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Tres actitudes que debemos tener al participar de la cena

(I CO 11:28) Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan
y beba de la copa.

Este texto nos revela tres actitudes que debemos tener al participar de la cena.

1-Examinar (a sí mismo).
2-Confesar (si pecó contra el cuerpo de Cristo).
3-Participar (comer del pan y beber del cáliz).

1-Examinar: (Examínese cada uno a sí mismo).

Cuando pecamos, nos quedamos con un pesar en nuestra conciencia y nos quedamos
recordando constantemente de nuestro pecado. Generalmente encontramos que el
diablo es quien nos está acusando, intentando desanimarnos en nuestro caminar. Pero la
verdad es que el Espíritu Santo que habita en nosotros es quién está trabajando en
nuestros corazones, para convencernos del pecado que hemos cometido. Jesús dice en
Juan 16.8 – Y cuando venga el Consolador, Él convencerá al mundo de pecado, de
justicia y de juicio.

Está escrito también en JR 17.10 - Yo, el SEÑOR, escudriño (EXAMINO) el


corazón, yo pruebo los pensamientos. El Señor jamás dejará que permanezcamos
engañados, y a nosotros solo nos queda la decisión de obedecerle a Él.

2-Confesar: (Examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de
la copa).

Entendemos que entre el examinar y el participar, está el CONFESAR.

¿Por qué?
Porque muchos hermanos al examinarse a sí mismos son convencidos por el Espíritu
Santo de qué pecaron contra el cuerpo de Cristo, más desgraciadamente acaban
teniendo una actitud negativa delante de Dios. Esta actitud es no participar de la
cena porque se sienten indignos, por haber pecado.

Es en ese punto que la iglesia necesita tener claridad, porque la palabra de Dios no nos
dejó ninguna opción para no participar de la cena, porque lo que está escrito es
“examínese a sí mismo y después COMA del pan y beba del cáliz”.
Vemos que no tenemos otra alternativa a no ser la de participar de la cena y para
participar, necesitamos discernir bien este momento para no entrar bajo condenación.

¿Por qué?
Porque en este momento, podemos tomar dos decisiones erradas:
La primera es: Participar con cosas no resueltas (pecado) en nuestro corazón.
La segunda es: No participar porque sabemos que estamos en pecado.

Tenemos que descartar cualquiera de estas dos alternativas, porque para nosotros
solo existe una alternativa que es la de participar de la cena. Entendemos que un
discípulo de Jesús, es aquel que confiesa sus pecados porque su deseo es agradar a su
Señor.

Confesar los pecados significa andar en luz. Cuando participamos de la cena con esta
actitud, nuestra comunión con Cristo y su Cuerpo que es la iglesia, se tornará aún más
fuerte y la palabra de Dios afirma que la sangre de Jesús nos purifica de todo
pecado – 1ra Juan 1.6-7.

3-Participar: (examínese y así, COMA del pan, y beba del cáliz).

La cena es un recurso de Dios para consolidar la vida de la iglesia. Es una renovación de


nuestra alianza con Cristo cabeza y Cristo cuerpo. Dejar de participar es muy
peligroso, porque es dejar una gran brecha para que el diablo destruya la vida del
discípulo alejándolo de su comunión con Dios. Jesús dijo cierta vez a sus discípulos en
Juan 6:53 - En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del
Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.

Cuando alguien deja de participar de la cena, está declarando que no necesita de Cristo
para vivir, pero cuando participa, estará declarando que es dependiente de Cristo en
todo.

Jesús dijo y está escrito en Juan 6.56-57 - El que come mi carne y bebe mi
sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre que vive me envió, y yo vivo
por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.

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