En este sentido, una temática que ha tenido mucha relevancia en el
último tiempo, y que ha generado fuertes debates en el interior de la sociedad, es lo que se
denomina concepción de género. Básicamente lo que plantea es la existencia de una
sociedad con valores masculinos, o como ellos y ellas lo denominan, de claro tinte
patriarcal. Es decir, cuestionan un ordenamiento social donde el hombre tuvo, tiene y tendrá
una relevancia más importante que la de la mujer. Es a partir de este diagnóstico que han
desarrollado, durante las últimas décadas, toda una serie de protestas para instalar en la
opinión pública la necesidad de rever el estado de las relaciones entre hombres y mujeres.
Es importante destacar que se está hablando de género y no sexo ya que el primero es una
construcción social y el segundo está más relacionado a lo biológico. En otras palabras, el
género o lo que se entiende por hombres y mujeres son imágenes y concepciones de las
mismas que las sociedades han ido moldeando a lo largo del tiempo. De esta manera, la
idea del hombre trabajando fuera de casa y la mujer haciendo las tareas domésticas y
cuidando a los hijos es algo que se fue configurando durante siglos a partir, no sólo de lo
biológico, sino también en función de las necesidades de los grupos y del tipo de relación
que se fueron estableciendo.

Otra problemática muy común en las sociedades actuales es la relacionada a los


estereotipos. Estos se pueden definir como un preconcepto o prejuicio que una persona se
forma sobre algo o alguien. De esta manera, las relaciones sociales están condicionadas de

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antemano ya que uno prejuzga, y de esta manera generaliza, antes de conocer y comprender
al otro u otra. Un ejemplo muy claro al respecto es la denominación “negro villero” que es
muy común en el vocabulario de un sector de la sociedad argentina que al ver a una persona
de piel morocha y vestida de una manera particular considera que son potenciales
delincuentes y con ello portadores de los peores valores para la sociedad como la falta de
cultura escolar y de trabajo. Desde mi punto de vista, esta problemática afecta el derecho al
trabajo de muchas personas ya que sus oportunidades laborales se ven muy reducidas si,
por ejemplo, en su CV expresan que viven en una villa miseria o en una entrevista laboral,
frente a la mirada prejuiciosa de un posible empleador, su color de piel no es blanco o su
vestimenta no es “la aceptada” por el “común” de la sociedad. Sin embargo, la cuestión no
solamente radica en la posibilidad de conseguir trabajo, y con ello acceder a un derecho,
sino en poder trabajar en condiciones dignas y ser justamente remunerado por el esfuerzo y
tiempo brindado. Es importante destacarlo porque también los estereotipos funcionan en
este sentido siendo las personas de países limítrofes, como bolivianos, peruanos y
paraguayos, quienes muchas veces se ven expuestos a la explotación laboral producto de su
apariencia física y su procedencia nacional. Obviamente, esto también aplica con el “negro
villero” que en repetidas ocasiones debe conformarse con trabajos mal pagados, a pesar de
tener formación y capacidad operativa, producto de la permanencia en las relaciones
sociales de preconceptos o prejuicios que condicionan, y en muchos casos determinan, la
vida de muchas personas. De esta manera, el derecho al trabajo se ve entorpecido y la
persona, o grupo de personas, no pueden realizarse y ser ciudadanos plenos, con sus
derechos y obligaciones, de una sociedad determinada. Y por último, desde una óptica
global, se puede tomar el ejemplo de los musulmanes, que luego del atentado a las Torres
Gemelas del 2001, han sido catalogados como potenciales terroristas por el sólo hecho de
profesar el Islam. Este estereotipo engloba a millones de personas, de países y ramas del
Islam distintas, en una idea totalmente distorsionada e intencionada.

En los dos temas desarrollados anteriormente se puede observar claramente como la


subjetividad es clave al momento de la formación de opiniones de los ciudadanos
involucrados. La cuestión del racismo, la xenofobia, la homofobia y el feminismo son
problemáticas que generan claras divisiones en la sociedad y por ello es necesario conducir
los conflictos por carriles democráticos y solidarios. Es frente a este tipo de problemáticas

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que el Estado debe actuar de forma eficaz y eficiente a través de distintas políticas públicas
que sirvan para paliarlas o solucionarlas y, de esta manera, evitar que se transformen en
factores disgregadores de lo social. Además, es una obligación del Estado la de asegurar un
acceso equitativo a una educación de calidad y con ello al mercado laboral en condiciones
dignas. Por otra parte, los estereotipos forman parte de la cultura de un pueblo y por ello es
muy difícil eliminarlos a corto plazo ya que una política educativa integral puede tardar
años en pensarse y ejecutarse. Aunque no hay que perder de vista que no sólo es una
responsabilidad de las instituciones gubernativas del Estado sino también de los ciudadanos
que actúan en las distintas instituciones civiles, medios de comunicación tradicionales y en
las redes sociales de que los prejuicios se vayan dejando de lado y se opte por relaciones
sociales más sanas y justas. En esta línea, con ciudadanos responsables y respetuosos, habrá
posibilidades de formar partidos políticos sólidos que permitan, desde el gobierno o la
oposición, crear y coordinar distintas políticas públicas tendientes a conformar a futuro una
sociedad más solidaria y equitativa. Estos partidos políticos, entendidos como asociaciones
de ciudadanos con una ideología y forma de actuar propia, deben ser una columna vertebral
clave para generar una necesaria reorganización de la sociedad que deje en el pasado la
discriminación y la desigualdad entre los ciudadanos.

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