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Después de una larga espera en un refugio a casi 700 metros de profundidad, treinta y
tres mineros esperan con ansiedad lo que se presenta como su rescate inminente.
Es entonces, me parece, el momento oportuno para hablar sobre el tema, ya que todo
indica que éste deja de tener los ribetes trágicos, de los que yo no quería sacar provecho,
para comenzar a prepararse un clima de alivio y festejo al que sí quiero sumarme.
Hay en este asunto mil aristas, de modo que compatibilizarlas y resumirlas no será tarea
sencilla, especialmente porque quiero dirigirme a todo el público y no sólo a mis
colegas, razón por la cual, para no ponerme muy densa, he dividido el tema en dos
posts, de los que hoy presento el primero.
Comencemos por intentar interpretar el marco minero y geológico, para luego arriesgar
conclusiones relativas a la seguridad en la actividad, en el segundo post prometido.
La mena, vale decir el mineral del que luego se extrae el cobre elemental, está
compuesta por una variedad de sulfuros: calcopirita I, bornita, Calcopirita II (así
conocida porque suele ser resultado de reemplazo sobre bornita preexistente) y
calcosina. Notable es que estos sulfuros aparecen asociados a bitúmenes, de lo cual
hablaremos más adelante.
Los tenores de Cu en la mena son del orden de 5,1%, con contenidos promedio de 21
g/ton de plata.
Existen indicios que revelan que las etnias diaguitas y atacameñas ya conocían el uso de
este metal, lo cual no debe asombrarnos porque por un lado sus compuestos tienen
colores muy llamativos, que lo hacen fácil de identificar, y por el otro, su
aprovechamiento es relativamente sencillo por sus condiciones de tenacidad.
Durante toda la época de la Colonia y hasta la primera mitad del S XIX la explotación
fue casi artesanal, pero ya en ese momento Chile entra con su producto a los mercados
internacionales, y saca provecho de la intensa demanda de comienzos del siglo XX, para
perfilarse como el segundo productor mundial que es hoy, y dar entrada a la Gran
Minería, con emprendimientos como Chuquicamata y El Teniente.
La Mediana Minería, que tiene a su servicio gran cantidad de operarios pero sitúa su
producción entre 200 y 75.000 toneladas métricas por día.
San José forma parte de la Mediana Minería, explotada por la empresa San Esteban, una
de las 18 reconocidas en este segmento.
Para quienes no tienen mucho conocimiento petrológico, les paso el dato color, se trata
de “ocoítas” nombre exclusivamente utilizado en Chile, porque se generó para describir
rocas ígneas típicas de la región de Ocoa.
Para los que quieren más precisiones, las ocoítas son andesitas porfíricas cretácicas, es
decir, se trata de lavas.
De todas maneras en ese tiempo, las lavas se derramaron en un fondo de mar somero, lo
que explica la íntima relación con materiales bituminosos.
Bibliografía consultada:
Cisternas, M.E; Frutos, J,; Galindo E.: Spiro ,B. 1999. Lavas con bitumen en el
Cretácico Inferior de Copiapó, Región de Atacama, Chile: petroquímica e importancia
metalogénica. Revista geológica de Chile versión impresa ISSN 0716-0208 Rev. geol.
Chile v.26 n.2 Santiago dic. 1999
doi: 10.4067/S0716-02081999000200005