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En los últimos años, el Perú ha tenido una época de bonanza económica que ha
surgido gracias a un buen manejo de la política económica. Esta expansión trajo
consigo un crecimiento económico exponencial y ocasionó que las familias
tengan mayor capacidad de compra; las cuales decidieron gastar su excedente
en vehículos para así tener una mejor calidad de vida y posicionarse en un mejor
estado socioeconómico. “Para darnos una idea, en el 2012 se vendieron más de
190 mil vehículos en el país, según la Asociación de Representantes
Automotrices del Perú (ARAPER)”. La mayoría de estos automóviles se quedan
en Lima. El problema del excesivo volumen del parque automotor ha sido
ocasionado por la poca capacidad profesional de las personas encargadas de
manejar las municipalidades de los distintos distritos de Lima.
REVISIÓN DE DATOS
Para explicar mejor el problema, ahora mostraremos algunos datos estadísticos
en la siguiente tabla tomada desde la página del MTC, para explicar mejor el
problema del cual estamos tratando de solucionar.
– Av. Grau
– Carretera Central
– Panamericana Sur
– Evitamiento
– Vía expresa
– Panamericana Norte
– Av. Faucett
– Plaza Grau
Haciendo referencia a lo anterior, en una entrevista del diario Perú 21, Rolando
Arellano, Gerente General de la consultora Arellano Marketing, opina que la
capital peruana no está en capacidad de controlar este excesivo crecimiento del
parque automotor. Para él, en vez de obras, “lo que hace falta es una
adecuada planificación del transporte”, o tener soluciones
creativas: “En La Molina, por ejemplo, hay un carril que cambia de sentido en
determinado horario. Allí no se ha tenido que hacer una gran inversión”, refirió.
Siguiendo con la entrevista, Arellano Marketing ha realizado una investigación
sobre esto, por lo cual realizó una encuesta entre conductores, policías y
peatones en donde se pregunta “¿Cuál es la razón más importante del
problema?”. Los datos recogidos se muestran en las tablas a continuación:
Los conductores particulares se creen los dueños de las pistas, cuadran donde
quieren, no respetan las señales de tránsito, etc; en conclusión, porque no saben
y no quieren hacerlo.
Por último, los conductores públicos – combistas – necesitan llenar una cuota
diaria de pasajeros y de dinero, por lo que harán entrar a todos los pasajeros de
la forma que sea, no quieren respetar las señales de tránsito ni los paraderos, se
cruzan por todos los carriles, manejan por los carriles que quieren, etc; en
conclusión, porque no saben, no quieren y porque no pueden.
Por otro lado, se planteó una generación de alternativas para cada individuo,
llegando así a plantear la solución que cada uno debería de tener para que el
estado se aleje cada vez más a las soluciones de los ciudadanos y estos tengan
participación en búsqueda del bienestar. Además deberían preocuparse por
mejorar la señalización. Como se puede entender, una buena señalización es
vital para mantener las rutas no solamente transitables sino que también
seguras para los peatones y conductores por igual. Además existen diversos
ejemplos de que una buena señalización induce a un mejor comportamiento de
los peatones y conductores (como por ejemplo entre Callao y Lima o en distintas
ciudades de Chile). Asimismo una buena señalización debería en teoría evitar el
uso de policías de tránsito, ya que estos eran utilizados cuando la señalización
era mala.
Para empezar, los policías deberían de dejar de aceptar coimas para que los
conductores se tomen en serio la señalización y se den cuenta que las multas
deben ser pagadas por haber cometido alguna infracción.
CONCLUSIONES
Para las conclusiones generales, creemos que el mejor enfoque es darlo desde la
perspectiva de la doctrina social, es decir, conclusiones que sirvan para el
bienestar como sociedad. Para analizar este problema, el mejor método es el
sistémico, al igual que lo hace la doctrina social de la iglesia, es decir, de manera
indisciplinar ya que si lo analizáramos del otro método podríamos llegar a una
aporía (callejón sin salida).
Con respecto a la justicia, claramente vemos que las personas que quebrantan la
ley no reciben el castigo correspondiente ya que el país es corrupto y tanto los
jueces como las autoridades no aplican la ley correspondiente. Es por esto que,
al no haber una correcta gestión del sistema judicial, la gente hace lo que quiere.
Por otro lado, está el tema de la vindicación, cuando alguien rompe la ley o me
cierra con el carro, querré hacer lo mismo y buscaré una “venganza” hacia el que
me lo hizo.
La visión de las empresas de las combis no deberían de tener como fin exclusivo
lucrar, sino también mejorar al chofer como persona y, por ende, preocuparse
por el bienestar social y el bien común de las personas que van en las vías.
Deberían de capacitarlos y ayudarlos a crecer en virtudes y valores; más no solo
exigirles una cuota diaria de pasajeros y/o ingresos.