El problema de la función que desarrollan los directores de una escuela puede
plantearse a partir de las tareas cotidianas que realizan y de las que dejan de realizar. Los directores, generalmente, conciben sus actividades desde dos perspectivas: la gestión administrativa y la relación con la comunidad y padres de familia. Las funciones que los directores dejan de ejercer se relacionan con las actividades pedagógicas: de apoyo al trabajo de aula, coordinación de las actividades académicas y organización del trabajo en equipo. Lo urgente no deja lugar para lo importante, se dice. Esto último, parece ser un punto de atención en las estrategias planteadas en el actual modelo de gestión, que busca recuperar el rol directivo hacia lo pedagógico teniendo como dispositivo el consejo técnico escolar. Es preciso reconocer que los directivos escolares se ven a veces saturados por problemas administrativos por resolver, los cuales les exigen dedicarles casi todo el tiempo. Estos problemas son los referidos al llamado “papeleo” administrativo exigido por las autoridades educativas de distinto nivel, y a la administración rutinaria de la escuela, referida al mantenimiento, el llenado de formatos diarios de control de asistencia de alumnos, docentes y personal administrativo y de apoyo. Además, deben asistir a reuniones y a otras actividades fuera de la escuela, convocados por el nivel de supervisión o por otras instancias. La función administrativa en la mayoría de los casos es compartida o delegada a algún docente de la escuela, y ésta es la función que más tiempo les quita. Estas tareas cotidianas, administrativas y de diligencias institucionales, tiene como consecuencia que los directores se alejan cada vez más de la gestión pedagógica de la escuela. Por su parte, las actividades referidas a una gestión pedagógica en la práctica suelen ser acciones aisladas, sin continuidad o sin responder a soluciones de problemas que presenta la escuela. Los directivos no se sienten con la «autoridad pedagógica» para supervisar o dar orientaciones a los docentes por diversas razones. En algunos casos se debe a que los docentes poseen una mayor formación académica que ellos, en otros porque el director opta por centrar su actividad en otras áreas: la comunidad, el mantenimiento, las normas, etc. Los directores parecen carecer de herramientas para ejercer un rol de coordinador, de animador y de apoyo al docente, que sea compatible con los estilos de enseñanza de cada docente. En la actual reforma educativa, se plantea que los directores de escuela asuman un rol que supere la sedimentación de prácticas del pasado. La construcción de proyectos institucionales (ruta de mejora), el cumplimiento de la normalidad mínima, el trabajo en el consejo técnico escolar, la evaluación de docentes, la actualización en su función, son elementos que pretenden colaborar para transitar hacia una función directiva más pertinente y eficaz. De esta manera se plantea que los directores puedan ejercer sus funciones de maneras novedosas, animando, confrontando ideas, elaborando diagnósticos, promoviendo debates, tomando decisiones, fomentando el trabajo en equipo y la identidad institucional de la escuela, además de tener como centralidad de su función, lo pedagógico. Se visualiza que las escuelas requieren con urgencia, de dirigentes con una amplia visión de liderazgo, que los haga eficaces en sus nuevos roles, en la medida en que se apropian y asuman una proyección moderna y amplia de la dirección escolar. Configurar la visión de un liderazgo participativo, renovador, estratégico y abierto, que haga frente a los cambios que la escuela debe realizar para satisfacer las necesidades, en el plano cultural, político, económico y social, de su comunidad educativa, podría considerarse uno de los propósitos centrales de la actual política educativa. En concordancia con la búsqueda de instaurar un modelo de gestión institucional escolar más pertinente y eficaz, es necesario que las estrategias de política educativa posibiliten ambientes y condiciones diferentes para que los directores mejoren su función y se acerquen a un perfil que cumpla con lo siguiente: • Ejercicio y responsabilidad de la función pública y garantía de la misión social de la escuela. • Aprovechamiento y construcción de espacios de autonomía • Ejercicio de un liderazgo eficaz y construido colectivamente. • Organización y administración escolar eficaz y pertinente al contexto de acción inmediato. • Generación de espacios y de acompañamientos formativos de apoyo pedagógico al trabajo de los docentes. • Promoción una cultura del compromiso y de la responsabilidad con los niños y con su educación, como beneficiarios de los fines educativos. • Construcción colectiva de una cultura de la evaluación de los procesos y de los resultados y en particular del rendimiento de los alumnos. • Animación y conducción de los proyectos pedagógicos de plantel.