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Introducción
Como seres humanos, somos los más racionales de todos los seres creados del
mundo. Por maravillosos que sean, los perros, las ranas las orugas y los asnos no
tienen nuestra capacidad de razonar.
No obstante, aun con todas nuestras capacidades de lógica y racionalidad, también
somos seres emocionales. Se podría alegar, justificadamente, que las
emociones rigen nuestra vida más de lo que la razón lo hace, o podría
hacerlo.
Las emociones son buenas; sin ellas, apenas seríamos humanos. (¿Qué clase de
personas no conocen el amor, la compasión, la simpatía, el temor o la tristeza?) Los
robots son capaces de actuar sin emociones; nosotros jamás podríamos hacerlo.
Por supuesto, viviendo en un mundo de pecado, nuestras emociones a menudo nos
generan gran dolor. La enfermedad, la guerra, la pobreza, los desastres naturales, la
inseguridad económica, los problemas de familia ¿cómo no podrían causar temor,
tristeza y pena, que nos son tan familiares?
Hoy, estamos separados por miles de años del “árbol de la vida” (Gén. 2:9). Nuestro
ADN se ha debilitado. Somos mercadería dañada y, en oposición a los mitos de la
evolución, solo estamos empeorando.
Nuestro tema de esta tarde se titula “Emociones el enemigo interior”. No es extraño,
que el pecado también haya cobrado su tributo sobre nuestra salud emocional. Muy
a menudo, en vez de controlar nuestras emociones, ellas nos controlan, a nosotros
aun hasta el punto de impulsarnos a tomar decisiones radicalmente equivocadas,
que nos producen todavía más dolor y pena. Afortunadamente, no siempre debe ser
así. El Señor tiene algo mejor para nosotros.
Esta tarde consideraremos las emociones y como ellas afectan a nuestro organismo
consideraremos también personajes bíblicos, concentrándonos en sus reacciones
emocionales a lo que les sucedía, cosas buenas o malas, y nos haremos esta
importante pregunta: ¿Qué podemos aprender de sus experiencias que nos pueda
ayudar con las nuestras? Por ultimo veremos principios bíblicos acerca de la
manera en que podemos comprender nuestras emociones y buscar el poder de Dios
para ponerlas bajo su amante soberanía.
1. ¿Que son las Emociones?
Definición
Las emociones son impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción
automática provenientes de la evolución natural.
La raíz etimológica de la palabra “emoción” proviene del Latín Emovere = molestar,
mover. Mover el cerebro o el alma; se refiere a la agitación producida por ideas,
recuerdos, sentimientos o pasiones, especialmente la que se manifiesta por
conmoción orgánica más o menos visible.
Las emociones favorecen o dificultan nuestra capacidad de pensar, de planificar, de
acometer el adiestramiento necesario para alcanzar un objetivo… y en este mismo
sentido, establecen límites a nuestras capacidades mentales innatas y determinan
así los logros que podremos alcanzar en nuestra vida.
Creo que muchas veces confundimos los “sentimientos” con las “emociones” y se
usan indistintamente. Según el Diccionario de la RAE un sentimiento es el “estado
afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente”.Por su
parte, una emoción es la “alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o
penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática”. Los sentimientos
son más duraderos, y las emociones son alteraciones del ánimo que
son pasajeras.
Primarias
Ira: rabia, enojo, resentimiento, furia, exasperación, indignación, acritud,
animosidad, irritabilidad, hostilidad, odio, violencia.
Tristeza: aflicción, pena, desconsuelo, pesimismo, melancolía, autocompasión,
soledad, desaliento, desesperación y en caso patológico, depresión grave.
Miedo: ansiedad, aprensión, temor, preocupación, consternación, inquietud,
desasosiego, incertidumbre, nerviosismo, angustia, susto, terror y en el caso
psicopatológico, fobia y pánico.
Alegría: felicidad, gozo, tranquilidad, contento, beatitud, deleite, diversión,
dignidad, placer sensual, estremecimiento, rapto, gratificación, satisfacción,
euforia, capricho, éxtasis y encaso extremo, manía.
Secundarias
Amor: aceptación, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, devoción,
adoración, enamoramiento y ágape.
Sorpresa: sobresalto, asombro, desconcierto, admiración.
Aversión: desprecio, desdén displicencia, asco, antipatía, disgusto y repugnancia.
Vergüenza: culpa, perplejidad, desazón, remordimiento, humillación, pesar y
aflicción.
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