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Pues bien, empezar a construir un nuevo ciclo de historia es una gran responsabilidad social,
cultural, económica, científica, tecnológica y ética. El escenario en el que se desenvuelve
Colombia necesita de unas transformaciones de fondo. Existen múltiples factores incidentes en
las problemáticas de un país, pero es la Educación la que tiene el poder de cambiar realidades y
proyectar unas posibilidades más favorables para los ciudadanos del mundo.
Transformar las dinámicas educativas, implica generar cambios en las prácticas de enseñanza, las
cuales atraviesan por una crisis paradigmática donde las nuevas posturas educativas que están
orientadas hacia el desarrollo de pensamiento no han podido materializarse en el aula. Parece ser
que se ha creado una cultura invisible en los maestros colombianos que esta generando una
barrera para dar el siguiente paso hacia una nueva escuela.
más allá de las fuerzas opresoras del poder, debe haber conciencia de que su labor es edificar
seres humanos. Resulta oportuno aludir una frase de gran peso reflexivo enmarcada por Marco
Tulio Cicerón: “Quien olvida su historia está condenado a repetirla”.
Surge entonces el interrogante: ¿Cuáles son las secuelas de la historia de la escuela colombiana?
¿Por qué debe transformarse? Para dar respuesta a estas inquietudes se hace un breve recorrido
por la historia de la Educación en Colombia, es necesario conocer bajo que marco normativo se
estructuró el sector educativo de nuestro país, teniendo en cuenta las ideologías políticas,
económicas, sociales y religiosas que, a través de la historia han marcado las tendencias
educativas actuales.
Algo semejante ocurre en el sector escolar; después de más de tres siglos los procesos
formativos y disciplinarios están determinados por unos aspectos comunes; donde lo que se
pretende; así como lo propone Foucault (2003) es: enderezar conductas desde los intereses de
una institución en particular o las mismas necesidades de un estado que pretende estandarizar los
comportamientos humanos, de tal manera que se haga lo que el poder establece.
La escuela es uno de los primeros centros donde se forma al individuo para enfrentarse a
una sociedad. Desde la primera infancia se condiciona al estudiante para que actué alrededor de
un qué, dónde, cómo y cuándo se deben hacer las cosas, siempre vigilados por un superior que
apruebe o desapruebe. Según Foucault, “La disciplina fabrica individuos; es la técnica especifica
de un poder que se da en los individuos a la vez como objetos y como instrumentos del
ejercicio”.
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Los mecanismos disciplinarios de las instituciones educativas y las fuerzas de poder que
han regido por años nuestro país están directamente relacionados; sí nos remontamos a la
constitución de 1886 podemos ver la posición de un gobierno rígidamente centralista y
autoritario, en esta constitución se establecen los lineamientos de lo que será el proyecto
educativo de marcada tendencia confesional ya que la religión católica, apostólica y romana es
de la nación.
La iglesia en estatus de poder, asume una postura dominante sobre la escuela, los
procesos educativos; siempre enmarcados en posiciones conservadoras. Es una educación como
la describe Foucault (2003) en su libro “vigilar y castigar”, donde los hechos visualizados en
diferentes escenarios de poder y autoridad son determinantes para la formación de individuos
más allá que de seres humanos; vamos a nombrar algunos de éstos y relacionarlos con el
contexto escolar:
Es así, como surge la educación privada donde se adscriben las comunidades religiosas
quienes niegan la posibilidad de ingreso a las comunidades de bajos recursos, y la educación
oficial categorizada como la escuela pública de donde saldrán obreros calificados, la fuerza de
trabajo necesaria para labores manuales; donde empieza a diferenciarse la escuela para el trabajo
intelectual y manual. En Colombia, se buscaba controlar las aspiraciones sociales a través de la
escuela, y aunque actualmente, la visión sea diferente como se propone en el primer párrafo de
este ensayo, las ideologías de la historia aún inciden en la educación.
Guevara Niebla, propone que de este modo la educación desempeña un papel social
diferente, se exalta el esfuerzo individual como vía del éxito, mejores condiciones de vida y
resalta que el único camino para superar la miseria depende de la escolaridad individual. Así,
nace la educación como instrumento para democratizar la sociedad.
Pues bien, retomando a los interrogantes ¿Qué secuelas quedaron de toda esta
historia?dar cuenta de los acontecimientos y sucesos del presente siglo que da cuenta de
presentación global que nos plantea una nueva forma de ver el mundo. Los procesos de la
llamada “Globalización de las economías” de la manera como comprenderla y asumir acciones y
estrategias en la misma, nos han conducido a las más variadas y antagónicas posiciones, desde la
desazón, la nostalgia, la desesperanza hasta empeñarnos en crear las nuevas formas de existencia
ante la dominación de la época.
Referentes
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Marx. Carlos. El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. Pekín: Ediciones en lenguas extranjeras.
1978. P.9.
Tirado Mejía, Álvaro. Colombia: siglo y medio de bipartidismo. Colombia hoy. Bogotá