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Alumno: Mariano Mlekuz

DNI: 38993024

Materia: Problemas de Filosofía Moderna I

Docentes: Jáuregui, Mendoza Hurtado, Thisted


1.
Ante la heterogeneidad que presentan las ​categorías con los ​fenómenos el ​Esquematismo​,
aquel arte oculto en las profundidades de nuestra alma, da cuenta de la ​homogeneidad que
pueda mediar la ​subsunción de los fenómenos a las categorías; esta representación mediadora
es el ​esquema trascendental que no es más que la ​determinación trascendental del tiempo1
por parte de la imaginación trascendental según reglas. En la medida en que las categorías de
relación determinan trascendentalmente al tiempo constituyen el ​orden del tiempo en tanto
relaciones temporales objetivas a partir de sus esquema: ​permanencia​, ​sucesión y
simultaneidad​; este será el tema de las ​Analogías de la experiencia​. Ahora bien, dado que
aquello que da realidad objetiva a todos nuestros conocimientos ​a priori es ​la posibilidad de
la experiencia,​ las ​Analogías de la experiencia encontrarán su prueba en la medida en que
contienen ​lo necesario para la unidad sintética de la experiencia en general. Así, se advierte,
que el principio de las ​Analogías es que “​La experiencia es posible sólo mediante la
representación de una conexión necesaria de las percepciones​”2. En pocas palabras, sucede
que en la experiencia las percepciones se conectan mediante la aprehensión (enlace subjetivo)
de forma contingente; pero, en la medida en que la experiencia es un ​conocimiento de
objetos,​ las percepciones deben estar conectadas ​objetivamente en el tiempo. El punto clave,
que me parece de esta primera lectura que hago de las ​Analogías​, que guía toda la
argumentación es el siguiente: ​El tiempo mismo no puede ser percibido​. Esto se debe a lo
desplegado en la ​Estética Trascendental​, el tiempo no es un objeto sino que es la forma pura
de nuestra sensibilidad, aquello que hace posible que algo pueda ser dado. Entonces, como no
puedo hacerme de un orden temporal objetivo por vía perceptiva, la única posibilidad de
fundar un ​orden temporal objetivo debe ser mediante las ​categorías en tanto cumplen la
función de llevar ​a priori el múltiple sensible en referencia a la ​apercepción originaria y,
específicamente, a la forma pura de ésta, al tiempo; es decir, en la medida en que conectan de
forma necesaria el conjunto de las percepciones conformando un orden temporal objetivo.
Siendo las Analogías ​lo necesario para la ​unidad sintética de la experiencia constituyendo un
orden de relaciones temporales objetivas, se presentan como condiciones de posibilidad de la
experiencia. Este recorrido debe ser la clave que guía la pregunta que abrimos para plantear el

1
​I. Kant, ​Crítica de la razón pura​ (1781A/1787B), Trad. M. Caimi, Ed. Colihue, 2014. p. 238. (A139=B178)
2
​Ibidem​. p. 250. (B218)
problema: ¿de qué modo deben articularse las ​Analogías para constituir este orden temporal
objetivo?
En primer lugar, la ​Primera Analogía debe ser el punto de partida de la articulación en tanto
que la ​permanencia se presenta como ​substrato sólo mediante el cual es posible representarse
las relaciones de ​sucesividad y ​simultaneidad.​ Pues, en la medida en que el tiempo se
mantiene como idéntico, ​permanece y no cambia​, se muestra como el ​substrato de todos los
fenómenos, “todos los fenómenos están en el tiempo”3. El punto clave de la argumentación,
como nos guió la introducción, es que ​el tiempo como tal no puede ser percibido​, entonces
para representarnos las relaciones temporales tales como la sucesión o la simultaneidad cuyo
soporte se encuentra en la permanencia, sólo es posible a partir de una mediación categorial,
una referencia necesaria, en los fenómenos como ​el substrato de todo lo real​, es decir, como
substancia​. Allison llama al recorrido descrito como la “tesis del fondo común” en tanto
marco de referencia dentro del cual son posibles las relaciones temporales4. Es decir, si se nos
permite la palabra, es “aquello sobre el fondo de lo cual” se articulan las relaciones de
sucesividad y simultaneidad y el medio de enlace para dar cuenta de esta articulación es a
partir de lo desplegado al final de la ​Primera analogía:​ “Alteración es un modo de existir,
que sigue a otro modo de existir del mismo objeto. Por eso, todo lo que se altera es
permanente​, y sólo su ​estado cambia​”5. El cambio corresponde a las determinaciones de la
sustancia, los ​accidentes,​ mientras que la sustancia sólo se altera permaneciendo en la
sucesión; el cambio supone un sucesivo ser y no-ser, éste no puede acontecer en la sustancia
sino que la sustancia es lo permanente que posibilita este cambio mismo. Ahora bien, ¿En
qué consiste esta sucesión del cambio? Aquí entramos de lleno a la ​Segunda analogía​: la
sucesión entre los fenómenos se conecta, en principio, por la conexión de la imaginación
determinando el sentido interno. Pero esta sucesión subjetiva deja indeterminada la ​relación
objetiva de los fenómenos. ¿Cómo dar cuenta de que su conexión no yace sólo en el sujeto
sino también en el objeto? Para responder a esto, debe mediar nuestra premisa clave: ​El
tiempo en sí no puede ser percibido​, por ende, sólo en la ordenación de los fenómenos
mediante la necesaria síntesis categorial de la ley causal es posible guiar a la imaginación
trascendental en pos de determinar trascendentalmente al tiempo y lograr así una sucesión

3
​Ibidem​. P. 276. (B224)
4
​H. Allison, ​El idealismo trascendental de Kant: una interpretación y defensa.​ (1983), Trad. D. M. Granja
Castro, Ed. Anthropos (1992), La Primera analogía, p. 315.
5
​I. Kant (1781/1788), ​Op. cit.​ p. 280. (A187=B230)
temporal ​objetiva.​ La referencia a un objeto impone que el enlace de las representaciones sea
sometido a una regla, la categoría de ​causa-efecto,​ y ésta conecte de forma ​necesaria los
fenómenos en la sucesión. La ley (​Gesetz​) de causalidad exige poner (​setzsen)​ de forma
necesaria las posiciones (​Setzungen)​ temporales que determinan el lugar de los fenómenos en
una sucesión objetiva6. Queda, entonces, articular lo ganado hasta ahora con la ​Tercera
Analogía​. Hay que advertir para una exposición de ésta una distinción que obviamos en la
primera analogía: la diferencia entre ​sustancia absoluta y ​sustancia relativa sugerida por
Arias-Albisu7 nos guió para comprender la articulación entre ambas analogías. Pues, sólo así
podemos hacer comprensible el influjo causal entre sustancias (​substanzen​) que siendo
relativas son inherentes a una misma sustancia absoluta. El ​commercium entre sustancias no
puede estar dado por el enlace de la imaginación en el sentido interno, siendo este siempre
sucesivo, sino que es necesaria la incorporación de la variante del ​espacio para diferenciar
ambas sustancias coexistiendo en un mismo tiempo y, a su vez, articular la síntesis de las
percepciones según el concepto del entendimiento de relación de la ​acción recíproca
constituyendo una simultaneidad objetiva.
La primera analogía se articula con la segunda y la tercera de modo tal que la primera dió
cuenta de un fondo último sobre el cual son posibles las relaciones temporales, la sucesión y
la simultaneidad; a su vez, la segunda y la tercera analogía, se articulan con la primera, en sus
principios desplegando las leyes puras que rigen de forma necesaria la sucesión y
simultaneidad de las determinaciones de los estados de la sustancia: ​Todas las alteraciones
suceden según la ley de la conexión de la causa y el efecto y ​Todas las substancias, en la
medida en que pueden ser percibidas en el espacio como simultáneas, están en universal
acción recíproca.​ Teniendo entonces lo desplegado en la introducción, la articulación entre
las ​Analogías descrita muestra que las categorías de relación en atención a la premisa
fundamental que guió nuestro recorrido, ​el tiempo en sí no puede ser percibido​, deben
presentarse como determinaciones trascendentales del tiempo constituyendo un ​orden
temporal objetivo en tanto que su mediación categorial constituye ​lo necesario para la unidad
sintética de la experiencia en general y, por ende, son ​condiciones de posibilidad de ésta.
Como conclusión de mi recorrido por el pensar kantiano sólo puedo concluir, junto con

6
​Debo aclarar que desconozco del alemán, pero me ví forzado a incluir las palabras porque tengo la impresión
de que hay algo pensado en ellas; además de que son las mismas que utiliza Kant, a excepción de ​Setzungen​ que
agrego en pos de relacionarlo con ​Ge-setz ​y ​setz-sen​.
7
​M Arias-Albisu, ​La concepción objetiva de la substancia en la Crítica de la razón pura de Kant​ (2011)
Heidegger8, que Kant fue el primer pensador que comprendió en toda su profundidad lo
fundamental de la problemática que acarrea el fenómeno de la ​temporalidad.​ Cualquier
pregunta por el Tiempo que pase por alto lo contenido en las ​Analogías de la experiencia ​está
condenada al fracaso.

2.
El principio de la segunda analogía reza: “Todo lo que ocurre (comienza a ser) presupone
algo a lo cual sigue ​según una regla​”. Esta ​regla a la que hace referencia Kant en la primera
edición de la ​Crítica de la Razón pura se especifica en la formulación del mismo principio de
la segunda edición: “Todas las alteraciones suceden según la ley de la conexión de la causa y
el efecto”. Queda de manifiesto, entonces, que aquella ​regla es el principio de causalidad que
determinando trascendentalmente al tiempo da cuenta del principio de la ​Segunda analogía​.
Ahora bien, a pesar de que el principio remita a la ​categoría de causa y efecto en pos de dar
cuenta de un ​orden sucesivo objetivo,​ la segunda analogía invita a interpretar la ​regla
mencionada en la primera edición de diversas maneras. En primer lugar, podría interpretarse
que la ​regla haga referencia a la ​ley de la sensibilidad,​ “​condición formal de todas las
percepciones”9, según la cual el tiempo anterior determina necesariamente al siguiente. En
segundo lugar, podría pensarse que la ​regla no es la ​categoría ​de causa y efecto sino una
regla empírica; así, leemos: “Según una regla tal, pues, en aquello que en general precede a
un acontecimiento debe residir la condición para una regla según la cual siempre, y
necesariamente, se sigue ese acontecimiento”10. En este pasaje puede interpretarse la primera
regla como una ​regla a priori que tan sólo afirma que “debe residir la condición” en lo que
precede a un acontecimiento, de modo tal que sirva como guía para una segunda ​regla
empírica que se puede extraer de ese acontecimiento; es decir, que la ​regla ​a priori sólo
indica que debe estar, necesariamente, condición que sólo puede especificarse, hacerse de
contenido, con la segunda regla. Por ende, la regla ​a priori sólo asegura la posibilidad de tal
regla pero la regla indicada según la cual se conectan causalmente los fenómenos es empírica.
¿Estamos en condiciones de ​deducir una ley empírica de una ley pura? ¿Es esto coherente
con el pensar kantiano? Para no responder de forma precipitada debemos dar cuenta con

8
​M. Heidegger, ​Lógica. La pregunta por la verdad.​ (Curso de Marburg, semestre de invierno 1925/26) §15.
9
​I. Kant (1781/1788), ​Op. cit.​ p. 290​ (​ ​A199=B244)
10
​Ibidem.​ p. 286​ ​(A
​ 193=B239)
mayor profundidad el alcance de estas preguntas. La ​Analítica Trascendental tiene su
momento propio en la ​Lógica trascendental por ser una ​lógica de la verdad​; resulta que la
Analítica presenta las condiciones de posibilidad de la noción clásica de verdad ​qua
adecuatio intelectus rei en la medida en que presenta las condiciones de posibilidad del
objeto al cual el juicio debe estar en ​concordatio​. Es decir, la ​Analítica Trascendental
presenta la ​verdad trascendental​, la objetividad del objeto al cual remite la ​verdad lógica:​ La
distinción y relación de fundamentación entre la ​verdad trascendental y​ ​verdad lógica​, ​leyes
puras y ​leyes empíricas;​ en suma, entre el plano trascendental y el plano empírico, pone de
manifiesto que el principio de la ​Segunda analogía en la medida en que muestra la
ordenación de los fenómenos mediante la necesaria síntesis categorial de la ley causal es
condició de posibilidad de la experiencia; no puede interpretarse la “regla” del principio
como una regla empírica.
Ahora bien, nos proponemos profundizar esta distinción entre el plano trascendental y el
plano empírico a la luz de la ​Crítica del Juicio para seguir desplegando la imposibilidad de
considerar como regla ​empírica aquella que se encuentra contenida en el principio de la
segunda analogía. Para esto hay que tener en cuenta que la ​analítica de los principios se nos
presenta también como una ​doctrina trascendental de la facultad de juzgar,​ y el problema
que enfrenta ésta es la subsunción de lo particular en lo universal en vistas a dar cuenta de
cómo es posible la aplicación de las ​categorías a​ l múltiple sensible. Estamos frente a las
condiciones de posibilidad de la experiencia, el “esqueleto de la experiencia”, pero el punto
es que estas ​leyes puras de la naturaleza en general hacen caso omiso de los aspectos
particulares que presenta la experiencia. En este sentido, frente a la infinita riqueza y
diversidad que presenta la naturaleza la ​Crítica del Juicio nos trae la novedad de una función,
no antes vista, de la facultad de juzgar: su función ​reflexionante.​ Manteniendo como guía la
distinción entre ​lo trascendental y ​lo empírico para profundizar la diferencia entre ​leyes
puras y ​leyes empíricas preguntamos: ¿Cuáles son las condiciones que precisa una ley
empírica? Preguntamos por lo propio de estas leyes; pues, efectivamente suponen todo el
plano trascendental como “esqueleto de la experiencia” pero esto no es suficiente, sino que,
como bien vio Hume, precisan de un ​principio de uniformidad de la naturaleza.​ Entonces, en
la medida en que el ​Juicio se presenta como la facultad encargada de subsumir lo particular
en lo universal vemos que en cuanto el universal es dado por el entendimiento, como sucede
en las ​analogías de la experiencia formando parte de la ​analítica de los principios,​ su función
es determinante y da cuenta del entendimiento como ​legislador universal de la naturaleza en
general​; pero, en la medida en que lo particular es lo dado, la función del juicio es
reflexionante y frente a todos los rasgos particulares que dejaba de lado el entendimiento
puro, el ​juicio reflexionante ​se da a sí mismo (​gibt sich selbst​) un principio trascendental de
Conformidad a fines para interrogar a la naturaleza: Que se reflexione sobre la naturaleza
como si (​als ob​) un entendimiento ​arquetípico contuviera el motivo de la unidad de lo diverso
de las leyes empíricas de la naturaleza11. De esta forma, a pesar de lo contingente que encierra
los infinitos modos diversos en los que pueden determinarse lo empírico, las leyes empíricas
encuentran su fundamentación trascendental a partir de un principio regulativo, como
máxima, del ​juicio reflexionante presuponiendo que la naturaleza responde a los fines
arquitectónicos de la sistematicidad de nuestro conocimiento. La contraposición entre el
juicio determinante y el ​juicio reflexionante​, siguiendo como guía la distinción entre el plano
trascendental y el plano empírico, muestra que la “regla” a la que alude el principio de la
Segunda analogía en la primera edición no puede ser otra que la ​categoría de ​causa-efecto ya
que las ​Analogías de la experiencia en cuanto condiciones de posibilidad de la experiencia
presentan una función determinante en la subsunción del múltiple sensible en vistas a los
conceptos puros del entendimiento y como tal, sólo podían tener lugar en la ​doctrina
trascendental de la facultad de juzgar​, o en términos de la ​Crítica del Juicio,​ en la función
determinante del ​Juicio.​ No obstante, las leyes empíricas encontraron lugar en la filosofía
crítica en una fundamentación trascendental del ​Juicio en su función ​reflexionante que, por su
autonomía, se da un principio trascendental como máxima reguladora para orientar la
investigación y así dar cuenta de una ​legalidad de lo contingente.​ Vemos, en este sentido, que
lo ganado hasta aquí por nuestra guía muestra una ampliación del plano trascendental: ya no
se agota en principios constitutivos como condición de posibilidad de la experiencia sino que
se amplía a los principios regulativos como condiciones subjetivas que surgen de la reflexión
de la naturaleza. Que hayamos tomado como guía la distinción entre ​lo trascendental y​ ​lo
empírico no se debe a un capricho nuestro sino en pos de mostrar la profundidad que desata
la novedad del pensar kantiano: ​el giro copernicano.​ No comprender esto desvía cualquier
interpretación de Kant: la acusación de ​non-sequitur por parte de Strawson en tanto Kant

11
​I. Kant, ​Crítica del Juicio​ (1790), Trad. J. R. Armengol, Ed. Losada, 2005. Introducción, IV, p. 23.
concluye de una necesidad conceptual la necesidad causal del cambio mismo12 en la segunda
analogía se debe justamente a una imprecisión de la relación entre lo trascendental y lo
empírico. Pues, bien lo muestra Allison13, dado que el objeto reúne en su concepto el múltiple
sensible a partir de esa necesidad conceptual pura14 no se trata de un ​non-sequitur sino una
consecuencia del ​Idealismo trascendental como intentamos mostrar a lo largo de nuestra
respuesta guiada por la distinción entre ​lo trascendental​ y ​lo empírico​.

3.
Por Antinomia se entiende, tal como la palabra lo indica, ἀ
​ ντίνόμος: un enfrentamiento (​ἀντί)
entre leyes o principios (​νόμος)​ . Las leyes o los principios que se enfrentan en el ​Juicio son
los del ​Mecanicismo y ​Teleología​; siendo la sede de la antinomia la función reflexionante del
Juicio (§ 69), estas leyes o principios, se presentan, en primer lugar, como máximas. La
primera Máxima la proporciona, ​a priori​, el entendimiento y es la del ​Mecanicismo cuya tesis
es: “Toda producción (​Erzeugung​) de cosas materiales y de sus, formas ​debe ser juzgada15
como posible según leyes meramente mecánicas”; mientras que la segunda máxima surge a
partir del ​juicio reflexionante frente a una “especie de objetos” (los ​organismos​) que no
puede ser explicado mediante leyes mecánicas. En pocas palabras, sucede que los organismos
presentan una configuración tal que son ​causa y efecto de sí mismo16 en la medida en que sus
partes con sus funciones están determinadas por el todo y el todo, a la vez, está determinado
por sus partes formando un todo orgánico como ​sistema y no un ​mecanismo​; por ende se
necesita postular una ​máxima teleológica,​ mostrando la antítesis con respecto a la anterior:
“Algunos productos (​produkts​) de la naturaleza material ​no pueden ser juzgados como
posibles sólo según leyes meramente mecánicas (su juicio exige una ley de la causalidad
totalmente distinta, a saber, la de las causas finales)”. El punto es que estas ​máximas en su
“traer a la comprensión”, en cuanto tales, son ​principios regulativos que proporcionan una

12
​P. F. Strawson, ​Los límites del sentido. Ensayo sobre la Crítica de la razón pura​ (1966), Trad. C. T.
Luis-André, Ed. Revista de occidente (1975), Capítulo 3. Permanencia y causalidad, p. 122.
13
​H. Allison, ​Kant’s non-sequitur. An examination of the Lovejoy Strawson Critique of the Second Analogy
(1971) en Kant-studien, p. 367.
14
​I. Kant (1781/1788), ​Op. cit.​ (B137): “​Objeto,​ emprero, es aquello en cuyo concepto está ​reunido​ lo múltiple
de una intuición dada”.
15
​La itálica en “deben ser juzgadas”/“no pueden ser juzgados” en la tesis y la antítesis es un agregado para
mostrar su contraste con los principios constitutivos en los que también se agregara la itálica en “son
posibles”/”no son posibles”​.
16
​I. Kant (1790) ​Op. cit. §​ 65, p. 233-234
guía para la investigación, ¿puede haber una Antinomia entre máximas regulativas? La
pregunta es un tanto precipitada, pues atañe a la “solución” kantiana de la antinomia; dejar
abierta la pregunta y retomar el §70 es de lo que se trata: Si “transformamos” dichas máximas
en ​principios constitutivos se invita a pasar del enfrentamiento de ​principios regulativos
subjetivos que buscan cómo “debe ser juzgado” por la función ​reflexionante del ​Juicio al
enfrentamiento de ​principios constitutivos objetivos que señalan la “posibilidad” de las cosas
en tanto función ​determinante del ​Juicio.​ Preguntamos ahora en vistas a esta
“transformación”: ¿puede haber una Antinomia entre principios constitutivos? Efectivamente
sí, pues como principios constitutivos se contradicen de tal forma que uno debe ser
necesariamente falso; el punto es que no se trataría de una Antinomia del ​Juicio sino del
entendimiento17 y en este sentido, estaría en problemas la “interpretación standard”18 que
postula, justamente, dicho enfrentamiento en la Antinomia. Traer estas preguntas acerca de
sobre qué versa la ​Antinomia del Juicio no es arbitrario sino que responde a la oscuridad del
texto kantiano; se ha propuesto dos posibilidades que Kant muestra de forma explícita, entre
máximas regulativas o principios constitutivos, pero Ina Goy trae otras dos19 poniendo en
diálogo ambas posibilidades mediante las funciones del ​Juicio​. El texto es problemático y
sería precipitado de mi parte querer dar cuenta de ello en mi primera aproximación a la
Crítica del Juicio,​ pero la profundidad del problema creo encontrarla en tanto que el ​Juicio se
presenta como ​el enlace entre entendimiento y Razón; así, me inclino hacia la posición de Di
Sanza20. El entendimiento tiene todo su derecho en ser el ​legislador de la naturaleza pero allí
donde ésta presenta rasgos particulares que escapan a su determinación el ​Juicio en su
función ​reflexionante mediante el ​principio trascendental d​ e ​Conformidad a fines tiende el
puente entre el entendimiento y la Razón, que otorga la noción de ​Fin​, para “llevar a la
comprensión” a la naturaleza en su totalidad, como orden de leyes trascendentales y, a su vez,
de leyes particulares; este puente que hace del ​Juicio el punto de enlace entre ambas
facultades es lo que hace del ​Juicio la sede de la Antinomia en tanto se trata de un

17
​I. Kant, ​Crítica del Juicio​ (1790), Trad. J. R. Armengol, Ed. Losada, 2005. ​§70
18
M. Quarfood, ​The Antinomy of teleological judgment: What it is and How it is solved​ en Kant’s theory of
biology (2014). p. 169
19
I. Goy, ​The Antinomy of teleological judgment.​
20
​S. Di Sanza, ​Arte y Naturaleza. El concepto de “técnica de la naturaleza” en la Kritik der Urteilskraft de Kant
(2010), Ed. Del Signo, Capítulo 5. p. 246. “(...) este conflicto se produce justamente a causa de su actividad de
enlace entre facultades. Por eso es que, si bien se trata de máximas de dos facultades distintas, el conflicto (...) es
inherente al discernimiento, en su índole de término medio”
enfrentamiento entre una causalidad conceptual del entendimiento (​Mecanicismo​) y una
causalidad por ideas de la razón (​Teleología)​ .
Que el despliegue de la Antinomia haya sido totalmente problemático muestra su carácter
dialéctico​, que al fin y al cabo tratar de dar cuenta cómo surge es una tarea imposible ya que
se trata de una Antinomia meramente ​aparente que se origina en la naturaleza misma de
nuestras facultades, y por ende, inevitable. Esta ​dialéctica natural​, como tal, debe encontrar
una solución crítica. En primer lugar, la Antinomia entre mecanicismo y teleología encuentra
su solución en la medida en que se pone de manifiesto que ella surgió de la confusión de un
principio del ​juicio reflexionante,​ cuya autonomía de legislarse a sí mismo y por ende de
alcance solo subjetivo como máxima reguladora, con un principio del ​juicio determinante,​
subsidiario de los conceptos puros del entendimiento y por ende condición de posibilidad de
los objetos. Esta interpretación ​standart se agota en el §71, pero ¿por qué sigue la dialéctica
si ya está la solución en este parágrafo? El corazón de la solución efectivamente está
contenido en esta confusión, pero no es suficiente. Kant tiene que enfrentar la solución crítica
con la solución dogmática de la Antinomia que despliega en los §§ 72 y 73 para mostrar que
la noción de ​finalidad en la naturaleza tratada de forma dogmática desata un problema de
fondo que culmina en el §74: no es posible dar ​realidad objetiva de la finalidad como
determinación de la naturaleza. Frente a esta dificultad que enfrentan las posiciones
dogmáticas, el criticismo debe hacerse de una noción de finalidad objetiva cuya realidad sólo
puede comprenderse a partir de una determinación del sujeto mediante un principio
regulativo; cuando la solución parece ya estar consolidada, el §75 se cierra presentando un
problema fundamental: Si para llevar a nuestra comprensión la finalidad de la naturaleza
necesitamos representarnos la naturaleza como efecto de una causa inteligente, entonces
¿cómo comprendemos esta causa inteligente? Responder esta pregunta invita a desarrollar lo
contenido en los §§ 76 y 77. El punto central es dar cuenta del en-frentamiento entre nuestro
entendimiento y esta “causa inteligente”, de poner a nuestro entendimiento finito frente a lo
otro de sí​: Nuestro entendimiento es ​discursivo,​ conoce de forma mediata, mediante
conceptos y como tal, su proceder es ​analítico-universal;​ es decir, subsume bajo un ​universal
lo particular dado a partir de una nota común a varios. Frente a esta ​peculiaridad ​de nuestro
entendimiento, podemos pensar ​lo otro de sí mismo,​ un entendimiento no-discurso, intuitivo;
y, que su proceder sea ​sintético-universal en tanto que en una intuición puede abarcar una
totalidad cuya forma determina el enlace de las partes. El paso clave, sin embargo, es el
siguiente: por la ​particular constitución de nuestro entendimiento, la comprensión de un todo
que contenga el fundamento de la posibilidad de las partes sólo puede ser mediante una
representación de éste21. La ​representación de un todo ​es lo único mediante lo cual podemos
comprender una causalidad final y esta ​representación se obtiene en la reflexión de la
peculiaridad de nuestro entendimiento y en tanto es una consecuencia de la constitución de
nuestro entendimiento, se trata de una máxima regulativa en la que determinamos nuestro
juzgar pero no al objeto. El despliegue del §74 al §77 muestra la única forma en que podemos
comprender la finalidad en la naturaleza: cuando nos enfrentamos a la contingencia de la
naturaleza y cuando se nos presentan seres naturales que no pueden explicarse de forma
mecánica, el ​Juicio se sirve de un principio trascendental para la reflexión de la naturaleza, se
trata de una máxima que regula nuestro investigar y que precisa que juzguemos a la
naturaleza para hacerla comprensible, no para explicarla, ​como si f​ uera efecto de un
entendimiento arquetípico al que llegamos por la ​particularidad de nuestro entendimiento. A
la solución crítica sólo le queda mostrar la identificación entre el entendimiento arquetípico y
el sustrato suprasensible de la naturaleza para conciliar el principio mecanicista con el
teleológico: dado que ambos principios no pueden reunirse mutuamente en la naturaleza
porque sus modos de explicación se excluyen, su fundamento debe estar contenido en un
principio que esté ​fuera de ambos pero conteniendo su fundamento; es decir, en ​lo
suprasensible22. La conciliación entre ​Mecanicismo y ​Teleología se muestra en una
subordinación: las causas eficientes pueden ser juzgadas como efectos de las causas finales,
no hay una oposición sino que las partes del todo pueden explicarse mecánicamente y, sin
embargo, es el todo de las partes el que ordena el conjunto hacia un fin teleológico. Aquí se
encuentra la solución kantiana de la antinomia, cerrarla al §71 hubiera pasado por alto toda la
riqueza que se desplegó mediante lo obtenido en los §§72 al 78 .

Bibliografía utilizada23:

Allison, H ​El idealismo trascendental de Kant: una interpretación y defensa​. (1983), Trad. D. M.
Granja Castro, Ed. Anthropos (1992)

21
​I. Kant, (1790), ​Op. cit. ​§77, p. 272.
22
I​ bidem.​ §78, p. 277.
23
A continuación cito la bibliografía utilizada. Debo aclarar que a pesar de que no está toda contenida en el
trabajo creí que lo mejor sería mencionar todos los textos utilizados que sirvieron para realizar la tarea, ya que
mi trabajo pudo haber sido influenciado por ellos.
Allison, H. ​Kant’s non-sequitur. An examination of the Lovejoy Strawson Critique of the Second
Analogy​ en ​Kant-studien​ (1971)

Arias-Albisu, M. ​Acerca del carácter ontológico del esquematismo trascendental​ en ​Revista


Internacional de Filosofía,​ vol. XVII (2012).

Arias-Albisu, M. ​La concepción objetiva de la substancia en la Crítica de la razón pura de Kant


(2011)

Caimi, M. (coord.) ​Diccionario de la Filosofía crítica kantiana​ (2017), Ed. Colihue.

Caimi, M. ​The logical structure of time according to the chapter on the schematism​ en ​Kant-studien
103. (2012)

Di Sanza, S. ​Arte y Naturaleza. El concepto de “técnica de la naturaleza” en la Kritik der Urteilskraft


de Kant​ (2010), Ed. Del Signo

Goy, I. ​The Antinomy of teleological judgment.​

Heidegger, M. ​Kant y el problema de la metafísica​ (1954), Trad. G. T. Roth, Ed. Fondo de cultura
económica (1993)

Heidegger, M. ​Lógica. La pregunta por la verdad.​ (Curso de Marburg, semestre de invierno 1925/26)

Jáuregui, C. ​Kant y Hume: sobre los alcances de la demostración del principio de la segunda
analogía de la experiencia​ en ​Crítica y metafísica. Homenaje a Mario Caimi​.

Kant, I. ​Crítica de la razón pura​ (1781A/1788B) Trad. M. Caimi, Ed. Colihue (2014).

Kant, I. ​Crítica del Juicio​ (1790), Trad. J. R. Armengol, Ed. Losada (2005)

Quarfood, M. ​The Antinomy of teleological judgment: What it is and How it is solved​ en Kant’s theory
of biology (2014).

Strawson, P. F. ​Los límites del sentido. Ensayo sobre la Crítica de la razón pura​ (1966), Trad. C. T.
Luis-André, Ed. Revista de occidente (1975)

Watkins, E. ​Kant and the Metaphysics of Causality​ (2005), Ed. Cambridge university press.

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