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COMENTARIO
1 CARTA DEL APÓSTOL PEDRO
ESCRITO POR
DR. JEFF ADAMS
Copyright by Graceway
November 2018
ISBN 9780578408262
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CONTENIDO
CAPÍTULO PÁGINA
Prefacio i
Uno Un autor sumamente improbable para un libro sumamente notable 1
Dos La esperanza es cosa segura 24
Tres ¿Qué tan santo tengo que ser? 48
Cuatro El poder de la palabra de Dios 59
Cinco ¿Quién eres? 65
Seis Honestidad ante todo 99
Siete El cristiano y el gobierno civil 110
Ocho Cómo evitar perder su cristianismo en el trabajo 130
Nueve Una palabra para las esposas 146
Diez Trabajo de hombre 163
Once Cómo ganar amigos e influir sobre enemigos 178
Doce Consciencia limpia – Confianza completa 197
Trece Proclamación de victoria 208
Catorce Un corazón apartado 225
Quince Servicio digno de un Rey 238
Dieciséis Los beneficios de un corazón sufrido 255
2
Diecisiete El corazón del hombre de Dios 272
Dieciocho Últimas palabras famosas 289
LA HUMILDAD Y CÓMO LA OBTUVE
La Vida y Testimonio del Apóstol Simón Pedro
Un Comentario de Reality Living
Por Jeff Adams
PREFACIO
La sociedad moderna está obsesionada con la autoimagen. Observe de cerca los títulos en
una librería, de libros tanto cristianos como seculares, y vea la cantidad de títulos que incluyen
alguna referencia al yo. Gritan desde los anaqueles: «¡Cómprame! ¡Te mostraré cómo tener una
vida magnífica y cómo alcanzar el éxito y la seguridad!»
de una variedad de seminarios sobre el éxito y la autoayuda se dan una mirada con ojos
desenfocados a través del espejo, tratando de convencerse a sí mismos de que son más que
maravillosos. Sus bocas luchan por repetir el lema de moda, o la frase capciosa que el gurú de
temporada acaba de enseñarles. Cada año hay una nueva cosecha de individuos inseguros,
desesperados por lograr el éxito, que indiscriminadamente compran lo que esté de moda.
La falta de enseñanza bíblica sustanciosa hace que aún los cristianos evangélicos estén
sujetos a la trampa de la auto adoración. Con un fervor digno de un avivamiento, toman las
palabras de Jesús fuera de su contexto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo», y predican un
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evangelio de amor por sí mismos, mientras que pasan por alto el punto principal de ese pasaje,
que amar a Dios y al prójimo es el cumplimiento de la ley.
Multitudes se han tragado la idea de que una vida exenta de problemas, de llena de
prosperidad y de auto gratificación inmediata es el resultado automático de la fe en Cristo.
Queremos vestir con ropa combinada y con los estilos más recientes (dentro de los límites de la
modestia, por supuesto) y tener una personalidad de tono pastel que corresponda con nuestra
vestimenta.
Para reforzar nuestra desinflada autoimagen hemos desarrollados grupos de tests que
certifiquen y clasifiquen nuestros tipos de personalidades y dones espirituales. ¡Y los llevamos
con orgullo! ¡Algunos han llegado al extremo de definir el pecado como tener una autoimagen
negativa!
Hasta parece un desperdicio que los apóstoles de los tiempos bíblicos tuviesen que
existir sin el beneficio de semejante iluminación moderna. Considere lo siguiente:
"A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de
anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo." (Efesios 3.8)
apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios." (1 Corintios 15.9)
"Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el
mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo." (Gálatas 6.14)
"Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;
perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en
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el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida
de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos." (2 Corintios 4.810)
Me resulta difícil imaginarme al Apóstol Pablo con un peinado caro, un anillo de
diamantes para el meñique, una cadena de oro alrededor de su cuello y vestido con pantuflas
que ha recibido una «palabra de conocimiento» que le ha revelado que Dios va a bendecir el
de ayuda en Judea (siempre y cuando llamen antes de la medianoche hora del este, por supuesto).
Desgraciadamente, una escena como esta es tan común que la mayoría de las personas ni siquiera
la consideran extraña en el mundo televisado de la actualidad.
Me preocupa que el cristianismo estadounidense en los últimos años del siglo veinte ha
NUESTRAS vidas y de NUESTRO ministerio, mientras que Dios parece habérsenos perdido
entre el desorden. Tal es mi convicción, a pesar de los muchos programas de televisión
relucientes, edificios nuevos, organizaciones y demás indicadores externos de que el cristianismo
jamás ha sido más próspero ni poderoso.
¿Por qué, entonces, hay tantos indigentes, o quebrantados de corazón por relaciones
personales rotas, mientras que otros mueren de SIDA o se matan unos a otros por frustración?
Aun otros se aíslan de la realidad en un sinnúmero de maneras. ¿Por qué hay tantos “grandes
hombres de Dios” que han quedado expuestos por vivir vidas inmorales y deshonestas? ¡Con
razón hay tantos creyentes inseguros!
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No se necesita un posgrado en sicología para comprender que la obsesión actual con el yo
se debe a una profunda insatisfacción con el yo. Nos preocupamos tanto con nuestra imagen
porque estamos profundamente descontentos con ella. Nos sentimos insatisfechos con nuestro
porte, nuestra personalidad y nuestra situación presente.
y siete marcas de champú en el anaquel de la farmacia; las hemos probado todas y no nos
sentimos satisfechos. Y abordamos la vida espiritual de manera muy similar, saltando de un
grupo a otro, de una iglesia a otra, de una doctrina a otra, buscando la satisfacción y nunca
hallándola.
Este libro pretende sugerir una solución radical a los problemas que resultan de la
religión egocéntrica moderna. Es un comentario sobre un libro del Nuevo Testamento que
de esta solución es que todo lo que Dios tiene que decir a través del Apóstol Pedro está envuelta
en una pequeña palabra que evitamos a toda costa: humildad.
¡No suspenda la lectura aquí! Continúe, aunque sea sólo por curiosidad. ¿Qué tiene que
ver la humildad con la vida moderna?
El contenido de la Primera Epístola de Pedro da evidencia de un cambio total y
trascendental que sobrevino al apóstol Pedro. El libro trata sobre la humildad, qué es, cómo
obtenerla y cómo afecta nuestras vidas.
La Humildad Y Cómo La Obtuve . Todos bromean en cuanto a redactar un libro con un
título como éste, pero Pedro no está bromeando. Está calificado para hacerlo La humildad
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genuina (porque hay una que es falsa) puede obtenerse y puede aprenderse.
Este es un comentario basado sobre una serie de mensajes que prediqué en dos idiomas,
conclusión: La clave de vivir para Cristo en momentos difíciles no es inflar nuestra autoimagen,
sino dejar que Dios nos lleve hasta el final de nuestro yo y haga una obra de humildad en
nosotros.
El lenguaje de este libro está diseñado con el fin de comunicar y no de hacer alarde de
erudición. No es un comentario para el intelectual que busca nuevas pepitas de conocimientos
bíblicos oscuros para añadirlos a su colección.
Todas las cuestiones tradicionales de la erudición bíblica, las cuales se abordan en las
introducciones, tales como la autoría, canonicidad, fondo, estilo, idioma, etc. se tratan en el
presente libro únicamente cuando se relacionan con el contenido de la epístola de Pedro y su
aplicación a nuestras vidas.
de páginas que ya han sido escritas para el lector que busca conocer esos detalles teológicos
como si fuera cualquier otro libro, negando la posibilidad de que los santos hombres de Dios
pudieran ser movidos por el Espíritu Santo para registrar las palabras mismas del Dios viviente
(2 Pedro 1.21).
Aún los hombres maduros tienden a sentirse incómodos cuando la enseñanza clara de la
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es tratar de desafilar la espada de doble filo (Hebreos 4.12). Algunos han señalado el estilo
un seudónimo. Otros buscan hechos históricos o detalles sutiles de algún vocablo griego para
arrojar una sombra de duda sobre Pedro como autor. Una de las teorías más populares es que la
calidad elevada del idioma griego empleado en el libro hace imposible que un pescador
comercial sin educación tal como Pedro pudiera haberlo escrito.
El presente volumen no hará intento alguno de presentar lo que los teólogos denominan
“crítica elevada” de la Palabra de Dios. No se ofrecerán excusas por lo que la Biblia dice, aunque
sea difícil. Tomaremos la palabra de la afirmación clara de la Biblia que indica que la epístola
fue escrita por “Pedro, apóstol de Jesucristo” (1 Pedro 1.1). Si el libro hubiera sido escrito por
algún impostor (por algún supuesto motivo santo), entonces nos veríamos obligados a concluir
que no nos ofrecerá mucha instrucción en cuanto a la justicia y la humildad genuina.
Hace años, cuando estudiaba filosofía en mi juventud, se me enseñó que todos abordamos
la vida con nuestro propio juego de suposiciones. ¡Me declaro culpable de ello! Desde el
principio de este libro, revelaré con claridad lo que estoy asumiendo y suponiendo.
No empezaré asumiendo que la Biblia es de origen humano a menos que se demuestre
que recibiéramos.
Trabajaremos basándonos en el texto en idioma castellano de la ReinaValera 1960, la
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desde su origen hace más de 400 años entre los pueblos de habla castellana en el mundo. Antes
de que sus propias suposiciones le lleven a concluir que estoy irreparablemente “chapado a la
de ello.
el sistema inglés de pies y pulgadas, mientras que la otra mitad trabajara con el sistema métrico,
esto causaría un caos no pequeño. Necesitamos una norma, una vara de medir, por así decirlo,
sobre la cual todos podamos trabajar. Nuestra vara de medir será la ReinaValera, en lugar del
“griego original”, puesto que todos ustedes que leen estas palabras evidentemente tienen cierto
dominio del castellano y muy pocos de ustedes dominan bien el griego.
Soy plenamente consciente de las dificultades que presenta una traducción. Soy bilingüe
y latín). Este fondo es el que me convence de que el problema más grande para comprender la
Biblia no es que se nos escape algo del “griego original”, sino a que no prestamos atención
tono no tan serio cuando digo que Dios ha hecho una obra magistral de dominar otros idiomas
los idiomas de la mayoría de los pueblos de la tierra actual. Si bien los eruditos que creen la
Biblia ocupan un papel sumamente importante y también legítimo, es mucho más importante
para el lector promedio comprender y creer las palabras que tiene delante de sus ojos, que
invertir varios años en dominar el griego.
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Una tendencia que perturba de la actualidad es el tipo de conocimiento que Pablo
menciona en 1 Corintios 8.1, un conocimiento que “envanece”. Recuerde que 1 Pedro es un
manual sobre la humildad. A pesar de nuestras mejores intenciones, siempre existe la tentación
de descubrir una “pepita” de conocimiento en el “griego original” e imaginar que eso nos hace
formar parte de una élite espiritual que ha descubierto un increíble secreto cosmológico.
encuentre oculta en el texto griego original de 1 Pedro, y que para descubrirla se requiera de
volúmenes, y que no pueda ser comprendida y aplicada por un conductor de camiones con una
educación del quinto grado, seguramente no tiene importancia suficiente para discutirla en esta
obra, la cual está dedicada a la aplicación práctica de la verdad divina. Mi suposición básica es
que la palabra de Dios se encuentra disponible para el hombre común que se atreva a leerla ¡y a
creerla!
Nuestra suposición es que usted, quienquiera que sea, sea cual sea su fondo y su
educación o falta de ella, PUEDE comprender la Biblia.
y que usted puede establecer contacto con Dios Todopoderoso directamente a través de la palabra
de Dios sin necesidad de mediadores tales como sacerdotes de alguna iglesia o eruditos de
cualquier estirpe.
Para que una obra pueda calificarse de «erudita», la misma deberá ser lo más objetiva
posible, libre de prejuicios y presunciones. Todas las propuestas deberán abordarse de manera
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científica a fin de que su verdad pueda ser demostrada de manera verdaderamente empírica. Al
llegar a este punto, deberá estar claro que la presente obra no será «erudita».
en su palabra, he demostrado empíricamente que su palabra es verdad. (Jn 17.17)
Habiendo confesado mis prejuicios y suposiciones, estoy convencido de que esta fe
fundamental en la palabra de Dios es la única manera en la cual un individuo puede tener una
mente genuinamente abierta. Sólo hay una norma que nos ha sido dada por Dios, con la cual
hemos de examinarlo todo y retener lo bueno: la Biblia (1 Ts 5.21)
Esta obra no es lo que hoy día se conoce como un «comentario popular», es decir, uno
escrito para llamar la atención de una audiencia masiva. ¡Lo que está a punto de decirse en estas
páginas no será muy popular!
Este es un comentario escrito desde mi corazón para aquellos que están luchando por
hallar una vida que sea genuina, aun en tiempos difíciles. Es un comentario que nace de los
esfuerzos que ha hecho un pastor por ministrar a personas reales con problemas genuinos.
a su propio pueblo, creyentes de origen judío, los cuales todavía representaban un porcentaje
grande de los creyentes que formaban parte de las iglesias que estaban estableciéndose por toda
Asia Menor.
En sentido profético, las palabras de Pedro señalan a un tiempo futuro, al final de la Era
de la Iglesia, cuando Dios nuevamente tratará directamente con su pueblo escogido, los judíos.
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Éstos vendrán a la fe en su Mesías en el tiempo de la tribulación. Me esmeraré por mantenerle al
tanto del carácter judío de una gran parte de lo que Pedro dice.
Pero sobre todo, este es un comentario redactado con la convicción de que TODA LA
ESCRITURA « es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para
toda buena obra » (2 Ti 3.16).
La meta siempre será aplicar lo que Pedro dijo a la realidad de nuestro propio andar
autoimagen, y resolverlo.
de problemas, si piensa que el cristianismo parece dar resultado para todos menos para usted,
¡entonces siga leyendo! Pedro, en su epístola 1 Pedro, le dirá por qué está luchando y lo que Dios
quiere que haga al respecto.
UN AUTOR SUMAMENTE IMPROBABLE PARA UN
LIBRO SUMAMENTE NOTABLE
«Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia,
Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos según la presciencia de Dios Padre en
santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de
Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.» (1 Pedro 1.12)
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Ziggy, Charlie Brown y Simón Pedro. ¿Recuerda los exámenes de deducción que
hacíamos en la escuela? ¿Cuál de los tres no pertenece al grupo? En este caso, cada miembro de
este trio tan improbable comparte una característica en común. Los dos personajes de tiras
cómicas del periódico y Pedro son personajes con los cuales los hombres y mujeres comunes
pueden identificarse fácilmente. Sus pruebas y tribulaciones (muchas de ellas autoinflingidas)
son un reflejo de situaciones cotidianas que todos enfrentamos.
Uno de los distintivos de la inspiración divina es la realidad con la cual la Biblia presenta
a sus personajes principales. No se los presenta como sobrehumanos, sino como gente real, con
todo y sus defectos e idiosincrasias.
¡Nadie es más humano que Simón Pedro! Los nuevos creyentes en Cristo parecen
sentirse atraídos a Pedro de manera magnética. Pedro es el hombre de la calle.
Sabemos más acerca de Pedro que del resto de los Doce. Su nombre se menciona casi
200 veces en el Nuevo Testamento. Aunque no hay ninguna biografía acreditada que fuera
escrita acerca de Simón Pedro, la Biblia tiene mucha información en cuanto al hombre y a su
vida. Aparte de las historias que incluyen a Pedro en los cuatro evangelios, él desempeña un
papel prominente en la primera mitad del libro de los Hechos, y Pablo se refiere a Pedro en sus
epístolas a los Gálatas y a los Corintios.
También tenemos dos epístolas (cartas) en el Nuevo Testamento que fueron escritas por
Pedro. Un examen crítico de la primera epístola revela mucha información biográfica acerca de
él, aunque Pedro no la escribió con ese propósito. La epístola 1 Pedro revela una transformación
sorprendente en la vida de Pedro. ¡Algo le ha ocurrido! Es el mismo hombre que anduvo con
Jesús como uno de los Doce, pero es un hombre cambiado.
Pedro ya no es el hombre con el que todos nos identificamos porque se metía en tantos
líos. Ahora es el hombre que todos quisiéramos imitar por la persona que ha llegado a ser en
Cristo. Ha madurado espiritualmente, ¡y la madurez le sienta bien!
¿Qué le ha sucedido? ¿Hay esperanzas para mí? Con las muchas veces que he
decepcionado a Dios, puedo identificarme con el corazón encogido que Pedro tenía cuando se
dio cuenta de que había negado al Señor tres veces. Esos eran los momentos en los cuales la
personalidad de Pedro se asemejaba mucho, de hecho, demasiado, a la mía. Ahora veo una
profundidad, una estabilidad, una confianza en Dios, a un hombre diferente, y sin embargo el
mismo.
Al igual que yo, usted probablemente ha hecho muchas promesas a Dios que no ha
cumplido, y ahora siente vergüenza de acercarse a él para un nuevo intento. ¿Realmente hay
esperanza de un cambio duradero? ¿Es posible que mi «ejemplo de humanidad» sea realmente
mi «ejemplo de humildad»?
Examinaremos esas respuestas y más al avanzar por la carta de Pedro. Empezando con
los primeros dos versículos examinaremos a la persona de Pedro, a la audiencia que dirige su
epístola, al fondo histórico necesario para una comprensión adecuada y la oración e Pedro
contenida en estas primeras palabras de su carta.
PEDRO – UN MODELO DE TRANSFORMACIÓN DE LA
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PERSONALIDAD
Eran como las 2:00 de la madrugada cuando me impactó este entendimiento. Estaba en el
segundo piso de nuestro hogar en San Salvador, El Salvador. Una horrenda guerra civil estallaba
afuera. Tenía la responsabilidad de velar por mi esposa y mis dos hijas y era el pastor principal
de una iglesia urbana grande con una congregación de clase media. Enfrentábamos la
incertidumbre, confusión y peligros. Eran momentos difíciles.
Más que los peligros de las circunstancias físicas, sentí una intensa presión espiritual.
Eventos fuera de mi control creaban problemas para el liderazgo espiritual de nuestra
congregación, compuesta mayormente de nuevos creyentes. No podía eludir la necesidad de
aplicar disciplina bíblica a un líder muy respetado que había cometido adulterio.
Siendo un joven que luchaba por hallar el camino de Dios a través de las dificultades de
la vida, me encontré estudiando 1 Pedro, que tiene mucho que decir acerca de vivir para Cristo
cuando las cosas se ponen difíciles. Por varias semanas hallé refugio en 1 Pedro, además de
ciertas verdades maravillosas a las cuales pude asirme.
Lo que me impactó en esas horas de la madrugada fue la vida misma de Pedro. Nunca
antes había notado la evidencia de la transformación increíble ocurrida en la personalidad de
Pedro.
Mis ojos siguieron lentamente las palabras de 1 Pedro 5.6 y luego se llenaron de
lágrimas. «Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere
tiempo». Estas palabras me golpearon como un bate de béisbol en la cabeza. Vi estas palabras
como la clave del libro: el mensaje que Pedro quería que nos lleváramos a casa.
¿Podría ser éste el mismo Pedro jactancioso? ¿Aquel impulsivo que le cortó la oreja al
siervo del sumo sacerdote? ¿El mismo personaje que había estado tan lleno de soberbia?
Me apresuré a retornar al principio del libro para volver a leerlo para comprobar mi
hipótesis, y quedé convencido. Pedro estaba diciendo que la clave de vivir para Cristo en épocas
difíciles es aprender la humildad. El libro empezó a encajar. Tenía continuidad, aplicación
práctica y realidad.
Qué concepto: Que Dios escogiera a Pedro para escribir el manual de la humildad no es
nada menos que un milagro asombroso. Pedro era conocido por todo, ¡menos por su humildad!
Los disparos ocasionales a la distancia se disiparon de mi conciencia y me perdí en meditación
profunda sobre lo que Pedro dijo acerca de la humildad, contemplando la impactante
transformación de un individuo tan soberbio y audaz como lo era Pedro.
En América Latina frecuentemente describimos a una persona que vive bajo el umbral de
la pobreza como «humilde». De igual manera, leemos que una persona célebre o un acaudalado
hombre de negocios se levantó de un «fondo humilde». Pero en la Biblia la humildad no es
sinónimo de pobreza ni de debilidad.
La humildad, como aparece en las Escrituras, sencillamente es una dependencia completa
de Dios. El orgullo es la dependencia de sí mismo; la humildad es la dependencia de Dios.
La primera mención de la humildad en la Biblia la hallamos en Éxodo 10.3, cuando
Faraón se negó a someterse a Dios.
«Entonces vinieron Moisés y Aarón a Faraón, y le dijeron: Jehová el Dios de los hebreos
ha dicho así: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi
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pueblo, para que me sirva.»
En el Nuevo Testamento esta definición ocurre por primera vez en Mateo 18.34, cuando
Jesús enseñó a sus discípulos que la confianza sencilla que tiene un niño en Dios es la esencia de
la humildad. Él convirtió a la humildad en un requisito básico para todo aquel que quisiera
formar parte de su reino.
«y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el
reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el
mayor en el reino de los cielos.»
Una consulta al diccionario revela los muchos matices de significado que se transmiten
con la palabra «humilde». Sin embargo, iniciamos nuestro estudio con la suposición de que la
Biblia se define a sí misma. Nuestro interés es determinar cómo se usa esta palabra en el
contexto de las Escrituras. Deuteronomio 8.23 nos proporciona una buena definición de la
humidad:
«Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta
años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu
corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Y te afligió, y te hizo tener
hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la
habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de
todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.»
Dios humilló a Israel por medio de enseñarles a depender completamente de la palabra de
Dios.
Cristo es el ejemplo más grande de humildad que hallamos en la Biblia. Él confiaba
totalmente en su Padre celestial. Leemos lo siguiente en Filipenses 2.89:
«Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo
sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre.»
El mensaje de 1 Pedro es que las pruebas y tribulaciones producen como resultado una
humildad genuina cuando nos conducen a creer en la palabra de Dios como nuestra norma
absoluta. El libro de 1 Pedro fue escrito por un hombre soberbio que fue transformado de modo
sobrenatural en uno humilde por el poder de Dios.
Pedro nació en la región de Galilea, algunas veces denominada «Galilea de los gentiles»
(Mt 4.15). Ésta formaba parte de la porción del norte de la tierra prometida que se separó de las
tribus del sur cuando el reino fue dividido, luego de la muerte de Salomón.
Las generaciones de rebelión, guerra civil y agitaciones políticas culminaron en un juicio
de Dios llevado a cabo por medio de Asiria, la cual conquistó las tribus del norte en el año
721 a.C.
El imperio asirio envió a colonizadores para impedir que surgiera un movimiento de
nacionalismo judío y revueltas. Los inevitables matrimonios mixtos que se produjeron dieron por
resultado un nuevo grupo humano que en los días de Cristo eran conocidos como los
samaritanos. Eran mitad judíos, mitad gentiles.
Un poco más al norte, en las regiones originalmente pertenecientes a las tribus de Neftalí,
Zabulón, Aser y Dan, los judíos empezaron a retornar luego del cautiverio. Conservaron su
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carácter judío, pero aprendieron a coexistir con sus vecinos gentiles y samaritanos. Las rutas
principales de comercio entrecruzaban su territorio, y tal como ocurre con nuestras autopistas
interestatales, el resultado de ello es que esta región recibió exposición del resto del mundo.
Esto se diferenciaba apreciablemente de la situación en Jerusalén y en la región
circundante de Judea, en donde el aislamiento geográfico protegió el creciente fervor judío. ¡Los
judíos de Jerusalén podían tornarse muy intensos cuando de su religión se trataba! Varias
facciones luchaban por obtener la lealtad de las masas. Tal como ocurre hoy en día, había
liberales, modernistas, activistas políticos, fundamentalistas y místicos emocionales.
En la tranquila Galilea, Pedro y su hermano Andrés eran hijos de un pescador y, al igual
que generaciones que les antecedieron, siguieron en el oficio de su padre. Su taller era el Mar de
Galilea, nombre con el cual algunas veces se conocía. En realidad se trataba de un lago de agua
dulce de buen tamaño (otras veces se le llama el Mar de Tiberias o de Genesaret) que era una
excelente fuente de peces para los galileos.
No muy lejos de allí, al sur, Jesús crecía en el hogar de un carpintero en Nazaret, en una
colina que sobreveía a la carretera principal.
Cuando Pedro nació, sus padres le llamaron Simón, un buen nombre judío. Bueno como
para que le durara toda la vida, como es el caso de muchos jóvenes judíos hasta hoy.
Un día Pedro y Jesús se hallaron cerca del río Jordán al mismo tiempo. Pedro ya había
recibido influencia por el ministerio de predicación y bautismo del primo de Jesús, Juan el
Bautista.
En un día que resultaría inolvidable, Juan declaró que Jesús era Aquel a quien había
estado anunciando, al Mesías, o, empleando el simbolismo del Antiguo Testamento, el «cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1.29).
Pedro estaba ausente en aquel momento, probablemente se había ido de pesca, pero su
hermano Andrés lo escuchó y buscó a Pedro, diciéndole: «Hemos hallado al Mesías (que
traducido es, el Cristo)» (Jn 1.41). Jesús dio una sola mirada a Pedro y decidió darle un apodo.
Algunos hombres han llevado un apodo por todas sus vidas que quizás les fue dado por la
primera impresión que le dieron a un entrenador de béisbol o de gimnasia. Lo mismo estaba a
punto de suceder, pero en este caso la intención era mucho más seria.
Hablando en el idioma arameo que se empleaba para las conversaciones cotidianas, Jesús
le llamó «Cefas»; en griego este mismo nombre es «Pedro». Posiblemente en su Biblia haya una
nota en el margen en este pasaje que le indique que estos dos nombres significan «roca» o
«piedra».
Eso podría sonarle un tanto extraño, pero si parafraseamos las palabras de Jesús en una
forma familiar en nuestra cultura, sería algo como: «Podrás haber nacido como Simón, hijo de
Jonás, pero de ahora en adelante te llamaré La Roca» (Jn 1.42).
Ahora bien, Pedro o «La Roca» era uno de esos individuos que nunca pasaba
desapercibido en una multitud. Era audaz, impulsivo y con frecuencia era el centro de atención,
le correspondiera serlo o no. Si el guion no incluía diálogo para él, no había problema, lo
improvisaba. Pero ese era precisamente el problema. Siempre tenía algo que decir, estuviera bien
o estuviera mal. Con mucha frecuencia, Pedro impulsivamente decía cosas sin pensar, por las
cuales Jesús le reprendía. Sin embargo, él rápidamente se convirtió en el vocero de los Doce y
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aparece primero en todas las listas de los discípulos de Jesús.
Se han redactado volúmenes acerca del aspecto de liderazgo de la vida de Pedro. Todos
sabemos que fue lleno del Espíritu en el día de Pentecostés y cómo se levantó y predicó a la
multitud con gran poder. Miles se convirtieron a Cristo en aquellos primeros días luego del
Pentecostés. No cabe duda de que ese Pentecostés marcó una diferencia grande en la vida de
Pedro. Durante los primeros años luego del Pentecostés, Pedro continuó siendo el líder no oficial
del número creciente de discípulos en Jerusalén y en Judea.
Cuando muchos gentiles empezaron a venir a Cristo, Pablo empezó a ocupar un lugar
prominente. Los apóstoles convinieron que Pedro era el instrumento provisto por Dios para
ministrar al segmento judío de los creyentes, mientras que Pablo era el hombre de Dios destinado
a llevar el evangelio a los gentiles (Gá 2.7).
Han transcurrido unos 30 años desde aquel día en El Salvador, ahora que abordamos la
primera epístola de Pedro. Aquel hombre que continuamente se tropezaba con su propio orgullo,
lo cual expresaba por medio de su lengua suelta, ahora es el autor de un manual de instrucciones
sobre la humildad.
No pierda esto de vista: Cuando Jesús se encuentra con Pedro por primera vez, lo vio
como LLEGARÍA A SER, no como era en aquel momento. Tomó a Simón, con todos sus
defectos y vio lo que sería muchos años en el futuro: una roca.
A medida que leemos esta carta, queda claro que Simón ha hecho honor a su apodo.
Desaparecidas están la inestabilidad, la actitud de saberlo todo y las equivocaciones impulsivas
motivadas por las mejores intenciones.
Este es un hombre que ha pasado por el fuego y ha salido como oro puro y refinado, un
hombre que se ha conformado a la imagen de la verdadera Roca, el Señor Jesucristo mismo.
Entre los doce apóstoles, Pedro no es el único que ha sido transformado. Juan y su
hermano Jacob, eran conocidos como los «hijos del trueno». Ellos, junto con Pedro, formaban el
círculo íntimo de los discípulos de Jesús. Estos eran los hombres que querían pedir que cayera
fuego del cielo cuando los samaritanos no aceptaron su mensaje (Lc 9.54). Estos tres eran los
mismos que llenos de tanto orgullo quisieron sofocar los ánimos de aquellos que echaban
demonios en nombre de Jesús, pero que no eran parte del círculo de discípulos cercanos
(Mr 9.38). Este mismo Juan ahora es conocido como el «apóstol del amor», cuyos escritos hacen
uso abundante de esa palabra.
De igual manera, Pablo, el «apóstol de la gracia», empezó siendo Saulo, el fariseo
autojustificado, perseguidor de la iglesia y enemigo de Cristo. Aquel que había estado tan
atrapado por el legalismo fue transformado por un encuentro con Cristo.
El camino de Dios siempre es la transformación, no la autorreforma.
Muchas personas de éxito reconocen que algo les hace falta a pesar de su éxito exterior.
Hay muchas cosas que el dinero no puede comprar. A pesar de sus habilidades, su inteligencia y
su prosperidad, llegan a comprender que la vida tiene una dimensión espiritual.
Estas son las personas que deciden «ir a la iglesia» con la esperanza de descubrir algún
tipo de respuesta. Desgraciadamente, con mucha frecuencia sucede que no hallan las respuestas
que buscan. «¿Habrá alguna esperanza?» «¿Puedo hallar paz con Dios?» «¿Puedo tener una vida
con propósito eterno y significado sin convertirme en una persona extraña?» «¿Hay alguien por
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allí que sea genuino?»
La única respuesta que Dios da es una transformación total de la personalidad que le
convierte en una persona humilde, una que depende totalmente de Él.
Si usted no puede asimilar la idea de entregarle el control total de su vida a Dios,
entonces mejor dese la media vuelta. Este libro no le servirá. Usted no está listo; no ha sufrido lo
suficiente. Sólo se encuentra a medio cocer. Dios tendrá que volverlo a meter al horno por un
rato más.
La epístola de 1 Pedro no está destinada a aquellos que todavía buscan avanzar por la
vida por sus propias fuerzas. Primera de Pedro es el manual sobre la humildad en la Biblia.
LOS LECTORES DE PEDRO: PERSONAS CON
PROBLEMAS COMO LOS NUESTROS
A diferencia de otros libros del Nuevo Testamento, 1 Pedro no fue escrita a ciertos
individuos ni a una iglesia local. Fue escrita a creyentes dispersos a través de una región que hoy
conocemos como el Medio Oriente o Europa Septentrional. Hay algo particular acerca de estos
creyentes. Para apreciar plenamente quiénes son, es necesario que nos apartemos del tema
principal por un momento.
Dé un paso atrás y observe el Nuevo Testamento como un todo. Empieza con los cuatro
Evangelios, que cuentan de la vida y ministerio de Cristo. Éstos van seguidos por el libro de los
Hechos, el cual es un libro de historia que muestra la transición de iglesias formadas mayormente
por judíos convertidos a iglesias pobladas mayormente por gentiles convertidos.
A continuación tenemos las epístolas de Pablo que establecen el fundamento doctrinal
para la iglesia desde sus inicios hasta que Jesús la quite de la tierra, justo antes de los siete años
del período de la tribulación.
Hebreos es otro libro de transición que posiblemente fuera escrito por Pablo, pero cuyo
autor no se identifica específicamente. Conduce a una sección del Nuevo Testamento que se
denomina las Epístolas Generales, o a veces las Epístolas Judías, por el tono judío distintivo que
poseen estos escritos. Hebreos, por supuesto, tiene un fondo judío evidente, como lo revela el
título mismo.
Santiago, en su epístola, declara muy claramente que escribe «a las doce tribus que están
en la dispersión» (Stg 1.1). Y 1 Pedo también tiene ese mismo indicio de ir dirigida a
destinatarios judíos.
Durante los primeros años del cristianismo, las iglesias estaban compuestas casi
exclusivamente por judíos convertidos. Fue algunos años después que el evangelio se predicó
libremente a los gentiles. Dios escogió a Pedro como el pionero para abrir la puerta del evangelio
a los gentiles en la casa de un centurión romano llamado Cornelio.
En el primer versículo de 1 Pedro, él escribe «a los expatriados de la dispersión» . La
palabra que se traduce «dispersión» tiene un uso muy particular en la mente judía. Esta palabra
se pronuncia diásporas en griego y se refería a los judíos que habían sido dispersados por el resto
del mundo conocido debido a las persecuciones realizadas por los gentiles que gobernaban sobre
18
Palestina.
Los judíos del siglo primero que vivieran fuera de su tierra natal y que leyeran estas
palabras de inmediato habrían asumido que Pedro estaba escribiéndoles a ellos. Aun si uno no
tiene un fondo judío, es posible comprender el contexto de este libro por medio de recordar que
Pedro era el apóstol a los judíos.
En sentido espiritual, todos los que somos creyentes en Cristo somos extranjeros y
peregrinos sobre la tierra. La Biblia nos dice que nuestra ciudadanía está en los cielos (Fil 3.20).
Leemos en Hebreos 13.14 que «no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por
venir» .
No importa quiénes fueran los destinatarios originales de esta epístola, hay principios
espirituales en la carta de Pedro que se aplican a nuestras vidas hoy.
Este es un buen momento para observar que toda la Escritura puede aplicarse en tres
niveles diferentes de entendimiento. Pero en primer lugar, comprenda que la Biblia no está sujeta
a su propia interpretación personal. Con demasiada frecuencia los desacuerdos sobre asuntos
espirituales se concluyen cuando alguien dice: «Bueno, esa es TU INTERPRETACIÓN».
Este mismo Pedro escribió en 2 Pedro 1.2021:
«Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación
privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo».
Pedro sencillamente está diciendo que la Biblia es la palabra de Dios comunicada de
manera sobrenatural por medio de los autores que Él escogió, usando las personalidades y estilos
particulares de cada uno. Dios dice lo que quiere decir, y quiere decir lo que dice. Comprender la
Biblia no es asunto de darle «interpretación privada», sino de aceptar de manera llana las
palabras que Dios ha dicho.
Lo que Dios ha dicho debe comprenderse de tres maneras básicas.
Primero, la Biblia es un libro de historia. Los eventos que registra realmente ocurrieron.
Las parábolas y el simbolismo que aparecen se demarcan y definen con claridad; el resto es
historia.
La Biblia difiere del resto de la literatura religiosa porque registra las historias de
hombres y mujeres reales, con imperfecciones reales, y registra cómo Dios obra a través de los
problemas de sus vidas. Es realidad, no mitología.
La Biblia nos fue dada por Dios para que aprendamos sus caminos. Este es el segundo
nivel, el nivel «doctrinal» de entendimiento. «Doctrina» sencillamente significa «enseñanza». La
Biblia tiene el propósito de enseñarnos su verdad.
Por ejemplo, en 2 Timoteo 3.1617 dice:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra.
Si bien algunas porciones de la Biblia no fueron específicamente escritas A nosotros (por
ejemplo, las promesas específicas y literales que Dios hizo a los judíos), toda la Biblia fue escrita
PARA nosotros.
El tercer nivel de entendimiento de la Biblia es la aplicación personal. Dios desea que
19
tomemos esa enseñanza y la apliquemos a nuestras vidas a fin de que crezcamos espiritualmente.
Esta primera epístola de Pedro, por ejemplo, fue escrita históricamente a creyentes
predominantemente judíos esparcidos a través de la zona conocida hoy en día como el Medio
Oriente, incluyendo a Turquía, y también conocida como Asia Menor. La epístola 1 Pedro fue
escrita para enseñarles cómo vivir para Cristo en medio de circunstancias difíciles.
Cuando Dios nuevamente trate directamente con la nación de Israel durante el período
futuro de siete años de tribulación, justo antes de la segunda venida de Cristo, nuevamente habrá
muchos judíos que se convertirán en creyentes en Cristo. En sentido profético, la doctrina de este
libro tendrá mucho significado para ellos.
También hay una aplicación espiritual para los creyentes individuales de cualquier era
que disciernen la verdad divina contenida en esta epístola, en especial con respecto al
sufrimiento.
En resumen, nuestra tarea consiste en sencillamente creer las palabras de Dios dentro de
su contexto histórico y doctrinal, en la manera que fueron escritas por Pedro, y aplicarlas a
nuestras vidas de hoy.
EL MARCO HISTÓRICO DE PEDRO – UNA VERDADERA
PRUEBA DE HUMILDAD
En los primeros días luego del mensaje que Pedro diera en el Pentecostés, los creyentes
tuvieron que enfrentar persecución. Eso no fue sorpresa, ya que Jesús les había advertido muchas
veces que la persecución vendría. La gracia y el denuedo demostrados por los creyentes en esa
situación demostraron que ellos estaban bien preparados.
Pedro escribió 1 Pedro unos 25 a 30 años después del Pentecostés. Los discípulos
esperaban plenamente que Jesús regresaría después del Pentecostés. Cuando Pedro redactó estas
palabras, el infame Nerón ocupaba el trono en Roma, y las cosas estaban que ardían (el juego de
palabras es intencionado). Nerón culparía a los cristianos por el gran incendio de Roma. El
resentimiento y las sospechas en contra de los creyentes ya estaban aumentando en varias partes
del Imperio Romano.
Debido a que los cristianos no adoraban a los dioses paganos de Roma, ni participaban en
los eventos sociales y religiosos del calendario romano que giraban en torno a estos dioses, los
tildaban de «ateos». La celebración de la cena del Señor, la cual frecuentemente iba acompañada
de una cena en la iglesia a la cual llamaban «banquete de amor», generó muchos rumores entre
los incrédulos, que a veces imaginaban que estos banquetes eran orgías. Cuando los creyentes
intentaban explicar el significado de la copa y del pan, se les acusó de ser caníbales porque
«comían carne y bebían vino».
La decadencia de la sociedad romana continuó. El cristianismo se difundió y las
oportunidades para los malentendidos y las persecuciones abundaban. Sin embargo, las peores
épocas de persecución eran futuras aún. Por los trescientos años siguientes habría épocas en las
cuales sería ilegal creer en Cristo.
Durante las persecuciones de aquellos años, algunos han calculado que hasta tres
millones de creyentes fueron llevados a la muerte por su fe en Cristo. Los tiempos eran
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verdaderamente duros, y estaban empeorando.
La epístola 1 Pedro nos instruye a cómo sobrevivir las pruebas, a la vez que aprendemos
lo que Dios quiere lograr en nuestras vidas individuales. Es una carta escrita por un hombre que
ha tenido su porción de tiempos difíciles, y en el proceso de pasarlos aprendió lo que es la
humildad: una dependencia genuina y total de Dios.
No sólo es importante comprender este fondo histórico en particular que rodea a los
destinatarios de la epístola de Pedro, sino que es igual de importante considerar su fondo
espiritual.
Ya hemos mencionado por qué estos creyentes eran en su mayoría judíos convertidos.
Algunos de ellos podrían haber estado presentes en Jerusalén treinta años antes para celebrar el
Pentecostés y se convirtieron por la predicación de Pedro en aquel día (Hch 2).
Queda claro que Pedro está escribiendo específicamente a creyentes en Cristo, porque
describe su condición espiritual en 1 Pedro 1.2, cuando los describe como «elegidos según la
presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la
sangre de Jesucristo...»
Eran «elegidos». Y ahora incursionamos en uno de aquellos «grandes debates
teológicos», en los cuales un sinnúmero de buenas personas a través de los siglos se han sentido
confundidos, desagradados, envanecidos, frustrados o perdidos sin esperanza por malentender
términos tales como «elección» y «predestinación».
En primer lugar, permítame confesar que mi mente débil y finita jamás será capaz de
captar la totalidad del plan maravilloso de Dios ni de responder a todas las preguntas hipotéticas
que este tema genera. Cualquiera que afirme tener una comprensión perfecta de todas las
implicaciones de la elección y de la predestinación es un individuo que ha sido educado más allá
de su capacidad intelectual. El único que puede comprender totalmente a Dios es Dios mismo. Si
fuéramos capaces de alcanzar las profundidades de la mente de Dios, entonces eso nos elevaría a
un plano igual que el de Dios. ¡Eso no va a suceder! Sin embargo, hay ciertos conceptos que
podemos aprender por medio de acomodar las Escrituras a las Escrituras.
La palabra «escogido» aparece únicamente en cuatro otros pasajes del Nuevo
Testamento. En Hechos 9.15, Dios revela a Ananías el propósito con el cual ha escogido a Pablo.
«El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en
presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel» .
Pablo no fue escogido para ir al cielo o al infierno, sino que fue escogido para llevar a
cabo una misión específica que Dios tenía para él. Lo mismo puede decirse del uso que se le da a
esta palabra en Romanos 9.11, en donde se emplea la frase «el propósito de Dios conforme a la
elección» . El tema en discusión es cómo Dios escogió a Jacob en lugar de Esaú. La elección no
tenía que ver con el cielo o el infierno, sino con cumplir el propósito divino para la nación de
Israel. Nuevamente, el contexto tiene que ver con una misión, no con el destino eterno de los
individuos.
La palabra se emplea tres veces en Romanos 11 (versículos 5, 7 y 8) para describir al
remanente creyente de Israel. El punto que Pablo describe es que Dios no ha finalizado su
propósito para Israel, aunque sólo un remanente pequeño de judíos crea en Cristo.
Finalmente, la palabra aparece en 2 Pedro 1.10, en donde Pedro instruye a sus lectores a
21
«procurad hacer firme vuestra vocación y elección» . El contexto es el propósito que Dios tiene
en nuestro crecimiento espiritual y no nuestro destino eterno.
Otro elemento importante de 1 Pedro 1.2 es que somos «elegidos según la presciencia de
Dios Padre» . La mención de la presciencia (o, conocimiento anticipado) de Dios nos puede
ayudar a mejor comprender la paradoja que existe entre la soberanía de Dios y el libre albedrío
del hombre. Dios sabe de antemano quiénes responderán al evangelio. Eso no significa que Dios
obliga a alguno a responder o a no responder. Las menciones de una elección, en su debido
contexto, todas tienen que ver con el propósito del evangelio en el tiempo, no en la eternidad.
Al llegar a este punto, con seguridad surgen preguntas sobre lo que Pablo dice en
Efesios 1.4:
«Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y
sin mancha delante de él».
Para empezar, aun en este caso, el contexto no tiene que ver con ser elegidos para ir al
cielo o al infierno, sino con que los creyentes han sido elegidos para ser santos y sin mancha
delante de él en amor. Tiene que ver con el propósito de Dios para el creyente.
¿Significa Efesios 1.4 que estábamos «en él» antes de la fundación del mundo? ¿Significa
que nuestra salvación ya había sido determinada y que cuando aceptamos a Cristo lo hicimos por
una mera formalidad? Frecuentemente se escucha decir que estábamos «en Cristo antes de la
fundación del mundo». Coloque a un lado todos sus prejuicios teológicos y veamos si es posible
determinar juntos lo que dicen las Escrituras.
En 1 Corintios 15.22 dice que todos estábamos «en Adán» cuando él murió a causa del
pecado.
«Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.»
Ningún ser humano está «en Cristo» hasta que se convierte. Considere el testimonio que
Pablo da en la misma epístola a los Efesios.
«Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en
los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo,
conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los
hijos de desobediencia» (Ef 2.12).
«En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los
pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo
Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hecho cercanos por
la sangre de Cristo» (Ef 2.1213).
La enseñanza de que estamos «en Cristo» es algo nuevo. Antes, estábamos muertos en
«delitos y pecados» .
En Juan 15.19 Jesús dijo: «antes yo os elegí del mundo» . Si fuera cierto que estábamos
«en Cristo antes de la fundación del mundo», ¿cómo fue que nos salimos de Cristo para estar en
el mundo, para que él tuviera que volver a llamarnos a sí nuevamente? Eso carece de sentido,
¿no le parece? Obviamente, es necesario que comprendamos Efesios 1.4 según su contexto, y no
según la agenda teológica que proponga algún individuo.
Un problema similar aparece en 2 Timoteo 1.9:
«Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino
22
según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los
tiempos de los siglos».
Para concordar con el testimonio consistente del resto de las Escrituras, sólo hay una
manera en la cual podemos comprender este versículo: Antes de la fundación del mundo, Dios
dio ciertas cosas: su propósito y su gracia. Sin embargo, estas cosas sólo serían dadas «en
Cristo». En otras palabras, para recibir estos dones, es necesario estar «en Cristo». Esto
solamente es posible por medio de aceptar el llamado a la salvación que nos hace, llamándonos a
salir del pecado y del mundo para estar «en Cristo».
La misma verdad se aplica a Efesios 1.4. Antes de la fundación del mundo, Dios declaró
que Él elegiría que nadie en esta época podría ser «santo y sin mancha» a menos que estuviera
«en Cristo». Jesucristo es el medio por el cual se reciben todas las bendiciones. Este ha sido el
plan de Dios desde antes de la fundación del mundo. Los que están «en Cristo» por medio de
creer la verdad son elegidos para ser conformados a su imagen y a ser santos y sin mancha
delante de Él.
La obra maestra que Pedro desarrolla en una sola oración en 1 Pedro 1.12 no ha
finalizado. Él continúa diciendo: «en santificación del Espíritu…»
La palabra «santificación» es una que ha recibido toda clase de bagaje doctrinal
altisonante, pero es una palabra que sencillamente significa «apartado». Debido a que hemos
sido elegidos por Dios según su presciencia, hemos sido «apartados» por un acto de su Espíritu,
no por nada que NOSOTROS hubiéramos hecho. No existe manera en la cual podamos tomarnos
ningún mérito. El Espíritu Santo hizo la obra. Nuevamente, la humildad, la dependencia total de
Dios, continúa apareciendo, y no hemos siquiera terminado con el versículo 2. Él lo empezó, Él
lo hace y Él lo terminará.
Finalmente, Pedro concluye diciendo que todo esto es «para obedecer y ser rociados con
la sangre de Jesucristo» . Ya aprendimos que no hemos sido elegidos para ir al cielo o para el
infierno; hemos sido elegidos para obedecer. Nuevamente confirmamos que la elección de Dios
tiene que ver con el propósito que cumplimos, no con nuestro destino eterno.
La otra verdad aquí tiene que ver con el hecho de que hemos sido rociados con la sangre
de Jesucristo. Si usted es cristiano, usted comprende que Jesucristo derramó su sangre en la cruz
para satisfacer las demandas de la justicia de Dios al ejecutar su juicio sobre el pecado. Nuestra
salvación depende de la aplicación de su sangre a nuestro pecado. Colosenses 1.14 dice: «en
quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados» .
Hay ciertos aspectos de 1 Pedro 1.2 que son particularmente notables. Dice aquí que
fuimos rociados por su sangre, la cual es una descripción fácilmente comprendidas por cualquier
judío.
En el Antiguo Testamento, se rociaba sangre en diversas ocasiones como parte de las
prácticas de la ley. Por ejemplo, según Levítico 14, los sacerdotes debían rociar sangre en el caso
de un individuo que fuera declarado limpio de la lepra.
En la Biblia, la lepra es un cuadro del pecado: es una enfermedad fuera del control del
hombre, una enfermedad mortal y dolorosa. Así que hemos sido rociados por la sangre de
nuestro gran Sumo Sacerdote Jesucristo, para anunciar que hemos sido limpiados de la lepra del
pecado. Su misma sangre fue derramada por nosotros.
23
La sangre también se rociaba para ratificar un pacto, un contrato con Dios. Éxodo 24 es
un buen ejemplo de esta práctica. Hebreos 9 y 10 ofrecen el comentario definitivo en el Nuevo
Testamento sobre la ratificación de un pacto con Dios con sangre. Somos participantes en un
Nuevo Testamento, o nuevo pacto, que ha sido sellado por la sangre misma de Dios (Hch 20.28,
He 9.14, 22).
Un tercer significado del rociado con sangre es que también estaba presente en la
ceremonia en la cual un individuo era apartado (o «santificado») para el servicio. Éxodo 29
contiene instrucciones específicas acerca de esta práctica. Los creyentes en Cristo también
hemos sido llamados a servir, habiendo sido apartados por su sangre.
Ya sea que se trate de creyentes hebreos del primer siglo, o cristianos del siglo veintiuno,
este segundo versículo de 1 Pedro 1 describe a nuestro denominador común espiritual. Este es el
fundamento sobre el cual Dios empieza su obra de transformación en nuestras vidas.
No importa cuál sea su fondo personal, cultural o educativo, Dios tiene un plan para
transformarle, para que sea más como Jesús. Usted seguirá siendo usted, pero diferente. Dios
utilizará sus problemas y circunstancias particulares para obrar humildad en su vida para llevarle
al punto de depender completamente de él. Si Dios puede hacer una obra semejante en la vida de
Pedro, puede hacerlo en su vida también.
LA ORACIÓN DE PEDRO – CONEXIÓN AL PODER TRANSFORMADOR
Luego de haber identificado a quiénes escribe, Pedro les saluda con esta sencilla oración
en 1 Pedro 1.2: «Gracia y paz os sean multiplicadas» . Pablo iniciaba sus cartas empleando la
misma fórmula. En la superficie, esto no debiera sorprendernos. «Paz» o «Shalom» continúan
siendo un saludo típico entre los judíos. El saludo típico entre los griegos de aquel día era
«Gracia». Al escribir a iglesias compuestas de judíos y gentiles, sería apropiado saludarles de esa
manera.
La Biblia, sin embargo, no es un libro de conversaciones casuales, y hay principios que
pueden aprenderse aun de estas palabras introductorias. Observe el orden: gracia y luego paz.
Ese es siempre el orden bíblico. Es necesario aceptar primero la gracia de Dios para poder recibir
su paz.
Romanos 5.1 habla de cómo tenemos «paz con Dios» debido a la obra consumada de
Cristo en la cruz. Filipenses 4.7 promete una paz que «sobrepasa todo entendimiento» a aquellos
que tienen una relación de oración sólida con Dios. Pero nunca se obtendrá ni la una ni la otra si
se intenta obtenerlas por sus propios esfuerzos. Vienen por gracia por medio de la fe.
La personalidad de Pedro aparece en este versículo. Si bien Pablo el pragmático
sencillamente decía «gracia y paz», Pedro el exuberante añade «os sean multiplicadas». Es bueno
saber que se puede aprender la humildad bíblica genuina sin tener que convertirse en un
autómata cristiano. La dependencia total de Dios no está en conflicto con una exuberancia
radiante que brilla de una personalidad transformada.
Hablando de la gracia, muchos son los cristianos que tienen un entendimiento limitado de
su alcance. Cantamos Sublime Gracia y hablamos del día en que fuimos salvos por la gracia de
Dios. Frecuentemente no nos percatamos de que la gracia de Dios es igual de imprescindible
24
para crecer en nuestra salvación como lo fue para obtenerla en primer lugar.
Una vez que el Señor nos salva por su don de gracia y fe que nos conducen a aceptar a
Cristo, no conservamos la salvación por nuestras obras. Además, no crecemos espiritualmente
por nuestras obras. No empezamos nuestro viaje por medio de acercarnos a Dios por nuestros
propios méritos y no debiéramos empezar a hacerlo ahora. Pablo reconvino a los gálatas así:
«Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír
con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la
carne?» (Gá 3.23).
Nos asimos de la gracia de Dios para ser salvos, pero no nos damos cuenta de que nuestro
crecimiento espiritual nos viene por esa misma gracia, que nos permite crecer.
Aquí tenemos una lista parcial de lo que la gracia de Dios puede hacer por usted ahora
que es creyente. La gracia de Dios le faculta para desarrollar y utilizar sus dones espirituales
(Ro 12.6, Ef 3.2, 1 P 4.10). En momentos de necesidad grande, la gracia de Dios le sacará
adelante (He 4.16). La magnífica gracia de Dios hasta le permite dar de modo sacrificial, más
allá de su capacidad natural (2 Co 8.13, 8.7, 9.8).
Cuando sirva al Señor, recuerde que es la gracia de Dios lo que lo hace posible (He 12.28,
2 Ti 2.1). ¿Tiene luchas con la carne? La gracia le dará la victoria, no el redoblar sus esfuerzos
(Stg 4.47).
Santiago 4.6 nos enseña otra lección importante. Santiago dice: «Pero él da mayor
gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes».
Pedro cita esta misma verdad de Proverbios 3.34 en 1 Pedro 5.5. La idea es sencilla: La
gracia de Dios nos da según la medida de nuestra humildad, de nuestra dependencia de Dios.
Esta es la lección que Pedro aprendió por experiencia, con mucha angustia de corazón.
Ahora, permítame preguntarle esto: ¿Está satisfecho con su matrimonio, su trabajo y sus
pensamientos en sus momentos de soledad? ¿Le gustaría tener un cambio genuino en su vida?
Acompáñeme mientras avanzamos por esta carta, y verá los principios necesarios para aprender
la humildad. Como Pedro dice aquí, el resultado será una paz multiplicada. Dios desea efectuar
la misma cirugía espiritual en SU vida.
CAPÍTULO DOS
LA ESPERANZA ES COSA SEGURA
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«Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande
misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de
Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el
poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para
ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque
ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en
diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa
que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en
alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin
haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo
inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de
vuestras almas. Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros,
inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando
qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el
cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que
vendrían tras ellos.» (1 Pedro 1.312)
Un evangelista muy conocido dijo una vez: «No tengo esperanza alguna de que los
Estados Unidos serán libres por una década más». Expertos sobre el Medio Oriente
frecuentemente manifiestan su desesperación y falta de esperanza de que se alcance una paz
verdadera y duradera en esa región conflictiva. Antes de su muerte, Jacques Cousteau dijo que
casi no albergaba esperanza alguna de que la contaminación del aire y del agua de nuestro
planeta fuera detenida antes de que fuera demasiado tarde.
Todos pasamos por nuestras altas y nuestras bajas y sabemos lo que es estar desanimado.
Algunos individuos pierden el control en momentos de depresión y se hunden en la
desesperanza. Su desesperanza da por resultado una vida disfuncional.
Si esta vida no es más que lo que percibimos con nuestros sentidos, tenemos buena razón
de sentirnos desesperanzados. No obstante, los creyentes en Jesucristo pertenecemos a otra
dimensión, una que va mucho más allá que nuestros sentidos. Poseemos una esperanza que se
extiende al otro lado de la tumba. Somos ciudadanos del cielo. Tenemos esperanza genuina.
Pedro nos está enseñando la verdad acerca de la humildad real, la cual se define en la
Biblia como una dependencia total de Dios. En 1 Pedro 1.3, Pedro nos muestra que el
fundamento de la humildad bíblica es la esperanza que hemos recibido como seguidores de
Cristo.
LA ESPERANZA DEFINIDA
¿Qué es la esperanza? Usamos esta palabra libremente. Usualmente con ella expresamos
algo que deseamos, pero para lo cual no tenemos garantía alguna. «¡Espero que así sea!» es algo
que escuchamos con frecuencia, y que frecuentemente decimos con poca convicción verdadera.
26
Pero la esperanza NO ES desear algo.
Para los griegos de la época del Nuevo Testamento, la esperanza era algo real, pero
futuro. No cabía duda al respecto, pero sencillamente no se había cumplido aún. Tenemos una
tendencia a igualar los deseos con la esperanza, pero los griegos veían estos dos conceptos como
cosas muy diferentes.
El idioma es dinámico, nunca estático. Algunas palabras han evolucionado hasta la
inversión total de un significado previo.
El libro 1984 de George Orwell pinta un cuadro de un estado totalitario en el cual las
mentes de los hombres eran cautivas de la «neolengua», palabras clave que habían llegado a
significar lo opuesto de su significado anterior. De una manera muy similar, nuestro adversario el
diablo busca confundirnos por medio de distorsionar palabras clave y doctrinas de las Escrituras.
No hemos de apoyarnos sobre nuestra propia prudencia (Proverbios 3.5), ni podemos
depender de la erudición humana por sí sola. En lugar de ello, hemos de permitirle a la Biblia
que defina las palabras que utiliza. Un principio clave del estudio de la Biblia que ya hemos visto
es permitir que el contexto y uso de una palabra suministren la definición de la misma. Si
sometemos la palabra «esperanza» a esta regla, obtendremos un mejor entendimiento de su
significado bíblico correcto.
Hebreos 6.1819 es un buen punto de partida.
Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta,
tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la
esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro del velo (Hebreos 6.1819)
¡No vemos mucha duda ni incertidumbre aquí! La esperanza se define como una «segura
y firme ancla del alma» .
Primera de Pedro 1:312 nos brinda un entendimiento claro de la esperanza del creyente.
En los versículos 3 al 5, Pedro enumera seis razones por las cuales nuestra esperanza es cosa
segura. En primer lugar, el versículo 3 identifica al autor de nuestra esperanza como «el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo» . Cuando Dios promete hacer algo, ¡lo hace! En segundo
lugar, en ese mismo versículo, Pedro nos dice que Dios hace esto «según su grande
misericordia» . El hecho de que tengamos una esperanza segura más allá de esta vida es resultado
de la misericordia grande de Dios hacia nosotros. Nuestra esperanza no es resultado del esfuerzo
humano, ni se trata de una expresión de deseos.
La tercera razón por la cual nuestra esperanza es segura es que entramos a ella por
nacimiento. Pedro continúa diciendo que Dios « nos hizo renacer para una esperanza viva» . En
este caso, «renacer» significa «nacer de nuevo». Evidentemente, este es el mismo nuevo
nacimiento que Jesús mencionó durante la conversación que sostuvo con aquel maestro de los
judíos, Nicodemo. Nuestra vida y nuestra esperanza futura no se obtienen a través de un proceso
de autorreforma, sino por un nacimiento nuevo. Cuando ponemos nuestra fe en Cristo,
empezamos una vida nueva.
El versículo 3 también nos da la razón por la cual nuestra esperanza es cosa segura,
concretamente porque la nuestra es una esperanza «viva» . El vocablo «viva» significa «lleno de
vida, animado». La última frase del versículo 3 explica por qué nuestra esperanza es viva: es una
27
«esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos» . Nuestra esperanza es viva y
viviente porque tenemos a un Salvador vivo que conquistó al pecado y a la muerte. El poder del
pensamiento positivo no nos da una esperanza viva. ¡Tenemos una esperanza viva porque
tenemos a un Salvador vivo!
El versículo 4 nos brinda la quinta razón por la cual la esperanza que tenemos es segura.
«Para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en
los cielos para vosotros».
Nuestra esperanza es una herencia. Es tan segura como si un tío adinerado nos hubiera
dejado una fortuna en una cuenta cifrada en un banco suizo. Nuestra esperanza es parte de la
herencia que nos ha sido guardada en el « banco del cielo».
Pedro establece una comparación entre la herencia espiritual que recibimos los creyentes
en Cristo y la herencia literal que recibieron los judíos de la tierra prometida de Israel. Nuestra
herencia es «incorruptible». No puede ser contaminada por líderes corruptos, como sucedió con
Israel.
Nuestra herencia es «incontaminada». No puede ser invadida y violada, como lo hicieron
los ejércitos enemigos con la tierra prometida.
Es una herencia «inmarcesible». La tierra que una vez fluía con leche y miel se tornó en
un desierto árido. Nosotros tenemos algo que será tan fresco mil años en el futuro como lo es
hoy.
Si yo fuera a recibir una herencia grande de aquel tío adinerado, no quisiera que alguien
sencillamente colocara un fajo de billetes en mi mano. Me sentiría mucho más seguro si supiera
que el dinero estaba a mi alcance, pero invertido en algo seguro. Tal es la herencia que hemos
recibido en Cristo. Pedro dice que ha sido «reservada en los cielos para vosotros» .
La sexta razón por la cual nuestra esperanza es cosa segura la hallamos en el versículo 5.
«Que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la
salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.»
¡Qué dulce es saber que no somos guardados por nuestras buenas obras, nuestros grandes
esfuerzos ni nuestra sinceridad, sino por el poder de Dios!
El poder de Dios opera «mediante la fe». Nuestra parte consiste en creer lo que Dios ha
dicho. He tenido el gozo de conocer a varias personas muy ricas. La mayoría de ellos tiene su
riqueza invertida para obtener seguridad y multiplicación. En algunas ocasiones, algunos de ellos
han sufrido problemas de liquidez, no porque no tuvieran dinero suficiente, sino porque el mismo
estaba invertido.
Los creyentes en Cristo también podemos experimentar épocas de sacrificio, falta y
sufrimiento. Por esto recordamos que nuestras riquezas están invertidas de manera segura en el
cielo. Esta realidad está preparada «para ser manifestada en el tiempo postrero» , cuando Cristo
venga otra vez.
ESPERANZA CONVERTIDA EN REALIDAD
¡Las noticias son mejores aún! No sólo tenemos esta esperanza invertida de manera
segura, sino que es una cuenta de la cual podemos hacer retiros ahora mismo, según lo
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necesitemos.
Lea detenidamente las palabras del versículo 6.
Lea detenidamente las palabras del versículo 6.
En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es
necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas.
La esencia de la idea de Pedro es que en nuestras pruebas más difíciles, nuestra esperanza
se torna tan real ¡que hasta podemos alegrarnos en ellas!
Durante la guerra civil en El Salvador hubo momentos en los cuales seriamente temimos
por nuestras vidas, cuando pedíamos en oración a Dios que rodeara nuestra casa con sus ángeles,
momentos en los cuales teníamos la certeza que estar allí nos costaría la vida. Sin embargo
aprendimos que al depender totalmente del poder de Dios, no sólo podíamos soportar las
pruebas, sino que podíamos alegrarnos en ellas.
Una de las razones principales por las cuales podemos regocijarnos es porque son
temporales. Pedro lo describe de esta manera en el versículo 6: «aunque ahora por un poco de
tiempo» . A veces pasamos por pruebas que parecen abrumadoras, pero ninguna prueba es
permanente. Hay un proverbio que se dice en América Central, que dice: «No hay mal que por
bien no venga, ni cuerpo que lo resista». El apóstol Pablo dijo algo muy similar a los corintios:
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios,
que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará
también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
(1 Corintios 10.13)
29
veces. El otro lugar donde aparece en el Nuevo Testamento es aquí mismo en 1 Pedro.
Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios. (1 Pedro 4.10)
Verá, ¡la gracia de Dios también viene en todos los colores! No importa cuál sea su
prueba, ¡la gracia de Dios viene en un color que combina! Nuestra esperanza es sumamente real
y práctica.
En 1 Pedro 1.7 vemos otro aspecto clave de la esperanza.
Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual
aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra
cuando sea manifestado Jesucristo
La primera palabra en esa oración es «para», lo cual nos indica que el contexto del
versículo 6 continúa. Pedro está respondiendo a una pregunta sumamente importante. ¿Por qué
sufren los seres humanos? Esa pregunta ha sido postulada por las edades. El versículo 7 nos
enseña que la prueba de nuestra fe es para «alabanza, gloria y honra» cuando Jesucristo
aparezca nuevamente.
Usualmente vemos esa palabra «prueba» como algo negativo. Limitamos el significado
de «prueba» a «tribulación», pero también puede significar «ensayo» o «examen», como en un
examen médico. Cuando visitamos al médico, éste algunas veces lleva a cabo una serie de
pruebas para revelar el estado verdadero de nuestra condición física. De la misma manera, Dios
permite la presencia de ciertas pruebas en nuestras vidas para demostrar o revelar la naturaleza
verdadera de nuestra fe.
El uso de la palabra «oro» como ilustración en el versículo 7 no es accidental. Pedro debe
haber conocido el proceso de fundición empleado por los orfebres. El oro puro que se calienta
hasta derretirse refleja como un espejo. Cuando el orfebre podía ver su rostro reflejado en el oro
fundido, sabía que el oro estaba puro porque el calor había eliminado las impurezas.
¡Algunas veces pareciera que las pruebas nos van a fundir! ¡Dios pretende hacer
precisamente eso! Cuando nuestras vidas reflejan la imagen de Jesucristo al estar bajo presión
extrema, entonces nosotros y los que nos rodean podemos saber que nuestra fe es genuina. Tenga
en mente que nuestras pruebas no necesariamente significan que Dios duda de la realidad de
nuestra fe. Su deseo es purificarnos con fuego y manifestar la realidad de nuestra fe a los demás.
Obviamente, traemos pruebas a nuestras vidas por nuestro pecado o ignorancia. Cuando
maduramos en Cristo, aprendemos a evitar la mayoría de estas pruebas. Cuando usted se halle en
el horno de las pruebas y de las tentaciones, examine su vida para verificar que las pruebas no
sean resultado del pecado o de la ignorancia. Si no lo son, tenga la seguridad de que Dios las ha
permitido para refinar su fe. ¡Regocíjese!
El versículo 7 también nos recuerda que las pruebas son temporales. Ponen de manifiesto
la «alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo» . Nuestras pruebas quedarán
completas en Su venida.
En el versículo 8, Pedro alaba a sus lectores porque creen en el Señor Jesucristo a pesar
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de no haberle visto en la carne. Menciona esto para enseñarnos que en medio de las pruebas de la
vida, el Señor Jesucristo se hace real para nosotros.
A quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis,
os alegráis con gozo inefable y glorioso.
Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no
vieron, y creyeron (Jn 20.29)
Acercarnos al Señor nos permite ser llenos de gozo y gloria, aun en medio de pruebas
insoportables.
Seamos honestos. Vivimos en un mundo marcado por el pecado y lleno de sufrimiento y
dolor. SUFRIREMOS en esta vida. La única pregunta es si las pruebas nos harán más semejantes
a Jesús, o si nos destruirán. Cuando colocamos nuestra confianza en Él, las pruebas pueden
revelar la verdadera naturaleza de nuestra fe. Sirven para reflejar su imagen en nuestras vidas,
para acercarnos a Él y así llenarnos con gozo y gloria indescriptibles.
Primera de Pedro 1.9 desafía nuestro entendimiento, porque parece ir en conflicto con los
muchos pasajes que enseñan que cuando fuimos salvos, fuimos salvos por la eternidad.
obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas
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misma. Un examen detenido de las palabras de Pedro nos asegura que la salvación por obras no
es la doctrina que se enseña en el versículo 7. Los malos entendidos en cuanto al medio en que
somos salvos surgen porque nos olvidamos de tomar en cuenta el contexto, o porque el concepto
que sostenemos de la salvación es demasiado estrecho.
Consideremos lo siguiente. El hombre fue creado a la imagen de Dios. Tal como Dios es
una trinidad —Padre, Hijo y Espíritu Santo—, así el hombre, hecho a la imagen de Dios, se
compone de tres partes: cuerpo, alma y espíritu (1 Ts 5.23).
Cuando Jesucristo murió en la cruz, fue sepultado y resucitó, proveyó lo necesario para
nuestra salvación de una vez por todas. Nuestra salvación no depende de la cualidad subjetiva de
nuestras vidas cristianas, sino del hecho objetivo e histórico de la muerte, sepultura y
resurrección de Cristo. (1 Co 15.18 ofrece evidencia histórica). ¡Nuestra salvación ha sido
consumada!
Aunque la obra de Cristo en la cruz está consumada, la salvación resultante se realiza
cronológicamente en tres fases. La primera fase es la salvación del espíritu. Cuando Jesús
hablaba con Nicodemo acerca de la naturaleza del nuevo nacimiento, dijo: «Lo que es nacido de
la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es» (Jn 3.6). El nuevo nacimiento es en
primer lugar una experiencia espiritual que sucedió en el momento que recibimos a Cristo como
Salvador.
Durante nuestra vida terrenal, el alma del hombre, con su personalidad, mente y voluntad,
es la que nace de nuevo. La Biblia describe esto como la renovación del entendimiento (Ef 4.23,
Ro 12.2). Esta segunda fase de nuestra salvación es el proceso mediante el cual crecemos a la
imagen del Señor Jesucristo (Ro 8.2829).
Finalmente, la tercera fase de la salvación espera el retorno de Cristo, cuando la
maldición del pecado sobre la creación física será deshecha y nuestros cuerpos serán glorificados
(Ro 8.1723, 1 Co 15.3553).
El fin de nuestra fe es llegar a ser como Él. Ser más como Jesús es la fase terrenal o
segunda de nuestra salvación. Es un proceso que empieza cuando recibimos el regalo de la vida
eterna. A través de las pruebas de esta vida, aprendemos a depender de nuestra esperanza segura.
Es este proceso el que desarrolla actitudes y patrones de pensamientos nuevos en nosotros. Esta
es la renovación del entendimiento, la salvación del alma que ocurre durante nuestra vida
cristiana en la tierra. El asunto ya no es nuestro destino eterno, sino nuestro crecimiento
espiritual.
ESPERANZA PROFETIZADA
La esperanza que discutimos anteriormente fue prevista por los profetas del Antiguo
Testamento. En 1 Pe 1.10 dice:
«Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y
diligentemente indagaron acerca de esta salvación»
Nuestra tendencia es creer que Jesús vino a deshacerse del Antiguo Testamento. ¿Acaso
fue que el Antiguo Testamento fracasó y por eso tuvo que ser sustituido por un Nuevo
Testamento?
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La verdad es que Jesús vino a cumplir en Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento
vaticinó eventos que sucedieron en el Nuevo Testamento.
Jesús dijo: « No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido
para abrogar, sino para cumplir.» (Mt 5.17)
Aunque los profetas pregonaron la venida del Señor, no llegaron a comprender
plenamente lo que Dios les había revelado. Primera Pedro 1.11 continúa diciendo:
escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos,
el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.
«escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que
estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las
glorias que vendrían tras ellos.»
Este era el dilema de los profetas del Antiguo Testamento: Profetizaron de la venida de
un Mesías que reinaría en gloria, pero al mismo tiempo veían a un Mesías que vendría como un
siervo sufriente para llevar la carga de nuestro pecado. Por su entendimiento limitado, no eran
capaces de reconciliar estos dos temas aparentemente contradictorios. Les resultaba imposible
comprender que Cristo pasaría por la muerte en la cruz para llegar a la gloria de Su reino.
¿Puede imaginárselo? ¡Hombres que habían recibido la inspiración del Espíritu Santo de
Dios para escribir las Escrituras no eran capaces de comprender plenamente lo que habían
escrito! Aunque no alcanzaban a comprenderlo, creían lo que Dios había dicho.
Eso me consuela. Aun los hombres buenos y piadosos que se encuentran en el centro de
la voluntad de Dios tienen preguntas sinceras que carecen de respuesta. ¿Puede ver cómo eso se
relaciona con todo lo que hemos dicho? La humildad, la esperanza, el sufrimiento, las pruebas;
todo está envuelto en un paquete atado por una dependencia plena de Dios.
El asunto básico es aprender a depender plenamente de Dios. Sufriremos en esta vida,
pero cuando nos toque sufrir pruebas, podemos tener fe en que Dios está cumpliendo sus
propósitos en nuestras vidas a través de esas pruebas. Esa es nuestra esperanza.
Aun si no tenemos todas las respuestas, esta verdad permanece. Tal fue el caso de los
profetas que vieron tanto, pero carecían de un entendimiento pleno. Sencillamente sabían que
tenían una esperanza segura, porque conocían a Dios y habían depositado su fe en Él.
Este tipo de comprensión práctica de la Biblia nos facultó para enfrentar nuestras
experiencias en El Salvador. Una mañana se escucharon disparos en frente del edificio de nuestra
iglesia. Nos encontrábamos a pocos instantes antes del inicio del tercer servicio de esa mañana.
Al instante supimos que se trataba de un arma de bajo calibre. Nuestra gente estaba tan bien
habituada por los años de la guerra que todos se echaron al suelo de inmediato.
Corrí por el pasillo hacia la puerta trasera para ver qué había sucedido. Mi hija pequeña
acababa de salir por ella, luego de haberme entregado un paquete que me enviaba mi esposa.
Había veintenas de personas en el suelo por todas partes. Mis ojos se fijaron
instantáneamente en un cuerpo que yacía sobre el bordillo de la calle. La sangre corría
profusamente. No lo sabía en ese entonces, pero luego me enteré de que milagrosamente nadie
más había sido herido.
El cuerpo que vi era el de un joven de poco más de veinte años, hijo de un general
famoso. Había sido asesinado por profesionales. Apenas unos meses antes él y su enamorada
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habían venido a Cristo. Días antes conversé con ellos acerca de sus planes de seguir al Señor en
el bautismo y posteriormente contraer matrimonio.
Ahora sólo quedaba un cuerpo sin vida, una novia devastada y una familia afligida. ¿Qué
puede uno decir? ¿Cómo se explica semejante cosa? No se puede. Ese es el punto que establece
Pedro al citar a los profetas del Antiguo Testamento que no comprendían todo lo que Dios les
dijo que escribieran.
Habrá pruebas y sufrimientos en esta vida que escaparán a nuestro entendimiento. Pero
en todo, Dios está obrando para transformar nuestras mentes a fin de que seamos más como
Jesús. Algunas de nuestras preguntas quedarán sin respuesta en esta vida, tal como sucedió con
los profetas. Pero tenemos una fe que no puede ser sacudida, « incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros». (1 Pe 1.4)
Y eso no es todo. Hay que considerar 1 Pedro 1.12 en el mismo contexto del versículo 11.
A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas
que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu
Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.
Esta es la idea clave: «no para sí mismos, sino para nosotros» . Cada uno de esos profetas
pagó un precio por su profecía. Algunos pagaron con su propia vida. Lo hicieron no para sí
mismos, ¡sino para nosotros! Sufrieron, soportaron pruebas, y lo hicieron con preguntas sin
respuesta, todo para nosotros.
Aquí tenemos un principio tremendo: ¡nuestros sufrimientos llevan el nombre de otra
persona! Un creyente maduro comprende que todos los problemas son oportunidades para crecer
espiritualmente en la medida que aprendemos a confiar en Dios. Entramos en un plano de
madurez nuevo cuando comprendemos que nuestros problemas son para beneficio de otros y no
tan sólo para nuestro propio crecimiento personal.
El apóstol Pablo comprendía y vivía según esta verdad. Escuche las palabras que escribe
en su segunda epístola a los corintios.
«El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también
nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la
consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera
que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el
mismo Cristo nuestra consolación. Pero si somos atribulados, es para vuestra
consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y
salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros
también padecemos.» (2 Co 1.46)
La lección es que nunca sabremos todas las respuestas a nuestros sufrimientos y pruebas.
Algunas veces ni siquiera tendrán que ver con nosotros mismos, sino con alguna otra persona. En
todo, Dios busca enseñarnos humildad.
Necesitamos desarrollar la actitud de otro compañero de sufrimientos, Job, quien dijo en
medio de su agonía: «He aquí, aunque él me matare, en él esperaré (Job 13.15)
Aun Pedro el impetuoso estaba aprendiendo esa actitud de dependencia total al principio
de su andar con Cristo. El Evangelio según Juan registra el incidente, cuando muchos de los
seguidores de Cristo habían vuelto atrás debido a la palabra dura que había dicho.
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«Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le
respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida
eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente.» (Jn 6.6769)
Pedro llegó a reconocer que no había ningún otro a quién acudir, sino a Cristo. Aprendió
con dolor la lección de la dependencia total de Dios. Con el paso de los años, Dios perfeccionaría
esta lección al conferirle a Pedro una actitud que previamente estaba ausente: la humildad. Pedro
confirma esta verdad una y otra vez: Nuestra única esperanza es creer las palabras de Dios.
La esperanza, por lo tanto, es el fundamento de la humildad. Es esta esperanza viva y
segura la que nos motiva a confiar en Dios, a depender sólo de Él en momentos de prueba. Tal
vez no lo entendamos todo, pero sabemos que Él es nuestra esperanza, y con eso nos basta.
¿Qué hay de SUS pruebas? ¿Está luchando o descansando? ¿Tiene usted esta esperanza
segura y viva? Si no, el punto de partida es asegurarse de su salvación. Acepte el perdón de
pecado que Dios le ofrece sobre la base de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Eso
es vida y eso es esperanza. ¡Puede contar con ello! Cuando lo hace, eso es humildad.
CAPÍTULO TRES
¿QUÉ TAN SANTO TENGO QUE SER?
“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por
completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como
hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en
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vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros
santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque
según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra
peregrinación;sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir,
la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o
contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero
manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual
creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que
vuestra fe y esperanza sean en Dios.” (1 P 1.1321)
La santidad se asemeja a la humildad en el sentido de que no nos atrevemos a usar ese
término para describirnos a nosotros mismos. La santidad es algo que pensamos atañe a una
nuestra realidad presente. ¿Es posible para el cristiano «promedio» alcanzar la santidad?
¿Pero qué es la santidad? ¿Consiste en conformarse a un sistema de normas o a una
determinada manera de vestirse? Un examen de las referencias a la santidad en el Nuevo
Testamento demuestra que la santidad es un asunto interno. Hay mucho que puede decirse en
lo que necesita ser.
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De hecho, Jesús reservó algunas de sus palabras más duras para los fariseos de su día,
quienes estrictamente mantenían un exterior inmaculado, mientras ignoraban su interior. Jesús
los describió como sepulcros blanqueados, llenos de huesos de muertos (Mt 23.27).
no es algo inalcanzable. La santidad es la conclusión lógica de lo que hemos aprendido hasta
ahora. Tracemos nuestro avance.
Empezamos hablando de la transformación increíble de «Pedro el orgulloso» en un
hombre verdaderamente humilde. Pedro empieza su manual de instrucciones sobre la humildad
por medio de mostrarnos cómo el fundamento de la humildad es la esperanza del creyente.
Cuando obtenemos una perspectiva eterna, por medio de reconocer el impacto de la doctrina de
la segunda venida de Cristo, nos sentimos motivados a depender de Dios en lugar de depender de
nosotros mismos.
Si podemos decir que el fundamento de la humildad es la esperanza del creyente, también
podemos decir que el corazón de la humildad es la santidad. Esto queda claro a partir de la
enseñanza de 1 Juan 3.23:
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser;
pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le
veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a
sí mismo, así como él es puro.”
santidad que está relacionada con lo que somos, en lugar de estarlo con lo que hacemos.
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EL LLAMADO A LA ACCIÓN ES UN LLAMADO A LA SANTIDAD
Esta sección inicia con la frase « por tanto », lo cual hace referencia a todo lo dicho
anteriormente al llamado de acción que empieza con 1 Pedro 1.13.
« Ceñid los lomos de vuestro entendimiento ». ¿Qué quiere decir esta frase? Usted
probablemente no sabía que su entendimiento tenía lomos, y, después de todo, ¿cómo hace uno
para ceñírselos?
En los tiempos bíblicos los varones frecuentemente vestían túnicas largas que tenían un
aspecto espectacular, pero que no eran muy prácticas para las tareas físicas difíciles. Cuando era
necesario enfrascarse en una tarea manual difícil, el varón tomaba un cinturón (faja) y ataba la
tropezarse con su propia túnica.
Aunque no es exactamente equivalente, hay una frase similar que usamos hoy día:
«Remangarse la camisa». Transmite un mensaje del mismo tipo: «Vamos a trabajar en serio
ahora. Quitemos las mangas del paso y manos a la obra.»
Pongamos las cosas en su perspectiva correcta y recordemos que podemos depender totalmente
Es hora de tomar en serio ser todo lo que Dios quiere que seamos. Es hora de aprender el
significado de la santidad.»
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Ahora que nos hemos remangado la camisa y que nuestro entendimiento está ceñido,
Pedro nos da dos instrucciones. La primera es «sed sobrios». Este mandamiento tiene dos
significados principales, y los dos son vigentes. Aún hoy en día hablamos de una persona que
tiene una «expresión sobria». Este uso de la palabra significa «serio, prudente, moderado, en
control de sí mismo». Con esto tiene que ver la santidad. No estamos hablando de una falsa
piedad, sino de una seriedad con las cosas de Dios, una respuesta llena de propósito al llamado
que Dios hace a nuestras vidas.
El segundo significado del mandamiento «sed sobrios» es evitar la intoxicación. Una
persona ebria ha perdido el control de sus sentidos. Esa persona ya no está sobria. ¡El que desee
vivir una vida santa obviamente deberá mantenerse alejado de las bebidas fuertes!
Pero esa no es la intención tras el mandamiento que Pedro nos da de ser sobrios. Uno
puede embriagarse con muchas otras cosas aparte del alcohol. Hay muchos cristianos «ebrios»
hoy en día. Ebrios con cosas como la profecía bíblica, la «sicología cristiana», el análisis del
temperamento, los dones espirituales, el activismo político, el conocimiento de los
temperamentos o el materialismo. El problema es la intoxicación, la falta de equilibrio, el
consumo excesivo. Es posible embriagarse con cosas buenas y perder el control.
Aparte de ceñirnos los lomos de nuestro entendimiento, Pedro nos da un segundo
elemento en sus instrucciones:
« ...y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea
manifestado » (1 P 1.13b)
Los destinatarios de la epístola de Pedro estaban bajo presión creciente del resto de la
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sociedad. Ya habían experimentado algo de persecución y cabía la certeza de que les esperaban
tiempos difíciles.
venida de Cristo. Vemos la transición de la esperanza del creyente en 1 Pedro 1.13 al llamado
que Pedro hace a la santidad en el versículo 15.
Él sufrió también. Pero del sufrimiento que condujo a su muerte, Él emergió victorioso,
conquistó la muerte y se vistió de gloria. Esta misma gracia es nuestra cuando Él venga otra vez.
de la venida de Cristo. La vida está llena de dificultades, mucha de las cuales son severas y
parecerían nuestros problemas si tan sólo fijáramos nuestros ojos en las cosas eternas (Col 1.13).
a la vida de santidad que nuestro Padre celestial demanda de nosotros.
Previamente vimos que la santidad es algo interno. Los dos versículos siguientes
presentan a la santidad como un estilo de vida. Más que conformarse a reglas y regulaciones, la
santidad es un enfoque nuevo hacia la vida misma. Así lo decribe Pedro:
«Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en
santos en toda vuestra manera de vivir» (1 P 1.1415)
Observe detenidamente la frase « como hijos obedientes ». Vivir una vida santa requiere
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un esfuerzo consciente y deliberado de obedecer a Dios, de nuestro interior al exterior. Algunos
cristianos equivocadamente esperan tener cierto tipo de experiencia mística que dará por
resultado una vida de santidad. Imaginan que la santidad se encuentra apenas un paso más allá
del próximo seminario, libro, reunión de avivamiento, o lo que fuera. Sin embargo, tal como el
Santo Grial, la santidad siempre permanece a un paso más allá y definitivamente fuera del
alcance de creyentes tan superficiales como esos.
La fe y los esfuerzos se excluyen mutuamente. No nos esforzamos para obedecer a Dios
con el fin de obtener su gracia o favor. Es nuestra fe en la obra consumada de Cristo lo que nos
permite obedecer a Dios con un corazón transformado y experimentar una vida de verdadera
santidad.
Dios es nuestro Padre, pero esto no es resultado de nuestros esfuerzos. Nacimos en su
obediencia en el hombre interior es lo que la Biblia llama santidad.
Primera Pedro 1.1415 también revela dos hechos importantes acerca de nuestra vida
antes de conocer al Señor Jesucristo. Primero, vemos que era una vida controlada por nuestros
deseos. No limite esta palabra deseos a una connotación sexual solamente.
Toda suerte de deseos carnales controlaban nuestras vidas antes de que viniéramos a
Cristo, tales como los deseos de dinero, poder o fama. Pablo describe esto en Efesios 2.13.
«Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en
los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo,
conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los
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hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro
tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los
pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás»
(Efesios 2.13)
En un llamado similar a vivir en la novedad de la vida en Cristo, Pablo dijo en
Efesios 4.22: « En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos ».
De paso, aun los creyentes en Cristo nos vemos acosados por estos mismos deseos
carnales. La única diferencia es que en el pasado éramos esclavos de estos deseos.
Pedro dijo que nos conformábamos a estos deseos, que éstos realmente determinaban la
forma de nuestras vidas, al nosotros seguirlos servilmente, en obediencia ciega a sus demandas.
Ahora, ya no tenemos que obedecerlos. Somos libres de obedecer a Dios, aunque podemos
cedernos a estos deseos si así lo deseamos. La santidad no es una imposibilidad; es una decisión.
La segunda cosa que aprendemos de 1 Pedro 1.1415 es que nuestra pasada manera de
vivir era una vida de ignorancia. Estábamos ciegos a la verdad divina. No teníamos idea de que
éramos esclavos del pecado y de nuestros propios deseos egoístas.
Nuevamente, las palabras de Pablo en Efesios 4.18 dan una descripción apta de nuestra
condición pasada.
«Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia
que en ellos hay, por la dureza de su corazón» (Ef 4.18)
Ya no estamos ciegos. Nuestros ojos han sido abiertos a la verdad divina. Pero en sí
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mismo no es garantía de la santidad. Ahora tenemos la capacidad de tomar una decisión basada
en el conocimiento de la verdad divina.
de muchos creyentes: ¿Realmente puedo ser santo sin ser extraño? Tenemos esta barrera mental
increíble que nos impide ver que la santidad es compatible con la realidad.
No abandone esta sección sin reflexionar detenidamente sobre las palabras de Pedro:
«como hijos obedientes» . La santidad no es una religión; es una relación con el Dios viviente.
«Santos en toda vuestra manera de vivir» . La santidad no consiste en una lista de tabúes
que hay que evitar, sino que es una vida, una actitud. La palabra que se traduce con la frase
«manera de vivir» es amplia en su alcance y podría traducirse legítimamente «conducta» o, de
manera más moderna, «estilo de vida».
aparece en texto bíblico. De las once veces que aparece la palabra en el Nuevo Testamento, se
seis de ellas en 1 Pedro. Aparte del versículo 15, observe cómo aparece en 1.18, 2.12, 3.1, 3.2 y
3.16. En cada caso podemos ver que los conceptos tales como la santidad y la humildad no
pueden aislarse de la realidad, sino que deben integrarse a nuestra vida diaria.
1 Pedro 1.16 nos da la evidencia de las Escrituras que Pedro utiliza para apoyar su caso.
Él cita de Levítico 11.44 para demostrar que nuestra necesidad de ser santos se basa en la
naturaleza misma de Dios: «porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo».
Originalmente, antes de la caída de Adán y Eva, Dios nos había creado a su imagen.
43
Después, el pecado dañó nuestra capacidad de reflejar la santidad de Dios. Pero cuando somos
nuevas criaturas en Cristo, hemos de crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor
como Él. Él es santo.
Pedro desarrolla esta idea de forma más completa en 2 Pedro 1.34 cuando dice:
divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y
excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas
promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina,
habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la
concupiscencia».
La naturaleza divina que hemos de compartir es una naturaleza santa. Esta santidad nos
faculta para evitar que retornemos a la esclavitud a nuestros deseos carnales que describimos
anteriormente.
Es precisamente el hecho de que somos partícipes de la naturaleza divina lo que nos
permite enfocarnos en un aspecto clave de la santidad. Cuando nacemos de nuevo, nacemos en la
Los hijos que nacen en una familia heredan ciertas características de la naturaleza de esa familia.
Nuestra santidad tiene tanto un elemento posicional como uno práctico. En sentido
la santidad que heredamos gracias a nuestra posición en Cristo.
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La palabra «santo» sencillamente significa «apartado». El santo es uno que ha sido
separado, apartado. Describimos la Biblia como la «Santa Biblia» no porque el papel o tinta
posean cualidades especiales, sino porque es un libro apartado por ser el libro de Dios. En las
epístolas, a los creyentes se les describe como santos, no porque hayan hecho milagros
especiales, ni por algún decreto eclesiástico, sino porque han sido apartados para Dios por ser
miembros de su familia y partícipes de su naturaleza divina.
vivir una vida que corresponda con nuestra nueva naturaleza.
Vimos que la santidad es una calidad interna, en lugar de un conformismo externo. El
corazón de la humildad es aprender a tomar en serio la tarea de vivir la naturaleza divina en
nuestras vidas cotidianas. La humildad significa desarrollar una perspectiva eterna que nos
permite ver más allá de nuestras circunstancias presentes. Una vida santa es aquella que
incorpora una actitud consistente de obediencia a la verdad divina. Esto da por resultado un estilo
de vida que va creciendo para reflejar más de la naturaleza de Cristo cada día.
La santidad no consiste en aprender a ser extraño e irreal, ni tampoco en hacer que los
que nos rodean se sientan incómodos. La santidad sencillamente consiste en haber nacido en la
familia de Dios y reflejar su naturaleza. Mientras estemos en comunión con él, llevamos su
naturaleza dondequiera que vayamos. Cuando entramos en una habitación, establecemos una
atmósfera de santidad en virtud de quiénes somos.
Pedro no está hablando de la actitud de «soy más santo que tú» que hace que tantos se
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de que nos perciban como personas falsas es la razón por la cual muchos se mantienen alejados
de la idea de ser santos.
pero que vivían en rebelión contra Dios.
« Que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú; éstos
son humo en mi furor, fuego que arde todo el día » (Is 65.5)
¡Me da mucho consuelo saber que Dios tampoco soporta la santidad falsa! Verá, pues,
que la santidad bíblica verdadera no tiene nada que temer.
Esta santidad falsa, esta actitud de «soy más santo que tú», proviene del orgullo. Allí
radica la conexión con la humildad. La santidad verdadera es el corazón de la humildad, una
humildad que resulta de reflejar la naturaleza de Dios en nuestras vidas. Es una santidad que se
vive en la vida de aquel que ha aprendido a apoyarse en Dios en lugar de apoyarse en sí mismo.
TRES RAZONES POR LAS CUALES RESPONDER
AL LLAMADO A LA HUMILDAD
En 1 Pedro 1.17, Pedro nos da la primera de tres razones por las cuales hace un llamado a
la santidad.
« Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de
46
cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación. »
Reconozcamos que el día viene en el cual cada uno de nosotros dará cuenta de la
mayordomía de nuestras vidas directamente a Dios. Saber esto debiera motivarnos a vivir en
santidad.
No hay manera de evitar la enseñanza clara de las Escrituras, que todos tendremos que
responder ante Dios. « De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí » (Ro
14.12)
Pablo también hace énfasis de esto mismo a los corintios:
« Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo,
sea bueno o sea malo » (2 Co 5.10)
de un evento atlético. La bema era el lugar desde el cual los jueces del concurso entregaban los
galardones. El «juicio» para el creyente no tiene que ver con la condenación, sino con
recompensas, o la falta de ellas. Observe detenidamente las palabras de Pablo.
« La obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la declarará, pues por el fuego
será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si
como por fuego. » (1 Co 3.1315)
El asunto tiene que ver con recompensas, no con la pérdida de la salvación.
47
También aprendemos de Pedro que Dios juzga «sin acepción de personas». Dios es
completamente imparcial; no tiene preferencias por nadie. El asunto es nuestra fidelidad. Si
sabemos que viene un día en el cual daremos cuenta ante Dios por todo lo que hemos recibido,
debiéramos desear vivir una vida que refleje su santidad de la manera más fiel posible.
La segunda razón que hace obligatoria nuestra santidad es la gran salvación que hemos
recibido.
« sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre
preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación » (1 P
1.1819)
La palabra clave de este pasaje es «sabiendo». ¿SABE usted que es salvo? ¡Confío en que
sí! Pero entre más sepa, más santo querrá ser. El conocimiento es la base de todas las victorias y
crecimiento espirituales.
Romanos 6 es uno de los pasajes magníficos de la Biblia que nos guía a la victoria
espiritual. Hay tres palabras clave en ese capítulo, y la primera de ellas tiene que ver con
«saber». Verá que una forma de esa palabra se usa en los versículos 3, 6 y 9, cuando Pablo
recuerda a los romanos el fundamento que la verdad divina representa en sus vidas. El primer
paso es SABER lo que la palabra de Dios dice acerca de la condición de nuestras vidas y la
salvación que nos ha sido entregada.
Sobre la base de este conocimiento, Pablo continúa en Romanos 6 instando a los romanos
a que CONSIDEREN que ese conocimiento es verdadero y real en el versículo 11. En otras
48
palabras, «estimar» que es así.
La tercera palabra clave es PRESENTAR, según aparece en el resto del capítulo.
SEPAMOS lo que Dios ha dicho, CONSIDERÉMOSLO como cierto y PRESENTEMOS
nuestros cuerpos para vivir totalmente para él.
Como un ejemplo adicional de la consistencia de este principio del conocimiento en la
palabra de Dios, veamos Santiago 1.34.
« Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su
obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. »
Sobre la base del conocimiento de la verdad divina, debemos permitir que Dios haga su
obra.
En 1 Pedro 1.1819, Pedro sigue el mismo razonamiento lógico de Santiago 1.34. Nos
recuerda de la verdad de nuestra salvación, así que basándonos en nuestra comprensión de esta
verdad en cuanto a nuestra salvación, podemos entregarnos a Dios mientras Él hace su obra de
santidad en nuestras vidas.
Hemos de saber que fuimos redimidos por la sangre de Cristo, lo que significa que
nuestra salvación fue una operación de rescate. «Redimir» significa comprar algo nuevamente
por precio. En los días de Pedro, una de las maneras de poner a un esclavo en libertad era
comprarlos o «redimirlos» con una cantidad suficiente de oro o de plata. Pero nuestra libertad
vino cuando fuimos redimidos por la sangre preciosa de Cristo.
El adjetivo «preciosa» significa mucho más que «especial». Significa que no es posible
ponerle precio. Se refiere a algo que excede todo valor terrenal porque es la sangre misma de
49
Dios.
Pablo dijo a los ancianos de la iglesia en Éfeso:
« Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha
puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su
propia sangre » (Hch 20.28)
mancha y sin contaminación ». Por supuesto, este símbolo aparece de manera consistente por el
Antiguo Testamento. El cordero del sacrificio no tenía poder para limpiar los pecados, sino que
de hecho expía nuestro pecado (Éx 12.5, Lv 1.3, 10, 22.21).
En 1 Pedro 1.18 nos volvemos a topar con la frase «manera de vivir». Aquí vemos que
nuestra pasada manera de vivir sin Cristo era «vana», lo que significa «vacía, nula, sin
propósito».
Se pueden tener momentos maravillosos en esta vida, aun si uno no es creyente. Pero no
es posible hallar propósito ni significado verdadero para la vida fuera de Cristo.
Jesucristo no sólo es la mejor alternativa del momento, es la ÚNICA alternativa (Jn 14.6).
Multitudes van en busca de propósito. Muchos cristianos empeoran la situación porque
presentan las afirmaciones de Cristo en una manera superficial, plástica y poco realista. «Sólo
confía en Jesús y tus problemas se acabarán», dicen. Dan la impresión de que aceptar a Cristo
como Salvador elimina los problemas de la vida. Tales afirmaciones ni son ciertas ni son
bíblicas. El andar del cristiano no está desconectado de la realidad. Los cristianos también
50
sufrimos pruebas. Los cristianos ESPECIALMENTE experimentaremos problemas porque
de nuestro entendimiento y control, la palabra de Dios nos da propósito, significado y una
perspectiva eterna.
Al considerar la profundidad y grandeza de esta salvación, ¿cómo podríamos hacer
menos que entregar nuestras vidas a Él? Sin embargo, hay aquellos que sólo desean tener de Dios
justo lo suficiente para aliviar un tanto las presiones de la vida, pero no suficiente para llenar el
alma. Buscan una iglesia en una manera similar a la que buscan un supermercado: lo que sea más
barato y más cómodo.
¡Lo maravilloso de nuestra vida nueva debiera dejarnos llenos de asombro y perplejos!
Todo vestigio de nuestro orgullo debiera desvanecerse al saber que Dios nos compró con su
cual nos hemos refugiado.
Finalmente, hay una tercera razón que debiera atraernos a su santidad: la belleza del
Salvador. Este es el tema de 1 Pedro 1.2021. Estos dos versículos continúan refiriéndose a la
persona de Cristo.
« ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros
de los muertos y la ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en
Dios. »
Tal como es necesario que SEPAMOS la salvación que tenemos, también es necesario
51
que CONOZCAMOS a nuestro SALVADOR. Pedro empieza dándonos la información de que
Cristo fue « ya destinado desde antes de la fundación del mundo ». Esto se dice en el contexto de
su obra como nuestro Salvador.
¡Esta idea es impactante! Esto significa que Él era nuestro Salvador ANTES de ser
nuestro Creador! La salvación no fue un pensamiento posterior. No fue que Dios creó el
universo, vio el pecado del hombre y entonces se preguntó qué hacer antes de optar por hacerse
hombre para morir en nuestro lugar. Todo esto se contempló de antemano. Dios sabía lo que
sucedería y destinó a nuestro Salvador. Apocalipsis 13.8 refuerza esta idea al hablar del
« Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo ».
tiempos por amor de vosotros », él usa la frase « en los postreros tiempos » para referirse a
cualquier momento de esta era actual, la cual se conoce como la Era de la Iglesia. La palabra
hizo tangible.
Ningún otro pasaje de la Biblia expresa ese concepto de forma más elegante o concisa
que la epístola de Pablo a los colosenses. « El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de
toda creación » (Col 1.15) . « Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad »
(Col 2.9) . A Timoteo, Pablo dice:
Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído
en el mundo, Recibido arriba en gloria » (1 Ti 3.16).
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Además de haber sido destinado y manifestado, Cristo resucitó de los muertos. La
fraseología que emplea Pedro en 1 Pedro 1.21 nos dice que creemos en Dios «mediante» él. En
otras palabras, es por su resurrección que creemos en el Dios invisible que le resucitó.
Lea 1 Corintios 15 para ver las afirmaciones fuertes que Pablo hace sobre la verdad
básica y el propósito de la resurrección de Cristo con respecto a nuestra fe. De hecho, la
resurrección es el clavo del cual pende todo. Si no hay resurrección, tampoco hay fe. Y, como
dijo Jesús en Juan 14.6, no hay otro camino hacia Dios excepto por él.
Aun más allá de esta gran verdad, nuestro Salvador también ha sido glorificado. En
1 Pedro 1.21 dice: « y le ha dado gloria ». Jesús ya no es aquel triste espectáculo en la cruz que
de señores glorificado, sentado a la diestra de Dios el Padre. Y todo esto, continúa diciendo
una religión o un conjunto de creencias.
de nuestro inigualable Salvador lo que produjo santidad genuina en un pescador como Pedro.
Fue una santidad que lo elevó a una posición de ser conformado con Cristo y de liderazgo
espiritual.
Previamente, en los evangelios, vimos a Pedro preocupado con asuntos que ocupan a la
mayoría de las mentes hoy día. «Señor, he dejado a familiares y amigos. ¿Qué recompensa
tendré? ¿Qué me toca a mí?» (Mt 19.27). «Señor, es magnífico estar en el monte contigo.
Edifiquemos tres enramadas como recuerdo» (Mt 17.4). «Señor, no puedo hablar por los demás,
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¡pero estoy listo para dar mi vida por ti! ¡No te negaré!» (Mt 26.35.
Pero ahora, pasados muchos años, hallamos a un Pedro más tranquilo que se siente
aquel pescador orgulloso y materialista se convirtió en un varón humilde y santo.
dulce hombre podría tener muchas cosas toscas y poco pulidas, pero tenía muy poco que no
fuera real.
Pedro vio un fundamento para la humildad en su esperanza cierta del retorno del Señor,
desarrolló un corazón humilde conforme fue madurando y su vida llegó a reflejar la santidad
sincera de un Salvador amoroso. Esta esperanza, humildad y santidad transformaron totalmente
al que había sido un pescador tosco.
CAPÍTULO CUATRO
EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS
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«Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el
de corazón puro: siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la
hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece
benignidad del Señor» (1 Pedro 1.222.3)
Observar a un buen cocinero trabajando puede ser una experiencia intrigante. Trabajan
con la mayor de las confianzas al cortar, picar, mezclar y combinar. En algún momento se le
un ingrediente pequeño que añade ese sabor distintivo que hace que el plato sea especial.
La palabra de Dios es el ingrediente clave en la receta que Él tiene para nuestras vidas.
Hemos estado hablando de la humildad, y cómo la esperanza y la santidad son los dos
ingredientes más importantes de la mezcla que da por resultado la humildad. Pero tal como el
calor del horno es el que convierte la masa en una torta, la palabra de Dios es el poder que
convierte la esperanza y la santidad en humildad.
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La clave para vivir una vida santa y para el crecimiento espiritual es la obediencia a la
palabra de Dios, tema que Pedro ahora toca.
Este tema fluye del capítulo 1 al capítulo 2 de 1 Pedro. Esto nos comunica la
importancia de este pasaje como punto de transición. La frase «Desechando, pues» de 1 Pedro
2.1 es un punto de división natural entre los capítulos.
1 Pedro 1.2223 trae a colación tres aspectos de la obra que la Biblia lleva a cabo en
nuestras vidas. En primer lugar, veremos el efecto purificador de la palabra de Dios sobre
nuestras vidas, lo cual conduce a un santidad genuina. En segundo lugar, veremos el poder
redentor de la palabra de Dios y en tercer lugar, el poder nutritivo de la palabra de Dios.
EL PODER PURIFICADOR DE LA PALABRA DE DIOS
Al empezar a analizar este pasaje, el tiempo verbal cobra importancia suprema.
« Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu ». El
tiempo pretérito («habiendo purificado») indica una acción que ya ha sido llevada a cabo en las
vidas de los lectores de Pedro. La actitud de obediencia hacia la palabra de Dios ha dado por
resultado la purificación de sus almas.
Nuestra actitud hacia la palabra de Dios es la fuerza de activación de todo crecimiento
de la Biblia para hallar guía para resolver de inmediato algún problema particular.
¡Ciertamente podemos acudir a la Biblia en tiempo de necesidad! No obstante, la palabra
56
de Dios nos ha sido dada con el fin de que nos SOMETAMOS totalmente a ella. Nunca
podremos dominar toda su verdad, porque es un libro infinito escrito por Dios infinito. Pero
enseñanzas.
En lugar de escoger tan sólo aquellas porciones que nos interesan o captan nuestra
atención, debemos permitir que la palabra de Dios escudriñe las áreas de nuestra vida que
requieren corrección. La declaración que Pedro hace en 1.22 indica que sus lectores habían
desarrollado el hábito de obedecer consistentemente la palabra de Dios, y que sus vidas habían
sido transformadas y purificadas como resultado de ello.
dos» de nuestra salvación en el segundo capítulo del presente comentario. Pablo lo denominó la
«renovación» del entendimiento. Ocurre por medio de una sumisión humilde a los principios
bíblicos, y no por medio de forzar más datos bíblicos a nuestros cerebros.
La «verdad» a la cual estos individuos habían obedecido obviamente es la verdad de la
palabra de Dios. En Juan 17.17 Jesús oró a su Padre, diciendo: « Santifícalos en tu verdad; tu
palabra es verdad ».
No debemos obviar la frase « mediante el Espíritu ». La obediencia a la palabra de Dios
es algo que puede lograrse únicamente «mediante el Espíritu» —el Espíritu Santo nos enseña
mientras buscamos con diligencia comprender lo que Dios desea que aprendamos de la Biblia.
Al considerar nuestra relación con la palabra de Dios, la palabra clave del versículo 22
57
es «obediencia». Esta palabra resume nuestra responsabilidad para con Dios. La obediencia es un
mejor comprensión de la importancia que tenía la obediencia en la manera que Pedro entendía
cómo andar con Dios en toda humildad: 1 Pedro 1.2, 14, 22, 2.8, 3.6, 20 y 4.17.
Si estamos en lo cierto al decir que la humildad es una dependencia total de Dios,
entonces la obediencia forma parte de la receta. ¿Recuerda las palabras que Cristo dijo en
Marcos 8.34?
«Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame».
Es imposible ser seguidores genuinos de Cristo sin tener esa actitud de negarnos a
nosotros mismos y de compromiso con Él. Los destinatarios de la carta de Pedro habían crecido
en Cristo y habían purificado sus almas por medio de permitir que el Espíritu de Dios
desarrollara en ellos un hábito consistente de obedecer la verdad de la palabra de Dios.
Si el poder purificador de la palabra de Dios se activa por medio de la obediencia, se
demuestra por el amor que resulta en nuestras vidas. Pedro continúa en 1 Pedro 1.22 diciendo
que esta obediencia había obrado « el amor fraternal no fingido ».
su falta de amor genuino por los hermanos demuestra que no han aprendido a someterse a la
verdad de la Biblia. Un examen minucioso de la estructura de la oración escrita por Pedro nos
lleva a la conclusión de que si desarrollamos la práctica de obedecer la verdad de la palabra de
Dios mediante el Espíritu, estaremos purificando nuestras almas. Un resultado de ello será un
58
amor no fingido por nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
El amor por los hermanos es una de las pruebas que hemos de buscar para medir lo
gnuino de nuestra fe. La Biblia nos da muchos ejemplos, pero 1 Juan 3.14 demuestra este punto.
« Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos.
El que no ama a su hermano, permanece en muerte ».
Pedro califica cuidadosamente el uso que da a la palabra amor, diciendo que es « no
días de Pedro. La gente venía a Cristo de todos los segmentos de la sociedad. En los Estados
Unidos modernos, la sociedad que tenemos es bastante homogénea. Las clases sociales sí
existen, si uno las busca, pero las líneas que las dividen están borrosas y las personas
frecuentemente se mueven de una clase a otra.
En la época del Nuevo Testamento, esas líneas eran más rígidas y habían pocas
posibilidades de que un individuo avanzara a una clase superior. Sin embargo, el mensaje del
evangelio había obligado a creyentes de todas las clases a asociarse unos con otros. Esto había
creado situaciones poco familiares y frecuentemente tensas. Los muy ricos se hallaban en el
mismo cuerpo de Cristo que los pobres, los educados con los analfabetas, los muy pulidos con
los muy ordinarios. El evangelio de Cristo era el denominador común.
«amor» por cristianos de clases sociales poco familiares. Una sonrisa forzada y un saludo
condescendiente «en el nombre del Señor» acompañaban a su «amor» por los hermanos. ¿No
vemos esta misma actitud merodeando por los pasillos y salones de algunas de nuestras iglesias
59
hoy en día?
En Romanos 12.9, Pablo también instruye: «El amor sea sin fingimiento». En otras
palabras, ¡no lo finja! En 2 Corintios 6.6, dice que una de las maneras en las cuales hemos de
probarnos a nosotros mismos como ministros de Dios es por medio de nuestro «amor sincero».
Es interesante observar que los creyentes tendemos a fingir dos cosas: el amor y la fe. En
misma « fe no fingida » que había visto en Timoteo había existido primero en su madre y en su
abuela.
Pedro, después de haber felicitado a sus lectores por su « amor fraternal no fingido »,
concluye 1 Pedro 1.22 dándoles la instrucción siguiente: «amaos unos a otros entrañablemente,
de corazón puro». ¿Es esto redundante? En realidad no, porque existen unas lecciones muy
importantes que debemos aprender aquí. Lea todo 1 Pedro 1.22:
para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de
corazón puro ».
Al llegar a este punto, la mayoría de los comentaristas se apresuran a señalar que la
primera vez que vemos la palabra amor en este versículo, en la frase « amor fraternal no
fingido », es traducción del vocablo griego «filadelfia». Por supuesto, este era el vocablo utilizado
por los griegos para expresar el «amor fraternal», y es el origen del nombre de la ciudad de
Filadelfia.
El segundo «amor» que aparece en el versículo, « amaos unos a otros entrañablemente,
60
de corazón puro », es traducción del vocablo griego agapao . Esto habla de amor en un nivel
moral o social, e implica un respeto por el valor que tiene el otro individuo.
La inferencia que Pedro hace es que ellos amaran a sus hermanos de manera sincera.
Pero, debido a que eran hermanos, era necesario pasar a un amor más profundo que borrara la
memoria de aquellas antiguas barreras sociales. Esta necesidad de crecer espiritualmente hasta
un amor más profundo se expresa claramente con la palabra castellana «entrañablemente».
Todo esto ciertamente es verdadero. Sin embargo, existe una tendencia hoy que me
perturba, y que me es preciso señalar antes de continuar. Los cristianos modernos nos hemos
obsesionado con el hecho de que hay cuatro vocablos griegos que legítimamente pueden
traducirse «amor» en español. Dos de esos vocablos griegos aparecen en el Nuevo Testamento,
los dos que acabamos de mencionar.
El problema es que tendemos a separar estos términos hasta el punto de pensar que en
realidad existen tipos diferentes de amor. Esto puede ser confuso, o un ejercicio para evadir la
responsabilidad. Empezamos a pensar que podemos amar con uno de los tipos de amor, pero no
con el otro.
Esto es precisamente el punto que hace Pedro. El amor no puede subdividirse. 1 Juan 4.8
dice sencillamente: «Dios es amor». Dios y su amor no pueden guardarse en compartimientos
separados para sacarlos y aplicarlos a situaciones diferentes.
El hecho de que los griegos tuvieran cuatro tipos de amor sencillamente señala las
diferentes maneras en las cuales es necesario manifestar el amor. La mayoría de las personas no
se han percatado de que en el castellano hay dos palabras comunes que expresan amor. Por
61
supuesto, una es «amor»; la otra es «caridad».
Si bien la palabra «caridad» aparece varias veces en la Biblia ReinaValera 1909 (en la
RV1960 fue sustituida con la palabra amor), la mayoría de las personas piensa en «caridad»
únicamente cuando se refiere a organizaciones como las que ayudan a los pobres. Pero eso es
precisamente el punto: ¡Caridad es dar! Y eso es lo que es el amor.
del contexto. Juan 3.16 nos dice: « Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha DADO... »
Pero, tal como ocurre en el idioma griego, las palabras amor y caridad enfatizan aspectos
diferentes de la misma característica.
¡El amor, es amor, es amor! Ya sea entre hermanos, entre marido y mujer, o con otra
persona, es amor. Algunas veces se nos da la impresión de que si no comprendemos las
no es posible que comprendamos la Biblia. Es como si esto fuera una clave secreta del misterio
de la vida. Pero Dios es amor, y el amor es amor. El amor de Dios debe saturar nuestras vidas y
aparecer en todas nuestras relaciones.
Pedro está diciendo: «Ustedes van bien. Están en buen camino. Ahora, sigan creciendo,
y permitan que Dios profundice el amor que Él nos ha dado para que lo pasemos a los demás».
«de corazón puro». Un corazón puro es uno que está libre del prejuicio y del orgullo, que es de lo
que Pablo habla en Filipenses 2.13.
« Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna
62
comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,
completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes,
sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes
bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él
mismo ».
EL PODER VIVIFICANTE DE LA PALABRA DE DIOS
Es a través de la palabra de Dios que nuestras almas se purifican en el proceso de
conformarnos a la imagen de nuestro Señor Jesucristo. pedro ahora nos recuerda que la razón por
la cual podemos ser purificados por la palabra de Dios es que es gracias a esa misma palabra de
Dios que hemos sido renacidos.
Así se describe en 1 Pedro 1.23: « Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre ».
La simiente humana corruptible produce vida temporal corruptible. La simiente de la
palabra de Dios incorruptible produce vida eterna e incorruptible. En Juan 3, el famoso pasaje
del «nuevo nacimiento», Jesús dijo lo mismo en el versículo 6. « Lo que es nacido de la carne,
carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es ».
Esta es la segunda vez en este primer capítulo de 1 Pedro que el apóstol hace referencia
a un nuevo nacimiento. En el tercer versículo habla de Dios que « nos hizo renacer ».
La frase «nacer de nuevo» ha sido sobreutilizada y mal utilizada en nuestros días, pero
63
eso no aminora su significado verdadero ni la necesidad apremiante de que todo ser humano
«nazca de nuevo».
corren a Juan 3, en donde Jesús sostuvo aquella conversación con el rabino Nicodemo. El
mensaje que Cristo le dio era sencillo. Así como un hombre nace físicamente, es necesario que
nazca espiritualmente también para tener vida eterna. Pero el tema del nuevo nacimiento no se
limita a Juan 3.
Pedro menciona el nuevo nacimiento en 1 Pedro 1.3 para decirnos que hemos renacido
a mencionar este tema en el versículo 23 es que hemos nacido de nuevo no sólo para RECIBIR
una herencia, ¡sino también para que SEAMOS una bendición!
En el contexto de este pasaje, Pedro deja en claro que el nuevo nacimiento llega al
hombre por medio de la palabra de Dios. Es por la Biblia que nos enteramos de la muerte,
en la cruz y resucitó de los muertos. Pero es la palabra escrita la que da testimonio del Verbo
del uno a través de la otra.
Todo esto se aclara en 1 Pedro 1.2425, cuando el apóstol cita un pasaje familiar de las
Escrituras, por el profeta Isaías. Para comprender este pasaje con la perspectiva judía desde la
cual fue escrito, abra su Biblia en Isaías 40. Isaías escribió estas líneas por inspiración del
64
a ser un testimonio del Dios que es un ancla en situaciones traumáticas. El resto de Isaías 40 nos
da el contexto.
primer lugar, consideremos el carácter de Dios. En el versículo 12, Él se muestra omnipotente.
y 25 se muestra infinito. Los versículos 5 y 6 expresan el carácter de la palabra de Dios. Es
eterna, permanece para siempre. En este pasaje la raza humana se representa como la hierba, o
como las flores del campo.
La lección de la profecía de Isaías es clara. Los judíos se hallaban en un momento de
presión, y sentían una tentación fuerte de acudir a mercenarios, a gobiernos extranjeros o a
alguna otra maquinación para escapar del enemigo que se aproximaba. Isaías les advierte que la
carne carece de poder, pero Dios y su palabra permanecen para siempre y se puede depender de
ellos en momentos difíciles.
Ahora, la aplicación: Pedro dice a sus lectores que « esta es la palabra que por el
evangelio os ha sido anunciada » (1 P 1.25). Dios y su palabra eran suficientes para las pruebas
que enfrentó la nación hebrea, y Dios y su palabra son suficientes para las pruebas que los
cristianos experimentaremos.
1 Pedro 1.2225 lo resume: Cuando obedecemos la verdad divina, purificamos nuestras
nuevo y tenemos una nueva naturaleza, a causa de esa misma palabra de Dios. La palabra de
Dios purifica; la palabra de Dios da vida nueva.
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EL PODER NUTRITIVO DE LA PALABRA DE DIOS
« Desechando, pues » es la manera que empieza el segundo capítulo de 1 Pedro, y esto
nos hace ver dos cosas. En primer lugar, continuamos con el mismo contexto. El capítulo uno
fluye de forma natural hacia el capítulo dos. En segundo lugar, esto señala que viene una
aplicación práctica de lo que acabamos de aprender.
Después de haber respondido con una actitud de obediencia de corazón hacia la palabra
de Dios, nos es necesario vivir esa actitud de obediencia de manera práctica, por medio de
desechar « toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias y todas las detracciones » (1 P 2.1).
Es necesario desechar, o botar, toda la «basura»; despojarnos del hombre viejo. Esto es
similar al pensamiento que expresa Hebreos 12.1.
« Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante ».
Pedro no nos deja sin decirnos qué cosas debemos desechar. Empieza por especificar
«toda malicia», el primero en esta lista de cinco pecados sumamente específicos, los cuales son
todos pecados que se cometen contra otros.
Malicia es desearle el mal a otros. Entre sus sinónimos se incluyen mala voluntad,
rencor y odio. Este pecado en particular es una actitud y se ve seguido por cuatro pecados que
son acciones que resultan de una actitud de malicia. «Engaño» se refiere a una mentira con
66
despropósito. «Hipocresía» y «envidia» no requieren de mayor aclaración. «Detracciones» es
otra manera de decir calumnias que, de hecho, significa infamar la honra de otro.
No resulta difícil ver la relación entre estos pecados y el problema del amor fingido al
cual se hace alusión en 1 Pedro 1.22. Un corazón que no está lleno de amor es uno que corre el
peligro de llenarse de malicia. Y un corazón lleno de malicia tiende a fingir el amor. El amor
fingido se manifiesta por medio de conducta engañosa, hipócrita y envidiosa, y por detracciones.
Para que la misma palabra de Dios que nos condujo al nuevo nacimiento continúe su
obra de purificar nuestras almas, es necesario que desechemos estos pecados de nuestras vidas.
¿Pero cómo se hace esto en realidad? Si sólo reconocemos que nuestras vidas debieran
estar libres de la actitud pecaminosa de la malicia y de los pecados producidos por la malicia en
acción, el «amor fingido», no es lo mismo que tomar medidas para desechar la malicia. Hay
muchos que han sentido gran convicción por mejorar su actitud hacia los demás. Han intentado
rectificar por sí mismos, pensamientos positivos, y toda clase de esfuerzos propios por cambiar,
pero sin éxito perdurable. ¿Existe alguna forma que realmente funciona para lograr la victoria
genuina?
El camino práctico a la victoria es el mensaje de 1 Pedro 2.23. Tiene que ver con el
desarrollo de un apetito insaciable por la palabra de Dios. « Desead, como niños recién nacidos,
la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis
gustado la benignidad del Señor ».
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en Cristo, debiera desear la leche espiritual de la palabra.
Luego, conectamos este pasaje con Hebreos 5.1314.«»
« Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es
niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los
que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del
mal ».
Entonces, concluimos que hay que quedarse con la leche mientras uno es bebé. No se
acerque a libros profundos tales como Daniel, Apocalipsis y Hebreos y concéntrese en los que
son fáciles de comprender: Salmos, Juan, Efesios y Filipenses.
que son carne y otros que son leche. Los nuevos creyentes debieran empezar por las cosas
sencillas. Conforme maduran, pueden avanzar a cosas más profundas. Sin embargo, ese no es el
significado principal que Pedro quiere comunicar, cuando tomamos sus palabras en su debido
contexto, en el libro de 1 Pedro.
a creyentes nuevos. De hecho, él escribe sus palabras « a los expatriados de la dispersión en el
Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia » (1 P 1.1). Repase lo que dijimos acerca de ese primer
versículo de este libro. Algunos de los destinatarios de las palabras de Pedro probablemente
tuvieron su encuentro con el Señor treinta años atrás, o quizás antes; posiblemente hasta el
mensaje que Pedro predicó en el día de Pentecostés en Hechos 2.
La frase «como niños recién nacidos» puede comprenderse en un par de maneras. Por un
68
lado, puede indicar que todos los destinatarios de la carta de Pedro eran realmente bebés en
Cristo. La otra posibilidad es que Pedro les está diciendo que sean «como» niños recién nacidos.
Piénselo: Aparte de dormir y moverse sin ton ni son, ¿qué ocupa la atención de un recién
con comer tres veces al día! Un recién nacido quiere ese biberón, ¡y lo quiere ahora! Cuando no
está durmiendo, no pasa mucho tiempo antes de que vuelva a querer leche.
Pedro dice que debiéramos ser como ese niño recién nacido. Debiéramos tener un
hambre constante por la palabra de Dios, porque por ella es que crecemos. Escuchémosle
nuevamente: « desead, pues, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para
que por ella crezcáis ».
Ese consejo de «leche» que damos a los nuevos creyentes es maravilloso, pero no
perdamos de vista que todos nosotros, sin importar por cuánto tiempo hemos sido creyente,
la palabra de Dios.
Hace un tiempo hubo un anuncio en la TV que decía: «La necesidad de leche nunca se
que la entrada al reino estaba restringida a los que se habían convertido y que eran como niños
pequeños. Cristo desea que aun los que somos espiritualmente maduros, pero que seguimos
creciendo, sigamos teniendo fe como la de un niño.
En 2 Corintios 11.3, Pablo expresa su preocupación de que los corintios fueran
engañados por el enemigo y que sus mentes fueran corrompidas, haciendo que fueran
69
extraviados de la sincera fidelidad a Cristo Jesús.
No importa lo lejos que hayamos viajado en el camino de la fe, nunca perdemos la
necesidad de alimentarnos que sólo puede satisfacerse con la leche no adulterada de la palabra.
Algunas veces nos preocupamos tanto por la carne de las cosas profundas de Dios que
padecemos de indigestión espiritual. Para evitar eso, nunca debemos crecer al punto de ya no
es el apetito de un recién nacido por la leche.
Otra cosa que hemos de notar acerca de la leche de la palabra de Dios es que Pedro
especifica que necesitamos la leche «no adulterada» de la palabra. ¿No es la Biblia un libro no
adulterado? En este caso esa frase se usa en el sentido de «pura», «no modificada», «sin otros
ingredientes añadidos».
entera tradicional que viene directo de las vacas y en frascos de vidrio, en los cuales la crema se
separaba y flotaba en la superficie. Los frascos se taponaban con un cartón, de la manera que se
acostumbraba vender la leche en el campo.
Cuando regresamos a los Estados Unidos, recuerdo haber sentido una especie de
sacudida cuando mi esposa me pidió que fuera al supermercado a comprar leche. Yo sabía que
ahora en la mayoría de los casos la leche se vendía en envases de cartón o frascos de plástico. Y
también sabía que no habría crema flotando en la superficie. Pero fue una gran sorpresa ver que
tenía que decidir entre una amplia gama de alternativas: Vitamina D, 2%, 1%, descremada,
enriquecida con vitaminas, ¡leche de soya! ¡Sólo quería comprar leche!
70
Muchos de nuestros alimentos se presentan de manera similar. Hay tantas cosas que se
les añaden o eliminan durante el procesamiento. Tambión observamos al regresar a los Estados
Unidos que mucho alimentos tienen un sabor diferente. Estábamos acostumbrados al producto
verdadero, a alimentos naturales con nada añadido ni eliminado.
Mantenga esa idea en mente y aplíquela a las palabras de Pedro. Hemos de desear la
leche no adulterada de la palabra. En otras palabras, no alimentamos con la palabra de Dios, la
palabra pura y no adulterada de Dios, con nada añadido ni eliminado.
Muchos cristianos en la actualidad sienten deseos por el libro «cristiano» de moda más
reciente. Leemos libros ACERCA de la Biblia, escuchamos sermones ACERCA de la Biblia y
TOMADOS de la Biblia, y nos emociona lo que otros dicen cuando expresan sus ideas EN
RESPUESTA a la Biblia.
¿Pero tiene un apetito genuino e insaciable por la palabra no aduleterada de Dios? De
ella recibimos nuestra alimentación espiritual. No existe otra manera de crecer espiritualmente.
Hay muchos cristianos desnutridos que están pasando hambre espiritual a pesar de su
biblioteca llena de muchos libros cristianos y grabaciones de mensajes. Están tan ocupados con
alimentarse de la palabra sencilla y no adulterada de Dios, sin aditivos ni refinamiento.
Pedro había experimentado este poder alimentador de la palabra de Dios. Él era un
pescador sencillo que creció espiritualmente hasta alcanzar una posición de importancia vital en
el plan de Dios. Se convirtió en un lider respetado por su sabiduría y entendimiento.
Alimentarnos de la leche espiritual no adulterada de la palabra de Dios siempre da por resultado
71
el crecimiento. El salmista expresó esta misma idea en el Salmo 119.130 «La exposición de tus
palabras alumbra; Hace entender a los simples».
Pedro no maduró espiritualmente por estudiar en una Universidad bíblica o en un
medio de alimentarnos en la enseñanza pura de la Palabra de Dios sin añadirle ni quitarle nada.
del Señor », es un reflejo del Salmo 34.8: «Gustad, y ved que bueno es Jehová; Dichoso el
hombre que confía en él.»
En otras palabras, Pedro dice que si realmente conocemos al Señor, lo demostraremos
por medio del deseo de alimentarnos continuametne con la palabra de Dios.
nos motiva a buscar la madurez en Cristo y a depender compeltamente de él: purificados, nacidos
de nuevos y alimentados por la palabra de Dios, la cual «permanece para siempre».
CAPÍTULO CINCO
¿QUIÉN ERES?
72
«Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas
para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también
contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo,
escogida, preciosa: Y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros,
edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de
tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo
desobedientes; a lo cual fueron también destinados. Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que
anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia». (1 Pedro 2.410)
Hace un tiempo atrás escuché una noticia conmovedora acerca de dos hermanitos. Uno de
los chicos le había salvado la vida a su hermano de manera heroica. Lo que resultaba
particularmente especial es que ese evento había transformado sus vidas para siempre y había
profundizado la relación entre ellos. No querían estar alejados el uno del otro ni por un minuto.
A veces es necesario pasar por una crisis para que apreciemos algunas relaciones
73
maravillosas que tenemos y que de otro modo las tomaríamos por sentado.
La relación del creyente con Jesucristo es una que con mucha frecuencia se toma por
sentado. Aquel que no comprende a plenitud la maravillosa profundidad de quién es Jesucristo
en realidad es aquel que no comprende a plenitud su propia relación con el Señor, o aun su
propia identidad personal.
El tema de la porción anterior es nuestra relación con Cristo y de ella aprendemos quién
es Él en realidad y quiénes somos nosotros. Nunca podremos comprender quiénes somos si no
empezamos a comprender quién es Él.
En nuestro estudio de este manual sobre la humildad, hasta este punto hemos aprendido
que la humildad es una dependencia total de Dios. En 1 Pedro 1.312 vimos que tenemos una
esperanza viva en Cristo. en 1.1321 Pedro hace un llamado a la santidad, el cual se ve seguido
por un llamado a la obediencia y al crecimiento en 1.22 2.3. La meta de 1 Pedro 2.410 es
revelar quién es Cristo y quiénes somos nosotros como resultado de ello.
QUIÉN ES CRISTO
ÉL ES AQUEL A QUIEN NOS ACERCAMOS. 1 Pedro 2.4 empieza con la palabra
«acercándoos». Este es un tiempo verbal que indica una acción continua. Él no sólo es Aquel a
relación activa y continua.
Ser cristiano abarca mucho más que sencillamente venir a Cristo una vez al momento de
74
la salvación. Tenemos una relación continua en la cual constantemente hemos de acercarnos a él
para crecer espiritualmente. Tener esta relación viva con Él hace posible la santidad. Mientras
su plan.
ÉL ES EL QUE FUE RECHAZADO POR LOS HOMBRES. En 1 Pedro 2.4, Pedro nos
dice que Cristo fue aquella piedra «desechada ciertamente por los hombres». Esto significa que
los hombres no permitieron que Él transformara y controlara sus vidas. Le desecharon. En
1 Pedro 2.7 se comunica la misma verdad: «la piedra que los edificadores desecharon». Imagine
lo absurdo que es que los constructores no permitian que la piedra principal forme parte de un
edificio; todo el edificio estaría desequilibrado y podría desplomarse. Esta idea es absurda, pero
señala la terquedad del pecado. Por ello es que todas las religiones humanas que desechan o
rechazan el Señorío de Cristo no son más que una casa de paja, totalmente inestable.
es uno de los temas principales de las Escrituras que simboliza a Cristo. Podemos aprender
mucho siguiendo esta imagen a través de la Biblia.
Empecemos en Éxodo. Los hijos de Israel en el éxodo se encuentran en un desierto, con
una necesidad angustiosa de agua. Dios da instrucciones a Moisés:
« He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y
saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los
ancianos de Israel. » (Éxodo 17.6)
No cabe duda en cuanto al cuadro que Dios pinta con este evento. El apóstol Pablo
75
explica el simbolismo con claridad en 1 Corintios 10.4.
« Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los
seguía, y la roca era Cristo. »
La peña o Roca fue golpeada una vez para que diera agua de vida. Esto es un cuadro de
cuando Cristo fue golpeado por nuestros pecados para que nosotros pudiéramos recibir el agua
viva verdadera de la cual Jesús habló a la mujer samaritana en Juan 4.
De hecho, fue aquí que Moisés posteriormente cometería el error que le costaría la
entrada a la tierra prometida. Nuevamente, en un momento de necesidad, Dios indicó a Moisés
que acudiera a la Roca («ACERCÁNDOOS a él»). Pero esta vez, se le indicó que soamente
golpear la Roca, lo cual pinta un cuadro que resultaba impreciso, no lo que Dios deseaba
representar. Ya que Cristo ha muerto por nuestros pecados, basta con sólo hablarle. Él no es
vuelto a crucificar cada vez que tenemos una necesidad. « Porque en cuanto murió, al pecado
murió UNA VEZ por todas » (Romanos 6.10) .
Deuteronomio 32 nos revela la gran importancia que va conectada con la imagen de la
Roca:
« El es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de
verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto. . . Pero engordó Jesurún, y
tiró coces (Engordaste, te cubriste de grasa); Entonces abandonó al Dios que lo
hizo, Y menospreció la Roca de su salvación. . . De la Roca que te creó te
olvidaste; Te has olvidado de Dios tu creador. . . ¿Cómo podría perseguir uno a
76
mil, Y dos hacer huir a diez mil, Si su Roca no los hubiese vendido, Y Jehová no
los hubiera entregado? Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca, Y aun
nuestros enemigos son de ello jueces. » (Deuteronomio 32.4, 15, 18, 3031)
Existen muchas referencias adicionales a la Roca en el Antiguo Testamento, y Pedro
estaba familiarizado con ellas. Veremos en breve que él cita algunos de estos pasajes para
establecer su punto.
Conociendo el fondo del Antiguo Testamento referente a la «roca» y «piedra» en
referencia a Dios, y cuando comprendemos la Biblia en su contexto pleno, no hay que ser un
erudito del idioma griego para comprender las palabras pronunciadas por Cristo en Mateo 16.18:
«Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las
puertas del Hades no prevalecerán contra ella.»
¿Fue Pedro el primer papa? ¿Quién es la Roca? La controversia que gira en torno a este
versículo es increíble. También resulta innecesaria cuando se comprende la consistencia de las
imágenes en la palabra de Dios. No cabe duda en cuanto a la identidad de la Roca. Jesús le
cambió el nombre original de Simón, a Pedro, o «roquita». Pero solo hay una Roca.
Pedro ciertamente comprendía eso, lo cual se evidencia por las palabras que escribe en
los versículos previamente citados de su epístola. Si bien todos somos «piedras vivas», Pedro
identifica de manera muy clara a Cristo como la principal piedra del ángulo de la iglesia.
El punto que Pedro hace acerca de esta piedra del ángulo es que fue «desechada
ciertamente por los hombres» . Cuando Pedro menciona que esta piedra fue desechada por los
edificadores en la parte final de 1 Pedro 2.7, está citando del Salmo 118.22.
77
Los edificadores eran los líderes religiosos de Israel. Rechazaron a Cristo, la «piedra
Esto no se debió a un mero descuido de su parte. La palabra «desecharon» implica plenamente
una decision de rechazo luego de una evaluación cuidadosa. Esto es precisamente de lo que habla
Juan en Juan 1.11, cuando menciona que Jesús «a lo suyo vino, y los suyos no le recibieron» .
Esto no significa que todos los judíos le rechazaron. La mayor parte de los primeros
creyentes eran judíos. Lo que esto significa es que como nación, los líderes de Israel oficialmente
le rechazaron como Mesías prometido. Las nuevas maravillosas del Evangelio, comprendidas
recibe a Cristo, Él se torna en la preciosa piedra del ángulo de su vida.
Pero hay otra figura que aparece en estos versículos. En 1 Pedro 2.7, cuando el apóstol
cita a Salmo 118.22, dice: «La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la
cabeza del ángulo» .
Esta piedra que aquí se denomina la «principal piedra del ángulo» es la que se conocía
como la Rosh Pina , o piedra de remate, la que se encuentra en la cresta de un arco,
manteniéndolo junto, y que soporta toda la curva del arco. Así que, verá, Jesús no sólo es el
fundamento, sino que también es la piedra de remate. Él es el Alfa y la Omega, el principio y el
fin (Apocalipsis 1.8).
Pedro citó de este mismo Salmo 118 en uno de sus mensajes en Hechos 4.11. Él había
escuchado al Señor mismo citar ese versículo, como lo registra Mateo 21.42.
ÉL ES EL ESCOGIDO DE DIOS. Continuando con 1 Pedro 2.4, Pedro contrasta el
78
hecho de que esta piedra viva ha sido rechazada por los hombres al decir «mas para Dios
escogida» . Para confirmar este punto, en 1 Pedro 2.6, Pedro cita las palabras de Isaías 28.16.
« Por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento
una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que
creyere, no se apresure »
Dios escogió a su Hijo Jesucristo para que fuera la piedra angular de toda la vida. Es el
fundamento sobre el cual nosotros los creyentes hemos de edificar nuestras vidas. El apóstol
Pablo, compañero de Pedro, lo describió de esta manera:
« Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el
fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque
(1 Corintios 3.1011).
¡Nunca ha habido una época en la cual la historia haya avanzado tan rápidamente como
lo hace en la época que vivimos hoy! En este mundo de avance rápido no podemos contar con
que mucho permanezca inalterado. Cuando la superficie terrestre empieza a desplazarse, puede
causar la formación de grietas terribles en los cimientos de nuestras casas. Cuando en nuestras
vidas hay cosas que se desplazan y que creíamos que estaban firmes, esto puede formar grietas
bastante grandes en nuestras vidas completas.
Podemos imaginar, o posiblemente hemos experimentado, la pérdida de la salud, la cual
redunda en la pérdida del empleo y posteriormente de los ahorros, automóviles, el hogar,
79
por los cuales hemos trabajado y disfrutado. Al enfrentar algunas o todas esas pérdidas, y en la
medida que continúa el sufrimiento, ¿podemos levantarnos solos, mirar al cielo con
agradecimiento genuino, y decir: ₎«Jesús, contigo me basta»? ¿O está nuestro fundamento
temblando y estremeciéndose?
¡Qué seguridad nos brinda saber que hay un fundamento sobre el cual podemos edificar
es Aquel que es el mismo ayer, hoy y para siempre. (Hebreos 13.8)
En momentos de pruebas y de aflicciones, Él es nuestra ancla. Él es la respuesta segura
que calma las dudas de nuestro corazón. Como dijo Pedro en 1 Pedro 2.6, cuando Él es nuestra
piedra del ángulo, nunca nos sentiremos frustrados, confundidos, perplejos, sin respuesta o
vencidos.
ÉL ES EL QUE ES INFINITAMENTE PRECIOSO. Si examinamos detenidamente 1
de que hay una buena razón detrás de ello. En este caso, Dios está enfatizando el hecho de que
Jesucristo es precioso.
Hoy día, poca veces empleamos la palabra «precioso» para hablar de otra persona,
excepto si estamos hablando acerca de una enamorada o de un nieto. Desgraciadamente, esta
magnífica palabra ha sido relegada a un uso y significado sumamente limitado. Sin embargo,
todavía utilizamos esta palabra de la manera en la cual se utiliza aquí. Hablamos de «piedras
preciosas». Ahora que lo pensamos, ¡acabamos de comentar acerca del hecho de que Jesús es
80
una especie de Roca! Una piedra preciosa es aquella que tiene un gran valor. Jesús es una Roca
de ese tipo. Es precioso.
En 1 Pedro 2.4 y 6, Pedro dice que Jesús es precioso para el Padre. ¿Por qué es que un
padre ama a su hijo? Porque es parte de sí mismo, le pertenece. Jesucristo es precioso para el
Padre.
En 1 Pedro 2.7 Jesucristo es precioso para los que creemos. Es nuestra salvación. Es
precioso, más allá de todo precio.
ÉL ES AQUEL A QUIEN DEBEMOS CREER. En 1 Pedro 2.6 leemos: « Y el que
creyere en él, no será avergonzado ». Para evitar vivir una vida que se encuentre
desesperadamente a la deriva en un mar de confusión, es necesario que creamos en Él. El
versículo 7 dice: « Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso ». Existe un vacío en la vida
que sólo puede llenarse por medio de creer en Aquel que es el único más precioso que todas las
gemas.
ÉL ES AQUEL QUE ES PIEDRA DE TROPIEZO PARA LOS INCRÉDULOS. El
mismo Cristo que es una piedra viva, fuente del agua de vida, principal piedra del ángulo y un
fundamento seguro para los que creemos, es algo totalmente diferente para los que le rechazan.
Nuevamente, Pedro recurre al tema profético familiar del Antiguo Testamento, la Roca.
En 1 Pedro 2.8, él cita Isaías 8.1415.
« y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo
desobedientes; a lo cual fueron también destinados. ».
Para los que le rechazan, Cristo se convierte en piedra de tropiezo. Específicamente es
81
sobre su palabra que tropiezan.
Con el mismo sentido con el que lo hizo Pedro, Pablo cita esta misma profecía en
Romanos 9.3233.
« ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues
tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito: He aquí pongo en Sion
piedra de tropiezo y roca de caída; Y
el que creyere en él, no será avergonzado
».
Cristo es la Roca que divide a la humanidad en dos. En realidad, toda la vida gira en
torno a la respuesta que el hombre dé a la palabra de Dios: o la creemos, o no.
Pero también es una Roca de tropiezo. La misma piedra que es la piedra de ángulo y la
piedra principal para los que creen es una piedra de juicio para los que le rechazan. Esto,
nuevamente, es totalmente consistente con las figuras que Dios ha utilizado por siglos.
la estatua que representaba al poder mundial de los gentiles era destruida por una roca que fue
cortada de monte sin mano, lo cual es una referencia a la venida de Cristo en juicio.
« de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual
desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha
fiel su interpretación » (Daniel 2.45).
de ser desmenuzados y hechos polvo bajo el peso de Su venida en gloria. No obstante, millones
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continúan resistiendo a su llamado amoroso.
eran creyentes, para que supieran de la asombrosa maravilla de la persona de Jesucristo.
¿Comprende verdaderamente su grandeza? Nunca podrá comprender quién es USTED, si no
comprende quién es Él.
QUIÉNES SOMOS
Una vez que comprendemos verdaderamente quién es Jesucristo, nos encontramos en
del creyente que nos ayudan a comprender la identidad que tenemos los que creemos en Cristo.
SOMOS PIEDRAS VIVAS. El mismo dado a Cristo se le da a sus seguidores en el
versículo 5, cuando Pedro nos describe como «piedras vivas». Vimos previamente la larga línea
de profecías en cuanto a Cristo, la Roca, que Pedro describe como «piedra viva». Ahora vemos
Él por medio de la salvación, y hemos sido destinados a ser hechos conformes a su imagen.
Esto debió haber tenido mucho significado para Pedro. Cuando examinamos la figura de
la roca a través de las Escrituras, ya consideramos lo que dice Mateo 16.18 acerca de que la
iglesia sería edificada sobre la Roca. Esencialmente, Jesús estaba diciéndole a Pedro, entonces
conocido como Simón, « Tú eres Pedro » (piedrecita). El sobrenombre que Cristo le había dado,
petros , significa «un trozo de roca, una piedrecita». Pero entonces Jesús añade: « y sobre esta
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roca [petra, una piedra grande, inamovible] edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no
prevalecerán contra ella ».
A posteriori, Pedro comprende a la perfección por qué Jesús le dio tal sobrenombre. El
Señor sabía que algún día Pedro llegaría a ver que su fe le había transformado en una piedra
viva.
SOMOS UNA CASA ESPIRITUAL. Pedro nos dice en 1 Pedro 2.5 que por ser piedras
vivas hemos sido edificados como casa espiritual.
Al llegar a este punto es necesario que repasemos lo que aprendimos en el primer
capítulo del presente comentario. Vimos que toda la Escritura tiene tres niveles básicos de
aplicación: histórico, doctrinal y personal. Observamos que Pedro, el apóstol a los judíos (Gá
historia, los miembros de la iglesia eran casi totalmente judíos. Cada día era más difícil para un
eso.
testigos principales de Cristo serán predominantemente judíos. En aquellos días, la enseñanza
doctrinal de este libro será preciosa y sumamente literal para los judíos convertidos a Cristo.
fe en una casa literal y física: el templo.
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Sin embargo, Pedro ahora está hablando acerca de una casa espiritual, un templo que
tiene una piedra angular viva y que se edifica con piedras vivientes. En un día venidero, cuando
el templo reconstruido será desecrado por el Anticristo, ¡estas palabras serán una fuente
incalculable de ánimo!
reveló el misterio de la iglesia, la «casa de Dios» espiritual, en el libro de los Efesios, hemos
la carta de Pedro también es cierto para nosotros.
Aunque las promesas literales e incondicionales que Dios hizo a la casa de Israel jamás
han sido revocadas, Pablo nos dice en Gálatas 3 que tenemos parte en las promesas espirituales
que Dios hizo a Israel. Pablo también instruye a Timoteo sobre cómo conducirse « en la casa de
Dios, que es la iglesia del Dios viviente » (1 Tim 3.15).
Con todas las imágenes del Antiguo Testamento que se mencionan aquí, los lectores de
Pedro fácilmente podrían reflexionar sobre el templo en Jerusalén que aún se hallaba en pie en
sido adornado por Herodes en un intento por ganarse el favor de los judíos. El templo de
Salomón había sido destruido por Nabucodonosor. Pero todos los lectores de Pedro estaban
familiarizados con la historia dada en el Antiguo Testamento que describía la construcción del
templo original edificado por Salomón.
En 1 R 6.17 se relata esa historia y las características singulares de la piedra empleada
85
para construir el templo original. El versículo 7 es sumamente interesante, porque dice:
«Y cuando se edificó la casa, la fabricaron de piedras que traían ya acabadas, de tal
manera que cuando la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni
ningún otro instrumento de hierro»
herramientas pesadas? Pero esta fue precisamente la manera en la cual Salomón edificó el
templo. Las piedras fueron preparadas en otro sitio, y una por una fueron colocadas en su lugar,
en silencio y con reverencia.
De la misma manera, el Espíritu Santo hoy está edificando un templo espiritual. Sin
fanfarria ni ruido, sino que silenciosamente y una por una, el Espíritu de Dios está preparando
piedras vivas individuales y colocándolas en este magnífico edificio espiritual, la iglesia, el
cuerpo de creyentes que han aceptado a Jesucristo como Salvador.
SOMOS UN SACERDOCIO SANTO. ¡En 1 Pedro 2.5 tenemos un tesoro de
información! No sólo somos una casa espiritual, sino también un sacerdocio espiritual. Es decir,
la función que cumplimos en esta casa espiritual es la de servir como sacerdotes.
¡Qué idea más radical para un judío! En el siglo primero, las líneas que dividían a los
sacerdotes de los individuos comunes o «laicos», como se les conoce en una gran parte del
ámbito cristiano, estaban claramente definidas. Antes de la venida de Cristo, ninguno que no
presencia de Dios. El sacerdote era el intermediario que intercedía a Dios a favor de los judíos.
Jesucristo cambió todo eso. Él nos ha hecho un sacerdocio santo. Juan expresó esta
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misma verdad en Apocalipsis 1.6: « y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre ».
Esta es una de las doctrinas más preciosas e importantes del Nuevo Testamento: El
hombre común ya no necesita que alguien interceda por él como mediador entre él y Dios.
Pablo dijo en 1 Timoteo 2.5: « Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y
los hombres, Jesucristo hombre ». Nunca más el hombre tiene que hallarse fuera, mirando las
acciones desde lejos.
En la religión hebrea, únicamente el sumo sacerdote podría pasar más allá del velo y
entrar al lugar santísimo. Cuando Jesús murió, aquel velo se rasgó de manera sobrenatural de
arriba abajo (Mt 27.51) y como resultado de ello, todos los creyentes en Cristo hemos obtenido
misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro » (He 4.16).
Pero aparte del asunto de acceso directo a Dios, ¿qué hace un creyente/sacerdote? Aquí
en 1 Pedro 2.5, Pedro dice que debemos « ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por
medio de Jesucristo ». En el Antiguo Testamento, sabemos que corderos y carneros sin mancha
eran sacrificados a Dios como expiación por los pecados del pueblo. ¿Pero qué cosa son
«sacrificios espirituales»?
Para empezar, no hay mejor sacrificio espiritual que ofrecer nuestros propios cuerpos
como sacrificio vivo, como lo manda Pablo en Romanos 12.12. Hebreos 13.15 habla del
a Dios en medio del dolor o de una tribulación es un verdadero sacrificio. En el versículo
siguiente, Hebreos 13.16, hacer el bien se clasifica como un sacrificio.
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Los filipesnses contribuyeron monetariamente al ministerio de Pablo como sacrificio
(Fil 4.18). En Salmos 141.2, David compara a la oración con un sacrificio. Todos estos
sacrificios espirituales calificarían como « aceptables a Dios por medio de Jesucristo ».
para ver la parte siguiente de nuestra identidad espiritual: « Mas vosotros sois linaje escogido ».
Nuevamente, en un sentido doctrinal y muy literal, estas palabras tendrán mucho
significado en los últimos días antes del retorno de Jesús. Eso es cierto, porque los lectores de
Estos judíos estarán vivos cuando Dios nuevamente empiece a tratar directamente con la «casa
de Israel». Para aquellos cristianos de fondo judío de los «postreros días», las palabras de
1 Pedro 2.9 tendrán mucho significado.
Sin duda recordarán las palabras que dijo Jesús en Mateo 24.3234:
« De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan sus
hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas
estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no
pasará esta generación hasta que todo esto acontezca ».
Eso sí que es un linaje escogido.
En un sentido más amplio, por supuesto, todos y cada uno de los creyentes en Cristo
neotestamentarios somos parte de un «linaje escogido». Dios ha escogido a todos los cristianos
para un propósito sumamente específico. En este contexto, consideremos las palabras de Cristo
en Juan 15.16:
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« No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que
vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis
al Padre en mi nombre, él os lo dé ».
De hecho, si continuamos leyendo el resto de 1 Pedro 2.9, descubrimos que el contexto
corresponde de manera perfecta con la razón que Cristo da en Juan 15.16 de habernos escogido.
Pedro define el propósito de ser linaje escogido en la parte final de 1 Pedro 2.9 al decir: « para
que anunciéis las virtudes de aquél que os llamó de las tinieblas a su luz admirable ».
SOMOS REAL SACERDOCIO. En 1 Pedro 2.5, Pedro también menciona que somos
5 dice que somos un sacerdocio SANTO, pero el versículo 9 nos describe como un REAL
sacerdocio.
Si limitamos nuestro pensamiento al sacerdocio levítico establecido bajo la ley de
Moisés, no hallaremos a ningún sacerdote «real». Para hallar a un individuo de tal descripción, es
preciso retroceder hasta Génesis 14, a misterioso Melquisedec. En Génesis 14.18 a este individuo
se le llama « sacerdote del Dios Altísimo », pero en ese mismo versículo se le identifica como « rey
de Salem », ciudad posteriormente conocida como JeruSALÉN. Él era sacerdote y era rey.
Melquisedec aparece en las Escrituras porque él es un cuadro hermoso de otro
rey/sacerdote, Jesucristo. Es en Hebreos que este tipo se define a plenitud. Esta verdad se
menciona varias veces en Hebreos 5 y 7. Por ejemplo, Hebreos 5.10 dice de Cristo: « y fue
declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec ».
De paso, observe que Melquisedec era un gentil contemporáneo de Abraham, y no su
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descendiente. De esta manera, la palabra de Dios demuestra que nuestro Sumo Sacerdote,
Jesucristo, pertenece a tanto los gentiles como los judíos.
Porque estamos en Cristo, somos sacerdotes reales. Tanto en Apocalipsis 1.6 como en
de acceso directo a Dios; como reyes tenemos el privilegio de la autoridad con la cual nos ha
investido el Rey de reyes y Señor de señores.
SOMOS UNA NACIÓN SANTA. 1 Pedro 2.9 contribuye un tercer elemento a nuestra
identidad en Cristo al decirnos que somos « nación santa ». Hasta aquí, hemos observado en
de un fondo judío. Sin embargo, en sentido práctico, observamos que la palabra « nación »
generalmente se emplea en el Nuevo Testamento en la misma manera que decimos «pueblo» o
«grupo étnico». El vocablo griego que se traduce «nación» es el mismo que nos da la palabra
«étnico».
Somos nación «santa» porque le pertenecemos a Dios. La palabra «santa» significa
«apartada» o «santificada», según lo que discutimos al avanzar por el primer capítulo de 1 Pedro.
Debido a que compartimos la naturaleza divina de Dios, por haber nacido en su familia
(2 Pedro 1.4), somos partícipes de su naturaleza santa. En el capítulo uno, Pedro nos amonesta a
que vivamos según lo que somos. Aquí también habla de lo que somos, una « nación santa ».
SOMOS UN PUEBLO QUE PERTENECE A DIOS. Comprender este aspecto requiere
de cierto esfuerzo. Las palabras de 1 Pedro 2.9 dicen que somos « linaje escogido ». El problema
especial que se nos presenta aquí es nuestra comprensión de la palabra «escogido».
90
Un estudio de la palabra que se traduce «escogido» ayuda grandemente a la comprensión.
La palabra proviene de una raíz que significa «rodeado», como un vallado que rodea a un
terreno. Cuando algo está rodeado por un vallado, esto implica posesión y protección, lo cual es
precisamente lo que Pedro desea comunicar. Hemos sido comprados a precio de la sangre de
Cristo (1 Co 6.20). Le pertenecemos a Dios y somos protegidos por Él.
Comentamos previamente sobre la última frase de 1 Pedro 2.9, la cual comunica el
las tinieblas a su luz admirable. Esto es otra expresión de lo que conocemos como la «Gran
Comisión» que se registra en Mt 28.1920.
Nuestra motivación de alabar públicamente a Cristo e imitar su vida es la verdad que se
expresa en 1 Pedro 2.10: « vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois
pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis
de ella, a través de Cristo debiera más que motivarnos a anunciar sus virtudes por toda la
eternidad.
¿Sabe usted quién es? ¿Realmente comprende quién es Jesucristo y qué es lo que Él ha
hecho y está haciendo por usted?
Si no conoce a Cristo como Salvador, usted se encuentra en un predicamento serio. Su
vida carece de esperanza, de fundamento y de propósito. Usted podría ser miembro de una
iglesia que está leyendo este comentario para preparar una lección para la escuela dominical.
¿Pero puede decir usted que tiene la seguridad absoluta de su salvación?
91
Si usted tiene la certeza de su relación personal con Cristo y no tiene duda de que es un
creyente genuino, la pregunta para usted es la siguiente: ¿Está viviendo verdaderamente como
¿Vive una vida santa que va de acuerdo con la posición elevada que usted ha recibido y que
ahora ocupa en Cristo? ¿Comparte usted su fe con otros, comunicándoles la gran salvación que
Cristo ofrece?
Todo el conocimiento intelectual del mundo de nada vale sin la realidad del amor y del
poder de Cristo en su corazón.
92
CAPÍTULO SEIS
HONESTIDAD ANTE TODO
«Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos
carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir
entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de
buenas obras.» (1 Pedro 2.1112)
Pedro era un modelo de realista. Era un pescador que vivía una vida sencilla, y veía los
repletos de llamados a hacer aplicación práctica de las verdades bíblicas básicas.
En esta carta hemos visto cómo Pedro escribe para animar a cristianos que están
sufriendo en medio de tiempos difíciles. Pedro había aprendido a tener humildad genuina a
93
través de sus propias tribulaciones personales. Siguiendo su estilo práctico, él da a sus lectores
instrucciones sencillas, pero vitales, en cuanto a las realidades de la vida en tiempos de
tribulaciones.
Previamente en esta epístola, él hizo un llamado a que viviéramos vidas de esperanza,
vida buena y honesta.
EL LLAMADO A UN ESTILO DE VIDA HONESTO
Se necesitan dos cosas, dice Pedro, para poder vivir la vida honesta que Dios espera de
nosotros. Se encuentran en 1 Pedro 2.1112.
Primero lo primero. El versículo 11 dice: « que os abstengáis de los deseos carnales que
batallan contra el alma ». Nadie quiere que lo identifiquen como uno que prefiere los «deseos
carnales», pero a muchos de nosotros nos costaría trabajo identificar cuáles son esos deseos.
¡Podríamos ser culpables de tener deseos carnales sin siquiera saberlo!
Una de las mejores maneras de definir los «deseos carnales» es dejar que la Biblia hable
por sí misma, por medio de comparar el versículo 11 con otras Escrituras:
«Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas
semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho
antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios» (Gá
5.1921)
Bien, ¿y cómo le fue? La mayoría de nosotros probablemente comprende los deseos que
94
comprendemos que la avaricia es idolatría, según lo enseña Colosenses 3.5, tal vez es necesario
que nos demos examinemos nuevamente, y de cerca.
Son bastantes en la iglesia los que han tenido luchas con las enemistades, pleitos, celos,
iras y contiendas. Pero Pablo añade una frasesita que resulta difícil de evadir: « y cosas
semejantes a estas ». En caso que alguno piense que se ha escapado de la letra de la ley en estos
versículos, Pablo hace provisión de otras malas actitudes y otros deseos que de otra manera
podrían pasarse por alto.
Estos pecados no debieran definir nuestras vidas. Nos rebajan a la derrota espiritual.
Contaminan nuestra manera de pensar, de hablar y de actuar y paralizan nuestra eficacia para
Cristo.
Esto significa que todo debe ser honesto, vertical, genuino, auténtico y real.
Algunas veces nos ponemos a nosotros mismos bajo tal presión por conformarnos a las
asistimos a todos los servicios en la iglesia, nos sabemos todos los himnos y coritos, nos
vestimos como los demás cristianos opinan que debemos hacerlo y hablamos en «cristianés»,
entonces seguramente somos espirituales.
Desgraciadamente, podemos hacer todo eso y aun así tener deseos carnales en nuestras
y dicen: ¡Hipócritas!
95
Dejemos algo en claro. La persecución es inevitable en la vida de uno que vive
totalmente para Cristo. En 2 Timoteo 3.12 se nos dice claramente que «Y también todos los que
quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución».
deba a que pagamos nuestras cuentas tardíamente, maltratamos a nuestra esposa o hijos, a que
están sufriendo persecución cuando en realidad están pagando el precio por su fracaso en el
cumplimiento de sus propias responsabilidades, o por haber sido perezosos, o por haber sido
hipócritas.
Los primeros cristianos en el libro de los Hechos tenían un estilo de vida honesto. Su
testimonio estaba limpio. Fueron perseguidos a causa de su doctrina bíblica y su estilo de vida
piadoso.
Algunos creyentes me han dicho: «Nunca volveré a entrar en negocios con un cristiano.
Sencillamente no es posible confiar en ellos». Qué comentario más triste. Pienso que algunas
ovejas seguramente han malentendido las palabras de nuestro gran Pastor y creen que dijo:
«Estafaos los unos a los otros».
RAZONES HONESTAS POR LAS CUALES VIVIR UNA VIDA HONESTA
96
vivir vidas honestas.
«Extranjeros» y «peregrinos» son las dos palabras que Pedro emplea en 1 Pedro 2.11 para
palabras sólo son lenguaje florido, examinemos su significado.
En realidad, son términos específicos y técnicos que conllevan un significado vasto. La
Palabra de Dios no es meramente un libro con prosa altisonante, aunque es la obra más grande de
literatura jamás escrita. La Biblia es mucho más que eso. La Biblia contiene las palabras
vivientes del Dios viviente y cada palabra es importante.
vocablo, es uno que vive en un lugar en donde no disfruta de derechos legales plenos, debido a
que no es ciudadano de aquel lugar. Esta es una palabra que comúnmente empleamos para
describir tal situación.
La otra palabra que hallamos aquí es «peregrino». Si bien un individuo podría pasar
es temporal.
Estos dos términos son aplicables al creyente en Cristo. En primer lugar somos
extranjeros residentes en este mundo. Esto se debe, por supuesto, a que nuestra verdadera
ciudadanía se encuentra en los cielos (Fil 3.20). Pablo escribió a los efesios que posición
verdadera que ocupamos es sentados en Cristo en lugares celestiales (Ef 2.6). Jesús dijo que
aunque sus discípulos estaban EN el mundo, no ERAN del mundo (Jn 17.14).
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Pero somos más que extranjeros; somos peregrinos en el sentido de que no estamos en
esta tierra a largo plazo. Como dice el antiguo himno, «El mundo no es mi hogar, soy peregrino
aquí».
Nuestra actitud debe ser la de Abraham, escrita en Hebreos 11.910:
«Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando
en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba
la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios».
Está claro que los creyentes en Cristo no pertenecemos aquí. Pero hay una palabra de
advertencia: Podremos no SER del mundo, ¡pero definitivamente estamos EN el mundo! Ese es
un hecho que nos es necesario comprender. Con demasiada frecuencia, algunos cristianos en
de «raro».
Cuando leemos el libro de los Hechos, podemos ver que los discípulos sobresalían debido
a sus vidas piadosas y su doctrina, y no porque eran extravagantes en cuanto a su manera de
hablar o de vestir.
Durante los 10 años de ministerio que desarrollamos en Centroamérica, aprendimos que
adoptivo podríamos tener un ministerio eficaz. Aunque éramos extranjeros y peregrinos en el
sentido que se describe en este pasaje, no podríamos darnos el lujo de sobresalir por ser
«extranjeros» y albergar esperanza alguna de ganar a personas para Cristo.
Nuestra meta como familia era convertirnos en latinoamericanos en nuestro estilo de
vida, nuestra manera de hablar y nuestras actitudes. Si íbamos a sobresalir que fuera por nuestra
98
fe en Cristo solamente.
Muchos cristianos hoy día han creado su propia subcultura, lo cual efectivamente los
mantiene aislados del mundo al cual tienen el deber de alcanzar. Otros temen tener contacto con
inconversos por miedo a perjudicar su «testimonio». Pero, trágicamente, la mayoría de los
inconversos probablemente se preguntarían: «¿Y qué es un testimonio?»
guardar; es algo que compartimos, testificamos del evangelio («buenas nuevas») de la gracia de
y manera de hablar son raras.
formidable, pero la guerra a la cual se refiere Pedro aquí es una que se desarrolla en nuestro
interior. El campo de batalla es el alma. Pedro dice: « que os abstengáis de los deseos carnales
que batallan contra el alma ».
pecado. Lo que Jesús hizo en la cruz fue anular la deuda de nuestro pecado. Él proporcionó la
victoria sobre la cual se basa toda la vida espiritual.
Pero esa posición maravillosa de estar libres de deudas que gozamos en Cristo no siempre
se reclama y se pone a trabajar en la vida de cristianos individuales. De eso se trata esta batalla.
A Satanás le encantaría alejarnos de nuestra fortaleza segura y engañarnos de manera que nos
99
sometamos voluntariamente al señorío del pecado, en lugar del Señorío de Cristo.
En las Escrituras, la muerte nunca significa aniquilación, sino separación. Creemos que
hemos sido separados del poder del pecado, pero esto no significa que nuestra naturaleza
pecaminosa ha dejado de existir. Los deseos carnales en nuestro interior batallan contra nuestras
almas. La decisión de abstenernos de estos deseos algunas veces se denomina «santificación»,
que sencillamente significa «ser apartado».
La meta de la santificación es la transformación del alma. Esta guerra es una que no
puede ganarse por pura fuerza de voluntad, agallas y determinación. Es una que requiere un
cambio del interior hacia el exterior. Es un cambio que trae a la mente, la voluntad y las
emociones en sujeción consciente al Señor Jesucristo. Estas batallas solo pueden ganarse por
medio de ceder al poder de Dios a través del Espíritu Santo para abstenernos de los deseos
carnales.
los deseos carnales (1 Co 10.13). Escuchemos detenidamente las palabras de Filipenses 2.13:
« porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad ».
Ningún creyente puede darse el lujo de ignorar esta batalla. En Romanos 7.2325, Pablo
describe de manera gráfica la guerra entre el espíritu y la carne que toda persona salva enfrenta.
«pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me
lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí!
¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo
Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la
carne a la ley del pecado» (Ro 7.2325).
Este también era uno de los temas en la carta que Pablo dirige a los gálatas:
«Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y
100
éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis» (Ga 5.17).
Considerando estos versículos juntos, Pablo deja claro que existe un principio (ley) de
pecado que opera en el interior de cada uno de nosotros. Como dijo Pablo en Romanos 7, cada
vez que quisiéramos hacer lo correcto, este principio cobra efecto, buscando abatirnos y
provocando que cedamos antes los deseos carnales que batallan contra nuestra alma.
Algunas veces la lucha puede ser tan feroz que perdemos las esperanzas y pensamos que
sencillamente no es posible vivir una vida diaria de victoria. Pero es posible vencedor a diario, de
manera práctica.
La naturaleza ilustra lo que es posible. Cada momento de cada día estamos sujetos a la
ley de la gravedad, un principio de la física que constantemente nos atrae hacia abajo y nos
mantiene en contacto firme con la tierra. Podemos saltar lo más alto posible, pero tarde o
temprano, descendemos. Por siglos los hombres soñaron con surcar los cielos como las aves,
pero nadie ni siquiera se aproximó a hallar una manera de quedar libres de la ley de la gravedad.
Entonces, no hace mucho tiempo en la historia del hombre, se descubrieron y se aplicaron
las leyes de la aerodinámica. Ahora tenemos grandes máquinas metálicas que llamamos aviones
y que pesan muchas toneladas, que son capaces de surcar los cielos a velocidades asombrosas.
vuelo es posible sencillamente porque las leyes de la aerodinámica han vencido a la ley de la
gravedad.
Espiritualmente se aplica el mismo principio. La ley del pecado y de la muerte siempre
101
y de la muerte.
En Romanos 8.13, Pablo explica la victoria que Cristo obtuvo sobre la ley del pecado y
de la muerte:
«Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu
de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque
lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne».
Tal como un avión que se mantiene volando siempre y cuando se obedezcan los
y cuando permanezcamos en sumisión a la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús, la cual obra
para transformarnos del interior hacia el exterior.
Para volar un avión se requiere de capacitación, conocimiento y concentración total.
Nuestro andar espiritual no es diferente. Es algo en lo que debemos aprender, crecer y madurar.
Se requiere conocimiento de la palabra de Dios y concentración en la vida.
el propósito magnífico que tiene Dios al llamarnos a una buena manera de vivir.
«Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que
murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la
visitación, al considerar vuestras buenas obras».
En los días de Pedro circulaban todo tipo de rumores inverosímiles acerca de los
cristianos porque los cambios que habían sucedido en el interior de los creyentes les
diferenciaban exteriormente en su comportamiento diario.
102
el andar espiritual no será diferente, pero será más intenso. Los lectores judíos inmediatamente
comprenderán la frase que Pedro utiliza en 1 Pedro 2.12, « en el día de la visitación ».
Esta frase aparece en repetidas ocasiones en los escritos de los profetas del Antiguo
Testamento, y señala a la tribulación venidera cuando Dios dará el pago al pecado por medio de
su ira.
A manera de ejemplo, escuchemos a Isaías:
« ¿Y qué haréis en el día del castigo? ¿A quién os acogeréis para que os ayude, cuando
venga de lejos el asolamiento? ¿En dónde dejaréis vuestra gloria?» (Is 10.3)
El mensaje que Pedro comunica es que los creyentes no debemos temer las críticas
injustas. Cuando las críticas carecen de fundamento, presentan un contraste evidente con su
a Dios en el día de la visitación.
a los que están observando cuidadosamente nuestras vidas.
Tener una vida buena es tener una vida abierta a la vista de todos, sin agendas ocultas. No
hay nada que esconder. Todo refleja la verdad. No debe existir contradicción entre lo que
decimos y cómo vivimos. Nuestro testimonio verbal carecerá de poder a menos que nuestras
vidas lo respalden de manera consistente.
Es precisamente por este motivo que para muchos creyentes resulta mucho más fácil
testificar a personas totalmente desconocidas en un país lejano. He llevado a muchos creyentes
estadounidenses en su primera visita a un país extranjero. Es emocionante ver cómo la novedad
de todo crea una apertura en muchas personas. Frecuentemente se envuelven en compartir su fe
103
con todos los que escuchen. Dicen y hacen cosas que nunca han hecho antes. Pero cuando
regresan a casa, a menudo les resulta difícil continuar testificando con esa misma intensidad y
libertad.
La prueba verdadera de nuestro testimonio es en nuestro hogar y en nuestro trabajo, en
donde los demás realmente nos conocen. Si nuestras vidas no son consistentes con nuestras
palabras (honestidad), nos resultará difícil compartir a Cristo con mucho entusiasmo.
Pero el punto maravilloso que Pedro comunica es que una vida honesta atrae a otros a
Cristo. Deja a los que critican sin fundamentos. Confirma la validez del mensaje que predicamos.
Hace algunos años cambiamos el nombre del programa de televisión de nuestra iglesia a «Reality
Living» (Vida en Realidad) porque estábamos convencidos de que una de las necesidades
realidad, en lugar de una fantasía. ¡Oh que los cristianos fuéramos honestos y elimináramos las
fachadas que erigimos!
¿Vive usted una vida transformada? ¿Se abstiene de los deseos carnales? ¿Está viviendo
una vida que puede demostrarse que es honesta? ¿Vive usted como ciudadano del cielo, pero no
de manera tan rara que intimida o aleja a aquellos que está tratando de alcanzar?
¿Puede decir honestamente que está experimentando la victoria espiritual? ¿O
sean atraídos a cristo por el testimonio de su vida honesta.
104
CAPÍTULO SIETE
EL CRISTIANO Y EL GOBIERNO CIVIL
«Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,
ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y
alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo
105
como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como
rey.» (1 Pedro 2.1317)
su caballo se sobresaltó por un ruido fuerte y salió a galope, huyendo fuera de control. El
Emperador de Francia, que estaba sentado en una montura a la amazona, no lograba controlar al
poderoso, pero asustado animal.
Un poco más adelante, un joven cabo, que vio al caballo acercarse, supo que el jinete se
hallaba en peligro grave. Corrió para ponérsele en el camino al caballo, sujetó las riendas e hizo
examinar sus manos sangrantes. Finalmente, miró hacia el jinete y se percató de que había
salvado al Emperador. De inmediato se puso en posición de atención.
Napoleón le miró y le dijo: «Muchas gracias, Capitán». El joven saludó con diligencia y
preguntó: «¿De cuál compañía, señor?» Habiendo recibido las instrucciones pertinentes de su
comandante en jefe, este oficial recién comisionado se aprestó a tomar el mando. Cuando
empezó a dar órdenes, un oficial de mayor edad se le acercó, demandando: «¿Con autoridad de
quién dices estas cosas?» El joven respondió: «¡Por la palabra del Emperador mismo!»
Esta historia ilustra uno de los temas más básicos de la vida: la autoridad. Hasta un
la autoridad del comandante en jefe.
106
Ningún creyente logrará obtener la plenitud del poder y bendición que Dios ofrece hasta
menos que seamos capaces de responder con la autoridad con la cual hemos sido investidos por
Dios mismo, no tendremos respuesta válida alguna.
¿Cuál es la autoridad final de su vida? Dios se comunica con nosotros a través de su
Dios, y no tan sólo palabras que dan una idea de lo que dicen las palabras específicas de Dios.
Dios. Podrá tener mucha confianza en su iglesia, en su pastor o en un consejero fidedigno, pero
no existe autoridad verdadera aparte de Dios, y Él habla por medio de su palabra.
Pero aun el creyente que reconoce la autoridad absoluta de la Biblia tendrá que enfrentar
escogido delegar esa autoridad a través de una estructura de orden en la sociedad humana,
llámese una jerarquía de autoridades, una cadena de mando, o con otro nombre. Dios es Dios de
orden, y ese orden se refleja aun en este mundo manchado por el pecado.
a que aprendamos el principio de la sumisión a la autoridad.
peligrosos, confusos y tumultuosos. Frecuentemente se sentían en estrecho entre las demandas de
107
impuestas a sus vidas?
En una época en la cual muchas personas sinceras luchaban por sus «derechos», Pedro
hace un llamado a la sumisión y lo aplica a todos los niveles de la sociedad humana. Este es el
corazón verdadero del mensaje de Pedro, de naturaleza radical y ciertamente no es lo que
esperaríamos de alguien tan soberbio e impulsivo como lo había sido Pedro.
Los versículos que forman el texto para este capítulo de este comentario no ocupan
mucho espacio en la Biblia, pero son sumamente importantes y es necesario comprenderlos con
claridad. Forman el fundamento del resto del resto del capítulo dos y del capítulo tres de 1 Pedro.
EL ENFOQUE EN LA SUMISIÓN
La Biblia expresa con claridad que Dios ha establecido tres instituciones clave en la
de la manera que la diseñó Dios a menos que los que militan en sus filas aprendan y apliquen la
actitud humilde que conduce a la sumisión.
de estas instituciones humanas: el gobierno humano.
«Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,
ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y
alabanza de los que hacen bien» (1 Pedro 2.1314).
Obedecer este mandamiento en la epístola de Pedro habría sido una píldora dura de tragar
para estos creyentes del primer siglo que estaban experimentando los primeros ataques de la
108
opresión romana. Pero tragarse esa píldora será mucho más difícil y mucho más amargo para una
generación futura de creyentes judíos que estarán viviendo bajo el anticristo. Para la mayoría de
nosotros los que hoy nos quejamos del gobierno este mandamiento resulta difícil de obedecer,
aun sin los tipos de persecución que sufrida por creyentes en el pasado y que sufrirán creyentes
en el futuro.
Podrá ser difícil de obedecer, pero es imposible escapar la enseñanza de las Escrituras
sobre este tema. El Señor Jesucristo enseñó este mismo principio de sumisión y vivió según él.
Cuando los fariseos buscaron tenderle una trampa para que él adoptara una postura con
respecto a los impuestos (un tema tan candente en aquel entonces como lo es ahora), Jesús les
lanzó una verdadera curva.
ello, él reconoció la autoridad humana, y se sometió a ella, porque sabía que así lo había
ordenado el Padre.
En sus escritos, el apóstol Pablo nos dio la revelación completa de Dios en cuanto a la
sumisión del cristiano a la autoridad del gobierno. En su epístola a los Romanos, Pablo describe
y bañado en oración.
«Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de
parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien
se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten,
109
acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para
infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer a la
autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios
para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada,
pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual
es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por
causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son
servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo
que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto,
respeto; al que honra, honra» (Ro 13.17)
Pablo está diciendo que las autoridades humanas, sean creyentes o no, son servidores de
Dios. No existe autoridad aparte de Dios. Él es soberano. Toda potestad que un gobierno tenga es
una potestad y autoridad que le han sido otorgadas por Dios para hacer su voluntad y mantener el
orden en un mundo pecaminoso. Por lo tanto, es la voluntad de Dios que respondamos con
uniformado lo detiene a uno por exceso de velocidad. Eso es precisamente lo que significa esto.
Pablo declara el mismo punto en 1 Timoteo 2.13:
«Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de
gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en
eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y
honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador»
(1 Ti 2.13).
Partiendo de los versículos que hemos considerado, queda claro que la rebelión y la
espiritualidad son incompatibles una con la otra.
LA NATURALEZA DE LA SUMISIÓN
Un lector meditabundo que reflexione sobre lo que hemos dicho en este capítulo
110
probablemente ya tendrá preguntas y dudas. No pretendo tener todas las respuestas, pero estoy
convencido de la verdad de este principio de la sumisión. Así que intentaré responder a tantas
con la naturaleza misma de la sumisión.
La sumisión demanda un acto de la voluntad. 1 Pedro 2.13 empieza con este
mandamiento: «Por causa del Señor someteos a toda institución humana» .
Esas palabras son traducción de vocablos que eran comunes en la terminología militar
griega. Estas palabras nos mandan a someternos a la autoridad humana. Es necesario que
recordemos que cuando nos sometemos a la autoridad humana, lo hacemos porque nuestro
Comandante en Jefe nos ha mandado que así lo hagamos. Es una orden, no una opción.
También observe que la sumisión nunca es ciega. Aquí es donde la mayoría de las
personas tiene dificultades para aceptar la idea de la sumisión, y frecuentemente responden con
una serie de preguntas hipotéticas.
La sumisión a la autoridad humana no implica que debemos desconectar nuestros
cerebros y pasar por alto las imperfecciones evidentes, los problemas o las atrocidades cometidas
poder que es superior a cualquier institución humana, y que la soberanía de Dios reina suprema
sobre los asuntos humanos.
De hecho, es hasta posible ser sumiso y desobedecer al mismo tiempo. Para comprender
esto, definamos nuestra terminología y luego examinemos un par de ejemplos.
111
una acción, pero, tal como ocurre con los niños pequeños, es posible obedecer mientras se tiene
mantiene una actitud de sumisión.
del mendigo cojo que se sentaba a la puerta del templo, las autoridades judías prohibieron a los
apóstoles hablar en nombre de Jesús (Hch 4.17). Sin embargo, en Hechos 5, vemos que ellos
continuaron predicando el evangelio. ¿Es esto una violación del principio que establece
Romanos 13? ¿Es este el mismo Pedro que ahora escribe que debemos someternos a toda
institución humana?
Obtenemos algo de perspectiva con respecto a esta contradicción aparente en
Hechos 5.2829.
«Diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora
habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la
sangre de ese hombre. Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario
obedecer a Dios antes que a los hombres».
Esta, de hecho, es la clave para comprender esto. Hemos de someternos a toda institución
humana, salvo cuando someternos daría por resultado una violación directa a las instrucciones
que Dios nos ha dado. Al llegar a ese punto hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres.
Pero observe que en ningún momento Pedro ni los otros ofrecieron resistencia alguna, ni
rebatieron ni cuestionaron la autoridad de los oficiales del gobierno. Fueron firmes, pero
respetuosos, aun cuando se vieron precisados a desobedecer a los hombres a fin de obedecer a
Dios.
Podemos hallar otro ejemplo en la vida de nuestro Señor. En Juan 18.13 se narra la
112
historia del arresto de Cristo. Pedro sacó su espada y le cortó la oreja al siervo del sumo
sacerdote. Jesús reprendió a Pedro, no a los soldados. Jesús no se resistió al arresto.
Se nos dan sus razones en Juan 18.36:
« Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis
servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino
no es de aquí.»
Poco tiempo después de eso, Jesús nuevamente se refirió al tema de la autoridad final. En
respuesta al asombro que expresó Pilato por su actitud pasiva, Jesús dijo:
« Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba;
por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene» (Jn 19.11)
La sumisión es una actitud que reconoce la soberanía de Dios en los asuntos humanos,
las cuales dependen de una autoridad que ha sido delegada por Dios mismo. Para cuando Pedro
escribe la epístola de 1 Pedro, había recorrido un camino largo partiendo de aquella noche
emotiva y confusa en el huerto donde arrestaron a Jesús.
El ejemplo de Cristo y de los apóstoles es que la iglesia no debe dejarse desviar de su
Así que no debemos preocuparnos desmesuradamente por los cambios en los gobiernos
humanos, aparte de expresar nuestro voto en nuestro propio país.
Nunca ha habido un gobierno que se aproxime a la perfección, ni nunca lo habrá hasta
que Jesucristo regrese a reinar. Aun si logramos reorganizar la estructura del gobierno,
seguiríamos teniendo problemas graves debido a nuestra naturaleza pecaminosa. Como nos lo
dice 2 Timoteo 3.17, nuestro mundo empeorará, y no mejorará, antes del retorno de Cristo.
113
No es posible legislar ni la moral ni la espiritualidad. Cualquiera puede participar del
de transformar al hombre del interior al exterior.
malo. Ni tampoco la palabra de Dios prohíbe a los creyentes participar del gobierno cuando
puedan hacerlo. Pero tales actividades nunca deben distraernos de la meta mayor que es
transformar vidas por medio del evangelio.
y nacionales. Se han organizado grandes cruzadas contra males tales como la pornografía, el
abuso de las drogas y el aborto. Otros laboran por erradicar el hambre y la indigencia. Tales
esfuerzos son dignos de elogio y los asuntos que se involucran son muy reales. Pero el peligro
que corremos es que nos involucramos tanto en luchar contra los síntomas que descuidamos la
raíz de la enfermedad: el pecado.
más candentes de la época: la esclavitud humana.
Hay varios pasajes en el Nuevo Testamento que tratan con la esclavitud, pero nunca lo
hacen desde un punto de vista político o moral. A los esclavos se les urgía a que demostraran una
que sufrieran o perdieran les sería más que recompensado por Él. A los amos se les dice que sean
buenos y con carácter humano, que trataran a los que están bajo su autoridad con respeto, y que
recordaran que ellos también tenían un Amo celestial.
114
Lea las referencias siguientes relacionadas con las relaciones entre amos y esclavos:
1 Corintios 7.2024, Efesios 6.59, Colosense 3.22 – 4.1, 1 Timoteo 6.19.
este mundo (1 P 2.1112, 2 Ti 2.4). Pablo también exhorta a los creyentes a enfocarse en los
asuntos celestiales, y no en los terrenales, porque Cristo es nuestra vida (Col 3.14).
Nuestra responsabilidad en los versículos que hemos visto es aceptar el gobierno que
Dios ha establecido, orar por él y someternos a él, siempre y cuando esto no signifique
desobedecer a Dios.
Muchos creyentes sinceros se frustran porque no comprenden una verdad básica: Es inútil
intentar obligar a que un gobierno terrenal compuesto por hombres inconversos se conforme a
principios bíblicos.
¡Esto no es sorpresa! Escuchemos a Pablo: «Por cuanto los designios de la carne son
enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden» (Ro 8.7). Sólo
el creyente en Jesucristo puede vivir según los principios y la verdad que se establecen en la
palabra de Dios.
Muchos grupos de acción social y participación política señalan a los escritos de los
profetas del Antiguo Testamento para apoyar sus posturas. Pero los profetas eran los voceros de
Dios para los judíos que vivían bajo una teocracia (un gobierno dirigido divinamente), no una
denominaba «el pueblo de Dios». Un modelo mejor para nosotros es observar cómo la iglesia
gentil del Nuevo Testamento manejó el tema de la esclavitud humana.
115
De paso, en los lugares en donde se predicó el cristianismo bíblico genuino, las paredes
corazón y transformando vidas. En la medida que muchos ciudadanos individuales fueron
transformados en su interior, ¡también lo fueron sociedades completas!
Me temo que una gran parte del activismo político de las iglesias de hoy refleja la
impotencia espiritual de las vidas de los miembros y líderes individuales. La sumisión a la
voluntad y a la sabiduría de Dios que se enseña en la Biblia ha sido abandonada en favor de las
opiniones de hombres y de esfuerzos humanos.
Fui testigo de esto claramente cuando mi esposa, mis dos hijas pequeñas y yo vivimos a
través de una guerra civil sumamente difícil y peligros en El Salvador a finales de la década de
1970 y a principios de la década de 1980. Este pasaje en 1 Pedro 2 referente a la relación entre
nosotros y para nuestra congregación.
nos quedó claro que nuestros pastores debían preparar a nuestra gente a vivir adecuadamente
para Cristo en una sociedad dividida. Había ciertas preguntas básicas que los creyentes debían
poder responder desde la perspectiva de Dios, como la Biblia lo enseña.
Existían ciertos problemas e injusticias evidentes en el sistema social y político
bando? ¿Cuál era el bando de Dios? ¿Debíamos luchar por cambiar el sistema? No había
respuestas sencillas.
116
Los dos bandos del conflicto y sus muchas facciones tenían sus problemas. Todos eran
culpables de injusticias y de crímenes contra «el pueblo». ¿Debíamos nosotros permanecer
neutros y mantenernos al margen del conflicto? Los verdaderos marxistas no admiten esa
alternativa. Para ellos, el que diga que es neutro en realidad está apoyando la situación actual y
serlo o no.
En mi afán por descubrir respuestas, un pasaje en Josué 5.1315 me dio entre los ojos.
para pensar las cosas con detenimiento. Alza la vista y ve venir a un guerrero hacia él con una
espada desenvainada.
Como lo haría todo buen soldado, Josué se prepara para pelear y hace una pregunta
decisiva: «¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?» Josué no se había percatado de que
estaba frente a frente con el Cristo preencarnado.
venido ahora» . En otras palabras: «Josué no estoy de tu lado, ni estoy del lado de ellos. La
pregunta es: ¿Quién está de MI lado, el lado del Señor?»
tratando. ¿Es Dios un republicano o un demócrata? ¿Está Dios a favor de nuestra organización
activista, o a favor de nuestros oponentes? La pregunta esencial es quién está del lado de Dios.
¿Pero cuál es la postura de Dios? Eso es lo que nos es necesario descubrir. Y el único lugar en
donde podemos buscar la respuesta es en la Biblia. Fue en aquel tiempo de crisis en El Salvador
117
que le di una mirada nueva a este antiguo libro de 1 Pedro.
transformación había ocurrido para cuando escribió 1 Pedro. Esta sección de 1 Pedro fue una
verdadera guía para nosotros en nuestra búsqueda de la postura de Dios en medio de aquella
crisis y para asirnos con firmeza a ella.
Llegamos a la conclusión de que no nos era posible permanecer neutros. ¡No había
manera que aceptáramos que las cosas permanecieran como estaban! La situación actual estaba
inclinarnos ni a la derecha ni a la izquierda; ambas tenían sus propias injusticias.
Tomar un bando humano anularía nuestra oportunidad de ministrar espiritualmente a los
el evangelio a toda criatura, tanto a los de la derecha como a los de la izquierda.
Nuestra esfera de operación se encuentra en un plano completamente diferente que los
debemos buscar mantener la posición neutra imposible.
Hemos de ser ACTIVISTAS para traer la voluntad de Dios a la tierra, mientras
proclamamos un evangelio que transforma el alma del hombre, del interior al exterior.
Ocurrieron cosas emocionantes en las iglesias salvadoreñas que se asieron firmemente a
las prioridades bíblicas verdaderas. Personas vinieron a Cristo por miles, tanto de la derecha
118
política como de la izquierda. Vimos muchos casos en los cuales los que antes eran enemigos
ahora estaban sentados lado a lado en una banca de iglesia, adorando juntos. La obediencia a la
palabra de Dios es la fuerza más poderosa del mundo para cruzar y resolver toda clase de
conflictos políticos y personales.
Honestamente, no puedo decir que los problemas de El Salvador se resolvieron. La
guerra no perdió ímpetu sino hasta principios de la década de 1990, pero el propósito de Dios se
influirá sobre las generaciones futuras, si el Señor tarda su venida.
de opresión. Si bien gobiernos comunistas y ateos mantuvieron el control sobre Europa
Occidental, Dios utilizó esa situación para desarrollar un cristianismo bíblico vital en muchos
para consumidores, se convirtió en un desierto espiritual en ese mismo período.
Este ejemplo pone en evidencia que los propósitos de Dios van mucho más allá que la
preferencia por algunos tipos de sistemas políticos y económicos.
LAS RAZONES TRAS LA SUMISIÓN
Dejando a un lado todas las polémicas morales y políticas, existen dos razones
perfectamente buenas por las cuales el cristiano debe someterse a la autoridad humana. La
primera de esas razones la hallamos en 1 Pedro 2.13, sencillamente «Por causa del Señor» .
119
Puesto que el Señor fue el que estableció en primer lugar la estructura de autoridad del
gobierno civil, cuando nos sometemos a esa autoridad, en efecto nos estamos sometiendo a Dios.
de que nos sometemos por causa del Señor y no por nuestra propia causa. No nos sometemos
para satisfacer nuestras propias necesidades, nuestra curiosidad, nuestros deseos ni para apoyar
nuestras teorías o preferencias en cuanto al gobierno. Sencillamente lo hacemos por causa del
Señor.
voluntad de Dios» . Para todo el que sea un creyente comprometido, esto es razón suficiente.
Frecuentemente experimentamos luchas por conocer la voluntad de Dios para nuestras
vidas. ¡Este es un caso en el cual no cabe duda cuál es la voluntad de Dios! Siempre podrán
existir preguntas que demandan respuesta, pero podemos saber que Dios ve la solución final,
mientras que nosotros solo vemos la dificultad presente.
Reconocemos que estas razones por las cuales someternos al gobierno podrán parecer
dogmáticas, pero lo que requieren es sencillamente que respondamos, más que llegar a
entenderlas. Sin embargo, sería incorrecto avanzar sin señalar una frase sencilla pero
significativa que usa Pedro. En 1 Pedro 2.13, Pedro habla específicamente de la necesidad de
someterse al rey.
la aplicación para nosotros. Debemos someternos a la cabeza del gobierno, al Presidente, como
120
representante de la autoridad de la nación. Eso no representa una dificultad infranqueable para la
mayoría de los ciudadanos patrióticos de los Estados Unidos, aun cuando favorezcan a un partido
político diferente de aquél del Presidente.
Sin embargo, en los días de Pedro, 1 Pedro 2.13 se refería directamente al hombre que
ocupaba el trono del Imperio Romano. Este era nadie más que el infame Nerón, uno de los
gobernantes más corruptos, inhumanos, crueles, profanos y perversos que el mundo jamás ha
visto.
del tema de la esclavitud, Pedro? ¿No fuiste tú el que rápidamente le cortó la oreja al siervo del
sumo sacerdote allá en el huerto? ¿Y qué del clamor de los esclavos del mundo? ¿No sabes,
Pedro, que este tipo Nerón está matando a muchos seguidores de Cristo? ¿No sabes que este es el
mismo Nerón que quiere culpar a los cristianos del gran incendio de Roma? ¿Qué te ha pasado,
Pedro? ¿Te volviste “blando”?»
No; Pedro sencillamente se conectó con un poder superior y con un propósito más alto.
de los creyentes, Pedro laboró por cambiar el mundo y el resto de la historia por medio de
cambiar a individuos del interior al exterior, por medio del poder del evangelio.
establecido para sus propósitos divinos.
Ahora, si todo esto era difícil para Pedro, imagínese la reacción de Simón Zelotes, quien
como Pedro era uno de los doce apóstoles que previamente había sido un guerrillero urbano de
121
izquierda. Simón se había dedicado al uso de la fuerza para liberar a la nación judía de la
pueden resultar de ello.
En épocas modernas, esto sería como decirle a cristianos alemanes a someterse al
gobierno asesino de Adolfo Hitler y a su partido Nazi. ¿Qué? ¡Un momento! No se aleje enojado.
Recuerde que el mandamiento es someterse, no necesariamente obedecer. De hecho, hubo
algunos valientes creyentes alemanes que hicieron precisamente eso, al proteger a judíos en
desobediencia al estado, mientras se comportaban de manera tan vertical posible con las
autoridades. La familia Ten Boom de Holanda fue un ejemplo hermoso de este principio
expresado en acciones. El libro de Corrie Ten Boom, El Refugio Secreto , es un recurso
pecado humano y la usa para cumplir sus propósitos.
LA EVIDENCIA DE LA SUMISIÓN
El pasaje 1 Pedro 2.1217 hace énfasis en las buenas obras que debieran resultar de
nuestra sumisión a las autoridades. No somos salvos POR buenas obras, pero somos salvos
de ello, estaremos activos en hacer el bien, conforme buscamos traer la voluntad de Dios a la
tierra a través de nosotros.
122
cristiano sumiso no hace bien a fin de ganarse el favor de Dios ni para cambiar la estructura o las
la voluntad de Dios es resultado de que Dios nos use como sus embajadores para difundir las
buenas nuevas de que un cambio interior se encuentra disponible para la humanidad por la
muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo.
En Efesios 2.10, Pablo nos dice que hemos sido «creados en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» .
que participa del llamado más sublime de la vida pro haber recibido el «ministerio de la
reconciliación» . Dice que somos «embajadores de Cristo» (2 Co 5.1820).
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» (Ef 6.12).
El verdadero problema que este mundo encara no es económico, militar, médico ni social.
Es el pecado: «¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras
pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?» (Stg 4.1).
en cadenas» (Ef 6.20). Sus limitaciones físicas no le impidieron realizar sus actividades
espirituales. Él nunca se permitió a sí mismo distraerse con una lucha contra Roma por los
«derechos de los prisioneros».
123
Cuando nos concentramos en compartir el poder transformador de Cristo, y vivimos el
callar la ignorancia de los hombres insensatos» (1 P 2.15). Al hacer bien, silenciamos las
críticas injustas de los insensatos.
De paso, un estudio de los libros de Salmos y Proverbios revela que en la Biblia, un necio
o insensato no es una persona con limitaciones de inteligencia, sino que es uno que se niega a
aceptar la palabra de Dios. Según Dios, el hombre puede tener un doctorado de una universidad y
ser insensato. Si somos demasiado insensatos para creerle a Dios y vivir el tipo de vida que
Pedro ha descrito hasta este punto, las críticas que recibamos no serían más que lo que
merecemos.
En 1 P 2.16 se nos muestra que también evidenciamos nuestra actitud de sumisión por
medio de nuestro servicio a Dios, «como libres, pero no como los que tienen la libertad como
pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios» . Solamente podemos ser siervos
eficaces de Dios si aprendemos lo que es la sumisión.
Se nos presenta una paradoja muy real en el versículo 16. El versículo empieza diciendo
«como libres» , pero finaliza diciendo «como siervos de Dios» .
Bueno, ¿cuál de las dos alternativas es cierta? ¿Somos siervos o somos libres? La
del poder de Satanás por el poder de Jesucristo. Pero debido a que somos libres, ahora podemos
ejercer nuestra libertad por medio de someternos a nosotros mismos como siervos de nuestro
nuevo Señor.
124
Gálatas 5.13 nos dice que hemos sido llamados a libertad. Pero es necesario que
comprendamos que la verdadera libertad cristiana no se enfoca en lo que nosotros queremos
hacer, sino en lo que Dios quiere que hagamos en gratitud por el sacrificio que Jesucristo hizo a
nuestro favor.
Los cristianos, por primera vez en nuestras vidas ya no somos esclavos del pecado. No
tenemos que pecar. Podemos escoger vivir rectamente y servir a Dios – algo que era imposible
hasta que recibimos la salvación.
La libertad sin restricciones no existe, ni en la naturaleza ni en la Biblia. La libertad
siempre se ejerce dentro de ciertos límites. La ilustración frecuentemente utilizada de la libertad
que tiene un concertista de piano al tocar su instrumento es verdadera. Si bien éste toca con una
facilidad y libertad magníficas, él realmente está demostrando la libertad que proviene de
esa arte.
El arte moderno reposa sobre la premisa de que la libertad es absoluta y que no debemos
estar limitados por la forma. Resulta interesante comparar las primeras obras de arte de Pablo
Picasso con sus obras posteriores, las cuales se denominan «arte moderno». Cuando la libertad es
absoluta y carece de estructuras, también carece de significado. La libertad sin disciplina pronto
se convierte en caos.
La libertad que Dios ofrece no es la libertad de que nuestras vidas se derritan hasta
formar una masa incomprensible y sin forma. En lugar de ello, Dios nos da la libertad de
finalmente poder vivir de la manera que Él quiere que vivamos, con Su poder fluyendo a través
125
de nosotros.
Originalmente, antes de la caída de Adán, el hombre fue creado a la imagen de Dios, y
deseaba vivir dentro de las dimensiones de ese diseño. En Cristo tenemos la libertad de hacer
precisamente eso.
Lo que hallamos en 1 Pedro 2.17 es un resumen nítido de lo que hemos estado
aprendiendo: «Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey» .
Esto lo hacemos por medio de respetar a todos los hombres (Ro 12.1721), amar a los
creyentes (Ro 12.10), temer a Dios con reverencia (Pr 1.7) y honrar al «rey», la autoridad
gubernamental que Dios ha puesto sobre nosotros, como lo hemos visto.
Después de 1 Pedro 2.17, Pedro incursiona en otras áreas de la vida, aplicando el
sumisión a la autoridad civil.
de su vida? ¿Qué hay de sus prioridades? ¿Son sus propias prioridades o son las de Él? ¿Está
participando de la batalla verdadera por las almas de los hombres? ¿O se ha desviado a fin de
ocultar la falta de fruto y de poder espiritual en su vida?
La sumisión empieza por medio de reconocer humildemente que necesitamos a Cristo
como Salvador. En la medida que crecemos para ser más como Él, la sumisión a Él a través de su
palabra se convierte en la actitud que guía nuestras vidas. Siempre estamos conscientes de que
estamos totalmente comprometidos con Él.
126
Cuando estamos comprometidos plenamente en ser obedientes en sumisión a Dios, el
enfoque principal de nuestra vida será invertirla en las únicas dos cosas que durarán para
siempre: la palabra de Dios y las almas de los hombres.
Esa es la perspectiva que Pedro tenía cuando urgía a los creyentes a someterse al
gobierno, para que pudieran meterse en los negocios de Dios.
CAPÍTULO OCHO
CÓMO EVITAR PERDER SU CRISTIANISMO EN EL TRABAJO
Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y
afables, sino también a los difíciles de soportar. Porque esto merece aprobación,
si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo
injustamente. Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis?
Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado
delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció
por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo
pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía
con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al
que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre
127
el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la
justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. Porque vosotros erais como ovejas
descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.
(1 Pedro 2.1825)
Los salarios de los beisboleros de las grandes ligas, que ahora se cuentan en millones en
el caso de las estrellas más buscadas, han ascendido vertiginosamente hasta escapar de la
atmósfera terrestre y entrar en la Dimensión Desconocida. Pero en 1990 hubo una huelga de los
jugadores que postergó el juego inaugural. Estos atletas se sentían molestos porque algunos
peloteros de las grandes ligas sólo ganaban unos cuantos cientos de miles de dólares por año;
salarios que ciertamente parecían fabulosos a la mayoría de los fanáticos entrevistados por los
medios de comunicación en aquel momento.
Tal vez se preguntará qué tiene que ver nuestro estudio de 1 Pedro con el nivel de salarios
de los jugadores de las grandes ligas. En realidad, tiene mucho que ver con nuestro estudio, ya
que Pedro ahora está incursionando en el tema de las «relaciones laborales».
Las relaciones obreropatronales son las responsables de una buena cantidad de
aflicciones, no sólo para los que están sin Cristo, sino también para muchos creyentes. Se habla
mucho hoy acerca de los «derechos» de las mujeres, los grupos minoritarios y los discapacitados.
Así que da mucho que pensar reconocer que cuando Pedro escribió estas palabras, más de la
mitad de la población pertenecía a la clase de los esclavos o sirvientes y carecían totalmente de
derechos.
Todavía hay mucho que mejorar en lo que a condiciones de trabajo e igualdad de
oportunidades se refiere. Pero hemos avanzado mucho camino desde las condiciones que vivían
128
los destinatarios de la carta de Pedro en el siglo primero.
Lo que Pedro dice sin duda era controvertido. Debido a quién era Pedro, sus palabras
habrían tenido mucho peso entre los creyentes, tanto los patronos como los obreros, ¡y hasta los
esclavos! Las condiciones en las cuales muchos laboraban eran deplorables. Las instrucciones
sino a someternos.
Como hemos mencionado tantas veces, 1 Pedro es un libro que nos muestra cómo Dios
utiliza los tiempos difíciles en nuestras vidas para crear y desarrollar en nosotros una humildad
genuina, una dependencia total de Él. El mensaje de Pedro es sencillo, penetrante y práctico. Él
no esquiva los problemas. Él no era un hombre temeroso en ningún sentido, de modo que sus
instrucciones no se ven afectadas por el temor ni por el deseo de evitar conflictos.
De hecho, una gran parte de la información que nos brindan los evangelios en cuanto al
carácter de Pedro indica con claridad que su tendencia natural sería resistirse. Entre los apóstoles,
él era el primero en decir lo que pensaba y el primero en actuar. Lo que propone en
1 Pedro 2.1825 no sólo es controvertido, sino que contradice a su propia naturaleza (y a la
nuestra).
En el último capítulo vimos cómo Pedro aplicó el principio de la sumisión al gobierno
civil. Ahora aplica ese mismo principio a las relaciones laborales. La sumisión no es un tema
una palabra olvidada dentro de un diccionario empolvado.
Antes de lanzarnos hacia un tema tan complejo, dediquemos un momento a repasar. La
129
sumisión, ya sea la de un ciudadano a las autoridades civiles, un obrero a su patrono, una esposa
de creer que Él verdaderamente está en control. La sumisión a cualquier otra autoridad debe
provenir de un corazón sumiso a Cristo y a su palabra.
También hemos visto una distinción crucial entre una actitud sumisa y acciones
un vistazo de cerca a estas palabras que Pedro escribe con respecto a las relaciones laborales.
EL MENSAJE DE PEDRO: ÚNICO Y RADICAL TANTO EN SU NATURALEZA
COMO EN SUS RESULTADOS
Para comprender plenamente la naturaleza radical de las instrucciones que Pedro da con
respecto a las relaciones laborales, es necesario examinar unos detalles históricos. Según lo que
sabemos, la población del Imperio Romano en la época que Pedro escribe ascendía a
aproximadamente 120 millones de habitantes.
siervos. Pero es importante saber que no todos ellos encajaban en el estereotipo que tenemos de
los esclavos. Había esclavos y siervos en aquella época que trabajaban como maestros, artesanos,
comerciantes, artistas y hasta médicos. A pesar de la gran disparidad en sus habilidades, todos
ellos carecían de derechos y eran considerados como propiedad de sus amos.
La primera palabra de este pasaje, «criados», es un vocablo amplio que incluye a
130
esclavos, siervos domésticos y otros tipos de siervos y empleados. En otras palabras, cuando
Pedro dice «criados», podría estarse refiriendo a cualquiera, esclavo o libre, que trabaja bajo la
autoridad de otra persona. Como aplicación personal, estas palabras de consejo son para
cualquiera hoy día que se encuentre bajo la autoridad de un empleador.
En las palabras de este pasaje, podemos ver que el corazón del menaje de Pedro es que
todo hombre, sea esclavo o sea libre, es valioso a los ojos de Dios.
El mensaje de Pedro corta el tejido de la sociedad romana. Las barreras sociales,
económicas y culturales han sido eclipsadas por esta sorprendente declaración de que todos los
hombres tienen igual valor, sin importar su posición social.
a ser transformados por el poder de Cristo en sus vidas. Hasta hubo casos en los cuales iglesias
eran pastoreadas por esclavos cuyos amos eran miembros de la congregación.
Esos cambios fueron tan radicales que tomó cierto tiempo para que avanzaran por todos
los niveles de la sociedad. Las palabras de Pedro aclararon parte de la confusión social que
existía en las iglesias de sus días, y permanecen hasta hoy como principios para que los sigamos.
LAS INSTRUCCIONES DE PEDRO: CÓMO SER SUMISOS
Ahora que podemos apreciar mejor la naturaleza radical de lo que Pedro tenía que decir,
examinemos las instrucciones prácticas. Su consejo consta de cuatro partes básicas: seamos
respetuosos, seamos conscientes de Dios, estemos preparados para sufrir y seamos como Cristo.
131
SEAMOS RESPETUOSOS. La primera parte la hallamos en 1 Pedro 2.18, donde se
a vuestros amos» .
cuando se nos dice que temamos a Dios. Significa tener una actitud de respeto genuino por la
posición de la persona que tiene autoridad sobre nosotros. Tal como aprendimos en el capítulo
previo con respecto al gobierno civil, esto no significa que tengamos una aceptación ciega del
carácter moral de dicha autoridad, sino que significa que los que se encuentran en autoridad han
sido colocados en esa posición por Dios mismo.
El respeto se manifiesta primeramente a través de actitudes correctas. Nuevamente, esto
Específicamente se necesitan dos actitudes nuevas. La primera es una actitud nueva hacia el
trabajo mismo.
Las palabras de Pablo en Efesios 6.58 amplían esta verdad más plenamente:
Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de
vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren
agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la
voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los
hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea
siervo o sea libre (Efesios 6.58)
Esto implica tener una actitud nueva hacia el trabajo en sí. Obedecer este mandamiento
divino significa que trabajamos para Cristo, no para nuestro jefe. Como creyentes en Cristo,
trabajo, en realidad estamos sirviendo a nuestro Amo celestial.
132
Muchos cristianos tienen una actitud mala hacia su trabajo, porque piensan que es un
estorbo para su ministerio. Pedro y Pablo nos están diciendo que nuestro trabajo forma parte
integral de nuestro ministerio.
Con frecuencia tratamos de crear una separación artificial entre nuestra «vida espiritual»
y nuestra «vida secular». Eso no es posible. Somos creyentes las 24 horas del día. Nuestro
trabajo nos fue dado por el Señor. Es posible que haya aspectos de su empleo que no le agraden,
pero su empleo presenta una oportunidad excelente para servir a Cristo. Usted entra en contacto
con personas que jamás cruzan su camino con su pastor. No sólo eso, sino que su empleo debe
desempeñarlo como si trabajara para el Señor.
Hay un libro breve en el Nuevo Testamento, una carta del apóstol Pablo, que consta de un
la carta. Éste era un hombre adinerado que era amigo personal de Pablo.
Pablo había invertido mucho tiempo y esfuerzo ministrando en Éfeso, una ciudad ubicada
aproximadamente a 140 kilómetros de Colosas. Aunque Pablo probablemente nunca llegó a
visitar a Colosas (Col 2.1), allí se había establecido una iglesia, probablemente debido al
testimonio del evangelio presentado por los creyentes en Éfeso (Hch 19.1).
La iglesia en Colosas se reunía en la casa de Filemón (Flm 2). Filemón tenía un esclavo
llamado Onésimo que hurtó algo de él y luego se dio a la fuga. Después de llegar a Roma,
Onésimo conoció a Pablo y fue ganado para Cristo (Flm 10). Pablo luego le envió de regreso a
su amo, Filemón, con la carta que ahora forma parte de nuestras Biblias.
Pablo vivía lo que predicaba. Él respetaba la autoridad de Filemón, aunque nada de lo
133
que dice nos llevaría a concluir que el apóstol favorecía la institución de la esclavitud. Pero en
lugar de apelar a los «derechos de los esclavos» o de hacer un llamado a abolir la esclavitud,
Pablo limita sus comentarios a un tipo de esclavitud mucho más poderosa: la esclavitud al
pecado. Envía a Onésimo de regreso con una actitud nueva hacia su empleo. Onésimo había
llegado a comprender que su verdadero amo era Cristo.
comprender que le era necesario respetar la libertad espiritual de Onésimo. De hecho, esto es
precisamente a lo que está aludiendo cuando le dice a Filemón cómo debe recibir a este hombre.
«No ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente
para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor. Así que, si
me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo» (Flm 1617).
De modo que no sólo vemos la necesidad de tener una actitud una actitud nueva hacia el
empleo en sí, sino también una actitud nueva hacia el jefe. Es necesario que veamos nuestro
empleo como una oportunidad dada por Dios para servir a Cristo, y ver a nuestro jefe como
instrumento de Dios. Pablo nos dijo que debido a que en últimas trabajamos para Cristo, el Señor
compensará las injusticias cometidas por nuestro jefe humano. Pero esto también quiere decir
que Dios observa cuando no cumplimos con nuestro trabajo, ya sea que nuestro jefe se percate de
ello o no.
«¡Pero no conoces a MI jefe! Es el más arrogante, el más cruel, el más avaro, el más
malo…» Bueno, usted capta la idea.
Todos piensan que son la excepción a la regla, pero Pedro rápidamente añade en
1 Pedro 2.18 que «no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar» .
134
El vocablo que se traduce con la frase «difíciles de soportar» significa «torcido».
Dios, y no su jefe, el que está en control. Su jefe podrá PENSAR que tiene el control, pero una
vez que morimos Dios es el que nos da nuestra paga final. Este es el conocimiento que debe
armarle para enfrentar a su empleo y a su jefe con una actitud totalmente nueva.
SEAMOS CONSCIENTES DE DIOS. Junto con esta nueva actitud hacia el empleo y su
jefe tenemos la segunda parte de las instrucciones de Pedro: la necesidad de ser conscientes de
Dios. Esta es la manera en la cual Pedro la expresa en 1 Pedro 2.19: «Porque esto merece
aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo
injustamente» .
En lugar de estar conscientes del jefe, Pedro nos enseña a que seamos conscientes de
Dios. Algunos creyentes en esta era moderna de la libertad se convierten en los esclavos
consigo todos los fines de semana; hasta se lo llevan en sus vacaciones. Se sienten tan
obsesionados con la patanería e injusticia de su jefe, que se convierten en sus esclavos
emocionales. Una vez que comprendemos para quién trabajamos en realidad, podemos tener
verdadera libertad, tal como Onésimo.
Aun en 1 Pedro 2.19, Pedro dice que si alguno es perseguido en el trabajo, que sea sin
hacer el mejor trabajo posible, considerando para quién trabaja.
Para los que vivimos en los Estados Unidos, cabe añadir que este pasaje no prohíbe el
135
ejercicio pleno de los derechos legales que tienen los empleados. Este pasaje también le permite
ejercer su libre albedrío al buscar un empleo nuevo.
Primeramente, Pedro nos exhorta a que seamos pacientes y que confiemos en Dios en
situaciones en las cuales, al enfrentar injusticias, nos encontramos sin recurso legal que nos
ampare. Aunque hoy tengamos más opciones legales que las que tuvo Onésimo, uno
ocasionalmente se encuentra en una circunstancia en la cual no hay salida. Cuando eso ocurra,
recuerde quién está realmente a cargo.
ESTEMOS PREPARADOS PARA SUFRIR. Esta es la tercera parte del consejo de
Pedro: Estemos preparados para sufrir.
«Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios,
sufre molestias padeciendo injustamente. Pues ¿qué gloria es, si pecando sois
abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto
ciertamente es aprobado delante de Dios» (1 P 2.1920).
Dios desea enseñarnos humildad. Dios quiere convertir nuestras tribulaciones en
bendiciones. Si 1 Pedro contuviera los pensamientos del propio Pedro en lugar de los
pensamientos de Dios, probablemente sería un manifiesto en contra de la maldad que es la
esclavitud. Como hemos observado, antes de aprender la humildad, Pedro era el tipo de hombre
años de crecimiento en la gracia de Dios, Pedro había aprendido el principio expresado por Pablo
en Romanos 12.21: «No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal» .
Para cuando Pedro escribe esta epístola, ha madurado lo suficiente como para
comprender los asuntos verdaderos y profundos que se involucran. La Biblia está visiblemente
en contra de la esclavitud humana y del tratamiento inhumano a otros hombres. Pero es
136
interesante que no hay versículo en la Biblia que haga un llamado a abolir la esclavitud por la
fuerza.
Ya hemos visto el ejemplo de Onésimo y de Filemón. Consideremos también lo que
Pablo escribió a Timoteo en 1 Timoteo 6.15.
«Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo
honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. Y los que
tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles
mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen
servicio. Esto enseña y exhorta. Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a
las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a
la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas
de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,
disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad,
que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales».
Por favor no piense que esta enseñanza en la Biblia ingenuamente pasa por alto la
seriedad de la esclavitud humana. Se está comunicando una lección crucial: existen formas de
esclavitud que son más horrendas y peligrosas para la humanidad que la esclavitud humana. La
peor esclavitud de todas es la esclavitud al pecado. Esta es la condición de todo hombre que no
conoce a Jesucristo como Salvador. De hecho, fue Jesucristo mismo el que dijo: «De cierto, de
cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado» (Jn 8.34).
Cuando un individuo no conoce al Salvador, es imposible dejar de pecar. Su vida podrá
ser admirable, noble y religiosa, pero existe una naturaleza pecaminosa en su interior que no le
dejará en libertad. Un hombre perdido se encuentra en esclavitud abyecta al pecado.
Si bien esta es la peor forma posible de esclavitud, existen otras. Un ejemplo es la
esclavitud emocional que resulta cuando una persona aborrece a otra. Previamente discutimos
esto al mencionar los conflictos serios que frecuentemente surgen entre un obrero y su patrón.
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Pero esta esclavitud emocional y aun la horrenda esclavitud que es vender a seres humanos como
objetos sencillamente son síntomas de la esclavitud mayor al pecado.
Jesucristo vino a este mundo a darnos libertad de la esclavitud en todas sus formas. No
existe sistema político, ni organización, ni siquiera una, ni ley humana que pueda librarnos de la
esclavitud al pecado, salvo Cristo. Él fue el que dijo: «Así que, si el Hijo os libertare, seréis
verdaderamente libres» (Jn 8.36).
Esta libertad espiritual es tan crucial que todo lo demás resulta inconsecuente en
comparación. Sin esta libertad, nada más es importante. Si tenemos libertad espiritual, todo lo
demás depende de ella. Pero, paradójicamente, esta libertad no se disfruta hasta que
voluntariamente nos sometamos al Señorío de Cristo, reconociendo que hemos sido comprados
con el precio de su propia sangre.
Consideremos las que Pablo dirigió a los corintios:
«Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. ¿Fuiste llamado siendo
esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más.
Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor;
asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis
comprados; no os hagáis esclavos de los hombres» (1 Co 7.2023).
¿De quién es esclavo usted? Todos somos esclavos de alguien. O usted es el esclavo
Ya es el esclavo emocional de un jefe muy aborrecido, o ya ha tomado la decisión de hacer de
Cristo el Señor de su vida, y ha reconocido que su jefe terrenal es un canal que usted puede
utilizar para servir a su Amo celestial.
SER COMO CRISTO. Hasta aquí hemos visto que para tener una actitud bíblica en
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cuanto a las relaciones en el trabajo, necesitamos aprender a ser respetuosos, a ser conscientes de
Dios y a estar preparados para sufrir. Ahora vemos una cuarta lección que debiera moldear
nuestra ética y actitud laboral: la necesidad de seguir el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo.
1 Pedro 2.2125 trata con el ejemplo que nos dejó Cristo. De esta manera lo describió Pedro en el
versículo 21: « Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros,
dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas» .
Los cuatro versículos siguientes nos dan un ejemplo de cinco partes que Cristo nos dejó.
Estos versículos se citan con frecuencia para animarnos en nuestro andar espiritual, pero pocas
veces se menciona que su contexto específico tiene que ver con siervos o esclavos que se
encuentran en situaciones terriblemente difíciles.
Pedro nuevamente acude a uno de sus profetas favoritos del Antiguo Testamento, Isaías,
habla de Cristo en 1 Pedro 2.22: «el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca» .
Nuestro salvador vivió una vida perfectamente impecable. Obviamente, ninguno de
Salvador. ¿Cómo es posible que sigamos el ejemplo de Cristo en esta área?
En términos realistas, no podemos esperar vivir sin pecado en este mundo presente, pero
es necesario que comprendamos que hemos sido librados de la esclavitud del pecado. Ya no
estamos OBLIGADOS a pecar. Según crezcamos en Cristo, Él toma más y más control de
tanto menos es el poder práctico que el pecado tiene sobre nuestras vidas.
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En su primera epístola, el apóstol Juan trata con el equilibrio delicado que existe entre la
realidad de nuestras vidas físicas y nuestra posición espiritual.
«Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo» (1 Jn 2.1)
Juan reconoce nuestra meta absoluta: no pecar. Pero al mismo tiempo, reconoce la
realidad de nuestra condición presente al decir «si alguno hubiere pecado» . En este punto
vivimos todos. Hemos de vivir como Jesús tanto como nos sea posible. En la medida que
crecemos en Él y nos tornamos más como Él, debiéramos pecar menos y menos.
Pero recuerde, el contexto aquí es tratar con el lugar de trabajo. La meta es vivir de
manera tan impecable como sea posible en el trabajo. Una vez que la actitud que usted
despliegue hacia su jefe y su trabajo se alinee con los principios bíblicos dados por Dios,
examine su vida para asegurarse que no haya un área de pecado que haya pasado por alto.
¿Está robándole tiempo o materiales de su jefe? Seguro, «todo el mundo lo hace» es la
arruinar su reputación. Hay tantas áreas que necesitamos examinar en la medida que buscamos
servir al Señor en nuestros trabajos.
Pedro también utiliza un segundo aspecto de la vida de Cristo como ejemplo: sus
padecimientos. Pedro ya mencionó esto en 1 Pedro 2.21: «porque también Cristo padeció por
nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas» . Pero en 1 Pedro 2.23, él
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nuevamente enfatiza los padecimientos de Cristo, esta vez haciendo una paráfrasis de Isaías 53.7.
«Quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no
amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente».
Nunca tendremos que soportar más ni soportar algo peor que lo que Jesús padeció. No
hay camino de sufrimientos por el cual nuestro Salvador no haya andado. Ser como Cristo
significa soportar una situación mala por medio de mantener la boca bien guardada y el corazón
bien abierto a la voluntad y el propósito de Dios.
El tercer aspecto de la vida de Cristo es su actitud sumisa. Él nunca nos pediría hacer algo
que Él nunca ha hecho, ni nos pediría que seamos algo que Él no es. Lo mismo es cierto con la
sumisión. Cuando uno se resiste como un caballo salvaje a la idea de aprender a ser sumiso,
recuerde que Jesús ya nos dio ejemplo. ¡Y Él es Dios Todopoderoso! Si Él se sometió
voluntariamente, ¿no debiéramos nosotros hacer lo mismo?
No nos gusta ser sumisos porque al serlo hacemos daño a nuestro orgullo. ¡Correcto! Y
ese es precisamente el punto. De eso trata la humildad: sacrificar nuestro orgullo.
no tenía que tener la última palabra. Él fue capaz de dejar pasar un insulto blasfemo sin
defenderse a sí mismo, por el momento. «Cuando padecía, no amenazaba» .
La razón de ello, verá, es que él «encomendaba la causa al que juzga justamente» . Él
sabía que su Padre celestial era más grande que cualquier gobernante títere o cualquier líder
religioso corrupto, o que cualquier otra persona.
Esta es la actitud sumisa que el creyente necesita en el trabajo. Es necesario que
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reconozcamos que Dios es más grande que nuestro jefe, que la empresa, que nuestro puesto y
que nuestros molestos compañeros de trabajo.
Algunas personas encubren su orgullo y dan la apariencia de una fachada bajo control,
pero en su interior se dicen: «El que me la hace, me la paga». Esto no es sumisión, sino que es
orgullo bajo control, la actitud de uno que necesita encomendar sus heridas y ofensas al que
juzga justamente.
« No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios;
porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor» (Ro 12.19).
Una cuarta parte del ejemplo de Cristo es que Él sacrificó. 1 Pedro 2.24 habla del
sacrificio máximo que Él hizo por nosotros.
«Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida
fuisteis sanados».
Una vez más, Pedro acude a Isaías 53 para demostrar su punto. En esta oportunidad cita a
Isaías 53.5, 12. Cualquier sacrificio que pudieran pedirle mientras desempeña su trabajo es
insignificante en comparación con el sacrificio que nuestro Señor Jesucristo hizo a nuestro favor.
la idea detrás de lo que Pedro dice en 1 Pedro 2.25: «Porque vosotros erais como ovejas
descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas» . Pedro retorna a
Isaías 53.6 para esta lección, la cual nos muestra que sin Él nos encontrábamos vagando sin
propósito y sin significado en esta vida, como ovejas descarriadas.
Pedro señala a Cristo como Aquel que verdaderamente tiene a cargo nuestras vidas y
todas las circunstancias que las rodean. Jesús es el Pastor de nuestras almas. Su liderazgo y su
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guía nos mantienen en el rumbo correcto para cumplir el plan que Él tiene para nuestras vidas.
Sin Él no somos más que torpes ovejas vagando descarriadas sin propósito y sin significado.
Jesús es el Obispo de nuestras almas. La palabra «obispo» significa «supervisor,
¡Él lo es! Si somos creyentes en verdad, el Señor Jesucristo es nuestro jefe, sin importar quién
sea el que firme nuestros cheques de pago.
Lo que hemos estado tratando aquí son actitudes que dan evidencia de un corazón
dispuestos a sufrir injusticias, mientras encomendamos nuestro destino a Aquel que es el Pastor y
Obispo de nuestras almas.
En todo esto, la clave absoluta es nuestra sumisión a su Señorío. Si Cristo no tiene la
supremacía, nuestras vidas estarán edificadas sobre la arena.
CAPÍTULO NUEVE
UNA PALABRA PARA LAS ESPOSAS
«Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que
no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el
externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el
interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y
apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se
ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando
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sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la
cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna
amenaza». (1 Pedro 3.16)
«El matrimonio es la más alta y más santa de todas las relaciones terrenales. Fue
ordenado por Dios en el huerto del Edén, en un marco de pureza e inocencia…» El ministro
repite las palabras que ha pronunciado en muchas ocasiones. La novia y el novio se encuentran
absortos en un estado de existencia aparte, vacilando entre el éxtasis y un colapso nervioso. La
audiencia se encuentra oyendo nada y viéndolo todo, desde el movimiento nervioso de la niña
con las flores hasta los pantalones del esmoquin alquilado que no alcanzan a cubrirle toda la
extensión de las piernas al padrino de bodas. Y así principia otro matrimonio que todos los
corazones desean que perdure hasta que la muerte los separe, y sin embargo en todas las mentes
hay una lucha por borrar las estadísticas alarmantes y el archivo de las experiencias personales.
El matrimonio, una cosa maravillosa, una flor delicada, y con demasiada frecuencia, una
pesadilla que corre alocadamente y fuera de control, destruyendo las vidas de todos los que se
crucen en su camino. Separación. Divorcio. Hijos lastimados.
Aun los buenos creyentes en Cristo tenemos que enfrentar las duras realidades de estos
temas. Las publicaciones seculares y los predicadores en la televisión elevan un clamor en contra
de los males de la sociedad moderna que han causado el decaimiento de los fundamentos mismos
de la unidad familiar. Pero esos males han acompañado a la raza humana desde que Adán y Eva
probaron aquel fruto prohibido. La sociedad moderna no es la propietaria exclusiva de los
problemas matrimoniales.
Pedro enfrentó los mismos problemas que cualquier ministro o consejero enfrenta hoy
día. La falta de comunicación, las presiones financieras que destruyen la confianza, los extravíos
sexuales y el resto de los problemas formaban tanta parte del mundo romano como lo forman de
nuestro mundo actual. En los días de Pedro las esposas carecían de derechos. Eran como objetos,
una de las posesiones del esposo, no muy distantes del nivel de sus ovejas o cabras. Bueno, en
verdad no hemos cambiado tanto como quisiéramos creerlo, ¿verdad?
Con todas las cualidades machistas que se manifiestan tan ampliamente en los
evangelios, ¡difícilmente parecería que Pedro sería alguien idóneo para presentar un seminario
sobre el matrimonio! Pero este es un libro escrito por un hombre transformado y bajo la
inspiración del Espíritu Santo de Dios. En realidad, Pedro no se ha visto en la necesidad de
aprender una pila de técnicas de comunicaciones de moda y ejercicios simpáticos que son parte
integral de tantos seminarios matrimoniales de hoy. Todo lo que tuvo que hacer fue aprender un
par de principios bíblicos sólidos que se relacionan con todos los aspectos de la vida.
Recordemos que este es un libro que trata sobre la humildad. Y uno de los elementos
principales de la humidad es aprender a someterse a los que se encuentran en una posición de
autoridad dada por Dios.
Fue en 1 Pedro 2.13 que Pedro inició su discusión sobre la sumisión y sus diversas
aplicaciones en el campo de nuestras relaciones interpersonales. Trató en primer lugar con
nuestra relación con el gobierno civil y luego abordó el tema delicado y completo de las
relaciones laborales.
Ahora, se encuentra incursionando en un terreno más escabroso aún, tocando la más
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sensible de todas las relaciones humanas: el matrimonio. Este mismo principio de la sumisión se
aplicará a nuestra capacidad de relacionarnos con cualquier persona que ocupe una posición de
autoridad.
EL PRINCIPIO DE LA SUMISIÓN
La esencia misma de lo que Pedro está diciendo se resumiría en algo como: «Esposas, no
abandonen a sus esposos inconversos; aprendan a someterse a él».
Es perfectamente comprensible que muchas veces una esposa que ha llegado a conocer al
Señor tendría luchas con los problemas de vivir con un esposo inconverso. Después de haberse
aguantado las muchas presiones, conflictos, y en algunos casos obscenidades y golpizas, ¡no
tomaría mucho razonar para llegar a la conclusión que ella podría servir mejor al Señor si
abandonara a este inconverso salvaje!
La respuesta, dice Pedro, es no abandonar a ese esposo inconverso, sino aprender a
someterse a él según el plan de Dios.
Pablo amplió este principio. Esta es la manera en la cual expresó sus instrucciones en la
primera carta a los corintios.
«Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo
abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer
incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos,
mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no
está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a
paz nos llamó Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu
marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?» (1 Cor
7.1316)
Este es el mismo principio de sumisión con el cual hemos tratado por los últimos dos
capítulos. En este punto, repasemos brevemente lo que hemos aprendido acerca de la humildad y
la sumisión bíblicas, porque son particularmente importantes en el ámbito cargado de emociones
que rodea a los problemas matrimoniales. Una esposa que se encuentra sufriendo podría pensar
que la sumisión es magnífica en algunas circunstancias, ¡pero ciertamente no en el caso de ella!
Recordemos que la sumisión no equivale directamente a la obediencia ciega. Como
aprendimos previamente, es posible desobedecer pero manteniendo una actitud sumisa. Hay
muchas esposas que obedecen pero que tienen una actitud terrible que es todo menos sumisa.
«¡Eres un absoluto idiota! Eres una abominación para Dios y para los hombres, pero la
Biblia me dice que te obedezca, y así lo haré. Pero quiero que sepas que estás equivocado y
recuerda que yo te lo dije». Una respuesta típica, pero no sumisa.
Qué diferente es la actitud de la mujer que reconoce que hay una línea que se traza entre
la obediencia a los hombres y la obediencia a Dios. Aun cuando se vea obligada a desobedecer,
la actitud puede seguir siendo sumisa.
«Te amo mucho, y quiero ser la mejor esposa para ti. Haré todo lo que pueda por
complacerte y demostrarte mi amor, Pero lo que me estás pidiendo sería pecar contra Dios. Eso
es algo que sencillamente no puedo hacer, y espero que lo comprendas».
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Obviamente, no hay palabras mágicas que pudieran decirse, y una actitud sumisa
manifestada por la esposa no significa que el esposo de inmediato dejará de ser un tigre feroz
para convertirse en un gatito que ronronea. No existen las respuestas fáciles para un matrimonio
difícil, pero ES POSIBLE ser sumisa.
¿Pero qué de las muchas mujeres que sufren abusos físicos y emocionales hoy día?
¿Acaso les toca servir con dulzura como saco de boxeo del esposo? ¡De ninguna manera!
Recordemos que el divorcio y la separación nunca son el cumplimiento del plan de Dios. En el
capítulo segundo de Malaquías, Dios nos dice que aborrece el divorcio. Sin embargo, la Biblia es
un libro que nos presenta el ideal celestial, pero a la vez reconoce la realidad terrenal.
Observemos las palabras de Pablo justo antes de lo que vimos previamente en
1 Corintios 7:
«Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer
no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su
marido; y que el marido no abandone a su mujer». (1 Cor 7.1011)
Estas palabras declaran claramente que Dios desea que el matrimonio se mantenga
intacto. Pero también se reconoce que habrá momentos de circunstancias extremas en las cuales
una esposa tendrá que separarse, quizás por motivos de su seguridad física. Pero aún en ese caso,
la meta es lograr una restauración completa, en lugar de buscar una salida fácil a una situación
mala.
Por lo que vimos en 1 Corintios 7.15, si el esposo incrédulo quiere cortar la relación y
abandona a la esposa, ella deberá dejarle ir y queda libre para rehacer su vida en la voluntad de
Dios. Pero la esposa creyente debe estar comprometida con hacer que su matrimonio funcione, si
es posible, y en lo que de ella dependa.
Ella no tiene que sentir el peso de la decisión de divorciarse o no divorciarse de su
esposo. La única decisión que tiene que tomar es someterse al Señor Jesucristo, y someterse a Él
a través de su esposo, reconociendo que existe un orden bíblico en el matrimonio. Ella deberá ver
que Dios es mayor que su esposo inconverso y que los demás problemas que pudieran existir en
su matrimonio.
LA LIMITACIÓN DE LA SUMISIÓN
A fin de que no perdamos de vista un punto tenue, pero importante, permítaseme hacer
énfasis en una palabrita que aparece en 1 Pedro 3.1: «Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas
a VUESTROS maridos» . La esposa cristiana debe someterse a SU PROPIO marido, no al marido
de otra. El mandamiento es someterse a su propio marido, no a la iglesia, al pastor ni a otro líder
espiritual importante.
Ocurre con frecuencia que una esposa creyente que está enfrentando una situación difícil
en su hogar busca el consuelo y apoyo en otras figuras masculinas. Le resulta fácil a ella admirar
y respetar la madurez espiritual de su pastor o de otro varón cristiano con el cual tiene contacto.
El problema no radica en la admiración que ella genuinamente pudiera tener por los que sirven
fielmente al Señor, sino que radica en las muchas tentaciones que pueden salirse de control
cuando la situación en el hogar de ella no es lo que debiera ser.
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Varias situaciones de peligro pueden desarrollarse en este punto. Es posible que la
admiración que ella siente se convierta en codicia, al fantasear en su mente lo maravilloso que
sería estar casada con un hombre verdaderamente espiritual, en lugar de su propio marido
inconverso o carnal.
Pronto, ese deseo de tener una relación espiritual significativa con un varón piadoso se
convierte en el deseo de tener una relación espiritual significativa con un hombre ESPECÍFICO.
Si resulta ser que ese pastor o líder espiritual está teniendo sus propias tensiones matrimoniales,
una relación prolongada de consejería o de tipo social podría tornarse muy peligrosa. ¡Con razón
son tantos los líderes que caen!
Existe la tendencia de que algunos hombres se involucran románticamente con secretarias
o compañeras de trabajo que llegan a sus labores todos los días elegantemente vestidas y bien
presentadas. Le traen café, organizan su vida, sonríen con dulzura y casi nunca se molestan. El
hombre nunca las ve sin maquillaje y las ropas de marca cubren una multitud de fallas.
En contraste, cuando este hombre regresa a casa, se encuentra con una esposa exhausta
que se siente frustrada por sus hijos, irritada por las cosas que hay que hacer en la casa y molesta
por no haber tenido tiempo de perfeccionar su maquillaje y ajuar combinado. Resulta fácil ver
sólo el lado positivo de la secretaria, y sólo el lado negativo de la esposa.
De modo similar, muchas mujeres ven a su pastor, su maestro de escuela dominical, o a
un diácono o vecino, etc., como el hombre ideal. Pasan por alto sus muchas fallas y debilidades
humanas mientras que comparan sus cualidades positivas con las innumerables características
irritantes que tiene su propio marido.
Desde otro punto de vista, consideremos el efecto que esto tiene sobre el marido
inconverso. Hay muchas mujeres buenas y piadosas que no codician a otros hombres, pero que
se niegan a someterse a sus propios maridos. Ellas participan activamente en la iglesia y en otras
organizaciones cristianas. Algunas veces su nivel de participación puede tener una relación
consciente o inconsciente con el deseo de escapar del entorno insoportable del hogar para
asociarse con un círculo de contactos más amistosos. Ellas dedican largas horas a una multitud
de tareas para sus líderes espirituales y con frecuencia descuidan sus obligaciones en el hogar. El
esposo inconverso ve esto únicamente como una amenaza a su propia posición. En lugar de ver
la conversión de su esposa como una transformación positiva, la ve como una amenaza. El
resultado es que el esposo es ALEJADO de Cristo, en lugar de ser ATRAÍDO a Cristo.
La conversión de la esposa debiera dar por resultado que ella se torne en una mejor
esposa y madre que antes. Esta transformación positiva será notada principalmente en la manera
en la cual ella aprenda a someterse verdaderamente a su propio marido. Esto, a su vez, podría
motivar a su esposo a desear el mismo cambio que está observando en su esposa. No existen
garantías de ello, pero existe una posibilidad maravillosa de que el esposo llegue a ser salvo
como resultado del testimonio de la vida transformada de la esposa.
LA META DE LA SUMISIÓN
Lo que acabamos de describir debería ser la meta de todos los que nos hallamos en
posiciones de sumisión a individuos incrédulos, a fin de ganarles para Cristo. Previamente era
para ganar a un jefe inconverso; ahora, la meta es que la esposa gane a su marido incrédulo.
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La sumisión no consiste en convertirse en alfombra para que lo pisoteen, sino en
reconocer que Dios está en control pleno sobre todas las relaciones humanas. Dios desea usarnos
como Sus instrumentos para ganar a otros para Cristo.
Algunas veces para ello se requiere que pasemos por dolor y sufrimientos, cuando nos
sometemos a individuos que no merecen nuestra sumisión. Pero nuestros sufrimientos nunca
serán mayores que el dolor y sufrimientos de nuestro Señor Jesucristo, que se sometió a
pecadores impíos (hasta el punto de la muerte) para que nosotros pudiéramos ser salvos de la
muerte y del infierno.
Y aquí nuevamente escuchamos el clamor: «¡Pero usted no conoce a MI marido!» La
frase en 1 Pedro 3.1, «para que también los que no creen a la palabra» , es sumamente fuerte.
Esta frase implica que el marido no sólo es incrédulo, sino que está totalmente opuesto a la
palabra de Dios. También puede aplicársele a un creyente desobediente. De manera que no
importa cuál sea su situación, querida dama, ¡Dios ya la tiene cubierta!
Estas palabras también deben hacer que la esposa examine los motivos en su propio
corazón en cuanto a ver que su esposo venga a Cristo. Pedro expresa claramente la meta de esta
manera: «para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la
conducta de sus esposas» .
Algunas esposas están totalmente envueltas en el sufrimiento y abuso que les ha tocado
vivir. Por la salvación de su esposo, comparten peticiones de oración piadosas y desesperadas
con todos sus conocidos. Pero si se supiera la verdad, el motivo por el cual desean la salvación
de su esposo es sencillamente para ponerle fin a su sufrimiento. Eso ciertamente es
comprensible, pero no satisface las normas bíblicas.
El hecho de que ese hombre sin Cristo está destinado a pasar la eternidad en el infierno
debiera ser nuestro motivo por sí solo. Nuestro sufrimiento es temporal; el sufrimiento del
incrédulo es eterno.
Su esposo podría no conocer al Señor, o si ha hecho profesión de fe, podría no haber
experimentado mucho crecimiento. De cualquier manera, si usted ahora está recibiendo el ardor
de su ira a causa de su fe en Cristo, es necesario que determine los verdaderos problemas que
ello involucra. Su sufrimiento no es nada placentero, pero a través de su sufrimiento, Dios desea
darle testimonio a su marido de que él necesita a Cristo.
Cuando se da cuenta de esto, puede permitirle a Dios que le use por medio de desarrollar
una actitud de sumisión hacia su marido, mientras que mantiene su fidelidad a Dios. Dios hará
que su marido cambie, o lo quitará. La meta es que cambie.
LA MANERA DE SUMISIÓN
Ahora 1 Pedro 3.1 contiene un cambio aparentemente extraño en todo este asunto de la
sumisión en el matrimonio. Pedro deja absolutamente en claro que la esposa debe ganar a su
esposo desobediente «sin palabra» .
Él o quiere decir «sin palabras ásperas». Tampoco quiere decir sin palabra del pastor, de
un amigo cristiano estimado, ni de nadie más. Significa, claramente, « sin palabra» .
Tampoco hay duda acerca de cuál es la palabra a la que Pedro se refiere. En el mismo
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versículo, con el mismo contexto, Pedro acaba de decir: «para que también los que no creen a la
palabra» . Esto se refiere a una persona que rechaza la palabra de Dios en su vida. Es la misma
«palabra» que se menciona en la última parte del versículo: « sean ganados sin palabra por la
conducta de sus esposas ».
¡Imagínese eso! Este esposo desobediente no será ganado por la palabra de Dios, sino por
el cambio que ve en la vida de su esposa creyente.
En este versículo, conducta y la palabra aparecen en contraste uno con el otro. Está claro
que la conducta abarca todo el alcance de la vida de una persona. Se instruye a la esposa vivir al
nivel de la palabra, de la palabra de Dios, antes de dejar que salga alguna palabra de su boca.
La tentación de violar o ignorar estas instrucciones es muy fuerte para la esposa que
ansiosamente desea que su esposo se arregle con el Señor. Todas las fuerzas de la razón humana
le dicen que haga algo, ¡cualquier cosa! «Di algo, testifica, haz que el pastor hable con él, si tan
solo este evangelista que está de visita hablara con él».
Resulta difícil pensar en el evangelismo sin la Biblia, pero las palabras de Pedro merecen
un análisis más cercano. Si la vida de la esposa no corresponde con las glorias del evangelio, el
evangelio no le parecerá tan glorioso al esposo inconverso. Pero una vez que se establece esa
credibilidad, ese mismo hombre hasta podría pedir escuchar más acerca de este asunto que ha
cambiado la vida de ella.
La oportunidad para dar testimonio verbal vendrá en el tiempo de Dios y a la manera de
Dios. Ese será el momento de usar la Biblia. Hasta ese momento, damas, el cambio en sus vidas
es la afirmación más fuerte que podrá hacer.
Una esposa que llega a casa de la iglesia y le da una repetición instantánea del mensaje,
que continuamente echa dardos verbales, será la causa de que el esposo huya de la vida nueva en
Cristo. El esposo sólo ve a una esposa fastidiosa y para él no es tan importante de qué está
fastidiando. Sólo el tema de su fastidio ha cambiado. Lo que él necesita es ver un cambio en
ELLA y no tan solo un cambio en el tema de su fastidio.
¿Qué hay acerca de esta vida transformada? ¿Cómo es que la conducta de la esposa va a
impactar a su esposo? Este es el tema de 1 Pedro 3.2: «considerando vuestra conducta casta y
respetuosa» .
En primer lugar, su conducta deberá ser casta. Eso significa «pura, virtuosa, inmaculada».
Ella debe relacionarse con su esposo de manera transparente. Ella lo ama y se somete a él, no con
el fin de engañarle para que venga a la iglesia o escuchar la adición más reciente a su colección
de cintas de sermones, sino que se somete porque eso es lo correcto. Sus motivos son puros e
irreprensibles.
Su vida casta va de la mano con el temor. Esto no significa que ella debe encogerse de
miedo en la presencia de su esposo, o sentirse atemorizada por él.
La palabra se emplea de la misma manera en que dice que hemos de temer a Dios. Eso
tiene que ver con tener una relación correcta con su autoridad. Temer a Dios es respetar su
posición correcta de Dios Todopoderoso. Que una esposa tema a su esposo significa reconocer la
posición que Dios le ha conferido. Ella debe colocar a su esposo en una posición de respeto que
resulte en la sumisión genuina de una esposa hacia su esposo.
¿Pero cómo puede una buena esposa cristiana someterse a un esposo impío? Primero, por
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medio de reconocer el orden divino del matrimonio. En segundo lugar, por medio de comprender
que someterse a su esposo es, en efecto, someterse a Dios, en la misma manera que Pedro dijo a
sus lectores que honraran a Nerón.
Ningún provecho le hace a una mujer predicar constantemente la palabra de Dios a su
esposo, si ella misma no está sujeta a la palabra. Y si ella no está sujeta a su propio marido, ella
está probando que en realidad no cree la palabra. Cuando ella se someta, deberá hacerlo de
manera casta y pura, sin amargura ni quejas.
El impacto de un estilo de vida piadoso y consistente forma parte integral de ser un
testigo eficaz del Señor Jesucristo. Esto nunca es tan crítico como cuando uno quiere compartir
el evangelio con su cónyuge. Y este es el mismo principio que hemos visto de modo consistente
en toda esta sección que trata con la sumisión en las relaciones interpersonales. La única manera
de comunicar a Cristo a los que se encuentran en posiciones de autoridad sobre nosotros es a
través del testimonio de una vida transformada.
LA VESTIMENTA DE LA SUMISIÓN
Lo que sigue en 1 Pedro 3.34 es una descripción de la «mujer cristiana mejor vestida».
«Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos
lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu
afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios».
Pedro está manifestando precisamente el mismo principio espiritual que frecuentemente
se cita de 1 Samuel 16.7, en donde se nos dice que Dios no mira la apariencia exterior, sino el
corazón.
Hay grupos e individuos que han imaginado que este versículo es una prohibición para la
mujer cristiana en contra de usar joyería, o de arreglarse el cabello según el estilo más reciente.
Hay muchas mujeres sinceras y piadosas que han vivido toda su vida sin usar maquillaje, ni
alhajas y con un estilo de cabello no muy vistoso sobre la base de este versículo. Ahora bien, si
eso es lo que a usted le gusta, ¡magnífico! Pero no piense que al hacer esto usted está siguiendo
la enseñanza de la Biblia.
De hecho, si tan solo terminamos de leer el versículo, su última frase dice: «o de vestidos
lujosos» . Así que si realmente va a tomar este versículo de modo literal, asegúrese de no sólo
despojarse de las joyas y de los peinados, sino también de la ropa, porque su vestido, no importa
cuál sea, podría ser considerado lujoso por una persona en peor posición económica que la suya.
Obviamente, eso no es lo que Pedro está intentando decir. Todo en la Biblia hay que
comprenderlo en su debido contexto. 1 Pedro 3.4 va separado del versículo 3 por una coma, y
completa el pensamiento que se inicia en este versículo.
Haciendo una paráfrasis de las palabras de Pedro, diríamos: «Señora, cuando le dije que
ganara a su esposo por la manera en la que vive, no me refería a su modo de vestir, ni ninguna
otra adición cosmética, sino al cambio que ocurre en su interior».
Dios siempre hace énfasis en nuestro interior, donde residen nuestras actitudes. La forma
en la cual una mujer cuida su apariencia exterior es indudablemente importante, porque es un
150
reflejo de lo que hay en su interior, pero su carácter es mucho más importante para Dios.
Recordemos nuevamente que muchas de las esposas que leyeron la epístola de Pedro
provenían de la clase esclava o de servidumbre. Las mujeres adineradas de la época dedicaban
mucho tiempo, dinero y esfuerzo manteniéndose al día con los estilos más recientes. (¡No hay
nada nuevo bajo el sol!)
Habría sido fácil que algunas de las mujeres pobres participaran en la autolástima. «Si tan
solo tuviera el dinero para arreglarme como la Sra. Pérez, podría atraer la atención de mi esposo.
No tengo dinero para arreglarme el cabello todas las semanas. Mis vestidos están todos
desgastados y fuera de moda. Nunca tendré joyas de verdad. ¿Cómo podré ganar a mi esposo?»
Las palabras de Pedro debieran ser un consuelo inmenso. ¡No hay que preocuparse por
estar al día con la Sra. Pérez! La palabra «atavío» que aparece en 1 Pedro 3.3 es traducción del
vocablo griego «cosmo», el cual lo usaban los griegos para referirse al sistema mundial. El
mundo tiene sus propias normas de belleza y de estilo, pero éstas no necesariamente son iguales
a las normas de Dios.
Esto es sumamente similar a lo que Pablo dice en Romanos 12.2: « no os conforméis a
este siglo ». El pecado del materialismo es vivir conforme a las normas del mundo por los
placeres del mundo. Dios exige que vivamos por los principios de su palabra y para su gloria.
Bien, hemos establecido lo que el atavío de la mujer cristiana NO debiera ser. Pero es
necesario que avancemos a 1 Pedro 3.4 para ver cómo debiera ser. Aquí vemos que la creyente
debe ataviarse en su interior, en « el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un
espíritu afable y apacible ».
La vestimenta que debe usarse es « un espíritu afable y apacible ». Esto describe a una
hermosura interior que nunca pasa de moda y que no se desvanece con los años. Hay muchas
mujeres cristianas que jamás llegarían a la iglesia en nada menos que lo último de la moda, y sin
embargo están espiritualmente desvestidas.
Nuevamente, escuchamos la queja de la esposa sincera, piadosa y frustrada: «He
intentado eso. He hecho mi mejor esfuerzo por dejar que Dios cambie mi vida del interior al
exterior. Me he sometido a mi esposo. He luchado por ser la mejor esposa y madre posible. Me
siento segura de que mi corazón está ataviado de ese espíritu afable y apacible, pero mi esposo
no parece percatarse de ello ni tampoco le importa».
Este es el momento cuando hay que saborear las últimas palabras de 1 Pedro 3.4: « que es
de grande estima delante de Dios ». Señora, su esposo podría no percatarse de lo que usted hace,
¡pero Dios sí se percata! Lo que ha sucedido en su vida es de gran estima para Él.
Todos necesitamos ese espíritu afable y apacible, no tan sólo las mujeres. De eso trata
este pequeño libro: Todos necesitamos ese espíritu humilde delante de Dios. Así que sométase a
Dios y permita que Él haga una obra en usted y a través de usted para moldearle día a día a la
imagen de su Hijo, Jesucristo. Que su esposo (o su jefe, o quién sea) se percate de ello no viene
al caso.
El cristianismo no es una solución rápida para convertir sus problemas en un final de
cuento de hadas. ¡Es todo! Hemos de vivir de esta manera no sólo para ganar a un esposo o a otra
persona en autoridad, sino porque eso es lo que Dios espera de nuestras vidas.
151
EL EJEMPLO DE LA SUMISIÓN
Como lo ha hecho frecuentemente en ocasiones anteriores, Pedro acude a las Escrituras
para ilustrar y sustentar sus puntos. En 1 Pedro 3.56, él usa el ejemplo de mujeres piadosas del
Antiguo Testamento que poseían una actitud verdaderamente hermosa.
Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban
en Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham,
llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien,
sin temer ninguna amenaza.
Observemos que Pedro menciona primero que ellas esperaban en Dios. Este es el
principio de toda sumisión verdadera: reconocer que someterse a los que tienen autoridad en
realidad es esperar en Dios. Estas mujeres de la antigüedad eran verdaderamente humildes, pues
su confianza reposaba en Dios, no en ellas mismas. Ellas se sometían voluntariamente a sus
propios maridos porque eran conscientes, sobre todo, de la grandeza de Dios. Estaban
verdaderamente «bien vestidas».
Uno de los ejemplos clásicos es el de Sara, que obedeció a Abraham, llamándole Señor.
El ejemplo de Sara es que la obediencia de nada sirve sin una actitud sumisa. Sara obedeció su
esposo, pero más allá de eso, ella le llamaba «Señor», un título de respeto que implica una
actitud sumisa.
Este es el « respetuosa » del versículo 2. No es necesario estudiar la vida de Abraham muy
profundamente para saber que él no era perfecto. Aun cuando él se equivocaba, Sara mantenía su
posición de sumisión. Fue su fe en Dios lo que le permitió vencer el temor a someterse a su
propio marido.
Si recordamos el enfoque primordialmente hacia judíos de este libro escrito por el apóstol
Pedro a judíos, es posible comprender la intención de sus palabras en el versículo 6: « de la cual
vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza ».
Ellas no debieran depender de su raza judía, ni de su conexión ancestral con Sara, sino de
seguir su ejemplo de sumisión.
Estos principios espirituales se aplican a toda mujer creyente, judía o no, en cualquier era,
que desee ganar a su esposo. La única decisión es dejar que Dios sea Dios, someterse a Él, aun
cuando esa sumisión tenga que canalizarse a través de un esposo rebelde.
Permita que Dios desarrolle su belleza interior. Aun si nadie más lo aprecia, Dios sí lo
hace, y usted recibirá la recompensa a su debido tiempo.
152
CAPÍTULO DIEZ
TRABAJO DE HOMBRE
«Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer
como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que
vuestras oraciones no tengan estorbo» (1 Pedro 3.7).
Los varones que nos acompañaron durante el capítulo anterior podrían sentirse un tanto
engreídos. Podrían pensar que luego de ver seis versículos muy directamente dirigidos a las
mujeres, sólo hay un solo versiculito dirigido a los hombres. Pero sería un error subestimar la
importancia de este versículo. ¡Está cargado de poder! En este versículo, Pedro aplica la
humildad directamente al papel que desempeña el varón en el matrimonio. Cada palabra de este
versículo merece un análisis minucioso.
«VOSOTROS, MARIDOS, IGUALMENTE»
153
estaban dirigidos a las esposas. Desde la mitad del capítulo segundo, Pedro ha estado tratando
con la sumisión como «prueba viviente» de la humildad verdadera. Ha aplicado los principios
espirituales de la sumisión a las relaciones humanas relacionadas con el gobierno y con el lugar
de trabajo. Hasta este punto en el capítulo 3 hemos visto el papel de la mujer en el matrimonio.
Ahora, sabemos que se supone que la mujer se sujete a su marido. Muchos hombres son prontos
para enseñar esta gran verdad bíblica a sus mujeres.
no avanza mucho más allá de ese concepto. ¡Los hombres que se enfocan excesivamente en la
sumisión de la esposa pasan por alto que Dios también exige a los esposos que se sometan en el
matrimonio! « Vosotros, maridos, igualmente ».
El versículo citado más frecuentemente para justificar las actitudes machistas de los
hombres en el matrimonio es Efesios 5.22: « Las casadas estén sujetas a sus propios maridos,
en el temor de Dios ».
El esposo claramente debe ser el líder y protector, ¡pero no un dictador!
La sumisión consiste en tener suficiente fe en Dios como para poner a la otra persona
primero. Es la actitud de Pablo en Filipenses 2.34.
154
propio, sino cada cual también por lo de los otros».
Frecuentemente se oye decir que el matrimonio es una relación al 50% en la cual cada
cónyuge debe cumplir con sus propias responsabilidades. Pero comprender el principio de la
sumisión mutua implica que el matrimonio es un arreglo al 100%, en el cual cada cónyuge está
dispuesto a poner un 100% de esfuerzo, SIN IMPORTAR cuánto esfuerzo ponga el otro.
Esa palabra «igualmente» debe recordarles a los varones que también tienen que ser
su marido, pero también debemos recordar que en la vida cristiana no hay privilegio que no
conlleve una responsabilidad. Luego, resulta lógico que si el varón es la cabeza del hogar, ¡su
responsabilidad también será mayor!
Esta es la triste verdad: El hombre que se la pasa constantemente recordándole a su
esposa que él es la cabeza del hogar y que ella está obligada a someterse a él es un hombre que
ya ha perdido su liderazgo. Cuando un hombre ama a su esposa « así como Cristo amó a la
amor! El respeto es algo que se gana, no que se demanda.
Considerando la imagen varonil que Pedro tiene en los cuatro evangelios, y el fondo
cultural de la época, en el cual las mujeres eran tenidas al mismo nivel que las posesiones de un
hombre, el concepto de sumisión del hombre era una enseñanza bastante radical. Esto es un
a vivir diariamente en humildad bíblica.
155
«VIVID CON ELLAS»
Hoy día cuando hablamos de una pareja que mantiene un hogar, pero que no se han
casado ante la ley, decimos que «viven juntos». Cuando una pareja se casa, damos por sentado
que viven juntos. Decir que una pareja casada «viven juntos» sería redundante.
Pero todos comprendemos que la frase «vivir juntos» para describir de manera delicada
una situación en la cual un hombre y una mujer disfrutan de los privilegios físicos del
matrimonio sin las responsabilidades que conlleva un matrimonio legal.
El lenguaje de los días de Pedro tenía características similares. Cuando Pedro dice a los
hombres que vivan con sus esposas sabiamente, no está diciendo lo obvio, que debieran vivir
marido en la relación sexual del matrimonio. La Biblia es bastante clara en el trato que da al
aspecto sexual del matrimonio.
Escuchemos lo que Pablo dijo a los corintios:
«El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido.
La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco
tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el
uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos
sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente
Satanás a causa de vuestra incontinencia.» (1 Corintios 7.35)
Muchos matrimonios podrían salvarse si tan sólo estas palabras se comprendieran
debidamente y se creyeran. En primer lugar, observemos que en el matrimonio el cuerpo de un
cónyuge existe para el otro. El concepto de que la relación sexual es algo que debe tolerarse
únicamente para poder tener hijos no encuentra apoyo en las Escrituras.
156
Cada cónyuge debe reconocer que su cuerpo pertenece al otro cónyuge. Pablo está
verdaderamente mandando a que los cónyuges tengan relaciones sexuales y que lo hagan
regularmente. ¡Bastante progresivo resulta este libro, la Biblia!
La única excepción a esta regla, dice Pablo, sucede cuando las demandas naturales de
Y aun en ese caso, que esto sea por un tiempo breve. Existe una tentación muy grande cuando los
cónyuges se separan por un tiempo prolongado.
Algunos miembros de la iglesia que se caracterizan por tener la cara larga y por
manifestar una piedad hipócrita podrían sentirse horrorizados que se mencione el sexo en el
contexto del estudio de la Biblia. Tal actitud revela una necesidad grande de un cambio de actitud
toda la perversión sexual que nos rodea en la actualidad y que está destruyendo vidas y
matrimonios, es cosa sabia averiguar qué piensa Dios al respecto.
No hay forma de eludirlo. Una buena relación sexual es parte fundamental de todo
matrimonio. Cuando no existe, el matrimonio es débil. Si dos personas van a estar casadas,
aceptan la responsabilidad de satisfacer las necesidades sexuales de su cónyuge.
Pablo dijo algo similar en 1 Tesalonicenses 4.35.
«Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que
cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en
pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios».
«Fornicación» es una palabra amplia que se refiere a casi cualquier tipo de pecado sexual.
157
no conocen a Dios », el creyente debe saber « tener a su propia esposa en santidad y honor ».
En pocas palabras, el varón debe ser fiel a su propia esposa para satisfacer las
hemos sido apartados como hijos de Dios. El sexo es parte honrosa del matrimonio, y no un
instinto animal que se satisface cuando nuestros propios deseos nos sacuden. La
«concupiscencia» es un deseo sexual desenfrenado.
«SABIAMENTE»
consejo en cuanto al acto sexual, cosa que yo ignoraba por completo. Él se sintió tan incómodo
como yo, y su consejo fue tan superficial que más bien era inservible.
Reconozcámoslo. Mucha «buena gente» no quiere hablar del sexo. Sin embargo son
muchos los matrimonios que fracasan por ignorancia, más que por rebelión. Muchos son los
cristianos que tienden a pensar que los varones son los que son conocedores acerca del sexo,
mientras que las mujeres son desesperadamente ingenuas. Más de veinte años de experiencia en
consejería me han convencido de que lo cierto es lo contrario. Los varones sólo tienen más
valentía pero demuestran su ignorancia más rápidamente que las mujeres al envolverla en una
manta de arrogancia.
sexo? Estoy seguro que muy pocos de mis lectores han recibido sus conocimientos sexuales de
158
padres piadosos o de un pastor, ¡y mucho menos de las páginas de las Escrituras! La mayoría de
nosotros hemos aprendido lo poco que sabemos de «la calle», de nuestros compañeros en el
aun de padres que fracasaron en su matrimonio. No es sorpresa que tantos matrimonios estén
condenados a fracasar debido a ignorancia obvia.
la relación matrimonial. Ciertamente él no recomendaría obtener esa educación en «la calle»,
sino en las páginas de la palabra de Dios.
Pablo también sugiere la relación íntima que existe entre el amor, el conocimiento y el
juicio en su carta a los Filipenses.
«Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo
conocimiento». (Filipenses 1.9)
Este es un versículo magnífico para reclamarlo para su matrimonio. Si el conocimiento y
el juicio son necesarios para que el amor abunde, pero hacen falta, resulta fácil ver por qué son
tantos los matrimonios que pierden esa chispa prematuramente.
¿Dónde acudir para hallar la clave para vivir juntos como marido y mujer? Salomón
escribió un libro para comunicarle algo del conocimiento que había adquirido de las mujeres. El
libro se llama Proverbios.
Escuchemos cómo empieza.
«Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel. Para entender sabiduría y
doctrina, Para conocer razones prudentes, Para recibir el consejo de prudencia,
Justicia, juicio y equidad; Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes
inteligencia y cordura. Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido
adquirirá consejo, Para entender proverbio y declaración, Palabras de sabios, y
sus dichos profundos. El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los
159
insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.» (Proverbios 1.17)
Estos versículos nos dicen que el punto de partida para adquirir algún tipo de
conocimiento verdadero se encuentra en la actitud de corazón hacia Dios: aprendamos a temerle.
Nuevamente, debiéramos sentirnos impresionados con la seriedad de la relación
matrimonial, y recordar que ella pinta un cuadro de la relación entre Cristo y su iglesia. Nos
regocijamos en nuestra relación con Él, no tan solo por poder servirle, sino para dejarnos llevar
por la belleza y la gloria de su magnífico amor por nosotros.
De la misma manera, el matrimonio existe no sólo con el propósito de tener hijos y de
mantener un hogar, sino con el propósito de disfrutar del amor apasionado que comparten los
cónyuges. El buen sexo en un matrimonio no empieza en un seminario sobre el matrimonio, ni
vez que eso se ha establecido, el estudiante de la Biblia que ora podrá cosechar muchos
principios matrimoniales sólidos de las páginas de las Escrituras.
El amor entre los cónyuges crece en la medida que el esposo aprende a vivir con su
sumiso. Santiago 1.5 promete sabiduría a todo aquel que la pida a Dios. Afortunadamente,
existen algunos maestros y pastores buenos y piadosos que están capacitados para darle
buscarlos con ahínco (Pr 2.15).
“DANDO HONOR A LA MUJER”
160
La palabra que en 1 Pedro 3.7 se traduce «honor» en nuestra Biblia ReinaValera se
traduce «preciosa» en 1 Pedro 1.19. Dar honor a una persona significa considerarla como
preciosa. Desgraciadamente, hemos abaratado la palabra «preciosa» en el castellano común de
hoy día. Decimos que algo es «precioso» cuando lo que queremos decir es que es «hermoso» o
«atractivo». Por ejemplo, decimos: «¡Qué precioso es tu bebé!»
Pero en 1 Pedro 1.19 es la sangre de Jesucristo la que se describe como preciosa. Sería
irreverente en extremo pensar que la sangre de Cristo es «hermosa» o «adorable». Obviamente,
en este contexto, algo que es precioso es algo que posee gran valor. De hecho, aun usamos esa
palabra con ese sentido en ciertos casos, como al hablar de «piedras preciosas» o «metales
preciosos». En la Biblia, algo que es precioso es algo que tiene un valor incalculable,
irreemplazable, único.
Todo esto para decir lo siguiente: Que el marido dé honor a su esposa significa
considerarla como preciosa, de valor inestimable, única. Como tal, ella deberá recibir el mismo
trato que le daría a sus otras posesiones preciosas.
Usted ciertamente no dejaría un lingote de oro, un metal precioso, en el umbral de su
puerta desprotegido. Del mismo modo, usted deberá hacer todo lo que esté a su alcance para
verdaderamente la valora como preciosa, la tratará como a una reina. Hay hombres que tratan
esposas, no importa lo que ellos digan.
161
En 1 Corintios 11.112 tenemos unos versículos que rara vez se enseñan y menos se
comprenden. Es un pasaje que habla de la estructura que Dios ha ordenado para el matrimonio.
Cristo debe ser la cabeza del varón y el varón debe ser la cabeza de su familia.
El significado pleno y la exposición de ese pasaje están más allá del propósito de este
comentario. ¿Pero observó en particular la última frase del versículo 7, « pero la mujer es gloria
del varón »? Su esposa es su gloria.
Si su esposa es mandona y dominante, lo más probable es que usted la entrenó a ser de
esa manera. No, usted no planeó que así fuera conscientemente; seguramente usted no es así de
tonto. Pero al no apreciar su valor, usted la ha dejado sin protección. Usted no le proporcionó la
nutrición espiritual y el ejemplo que necesitaba. Usted fue abusivo con ella con sus palabras o
con la falta de ellas, y con sus acciones o con la carencia de ellas. Usted no fue un modelo de
Cristo para ella. No la ha amado como Cristo amó a la iglesia. Puso sus negocios, sus amigos y
sus pasatiempos por encima de ella. Con su comportamiento, le ha enseñado a su esposa que las
demás cosas eran más valiosas para usted que ella.
Ella sencillamente ha respondido de la manera que Dios la diseñó. Ella siguió su guía, y
ahora ella está allí anunciándole al mundo si usted ha cumplido con su tarea o no. Ella es su
gloria o es su vergüenza.
que Pablo ofrece en Efesios 5.2533.
«Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí
mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del
agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que
no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin
162
mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos
cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció
jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la
iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por
esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos
serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de
Cristo y de la iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su
mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.»
“COMO A VASO MÁS FRÁGIL”
Antes de que los egos masculinos empiecen a carburar, muchachos, comprendan que ser
hembra de la especie humana. Pero también hay una diferencia en la composición emocional.
Satanás atacó a Eva en el huerto del Edén. Ella fue engañada. Pablo se refiere a este
hecho en 1 Timoteo 2.1114.
que ella. El punto que Pedro quiere que los maridos comprendan es que sus esposas son el vaso
más frágil de entre los dos. Por ello el esposo necesita proteger a su esposa físicamente,
emocionalmente y espiritualmente.
«más frágil». Pedro no dice que la esposa es «frágil», sino que es «más frágil». Es decir, entre los
163
en 2 Corintios:
«Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de
Dios, y no de nosotros». (2 Corintios 4.7)
Abordemos este tema desde otro ángulo, desde la perspectiva de Dios. La esposa de un
hombre es el vaso de Dios. Dios la usa en la vida de ese hombre como un instrumento especial.
Ella es un reflejo de sus fallas y de sus puntos fuertes. Ella es un don de Dios para su marido.
una ayuda para el hombre que encajaba perfectamente, que era idónea para sus necesidades.
¡Justo lo que le hacía falta! Por esto los hombres y mujeres son diferentes; deben
complementarse uno al otro, no competir el uno contra la otra. De hecho, su esposa será mejor
que usted en algunas cosas, y en algunas áreas ella podría ser más fuerte que usted.
precioso, sin precio. Así es una buena esposa. Ella es delicada y frágil en algunas maneras, pero
flexible y fuerte en otras. En ambos casos, su valor está más allá de todo precio que alguien
pudiera fijarle. El hombre que no llega a reconocer esto y que trata a su esposa con menos
cuidado y respeto que el que ella merece es un hombre que tendrá un matrimonio rocoso,
tormentoso e infeliz.
“COMO A COHEREDERAS DE LA GRACIA DE LA VIDA”
hombre y la mujer significa «diferente», y no «inferior». Si bien la esposa es el «vaso más
164
frágil», ella es coheredera de la gracia de la vida. Ella tiene acceso a los mismos beneficios
espirituales que el hombre. En los días de Pedro las mujeres judías estaban separadas de los
hombres en la sinagoga por medio de una división. Ellas podían escuchar, pero no ver lo que
sucedía del otro lado de la división. El mensaje de Cristo no es machista, sino liberador, pues
palabras provenientes de un individuo como Pedro.
El hecho de que somos «coherederos» implica la necesidad de crecer juntos en nuestras
vidas espirituales. Algunos varones cristianos bien intencionados estiman que el «devocional
predique ocasionalmente, un hombre destruirá su matrimonio si no llega a reconocer la persona y
la integridad espiritual de su esposa. El hombre y la mujer deben crecer juntos, compartir juntos
y aprender juntos.
Esta frase en 1 Pedro 3.7 está naturalmente vinculada a la frase previa que habla de la
esposa como el vaso más frágil. Si bien el hombre debe ver a su esposa como a vaso más frágil,
también debe guardar el equilibrio reconociendo que es un coheredero espiritual con su esposa.
Este es el tema del amor verdadero.
repentinamente hubiesen descubierto que los griegos tenían varias palabras que podían traducirse
el «amor ágape» es la forma más elevada del amor, el amor verdadero, el amor de Dios, etc.
Aunque ciertamente pudiéramos decir todas esas cosas, tenemos la tendencia a dejarnos
165
llevar tanto por una oleada emocional que no llegamos a comprender que la única manera de
comprender el amor como Dios lo diseñó es verlo desde la perspectiva de Dios.
El amor es una palabra que acarrea un bagaje emocional en nuestro idioma y cultura
contemporáneos, que igualan el amor con los sentimientos y las emociones. Sin embargo, el
verbo griego «agapeo» se utilizaba para transmitir el concepto de valor y respeto. Era una
relación que podía existir entre soldados y oficiales. ¿Acaso puede visualizar un «amor» cálido,
veces se describe como «amor ágape» sencillamente valorar y tener el respeto más grande por
otra persona.
Cuando Jesús habló acerca del amor, dijo: « Si me amáis, guardad mis mandamientos ”
Señor. Los que verdaderamente aman al Señor son los que le valoran correctamente,
reconociendo su patrimonio y se rinden en obediencia a su palabra.
se merece.
“PARA QUE VUESTRAS ORACIONES NO TENGAN ESTORBO”
Otra diferencia entre los hombres y las mujeres radica la terquedad de la cabeza del
166
hombre. Algunos hombres son tan ignorantes y tercos que piensan que pueden ignorar las
necesidades de sus esposas y los problemas de sus matrimonios y continuar felizmente en su
camino hacia la espiritualidad. Pero Pedro llama la atención al hecho de que los problemas
matrimoniales son problemas espirituales.
Puede ser que su esposa sea incrédula o que sea desobediente a la palabra, pero hasta el
momento en el cual usted haya hecho su parte por resolver el asunto, su relación con Dios se
verá afectada. Hallamos este mismo principio en Mateo 5.2324:
«Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo
contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu
hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda».
Aunque hallamos esta declaración en el Sermón del Monte y la misma tiene una
aplicación obvia al reino judío, el principio espiritual vale para nosotros. Los problemas que
tengamos en nuestras relaciones humanas se traducen en problemas en nuestra relación con Dios.
Acabamos de ver que los esposos y esposas son coherederos de la gracia de la vida. El
principio encaja claramente. Cuando uno no está en buena relación con su esposa, tampoco está
usted y Dios.
Acuda a su esposa y trabaje por obtener la reconciliación y un buen entendimiento. Ella
podría ser tan terca como lo es usted. Podría tomar cierto tiempo sanar heridas del pasado. Ella
podría querer observar su vida por un tiempo para ver si usted realmente cumplirá lo que ha
dicho. Pero su vida espiritual no avanzará hasta que usted haga un esfuerzo activo por ser el
esposo que Dios quiere que sea. Usted no puede ser responsable por las actitudes y el pecado de
167
ella, pero ciertamente puede ser responsable por su propia actitud de corazón hacia ella y hacia
Dios.
La Biblia es un libro inmensamente práctico que abarca todas las áreas de la vida
que transforme su vida.
CAPÍTULO ONCE
CÓMO GANAR AMIGOS E INFLUIR SOBRE ENEMIGOS
«Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente,
misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por
maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados
para que heredaseis bendición. Porque: El que quiere amar la vida Y ver días
buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño; Apártese del
mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están
sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está
contra aquellos que hacen el mal» (1 Pedro 3.812).
El éxito fenomenal del libro escrito por Dale Carnegie, Cómo ganar amigos e influir
sobre personas , por más de medio siglo permanece como un testimonio poderoso del deseo que
la mayoría de las personas tiene de llevarse bien con los demás. Los principios que Carnegie
168
explica se basan sobre la sabiduría y verdad, y han ayudado a millares de personas en todo el
mundo.
trabajo en la capacitación de personas para llevarse bien con los demás: la Biblia.
La palabra de Dios es polifacética. Es historia, es poesía, es doctrina, es profecía.
También es la guía definitiva para todas las relaciones personales humanas.
Al continuar nuestro estudio de 1 Pedro, llegamos a un pasaje breve que trata
directamente con cómo vivir alrededor de los demás, tanto creyentes como inconversos.
El segundo capítulo de 1 Pedro establece el principio de la sumisión como clave para
demostrar la humildad en nuestras relaciones personales. Pedro aplica este principio a nuestra
relación con los que ocupan posiciones de autoridad, en el lugar de trabajo y en el matrimonio.
Las primeras palabras nos ayudan a enfocar nuestra atención. La palabra « finalmente »
nos indica que Pedro está resumiendo sus enseñanzas en cuanto a las relaciones personales. La
palabra « todos » nos indica que lo que está a punto de decirse se aplica directamente a todos
nosotros, no tan sólo a los esposos o las esposas, a quienes se dirigió Pedro en los versículos
previos.
en cinco mandamientos para obtener la victoria en nuestras relaciones personales.
SED DE UN MISMO SENTIR
169
El primer mandamiento de Pedro es verdaderamente arrollador si captamos la
profundidad plena de sus implicaciones bíblicas. Podríamos pasarlo por alto a primera vista, pero
se trata de un principio que jamás escucharemos de labios de un psicólogo, ni siquiera de la
mayoría de los pastores.
En la superficie el significado es evidente. Los creyentes debemos tener un mismo sentir
unos con otros. Hemos de disfrutar una relación armoniosa a la vez que luchamos por estar de
acuerdo unos otros, ser de «un mismo sentir». Esto claramente es un buen consejo. Pero si esto
es lo único que logramos sacar de estas palabras, nos hemos perdido del punto principal.
Una de las claves de comprender la Biblia consiste en comparar « lo espiritual con lo
espiritual » (1 Co 2.13). Cuando Pedro dice que hemos de ser de un mismo sentir, eso debiera
dirigir los pensamientos del estudiante serio de la Biblia a pasajes similares. Pablo dijo algo
sumamente similar en Filipenses 2.5: « Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús ». Lo que debiera unir a los creyentes en Cristo es el hecho de que compartimos el
sentir de Cristo.
Es cosa maravillosa trabajar en llegar a un acuerdo mientras flexionamos y transigimos
nuestras posturas y pensamientos; pero ese es un enfoque bastante humanista a las relaciones
interpersonales. Es mucho más bíblico reconocer que si permitimos que la mente de Cristo
vidas.
Examinemos estos ejemplos tomados del libro de Hechos.
170
«Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego» (Hch 1.14). «Cuando llegó el
día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos» (Hch 2.1). «Y perseverando
unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos
con alegría y sencillez de corazón» (Hch 2.46). «Y ellos, habiéndolo oído, alzaron
unánimes la voz a Dios» (Hch 4.24). «Y la multitud de los que habían creído era
de un corazón y un alma» (Hch 4.32).
¿Qué les facultó para llevarse tan bien así entre ellos?
Creo que ciertos pasajes en 1 Corintios responden a esa pregunta. ¿Recuerda usted cuál
era uno de los problemas más graves en la iglesia en Corinto? Estaban divididos; estaban
lugares).
En 1 Corintios 2 Pablo establece un contraste entre la sabiduría de los hombres y la
sabiduría de Dios. Este es un pasaje clásico que habla de la autoridad absoluta de la palabra de
Dios y de cómo Dios nos dio su Espíritu para que nos enseñara su palabra.
Pablo concluye ese capítulo de esta manera: « Porque, ¿quién conoció la mente del
Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo » (1 Co 2.16).
es inalcanzable; ¡está en sus manos cuando lee la Biblia! Haya pues en nosotros ese sentir, esa
mente. Permitamos que penetre nuestro ser interior y controle nuestros pensamientos y
la que todos estamos participando.
En Efesios 6.1017 Pablo describe la armadura que el creyente debe usar como
protección en esta guerra espiritual. La única arma ofensiva que menciona es « la espada del
Espíritu, que es la palabra de Dios ». En 2 Corintios 10.35, Pablo nos dice que no militamos
171
contra la carne y que no precisamos recurrir a armas carnales. Pablo está diciendo que por medio
de usar la palabra de Dios para pelear esta guerra espiritual, podemos llevar todo pensamiento a
la obediencia a Cristo.
¿Puede ver cómo usar el sencillo mandamiento que Pedro nos da de ser todos de un
mismo sentir? ¡Los creyentes podemos hacer esto de una manera increíblemente efectiva!
nosotros, podemos llevar « cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo ».
La armonía en las relaciones humanas es resultado natural de llegar a las mismas
conclusiones, a los mismos valores, y al mismo sentir que hubo también en Cristo Jesús. La
ausencia de armonía en las relaciones humanas implica que hay una falta de sumisión a la
palabra de Dios en una o en ambas partes. Cuando los cristianos crecemos en nuestra madurez
bíblica, nuestra relación con otros creyentes se profundiza. Las diferencias entre creyentes son
inevitables, pero podemos llegar a ser unos en Cristo si estamos dispuestos a crecer en nuestro
entendimiento de la palabra de Dios.
Otro punto clave consiste en reconocer que ya teneos la mente de Cristo. Sólo tenemos
que dejar que la mente de Él reine sobre la nuestra.
para lograr una unión entre todos los que afirman ser cristianos. Pero la palabra de Dios enseña
que necesitamos no es una unión ecuménica. Debemos reconocer que todos los creyentes
172
nos dice: « solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz ». La Biblia nunca
la mente de Cristo, la palabra de Dios.
Si ha viajado por el mundo, ya sabe que donde quiera que encuentre a otros creyentes en
su Espíritu. Hemos de guardar esa unidad, no fabricarla. Esa unidad se perturba únicamente
cuando insistimos en hacer nuestra propia voluntad, concebida en nuestra propia mente.
Tal vez ahora podrá ver una dimensión diferente en ese pasaje bien conocido y hermoso
de Efesios 4.1113:
«Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros,
pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, HASTA QUE TODOS
LLEGUEMOS A LA UNIDAD DE LA FE y del conocimiento del Hijo de Dios, a
un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo». [Énfasis
del autor.]
Aun los ateos pueden aprender a llevarse bien con los demás. Pero sólo el creyente en
de renovar la mente internamente y proporcionar un vínculo en común con otros que, aunque
están siendo renovados en el espíritu de sus mentes (Ro 12.2, Ef 4.23).
SED COMPASIVOS
173
compasivos ». Esto es fácil de comprender y hay una abundancia de instrucciones paralelas y
ejemplos en la Biblia.
Nuestro Señor Jesucristo es compasivo.
«Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y
dispersas como ovejas que no tienen pastor» (Mt 9.36).
Ser compasivos significa ser como Él. Cuando obedecemos el primero de estos cinco
mandamientos, de tener un mismo sentir, también comprendemos lo que es la verdadera
compasión.
Romanos 12.15 nos da un ejemplo de cómo expresar la compasión en maneras
específicas. « Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran ». A propósito, no pase por
alto el contexto de Romanos 12. El versículo siguiente dice: «Unánimes entre vosotros». ¿No le
detalles nos ayudan a comprender que Dios es el Autor, y que Él es consistente y ordenado en
todo lo que Dice. Romanos 12.15 nos muestra que la compasión tiene dos lados. Hemos de ser
capaces de simpatizar unos con otros tanto en la victoria como en la derrota. Imagine la
compasión como «copasión», es decir, compartir la pasión unos con otros, sea buena o mala.
con los que se gozan. La tragedia y la angustia parecen extraer lo mejor de nuestro ser. Pero
la envidia y preguntarnos por qué aquél fue bendecido y YO no.
Pablo dijo lo mismo a los corintios: « De manera que si un miembro padece, todos los
miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan »
174
(1 Co 12.26).
Aquí es donde se revelan los motivos verdaderos. Una gran parte el altruismo y simpatía
que se exhiben en tiempos de prueba no son más que resultado del orgullo – el deseo de que los
demás nos vean como buenas personas. ¿Pero podemos regocijarnos genuinamente con los que
han sido bendecidos en formas que nosotros no lo hemos sido? La compasión genuina es un
interés genuino por la gente.
esto retrasará nuestro crecimiento espiritual.
circunstancias difíciles. Pero tener la mente de Cristo significa que el creyente es capaz de
expresar un interés genuino por los demás, sin importar las circunstancias.
Cuando Pablo y Silas fueron encarcelados en Filipos, los creyentes de ese lugar se
libertad por medios milagrosos, ellos acudieron a los demás creyentes que se habían reunido en
Biblia dice que ellos [Pablo y Silas] «los consolaron» [a los creyentes] (Hch 16.40). Estos dos
hombres vieron las necesidades de sus hermanos en lugar de sus propias necesidades.
Ese es el tipo de amor por personas que dio tanto poder a Pablo en su ministerio. Tenía
ese poder porque tenía la mente de Cristo. Y fe el amor por las personas lo que impulsó a Cristo
a la cruz.
175
SED AMOROSOS
Pedro lo dijo de esta manera: « amándoos fraternalmente ». Aquellos que se obsesionan
con cosechar «pepitas de oro» del texto griego observarán que esta frase traduce al vocablo que
habla del amor tipo « phileo ». La otra palabra que se traduce «amar» en la Biblia es « agapeo ».
Previamente en nuestro estudio hablamos de estas dos maneras de expresar el concepto
de amar y cómo el idioma castellano también tiene dos términos diferentes que comunican la
expresión del amor. Puesto que el amor tipo « phileo » habla del afecto sano que uno siente por
amigos y familiares, tenemos esta frase traducida correctamente con el verbo amar .
Esto nos recuerda de otra palabra empleada para hablar del amor en versiones anteriores
de la Biblia: caridad . Expresamos nuestro amor por los creyentes por medio de ser personas
caritativas. Expresamos ese amor por medio de nuestras palabras, nuestras acciones y nuestras
actitudes.
1 Tesalonicenses 4.9 nos instruye que no hay dos tipos diferentes de amor, sino que hay
maneras diferentes de expresar el mismo amor. Aquí los dos términos griegos « phileo » y
« agapeo » se utilizan de manera intercambiable.
«Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros
mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros».
La expresión de nuestro amor hacia los hermanos crece según crecemos en nuestro
entendimiento del amor de Dios hacia nosotros. Nuevamente, esto tiene que ver con tener la
mente de Cristo.
Para una lección práctica sobre cómo expresar este amor de Dios unos por otros,
176
consideremos las palabras sublimes de Pablo en 1 Corintios 13.47:
«El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no
se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo
lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. ».
En Juan 14 y 15 Jesús definió el amor como obediencia. Por ejemplo, en Juan 14.15: « Si
me amáis, guardad mis mandamientos ». De la misma manera, si amamos genuinamente a los
creyentes, obedeceremos esta descripción de la caridad. Esto saca al amor del ámbito de los
sentimientos subjetivos y lo coloca en la esfera de las acciones objetivas que pueden ser medidas.
SED PERDONADORES
Aquí tenemos un mandamiento que verdaderamente necesita aclaración. Pedro dice en
1 Pedro 3.8: « sed… misericordiosos ». En este caso debemos considerar el significado de la
palabra misericordioso.
En realidad, esta palabra no presenta tanta dificultad para comprenderla si tan solo la
analizamos. La palabra misericordioso literalmente significa «lleno de misericordia». El
misericordioso es el que está lleno de misericordia. Si usamos la concordancia, podremos ver que
la palabra «misericordia» se define como perdón en Mateo 18.3233. Este es el corazón del
mandamiento que Pedro nos da: Seamos prontos para perdonar.
El Señor Jesucristo mismo le recalcó de manera permanente a Pedro hasta dónde debe
llegar el verdadero perdón en Mateo 18.2122.
«Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano
que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun
177
hasta setenta veces siete».
Todos se ofenden en algún momento. No es posible pasar por la vida sin sufrir a causa de
sin resolver, son capaces de destruir relaciones y causar amargura y estancamiento espiritual en
la vida de la persona que no logra soltar esta ofensa.
El hermano más maduro debe ser el primero en perdonar. Algunas veces queremos
las actitudes de los demás, pero SIEMPRE somos responsables de nuestras propias actitudes.
Perdonar es perdonar. Punto. Es incondicional. Nada tiene que ver con nuestros
es esta la manera en la que responderemos a los demás si la mente de Cristo reina en nuestras
vidas.
Somos prontos para perder nuestra paciencia y para detener nuestro perdón,
especialmente cuando un mismo individuo nos hiere varias veces. Perdonamos a un individuo y
éste pronto está de regreso a sus viejas tretas, y nuevamente somos víctima de una ofensa.
El Señor anticipó que esta sería la situación cuando dijo a sus discípulos:
«Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se
arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día
volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale (Lucas 17.34).
Poco sorprende que los discípulos respondieran exclamando: « Auméntanos la fe »
(Lucas 17.5). Estos dos versículos no nos dan mucho espacio para escabullirnos, ¿no le parece?
Las instrucciones dadas por Pablo en Efesios 4 resultan sumamente útiles. Dijo: « Antes
sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os
178
perdonó a vosotros en Cristo » (Ef 4.32).
De aquí aprendemos que el perdón proviene de ser benignos. Pablo también confirma que
se supone que seamos un ejemplo de perdón hacia los demás conforme al perdón que hemos
recibido de Dios. No hay manera que la mente de Cristo more en nosotros en toda plenitud si
estamos guardando rencores.
SED AMIGABLES
1 Pedro 3.8 es la única vez que esta palabra «amigables» aparece en todo el Nuevo
Testamento, tanto en griego como en castellano. Afortunadamente, es una palabra familiar.
Enseñamos a nuestros hijos a ser amigables, aunque usualmente lo describimos como amables.
Los hombres deben mostrar amabilidad hacia sus esposas. Hemos de actuar con modales
debidamente cultivados para funcionar en la sociedad.
El vocablo griego se compone de las palabras que significan «amigo» y «sentimiento».
Ser amigable significa tener un sentimiento de amistad hacia otros. Podríamos decir que ser
amigable es ser cortés.
La cortesía no sería más que una máscara para la sociedad si no tuviéramos el
fundamento de los otros mandamientos que hemos recibido. En el mundo de los inconversos, es
sorprendente ver lo cortés que algunos pueden ser hacia personas que detestan. Pero el creyente
no se ve obligado a poner un frente falso. Cuando la mente de Cristo gobierna nuestras vidas y
nos llena de compasión, amor y perdón genuinos, entonces podemos experimentar la cortesía
179
VERDADERA.
Tal vez la mejor porción de la Biblia que ilustra esta preocupación auténtica por los
demás es un pasaje que examinamos en una ocasión previa, Filipenses 2.24, en donde Pablo
escribió:
«Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo
una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con
humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no
mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los
otros».
Esto es ser amigable y cortés bíblicamente. Esto es pensar en los demás primero, ya sea
para abrir una puerta para alguien más, o para hacer un gesto mucho más significativo.
este sentir que hubo también en Cristo Jesús » (Fil 2.5).
Seguimos regresando al mismo punto de partida, ¿no es cierto? ¡La Biblia es un libro
diferente! Si tenemos el mismo sentir que hubo en Cristo, entonces todos tendremos una misma
mente (lamente de Cristo) y esto nos permitirá ser compasivos, amadores, perdonadores y
amigables.
Una vez que captamos estos cinco mandamientos sencillos que solidifican las relaciones
interpersonales, nuestras relaciones estarán libres de dos males.
LIBRES DE VENGANZA
180
en 1 Pedro 3.9: « no devolviendo mal por mal ».
Hoy día es común oír: «El que me la hace, me la paga». Eso también es antibíblico y
contrario a Cristo. Si desea vengarse, cobrárselas a alguien que le ha hecho un mal, eso
ciertamente sería una reacción normal y humana, pero Dios la considera maligna; ¡100%
incorrecta!
Pablo dijo esto a los romanos:
de detalle que lo que Pedro puede hacer en su epístola tan breve.
En este caso, vemos en Romanos la misma frase que Pedro usó: « mal por mal ». La
palabra que se traduce paguéis significa recompensar a alguien por alguna cosa. No debemos dar,
que sólo podemos controlar lo que hay en nuestros propios corazones. Pero en ningún caso
debiéramos ser motivados por la venganza.
Cuando un creyente es maltratado, debe depender en nada menos que la realidad de la
soberanía de Dios. Si alguien va a «cobrárselas», es Dios, y lo hará de una manera mejor que la
que jamás podríamos haber imaginado.
Hace años atrás durante la guerra civil en El Salvador, un hombre perdió a sus padres en
un acto de violencia motivado por la política. Los comentarios que me hizo estaban repletos de
181
emoción y convicción profunda. «Si a mis padres los han matado, debo quedarme y matar a los
asesinos». ¿Pero dónde termina todo esto? Este tipo de actitudes ya han dado por resultado
generaciones de violencia y muerte sin fin en países tales como Irlanda del Norte, la República
Sudafricana y Sudán. La actitud es comprensible, pero es totalmente equivocada.
La tendencia humana de buscar venganza es tan normal que la única manera segura de
y nuestras vidas.
LIBRES DE AMARGURA
Nuestros corazones no solo debieran estar libres del deseo de venganza, pero también hay
un segundo mal que hemos de evitar. La siguiente frase que Pedro menciona en 1 Pedro 3.9 es
que no debemos dar « maldición por maldición ».
Aquí, nuevamente, nuestra comprensión limitada de nuestra lengua madre algunas veces
nos impide comprender plenamente lo que Pedro dice. Una «maldición» no solamente es un
dicho soez, sino que también es un insulto.
Esta es la única vez que el vocablo griego que se traduce «maldición» en este versículo
aparece en el Nuevo Testamento. Podemos hallar la palabra castellana «maldición» en otras
partes del Nuevo Testamento, pero en esos casos es traducción de la palabra de la cual
obtenemos el término «blasfemia».
Esta «maldición» es como una blasfemia a nivel personal, salvo que los dardos verbales
182
están dirigidos a otro ser humano, en lugar de a Dios. La «maldición» es lo que hoy en día
llamamos calumnia.
Muchas personas tienen la impresión totalmente falsa de que la venganza se toma
únicamente en sentido físico. Según Pedro, no es así. En la misma frase dice que tal como no
debemos intercambiar golpes físicos, tampoco debiéramos hacerlo con ataques verbales. Las
palabras venenosas pueden hacer tanto daño o más que una andanada de puñetazos bien
ejecutados.
Pedro nos está diciendo que no debemos devolver insultos por insultos, no importa lo
molestos que estemos. Las palabras venenosas revelan la existencia de una « raíz de amargura »
(He 12.15) que deberá ser tratada antes de que nos consuma como un tumor canceroso lo hace
con la persona que lo padece.
Nadie fue más malentendido y calumniado que nuestro Señor Jesucristo. Pero Pedro ya
nos ha dicho cómo el Señor manejó esa situación. En 1 Pedro 2.23, él dijo de Cristo:
«Quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no
amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente».
Jesús tenía todo el derecho de verter la furia plena de su ira sobre sus acusadores y
consiste en comprender la soberanía de Dios.
Cristo entregó su respuesta a Dios el Padre, y de eso es lo que trata la humildad para
nosotros también. ¿Recuerda? La humildad es una dependencia plena de Dios en lugar de
depender de nosotros mismos. Por eso podemos vivir una vida libre de venganza y de calumnias.
183
LLENOS DE BENDICIÓN
En nuestro andar espiritual con Cristo, nunca basta con sólo abstenernos de prácticas
pecaminosas. Desgraciadamente, muchas personas viven bajo un código legalista, orgullosos de
lo que NO hacen. Pero eso sólo es el principio.
Escuche lo que Pedro dice en 1 Pedro 3.9: « no devolviendo mal por mal, ni maldición por
maldición, sino por el contrario, bendiciendo ». No se sienta satisfecho con una vida que resiste
el deseo de la venganza y los insultos. Eso es sólo un enfoque negativo. Es necesario añadir lo
positivo para completar la ecuación.
Hemos de BENDECIR a otros. Jesús también dijo: « bendecid a los que os maldicen » (Mt
5.44). En 1 Corintios 4.12, Pablo se unió al coro diciendo: « nos maldicen, y bendecimos ».
Es importante que comprendamos que se nos manda que hagamos algo que va
nos maldicen es un poder que proviene de Dios. Pero es posible hacerlo si tenemos la mente de
Cristo y dependemos totalmente de Dios.
Cuando era recién convertido y asistía a una universidad grande en la región central del
país, recuerdo que me impresionó algo que le sucedió a una joven del grupo con el cual yo me
congregaba. Ella era una creyente que se alojaba en un dormitorio. Del otro lado del pasillo,
frente a la habitación de ella, había una chica a la cual ni siquiera conocía, pero que, por una
razón desconocida, sentía el impulso de maldecirla con violencia cuando se topaba con ella por
los pasillos.
184
La joven creyente era muy sensible, y tenía dificultades para enfrentar esta situación. El
pastor de jóvenes le aconsejó que sencillamente bendijera a esa otra chica cada vez que esto
ocurriera, basándose en las palabras de Jesús que leímos en Mateo 5.44.
Durante las dos semanas siguientes, cada vez que aquella vecina desencadenaba su ráfaga
de improperios, esta joven la bendecía con gentileza y le citaba Juan 3.16. La otra chica
amiga continuó bendiciendo fielmente.
Después de un par de semanas de encuentros como éstos, y en medio de estar recibiendo
una bendición, aquella otra chica repentinamente estalló en lágrimas y rogó a mi amiga que le
dijera cómo ella podía tener esa misma paz interior. Mi amiga entonces tuvo el privilegio de
guiar a su vecina a Cristo como la recompensa por permanecer fielmente en la promesa de Dios.
La siguiente frase que Pedro nos expresa en 1 Pedro 3.9 dice: « sabiendo que fuisteis
a los que nos maldicen. No dice: «hemos sido llamados a una bendición», ni tampoco: «a la
bendición». Lo que se expresa aquí es una acción. Hemos sido llamados para heredar bendición.
heredaremos una bendición. Esto es confianza. El que siente la necesidad de vengarse, o de
devolver insulto por insulto es un individuo inseguro. La humildad, verá, no es debilidad, ¡sino
confianza!
Nate Saint fue uno de cinco misioneros jóvenes que fueron martirizados cuando buscaban
185
resto de su vida en amargura o buscando venganza. En lugar de ello, ella dedicó su vida a
alcanzar a aquella tribu primitiva, bendiciéndoles y eventualmente ganó para Cristo al hombre
que había dado muerte a su hermano, le vio bautizarse y aprender a predicar el evangelio.
se conectó con un poder que proviene de la sumisión total a un Dios amoroso.
Esta sección concluye en el versículo 10, en donde Pedro cita Salmos 34.1216. Estos
versículos primeramente dan una invitación, luego una promesa y finalmente una advertencia.
La invitación es para cualquiera que desee vivir una vida abundante. « Porque: El que
quiere amar la vida Y ver días buenos …» Esto es para los que desean una vida con propósito,
significado, éxito y satisfacción. La instrucción que se da es: « Refrene su lengua de mal, Y sus
labios no hablen engaño; Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala »
(1 P 3.1011).
nos dice que hagamos en 1 Pedro 3.89, y esta es la razón por la cual él cita el pasaje de
Salmos 34 para reforzar sus palabras.
La promesa que aparece en 1 Pedro 3.12 sigue para aquellos cuyas vidas están en
sumisión a la justicia de Dios. El versículo 12 concluye con una advertencia.
«Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones;
Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal».
No importa lo que nuestros sentimientos intenten decirnos, tenemos la promesa segura de
que Dios siempre nos escucha y nos ve si nuestra vida es recta delante de Él. Recordará que
previamente, en versículo 7 de 1 Pedro 3, el marido que no aplica la justicia de Dios a su
186
matrimonio verá estorbadas sus oraciones.
La advertencia concluye esta cita de Salmos 34.1b, citada por Pedro en 1 Pedro 3.12:
« Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal ». Dios es lleno de misericordia,
amor y gracia, pero también es justicia y juicio. Nadie, ni siquiera un creyente en Cristo sellado
por el Espíritu Santo, puede pecar y escapar de las consecuencias de su pecado.
Si bien Cristo pagó la pena de nuestro pecado en la cruz y posibilitó la seguridad de
nuestra salvación eterna, el pecado siempre acarrea consecuencias. ¡Esto también es una
promesa!
El mensaje que Pedro nos da en 1 Pedro 3.812 es este: Permitamos que la mente de
Cristo nos controle en nuestras relaciones humanas, de modo que podamos ser compasivos,
venganza ni la amargura.
En lugar de ello, nos comprometeremos con cumplir la voluntad de Dios para nuestras
vidas por medio de bendecir a otros con el mensaje de Cristo. Vivir de esta manera es tener la
seguridad de la bendición de Dios. Violar estas órdenes es tener la seguridad del juicio de Dios.
187
CAPÍTULO DOCE
CONCIENCIA LIMPIA – CONFIANZA COMPLETA
«¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas también si
alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto,
no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el
Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa
con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la
esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que
murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que
calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis
haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal» (1
Pedro 3.1317)
El 20 de agosto de 1984 la revista Newsweek publicó una nota referente a la victoria del
boxeador estadounidense Paul González. Éste dijo: —Tengo que darle crédito al psicólogo del
equipo, que habló conmigo antes de la pelea y me dijo quién era yo. —¿Y qué fue, precisamente
lo que le dijo?— interrogó un reportero. —Me dijo —respondió el púgil— que soy Paul
Gonzáles.
¡Ese tipo de lógica es digna de Yogi Berra! Pero hablando de manera un poco más seria,
es un reflejo trágico del problema que acosa a tanta gente en la actualidad, con respecto a su
autoimagen. Sufrimos de una crisis de autoimagen. Por años la lista de los bestseller ha estado
repleta de libros diseñados para levantar al hombre y darle muletas sobre las cuales apoyarse.
Son tantos los libros cuyos títulos hacen algún tipo de referencia al «yo». Esto también es cierto
en los tomos que denominamos «libros cristianos».
Estos libros de autoayuda reflejan la autoimagen deficiente de una generación insegura,
una generación que va a la deriva, carente de propósito, significado, dirección y puntos de
anclaje. La generación psicoentusiasmada resultó ser psicoacobardada, porque sus remedios no
son más que un parche, ni profundos, ni permanentes.
Los creyentes en Jesucristo debemos tener en claro a estas alturas que la única confianza
verdadera la hallamos en Él. Lo que aprendemos de Pedro en 1 Pedro 3.1317 es que la
confianza completa proviene de la libertad que nos da una conciencia limpia.
Pedro nos mostró previamente que es posible tener paz en las relaciones interpersonales.
Ahora nos muestra que una conciencia limpia da por resultado una confianza firme, aún en las
épocas más difíciles.
Dividiremos este estudio en tres ideas principales. Primero, la confianza del creyente está
arraigada en la promesa de invencibilidad que Dios nos ha dado. A continuación veremos cómo
un creyente confiado puede aprender a enfrentar los problemas. Entonces estaremos preparados
188
para comprender que la única defensa que necesitaremos es una buena conciencia.
LA CONFIANZA DEL CRISTIANO SE BASA
EN LA PROMESA DE INVENCIBILIDAD QUE DIOS NOS HA DADO
Esta es una de esas verdades bíblicas fundamentales que el creyente necesita reclamar por
fe para poder alcanzar la madurez espiritual. El profeta Isaías expresó este mismo principio en
Isaías 50.9: « He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene? »
Quizás las palabras de Isaías estaban cruzándole por la mente a Pedro cuando el Espíritu
de Dios le urgió a que escribiera 1 Pedro 3.1314. Lo que Pedro dice aquí ciertamente sigue la
misma línea de pensamiento.
«¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas también si
alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto,
no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis» (1 P 3.1314)
Pedro sin duda está pensando en las autoridades que había mencionado en su segundo
capítulo, tanto las autoridades gubernamentales como los amos, en el caso de propietarios de
esclavos.
Los creyentes en los días de Pedro enfrentaban amenazas y presiones constantes que la
mayoría de los cristianos estadounidenses ni siquiera podemos empezar a imaginar. Pedro ha
establecido el principio de la sumisión: reposando en la soberanía de Dios. Ahora nos muestra
cómo podemos vivir a través de esas situaciones tensas y desastres personales sin convertirnos en
esclavos de nuestros temores.
Esto es algo de lo que Pedro podía hablar por experiencia personal. Pedro había estado
con Jesús en muchas de las ocasiones en las cuales los fariseos, escribas y saduceos le atacaron
con fiereza. Había observado detenidamente cómo el Señor respondía con poder y confianza.
Después de todo, se decía que Jesús hablaba con autoridad. (Mt 7.29)
Pero era muy diferente para Pedro estar en la mira. En aquellos días repletos de acción
del primer capítulo de los Hechos, él era un pescador sencillo y carente de educación que
repentinamente se halló enfrentándose a los principales gobernantes de su nación. Pero más de
una vez estuvo a la altura del desafío.
Este pasaje en 1 Pedro 3 nos permite examinar la vida de Pedro y ver algunas de las cosas
que aprendió en aquellos días. Y debido a que conocemos las circunstancias bajo las cuales
aprendió estas verdades, ¡tenemos la certeza de que funcionan! Pedro había llegado a
experimentar la confianza plena que muchos de nosotros soñamos con tener, pero que nunca
llegamos a poseer.
Observemos que la promesa de protección divina es condicional: « si vosotros seguís el
bien ». No se engañe con la idea de que Pedro está hablando acerca de ser un chico bueno o una
chica buena y asistir a la Escuela Dominical todos los domingos.
¿Qué es el bien o lo bueno? ¿Recuerda usted cómo Jesús detuvo el pensamiento de aquel
joven rico? Éste le había preguntado al Señor: « Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida
eterna? » El Señor respondió de una manera que ese joven jamás habría anticipado. « ¿Por qué
me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios » (Lc 18.1819).
189
¡Esta hay que pensarla muy bien! Si ninguno hay bueno, sino sólo Dios, y este hombre
principal dice que Jesús es «bueno», lo que está implicando es que Jesús es Dios. El Señor le
desafía a que vea si realmente comprende lo que está diciendo, y si lo comprende, ¿realmente lo
cree?
Para estar protegidos por una buena conciencia, es necesario que sigamos el bien.
La palabra seguir , si examinamos las veces que aparece en el Nuevo Testamento,
veremos que también se traduce «celoso». En los días de Jesús había un grupo de guerrilleros
llamados los zelotes (o celosos) que se destacaban por su gran celo. En los diez años que pasé en
América Central, pude ver y conversar con muchos guerrilleros que estaban listos para entregar
sus vidas por sus creencias políticas. ¡Quién quisiera que los cristianos de hoy llegaran a
demostrar ese mismo tipo de celo por seguir el bien!
1 Pedro 3.14 empieza con una frase llena de esperanza y promesa. « Mas también si
alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois ». En esencia, esta
declaración nos dice que padecer es una posibilidad, pero la bienaventuranza es una promesa. Si
se nos llama a sufrir por el Señor, podemos estar seguros de que el resultado final será la
bienaventuranza, o felicidad.
El creyente debe ser tanto realista como optimista. Si seguimos el bien, nuestras
posibilidades de padecer quedarán limitadas a los casos en los cuales serán por su gloria. Como
hemos mencionado antes, muchos sufren a causa de su carnalidad. Pero si sufrimos porque
seguimos el bien , tal sufrimiento será porque Dios así lo ha ordenado, y es seguro que Dios hará
que obre para nuestra bienaventuranza y felicidad.
«Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los
que conforme a su propósito son llamados» (Romanos 8.28).
Lo que el hombre pudiera hacer por herirnos sólo servirá para bendecirnos si seguimos el
bien.
EL CREYENTE CONFIADO PUEDE APRENDER A ENFRENTAR LAS TRIBULACIONES
Pedro concluye su idea en 1 Pedro 3.14 diciendo: « Por tanto, no os amedrentéis por
temor de ellos, ni os conturbéis ». Cuando leemos « no os amedrentéis », hoy día tal vez diríamos
esto mismo con la frase: «no se dejen intimidar». ¿Alguna vez se ha sentido intimidado? Escuche
detenidamente lo que dicen este versículo y los siguientes. En este caso, Pedro hace referencia a
palabras escritas por el profeta Isaías.
«No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni
temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová de los ejércitos, a él
santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo» (Is 8.1213).
Cuando Pedro dice « no os amedrentéis por temor de ellos », hay dos formas posibles de
comprender esta frase, y ambas caben en el contexto. En primer lugar, hemos de temerles, el
terror que representan ni las amenazas que emplean para tratar de intimidarnos. Pero también
podemos comprender que esta frase significa no sentirse amenazados por el temor «de ellos», es
decir, no temer lo que a ellos les aterroriza. Si tenemos una buena conciencia, no hay por qué
sentirnos intimidados. Ni tampoco tenemos que dejarnos arrastrar por el pánico en general, ni
190
huir de las mismas cosas que desatan el miedo en los corazones de los incrédulos.
Policarpo es uno de los personajes mejor conocidos que murieron sirviendo a Cristo. Se
le había prometido que sería puesto en libertad si blasfemaba a Cristo. Él respondió: «Ochenta y
seis años he servido a Cristo, y nunca me ha hecho mal. ¿Cómo podría blasfemar a mi Rey y mi
Salvador?»
Cuando el procónsul amenazó con echarlo a las fieras salvajes, él dijo: «Bien me vendría
ser libertado rápidamente de esta vida de miseria». Finalmente, el gobernante amenazó con
quemarlo vivo. Policarpo dijo entonces: «No temo al fuego que arde por sólo un momento. Usted
desconoce a aquél que arde eternamente y para siempre». Policarpo es un hombre que ilustra los
dos sentidos de la frase que Pedro escribió. No tenía temor de las amenazas proferidas en su
contra, ni tampoco tenía temor de las cosas que aterrarían a hombres comunes.
« Ni os conturbéis ». Esta es la misma enseñanza que hallamos en Juan 14.1: « No se turbe
vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí ». Y también en Juan 14.27: « La paz os
dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo ». El temor y el afán no tienen cabida en un corazón que está asido del Señor Jesucristo.
La palabra «sino» en 1 Pedro 3.15 continúa el contexto del versículo 14. « Sino santificad
a Dios el Señor en vuestros corazones ». «Santificar» significa poner algo aparte. El Señor Dios
debiera estar puesto aparte en nuestros corazones como rey supremo. Debe ocupar el primer
lugar. En 1 Pedro 1.2 leemos que el Espíritu Santo nos ha apartado debido a nuestra fe en Cristo.
Ahora nos toca ponerle aparte a Él en nuestros corazones.
Un número incontable de creyentes a través de la historia ha memorizado y meditado
Proverbios 3.56. Este pasaje nos da un entendimiento muy práctico de lo que realmente significa
poner al Señor aparte en nuestros corazones.
«Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo
en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.»
Todo esto empieza con la decisión de fiarnos del Señor con todo nuestro corazón; una
santificación completa. Decidimos que viviremos la vida por medio de depender de la
instrucción que recibimos de su Palabra, en lugar de intentar resolver las cosas por nosotros
mismos. En todos nuestros caminos, en todo lo que hacemos, hemos de reconocerle.
En otras palabras, cada vez que nos toque tomar una decisión, grande o pequeña, y sea
cual fuere, hemos de buscar a Dios y reconocerle. ¿Qué dice su palabra? ¿Cuál es su voluntad?
Un individuo que vive ese tipo de vida todos los días es uno que ha santificado a Dios en su
corazón.
Ahora, si realmente vivimos de esta manera, sobresaldremos entre la multitud. El
fundamento de nuestras decisiones será completamente diferente al de los demás, aun de los
creyentes que no han crecido hasta ese nivel de madurez y entendimiento. Esta diferencia
generará preguntas. Las personas se asemejan a los animales en que usualmente prefieren viajar
en manadas. Cuando uno es diferente, esto despierta curiosidad por saber la razón de ello. Si
vivimos como Jesús en momentos de crisis, las personas querrán obtener ciertas respuestas de
nosotros.
El texto de 1 Pedro 3.15 continúa: « y estad siempre preparados para presentar defensa
con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en
191
vosotros ».
Pedro podría recordar una noche cuando él no solo respondió con temor humano en un
momento de crisis, pero no estaba preparado para presentar defensa. El Señor le había advertido
a Pedro que lo iba a negar tres veces. Pedro estaba tan lleno de autoconfianza que sencillamente
no podía concebir que llegar a negar a su Señor.
Pero justo después de la profecía del Señor, como para reforzarse la fe en sí mismo,
Pedro sacó su daga y le cortó la oreja al siervo del sumo sacerdote cuando las autoridades judías
vinieron a arrestar a Jesús. Pocas horas después, Pedro se halló a sí mismo negando airadamente
que conocía al Señor. ¡Tres veces no estuvo preparado para presentar la defensa correcta!
Con razón nos dice que debemos estar preparados para presentar defensa con
« mansedumbre y reverencia ». Ese tipo de humildad era algo que le hacía falta a Pedro la noche
en la que negó al Señor.
Decir que hemos de responder con « mansedumbre y reverencia » no contradice lo que
Pedro previamente nos dijo de « ni os conturbéis ». En este caso se trata de temor o reverencia a
Dios. Esta es la humildad de la cual Pedro ha estado hablando desde el principio. ¡Cuánto ha
cambiado Pedro!
Dios nos ha dejado en esta tierra para ser sus testigos en estas tinieblas presentes. Es
seguro que Él constantemente nos dará oportunidades para compartir nuestra fe con las personas
que nos rodean.
¿Será posible que la razón por la cual su vida carece de fruto es que no está preparado
para presentar defensa? ¿Será posible que nadie le hace preguntas porque no ven en su vida
alguien que ha puesto a Dios aparte en un lugar de autoridad en su corazón?
LA BUENA CONCIENCIA DEL CREYENTE
ES LA ÚNICA DEFENSA QUE NECESITARÁ
¿Puede identificarse con Pedro el impulsivo, quien se vio repentinamente aterrado de
responderle a una sierva joven la noche en la que Jesús fue arrestado? ¿Alguna vez ha
desperdiciado oportunidades para testificar porque no estaba preparado para dar respuesta?
¿Alguna vez ha sido blanco de ataques y le ha faltado el valor para responder a las acusaciones?
La clave de la defensa del creyente, como hemos visto desde el principio, es una buena
conciencia. Continuando con 1 Pedro 3.1617, Pedro escribe:
«Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de
malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en
Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios
así lo quiere, que haciendo el mal.»
Nuestra defensa es nuestra buena conciencia a causa de nuestra buena conducta, y no
nuestros buenos argumentos. Cuando nos vemos atacados, frecuentemente nos sentimos tentados
a correr a defendernos por nosotros mismos.
Pero Pedro dice que nuestra mejor defensa es nuestra manera de vivir ANTES de esos
ataques y DURANTE los mismos. Si nuestras vidas no hablan por sí mismas y ofrecen defensa
por sí mismas, no hay absolutamente nada que podamos decir para defendernos. Las palabras
192
que pudiéramos decir sólo serían débiles autojustificaciones y excusas.
El creyente que vive la vida que Dios quiere que viva nunca debiera tener que
desempeñar el papel de abogado defensor.
Hace unos años asistí a una conferencia sobre evangelismo en Ámsterdam y allí escuché
al evangelista Billy Graham pronunciar una declaración que me dejó una impresión profunda y
que encaja con la enseñanza de este pasaje. Él dijo que había aprendido a nunca responder a los
muchos ataques que se desatan en contra de su ministerio y de su carácter, siempre y cuando se
sintiera confiado de estar viviendo en el poder de Dios.
Él dijo que hace años cometió el error de escribir una carta defendiéndose. Aunque lo que
decía en la carta era verdadero, lo había escrito en el calor carnal de querer defender y justificar
su postura. La carta fue publicada en todos los Estados Unidos como medio de hacer que él
pareciera un necio. De allí en adelante, él dejó que Dios y su buena conciencia fueran su defensa.
En una era que ha visto a muchos líderes cristianos caer públicamente en desgracia, Billy
Graham ha presentado un contraste refrescante. No importa que estemos de acuerdo o en
desacuerdo con los métodos y el ministerio de este hombre, su vida ha estado más allá del
reproche.
El resultado de atacar a un creyente que tiene el poder de una buena conciencia es que el
atacante eventualmente es avergonzado. Las acusaciones falsas se esclarecen a su debido tiempo,
según la promesa dada en 1 Pedro 3.16. Nos metemos en problemas cuando tratamos de
adelantarnos al calendario de Dios por nuestro deseo de defender nuestro buen nombre.
Cuando reconocemos que estamos muertos en Cristo y que nuestras vidas le pertenecen,
será mucho más fácil aplicar esta enseñanza. Es imposible herir los sentimientos de un muerto.
El texto de 1 Pedro 3.17 no es difícil de comprender. Si vamos a sufrir, pues mejor es que
suframos por hacer el bien, en lugar de por hacer el mal. La vida está llena de sufrimientos y no
escaparemos sin pasar por nuestros propios sufrimientos. Es mucho mejor asegurarnos que lo
que suframos sea porque somos creyentes comprometidos, y no por resultado de nuestros propios
pecados y carnalidad.
Los momentos de crisis en nuestras vidas revelan la realidad de nuestra fe, la cual está
arraigada en la realidad de nuestra relación con el Señor, como vemos en 1 Pedro 3.15. Si nuestra
relación con Él no es real, no tendremos confianza completa. Si nuestras vidas no corresponden a
nuestra profesión de fe, nos derrumbaremos ante la presión, en lugar de reflejar la confianza de
Cristo.
Para millones de personas, el cristianismo sólo es una muleta. La realidad está ausente.
Pero el testimonio de los santos con «buena conciencia» de todas las eras presenta un contraste
marcado.
¿Cuántos individuos mueren con una sonrisa y el nombre de Buda en sus labios? A través
de los siglos, los santos de Dios han dado testimonio del Salvador resucitado y viviente cuando
les llega el momento de la prueba. Cuando el crucero Lusitania fue torpedeado y hundido por un
submarino alemán en la Primera Guerra Mundial, el Coro Real Galés que estaba a bordo empezó
a cantar, y continuó haciéndolo mientras se hundía la nave: «La noche cierra; tú conmigo sé. No
hay otro amparo, ten, pues, compasión, Y al desvalido da consolación».
Cuando sentimos que nuestras vidas se están desintegrando a nuestro alrededor,
193
empezaremos a «cantar» la realidad de nuestras vidas. Cuando somos atacados por los que
aborrecen a Dios porque ellos creen que le ven a Él en nosotros, desplegaremos la inigualable
belleza de Cristo, pero esto únicamente si nuestras vidas son uno con Él.
CAPÍTULO TRECE
194
PROCLAMACIÓN DE VICTORIA
«Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos,
para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en
espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en
otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los
días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir,
ocho, fueron salvadas por agua. El bautismo que corresponde a esto ahora nos
salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una
buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo, quien habiendo
subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades
y potestades.» (1 Pedro 3.1822)
El ganador absoluto en el concurso de perder de vista el tema tiene que ser la anécdota
tomada del primer vuelo de los hermanos Wright. Sucedió el 17 de diciembre de 1903 que
59 segundos.
su logro que transformaría al mundo. El telegrama decía así: «Primer vuelo sustentado hoy 59
segundos. Esperamos estar en casa para Navidad».
Al recibir esta noticia asombrosa, ella corrió a la oficina del periódico y le entregó el
telegrama al editor. La mañana siguiente, aunque usted no lo crea, el artículo en el periódico
sobre los hermanos Wright ostentaba el titular siguiente: «Populares comerciantes locales de
bicicletas estarán en casa para las Pascuas».
Tal vez no lo parezca, pero esta pequeña historia encaja con este momento de preparación
195
días (¡Yo lo he hecho!) tratando de leer los miles de palabras que se han escrito sobre estos
breves versículos.
Se han expresado muchas opiniones fuertes, y una gran parte del debate gira en torno a
temas complicados del idioma griego, el uso de ciertos vocablos y si una coma debiera colocarse,
y dónde hacerlo. Los eruditos hablan acerca de las ramificaciones del griego «original». Pero la
de vista lo obvio y alejarnos de lo que Dios verdaderamente quiere comunicar.
Este comentario, según dijimos desde un principio, ha sido redactado al nivel más
sencillo posible. Mi meta es enseñar y fortalecer al creyente común en Cristo que desea crecer
espiritualmente. Este libro ha sido escrito con el conocimiento de que no existe ser humano que
jamás haya tenido en sus manos el «Nuevo Testamento original en griego».
Mi postura es sencillamente que Dios sabe hablar todos los idiomas, y que tenemos la
la norma para el mundo hispanohablante desde su publicación.
La mayoría de los problemas que se enfrentan con la Biblia no se deben a una falta de
entendimiento, sino a falta de fe. Si hay algo oculto tan profundamente en el «idioma original»
que se necesitan varios años de formación formal y una biblioteca con cientos de volúmenes para
escrito para el hombre común, y está destinado a revelar la verdad divina, no ocultarla.
de Dios. Si una persona simple y con poca educación de hoy no puede comprender la Biblia,
196
entonces no vale la pena comprenderla. Sin lugar a dudas, existen varios pasajes difíciles que
requieren de cierto esfuerzo (2 P 3.1516) y hay ciertos pasajes que Dios intencionadamente ha
sellado para un tiempo específico (Dn 12.49).
Pero todo lo que Dios considera que es importante que sepamos puede saberse, si
estudio de la Biblia que pueden hallarse en la Biblia misma (1 Co 2.916).
Uno de los principios básicos del estudio de la Biblia es que la palabra de Dios siempre
debe comprenderse en su contexto debido y natural. En nuestro intento de comprender
1 P 3.1822, nos esforzaremos por mantener el contexto delante de nosotros de manera constante.
para Él en tiempos difíciles. En este capítulo hemos hablado acerca de la confianza que un
creyente puede tener si está sufriendo por seguir el bien.
Sufrir por hacer la voluntad de Dios siempre resulta en victoria. Este es precisamente el
punto que Pedro nos ilustra ahora en varias maneras. Observe que la primera palabra de
1 Pedro 3.18 es « porque ». Esto muestra que el contexto continúa del pasaje anterior.
La frase « porque también Cristo » nos muestra nuevamente que Pedro utilizará al Señor
Jesucristo como un ejemplo de lo que está hablando. El punto de este pasaje es que sufrir por
vivir como cristianos siempre resulta en victoria, por la victoria que Jesucristo ya ha ganado.
No voy a examinar las diferentes teorías propuestas en cuanto a este pasaje porque no
minucioso y bañado en oración de las palabras de la Escritura. Considere la evidencia, compárela
197
con las Escrituras como un buen creyente de Berea (Hch 17.1011) y luego decida aceptar o
rechazar el mensaje.
después de haber invertido mucho estudio de este pasaje en tres idiomas y de haber examinado
diversos puntos de vista de eruditos reconocidos de la Biblia, lo que les compartiré en las páginas
condiciones, procedamos con nuestro estudio.
CRISTO SUFRIÓ POR NOSOTROS Y HA GANADO LA VICTORIA
Tomados en el contexto con la enseñanza de 1 Pedro 3.1317, los sufrimientos de Cristo
que Dios considera como el bien. A continuación, nuestra atención deberá enfocarse en la frase
« una sola vez » en el versículo 18: « Porque también Cristo padeció una sola vez por los
pecados ».
El sacrificio que Él ofreció de sí mismo fue una ofrenda presentada de una vez para
siempre que cumplió todo el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento. No existe el tal
«sacrificio continuo» de Cristo que algunos enseñan. Él se sacrificó a sí mismo una vez, ¡y lo
cumplió todo! Ya no se encuentra en la cruz. ¡Ha resucitado! Pablo expresó la misma verdad en
Romanos 6.10: « Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto
198
vive, para Dios vive ».
habían cosido campanillas en la bastilla de la vestimenta del sacerdote. Si el sacerdote no hacía
todo de la manera correcta, Dios rechazaría el sacrificio y el sacerdote moriría. Si las campanillas
dejaban de sonar, el pueblo sabría que el sacrificio había sido rechazado y el sacerdote había
muerto. Si Dios aceptaba el sacrificio de sangre, el sonido de las campanillas se escuchaba y el
pueblo gritaba de júbilo.
cruz, exclamó: « Consumado es » (Juan 19.30). Esto es algo que nunca se repetirá. Nunca podría
repetirse, ¡que Dios muriera en la cruz como hombre! Aquel que es sin pecado, hecho pecado por
nosotros (2 Co 5.21).
La frase siguiente en 1 Pedro 3.18 nos muestra que los padecimientos del sacrificio de
siglos antes.
1 Pedro 3.18 continúa diciendo: « para llevarnos a Dios ». Nuestro pecado nos ha separado de
Dios. Dios nos ama y desea tener comunión con nosotros. Su muerte como sustituto ha
199
posibilitado la restauración de lo que se perdió cuando Adán y Eva cayeron al pecado.
Pero es de importancia crítica que comprendamos que la muerte de Cristo en la cruz no
fue meramente un acto simbólico destinado a inspirar a la humanidad a amar a Dios. Era algo
absolutamente necesario para poder efectuar la reconciliación del hombre con Dios. Sin la
muerte, sepultura y resurrección de Cristo, no habría posibilidad de comunión con Dios, ni
posibilidad de vida eterna con Él.
A continuación aprendemos que su sufrimiento fue violento y real. Continuando en el
versículo 18, leemos: « siendo a la verdad muerto en la carne ». Las últimas palabras, en la carne ,
son especialmente importantes. No se trataba de una producción teatral, ni de arte de magia ni
simbolismo místico. Más allá de las especulaciones teológicas, Jesucristo murió una muerte
horrible, cruel y física por crucifixión. No existen palabras para describir plenamente el
sufrimiento increíble que experimentó. El hecho de que Él era el Dioshombre en ninguna
manera disminuyó el tormento horroroso que azotaba todas las partes de su cuerpo, alma y
espíritu.
Según el derecho romano, existían tres formas básicas de ejecución. Un ciudadano
romano era decapitado. Un hombre libre era azotado hasta la muerte. Pero una crucifixión
prolongada e interminable se reservaba para los que pertenecían a la clase de esclavos. Era una
muerte increíblemente humillante y horrible. Este fue el tipo de muerte nuestro Señor sufrió. Su
lo cual lo hace tanto más real.
Pero el versículo 18 finaliza con la victoria de la resurrección: « pero vivificado en
200
espíritu ». «Vivificar» significa «dar vida». Jesucristo conquistó la muerte y resucitó victorioso al
tercer día « por el espíritu ».
porque Jesús sufrió primero por nosotros y ganó la victoria máxima. Pero aquí viene la parte
difícil. Empecemos con 1 Pedro 3.1920:
«En el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo
desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de
Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho,
fueron salvadas por agua».
Hay toda suerte de preguntas y temas relacionados con estos versículos que demandan
atención. Quizás la forma más fácil de ponerle asideros a este pasaje es abordarlo por medio de
una serie de preguntas analíticas sencillas.
¿Quién predicó? Cristo. ¿En qué forma predicó? La frase « en el cual » sigue
inmediatamente después de la frase que finaliza el versículo 18: « en espíritu ». Esto indica que
predicó en el Espíritu. Me parece que la forma normal y natural de comprender esta afirmación
es ver que mientras el cuerpo carnal de Cristo se encontraba en la tumba, Él fue en el Espíritu a
predicarle a los espíritus encarcelados.
estaba preparando el arca y predicando por 120 años, fue el Espíritu de Cristo que predicó a
través de Noé a los pecadores de sus días. Cuanto más estudio este pasaje, tanto más siento que
esta interpretación no se ajusta al sentido de estas palabras.
Eso no es lo que el versículo 20 dice. Dice que Él, queriendo decir que Cristo, fue y
predicó, y no que Noé lo hizo. El sentido claro de esta oración es que « los días de Noé » se refiere
201
al tiempo en el cual desobedecieron los espíritus, y no al tiempo de la predicación de Cristo.
Respondiendo a la pregunta: ¿Cuándo predicó?, llegaríamos a la conclusión que fue
durante el tiempo entre la crucifixión y la resurrección, cuando su cuerpo yacía en la tumba. En
el Espíritu, fue y predicó a los espíritus encarcelados.
¿A quién le predicó? A los « espíritus encarcelados ». ¿Y quiénes son éstos? Otro
principio que nos ayuda a comprender la Biblia consiste en comparar las Escrituras con las
Escrituras (1 Co 2.13). Al comprender que la Biblia es consistente consigo misma y comparar las
Escrituras con las Escrituras, sólo puedo llegar a la conclusión de que estos espíritus son los
6.2).
En el Nuevo Testamento, cuando aparece la palabra «espíritus» sola y sin ningún
calificativo se refiere a espíritus demoníacos. Sería extraño e inconsistente que el uso de la
palabra «espíritus» aquí en 1 Pedro 3.19 fuera una excepción del uso que se le da a «espíritus» en
el resto del Nuevo Testamento sin ninguna explicación adicional.
en el contexto de los días de Noé.
«Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada,
los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;
como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera
202
que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron
puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno» (Jud 67).
Otro buen principio del estudio de la Biblia consiste en prestar mucha atención a las
pequeñas palabras «así» y «como», ya que Dios comunica verdades intangibles por medio de
compararlas con verdades tangibles (visibles) que ya conocemos y comprendemos (Rom 1.20).
pues involucraba vicios contra naturaleza —homosexualidad—, una violación del orden natural
que Dios puso en la creación.
Los espíritus a los cuales se refiere Pedro deben ser los «hijos de Dios» que sostuvieron
ser la única explicación que coincide con el contexto y el flujo de palabras en su sentido y uso
normal.
Aquí nos aborda la tentación de incursionar en una discusión prolongada sobre si estos
«hijos de Dios» que se mencionan en Génesis 6 eran hombres o eran ángeles. Nuevamente,
mencionar unas cuantas razones por las cuales estoy convencido de que eran ángeles.
Desde el momento en que Adán peca, ningún ser humano en el Antiguo Testamento es
llamado «hijo de Dios». Si los «hijos de Dios» y las «hijas de los hombres» en realidad se
«hijas de Dios» y los «hijos de los hombres»?
203
Si comparamos cuidadosamente Génesis 6.12, resulta claro que las hijas de hombres
mencionan en el versículo dos. Existe un contraste claramente marcado entre los «hombres»
humanos y los «hijos de Dios», quienes se denotan como diferentes de los hijos de hombres
humanos.
dice que no se casan, ni se dan en casamiento. No dice que carecen de sexo. De hecho, en
vinieron a advertir a Lot. A través de toda la Biblia, los ángeles aparecen únicamente como
varones y frecuentemente se les confunde con varones. Nunca aparecen como mujeres ni se les
confunde con tales.
También dice en Génesis 6.4 que hubo gigantes en la tierra en aquellos días, « y también
de Noé, perecieron en el diluvio, ¿de dónde salieron los gigantes de los días de Goliat? ¿Acaso
no es posible que ocurriera un evento similar al de ángeles caídos que habitaran la tierra, tal
como sucedió en Génesis 6?
Finalmente, si los « hijos de Dios » son el «linaje piadoso de Set», ¿entonces por qué no
entraron al arca con Noé? La explicación más natural de Génesis 6 es que los « hijos de Dios »
atmósfera de perversión que conduce hacia el diluvio, en la cual seres angélicos se unieron a
mujeres humanas y el resultado de ello fue un grupo de «gigantes». Si comprendemos esto así,
204
no existe problema alguno para ver que en 1 Pedro 3 el Señor está predicándole a los espíritus de
los ángeles caídos que están encarcelados.
La siguiente pregunta es: ¿Dónde predicó? El texto dice que predicó a los espíritus
« encarcelados ». ¿Significa esto que Cristo pasó aquellos tres días en el infierno? De hecho, hay
algunos que enseñan precisamente eso. Pero cuando Cristo murió en la cruz, dijo: «Consumado
es». No había nada más que sufrir. Por lo tanto, no creo que Cristo pasara aquellos días «en el
infierno», lugar que la Biblia describe de modo consistente como un lugar real de aflicción.
seno de Abraham, y de un rico que murió y fue al infierno. Había una « gran sima » puesta que
impedía pasar de un lado al otro de este lugar, cuya ubicación se dice que se encuentra en el
centro de la tierra. Sin embargo, al mismo tiempo hubo un intercambio de palabras entre
Abraham y el rico, cada uno de los cuales se hallaba en un lado diferente de aquella sima.
El seno de Abraham, también conocido como el Paraíso, era el lugar donde se hallaban
los santos ya fallecidos del Antiguo Testamento, quienes no podían entrar aún a la presencia de
Dios porque el sacrificio de Cristo no había sido ofrecido. Cuando Cristo ascendió, Efesios 4.8
nos dice que « llevó cautiva la cautividad », cumpliendo la profecía dada en Salmos 68.11.
Al aparecérsele a los santos en el Paraíso, no habría conflicto alguno con el resto de las
Escrituras si Cristo hiciera una proclamación para los espíritus encarcelados que se hallaban del
otro lado de la sima. Tanto en 2 Pedro 2.45 como en Judas 67 se dice que estos espíritus se
encuentran en prisiones.
¿Qué predicó? No pudo haber predicado el evangelio a fin de darles una oportunidad de
205
ser salvos. Eso contradiría el resto de las Escrituras.
Pero existen diferentes maneras en las cuales se usa el verbo «predicar» en la Biblia, y
cada una de ellas se define según su contexto. Aunque el texto en castellano está claro, cuando
que comúnmente se usa para decir «predicar», y de la cual obtenemos nuestros vocablos
«evangelizar», «evangélico» y «evangelio» no es la palabra que aparece aquí. La palabra que se
usa aquí es kerusso , la cual sencillamente significa hacer cualquier tipo de proclamación.
En el contexto de nuestro pasaje, encaja decir que Jesucristo proclamó su victoria en la
cruz a los espíritus encarcelados. Jesús no murió por los espíritus de ángeles. Satanás había
hecho maquinaciones con el fin de malograr el plan divino de redención por medio de Cristo,
plan satánico!
Este es el hilo de ideas: Tenemos la promesa de victoria a través del sufrimiento, gracias a
la victoria a través del sufrimiento que Jesús ganó y que proclamó victoriosamente. Cristo
venció. Satanás perdió. Y Cristo dijo en Juan 19.30: « Consumado es ».
NUESTRA VICTORIA SE ENCUENTRA EN CRISTO,
DE QUIEN EL ARCA ES UN CUADRO
1 Pedro 3.20 sigue el mismo contexto de los versículos 1819, y es uno de los versículos
más fáciles de captar.
206
«los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios
en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es
decir, ocho, fueron salvadas por agua».
Por 120 años, Noé fielmente advirtió al mundo corrupto de sus días que el juicio de Dios
se avecinaba y que el mundo sería destruido por un diluvio catastrófico de aguas. Por sus
esfuerzos, Noé recibió burla y rechazo. Dios demostró que Noé tenía la razón y le salvó a él y a
su familia del diluvio.
Pedro le recuerda a sus lectores que solamente ocho personas de todo el mundo se
de Pedro, la persecución que ya sufrían muchos cristianos del primer siglo les hizo ser
dolorosamente sensibles al hecho de que eran la minoría.
Pero Dios no establece las normas de santidad por voto democrático. En lugar de ello, la
santidad está arraigada en su persona y opera en todos los que nombran su Nombre y buscan
seguirle. Para los que confían en Él, promete una salvación similar a la que Noé recibió en el
arca.
El arca es un cuadro del poder salvador de Cristo. Noé y su familia se salvaron porque
manera de salvarse en los días de Noé, tal como Cristo es el único camino a la salvación hoy
(Jn 14.6).
La familia de Noé fue salvada «por agua», en el sentido que fue por las propiedades
salvaron. El agua, que era juicio para los incrédulos, fue la misma agua que salvó a Noé y a su
207
familia al levantarlos por encima de aquel juicio.
Los creyentes no necesariamente somos salvos DE nuestros problemas. Pero es EN
nuestros problemas que hallamos la provisión de Dios, y es POR nuestros problemas que
crecemos hasta ser lo que Él quiere que seamos.
Nuevamente, al llegar a 1 Pedro 3.21 tenemos que tener sumo cuidado para comprender
este versículo de la manera en la cual Dios quiere decirlo.
significar que el bautismo en agua nos salva, porque en tal caso el bautismo en agua sería nuestro
salvador en lugar de Cristo. Eso contradiría muchas afirmaciones de las Escrituras. Otro
intentamos comprender un pasaje que parece oscuro.
de Cristo en la cruz quedó incompleta y fue en vano. Si aún resta algo más por hacer, ¿entonces
por qué dijo Cristo: « Consumado es »? Si los seres humanos podemos ser salvos por agua, ¿por
qué entonces tuvo que morir Cristo?
No puede significar que el bautismo en agua salva, porque hay muchos que fueron
bautizados en agua que por el fruto de sus vidas demuestran que nunca conocieron al Señor. Y
existen otros, tales como el ladrón arrepentido que murió junto a Jesús, que recibieron salvación
sin tener la oportunidad de bautizarse en agua.
208
1 Pedro 3.21 tampoco puede significar que somos salvos por la fe más el bautismo en
agua. Nuevamente, esto no encaja con declaraciones claras como las que hallamos en
significaría que lo que Cristo hizo en la cruz no fue suficiente.
contexto para enseñar que el bautismo en agua es necesario para la salvación.
¿Entonces qué enseña este versículo? El significado es mucho más profundo que el agua
física, como lo pone en evidencia la frase que aparece entre paréntesis: « (no quitando las
inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) ».
Consideremos por un momento de qué se trata el bautismo. La palabra «bautizar»
significa «sumergir». En su muerte, Cristo fue bautizado (sumergido) en la ira de Dios, y es este
lo que Dios ha provisto para nuestra salvación por la muerte, sepultura y resurrección de Cristo,
tal como Noé aceptó la salvación del arca.
En un sentido muy real, cuando un individuo acepta a Cristo como Salvador, es bautizado
en el cuerpo de Cristo. « Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo »
(1 Co 12.13). Esto se explica de manera más completa en Romanos 6.35.
«¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido
bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para
muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la
gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos
plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos
en la de su resurrección».
209
Este es aquel « un bautismo » que Pablo menciona en Efesios 4.5. El bautismo en agua es
un cuadro de este bautismo espiritual.
De manera que SÍ HAY un sentido en el cual somos salvos por el bautismo, puesto que
somos sumergidos en la muerte de Cristo cuando ponemos nuestra fe en Él. Pero es necesario
que recordemos que la palabra «salvación» se emplea de diversas maneras en la Biblia. El
contexto deberá ser nuestro guía. Somos salvos de nuestro pecado y del infierno eterno. Pero
también se nos dice que somos salvos de nuestras tribulaciones cuando confiamos en Él. La
salvación en este sentido significa liberación o rescate.
En el contexto de este capítulo, no hemos estado hablando acerca de los medios para
obtener la salvación eterna. En lugar de ello, hemos estado examinando los padecimientos que
sufrimos por seguir fielmente al Señor Jesucristo.
Gracias a la obra que Cristo hizo por su muerte, sepultura y resurrección, la cual se ve
representada por Noé y el arca que flotó encima de las aguas del juicio, nosotros también
podemos experimentar liberación o rescate del juicio que vendrá a este mundo. En un sentido
muy literal, es porque hemos sido bautizados en el cuerpo de Cristo en el momento de nuestra
salvación.
bautismo no como algo que quita las inmundicias de la carne, sino la aspiración de una buena
conciencia hacia Dios.
Aparte de que es un cuadro del bautismo espiritual verdadero que sucede en el momento
de nuestra salvación, ¿qué más podemos decir acerca del bautismo en agua? Es la aspiración de
210
una buena conciencia hacia Dios. ¡Es nuestra proclamación de victoria!
¿De qué hemos estado hablando todo este tiempo? Hemos estado aprendiendo que la
única defensa que un creyente en Cristo necesita es su buena conciencia (1 P 3.16). El
significado es evidente y consistente con el contexto. Nuestra defensa es una buena conciencia.
se debe a que el sufrimiento y la posterior victoria de Cristo posibilitan nuestra victoria sobre el
pecado y la muerte espiritual.
Cuando Él ganó su victoria sobre el pecado y la muerte, Él hizo una proclamación de
victoria ante los espíritus derrotados que estaban encarcelados en el inframundo.
conciencia hacia Dios. Esta es nuestra capacidad de elevarnos por encima de las circunstancias,
tal como el arca se elevó sobre las aguas del diluvio. Y se hace « por la resurrección de
Jesucristo » (1 P 3.21).
Cuando Pedro dice que el bautismo es la aspiración de una buena conciencia hacia Dios,
emplea un vocablo que es un término judicial comúnmente usado en contratos: eperotema .
Cuando a uno le preguntaban si aceptaba los términos de una relación por contrato, respondía:
«Eperotema», es decir, «¡Trato hecho!» Eso es lo que estamos diciendo por medio del bautismo
en agua.
LA VICTORIA DE CRISTO ES NUESTRA VICTORIA
211
El último versículo de 1 Pedro 3 es claro, y repleto de significado:
«quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles,
autoridades y potestades».
Esta declaración consta de tres hechos básicos. En primer lugar, Cristo ha subido al cielo.
Está allí hoy no como un ser espiritual invisible e intangible, sino como el Dioshombre
resucitado que vive en un cuerpo glorificado de carne y hueso. En ese cuerpo lleva las heridas
que recibió por nosotros en el Calvario (Zac 13.6).
En segundo lugar, está a la diestra de Dios el Padre. La palabra de Dios define de modo
explícito la naturaleza especial de la posición de Cristo a la diestra de Dios el Padre. Es la
posición del poder (Mt 26.64). Es la posición del honor (Hch 2.33). Es la posición del reposo
(He 1.3). Es la posición desde la cual se puede interceder (Ro 8.34). Es la posición de
prominencia (Ef 1.2021). Es la posición del dominio (He 1.13).
Lo último que menciona este versículo es que Jesucristo está por encima de los ángeles,
autoridades y potestades. Él es Rey de reyes y Señor de señores.
No había autoridades gubernamentales que persiguieran a los lectores de Pedro que no
estuvieran sujetos a Cristo. Ni siquiera los ángeles caídos que se mencionan en este pasaje
pueden escapar de la sujeción al Señor resucitado. Los principados y potestades de la guerra
espiritual de la cual nos advirtió Pablo en Efesios 6.12, todos están sujetos a Él.
alturas a la diestra de Dios!
212
CAPÍTULO CATORCE
UN CORAZÓN APARTADO
«Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del
mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado,
para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de
los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. Baste ya el tiempo pasado
para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias,
concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. A
éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo
desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está
preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Porque por esto también ha
sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según
los hombres, pero vivan en espíritu según Dios» (1 Pedro 4.16)
¿Alguna vez ha sentido confusión al escuchar a ciertos cristianos hablar acerca de
«estándares» y de «separación», como si todo pudiera reducirse a una lista de cosas que pueden
hacerse y cosas que no?
213
A veces me preguntan si nuestra iglesia tiene estándares y cuáles son. Con esa pregunta,
el individuo usualmente lo que quiere decir es si sostenemos ciertas «convicciones» que tienen
que ver con reglas y normas que sirven para mantener una conformidad externa entre los
¡es la Biblia!
Hay muchos creyentes que se sienten genuinamente frustrados por los «estándares» y
«credos» que frecuentemente discrepan entre sí y que existen en diferentes iglesias, y les hacen
sentir que es necesario cambiar de uniforme cuando uno va de una iglesia a otra. Debido a
nuestro entendimiento imperfecto, siempre hallaremos cosas sobre las cuales estar en
desacuerdo. Pero hay veces que se pone tanto énfasis sobre la conformidad externa, que la
misma se convierte en una prueba de la ortodoxia del individuo, o en el fundamento para tener
compañerismo.
Más que ninguna otra cosa, Jesús condenó a los fariseos porque protegían de modo
meticuloso sus «estándares» y «convicciones» en su comportamiento externo, mientras que no
llegaban a comprender ni a vivir según los principios espirituales subyacentes dados por Dios
que Él quería usar para moldear actitudes como las de Cristo en los corazones. Aun hoy día,
muchos individuos que potencialmente serían creyentes sienten repulsión por el enfoque
negativo que perciben que la iglesia tiene hacia la vida.
Si bien el idioma, la cultura, los recursos y ciertos aspectos de la metodología pueden
variar, un médico puede sanar a personas en cualquier parte del mundo por medio de aplicar los
214
cualquier parte del mundo por medio de aplicar los principios musicales que ha dedicado toda
una vida a dominar. Un matemático halla que dos más dos son cuatro tanto en Asia como en
África.
De la misma manera, nuestra norma absoluta, la Biblia, es un libro de principios
espirituales. Por medio de adherirnos a esos principios podemos vivir para Cristo en cualquier
parte del mundo, aún si el idioma y la cultura cambian.
En los versículos que estamos a punto de examinar, Pedro trata con cómo la aplicación de
estos principios penetra hasta lo más interior de nuestro ser, y cómo deben afectar la manera en la
que vivimos.
En este momento, repasemos brevemente de dónde hemos venido para llegar a este
punto. Pedro nos escribe para enseñarnos cómo Dios utiliza los tiempos difíciles en nuestras
vidas con el fin de enseñarnos humildad.
En el primer capítulo, Pedro dice que la esperanza del creyente es la base de nuestra
humildad, o dependencia de Dios. También nos revela que el corazón de la humildad es la
santidad de Dios. En el segundo capítulo empieza a aplicar humildad a las relaciones humanas.
Para el tercer capítulo, está listo para tratar directamente con el tema del sufrimiento, y nos
muestra que la confianza que tiene el creyente cuando enfrenta el sufrimiento es su buena
conciencia. La humildad consiste en una dependencia total de Dios. Nuestra dependencia en la
victoria de Jesucristo es lo que asegura nuestra propia victoria.
Ahora Pedro dirige nuestra atención a cómo un espíritu de humildad afecta lo más
interior de nuestro ser y, por consiguiente, nuestra manera de vivir. Apartarnos del mundo no es
215
resultado de conformarnos servilmente a un juego de «estándares» legislados por quienes se
autodenominan líderes espirituales. La separación de un estilo de vida mundano y actitudes
mundanas es resultado de la victoria de Cristo, según vivamos esa victoria en nuestro interior.
La separación bíblica genuina no obedece a un cambio en el estilo de vida, sino en un
cambio de mente. Ese cambio de mente determina cómo vivimos.
APARTADO POR LA MENTE DE CRISTO
siendo el tema delante de nosotros, como podemos ver en las palabras iniciales de 1 Pedro 4.
«Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del
mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado»
(1 P 4.1).
Este es lenguaje militar. Nos encontramos en una guerra espiritual y hemos de armarnos
con la mente de Cristo.
Es nuestra mente, y no nuestra apariencia exterior manifestada por nuestro
comportamiento en público o nuestra manera de vestir, lo que nos separa. El cristianismo no se
vive dentro del edificio de una iglesia, sino en las pruebas de la vida real. El creyente que
depende plenamente de Dios en lugar de sí mismo sobresaldrá cuando vengan las pruebas. Esto
ocurre porque está armado con una actitud diferente hacia la vida.
Cuando un creyente que depende plenamente de Dios atraviesa pruebas, no sólo
«aguanta», sino que en realidad florece espiritualmente durante la adversidad. ¡Eso sí que es
diferente! El comportamiento que resulta de depender plenamente de Dios es lo que hace que
216
sobresalgamos como un dedo hinchado en este mundo enfermo y egocentrista.
Pero seamos más específicos. ¿Qué significa exactamente armarnos del mismo
pensamiento que Cristo?
Pablo responde a esta pregunta crucial en detalle en 1 Corintios 2. Allí contrasta la
a causa de lo que Jesucristo ha hecho. Pablo concluye en 1 Corintios 2.16 diciendo: « Mas
nosotros tenemos la mente de Cristo ». Esa es una declaración sorprendente. Bien nos serviría
regresar a repasar el capítulo entero de 1 Corintios 2. La Biblia que tiene en sus manos es el libro
que nos revela las cosas profundas de Dios, la forma en la que Dios piensa, «la mente de Cristo».
En Filipenses 2.5, en el contexto de recibir la consolación y confort de Dios en medio de
las pruebas, Pablo dice: « Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús ».
Al comparar las Escrituras con las Escrituras, descubrimos que el Espíritu Santo de Dios
aplica la palabra de Dios a nuestros corazones a fin de que tengamos la mente de Cristo misma
en cualquier situación de la vida. Es esta mente la que hemos de dejar que haya o exista en
nosotros, y que nos controle. Según nos armemos con esta mente de Cristo, podremos enfrentar
las tragedias y pruebas de la vida sin titubear, y hasta podremos florecer en ellas.
¿Pero qué significa la última frase de 1 Pedro 4.1: « pues quien ha padecido en la carne,
terminó con el pecado »?
Hay algunos que enseñan que el acto mismo de sufrir por sí mismo nos purifica del
pecado. En América Latina he visto a personas gatear sobre rodillas sangrientas a través de
catedrales magníficas, con la esperanza de que esa enseñanza fuera cierta.
217
Muchos buenos cristianos «fundamentalistas» tienen la misma actitud básica, pues creen
que si sufren por «abstenerse» de ciertas cosas por Jesús, eso los hace rectos delante de Dios.
Pero esto sencillamente no concuerda con lo que enseña la palabra de Dios. Para responder a esta
pregunta debemos recurrir a otro principio clave del estudio de la Biblia: el contexto.
Considerando el contexto de lo que estamos leyendo, es preciso que regresemos a la parte
de ser uno con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección. Ya hemos visto la explicación que
da Pablo de esta verdad en Romanos 6.111.
poder ser purificados del pecado. En lugar de ello, somos purificados A CAUSA de nuestra
muerto en la carne » (1 P 3.18).
Ahora nos estamos acercando a la lección que Dios verdaderamente desea que
asimilemos. Hemos sido separados del mundo y del poder del pecado, no porque hagamos un
mayor esfuerzo, ni porque sigamos alguna rutina, ni porque vistamos algún uniforme
determinado, sino porque confiamos en lo que Jesucristo hizo por nosotros.
Si los cristianos tan solo dedicáramos tanto tiempo a aprender la Biblia como el que
que tenemos para vivir como Dios desea que vivamos.
218
sus vidas sean diferentes. Su actitud no es una de gozo, sino una de obligación.
creyente, apartarse del mundo es algo que sucede de manera natural y no es algo forzado.
preocupaba mucho por honrar al Señor con la manera en que se vestían sus congregantes. Se
justificado con versículos de la Biblia (¡la mayoría de ellos tomados fuera de contexto!).
Después de algunos años, el esposo de esta dama fue trasladado a otra ciudad.
Eventualmente ella obtuvo empleo como secretaria en otra iglesia que tenía estándares muy
diferentes. En la iglesia nueva, se les permitía a las mujeres vestir pantalones, cosa que era
impensable en aquella otra iglesia.
Aunque verdaderamente no creía que esto era un problema bíblico, ella vivía con un
terror constante a que su pastor anterior llegara de visita algún día y la viera vistiendo
pantalones. ¡Esto NO ES lo que significa ser apartado! Esto no es lo que significa estar armados
con la mente de Cristo.
LOS RESULTADOS DE SER APARTADOS POR LA MENTE DE CRISTO
separación bíblica verdadera. Ese versículo y otros que vimos previamente señalan a una
motivación completamente diferente. Debemos armarnos de la mente de Cristo para poder vivir
219
« conforme a la voluntad de Dios ».
«Para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los
hombres, sino conforme a la voluntad de Dios» (1 P 4.2).
En el mundo de los hombres hay muchas voluntades, muchos deseos. Pero sólo hay una
voluntad de Dios. El creyente que comprende lo que significa ser apartado por su identificación
con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo es uno que es motivado por la voluntad de Dios,
en lugar de la suya propia.
versículo 2. Pedro compara el cambio enorme de la vida de inconverso en tiempo pasado con la
vida presente del creyente. Este cambio obedece a haber sido hecho nueva criatura en Cristo
(2 Co 5.17). La manera en la cual podemos detectar si una persona se ha apartado no es por su
vida que impulsa a su comportamiento exterior.
La frase « voluntad de Dios » es significativa, porque señala la consistencia del contexto
ni sentimientos subjetivos, sino nuevamente por el mismo punto del que hablábamos en
1 Pedro 4.1.
es la Biblia!
Pero no están dispuestos a comprometerse a ser discipulados en la palabra de Dios.
¡NUNCA llegarán a descubrir la voluntad de Dios aparte de la mente de Dios! Y nunca
220
descubrirán la mente de Dios aparte de su palabra. Un creyente que lee la Biblia con un corazón
creyente es uno que descubrirá la voluntad de Dios. El resultado de ello será una nueva
resto del mundo.
Ahora en 1 Pedro 4.3 llegamos al nivel del estilo de vida.
«Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en
lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables
idolatrías».
Somos prontos para poner la carreta delante del caballo. Al parecer pensamos que si
limpiamos la parte exterior de nuestras vidas, entonces experimentaremos lo que llamamos
«victoria espiritual». Pero un estilo de vida puro y piadoso es resultado de un patrón de
pensamiento nuevo: el patrón de pensamiento divino, o la mente de Cristo. Aprender el patrón de
pensamiento de Dios y obtener la mente de Cristo sólo pueden suceder por medio de dedicar
tiempo en su palabra. ¡Este proceso NO PUEDE deshacerse!
Cuando pasamos por nuestras actividades diarias, el Espíritu Santo hará que recordemos
los pasajes que hemos leído en la palabra de Dios. Empezaremos a responder a las situaciones y
pruebas de la vida diaria en maneras nuevas y más maduras espiritualmente, un día a la vez.
Estas experiencias forman los patrones de pensamiento nuevos, las actitudes de corazón, que
Dios desea que tengamos. Nuestro estilo de vida cambiará según permitamos que Dios refina
nuestra actitud de corazón a través de lo que ingiramos de sus pensamientos más la guía de su
Espíritu Santo.
« Lo que agrada a los gentiles » se menciona en 1 Pedro 4.3 para formar un contraste
221
obvio con « la voluntad de Dios » que aparece en 1 Pedro 4.2. Puede definirse como « las
concupiscencias de los hombres » del versículo 2. Las « lascivias » se refieren a un
que están en conflicto con la voluntad de Dios. Las « embriagueces » son fáciles de comprender.
En nuestra sociedad de hoy día, las « orgías » y la « disipación » significan fiestas desenfrenadas.
La frase « abominables idolatrías » nos hacen saber que Dios aborrece la idolatría. La
de pecados» clásica del Nuevo Testamento y nos da un estudio más detallado del tipo de vida que
NO debemos vivir.
Lo más importante que debemos ver en 1 Pedro 4.3 es el contexto. Nos muestra que
elegir un estilo de vida no es algo que hacemos a manera de sacrificio para agradar a Dios, sino
que es el resultado natural de haber sido apartados por la mente de Cristo. Nosotros no nos
apartamos; Dios nos aparta y luego nuestra vida refleja esa verdad.
Muchos cristianos viven con sentimientos constantes de temor y culpabilidad. Sienten
Tal vez sienten que seguramente están quebrantando alguna regla que ni siquiera conocen.
Estos cristianos son como los fariseos que añadían sus propias reglas, interpretaciones y
estándares a la ley de Dios. Muchas veces, los cristianos creamos nuestras propias reglas
Espíritu Santo aplique la mente de Cristo, a fin de que los principios de la verdad de Dios puedan
efectuar su obra del interior al exterior (1 Co 2.16, Fil 2.5).
222
Aplicar la mente de Cristo causa un cambio genuino y profundo en nuestro corazón. El
cambio interior en nuestro corazón hace que nuestra vida refleje externamente nuestra mente
transformada. El mundo perdido que nos rodea no comprende esto. No logra ver por qué no nos
interesan las cosas que una vez pensábamos que eran importantes. « A éstos les parece cosa
extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan »
(1 P 4.4).
Jesús nos advirtió de esto en Juan 15.1820:
«Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si
fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo,
antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece».
Vivir la vida en toda la plenitud del poder de Dios es la meta a la cual deben aspirar todos
los creyentes genuinos. Pero démonos por advertidos que cuando nuestra vida espiritual madura
nos comprenderá, ni tampoco lo harán aquellos creyentes que viven según los principios del
mundo.
Todos deseamos ser aceptados y admirados, pero ser aceptado por los demás es aún más
importante para las personas que viven sin esperanza. Esa es una carga enorme para llevarla por
la vida. Con razón los hospitales están repletos de personas deprimidas y suicidas.
El creyente en Cristo que está madurando se preocupa más por serle agradable a su Señor,
y por llegar a ser «semejante a él», o similar a la imagen de Cristo. El deseo de ser aceptado es
increíble. Sin embargo, hasta los jóvenes pueden experimentar una nueva manera de vivir cuando
223
aprenden a armarse con la mente de Cristo. Nuestra motivación diferente, estilo de vida diferente
y pensamientos diferentes señalan al hecho de que tenemos un destino diferente.
Esto es lo aporta 1 Pedro 4.56:
«Pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que
sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios».
Esta no es la primera vez que la frase referente al juicio de «los vivos y los muertos»
aparece en la Biblia. Lea Hechos 10.42 y 2 Timoteo 4.1. El día llegará en el cual todos los
hombres, los vivos y los muertos, comparecerán delante de Dios Todopoderoso y rendirán
cuentas de sus vidas. Aquí, nuevamente, el creyente en Jesucristo ha sido apartado gracias a la
victoria que Cristo conquistó en la cruz.
Es posible malentender 1 Pedro 4.6 si no tenemos cuidado. No enseña que el evangelio se
que se mencionan en 1 Pedro 4.6 significan lo mismo que los « muertos » del versículo 5, en el
carne.
Los muertos a los cuales el evangelio « ha sido predicado » (obsérvese que es tiempo
pasado) fueron juzgados según los hombres mientras estaban en la carne (aún vivían). Se juzgaba
pecaminosa que se menciona en 1 Pedro 4.3.
de ellos (3.18). Pero porque habían recibido el evangelio que les había sido predicado, ahora
224
viven en espíritu según Dios. La palabra « espíritu » en 1 Pedro 4.6 no aparece con mayúscula
porque no se refiere al Espíritu Santo, sino al hecho de que ahora viven en espíritu, aunque su
cuerpo de carne murió y está sepultado esperando el regreso de Cristo.
El punto es sencillamente que no debemos preocuparnos de lo que los hombres dicen ni
piensan. No nos alarmemos si piensan que nos ha ocurrido algo extraño. No solo nuestra
condición terrenal es diferente, sino que nuestro destino eterno también lo es. Los inconversos
algún día comparecerán desnudos en juicio delante de Dios. Pero Jesucristo llevó nuestro juicio
en la cruz e hizo posible que nosotros viviéramos, aunque nuestro cuerpo de carne puede morir, y
aunque nuestro cuerpo de carne tenga que sufrir un poco.
Los que vivimos en el continente americano debiéramos recordar que Pedro escribe a
o actuar diferente al resto de la sociedad podría nuevamente ser cuestión de vida o muerte!
La muerte en la carne es algo que nos sucede a todos. Es consecuencia del pecado de
Adán (He 9.22). Pero Pedro está diciendo que los que responden al mensaje del evangelio,
aunque mueran en la carne, vivirán eternamente en presencia de Dios.
Este es un gran contraste entre el creyente y el incrédulo. Es el mismo pensamiento que
vemos expresado en 1 Pedro 4.17:
«Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza
por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de
Dios?»
Por esta misma línea de pensamiento hallamos las palabras de Pablo en 2 Corintios 5.18:
«Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere,
tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y
por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación
225
celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los
que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos
ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del
Espíritu. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que
estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por
vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes
al Señor.»
En pocas palabras, el creyente en Jesucristo ha sido apartado, pero no por las normas y
tener la mente de Cristo. Ve la vida de manera diferente, porque la ve a través de la palabra de
Dios, desde la perspectiva de Dios. También es apartado porque es uno con Cristo en su muerte,
y está muerto al poder del pecado en su vida.
Puesto que hemos sido apartados, nuestra motivación y propósito en la vida son
totalmente diferentes. Esto es lo que hace que tengamos un estilo de vida diferente, otra manera
de pensar, y en últimas, un destino diferente.
¿Qué hay de usted? En primer lugar, ¿los demás le ven como alguien diferente? Si es
se ha aprendido en la iglesia? ¿O pueden ver la manera única en la cual usted vive la vida y el
poder de Cristo?
¿Está sincronizado con la realidad de quién vive? Ármese con la mente de Cristo. Permita
será natural y sobrenatural, del interior al exterior. No será algo forzado ni artificioso. ¡Así es
como debiera ser!
226
CAPÍTULO QUINCE
SERVICIO DIGNO DE UN REY
«Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. Y ante
todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de
227
pecados. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. Cada uno según el
don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la
multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de
Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en
todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio
por los siglos de los siglos. Amén» (1 Pedro 4.711).
Muchos que escuchan el término «servicio cristiano» piensan únicamente en aquellos
individuos que trabajan en algún ministerio pagado a tiempo completo. Eso es precisamente lo
que NO debiéramos pensar. La Biblia enseña claramente que todos los que hemos aceptado la
salvación a través de Jesucristo, hemos sido salvados a fin de servirle.
En 1 Pedro 3, Pedro dijo con claridad que nuestra fe en Cristo nos ha apartado del
mundo. Ahora, él procede a darnos algunas verdades básicas que hemos de aplicar a nuestro
servicio al Señor.
Mientras examinamos esta sección del cuarto capítulo, trataremos de responder
específicamente a preguntas tales como: «¿Por qué sirvo al Señor?», «¿Comprendo mi
motivación verdadera?», y «¿Cómo sirvo al Señor?»
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea y más recientemente en la
Guerra de Vietnam, jóvenes de los Estados Unidos fueron reclutados al servicio militar de
nuestro país.
Durante la guerra civil en El Salvador, cuando el gobierno necesitaba más soldados, el
ejército enviaba camiones a las villas y las áreas rurales para sencillamente recoger a todos los
jóvenes en buenas condiciones que pudieran.
Dios no trabaja de esta manera para hacernos participar en su servicio. Servir a Cristo
228
a Dios (Ro 3.11); Él nos halló a nosotros (Lc 19.10). Cuando le recibimos y entramos a su vida,
se nos dice que somos partícipes de una guerra espiritual (Ef 6.1012).
a su alrededor. Hacer eso es un modo seguro de convertirse en una de las víctimas. Los que
hemos escogido aceptar a Cristo hemos recibido armadura (Ef 6.1317) y armas (1 Co 10.35).
no estamos sirviendo el Señor, estamos ausentes sin permiso, y es necesario entregarnos a Él y
permitir que nos equipe para servirle.
LA MOTIVACIÓN DEL SERVICIO CRISTIANO
Pedro abre esta sección de 1 Pedro 4 dándonos una motivación clara para nuestro servicio
cristiano: « Mas el fin de todas las cosas se acerca ».
Los escépticos han ridiculizado este versículo, preguntando: «Si el fin de todas las cosas
se estaba acercando hace más de 1900 palabras cuando Pedro escribió estas palabras, ¿por qué no
refleja una comprensión muy somera de las cosas de Dios y del idioma castellano.
momento; no necesariamente sucederá ya mismo, pero no hay nada que pueda impedirlo.
Por años científicos han anunciado que un terremoto catastrófico en la zona de Los
Ángeles, California es inminente. Podría suceder en cualquier momento. Hasta el momento de
229
redactarse estas palabras, no ha sucedido aún. Pero no cabe duda de que el día llegará cuando
suceda. «Se acerca», sin embargo, podría no suceder por 50 años o más.
Ahora, cuando Pedro escribió estas palabras, no habían transcurrido muchos años desde
que Cristo ascendió al cielo. Si el pueblo judío hubiera aceptado a su Mesías (algunos judíos
que ya hemos discutido el contexto particularmente judío de la epístola de Pedro.
En algún momento futuro, después del arrebatamiento de la iglesia y cuando Dios haya
levantado a un remanente de judíos creyentes en Cristo que le serán testigos durante la
tribulación, estas palabras cobrarán un significado nuevo y de urgencia.
Una cosa es cierta: el fin de todas las cosas que se había acercado en los días de Pedro
está claramente más cerca hoy que nunca antes.
«Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora
está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos» (Ro 13.11).
El « fin de todas las cosas » es un tema que Pedro volvió a abordar en su segunda epístola.
«Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra,
guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres
impíos... Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los
cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos,
y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas
cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa
manera de vivir!» (2 P 3.7, 1011)
Observemos que aquí Pedro también usa el « fin de todas las cosas » como motivación
para que vivamos el tipo de vida que Dios desea. Poniendo a un lado la aplicación doctrinal
judía, Pedro nos recuerda a nosotros los creyentes neotestamentarios que el mundo presente no
existirá para siempre.
230
¿Por qué habríamos de querer invertir en cosas que no perdurarán? Sólo la palabra de
Dios y las almas de los hombres durarán para siempre. Por eso debemos invertir nuestros
recursos —tiempo, esfuerzo y dinero— en la palabra de Dios y en las almas de los hombres.
los cristianos a servir al Señor. En lugar de tratar de descubrir la fecha en la que volverá y
obsesionarnos con el cumplimiento de eventos proféticos, debiéramos utilizar nuestro tiempo
para servir a nuestro Señor.
Previamente vimos que Pablo dijo que: « ahora está más cerca de nosotros nuestra
salvación que cuando creímos » (Ro 13.11). Examinemos ahora el contexto de los versículos
siguientes, observando cómo Pablo los aplica a la manera en la que debemos vivir.
«La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las
tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente;
no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y
envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la
carne. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras
de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día,
honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en
contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los
deseos de la carne» (Ro 13.1214).
Saber que el fin de todas las cosas se acerca debe movernos a la acción. ¿Pero CÓMO
hemos de servir al Señor? Eso es lo que veremos a continuación.
LA MANERA DEL SERVICIO CRISTIANO
Sentirnos motivados a servir a Cristo no basta en sí mismo. También es necesario saber
231
CÓMO servirle. La motivación correcta para servirle debe estar conectada con la manera
correcta de servirle. Estas dos cosas deben estar bien y deben coincidir con la manera en la que
Dios ve las cosas.
El primer elemento del servicio cristiano correcto que Pedro menciona en 1 Pedro 4.7 es
que hemos de ser sobrios. « Sed, pues, sobrios ». Un ebrio ha perdido el control de sus sentidos.
Cuando los sentidos de una persona han sido embotados por el alcohol o las drogas, no le es
posible rendir al 100% de su capacidad.
Sin embargo, una persona sobria es capaz de controlarse a sí mismo tanto mental como
físicamente. Este es el sentido de la palabra «sobrios» que Pedro emplea aquí. Nos hace un
llamado a mantener las cosas en su orden debido, a ver las cosas a la luz de las prioridades
bíblicas.
A algunos cristianos bien intencionados, pero inmaduros y no arraigados en la Biblia, se
les va la mano cuando se trata de ciertas «sustancias intoxicantes» espirituales. No piense que
una multitud de cosas. Están tan desequilibrados espiritualmente como un borracho que no puede
andar derecho.
luz de la inminencia del retorno de nuestro Señor, debiéramos comprender la naturaleza seria de
nuestro llamado. ¡Esto no es una broma, ni tampoco un juego! Debemos ser sumamente serios
232
cuando del servicio al Señor se trata. Pero no confundamos la seriedad de propósito con una falta
de sentido del humor, el cual yo considero que es un don que Dios nos ha dado. Los incrédulos
ven a demasiados cristianos profesantes con caras largas arraigadas en una falsa piedad. Si vivir
la vida cristiana es algo así de triste, ¿por qué querría alguno aceptar a Cristo como Salvador?
Ser sobrio, según el sentido que Pedro quiere expresar, indica un sentido de propósito y
determinación. No hay lugar para los que se dan la media vuelta cada vez que sus sentimientos
delicados se ven ofendidos, ni para los que necesitan que continuamente le estén dando de
empujones para que sirvan al Señor. Este es el momento para tener nuestros sentidos totalmente
bajo control, y tomar lo que estamos haciendo con seriedad.
A continuación, Pedro nos dice en 1 Pedro 4.7: « velad en oración ». No cometa el error
de asumir que Pedro sencillamente nos está diciendo que oremos. Usted ya sabía eso, ¿verdad?
No. Nos dice que VELEMOS en oración.
La adición de esa pequeña palabra «velad» hace toda la diferencia del mundo. «Velad»
comunica una seriedad, un compromiso, un ministerio de oración. Uno que vela en oración está
orando para buscar la voluntad de Dios. No ora por ráfagas o emociones, ni lo hace buscando
satisfacer sus propios deseos.
Repasemos algunos versículos bien conocidos del Nuevo Testamento y observemos la
el Señor Jesucristo mismo. En Mateo 26.41, dijo: « Velad y orad, para que no entréis en
tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil ».
Nuevamente, en Marcos 13.33: « Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el
233
tiempo ». Y también en Marcos 14.38: « Velad y orad, para que no entréis en tentación; el
espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil ».
Lucas 21.36 nos da otro ejemplo: « Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos
por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del
Hombre ».
Pablo tomó el mismo tema en Efesios 6.18: « orando en todo tiempo con toda oración y
súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos ».
ella con acción de gracias ».
Observe que existe otra conexión interesante en las instrucciones de Pedro que podemos
examinar. Justo antes del mandamiento a velar, nos dijo que fuéramos sobrios. La persona que
borracho o dormido puede ser llevado a juicio y ejecutado. Escuche lo que dice Pablo en 1
Tesalonicenses 5.6: « Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios ».
La idea de velar es la de estar vigilantes, y podemos ver la misma idea en 1 Timoteo 3.2:
«Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio,
prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar».
Y un poco más adelante, en 1 Pedro 5.8, vemos nuevamente esta idea de velar o estar
vigilantes:
«Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar».
Una y otra vez vemos en las Escrituras vemos la necesidad de tomar nuestro servicio
cristiano sumamente en serio. Esto es una obra, un ministerio. Vivimos en una era egocéntrica,
234
cuando casi todas las personas, incluso cristianos, buscan su propio beneficio. El nivel de
compromiso mostrado por los grandes mártires de la fe es prácticamente desconocido entre los
cristianos de Norteamérica. Bien nos haría reconocer lo serio que debiera ser nuestra vida en
Cristo.
Pero también tenemos la tendencia a irnos a los extremos. Y justo cuando nos corremos
el riesgo de tomar las cosas tan en serio que nos tornamos desagradables, Pedro, en 1 Pedro 4.8,
amor cubrirá multitud de pecados ». Previamente hablamos de que el amor conlleva una idea de
dar, lo cual es muy apropiado en este contexto del servicio. Pedro dice que este amor debe darse
« ante todo ».
Pablo adjudicó la misma importancia al amor en 1 Corintios 13.13: « Y ahora permanecen
la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor ». Es este amor lo que
le da el equilibrio necesario a nuestro celo. Nunca debemos sobrepasar ni olvidar el motivo
detrás de nuestro servicio.
No sólo eso, sino que nuestro amor debe ser «ferviente». Esta es una palabra que se usa
para describir la dedicación, fuerza y resistencia de un atleta. Nuestro amor debe ser fuerte,
vigoroso, nunca falso ni superficial o somero. 1 Corintios 13 nos da la declaración definitiva
sobre el amor ferviente.
más. Es necesario desarrollarlo, formarlo, cultivarlo y ejercitarlo. No es fácil amar a los
desagradables. Se requiere de esfuerzo.
235
El amor no es una emoción frívola, sino que es obediencia aprendida. Como ya hemos
visto, Jesús comenta a sus discípulos en Juan 14 y 15 varias veces que amarle significa
obedecerle. Tito 2.4 nos muestra que el amor puede enseñarse y aprenderse.
Otro aspecto importante y práctico de este amor es que « cubrirá multitud de pecados ». El
tiempo verbal es futuro; esto no mira hacia atrás a lo que Cristo hizo en la cruz. Este amor es lo
que los creyentes debemos tener entre nosotros. Obviamente, nuestro amor unos por otros no
puede expiar el pecado. Sólo Cristo pudo pagar la deuda del pecado; sólo Cristo puede perdonar
el pecado.
Pero observemos que aquí estamos tratando con una « multitud de pecados », no con
«el amor cubrirá multitud de pecados»?
Nuevamente, estamos tratando con la responsabilidad del servicio cristiano. En este
pesar de nuestras mejores intenciones, sin duda nos alteramos los nervios los unos de los otros,
dice: « Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no
está en nosotros ».
En el calor de la batalla, cuando ministramos con otros y unos a otros, es el amor que
rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas ».
236
La razón por la cual muchos cristianos tienen una multitud de conflictos personales es
que no han comprendido que el amor entre creyentes es algo que debe considerarse « ante todo »
(1 P 4.8).
con el Señor en Mateo 18.2122:
«Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano
que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun
hasta setenta veces siete».
¡La obediencia a estas palabras de Cristo dará por resultado un amor que cubrirá una
multitud de pecados!
Ser sobrios, velad en oración, tener amor fraternal ferviente; ¿puede ver una progresión
que se está desarrollando? No es accidente que la instrucción siguiente es: « Hospedaos los unos
a los otros sin murmuraciones » (1 P 4.9). ¡Qué aplicación más práctica y realista del amor
ferviente!
hoteles o moteles. Había unas cuantas pensiones, por supuesto, pero no eran nada como lo que
consideramos un hotel o motel hoy día. Usualmente, los viajeros se alojaban en los hogares de
residentes locales.
A los creyentes del primer siglo se les enseñó que usaran sus hogares para alojar a
misioneros, evangelistas y otros que viajaban para evangelizar al mundo. Los creyentes no
cobrarían por las habitaciones. Esto se hacía como ministerio, no como negocio.
Otro uso del hogar era para celebrar reuniones de la iglesia, en los días previos a que los
237
edificios de iglesias, como los conocemos hoy, llegaran a existir. Un amigo de Pablo llamado
Filemón alojaba a la iglesia en Colosas en su hogar (Flm 2).
Y Priscila y Aquila celebraban reuniones de la iglesia en su casa.
«Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que expusieron su
vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias
de los gentiles. Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto,
amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo».
Una cosa es invitar a unos cuantos creyentes con quienes congeniamos socialmente a
nuestra casa para tomarse un café después del servicio de la iglesia. Alojar a todo el cuerpo de
creyentes semana tras semana impondría una carga severa sobre la hospitalidad del cristiano
moderno promedio.
Cuando pensamos en ese tipo de hospitalidad incondicional, es evidente que los
cristianos de nuestros días tenemos mucho que aprender. Pero la Biblia deja en claro que la
que sea « hospedador ». Eso significa que el líder no sólo debe practicar la hospitalidad, sino que
la hospitalidad debe ser parte de lo que lo compone.
Esta enseñanza también es dada a los creyentes comunes, según lo expresa Pablo en
Romanos 12.13: « compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la
hospitalidad ». Aun para determinar si una viuda calificaba para recibir un aporte de la iglesia se
le juzgaba según « si ha practicado la hospitalidad » (1 Ti 5.10).
Pablo también escribió a Tito indicándole que la hospitalidad era requisito para los
como de las acciones de la persona.
238
Pedro también trata con la actitud de hospitalidad cuando añade la frasesita « sin
murmuraciones ». Hay ocasiones en las que individuos inconversos o cristianos carnales se
aprovechan del deseo sincero de un creyente por mostrar el amor de Cristo. Todos llegamos a
sentir que hemos sido «usados» en alguna ocasión. El creyente amoroso y hospedador se siente
tentado a tornarse cínico y duro y a quejarse de la imposición de hospedar.
Las personas del siglo primero ciertamente no eran diferentes que las de hoy. Aun en
aquel entonces, había quienes se aprovechaban de la buena voluntad. Algunos sacaban ventaja de
creyentes sinceros que deseaban hacer lo correcto por medio de alojarse por más tiempo de lo
esperado, o por hacer demandas poco razonables.
Y sabe, fue en el contexto de dar para las necesidades de los hermanos que Pablo hizo
aquella promesa tan conocida a los filipenses: « Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús » (Fil 4.19).
Si siente que otros cristianos tal vez se han aprovechado de usted, sepa que Dios tiene
conocimiento de la situación. Él es más que capaz de compensarle cualquiera pérdida que haya
otros ocasionalmente se aprovechan de nuestras buenas intenciones. El amor es lo que nos
motiva, y nos permite cubrir una multitud de pecados. Ahí aparece esa progresión nuevamente.
1 Pedro 4.10 menciona el siguiente aspecto del servicio cristiano:
«Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios».
El punto clave aquí es nuestra administración de la gracia multiforme (literalmente:
«multicolor») de Dios. Pablo emplea la misma palabra « don » para hablar de los dones
239
espirituales en 1 Corintios 12 y en otros lugares, y la usa en Romanos para hablar del regalo de la
vida eterna.
el contexto de este versículo, se refiere a la multiforme gracia de Dios. De hecho, los vocablos
griegos que se traducen «don» y «gracia» están relacionados cercanamente entre sí y provienen
de una misma raíz. Pablo también establece esta conexión entre «don» y «gracia» en
Romanos 12.6.
«De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de
profecía, úsese conforme a la medida de la fe».
La gracia de Dios es lo que posibilita que recibamos dones espirituales, sean cual fueren.
Por esto es que en 1 Pedro 4.10, Pedro menciona la «multiforme gracia» de Dios.
1, vimos que la palabra que se traduce «multiforme» aparece sólo una vez más en las Escrituras
(1 P 1.6). En aquella oportunidad vimos la frase «diversas pruebas».
Como hemos aprendido, la gracia de Dios puede ajustarse a cualquiera prueba que
Pedro 4.10, Pedro manda que nos ministremos ese mismo don unos a otros. Puesto que es
ser atendido cuando nos ministramos « cada uno… a los otros ».
Pedro también nos dice que ministremos este don de gracia « como buenos
administradores ». Un administrador es uno que gestiona, o un mayordomo, para utilizar otra
palabra bíblica. El término habla de una responsabilidad. Nuestro ministerio unos a otros no debe
240
ser desordenado, sino organizado y eficiente, como corresponde a una buena administración.
hallado fiel. En ese pasaje se habla de la administración de los misterios de Dios.
Tal como Pablo enseñó a los cristianos de Corinto, la enseñanza de Pedro aquí va
totalmente en contra de la idea carnal e inmadura acerca de los dones espirituales que Pablo
afirmaba que existía en Corinto. 1 Corintios 1214 nos revela que los cristianos en Corinto
competían unos contra otros para ver quién poseía los dones espirituales más espectaculares.
eso, debían usar sus dones para ministrarse para la edificación o crecimiento de los demás.
1 Pedro 4.11 concluye esta sección sobre el servicio cristiano y fija la norma para otros
aspectos de ese servicio. El primero tiene que ver con la mayordomía de nuestra boca: « Si
alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios ». Ahora bien, si queremos hablar
hallamos únicamente en la palabra de Dios.
El vocablo que se traduce «palabras» aquí aparece tres veces más en el Nuevo
Testamento. En el sermón que pronunció antes de morir como mártir, Estaban usó este vocablo
para referirse a las Escrituras del Antiguo Testamento.
«Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro
Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis. Este es aquel Moisés que
estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte
Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos» (Hch
7.3738).
Pablo usó este vocablo de la misma manera en Romanos 3.12.
«¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en
241
todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de
Dios».
El uso consistente de este vocablo con el significado de Escrituras es evidente también en
la otra vez que se usa, en Hebreos 5.12.
«Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se
os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios;
y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento
sólido».
En 1 Pedro 4.11, cuando Pedro dice que el que habla debe hacerlo « conforme a las
palabras de Dios », quiere decir que nuestro hablar debe reflejar las Escrituras. Sea cual fuere el
uso que demos a nuestra boca —predicar, enseñar, evangelizar, aconsejar—, hemos de hablar
«conforme» a las Escrituras.
Los demás no necesitan de nuestras opiniones. Necesitan la palabra de Dios. Cuando
hablamos, no importa la forma en la que lo hagamos, hemos de hablar como uno que habla las
palabras mismas de Dios. No hemos de hablar «acerca de» la palabra de Dios, hemos de hablar
«conforme» a la palabra de Dios. ¿Conoce la Biblia suficientemente bien para hablar de esa
manera? Esa es nuestra meta.
Las palabras de Dios son mucho más importantes que nuestras propias vidas o que
nuestras identidades. Pablo resalta este principio de manera sorprendente. Escribe desde prisión y
habla acerca de aquellos que predicaban la palabra en esos días:
«Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se
atreven mucho más a hablar la palabra sin temor. Algunos, a la verdad, predican
a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Los unos
anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a
mis prisiones; pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa
del evangelio. ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o
por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún» (Fil
1.1418).
242
Aun cuando algunos predicaban con pretensiones falsas, Pablo fue capaz de poner sus
sentimientos personales a un lado y aceptar que lo importante es que las palabras de Dios se
palabras lo hacían con motivos incorrectos.
A continuación en 1 Pedro 4.11, el apóstol toca el tema del ministerio: « si alguno
ministra, ministre conforme al poder que Dios da ». Cada vez que usamos nuestra boca para Él,
nuestras palabras deben ser conformes a su palabra. Cada vez que ministramos, y acabamos de
hablar acerca de ministrarnos la multiforme gracia de Dios unos a los otros, debemos hacerlo
« conforme al poder que Dios da ».
Nuestro ministerio nunca debe hacerse en el poder de la carne. La carne es poderosa, y
de Dios el que nos equipa para el ministerio. ¿Es su ministerio tal que la única manera de
las mejores intenciones?
Ahora, consideremos de dónde hemos venido. Hemos de tomar seriamente (con
sobriedad) este asunto de servir al Señor. Esto significa tomar la oración seriamente, o velar en
oración (1 Pedro 4.7).
Por encima de todo, Dios nos manda a que nos demostremos amor unos a los otros.
Entonces nuestro amor cubrirá los inevitables conflictos e irritaciones que se producen al trabajar
juntos. Una forma clave de demostrar el amor es a través de la hospitalidad que proviene de un
243
corazón lleno de amor.
Todo esto nos pone en posición de ministrarnos la multiforme gracia de Dios unos a
otros. Al hacerlo, hemos de saturar nuestra habla con las palabras mismas de Dios y hemos de
ministrar únicamente en el poder de Dios.
en la parte final de 1 Pedro 4.11: « para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien
pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén ».
LA META FINAL DEL SERVICIO CRISTIANO
La última parte de 1 Pedro 4.11 expresa el objetivo final de todo lo que decimos y
hacemos. Hemos de servirle para que él sea glorificado « en todo » en nuestras vidas.
Desgraciadamente, si bien Dios algunas veces recibe la gloria en algunas partes de
nuestras vidas, frecuentemente lo dejamos sin lo que le corresponde. Pero Dios debe ser
glorificado EN TODO. Cuando le glorificamos en todo, Él es el que recibe la alabanza, y le
demostramos que tiene el imperio.
muchas maneras, pero todo por motivos equivocados. En los días de Jesús, los fariseos ilustraban
este problema cuando hacían cosas para recibir alabanza y aplausos de los hombres. Jesús dio
advertencias severas contra ese motivo.
«Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de
otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
244
Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los
hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de
cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa
tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu
Padre que ve en lo secreto te recompensará en público» (Mt 6.14).
El principio del Nuevo Testamento afirma: « Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa,
hacedlo todo para la gloria de Dios » (1 Co 10.31). En Corinto, ¡algunos creyentes participaban
del pan y de la copa de la comunión por los motivos incorrectos!
Pedro concluye con una palabra sencilla, pero cargada de significado: «Amén».
Sencillamente significa: «así sea». Y así debiera ser.
que la razón fundamental sea la correcta: ¡Hagamos todo para su gloria!
CAPÍTULO DIECISÉIS
LOS BENEFICIOS DE UN CORAZÓN SUFRIDO
«Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna
cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los
padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis
con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois
245
bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.
Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.
Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o
por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se
avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo de que el juicio
comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el
fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad
se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? De modo que los que
padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y
hagan el bien» (1 Pedro 4.1219).
Como resultado de haber predicado el evangelio en países de cinco continentes, he
llegado a la conclusión un tanto desalentadora de que los cristianos en Estados Unidos
En la mayoría de las iglesias de los Estados Unidos, todo es «como siempre».
La carta que el Señor envió a la iglesia en Laodicea en Apocalipsis 3.1420, es
sumamente contemporánea. Esta época en la que vivimos se conoce como la era Laodicense de
la iglesia. Ciertamente somos una iglesia tibia, pensamos que somos ricos, y no nos damos
cuenta de que estamos desnudos y padecemos gran necesidad. Para la mayoría de nosotros, morir
por el evangelio de Cristo es una idea que existe únicamente en la historia o en fantasía. Muy
pocos de nosotros nos percatamos o nos importa que la sangre de mártires cristianos se derrama
regularmente por todo el globo terráqueo. En este siglo, un número inmenso de hombres,
mujeres y niños valientes han sacrificado sus vidas por la vida de Cristo.
Como si nuestra ignorancia de estos sacrificios fuera poco, hemos desarrollando este
maravilloso «evangelio de la prosperidad». Por la radio, la televisión y los púlpitos de iglesias
locales escuchamos un mensaje de positivismo empalagoso que lleva a la gente a pensar que si
experimentan dolor y sufrimientos, hay algo drásticamente mal en sus vidas. Se nos dice que si
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tan solo tenemos fe y contribuimos financieramente, podemos esperar que tendremos casas
lujosas, automóviles, prosperidad, buena salud y sonrisas permanentes en nuestros rostros.
enfrentan persecución, la respuesta frecuentemente es un compromiso y devoción serios y
determinados hacia Dios. Su fe se fortalece y sus vidas se enriquecen por ello.
A los cristianos modernos se nos enseña que el dolor y el sufrimiento significan que hay
algo mal en nuestra relación con Dios. Así que cuando hallamos que nuestra vida está en
agitación y sufrimiento, nuestra primera respuesta es preguntar: ¿Qué he hecho para merecerme
esto? En lugar de usar nuestros sufrimientos para crecer y ser conformados a la imagen de Cristo,
sentimos autolástima y dudas.
Es hora de que aprendamos uno de los hechos básicos de la vida: Vivimos en un mundo
repleto de sufrimiento. El sufrimiento ocurre porque nuestro mundo ha sido corrompido por el
sufrimientos.
Este tema del sufrimiento, y la comparación con la cultura de un cristianismo superficial
y tibio que existe hoy día en los Estados Unidos, ha surgido en ocasiones anteriores durante
nuestro estudio de 1 Pedro. Hemos aprendido cómo tratar con algunas de estas cosas desde un
punto de vista bíblica. Pero ahora en 1 Pedro 4.1219, aprendemos que todo esto ocurre para
beneficiar nuestras vidas.
Hay cinco cosas que nos sucederán como resultado del plan que Dios tiene de usar el
247
sufrimiento en nuestras vidas para moldearnos en las personas que necesitamos ser. Observe que
dije que Dios USA el sufrimiento, y no que él está sentado allá en el cielo ideando cómo
hacernos sufrir.
ama lo suficiente como para usar ese sufrimiento para cumplir sus propósitos en nuestras vidas.
LOS SUFRIMIENTOS NOS CONFORMAN A LA IMAGEN DE CRISTO
consuma el matrimonio. Sin embargo, toma muchos años de crecer en intimidad para que la
pareja llegue a experimentar una unidad de emociones y pensamientos. Esa unidad es algo que
solamente puede suceder cuando un hombre y su esposa aprenden a tratar con amor genuino
todos los problemas, pruebas y conflictos que son inevitables en el matrimonio. Esas pruebas son
el pegamento de la relación matrimonial, y son el catalizador para esa extraña reacción química
matrimonial que une a dos personas diferentes en para formar una sola unidad en todos los
aspectos.
Conocemos claramente a partir de Efesios 5 que el matrimonio es un cuadro de nuestra
relación con el Señor Jesucristo. De la misma manera, Dios utiliza las inevitables pruebas y
tribulaciones de esta vida para hacernos crecer y madurar en nuestra unidad con Cristo, y para
que lleguemos a ser « participantes de los padecimientos de Cristo » (1 P 4.13).
248
Hasta los más románticos de entre nosotros saben que hasta los mejores matrimonios
enfrentarán su porción de problemas. No deberá ser sorpresa saber que también habrán
problemas en nuestro andar con el Señor. Jesús mismo nos dijo que así sería en Juan 15.20.
«Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí
me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi
palabra, también guardarán la vuestra».
Pablo tampoco dejó duda alguna sobre los que nos espera a todos y cada uno de los que
deseamos vivir para Dios. En 2 Timoteo 3.12 dijo: « Y también todos los que quieren vivir
piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución ». (No dice «podrían padecer». ¡Es cosa
segura!)
nos halláramos envueltos en alguna prueba de fuego.
«Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna
cosa extraña os aconteciese».
Debiéramos sentirnos sorprendidos si NO experimentamos una prueba de fuego cuando
estamos tratando sinceramente de vivir piadosamente en Cristo Jesús.
A través de muchos años de servir al Señor Jesucristo, puedo decir honestamente que
jamás he conocido a un hombre o mujer que fueran grandemente usados por Dios y que nunca
experimentaran una gran prueba. No ha habido excepción a ese principio en los últimos dos mil
Esta es una verdad muy básica y frecuentemente repetida de las Escrituras.
se hallan en medio del fuego. «¿Qué hice? ¿Cómo pudo Dios hacerme esto? ¡No es justo!»
249
Se cuenta la historia de un hombre que perdió a su hijo en un accidente terrible de
ferrocarril. Un creyente intentó consolar al hombre, que luchaba con una gran amargura.
«¿Dónde estaba Dios cuando murió mi hijo?», demandaba saber este hombre. Con mucha
sabiduría, el otro le respondió: «Imagino que Dios estaba exactamente donde estaba cuando su
propio Hijo murió por nuestros pecados».
No se sienta sorprendido cuando lleguen las pruebas. Llegarán, tan ciertamente como el
sol sale por las mañanas.
Algunos ven en la mención de Pedro de una prueba de fuego una referencia profética al
incendio de Roma ocurrido el 16 de julio del año 64 d.C. Ese incendio marcó el principio de la
persecución organizada de la iglesia, luego que Nerón culpara a los cristianos de aquella
así sea, pero realmente no importa. Cada generación de creyentes bíblicos ha tenido que
enfrentar su propio grupo de pruebas de fuego. Sin embargo, sí hay una referencia profética
particular aquí.
Como hemos mencionado frecuentemente, no olvide que este breve libro de 1 Pedro tiene
una aplicación doctrinal para los judíos en el tiempo de la tribulación venidera. ¡Ni hablar de
pruebas de fuego! ¡La tribulación será la prueba de pruebas!
está por venir: Babilonia la grande.
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con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga. Y los reyes de la tierra
que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán
lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio, parándose lejos por
el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la
ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!» (Ap 18.810)
Ahora bien, si la gracia de Dios es suficiente para cuidar de su pueblo en aquel día
terrible que aún está por venir, ¿no cree usted que Él puede manejar aun sus peores problemas?
¿Está preocupado porque ha habido despidos en la fábrica? ¿Preocupado porque las ventanillas
eléctricas de su auto se han averiado? ¿Está consternada porque la hermana Sara vistió un
atuendo igualito al suyo el Domingo de Resurrección?
lejano y remoto? Aquél fue un tiempo único en la historia, ¿correcto? Eso sencillamente no es
normal hoy en día, ¿no es así?
No mi amigo, ¡usted es el raro! Disculpe mi franqueza, pero espero haber captado su
atención. No sufrir por la causa de Cristo es lo anormal. Es una indicación de que su vida
espiritual está en problemas.
Si está verdaderamente comprometido a ser todo lo que Dios quiere que sea, las pruebas
VENDRÁN. Y cuando vengan, no piense que le ha ocurrido algo extraño. A través de esas
pruebas de fuego aprenderá la realidad del poder y la protección de Dios. Su amor por Jesús
aumentará más de lo que jamás había imaginado que fuera posible.
por una serie de experiencias reveladoras. Unos amigos bienintencionados me instaban a que
tomara a mi esposa y a mis dos hijas pequeñas y me fuera de ese lugar. Nuestras vidas corrían
251
peligro. Eso no podía ser la voluntad de Dios, ¿verdad?
Ah, ¡cuánto nos hemos apartado de la norma divina! Esos tiempos peligrosos en El
Salvador fueron unos de los más difíciles de nuestras vidas, pero también de los más preciosos.
¡No los cambiaría por nada!
A TRAVÉS DEL SUFRIMIENTO SOMOS CONSOLADOS POR EL GOZO DIVINO
En lugar de quejarnos, o de sentirnos sorprendidos, Pedro nos enseña otra respuesta que
debemos tener al pasar por pruebas:
«Sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que
también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría» (1 P 4.13).
Es un gozo ser «participantes de los padecimientos de Cristo». Aun hacia el final de su
ministerio terrenal, el apóstol Pablo expresó su gran deseo de crecer más en esta área.
«A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus
padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte» (Fil 3.10).
¿Quién sufrió más que Pablo durante los años de la iglesia primitiva? Y sin embargo él
añoraba entrar más en « la participación de sus padecimientos ». ¡El rating de Pablo se iría al
suelo si él predicara ese tipo de mensaje por televisión en los Estados Unidos modernos!
Pero espere. Antes de que piense que luego de haber sido apedreado en Listra, Pablo
quedó con algún tornillo flojo en el cerebro, escuche ese mismo testimonio dado por otros.
En Jerusalén, durante los primeros días de la iglesia, Pedro y los demás apóstoles fueron
llamados a capítulo ante el concilio judío:
«Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos
de padecer afrenta por causa del Nombre» (Hch 5.41).
252
También está claro a partir de estos ejemplos que cuando Pedro dice que somos
participantes de los padecimientos de Cristo, él no quiere decir que participamos de su muerte
en la cruz.
La última parte de 1 Pedro 4.13 explica que la razón por la cual nos gozamos es la
expectativa de la venida de Cristo en gloria. Pedro escribió: « para que también en la revelación
es una referencia a la Segunda Venida.
«Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán
todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes
del cielo, con poder y gran gloria».
Verá, hay un principio básico en lo que hemos visto en 1 Pedro 4.13. Si participamos de
los padecimientos de Cristo, ¡también participaremos de su gloria! Con razón Pedro mira al
porvenir a ese tiempo y dice: « para que… os gocéis con gran alegría ».
Esta gran verdad podemos hallarla a través de las Escrituras. Pablo la señala en
Romanos 8.17.
«Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que
padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados».
Pablo regresó a este tema en 2 Timoteo 2.12. « Si sufrimos, también reinaremos con él ».
perseveran en sus sufrimientos y aprenden de ellos:
«Por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y
nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que
también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce
paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no
avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
253
por el Espíritu Santo que nos fue dado».
Aquí vemos no sólo la promesa de gloria revelada en el futuro, sino la obra práctica de
esa esperanza porque el amor de Dios « ha sido derramado en nuestros corazones ».
que la tribulación y las pruebas no debieran sorprendernos. Pero consideremos estas palabras
clave que hallamos en 1 Pedro 4.13: « gozaos », « gocéis », « alegría ».
¿Qué cosas caracterizan su actitud al enfrentar las pruebas? ¿Existe un gozo profundo a
pesar de las circunstancias? ¿O hay autolástima, enojo, amargura, dudas y depresión?
A TRAVÉS DEL SUFRIMIENTO SOMOS CORONADOS
CON EL ESPÍRITU DE GLORIA Y DE DIOS
1 Pedro 4.14 es la continuación del contexto que vimos en el versículo 13:
«Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso
Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es
blasfemado, pero por vosotros es glorificado».
Si demostramos la actitud de la que habla Pedro, Cristo será glorificado en nuestras vidas
según su Espíritu glorioso repose sobre nosotros. La idea no se aleja mucho de la imagen de la
nube de gloria que descendió sobre el tabernáculo en el Antiguo Testamento.
1 Corintios 6.19 nos dice que en el caso de los creyentes en Jesucristo, nuestros cuerpos
son el templo del Espíritu Santo. Es nuestra humildad y confianza en Dios durante los tiempos de
pruebas de fuego lo que da por resultado que la presencia del Dios viviente tome control
completo de nuestras vidas.
254
Esteban probablemente es el ejemplo clásico de lo que Pedro habla. Él predicó el
evangelio con osadía, soportando la persecución y tribulaciones de frente a una oposición
creciente por parte de los líderes espirituales de su pueblo. El rostro de Esteban daba evidencia
visible de la presencia y del poder de Dios en su vida.
«Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su
rostro como el rostro de un ángel» (Hch 6.15).
Lo mismo puede decirse de Pablo. En primer lugar, consideremos algunas de las pruebas
que soportó.
«¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más
abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas
veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres
veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido
naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos
muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi
nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto,
peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos
desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de
otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las
iglesias» (2 Co 11.2328).
¿Alguna vez ha pasado por algo remotamente cercano a esto? Ahora, teniendo las
pruebas de Pablo firmemente en mente, consideremos lo que dice en 2 Corintios 12.9 (mismo
contexto de 2 Corintios 11.2328):
«Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por
tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose
sobre mí el poder de Cristo».
¡El sufrimiento es la fuente del poder! Sin embargo, Pedro firmemente le anexa una
condición en cuanto a la presencia y el poder de Dios, una condición que hemos considerado
previamente.
«Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por
entremeterse en lo ajeno» (1 P 4.15).
255
En otras palabras, cuando suframos, estemos absolutamente seguros de que nuestro
patán, ¡arrégleselas solo!
No muchos de los que están leyendo estas palabras sufrirán las consecuencias de haber
asesinado a alguien o siquiera de ser ladrón. ¿Pero cuántos calificarían como uno que se
entremete en lo ajeno? Pensándolo bien, ciertamente existe una conexión entre entremeterse en
lo ajeno, y el asesinato y robo, ¿no es verdad?
«Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será
culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su
hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano,
será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto
al infierno de fuego» (Mt 5.2122).
Tal vez usted nunca haya sido condenado por homicidio ante un tribunal de justicia, ¿pero
qué de estar enojado en contra de un hermano en Cristo o de un incrédulo? ¿Qué de robarle la
reputación a un individuo por medio de una lengua desenfrenada? Y cuando de los que se
entrometen en lo ajeno se trata, ¿es necesario añadir algún comentario?
como resultado de un pecado específico sin confesar que existe en nuestra vida.
Cuando el corazón de un individuo es recto delante de Dios, puede sufrir con confianza,
sin avergonzarse, sabiendo que Dios recibirá la gloria en última instancia. O, como lo dice Pedro:
«Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por
ello» (1 P 4.16).
Observe la frasesita: «como cristiano». La palabra «cristiano» es un diminutivo de
256
«Cristo». Nuestro sufrimiento debe ser como la de un «cristito», es decir, uno conformado a Su
imagen.
Esta es una de las tres veces que la palabra «cristiano» aparece en la Biblia. La primera
ocurre cuando el término se originó en Antioquía de Siria, en donde « a los discípulos se les
llamó cristianos por primera vez en Antioquía » (Hch 11.26). La otra vez que aparece es en
Hechos 26.28, en donde Agripa dijo a Pablo: « Por poco me persuades a ser cristiano ».
EN EL SUFRIMIENTO SOMOS CONSCIENTES DEL JUICIO DE DIOS
En 1 Pedro 4.1718, la idea nuevamente es que tomemos en serio nuestro servicio al
Señor. Las palabras que Pedro escribe resuenan como las de Ezequiel 9.6:
«Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza
por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el
pecador?» (1 P 4.1718).
La mayoría de las veces que la frase « casa de Dios » aparece en las Escrituras, lo hace en
conexión con la nación de Israel y se refiere específicamente al templo. Hemos comentado en
que el remanente de creyentes en Cristo de la nación de Israel, el pueblo de Dios, experimentará
durante la tribulación venidera.
pueblo. Sin embargo, el creyente neotestamentario de la «Era de la Iglesia» puede aplicar este
257
pasaje a su vida debido a la manera en la cual Pablo define la «casa de Dios».
desarrolla en 1 Pedro 4.1218. Pedro nos exhorta a que tomemos con seriedad genuina lo que
hacemos, porque el juicio viene. Los creyentes nacidos de nuevo no podemos perder nuestra
responsables por el pecado al que demos cabida en nuestras vidas y llevamos las consecuencias
del mismo.
Esto también es lo que Pablo comunicó a los Corintios cuando les habló de la cena del
Señor. Ese es un evento en el cual los miembros del cuerpo de Cristo debemos examinarnos a
pausa para recordar lo que Él ha hecho por nosotros. « Si, pues, nos examinásemos a nosotros
mismos, no seríamos juzgados » (1 Co 11.31).
Aquí es donde el juicio debe empezar con nosotros.
En el Nuevo Testamento vemos algunos ejemplos impactantes de juicios en la casa de
1 Corintios 5, Pablo ordena a la iglesia a tratar con el caso delicado en el cual un hombre sostenía
una relación amorosa abiertamente con su madrastra. Pablo manda a la iglesia a entregar a ese
hombre al diablo para la «destrucción de la carne», si no se arrepentía. Ahora, viendo cómo se
trata con el pecado entre creyentes, Pedro añade:
«¿Cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con
dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?» (1 P 4.1718)
258
Proverbios 11.31 nos enseña básicamente el mismo principio:
«Ciertamente el justo será recompensado en la tierra; ¡Cuánto más el impío y el
pecador!»
Los cristianos hemos sido hechos « justicia de Dios en él » (2 Co 5.21), por lo tanto,
recibimos recompensa « en la tierra ». Este es el principio de la siembra y la siega que hallamos
en Gálatas 6.89, entre otros lugares. Si ese principio es ineludible e irrevocable para los
creyentes, « ¡cuánto más el impío y el pecador! » Cuando nos toca sufrir por Cristo, recordemos
que lo que nos toque sufrir en esta vida es absolutamente nada en comparación con lo que les
espera a los que rechazan el mensaje del evangelio.
Dios no está en deuda con nosotros. Es un privilegio servirle. Él nos ha dado vida eterna
por medio de su Hijo, Jesucristo, y lo que nos toque sufrir es de poca consecuencia en
comparación con la eternidad.
EN EL SUFRIMIENTO NOS ENCOMENDAMOS AL CUIDADO DE DIOS
El sufrimiento es el momento que saca a relucir lo que hay en nuestro interior. El objeto
real de nuestra confianza se hace evidente para todos, porque en el momento de la prueba de
fuego, no hay absolutamente nada que podamos hacer, salvo confiar en Dios, o maldecirle.
Escuche las palabras de Pedro cuando concluye la enseñanza de 1 Pedro 4:
según la voluntad de Dios ». No dice que todas las veces que sufrimos podemos proclamar de
259
manera ciega y fatalista que es «la voluntad de Dios».
La palabra «encomienden» es un término del ámbito de la economía que se refiere a un
depósito monetario que sirve para garantizar que uno llevará a cabo cierta compra. Cuando uno
un pago inicial para garantizar la compra. «Encomendar» es un término que, nuevamente,
cabo.
significado. Cuando Esteban estaba siendo apedreado a muerte, en Hechos 7.59 dice:
«Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu».
La palabra «recibe» equivale a decir: «Señor Jesús, te encomiendo mi espíritu».
Observemos la misma idea en Lucas 23.46:
«Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró».
Aquí vemos la palabra traducida con el mismo verbo encomendar .
La misma actitud que vemos en Esteban y en el Señor Jesucristo también debiera ser la
nuestra. Tenemos la confianza de saber anticipadamente que, con la gracia de Dios, podemos
enfrentar cualquier prueba.
llamados a morir muerte de mártires por nuestro Señor. No podemos hacer nada más ni nada
que Él es un fiel Creador.
260
Puesto que nuestras pruebas son insignificantes en comparación con el sacrificio máximo
que Él ofreció, ¿por qué nos cuesta tanto cederle el control de nuestras vidas? ¿Cuánto más
debiéramos, en las pruebas de la vida cotidiana, encomendar nuestras almas a Aquel que nos
guardar nuestro depósito para aquel día? (2 Timoteo 1.12)
Cuando llegan las pruebas de la vida, descubrimos lo que realmente está en nuestros
corazones. Podría preguntarse cómo respondería si es llamado a dar su vida por el Señor. ¿Le
negaría para escapar de la muerte? ¿Se debilitaría ante el fuego?
Le diré cómo responderá. Responderá exactamente de la misma manera que responde
hoy mismo a las pruebas «menores» de la vida. Si usted no puede encomendarle su alma a Él
ahora, ciertamente no podrá hacerlo cuando esté en juego algo mucho más serio.
de su confianza? ¿Es su fondo de jubilación, su salud, su cónyuge, o es su Señor?
261
CAPÍTULO DIECISIETE
EL CORAZÓN DEL HOMBRE DE DIOS
«Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo
de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que
será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de
ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con
ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado,
sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores,
vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria». (1 Pedro 5.14).
vida diaria. ¿Pero hacia dónde nos lleva esto? ¿Dónde debe empezar? En 1 Pedro 4.17, Pedro
dijo:
«Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza
por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de
Dios?».
Pero el juicio de Dios no sólo debe empezar en la casa de Dios, sino que específicamente
debe empezar por los líderes de la casa de Dios. Los líderes cristianos deberán ser los primeros
que demuestren humildad genuina en sus vidas. Desgraciadamente, lo contrario ocurre con
frecuencia.
Hasta este punto en el presente comentario, nos hemos esforzado por comprender la
personalidad de Pedro y ver la gran transformación que el Señor había obrado en su vida.
262
Podemos ver en la personalidad de Pedro que se revela en los cuatro Evangelios que su
sus lecciones bien. Reconoció que el corazón humilde debe manifestarse primero en aquellos a
quienes se les ha confiado el liderazgo espiritual.
De hecho, el Señor mismo enfatizó marcadamente que la humildad y la actitud de
servicio son los distintivos del liderazgo genuino. Mateo 20.2528 nos narra lo siguiente:
«Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se
enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre
vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será
vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;
como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su
vida en rescate por muchos.»
Previamente, en Mateo 18.4, Jesús también había dicho:
«Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los
cielos».
Con demasiada frecuencia vemos a «líderes espirituales» que se han envanecido con su
toda la atención que reciben sus títulos y su influencia.
Esto no es sólo un desvarío de la época moderna. Personas así son descendientes
espirituales de los escribas y fariseos de los días de Jesús. Ellos y sus descendientes espirituales
representan lo opuesto a todo lo que Jesús enseñó acerca del liderazgo bíblico. Jesús siempre
reservó sus palabras más fuertes para ellos. Aquí tenemos una muestra tomada de Mateo 23.18:
«Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se
sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis,
guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no
hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los
263
hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes,
hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus
filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en
las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas,
y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. Pero vosotros no queráis que os llamen
Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos».
Con este mismo espíritu, Pedro ahora lleva este libro breve a su conclusión por medio de
dirigirse directamente a los líderes de la iglesia. Pedro escribe siguiendo un estilo hombre a
hombre; anciano a anciano.
Aunque le escribe a líderes, no crea que este pasaje no puede aplicársele a su vida,
quienquiera que sea usted. Toda persona es líder de otro. Usted podrá pensar que es «sólo una
de maneras que tal vez no perciba plenamente.
EL HOMBRE DE DIOS TIENE CORAZÓN DE PASTOR
Al tratar con los dos primeros versículos de 1 Pedro 5, es necesario que de inmediato
respondamos algunas preguntas. Para empezar: ¿quién es un anciano?
«Anciano» es una de tres palabras que se usan de modo intercambiable en el Nuevo
Testamento para referirse a líderes espirituales. Las tres palabras son: anciano, pastor y obispo.
del mismo individuo.
líderes espirituales. Abarcan títulos que van de «pastor», «ministro», «predicador», «anciano»,
264
«profeta», «obispo», «reverendo», hasta «papa». Si estos títulos son importantes para usted,
probablemente le ofenderé con lo que estoy a punto de mostrarle de la Biblia, sin importar el
fondo del cual provenga usted. Pero procuremos mantener una mente abierta y prestemos
atención a lo que la Biblia dice.
La palabra «anciano» tiene raíces en el Antiguo Testamento. En Números 11.1617
Moisés nombró a setenta ancianos que le ayudaran en la administración de la nación de Israel.
allí en adelante, los ancianos eran líderes en la nación de Israel. Aun en los tiempos del Nuevo
la palabra «anciano» pasó de modo natural a ser utilizada comúnmente para hablar de los
hombres con madurez, experiencia y sabiduría dentro de la iglesia.
Al principio, la palabra «anciano» probablemente se utilizó de manera informal. Pero
intercambiable con las palabras «pastor» y «obispo», como veremos.
La palabra «anciano» habla de la persona: su madurez, experiencia, sabiduría y
responsabilidad. No deberá ser un novato, o creyente nuevo, según 1 Timoteo 3.6.
265
una región o un grupo de pastores o de iglesias.
La otra palabra, «pastor», habla de la función del oficio, lo que el hombre hace. Debe
«pastorear» la grey de Dios.
La razón por la cual digo que estos tres títulos se emplean de modo intercambiable es
porque ese es precisamente el modo en el cual se usan en 1 Pedro 5.14. Pedro empieza
dirigiéndose a los ancianos, y dice que él mismo es anciano con ellos. En el segundo versículo,
dice a los ancianos que se encarguen de la grey «cuidando» de ella. Ese término proviene de la
misma palabra que en otras partes se traduce «obispo». El anciano debe cuidar, administrar y
supervisar al pueblo de Dios.
el idioma griego y en muchos idiomas vivientes de la actualidad, ese es el significado. El anciano
los pastores » en 1 Pedro 5.4.
Hechos 20 nos da otro ejemplo el uso intercambiable de estos términos. En Hechos
en Hechos 20.28, les dice que miren por « todo el rebaño », lo cual claramente habla de la labor
de un pastor. Pero en el mismo versículo Pablo dice que ellos han sido puestos por «obispos» o
supervisores de ese rebaño, el cual él define como la «iglesia del Señor».
El uso de estos tres términos para describir a un mismo individuo no debiera parecernos
extraño, puesto que hacemos lo mismo hoy. Soy «padre» de mis hijos, «esposo» de mi esposa,
«hijo» de mis padres y «pastor» de mi iglesia. Los diferentes títulos sencillamente describen
266
aspectos diferentes de la responsabilidad de un mismo hombre en un ministerio clave de cada
iglesia local.
Pedro mismo es un caso de estudio de las actitudes necesarias para llevar a cabo la labor
de este ministerio, si observamos detenidamente sus palabras en 1 Pedro 5.1. Observemos aquí
Doce. Sin embargo, exhorta a estos ancianos, y afirma que él es anciano con ellos. Aunque era
un apóstol, también ocupaba una posición de liderazgo en su iglesia local.
Pedro también nos muestra que un anciano debe dar testimonio. Dice que es un « testigo
de los padecimientos de Cristo ». Pedro había sido testigo de los padecimientos terrenales de
Cristo, y de sus propios padecimientos, al identificarse con su Señor. Un pastor no sólo es uno
que recibe toda la gloria y es servido por los que están bajo su autoridad, sino que es un testigo
de los padecimientos. Un líder en la iglesia de Jesucristo paga un precio de sufrimiento.
Adicionalmente, Pedro es un hombre de esperanza, cuando dice que es « también
participante de la gloria que será revelada ». Pedro, junto con los apóstoles Jacobo y Juan,
también fue testigo ocular de la gloria del Cristo resucitado en aquel monte cuando Jesús se
transfiguró (Mt 17.19, 2 P 1.1618).
Ahora, en 1 Pedro 5, él mira al futuro, al momento cuando nuevamente verá a su Señor
en la gloria de su venida. Conectando esta declaración con el testimonio que da Pedro de los
por la causa de Cristo siempre resulta en gloria. (Comparemos la misma enseñanza en 1 P 1.711,
3.1822 y 4.13.)
267
Ahora tenemos la identidad del anciano del Nuevo Testamento. Es un obispo y un pastor.
Con esta información en la mano, podemos comparar las Escrituras con las Escrituras para
determinar qué debe hacer este líder espiritual.
¿Cuál es el trabajo de un pastor? Debe « apacentar la grey de Dios » (1 P 5.2, Ez 34.23, 1
Co 3.2). Debe conducir, o guiar a las ovejas (Sal 23.3, Jn 10.34). Protege a las ovejas (Sal
23.45, Hch 20.2829, Jn 10.1115). Esto lo hace como uno que vela por las almas que les han
sido encomendadas a su liderazgo (He 13.17). Su meta final es equipar y madurar a los santos a
fin de presentarlos al Príncipe de los pastores (Ef 4.1113).
Un aspecto final que podemos observar antes de seguir adelante es la multitud de veces
la palabra con su concordancia. Esto nos habla de la necesidad del trabajo en equipo, pero no
significa que la iglesia local deberá ser supervisada o pastoreada por un comité. Los concilios o
comités siempre aparecen en la Biblia con una connotación negativa.
Dios obra en la iglesia local a través de un hombre que se ha entregado a Él para ser su
instrumento. Pero el hombre de Dios deberá rodearse a sí mismo por un equipo de colaboradores,
en donde él es el primero de un grupo de iguales, no como un dictador egoísta, sino como un
ejemplo personal de lo que significa servir a Cristo. Es un pastor que pastorea a las ovejas y
pastorea a los otros líderes también.
Son muchos los pastores principales que ven a los miembros de su personal como
empleados desechables, en lugar de consiervos que también necesitan crecer en la gracia y el
268
de Cristo.
tiene la responsabilidad de ejercer funciones pastorales hacia los que estén bajo su liderazgo,
quienquiera que sean.
Todo lo que se ha dicho en cuanto a 1 Pedro 5.12 se aplica a todo creyente en el cuerpo
de Cristo. Una vez que comprendemos esto, llegamos a entender que la lista de características
que aparecen en 1 Timoteo 3 y en Tito 1, que califican a un hombre para el liderazgo espiritual,
son requisitos para todo creyente que desee ser usado por Dios. Estas características son el
«equipo básico estándar» para todo el que ocupe un puesto de liderazgo, y deben ser deseados
por todos los creyentes (1 Ti 3.1).
EL HOMBRE DE DIOS TIENE UN CORAZÓN HUMILDE
En 1 Pedro 5.23 hallamos una serie de tres contrastes que demarcan el corazón humilde
de un líder eficaz. Ya hemos visto una demostración de la humildad del mismo Pedro en la forma
en la cual se dirige a sus compañeros ancianos. Ahora le vemos describir con claridad lo que se
necesita para tener un corazón humilde en el liderazgo.
El líder espiritual eficaz es uno que acepta su puesto con humildad. Supervisa a la grey
motivación interna, en lugar de externa, para el ministerio. No es un voluntario que considera
que está ayudando a Dios, o haciéndole un favor. Eso lo sabe, pero Dios ha puesto una carga
269
ineludible en su corazón. Pablo lo describe de esta manera en 1 Corintios 9.16:
«Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta
necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!»
En esta manera, el poder NO corrompe y la autoridad NO se le sube a la cabeza. Pablo
reconoció que no tenía alternativa. Era un instrumento escogido de Dios (Hch 9.15). Él podría
haber ejercido su libre albedrío y rebelarse contra Dios. Pero sabía que si iba a ser usado por
lo que era por la gracia de Dios (1 Co 15.10). Era predicador del evangelio como resultado de
una motivación interior que Dios había colocado en lo profundo de su ser. No era por deseo de
servir a hombres, ni por un deseo de agradar a sus padres, ni por ser una decisión de carrera
personal.
La pasión dada por Dios por el ministerio elimina la razón de jactarnos de nuestros
logros. El ministerio no era algo que a Pablo le convencieran que hiciera. Nadie tuvo que
animarle para que siguiera adelante. No se mantuvo activo en el ministerio por temor a que
alguien le viera como un fracasado. ¡Pablo no tenía alternativa! La motivación estaba DENTRO
de él.
Dijo en 2 Corintios 5.14 que « el amor de Cristo nos constriñe ». En otras palabras, el
amor de Cristo mantenía a Pablo en el ministerio, y esa era toda la motivación que necesitaba.
El líder espiritual eficaz no es motivado por recompensas terrenales. Hace lo que hace
« no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto » (1 P 5.2). No lo hace por el dinero.
Muchos pastores hoy día determinan su siguiente pastorado sobre la base del salario,
prestaciones o planes de jubilación, en lugar de por la guía del Espíritu Santo. Tienen una
270
profesión agradable y nítida, en lugar de un ministerio dado por Dios.
Como requisito para todos los que anhelan el liderazgo espiritual, Pablo también
menciona « no codicioso de ganancias deshonestas » en 1 Timoteo 3.3. Esto era mucho más que
palabras para Pablo. Cuando ministraba en Corinto, trabajó como fabricante de tiendas para
mantenerse, debido a la inmadurez de los corintios que fallaron en darle apoyo financiero a su
ministerio (Hch 18.13, 1 Co 9.1318).
Esto no significa que el pastor no debiera esperar un salario de la iglesia local que
pastorea. En 1 Corintios 9.118, Pablo da cinco razones buenas por las cuales debiera esperar que
la iglesia en Corinto le apoyara.
para que supla nuestras necesidades. Esto se llama humildad. Refiriéndose al apoyo misionero
que había recibido de la iglesia de los filipenses, Pablo dijo:
de vida a su nivel de ingresos, en lugar de buscar otras oportunidades que le permitieran
mantener un estilo de vida más elevado.
Algunos grupos hacen alarde del hecho de que sus líderes espirituales no son pagados.
271
Pero recibir pago no es el asunto. El asunto es que se necesita una actitud que sirve a Dios con
ánimo dispuesto, con o sin la promesa de recibir sustento de la congregación.
reciben de predicar y enseñar en conferencias especiales en otras iglesias. Ciertamente no hay
nada antibíblico en esa práctica.
Dios sabe que la mayoría de las iglesias no proporcionan a sus pastores un estilo de vida
de abundancia. Sin embargo, predicar es lo que un pastor debe hacer bien, y no tiene nada de
malo ser bien pagado por ello, según vimos en 1 Corintios 9.
Cuando me convertí en el pastor del Kansas City Baptist Temple de Kansas City,
Missouri, llegué a un acuerdo con los líderes de nuestra iglesia mediante el cual yo le entregaría
ganar un poco más de dinero.
Ellos a su vez me prometieron un salario adecuado para mi familia. Pero esa no es la
razón por la cual acepté ser pastor. Ni siquiera hablamos del salario sino hasta después de que
provisto lo que necesito, y siempre lo hará. Si Dios continúa decidiendo que lo hará a través de la
iglesia, le alabaré por ello. En caso contrario, Él proveerá igualmente, y yo igual le alabaré.
El líder espiritual eficaz es aquel que guía por el ejemplo de su vida piadosa, no por
fuerza. Guía « no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo
ejemplos de la grey » (1 P 5.3).
272
La imagen de un pastor que maneja su iglesia como un dictador de mala muerte sobre una
una descripción particular.
mandamientos de las Escrituras:
espiritual de su vida, y no de un título ni de grados académicos. Cuando un pastor deja de vivir
una vida ejemplar, debiera dejar de apacentar la grey de Dios.
La palabra que se traduce «ejemplo» significa «molde». Un pastor no sólo es una
de su rebaño puede verterse, de modo que ese miembro puede emerger de aquel molde mejor
equipado para servir a Dios.
el molde a partir del cual se debe formar todo el rebaño.
¡Qué responsabilidad tan inmensa!
273
El respeto por el pastor se gana, no se exige. El pastor que continuamente tiene que
recurrir a declaraciones tales como: «Soy el pastor de esta iglesia, y harán lo que digo», es uno
que ya ha perdido su autoridad.
Es como el esposo que continuamente saca a colación Efesios 5.22 ante su esposa,
diciendo: «Mujer, la Biblia dice que debes someterte a mí, y soy la cabeza de esta casa».
Tal esposo no se ha dado cuenta que si estuviera cumpliendo sus responsabilidades de
amar a su esposa como Cristo ama a la iglesia, lo más probable es que ella lo seguiría hasta lo
último de la tierra.
Un pastor que vive una vida piadosa y que tiene el poder de Dios sobre su vida, será el
tipo de hombre que otros desearán seguir.
EL HOMBRE DE DIOS TIENE UN CORAZÓN FIJADO EN LA PROMESA DE GLORIA
El pastor que debe servir como ejemplo para la iglesia de Dios es uno que ha fijado su
corazón en el futuro, en la Segunda Venida de Jesucristo, el Príncipe de los pastores que
ovejas ». Aquí en 1 Pedro 5.4, es el « Príncipe de los pastores ». ¡Es Jesucristo, el Rey de gloria!
El pastor cuyo corazón permanece enfocado en este príncipe de los pastores es uno que
tiene la promesa de recibir una « corona incorruptible de gloria » (1 P 5.4). Esto significa que la
corona (o recompensa celestial) es incorruptible. La palabra misma proviene de la flor de
amaranto. Escuche este concepto en 2 Corintios 3.711, 18:
274
«Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los
hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la
gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria
el ministerio del espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria,
mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que
fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más
eminente. Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que
permanece… Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un
espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma
imagen, como por el Espíritu del Señor.»
Como siempre, las palabras precisas de 1 Pedro 5.4 son importantes. Pedro no dice que
estos ancianos fieles recibirán una «corona gloriosa», sino una «corona de gloria». La misma
gloria de Dios será nuestra corona, tal como Adán y Eva estaban vestidos con la luz de la gloria
de Dios antes la caída (Sal 104.2). Jesús dijo, cuando oraba por sus discípulos en Juan 17.22:
«La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos
uno».
No hay satisfacción igual a la de ser usado como el instrumento de Dios. La
responsabilidad del liderazgo es monumental, pero también lo es la promesa de la recompensa.
La clave del liderazgo espiritual es la misma que hemos visto aplicada a otras áreas de la vida.
La clave es sencillamente aprender a depender únicamente de Dios (humildad), y no fiarnos de
nuestra propia prudencia, talentos y habilidades. ¡De seguro no es una reacción natural! Pero
durante tiempos difíciles. El pueblo de Dios necesita líderes humanos fieles cuya eficacia es
resultado resulta de depender únicamente de Él. ¡Ese es un molde que nunca se desgastará!
CAPÍTULO DIECIOCHO
ÚLTIMAS PALABRAS FAMOSAS
275
«Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros,
revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los
humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte
cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene
cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo,
como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid
firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en
vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a
su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él
mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el
imperio por los siglos de los siglos. Amén. Por conducto de Silvano, a quien
tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente, amonestándoos, y testificando
que ésta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis. La iglesia que está en
Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan.
Saludaos unos a otros con ósculo de amor. Paz sea con todos vosotros los que
estáis en Jesucristo. Amén» (1 Pedro 5.514).
Es necesario que procuremos no olvidar la esencia de este libro al acercarnos al final de
nuestro estudio. Como documento histórico, 1 Pedro nos da un testimonio asombroso del poder
de la gracia de Dios que desarrolló humildad en un personaje tal como Simón Pedro.
que se convertirán de manera espectacular y que reconocerán a su Mesías en un día futuro
cuando Dios nuevamente tratará directamente con su pueblo escogido.
podemos aplicar a nuestras vidas personales, según permitamos que Dios nos transforme por
medio de la presión de padecer pruebas, tal como transformó a Pedro.
A través de este libro hemos estudiado esperanza, santidad, obediencia, sumisión y
servicio. En 1 Pedro 5.514, los últimos versículos de este libro, nuevamente veremos referencias
a todos estos temas. Mi oración es que su vida sea transformada luego de haber meditado en las
276
palabras de Pedro en las Escrituras.
Para organizar lo que examinaremos, dividamos estas últimas palabras de 1 Pedro 5 en
tres partes: unos consejos directos, un consuelo maravilloso y una conclusión reconfortante en
cuanto a ciertos individuos e iglesias clave. Empecemos con el consejo de Pedro.
EL CONSEJO DE PEDRO:
SOMETEOS A HERMANOS MADUROS
la iglesia. Ahora vuelca su atención a los «jóvenes». ¿Quiénes son estos «jóvenes» a los que
Pedro manda a que estén « sujetos a los ancianos »? (1 P 5.5).
Se ha escrito una cantidad copiosa de material inconcluso en comentarios de la Biblia
buscando identificar a estos «jóvenes». ¿Acaso son los «laicos»? ¿Podría esto referirse a
ministros de menor edad? Algunos opinan que esto se refiere al «grupo de jóvenes» de la iglesia.
Uno de los principios básico para comprender la Biblia es considerar las palabras dentro
del contexto en el cual se las usa. El contexto aquí sugiere varias cosas. Observemos en primer
lugar que la palabra que aparece en 1 Pedro 5.5 es «ancianos», no «anciano». Esto implica que
Pedro no está usando la palabra para referirse a un líder espiritual reconocido oficialmente, o el
«anciano» de la iglesia local. Está hablando de manera más amplia a los hermanos «ancianos»
del cuerpo, lo cual ciertamente incluiría a los pastores nombrados. En tal caso, «jóvenes» se
refiere a los individuos más jóvenes que el grupo de «ancianos».
277
¿Sencillo, verdad? Usualmente así es. El uso de «jóvenes» aquí incluye a todos los que
jóvenes.
Pedro enseña que debemos sujetarnos a los que son cristianos más espiritualmente
maduros, los que poseen la experiencia, el andar con Dios y el conocimiento de la Biblia para
guiarnos tanto por sus palabras como por sus acciones.
Dios es un Dios de orden. Consistentemente establece una estructura para la autoridad
humana. Tiene un orden para el hogar y otro para el gobierno humano. Y ha establecido un orden
para la autoridad dentro del cuerpo de Cristo.
la autoridad. En muchas parte del mundo vemos una reconstrucción de la situación que existió en
los días del libro de Jueces, en la cual « cada uno hacía lo que bien le parecía » (Jue 17.6). Esta
situación promete empeorar, y no mejorar, conforme se vaya aproximando el tiempo de la
tribulación, el cual el libro de Jueces representa.
La única manera en la cual se puede mantener el orden en las iglesias en estos últimos
días es mantener el respeto por el orden de autoridad establecido por Dios, en lugar de que cada
uno de nosotros viva como su propia autoridad.
Pero no perdamos de vista que el mandamiento de sujetarse no es sólo para los
«jóvenes». Pedro continúa diciendo: « y todos, sumisos unos a otros ». Esta cadena de mando no
funciona sin que exista un respeto genuino por todos en la iglesia, al margen del puesto que
ocupen en la cadena de autoridad.
278
Frecuentemente olvidamos que aquel pasaje en Efesios 5.22, en donde se le dice a la
esposa que se someta a su propio marido, empieza con esta declaración de Pablo:
«Someteos unos a otros en el temor de Dios» (Ef 5.21).
La sumisión es una calle de dos sentidos, pavimentada con el respeto mutuo. La mejor
definición de la sumisión nos la da Pablo:
humildad bíblica.
«…revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los
humildes.» (1 P 5.5).
Pedro obtiene estas palabras de Proverbios 3.34. Santiago utiliza estas mismas palabras
en Santiago 4.6. Puesto que Dios no desperdicia espacio en su Biblia, podemos estar seguros de
que esta verdad es extremadamente importante, ya que se afirma en repetidas ocasiones.
La exhortación no es que nos SINTAMOS humildes, sino que nuestras acciones estén
arraigadas en humildad. Debemos llevar la humildad como una vestimenta. La humildad viene
con el « nuevo hombre» del cual los cristianos debemos vestirnos, según Efesios 4.24.
Cuando reaccionamos con nuestro orgullo, estamos nadando contra la corriente divina. Él
resiste a los soberbios. Pero cuando reaccionamos a las pruebas de la vida con humildad,
reconociendo nuestra dependencia de Él solamente, Él responde por medio de darnos más gracia.
Imagine la aplicación profética a los judíos recién convertidos durante la tribulación.
279
Ellos estarán «expatriados» (1 P 1.1) y dispersos por todo el mundo, operando con un sistema de
ancianos, tal como en los días de la antigüedad (Os 2.1415, Mi 7.1415) y buscando con
anticipación la aparición del Príncipe de los pastores.
SOMETEOS A DIOS
1 Pedro 5.67 es una de esas declaraciones absolutamente majestuosas de las Escrituras
que capturó mi atención hace ya muchos años y me llevó a descubrir el papel que juega la
humildad en 1 Pedro y en mi vida.
«Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere
tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de
vosotros» (1 P 5.67).
Esta es la base sobre la cual aplicamos la humildad en todas nuestras relaciones
interpersonales.
Dios puede llenar un vaso que ya está lleno». Si su «vaso», su vida, está lleno de usted
enfocándose en sí mismo, no hay espacio para la plenitud de Dios (Ef 3.1421, especialmente el
v. 19).
Jesús nos enseñó la abnegación en Juan 13.45:
280
una humildad verdadera». Pensemos sobre eso por un momento.
Humillarse bajo la poderos mano de Dios significa reconocer su soberanía. Su mano es
hay razón por la cual no debamos postrarnos ante sus pies en sumisión genuina.
a su cuidado todo poderoso.
Hemos visto que el liderazgo espiritual no es una dictadura, y Dios tampoco es un
gobernante duro. La autoridad de Dios se debe a que « él tiene cuidado de vosotros » (1 P 5.7).
Ese cuidado se hace evidente en la última frase de 1 Pedro 5.6, la cual expresa el deseo de Dios
para con nosotros. Él no quiere abatirnos, sino que hace lo que hace « para que él os exalte
cuando fuere tiempo ». Lo único difícil de esa afirmación es « cuando fuere tiempo ». El
calendario de Dios frecuentemente no coincide con nuestras demandas carnales, pero el debido
tiempo vendrá.
«Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (Mt
23.12).
Luego, la referencia que Pedro hace a la poderosa mano de Dios en 1 Pedro 5.6 sugiere
tres cosas: soberanía, fuerza y seguridad. ¿Por qué no echar todas nuestras cargas sobre Él? (1 P
5.7) ¿No es una tontería que los creyentes estemos ansiosos y afanados? Estas cosas no tienen
cabida en la vida de un creyente que comprende la humildad bíblica. El afán es innecesario. El
su cuidado amoroso y su poder. El afán es una manera de decirle a Dios que Él no sabe
verdaderamente lo que está haciendo.
281
«Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará» (Sal 37.5).
Mateo 6.2534 es el pasaje definitivo de la Biblia sobre el afán.
«Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias».
SED SOBRIOS Y VELAD
1 Pedro 5.8 estalla como un trueno en una biblioteca.
«Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar».
No se distraiga buscando formas devocionales sencillas para aplicar este principio de la
humildad a sus luchas diarias. Esta declaración remacha nuestra atención al hecho de que
estamos en medio de una guerra espiritual antigua que es asunto de vida o muerte espiritual.
282
Pablo describe esta guerra espiritual junto con la armadura y armas poderosas de Dios en Efesios
6.1218.
En 1 Pedro 5.8, Pedro quiere que seamos sobrios —cuerdos, serios, en control total de
todos nuestros sentidos—. Y que velemos —estemos conscientes del peligro espiritual, alerta
como si estuviéramos de guardia—.
Habiendo observado de primera mano a participantes de una guerra, puedo dar testimonio
no combatientes que se encuentran en una zona de guerra nunca pueden descuidarse. Deben estar
en alerta de continuo.
Cuando nos convertimos en cristianos, nos convertimos en soldados en una guerra
espiritual. Hemos de estar en alerta roja, en el estado más alto de preparación en todo momento.
Tenemos un adversario. Es el diablo, Satanás, el arquitecto de todo lo que es malo. Él no
es una caricatura que aparece en latas de atún o en frascos de salsa picante, sino que es un ser
viviente, una persona.
que este es aquel mismo acusador de los hermanos que se menciona en Apocalipsis 12.10:
impostor más grande de toda la historia. Merodea a su presa como un león.
El león depende de su rugido para intimidar y aterrar a su presa. La tribu Masai del África
283
oriental ha aprendido que la forma de tratar a esta bestia es enfrentarla cara a cara y no retraerse
se dé a la fuga, se sorprende al ver a una criatura que no se retrae. Aprovechando el titubeo del
león, el cazador masai puede usar su lanza para matarlo y sobrevivir al encuentro.
Cuando Daniel se halló en el foso de los leones (Dn 6), el ángel de Dios no les quitó las
garras a los leones, sino que cerró sus bocas.
Recordemos siempre que Satanás es un enemigo derrotado. Su rugido es su arma más
poderosa. Solo puede capturar y destruir el terreno que un creyente haya cedido.
Reconozca la seriedad de esta lucha. Manténgase alerta en todo momento. No permita
mano de Dios. « Resistid al diablo, y huirá de vosotros » (Stg 4.7). Esto lleva a la siguiente
instrucción que Pedro nos da.
ESTAD FIRMES
«Al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van
cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo» (1 P 5.9).
No monte una ofensiva contra el diablo; resístale.
Pero es necesario que nos sometamos a Dios antes que podamos resistir al diablo. De
orden son idénticos.
«Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Stg 4.7).
284
Esta resistencia al diablo se hace « en la fe » (1 P 5.9). Hemos de estar firmes en nuestra
« en la fe » por medio de vencer cada tentación con palabras específicas de las Escrituras. La
palabra de Dios es la « espada del espíritu » (Ef 6.17). El buen soldado debe conocer su arma y no
tener temor de usarla. Digámoslo de otra manera: CUALQUIER soldado, bueno o malo, que
sobrevive a un combate cuerpo a cuerpo, es uno que conoce su arma y sabe usarla.
Qué trágico es que la mayoría de los creyentes de la actualidad son ignorantes cuando se
dispare por mí!
En el mismo aliento, Pedro dice en 1 Pedro 5.9:
«Sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en
todo el mundo».
En el ardor de la batalla, algunas veces nos sentiremos tentados a ser los únicos que
hagamos es algo que ha sido comprobado en el campo por incontables santos a través de los
siglos. Pablo dijo:
«No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no
os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar» (1 Co 10.13)
¡No hay nada que pueda padecer que esté incursionando en terreno desconocido! Sólo
manténgase firme, resista al enemigo en la fe y sepa que se ha encomendado a la soberanía,
285
fuerza y seguridad de la mano poderosa de Dios.
EL CONSUELO DE PEDRO
A través de los siglos desde la ascensión de Cristo, estas palabras han sido una bendita
consolación y seguridad para los creyentes en la Biblia en todas partes:
No es el Dios de alguna gracia, de mucha gracia, ni de suficiente gracia, sino el Dios de TODA
gracia. Eso incluye gracia para salvar, gracia para santificar, gracia para fortalecer, gracia para
apoyar y cualquier otro tipo de gracia que pudiera pensar o imaginar.
También aprendemos en el versículo 10 que el Dios de toda gracia nos ha llamado a su
la cual nos afiliemos. La fase final de nuestra salvación, como hemos visto, es la glorificación.
En comparación con la eternidad, lo que nos toque enfrentar en esta tierra tiene duración
insignificante. Y en comparación con los padecimientos que nuestro Señor soportó, nuestras
pruebas son insignificantes. Nada que podamos sufrir aquí perdurará, ¡pero la gloria de Dios es
eterna!
286
Como señalamos previamente, toda injustica, toda prueba, todo padecimiento que
experimentemos por causa de Él será repagado al «perfeccionarnos» (hacernos madurar), y por la
últimas moriría muerte de mártir, ¡pero qué poder tenía! ¡Qué gloria tendrá! ¡Y qué poder y
gloria tendremos si tomamos las palabras de Pedro de corazón y seguimos su ejemplo de
humildad y sumisión a Cristo!
Pedro ciertamente comprendió esto. Él lleva esta epístola a un crescendo por medio de
exclamar en 1 Pedro 5.11: « A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén ».
HERMANOS FIELES, IGLESIAS ESCOGIDAS E HIJOS EN EL MINISTERIO
«Por conducto de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente,
amonestándoos, y testificando que ésta es la verdadera gracia de Dios, en la cual
estáis» (1 P 5.12).
HERMANOS FIELES
« Por conducto de Silvano » significa que Pedro había dictado esta epístola a Silvano
quien la escribía, práctica común en aquellos días. Pablo hacía lo mismo (Ro 16.22). El nombre
por profetas del Antiguo Testamento, tales como Jeremías (Jer 36.4).
287
Además, según la costumbre de esos tiempos, Silvano habría entregado la carta
personalmente. Esta epístola fue escrita con un griego tan pulido que los eruditos han tenido
muchas incógnitas al respecto, opinando que semejante elocuencia estaría fuera del alcance de un
pescador comercial sin educación como lo era Pedro. Todo eso se explica, por supuesto, por lo
que leemos en 1 Pedro 5.12.
Al mismo tiempo que menciona a Silvano, Pedro describe de manera explícita el
propósito por el cual ha « escrito brevemente ». Su propósito es amonestar y testificar. Eso
ciertamente corresponde con lo que hemos visto.
pruebas de los siete años de tribulación que están por venir, estos creyentes judíos tengan la
confirmación de que « ésta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis » (1 P 5.12).
Silvano es la forma romana de escribir el nombre Silas, y es el mismo Silas que fuera
líderes de la iglesia en Jerusalén (Hch 15.22). También se nos dice que era profeta (Hch 15.32).
Al igual que Pablo, era ciudadano romano, un privilegio poco común en aquel tiempo (Hch
16.37). Podemos ver en los primeros versículos de cada epístola que participó también en la
redacción de las dos epístolas a los tesalonicenses.
Ahora consideremos la lección objetiva que esto nos da. Aquí tenemos a un hombre
pescador comercial sin estudios. ¿Podría pensar en una mejor ilustración de las lecciones sobre
humildad que hemos visto en 1 Pedro?
288
Aquí tenemos un compañero íntimo del Apóstol Pablo que no puso a Pedro en contra de
Pablo. Amaba a estos dos varones y se sometió a los dos. Era leal y también responsable. Y no
sólo eso, Pedro lo describe como un hermano fiel a los destinatarios de su carta.
¡Con razón Pedro le llama un « hermano fiel »! ¿Tiene usted un hermano fiel semejante?
Si no, probablemente es porque usted mismo no ha sido un hermano fiel para otro.
IGLESIAS ESCOGIDAS
una iglesia, porque en este versículo solamente aparece la forma femenina del pronombre «tú»
en griego.
Como siempre, no existe razón legítima para abandonar lo que dice el castellano
claramente en la ReinaValera 1960. No es nada raro escuchar a una persona referirse a una
iglesia como si fuera una mujer, como una «dama» o algo semejante. En Efesios 5.2332, Pablo
su esposa.
En todo caso, en una sección dedicada a enviar saludos personales, sería poco razonable
limitar a Pedro a un uso estrictamente técnico de una palabra, sin otorgarle la misma libertad
literaria que empleamos en nuestras propias conversaciones casuales.
Pedro acaba de describirse a sí mismo como un anciano o pastor (1 P 5.1). Lo más
289
probable es que « la iglesia que está en Babilonia » era la iglesia en donde era anciano. ¡Pero la
frase en 1 Pedro 5.13 abre una caja de pandora teológica! ¿Qué significa «Babilonia»?
El debate se centra en determinar si Pedro está hablado de una Babilonia literal, o si
emplea esta palabra de manera simbólica para hablar de Roma. Por supuesto, a la Iglesia
a fin de poder justificar su postura como padre de los papas.
Si usted ha llegado hasta el final de este libro, para ahora ya sabe que mi propósito no es
enredarme en disputas teológicas, ni tratar de resolver un asunto por medio de efectuar una
encuesta de eruditos. Así que no dedicaremos mucho tiempo a mover y remover los argumentos
a favor y en contra de una Babilonia literal. Existen muchos libros en los cuales se puede estudiar
este tema.
Sin embargo, hay ciertas cosas que me resultan evidentes con una aplicación sencilla de
los principios antiguos de estudio de la Biblia. Permítame explicar brevemente por qué no me
cabe duda de que cuando Pedro dice «Babilonia», lo que quiere decir es «Babilonia».
Está claro que Babilonia aparece como ciudad clave a través de la Biblia, y que también
se la usa para representar una religión pagana, sin Dios. También sabemos que Roma es otra
ciudad clave en el estudio de la Biblia.
apóstata del anticristo que se menciona en Apocalipsis 17, en donde a esa ciudad se le llama
escribió el Apocalipsis, alrededor del año 90 d.C., y este concepto no habría sido comprendido
290
por Pedro cuando escribió 1 Pedro, unos treinta años antes. Hasta ese momento, Roma siempre
era Roma en las Escrituras.
Algunos señalan varios pasajes de los profetas que hablan de la desolación total y final de
Babilonia, y explican que el juicio de Dios ya ha sido ejecutado, y que Babilonia ya había sido
totalmente destruida y nunca más ha sido habitada.
Sin embargo, la historia está en conflicto con este punto de vista, y da testimonio de que
Un examen detenido de las profecías del Antiguo Testamento mencionadas previamente revela
que por su contexto, esta desolación total y completa de Babilonia sucederá en una fecha futura.
es que el contexto inmediato aquí en 1 Pedro no es simbólico.
La Biblia debe entenderse de manera literal hasta que sea imposible hacerlo. Existen
pasajes en los cuales se hace evidente el uso de licencia literaria y lenguaje (tal como cuando se
habla de la salida del sol para describir la venida de Cristo) y pasajes en los cuales la Biblia
misma indica que el pasaje es simbólico.
Las otras referencias geográficas que hallamos en esta epístola son literales. No existe
razón para creer que este caso es una excepción, a menos que, por supuesto, estemos buscando
bíblica en lo absoluto y ciertamente tampoco hay evidencia histórica convincente que nos
291
indique que Simón Pedro jamás hubiera llegado a Roma.
Pedro y los santos en Babilonia eran «elegidos juntamente» con los lectores de esta
epístola (1 P 1.2). Consulte nuevamente nuestra discusión del tema de la elección en ese
versículo, y recuerde que los creyentes en Jesucristo en todas partes compartimos una relación de
familia, porque tenemos a un Padre en común y una elección en común.
HIJOS EN EL MINISTERIO
en la época en la cual escribió 1 Pedro. Al enviar los saludos de Silvano y de la iglesia en
en Hechos 12.12, y también se le conoce como Juan Marcos.
Juan Marcos tenía muy buenas conexiones con la iglesia primitiva. En Colosenses 4.10
de la iglesia, quien junto con Pablo realizó aquél primer gran viaje misionero, partiendo de
Antioquía, como se registra en Hechos 13. Pero Juan Marcos también tenía una relación íntima
es hijo de Pedro en el ministerio, de la misma manera que Timoteo lo era de Pablo (1 Ti 1.2).
Tener un hijo en el ministerio es el epítome del propósito del ministerio. Los creyentes
hemos de reproducirnos. Hemos sido llamados a llevar fruto.
Muchas iglesias y líderes seculares se dejan llevar por el poder y la autoridad de la
292
posición que ocupan. No delegan, no entrenan y no encargan a otros con responsabilidades, y
temen darle espacio a Dios para que obre en las vidas de otros.
Viven según el antiguo adagio: «Si quieres que quede bien, hazlo tú mismo», cuando
debieran estar viviendo según el consejo de 2 Timoteo 2.2.
«Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean
idóneos para enseñar también a otros».
Pedro y Pablo conocieron la satisfacción de ver sus vidas reproducidas en las vidas de sus
hijos en el ministerio. ¿Quién es el fruto de tu ministerio?
Juan Marcos también es una excelente ilustración viviente del resultado del crecimiento
espiritual y la humildad. Este es el mismo Juan Marcos que salió junto con Pablo y Bernabé en
«regresó a casa con mamita» (Hch 15.3639).
De hecho, Juan Marcos fue causa de una seria disputa entre Pablo y Bernabé cuando se
particularmente compasivo, quería darle al joven una segunda oportunidad. Pablo estaba
convencido de que Marcos no tenía lo que se necesitaba para ser misionero. Terminaron
separándose en dos equipos: Pablo con Silas y Bernabé con Juan Marcos (Hch 15.941).
refiere de Marcos en 1 Pedro 5.13 muestra que Marcos estuvo dispuesto a enfrentar su fracaso,
levantarse y seguir adelante por medio de depender únicamente de Dios, y como resultado de
ello, estableció un testimonio nuevo.
Aun Pablo, años después, recapacitó y tuvo la entereza suficiente de ver lo que Dios
293
había hecho en la vida de Marcos. En 2 Timoteo 4.11, Pablo dice que Marcos es «útil» para él en
el ministerio. Cuando experimentemos la agonía y la humillación de la derrota, se necesita
humildad bíblica para levantarnos y depender de Dios plenamente para poder seguir adelante.
Pedro concluye esta carta pidiéndoles a sus lectores del primer siglo que se saluden con
« un ósculo de amor », una costumbre particular de aquellos tiempos. Aun hoy día, en muchas
partes del mundo, las personas se saludan unas a otras con un beso en la mejilla.
Jesús dijo que el mundo conocería que somos sus discípulos si nos tuviésemos amor los
unos con los otros (Jn 13.35).
Con mucha frecuencia el mundo ve a los cristianos continuamente murmurando,
«ósculos» o besos. Entre los creyentes de hoy día, somos más propensos a darnos el «beso de la
muerte» que un «beso de amor».
« Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesucristo », es como Pedro concluye en 1
Pedro 5.14.
Pablo habla en Romanos 5.1 de tener « paz con Dios » por haber sido justificados por Dios
por medio de la fe. Pero Pedro se dirige a los que ya están « en Jesucristo ». Pedro desea que estos
hermanos tengan « la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento », de la cual Pablo escribe en
Filipenses 4.7.
Esa paz es el fruto que resulta de clamar y aprovechar la gracia de Dios para que él obre
una humildad verdadera y bíblica en nuestras vidas.
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de los lectores, según creamos las palabras de Dios que hemos estudiado y las apliquemos a
nuestras vidas.
Que el título de este libro, La Humildad y Cómo la Obtuve , sea más que una expresión
humorística acerca del libro que usted dice en broma que está escribiendo. Que la humildad
bíblica y verdadera se torne en el testimonio de su vida, como lo era en la vida de Pedro.
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