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La escuela producto de la historia

“Los hombres y pueblos sin memoria, de nada sirven;


ya que ellos no saben rendir culto a los hechos
del pasado que tienen trascendencia y significación;
por esto son incapaces de combatir
y crear nada grande para el futuro.”
Salvador Allende

Presentado por: Adriana Janneth Acevedo Andrade

Conmemorar doscientos años de historia Nacional, es una oportunidad para reconstruir


los hechos, valorar las luchas, despertar sentido de pertenencia por los símbolos patrios desde la
apropiación de su origen; reconocerse como parte de la pluralidad cultural indígena,
afrodescendiente y mestiza, entre otros aspectos que se convierten en el motor para empezar a
forjar un tercer centenario con bases sólidas, donde las nuevas generaciones sean capaces de
generar un desarrollo sostenible de la sociedad sobre la base del emprendimiento individual y
colectivo, un sentido patriótico posesionado desde una postura crítica, reflexiva, justa y
empática.

Pues bien, empezar a construir un nuevo ciclo de historia es una gran responsabilidad social,
cultural, económica, científica, tecnológica y ética. El escenario en el que se desenvuelve
Colombia necesita de unas transformaciones de fondo. Existen múltiples factores incidentes en
las problemáticas de un país, pero es la Educación la que tiene el poder de cambiar realidades y
proyectar unas posibilidades más favorables para los ciudadanos del mundo.

Transformar las dinámicas educativas, implica generar cambios en las prácticas de enseñanza, las
cuales atraviesan por una crisis paradigmática donde las nuevas posturas educativas que están
orientadas hacia el desarrollo de pensamiento no han podido materializarse en el aula. Parece ser
que se ha creado una cultura invisible en los maestros colombianos que esta generando una
barrera para dar el siguiente paso hacia una nueva escuela.

Pues bien, la escuela como estructura organizativa de carácter formativo está en la


obligación de reconstruir los hechos, reconocer sus errores y evitar volver a cometerlos, ya que
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más allá de las fuerzas opresoras del poder, debe haber conciencia de que su labor es edificar
seres humanos. Resulta oportuno aludir una frase de gran peso reflexivo enmarcada por Marco
Tulio Cicerón: “Quien olvida su historia está condenado a repetirla”.

Surge entonces el interrogante: ¿Cuáles son las secuelas de la historia de la escuela colombiana?
¿Por qué debe transformarse? Para dar respuesta a estas inquietudes se hace un breve recorrido
por la historia de la Educación en Colombia, es necesario conocer bajo que marco normativo se
estructuró el sector educativo de nuestro país, teniendo en cuenta las ideologías políticas,
económicas, sociales y religiosas que, a través de la historia han marcado las tendencias
educativas actuales.

Como maestros no desconocemos que la educación es la encargada de transmitir cultura e


ideología a nivel micro y macro social; el fenómeno educativo como práctica no está aislada de
la formación social, política y económica de una región. Marx. C. (1978), sustenta: “Los
hombres hacen su historia, pero no al libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos
mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y
transmiten el pasado; la tradición de todas las generaciones muertas oprime el cerebro de los
vivos.” (p.9)

Algo semejante ocurre en el sector escolar; después de más de tres siglos los procesos
formativos y disciplinarios están determinados por unos aspectos comunes; donde lo que se
pretende; así como lo propone Foucault (2003) es: enderezar conductas desde los intereses de
una institución en particular o las mismas necesidades de un estado que pretende estandarizar los
comportamientos humanos, de tal manera que se haga lo que el poder establece.

La escuela es uno de los primeros centros donde se forma al individuo para enfrentarse a
una sociedad. Desde la primera infancia se condiciona al estudiante para que actué alrededor de
un qué, dónde, cómo y cuándo se deben hacer las cosas, siempre vigilados por un superior que
apruebe o desapruebe. Según Foucault, “La disciplina fabrica individuos; es la técnica especifica
de un poder que se da en los individuos a la vez como objetos y como instrumentos del
ejercicio”.
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Los mecanismos disciplinarios de las instituciones educativas y las fuerzas de poder que
han regido por años nuestro país están directamente relacionados; sí nos remontamos a la
constitución de 1886 podemos ver la posición de un gobierno rígidamente centralista y
autoritario, en esta constitución se establecen los lineamientos de lo que será el proyecto
educativo de marcada tendencia confesional ya que la religión católica, apostólica y romana es
de la nación.
La iglesia en estatus de poder, asume una postura dominante sobre la escuela, los
procesos educativos; siempre enmarcados en posiciones conservadoras. Es una educación como
la describe Foucault (2003) en su libro “vigilar y castigar”, donde los hechos visualizados en
diferentes escenarios de poder y autoridad son determinantes para la formación de individuos
más allá que de seres humanos; vamos a nombrar algunos de éstos y relacionarlos con el
contexto escolar:

- Formación de cuerpos dóciles, donde la disciplina fabrica cuerpos sometidos y ejercitados,


un ejemplo claro de ellos son las formaciones escolares, el comportamiento del cuerpo en la
celebración eucarística, entre otras.
- El arte de las distribuciones que son determinantes disciplinarios en la escuela, la
distribución de los escolares de acuerdo a clasificaciones específicas, las construcciones de
las aulas y el patio que permitan tener control de los estudiantes, entre otros.
- El control de la actividad que consiste en establecer ritmos, obligar a ocupaciones
determinadas, regular los ciclos de repetición.
- La organización del génesis, los profesores y sus ayudantes deben registrar cotidianamente
la conducta de los alumnos y todo cuanto ocurre en la escuela en el libro general, hoy en día
conocido como observador.
- La Composición de fuerzas, es donde la formación se enfoca a la construcción de seres
operativos que se mueven por los intereses del poder, con el fin de alcanzar sus propósitos
bajo la sumisión de los educados, lo cual está sustentado en la postura de Foucault:

“construir una maquina cuyo efecto se llevará al máximo por la articulación


concertada de las piezas elementales de que están compuesta. La disciplina no es
ya simplemente un arte de distribuir cuerpos, de extraer de ellos y acumular
tiempo, sino de componer unas fuerzas para obtener un apartado eficaz”.145
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En 1949 llega a la presidencia Laureano Gómez, propone su reforma de gobierno


fundamentada en que la educación volverá a ser organizada y dirigida por la religión católica, las
reformas de gobierno, las luchas políticas partidistas que hicieron que población civil no
participe de lo que sucede en los campos de la economía, cultura, sociedad y educación.

La historia de Colombia, empieza a tener un nuevo horizonte y nuevas proyecciones


cuando empieza la época de industrialización, con el proceso de urbanización, lleva implícita el
desarrollo de una clase burguesa y de una clase obrera significativa en la vida urbana y que
presioné para que se amplié la oportunidad educativa; ambas clases buscan la escolaridad, con
diferentes objetivos sociales y aun económicos pero complementarios de la educación industrial.

Es así, como surge la educación privada donde se adscriben las comunidades religiosas
quienes niegan la posibilidad de ingreso a las comunidades de bajos recursos, y la educación
oficial categorizada como la escuela pública de donde saldrán obreros calificados, la fuerza de
trabajo necesaria para labores manuales; donde empieza a diferenciarse la escuela para el trabajo
intelectual y manual. En Colombia, se buscaba controlar las aspiraciones sociales a través de la
escuela, y aunque actualmente, la visión sea diferente como se propone en el primer párrafo de
este ensayo, las ideologías de la historia aún inciden en la educación.

Guevara Niebla, propone que de este modo la educación desempeña un papel social
diferente, se exalta el esfuerzo individual como vía del éxito, mejores condiciones de vida y
resalta que el único camino para superar la miseria depende de la escolaridad individual. Así,
nace la educación como instrumento para democratizar la sociedad.

Pues bien, retomando a los interrogantes ¿Qué secuelas quedaron de toda esta
historia?dar cuenta de los acontecimientos y sucesos del presente siglo que da cuenta de
presentación global que nos plantea una nueva forma de ver el mundo. Los procesos de la
llamada “Globalización de las economías” de la manera como comprenderla y asumir acciones y
estrategias en la misma, nos han conducido a las más variadas y antagónicas posiciones, desde la
desazón, la nostalgia, la desesperanza hasta empeñarnos en crear las nuevas formas de existencia
ante la dominación de la época.

Referentes
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Chalapud, Juan Ramón. (2000) Educación, Reproducción, Resistencia y Transformación.

Universidad de Nariño. Facultad de Educación. Pasto – Nariño

Constitución Política de Colombia 1886


Recuperado de: http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=7153

Foucault, M. (2003). Vigilar y Castigar. Nacimiento de la Prisión. Siglo Veintiuno Argentina.


Recuperado de: http://www.ivanillich.org.mx/Foucault-Castigar.pdf

Guazmayan, Carlos. Ramírez, Roberto. (2000) Elementos conceptuales para la formación de


docentes. Centro de investigaciones para el desarrollo de la educación y la pedagogía.
Universidad de Nariño. Facultad de Educación. Pasto – Nariño

González González, Fernán Enrique. El Concordato de 1887: Los antecedentes, las


negociaciones y
el contenido del tratado con la Santa Sede.
Recuperado de:
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/mayo1993/mayo1.htm

Marx. Carlos. El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. Pekín: Ediciones en lenguas extranjeras.

1978. P.9.

Tirado Mejía, Álvaro. Colombia: siglo y medio de bipartidismo. Colombia hoy. Bogotá

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