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Arquímedes

(Siracusa, actual Italia, h. 287 a.C. - id., 212 a.C.) Matemático griego. Los grandes
progresos de las matemáticas y la astronomía del helenismo son deudores, en buena
medida, de los avances científicos anteriores y del legado del saber oriental, pero también
de las nuevas oportunidades que brindaba el mundo helenístico. En los inicios de la época
helenística se sitúa Euclides, quien legó a la posteridad una prolífica obra de síntesis de los
conocimientos de su tiempo que afortunadamente se conservó casi íntegra y se convirtió en
un referente casi indispensable hasta la Edad Contemporánea.

Pero el más célebre y prestigioso matemático fue Arquímedes. Sus escritos, de los que se han
conservado una decena, son prueba elocuente del carácter polifacético de su saber científico. Hijo
del astrónomo Fidias, quien probablemente le introdujo en las matemáticas, aprendió de su padre
los elementos de aquella disciplina en la que estaba destinado a superar a todos los matemáticos
antiguos, hasta el punto de aparecer como prodigioso, "divino", incluso para los fundadores de la
ciencia moderna. Sus estudios se perfeccionaron en aquel gran centro de la cultura helenística que
era la Alejandría de los Tolomeos, en donde Arquímedes fue, hacia el año 243 a.C., discípulo del
astrónomo y matemático Conón de Samos, por el que siempre tuvo respeto y admiración.

Herodoto
(Herodoto o Heródoto; Halicarnaso, c. 484 a.C. - Turios?, c. 426 a.C.) Historiador griego,
el primero del mundo occidental.

En los nueve libros que componen su obra, titulada Historias, Herodoto narró
detalladamente el decurso de las Guerras Médicas (Grecia frente al todopoderoso Imperio
persa), que terminaron con la victoria de los griegos sobre Darío el Grande y su hijo Jerjes.
Aunque un sentido moral y religioso orienta su relato, en el que se intercalan frecuentes
excursos descriptivos y etnográficos sobre los pueblos bárbaros, ya la misma Antigüedad
supo apreciar la novedad y el valor de su obra, y otorgó a Herodoto el título de padre de la
historia.

Biografía

Herodoto nació en Halicarnaso (actualmente Bodrum, pequeña ciudad turca del Asia
Menor) en fecha incierta, probablemente hacia el año 484 antes de Cristo. La colonia dórica
de Halicarnaso se hallaba por aquel entonces bajo dominio persa y era gobernada por el
tirano Ligdamis; los padres de Herodoto eran, por consiguiente, súbditos del Imperio persa,
pero en sus venas corría sangre griega, y de hecho es probable que la familia perteneciese a
la aristocracia de Halicarnaso.

Cuando todavía era un niño, y con motivo de una revuelta contra Ligdamis en la que murió
Paniasis, tío o primo del futuro historiador, la familia de Herodoto hubo de abandonar su
patria y dirigirse a Samos. Allí pudo Herodoto tener un contacto más estrecho con el mundo
cultural jonio. Según la tradición, fue en Samos donde aprendió el dialecto jónico en el que
redactó su obra; pero los investigadores modernos han comprobado que este dialecto era
empleado también comúnmente en Halicarnaso.

Galileo Galilei
La revolución científica del Renacimiento tuvo su arranque en el heliocentrismo de
Copérnico y su culminación, un siglo después, en la mecánica de Newton. Su más eximio
representante, sin embargo, fue el científico italiano Galileo Galilei. En el campo de la
física, Galileo formuló las primeras leyes sobre el movimiento; en el de la astronomía,
confirmó la teoría copernicana con sus observaciones telescópicas. Pero ninguna de estas
valiosas aportaciones tendría tan trascendentales consecuencias como la introducción de la
metodología experimental, logro que le ha valido la consideración de padre de la ciencia
moderna.

Por otra parte, el proceso inquisitorial a que fue sometido Galileo por defender el
heliocentrismo acabaría elevando su figura a la condición de símbolo: en el craso error
cometido por las autoridades eclesiásticas se ha querido ver la ruptura definitiva entre
ciencia y religión y, pese al desenlace del proceso, el triunfo de la razón sobre el
oscurantismo medieval. De forma análoga, la célebre frase que se le atribuye tras la forzosa
retractación (Eppur si muove, 'Y sin embargo, la Tierra se mueve') se ha convertido en el
emblema del poder incontenible de la verdad frente a cualquier forma de dogmatismo
establecido.

Galileo Galilei nació en Pisa el 15 de febrero de 1564. Lo poco que, a través de algunas
cartas, se conoce de su madre, Giulia Ammannati di Pescia, no compone de ella una figura
demasiado halagüeña. Su padre, Vincenzo Galilei, era florentino y procedía de una familia
que tiempo atrás había sido ilustre; músico de vocación, las dificultades económicas lo
habían obligado a dedicarse al comercio, profesión que lo llevó a instalarse en Pisa.
Hombre de amplia cultura humanista, fue un intérprete consumado y un compositor y
teórico de la música; sus obras sobre teoría musical gozaron de una cierta fama en la época.

Adam Smith
La afirmación de que la economía incide en nuestras vidas y en la marcha del mundo
parece tan obvia en nuestros días que resulta sorprendente, en cambio, constatar la escasa
atención teórica que ha recibido a lo largo de la historia: la ausencia de una reflexión
rigurosa caracteriza el pensamiento económico hasta prácticamente la segunda mitad del
siglo XVIII. Sólo entonces, de la mano de los fisiócratas, se superaron las simplistas ideas
del mercantilismo; y también en esa misma época publicó Adam Smith la obra inaugural de
la llamada «escuela clásica» del pensamiento económico: el Ensayo sobre la riqueza de las
naciones (1776). Con ella adquirió finalmente la economía el rango de ciencia
independiente de la filosofía y la política.
Adam Smith vino al mundo en Kirkcaldy, pequeño pueblo escocés de pescadores, cercano
a Edimburgo, en un día primaveral de fecha desconocida del año 1723, y fue bautizado el 5
de junio del mismo año. Hijo único del segundo matrimonio de Adam Smith, inspector de
aduanas, quedó huérfano de padre a los tres meses. El pequeño Adam creció bajo la tutela
de su madre, Margaret Douglas (hija de un rico propietario de la comarca), a quien siempre
permaneció muy unido.

A los cuatro años vivió lo que parece haber sido la única aventura de su vida: fue raptado
por unos gitanos. Tras una desesperada búsqueda por parte de la familia, el niño fue hallado
en un bosque en el que había sido abandonado por sus raptores. Luego, sin trauma alguno,
continuó siendo un niño bueno, aunque débil y enfermizo, de carácter dulce, prodigiosa
memoria y amor al estudio, excelente alumno de la escuela elemental de Kirkcaldy.

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