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ANALISIS

DEL

JUEGO DE AJEDREZ

LIBRO A PROPOSITO
P A R A QUE PUEDA APRENDER DICHO J U E G O .
, E L QUE LO IGNORE DEL TODO,
SIN N E C E S I D A D D E M A E S T R O

ron

IMttfe mmmti fjRgqntó.

MEXICO.
. T A L L E R D E I M P R E N T A D E L A E S C U E L A D E A R T E S Y OFICIOS

PARA MUJERES.
l a propiedad de la obra es exclusivamente del autor. Esta
primera edición pertenece á los editores.

Biblioteca Central
Univ. Veracruzana
w
m
'RODUCCION

( ^ y A C E tiempo que al ver que en las librerías de México no


se encontraba, con raras excepciones, otra obra sobre ajedrez
que el antiguo é incompleto compendio de Filidor, formamos
e l propósito de escribir un libro, en el cual pudiésomos reunir
las últimas investigaciones hechas en ese entretenimiento, tan
útil como generalizado y provechoso.
L a ciencia del ajedrez, según decia L e i b n i t z , n o solamente
es antiquísima y . l a practican tocios los pueblos cultos, sino
que contribuye á desarrollar las facultades intelectuales, i m -
primiendo en el aficionado el hábito de l a previsión y de l a me-
ditación, tan necesario en l a vida.
L a circunstancia de ser el ajedrez un juego en el cual para
nada entra el azar, sino que por el contrario todo es en él pro-
ducto de l a combinación y del conocimiento, hace que sea con-
siderado como el primero de todos. Combatiendo los ajedre-
cistas con igual número de fuerzas; haciéndose el ataque y l a
defensa sin engaños n i ocultaciones; no habiendo nada en el
ajedrez que no sea noble, ó digno, se encuentra en él sin em-
bargo un atractivo que puede llamarse esencial, y que consis-
te en l a infinita variedad de EUS situaciones; de t a l modo, que

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no seria aventurado asegurar que jamas hallaría una persona
dos partidas idénticas, aunque estuviese jugando muchos años
consecutivos.
No siempre se jugó el ajedrez según se juega hoy: varios
pueblos asiáticos quo lo usan para su solaz desde hace siglos,
pueblos entre los cuales pueden citarse l a Persia, l a India y
la China, colocaban las piezas de una manera diversa á como
se disponen en l a actualidad sobre el tablero; pero consideran-
do que seria difuso é inútil hablar de todas esas diferencias
que y a no pueden tener otro interés que el meramente histó-
rico, nos ceñiremos á explicar todo lo concerniente al juego
de que nos ocupamos, tal como lo ponen en práctica los paí-
ses modernos.
Filidor fué sin disputa el mas notable ajedrecista del siglo
pasado, y á su genio se debió el progreso del juego en una
época en que todos los campeones cif¡aban su orgullo en ha-
03r una defensa dilatada y circunspecta.
Andando el tiempo aparecieron M a c - D o n n e l l en Inglater-
ftt;y Lft-Bourdormaia en'Francia, demostrando algunos erro-
res aceptados como axiomas por Filidor; y en nuestro siglo, j u -
gadores como Cochrane, Allgaier, E v a n s , Cunningham y otros,
han dg&Gubiei-to que el mérito .del ajedrez consiste en el ata-
que, y han croado los célebres gambitos que llevan su nombre.
- . E s a sola oonaideraoion bastaría para evidenciar que los apo-
tegmas del hvjo^de' B r o u x , si bien hay algunos de ellos m u y
respetables todavía, no pueden servir de base para un estu-
dio sólido d',d juogo. Empero, no es ese el único inconveniente
del compendio por Filidor-que anda por nuestras librerías. A
«mas do ser muy deficiente por no contener sino las poca? aper-
turas usadas en su t h m p o , tten© multitud de-erratas, y nn mé-
todo que al añoioando no puede seguir sino can fastidio y can-
IÍ&QOLQ* S i n poner partidas completas como ejemplos; por « i .
contrario, sacando de U Ü solo juego diversas variantes, lleva
la confusión al ánimo del que estudia, sobre todo por él siste-
ma de números seguido en el libro y que fué adoptado anti-
guamente en Francia para indicar las jugadas.
Teniendo nosotros á la vista excelentes obras modernas de
ajedrez, en inglés y francés, tales como Sansón, Basterot,
-Lewis, Lb'wental, Staunton, Labourdonnais, L a Riviere, Saint
Amand, P r e t i y otros, vamos á tomar de ellas numerosos y
completos ejemplos de aperturas, combinaciones, finales y pro-
blemas, anotando y comentando cada jugada que lo merezca,
á fin de que el'lector por menos que conozca el juego, pueda
descifrar l a mas insignificante duda que se le ocurra.
Aunque nuestra suficiencia está muy distante de ser gran-
de, nos basta poseer las publicaciones de consulta referidas,
para que el público mexicano pueda adquirir la seguridad do
que nuestro libro será bastante completo, teniendo la ventaja
de estar escrito en español, para los que no conozcan idiomas
extranjeros.
Otra circunstancia va á tener este volumen, que lo dará un
carácter local ó nacional. Nos proponemos insertar en su opor-
tunidad varias defensas muy aceptables, ideadas por mexica-
nos, y explicar algunas prácticas usadas en México, por lo
que respecta á las leyes del juego, no seguidas en Europa.
También daremos como ejemplos partidas jugadas por hábiles
ajedrecistas de la República, y una colección de estratagemas
ó problemas, originales asimismo de mexicanos.
Y a hemos dicho que no tenemos l a pretensión de ser consi-
derados en este ramo como profesores: nuestra aspiración única
es estudiar el hermoso juego del ajedrez con las personas que
nos presten su estimable atención, y para consegiur el objeto
deseado, procuraremos proceder con mucho órd¿n y con l a ma*
yor. claridad posible.
Se ha creído por muchos que es tiempo perdido el que se em-
plea en estudiar la teoría del juego, y que por lo tanto es mejor
practicarlo que consultar los libros que se ocupan del parti-
cular. Este es un grave error, pues l a experiencia nos ha he-
cho conocer que mas se adelanta con un mes de estudio que con
un aíio de prática rutinaria. Debe considerarse que las juga-
das indicadas como buenas en las obras de ajedrez, son aque*
Has quo han surgido de un análisis durante varios siglos, por
los mas aventajados jugadores; y que lo que hoy podemos l l a -
mar teoría, no es otra cosa que l a misma experiencia de los aje-
drecistas eminentes d6 todas las épocas y de todos los pueblos.
Eso no quita que nosotros aconsejemos, como aconsejamos,
que á la vez quo él aficionado estudie en el toxto, practique
en el tablero con otro aficionado ó maestro, los principios y
las reglas que aprenda, porque ambos sistemas unidos son los
que dan al jugador el conocimiento y la seguridad en las j u -
gadas, así como el golpe de vista que acostumbra á los ata-
ques enérgicos y elegantes, y á las defensas concienzudas y
precisas. U n jugador rutinario, ó formado solo por l a práctica,
nunca pasará do medianía, mientras que el que se proponga
estudiar como es debido, puede llegar á ser un jugador de p r i -
mera fuerza.
E l libro se dividirá en tres partes, y cada una de ellas en
íapítulos. Estas partes serán:
I. — D e las reglas generales y de las aperturas de los juegos.
I I . — D e los finales de partida.
I I I . — D o los estratagemas ó problemas.
DE LAS REGLAS GENERALES
Y D E LAS APERTURAS D E LOS JUEGOS.
CAPITULO I.
DEL TABLERO Y L A S PIEZAS.

E l tablero del ajedrez es enteramente igual al que se usa


para jugar las damas, con la única diferencia de que en las
damas queda casilla negra á la derecha del jugador, y en ol
ajedrez sucede lo contrario.
Compónese el tablero de 64 casillas, la mitad blancas y la
otra mitad negras, alternadas, y distribuidas en ocho hileras
de ocho casillas cada una,
Las piezas son 32, diez y seis blancas y diez y sois negras,
idénticas en todo las unas á las otras.
Esas 16 piezas de que cada jugador dispone, son:
U n rey.
U n a reina ó dama.
Dos torres, llamadas también castillos ó roques.
Dos caballos.
Dos alfiles.
Ocho peones.
E l rey, la dama, las torres, lo.j caballos y los alfiles de cada
jugador, se colocan en la primera hilera, y los peones en la se-
gunda, quedando en consecuencia ocupada la mitad del tablero,
y la otra mitad, que es la del centro, vacía. Se observará este
orden: las torres se pondrán en los extremos, junto á estas los
2
caballos, después los alfiles y en el medio el rey y la dama,
cuidándose eme la dama blanca quede en casilla blanca y l a da-
ma negra en casilla negra.
Para mayor claridad, véase en el siguiente grabado cómo
so han do poner las piezas para comenzar á jugar:

Las piezas marcadas con el número 1 son torres, las marca-


das con cí 2 son caballos,"las señaladas con el 3 son alfiles, las
designadas con ol -1 royes y las que llevan el -5 damas ó rei-
nas. Las otras son peones.
lió aquí la significación do las piezas, en esc verdadero
campo do batalla, que figura todo juego de ajedrez:
E l rey y la reina representan el poder.
Las torres, la artillería y las fortificaciones.
'* Los caballos, casi es inútil manifestar que representan la ca.
ballería.
Los alfiles [llamados en inglés obispos y en francés heos"},
parece que determinan el influjo de la religión on la sociedad
y en todos ios actos de la vida.
Los peones son l a infantería-
Debe observarse que cada pieza blanca está situada en fron-
te de otra pieza igual del juego negro, y que si del lado de oa-
da- roy hay una torre, un caballo y un alfil, sucedo lo mismo
del lado de l a dama. Así es que las piezas se denominan, Lor-
i a del rey, caballo del roy, alfil del rey, torre de la dama, ca-
ballo de la dama y alfil de la dama, según del lado que ostón.
Los peones llevan el nombre de las piezas en fronte de las cua-
les se hallen, por lo que se dice: peón de la torre del rey, peón
del caballo del rey, peón del alfil del rey, noon del" rey, peón
de la dama, peón del alfil de la dama, peón del caballo do la
dama, peón de l a torre do la dama.
Diremos ahora cómo marcha ó camina cada pieza, y el va-
lor respectivo de cada una.
El rey.—Esta es la principal pieza del juego, porque en dán-
dosele jaque mate, concluye la partida, aunque queden mu-
chas ó pocas piezas sobre el tablero.
Marcha en todas direcciones, á derecha y á izquierda, para
adelante y para atrás, no obstante que solo puede dar un pa-
so cada vez que se mueve, pasando de una á otra casilla, y a
sea blanca ó negro. L

La clama 6 reina.—Es la segunda pieza del juego por su i m -


portancia, de t a l manera que puede asegurarse quo cuando
ella es perdida, es muy difícil ganar. Marcha también en to-
das direcciones, pero no'dando un solo paso como el rey, sino
todos los que quiera, á no ser que tenga en. su tránsito pieza
que se lo impida, Puede caminar-por las casillas blancas ó no -

igras, tanto perpendicular, como diagonal y horizontalmento.


Desempeña á la vez las funciones de torre y alfil,'siendo por
lo tanto l a principal pieza de ataque y ña defensa,
El caballo.—Es la úuica pieza que puede pasar por encima
de otra, pues su irregular movimiento es de casilla blanca á
casilla negra, ó a l contrario, no al capricho del jugador, sino
dejando una casilla do por medio al saltar. E n consecuencia,
un caballo jamas podrá ir de casilla blanca á casilla blanca,
ni de casilla negra á casilla negra. Se dirige hacia arriba, h a -
cia abajo, á derecha y á izquierda, E n el siguiente grabado
sé comprenderá mejor lo que decimos: un caballo, situado en
el medio del tablero, está en aptitud de moverse á cualquiera
de las casillas señaladas con el numeró 1.' Obsérvese que es-
tando en casa negra no va sino á casas blancas; si fuese al con-
trario, únicamente podría dirigirse á casillas negras.

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La torre, roque ó castillo.—Camina de abajo para arriba, de


arriba para abajo, de derecha á izquierda y vice versa, dando
los pasos que guste el jugador, siempre que la vía esté franca,
es decir, que no SQ encuentre pieza propia ó enemiga en ei
medio. L a torre, después del rey y de l a reina es la pieza mas
valiosa. Sus movimientos han de ser siempre en línea perpen-
dicular ú horizontal; nunca en sentido diagonal como los alfiles.
El alfil.—Camina diagonalmente de uno á otro extremo del
tablero.
Cada alfil tiene que andar constantemente por un solo co-
lor, y así es que h a y un alfil que siempre está en casilla ne-
gra y otro que está en casilla blanca sin cesar. E s t a os la úni-
ca pieza, por lo mismo, que no puede cambiar do color. E n
cuanto á importancia vale lo mismo que el caballo, es decir,
poco menos que l a torre.
Elpeon.—Marcha en todos casos hacia adelante, sin poder
nunca retroceder como las otras piozas. A l salir puede dar uno
ó dos pasos, según S J quiera, pero después solo podrá dar uno.
Todo peón que llega á la octava casilla, tiene el derecho do
ser convertido en dama 6 en la pieza que convenga pedir.
Aunque el valor de las piezas lo determina el lugar ó posi-
ción que o'cupeu, en lo absoluto üua dama vale dos torres, l a
torre cuatro peones, y el alfil ó caballo tres, peones, poco mas
ó menos. Habrá veces, pues, que sea provechoso sacrificar
una dama por un caballo, por ejemplo, pero como regla gene-
r a l no se debe cambiar una pieza mayor por otra menor.
Reasumiendo Basterot en su Tratado elemental del juego del
ajedrez, el valor de las piezas, dice: « E l alfil 6 el caballo v a -
len un poco mas que tres poenes; dos piezas menores (ó* sean
los caballos y los alfiles), valen una torro y dos peones; la tor-
re equivale á cinco peones; una pieza menor y dos peones pue-
den cambiarse por una torre, la dama por dos torres y un peón,
y las dos torres por tres piezas menores.»
Repetimos que e^tas apreciaciones no son mas que en lo ge-
neral, pues hay ocasiones en que un peón equivale al triunfo.
Los peones fueron llamados por Filidor el alma del juego, y es
u

indudable que quien sabe manejarlos bien, tiene ©n su favor


todas las probabilidades de la victoria.
Y a hemos dicho que en cualquier momento que se dé jaque
mate al ray, se concluyo la partida Sin embargo, como dis-
minuir las fuerzas del contrario es un modo de acercar la vic-
toria, se debe procurar esto, cuando no haya peligro de com-
prometer la posición 6 colocación expedita de las piezas, que
es lo mas importante.
P a r a tomar una pieza, se quita primero la del enemigo, y
se pone en la misma casilla donde dicha pieza estaba, aquella
con quien se toma.
E n el ajedrez nunca es obligatorio cambiar ó tomar piezas;
so toman ó no se toman según conviene, cuando están en la
línea por donde cada una puede marchar. Así, os que la dama,
las torres y los alfiles pueden tomar desde lejos las piezas quo
so hallen on su derrotero, con tal que no haya otras intercep-
tadas, ora sean propias ó extrañas. E l rey no puede tornar
mas piezas que las que se encuentren á su lado abandonadas,
por lo mismo que no le es dable dar mas que un solo paso. E l
peón, aunque marcha de frente, solo puede tomar diagonal-
mente ó de soslayo á las piezas que se hallen junto á él. Cuaiir
do estando un peón en la quinta casilla, saliere uno contrario
dando dos pasos, el primero-.puede tomar al segundo al paso,
6 lo quo es lo mismo, como si no hubiese avanzado mas que
una casilla; esto es enteramente voluntario en el dueño del pri-
mer peón, y on el caso en que so haga, se coloca el peón apre-
hensor, no en la casilla adonde había ido el aprehendido, sino
on aquella adonde hubiera estado, si solo hubiese dado un so-
lo paso. Los caballos pueden apoderarse de todas aquellas pie-
zas que se encuentren á su alcance.
Todas estas explicaciones se ampliarán paiilatum y conve-
nientemente mas adelante,
CAPITULO II.
D E L TECNICISMO O N O M E N C L A T U R A .

lié aquí los términos mas usados on ol juego, y su signi-


ficación:
Apertura.—Modo de plantear un juego, desdo los primeros
movimientos.
Apoyar.—Significa resguardar una pieza con otra, de tal
manera que si la primera jEueso tomada, se pueda aprehender
á la aprehensora con aquella que lo sirva de apoyo. E l roy os
la única pieza que no puede tomar otra quo osté apoyada, por-
que entonces se perdería el rey y con él la partida.
Cambio.—Dícese así cuando se da una pieza por otra.
Cubrir.—Significa quitar la acción de una pieza del ad-
versario sobre una propia, con otra pieza quo so coloca entre
ambas.
Componer.—Palabra que se usa para advertir que so v a á
arreglar una pieza mal puesta, y que no se tiene la intención
de tomarla. Entonces se dice compongo 6 recalzo.
Contar.—Cuando un rey se queda enteramente solo, su due-
ño tiene el derecho do contar cierto número'do jugadas. S i
dentro de ellas se le mata, la partida e3 perdida; si no, nula 6
sea tablas.
Dejar pasar.—Es cuando el peón que se halla en la quin-
ta casilla no quiere tomar al que da dos pasos al salir.
Desembarazar.—Quiere decir la maniobra por medio de l a
cual so facilita una dirección á cualquiera pieza,
Empate 6 tallas.—Como para ganar la partida se necesita
dar jaque mate al rey contrario, si esto no se consigue por nin-
guno de los jugadores, el juego es declarado nulo, tablas ó sea
empate.
L a partida-es nula y tiene que ser terminada en el acto,
sin que la gane ni uno ni otro de los contrincantes, en los s i -
guientes casos:
Primero. Cuando estando solo uno de los reyes, el dueño
del otro rey no da mate en el número preciso de jugadas que
se exige en ciertas ciicunstancias.
Segundo. Cuando hay jaque perpetuo.
Tercero. Cuando ninguno de los jugadores se queda con
suficiente fuerza para dominar á su enemigo.
Cuarto. Cuando uno de los reyes es forzado 6 ahogado.
Quinto. Cuando se persiste en las mismas jugadas por am-
bas partes.
Esto se explicará mejor en la sección respectiva, es decir,
en los finales de partida.
E s bastante claro quo cuando se adquiere l a convicción de
no poder ganar, so debe procurar el empate.
Enrocar.—Llámase así la evolución por medio de l a cual
se trae una do las torres al lado del rey, y simultáneamente
se lleva este al otro lado de donde queda situada de nuevo la-
torro. E l objeto del enroque es resguardar el rey propio y sa-
car l a torre al centro del tablero, pudiéndose así emprender el
ataque con la seguridad de que no corre grave peligro l a prin-
cipal do las piezas.
Para poder enrocar se necesitan varias circunstancias, que
se detallarán en las leyes del juego.
Fegatclo.—Nombre especial que los italianos dan á una
apertura, de la cual hablaremos en su oportunidad.
Eianchetto.—Otra palabra italiana aplicada á un modo de
salir irregular, según el cual se avanzan los peones laterales An-
tes que los del centro, y se sitúan los alfiles en l a seguuda ca-
silla de los caballos. S i esta apertura so hace del lado del rey,
se llama fianchetto del rey, y si del lado opuesto, fianchetto do
l a dama.
Gambito.—Voz derivada del italiano, gambctto, que signi-
fica zancadilla. E l objeto del gambito es regalar algún peón ó
pieza, á fin de ganar prontamente algún tiempo, ó buena posi-
ción. H a y numerosísimos gambitos, que en lo general son co-
nocidos con los nombres de sus inventores. E l gambito se pue-
de aceptar 6 no, y en todos casos, jugándose bien por ambas
partes, no resulta ventaja para el que lo propone ni para el quo
lo acepta. S i n embargo, son tan delicadas y precisas las juga-
das de los gambitos, qué el que equivoquo una sola de ollas
debe perder sin remedio, si el contrario sabe aprovecharse. Los
gambitos pueden dividirse en dos grandes seccionos: del roy
y de l a dama; pero los primeros son los mas numerosos, enér-
gicos y elegantes. Cuando no se acepta un gambito se llama
rehusado, y cuando á un gambito se responde con otro, 6 lo
dá el que no es mano, se dice contra-gambito.
Ganar 6perder tiempo. — A d e l a n t a r alguna jugada, bien para
adquirir cambios ventajosos, bien para aprehender sin sacrificio
alguna pieza, es ganar tiempo; perderlo, es por ejemplo ocupar
una casilla en dos jugadas cuando en una se pudo llegar A ella.
Jaque.—Cuando un peou ó una pieza atactral rey, hay ja-
que: es un aviso que se le da para que se defienda contra el
mate, pues es el ajedrez tan noble que nunca se hiere á l a prin-
cipal pieza del juego sin prevenírselo. Los jaques son única-
mente contra el rey, pues como aunque se pierdan las otras
piezas no por eso se pierde el juego, no es nesesario avisar A
estas cuando son agredidas. E n algunas partes se acostumbra
&&v jaques á l a dama, pero esta prAotioa no se debe seguir', no
solo porque no es de ley, n i se acostumbra en ningún país de
los mas adelantados en el juego, sino porque hay ocasiones en
que se entrega l a reina con cualquiera propósito y si se deja
abandonada á pesar del jaque, el contrario recela de l a entre-
ga, no siendo entonces fácil sorprenderle y desarrollar deter-
minados intentos.
H a y tres especies de jaques, ademas del común ó directo,
y a explicado en l a definición:
Primero: Jaque á la descubierta, que tiene lugar cuando se
quita una pieza que ocultaba á otra, y esta última es l a que
da el jaque.
Segundo: Jaqué doble.—Cuando l a pieza que se descubro '
y aquella que la ocultaba dau jaque a l mismo tiempo.
Tercero: Jaque perpetuo.—Existe cuando el que da jaque
al otro (quo no puede cubrirse n i evitarle por ningún medio)
continúa dándoselo siempre, y la partida tiene que ser abando-
nada como tablas, por no poderla ganar ninguno de los juga-
dores.
Se (HIGOS jaque mate, cuando no solo hay jaque, sino ademas
le es imposible a l atacado salvarse de él.
Dado un jaque, el rey tiene que moverse, interceptar una
pieza entre él y l a que lo ataca, ó tomar la pieza que le hiere,
si está á su alcance y no se encuentra apoyada.
Línea abierta.—Llámase así una hilera directa de casillas
del tablero, en ]p, cual no hay pieza interceptada.
Mano.—Derecho de jugar primero. -
Mate ciego.—El que se hace sin anunciarle, ni haber sido
buscado.
Mate ahogado 6 forzado.—Cuando el rey (sin haber pieza
de su color que jugar) no se halla en jaque y no puede mo-
verse á ningún sitio. Entonces se dice que el rey está forza-
do 6 ahogado y l a partida es nula.
Ocultar.—Se dice así cuando se quita la dirección de una
pieza con otra.
Oposición.-—Llámase poner el rey en oposición, cuando se
encuentra en una línea perpendicular, relativamente al otro
rey, no separándole mas que una casilla.
Peón doblado.—'Es el que llega á estar colocado en frente
de otro peón de su mismo juego. E n general es desventajoso,
porque debiendo estar unidos los peones para ser fuertes, pier-
den esta circunstancia al hallarse doblados, y ademas el quo
está arriba impide su marcha al de abajo. E s malo casi siem-
pre doblar los peones de las torres, pero hay ocasiones en quo
es útil doblar los del centro, sobré todo cuando de esa mane-
ra se expedita el movimiento de alguna pieza.
Peón aislado.—Es aquel que queda solo sin ser sostenido
por otro.
Peón ligado:—Lo contrario del aislado.
Veonptasado.—Aquel que no tieno ninguno contrario delan-
te de él ni en las columnas inmediatas de su dereoha é izquier-
da, de modo que sea preciso una pieza para tomarla é impedir-
le que se corone reina.
Peón de la caperuza.—A veces u n jugador se compromete
á matar á su adversario con un peón determinado, y en casilla
fija.—A ese peón se le envuelve un pedacito de papel en l a ca-
beza para distinguirle, y se llama de l a caperuza \_Pion Coiffe].
S i el que recibe el partido logra apoderarse de ose peón ó ma-
tar al rey contrario, gana. Unicamente puede*perder si se efec-
túan las condiciones expresadas, es decir, si se le mata con ol
peón designado, y en l a casilla señalada para el efecto.
Peón coronado.—El que llega á l a última casilla, pudiendo
ser convertido en reina ó l a pieza que se quiera.
Peón del gambito.—El que se sacrifica para dar lugar a l
mismo gambito.
Posición 6 situación.—-El arreglo mas ó menos ventajoso de
las piezas y de los peones.
Partida con ventaja.-—Dar 6 recibir partido.-—Tiene esto
lugar cuando u n jugador fuerte para equilibrarse con otro dé-
bil se quita alguna pieza de su juego desde el principio, y sin
ella combate en el curso de toda la partida.
Las ventajas mas usadas son estas:—Dar la] salida y qui-
tarse ademas el peón del alfil del rey, que es el lugar mas
vulnerable; dar el mismo peón y dos salidas; jugar sin una tor-
re ó sin un caballo; desprenderse uno de uua pieza y recibir
este del otro el peón y la salida.
Problema.—Posición curiosa, en que hay que acertar el mo-
do de dar mate al rey, en dos, tres ó mas jugadas precisas, cu-
yo número determina previamente el autor del problema. •
Pierde-Gana ó Gana-Pierde.—Jugar con l a condición de
que el que pierda sea el que gane y vice versa. E n ese caso,
hay que obligar al,adversario á tomar las piezas principales,
y á que dé por ultimo mate contra su voluntad. N o está en
uso ese modo do jugar.
Tomar.—Aprehender peones ó piezas, quitándolos del t a -
blero, y poniendo en sus casillas las piezas ó peones con .que
se les aprehende.
CAPITULO III.
D E L O S SIG-NQS Y A B R E V I A T U R A S ,

Filidor señalaba el tablero por medio de ocho letras y ocho


números. X a s casillas de abajo, comenzando do izquierda á
derecha, eran: la primara A , la segunda B , la tercera O, & c ,
hasta la H . Cada hilera de casillas, principiando de abajo pa-
ra arriba, eran A l , A 2 , & c ; B l , B 2 , &c,, y así sucosivamonto
todas, del 1 al 8. De modo que, para indicar quo se movia el
peón del rey blanco dos pasos; deeia: Peón do E 2 á E l . E l
propio movimiento en el peón del rey nogro, lo designaba de
esta manera: Peón de E 7 á E 5 .
E s t e sistema, lo mismo que otro rara vez usado, y quo se
reduce á representar las 64 casillas con G4 números, comen-
zando desde el uno, tiene el inconveniente—como ya, dijimos
— d o ser fastidioso y muy sujeto á equivocaciones. Por lo tan-
to adoptaremos'el método seguido hoy en Francia, en Ingla-
terra y en los Estados-Unidos, cuyo método únicamente con-
siste en llamar á las piezas por su3 nombres, manifestando a
cuál casilla van.
Cada pieza la significaremos con la letra inicial. Así una R
querrá decir Rey; una D , Dama; una T, To?re; *una C, Caballo;
una A , Alfil; una P , Peón.

EJEMPLOS.
J3LANCAS. NEGRAS.

,1^-P 4 R . l — P 4 R,
2—C 3 A R. 2—A 4 A.
Sg traduce de la siguiente manera:

BLANCAS. NEGRAS.

1> jugada.—Peón á la 4fi ca-


silla del rey. L o mismo.
2? jugada.—Caballo & la 3?- A l f i l á l a 4? casilla del otro
casilla del alfil del rey. alfil.

E n resumen, las piezas serán representadas con la primera


de sus letras, y las casillas de las mismas con los números del
1 al 8, contándose en el tablero de abajo para arriba. H a y ,
pues, números en esto orden, pero de una manera muy se-
cundaria.
L a casilla donde está la torre del rey, se llama « 1 * de la
torre del rey;» la que se halla inmediatamente arriba, «2^
de la torre del rey» y así sucesivamente. L a casilla donde está
el rey, so denomina «1? del rey;» l a do arriba «2'^ del rey,» &c.
Esto mismo pasa con todas las piezas.
H a y que hacer otra observación. -Supongamos que se diga
en el libro:

BLANCAS. NECRAS.

P 4 D. P 4 D.

L a traducion literal será:

BLANCAS. NEGRAS.

Peq.a á l a 4$ casilla de la da- Peón á la 4^ casilla de l a da-


ma blanca. ma negra.

Cada jugador en consecuencia cuenta las casillas partiendo


do su mismo juego.
Creyendo y a suficientemente explicado lo anterior, diremos
ló que habrán do significar algunas abreviaturas de que nos
senl forzoso hacer uso.
X — E s t e signo quiere decir que una pieza toma á^tra.
-j*—Que se da jaque.
•j"f—Que es jaque mate.
1—Jugada excelente ó maravillosa.
?—Jugada innecesaria y de objeto inexplicable.
S i , pues, por ejemplo, se dice: P X P , se deberá entender
que peón toma peón, y así en los otros casos.

CAPITULO IV.
D E DAS L E Y E S D E L J U E G O .

Hé aquí las reglas del juego adoptadas por la sociedad ó club


de ajedrez de Londres y que copiamos de l a obra de Filidor
(última edición):
«I. E l tablero debe colocarse de modo que" ambos jugado-
res tengan las casillas blancas á su derecha.
«II. E l que da una pieza debe ser mano, á no convenirse lo
contrario. E n k s partidas iguales, se echa primero suerto pa-
ra la mano, siendo después alternativa.
«III. De olvidar u n peón, ó una pieza, a l comenzar el jue-
go, puede el adversario volver á, comenzar, 6 continuarle, per-
mitiendo se ponga la pieza olvidada.
«IV. S i se hubiese convenido on dar un peón, ó una pieza,
y se olvidase de realizarlo al comenzar, puodo aquel en cuyo
perjuicio recaiga el olvido, continuar el juego ó volverlo á co-
menzar.
«Vi Cuando se toca una pieza ó peón, se está obligado á
jugarla, á no decir recalzo, á no ser que se haya tocado para
componerla por estar mal colocada, lo que se debe advertir así.
«VI. Cuando se toca una pieza del adversario sin decir re-
calzo, este puede obligar á tomarla, y de no poder ser, el que
la haya tocado debe jugar su rey si puede.
«VII. Después de haber soltado una pieza, no puede vol-
verse á tomar para ponerla en otra parte; pero mientras no se
abandone, puede jugarse donde se quiera.
«VIII. S i por equivocación ú otro motivo se hiciese alguna
jugada equivocada, el contrario puede obligar al que la hizo
á que mueva el rey (como en el artículo V I ) , no pudiendo.re-
clamarse ninguna jugada equivocada después de haberle movi-
do el adversario.
«IX. Todo peón que llegue á la octava ó á la última casilla
puede coronarse reina, ó cualquiera otra pieza que se quiera,
aunque subsistiesen todavía todas las piezas.
«X. U n peón tiene el privilegio de dar dos pasos la primera
vez que se mueve; pero en este caso, puede ser tomado al pa-
sar por todo pegn que esté en disposición de hacerlo, si no se
le hubiese adelantado mas que una casilla.
« X I . Cuando el rey enroque no debe saltar mas que dos ca-
sillas, es decir, que la torre con la cual enroca, debe colocarse
en l a casilla inmediata al rey, y este, saltando' por encima, se
colocará al otrojado de la torre.
. « X I I . E l rey no puede enrocar estando en jaque, ni cuando
acaba de moverse, n i cuando sufra un jaque al pasar, n i con
una torre que ha cambiado de sitio; el que enrocare no pudien-
do, tendrá, que jugar la torre tocada, ó el rey, á elección suya.
« X I I I . S i el adversario da jaqu?, sin advertirlo, no hay
obligación de defenderse, y , por consiguiente, puede jugarse
como si no existiese dicho jaque; pero si á la jugada siguiente
lo-advierte, entonces ambos deben deshacer las últimas juga-
das como falsas, y salvar al rey del jaque en que sé halla.
« X I V . S i el adversario dijese jaque, sin darle, y que, por
lo tanto, tocaseis vuestro rey ó cualquiera otra pieza, podéis
volver-á hacer vuestra jugada con tal,que no haya acabado de
hacer su movimiento el adversario.
« X V . Tocando una pieza que no se puede jugar sin poner-
se en jaque, es menester jugar el rey; no pudiendo, no tendrá
l a falta ninguna consecuencia.
«XVI. Cuando no hay nada que jugar y que no hallándose
el rey en jaque, no puede moverse sin estarlo, el juego es empa-
te. E n Inglate'rra gana el juego aquel cuyo rey es empate. E n
Francia y otras naciones, el empate son tablas.
« X V I I . Cuando al concluir una partida se vo que el con-
trario no puede hacer los mates difíciles, como el del caballo
y del alfil contra el rey, el de la torre y del alfil contra la torro,
& c , deben fijarse á cincuenta las jugadas, en cada lado; luego
se reputarán tablas.
<.(.Nota al precepto XI.—El antiguo modo de enrocar'en
muchos países, y que existe aún en algunos puntos, dejaba al
arbitrio del jugador todo el intervalo entre el rey y l a toíre.
inclusive, para colocar en e l l a s dos piezas.
«Debe tenerse en cuenta que para poder enrocar, es indis-
pensable que no haya piezas entre el re}' y la torre con l a oual
se enroca.
cNota al precepto XVI.—-Esta regla se ha establecido por
la decisión de diferentes autores, y se habla señaladamente
de ella en la edición del Catabres, impresa en Londres desdo
1656.»
Hasta aquí Filidor.
"Ahora nosotros vamos á hacer algunas explicaciones, p a r a ¡

que se entiendan bien varios de los anteriores preceptos.


Guando, el rey recibe jaque, y no puede moverse, n i cubrir
el ataque, ni tomar por sí mismo la pieza que lo jaquea, podrá
aún salvarse, teniendo cualquiera pieza en disposición de apre-
hender á la que le da el jaque.
. Pieza tocada, pieza jugada, pieza sentada, no puede ser le-
vantada. Así se dice generalmente para significar que basta to-
car una pieza propia para que haya l a imperiosa necesidad de
moverla, y que abandonándola en cualquiera casilla, y a no se
puede tomar de nuevo para ponerla en otra casilla, hasta que
no juegue el adversario. Asimismo, si se toca una pieza del
contrario, sin advertir que es para arreglarla, se debe forzosa-
mente tomar con la pieza que se pueda, moviendo el rey en
castigo si esto no fuere posible. Igual pena existe en el primer
caso,, es decir, cuando se toca una pieza propia que no puede
ser movida.
r . Está establecido en Europa que todo peón que llegue á l a
8? casilla so corone reina ó la pieza que quiera su dueño, aun-
que este tenga todavía su reina y demás piezas. Esto se ha
resuelto poique un peón en dicho lugar y a no puede desempe-
ñar las funciones naturales de todo peón, y ademas de haber
necesidad de que aquel figure alguna cosa, suele suceder en
no pocos casos, que sea indispensable hacerlo así para no per-
der una partida que estaría ganada con la coronación del peón.
Entonces, como no hay pieza que recuperar, basta señalar el
peón do quo se trata, de cualquiera manera (por ejemplo, en-
volviéndole un pedacito de papel, ó poniendo dos peones j u n -
tos en la misma casilla, ó volteando una torre que esté fuera
del tablero), para quo se sepa que representa la pieza pedida.
E n México, sin embargo, se halla establecida la costumbre
de que ol peón que llegue á su última casilla, solo puede ser
convertido on alguna de las piezas que falten, de modo que
aquí nunca se podrá dar el caso, como en E u r o p a , de que en
un solo juego haya dos damas blancas, tres caballos negros,
&c. Tampoco está, permitido en México poseer dos alfiles en
casilla blanca, n i dos alfiles en casilla negra, sino uno en cada
color. Fúndase ésta práctica on l a consideración do que el
juego jamas debe tener mayor número de piezas- que Jais sá>- ;

turales.
.Aunque dice Filidor que uno de los casos en que nó hay
lugar á enroque, es cuando el rey se acaba de mover, el precép - 1

to debe entenderse así: basta que el rey se haya movido para


que y a no pueda enrocarse en todo el curso de l a partida;
Tampoco hay lugar a l enroque en los otros casos y a especifi-
cados.
E n Europa, solo se cuentan cincuenta jugadas en los mates
difíciles (en Francia sesenta); porque si en los cincuenta movi-
mientos no se logra el mate, es prueba do quo el jugador ignora
el modo de alcanzarlo, y estaría indefinidamente sin terminarse
la partida. Quedándose un combatiente con dama, dos torres,
una torre ó dos alfiles contra el rey solo del enemigo, no se
cuenta, porque siendo'fáciles esos mates, en mayor'ó menor
número de movimientos, todos los jugadores, aunque sean me-
dianos, lo dan. E n México, desde el momento que un rey sé
queda sin una sola pieza, comienza á contar, teniendo que'ma-
tarle su antagonista en número, fijo de jugadas, pues en-cário
contrario l a partida es declarada tablas: con reina hay que dar
mate antes que el rey enemigo cuente doce jugadas, con torro
antes que cuente diez y ocho, con dos alfiles antes de las-trein-
ta y seis y con alfil y caballo antes de las cincuenta, y seis. E l
carácter mexicano, esencialmente generoso, ha querido de esa
manera favorecer al vencido, pero á nosotros nos parece eme
tratándose de u n juego universal como el ajedrez, no es con-
veniente introducir hábitos contrarios á los seguidos: en todo
e l mundo ilustrado.
2;8

E s necesario advertir que según l a costumbre mexicana,


aunque haya varias piezas ademas de l a dama, se cuentan los
mismos movimientos que si estuviese l a dama sola; y que tan-
to es indispensable dar mate en diez y ocho jugadas disponien-
do el que ataca de una torre, como disponiendo de dos y de
otras piezas, con tal de que no exista reina. Esto no nos pa-
rece justo; y nosotros nos atrevemos á proponer que supuesto
que dos torres equivalen á una dama, solo se cuenten doce j u -
gadas en el caso de que el mate se haya de dar con dichas dos
torres.
E n losfinalesdepartida se pormenorizarán mas claramente
todas estas prescripciones; pero desde ahora manifestamos que,
como se principia á contar desde que está solo el rey enemigo,
si un peón ha anclado tres pasos antes de coronarse, esos p a -
sos se tienen en cuenta para el mate; de manera que si se pide
torre, habrá que matar en quince jugadas; si se pide dama,, en
nueve, &o., pues se deducen los movimientos perdidos antes de
obtener la nueva pieza y desde que el rey contrario se quedó
sin peones y sin sus otras fuerzas.
Esas leyes de Filidor, que anteriormente hemos copiado, son
las. mismas, en cuanto á las reglas generales, que en el gran
torneo verificado en Londres, en 1853, se adoptaron después
de concienzudas discusiones, y á propuesta de los eminentes
jugadores Jaenisch, Heydebrand von. D e r L a z a y Stauton.
E n el capítulo V I de oste libro, se verá el «Reglamento, del
Club de Ajedrez" de la Regencia,» en París, y cuyo Reglamen-
to, en el cual están resueltas cuantas dudas puedan ocurrir en el
juego, desearíamos ver definitiva y generalmente adoptado en
México, para que de esa manera hubiera l a uniformidad que
hace falta, y desaparecieran las diferentes prácticas que exis-
ten en nuestro país respectó del asunto.
N o terminaremos estas aclaraciones sin manifestar que aun-
.que .todo peón que avanza hasta su última casilla, puede con-
vertirse en cualquiera pieza, nunca se podrá pedir otro rey
ademas del que.se tiene en el juego.
E l modo de jugar es que cada individuo haga una jugada, al-
ternativamente.

CAPITULO V .
Del modo de estudiar con éxito, de l a urbanidad en el
juego, y de otras consideraciones generales.

Dice Filidor:
«El mejor modo de estudiar con fruto, bien sea solo, ó me-
jor aún entre dos personas que deseen sacar de los-libros ex-
celentes principios sobre l a teoría y l a práctica del ajedrez,
•es ejecutar una tras otra las partidas sobre el tablero, exami-
nar bien cada jugada penetrando su intención; ensayar, en fin!,
cómo jugaría uno en t a l ó cual situación, comparando en se-
guida su jugada con la del autor, é iniciándose en las causas
que hacen esta preferible, en aquel caso. Solo ejercitándose
•así pueden hacerse progresos sensibles; es seguro que a l a vuel-
ta: de algunos meses de uu estudio seguido por este método,
Ee sabrá mucho mas de lo que hubiera podido aprenderse per-
diendo años enteros en jugar á este juego, sin guía y sin prin-
cipios.»
E n estas palabras del eminente Filidor está perfectamente
explicada l a importancia de aunar l a práctica con l a teoría;
So-
pero para que esa práctica sea completamente eficaz, debe pro-
curar todo aficionado, jugar con otro que sepa algo mas que él;
después que se iguale á este con otro superior, y así sucesiva-
mente. D e la continuación en jugar un jugador inferior con
otro mas hábil, resulta generalmente que ambos llegan á tener
la misma fuerza, siendo do advertir que el éxito es mas segu-
ro cuando no hay una diferencia muy considerable entre los
antagonistas, pues en los easos en que esa profunda desigual-
dad existe, ni el jugador superior se divierte, n i el inferior
comprende las evoluciones de su contrario.
Recibir partido ó ventaja de un buen jugador, és conve-
niente al que comienza á aprender, siempre que el partido l l e -
gue á nivelar las fuerzas de los dos.
Asimismo es útil ver jugar á jugadores hábiles, ensayarse
en componer y acertar problemas, repetir las partidas jugadas
por los maestros, y estudiar ordenada y concienzudamente las
aperturas de los juegos primero, después los desarrollos 6 com-
binaciones, y pori último los finales, tanto los fáciles ó comu-
nes, como los difíciles y raros. • .•::«• • 1
jy UJJ-ÍÍ uot
Cuando se juega con una persona que por su edad, ilustra-
ción, & c , merezca consideración y respeto, se le deben ceder
la piezas blancas y la mano, río porque esas piezas son mejo-
res que las otras, sino por ser y a una costumbre sancionada
por los años, y porque generalmente en los textos de ajedrez
el juego blanco es el que tiene la salida. - ;
'd oup
Mientras se juega, débese guardar la mayor moderación y
compostura, sin tocar innecesariamente las piezas, sin hablar
demasiado, sin tener la mano levantada sobre el tablero y sin
distraer do ningún modo al adversario. N o es bueno meditar
exageradamente antes de hacer una jugada, pero tampoco es
provechoso contraer el pernicioso hábito de jugar violentamen-
te, porque no debe olvidarse nunca que el ajedrez es juego de
31.

combinación; y que por lo mismo, antes de jugar, se debo i n -


vestigar e l móvil de la última jugada del enemigo, y todas las
consecuencias posibles de aquella con que se le va a contestar.
. -Si os entregan gratuitamente una pieza, ú os dan tina mayor
por otra menor, antes de tomarla procurad averiguar si es una
celada que os quieren tender, ó si á pesar de haber en el adver-
sario ese propósito, fué su cálculo erróneo, y podéis aceptar
sin peligró la oferta que se os hace.
-¡Box eso, conviene tener quietas las manos miéutras se me-
dita-; á fin de que, resuelta una jugada, sé tome sin tituboar
la<pieza correspondiente, y se lleve al lugar determinado. Can-
tar,, silbar, dar bromas de mal génoro al oontrario vencido, dar
rienda suelta á lamentaciones ó á disculpas ridiculas, cuando
se pierde, son graves faltas de urbanidad.
Los aficionados deben tener sumo empeño •ori no deshacor
jugadas, cuando se equivocan: la loy que obliga á jugar toda
pieza tocada, y á no levantar la quo so dejó en cualquiera casi-
lla, es bueno observarla con todo rigor, porque así se pone en
:

el juego el cuidado necesario y no se contraen corruptelas per-,


judiciales para lo futuro.
; Los que miran jugar á otros [llamados por los franceses la
Galerie], están obligados á no decir una sola palabra respec-
to.del juego, ni á hacer indicaciones:ni gestos que tengan re-
lación con las jugadas. De esa manera se consigue no distraer
la atención de los jugadores y no alumbrar á nínguuo de ellos
los movimientos que por ignorancia ó distracción habían dejado
de hacer ó concebir. Solo creemos que la G-aleric está facultada
á hablar, y eso de una manera circunspecta y atenta, cuando
cualquiera de los combatientes, por distracción ó malicia, f a l -
te á las leyes del juego, moviendo una pieza fuera del orden
debido^ jugando dos veces seguidas, &c.
-Siendo fácil confundir un caballo con un alfil, cuando se pono
al primero de frente, todo jugador leal debe tener mucho cuida-
do en colocar sus caballos de lado, es decir, de manera que l a
cabeza de estos se destaque perfectamente sobre el tablero, •
para que el contrario no parta de supuestos falsos, al hacer
sus cálculos.
E s contra l a urbanidad dar golpes con las piezas, tirarlas,
ó tenerlas levantadas indefinidamente; ensuciar el tablero, mo-
ver la mesa, ó hacer cualquiera otra cosa de esto género.
Tampoco se debe aguijonear al contrario á que juegue apíi-
sa, ó á que se rinda antes de darle mate, porque todo juga-'•
dor tiene el mas pleno derecho para reflexionar su jugada--el-*
tiempo que guste, cuando no sea extraordinariamente excesi-
vo, y para defenderse hasta morir su rey.
Por último, es de recomendarse muy especialmente se pon-
ga gran cuidado en no mover un caballo de cuadro blanco á
cuadro blanco ó de negro a negro; en no decir jaque, cuando ! 1

no se da; en no mover ninguna pieza irregularmente; en no h a - .


cer, en una palabra, nada que sea contra las prescripciones del
juego ó do la caballerosidad.
Ahora consignaremos, antes de pasar á la primera y nías .
sencilla de las aperturas, varias consideraciones generales que
es útil conocer y tener presentes:
I. Pueden apoyarse mutuamente, las dos torres; los dos ca-
ballos; una torre y la dama; un alfil y la dama; peón y alfil;
peón y dama. E l rey puede apoyar á cualquiera de suspie¿i
zas. No pueden apoyarse recíprocamente los dos alfiles, caba-
llo y torre, caballo y alfil, caballo y peón, dama y caballo, torre
y alfil, peón y torro.
I I . P a r a un final de partida son mejores dos alfiles que:d5§
caballos, porqué con los primeros se puede dar mate, y con'
jos seguudos no; pero un caballo solo, es preferible, por p u n -
to generalj en la conclusión de los juegos, á un alfil solo, ha-
hiendo peones, porque se puede ir con el caballo á todas las ca-
sillas y con el alfil no sucede lo mismo. Sin haber peones que
tomar ó defender, es igual tener un caballo 6 un alfil, porquo
ninguno de los dos basta aisladamente para dar mate.
I I I . L a dama se debe mover siempre con cautela, sobre to-
do en las aperturas de los juegos, porque por lo mismo quo
vale mucho, no es prudente arriesgarla oii ataques aventura-
dos, en los cualos perezca, ó tenga quo atrasar' tiempos precio-
sos en retiradas sucesivas.
I V . L a s torres son mas fuertes cuando están dobladas, os
decir, una detras de otra en una misma hilera de casillas.
V . Los alfiles, estando juntos, dominan poderosamente el es-
pacio del tablero adonde llega su alcance. Por lo tanto, procú-
rese enfilarlos sobre el rey contrario, cuantas vecos sea dablo.
V I . E l jaque de los caballos es el único imposiblo do cubrir,
y que obliga á moverse al rey-contrario, cuando no tiene pio-
za con que apoderarse del caballo que da el jaque.
V I I . N o es prudente mantener encerrado a l rey propio, n i
colocado de manera que se le puedan dar jaques dobles ó á la
descubierta. Por consecuencia, téngasele constantemente un
lugar á prepósito para la retirada, y cuídese de evitar esos j a -
ques tan peligrosos.
V I I I . U n caballo puedo atacar á la vez á ocho piezas, mien-
tras que un alfil nunca puede atacar á mas de cuatro. E n cam-
bio el alfil hiere desde mas lejos que el caballo.
I X . L a dama sola, ó una torre sola, dan mate. N o así el
caballo 6 el alfil; pero unidos dos alfiles, 6 estando acompaña-
do u n alfil de un caballo, ol mate es indudable.
X . Con un peón de torre y con caballo, contra el rey solo,
se gana. Con el mismo peón y alfil, solo gana cuando dicho
alfil está en el color de la última casilla en que haya de coro-
narse el peón.
u

X I . Dos alfiles pueden impedir el paso al rey contrario:


dos caballos no pueden lograrlo.
X I I . A fin de juego, el triunfo de l a dama es mas fácil con-
tra dos caballos, que contra dos alfiles.
X I I I . Los movimientos de los caballos no pueden ser re-
producidos por ninguna otra pieza, mientras que respecto de
los de las otras, no acontece lo propio.
XIV. E n los finales es muy esencial mover el rey con ac-
tividad é inteligencia, y a para impedir la marcha de los peo-
nes enemigos, y a para proteger la de los otros.
XV. Como los saltos de los caballos no son á grandes dis-
tancias, es fácil que estos sean perdidos entre las piezas y los
peones del adversario, si no se les socorre ó apoya con opor-
tunidad, y si no se examina bien l a situación del juego antes
de avanzarlos dentro del campo enemigo.
X V I . E s sumamente ventajoso tener unidos los peones, y
ocupar con ellos el centro del tablero. También es convenien-
te adelantarlos todo lo que se pueda, con t a l de que se loe
conserve en las últimas casillas adonde se les conduzca.
X V I I . Para la terminación do los juegos se deben tener
presentes las consideraciones que siguen:
U n peón solo no debe ganar, si el rey contrario está en opo-
sición.
U n peón solo puede ganar, si el rey está delante de él.
Dos peones contra uno deben ganar en casi todos los casos,
con tal que evito, el que los tenga, cambiar uno por el d e l ad-
versario.
U n peón y una pieza cualquiera deben ganar en todos los
cosos, exceptuando los peones de las .dos torres, cuando que-
dan con un alfil, que debe sor del color de la casilla donde so co-
rona reina el peón; siendo el alfil de color contrario, el juego
será, tablas.
3$

Dos caballos solos no pueden dar mate.


Dos alfiles solos le dan.
U n a torre contra un caballo, hace tablas el juego.
Una" torre contra un alfil, ídem.
. U n a torre y un caballo, contra una torre, idem.
U n a torre y u u alfil, contra una reina, idern.
U n a torre y un caballo, contra una reina, idom.
U n a reina, contra u u alfil y un caballo, puede ganar el
-

juego.
U n a torre, contra un alfil y dos peones, tablas.
U n a torre, contra un caballo y dos peones, idem, porque on
los dos últimos casos no puedo impedirse que aquel que no
tiene mas que la torro la sacrifique por los dos peones.
U n a reina, contra una torre y dos peones, tablas.
Una torre y un alfil, contra torre, deben ganar según FilidorJ
Otros ajedrecistas niegau esto fundándose en sólidos conside-
raciones. E l asunto está oscuro todavía, pero nosotros opina-
mos como el jugador francés.

CAPITULO V I .
D E L R E G L A M E N T O P A R A E L JUEGO D E L A J E D R E Z .

Hé aquí el Reglamento á que nos referimos en el capítulo


I V , y que rige actualmente en el célebre club do la Regencia,
en Paris:
Declaraciones preliminares sobre los principios.

Los tres puntos siguientes, relativos á los principios del jue-


go de ajedrez, y acerca de los cuales no están muy acordes los
jugadores, quedan definitivamente determinados del modo que
se explica á continuación:
Primero. U n peón que haya llegado á la octava casilla, de-
berá cambiarse en el acto, previo aviso del jugador, por cual-
quiera pieza, exceptuando el rey; porque se pueden tener á
la vez varias reinas, dos alfiles del mismo color, &c. Tan lue-
go cómo se sustituya el peón con otra pieza ó se señale con
algún signo que sirva para distinguirlo, se hará l a jugada, en
la inteligencia de que si no se expresa en cuál pieza ha de ser
convertido el peón, se entenderá que queda como dama. S i se
pusiere por inadvertencia en el tablero, una pieza del adver-
sario, se enmendará el error sin que por ello se incurra en
pena.
Segundo. U n peón puede aprehender á otro al paso, sien*
do forzosa únicamente esa jugada, cuando no se pudiere hacer
otra.
Tercero. Solo se puede enrocar de l a manera llamada cala-
bresa. P o r consiguiente, el rey dará dos pasos hacia el lado
en donde ha de enrocarse, y la torre, cruzándose con él, v e n -
drá á colocarse en la casilla inmediata, teniéndose cuidado de
que toda esta operación se efectúo en un solo movimiento. Pero
para quo se considero valedero y legal el enroque, deberán
concurrir en él las condiciones que siguen: 1^ Que el rey y l a
torro que se> emplee para hacer el enroque, no se hayan mo-
vido; 2^ que no se encuentre en el medio otra pieza que las
separe; 3? que al enrocar el rey no se ponga en jaque, ni pa-
se por jaque; 4? que no esté en jaque en el instante de enrocar-
sé. U n jaque anterior, si no obligó el rey á móvesse no es in-
conveniente para un enroque posterior.

De la elección de color y de la preferencia en la salida.

A r t . 1? Se echará suerte para decidir quién ha do jugar


primero y cuáles piezas ha do llevar cada uno, respecto al co-
lor. E n una misma sesión, los jugadores conservarán el color
con que principiaron, hasta que dicha sesión termine.
A r t . 2° E l derecho de salir pertenece alternativamente á
cada jugador, y a se gane, se pierda, ó se haga tablas la par-
tida precedente; pero si fuere preciso comenzarla do nuevo por
cualquiera nulidad, la persona que tenia en olla la mano, la
conservará en l a repetición.
A r t . 3° S i antes de l a cuarta jugada so advirtioro quo t u -
vo l a mano aquel á quien no le correspondía, se anulará la
partida; pero si la advertencia fuere después, l a partida segui-
rá, y el que dejó do salir indebidamente, tendrá la mano en
los dos juegos subsecuentes.

De la falsa posición del tablero, y de la irregularidad


en la colocación de las piezas.

Art. 4 9
Con arreglo á los principios del juego, l a casilla
blanca del ángulo debe estar á la derecha de cada jugador; así
es que si el tablero está mal colocado y se eolia de ver antes
de que se den por ambas partes cuatro jugadas, se anulará l a
partida; pero continuará si se advierte después.
A r t . 5° Se aplicará la misma ley cuando no se hayan co-
locado todas las piezas ó estuvieren mal colocadas. [ E n este
artículo y en los siguientes, los peones e?tán comprendidos
bajo el nombre genérico de piezas"]. Sin embargo, si en el cur-
so de l a partida se hace ver que hay una irregularidad contra-
ría á los principios del juego, como la ausencia de un rey ó l a
presencia de un pcon en la primera línea, la partida deberá
anularse.
A r t . 6? S i uno de los dos reyes ha estado en jaque por es-
pacio de varias jugadas, se retrocederá hasta la jugada del
jaque, y se anularán las jugadas siguientes; pero en caso de
que no sea y a posible retroceder hasta la irregularidad, la par-
tida entera deberá tenerse por nula.

Del principio «.pieza tocada pieza jugada,*


y de sus consecuencias.

A r t . 7° «Pieza tocada pieza jugada,» es un precepto fun-


damental del Reglamento; de manera que cuando se quiera úni-
camonto rectificar la posición de una pieza, deberá antes de
tocarla pronunciarse la palabra compongo, ú otra equivalente.
[J'adouh'].
A r t . S" Cuando ol que es mano toca una de sus propias
piezas, está obligado á jugarla si lo puede hacer legalmente;
pero si no fuere así la volverá á poner en su lugar y jugará
el rey. S i toca una de las del adversario, tiene forzosamente
quo tomarla si lo puode hacer en regla: de lo contrario jugará
su propio rey. '
A r t . 9" S i el que ha dado y a una jugada hace en el acto
una segunda, aunque sea imperfecta, en el mero hecho de tocar
una do sus propias piezas ó una do las del adversario, debe
doshacor esta segunda jugada, y está obligado á jugar ó á to-
mar la pieza tocarla on la siguiente, si pudiere hacerlo legal-
mento, porque de lo contrario tendría que jugar el rey en caso
de quo lo exija el adversario antes de dar la jugada que le cor-
responda.
A r t . 10? E l que toca varias piezas tiene que sujetarse á j u -
gar 6 á tomar la pieza tocada que mas convenga al adversario.
A r t . 11° E l que tome una de sus propias piezas con otra
de las mismas suyas, tiene que sujetarse á jugar una de las
piezas tocadas á elección del adversario. E l quo aprehenda
una pieza del adversario con otra que también le pertenozca,
se obliga á tomar á elección del adversario, una do ollas; pe-
ro si no pudiere hacerse así con toda validez, tendrá que j u -
gar el rey.
A r t . 12° E l que tome una de sus propias piezas con una
de las del contrario, se compromete á hacer la jugada inversa
si fuere posible, y si no lo fuere so aplicarán las disposiciones
prescritas en el artículo 8°
A r t . 13° Siempre quo se viole una de las reglas del jue-
go al tiempo de enrocar, deben volvorse ambas piezas al lugay
que ocupaban antes y el que haya cometido la falta, debo si
puede, j ugar el rey y si no, la torre tocada.
Art.,-149 E l que a l tiempo de jugar saque de su sitio algu-
na pieza, no podrá quitarla del lugar en quo la hubioro puesto
para ponerla en otro, á no ser que la jugada sea ilegal ó s i -
mulada.
A r t . 15° Las jugadas ilegales son las que se previenen y
castigan en los artículos 3°, 6°, 8°, 9°, 10°, 11°, 12°, 13°,
19°, 20° y 21°
A r t . 16° L a jugada simulada, que también se llama mar-
cha fingida, se hace trasladando una pieza á una casilla quo
no puede tocar en su marcha normal, ora esté 6 no ocupada
por una de las piezas del contrario, que en tal caso seria
aprehendida irregularnientc. E s t a falta se castiga en ambos
casos con una de las penas siguientes, á voluntad del adver-
sario: primera, la obligación de jugar debidamente la pieza to-
cada; segunda, tomar de otra manera la pieza que ha tomado;
tercera, deshacer la jugada y jugar el rey.
Del jaque al rey.

A r t . 17° Se ha de avisar el jaque de una manera inteligible:


así es quo el que pronuncie la palabra jaque sin haber tocado
pieza alguna, no está obligado á darlo; pero el que l a toque
diciendo jaque, está obligado á darlo con ella si es posible; de
lo contrario se considerará como palabra ociosa.
A r t . 18° S i el que juega anuncia u n jaque sin darlo, l a
persona que por este aviso toquo ó mueva una pieza, puede
deshacer la jugada, si lo pido autos que se verifique la jugada
de réplica del contrario.
A r t . 19° E l que no ha sido advertido de que su rey está
en jaque y da una jugada sin cubrirlo, puede deshacerla sin in-
currir en pena alguna, porque ante todo debe defender su rey;
poro si la jugada que diere cubre el jaque, nó podrá deshacerla.
A r t . 20" E l qac al jugar toque una pieza, cuya mudanza
dejo ol rey expuesto á un jaque, será obligado á jugar el rey.
A r t . 21° E l que al tiempo de mover el rey, lo pone e n j a -
quo, debo deshacer la jugada; pero siempre está obligado á
jugar dicha pieza.

De la aplicación de las penas y de la prescripción.

A r t . 22° Cuando el roy es condenado á mudar de lugar


(artículos 6°, 9°, 11°, 13'?, 20° y 21°), y no puede hacerlo
legalmente, l a / a l t a no tendrá consecumeia alguna.
A r t . 23° E l rey no puedo enrocarse solo por satisfacer la
obligación que tiene de moverso.
A r t 2-1° Toda contravención deberá hacerse ver y se cas-
tigará on el acto; una vez dada l a jugada de réplica por el
contrario hay proscripción, excepto en los casos que previenen
os artículos 5° y 6°
De la ganancia, de la pérdida y de la partida que se hace
tablas.—Jugadas contadas.

A r t . 25° E l que se niegue á seguir jugando ó no quiera


conformarse con la decisión de los arbitros, y el que abandó'-"
ne la partida, se considerará como si la hubiera perdido.
A r t . 26° Antes de dar el mate se pueden quitar al rey to-
das sus piezas y peones.
A r t . 27° Se considerará como tablas una partida cuando no
puede ganarla ninguno de los dos jugadores.
A r t . 28° Cuando casi al acabar de jugar una partida, uno
de los dos jugadores opina que se ba hecho tablas, en tanto
eme el otro insiste en ganarla, el primero puedo hacer presen-
te la situación en que se halla el juego, apelando á la galería
(<5 á uu arbitro), y exigir con consentimiento do ellos que- ,°o
cuenten las jugadas subsiguientes; si á la sexagésima jugada
dada por el adversario, contando desde este momento, no die-
re el mate, se reputará de derecho como tablas.

De la Galería.

Llámase Galería'á los espectadores de un partido, los que


deberán abstenerse de hacer observación alguna, excepto cuan-
do se trate de una marcha fingida; de la posición anormal del t a -
blero, de un rey dejado en jaque, de la presencia de una pieza
que los jugadores convinieron en dar de ventaja, 6 de una irre-
gularidad contraria á los principios fundamentales del juego.
A r t . 30° Los jugadores podrán recurrir á la Galería n a v
juzgar, á falta de arbitros expresamente designados, las dispu-
tas que puedan suscitarse durante la partida. Cuando su juicio
sea unánime los jugadores deberán someterse á éJ; poro si c?,-
:eciere do unanimidad los jugadores nombrarán arbitros espe-
ciales.

De los partidos con ventaja.

A r t . 31° E l que da la ventaja tiene la mano si no es que


se conviniere en otra cosa, y l a pieza que se da de ventaja de-
berá quitarse antes de empezar la partida; pero si se descui-
dan en quitarla, so anulará la partida con tal que la parte per-
judicada lo exija en el i . >tante en que se haga ver la irregu-
laridad.
A r t . 32° Cuando se Cu de ventaja un peón, se entiende quo
es el del alfil del rey el quo debo quitarse.
A r t . 33° Cuando se da de ventaja una torre, el rey no pue-
de hacer un enroque imperfecto, dando dos jugadas hacia el
lado de la torro quitada, como no haya habido antes convenio
expreso.
A r t . 31° Cuando se reciben varias jugadas de ventaja, no
Be puedo adelantar ninguna pieza mas allá de la cuarta hilera
del tablero.
A r t . 35° Cuaudo so compromete uno a dar el mate con
peón determinado, dicho peón no puede llegar á ser pieza.
A r t . 30° Cuando se comprometa uno á dar el mate en una
casilla determinada, es preciso que la ocupe el rey que recibe
el mate y no la pieza que lo da.
A r t . 37° E l que se compromete á dar el mate de una ma-
nera determinada, no podrá darlo do otra sin perder, y no po-
drá hacerse tablas una partida con una condición de esta na-
turaleza.

De la aplicación del Reglamento.

A r t , 3S° E l presente Reglamento servirá de norma siem-


pre que no se falte expresamente á él por convenios particu-
lares. "Los jugadores que quieran sustraerse á algunas de es-
tas disposiciones, deben decirlo anticipadamente. E l que con-
siente en remitir una pena merecida por su adversario, no
puede exigir que él use de l a misma indulgencia en un caso
semejante, á no ser que así se conviniere de antemano.
A r t . 39° Cuando se trata de un partido ó do un torneo i m -
portante [maieli], será necesario nombrar los arbitros para que
arreglen anticipadamente las condiciones suplementarias del
torneo y para cjue decidan definitivamente las dificultades que
pudieren suscitarse. Los arbitros tienen obligación de tomar
por base de sus decisiones el presento Reglamente, fuera de
los casos exceptuados especial y previamente por convouios
adicionales.

CAPITULO V I L
D E L A A P E R T U R A L L A M A D A GXTJOCO P I A N O .

L o s italianos han dado el nombre de Giaoco Piano (juego


suave ó lento) al modo mas natural y sólido de salir, aunque
carece de los ataques elegantes y espléndidos que son tan co-
munes en los gambitos. Ese nombre está hoy umversalmente
aceptado, y por lo mismo lo hemos admitido nosotros.
Hé aquí las jugadas que lo constituyen:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R. 1—P 4 R.
2— CR—3 A . ;.-.:.'D—3 A .
3— A R — 4 A D . 3—AR—4 AD.
E n el siguiente grabado se verá mejor cómo queda ©1 jue-
go, después de haberse planteado el Giuoco Piano:

Posición del Giuoco Piano.


NEGRAS.

w r -;i ^ v . grp ^ wm
IS
álili
BP
E |p."i
;

fe,*

X m 7 ti
SI 3 Ms
BLANCAS-

Como ejemplo práctico de esta apertura, damos á continua-


ción una bonita partida entre M r . H a r r w i t z y M r . Medley, en
consulta este último con un distinguido miembro del club de
ajedrez de Londres. Después se verán otros ejemplos seme-
jantes á eso.

E J E M P L O P R I M E R O D E GIÜOCO P I A N O .

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. 'Harrwitz.'] [Mr. Medley.]


1— P 4 R. 1— P 4 R .
2— CR—3. A . 2— CD—3 A .
3— A R — 4 A D. 3— A R — 4 A D.
E l peón del rey se saca dos. pasos, ppr ambos combatientes,
á la primera jugada, porque, así so comienza á ocupar desde
luego el centro del tablero con los peones, situación muy i m -
portante para ganar, y ademas se abre salida inmediatamente
al alül del rey,_á l a dama y al propio rey.
Las blancas mueven á la segunda jugada el caballo del rey,
t la tercera casilla del alfil, porque de ese modo atacan el pcon
¿el rey contrario, y el caballo tiene mayor número de lugares
adonde i r , que si se situara en la tercera de la torre. Las ne-
gras responden moviendo su caballo de la dama á la tercera
del alfil, tanto para expeditar la marcha de dicha pieza, como
para defender el peón atacado por el otro caballo. Los alfiles
se han llevado al sitio en donde los ven nuestros lectores, y a
con el objeto de atacar el peón del alfil del rey contrario, quo
es el punto mas débil y delicado de cada juogo, y a para quo
hieran con s u acción á cuatro rumbos diferentes.
L a manó ó el:'derecho de salir no da ninguna ventaja posi-
tiva; pero como siempre os preferible atacar a ser atacado, por
motivos que se comprenden sin necesidad de aclaraciones, de-
be observarse la práctica de que cada vez salga uno de los j u -
gadores, como y a se dijo en la sección correspondiente.
Y antes de continuar examinando la presente partida, d i -
gamos algo sobre el color de las piezas.
• H a y personas á las que no les gusta jugar sino con las pie-
zas blancas;"á otras les gustan las negras. Siendo iguales las
,:

unas que las otras piezas, al comenzar á juga? se debo echar


suerte para saber quién lleva las blancas y quién las negras;
después, hasta-la terminación del partido (como se preceptúa
en el Reglamento insertó en el capituló V I ) , siga cada jugador
con las piezas que le tocaron, para no confundirse, porque en
las blancas el rey queda á l a derecha, y en las negras, á la i z -
quierda. N o se tome, sin embargo, como capricho, querer j u -
gar siempre con un solo color, porque esta exigencia no tiene
ningún fundamento, y tanto derecho posee un jugador como
el otro para pedir las piezas negras ó las blancas. L a costum-
bre mexicana es que se alterne el color, de manera que el j u -
gador que en una partida usó de las blancas, use de las negras
en la otra.
Sigamos ahora cou el juego pendiente:
4 — Enroca.
Como se dijo en la definición el objeto del enroque es res-
guardar al rey, que en virtud de dicho movimiento queda situa-
do en la casilla del caballo, y sacar la torre al centro, poniéndola
en la casilla del alfil, también como consecuencia del enroque
Obsérvese que se ha podido enrocar: I , por no haber pieza3
o

interceptadas entre la torre y el rey; 2°, por no haberse mo-


vido anteriormente, ni el rey ni la torre; 3°, por no estar.el
rey en jaque, ni pasar por jaque, n i quedar en jaque.
4— P 3 D .
Para reforzar el pcon del rey, y dar salida al alfil de la dama.
5— P 3 A D .
A fin de avanzar después dos pasos el peón de la dama., y
ganar al centro con los peones.
5— C E — 3 A .
Con el propósito de poderse enrocar y amenazar á la vez
el peón del rey ¿leí contrario.
6— P 4 D . 6—PXP.
J—PXP- 7 — A E — 3 C.
Se retira para no ser tomado por el peón que lo ataca; peón
que el alfil no puede aprehender, á causa de hallarse defendi-
do por la dama y el caballo del rey.
8—CD—3 A.
E n defensa del peón del rej , atacado por uno de los caba-
r

llos del contrario.


8—P 3 TR.
P a r a que el alfil de l a dama del enemigo no vaya á la fr>
del caballo del rey, é impida moverse al caballo negro, por
quedar detras la.dama. Ademas se logra así detener el avan-
ce del caballo del rej blanco por dicho lado, y queda abiorto
r

un lugar de refugio al rey negro para cuando se enroque y


sea atacado posteriormente.
9—P 5 D. 9 - - C L V - 2 II.
. 10—P 4 TD.
Con l a intención de apartar al alfil del rey negro.
10—P 4 TD.
11— A D — 3 R.
Con el mismo propósito anterior de destruir el alfil del roy.
Nunca es bueno dejar impunemente á dicho alfil en esa línea,
y por regla general se debe desalojar. Téngase presentí) que
á los alfiles es prudente interponerles siempre los otros alfiles
que ocupan las casillas del propio color, sobre todo cuando es-
tán hiriendo al rey.
11—P 3 AD.
Y a que se le obliga á perder el alfil, prepara el camino á l a
dama, á fin de que le reemplace.
12— P X ? . 12—A°XA.
13— P X P- 13—A X P A R t-
Estando atacados los dos alfiles y l a torre de la dama, so to-
ma ese peón con jaque, para después tomar el otro poon.

14_TXA. 14—AXP-
13—A X P A R t-
Se entrega ese alfil en cambio de un peón, supuesto quo des«
pues, por medio de un jaque con l a dama, se aprehende al a l -
fil contrario, ademas de haberse obtenido el peón que costó el
sacrificio anterior.
15—R X A .
Y a este rey no podrá enrocarse, á causa de haberse movido.
1 6 —D 3 O f. 16—P 4 D.
17—D X A . 1 7 — T D casilla GT)'.
18—D G T D . 18—PXP. .
1 9 — C 5 R f. 1 9 — R casiUa C.
20— D 6 R f. 2 0 — R 2 T.
S i se hubiera retirado á la casilla del alfil, l a dama le hubie-
ra dado muerte en el acto, apoyada por el caballo.
2 1 — T X C. (!)
Vale mas la torre que el caballo, pero aquí el cambio es
provechoso por motivo do la situación del juego.
2 1 — D casilla C R .
S i hubiera tomado la torro con el poon, el mate hubiera sido
instantáneo llevando las blancas su dama á l a sétima del alfil
del rey. ' . • >>-„
92 D X C ~~ ~¿ COAJ/UOO - ¿ ¿ V ,

Tampoco pueden ahora las negras apoderarse de l a torre con


el peón, pues descubrirían el jaque de l a dama. S i se hubie-
sen empeñado ea defender el caballo, el mate hubiera sido mas
pronto.
2 3 — T X P f. 2 3 — R X T.
2 4 — D 4 T R . f f.
Es jaque mate, porque l a reina da jaque, y el rey sin po-
der cubrir el ataque ni evitarlo, aunque dé un paso hacia cual-
quiera lugar, queda en jaque. Tampoco tiene pieza con l a oual
apoderarse de la dama enemiga.
a?

Véase que sin embargo de que qucdau varias piezas en ara-


bas partes, la partida se termina por haber perecido uno de los
reyes.

SEGUNDO EJEMPLO D E GIUO'CO'PIANO.

BLANCAS. NEGRAS.

[Sclmmoff). {Jaeniscli).

1— P 4 R. l — P .4 R . _
2— CR—3 A. 2—QD^-3 A...
3—A R — 4 A D 3 — A R — 4 A D.
4— P 3 A D. 4—CR—3 A.
5— P 4 D. 5—PXP,
Pudiera el caballo del vey de las negras, apoderarse del peón
del rey contrario, pero tiene Jaonisch que deshaoorse primero
del peón que ataca á su alfil.

Las blancas antes de'tbmar él'pébn que tienen á su dispo-


sición, acosan á ese" caballo, para desalojarlo de l a buena po-
sición que ocupa. Están en aptitud las negras, "de apoderarse
del-peón quo ataca al caballo del rey, con el otro caballo; pe-
ro entonces perderían una pieza en cambio solamente de un
peón, lo cual en esas circunstancias no puede <ser provechoso
para ellas. P o r punto general, cuando una pieza cualquiera
está atacada y defendida á la vez por varias otras, es preci-
so para tomarlaj que las que la atacan sean en mayor núme-
ro que las que la defienden. E n el presente caso, el caballo de l a
dama negra ataca al peón del rey blanco; pero como dicho peón
se halla sostenido por un caballo, las negras en caso de tomar
el peón, tendrían que dejar aprehender su caballo impuncmen-
te por el caballo del adversario. Solo se pueden, hacer cambios
desventajosos en número de piezas, cuando se gana en calidad;
como por ejemplo, dar dos peones por una torre, un alfil y u n
caballo por una dama, &c.
6—P4D.
|Sé resigna a perder el caballo, y ataca al alfil. S i las blan-
cas toman ese peón con el del rey, al paso, el caballo quedará
en libertad.
7—P X C . 7—PXA.
8—D 2 II f. 8—AD—3 R.
9 _ P PCR.
x 9—TR casilla C.
10—PxPD. 10—CxP.
H _ C x O. 11—A X C.
12—D 5 TR. 12—D 3 A R .
. 13—Enroca. 13—T X P.
1 4 _ D 5 CD f. 14—P 3 A D .
15—ü X PCD.
M a l jugado, porque así es imposible para las blancas impe-
dir el mate preparado por Jas negras.
15—T X P f.
16— R X T.
No tomando la torre, el resultado seria el mismo, pues dicha
torre aprehendería con jaque, el peón de l a torre del rey.
16—D 3 CR f .
17— R casilla T. 17—A 4 D f
18—P 3 AR, r 18—A X P f
19— T X A . 19—DSCRft.

Biblioteca Central
U n i y . Vera.cruzana
EJEMPLO T E R C E R O D E GIUOCO PIANO.

BLANCAS. NECRAS.

[Mr. ITarrwitz.'J [Dr. Bledoio.]


1— P 4 R. 1—P í R.
2— CR—3 A R . 2—CD—3 AD.
3— A R — 4 A D . 3—A 4 A.
4— P 3 A D . 4 — A 3 CD.
Previendo el ataque del peón de l a dama, quo puede dar
dos pasos.
5— P 4 D. 5—D 2 R.
6— P 5 D G — C casilla D .
7— A 2 R.
Se retira ese alfil, porque cerrado el camino hacia el peón
del alfil del rey contrario, es preciso buscar el ataque por otro
lado, dejando el paso libre al peón del alfil do su dama.
7— P 3 D .
8— P 3 T R .
Para que el alfil de la dama de las negras no vaya a mo-
lestar al caballo del rey.
8— P 4 A R .
9 _ A D — 5 C. 9—CR—3 A.
10—CD—2 D. 10—Enroca.
H _ C R — 4 TR. 11—P X P.
12— C D X P . 12—CixCÜ
E s t a jugada de las negras, es magnífica; abandonan la da-
ma, pero dan mate.
13— A X D. 1 3 — A X P A f.
1 4 — R casilla A . 14—C6Ctt-
C U A R T O E J E M P L O D E GIÜOCO P I A N O .
[Tomado dol Traite dn jen des écheos, par Gioachino Greco]

Los comentarios acerca de esta partida, como los que se r e -


fieren á las demás, son del autor del presente libro.

' BLANCAS. NECRAS.

1 _ P 4 R. l — P 4 R.
2—CR—3 A. 2—CD—3 A..
3 _ A R — 4 A. 3—AR—4 A.
4— P 3 A D . 4—D 2 R.
M a l a jugada de las negras, según demuestra el conde de
Bastcrot en su Traite élémentairc duj'eu des écheos, porque así
se compromete la clama en una posición peligrosa.
5— Enroca. .5—P 3 D.
C—P 4 D. G — A 3 CD.
7— A 5 C R . 7 — P 3 A R (?)
8— A 4 T R . 8—P 4 CR.
9__0 XPC! 9—P x C.
Las blancas sacrifican ese caballo, poro ventajosamente, por
la posición inexpugnable que conquistan. E n circunstancias
como esa no importa perder una ó mas piezas, si en cambio se
logra la derrota del enemigo.
1 0 —D f> T R f . 10—R 2 D.
11— A D x P. 1 1 _ D 2 CR.
1 2 — A R — 6 R -|-—!!

U n sacrificio mas, aunque espléndido.

12—R x A.
13— D S R - j - . 13-CR-2R.
1 4 — P 5 D -j-f.
QUINTO E J E M P L O D E GIUOCO PIANO.

[De l a misma obra de Greco.]

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R. 1 — P 4 Pv.
2— GR—3 A. 2—CD—3A.
3— A 4 A . 3—A 4 A.
4— P 3 A D . 4—CR—3 A.
5— P 4 D . 5—P X P.
6—P X P. 6 — A 5 C D f.
7^C 3 AD.
Esto movimiento es falso. Sogun la regla general, do opo-
ner á un alfil el otro que so halla en el mismo color, dobi(5so
cubrir el jaque jugando A D — 2 D. Ivas negras, sin embargo,
no saben aprovecharse de eso error.
7—C X PR.
8— Enroca. 8 — C X C.
9— P X C. 9—A X P.
10—D 3 CD.
¿Qu6 les importa á las blancas perder l a torre que está he-
rida por el alfil contrario, si van á tenor desde luego un mag-
nífico ataque?
10—A X T%
11_A X P t- 1 1 — R casilla A .
1 2 — A D — 5 CR. 12—C 2 R.
13— C R — 5 R.
Jugando T casilla R , las blancas hubieran podido ganar la
dama en el acto, pero no lo necesitan para vencer.
13—A X PD.
14—A R — 6 CR. 14—P 4 D.
1 5 —D 3 A R f. 15—AD—4 AR.
A ña de dilatar la muerte del rey.
1G—A X A 1 6 — A X C.
1 7 — A R — 6 R f á la descu- 17—A 3 A.
18—A X A bierfca. 18 P X A .
1 9 — D X P -¡\ 1 9 — R casilla R ,
2 0 —D 7 A f f .

MISXTO E J E M P L O D E G I U O C O P I A N O .

RLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Morphy ^\ [Mr. Cumiingham.']

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— A 4 A . 2—A 4 A.
3— P 3 A D . 3—C 3 A D .
4— C 3 A R .
E u las partidas anteriores se ha visto qué el caballo del rey
so ha sacado á esa casilla á la segunda jugada. M r . M o r p h y
haco una pequeña alteración, moviendo el alñl antes que el
oaballo; pero olla no cambia en nada l a apertura, que á l a
cuarta jugada viene á quedar con su carácter distintivo.
4—C 3 A R .
5— r 1 D . 5—P X P.
G—P5R. 6—D2R.
Las blancas no pueden tomar el caballo, porque descubri-
rían el jaque do la dama enemiga, sobre su r e y .
7—Enroca. 7 — C R á su casilla.
De momento ganarían las negras, si quisieran, el peón del
rey; -mas. las blancas harían cambio de caballos, es deoir, da-
rían su caballo del rey por el de la dama del enemigo, y en
seguida, poniendo la torre en la casa del rey, dominarían fá-
cilmente la partida. A l volver las negras el caballo del rey á
su casilla, han perdido, pues, un tiempo importante, debido á
que la situación de la dama en la segunda del rey, fué mala
jugada. M r . Cunningham, al practicar eso movimiento, ó sea
el sexto, hubiera jugado correctamente, moviendo dos pasos el
peón de la dama, como lo recomienda el profesor Lowoiithal,
comentador de Morphy.
L a apertura de los juegos es esencialísima, y entre dos j u -
gadores de fuerza equilibrada, vencerá casi siempre aquol quo
mejor plantee su juego. Ilúy-ase en todos casos do llegar á te-
ner esas posiciones falsas y débiles que por todos caminos con-
ducen á la derrota, y que los italianos con mucha propiedad
representan con la frase: perdida di sua natura.

S—P X P. S-—A 3 C.
9—P 5 D. . 9—D 4 A D .
1 0 — C D — 3 T. 10—C 5 D.
1 1 —A D — 3 R. 1 1 — 0 X C f.
1 2 —D X C. 1 2 — D casilla A R . .
13—A X A . 13—PTXA.
1 4 _ _ C 5 C. 1 4 — R casilla D .
A fin de impedir que el caballo aprehenda el peón del alfil
de la dama, y ataque simultáneamente al rey y á la torre:
1 5 — T D casilla A D . 15—P 3 D.
1 6 —P X P . : 16—P X P.
1 7 _ D 3 R. 1 7 — T 3 T.
18—C 7 A .
Perfectamente jugado. S i el rey toma el caballo, las blan-
cas se apoderan de la torre, dando jaque á la-descubierta. S i
no lo Loma, pierden las negras ó la torre, ó el peón del caballo
do l a dama, que está herido por la reina blanca.
18—D2R.
1 9 — C 6 R f.
Movimiento admirable, coyas consecuencias, vistas á larga
distancia por el genio de M o r p h y , se conprenderan bien en las
jugadas sucesivas.
1 9 _ P x C.
2 0 — A X T. 20—A 2 D.
M r . Cunniugham se A e en la necesidad de no tomar el alfil
r

con el peón, supuesto que M r . Morphy aprehendería el peón


del caballo do la dama dando jaque con su reina, y acto con-
tinuo tomaría con su torro el alfil contrario.
21— A 5 CD. 2 1 — R á su casiUa.
22— P X P. 22—C 3 A.
2 3 — T 8 A f.
Por lo pronto tienen las negras que sacrificar su dama, sin
salir do la angustiada posición en que se encuentran, y en con-
secuencia M r . Cunningham se rinde.

SUTIMO E J E M P L O D E GIUOCO P I A N O .

BLANCAS. NEGRAS.

[Saini-AmanJ, en consulta [Morphy]


con otro jugadora] ./I

1_P4R. 1—P4R.
-íif. o—CR—3 A 2—CD—3 A.
i« 3—A 4 A. 3—A 4 A.
4—P 3 AD. 4—C 3 AR.
5—P 4 D . 5—P x P.
6 — P ' X P."
L a jugada correcta hubiera sido P 5 R.
G—A 5 Cft.
7— A 2 D . 7—A x A f.
8— CD x A. 8—P 4 D.
9— P x P. 9—CR x P.
10— -Enroca. 10—Enroca".
11—P 3 T R . 11—C5AR.
~ 12—R2T. 12—CDxP.
13— C X C 13—D X C.
14— D 2 AD. 14—D 3 D,
15— R casilla T.
Los aliados y a tienen casi perdido el juego. S u jugada on
el caso presente, debió haber sido C 4 R.
15—D 3 TR.
16— D 3 A . 16—A 4 A.
17— R 2 T . 17—TD casilla D.
18— TD casilla D. 18—A X P.
L a s blancas pierden ese. importante peón, por no haber lle-
"vado el caballo a su torcera casilla, en vez de mover la torro
de la dama. •
19— P X A . 19—T6D.
Espléndida jugada, que decide b i p a r t i d a . Los aliados no
pueden tomar la torre sin perder la dama ó sufrir jaque mate.
. 20—D X T. 20—C X D .
21—A x C 21—D 3 D f.
22-—P 4 A. 22—D X A .
Se rinden.
6S

OCTAVO E J E M P L O D E GIUOCO PIANO.


(Partida jugada en México.)

BLANCAS. NEGRAS.

[Andrés O. Vázquez.'] [31. Aburto.]

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—CD—3 A.
3- •A 4 A . 3—A 4 A.
4— P 3 A D . 4—CR—3 A.
5— P 4 D . 5—P X P.
6 _ p x P. 6 — A 3 C.
7— P 5 R . 7—P 4 D.
fít Hé ahí un caso on que el poon del rey blanco, pudo tomar
al paso, si hubiera querido, el peón de la dama negra,
8— P X C 8—P X A.
9— P 5 D. 9 — C á su casilla.
S i el caballo hubiera sido conducido á la 5'^ del mismo, las
blancas se habrían apoderado do él, daudo. jaque con la dama
en la 4? da la torre. Llevarlo á la 4? de la torre de su dama
tampoco hubiera sido bueno, por quedar entonces muy emba-
razado en sus movimientos y expuesto á ser perdido.
1 0 — D 2 R f. 1 0 — R casilla A .
1 1 — A 5 C. 11—PC X P.
1 2 — A 6 T f. 1 2 — R casilla C
1 3 — Enroca.
S¿ deja do tomar el peón del alfil de la dama, quo está do-
blado, á fin de ganar tiempos en el ataque.
1 3 — A D — 5 C.
14— C D — 2 D. 1 4 — C 3 T.
15—P 3 TR, 15—A 4 TR,
16— CD—1 R. 16—A 3 C.
17— TR casilla R. 17— C 4 A.
13—C X P f. 18— D X C.
19— D 8 R f . 19— T X D.
20— T X T ff-

E J E M P L O N O V E N O DE GIUOCO PIANO,
[Tornado de la famosa y f mtigua obra de Stamma.]

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 1 R . 1—P 4 R.
2 — CR—3 A. 2 — CD—3 A.
3— A 4 A. 3— A 4 A.
4— P 3 D : 4— P 3 D.
5— CR—5 C. 5—D 3 A.
6—A X P f. 6— R casilla A.
7— Enroca. 7— P 3 TR.
8—A X C. 8— P X C.
9— A 5 D. 9— C 5 D.
10— P 3 AD. 10—D 3 T.
11— P 3 T R . 11— A x P T .
12— P x O . 12— A x PC.
13—R X A. 13—D 6 T t-
14— R casilla C. 14— D 7 T ff-
CAPITULO VIII.

Del gambito " E v a n s " y de l a "Defensa Terreros."

E l capitán inglés Evans ensayó por primera vez, con.éxito,


en 1 832, una apertura muy fuerte y elegante, derivada del
Giuoco Piano, que consiste en perder á la cuarta jugada el peón
del caballo de la dama, en cambio de la buena posición y de
los tiempos que se aventajan para el ataque. Posteriormente
se ha hecho un análisis concienzudo de dicha apertura y se ha
do-mostrado que son numerosas, enérgicas y bellas las diver-
sas mnneras que existen de proseguirla. E l primer ajedrecis-
ta de la época, el americano M r . Paul Morphy, de cuyo talen-
to hemos dado y a algunos brillantes ejemplos, fué el que la
puso en moda desde 1S58, en que con el expresado gambito
ganó la mayor parte de las selectas partidas que jugó en E u r o -
pa. Hé aquí las primeras jugadas que constituyen el sistema
do salida, ideado por M r . E v a n s :

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R. 1— P 4 R .
2— C 3 A R ; 2— C 3 A D .
3—A 4 A. 3—A 4 A .
4—P 4 C D .
Gl

Posición del gambito " E v a n s . "

NEGRAS.

. : fas < p=?i

l ^ 1
7? 4
P > í J
7 ¥ 1 7

BLANCAS.

E n seguida ponemos varios ejemplos prácticos de dicho gam-


bito.

EJEMPLO PRIMERO D E L GAMBITO «EVANS.»

BLANCAS. NEGRAS.

• \Kolisch.~\ \Schumoff!]

1—- P 4 R . 1--P4R.
2— CR—3 A R , 2—CD—3 AD
3—A R — 4 - A D . 3—A 4 A.
4— P 4 C D - 4—A X PC.
Si el alfil negro se retira, las blancas han ganado un tiempo
con el avanco del pson del caballo de la dama, expeditando l a
salida de su alfil. Si las negras toman con el caballo el pson
quo se les propone, pierden el peón de su rey, y ademas ten-
drán que retroceder después con el caballo, sin perjudicar el
ataque del contrario. E n consecuencia, lo mejor en este caso,
es tomar el peón del gambito, con el alfil.

5— P 3 A D . 5—A 4 A .
So ha discutido mucho sobre si es preferible ir á esa casilla
ó á la cuarta de la torre. Nosotros no somo.- partidarios de l a
jugada hecha por M r . Schumoff, porque así el alfil del negro
tiene quo penbr un tiompo al ser atacado por el peun de l a
dama. M r . Morphy casi siempre retira su alfil en este caso á
la cuarta de la torre. E l distinguido ajedrecista mexicano y
respetable amigo nuestro D . Ramón Terreros, ha ideado lle-
var el alfil á la segunda del rey, porqm de ese modo se guar-
da perfectamente la línea sobre la cual ha de girar el ataque:
la variante del Sr. Terreros nos parece muy digna de ser estu-
diada por los profesores mas inteligentes y por lo mismo pro-
ponemos que en lo sucesivo se dé á esa defensa el nombre de
Evatis-Terrcros, reservándonos dar mas adelante en el pre-
sente capítulo varios ejemplos prácticos de esta nueva varian-
te del gambito Evans, con el grabado ó diagrama de su situa-
ción. A _ T

6— Enrocan. 6—P 3 D.
7— P 4 D . 7—P X P.
8— P X P . 8—A 3 C.
9— P 5 D. 9—D 3 A.
Q U J esta última jugada que tiene por objeto ganar una tor-
re, dejando perder el caballo, sea ventajosa para las negras, es
cuostion pendiento entre los aficionados; y el presente juego
adelanta un paso hacia l a demostración de que no lo es.
1 0 —P X C. 1 0 — D X T.
1 1 — D 3 C. 11—D 3 A .
12— P 5 R.
.Desde esta jugada comienza una enérgica y encantadora
combinación de M . K o l i s c h .
12—PD X P.
1 3 — T casilla R . 13—P x P.
E n vez de tomar el peón perdiendo un tiempo precioso, las
negras hubieran podido defenderse mas, sacando el caballo d e l
rey á la segunda de este, ó el alfil á la tercera dol mismo rey.
1-1—A 5 C R . 11— D 3 D. '
15— C X P. 15—A 3 R.
16— C X P A R . 1 6 — R x C.
17— T X A. 17—A x P f .
1S—R X A . 18—D 5 D f.
1 9 — R casilla A . 1 9 — R casilla A ,
2 0 — D 3 T D •{-. 20—P 1 A .
2 1 — D 3 A R f. 21—C 3 A .
22— D X T f. 22—R 2 A .
2 3 — T X O t doble. Se riuden.

EJEMPLO SEGUNDO 3L G A M B I T O «EVANS.»

BLANCAS. NEGRAS.

[Anderssen ] [Dvfrcsne.']

l — P 1 R. 1— P 4 R .
2_CR—3 A. 2— CD—3 A .
3—A 4 A. 3—A 4 A .
4— P 4 C D . i—A X PC.
5— P 3 A D . 5—A 4 TD.
E n la partida anterior se llevó el alfil á su cuarta casilla, y
en esta á la cuarta de la torre. E l lector podrá comparar fá-
cilmente las ventajas ó inconvenientes de cada una.
6— P 4 D . 6 — P X P.
7— Enrocan. 7—P 6 D.
Juega así M r . Dufresne, para impedir que la dama blanca
vaya en el acto, con un ataque formidable, á su quinta casiila.
E n este caso, es decir, en la situación de las negras al mover
su peón á la sexta de la dama, Basterot recomienda P 3 D ó
quo so saquo el caballo del rey á la tercera del alfil: en el
Schachzcüung se aconseja tomar con el alfil el peón de la ter-
cera del alfil de la dama de las blancas.
S—D 3 CD. 8—D 3 A R .
9—P 5 R.
Esta jugada es muy esencial en el gambito «Evans.»
9—D 3 CR.
S i el caballo hubiera tomado el peón, las blancas habrían
llevado su torre á la casilla del rey, con notable ventaja.
1 0 — T casilla R . 10—CR—2 R.
l í — A 3 TD. 11—P 4 CD.
Las negras sacrifican este peón, á fin de quitar la dama
blanca 'de la fuerte posición que ocupa. ' "
12— D x P. 1 2 — T casilla C D .
1 3 —D 4 T. 1 3 — A 3 C.
14— CD—2 D. 1 4 — A 2 C.
1 5 — C D — 4 R. • 15—D. 4 A R ,
16— A R x PD.- 16—D 4 T.
1 7 — C 6 A R "[•••• 17—Px'C.
1S—P x P. 1 8 — T casilla C R ,
1 9 — T D casilla D .
M r . Anderssen, quo después do Morphy os t a l voz el mas
fuerfco jugador de ajedrez del mundo, siendo en este particu-
lar el justo orgullo de su patria (Alemania), demuestra on esa
jugada la profundidad de su maravilloso genio para la combi-
nación. M u y especialmente llamamos l a atención dol lector
acerca de las jugadas que van á seguir.
19—D X C
2 0 — T X C f. 2 0 — C X T.
2 1 — D X P D f. 21—R X D.
2 2 — A 5 A R f. 2 2 — R casilla R .
2 3 — A 7 D -j\ 23—Cualquiera.
24— A X C tf-

E J E M P L O T E R C E R O D E L G A M B I T O «EVANS.»

(Partida jugada en el café ele la Regencia, de Paris, en Enero


de 1859.)

BLANCAS. • NEGRAS.

\_A. de la Riviere.'] [Anderssen."]

1— P 4 R . 1— p 4 R..
2— C R — 3 A . 2— C D — 3 A .
3— A R — 4 A . 3_AR—4 A.
4__P 4 CD. 4— A X 1 C. 3

5—P 3 AD. 5— A 4 A .
6'—Enroca. 6 _ P 3 D.
7— P 4 D . 7— P X P .
8— P X 8— A 3 C .
9—P 5 D. 9—CD—2 R.
1 0 —P 5 R . 10— A 5 CR.
11— A 2 CD. 11— P x P
1 2 —D 3 C D . 1 2 —A X C :
13— D X A . 13— D 3 D.
14— C 2 D. 1 4 —A 5 D .
1 5 _ C 4 R. 1 5 _ D 3 CR.
16— A X A. 16—P X A .
17— P 6 D.
Notable os esta jugada del campeón francés M . de la Riviére,
porque ella le asegura el triunfo sobre su hábil adversario. Las
negras no pueden apoderarse del poon avanzado, sin perder
su dama, pues el alfil blanco tomaría el peón del alfil del rey,
dando en seguida M . de la Riviére, jaque doble con el caballo.
17—P 4 A R .
Después de la falta anterior, Anderssen hace prodigios, aun-
que inútilmente.
1 S — P 7 D f. 1 8 — R casilla D .
19—C 5 CR.
Las blancas entregan impunemente este caballo, porque to-
mando después el pcon del caballo de l a dama de las negras,
ganarían una torre.
1 9 —D 3 A D .
20— C 7 A R f . 20— R X P.
2 1 — C 5 R f. Se rinde, por perder la da-
ma, y con ella la partida.
EJEMPLO C U A R T O D E L G A M B I T O «EVANS.»

[Partida jugada en consulta en 1856.]

BLANCAS. NEGRAS.

[Mltf. Stauntony Oioen.] [MM. Barnes y Zb'tventhal.']

1—P 4 R. 1—P 4 R .
•2—CR—3 A . 2 — C D — 3A.
3—A 4 A . 3—A 4 A .
4 _ P 4 CD. 4—A x PC.
5—P 3 A D . 5 — A 4 T.
G—P 4 D. 6—P xP.
7— Enroca. 7—P 3 D.
S i en vez de mover las negras ese peón, hubieran tomado
el del alfil de l a dama con el pcon de la quinta do l a roina, l a
dama blanca se habria situado en el acto en su quinta casilla,
como indicamos en la página 64, al comentar la sétima juga-
da de M r . Dufresne. Por eso en las presentes circunstancias
no es conveniente hacer dicho cambio de peones, pues las ne-
gras deben jugar: P 3 D ó P 6 D , para que en este último
caso, la reina blanca a l apoderarse del poon, tenga que perder
un tiempo.
8— D 3 C D . 8—D 3 A R .
9— P x P. 9—A 3 C.
10— A 5 CD. 10—A 2D.
11— P 5 R. 11—P X P.
1 2 — T R casilla R . 12—CR—2 R.
13— PxP. 13—D 3 CR.
1 4 _ A R — 3 D. 14—D 4 TR.
15— T R — 4 R. 1 5 — C R — 3 C.
1 6 —D 4 T D . 16—A 3 R.
1 7 _ C D — 2 D. 17—A 4 D.
18— T 4 CR. 18—P 3 TR.
1 9 — T X C.
Las negras no pueden tomar la torro con el pr>oñ, porque
perderían su dama, avanzando las blancas dos pasos el peón
del caballo del rey y trayendo on seguida el alfil del rey á su
casilla.
1 9 — A X C.
20—- C x A . 2 0 — P X T.
21— P i - C R . 2 1 — D 6'T.
2 2 — A X P C f. 2 2 — R casilla D .
23—D 4 A R . 23—C 2 R.
21—A 7 A. '
Eota jugada tiene por objeto impedir los movimientos del
caballo negro y ol avance dol pcon do la torro del rey contrario.
2 1 — R , casilla A .
A nuestro juicio, las negras hubieran podido hacer tablas
' l a partida, adelantando un paso el pcon de la torro del rey.
Así, cambiada la torre por el alfil, la reina negra hubiera sali-
do do su prisión.
25—A 3 TD. 25—C 3 A D .
2 6 —A 8 A R ,
Las negras no pueden aprehender el alfil con l a torre, por-
que seria mato en tros jugadas, dando jaque el otro alfil blan-
co on la sexta del rey y tomando la dama blanca la torre ene-
miga, acto continuo.
2 6 — C casilla D .
2 7 — A[x P C R . 27—C X A .
2 8 — A X T. 28—C X A .
29— D 5 A R f. 2 9 — R casilla D .
3 0 — D 6 A R f. 3 0 — R casilla R .
3 1 — D X C f. Se rinden.

EJEMPLO Q U I N T O D E L G A M B I T O «EVANS.»

BLANCAS. NEGRAS.

[Mac-DonncUJ] [La Bourdoimais.']

1— P 4 R . 1- - P 4 R.
2— CR—3 A . 2— CD—3 A .
3— A 4 A . 3 _ A 4A .
4— P 4 C D . 4— i x re.
5— P 3 A D . 5— A 4 T.
6— Enroca. 6— A 3 C.
7— P 4 D . 7__P P .
x

S—P x P. 8— P 3 D .
9—P 3 TR. 9— C R — 3 A .
10— P 5 R. 10—PXP.
1 1 — A D — 3 T.
E n dicha situación es del mayor interés ese movimiento,
para que el contrario no se enroque.
11—A x P D .
12— D 3 CD. . 12—D 2 D.
E n caso de tomar la torre, las Mancas le huMcran dado m a -
te a l rey negro en dos jugadas bien perceptibles, es decir, to-
mando primero el pcon tl-.il alfil del roy, con ol alfil, y llevando
en seguida l a dama á la sexta del roy.
1 3 — C R — 5 C. 1 3 — C D casilla D .
14— 0 D--3 A . 14—P 4 AD.
1 5 — C X P A I t (!) 1 5 — T R casilla A .
No puede tornar el caballo con su caballo, porque entonces
las blancas llevarían el alñl del rey á la quiuta del caballo de
la dama, ganando la reina de las negras.
16— C X PR. 16—A X CR.
1 7 — T R casilla R . 17—CD—3A .
1 8 —A D X P . 18—D 4 A R .
19— C 5 CD. 19—AD—2 D.
2 0 — C G D f. Se rinden.
Las negras tienen forzosamente que perder su dama, por-
que ol alfil no puode tomar el caballo sin descubrir el rey.

EJEMPLO SEXTO GAMBITO «EVANS.»

BLANCAS. NEGRAS.

[_MorpJiy.~] \_Lowenthal.~\
1— P 1 R . 1— P 4 R .
2— CR—3 A . 2— C D — 3 A .
3— A 4 A . 3— A 4 A .
4 _ p 4.CD. 4— A . x P C
5— P 3 A D . 5— A 4 A .
6— Enroca. 6— P 3 D .
7— P 4 D . 7— P x P .
S—P X P. S — A 3 C.
9—P 5 D. 9—0 4 R .
1 0 — C x C. 1 0 — P X C.
1 1 — A 2 C. 11—D 2 R.
1 2 —A 5 C f . 12—A 2 D.
13— A x A f . 13—RxA.
1 4 — D 4 C R f. 14—P 4 AR.
1 5 — D X P A f. 1 5 — R casilla R ,
16—A x.P. 16—C 3 T.
17—D 4 A. I T — R 2 D.
18— C 2 D. 1 8 — T D casilla R .
19— C 4 A D . 19—A 4 A.
2 0 — T D casilla D . 2 0 — A 3 D.
2 1 —A x A. 21—P X A.
2 2 — T casilla C D .
E s t a jugada es el primer paso de una deliciosa combinación
del gran ajedrecista americano.
22—P 3 CD.
2 3 — T R casilla A D . 23—D 3 A R .
. 24—D3R. 24—C5C.
2 5 — C X P C f. 2 5 — P X C.
26— T 7 A f ü 2 6 — R casilla D .
S i tomara M r . Lowénthal esa torre, recibiría mato en pocas
jugadas.
2 7 —D X P C . 27— D x P A f.
2 8 — D X D. 28—C X D.
29— T 7 TD. 29—C 6 I f.
Como no les es dable á las negras defender ese caballo, por-
que tienen el mato encima, se contentan con doblar un pcon
á M r . Morphy.
3 0 — P x C.' 3 0 — R casilla A .
31— R 2 A . ; Se rindo.
L a s blancas poseen dos peones mas, y pueden jugar su rey
libremente. L a s negras, pues, tienen que perder irremisible-
mente, y por eso abandonan la partida.
Hemos leído en un periódico, que, desde 1S5S, época en
que tuvo lugar dicha partida, á la fecha, M r . Lowenthal (dis-
tinguido jugador inglés), ha hecho tan portentosos progresos,
quo hay quien lo croa mas fuerte en la actualidad que el mis-
mo Morphy. Nosotros lo dudamos mucho, porque Morphy, quo
á los trece años do edad venció al propio Lcvventhal, triunfan-
do mas tarde on dos distintas ocasiones do todos los célebres
ajedrecistas de Europa y América, y jugando con extraordi-
nario éxito on Paria, Londres y otros punto?, ocho juegos á
la voz, sin ver el tablero, debo haber progresado también de
una manera notable. M o r p h y no tiene todavía cuarenta años,
y si no es cierta la noticia quo ha llegado hasta nosotros (co-
mo ardientemente lo deseamos) de quo el eminente ajedrecis-
ta padece del cerebro, á causa do los grandes esfuerzos inte-
lectuales á quo se ha dedicado, nos prometemos que en 1376
volveremos á oir su nombre, como el primero de todos, en el
concurso de ajedrez.quo se efectuará entóneos en la exposi-
ción universal de Filadolfia. Hace nueve años le vimos jugar
ocho partidas simultáneamente en l a Habana, no solo sin ver
el tablero, sino conversando unas veces y bailando otras oca-
siones: todas las ganó, á pesar do jugar sus adversarios bas-
tante bien. S u memoria es tan fenomenal,, quo instantánea-
monto repite en el tablero cualquiera de las partidas célebres
en quo ha tomado parte, y á nosotros nos dio una prueba do
ello, on una oportunidad en quo so lo pedimos. Sumamente
modesto, muy simpático y agradable, de exquisita urbanidad
como caballero y como ajedrecista, dejó en nosotros recuerdos
tan profundos, que hemos querido consagrarlo estas pocas lí-
neas, a l poner en nuestro libro algunas partidas modelos del
mas autorizado de los maestros.
EJEMPLO SETIMO D E L GAMBITO «EVANS.»

BLANCAS. NEGRAS.

[31r. Moiiyrcdicn.] [3ír. 3forphy.li


1— P 4 R . 1— P .1 R .
2— CR—3 A . 2— CD—3 A.
3 —A 4 A . 3 —A 4 A .
4— P 4 C D . 4__A X PC.
5—P 3 A . 5 —A 4 T. .
6 — E íroca. 6— C 3 A R .
7— P 4 D . 7— Enroca.
8— P 5 D . S—C 2 R,
9— D 3 D. 9 — P 3 D.
10— P 3 TR. 1 0 — C 3 C.
1 1 — C 2 T. 11— C 4 T .
12— A 3 CD. 12— CD—5 A .
1 3 — A X 0. 13— C X A .
lí—D 3AR. II—P 4 AR.
lo—PX-P- 15— AD X P .
1 6 _ p 4 CR. 16— A G D .
17—D 3 R. 17— A 3 CD.
15—D 2 D . 18— D 5 TR,
Se nuda.

EJEMPLO 03TAVO-DE GAMBITO «EVANS.»

BLANCAS. NEGRAS.

[3fr. Morphy.'] [Mr. Tlampton.]


1— P 4 R . 1— P 1 R .
2— CR—3 A , 2— C D — 3 A .

3— A 4 A 3—A 4 A .
4— P 4 CD. 4—A X PC.
5 —P 3 A. 5—A 4 A.
6 — Enroca. 6—P 3 D.
7— P 4 D . 7—P X P .
8— P x P. 8 — A 3 C.
9— C 3 A . 9—C 3 A .
1 0 —P 5 R . 10—P X P.
1 1 — A 3 T.
Generalmente es conducido ese alfil, en su oportunidad, á
la segunda del caballo. M r . Morphy descubrió que en la ter-
cera de la torre ocupa una posición mas fuerte, en el gambito
de que se trata, por impedirse así la fuga del rey enemigo.
l l — A D — 5 C.
1 2 — D 3 C. 12—A 4 TR,
13— P x P. 1 3 — C R — 5 C.
1 4 — T D casilla D . 1 4 — D casilla del A .
15—P G R. 15—P 3 A .
1 G — D 5 C. 16—A 3 CR,
17—A 5 D. Se rinde.
Las negras no pueden evitar que el alfil tome en seguida e l
caballo do l a dama, lo cual os la pérdida irremisible de la par-
tida por parte de M r . Hampton.

E J E M P L O N O V E N O D E L G A M B I T O «EVANS.»

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Marache.J [Mr. Morphy]


1— P 4 R . 1—P 4 R .
2— C 3 A R . 2—CD—3 A. -
3— A í A . 3—A 4 A .
4— P 4 C D . 4—A X PC.
5— P 3 A D . 5 — A 4 T.
6— P 4 D . 6—P XP .
7— P 5 R . 7—P 4 D .
8— P x P al paso. S—D X P .
9 — Enroca. 9—CR—2 R.
1 0 — C 5 C. 10—Enroca.
11— A 3 D . 11—A4AR.
12— A x A . 12—CxA.
1 3 — A 3 T. 13—D 3 CR.
14— A X T . 14—DXC.
15—A 3 T . 15—PXP.
1 6 — A tí su casilla. 1 6 — D 3 C.
17— A 4 A . 1 7 — T casilla D .
18— D 2 A . 18—CD—5D.
19—D 4 R. 1 9 — C 6 C R y gana.
E s soberbia y brillante esta última jugada de M r . Morphy,
y los amatcurs se deleitarán con ella. S i las blancas toman e l
caballo, pierden l a dama; si no lo toman, tienen que perderla
también, por el jaque que después ha de dar el caballo de l a
reina en la sétima del rey.

E J E M P L O D É C I M O D E L G A M B I T O «EVANS.»

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. C. F. SmilJi, que da de [Mr. Duff.]


ventaja á su contrario la tor-
re de la dama.]

Quítese del tablero- l a torre de l a dama de las blancas.


1—P4 " 1—P4R.
2— CR—3 A . 2— C D — 3 A .
3 —A 4 A . 3 —A 4" A .
4— P 4 C D . 4 —A X PC.
5 —P 3 A D . 5 — A 4 T.
6—P 4 D . 6— P X P -
7— Enroca, 7_P P.
x

8— P 5 R . 8— P 3 D .
9 — T casilla R . 9— A 4 A .
1 0 — P X P t á l a descu- 1 0 — R casilla A .
bierta.
1 1 — A 3 T. 11— A 5 CD.
1 2 — D 3 C. 12—D X P .
13— A X P A . 13— P 7 A .
1 4 — A X C. 14— T x A .
1 5 _ C R — 5 C. 1 5 — A 3 C.
16—D 7 A R t. 10—A X D.
17__C X P t t .

EJEMPLO UNDECIMO D E L GAMBITO «EVANS.»

Hasta ahora hemos puesto varias partidas en que el gambi-


to que nos ocupa ha sido ac3ptado: véase á continuación una
partida en quo dicho gambito fué rehusado, y que tomamos do
l a revista The Chess Playcr's Chronicle, por M r . Staunton:

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. C. F. Smith,} [Mr. Andrews.'}

1— P 4 R . l — P 4 R,
2— C R — 3 A . 2—CD—3 A .
3 —A 4 A . 3—A 4A .
4— P 4 C D - 4—P 4D.
Cuando se rehusa este ga tito, las jugadas mas frecuentes
EODj la que ha hecho M r . A :ews, 6 A 3 C.
5— P x P . 5— C X P C .
6— C D — 3 A . 6— C R — 3 A .
7— C R X P . 7_CD x PD
8 — C X C. S—C X c.
9 — Enroca. 9—Enroca,
10— P 4 D. 1 0 — A 3 C.
11— A 3 TD. 1 1 — T casilla R .
12— C X P A R . 1 2 — R x C.
13— D 5 T t. 1 3 — R casilla C.
1 4 —A X C t 1 4 — R capilla T.
15— A 7 A R . 15— T 5 R.
1 6 — T D casilla R . 16— A 5 CR.
17_D 5 CD. 17— P 3 A D .
1 8 — D 3 C. 18— D X P.
1 9 — T x T. 1 9 — D X T.
2 0 — A 2 C. 2 0 — T casilla D .
21—A 4 AD. 2 1 — T casilla A R .
22— A 7 A . 22— D 2 R.
23—A 4 A D . 23— T x P.
2 4 — R casilla T. 2 4 —T x T f.
2 5 — A X T. 25— D 4 A D .
2 6 — A X P f. 26— R X A .
27— D 2 C t. 2 7 — R casilla C.
Se rinde.
E J E M P L O DUODÉCIMO D E L G A M B I T O «EVANS.»

BLANCAS. NEGRAS.

[El Brahnin Shagird, que da [Un aficionado]


un caballo de ventaja]

Quítese del tablero el caballo de l a dama de las blancas.


1—P - I B . l — P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—CD—3 A .
3— A 4 A . 3—A 4A .
4— P 4 CD. 4—A X PC.
5— P 3 A D . 5 — A X 4 T.
6— Enroca. 6—CR—3 A .
7— D 2 A . 7—P 3 D ,
8— P 3 T R , 8—Enroca.
9— P 4 D . 9—P x P.
10— P x P . 10—A3CD.
1 1 — T casilla D . 1 1 — C D — 4 T.
12— A 3 D . 12—A 2 D.
13—P5R. 13—PXP.
14— P X P. 1 4 — C casilla R . -
15— A x P f. 1 5 — R casilla T .
1 6 —A 3 T D . 16—P4AD.
17— A x P . 17—AxA.
18— D X A. 18—CR—2 AD.
19— A 5 A . 19—P 3 CD.
20— D 4 CD. 20—C 3 R.
21— T x A. 2 1 — D x T.
2 2 — D 4 T R f. 2 2 — R casilla del C.
2 3 — D 7 T |f.
L a anterior partida, como afirma con acierto Basterot, es
un modelo de precisión y elegancia por parte de las blancas.
EJEMPLO DECIMOTERCERO D E L GAMBITO
«EVANS.»
DEFENSA TERREROS.

(Partida tornada de la obra «Morphy'Gamesa


por M r . Lowenthal.)

M r . Worrall, que estuvo en México, y que varias veces se


batió aquí al ajedrez con el S r . Terreros, jugó con el gran M o r -
phy en Inglaterra, l a partida que se verá en seguida, em-
pleando el sistema de nuestro estimable amigo. E l éxito no
correspondió á M r . Worrall, pero sin embargo repetimos quo la
defensa en cuestión merece ser estudiada reposadamente. Cou
esa defensa, el Sr. Terreros ganó muchos juegos á uno do los
ajedrecistas mas fuertes quo habia hace pocos meses en esta
capital, el apreciable caballero aloman M r . Magnus, corredor
de profesión, que nos honró con su amistad } que falleció úl-
r

timamente. Las expresadas partidas no se escribieron, y por


eso nos privamos del placer de incluirlas en cote libro. l i é aquí
ahora la partida á que hemos hecho referencia:

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Morphy, que da un cala- [Mr. Worrall.']


lio de partido.]

Quítese del tablero el caballo de la dama de las blancas.


l _ p 4 R. 1—P 4 R.
2— CR—3 A . 2—CD—3 A .
3—A 4 A . 3—A 4 A .
4 — P -1 C D . 4 — A x PC.
5— P 3 A D . 5—A 2 R,
6 — P 4D.
M r . Lowenthal opina que en este caso es mas ejecutivo lle-
var la dama á la tercera del caballo.
6—C 3 A .
7— P X P . 7—C 5 C R ,
8— Enroca. 8—CR X P 4 R.
9 — C x C. 9 — C x C.
1 0 — A 3 C. 10—Enroca.
1 1 —P 4 A R . 1 1 — A 4 A f.
1 2 — R casilla T. 1 2 — C 3 C.
13— P 5 A . 13—C 4 R.
1 4 —P 6 A .
M r . Morphy entrega esa peón en cambio de un fuerte ataque.
14—P x P.
1 5 —A 0 T R . 15—P 3 D.
Profiere M r . Worrall perder la torre, cambiándola desventa-
osamente por un alfil, porque este ocupa una temible posición.
1 6 — D casilla R . 16—A 3 R.
1 7 —D 3 C t . 1 7 — C 3 C.
1S—P 4 TR. 1 8 — R casilla T .
1 9 — P 5 T. 1 9 — T casilla C.
2 0 — P X C. 20—T X P.
2 1 — D 4 T. 21—A X A.
22— P X A . 22—D 2 R.
23— T 5 A . 2 3 — T casilla R .
2 1 — T casilla R . 2 1 — T D casilla C R .
2 5 — T 5 T. 25—T x P.
2 6 —A 5 C.
Perfectamente jugado. Las negras no pueden apodérars3
del alfil, porque tienen el mate encima.
2 6 — T 2 C.
27—A x P y g a n a .
EJEMPLO DECIMOCUARTO D E L GAMBITO
«EVANS.»

A l llegar á este lugar de nuestro libro, liemos- sido agrada-


blemente sorprendidos por una. publicación que ve actualmente
ia luz en Londres, redactada'por el eminento jugador de aje-
drez W . N . Potter, que se intitula: The City of London Ohoss
Magazinc, y que acabamos de recibir. E n ella liemos hallado
la notable partida siguiente, una de las veintidós que simultá-
neamente jugó con feliz resultado el 5 do Noviembre do 1873,
en el club de Londres, el joven Herr Stcinitz, venoedor on e l
último y famoso torneo por correspondencia, entro dicho club
y el de Viena, y quo está reputado por ser hoy el primer aje-
drecista del mundo, supuesto el eclipse voluntario -ó involun-
tario de P a u l Morphy. l i é aquí la partida:

BLANCAS. NEGRAS.

[LTerr Steiniiz.'] . r [Mr. Maas.í

1—P 4 R . 1—P 4 R.
2—CR—3. A. 2—CD—3 A .
3—A,,4A;. 3 — A 4 A ..
4—P 4 CD. 4—AxPfJ.
5—P 3 A D . 5—A 4 A.
6—Enroca. G—P 3 D .
7—P 4 D. 7—P X P .
8—P X P . 8—A 3 C.
9—P 5 D. 9—C 4 T D .
10—A 2 C. 10—C 2 R .
S i el caballo hubiera tomado el alfil, las blancas h^brian re-
cuperado l a pieza perdida, en el acto, dando jaque con la dama.
11—A 3 D. 11—Enroca.
12— OD—3 A. 1 2 — C 3 C.
1 3 —D 2 D . 13—P 4 A D .
14— C 2 R. 14—P 3 AR.
1 5 — T D casilla A . 15—A 2 A.
E l célebre comentador J . H . Zukertórt dice que en este
caso, las negras debieron haber llevado el caballo á la cuarta
del rey.
1 6 — C 3 C. 1 6 — T casilla C.
17— C 5 A. 17—P 4 CD.
1 8 — R casilla T. 18—P 5 A,
1 9 — A casilla C. 1 9 — P 5 C.
20—A4D. 20—A3T.
2 1 — T casilla C R . 21—P6A.
2 2 — D casilla R . 22—C 5 A R .
2 3 —A X P T . 2 3 — T 2 C.
24—A 3 R. 24—C 7 R.
25— CR—4 D. 25—C X TD.
.Era mejor haber tomado la otra torre, quo es la del ataque.
2 6 — C 6 R. 2 6 — D casilla R .
2 7 — A X C. 27—T 2 A .
2 S — P 4 C. 2 8 — D 5 T (?)".
29—P 5 C . 29—P7A. ' i < I
~.
30— P x P . 3 0 — P X A y pide otra D.,
3 1 — C6T-¡\ 3 1 — R casilla T.
3 2 — C x T ,f. 3 2 — R casilla C.
33— T X P t t -
EJEMPLO DECIMOQUINTO D E L GAMBITO
«EVANS.»

(Brillan tí sima partida, tomada do la publicación quo liemos


citado en el ejemplo anterior.)

BLANCAS. NEGRAS.

[J. E. Zulcertort, que da un {Un aficionado.]


caballo departido]

Quítese del tablero el caballo do l a dama de las blancas-


l — P 4 B. • 1—P.4R.

2—CR—3 A . 2—CD—3 A .
3—A 4 A. 3—A 4 A.
4—P 4 CD. 4 — A X PO*
5—P 3AD. 5—A 4 A.
6—Enroca. 6—P 3 D.
7—P 4 D. 7—P X P .
8—PXP. 8 — A 3 C.
9 — T casilla R . 9—CR—3 A .
10—P 5 R. 10—P X P.
1 1 — A 3 T. 11—A X.P.
1 2 — D 3 C. 12—D 2 D.
1 3 — T D casilla D . 13—CD—4 T.
1 4 — C X A (!). 14—CXD.
15—T X P t- 1 5 — R casilla D .
16—A 7 R f. 16—D X A.
1 7 — C 6 A f doble. 1 7 — R a su casilla.
18—TSD-j-f.
EJEMPLO DECIMOSEXTO D E L GAMBITO
«EVANS.»

DEFENSA TERREROS,

(Partida jugada en México,)

BLANCAS. NEGRAS.

[A . G. Vázquez] [Indalecio Velaseo,


de Querótaro]

i - -P 4 R. 1—P 4 R.
2- -CR—3 A . 2—CD—3 A.
3- •A 4 A . 3—A 4 A.
4 _ - P 4 CD. 4—A X P .
5 - - P 3 AD. 5 — A 2 R.
G—-D 3 CD. 6 — C R — 3 T...
7 - - P 4 D. 7—CD.—4 - T ,
8 - -D 5 C. 8—C x A.
9 - -D X C. 9—C á su casilla,
1 0 - -C X P . 1 0 — P 4 D.
Para impedir el mate.
1 1 - -Px P . 11—A 3 D.
1 2 - -Enroca. 12—P 3 AR.
1 3 - -P 4 AR. 1 3 — P x C.
1 4 - -P A XP. 14—A á su casilla.
1 5 - - P G D. 15—D 2 D.
1 6 - -P X P . 16—D R.3
17— - P 5 D. 17—D x P R .
18- -A 4 A . 18—D 4 T.
1 9 - -D 4 R t . 19—R 2 A.
2 0 - -P 6 D. 20—C 3 A.
21—A 5'R. 21— P 3 T i l ,
22— C 2 D . 22—P 4 TD
23—T D casilla R, 23— D 3 C.
24— D X D | 2-1—E, x D.
25— A X 0. 25—P x A .
26— T 8 R: 26— R 2 A .
27—T R casilla R. 27—A R — 2 C
28— T x T. 28—A .x T.
29— T 7Rf 29—R casilla A.
30— C 4 R. 30—P 3 C D .
31— P 7 D. 31—A X P.
kr N o pueden las negras hacer otra cosa mas eme' Osa, para i m -
pedir quo las- blancas entren á dama on el acto.

32— T X A . 32— R á su casilla.


33— T 7'£
;
33— S o % l o . '

Debiéramos analizar on esta oportunidad los mejores movi-


mientos quo se pueden hacer para robustecer l a defensa Terre-
ros. Teniendo en cuenta sin embargo, quo análisis como osos
corresponden á las notabilidades del juego, nos ceñimos á lo
expuesto anteriormente, dando solo á continuación las juga-
das que el inteligente autor de dicha defensa recomienda co-
mo mejores para la misma:

Variante primera,

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 R. . 1— P 4 R.
2 _ C R — 3 Á, 2— C D — 3 A .
3—A 4 A . 3— A 4 A.
4_P4CD. 4— A X PC.
5—P 3 A D . 5— A 2 R.
6 — D 3 C. 6 — C R — 3 T.
7 _ p 4 D„ 7 — C D — 4 T.
8 _ D 4 T. 8—C X A .
9—D X & 9
—° - 5 c

10— P 3 TR. 10—C 3 A .


1 1 —P X P - 11—P 4 D.
12— P R X P. 12—C X P-
E l juego os igual para ambas partes.

Variante segunda.

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 R . 1—P 4 R .
2—CR—3 A. 2—CD—3 A .
3—A 4 A. 3—A 4 A .
4—P 4CD. 4 _ A x PC.
5—P 3 A D . 5—A 2 R.
6—D 3 a 6 — C R — 3 T.
7—P 4 D. 7—CD—4 T.
8—D5C, 8—CX A.
9 — D X 0. 9 — C 5 C.
10—PXP. 10—P3D.
3 h a y ventaja por niügun lado.

Variante tercera.

• BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 R . 1—P4R.
2—CR—3 A. 2—CD—3 A .
3—A 4 A. 3—A 4 A.
4—P 4 CD. 4—A X"PC.
5—P 3 A D . 5—A 2 R.
6--P 4 Di 6 — G 4 TD»
7—D 4 T. 7—P 3 A D .
8— C X P. 8—C X A ,
9—D X C. 9—P 4 D.
10—PxP. 10—DxP.
Queda neutralizado el ataque.

Variante cuarta.

BLANCAS. NEGRAS.

l — P 4 R. l — P 4 R.
2—CR—3 A . 2—CD—3 A .
3—A 4 A . 3—A 4 A .
4—P 4 CD. 4—A X PC.
5—P 3 A D . . 5—A 2 R.
6—D 3 C. 6—CR—3 T.
7—P 4 D. 7 _ C D — 4 T.
8—D 5 C. 8—C X A .
9—A X C. 9—C 3 D.
10—D X P R . 10—P 3 A R .
11—D 5 TR f. 11—P 3 CR.
12—D 4 C. 12—P 4 A R .
13—P X P . 13—C x P.
14—A 5 C. 14—Enroca.
1 5 _ C D — 2 D. 15—P 4 D.
Y l a posición de las negras es mejor, por l a crítica situación
$n que queda l a reina blanca.

Variante quinta,

BLANCAS. NEGRAS.

1 — P 4 R. l — P 4 R.
2— CR—3A. 2—CD—3 A .
3 —A 4 A . 3—A 4 A.
4—P 4 C D . 4—A X PC.
5 —P 3 A D . . 5—A 2 E .
G—P4D. 6 — C 4 T-D.
7—C X P . 7—C X A .
8 _ 0 X C. 8—P 4 D.
Juego igual.
Y ahora, para terminar esto capítulo, ponemos aquí el gra-
b a ti o corre ep on cliente.

Posición del gambito "Evains-Terreros."

NEGRAS.

¿L [ - ¿Jt • | ¿ "&'| i i
•• • •• j!

L • ..
* •

''•'/,'•>' >
,¿1 !/' ;

—— ? LJ

y •MÍ,

H í-tííJ 2
BLANCAS,
CAPITULO I X .
DE L A D E P E F S A DE FILIDOE.

Andrés Danican Filidor nació en D r e u x (Francia) en 1726


y murió en 1795, con la reputación incontestable do sor el p r i -
mer jugador de ajedrez del siglo X V I I I .
Desde una. edad muy temprana venció á los ajedrecistas
mas fuertes de Europa; fué objeto de señaladas distinciones
por parto de varias cortes extranjeras, y el club do ajedrez de
Saint James, en Londres, le aseguró una fuorto pensión pa>-
ra quo asistiese periódicamente á sus reuniónos. E n 1782, eH
célebre jugador francés jugó simultáneamente tres partida»,,
sin ver las piezas, con los principales ajedrecistas ingleses, quo
eran el conde Brühl, Bowdler y Maséres, ganándole al prime-
ro y al último, y haciendo tablas el juego con el secundo. E s -
te experimento lo repitió después Filidor, con extraordinaria
éxito, llegando hasta jugar á la voz cuatro partidas, con a d -
mirable precisión y energía.
Puede decirse que á Filidor se debe haberse fijado ciertas
reglas fundamentales del juego, y que á él le toca de derecho
el dictado de el primero de los maestros, por mas que posterior-
mente se hayan hecho investigaciones que desconoció el gran
ajedrecista. Los peones los manejó siempre de una manera m a -
ravillosa: demostró la suma importancia de conquistar con ellos
el centro del tablero, y y a como ajedrecista, 3'a como notable
compositor de música que era, hizo las delicias de la corte vo-
luptuosa y brillante de Luis X V .
13
Varias obras sobre ajedrez compuso Filidor, reformando en
las últimas algunos do los principios que habia asentado en las
anteriores. S i n embargo, recomendamos á nuestros lectores
que si quieren tener á l a vista los ejempbs prácticos del céle-
bre profesor, muy dignos de ser consultados siempre, procuren
adquirir l a obra publicada el año de 1874, en Paris, por M .
Sansón, en la cual se bailan ordenadas y comentadas todas las
partidas notables do Filidor; obra puesta bajo l a protección de
M , George Walkcr, y acompañada do las de Grecco, Stamma
y R u i Lopoz.
Con estos antecedentes no es extraño que los tratadistas
hayan dado el nombre do Defensa de Filidor, á una apertura
bastante fuerte que el hábil ajedrecista do D r e u x usaba fre-
cuentemente, y a por haberla dado este á couocer, en sus diver-
sas y complicadas variantes, y a para rendir un homenaje de
respeto y simpatía'al quo tanto hizo por el progreso del juego.
L a defensa do Filidor esiá formada por los movimientos que
siguou:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4-11. l — P 4 R,
2— C R — 3 A . 2—P 3 D.
Esta apertura fué explicada como buena por el mismo F i l i -
dor, on su Análisis del juego de ajedrez, edición de 1749, bajo
ol concepto do quo ella ora no solamente eficaz contra el ata-
que dol caballo del rey, sino porque daba una posición ente-
ramente fuorto al segundo jugador, al extremo do anular la
ventaja do l a salida.
Esta manera do ver, estaba basada en la persuasión de que
por medio de dicha defensa se podia llegar á l a adquisición del
centro, con los peones; pero mas tarde, en las ediciones de 1777
y 1790, él confesó quo la apertura do que se trata, no era en-
teramente correcta. Jugadores competentes han afirmado des-
pués, fundándose en análisis muy detenidos, que l a mejor con-
testación á la salida del caballo del rey á l a tercera del alfd,
no es l a defensa de Filidor, sino l a recomendada por ol anti-
guo Damiauo, es decir: C D — 3 A , como se ejecuta en el Giuoco
Piano.
M r . Staunton, el primero de los jugadores ingleses, muerto
á fines de 1874, y uno'de los autores de ajedrez mas respeto-
bles, asienta en su Manual, que el ajedrecista que acepto k i
defensa de Filidor, nunca podrá tenor un juego firmo y seguro,
si el contrario hace el ataque con evoluciones irreprochables.
Ponziani prefiere l a defensa ó contestación de Damiano, y a in-
dicada, para contrarestar la salida del caballo del rey enemigo,
expresando sin embargo quo en defocto do ella, la mejor es la
de Filidor. Basterot hace observar con mucho juicio quo no
obstante tan diversos pareceres, en la práctioa adoptan actual-
mente los' mas ilustres ajedrecistas, y con bastante frecuencia,
la defensa de Filidor. Jugando contra P . Morphy, siguieron la
expresada apertura, hace pocos años, U a r w i t z , Lowenthal,
Mongredien, Slous, Boucher, Seguin, Barnes, B i r d y otros.
E l mismo M o r p h y la empleó, batiéndose en unión de Bar-
nes contra Staunton y Owcn, con resultado favorable.
Decir nuestra opinión después de todo lo expuesto, es i n -
necesario, supuesto que y a es conocido el parecer de las emi-
nencias en el juego. A" pesar de ello, y sin protensiones do nin-
guna oíase, diremos que á nuestro juicio l a defensa de Filidor,
no es enteramente buena, porque no deja amplio espacio al
movimiento de las piezas, ni permite combinaciones elegantes;
pero que todo el que juegue con un ajedrecista superior hará
bien en adoptarla, en razón á quo con ella las piezas quedan
vigorosamente ligadas, y hay suma dificultad en destruirlas,
para el que tiene el ataque. Como defensa, pues, la apertura á
que este capítulo se contrae, merece ser juiciosamente estu-
diada.
Damos á continuación el grabado respectivo:

Posición de l a defensa de Filidor.

NEGRAS.

BLANCAS.

PRIMER EJEMPLO D E L A D E F E N S A D E FILIDOR.

[POR G. GRECO.]

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 R. • 1—P i R.
•2—CR—3 A . 2—P 3 D.
Puedo observarse aquí que con l a defensa que examina-
mos, l a calle del alfil del rey queda obstruida.
3— A 4 A . 3 — A D — 5 C.
4— P 3 T R . 4 — A x C.
5— D X A .
S i las negras no defendieran ahora el peón del alfil del rey,
del ataque combinado de la dama y del alfil del contrario, las
blancas darían el mate llamado vulgarmente del Pastor, por
su simplicidad, tomando el peón citado, con su dama.
5— D 3 A R .
E s buena práctica, por lo general, la de oponer alfilos á a l -
files, torres á torres, dama á dama, &c.
6— D 2 C D .
No hace cambio do damas, porque las negras ganarían un
tiempo sacando su caballo.
6— P 3 C D .
7— C D — 3 A . 7—CR—2 R.
S — C 5 C. S — C D — 3 1\
9 _ D 4 T.
M u y bien.jugado; porque ó aprehende a l caballo do la da-
ma enemiga, ó hace una descubierta funesta para las negras,
9—C 4 A D .
1 0 — C X P D f doblo. 1 0 — R casilla D .
11—D 8 R ff.

SEGUNDO E J E M P L O DE L A DEFENSA D E FILIDOR.


[POR FILInoU.]

BLANCAS. NEGRAS.

1— P A l i . L — P 4 11.
2— C R — 3 A . 2—P 3 D.
3— - P 4 D .
Esta es la jugada mas esencial para confcrr<restar l a defen-
sa de Filidor, paes estribando dicha defensa en l a cohesión de
los peones del centro, así se destruye al instante, en mucha
parte, la fuerza do que se habia rodeado el segundo jugador.
3—P 4 A R .
4 _ p x PR. 4 — P A X P.
5 — C 5 C. 6—P 4 D.
6— P 4 A R .
A fin do sostener ol peón del rey.
6 _ A R — 4 A.
7— P 4 A D .
Para desbaratar el centro de los peones negros.
7—P3 AD.
Con el objeto de conservar el centro atacado, y poder repo-
ner el poon que las blancas quieren tomar.
8-- C D — 3 A . 8-— C R — 2 R .
9-- P 4 T R . 9-— P 3 T R .
10-— C R — 3 T. 10-—Enroca,
11-— C D — 4 T. 11-— A R — 5 C f.
12-— A 2 D . 12-— A x A -}-.
13-- D X A . 13-- P 5 D .
14-- P 5 A D . 14-— P 4 C D .
15-— P X P al paso. 15-- P x P .
16-- P 3 C D . 16-— A D — 3 R .
17-- A 2 R . 17-—C 4 A R ,
18-—CR,—íí su casilla. 18-— C R . — 6 0.
19-- T R — 2 T . 19-- P 6 R,
20-- D 2 C. 20-- P 6 D .
21-— A 3 A . 21-— T R — x P .
22-—Enroca, 22-— T R — X 0.
23-— P X T . 23-- T X P .
24— P 3 TD. 24—T 5 A f .
2 5 — R casilla del 0. 25—T 7 A .
2 6 — D 4 0. 26—CD—3T.
27— D 4 A R , 27—CD—4 A.
28— D X GR. 2 8 — A 7 T f.
2 9 — R casilla T. 2 9 — C 6 C f|-.
L a partida anterior no es muy correcta, sobre todo por par-
te de las blancas, que han sido conducidas con descuido; pero
ella sirve para evidenciar l a importancia do mover bien los
peones, como los jugaba Filidor, conservando y avanzando á
toda costa los del centro.

EJEMPLO TERCERO D E L A DEFENSA D E


FILIDOR.

[POR G. GRECO.]

BLANCAS. NEGRAS,

1— P 4 R , 1—P 4 R.
2— CR—3 A . 2—P 3 D.
3— A 4 A . 3—A5CR.
4— P 3 T R . 4 — A 4 T.
5— P 3 A D . 5—CR—3 A.
6— P 3 D . 6 — A 2 R.
7— A 3 R . 7—Enroca.
8 _ p 4 CR.
Este avance pocas veces da buenos resultados. Siendo me-
jor enrocar del lado de la torre del rey,- que del otro lado, el
rey queda después muy expuesto á ataques desastrosos, si no
tiene suficientemente acondicionadas sus piezas para equilibrar
el desorden de los peones eme han de protegerle, 6 á menos de
que el ataque que se emprende sea rápido y decisivo. Y he-
mos dicho que es mejor, salvo casos especiales, el enroque con
la torre del rey que con l a de la dama, porque del primer mo-
do el rey queda oculto mas brevemente, á l a agresión del con-
trario, yendo en el acto á la casilla del caballo, mientras que
en el enroque con l a otra torre, el rey se sitúa en la casilla del
alfil, y tiene después que desperdiciar tiempo para retirarse.
8 — A 3 C.
9 _ C 4 TR. 9—P 3 A D .
10—C X A . 1 0 — P T x 0.
H _ P 4 TR. 11—P 4 CD.
1 2 —A 3 C . 12—P4TD.
13— P 4 T D . 13—P5CD
14— P 5 T R . 14—PXPT.
1 5 _ P 5 CR.
Es mas ejecutiva esta jugada, que l a de haber aprehendido
el peón.
15—C 5 CR.
1 6 —T X P . 16—C X A .
17— T 8 T+.
Soberbia jugada que decido rápidamente el combate.

1 7 — R X T.
18— D 5 T R t- 1 8 — R casilla C.
1 9 _ p 6 C. 1 9 — T casilla R .
2 0 —D 7 T |. 2 0 — R casilla A .
21—D S T t f .
C U A R T O E J E M P L O D E L A D E F E N S A D E FILÍDÓÍL.

Esta partida es una de las ocho que jugó M r . P . •Morphy 1

en Setiembre de 1S5S en el café de la Regencia en París, sin


ver el tablero, y simultáneamente, contra los aventajados aje-
drecistas Boucher, Biorwirth, Bornemanu, Guibert, Lequosnc,
Potier, Preti y Seguin. D e dichas partidas, que duraron diez
horas, gauó M r . Morphy seis é hizo tablas las restantes.
Cuando terminó esa memorable sesión—dice M . A de la R i -
. viere—el campeón americano no domostró la mas pequen a su-
Sal de fatiga.

. BLANCAS. NEGRAS.

'[Mr. Morphy] Mr. Boucher.

l_lp 4 R. 1—P 4 R.
2— CR—3'A. 2— P 3 D.
3— P 4 D . 3 _ p x P.
4— D X P ; 4—C 3 A D .
5— A R — 5 C, 6 - -A 2 D.
6—Axo: 6— A X A .
7 _ A D — 5 C. 7— P 3 A R .
*S—A 4 T. 8— 0 3 T.
Está aún en duda s i es mejor llevar en ese caso el caballo
á l a tercera de la torre, ó á la segunda del rey. E l movimiento
aceptado por M r . Boucher, tiene por objeto, situar en seguida
el caballo en la segunda del alfil; el otro, conduce á dirigir osa.
pieza á la tercera del caballo. E l aficionado puede escoger en-
tre ambos, el que mas le agrade»
9—CD—3 A. 9—A 2 R.
1 0 — E n r o c a con T R . 10—Enroca.
1 1 — D 4 A f. 1 1 — R casilla T.
12— C 4 D.
E l jaque dado por M r . Morphy no tuvo mas objeto que ga-
nar un tiempo, para traer á la casilla, ocupada antes por la
rlrttnáV el caballo del -rey.
12—D 2 D.
.Habría sido mejof á nuestro humilde juicio, colocar en esa
casilla; el alfil de la dama.
í 3 — T D casilla I}. 13—T 2 A .
14—P 4 , A R , 1 4 — P 4 T.
1 5 — í? & A . ' ' . " 1 5 — T R casilla A .
E n estas últimas jugadas, el contrario de M o r p h y ha per-
dido varios tiempos de una manera inexplicable, pero en el ca-
s*o actual ha hecho bien en huir esa torre, porque l a entrada
del caballo blanco á la sexta del rey, mantendría aprisionada
dicha torre durante algunas evoluciones.
16— 0 G R . , 1 6 — T R casilla C R .
17__P 4 TD.
Para que las negras no puedan avanzar dos pasos, el poon
del caballo do la dama.
17—C5C.
18— D 2 R. 18—C 4 R. •
1 9 — A 3 C. 1 9 — D a m a casilla A .
20— A X C . 20—PDXA.
;
21—TR—3 A. 21—A 2 D.
2 2 — T 3 T.
Las torres, que son piezas difíciles de manejar, las mueve
siempre M r . Morphy con notable actividad y precisión. Esto
es mas dignó de aplauso y admiración cu la partida quo exa-
minamos, por jugar el ajedrecista de Nueva-Orleans sin ver el
tablero, como y a se ha dicho.
22—P3T.
23— D 2 D. 23—R2T.
M r . Boucher tieue quo perder un alfil, á fin de evitar el ma-
te que resultaría si quedándose el rey nogro en donde estaba,
la torre tomase el peón, para aprehender on seguida con la reina
el otro peón que se apoderara de la misma torre.
24— D x . A : ' 24—A3D.
2 5 — T x P f.
Hé ahí una combinación extraordinaria, do unJhpmbre quo
juega sin tener las piezas á la vista!!
2 5 — R * X T.
26— T 3 D.
Abandona la dama, M r . Morphy, porque no le hace falta
para el triunfo, y a infalible.
2 6 — R 4 T.
2 7 — D 7 A f. Se rinde.

QUINTO E J E M P L O D E L A "DEFENSA D E FILIDOR.

E l eminente profesor inglés M r . Staunton no se habiábáti-


do con M r . Morphy, y .por ello existia gran ínteres en Euro-
pa, por saber el resultado de una lucha al ajedrez entro añíb'os
1

campeones. Dos partidas al fin jugaron estos en consulta, ol


primero con M r . 0\ven,y unido el segundo á-Mr. Bárntís.
l

E l triunfo en las "dos'partidas correspondió á los últimosT^Ün


seguida se verá una dé ellas, en la cual Morphy y'su^áliáío
emplean la defensa del' maestro francés.
BLANCAS. NEGRAS,

[Stauníon y Ovicn] [Morphy y Barnes.~]

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— C R — 3 A . 2— P 3.D. .
3— P 4 D . 3— P 4 A R r

4— P D x P 4— P A x P .
6 — C 5 C. 5 _ P 4 D. "
6—P 6 R. 6— C R — 3 T
7— C D — 3 A . 7—P/3 A .
8— C R X P R . - 8 — P X C.
9— D 5 T f . * 9— P 3 C R .
10—D 5 R. 1 0 — T casilla C R .
Todo esto ataque, desde la entrega del caballo, es elegan-
te y sólido, pero las b'ancas cometen un grave error on la j u -
gada quo sigue.
1 1 — A X C.
E l movimionto preciso habría sido, A D — 5 C. Las nogras
hubieran tenido quo retirar su dama a la tercera del caballo,
para no porder una pieza, y entonces las blancas, con solo enro-
car, habrían tenido tí su favor todas las probabilidades de la
victoria,.
1 1 —A X A .
1 2 — T casilla D . 1 2 —D 4 C R .
1 3 —D 7 A . 1 3 —A . P .
x

14— D X P C 14— P 6 R .
1 5 —P 3 A . 1 5 —D 2 R .
1 $ — D X T. 16— R 2 A .
17—C,4.R. 1 7 —A R ^ - 5 A
L V - A 2 R. 1 8 —RÍ2 C.
19—Enrocan, 1 9 —D . 2 A J ) ,
20—C 5 A . 2 0 — A R X p f.
' 2 1 — R ' cabilla T. 2 1 — A casilla A .
22— T 4 D. 2 2 — A 6 GR,
23— T 4 R. 2 3 — R casilla T .
2 4 — T casilla D . 2 4 — D 2 CRÍ
25— T 4 TR.
P a r a evitar el mato que so propone dar l a dama contraria,
3'endo á la' tercera de l a torre del rey.

2 5 — A X T.
26— - D x 0. 26—A 3 TD.
27— D 2 TR, . 27—A x A.
28— T 7 D . 2 8 — D 3 T.
29— C 4 R. 29—A 5 A D .
3 0 — C 6 A'. 30—P 7 R.
31— T 7 R. 3 1 — D 8 A f.
3 2 — D casilla C. 3 2 — D x D t-
33— R x D. 3 3 — P 8 R : piden dama.
- 34—T X D . 3 4 — A X T.
Se rinden. • "

E J E M P L O SEXTO D EL ADEFENSA D E FILIDOR.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr: "E-arnés^ [Mr. Morphj]

l — P 4 R. l — P 4 R.
• 2—GR—3 A 2 — P 3T>.
^ M F 4 Í © : 3—P 4 A U ,
Filidor 'recomienda esta última' jugada de las negras, cómo
buena, pero Lowenthal y V o n Der Lasa la juzgan peligrosa,
cuando el contrario juega P 4 D , como en el caso presente, ó
A 4 A.
4— P D . X P . 4 — P A X P.
5— C 5 0. 5—P 4 D.
6— P 6 R , 6—A 4 A.
7— C 7 A .
E l movimiento exacto era: C X P R .
7—D 3 A .
8— A 3 R . 8—P 5 D.
L a falta do las blancas al llevar su alfil á la tercera del rey,
da á las negras ün ataque muy firme.
D—A 5 CR. 9—D 4 A .
1.0—CX T.'
Mala jugada, pues por la torre, tendrán las blancas que per-
der el alfil y dejar el caballo en muy embarazosa situación; M r .
Barncs debió haber retirado sti alfil, supuesto que l a torre no
podia escapar de ser aprehendida por el caballo.
10—D X A .
11— A 4 A . 11—C 3 A D .
12— C 7 A . 12—D X P C .
1 3 — T casilla A . 13—C 3 A R .
14— P 3 A R , 14—C 5 CD.
1 5 — C D — 3 T. 15—A x P 0).
16—A. X A . 16—C6Dt(!).
1 7 —D X C.
Mr. Barncs se.yo obligado á perder su dama, porque si to-
ma el caballo con el peón, las negras dan mato en dos juga-
das, jaqueando a l rey con el alfil, en l a quinta del caballo.
0 1 !
' 17—PxD.
IOS

1 8 — Enroca. 1 8 —A X C.
1 9 —A 3 0 . 19—P 7 D f.
2 0 — R casilla C. 2 0 —A 4 A .
2l_C 5 R. 2 1 — R casilla A .
22— C 3 D. 2 2 — T casilla R .
23— C X A . 2 3 — D X T.
21— T X D. 2 4 — T S 11 f .
Se rinde.

SÉTIMO E J E M P L O D E L A D E F E N S A D E F I L I D O R .

BLANCAS. NEGRAS.

[Afr. Morphy.] [Duque de Brunswick.']

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— G R — 3 A . 2—1» 3 D .
3— P 4 D . 3 — A 5 C.
4— P X P . 4 — A X 0.
5— D X A . 5—P X P.
6— A R — 4 A . G—CR—3 A .
7— D 3 C D . 7—D 2 R ,
8— C 3 A .

M r . Morphy no toma el pcon del caballo de la dama negra,


con su dama, para evitar que el contrario dé jaque con su reina
en l a quinta del caballo. E s digna do aplauso la precisión con
que juega el adalid americano, y las ventajas que prontamen-
te conquista, si se considera que no veia el tablero y las pie-
zas, y que el duque" de Brunswick tenia de consultor ó aliado
á u n distinguido miembro_del club de ajedrez de Versailles.
8—P 3 A D .
9_AD—5C. 9—P 4 CD,
10— C x P ( ! ) .
Este modo de jugar, entregando piezas, es muy peculiar de
Morphy. E n tiempos de Filidor, las partidas erau general-
mente dilatadas, porque casi siempre l a habilidad consistía en
ganar terreno con los peones. L a práctica moderna es mas
enérgica y vigorosa. S i antes, por decirlo así, se sitiaba al ad-
versario, hoy se da el asalto en el momento, y sin tardanza se
sabe quién ha de obtener el triunfo.
10—P x C.
1 1 — A X P C f. 1 1 — C D — 2 D,
1 2 — Enroca con la torre
de la dama.
Hemos dicho anteriormente que por punto generales prefe-
rible enrocar del lado del rey, pero en este caso ha3 un mo-
r

tivo poderoso para no verificarlo así; y es, qué con solo uu


movimiento queda en lugar seguro el rey, y l a torre hiere direc-
tamente al caballo de l a dama de las negras, que es en Ta s i -
tuación actual su punto mas débil y vulnerable.
' Se ha hecho, pues, el enroque del lado de l a daína én estas
circunstancias, en - virtud de las Ventajas que: resultan "para el
ataque. Debe hacerse la misma evolución cuando hay muchas
piezas enemigas sobre el lado del rey, y se observa que por
ol otro rumbo l a defensa podrá llevarse á cabo con mayores
probabilidades de-éxito.

1 2 — T D casilla D .
1 3 —T X C. 1 3 — T X T;
1 4 — T D casilla D . 14—t> 3 11.
1 5 —A \ T +. 15—C X A .
1 G — D 8 C •{- (!). 16—CxD.
1 7 — T 8 D -tf.
E u esta partida que precedo, y en otras, se ha visto jugar
en compañía á dos ajedrecistas. Con ese motivo nos parece
acertado y oportuno recomendar aquí á los aficionados, el gran
provecho que se obtiene de jugar en consulta, es decir, dos indi-
viduos contra dos, tres contra tres, & c , pues de esa manera
los movimientos se estudian, analizan y discuten, siendo por
lo tanto mejores que si se hicieran con precipitación.
E l modo mas provechoso de jugar on consulta, es que los
que lleven el juego blanco se coloquen en un tablero, y los quo
dirijan el negro se sitúen en otro, anunciándose respectivamen-
te las jugadas según so vayan haciendo, con lo cual so logra
que se lleve el juego en ambos tableros, desdo el principio has-
ta el fin. Escribir dichas partidas os también bueno, para quo
mas tarde puedan sor examinadas nuevamente, y onmcnda-
das por su;, autores on lo posible, y estps vean desdo dóndq ó
en dóndo se cometieron las faltas mas trascendentales.
E l objeto de que los quo juegan en.consulta ocupon diver-
sos tableros, es quo puedan hacerse sus confidencias sin sor oí-
dos por los contrarios.
Téngase presente, sin embargo, que no por jugarse así hay
derecho para infringir las leyes generales, trastornando las pie-
zas, haciendo ensayos prácticos ilegales, &c. Por lo mismo que
en la consulta no se tiene delante al enemigo, se debe poner el
mayor celo en conducirse cada cual hasta con lujo do caballe-
rosidad y nobleza.

OCTAVO E J E M P L O D E L A D E F E N S A D E FILIDOR.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Br.ien,~¡ [Mr. Mongredien.~]

l — P 4 R. l — P i R.
2—CR—3 A. 2—P 3 D.
3 _ P 4 D. 3—P X P.
4— D X P . 4—CD—3 A.
5 — A R — 5 C. 5—AD—2 D.
6 — A x C. 6—A X A.
7— A D — 5 C. 7—P 3 A R .
8— A 3 R .
Es verdad que ese alñl perdió un tiempo, pero ha impedi-
do y a quo puedan las negras sacar desde luego el caballo del
rey a la tercera del alñl.
8—C 2 R.
9— C D — 3 A . 9 — C 3 C.
1 0 — Enroca con T R . 10—A 2 R,
11— D 4 A.
Con ol objeto de que no se enroque el adversario.
1 1 —D 2 D .
Véase aquí un ejemplo de la situación en que es indispensa-
ble optar por el enroque del lado de l a dama. P o r eso las ne-
gras le expeditan ol camino al rey, sacando la reina de su lugar.
12— P 4 CD.
Como y a se vislumbra el propósito que tiene el enemigo do
enrocarse por ose rumbo, las blancas inician el ataque cu dicho
lado, sin pérdida de tiempo.
12— P 4 CD.
1 3 —D 3 C. 13—P 4 TD.
14— P X P . 14—TXP.
' 15—CR—4 D. 15—C 4 R.
1 6 — T D casilla C D . 16—C 5 A D .
17— C D X P . 17—CxA.
18— P X O . 18—AXP.
}ÍW-C6R r 1 9 — A casilla P ,
20— CD X P A D . 2 0 — A X 0.
21— C X A f . 21—R2R.
L a dama no puede aprisionar el caballo, porque la reina blan-
ca daña jaque en l a octava del caballo, con la cual las negras
tendrían que perder l a torre del rey.
22— TR—4 A. 22—A 3 A .
2 3 — D 6 C. 23—T 4 CR.
N o toma M r . Mongredien el peón de la torre de la dama, á
fin de instalar un bonito y decisivo ataque.
24— T 2 A R . 2 4 — T casilla A D .
25— C 6 T. 25—D 6 TR.
26— P 3 CR. 26—T X P f.
2 7 — P X T. 27—D 8 Tt f .

E J E M P L O NOVENO D E L A DEFENSA D E FILIDOR.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Green¡] [3£r. Janssens.]

1—P 4 R. l — P 4 R.
2— CR—8 A. 2—P 3 D.
3— P 4 D . 3—PxP
4— A R — 4 A . 4—CD—3 A.
6—P3AD.
Prefiere M r . Grreen adelantar tiempos en el desarrollo de
BUS piezas, á haber tomado el peón doblado que esta 4 su a l -
cance gratuitamente.
5—P X P.
Ese no es el movimiento correcto, como ha podido verse on
partidas anteriores, sino P 6 D .
6 — D 3 C,
Sigue M r . Green desprecian do peones, por formalizar u n ata-
que de flanco, muy común en el gambito «Evans.»
G—D 3 A R .
7— C D X P . 7—CD—4 R.
8— C X C. 8 — P X C.
9— C 5 D . 9 — D á su casilla.
1 0 — A D — 5 C. 10—P 3 AR.
1 1 — C 3 R. 11—D 2 R.
Las negras no pueden aprehender el alfil que se les abando-
na, en razón á que las blancas jaqueando con el otro alfil en la
sétima del mismo, hubieran ganado inmediatamente; y a dando
jaque mate con la dama, si el rey iba á la segunda de la reina,
y a llevando la torre á la casilla de la dama, si el rey se situaba
en su segunda capilla, y tomando después el caballo con el alfil.
1 2 — Enroca con T D . 12—P X A.
13—A X C . 13—P3AD.
1 4 — R casilla 0. 14—P 3 CR.
15— T 3 D.
Con l a idoa de doblar las torres, que da una posición muy
fuerte.
15—D 2 CR.
1 0 — T R casilla D (!). 16—D X A .
1 7 — T 8 D f. 17—R 2 R.
18— C 4 A D . 18—P4CD.
, 1 9 — D 3 T D f. 19—R3A.
2 0 — D 3 A R f. • 2 0 — R 2 O.
2 1 — T R — 7 D f. 21—A X T.
2 2 — T X A D f. Se rinde, por no poder evi-
tar el mate.
EJEMPLO DECIMO D E L A D E F E N S A D E FILIDOR,

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Bodcn.~] [Mr. Owen.~\

1— P 4 R , l — P 4 R.
2— CR—3 A. 2—P 3 D.
3— P 4 D. 3—P X P.
4— D X P . 4—CD—3A .
M r . Staunton cree que en esto caso la jugada do las negras,
en vez de sacar el caballo, debió haber sido: A 2 D .
5— A R — 5 C.
E l caballo no puede tomar la dama blanca, porque descu-
briría el ataque del alfil sobre el rey.
u — A D — 2 D.
6 _ A X C. G—A x A.
7— C D — 3 A . 7—C 3 A .
8— A 4 A . 8—A 2 R.
9 — Enroca con T R . 9—C 4 T.
10— A D — 2 D . 10—Enroca.
1 1 — P 4 CR.
Y a indicamos en otro capítulo que solo so deben avanzar
los peones que rodean a l rey después de hallarse enrocado,
cuando se tienen grandes probabilidades de poder proseguir un
ataque irresistible, ó cuando soa necesario completamente p a -
ra l a defensa. L o repetimos aquí, porque es precepto quo no
deben olvidar los quo comienzan á iniciarse en los arcanos del
juego de ajedrez.
11—A 3 A R .
12—D 3 D, 1 2 — A X 0.
13— A X A . 13—G3 A .
1 4 — A X 0. 14—D x A .
Acabamos de ver aquí varios cambios de piezas. ¿Cuándo
se debe dar por ejemplo, uu alfil por otro, uu caballo por otro
caballo, &c? Nos parece casi innecesario explicarlo: cuando so
obtiene 6 se cree obtener ventaja en la posición, por cualquiera
motivo ó circunstancia.

1 5 -- C 4 D . 15—D 5 A R .
16-- P 3 A R . 16—A 2 D.
1 7 - - T D casilla R . 17—P4TR,
1 8 -- C 2 R . 18—D 4 CR.
1 9 -- P 3 TR. 1 9 — T D casiUa R .
2 0 - - R 2 C. 20—P4AR. •
21- - P R x P. 21—A X P.
2 2 -- D 5 D f. 22—RtasillaT.
23- - C S C . 23—T X T.
24-- T X T 24—P 3 A D .
2 5 -- D X P D . 2 5 — T casilla D .
2 6 -- D 5 R . 26—T 7 D f.
2 7 -- T 2 R . 27—P 5 TR.
2 8 -- O X A . 28—T4D.
2 9 -- D 4 R . Se rinde, por tener una
pieza de menos y mala
posición.

EJEMPLO UNDÉCIMO D E L A D E F E N S A D E
FILIDOR,

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Banies.] [Mr, Morphy.~]


l-jp 4R. 1-P4R.
2— C E — 3 A . 2 - - P 3 D.
3— P 4 D. 3—P X P.
4— C X P . 4—CE—3 A.
5 _ A R — 3 D. 5—A 2 E .
6—C 3 A D . 6—Enroca.
Como en las páginas precedentes no lo liemos hecho, vamos
ahora á hacer una advertencia. Débese poner el mayor empe-
ño en enrocar cnanto antes, porque por msdio do esa opera-
ción se robustece l a defensa, y quedan las piezas enteramente
libres para las evoluciones que exige el ataque. Los grandes
jugadores rara vez dejan de enrocar en los primeros movimien-
tos, desde que puede verificarse dicha jugada. U n enroquo á
tiempo es casi siempre l a base del triunfo.
7—Enroca. 7—P 4 A D .
8—CE—2 E. 8—CD—3 A.
9—P 4 A E . 9—P 3 TD.
10—P 4 TD. 1 0 — A D — 5 C.
11—P 3 T E . 1 1 — A X C.
12—D X A. 1 2 — T casilla del E .
13—D 2 A . 1 3 — T D casilla A .
14—P 3 C E . 1 4 — C D — 5 C.
1 5 — P 3 C. 15—P 4 D.
1 6 — E casilla T. 16—P X P.
17—C X P . 1 7 — C X C.
1 8 — A X 0. 18—A 3 A.
19—A X PC. 1 9 — A X T.
2 0 — A X T. 20—D X A . '
21—A 3 E. 21—D3 A f .
2 2 — E 2 T. 22—A 5 D.
L a s blancas abandonan el campo. Tienen situación muy em-
barazosa y una pieza menos que las negras.
E J E M P L O DUODÉCIMO D E L A D E F E N S A D E
FILIDOR.

BLANCAS. NEGRAS.

\_Mr. Morp/i//, que da de venta- [Mr. JulienT]


ja un caballo.']

, Quítese del tablero el caballo de l a dama de las blanoas.


1--P4R. 1—P 4 R.
2- f !R—3 / . 2—P 3 D.
3 -- P 4 D. 3 _ P x P.
4- - A R — í - A . 4—P4AD.
5-- P 3 AD. 5—P x P.
6—-Enroca. 6—A 3 R.
7-- A X A. 7—P X A.
8 - - D 3 C. 8—D 2 D.
9 - - 0 5 0. g _ P 4R.
1 0 -- P 4 A . 10—CD—3 A .
11-- P X P . 11—C X P .
1 2 -- A 4 A . 1 2 — C R — 3 A„
1 3 - - A X C. 13—P X A .
1 4 -- T D casilla D . 14—A 3 D.
1 5 -- T X A (!). 15—D X T.
1 0 -- D 7 A t . ' 1 6 — R casilla D .
1 7 -- D X T C D . 17—D 2 D.
I S - - D X T i". 1 8 — D casilla A .
1 9 - - C 7 A f. 19—R 2 R,
2 0 -- D x p 20—C 2 D.
2 1 - - C X T. 2 1 — D X C.
oo. —T casilla D . 2 2 — D casilla A D .
23- - P X P . Se rinde.
CAPITULO X .
De l a defensa llamada de los dos caballos.
E n las modernas partidas de ajedrez, so encuentra con mu-
cha frecuencia l a apertura que sigue:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—CD—3 A .
3— A 4 A . 3—CR—3A .
Esa apertura, como se ve, es una derivación ó variante do
Giuoco ¡ñaño, y tau extensamente l a analizó el profesor B i l -
guer en una monografía do mucho mérito' quo publicó, quo
también es conocida con el nombre de: Apertura del caballo de
Bttguer.

Posición de l a defensa de los dos caballos.


." .' . NEGRAS.

BLANCAS.
16
EJEMPLO PRIMERO P E L A DEFENSA D E LOS
DOS CABALLOS.

BLANCAS. NEGRAS.

[Ilerr Ilarrwih] [_Mr. ZytogorsJci.']

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— C R — 3 A. 2—CD—3 A .
3— A 4 A . 3—CR—3 A.
4 — C 5 C. 4—P 4 D.
5— P X P . 5 — C D — 4 T.
6— A 5 C f . 6—P 3 A .
7— P X P . . 7—PXP.
8— A 2 R .
E u vez de esa jugada, aconseja Mv. Staunton en su Hand-
boolc, que so lleve la dama á la tercera del alfil, bajo el concep-
to de que si las negras adelantan el peón del rey, puede ser
tomado dicho peón con el caballo, sin temor alguno. Pero si
be haco la jugada que recomienda el autor del Uandbook, las
negras están en aptitud de replicar: D 3 C, con lo cual, a j u i -
cio do Lowenthal, las blancas pierden la ventaja del ataque.
M r . Boden, en su obra The Ohess Playefs, es de l a opinión de
Staunton. E n esta diversidad de pareceres, el lector optará por
el quo mas le agrade. Nosotros hubiéramos procedido, en el
caso actual, del mismo modo que H a m v i t z .

S—P 3 TR.
9— C R — 3 A . • 9—P 5 R.
10— C 5 R. 10—D 5 D.
11— C 4 C . 11—AXC.
12— A X A . 12—P6R.
1 3 —A 3 A . 13—PXPAf.
1 4 — R casilla A . 14—Enroca.
1 5 —D 2 R . 15—A 4 A.
16— P 3 A . 16—D 5 TD.
17— P 4 D.
Es mejor ese movimiento que haber jugado P 4 C D , por-
que las negras hubieran ganado en el acto, con solo situar una
de las torres en la casilla del rey.
1 7 — C 6 C.
18— D 2 A D . 1 8 — T R casilla R .
19—R X P . 19—CX A.
M u y bien pensado por las negras. Si la dama blanca apre-
hendiese á la contraria, el rey blanco recibirla mato on cuatro
jugadas, ó lo que es lo mismo: C 6 D — A 3 D — C 7 A (si ol
roy iba á la tercera do la torre) y P 4 C.
20— D X C . 20—TXP(!).
2 1 — P X T. 2 1 — D X P D f.
2 2 — R 3 C. 2 2 — D 4 R f.
2 3 — R 3 T. 2 3 — D 4 A \:
2 4 — R 3 C. 2 4 — C 5 R f.
2 5 — R 4 T. 2 5 — P 4 C f.
26— D X P. 2 6 — D X D f.
2 7 — R 3 T. 2 7 — C 7 A f r.

EJEMPLO SEGUNDO D E L A D E F E N S A D E LUK


DOS CABALLOS.

(Partida jugada en el club de Berlin.)

BLANCAS. NEO RAS.

\Herr Mayet] [fíen- II. V. D. Lasa]

1—P 4 R. 1—P 4 R;
2—CR—3 A. 2—CD—3 A.
3 _ A 4 A. 3—CR—3 A.
4 — C 5 C. 4 — P 4 D.
5 _ P x P. 5 — C D — 4 T.
6 — A 5 C f. 6—P 3 A D .
Jugada muy esencial en esta apertura.
7 _ p x P. 7 — P X P- .
8— A 2 R . 8—P 3 TR.
9— C R — 3 A . 9—P 5 R.
1 0 — C á su casilla. 10—AR—4 A.
1 1 — R casilla A .
N o se comprende el. motivo que impulsó á M r . M a y e t á j u -
gar tan incorrectamente, perdiendo el derecho a enrocarse, sin
necesidad. S i el pánico de las blancas provino del temor de
que la reina negra se situase en su quinta casilla amenazando
mate, habia varios medios de evitarlo, como por ejemplo j u -
gando: P 4 D .
11—Euroca.
12—P 3 TD. 12—D 5 D.
1 3 — D casilla R . 13—CD—5 A.
14__CD—3 A. 1 4 — A D — 3 T.
15— P 3 CD. 1 5 — C R — 5 C.
1 6 —A X C D .
Si el alfil se hubiera apoderado del otro caballo, las negras
habrían dado jaque doble, y mate, llevando el caballo de la da-
ma á la sexta del rey ó á Ja sétima de la dama.
16—AXAf.
17—P X A . 17—C X P A .
18—. O R — 2 R . 18—D 3 A .
19— CR—4 A.
Las blancas entregan'ese caballo, con el objeto de facilitar
la retirada de su rey.
1 9 — 0 X T.
2 0 —D x P . 2 0 — T R casilla R .
21— D 3 A . 2 1 — D 5 T.
22—CD—2 R. 2 2 —D X P .
23— P 4 D. 23— A X P D .
24— C X A. 24— C 6 C f.
2 5 —R 2 A . 25— C 6 R j\
2 6 —R 2 R . 26— C 4 C f.
Se rinde por tener que per-
der la dama.

EJEMPLO TERCERO D E L A DEFENSA D E LOS


DOS CABALLOS.

Hé aquí una de las diez partidas que simultáneamente j u -


gó en 1861, en el club de Liverpool, el gran ajedrecista, pola-
co M . Kolisch.

BLANCAS. NEGRAS.

[Kolisch.'] [31. Steel.]

1—P 4 R . 1— P 4 R .
2— CR—3 A . 2— CD—3 A .
3— A 4 A . 3— C R — 3 A .
4— P 4 D . 4— P X P .
5 — Enroca 5— A 4 A .
6— P 5 R . 6— P 4 D .
7— P X C. 7— P X A .
8— T casilla R f- 8— A 3 R .
9 — C 5 C. 9— D 4 D .

E r a claro que la dama negra no podia aprehender el peón


del alfil, sin perder una pieza; pues el caballo hubiera tomado
el alfil de la reina, y en seguida, dando jaque la dama blanca
en la quinta de la torre, se habría apoderado del otro alfil.
10— C 3 AD.
Aparentamente se entrega ese caballo; pero si lo toma el
peou, la reina blanca aprehendo á la contraria gratuitamente,
por no poderse quitar el alfil de la dama de las negras, de don-
de está, sin descubrir el jaque de la torre, sobre su rey.
1 0 — D -1 A .
11— P 4 CR. 11—D3C.
No toma la dama el peón que está en la sexta del alfil, por-
que en seguida iría el caballo de la reina blanca á la quinta de
la misma: después la torro tomaría el alfil, y el caballo del rey
aprehendería al peón que se apoderase de la torre. E l éxito
entonces, seria indudable paradlas blancas.
12— C X A . 1 2 — P X C.
13— T x P t - 13—R2A.
14— C 5 D.

E s evidente que el rey no puede tomar la torre, por el do-


ble ataque que daría el caballo en seguida, al rey y á la reina,
en la cuarta del alfil.

14—A 3 D.
15— P X P- 15—R X T.
1 6 — P X T y pide D . 16—T X D.
17— C 4 A f . 17—AxO.
18— A X A . 18—R 2 D.
1 9 — A 3 C. 1 9 — R casilla A .
2 0 — P 3 C. 20—P X P.

M a l hecho, por dejar aislado el peón de la dama, y descu-


brir la acción de las piezas contrarias sobre el rey. E r a prefe-
rible haber adelantado ese peón, á la sexta del alfil.
21--PT x P. 21—P 4 TR.
2 2 -- P X P . 22—T X P .
23- - D 3 A . 2 3 — T á su casilla.
24-- D 4 A . 2 4 — D 2 T.
2 5 -- P 4 C. 25—C X P .
2 6 -- T X P . 2 6 — R casilla C.
2 7 -- T 4 T . 27—C 3 A .
2 8 -—T3 casilla A . 2 8 — P 3 0.
2 9 -—D casilla C. 2 9 — R casilla A .
30-~ D 5 C. 3 0 — C á su casilla.
3 1 - —T 4 A D . 3 1 — T casilla C R .
32-- D x P . 3 2 — T 2 C.
33- - D 6 R t- 3 3 — R casilla D .
34-— D 6 A R t . 3 4 — R casilla A .
35-— D 8 A t - 3 5 — R 2 C.
36-—T 4 C t . Se rinde.

CUARTO E J E M P L O D E L A DEFENSA D E LOS


DOS CABALLOS.

BLANCAS. MEGHAS.

[Mr. Morphy] [Mr. Mongrcáicn]

1— P 4 R . 1— P 4 R.
2— C R — 3 A . 2— C D — 3 A .
3— A 4 A . 3— C R — 3 A .
4 — C 5 C. 4— P 4 D .
5— P X P . 5 _ _ C D — 4 T.
6— P 3 D .
Heydebrand von der Lasa recomienda esc movimiento, quo
sin duda es menos bueno que: A 5 C
6—P 3 TR.
7— C R — 3 A . 7 — A D — 5 C.
8— P 3 T R . 8 — A X C.
9— D x A . 9—A 3 D.
Tiempo perdido. Las negras se hubieran hecho instantánea-
mente de la situación, jugando P 5 R .
1 0 — A 5 C. f. 10—P 3 A.
11— P x P- 11—P X P.
12— A X P t- 12—C X A .
13—D X C D f . 13—R2R.
14— C 3 A . 1 4 — T D casilla A .
15— D 3 A R. 1 5 — T casilla R .
1G—Enroca. 1 G — R casilla A .
17— A 2 D . 17—P 4 CR.
Imprudente aA'ance, eme expone al rey negro á un ataque
irresistible.
18— P 4 TR. 1 8 — C 2 T.
19—D 5 A . 1 9 — R 2 C.
20—P X P. 20—P x P.
21— P 3 CR. 21—P 3 A R ,
2 2 — R 2 C. 2 2 — T R á su casilla,
2 3 — T R á su casilla. 23—TD—2 A.
2 4 — T 2 T. 2 4 — D casilla A D .
25— D X D. 25—TR x D.
2 6 — T D casilla R . 2 6 — C casilla A .
2 7 — C 5 C. 27—T 2 D. ,
28— C X A . 28—C X A . *
2 9 — A 4 C. Se rinde.
M r . Morphy queda con dos peones mas, que son suficien-
tes para ganar irremisiblemente, en la posición quo guarda el
juego, después de cambiado el alfil por el caballo, al huir l a
torre atacada por dicho alfil.
QUINTO E J E M P L O D E L A D E F E N S A D E LOS
DOS CABALLOS.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Sianley.] [Mr. Morphy.']

1—P 4 R . l _ p 4 R.

2— C R — 3 A . 2— C D — 3 A .
3 —A 4 A . 3— C R — 3 A .
4— P 3 D . 4— A 4 A .
5 —P 3 A D . 5— P 3 D .
6—P 3 T R . 6— Enroca.
7— A D — 5 C. 7— A R — 3 C.
8— C D — 2 D . 8— A 3 R .
9 — Enroca. 9 —P 3 T R ,
10— A 4 T. 1 0 — R casilla T.
1 1 — C R — 2 T. 1 1 — P 4 C.
12— A 3 CR. 12— P 4 T R .
13— C R — 3 A . 13— P 5 T.
14— C x P T . 1 4 _ P x C.
15— A x PT. 1 5 — R 2 C.
16— D 3 A . 1 6 — T R 4 su casilla.
17— D 3 C t. 1 7 — R casilla A .
1 8 — D 5 C. 18— C 2 D .
19— A x A . 19— P X A .
2 0 — D X D f. 20— C x D-
21— C 3 A . 2 1 — R 2 C.
22— P 4 CR. 2 2 — C casilla A R .
2 3 — R 2 C. 2 3 — C 3 C.
2 4 — A 5 C. 24— C 2 A R .
25— P 4 TR. 25— C X A .
26— P x C 2 6 — C o A f.
2 7 — It capilla C. 2 7 —T 6 T.
28— C 2 D. 2 8 — T D casüla T R .
So rinde, por no poder e v i -
tar el mate.

CAPITULO XI.

DEL PEGATELLO.

L a apertura así denominada por los italianos, es derivada de


la anterior, es decir, de la defensa de los dos caballos.
Fcgcio significa en italiano, hígado; y Fegatella, pedazo del
hígado. Parece, pues, que con la denominación de Fegaíello,
los expresivos y vehementes hijos del Lacio han querido dar
á entender, que se hace nn daño tan fuerte con dicho ataque,
como si á una persona se le arrancase cualquiera parte de esa
viscera tan importante del cuerpo humano, que se llama el
hígado.
H a y también la circunstancia de que los golpes del Fcga-
tello son directa é inmediatamente sobre el rey, y sin duda por
ello se ha aplicado á la apertura que examinamos tan extraño
nombro.
E l Fegatcllo, por la belleza y vivacidad de sus combinacio-
nes, os una especie de gambito. Para plantearle, hay que eje-
cutar los movimientos que se verán á continuación:
BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R , 1— P 4 R .
2— CR—3 A . 2— C D — 3 A .
3— A 4 A . 3— C R — 3 A .
4 — C 5 C. 4— P 4 D .
5 _ P x P. 5— C X P .
6—C X P A R .

Posición del Fegatello.

NrCG-ttAS.

BLANCAS.

* Dos sou las maneras mas enérgicas de desarrollar l a aper-


tura de que nos ocupamos, ideada una por Giovanni Domeni-
co y analizada la otra por Polerio. ílé aquí las variantes mas
comunes en dicha apertura, según las presenta en su obra de
ajedrez, el conde de Basterot:
FEGrATELLO D E DOMENICO.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R ,
2— CR—3 A. 2—CD—3 A
3— A 4 A . 3—CR—3 A .
4— C 5 C . 4—P 4 D .
5— P X P . 5—C X P .
6— C X P A R . , 6 — R X C.
7— D 3 A -|\ 7—R 3 R .
8— C D — 3 A . 8 — C D — 5 C.
9— P 3 T D . 9—C x P A f.
1 0 — R casilla A . 1 0 — C X T.
l l _ A x C T . r- 11—R3D.
12— C 4 R f . 12—RXA.
1 3 — D 3 D f. Pierden la dama.

Variante primera del Fegatello de Domenico.

Repítanse las ocho primeras jugadas de l a partida anterior

BLANCAS. NEGRAS.

9 _ P 4 D. 9—C x P A f.
1 0 — R casilla A . 1 0 — C X T.
11—A x C f . 11—R2D.
1 2 — D 5 A f. 12—R 3 D.
1 3 — D X P R f. 13—R 2 D.
1 4 _ D 6 R fi".

Variante segunda.

Repítanse las primeras ocho jugadas.


BLANCAS. NEGRAS.

9—P4D. 9—CxPAf.
1 0 — R casilla A . 10—C X T.
1 1 — A X C f. 11—R 2 R.
12— A 5 C R f. Se rinden.

Variante tercera.

Repítanse las primeras ocho jugadas.

BLANCAS. NEGRAS.

9 —P 3 T D . 9—C X P A f.
1 0 — R casilla A . 1 0 — C X T.
11— A x C f . — ^ _ 11—R2R.
12— D 7 A t . 12—R 3 D.
13— C 4 R ff.

Variante cuarta.

Repítanse las ocho primeras jugadas.

RLANCAS. NEGRAS.

9—D 4 R. 9—P 3 AD.


10— P 4 D. 10—D 3 D.
11—P 4 A R . 11—P4CD.
12— P A X P . 12—D2D.
1 3 — Enrocan. 13—P X A .
1 4 — A D — 5 C. 14—C 3 A .
15_P X C f. 1 5
~ E 2 A
-
16_PXPt. 16-RXP.
17—A 6 T f. 17—RXA.
18— D 4 T t- 1 8 — R 3 C.
19— T 6 A f. 19— R 2 0.
20— D 5 C ff.

Variante quinta.

Repítanse las primeras ocho jugadas.

BLANCAS. NEGRAS.

9—D4 R . 9 _ P 3 AD.
10— P 4 D. 10— D 3 D .
11— P 4 A R . 11— P 4 CD.
12— P A X P. 12— D 2 D.
1 3 — Enrocan. 13— P X A .
1 4 — A D — 5 C. 14_CxC.
1 5 _ P 5 D f. 15—Cualquiera.
16—D 5 A f h

FEGATELLO DE POLERIO

BLANCAS. • NEGRAS.

1—P 4 R. 1—P 4 R.
2_CR—3 A. 2—CD—3 A .
3— A 4 A . 3—CR—3 A . .
4— C 5 C. 4—P 4 D.
5— P x P . 5—C X P .
6— C X P A R . 6 — R X C.
7— D 3 A f . 7—R 3 R.
8_CD—3 A. S—CD—2 R.
E s t a es la jugada que constituye la defensa de Pólerio m u -
;
cho mejor en nuestro coucepto, que l a do Domenico, á saber,
C D — 5 C, como y a se h a visto.
9—P 4 D. 9—P 3A D .
No toman las negras el pcon déla dama, con su peón, por-
que las blancas jugarían: D 4 R t -
10-- A D — 5 C. 1 0 —P 3 TR.
11-— A D X C. 11—A X A .
12-—Enrocan con T D 1 2 — T casilla A R .
13-- D 4 R . 13—T X P -
JlX"-
"! '
P X P. 1 4 _ A 4 C f.
15-— R casilla C. 15—T7D.
16-- P 4 T R , 16—T X T f.
17-—T X T. 17—A X P.
1S-—G x 0. 1 8 — P x C.
19-- T X P . 1 9 — D 4 C.
20-—T 6 D f. 20—R 2 R.
21-- T G CR. 2 1 — D 4 T.
2 2 -- T X P C f . 2 2 — R casilla del R .
23- - T 8 0 f. 23—R 2 R.
2 4 -- D 7 T f . 24—Se rinden.

EJEMPLO PRIMERO DEL EEGATELLO.

[POR a. GRECO.]

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— C R — 3 A . 2— C D — 3 A .
3— A 4 A . 3_CR—3 A.
4 — C 5 C. 4—P 4 D.
6—P x P. 5—C x P .
6—CXPA, 6 — R x C.
7—D3 A . T
7 _ R 3 R.
8 _ C D ~ 3 A. 8—CD—2 R.
9—Enrocan.' g _ P 3 AD.
1 0 — T casilla del R . 10—A 2 D.
11—P4D. 11—R 3 D.
12—T X P. 12—C 3 CR.
13—C x C 1 3 — C X T.
14_PXCf. 14—R 4 A .
15—D 3 TD f. 15—R X A .
1 6 — D 3 D f. 16—R 4 A .
1 7 — P 4 CD t f .

EJEMPLO SEGUNDO D E L FEGATELLO.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Morphy, que da una torre [Un aficionado]


de partido.']
Quítese dol tablero l a torre do l a dama do las blancas.
1—P 4 R . 1—P 4 R.
2—CR—3 A. 2—CD—3 A.
3—A 4 A. 3—CR—3 A.
4—C 5 O 4—P 4 D.
5 _ P x P. 5 - C x P-
6—C X P A . 6 — R X C.
7—D 3 A . T
7—R 3 R .
8—C 3 A . 8—C 5 D .
9 _ A X C -}\ 9—R 3 D .
10—D 7 A . 10—A 3 R.
11—A X Á. 11—CxA.
12— C 4 R f . 12—R4D.
1 3 — P 4 A D -{-. 13—RXC.
Pésimamente jugado. Las negras hubieran hecho mejor en
retirarse á la tercera del alfil.
1 4 —D X C. 14—D 5 D
1 5 —D 4 C f. 15—R G D.
16— D 2 R f . 16—R 7 A .
1 7 —P 3 D f. 17—R X A.
E l aficionado pudo haberse defendido mas, Hoyando su voy
á la octava del caballo; pero comprendiendo que do todas ma-
neras estaba perdido, quiso terminar sin duda, cuanto ilutes.
1 8 — Enroca f j \

EJEMPLO TERCERO D E L EEGATELLO.

(Partida jugada en México.)

Los Sres. G . Carrington, J . Iiammeken y Mexía y R . B a -


rasorda, invitaron al autor de esto libro, en Enero de este año,'
á jugar un match en consulta, para que á todos nos sirviese do
estudio. Como era natural, y por lo mismo quo M r . G . Carring-
ton ha sido considerado en México de veinte años ú la focha
como el primero do sus ajedrecistas, aceptamos gustosos la pro-
posición, supuesto que veíamos también en el campo enemigo á
dos jóvenes tan apreciables por su fina educación, como por su
talento y sus conocimientos en el ajedrez, y nos habia de ser-
vir de adelanto y estímulo hallar poderoso ataque, ó firmísi-
ma defensa en nuestros antagonistas.
Unidos nosotros á los- Sres. Eduardo Garay y Enrique V a -
17
llejo, jóvenes tan dignos y recomendables como los primeros,
comenzamos el match, y cbspues de varios dias de contienda
amistosa y noble, en eme hubo triunfos y derrotas por una y
o f c parte, se verificó la partida que ponemos á continuación:

BLANCAS. NEGRAS.

[Sres. E. Garay, E. Vallejo [Sres. G. Carrington, J. Ham-


y A. C. Vázquez] melcen y Mexía y Ií. Bara-
sorda]

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— C R — 3 A. 2— C D — 3 A .
3 —A 4 A . 3— C R — 3 A .
4 — C 5 C. 4 _ p 4 D.
5—P X P . 5— C X P .
6— C XPA. 6 — R X C.
7— D 3 A f . 7— R 3 R .
8— C D — 3 A . 8— C D — 5 C.
9 —P 3 T D . 9 — C X P A f-
1 0 — R casilla D . 10— C 5 D.
1 1 —A X C f. 11— R 3 D .
1 2 —D 3 C. 12— C 4 A .
13— D 3 D. 13— C o D .
1 4 —P 4 A . 1 4 —A 5 C f .
15—A 3 A. 1 5 —A X A f-
1 6 —P X A . 16— P 3 A D .
1 7 — T casilla R . 1 7 —R 2 A .
18— T X P. 1 S — T casilla A .
19— C 5 D f. 1 9 —P X C.
2 0 —D X C. 2 0 — R casilla C.
21— T X P. 2 1 — D 5 T.
22— T 5 TD. 22— P 3 TD.
• 23—P3D. 2 3 — D X PT.
2 4 — A 3 II. 24— T 7 A .
25— D 5 R f 25— T 2 A.
2 6 — A 6 C. 2 6 — D 8 T f-
27— R 2 R. 2 7 — D 7 C f.
28— R 3 R. 28— A 3 D.
29— D X A. 29—Tcasilla R f .
3 0 — T 5-R, 3 0 — T X T f.
3 1 — D X T. 3 1 — So rinden
L a jugada vigcsimacuarta de las negras fué excelente, y si
no hubieran cometido los Sres. Carrington, Hammcken y B a -
rasorda, l a equivocación en la vigésimaquinta, do cubrir el
jaque con l a misma torre, l a partida hubiera tenido quo sor
declarada tablas. Las blancas, con el mato encima, so habrían
visto obligadas á apelar al jaque perpetuo, para fijar las tablas,
y las negras en consecuencia, u^uulo la torre on don Jo esta-
ba, y moviendo su rey á la casilla del alfil, ó á la segunda dol
mismo, en el sentido de los jaques, no hubieran podido ser der-
rotadas, como lo fueron, únicamente por una distracción.
Mas adelante, oa el lugar respectivo, tendremos ol honor y
el gusto de insertar algunas do las partidas quo del match re-
ferido ganaron los Sres. Hammeken, Carrington y Barasorda.

CUARTO EJEMPLO D E L FEGATELLO.

[POR G. GRECO.]

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1 P 4 R.
2 — C R — 3 A. CD—3 A ,
3— A 4 A . •CR—3 A .
4— C 5 C . 4—P4D.
5— P X P . 5—C x P -
6— C X P A . 6 — R X C.
7— D 3 A f . 7 - R 3 E .
8— C 3 A . 8 — C D — 2 R. .
O—Enrocan. 9—P 3 A .
1 0 — T casilla R . 10—A 2 D.
E n este caso, las negras debieron haber llevado el caballo do
la dama á l a tercera del caballo del rey.
11— P 4 D . 11—R3D.
12— T X P. 12—CD—3 CR.
1 3 — C X C. 1 3 — C X T.
1 4 —P X C f • 14—R X P.
15— D 4 A f. 15—R 3 R.
1 G — C 7 A f doble. 16—R 2 R,
1 7 —D 5 C f . 17—R 3 D.
1 8 —A D — 4 A f f .

E n vista de todo lo expuesto, ¿debe aceptarse el Fegatellol


Nosotros creemos que no, porque indudablemente el ata-
que en cuestión es irresistible, 6 lo que es lo mismo, funesto
siempre para el quo hace l a defensa, si el contrario no se equi-
voca en los movimientos precisos de l a apertura. E n conse-
cuencia,' plan loada l a defensa de los dos caballos, juegúese do
la manera quo sigue, por parto de las negras, ¡i fin de no dar
ocasión al enemigo, á que formalice el Fegaicllo:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— C R — 3 A . 2— C D — 3 A ,
3— A 4 A . 3—CR—3 A.
4— C 5 C . 4_P4D.
5— P x P. 5 — C D — 4 T.
Y el ataque queda desde luego neutralizado.
E l Fcgatelto es conocido en México con el nombro de Oám-
bito del austríaco.

CAPITULO X I X
De l a defensa Rusa, de Petroff ó de Jaenisch.

Con estos tros nombres es conocida una antigua apertura,


puesta en moda y analizada on estos últimos años, por los há-
biles ajedrecistas rusos Jaenisch y Petroff.

Posición íle La defensa Rusa.


NEGRAS.

. — wém —

P
i
Wm.
as p * mM

BLANCAS.
E l modo de desarrollar esa apertura, os el siguiente:

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 B . 1—P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—CPt—3 A .
Las variantes mas comunes de la defensa Rusa, se verán
comprenderán con bastante exactitud, en los ejemplos que p
nomos á continuación:

EJEMPLO PRIMERO DE L A DEFENSA RUSA.

BLANCAS. NEGRAS.

[IT. Pcirof.] tTrcs aficionados rusos.]

1—P 4 R . 1— P i R .
2— C R — 3 A . 2— G R — 3 A .
3 —P 4 D . 3 _ C X P.
4—A 3 D . 4 _ P 4 D.

6— C X P R . 5 —A 3 D .
G—Enroca. 6 — Enroca,
7— P 4 A D . 7— P 4 A R .
8— P 4 A R . 8— P 3 A D .
9 —A 3 R . 9— A 3 R.
10— P X P . 10—P x P.
11— CD—3 A . H _ C D — 3 A.
1 2 — T casilla A D . 12— T R — 3 A .
1 3 — A X C. 13— P A X A .
1 4 _ C D — 5 C. 14— C 2 R .
15— C X A . 1 5 — D X C.
16— p 4 CR. 16— P 3 CR.
17— P 5 A R . 17— P X P .
1 8 — A 5 C. 1 8 — T ensilla A .
1 9 — A 6 -T. 1 9 — T E T casilla A D .
20—D 2 D. 2 0 — D casilla D .
2 1 — T x T. 2 1 — T X T.
22— P x P. 22—C X P .
23—D 2 Cf. 2 3 — R casilla T.
2 4 — T X C. 2 4 — D casilla C R .
Hacen bien las negras en no tornar l a torro con su alfil,
pues en caso contrario l a dama blanca hubiera dado mato eu
la sétima del caballo del r e y .
25— T 6A . 2 5 — A 6 T.
2 6 — D 3 O. 26—D X D
27—P X D So rinden, por quedar en
mala situación y con una
pieza menos.

E J E M P L O SEGUNDO D E L A D E F E N S A RUSA.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Madan.] ¡_Mr. Kcynes¡]

1—P 4 R. 1— P 4 R .
2— CR—3 A . 2— C R — 3 A .
3— C D — 3 A . 3— C D — 3 A .
4— A 4 A . 4 — A 4- A .
5— P 3 D . 5— P 3 D .
6 — Enroca. 6— A D — 5 C.
7— P 3 T D 7— C 5 D .
8"—P 4 C D . 8— A 3 C .
9 — A D — 5 C. 9 _ C X C t-
10—P X O . 1 0 — A 6 T.
1 1 — T casilla R. 11—P 3 TR.
12—A4T. 12—P4C.
13— A 3 CR. 1 3 — P 4 TR.
1 4 — R casilla T. 1 4 — P 5 T.
1 5 —C 2 R . 15—PXA.
16— P A X P.
Estando M r . Madan en la imposibilidad do haber salvado
el alfil de su dama, movió con tiempo el rey, para tomar aho-
ra el peón enemigo con el de su alfil, desdoblando un peón.
16—A 7A .
E r a la jugada exacta, porque la torro amenazada no puedo
escapar al amago do los dos alfiles.
17— D 2 D . 17—AXT.
18— T x A . 1 8 — C 4 T.
19— P 4 CR. 19—D3A.
M u y bien: las blancas no pueden apoderarse del caballo, por-
que recibirian mate on dos jugadas.
20— D 3 R. 20—C 5 A .
2 1 — T casilla C R . 2 1 — D 3 T.
22—D 2 A. 2 2 — D 5 T.
Como las negras tienen una torre de ventaja, obligan á las
blancas á hacer cambio de reinas, en el concepto de que si el
cambio no so efectúa, las primeras ganarían mas aprisa.
2 3 — D x D. 2 3 — T x L\
2 1 — C 3 C. 2 4 — T 2 T.
So rinde.
EJEMPLO TERCERO B E L A DEFENSA RUSA.

BLANCAS. NEGRAS,

[Mr. Cochrane.'] [El Eramhin Mohcschunder.]

1— P 4 R . 1 _ P 4 R.
2— CR—3 A . 2— C R — 3 A .
3— 0 X P . 3— P 3 D.
4— C x P A ,
Esta jugada inventada por el ajedrecista inglés que la haco
ahora, es m u j propia de su carácter y do su genio. M r . C o -
chrane, creador de un gambito muy enérgico y brillante, que
se explicará mas adelante, ataca siempro con extraornidario
brio y con sorprendente a«dacijL^¿lcscuidaiido muchas voces
la defensa, y entregando piezas sin temor alguno. N o son fre-
cuentemente sólidos los juegos de M r . Cochrane, pero en cam-
bio rara partida de las suyas será aquella donde no haya mo-
vimientos atrevidos é ingeniosos; donde no so vea algo nuevo,
algo elegante, algo que revele el sprit ddb talento y del buen
gusto.
4— R x C.
o — A 4 A f. 5— A 3 R .
6—A X A f 6— R X A .
7— Enroca. 7— P 4 A D
8— P 4 D . 8— P x P.
9— P 3 A D . 9 — P x P.
10— C X P. 1 0 —D 3 C.
11— C 5 D . 11— C X O
12—D x C f. 12— R 2 D .
1 3 —D 5 A R f 1 3 — R casilla D .
1 4 —A 5 C f . 14— A 2 R .
1 5 —P 5 R (!). 15— 0 2 D.
1 6 - r T D casüla D (!) 16-^ A X A .
1 7 — D X A f. 1 7 — R casilla A .
18— T x 1 8 —D 4 0.
.19—T casilla A D f. 1 9 — R casilla O _
20—D X P. 2 0 — T casilla A D .

Habría sido mejor, según Potier, babor tomado con la rei-


na el peón del rey, supuesto que siempre hay que perder el
caballo.
2 1 — T X T t- 2 1 — R X T.
2 2 —P 6 R . 2 2 — C 4 R.
2 3 — D 8 A f. 23— R 2 A.
. 2 4 — D 7 R -|\ Se rinde.

Debemos decir algunas,jialiibjai.acerca del adversario de


M r . Cochrane en la anterior partida.
E n 18-18, según refiere un autor contemporáneo, uno de los
miembros del club de ajedrez do Calcuta fué invitado á jugar
con el Bramhin Mohcschunder Bonnerj'ee, que era reputado
por los indios conio: di primer ajedrecista del universo: el indi-
viduo del club fué vencido por el Bramhin, y entonces el d e r r o -
tado refirió á M r . Cochrane lo quo le habia acontecido, hacién-
-

dole grandes elogios del Filidor asiático. Reunidos como era


do osperarso M r . Cochrane y el Bramhin, este hizo jugadas ver-
daderamente, bizarras, que tenian el mérito de no .haber sido
aprendidas en. ningún libro, pero el triunfo correspondió en
seis partidas'sucosivas al jugador inglés. E l Bramhin, que te-
nia de sí mismo una elevada idea, dio á entender que M r . C o -
chrano era en su concepto, el mismo Shcitcm en persona,, pues
no acertaba á explicarse que hombre alguno le hubiera p o d i -
do dominar' en el juego en que no habia hallado r i v a l hasta e n -
tonces. Prendado Mr,--Cochrane- de las admirables dotes del
Bramhin, lo dió'un empleo en el club de Calcuta, y bien pron-
to hizo talos progresos el nuevo socio, que como dico Basterot,
llegó á ser el único jugador de ajedrez en l a India, quo p u -
diera envanecerse de batirse con fuerzas iguales con el hábil
ajedrecista de que nos hemos ocupado. Son hermosísimas las
partidas jugadas por el Bramhin, después de sus últimos estu-
dios, y puede sor que mas adelante copiemos en este libro a l -
gunas do ellas.'

EJEMPLO CUARTO D E L A DEFENSA RUSA.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Morphy] [Mr. Poiier]

E s t a fué una de las ocho partidas quo sin ver las piezas,
jugó simultáneamente M r . Morphy, en el club de l a Regencia
de París, el 27 de Setiembre de 1858.
1— P 4 R . 1—P 4 R.
2 — CR.—3 A . 2—CR—3 A.
. 3—A 4A. 3—C x P.
4— C 3 A . 4—CR—3 A.
• S i las negras hubieran hecho cambio de caballos, las blancas
habrían tomado el caballo enemigo con el peón do l a dama,
teniendo después un magnífico ataque.
5— C X P . 5—P4D.
6 — A 3 C. 6—A 2 R.
7— P 4 ü . 7—P 3 A .
8— Enroca. 8—CD—2 D
9 —P 4 A . 9 — C 3 C.
10—D 3 A . 10—P 4 TR.
P a r a que el peón del caballo del rey, de M r . M o r p h y , no
avance dos pasos.
11—P 5 A. 11—D 2 A .
12—A D — i A . 12—A 3 D.
1 3 — T D casilla R .
Esto modo de situar las piezas, embarazando el movimien-
to de las contrarias, es muy peculiar del jugador- americano.
Nunca podremos olvidar una partida jugada en la Habana,
entre el distinguido ajedrecista cubano Félix Sicre y M r . M o r -
phy, en la cual, sin un simple cambio de peones, el S r . Sicre
se rindió, porque M r . M o r p h y llegó á sitiarle de tal manera,
que no le era dable al ajedrecista habanero mover ninguna pie-
za, sin incurrir en un verdadero desastre.

•13—R casilla A .
1 4 — D 3 C. 1 4 — P 5 T.
1 5 — C 0 O f.
Espléndida jugada, que destruye todos los planes de M r .
Potier.
1 5 — R casilla C.
L a aprehensión del caballo, hubiera conducido á las negras
á perder la dama, haciendo las blancas cambio de alfiles y
dando jaque al mismo tiempo.
1G—A X A . 16—PXD.
17—A X D. 1 7 — P X C.
1 8 —P A X P . 1 8 — P X P 1\
1 9 — R casilla do la T. 1 9 — A 5 C.
20— T 7 R. 20—CD—2 D.
21— A 5 R. 2 1 — R casilla A .
2 2 — T 7 A f. 2 2 — R casilla C.
23— C X P ( ! ) . 23—P X C . •
24— A X P 2 4 — C 3 C.
Compréndese fácilmente que M r . Potier lio tomó él alíll
con el otro caballo, porque en el acto hubiera recibido mato
con l a torre inmediata.
25—A 3 CD. Se rinde por no poder evi-
v

tar e l mate.

E J E M P L O QUINTO D E L A D E F E N S A R U ^ ~ .

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Blórphy] [Mr. XicMcnJwin.']

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— CR—8 A . --,2—CR—3 A .
3— A 4 A . 3—C X P .
4_CD—3 A. 4 — P 4D.
Esta ingeniosa jugada de las negras para ganar tiempos, ha
BÍdo inventada por el mismo Lichtenhein. >
5— A X P . 5—CR—3 A .
6— A 3 C . G—A3D.
7— P 3 D . 7—Enroca. '
8— P 3 T R . 8—P 3 TR.
9— A 3 R . 9—CD—3 A .
10— D 2 D. 1 0 — C D — 4 T.
11— P 4 CR. 11—C X A .
1 2 —P T x C 12—A 2 D.
1 3 — T casilla C R .
Hé aquí uuo de los pocos casos en que M r . M o r p h y preci-
pita un ataque, antes de enrocarse. L o hace así, tal vez con-
fiando en l a inferioridad do su adversario.
1 3 — C 2 T.
14-r-C 4 E . 1 4 — R casiUa T.
r l 5 _ P 5 C.
Hace observar aquí H e r r Lowenthal, que no satisfecho M r .
M o r p h y de l a situación difícil de su juego, emprende un rudo
ataque, que lleva hasta su término con vigor y con firme re-
solución de arriesgar como vulgarmente se dice, el todo por el
todo.
15—P 4 TR.
1 6 — € 4 T. 16—P3CR.
17— D 2 R. 17—ASAD.
18— P 4 A R . 18—PxP.
1 9 — A 4 D t- 1 9 — R casilla del C.
20— C 5 A R . 2 0 — T casilla R .
Se abstuvieron las-neuras deJ,omar el caballo con el peón,
porque las blancas hubieran replicado: C 6 A R f , ganando con
facilidad.
21— C6T-f. 2 1 — R casilla A .
2 2 — Enroca. 2 2 — A X 0.
23— P X A . 23—D2R.
2 4 — P 5 R. 24—A X P.
25—A X A . 25—DXA.
26— T 7 D.
Excelente combinación. Abandona M r . M o r p h y la dama,
amenazando dar mate con la torre.
26— D 2 CR,
27— D 4 A D , 27—T2R.
2 8 — T X T. 2 S — R X T.
2 9 — T casüla R t - Se rinde.
SEXTO EJEMPLO DE L A DEFENSA RUSA,

BLANCAS. NEGRAS.
[Mr. Morphy, que da un [Un aficionado.']
caballo departido.]

Quítese del tablero el caballo de la dama.

1—P 4 R. 1— P 4 R .
2— C R — 3 A , 2— C R — 3 A .
3 — P 4 ,í>. 3 —P X P .
4 —P 5 R . 4—D 2 R .
5'—A 2 R . 5— C 5 R .
6—Enroca. 6 r - P 4 D.
7__p x P al p a s o v I—C x P.
8 — T casida R . 8— A 3 R .
9 — A D — 5 C. 9— D 2 D .
10— C 5 R. 1 0 — D casilla A .
1 1 — A 5 T. 1 1 — A 2 R-.
12—A X A. 12— R X A-
13— C X P. 1 3 — C X C.
1 4 — A 4 0. 1 4 _ C casilla D .
15—D x P. 1 5 — T casilla C.
1 6 — T X A -\: 16— C X T.
1 7 — T casilla R . 17— C 3 A .
. 1 8 — D 5.A-J-- 18— R 3 A .
1 9 — D 5 A R f. 19.—R 2 R .
2 0 — T X C f, y gana.
EJEMPLO'SÉTIMO D EL A DEFENSA RUSA.

(Tomado de la publicación inglesa: The Illuatrated


London News)

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. KieserUzki] [Mr. Brooke Grevtíle.]

1— P 4 R . 1 - P . i H ,
2— C R — 3 A . 2—CR—3A .
3 _ C x P. 3—C X P.
Debieron haber jugado las negras, P S D , según lo reco-
miendan Jaonisch y Cozio.
4— D 2 R . 4—D2R,
5— D X C. 5—P 3 D.
G—P 4 D. 6—P 3 AR.
7—P 4 A R , 7 — C 2—2 D .
8 _ C D ^ 3 A.- 8 — P A X C.
9—PD X P. 9—PD XP.
10— CD—5 D. 10—C 3 A .
11— C X D.
E r a mcjo .• A R — 5 C f , para Lomar en seguida el-peón del
alfil do la dama con ol caballo, si las negras se cubrían con su
alfil; 6 para hacer eambio de caballos, s i el contrario adelanta-
ba un paso el peón del alfil, y aprehender después dieho peón
con el alfil quo habia dado jaque.
11—C X D .
12— C X A . 12—P X P.
1 3 —A 3 D . 13—C 4 A D .
14— C X PT. 14—C x A t
1 5 — P X C. 15—A 5 C f
16— R 2 R. 1 6 — T X 0.
17— A P -
X 17—R2D.
18— P 3 TD. 1S—A 4 A.
1 9 — T R casilla A D . 19—A 3 D.
20—A X A . 20—R X A .
21—T 4 A. 2 1 — T casilla R t .
22— T 4 R. 22—T x T t
2 3 — P x T. 2 3 — R 4 R.
2 4 — T casilla D . 24—R X P.
25—T 7 D . 25—P4AD.
26— T X P C R . Se rinde.
• L a torre de las negras no puede moverse sin que se pierda
el peón del caballo de la dama. También está perdido e l de la
torre del rey.

Como corolario á esta apertura, añadiremos que según la


opinión de M . Deschapelles—eminente jugador francés—la de-
fensa de Potro [fes tan inaceptable, que en 1S42 bastó quo el
club do Paris la propusiera y adoptara.en un match que j u -
gaba crm el club de Pesth, para que el citado jugador se separa-
ra acto continuo en dicho match, de sus compañeros parisienses.
Mas que por convicción, nos parece sin embargo, que M . Des-
chapelles se dejó guiar eutónces por un capricho ó por algún
arranque de vanidad. Que no es mala la defensa rusa, lo prueba
el hecho de que en la actualidad la ponen en práctica con bas-
tante frecuencia, y con éxito, los principales jugadores. E n
último resultado, la apertura de que hablamos viene á reducir-
se á la pérdida por ambas partes, del peón del rey, en lo cual no
vemos ventajas ni desventajas para el que ataca, ó para el que
defiende. M , de Basterot, no obstante todo lo expuesto, da la
razón á M . de Deschapelles: simpatía de nacionalidad tal vez.
a
CAPITULO x n i .

DE L A APEBTUÍtA E S C O C E S A .

Uno de los modos mas enérgicos, sólidos y variados de salir


al ajedrez, es sin duda alguna el que v a á ser objeto del pre-
sente capítulo. Antiguamente ora poco conocida, y por lo tan-
to poco praticada, la apertura á quo nos referimos, pero de a l -
gún tiempo á esta parte, se han hecho de ella preciosos y muy
detenidos análisis.
Dicha apertura HamadSP^^fflT^taunton en su Handbook,
«Juego del peón de l a dama,» es l a siguiente:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— C R — 3 A . ' 2—CD—3 A ,
3— P 4 D .
E l 27 de A b r i l de 1824 comenzaron un match por corres-
pondencia, los clubs de Londres y Edimburgo, cuyo match se
terminó, el 28 de Julio do 1828. E u esa contienda los jugado-
res de Edimburgo adoptaron l a salida que nos ocupa, y desde
ontónces se le ha dado el nombre á l a misma de: apertura es-
cocesa ó gambito escoces. E l resultado de dicho match fué el s i -
guiente:
Partidas ganadas por el club do Londres: 1.
Idem por el do Edimburgo: 2.
Tablas ó empato? 2,
Posición de l a Apertura Escocesa.

NEGRAS.

•i

...j

wm

BijAN GAS-

E J E M P L O P R I M E R O D E L A A P E R T U R A

ESCOCESA.

D e l periódico de Londres, fecha 26 de Diciembre do 1874,


intitulado: The Field; the countri] gentlcmaris newspaper, to-
mamos la partida siguiente, jugada en «Simpson's Diván,» en-
tre el hábil Herr Zukertort, que es uno do los primeros ajedre-
cistas de la época, y Herr Oppenheim, aficionado húngaro m u y
distinguido:

BLANCAS. NEGRAS.

\Oppenheim] [Zulcertorí]

1—P 4 R . 1— P 4 R .
2— C R — 3 A . 2— C D — 3 A .
3— P 4 D. 3—P X P.
4— C X P . 4—A 4 A.
5— A 3 R .
E n este caso, M r . Barrí, miembro del casino de ajedrez de
Birmingham, propone que en vez de sacar el alfil do la dama
á la tercera del rey, se'juegue: C 5 AR,; cuyo movimiento m i -
rado con indiferencia durante algún tiempo, ha comenzado á
estar en boga últimamente, por haberlo adoptado el club de
Cambridge en un match con el de Glasgow.

5—D 3 A .
6— P 3 A D . 6 — C R — 2 R.
7— D 3 D .
Con el propósito, que no realiza, de sacar en seguida el ca-
ballo de la dama, a la segunda de esta, y enrocarse por dicho
lado. Paulsen, el mejor j u g a - o r U e los Estados-Unidos, des-
pués do Morphy, acostumbra en esa situación, en vez de mo-
ver la dama, llevar ol alfil del rey á la segunda casilla de esto.
7— P 4 D .
8— C X C.
M a l hecho; era mejor haber jugado: C D — 2 D , pues el cam-
bio de piezas no es ahora ventajoso para las blancas.
8— D X C
9— P X P . 9—C X P.
10— A X A . 10—D X A .
1 1 — P 4 CD. 1 1 — D 2 R f.
12— D 2 R. 12—A 3 R,
13— P 3 CR, 1 3 — E u r o c a con T D .
1 4 — A 2 C. 14—C X P C .
Excelente sacrificio, quo da á las negras magnífica posición,
1 5 —P X C. 1 5 — D X P f.
. 16—C2D„ 16—A 5 CR.
17—A X P f. 17—R x A .
1 8 — T D casilla G. 1S—D X T f.
19—C X D. 19—A X D.
20—R X A. 2 0 — T R casilla R f .
21—R 3 A . 21—T 6 D . T

2 2 — R 2 0. 22—T 7 R.
23—P 3 TD. 23—T 6 CD.
2 4 — T casilla D . 2 4 — T de 7 R á 7 C.
25—C 2 D. 25—T 6 D .
26—C4AD. 26—T x P A f.
2 7 — R X T. 2 7 — T X T.
Se rinde.
Las negras tienen dos peones mas, y una torre, eme es pie-
za superior al caballo, como en su oportunidad explicamos.

EJEMPLO SEGUNDO D E L A A P E R T U R A
ESCOCESA.

BLANCAS. NEGRAS.

[AIM. Pindar y Bcaver, [ilír. Anderssen]


en ccnsidta.'j

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—CD—3 A.
3— P 4 D. 3 — P X P.
4— A R — 4 A .
Esta es la manera mas frecuente de plantear la apertura es-
cocesa; y como se deja abandonado un pcon, es por lo que a l -
gunos la llaman impropiamente gambito escoces. E l peón que
se abandona de momento, se recupera mas tarde, sin embargo,
porque si se intenta impedirlo por el segundo jugador, es pa-
ra él de funestísimos resultados. Mientras tanto, el que entre-
ga el peón, dispone de un terrible ataque.
4—A 4 A.
5 — C 5 C. 5 — C R — 3 T.
G — D 5 T. 6—D 2 R.
7— Enrocan. 7—P 3 D.
8— P 3 T R .
Para que el alñl de la dama del contrario no avance hasta
la quinta del caballo clel rey, atacando á l a reina blanca.
8—C 4 R .
9— A 3 C. 9—A 2 D.
10— P 4 A R . 10—A 4CD.
1 1 — P X C. 1 1 — A x T.
12— C G R . 12—A 7 R.
1 3 — C X P C •(-. 13—R 2 D.
1 4 — P 0 R •(-. 14—R 3 A .
1 5 — D X C. 1 5 — T D casilla A R .
1 G — A 5 D f. 1 6 — R 3 C.
1 7 — P 4 CD. Se rinde, por tener una
pieza menos que los alia-
dos, y muy mala posición.

E J E M P L O TERCERO D E L A A P E R T U R A
ESCOCESA.

BLANCAS. NECEAS.

[3fr. Grevilk.] [Mr. de la Riviére.']

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—CD—3 A.
3— P 4 D . 3—C X P.
. A nuestro juicio, jugándose como M . de la Riviere, es de-
cir, tomando el peón de la dama contraria con el caballo, cu
vez de hacerlo coa el peón del rey, es como se le quita todo
su vigor á la apertura escocesa,
4 _ 0 x P. 4—CD—3R,
5—AR—4 A. 5—P 3 D.
6—G3D. , 6—0 3 A .
7—C 3 A . 7—P 3 A .
8—Euroca. 8—A2R.
9—P 4 A. 9—Enroca.
10—A 3 R. 10—P 4 D.
11—P X P. 11—P x P.
1 2 — A 3 C. 12—P 5 D.
Atacar así á la vez, á dos piezas con un pcon, se llama do-
Hete (palabra tomada á(&*ftí^^p^rquittada.

13—P 5 A. 13—C 4 A .
N o se comprende que un ajedrecista tan avontajado como
M . de la Riviére, no hubiese visto que con eso movimiento,
las blancas salvaban l a crítica situación del doblete, haciendo
cambio de dos piezas por otras dos. S i el caballo hubiese ido
á l a segunda del alfil, las blancas habrían tenido irremisible-
mente que perder una de las dos piezas heridas por el pcon.

1 4 _ C X C. 1 4 — A x C.
1 5 — C 4 T. 15—P X A.
16— C X A . 16—D 3 C.
1 7 —D 4 D . 17—P 7 R.
18— T 2 A. 18—A X P.
E r a mas ejecutivo por parte de las negras, haber jugado;
T R casilla D .
S i las blancas tomasen el alfil con la torre, las negras juga-
rían: T D casilla D ; no importando quo las primeras interpusie-
ran entre la reina propia y la torre contraria, cualquiera pieza,
pues las segundas la tomarían con la torre de l a dama, ó el ca-
ballo, para dominar en seguida la calle con la torre del rey, é
ir después á la octava do la dama. M r . Greville mueve juicio-
samente el peón del alfil, para poder quitar el caballo aprisio-
nado y defender á la vez la casilla de la reina, que es el pun-
to objetivo del enemigo.

1 9 — T D casilla D .
20—D 4 A R . 2 0 — T R casilla R .
2 1 — T D casilla R. 2 1 — D X C.
22—D X A. 2 2 — T R — 4 R.
23—D 3 A. 23—C 5 R.
2 4 — A X P f. 2 4 — R casilla T.
2 5 _ D x P. 2 5 — C X T.
2 6 — D X T.
Llamamos la atención de los aficionados, hacia las jugadas
que van á seguir. E l rey blanco morirá de una manera, que
vulgarmente es conocida con el nombre de testamento de Fi-
lidor, tal vez porque el célebre maestro compuso con dicho te-
ma, en sus últimos ailos, un problema muy hermoso. E n l a
práctica se presentan situaciones parecidas á la que examina-
mos, con bastante frecuencia, y por lo mismo se deben cono-
cer bien las evoluciones á que hacemos referencia.
2 6 — C 6 T t doble.
2 7 — R casilla T. 2 7 — D 8 O f.
28— T X D. 28—C 7 A ff.
CUARTO EJEMPLO D E L A A P E R T U R A ESCOCESA

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Eennkott.] [Mr. Morphy.1

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— C R — 3 A . 2— CD—3 A .
3— P 4 D- 3— P X P .
4— A R — 4 A . 4— A 4 A .
5 — C 5 C.
Este movimiento es débil. Hubiera sido mejor para hrs blan-
cas, haber enrocado.
5 — C 3 T.
6_*C X P A . 1 _ 0 X C.
7— A X C f . 7— R X A .
8— D 5 T f . 8— P 3 C R .
9— D X A . 9— P 3 D .
Scbumoff'y Cochrane.fueron los primeros que demostraron
la excelencia de la jugada que acaba de ejecutar M r . M o r p h y .
10— D 5 C D . - 1 0 — T casilla R .
1 1 — Euroca. 11— T X P.
1 2 —D 5 D f . 1 2 —T 3 R .
1 3 — A 5 C... 1 3 — D casilla R.
1 4 —P 4 A R . 14— R 2 C .
1 5 —P 5 A . 15_P P.
x

1 6 —D X P A . 1 6 — T 3 C.
1 7 — A 6 A f. 1 7 — R casilla C.
18— D 4 A . 1 8 —A 6 T .
•19—A 5 C. 19— D 6 R f .
2 0 —D X D . 20—P X D .
21—P X A . . 2 1 — T X A f.
2 2 — R, casilla T . 22—P 7 R.
2 3 — T casilla R . 23—-C 5 D .
2 4 — C 3 T. 2 4 — T casilla R .
2 5 — T D casilla A . 2 5 — C 6 A R , y gana.

QUINTO E J E M P L O D E L A A P E R T U R A
ESCOCESA.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Lichíenhein.] [Mr. Morphy.']

1—P4R. 1—P 4 R.
2 _ C R — 3 A. 2—CD—3A.-
3— P 4 D. *3— P X P .
4— A R — 4 A . 4—C 3 A .
5— P 5 R. 5—P 4 D.
6_AR—5C. G—C5R.
7 _ C X P. 7—A 2 D.
8— C X C. 8 — P X C.
9— A 3 D . 9—AR—4 A.
10—A X C . 10—D5T.
11— D 2 R . 11—PXA.
12—A 3 R. 1 2 — A D — 5 C.
13— D 4 A .
Hubiera sido rnénos malo: P 3 C R .
13—A X A.
14—P 3 CR.
Está bastante claro e l motivo por el cual M r . Lichtenhein
no toma con la dama el peón del alfil de la reina del contrario.
M r . Morphy cubriría el jaque con su alfil; después llevaría el
rey á su segunda casilla, si su adversario tornaba la torre de l a
dama, y 6 daba mate, ó se hacia dueño de l a reina enemiga.
-14—D casilla D .
1 5 —P x A . 15—D 8 D f.
16—R 2 A . I6-^-D6Af.
1 7 — R casilla C. 1 7 — A 6 T.
18— D X P A D f. 1 8 — R casilla A .
1 9 —D X T j. 19—R 2 R.
Se rinde.

SEXTO EJEMPLO D E L AAPERTURA ESCOCESA.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Morphy, que da un [Un aficionado]


caballo de partido]

Quítese del tablero el caballo de l a dama de las blancas.


1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— CR—3 A . "2—CD—3A.
3— P 4 D . 3—C X P .
4— C X P . 4—C 3 R.
5— A R — 4 A . 5—C 3 A .
6— C X P A ( ! ) . 6—RxC. .
7— A X C f . 7—R X A .
Las negras pudieron haber tomado el alfil, con el peón: na-
da habría importado perder la dama, pues en seguida hubiera
aprehendido el aficionado la reina contraría, jugando: A 5 C -|\
8— P 5 R . 8—A 4 A.
Abandona el caballo, por sacar las otras piezas.
9—Enroca. 9—C 4 D.
1 0 —D . 4 O f . 10—R XP.
E l aficionado juega bastante mal: solo á un principiante se
le hubiera ocurrido tomar ese peón, para exponer al rey al
ataque de l a torre y de las otras piezas enemigas.
1 1 — A 5 0. 1 1 — D casilla A."
1 2 — T D casilla D." 12—R 3 D.
13— D 4 R . 13—D 2 A .
14— P 4 A D . 14—R 3 A .
1 5 _ T X C. 1 5 — R 3 0.
16— T X A . 16—P 3 A .
Se abstiene de tomar l a torre, porque instantáneamente le
seri afatal.
17— D 5 R . 1 7 — T casilla R .
18— T 5 C f. 1 8 — R 3 T.
19— T 5 T f . 19—R3C.
2 0 — A 3 R f. 20—P 4 A .
21— D x P t t -

SÉTIMO E J E M P L O D E L . A P E R T U R A ESCOCESA.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Judge Mcelc.'] [Mr. Morph//.']

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— C R — 3 A . 2— CD—3 A .
3— P 4 D . 3— P X P .
4— A R — 4 A . 4— A 4 A .
5— C 5 C . 5 _ C R — 3 T.
6— C X P A . 6—0 X 0.
7 — A X C f. 7
— -R x A

8_D5Tf. 3 CR.
9—D X A . 9—P 3 D.
1 0 — D 5 'CD. 10— T c a s i l l a E
-
H_D3C-t-
E l movimiento preciso era haber enrocado.
11—P4D.
12—P3 AR.
M a l jugado: las blancas debieron resignarse á perder el peón
del rey, enrocando inmediatamente.
1 2 — C 4 T.
1 3 —D 3 D . 1 3 —P X P .
14— P X P . 1 4 —D 5 T -¡-.
1 5 _ P 3 CR. 1 5 — T X P f.
1 6 —R 2 A . 1 6 —D 2 R .
17— C 2 D. 1 7 —T 6 R .
1 8 —D 5 C. 1 8 —P 3 A D .
Pinísima concepción de M r . Morphy es esta, como con mu-
cho acierto dice Lowenthal. L a dama blanca puede tomar, si
quiere, un caballo eme se le entrega; pero en esc caso se veria
forzada á abandonar la importante línea de defensa que ocu-
pa, y las negras darían mate brevemente.
1 9 — D casilla A . 1 9 — A 6 T.
Sigue M r . M o r p h y regalando piezas, con tal.do desalojar a
la dama de su posición de defensa,
2 0 —D á.su casilla. 2 0 — T casilla A R .
21— 0 3 A . 2 1 — R á su casilla.
Se rinde.
OCTAVO E J E M P L O D E L A A P E R T U R A
ESCOCESA.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Me. Kay.~] [Mr. C. F. Smüh.']


1 _ P 4 R. l _ p4R.
2—CR—3 A. 2—CD—3 A .
3_P4D. . 3—PXP.
4 — AR—4 A. 4—A 4 A.
5— P 3 A D . 5—CR—3 A.
Hicieron bien las negras, on no tomar con su peón doblado
el poon del alfil de l a dama contraria, porque las blancas lo
hubieran aprehendido con su caballo, ganando tiempos y po-
sición; pero hicieron inaTTTi uujario en donde está, porque al
tomarlo las blancas unen y fortifican sus peones del centro.
Tanto en este gambito, como en el de Evans, dada l a ac-
tual situación, debe jugarse: P 6 D , pues auque se pierda un
peón, ni saca el contrario su caballo do l a dama á la tercera
del alfil, acto continuo, ni reúne sus peones en el centro del t a -
blero.
6— P 5 R . 6—P 4D.
7— A R — 5 0. • 7—C5R.
8— P 4 C D . 8 — A 3 C.
9— P X P . 9—Enroca.
1 0 — A X C. ' 10—P XA.
11— P 3 TR. 1 1 — A D — 3 T.
12— P 4 TD. 12—P 3 A R . -
Audaz movimiento, pues M r . Smith ve con indiferencia l a
pérdida de un alfil que irremediablemente sufrirá, en cuanto
adelanten las blancas el peón de l a torré de l a dama.
13—P 5 T . 13—CxPA(l).
14— R X C . 14—PXP.
15—P X A . 15—D 5 T f.
1 6 — R casilla C. 1 6 — T X C (!).
17— T X A . 1 7 — D 7 A f.
18—R 2 T . 18—D6C|.
1 9 — R casilla C. 19—T 7 A .
2 0 — T R — 2 T. 2 0 — T D casiUa A R .
• 21—C 2 D. 21—D 6 R.
22— C 3 A .
E r a mejor haber llevado e l rey á la casilla de l a torre.
2 2 — T 7 D t á l a descu-
bierta.
2 3 — R casilla T . 2 3 — T X D f.
2 4 — C casilla C. M -T X O ff.

EJEMPLO NOVENO D E L A A P E R T U R A
. ESCOCESA.

(Preciosa partida jugada en el club de Halifax.)

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. JE. Cronhelm.] [Mr. I. Fliomas.']

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— C R — 3 A. 2—CD—3 A.
3 _ p 4 D. 3—P X P.
4— A R — 4 A . 4—A 5 C f.
5— P 3 A . 5—P X P.
6— Enroca. 6—P X P.
L a aprehensión de ese peón es una falta grave eme come-
íéo
ten las negras, pues la acción de los dos alfiles y de l a d a m a
del contrario, cpie en seguida queda establecida sobre su rey,
ha de dar por resultado la derrota para M r . Cronhelm.
7— A D X ÍL 7 — A R á su casilla.
8— P 5 R .
C D — 3 A , era mejor, según se demuestra en oljz.mwvuurc
do M r . Staunton.
8 — A 2 R.
9— C D — 3 A . 9—P 3 D.
10—P X P. 10—D X P.
1 1 — T casilla R .
Habría sido mucho mas fuerte: C 5 D .
11—DxD!
12— TD x D. TTT7?>2—C 3 A .
1 3 — C R — 5 C. 13—Enroca.
14_C X PA. 1 4 — T X C.
15—T X A . 15—A3R.
S i el caballo hubiera tomado la torre, dando jaque la otra
torre blanca en la octava de la dama, .habría perecido el rey
negro.
1G—TXA. 1 6 — C D — 4 T.
17—A 5 CD. 17—P 3 A D .
1 S — A 4 T. 18—CD—5 A.
1 9 — A 3 C. 19—C X A .
20— T 2 D. 20—C 2 D.
21— T X CR. 2 1 — T X T.
2 2 — T S'R f|.
EJEMPLO DECIMO D E L A A P E R T U R A
ESCOCESA.

L a mas respetable autoridad inglesa en el juego de ajedrez,


el Ohess Player's Handhoolc, declaró que era excelente el ata-
que de la apertura escocesa: l a principal autoridad alemana en
el propio juego, el Berliner Schachseitung, sostuvo todo lo con-
trario, y en consecuencia se propusieron hacer un concienzudo
análisis del asunto, los eminentes ajedrecistas SchumofFy Jae-
nisch. Hé aquí una de las partidas que ellos jugaron con t a l
motivo, y que fué favorable á los partidarios do l a apertura
de que se trata:

BLANCAS. NEGRAS.

[Schumoffi!] \Jaeni8ch.~]

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— CR—3 A. 2—CD—3A .
3— P 4 D . 3—P X P.
4— A R — 4 A . 4—A 4 A.
5— C 5 C. 6 — C R — 3 T.
6— C X P A . 6—C X C.
7— A X C f . 7—R X A .
8— D 5 T -f. 8 — P 3 CR.
9— D X A . 9—P 3 D.
10—D 5 CD. 1 0 — T casilla R .
1 1 — Enroca. 11—T X P .
Hé ahí un error cometido por Von Jaenisch, según se com-
prenderá en los movimientos subsecuentes.
1 2 —D 5 D f . 12—T 3 R .
1 3 — A 5 C. 1 3 — D casilla R . -
14— P 4 A R . 1 4 — R 2 C.
15— P 5 A . 15—T4R.
Otro error de parte de Von Jaenisch, lo cual asombra, pues
no son comunes ciertamente en ese docto jugador, errores tan
perceptibles. Jaenisch debió haber hecho cambio de peones,
colocando en seguida la torre en la tercera del caballo del rey.
Como el ajedrez es juego de cálculo, basta sin embargo es-
tar distraído por cualquier moliyo, tener una simple afección
cerebral, aunque sea pasajera, para que el mas fuerte ajedre-
cista incurra en lamentables equivocaciones. E n la práctica se.
dan estos casosj todos los dias.
U í l 16— P6A-¡\ • 1 6 — R casilla T.

No va á la casilla del alñl, porque el alfil blanco le habriá


dado jaque mate en la sexta de la torre.
17— P 7 A . 17—R2C.
E n caso de haber tomado la dama con la torre, el alfil blan-
co habría dado jaque mate en la sexta del alfil.
1 8 — P X D y pide C 1 8 — T X C.
1 9 — D 7 A f. 1 9 — R casilla T .
2 0 — A 6' Á f t .

E J E M P L O UNDÉCIMO D E L A A P E R T U R A
ESCOCESA.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mayor liobcrtson.'] [Mr. LTcfineisíer, do


Poris!>ioidh.~]
í — P 4 R. 1—P 4 R.
2—CR—3 A. 2—CD—3 A.
3—P 4 D . 3 - P K P .
4— A R — 4 A T • 4—A 5 C ^
5 — P 3 At>. 5—PxP. •
6— Enroca. 6—P 3 D.
7— P 3 T D . 7 — A 4 T.
8— P 4 C D . S — A 3 C.
g _ C x P. 9—A 3 R,
10— C 5 D . 10—D 2 D.
1 1 —A 2 C. 11—r 3 A.
1 2 — D 3 C. 12—A 2 A .
1 3 — T D casilla D . 1 3 — C R — 3 T.
14— P 5 R. 1 4 - P A X P.
15— C X P R ( ! ) 15—C x 0.'
1 6 — A X C. 10—Enroca con T R .
Se ve claramente que gí las negras~hubicrah tomado ol a l -
fil con el peón de la dama, las blancas habrían- dado jaquo con
su caballo de l a dama en la sexta del alfil del rey, ganando l a
reina dol contrario.
17—Á X P C ( Í ) . 17—RxA.
18— D 3 A D f. 18—R 3 C,.
19— D 6 A f . 19— R 4 T . - '
20— C 4 A f. 2 0 — R 5 C.
2 1 — A 2 R -¡-¡-.

EJEMPLO DUODECIMO D E L A A P E R T U R A
ESCOCESA.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Banlcen.'] [Mr. Mxkldow]

• l — P 4 R. 1—P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—CD—3 A.
3— P 4 D . 3—P x P.
4 _ A R — 4 A. 4—A 4 A.
5— Enroca. 5—P 3 D.
6—P 3 A. 6—P X P.
7— D 3 C. 7—D 2 R .
8— C X P . 8—C 3 A .
9 — A D — 5 C. 9—C 5 D.
10— C X C . 10—AxC.
11— C 6 D. 11—D 2 D.
1 2 — T D casilla D . 1 2 — C X C.
1 3 — P x C. 13—A 4 R.
Tiempo perdido. De una vez debió haber ido ese alfil á su
torcera casilla.
14— P 4 A . **?4-ASA.
Puede ser eme les hubiera convenido á las negras jugar:
P 3 TR.
1 5 — T D casilla R y . 1 5 — R casilla D .
16—A X A f . 16—PXA.
1 7 —A 5 C. 17—P 3 A.
18—D 3 A D . 18—D4A.
19— A X P .
Espléndidamente jugado; aunque hubiera sido también muy
bueno este otro movimiento, en lugar do ese: A 3 D , para que
la roina tomara con jaque el poon del alfil del rey, y en segui-
da se apoderara de la torre.
19—P X A .
2 0 —D 5 T f . 20—R 2 D.
2 1 — P x P f- 21—R X P.
2 2 — T casilla A D f. 2 2 — R 2 C.
E n caso de haber ido á la segunda de la dama, la reina blan-
ea se habría apoderado gratuitamente de l a reina negra, sin
que por eso se hubiese evitado el mate.
23—D 4 0+. 2 3 — R 3 T.
2 4 — T 6 A ++.

EJEMPLO DECIMOTERCERO D E L A APERTURA.


ESCOCESA.

(Partida en consulta, jugada en México.)

BLANCAS. NEGRAS.

[Sres. G. Carringíon, J. EJam- [Sres. E. Garay, E. Valle/o y


meken y Mexía y R. Bar a- A. O. Vázquez.]
sordaJ]

1— P 4 R . 1—P 4 R .
2— P 4 D .
Generalmente, como y a ha podido verse, se juega primero
en esta apertura, el caballo del rey que el peón de l a dama,
pero^el resultado es igual.
2—P x P.
3— C R — 3 A . 3—P4AD.
Tanto en ésta última jugada como en muchas de las suce-
sivas, las negras se apartaron de los movimientos recomenda-
dos por los preceptistas, y como era natural, la derrota mas
completa fué l a consecuencia que obtuvieron. Se hizo eso i n -
fructuoso ensayo como un estudio, para ver si era posible con-
servar el peón del gambito.
4— A R — 4 A . 4—D 3 A .
5 — A D — 5 C. 5—D 3 CR.
6— Enrocan. 6—P 3 TR.
7— A 4 T. 7—P 3 D.
8— P 3 A D . 8 _ P x P.
9— C X P . 9—C 2 R.
10—P 5 R. 10- 4D.
Avanzaron ese pcon las negras, para perderlo, por dos razo-
nes: primera, porque r.i hubieran tomado con él el peón del rey,
habría e w a d o el caktuo enemigo atacando á la reina y al peón
del alfil del ro} , sostenido por su alfil: segunda, porque haber-
r

lo dejado aprehender por el pcon del voy blanco, era peligro-


sísimo, supuesto que las piezas contrarias quedaban entonces
con ol camino enteramente expedito para el ataque.
1 1 — C D — 5 C. 1 1 — C 3 T.
S i las negras hubieran tomado ol alfil con ol peón de la da-
ma, las blancas habria'n^¡¡ko m a t e y ^ el caballo, en la sétima
dol alfil.
12— C G D f . 12—R2D.
13— A X P . 13—O-XA.
1 4 — D X C. 1 1 — A x C.
1 5 —P x A . 15—P'3 A R .
Haber tomado el peón do la dama, con la clama, ÓVá nocivo,
porque acto continuo las blancas hubieran dado jaque con si
caballo, on la quinta del rey.
1 6 — T R casilla R . 1 6 — T casilla R .
1 7 — T X T. 1 7 —D X T.
1 8 — T casilla R . 1 8 — D casilla A .
1 9 — T 7 R f. 1 9 — R casilla D .
20— C 5 R. 2 0 —p x C.
2 1 — T X P C R t á la des- 2 1 — R á su casilla.
cubierta.
2 2 —P 7 D j \ 22—A X P.
23—Ü X A f t -
• La.anterior. partida la jugaron los Sres. Camngton, Hamme-
f

ken y Baraso>\da,..eqn notable precisión y energía. Los que,


llevábamos las negras, incurrimos en un error,-, si se quiere
voluntario, desde la tercera jugada, y de él se aprovecharon
inexorablemente nuestros hábiles antagonistas, sin dejarnos un
solo momento de tregua. Después de aquel falso movimiento,
cada jugada fué-uVmievo peligro, un desastre' cada vez mas
grave para nosotros'.; Sin. embargo, si á la décimasexta jugada,
en vez de mover la torre, hubiésemos situado ol rey cu la ca-
silla de la dama, dejando expedita la salida del alfd de la mis-
ma, posición hubiera variado algo.

CAPITULÓ X I V .

D E L G-OMIDQ- B E D A M I A N Q .

¿Qué significa Gomito?


«Gomito» es una- palabra italiana, cuya traducción litoral
es codo. Gomitata quiere decir codazo. Así es que «Gomito»
en ajedrez viene á equivaler á codillo en ol juego del tresillo;
ó lo que es lo mismo, darle un golpe,-al que pensaba darlo.
L a defensa del antiguo ajedrecista italiano Damiano, l a co-
nocemos, y a , pues coniste en responder á la pálida del caballo
del rey, con sacar el c-dallo do la dama á la tercera del alfil.
Conocemos asimismo las principales aperturas que de ella so
derivan; vamos, pues, ahora á explicar el (¡omito, malamente
denominado Gambito de Damiano, y que en México es llama-
do por algunos, del caballo Catabres. Las jugadas caracterís-
ticas del gomito, son las siguientes:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P4R.
2— C R — 3 A . 2—P 3 AR.

Posición del Gomito de Damiano.

NEGRAS.

I ɧ ü
i Sil i
'éwiiá

wm II
181 ¡§ ¥ Wm
ü
M
fe

H
Si
BLANOAS.

Los movimientos regulares 6 mejores de plantear esta aper-


tura, ison los que á coutinuaoion se expresan:
BLANCAS. NEGRAS."
. A—81
1—P 4 R. 1—P 4 R .
2 _ C R — 3 A. 2—P 3 AR.
3— C x P. 2—D 2 R.
Hubiera sido fuuesto para las negras, haber Lomado el ca-
ballo con el peón, como se demotrara dospuos.
4— C R — 3 A . 4—P4D.
5— P 3 D . . 5—PXP.
6— P X P . 6—DX.Pf.
7— A 2 R . 7—AD—4 A,
8— C 4 D . 8—CD—3 A .
9— C x A . 9—DxC.
10—Enrocan .*-A 3D

Variante primera,*^ ^ ¿JA g 01

(Por Basterot.)

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— C R — 3 A . 2—P 3 A R .
3— C X P, , ^ 3 — P X C.
4— D 5 T f ^ - „ « , 4 — P 3 CR.
, 5—D X P R f.' • g 5— D 2 R . :
6— C R — 3 A .
7— D . X P f .
8— A 3 R , , C T _ n 8— D X P A , .
9 — D 4 C. 1
' 9— D X P C . •
10—AR—i A . 10—A 5 C f,
1 1 _ C D — 2 D. 11— D x T f .
12—R 2 R . 1 2 — D X T.
13— A 7 A f . 1 3 — R casilla A .
14— A 6 T f f .

Variante segunda.

(Por Basterot.-)

BLANCAS. NEGRAS:
1 _ P 4 R. 1— P 4 R .
2— C R — 3 A . 2— P 3 A R .
3— C X P . 3 —P X C.
4 _ D 6 T t. 4— P 3 C R .
5 _ D x P R f. 5 —D 2 R .
6—D X T . '6—D X P f.
7— R casilla D . 7— P 4 D .
8—A 6 C f. 8 — R casilla D .
9 —T casilla R . 9—A D — 5 C+.
1 0 — P 3 A R y ganan.

Variante tercera.

(Por Basterot.)

BLANCAS. -NEGRAS.

1—P 4 R . 1— P 4 K ,
2— C R — 3 A . 2— P 3 A R .
3— C X - P . 3 —P x 0 ,
4 — D 5 T f. 4— R 2 R ,
5 —D x P R t . 5 —R 2 A . .
6 — A 4 A t. 6 _ p 4 D.
7 — A X P f. 7 — R 3 0.
8— P 4 T É ; 8—A3 J); !

9— P 5 T f . 9—R3T.
1 0 — P 4 D t & l a deseu- 10—P 4 CR.
bierta.
1 1 — P X P a l paso f- 11—R X P .
1 2 —D 5 T f . 1 2 — R 2 C.
1 3 —D 7 A f f .

Variante cuarta.

(Por Basterot.)

BLANCAS. NEGBA8.

1— P 4 R . 1—P 4 R .
2— C R — 3 A . 2—P 3 A R .
3_CxP. - -D2R.
4—D5 T f . 4—P 3 CR.
5_CXPC. 5—DxPRf.
6 — R casilla D . 6 — D X C.
Las negras-deben ganar, por tener una pieza tiras.

-Variante quinta.

(Por Greco.)

BLANCAS. NECEAS.

1— P 4 R . 1 _ P 4R.
2— C R — 3 A . 2—P 3 AR.
3— C X P , . 3 _ P C.
x

4— D 5 T f . 4— R 2 R .
5— D X P R f. 5— R 2 A .
6— A 4 A f . 6— P 4 D .
7— A X P f . 7— R 3 C.
8— P 4 T R . 8— D 3 A .
9 —D 8 R, t - 9 — R 3 T.
1 0 — P 4 D f á l a descu- 1 0 —P 4 C R .
bierta.
, 1 1 — P X P f doble. 1 1 — R 2 C.
1 2 —P D t -
X
12— C X P.
1 3 —D 7 A t f .

[Variante sexta.)

(Por Greco.)

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . , 1— P 4 R .
2— C R — 3 ; A . 2— P 3 A R .
3— C x P . " 3 — P x C.
4— D 5 T f. *4—R 2R.'
5 _ D x P R f. 6—R 2 A.
6— A 4 A f . 6 — R 3 C.
7— D 5 A R f . 7— R 3 T.
8— P 4 D f . 8— P 4 C R .
9— P 4 TR. ' 9 — R 2 C.
1 0 —D 7 A f. 1 0 — R 3 T.
11— P x P f f .

Variante sétima.

(Por Greco.)

Repítanse las cinco primeras jugadas/de la partida anterior.

" BLANCAS. NEGRAS.


6 — A 4 A f. 6— P 4 D .
7— A X P f. 7— R 3 C.
S—P 4 TR. 8—P 3 TR.
9—A X PC. 9—A X A ,
10—D 5 A R f f .

Variante octava.

(Por Greco.)

Repítanse las siete primeras jugadas, de l a variante anterior.

BLANCAS. NEGRAS.

8— P 4 T R . S—P 4 TR.
9— A X . P . 9 — A X^A..
1 0 — D 5 A R -]-. 10— R ' 3 T .
1 1 —P 4 D +• 1 1 — P 4 C.
12— A x P f .
13— P X D f 1 3 — R 2 C.
11—D 5 R jv 14— R 2 A .
1 5 — D X Tj'y'ganan.

Variante novena.

(Por A . C. Vázquez.)

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— C R — 3 A . 2 — P.3 A R ,
3— C X P . 3— P X C .
4— D 5 T f . 4— R 2 R .
5_D xPRf. 5— R 2 A .
6 — A 4 A f. 6—P 4 D .
7— A x P f . 7— R 3 C.
8—P 4 T R . 8— P 3 T R .
9-ÁXP. 9—A 3 D.
1 0 — D 5 T D y ganan.
Las negras tienen que perder una pieza, pues si tomasen el
alfil contrario con el de su dama, recibirían mate, como y a he-
mos visto antes, situándose l a reina blanca en l a quinta del
alfil del rey.

E J E M P L O PRÁCTICO D E L G O M I T O D E D A M I A N O .

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Perigal, que da de [Un aficionado]


partido la reina]

Quítese del tablero la_dama de las blancas.


1-- P 4 R . 1-- P 4 R .
2-— C R — 3 A . 2-- P 3 — A R .
3-- A 4 A . 3-- P 3 A D .
4-— C D — 3 A . 4-— P 4 C D .
5-— A 3 C. 5-- P 3 T D .
6-—Enroca. 6-- A D — 2 C.
7-- P 3 D . 7-- P 4 D .
8-- P X P . 8- - P X P .
9-- A 2 D . 9- - P 5 D .
10-- C D — 4 R , 10-- P 5 A .
11- - C D — 5 C : 11- - C 2 D .
1 2 -— A 7 A f . 1 2 -- R 2 R .
13- - C R x P D 13- - P 3 GR.
No toman las negras el caballo con el peón de su rey, por-
que entonces descubrirían la línea del mismo rey, al ataque de
las torres y del alfil de l a dama de las blancas.
1 4 — T D casilla. R . 14—R 3 A .
1 5 —A 3 C D . 1 5 — C 3 T.
16— CD—6 R. 1 6 — D casilla A .
17— A 5 C + . 1 7 — R 2 A.
1 8 — C D — 7 A f á l a des- 1 8 — R 2 C.
cubierta.
1 9 _ C R — 6 R f. 19—R 2 A.
2 0 — C R — 8 D f. 2 0 — R 2 C.
21— CD—8 R ff.
L a partida anterior no es un modelo completo de la apertu-
ra que examinamos, por faltar en ella la dama de uno de los
contendientes, á consecuencia de lo cual no fue posible tomar
el peón del rey de las negras, con el caballo del roy de las blan-
cas. Sin embargo, en la misma partida se mueve un paso, á la
segunda jugada, el peón del alñl del roy negro, y por oso no
hemos vacilado en colocóla en esta***ccion. Por otra parte,
difícilmente se podrá hallar un ataque mas enérgico que el do
M r . Perigal, si se considera la inmensa ventaja quo daba á su
contrario; y por eso nos ha parecido conveniente insertar on
nuestra obra tan selecto y notable tour de forcé.

CAPITULO X V .

DE L A A P E R T U R A DE RUI LOPEZ.

R u i López de Sigura fué u n célebre jugador español, que


floreció en tiempos de Felipe I I , á cuyo orgulloso monarca da-
ba lecciones de ajedrez^ teniendo por lo mismo en l a cor|;e de
Madrid una^v^aliosa influencia. E l caballero R u i López pasó
por ser el ajedrecista mas hábil de su época, y él fué autor
de u n modo de salir que ha conservado su nombro y que con-
siste en los movimientos que siguen:

BLANCAS. NEGUAS.

1— P á R . l — P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—CD—3A .
3— A 5 C D .

Posicion'de l a Apertura de R u i López

NEGRAS.

BLANCAS.

N o es muy fuerte ni muy elegante la'apertura de R u i L ó -


pez, pues tiene por únicos objetos ganar tiempos para el enro«
que (come sucede en otras clases de aperturas),, con la salida
del alfil, y desconcertar al contrario en la situación de sus-peo-
nes del centro, por el ataque que se hace a l caballo de l a da-
ma. Actualmente se usa bastante, sin embargo, por'los~ajedre-
cistas mas afamados, y esa es la razón de que le dediquemos
un capítulo en nuestro libro.
Permítasenos una franqueza. A pesar de lo que vale el prin-
cipio de autoridad, debemos decir que para nosotros el ataque
de R u i López estaría bueno en los tiempos quo precedieron á
Filidor, en que se tenia miedo á doblar los peones; pero que
hoy es de todo puuto estéril, en vista do los progresos alcan-
zados. Comprenderiamosla llevada del alfd á l a quinta del ca-
ballo, si en seguida se tomase siempre el caballo amenazado;
pero ir hasta allá, sencillamente para emprender despuos la r e .
tirada, y llegar en tres tiempos á la tercera del caballo, cuando
en dos podia situarse en^expresadstzssilla, ól alfil do quo se
trata, e3 cosa que no podemos descifrar, n i menos aplaudir.
E l diestro profesor ruso Jaenisch, recomionda como jugadas
preferibles en la apertura que examinamos, las quo ponemos
á continuación:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— CR—3 A . 2— C D — 3 A .
3—A 5 CD. 3— C R — 3 A .
4— P 3 D . 4— A R — 4 A .
5— Enrocan. 5— C D — 5 D .
' 6 — C R X C. 6— A X C.
7—P 3 A D . 7_A 3 0/
S—A 5 CR. 8— P 3 A D .
9—AR—4 TD. 9— P 3 T R .
10—A D x.C. 10— D X A .
11— CD—2 D. 1 1 — Enrocan.
Y l a partida es igual para ambos jugadores.
E n el "Tratado de ajedrez" por el mismo R u i López, se p r e -
sentan como jugadas modelos estas otras:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P4R.
2— CR—3 A . . 2—CD—3A .
3— A 5 CD. 3—A4AD.
4— P 3 A D . 4—D 2 R.
5 — A X C.
Muchas variantes mas pueden presentarse para plantear es-
ta clase do juego; pero como en nuestra obra hornos adoptado
ol método teórico práctico, por parecemos que es el que pro-
porciona mejor y m a s ^ n u l a ensorhjnza, en las partidas clá-
sicas que daremos en seguida, se verán los movimientos que
tanto para el ataque como para la defensa so pueden seguir
con mayores probabilidades do éxito. .

EJEMPLO PRIMERO D E L AAPERTURA D E


RUI LOPEZ.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. 2?, Morphy] [Cinco miembros del chl de


, . Boston]'

1—P 4 R. l — P 4R.
2— C R — 3 A . 2—CD—3A .
3 — A 5 C. 3—P 3 TD.
N i J'acnisch n i R u i López aconsejan esta jugada: á nuestro
juicio es no obstante l a mas ejecutiva, porque si el alfil aprehen-
de s i caballo, las negras toman el alfil con uno de los peones;
y si el caballo contrario se apodera después del peón del rey,
se tiene buen juego por parte de las negras, con solo situar la
dama en la segunda del rey. M r . Morphy acostumbra hacer
esa misma jugada que ahora le han hecho sus antagonistas. •
4— A 4 T.. 4—P4CD.
Basterot censura este movimiento de las negras^ y dice quo
solo es disculpable cuando so da alguna pieza de ventaja y por
lo tanto el adversario es débil. Las negras en el caso presen-
ta, debieron babor conducido el caballo del rey á la tercera del
alfil.
5— A 3 G.
H a perdido tiempos ese alfil en sus varias retiradas, aunque
ha logrado colocarse ers^ruon puntoí¿csorganizando el flanco
derecho de las negras.
5 — A 4.A.
6-- P 3 A D . 6— P 3 ü .
7- - P 4 D. 7 — A 3 C.
8-- P X P . 8—D 2 R.
9 - - A 5 D. 9 — A 2 0.
1 0 - - A 5 CP,. 1 0 —P 3 A l t .
11- - P X PA. 11—0 X P.
1 2 --Enrocan. 12—D 2 D.
1 3 - - A D X C. 13—P X A.
14-- C 4 D. 14_A X 0.
1 5 -- D 5 T f.
A fin de impedir que el rey negro so pueda enrocar.
1 5 —P. casilla D .
16—P X A . 1 6 — I t casilla A . -
1 7 — T casilla A D .
E s a e r a la jugada exacta: se protege el peón de la dama i n -
directamente, y se prepara un fuerte ataque.
17—C X P.
M a l jugado. Este neón les costará* á las negras l a pérdida
de una pieza.
18— A x Af. 18— R x A :
1 9 —D 5 D f . 19— C 3 A .
2 0 — P 4 TD'. 2 0 — R 3 C.
2 1 —P 5 T f . 2 1 — R 2 C.
No toman los aliados ese peón con su caballo, á causa de
quo las blancas hubieran cambiado l a torre de la dama por el
mencionado caballo, llevando acto continuo l a otra torre á l a
sexta del alfil, para después ganar fácilmente l a partida, dan-
do jaque con la clama en la segunda de l a torre.
2 2 — T-8 T. 2 2 — P 5 C.
2 3 — T 3 C. Se rinden.
Los ajedrecistas do Boston no pueden evitar que M r . M o r -
phy gane el caballo que se halla prisionero, y por eso capi-
tulan.

EJEMPLO SEGUNDO D E L A A P E R T U R A D E
RUI LOPEZ.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Medie//.]

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— CR—3 A . 2— CD—3 A .
3— A 5 C. 3— C 3 A .
- 4-—P 4 D . 4—PXP.
5— P 5 R . •5—C5K
6— Enroca. 6—j 3 TD.
7— A X 0.
Aquí vemos justificada la salida de R u i Ropez, supuesto
que en vez de perderse tiempos eu retiradas- con el alfil, ~o ha
tomado el caballo que se atacó desde el principio. Pocos son
los buenos jugadores que proceden así, no obstante, porque
las negras si bien doblan un peón, expedí tan al instante la ac-
ción de la dama y del alfil de la propia dama.
7—PD X A .
. 8—DXP. 8—AD—4 A.
9—A 4 A . 9—AR—4 A.
1 0 - - D x D -f. 10—T x D.
1 1 — C D — 2 D. 1^— Enroca.
1 2 — C X C. 12—A x C.
13—C5C. 13—AID:
1 4 — T R casilla R . 1 4 _ p 3 TR.
15—C 4 R. 1 5 — A X C.
. 16—T X A . 16—P 4 CR.
1 7 — A 3 C. 17—T7D.
1 8 — T casilla A D . 18—P4 AR.
E s a jugada decide l a partida en favor de las negras, puos
las blancas se ven obligadas á tomar el peón al paso, para no
perder en seguida el alfil, con. el'avance del mismo péon.
1 9 —P X P al paso 19—TR X P.
2 0 —P 4 T R . 2 0 — A X P y.
21^-A X A . 21—TR X A.
22—PxP.
Hubiera sido mejor: T 4 C R , aunque de cualquiera mane-
ra las blancas habrían perdido; pues las negras, teniendo do-
Maclas sus torres, es claro eme podían haberse apoderado de
js peones blancos del lado de l a dama.

22—TxPCf.-
2 3 — R casilla A . 23—P X P.
2 i — T 7 R, 21—P5C.
25—TXP. 25—P 6O
So rinde.

EJEMPLO TERCERO D EL AAPERTURA D E


RUI LOPEZ.

BLANCAS. NEGHAS.

\3L\ Zyíogorsk1S+> [3L\ Brien.']

1— P 4 R , 1—P4R,
2— C R — 3 A . 2—CD—3A .
3 — A 5 0. 3—CR—3 A .
. 4 — A X C
Y a hemos dicho que para nosotros obra lógica monte, aunque
no con provecho propio, el que hace la apertura do R u i López,
y on seguida se apodera del c.ibalb de l a dama del contrario.
•Mr. Staunton aseguraba en su Chcss JPIayer's Chronicle. que es
movimiento.perjudicial aprehender el caballo á la cuarta j u g a -
da, civcsa situación. Paroce que lo ma? juicioso cuando se adop-
ta esta apertura, es dejar el alfil en la casilla á que so.le lleva,
hasta que el enemigo desorganice sus peones de la derecha pa-
va obligar al alfil á que se marche, ó hasta que dicho alfil pueda
t ornar el caballo bajo circunstancias mas favorables ó que pro-
duzcan, importantes resultados.
L a s negras tienen y a un peón doblado, pero en cambio su
reina obtiene desde luego.una marcha desembarazada y expe-
dita. Nos parece oportuuo manifestar aquí quo en México se
llama traspellar, al acto por el cual se obliga á un contendien-
te á doblar sus peones. •
5— P 3 D . ' 0—AD^^O;
P o r regla-general es bueno evitar con los alfiles que so mue-
van los caballos, cuando detrás de estos, en la misma linca del
alfil, se encuentran el rey, la dama ó la torre.
6 — Enfocan. 6— A 2 E . •
7— A D — 5 C. 7 — G 4;TV
8— A X A . 8—D X A .
9— P 3 T E . 9—A 2 D.
1 0 — CD—.3 A . lO-dünrocaconTD.
11— C 2 E . I ^ P I C E /
1 2 — C 2 T. 1 2 — T D casilla 0.
1 3 — C 3 C. 13—O 5 A .
14— P 4 D . 14—P 4 T E .
Hafóer adelantado antes que ese, el peón del caballo del rej',
hubiera sido prematuro".
l o — P 3 APv. 1-5—P o C E ;
16— P A X P. 16—PT X P.
17— C X P . 17—A.X C-
18—P X A ¡ 1S—DóTE.
19— T x C . 19—DXC.
Las blancas dan su torre por el caballo, á causa de la amena-
zante posición que guarda esta pieza, y la que adquirirá dealo
el instante en que la dama negra vaya á la sétima do l a tor-
re. Las negras desprecian la torre, y toman el caballo, porquo
tanto de un modo como de otro tienen que ganar la paitida.
20— T 3 A . 2 0 — I) 7 T-|\
21—- R 2 A . 21—T X P .
2 2 —D casilla CÍU 2 2 — D 3 T.
2 3 — T D casilla D . 23—T X P R :
24— P X P. 24—T X P.
2 5 — R casilla A . 2 5 — T R casilla R . .
2 6 — T R ' — 2 A.__ 26—D 3 D.
Excelente es esta jugada de M r . Brien. Las blancas no pue-
den apoderarse de la dama con la torre de l a reina, porque las
negras darian mate al rey con sus torres dobladas.
2 7 — T casilla C. 27—D 5 CD.
Se rindo, por tener que
perder la reina.
L a partida anterior es un ejomplo muy significativo, de lo
dosastroso que es dejar al rey sin peones que lo circuyan.

EJEMPLO CUARTO D E L A A P E R T U R A D E
RUI LOPEZ.

(De l a City of London Chess Magmine)

BLANCAS. . NEGRAS.

[Mr. De Veré.] [Eerr Zulccrtori.]

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— C R — 3 A. 2—CD—3A .
3 —A 5 O 3—P 3 TD.
4— A 4 T. 4—CR—3A .
5—D 2 R.. 5—P 4 CD.
6— A 3 C . 6 — A 2 0.-
7— P 3 D . 7—A 4 A.
8— C 3 A. 8— Enroca.
9— A 5 C 9— P 3 T.
10—A 4 TR. 10—C 5 D .
1 1 _ _ C X C. íi—p x c:
1 2 — C ii su casilla. 12— A 2 R.
1 3 — Euroca. 13—P 4 D.
1 4 — A X C. 14— A X A .
15— P 5 R . 1 5 —A 2 R .
16— P 4 A R . 16— P 4 A D .
17— P 3 TD. 17— D 2 D.
1S—C 2 D . 1 8 — TD- casilla D.
1 9 — D 5 T. 19— P 3 A.
Hubiera sido preferible avanzar de una voz ol pcon del a l -
fil del roy dos pasos, bien para que fuera tomado al paso, y
destruir la fuerza de los-^oones c o n f e s o s por eso rumbo, bion
para impedir el camino al pcon dol caballo del rey enemigo.
20—C 3 A . 20—P X P.
2.1—C X P R . 21—D 3 D.
2 2 — T D casilla R . 2 2 — P 5 A.
23—P x P. 23—PD X P.
24— C X P.
Profunda combinación, que asegura el triunfo tí de Vero, es
la que acaba de iniciar, entregando el caballo.
21—PxC.
2 5 — A X P f. 2 5 — R 2 T.
26— T 6 R. 26— D 4 A .
27— T X P T R 27— P X T .
28— A 3 D t- So rinde, por no poder evi-
tar el mate, sino á costa
do la dama y una ;
toiTe,
E J E M P L O QUINTO D E L A A P E R T U R A DE
RUI LOPEZ.

(Espíenelida partida jugada en el WeUington Saloon,


de Londres.)

BLANCAS. NEG-RAS.
[Herr Lowenihal] [MM. Brien y Wormaíd¡]

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— C R — 3 A . 2 _ C D — 3 A.
8 — A 5 C. 3 — P 3 TD.
4— A 4 T D . 4_CR—3 A.
6—Enroca. 5— C X P.
6 — T R casilla R . 6 — C 4 AD.
7 _ A X 0. 7— P D X A .
8—C X P . 8— A 3 R.
5— D 5 T. 9 _ D 3 A.
!0_p 4 D. 10— C 2 D.
1 1 — A 5 C. 11—D 4 A .
12— P 4 CR. 12— D X P A D .
13— C X P A R . 13— P 3 CR.
14— C X T (!). 14— P X D.
15— T X A f. 15— A 2 R .
1 6 — T X A f. 1 6 — R casilla A .
1 7 — C D — 3 T. 17— D X P C D .
1 8 — T D casilla R . 1 8 — D X C.
1 9 _ T x C. 19— D 6 TR.
20— T 7 A R f. 2 0 — R casilla C.
21—^ - T D — 3 R . 21— D X PC f.
2 2 — T 3 C. 2 2 — D 8 D f-
2 3 — R 2 C. 2 3 — R X C.
24— A 6 A tf.
EJEMPLO SEXTO D E L A APERTURA DH
RUI LOPEZ.

E l malogrado Staunton calificó do espiritual y eleganta la,


siguiente partida, en que hay evoluciones tan audaces oomo
ingeniosas:

BLANCAS. NEGBAS.
[Mr. Simonas] [Mr. 0. F. Smith.]
1—P 4 R. 1—P 4 R.
2 — C R — 3 A. 2—CD—3 A.
3—A 5 C. 3—CR—3 A.
4—Enroca. 4—A 3 D.
6—CD—3 A. 5—C 5 D .
6 — C X C. 6 — p x C.
7—C 2 R . 7—C X P .
8 _ C X P. 8—Enroca.
9—P 3 D. 9 — D 5 T.
10—C 3 A R . 1 0 — D 4 T.
11—AR—4 AD. 11—C 3 A R .
1 2 — A D — 5 C. 1 2 — A X P f.
13—C X A . 13—D x A .
14—P 4 AR. 1 4 — D 4 A D f.
1 5 — R casilla T. 15—P 4 CD.
1 6 — A 3 C. 1 6 — A 2 C.
17—P 5 A R . 1 7 — T D casilla R .
18—P 4 D. 18—D 3 A .
19—C 3 A. 1 9 — C 5 C.
2 0 — C 4 T. 20—C 6 R.
2 1 — P 5 D. 21—D 3 TR
22— D 4 D. 22— P 4 A D .
2 3 — P X P al paso. 23— A X P .
2 4 — T D casilla R . 2 4 — T 5 R y gana.

E J E M P L O SETIMO D E L A A P E R T U R A D E
RUI LOPEZ.

(Partida en consulta, jugada en México.)

BLANCAS. NEGRAS.

[Sres. Garringíon G., Ham- [Sres. E. Garay, E. Vallejo


meken J. y R. Bar asorda.~] y A. O. Vázquez J]

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—CD—3 A .
3 — A 5 C. 3—P 3 TD.
4— A X C . 4—PDXA.
5— C D — 3 A .
Si en voz de jugar así, las blaucas hubieran tomado el peón
del rey con el otro caballo, las negras habrían recuperado el
peón, moviendo: D 5 D .
5—A 3 D.
G — C D — 2 R. G—P 4 A D .
Para que las blancas no puedan avanzar después el peón de
FU dama.
7—P 3 A D . 7—P 4 A R .
3 TD. 8—C 3 A .
9 - C 3 C. 9—P 5 A R .
No era posible que las negras ganasen el peón del rey gra-
tuitamente, porque los contrarios a l dar después jaque con
clama en la cuarta de la torre, hubieran desquitado el peón
perdido.
10—C 5 A. 10—A X 0.
11—P X A. 11—D 2 D.
12—D 2 A. 12—Enroca con TD
13—P 4 AD. 13—P5 R.
14—C 4 T. H _ A 4 R.
15—P 3 AR. 15—A 5 D.
16—TD casilla C. 1 6 _ P X P.
17_p p.
x 17—D 2 R f.
18—R casilla D. 18—TR. casilla R.
19—P3D. 19—A 6 R.
20—C 2 C. 20—TXPf.
21—D X T. 21—T casilla D.
22—D X T -p 2j^-D x D f.
23—R 2 A . 2Ó—A x A.
24—TD x A. 24—D5D.
25—R 3 C. 25—D 6 D f.
26—TD—3 A . 20—D x P 5 A.
27—TR casilla D. 27—P 4 CR.
28—TR—2 D. 28—P 4 TR.
29—TD—3 D. 29—P 3 C.
30—P 4 TD. 30—P 5 CR.
31—P 5 TD. 31—P 4 CD.
32—PAD X P. 32—P 5 AD f.
33—R X P. 33—D x P f .
34—R 4 D. 34—P 4 A D -¡-.
35—R 3 A.
E l rey blanco no se resolvió á ir á su quinta capa, temien-
do el jaque á la descubierta que hubieran dado las negras, con
solo avanzar un paso el peón del alfil de la dama.
í¿5—P X P.
36— T X P. 35—C 5 R t-
3 7 — P, 2 A . 3 7 — C X T.
Se rinden.
Nada lograrían las blancas con tomar el caballo con el rey,
porque la dama negra en seguida se apoderaría con jaque del
peón del caballo de la reina, aprehendiendo después el caballo
que los queda á los contrarios.

CAPITULO X V I .

Dol C o n t r a - g a m b i t o de G r e c o , en l a s a l i d a d e l
caballo del r e y .

Se habrá observado quo ha -i a ahora hemos ido explicando


los modos mas comunes-do contestar á la salida del caballo del
rey, cuando el quo tiene l a mano avanza primero dos pasos el
pcon dol mismo rey, y acto continuo conduce el caballo citado
á la tercera del alfd. U n a do esas contestaciones ó réplicas
mas hermosas y originales, es la de que vamos á ocuparnos
on seguida, y que lleva el nombre de su inventor, el célebre y
antiguo ajedrecista italiano Gioachiuo Greco, conocido general-
mente por el Oalabrcs.
Que es ingenioso y divertido el contra-gambito de Greco, es
cosa que no se puede dudar; pero l a generalidad de los trata-
distas conviene on quo no es muy sólido y correcto.
S i hemos do decir con claridad, lo eme ingenuamente senti-
mos, debemos confesar quo para nosotros no tiene nada de dé?
bil l a apertura en cuestión, pues en último extremo el juego
viene á reducirse por medio de ella á una situación ordinaria;
con l a circuustancia do que el quo no tuvo el derecho de la sa-
lida, se puede apoderar sin tardanza del ataque, si el contrario
no se cuida de hacer evoluciones irreprochables.
Conira-gambiío osuna voz, cuya definición y a quedó especi-
ficada en la página 17. Este contra-gambito se forma por mo-
dio de las siguientes jugadas:

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 R. 1— P 4R.
2— C R — 3 A . 2— P 4 A R .

Posición del Contra-gambito de Greco, en l a


salida d ^ caballo cütl rey.
NEGRAS.

BLANCAS.

E n las páginas anteriores hemos dado ejemplos bastantes,


para que el lector haya rábido apreciar con exactitud, toda l a
elegancia, toda la sutileza, toda la audacia con que Greco i n i -
ciaba sus aperturas y las desarrollaba hasta el fin.- Respecto
do l a que examinamos, de la misma obra de ajedrez de Greco,
vamos á tomar el modelo y las variantes que se verán á con-
tinuación:

MODELO (AUNQUE NO CORRECTO) D E L


CONTRA-GAMBITO D E GRECO.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—P4AR.
3 _ C X P. 3—D 2 R .
Cree M . Sansón, profesor ilustrado de ajedrez, y comen-
tador de Greco, qucTÍUbiera sido n^jor paralas negras haber
llevado la dama á l a tercera del alfil.
4— D 5 T -|-. 4—P 3 CR.
5— C X P C . 5—DXPf.
G — R casilla D . 6—CR—3A.
7— D 3 T. 7 — P X C.
8— D X T. 8 — C 5 C.
9—D 4 T. 9—C 6 R f.
1 0 — P A X C. 1 0 — D X D y ganan.

Variante primera.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R , 1—P 4 R.
2— C R — 3 A. 2—P 4 AR.
3— C X P. 3—D 2 R .
4— D 5 T f..
E r a preferible haber jugo :P4D.
4—P 3 CR.
5— C X P C . 5 _ D X P R t.
6—A 2 R . 6— C R — 3 A .
7— D . 4 T . 7— D x P C
8 — C X T. 8—D X T f .
9 — A casilla A . 9 _ D 5 R f.
10— D X D . 10— P X D.
11—A 4 A . 11— P 4 D.
12— A 5 C f. 12— P 3 A .
13—A 2 R. 1 3 — A 2 C, y ganan.

Variante s<

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— C R — 3 A . 2— P 4 A R .
3— C x P . 3 —D 2 R .
4 _ D 5 T +• 4— P 3 C R .
5— C X P C . 5_D X P -|-.
6— A 2 R . 6 — C.3 A R .
7— D 3 T . 7— P x C.
8 — D X T. 8 — D X PC.
9 — T casilla A . 9 —R 2 A .
1 0 — A 4 A f-
E l golpe exacto era: D 4 T.
10— P 4 D .
11— A 2 R. 11— C 3 A .
12— P 3 A D . 12— A 2 D .
13—P 4 D. 13_C X P.
14_P C.
X 14—A 5 CD. f
15— A 2 D. 15—A X A f .
16— C X A . 1 6 — T X D , y ganan.

Variante tercera.

BLANCAS. NEGRAS.
1 —P 4 R . 1— P4R.
2— CR—3 A . 2— P 4 A R ,
3— C x P . 3— D 2 R .
4 —D 5 T t . 4 —P 3 C R .
5— C X P C . 5 —D X P t -
6—R casilla D . 6— C R — 3 A .
7—D 3 T. 7 _ P x C.
8 _ D X T. 8 — C 5 C.
9—P 3 D. 9 — C X P A f-
10— R 2 D. ]£—D 5 CR.
11— A 2 R. 11— D 5 A R f.
12— R 3 A . 12— D 5 CD f t

Variante cuarta.

BLANCAS. NEGRAS.
Ropítanse las diez primeras jugadas de l a variante an-
terior.
1 1 — T casilla C. 1 1 — D 8 D f.
12— R 3 R. 1 2 — C 5 C f.
13— R 4 D. 1 3 — D X A D , y ganan.

Variante quinta.

BLANCAS. NEGRAS.
Repítanse las diez primeras jugadas de la variante tercera.
1 1 — D 5 R f. 11—R 2 A.
12— D 5 D f. 1 2 — R 2 C.
1 3 — D 5 R f. 1 3 — R 2 T.
1 4 _ T casüla C. 1 4 — D 8 D f.
15—R 3 R.
S i el rey hubiera ido á l a tercera del alfil, las negras sa
hubieran apoderado de l a dama blanca, jugando: A 2 C .
15__C 5 C t .
Pierden las blancas su dama.

Variante sexta.

BLANCAS. NEGRAS.

Repítanse las diez primeras jugadas de lavariante tercera.


11— A 2 R . ll^pfiARf.
1 2 — R casilla R . ° 12—iDxAf.
1 3 — R x C. 1 3 — D X T, y ganan.

Variante sétima.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—P 4 A R .
3— P X P .
E s t a es una variante radical, pues en las anteriores las
blancas han tomado el peón con su caballo.
3—P 5 R.
4— C 5 R . 4—CR—3 A.
5— P 4 C R . 5—P 3 D .
6— C R — 4 A D . 6—P 3 TR.
7 — A 2 C. 7—P 4 D.
8— C 3 R .
E l movimiento, mas fuerte era: C 5 E , para que el caba-
llo hubiera ido en seguida á s u casilla s e x t a .
8—P5D.
9—C 4 A D . 9—P 4 CD.
1 0 — C R ^ - 3 T. 1 0 —P 3 T D .
1 1 —P 3 D . 1 1 — A 2 0.'
1 2 —P X P . 12—C X P R .
'13—C2D. 1 3 — A R . — 5 C.
14—P 3 A D .
E r a mejor para las blancas haber enrocado.
14—P X P .
15_C x C 1 5 —P X P - +•
16— A 2 D . 1 6 —A X A +.
17— C x A . 1 7 —A X A .
1 8 — T R casilla CT~ P X T y pide D .
1 9 —D X D . 1 9 — Enrocan.
2 0 —T X A . 2 0 —D 2 R -K
2 1 — R casilla A . 2 1 — D X C j ganan.

Variante octava.
(Por Basterot.)

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—P 4 AR.
3— C X P . 3—D 3 A .
Y a se ha visto que Greco conduce l a dama en este caso á
la soguuda del rey; pero análisis posteriores han demostrado
quo es preferible situarla en el lugar que aconseja Basterot.
4— P 4 D . 4—P3D.
5 — CR—4 A D . 5 — P XP.
6—CD—3 A . 6— P 3 A D .
7_.C X P R . 7— D 3 R .
Juego igual.

Variante novena.
(Por B as tero t.)

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R , 1— P 4 R .
2— C R - 3 A . 2— P 4 A R .
3— C X P . 3— D 3 A .
4— P 4 D . 4 _ p x P.
5— A R - 4 A . 5— C 2 R .
6— C D — 3 A . 6— D 4 A R .
7— C 5 C D . 7— C 3 T .
8— C R — 7 A 8 ^ T R casilla C.
9 _ C 6 D f- 9 — R casilla D .
1 0 — A X T.
L a s blancas tienen entonces l a ventaja.

Variante décima.
(Por Bastorot.)

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— C R — 3 A . 2— P 4 A R .
3— C x P. 3— D 3 A .
4— P 4 D . 4 _ p x P.
5— A R — 5 A . 5—P 3 A D .
6— A 7 A f . 6— R casilla D .
7— A X C . 7— T X A .
8— A D — 5 C. 8— D X A .
9 — 0 7 A -{-•
Las negras pierden l a dama.
EJEMPLO PRIMERO D E L CONTRA-GAMBITO

D E GRECO, EN L A S A L I D A D E L C A B A L L O D E L B E Y .
-

BLANCAS. NEGRAS.

[Saint Amanc¡.~] [Neioham!]


1— P 4 R . 1—P 4 R .
2— C R — 3 A . 2—P 4 A R .
3— C x P.

116 ahí el mejor movimiento, aunque según Staunton se


puede jugar sin desventaja: A 4 A .
3—D 3 A .
4— P 4 D . 4—P 3 D.
5— C R — 4 A . ! í —P X P .
G—CD—3 A. 6—P 3A D .
Saint Amand cree q u e N e w h a m debió haber hecho en vez
do esa jugada, alguna de estas otras; A D — 4 A , ó D 3 C.
7— P 5 D .
Comontando esta jugada, dice Staunton: «El movimiento
justo era: C D X P R , siendo las variantes posteriores tan
numerosas como interesantes.))
7—AD—4 A .
8— C R — 3 R . 8 — C R — 3 T.
9— P 4 C R .
E n el Palamud*} y en el Manual deJBilguer, se recomien-
da como bueno ese movimiento.
9 — A 3 C.
10— A 2 C. 10—A2R.
11— P X P. 11—Enroca.
1 2 — Enroca.
También era bueno haber dado jaque con l a dama en l a
5 de l a misma, para después aprehender e l peón del caba-
?

llo de l a reina, con e l peón doblado.


12—P X P.
13—CR— 5 D. t 1 3 — P X C.
U — D X P f. 1 4 — R casilla T .
1 5 —A X C. 15—C 2 D .
1 6 —A 3 R . 16—D 5 TR.
1 7 _ C x P. 17—D X P C :
18—P 3 TR. 1 8 — D 5 T.
1 9 _ C 3 C. 1 9 — T D casilla A .
20— P 3 A D . 20—C 4 R .
2 1 — T D casilla de l a D . 2 1 — A casilla del R .
22— T 4 D. 22—A 3 A D .
23—D 6 R. 23¿s*A 2 D .
24—D 5 D. 24—A 3 A D .
Como se repetía una misma jugada por ambas partes, e l
juego fué declarado tablas.

EJEMPLO SEGUNDO D E L CONTRA-GAMBITO


D E GRECO, E N L A S A L I D A D E L C A B A L L O D E L R E Y .

(Por A . C. Vázquez.)

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—P 4AR.
3— C X P. 3—D 3 A .
4— P 4 D . 4—P 3 D.
5_CR—4 AD. 5—P X P.
6— C D — 3 A . 6—P 3 AD.
7— C D X P R . 7—D 3 R ,
8—D 2 R . 8 _ p 4D.
9— C D - - 6 D f- 9—R 2 D.
10— C X A . 10— D X D f .
11— A X D. 1 1 — P X C.
12— A 4 C | . 1 2 — R casilla D .
13—AD— 4 A . 13— C R — 3 A .
14_A3T: 1 4 _ C casilla R .
1 5 — Enrocan con T R . 15— C 3 T .
1 6 — T R casilla d e l R . 1 6 — A 5 C.
17— P 3 A D . 17— A 4 T.
18—C 6 D .

Y es mejor la posicion^de las blancas que l a de las negras.

EJEMPLO TERCERO D E L CONTRA-GAMBITO


D E GRECO, E S L A S A L I D A D E L C A B A L L O D E L R E T .
(Partida jugada en México.)
BLANCAS. NEGRAS.
sorda y J. Hammelcen y Mejía.) y A. C. Vázquez.)
(Sres. G. Carrington, R. Bara- (Sres. R. Terreros, E. Garay
1— P 4 R . 1— P 4 R .
2 — C R — 3A. 2— - A 4 A R ,
3 - C X P- 3 —D 3 A .
4- -P4D. 4— P 3 D .
C—CR—3 A 5 —P x P.
6 — C 5 C. 6 — P 4 D.
7— P 4 A D . 7 — A R — 5 C f.
8_CD—3 A, 8— P 3 A D .
9—P X P . 9— P X P .
10—AR—5C-J-. 10 — C D — 3 A
i l _ C R _ 3 T. 11— A D — 4 A
12— A 3 R. 12— P 3 TR.
13— CR—4 A . 1 3 _ C R — 2 R.
1 4 — D 3 C. 1 4 — A X C f.
15— P x A . 15— D 2 A .
16— P 4 A D . 16— P 3 T D .
17— A 4 T . 1 7 — Enrocan con T R .
18— P x P . 1 8 — C casilla D .
1 9 — D 3 T. 19— P 4 CR.
20— P 6 D. 2 0 — C 3 C.
21— C 5 D. 21— A 3 R.
22— C 7 R | . 22— R 2 T:
2 3 — T D casilla A : 23— C 5 A .
24— T 7 A . 24— C X P f .
25— R 2 D. ' 25— ^ ) 6 A.
2 6 — C 5 A f á la descu- 26— T 2 A .
bierta.
27— T X T t. 27— C X T.
2 8 — C 3 C. 28— C X A .
2 9 — D X C. 29— C X P .
30— D X D. 30— P X D.
3 1 — A 3 C. 31— C 5 A t .
3 2 — A X C. 32— A X A .
33— P 3 TD. 3 3 — T casilla R
3 4 — T casilla R r • 34— T X T.
35— E X T . 3 5 — R 3 C.
36— R 2 D . 3 6 — P 5 C.
37— R 3 R. 3 7 — R 4 C.
33—C4Rf. 38— R 5 T.
39— R 4 A . 39— P 4 T R .
40— C 6 A . 40— A 2 A .
41_P5D. 4 1 — R 6 T,
20-2

42— P 6 D. . 42— A 3 R.
4 3 — C X PT.* 43— R X P.
44— R 3 R. 44— P 4 CD
45— 0 6 A . 4 5 — P 4 T.
46— P 7 D. 46— A X P-
47_C x A. 4 7 — P 6 C.
48—PXP. 48— R 7 O
Se rinden.

EJEMPLO CUARTO D E L CONTRA-GAMBITO


D E GRECO, E N L A S A L I D A D E L C A B A L L O D E L R E Y . .

(Partida elegantemente jugada por M r . Cochrane.)

BLANCA SÍ- NEGRAS.

[Mr. Cochrane."]

1—P 4 R . 1— P 4 R .
2_CR—3 A. 2— P 4 D .
Nótese que M r . Staunton inaugura el contra-gambito, no
avanzando dos pasos e l peón del alfil del rey, como aconse-
jaba Greco, sino moviendo el peón de l a reina. Tanto de esta
manera como de l a que y a conocemos, l a apertura se presta
á combinaciones muy interesantes.
3— C X P. 3— D 2 R .
4— P 4 D . 4 — P 3. A R .
o—CD—3 A . 5 —P x O .
6—C x P. • 6— D 2 A .
7—AR—4 A . 7— A 3 R .
S—Enroca. 8— P 3 A .
9—P4 AR. 9 — P X C.
10—PAXP. 10—D 2 D.
11— P X P . 11—AXP.
12— P 6 R , 12—D 3 A .
13— D 5 T f . 1 3 — P 3 GR.
1 4 —D X A . 14—C2R.

Nosotros en lugar de eso hubiéramos hecho cambio de da-


mas, para sacar en seguida el caballo de l a reina á l a terce-
ra del alfil. Así las negras habrían podido hacer tablas la
partida.
15— D 5 R. 15—D x A .
1 6 — D X T. 16—CR—4 A.
1 7 — A 6 T. 1 7 — D 5 C.
13—DXAf. 18—DxD.
19— A x D . 19—RXA;
20— P 4 C R . 2 0 — S e rind«.

E J E M P L O QUINTO D E L C O N T R A - G A M B I T O
D E GRECO, E N LA, S A L I D A D E L C A B A L L O D E L R E Y .

(Partida tan elegante como ingeniosa.)

BLANCAS. NEGRA S. • •

_ [Mr. Bircl] [Mr. O. F. Smitk]

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— CR—3 A . 2—P4AR. '
3—A 4 A .
E l movimiento correcto se sabe y a cuál es: tomar el peón
del rey con el caballo.
3—D3A.
4— P 4 D . 4—PAxP.
5 _ P X P. 5—D 2 R.
6— C 5 O 6 — C R — 3 T.
7— Enroca. 7—CD—3 A.
8 _ C X PT. 8—D X P.
N o se apoderó la torre, del caballo, porque las blancas
hubieran dado jaque en seguida con su dama, en l a 5* de
la torro del rey, y a para tomar dicha torre, si el contrario
cubria el jaque con el caballo, y a para llevar el alfil de l a
dama á la 5* del caballo, s i el rey negro se retiraba a l a ca-
silla de su dama.
9—C X A . 9 — C R — 5 C.
10—P3CR. 10—CD—5D.
11_CR—6C. . 11—D 4 TR.
1 2 — C R — 4 T. 1 2 — C D — 6 A f.
1 3 _ C x C 13—CXPT.
Perfectamente ju<p¿o, pues y a n^pueden las blancas evi-
tar el mato.
U—CR—4 T. 1 4 — C 6 A f.
1 5 — R casilla T . 15—D 5 CR.
1 6 —R 2 C. 1 6 — C X C f.
1 7 — R casilla 0. 17—06 A f .
Se rinde.

E l debut que acabamos do analizar ó séase el contra-gam-


bito de Greco, es generalmente condenado, como ya-dijimos,
por falta de solidez; pero los eminentes ajedrecistas P a u l
M o r p h y y Auderssen lo han empleado muchas veces Gon éxi-
to y brillo. E l jugador francés M . Deschapelles, el ilustre
heredero de la gloria de M . de l a Bourdonnais, que lució-
corno un astro entre los campeones de principios de este s i -
glo, la juzgó excelente; y M . Saint A m a n d , que es hoy t a l
Yez el mas aventajado ajedrecista del club de la.Regencia
en París, dice que aunque él no l a plantearía en un match i m -
portante, no tendría inconveniente en adoptarla en los casos,
comunes, como frecuentemente lo verifica, por no haberse
formado todavía un juicio exacto de l a misma, en vista do
las razones alegadas-en pro y en contra do.ella, por autori-
dades competentes. E n la interesante obra áeLPalamédc en"
contrarán los que quieran profundizar la cuestión, un estu-
dio detenido y sensato.de esta apertura. P o r lo que respecta
á nuestra particular experiencia, casi siempre nos h a sido
propicio el contra-gambito del afamado Catabres,

C A P I T U L O XVII.

De otras m a n e r a s de c o n t r a r e s t a r y de p r o s e g u i r l a
salida del caballo del rey.

P a r a terminar l a primera serie de las aperturas regulares,


ó séase l a que está basada en l a salida del caballo del rey, 4
la tercera del alfil, á l a segunda jugada, vamos á dedicar es-
te capítulo á determinar los otros modos mas comunes de
responder á ella, ó de desarrollarla, excluidos los que y a
quedan explicados.
Son los siguientes:

PRIMER SISTEMA.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P i R. 1— P 4 R .
2— C R — 3 A . 2— A R — 3 D .
Es mala esa jugada de las negras, porque embaraza la sa-
lida de l a dama y del alfil de l a misma.
3—A 4 A . 3—CR—3 A .
4 _ p 4 D. 4 — C X P.
5— P X P . 5—A 4 A .
6— D 5 D . 6 - A x P f .
7— R 2 R . 7—Eurocau.
8— D X C. 8 — A 3 C.
9 — C 5 C y ganan.

Variante del primer sistema.

BLANCAS. ~ " NEGRAS.

1— P 4 R. 1—P 4R.
2— C R — 3 A . 2—A 3 D.
3— A 4 A . f—CR—3 A.
4— P 4 D . 4—C 3 A .
5— P X P . 5—CDXP.
6— C X C. 6 — A X C.
7— P 4 A R . 7—A3D.
8— P 5 R . 8—D2R.
9— D 2 R , y ganan una
pieza.

SEGUNDO SISTEMA.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R. 1 — P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—D3A.
M a l a también es esta segunda jugada de las negras. E l l a
viola, como dice Basterot, e l principio fundamentara'e que
la reina no debe salir prematuramente a l centro deliabloro,
antes de estar bien situadas las demás piezas.
3— A 4 A . 3—D3CR.
4— P S D . 4—DxPC;
5— A x P f . • 5—R x A .
6— T casilla C. 6 — D 6 T.
7— C 5 C, f y ganan.

. Variante primera del segundo sistema.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R , l — P 4 R.
2— C R — 3 A . 2—D 3 A .
3— A 4 A . 3—D 3 CR.
4 — Enrocan. 4^-D X P R .
5 — A X P f. 6—R 2 R.

S i el rey negro se hubiera apoderado del alfil, las blancas


habrían ganado fácilmente, con solo jugar: C 5 C...
6 - T casilla R . 6—D 5 A R .
7— T x P f . 7—R X A .
8— P 4 D . . 8—D3AR.
9—C5Cf. 9—R3C.
1 0 — D 3 D -|\ 10—R4T.
11—P 4 ' C R f . 11—RXP.
12—D 3 T R Ü .

Variante segunda del segundo sistema.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 . R . 1—P 4 R .
2— C R — 3 A . 2—D 3 A .
3— A 4 A . 3—D 3 CR.
4 — Enrocan, 4—D x P R .
5— A X P f- 5 — R casilla D .
0—C x P. 6—CR—3 A
S i l a clama negra hubiera tomado el caballo, la respuesta
de Jas blancas para ganar en el acto, era esta: T casilla R .
7— T casilla R . 7—D 4 A R .
8— A 6 C . "S—D3R.
E s evidente que las negras no se apoderaron "del alfil, por-
que habrían recibido mate, situando las blancas su caballo
del r e y en l a 7 del alfil.
?

9— C 7 A f, y ganan.

SISTEMA TERCERO.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P4R.
2— C R — 3 A . 2-.-A 4 A .

Tampoco es bueno esto movimiento.de las negras, pues


por medio do él quedan en situación inferior á las blancas.
Así lo aseguran eminentes profesores.
3— C X P . 3—D 2 R .
4 — F 4 J3. , 4 — A 3 C.
5— A R , — 4 A . 5—CR—3 A .
G—A P1'.
x 6 — R casilla del A .
7— A 3 C. 7—C X P .
8— Enrocan.
Y la posición de las blancas es mucho mejor que la del con-
trario.
SISTEMA CUARTO.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— C R — 3 A . - . 2—CD—3A .
3— P 3 A D .
E s t e movimiento quo es bastante sólido, se presta á n u -
merosísimas-variantes. Ellas so encuentran perfectamente
íiualizadas por Lowenthal, en la Nouvcllo Régcncc, ano de
1861. '
P a r a contraresta'rla, Ponziani aconseja que se continúo j u -
gando con el siguieute contra-gambito:
3 -5?>4 A R .
4— P 4 D .
Contestan así las blancas, por ser desventajoso aceptar el
contra-gambito, como so verá después.
4— P A X P .
5— C P .
X 5—C3A.
6— A R — 5 C. 6—P 3 TD.
7—A x C . 7 - r C X A . ...
8— A 5 C. 8 — T D casilla C.
9— P 4 C D . 9—A2C.
1 0 — Enrocan. . 10—P 4 D.
11—P 3 AR. 11—A 2 R
12— P X P . 12—Enrocan.
Se ve que el consejo de Ponziani, no es de seguirse: las
blancas se hallan mejor dispuestas y tienen un peón mas.
Variante primera del sistema cuarto.

BLANCAS. NEGRAS.

1- - P 4 R . l__p 4 R.
2- - C R — 3 A . 2— C D — 3 A ,
3—P 3 A D . 3— P 4 A R .
4— P X P . 4— P 3 D .
5— P 4 C R . 5— P 4 T R .
6— C R á su casilla. 6— P X P .
7 _ D XP. 7— C R — 2 R .
8—A 3 D . 8— P 3 C R .
Las negras tienen juego mas ventajoso

VariaítSb segunda del pierna cuarto.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— C R - 3 A . 2— C D — 3 A .
3— P 3 A D . 3— P 4 A R .
4— A 5 C. 4 _ p x P.
5— A X C. 5_PD XA.
6— C X P . 6 — D 4 C.
Las blancas están mal.

A veces, después de jugar el pcon del r e y dos pasos, se


suelo mover el peón del alfil de l a dama á su tercera casilla,
antes de situar el caballo del r e y en l a tercera de su alfil.
Entonces solo hay probación de jugadas, pero l a apertura
viene A ser l a misma: apertura que, dicho sea de paso, aun-
que F i l i d o r la juzgó poco firme, se ha demostrado después
quo es m u y segura y aceptable por profesores t a n compe-
;
tentes como Modenais, del R i o y P o n z i a n i . E l l a adornas se
presta á combinaciones tan amenas como curiosas.

SISTEMA QUINTO.

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 R . l — P 4 R.
2— C R - 3 A . . 2—CD—3A .
3— P 3 D. 3—A 4 A .
4— A 2 R. 4—P 3 D. '
5 — Enrocan. 5 — C R — 3A .
6— P 4 A D . G—P3TR.
7— C D — 3 A . 7—CD—2 R.
8 - C D — 4 T. 8 - C l R - 3 C.
9—C X A . 9 — P T X C.
Este último sistema no tieno nada do recomendable, por
no ser brillante, y por obstruir los movimientos do las pie-
zas por ambos lados.

C A P I T U L O XVIII.

Del Gambito y Contra-gambito de los peones del centro.

L a apertura llamada «Gambito del Centro,» está formada


por las jugadas que siguen, bastante semejantes á las d e l
Gambito Escoces:
BLANCAS. NECEAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R
2— P 4 D. 2—P XP.
Puede seguirse desarrollando de esta manera:
3— A R — 4 A . 3 — A 5 C f.
L a jugada justa por parte de las negras, según Jaenisch,
4— P 3 A D . 4—P XP.
5_P x P. 5—D 3 A :
E l peón del alfil de l a dama de las blancas, no puede to-
mar el alfil inmediato, porque la reina negra aprehendería
torre una del contrario.
G—D3CD. 6—A 4 A .
7— C R — 3 A ^ 7—P 3 D.
8— Enrocan. ' 8—P 3 TR.
9— T casilla del R . 9—C 2 R .
Las negras tienen un peón mas, y buena posición.

Varianie primera del Gambito del centro.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R .
2— P 4 D. 2—P XP.
3— D X P. 3—CD—3 A .
4 — D á su casilla.
Deben fijarse los aficionados principiantes, en que l a d a .
ina, a l comenzar la partida, en ninguna parte está mejor que
en su casilla, para no obstruir l a salida de las otras piezas,
y no exponerse á ataques que la obliguen á perder tiempo
cuando monos.
4—A 4 A.
5—AR—4 A. 5—CR—3 A.
6_CD—3 A. 6—D 2 R.
7— A D — 5 C. 7—A X P f .
8— R X A . " 8—D 4 A f.
9— R á su casilla. 9—DXAD.
Y las negras tienen l a ventaja.

Variante segunda del Gambito del^ centro.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R,
2— P 4 D . 2—P x P.
3— D x P - 3—CD—3 A .
4 — D casilla D . 4—A 4A .
5— C R — 3 A . , -sS^-CR—3 A .
6— P 5 R . 6—D 2 R.
7— D 2 R . 7—C 5 C R .
E l juego blanco queda en posición inferior a l negro.
• ¿Qué debe deducirse de esto? Que no es favorable e l Gam-
bito d e l centro para el que lo propone.

E l Contra-gambito de los peones del centro, se establece


de l a siguiente manera:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P4D¿'
2— p X P. 2—CR—3A .
3— A S O t . 3—A 2D.
4— A 4 A . 4—A 4 A.
5— C D — 3 A . 5—P 3 A D .
EJEMPLO PRIMERO D E L GAMBITO
DEL CENTRO.

BLANCAS. NEGRAS.

[II. Von Der Lasa.] [Mr. Schulten.']'

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— P 4 D. 2 _ P x P.
3—A R — 4 A . - 3— C R — 3 A .
4— P 5 R . 4— P 4 D .
5— A 3 C. 5— C 5 R .
6— C R — 2 R . 6— A R — 4 A .
7— P 3 A R . 7— O 4 C.
8— C X P . 8— Enroca.
9— A 3 R . 9>~T casilla R .
10— P 4 A R . 10— C 5 R.
1 1 — Enroca. 11— CD—3 A .
12—P 3A D . 12— CD—2 R.
1 3 — R casilla T . 1 3 —A 3 C.
14— C D — 2 D . 14—P4AD.
1 5 — C 5 C. 15— C 4 A R .
1 6 — C x C. 16— C X A .
17— D 3 A . 1 7 — F x O.
A nuestro juicio era preferible para M r . Schulten, haber
tomado la torre del rey con su caballo; torre cuya pérdida p u -
do haber evitado antes V o n D e r Jjasa, con solo no hacer cam-
bio de caballos, y situar l a dama en l a casilla del rey, al hacer
la jugada décimasexta.
18— A x P f. 18—R X A .
1 9 — D X C. 19—D 6 D.
20— 0 6 D f . 20—R2R.
2 1 — D casilla del R . 21—P 6R .
2 2 — T casilla D . 22—D 3 CR.
23— D 4 T t. 2 3 — R casilla del alfil.
24— P 5 A R . 2 4 — D 3 T.
25—D 4A D . 25—D 4 T. .
26— P 4 CR. 26—P 7 R.
27—P x D. 2 7 — P x T R y pide D f .
28— T X D . 2S—T2R.
29—P 6 A . So rinde.
Se han podido ver en l a partida precedente, ataques de-
masiado audaces de parte de las blancas; movimientos poco
firmes y sacrificios n i necesarios ni prudentes, pero todo eso
tieno explicación s i se considera que el eminente analiza-
dor alemán se batía con un ajedrecista inferior á él, y quo
por lo mismo pudo complacerse en p r a c ^ a r atrevidos, aun-
que elegantes ensayos, hacÍGudo gala á la vez de su ciencia y
de s u maravillosa invontiva en el ajedrez.

EJEMPLO SEGUNDO D E L GAMBITO


DEL CENTRO.
(Partida jugada en M é x i c o . ) '

BLANCAS. . NEGRAS.

[A. Fioly G. Garringion.] \J. Gorra!y A. G. Vázquez.]

1— P 4 R . l — P 4R.
2— P 4 D. 2—P x P .
3— C R — 3 A . 3—CD—3 A
4— A R — 4 A . 4—A 4 A .
5 — Enrocan. 5—P 3 D .
6—P 3 A D . 6—D 3 A .
28
7 — A D — 5 C. 7— D 3 C.
8— A 4 T R . 8— A D — 5 C.
• 9—CD—2D. 9— C R — 3 A . ~
10— A 5 D. 10_C x A,
1 1 — P X C. 11— C 4 R.
12— P x P- 1 2 — A X C.
18—O XA-. 13— C X C - T

1 4 _ D x C. 1 4 — A 3 C.
1 5 — D 2 R f. 1 5 — R casilla del A .
1G—D 7 R f . 1 6 — R casilla del C.
1 7 — T D casilla R . 17— P 3 T R .
18— D 7 D . 18— R 2 T .
19— T 7 R. 19— P 3 A R .
2 0 — T R casilla del R . 2 0 — T D casilla D .
21—T x P t-'
Esta soberbia jugada de los Sres. P i o l y Carrington, podía
haber hecho honor á cualquiera ajedrecista délos primeros
do Europa. Fué una evolución atrevida y salvadora, porque
si la dama blanca se hubiera retirado, abandonando el ataque,
las negras habrían ganado probablemente la partida.
2 1 — D X T.
2 2 — D 5 A •(-• 2 2 — R casilla del C.
2 3 — T 3 R. 23— D 2 A.
24— A X P. 2 4 — T R — 2 T:
25— OD 4 C f. 2 5 — T 2 C.
26— A X TR. 26— D X A .
27— D 6 R f. 2 7 — R 2 T.
28— T 3 CR. 2 8 — D casilla A .
29— D 6 C t. 2 9 — R casilla T .
30— T 3 T R . 3 0 — Se rinden.
EJEMPLO TERCERO DEL GAMBITO
DEL CENTRO.

BLANCAS. NEGRAS.

[üi. Discarí.'] \3I. Boncüi.']


l — P 4 R: l — P 4 R.
2 _ P 4 D. 2_p x P.
3— A R — 4 A . ' 3 — A 5 .C f .
4— P 3 A D . 4— P X P .
5— P x P . 5— D 3 A .
C—P X A. 6— D X T .
7— D 3 C. 7— D 3 A .
8— A 2 C. 8— D 3 C R ,
9— C 2 R . 9 _ J £ R _ 3 T.
10—CD—3 A . 10— P 3 A D .
11_CR—4 A. 11— D 4 C .
12— CD—2 R. 1 2 — Enroca.
13— P 4 TR. 13— D 2 R .
14— D 3 CR. I 4 _ P 3 CR.
15— C X P. J 5 — D X P C f.
16— A 3 A . 16— D 8 C f.
17— R 2 D . 17-r D X T.
18— C 7 R f f -
CAPITULO XIX.
D e l G a m b i t o Bañes ó de E w e d i s h .

A H Í se llama un bizarro y activo modo de salir, derivado


del Gambito de los peones del centro, que modernamente ha
sido popularizado por el joven y aventajado ajedrecista i n -
glés M r . Blackburne, á pesar de haber sido ñajda dicha
apertura como lo indica el nombre do l a misma, por u n d i -
namarqués. X a constituyen las siguientes jugadas:

BLANCAS. NEGRAS,

1— P 4 R. l — P 4 R.
2— P 4 D. * 2 — P XP.
3— P 3 A D .

Posición del Gambito Bañes ó fie Swedisli.


NEGRAS.

r— I
t •2.
17
Y?

X} "1

ÍL
BLANCAS.
EJEMPLO PRIMERO D E L GAMBITO DANES.

BLANCAS. NEGRAS.

[Dr. Lindehn.'] [Mi: MacJcenzie.J

1— P 4 R . 1—P 4 R .
2— P 4 D. 2—P XP.
3— P 3 A D . 3—P x P .
4— A R — 4 A . 4—CR—3 A . •
N o toman las negras el peón del caballo de l a dama, con
B U peón, porque entonces las blancas adquirirían una tor-
ñble posición con sus dos alfiles.
5— P 5 R .
Comentando esta partida Steinitz y Potfer, dicen quo eso
movimiento no pued^ser r e c o m e n d é , pues la jugada pro-
cisa es: C X P ,
0—P4D.
6— C X P . • G—PXA.
7— D X D t - 7—R X D.
8 _ P x C. 8—P X P.
9—A 4 A. 9—AD—4 A .
1 0 — Enroca f . 1 0 — A 6 D..
11— O 5 D. 11—C 3 T.
12— C x P A R . 12—A3D.
13— A 3 R .
Erróneamente jugado. E l movimiento indicado era llevar
el caballo del r e y á l a tercera de la torre, después de haber
hecho cambio de alfiles.
1 3 — C 5 C.
L a jugada precisa, después de la falta cometida por el D r .
Lindehn.
14— P 3 TD. 14— C 7 T f.
•15—R2D. 15—A 4 R. ..
16—C 5 D. 16— A P-
x

] 7—A 5 C t 1 7 — R casilla del A .


18— C 2 R. 18—P 3 A D .
19— O 4 CD. 1 9 _ C x O. •
20— P X 0. 20—P 4 TD.
21— C4 A R . 21— AD—4 AR.
22— R 3 R. 22— P X P .
Se rinde.

EJEMPLO SEGUNDO D E L GAMBITO DANES.


(Gambito rehusado.)

L a partida s i g u i c i i ^ es notable, enere otras cosas, por ha-


ber sido una do las nueve, que sin ver el tablero, jugó s i -
multáneamente M r . Blackburne en el club de ajedrez de
Londres, el 20 de M a y o de 1S74. M r . P . M o r p h y , en 1S58,
jugó ocho juegos de esa manera; en l a actualidad el mismo
Blackburne, Zukertort y Steinitz, han dirigido hasta diez
del propio modo con brillante éxito, cuando el gran F i l i d o r
no pudo jugar nunca mas de cuatro. ¡Quién sabe adonde lle-
garán on este punto, según vayan trascurriendo los años,
los esfuerzos de l a inteligencia humana.....!

BLANCAS. NEGRAS.

[3Ir. BtacJdntrnc.'] [Mr. JDoivn.']


1— P 4 R , 1— P 4 R .
2— P 4 D . 2— P P.
x

3— P 3 A D 3— A 4 A .
4— P x P. 4 — A 3 C.
5 — AE—4 A. 5 — D 2 R.
6— C D — 3 A . - 6— P 3 A D .
7 _ C E — 2 E. 7— A 2 A .
8— Enroca. 8— P 4 T R .
9— P 4 A . 9— P 3 D .
10— P 5 A . 10— C 2 D .
11— A D — 4 A. 1 1 — C D — 3 C.
12— A 3 C D . • 12— A 2 D.
1 3 _ T casilla A D ; 1 3 — Enroca.
K _ D 2 D. 1 4 — A casilla R .
15— P 4 TD. 1 5 _ R casilla C.
16— P o T. 1 6 — C casilla A .
17— P 5 D . 17— A X P.
18— D 2 A . 18— P 3 A R .
1 9 — E casilla T. 19—77-P 4 A .
2 0 — T casilla T. 20— A 3 C D .
2 1 — A 4 T. 2 1 — € 3 T.
22— A X A . 22— TD X A .
23—^ T 4 T. 23— C 2 A .
2 4 — T E casilla T . 2 4 — P 3 T.
25— A 3 E . 25— D 2 A .
26— C R — 4 A . 26— C 4 R.
27— CR— 6 R. 27— D 2 D .
2 8 — A casilla C. 2 8 — A 2 T.
29— P 4 C D . 29— P X P .
30— T X P C . 30— A X A .
31— R X A. 3 1 — R casilla T.
32— C 5 CD. 3 2 — T D casilla C R .
3 3 _ _ C D — 7 A f. 33—^ R 2 T.
3 4 _ T X PT f • 3 4 — P X T.
3 5 — D 2 AR- f. 35— C 3 CD.
36— D X C tt-
EJEMPLO TERCERO D E L GAMBITO DANES.

(Partida en consulta jugada en México.)

BLANCAS. NEGRAS.

[Sres. J. Romero Cuyas y [Sres. J. IZammeken y Mexía


A. G. Vázquez.'] y 12. Barasorda.]

1— P 4 R . 1—P4R.
2— P 4 D. 2—P X P.
3— P 3 A D . 3—P x P-
4— A R — 4 A . 4—P x P.
Error gravo es tomar ese peón, como anteriormente se ha
indicado.
5— A D X P . 5*-CR—3 A.
6— C R — 3 A . 6—A 4 A .
7— P 5 R . 7 — C 5 C.
8— AXPf. 8—R x A.
9— D 5 D f . 9 — R á su casilla.
1 0 —D X A . 10—D 2 R.
11— D X P A . 11—D5C . T

12— CD—2 D. 12—CD—3A.


E n nuestro concepto hubiera sido mejor para las negras,
y a haber tomado el alfil con su dama, y a haber conducido
ol caballo do la reina á l a tercera de l a torre.
1 3 — Enrocan.
No tenían necesidad las blancas de haber perdido el alfil,
pero lo dejaron abandonado á consecuencia de una combi-
nación, cuyos resultados, según se verá, fueron felices para
ellas.
13—D X A .
14— C D — 4 A . 14—D 7 R.
15— C 6 D . T 15—R 2R.
1 6 — T D casilla R . 16—D 6 D .
1 7 —P 6 R . 17—R3A.
E n caso do haber aprehendido la dama negra e l caballo
de la reina de las blancas, estas habrían jugado: P X P ,
dando jaque á l a descubierta, y ganando fácilmente.
18— C 4 R f . 18—R3C.
1 9 —D 4 A . 19—P 4 TR.
20— C 4 T f . 20—R2T.
2 1 — D 5 A f. 2 1 — R casilla C .
2 2 —D 7 A f - 2 2 —R 2 T .
23— C 5 C f. 2 3 — R 3 T.
11—0 5 A f . 24—RXC.
25—P 4 A R t t
**
Como ha podido notarse, l a fuerza del antorior gambito
consiste en el agrupamiento directo de l a dama y de los a l -
files sobre el rey contrario, y en los tiempos que se ganan
parala buena y expedita colocación délas piezas. Nosotros,
para contrarestar la potencia de esa apertura, aconsejamos
se proceda de l a siguiente manera:

BLANCAS. NEGKAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R .
2— P 4 D. 2—P XP.
3— P 3 A D . 3—PXP.
4— A R — 4 A . 4—P 7 A .
5 _ D x P. 5 — A 5 C f.
6— A 2 D . 6 — A X A f.
7— C X A . 7—C 2 R.—&n.
CAPITULO XX.

Do la salida del caballo de la dama.

APERTURA DE HAMPE.

Esto debut, calificado do «bizarro» por Jaeniscb, es prac-


ticado raras veces. Como hace observar muy bien Basterot,
^a salida del caballo de l a dama obliga á renunciar á todo
ataque inmediato, y entorpece l a marcha del peón del alfil
de la dama, que es muy importante para colocar y reforzar
los peones en el centro.
Después do haber explicado las aperturas mas comunes
que se inician con el caballo del rey, nos ha parecido natu-
ral hablar aquí de l a quo se establece movicudo el otro c a -
ballo, a l a segunda jugada; aunque s i después de sacar dicho
caballo, se conduce el del r e y á l a tercera del alfil, se pue-
den proseguir varios sistemas de salida y a analizados, h a -
biendo entóneos cambio de prelacion en las evoluciones, pero
no diferencia en l a esencia de las aperturas.
Los movimientos regulares ó mejores, en la salida del ca-
ballo do l a dama, son los siguientes:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— C D — 3 A . 2— A 5 CD.
3— C R — 3 A . 3— C D — 3 A .
4— A R — 4 A . 4— C R — 3 A .
5 — P 3 D. 5— P 3 D .
6—Enrocan. 6—Enrocan.
Y así el juego no es ventajoso por ningún lado, quedando
convertido en Ginoco Piano.

EJEMPLO PRIMERO D EL A SALIDA DEL


CABALLO D EL A DAMA.

BLANCAS. NEGRAS.

[JLT. Hampo.'] [JLfr. Lówcnllial.]

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— C D — 3 A . 2—CR—3A .
3— A 4 A . 3—P 4 CD.
Este movimiento de las negras constituiría el gambito
Evans, si su alfil estuviese en la cuavís del alfil de la dama.
E l objeteveon que lo hizo M r . L o w e n t h a l , es sin embargo ol
mismo cou que se ejecuta dicho gambito.
4— A X P C . 4—P 3 AD.
5 — A 4 T. 5—A 4 A.
6— C R — 3 A . 6—Enroca,
7— Enroca. 7—P 4 D .
8— C R X P . 8—P X P.
9— C x P A D . 9—D2A.
1 0 — C X C. 1 0 — C 5 C.
11—P 3 C R . ir—C4R.
12— C 7 D .
Nosotros hubiéramos llevado ese caballo a la sexta del
alfil, bien para salvarlo, bien para hacer cambio con él por
el de las negras, que tiene formidable ataque.
1 2 — C 6 A y.
1 3 — R casilla T. 1 3 — A 2 C.
14— C A .
x 1 4 — D x C.
1 5 —R 2 C. 3 5—D 4 T R .
16— P 3 TR. 16— P 6 R .
17— P D X P, 17— C 8 R - f .
1 8 — R 2 T. 18— C 6 A f .
1 9 — R 2 C. 1 9 — T D casilla D .
Se rinde.
S i l a dama blanca se hubiese situado en l a segunda del
rey, las negras habrian jaqueado á l a descubierta, situando
el caballo en l a quinta de l a dama, y tomando en seguida
la reina contraria. P o r eso capitularon las blancas.

E l mismo M . Hampe, distinguido jugador austríaco á quien


acabamos de ver perder l a partida anterior, inventó un mo-
do de proseguir la abertura del cabalo de l a dama, que es
conocido y a con el nombre de Apertura de Hampe. Las j u -
gadas constitutivas de ese plantel, son:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R : 1— P 4 R .
2— C D — 3 A . 2— A 4 A .
3— 0 4 T D .
E n esta apertura, que nos parece digna de ser recomen-
dada, hay la ventaja do atacar en el acto con el caballo e l
alfil del rey del enemigo, haciéndolo abandonar l a importan-
to líuca quo ocupa.

SEGUNDO E J E M P L O D E L A S A L I D A D E L
CABALLO D E L A DAMA.

Partida por correspondencia entro los Sres. Weston, Farn-


h a m y Robbins, de Uxbridgc (Estados-Unidos), en consulta
los tres, contra l a señora J . W . Gilbert, de Hartford (Esta-
dos-Unidos).

BLANCAS. NJEGBAS.

[Aliados.'} [Sra. Gilbert."]

1— P 4 D . 1— P 4 A R .
2— C D — 3 A . 2— P 4 D .
3— A 4 A . 3 —P 3 R.

Obsérvese que l a distinguida ajedrecista hace salidas r a -


ras, aunque sólidas. Este modo de plantear el juego por parto
de las negras lo puso en moda aquí, el diestro jugador me-
xicano Callejas, y hoy lo sigue casi siempre, do una manera
muy firme y hábil nuestro estimable amigo D . Antonio Jáu-
regui, natural del Estado de Veracruz y^uno do los mejores
ajedrecistas con quo cuanta hoy la capital do l a República.
A nosotros no nos gusta sin embargo, ose sistoma, porque
encierra mucho las piezas de ambos lados, y no permito por
lo tanto, mas que ataques cansados y nada brillantos.
4— P 3 R . 4—CR—3 A .
5— A 2 R . 5— A 3 D .
6— C R — 3 T . 6— P 4 A .
7— P x P . 7— A X P .
8— C D — 5 C.
Tiempo perdido.
8— C 3 T D .
9—D 3 D . 9— D 2 R .
10—A 5 R: 1 0 — Enroca.
11—Enrocan con T D . 11— C 5 CD.
1 2 — D 3 C. 12— A 2 D .
1 3 —P 3 T D . 13— C 3 A D .
1 4 — A 3 C. 14— C 5 R .
.'15—C 4 A R . 1 5 — T D casilla A .
16— C 4 D . 16—C 4 T D .
1 7 — D 2 T. 17—AxC.
18— T X A . 18—0 4 A D .
1 9 — R casilla del C. 19—P 4 CD.
20— P 3 A R .
Nada lograrían los aliados con jugar: P 4 C D , horquillando
los dos caballos contrarios, porque uno de ellos iria á la 5*
do la torre, para atacar al rey y a l a reina.
20-- C 5 A D .
2 1 — A casilla R . 21- —D á su casilla.
22—P 3 CD. 22-- C X P R .
23—T2D. 23-- P 4 C R .
24—C 5 T. 24- — A ' c a s i l l a R .
2 5 — C 3 C. - C x PCR.
26—A 2 A. 26-- C 5 A R .
2 7 — A casilla D . - 27-- T 2 A R .
28—P 4 TR. 28-- P X P .
2 9 — C casilla A . 29-- 0 3 0.
30—C3R. 30-- T 2 C D .
3 1 — A casilla del R . 31- — C 5 T D (!).
3 2 — P x O. 32-- P x P f . "
3 3 — R casilla A . 33-- T 6 C D .
34—T 2 R. 34-- C 5 A .
3 5 — T D — 2 T. 35-- D 3 C .
36—C 4 A D .
Dan las blancas ese caballo, para dilatar la derrota, á cau-
sa del ataque que las negras tenían, dando jaque, primero
con o l caballo en la soxta de la dama, y después con la mis-
ma dama, en la cuarta de la torre. Esto, si el caballo iba á
su scguuda casilla ó á la primera del alfil. E n caso de jugar-
los aliados: A 2 A , las negras aprehenderían el caballo con
2S1

l a torre ó jugarían: D 4 T, para dar jaque ou seguida con


el caballo, en l a sexta de l a dama.
3 6 — T X C.
37—A2R. 37—D6Rf.
3 S _ R casilla D . 38—T 5 D f.
3 9 —A 3 D . 39—T5DxAf.
40— A 2 D .
No tomaron la torre con el peón, porque hubieran perdi-
do mas aprisa al situar las negras el alfil en l a cuarta de lu
torre ó del caballo.

Hecha esa última jugada por las blancas, l a S r a . G i l b o r t


anunció mate forzoso en 13 movimientos. ¿Gomo oséese
mate? Véase á continuación:
4 0 — T X A f.
4 1 -- T x T . 4 1 — D X r y.
4 2 - - R , casilla del A . 4 2 — D X T -|-.
4 3 - - T casilla D . 4 3 — D 7 C.
4 4 - - D X T. 44—PxD;.
4 5 -- P x P . 4 5 — A 4 C.
4 6 -- T 2 D . 4 6 — C 6'D T .
4 7 -- R 2 A . 47—D 8 A .
4 8 -—T casilla D . 4 8 — D 7 A f.
4 9 -• - T 2 D . 4 9 — D 4 A f.
5 0 -—R casilla del C. 5 0 — D 8 A f.
5 1 -- R 2 T . 5 1 — D X T f.
52=-Cualquiera. 5 2 — D 7 C D f f.
CAPITULO X X L

De la apertura de los dos alfiles del r e y .

OONTIIA-Q AMBITO D E L B W I 9 . — D E F E N S A I T A L I A N A . — Q A S I U I T O D E B U r

LÓPEZ.—SISTEMA D E COZIO.

- Terminado y a el examen de las aperturas esenciales que


nacen de la salida del caballo del rey, vamos ahora á dete-
nernos algo en analizar las que se forman con el movimien-
to de los alfiles del rey, que eran en su mayor parte las
predilectas de Filidojr^por l a posición formidable que se ob-
tiene cuando desdo l a segunda jugadíT se principia atacando
el punto mas dóbil del enemigo, que es el peón de lalfildel
rey.
351 debut á que este capítulo está dedicado, so foTma por
medio de las jugadas siguientes:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— A 4 A . 2—A 4 A .
Basterot opina, que las mejores jugadas que se puoden
hacer on osta apertura, son:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . l — P 4R.
2— A 4 A . 2—A 4A .
3— P 3 A D . 3—CR—3 A .
4— P 4 D . 4—P X P.
5— P 5 R . 5—P 4 D.
6— A 3 C D .
Juego igual.

Variante primera.

BLANCAS. NEQRAS,

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— A 4 A . 2— A 4 A ,
3— P 3 A D . 3— D 5J.

4— D 2 R . 4— C R — 3 A .
5— P 4 D . 5— A 3 C.
6— P X P . 6 _ C X P.
7—P 3 CR. 7 - AxPt-
8—D X A . ' 8— C X D .
9 _ p x D. 9^0 X T;
10— A 5 D . 10— C D — 3 A .
11—^ - A D — 4 A . 1 1 — Enr&cáríJ
12— A x CR.
Deben ganar.

Variante segunda.

BLANCAS. NEORAS,-

1— P 4 R . 1_P4R,
2— A 4 A . 2— A 4 A . .
3— P 3 A D . 3— D 5 T.
4—D 2 R . 4— C R — 3 A .
5— P 4 D . 5— P X P .
6— P 5 R . 6— C á su casilla.
7_CR—3 A. 7— D 5 C.
8—A X P t- ' 8— R casilla A
N o toman las negras ese alfil, porque perderían l a da-
ma, a l dar jaque las blancas con su caballo, en la quinta del
mismo.
9—P 3 TR. 9—D 4 A .
S i hubieran tomado las negras el peón del caballo del rey,
habrían perdido su dama, al replicar las blancas: T 2 T .
1 0 —A X C. 10—T X A .
11— P X P .
Las blancas tienen mejor juego.

Variante tercera.

BLANCAS. NEGRAS.

l — P 4 R. 1-^P 4 R .
2—A 4 A . 2—A 4 A.
3—P 3 A D . . 3—P 3 D.
4—P4D. 4_p p.
x

5—P X P. 5 — A 5 C f-
6—CD—3 A . 6 — A X C f.
7—P X A. 7—CR—2 R.
8—D 5 T R . 8—Enrocan.
9—A 5 CR: ' 1
9—P 3 TR.
10—CR—3 A . 10—P A
x

H _ C XP.
Y el mate es seguro, en contra de las negras.

Variante cuarta.

Repítanse las ocho primeras jugadas de l a variante an-


:erior.
BLANCAS. NEGRAS.

9—A 5 CR. 9—P 3 CR.


1 0 —D 4 T . 1 0 — T casilla del R .
1 1 — A x P f- n
— R x A
-
1 2 —D x P t - 12
—R 3 R
-
13—P S D f. 13—R2D.
14—D 3 T f .
Ganan.
S i al hacer las negras el movimiento 13" en vez de i r el
rey á l a segunda de l a dama, se hubiese dirigido A su cuar-
ta casilla, las blancas habrían jugado: D 7 C y.— D 4 D y.
— D 4 A R fi".

Variante quinta.
V
BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— A 4 A , 2—A 4A.
3— P 3 A D . 3—D2R.
4— P 4 D . 4—P X P.
5— P X P . 5—D X P f.
6— D 2 R . 6—D X D f.
7— C X D . 7 — A 3 C.
Quedan las negras con un peón mas.

Variante sexta.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P4R.
2—A 4 A . .2—A 4 A .
3— P 3 A D . 3—CD—3A .
4— P 4 D . 4—P X P.
5— A X P f . 5—R X A .
6—D 5 T f. 6—P 3 CR.
7— D X A , "
E s mejor l a posición de las blancas, por haber privado
las negras del derecho de enrocar.

Variante sétima.

BLANCAS .
1 NEGRAS.

1—P 4 R . 1—P 4 R .
2—A 4 A. 2—A 4 A.
3—P 3 A D . 3 _ C R — 3A .
4—P 4 D. 4—PXP.
5 _ p 5 R. »—D 2 R.
6—P X P . 6—A 5 C f.
7 — R casilla A . ' 7—C5R.
8—D 4 CR. 8—P 4 A R .
9—D 5 T f . 9 — R casilla D .
10—P 3 A R . 10—C 3 A .
11— D 4 T R V
L a s blancas ganan una pieza.

Variante octava.

Repítanse las siete primeras jugadas de l a variante an-


terior.
BLANCAS. NEGRAS.

8— D 4 C R . l - ~\*.. 8—C3D.
9— A 2 R .
N o pueden evitarías negras el perder el caballo del rey.
Variante novena.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2—A 4A . 2— A 4 A .
3— P 3 A D . 3— D 2 R .
4— D 4 C. 4_CR—3 A.
5 _ D x PC. 5 — A X P -j-.
6— R X A . 6— T casilla O.'
7— D 6 T . 7— C 5 C, f y ganan l a
dama.

Variante décima.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— A 4 A . 2— A 4 A .
3— P 4 D . 3 _ A X P.
4— C R — 3 A . 4_CD—3 A.
5— Enrocan. 5—CR—3 A .
Juego igual, pues aunque las negras tienen un peón mas,
las blancas han ganado tiempo en el desarrollo de sus piezas.

Variante décimaprimcra.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— A 4 A . 2— A 4 A .
3— C R — 3 A . 3 _ P 3 D.
4— P 4 D . 4_P x P.
5— C X P .
Partida igual.
Variante décima&egunda.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R. 1 — P 4 R.
2—A 4 A . 2—A 4 A .
3—D 3 A . 3—GR—3 A .
4— P 4 C R . 4—P4D.
5—A X PD. 5 — A x PC.
6— D 3 CD. 6—C X A .
Las negras tienen mejor juego.

Variante décim atcreerá.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R. 1 — P 4 R.
2—A 4 A . \—A4 A.
3—P 4 CD. 3 — A 3 C.
No tomaron las uegras e l peón con su alfil, porque entón-
eos las blancas hubieran proseguido l a partida según el sis-
tema del gambito Evans.
4— CR—3 A . 4—P 3 D.
5— P 4 D. 5—r X P.
6— C x P. '6—CR—3 A .
7— CD—3 A . 7—Enrocan.
Juego igual.
Las anteriores variantes son las mas comunes que se pue-
den presentar, en l a apertura dé los alfiles. E l l a s prestan
bastante luz respecto de las ventajas primordiales que hay
posibilidad de obtener con el desarrollo de l a misma. A h o -
ra, véanse con cuidado las variantes que siguen, y que to-
mamos del LTandbook de M r . Staunton.
Variante déeimacuarta.

(Defensa Italiana.)'

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R :
2— A 4 A . 2— A 4 A .
3— P 3 A P / : 3— D 4 C R ,
Este último movimiento de las negras, era muy favorito do
los profesores italianos D e l R i o , L o l l i y Ponziani, y por oso
a esta entrada ó planteamiento de juego, se hadado el nom-
bre de: Defensa Italiana; defensa quo e l sabio ajedrocisía
ruso Jaenisch no ha titubeado en recomendar como exce-
lente.
4—D 3 A R .
Según M . Petroíf, se puede jugar también: R casilla A ,
para después ganar el centro, sacando dos pasos el poon do
la dama.
4— D.3 C R
5—CR—2 R. 5— P 3 D .
6— P 4 D . 6— A 3 C.
7— P X P . 7— P X P .
8— C 3 C. 8—CR—3 A .
9— P 3 T R .
Juego igual.

Variante decimoquinta.

(Contra-gambito de Lewis.)

BLANCAS. NEGRAS.

l — P 4 R. l — P 4 R;
2 —A 4 A . 2 — A4A.
3— P 3 A D . 3—P4D.
Hé aquí el contra-gambito del maestro alemán L e w i s , muy
ventajoso para el que lo inicia, según opinión de su autor.
M r . Staunton ha demostrado, no obstante, en las jugadas s u -
cesivas, que no habiendo error por ningún lado, dicho con-
tra-gambito no es favorable n i desfavorable.
4— A X P . 4—CPVT—3 A .

5 —D 3 A . 5—Enrocan.
6— P,4 D . 6—PX P.
7 — A ,5 C R . 7—P x P.
8_C X P. 8—CD—2 D .
9—Enrocan. 9—P 3AD.
1 0 — A 3 CD'. 10—D 2 R.
Juego igual.

Variante décimasexta.

(Contra-gambito de Lewis.)

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2— A 4A. 2 — A4 A .
3 — P 3 AD. 3 — P 4D.
4— A x P -
E n caso de tomar ese peón las blancas con el de su r e y ,
las negras jugarían: A X P "¡'5 P a r a e n
seguida jaquear a l rey
con la dama en la quinta de l a torre, tomando un alfil con-
trario.
4—CR—3 A.
5 _ D 3 CD. 5—Enrocan.
6 _ A X PC. 6—AX A .
7— D X A . 7—D 6 D .
8— D X T . 8—P 3 A D .
También podian las negras haber jugado: D 3 T, para des
pues apoderarse de l a reina enemiga, al mover el caballo do
la dama, a l a segunda casilla de esta.
9__D7C. 9—D X P R y.
10— C 2 R. 10—D X POR.
1 1 — T casilla A . 11—0 5 0.
12— P 4 D. 12—P x P
13—P X P. 13—C X P T .
14— C D — 2 D .
Y las blancas tienen la ventaja.

Variante décimasétima^

(Gambito español ó de R u i López.)

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R .
2— A 4 A . 2—A 4 A .
3— D 2 R . 3—CD—3 A .
4 — A X P y. 4—R X A .
5 — D 4 A y. 5—P 4 D.
6— D X A .
E n e l capítulo X V quedó explicada l a apertura de R u i
López; la variante que precede, contiene l a salida llamada
Gambito españoló de Rui López, y que consiste en s i t u a r l a
dama en l a segunda del rey, á la tercera jugada, para en se-
guida practicar, s i e l contrario no lo impide, los movimien-
tos que se acaban de ver. Impedirlo es muy sencillo, situan-
do su reina e l que no lleva l a salida, y a en l a segunda d e l
31
rey, y a en l a tercera del alfil; 6 retirando el alfil del rey a l a
tercera del caballo de l a reina, en cuanto el enemigo lleve
su dama a l lugar designado; ó jugando por último: P 3 D .

EJEMPLO PRIMERO D E L A APERTURA


DE LOS DOS ALFILES.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Cochrane.'] [Mr. Staunton.]


] — P 4 R. 1—P 4 R.
2—A 4 A . 2—A 4 A.
3—P 4 D. 3 - A X P .
4—CR—3 A . 4—CD—3 A .
5—Enroca. ' •5—CR—3A.
6—C X A . 6—C X O
7—P 4 A R . 7—P 3 D .
S—P X P. 8—P X P.
9 — A D — 5 C. 9—A 3 R .
10—A X A. 10—C X A.
11—D X D f. 11—T X D .
12-AXC. 12—P X A .
13—T X P .
Malísima jugada, que importa, pura las blancas, k pérdi-
da de la partida.
13—0 5 A .
14— C 3 A . 14—T 7 D.
1 5 — T casilla D .
E r a mejor á nuestro juicio, haber atacado el caballo con
el peón respectivo.
15—T X P C f.
1 6 — R casilla T . 1 6 — T R casilla del C .
17— T 5 A . 17— P 3 A R .
18— T X P A . 18— C 6 T.
1 9 — T R casilla A . 19— T 8 C f.
2 0 — T X T. 20— C 6 A f i " .

EJEMPLO SEGUNDO D E L A A P E R T U R A
DE LOSDOS ALFILES.
(Contra-gambito de Lewis.)

BLANCAS. NEGRAS.

[J. Romero Cuyas.'] [A. C. Vázquez.]


1—P 4 R . 1— P>¿R.
2— A 4 A . 2*—A 4 A .
3—P 3 A D . 3— P 4 D .
4— A X P . 4— C R — 3 A .
5 —D 3 C . 5 — Enroca.
6— A X P C . 6— A x A .
7—D X A . 7— D 6 D .
8—D X T . 8 —D 3 T .
9_P4Í). 9— C D — 2 D .
10— D x T t- 10— A X D .
11— P X P. 1 1 — CD X P .
12— C 2 R . 1 2 — C D — 6 D f.
13— R 2 D. 13— C R X P f -
14— R 2 A . 14— CD X P A .
1 5 — T casilla R . 15— D 6 D f.
1 6 — R 3 C. 16— C R — 4 A f -
17— R 3 T. 17— R 3 T f.
1 8 — R 4 C. 18— C D — 6 D t t .
EJEMPLO TERCERO DE L A APERTURA
DE LOS DOS ALFILES.
(Gambito español ó de R u i López.)
Pon STAUKTON.

BLANCAS. NEGBAS.

1—P 4 R. 1—P 4 R.
2—A 4 A. 2—A 4 A.
3—D 2 R. 3—CD—3 A.
4— A x P t - 4—R X A .
5 — D 4 A f- 5—P 4 D.
6—D X A . 6—P x P.
7 — D 4 A f- 7—A 3 R.
8—D X P i 8_CR—3 A.
9—D 4 T R . 9—C 5 D .
1 0 — C D — 3 T. 10—P 5 R.
11—P 3 A D . 11—P 4 CR.
Admirable movimiento de las negras.
12— D x PC. 1 2 — T R casilla C.
13— D 3 R. 13—C 4 A R .
14— D 2 R. 14—T X P .
15— C 2 A . 15—D 3 D.
16— C 3 R . 16—C x C.
17— P D x C. 1 7 — T D casilla C R ;
1 8 — D casilla A . 1 8 — T casilla D .
19— D 2 R. 1 9 — O 5 C.
20— O 3 T. 20—C 4 R.
21— C 4 A . 21—C 6 A f.
Se rinden.
EJEMPLO CUARTO D E L A APERTURA
D E LOS DOS ALFILES.
(Defensa Italiana.)

BLANCAS. NEGRAS.

[TJn aficionado."] [Otro aficionado."]

1— P 4 R , 1 _ P 4 R.
2— A 4 A . 2—A 4 A.
3— P 3 A D . 3 — D 4 C.
4— D 3 A . 4 — D 3 O.
5— C 2 R . 5—P 3 D.
6— P 4 D , 6— P XP.
7_p x P. 7— A 3 C.
8_p 5 R. 8— ^ 3 2 R .
9—P 6 R. 9— P 3 A R .
Las blancas entregaron el peón del rey, para hacer cam-
bio de alfiles, y aprehender despuos con l a dama, el pcon del
caballo de l a dama enemiga.
10— C D — 3 A . 1 0 — Enroca.
11— O 4 A R . 1 1 — D casilla R .
12— A 3 R . 12— C D — 3 A .
1 3 — T casilla D . 1 3 — R casilla de l a T .
14— P 4 TR. 1 4 — C casilla D .
1 5 — P 5 T. 15— P 4 A R .
16— C D — 5 D . 16— A X P R .
1 7 — C X C. 1 7 — D x C.
18— C 6 O f. 18— P x C
19— P x P t- 1 9 — R casilla O.
20— D 5 T. Se rinde.
EJEMPLO QUINTO D E L A A P E R T U R A
DE LOS DOS ALFILES.
(Sistema Cozio.)

POR G . GUKCO.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . l — P 4 R:
2— A 4 A . 2 — A 4-A.
3— D 5 T .
E s t a variante en l a salida de los alfiles, es lo que consti-
tuye el ataque propuesto por Cozio.
3—D 2 R.
4_CD—3 A 4—P 3 AD.
5_CR—3 A 5*-CR—3 A.
E r a preferible para las negras, haber movido un paso el
peón do la dama.
G_D X PR. 6 — A X P A f.
7— R casilla A .
Bastante claro es, que s i el rey blanco hubiera tomado el
alfil, las negras habrían atacado á la vez con uno de sus ca-
ballos al rey y a la reina del contrario.
7—DxD.
8— C X D . 8—A 5 D.
9— O X PA. 9—P 4 D.
10—C x T. 10—P x A.
Las negras deben ganar, en razón á que tienen aprisio-
nado un caballo de las blancas.
CAPITULO XXII.

De la defensa Berlinesa, ó séase contra-ataqiie del


caballo, en l a salida del alfil del rey.

Llámase así l a apertura formada por estas jugadas:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R. l — P 4 R.
2— A 4 A . 2—CR—3A .

Posición de La defensa Berlinesa.


NEGRAS.

I Éiili * mí
m i g»
wm
m
i
Pf
a í ^

7 Éll
m wm, 1 ra
Mam

u Ü2
BLANCAS,
Los movimientos regulares en este plantel, son:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— A 4 A . 2— C R — 3 Á.
3— P 3 D . 3—A 4 A .
4—CR—3 A . 4— P 3 D .
5— P 3 A D 5— Enrocan
6— P 4 T D . 6— P 4 T D .

EJEMPLO D EL ADEFENSA BERLINESA.

E n 1850 so verificó en Washington un torneo de ajedrez


entre M r . M . C. Stanley, campeón inglés, y M r . H . Turner,
campeón americano. So jugaron 17/'partidas, de las cuales
onco ganó Stanley, cinco ganó M r . Turner y una fué tablas.
L a primera partida de dicho match 6 torneo, es l a que po-
nemos en seguida:

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Stanley.'] [Mr. Turner.]

l — P 4 R. l — P 4 R.
2—A 4 A . 2_CR—3 A.
3— C D — 3 A . 3— A 4 A .
4— C R — 3 A . 4— P 3 D .
5— P 3 D . .
L a jugada precisa era: 4 P D .
5— P 3 T R .
6 — A 3 R. 6 — A 3 CD.
7 —CD—2 R. 7— A 3 R .
8—A 3 0. 8— P 3 A D .
9—C 3 C E . 9—CD—2 D.
10—Enroca.- 10—Enroca.
11—D 2 E . 1 1 — T casilla E .
1 2 — T D casilla D . 12—D 2 A .
13_OE—4 TE. 1 3 — C casilla A E .
14_CE—5 AE. 1 4 — C 3 C.
15—D 2 D. 15—A X A D .
16—P X A. 1 6 — E 2 T.
17—D 2 A , 1 7 - V T casilla T.
18—C x P C . 1 8 — C 5 C.
19—C X A . . 19—Px'C.
20—D,7At- 2 0 — D X I>.
2 1 — T X D f. 2 1 — E casilla C.
2 2 — A X P> - 2 2 — T casilla E .
2 3 — T 7 E f a la descu- 23-Ji» casilla A .
bierta. .
2 4 — T X T f. 24—ExT.
25—Á.x C Se rindo.

**
Y a hemos dicho que en 1850, el combate al ajedrez en-
tre la Gran Bretaña y .los Estados-Unidos fué" favorable á
la primera de estas dos naciones, habiendo demostrado en
aquella época. M r . Stanley una notable superioridad respec-
to de su antagonista. Ocho años mas tarde, el joven P a u l
Morphy, natural ele Ja Louisiana, derrotaba con facilidad en
Londres, al'mismo Stanley. H o y se dice que el inglés M r .
Blackburno podrja dominar á M r . M o r p h y . ¡Quién sabe si
será verdad!
CAPITULO XXIII.

De la defensa por el peón del alfil de la dama,


en la salida del alfil del rey.

Jugadas cardinales de esta apertura;

BLANCAS. NEGRAS.

1— P4R. 1 — P 4 R.
2—A 4 A.,. 2—P3AD.
Movimientos mejores ó mas comínes:
BLANCAS. NEGRAS.

1 — P 4 R. 1—P4R.
2—A 4 A . 2—P 3 A D .
3— P 4 D .
Filidor aconseja se juegue así en el presente caso. Bas-
:erot juzga preferible para las blancas: D 2 R.
3—CR— 3 A .
4— P X P. 4—D 4 T f.
5 —P 3 AD. 5—D X P R .
6—A 3 D . 6—A 4 A .
7—P 4 A R . 7—D 2 R.
8—P 5 R. 8~—Enrocan.
Juego igual.
E J E M P L O PRACTICO D E ESTA A P E R T U R A .

BLANCAS.
NEGRAS.
\TJn aficionado del club [Otro aficionado del
de Londres^] mismo club.']
1- - P 4 R . 1—P 4 R .
2- - A 4 A . 2 —P 3 A D .
3- - D 2 R . 3—D 2 A.
4- - P 3 AD.' 4— CR—3 A.
5- - P 4 A R . 5 —P 3 D.
6- - P 5 A . 6— P 4 D .
7- - P X P . 7—PxP.
8- —A 5 C f. z—rfi D.
9 -- A X A f . 9—CD x A .
10- - P 4 D . 1 0 — P 5 R.
11- —CR—3 T . 1 1 — Enroca.
12- —Enroca. 12—A 3 D.
13- - C 4 A R . 13— P 3 TR.
14- - D 2 A D . 14_C 5 CR.
15- - D 2 R .
Jugando las blancas: P 3 T R , habrían obligado á retro"
ceder al caballo enemigo-
1 5 —P 4 . T R .
16— C x P D . 1 6 — A X P f-
17— R casilla T. 17—D 3 D.
18—DXP. 1 8 — T R casilla R .
19— D 3.AR. 19— P 3 C R .
20— A 5.C. 2 0 —P 3 A . .
21— A 2 D . 21—P 4 CR.
22— C D — 3 T . 22—P 4 TD.
E s t e falso movimiento de las negras les nace perder una
partida, en l a cual hasta entonces tenian sin duda alguna
todas las prohabilidades de vencer.
23— C 4 A D . 23—P 3 A .
24— CD X P T . 2 4 — D 4 C.
25— P 4 A D . 2 5 — D 5 T.
Haber situado.la dama, en la tercera de l a torr-e era me- ?

nos malo.
26— C 6 C f . 26—CXC.
27— D X P t f .

CAPITULO X X I V .

Del doble gambito de Me. Donnell.

E l distinguido ajedrecista escocee M r . D o n n e l l fué el p r i -


mero que propuso l a apertura siguiente, que ha conservado
su nombre.

BLANCAS. NEGRAS.-

1—P 4 R. 1 —P Í ' F J , .
2—A 4 A . ' 2— A 4 X .
3— P 4 C D . 3— A X P C .
4— P 4 A R .
Variante primera.

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 41-1., 1— P 4 R.
2—A 4 A . , 2—A 4 A .
3— P 4 CD. 3— A - X PC.
4—P 4 A R , 4—P'4D.
5—P R x P . 5— P 5 R .
G—CR—2-R. 6— CR—3 A .
7— Enrocan. 7— Enrocan.
8— CD—3 Á. S—P 3 A D .
9— P x P . . 9—C X P.
10—R casilla T. 10_^AD—5'C.
L a posición de las ^negras es mas v"ítajosa

Variai segunda.

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 R: 1—P 4 R.
2—A 4 A . 2— A 4 A .
3—P 4 CD. 3—A X PC.
4—P 4 A R . 4 _ p x P.
5__CR—3 A . 5—D 2 R .
6—P 2 R. 6— CR—3 A .
7— P 5 R. 7— C 4 T.
8—P 3 A D . 8— A 4 T.
9— P 4 D. 9—A 3 C .
10— P 4 CR. 10—P X P a l paso.
11— C 5 C.
' Las blancas tienen así u n itaque m u y fuerte.
Variante tercera.

BLANCAS. NEGEAS.

l — P 4 R. l — P 4 R.
2—A 4 A . 2—A 4 A .
3—P4CD. 3—AxPC.
4—P4AR. 4—P4D.
5—A X P D . 5—P 3 A D .
6—P 3 A D . 6—PxA.
7—P X A . 7—PD XP .
8—P X P . 8—D5D.
9—D 2 A . 9—A 4 A .
Las negras deben ganar, por tener mejor posición.
*
**
E l precedente doble-gambito, muy" poco usado por cier-
to, lo juzgamos poco sólido. Desmembrar algo uno de los
flancos del rey, para ganar tiempos en e l ataque, se com-
prende; poro debilitar los dos á l a vez, nos parece poco j u i -
cioso, y que por lo mismo producirá siempre resultados fu-
nestos, si ol contrarío sabe aprovecharse de la ligereza ó de
la impremeditada osadía del que pone en práctica el sistema
do M e . Donnell, ilustro émulo de L a Bourdonnais.

JEMPLO DEL DOBLE-GAMBITO D E


MC. D O N N E L L .

M r . Mongredien, presidente del club de ajedreVde L o n -


dres, en 1S59, jugó un match con M r . Morplíy, en Febrero
y Marzo de dicho año, en e l H o t e l de Louvxe, de París. Se-
gun las condiciones del convenio, debía triunfar el que p r i -
mero ganase siete, partidas; y el resultado fué que M r . M o r -
pby completó el número convenido, sin que su adversario
hubiera podido conseguir otra cosa, que hacer tablas una
partida, que es precisamente la quo ponemos á continuación:

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Mongredicn^l [Mr. Morphy.]

1—P 4 R. 1—P 4 R .
2—A 4A . 1
' 2—A 4 A.
3—P 4 CD. 3—A x PC.
4—P4 AR. 4—P4D.
5—PR x P. 5—P 5 R .
6—C 2 R . 6—£R—3 A .
7—P 3 A . 7—AR—4 A .
8—P 4 D. 8 — P X P al paso.
9—D X P : 9—Enroca.
10—A 3 T.
M u y bien jugado. Las negras tienen ahora que perder
la torre del rey, 6 cambiar e l alfil quo impide enrocar á las
blancas.* -*1 íi:1 h l

1 0 —A X A.
11— C X A. 1 1 — A 5 C.
1 2 — Enroca con T R . 12— A X C.
13^D X A. , 13— C x P.
Í4—D 3 A . 1 4 —P 3 A D .
1 5 — T D casilla C .
A nuestro juicio habría sido mas fuerte para las blancas,
haber situado esa torre en l a casilla de l a dama.
15—D 2 R .
16- A x C . 16—PXA.
1 7 —P 4 A D . 17—PxP.
1 8 —T x P - 18—C 2 D.
1 9 — R casilla T. 1 9 — T R casilla R .
20— C X P . 20-^-D 3 R .
21— C 5 R . 21—CXC.
2 2 —P X C. 2 2 — T casilla A R .
23—D 3 CD. 23—D X D .
2 4 — P x P.; 2 4 — T D casilla C.
25— T x PT. 25—T XP .
Y el juego fué abandonado como tablas.

CAPITULO XXV.

Del contra-gambito de Greco, en la salida


del alfil del rey.

Quodó* y a explicado en e l capítulo 16, e l contra-gambito


de Greco en la salida del caballo. A h o r a hablaremos del que
so puedo hacer como respuesta a l avance del alfil d e l rey,
á la cuarta casilla del de l a dama.
Los movinñoutos fundamentales son:

BLANCAS. NEGRAS..

' 1—P 4 R . 1— P 4 R .
2—A 4 A . 2— P 4 A R .
Hé aquí las jugadas señaladas como mejores, para el ata-
que:
BLANCAS. NEGRAS.
1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— A 4 A . 2— P 4 A R .
3 — A X C. 3— T X A .
4 _ p x P. 4— P 4 D .
5—D 5 T f 5— P 3 C R .
6 _ P x P. i—T X P.
7—CR—3 A.
N o tomaron las blancas el peón del rey con su dama, por-
que las negras habrían jugado: T 3 R .
7 — A D — 5 C.
8— D X P T . 8 ^ 3 A.
9— C D — 3 A 9 — T 2 C.
10— CD X P . 10—D 3 D.
1 1 —D 4 R .
Quedan las blancas con tres peones de mas, y buen juego.

D e este contra-gambito se dice también como del que se


hace en l a salida del caballo, que no es enteramente correc-
to, aunque se presta á combinaciones sumamente entreteni-
das. P a r a nosotros, el presente contra-gambito es peligroso,
y está muy distante de ser tan defendible como aquel. E n
el del caballo no se pierde el derecho de enrocar por el lado
de l a torre del rey, y en este sí; circunstancia bástante po-
derosa para desecharlo. Por otra parte, la posición que se
guarda en el uno y se consigue en el otro, son bien distin-
tas. Esto no obstante, como el contra-gambito en cuestión
se puede ensayar con un jugador inferior, j como es dable
que se ofrezca l a necesidad de tener que contrarestarlo, hé
aquí las principales variantes consideradas en los textos y
en las cuales se ve que si el contrario juega mal, hay modo
de que gane el que hace el contra-gambito.

. Variante primera.

BLANCAS. NEGRAS..
1—P 4 R. 1—P 4 R.
2—A 4 A. 2—P 4 A R .
3 — A X C. 3—T X A .
4—PxP. 4—P 4 D.
5 — D 5 T f. 5—P 3 CR.
G_PxP., 6—T x P .
7—DXPT. K-D3A.
S—CD—3 A. 8—T X P .
9 — D 5 T f. 9 — R casilla D
10—D 2 R.
' E n caso de haberse situado esa dama en la tercera del a l -
fil de su rey, las negras se habriau apoderado de ella, gra-
tuitamente, jugando.- T X O't-
10—AR—4 A.
1 1 — C casilla D . 1 1 — D 2 C.
1 2 — D casilla A . 12—CD—3 A.
13— P 3 A D , 13—P.5R.
14— 0 2 R . 14—C 4 R.
15— C 4 A R . 15—C6Af.
16—^ R 2 R . . 1 6 — A D — 5 C.
17— 4 C X T.. 17—CXPTf.
18—* P 3 t A - 1 8 — P X P t-
1 9 —R á su casilla. 1 9 — C x D , y ganan.
Variante segunda.

Repítanse las siete primeras jugadas, de la.variante


lerior.
BLANCAS. NEGRAS. •

8 —D x PA. 8—CD—3A .
9 — D 7 T.
A fin de que las negras no l a aprisionen, jugando: T
9—CD—5 D.
1 0 — R casilla del A . 10—D 3 TD.
1 1 — R á su casilla. 11—C X P f.
1 2 — R casilla D . 12—D 8 A f.
1 3 — R x C. 13^D—4 A
14— R 3 C . 1 4 — D 5 AJ-j-,.

Variante tercera.

BLANCAS. NEdias:

l — P 4R: l — P 4'RV
2—A 4 A. 2—P4-AR;
3 _ A X C. 3—T X A .
4 _ P x P. 4—P 4 D.
5—P 4 CR. 5—P 4 TR.
6—p 3 T R . 6—P x P.
7_P X P. 7 _ P 3 CR.
8--P X P. 8—T X P .
9—P 3 AR. 9 _ P 5Rl

L a s negras tienen mejor juego.


Vanante cuarta.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— A 4 A . 2— P 4 A R .
3 —A X C. 3— T X A .
4— C D — 3 A . 4— D 4 C R .
5— D 3 A R . 5— P 3 D .
6— C 5 D . 6— C D — 3 T
Juego igual.

'iante quinta.

BLANCAS NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— A 4 A . 2— P 4 A R .
3— P X P . 3— C R — 3 A .
4—P 4 CR. 4^-P 4 D.
5—A2R. 5— A R — 4 A .
6— P 5 C. 6 — Enrocan.
7— P X 0 . 7— D X P .
Las blancas deben perder

Variante sexta.

BLANCAS. NEGRAS.

1—P4R. 1— P 4 R .
2— A 4 A . 2— P 4 A R .
3— P 3 D . 3— C R — 3 A
4— P 4 A R . 4— P R X P .
5 — A D X P. 5 — P XP.
6 _ p x P. 6—D 2 R.
7— P 5 R . 7—P 3 D.
8 — D 2 R. 8—P x P.
9— A X P . 9—P 3 A .
Y l a posición de las blancas es mejor que l a de las negras.
Según Jaenisch, e l sistema contenido en l a variante an-
terior es el moúo mejor de contrarestar este contra-gambito-

EJEMPLO D E L CONTRA-GAMBITO D E GRECO


EN L A SALIDA DEL ALFIL DEL REY.

BLANCAS. CECINAS.

[Un aficionado.~] [Mr. Bodcn,~]


1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— A 4 A . 2— P 4 A R .
3 — P 4 D.
E s masfu:.rte esta jugada, que l a de tomar el caballo con
el alfil.
3 — PR x P.
4— A x C . 4— T X A .
5— P X P . 5— CD—3 A.
6— D 6 T f . 6— P 3 C R . .
7 _ P x P. 7— T X P .
8—CR—3 A. 8 — P 3 D.
9 _ P 3 TR. 9— A 2 R .
1 0 —A 4 A . 1 0 —A 3 R .
11—A 3 0 . 11— D 2 R.
12— CD—2 D . 1 2 — Enroca.
1 3 — E n r o c a con T D . 13—A X PTD.
U—V 3 C D . 14_P4D.
1 5 — R 2 C. 15— T X A.
1 6 — P X T. 1 6 —D 3 D .
1 7 —R X A . 1 7 —D 6 T f.
1 8 — R casilla C. 1 8 — C 5 C.
1 9 —D 5 A f . 1 9 — R casilla C.
2 0 —C X P . 2 0 —D 7 T |.
2 1 — R casilla A . 2 1 — C 6 D |.
22— P X C. 22— A 6 T f t -

CAPITULO XXVI.

Del garabito Greco-Füidór.

Hemos llegado y a á l a mas interesante sección de.las


aportaras, ó séaso la relativa á los (/ámbitos del rey; lla.w&-
dos así, por estar fundados en el sacrificio del peón del alfil
del mismo roy. E n estos gambitos hay la ventaja do que
casi siempre deciden el juego, en favor de uno ú otro dolos
contendientes, no solo con velocidad, sino al propio tiempo
con brillantez y elegancia.
De olios, el quo tiene mas solidez por lo que atañe á l a
dotensn, es sin duda alguna el conocido con el nombre de
(Ireco-Filidor, á consecuencia de haber r lo ideado por el p r i -
mero de dichos ajedrecistas, y perfeccionado por el segundo.
L o caracterizan estos movimientos:
BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . l — P 4R:
2— P 4 A R . 2—P X P .
3— C R — 3 A . 3—P 4 CR.
4— A R — 4 A . 4 — A 2 C.
)( Véanse á continuación las vanantes mejores con que se
puede desarrollar dicha apertura:

Variante primera,

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R .
2— P 4 A R . 2—P X T.
3— C R — 3 A . 3—^4 CR.
4— A 4 A . 4 — A 2 C.
5— P 4 T R .
Grreco y Filidor hacian ese movimiento: hoy está averi-
guado que es preferible enrocar; pero se adelanta el peón
de l a torre, y a para que las negras avancen e l del caballo
del rey, dejando sin sosten el del alfil, y a para que jueguen:
P 3 T R , con lo cual queda sin movimiento durante alguna»
jugadas el caballo del rey de las mismas negras, pues en ca-
so de salir éste á l a tercera del alfil ó á l a segunda del rey,
después de estar apoyado el peón del expresado caballo con
el de l a torre, las blancas obtendrían notable ventaja con so-
lo jugar: P X P .
5—P 3 TR.
S i en vez de proceder así, las negras hubieran sostenido
el peón del caballo del r e y con el del alfil, las blancas h a -
brían sacrificado su caballo del rey por el peón dol caballo
enemigo, para dar jaque en seguida con la dama en la quin-
ta de la torre y después en l a sétima del alfil.
6— P 4 D . 6—P3D.
Esta es la jugada mas correcta que las negras pueden h a .
ccr en el caso presente; porque si en vez de eso hubieran
movido un paso el peón del alfil de l a dama, con el objeto
do adelantar mas tarde á su cuarta casilla el peón de la mis-
ma dama, las blancas habrían avanzado el peón del rey pa-
ra tomar después, al paso, el peón de la reina contraria.
Debemos advertir aquí que en los gambitos que exami-
namos, las piezas mas fuertes para el ataque son: el peón y
el alfil del rey.
7— P 3 A D . 7—P 3 A D .
No habría s i d o ^ n v e n i e n t e para las negras, haber llevado
el alfil de la dama á la tercera del re*y ó á l a 5^ del caballo,
como so demostrará en otras variantes.
8— D 2 R . 8 — A 5 C.
V i n o el alfil á esa casilla, por no poder situarse y a de
momento la dama blanca, en la 3 del caballo de la misma,
?

con lo que habría atacado simultáneamente á los peones del


caballo de la reina y del alfil del rey del adversario.
9— P 3 GR. 9 — P A X P.
Es muy esencial en esta clase de gambitos, destruir á
toda costa el peón que está doblado, del alfil del rey del con-
trario, á fin do que el ataque sobre el mismo' enemigo pueda
sor enérgico y eficaz, l i é ahí la razón del sacrificio que
acabamos do ver.

1 0 —P x P . 10—P x P.
1 1 — T x T. 1 1 — A X T.
12— A D x P . 12—A 3 A.
1 3 —A X A . 13—D X A .
14— C D — 2 D . Ü _ C 2 D.
1 5 — Enrocan. 1 5 — Enrocan.
1 6 — T casilla C. 1 6 —D 5 A .
1 7 —D 2 C 1 7 —P 4 A R .
1 8 —D X P : 1 8 —D X D .
19—T X D. 1 9 —P X P .
2 0 —A X C. 2 0 — A x C.
21— C X A . 2 1 —p x 0 .
2 2 —A 7 A . 2 2 — T casilla A .
23—T X P . 2 3 —R 2 A .
2 4 —R 2 D . 2 4 —P 4 A D
2 5 —A 5 T .
Partida igual.

Variante segunda.

Repítanse las cuatro primeras jugadas de l a variante an-


terior.
BLANCAS. NEGRAS.

5—P 4 TR. 5 — P 5 C.
. 6 — C 5 C. 6 — C R — 3 T.
7— P 4 D . 7—P 3 A R .
8—AD X P. 8—P 3 D.
Se comprende fácilmente que las negras no aprehendie-
ron 'el caballo con el peón, porque las blancas habrían' contes-
tado: A D X P , ganando acto continuo la dama ó el caballo
del rey.
9— P 3 A D . 9 — P X Ó.
10— P x P . 1 0 — C á su casilla.
11— D 3 ^ 11—D 2 R, '
84
12— C 2 D. 1 2 — D casilla A .
1 3 — Enrocan ccm T U .
T en esta s i ' ' i las blancas deben triunfar.

Variante tercera.

Repítanse las cinco primeras jugadas de l a variante pri-


mera.

BLANCAS. NEGRAS.

6— P 4 D . - 6— P 3 A D .
7— P 5 R . 7—P 4 CD.
8— A 3 C. 8—P 4 TD.
9—P 4 TD. 9—P 5 CD.
10— C D — J K ) . 1 0 — A 3 T.
11— C 4 R. H — D 3 C.
1 2 — C 6 D y.
Las blancas ganan.

Variante cuarta.

Repítanse las seis primeras jugadas de l a variante pri-


mera.

BLANCAS. NEGRAS.

7— P 3 A D . 7 — A 5 C.
8— D 3 C. 8 — A 4 T.
9— P P.
X 9—P P.x

10—TxA. 10—TXT.
11 - A R X P . T

La» negras pierden.


Variante quinta.

Repítanse, las seis primeras jugadas de l a .variante p r i -


mera.

BLANCAS. NEGRAS.

7— P 3 A D . 7—A 3R.
8—A X A . 8—PxA.
9 — D 3 C. 9 — D casilla A . .
10—P P . X 10—P P. X

1 1 — T X T. 1 1 — A x T.
12— C X P .
E s mejor la posición de las blancas.

Variante sexta.

Repítanse las seis primeras jugadas de l a variante p r i -


mera.

BLANCAS. NEGRAS.

7—P 3 A D . 7—P 3 A D .
8—D 2 R. 8 — A 3 R..
9—A X A. 9—P X A .
10—P 5 R . 10—PD X P.
11—PD X P. 11—C 2 D .
12—P 3 CR. 12—P5C.
13—P x 13—P C
x

14—D X P. 14—D 2 R.
15—.C 2 D . 15—Enrocan.
r,_P 4 a 16—P 4 TE,
17— C 4 R. 17—C 3 CD.
18—A 3 R. 1 8 — C R — 3 T.
19— A 5 A. 19—D 2 A D .
20— P 4 TD. 2 0 — A á su casilla.
21—P 5 T . 21—A X A .
22— P X A. 22—C 2 D .
23— O 6 D f. 2 3 — R casilla C .
2 4 — T casilla C D .
Las negras tienen una pieza de supremacía, pero sin em-
bargo de eso deben perder, por l a formidable situación a l -
canzada por las blancas.

Variante sétima.

Repítanse l a s ^ i a t r o primeras jugadas déla variante p r i -


mera.

BLANCAS. NEGRAS.

5—P 4 D. 5—P 3 D.
6_CD—3 A. 6— P 3 A D .
7—P 4 TR. 7— P 3 T R ,
8_p x P. 8_p x P.
9—T X T . 9 — A X T.
10— C 5 R .
Golpe ingenioso pero débil si el contrario procede correo
tímente.

10— P c.
x

1 1 — D 5 T. 11— D 3 A .
12— P X P. 1 2 — D 2 C.
13—P 6 R . 13— C R — 3 A .
14— P X P f. 1 4 — R casil|a A .
M a l jugado por las negras, pues debieron haber conduci-
do el rey á su segunda casilla.
1 5 —A D X P . 15—C X D .
16— A 6 D f f .

Variante octava.

Repítanse las nueve primeras jugadas de l a varianto an-


terior.

BLANCAS. NEGRAS.

10—D 3 D. 1 0 — A D — 5 C.
11— P 5 R. 11—P X P.
1 2 —D 7 T .
E n virtud de ese movimiento, l a da-'lí? blanca tiene quo
apoderarse gratuitamente de una pieza del adversario. L a s
negras pudieron haberlo evitado, s i a l practicar su jugada
décima, en vez de llevar e l alfil á l a quinta del caballo, h u -
biesen situado el caballo del r e y en l a tercera de l a torre:
de esa manera, colocando después el mismo alfil en l a cuarta
del alfil del rey, l a reina de las blancas no habría logrado
penetrar en el campo enemigo.

Variante novena.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P4R.
2— P 4 A R . 2—P X P.
3— C R — 3 A . 3—C 2 R .
E s t a manera de defender el gambito, no constituye pro-
piamente la defensa Greco-Filidor; pero la ponemos aquí por
haberla considerado el mismo Greco en esta sección, y por-
que los jugadores mexicanos antiguos l a usan bastante to-
davía. Nosotros no la j u g a m o s merecedora de ser recomen-
dada, porque no puede ser bueno estacionar un caballo con
el exclusivo objeto de defender un peón.
4—P 4 TR. 4—P 4 TR.
5—A 4 A . 5 — C 3 C.
6 — C 5 C. 6—C 4 R.
7 — A 3 0. 7—P 3 A R .
8 _ C R — 3 T. 8 — C 3 C.
9—P 4 D. 9 _ C X P.
10—C X P . 10—P 4 CR.
1 1 — T X C. 1 1 — P X T.
1 2 - C 6 C. 12—T 2 T.
1 3 — A 8 0. 1 3 — T 2 C.
14—D X P. 14—T x A .
1 5 — C 5 R -j- á la descu- l o — R 2 R.
bierta.
1 6 — D 7 A-¡-. 16—R 3 D.
1 7 — C 4 A D -|\ 17—R 3 A .
1 3 — D 5 D -H-.

Variante décima.

(Por A . C. Vázquez.)

Esta variante y las dos posteriores son ideadas por el au-


tor do oste libro. Puede ser que antes que nosotros, hayan
sido analizados los movimientos que so verán á continuación;
pero nosotros confesamos que no los hemos hallado en nin-
guna de las exceleutcs obras de consulta que poseemos, a l
tratarse en ellas del gambito G r e c o - F i l i d o r ,
BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— p 4 A R . 2— P X P .
3— C R — 3 A . 3 —P 4 C R .
4— A 4 A . 4 — A 2 C.
5— P 4 D . 5—P 3 T R .
6— Enrocan. 6— P 3 D .
7— P 3 C R . 7— P X P .
8— A R X P f. S—R X A.
9— C 5 R f . 9—R 2 R.
10— T 7 A f. 1 0 — R á su casilla.
1 1 — D 5 T. 11— CR—3 A .
1 2 — T X O f á la descu- 12— R 2 R.
bierta.
13— D 7 A t f .

Variante décimaprimcra.

(Por A . C. Vázquez.)

Repítanse las cinco primeras jugadas de l a variant


terior.
BLANCAS. NEGRAS.

6 — Enrocan. 6— C 2 R .
7— P 3 C R . 7— P X P .
8— A R X P f- 8— R X A .
9 _ C 5 R f. 9 — R casilla C.
10— C 7 A . 1 0 — D casilla R .
1 1 — D 5 T. 11— P 3 D .
12— C X P T f. 12— R 2 T.
13— T 7 A . 13— A 3 R .
1 4 — C 5 A y a l a descu- 1 4 — 11 casilla C.
bierta.
1 5 _ T X A f. 1 5 — R casilla A . ^
16—DXTf.
Las blancas ganan.

Variante décimasegunda.

(Por A . C. Vázquez.)

Repítanse -las cinco primeras jugadas de la variante dé-


cima

BLANCAS. NEGRAS.

6- —Enrocan.
6—CD—3 A .
7- - P 3 C R .
7_P x P.
8- - A R X P -¡
8— R X A .
9- - C 5 R f .
9— R 2 R .
10- - T 7 A f.
10—R S D.
1 1 - - C D — 3 T.
1 1 — A X C.
1 2 - - P X A f.
12— R 4 A .
1 3 - - D 5 D f.
1 3 — R 5 C.
14- - D 5 C ff.

Varia) décima-tercera.

BLANCAS.
NEGRAS.

1— P 4 R .
1— P 4 R .
2— P 4 A R .
2— P X P .
3— C R — 3 A .
3— P 4 C R .
4— A 4 A .
4— A 2 C . •
5 — Enrocan.
5— P 3 T R .
6— P 3 A D . 6 — P 3 D.
7— P 4 D . 7—CR—2R.
8— P 3 C R . 8 — P 5 C.
9— C 4 T. 9—P 6 A .
10—P 3 TR. 10—P 4 TR.
11_CXP. 11—PxC.
12—D X P .
Y las negras tienen que perder, por la formidable posioion
de que disponen las blancas.

EJEMPLO D E L GAMBITO GRECO-FILIDOR

BLANCAS. •NEGRAS.

[V. H. der Lama.'] [Dr. Bkdow.~]

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— P 4 A R . 2— p x P .
3— C R — 3 A . 3— P 4 C R .
4— A 4 A . 4 — A 2 C.
5— P 4 D . 5— D 2 R .
6— Enroca. 6— P 3 T R .
7— C D — 3 A . 7— P 3 A D .
8— P 5 R . 8— D 5 C.
9— C 4 R . 9 — A á.su casilla.
10—D 2 R. 1 0 —P 5 C.
1 1 _ C 6 D f. 1 1 — A X C.
1 2 —P X A f . 1 2 — R casilla D .
13— C 5 R . 13— T 2 T.
14_p 3AD. 14— P 6 A .
15—D 4 R: 15— CR—3 A .
1 6 —D X T . 16— C X D.
17__C x P A f. 1 7 — R á su casilla.
1 8 — T casilla R f . 1 8 — R casilla A .
1 9 — A X P •{-. 1 9 — R casilla C .
2 0 —T 8 R f . 2 0 — C casilla A .
2l_T X C f. 2 1 — R 2 T.
2 2 — A 3 D -ji".

CAPITULO XXYII.

D e l garabito Bertin ó de Cminingham.

Las jugadas características de l a presente apertura, en-


sayadas con éxito por primera vez, como su nombre lo i n -
dica, por M r . Cunningham, distinguido ajedrecista inglés,
que vive aún, son las siguientes:

BLANCAS. NEGRAS.

.1 — P 4 R . 1—P4R.
2— P 4 A R . 2—P x P.
3— C R — 3 A . 3 ~ A 2R.
E s pues, este gambito, una derivación del G r e c o - F i l i d o r ;
porque en lugar de adelantarse dos pasos e l peón del caballo
del rey, con el objeto de situar en seguida el alfil del mismo
roy en l a sggunda del caballo, se lleva dicho alfil adonde
se acaba de ver, á ñu de dar jaque cou él al rey contrario,
en l a quinta de la torre.

Varíame primera.

• BLANCAS. NEGRAS.

1__P 4 R . 1— P 4 R ;
2—P 4AR. 2— P X P .
3— G R — 3 A . 3— A 2 R .
4 — A 4 A. 4 — A 5 T |.
5 — R casilla A . 5— A 3 A .
G — P 5 R. 6— A 2 R .
7— P 4 D . 7_p 4 D.
8— A 2 R . 8— P 4 C R .
9— P 4 T R - 9— 1 ^ C.
IO—G 2 T. 10— P 4 TR.
11— A D X P. 11— A R X P
12— P 3 C R . 12— A 4 CR.
13— C X P .
Las blancas estáu mejor.

Variante segunda.

Repítanse las cuatro primeras jugadas do l a varianta au-


terior.

BLANCAS. NEGRAS.

-P 3 CR. 5—P X P.
6— Enrocan. 6 — P X P y.
7— R casilla T. '7—A 3 A.
8— C 5 R . 8—A X C .
9— D 5 T. 9—D 2 R.
10— T X P . 10—D 4 A D .
1 1 — T. 8 A f. 11—R2R.
12— P 4 D . 12—DXP.
Si l a dama negra hubiese tomado el alfil, las blancas h u -
bieran ganado fácilmente, dando jaque con su reina en l a
octava del rey, y tomando después, también con jaque, el
alfil de las negras.
13— A D — 5 C f . 13—R3D.
14— C D — 2 D. 14—CR—3A.
15—D 7 A . 15—CXP.
16— A 3 R . 16—C6Cf.
17— R 2 C . 17—DXAD.
18— D5D-¡\ 18—R 2 R.
1 9 — D 7 A -}\ 19—R3D.
2 0 — D 5 D i-.'
Juego tablas, por el jaque perpetuo.

Variante tercera.

Repítanse las seis primeras jugadas de l a variante an-


terior.

BLANCAS. NEGRAS.

7— 11 casilla T. 7—P4D.
8— A x P . 8—CR—3 A .
9— A X P f .
Nada lograrían las blancas con haber aprehendido el alfil
con su caballo, porque las negras hubieran replicado: C X A ,
en cuyo caso ó salvaban después su caballo, 6 tomaban el
del contrario con l a reina.
9—R X A .
10— C x A . 1 0 — T casilla A . _ _ u

11— P 4 D.
E n caso de haber jugado las blancas: P 5 R , l a dama ne-
gra hubiera tomado dicho peón, dando jaque previamente
en l a cuarta casilla de l a misma.
1 1 — R casilla C.
1 2 —A 5 C . 12—CXP.
1 3 —A X D . 1 3 — T X T y.
14— D X T . 14— C 6 C t
15— R X P . 15—CxDt.
Y las negras quedan con un peón mas,y ventajosa posición.
E s t a variante que hemos tomado de l a obra de M r . Staun-
ton, nos parece que contiene el mejor modo de desarrollar
la defensa ó gambito de Cunningham.

Variante cuarta.

Repítanse las cuatro primeras jugadas del gambito.

BLANCAS. ' NEGRAS.

5— P 3 C R . 5—PXP.
6— Enrocan. 6 — P X P f.
7— R casilla T . 7—A 3 A .
8— P 5 R . 8—P 4 D.
9— P X A . 9—C X P .
Este sistema pertenece á Pilidor. E l gran jugador francos
aconsejaba que se dejase perder el alfil del rey, en cambio
de cuatro peones; pero según se ha podido estudiar en las
variantes anteriores, no h a y necesidad de semejante s a c r i -
ficio.-
10—A 3 C . 10—A 3 R.
1 1 —P 4 D . 11— C 5 R.
12— A D 4 A 12— P 4 A R
J3-CD—2D. 13— D 2 R.
14—P4 AD.
Las blancas deben ganar.

EJEMPLO D E LGAMBITO D E CUNNINGIIAM.

BLANCAS. NEGRAS.

[F. Bilc/uey.-] [Un aficiónenlo 7\

1— P 4 R . l — P 4 R.
2 — P 4 A?>> 2 _ P x P.
3_CR—3 A. f — A 2 R.
4— A 4 A . 4 _ A 5 T i".
5-^P 3 C R . 6—P X P.
G—Enroca. 6—PXPf.
7— R casilla T . 7_p 3-D-
8 — A X P f. S—R XA .
9— C X A | á l a doscu- 9—CR—.3 A .
biorta.
10—P 4 D. 10— A 6 T.
11— T 3 A . 11— A 5 C .
1 2 — T x C |. 12— D X T.
13— D X A . 13— D 8 A f.
I4_R x P. 14— D X A .
15__CD—3 A . 15— D X T .
16—D 5 A f. 1 6 — R á su casilla.
M a l hecho por las negras, E r a preferible para ellas h a -
ber jugado: R 2 R .
1 7 —D 8 A D f- 17—R 2 R. _
1 8 — D X P A y, 1 8 — R . a su casilla.
1 9 —D S A y.; 19—R2A.
20 D X P y. 2 0 — R á su casilla.
21— C 5 A R . 2 1 — R casilla D . •
2 2 — D 7 R y. 2 2 — R casilla A .
23— C X P f t -

CAPITULO XXVIII.

D e l g a m b i t o de A l l g a i e r ó de Kiésóritzky,
l l a m a d o también " G r a n G a m b i t o . "

Jugadas esenciales:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1 — P 4 11.
2— P 4 A R . 2—P x P-
3— C R — 3 A . 3—P 4 CR.
4— P 4 T R .

Variante primera.

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 R. 1— P 4 R.
2— P 4 A R . 2—PXP.
3— C R — 3 A . 3 — P 4 CR,
4— P 4 T R . 4 — P 5 C.
5— C 5 C. 5—P 3 TR.
6— C X P A . 6—R X C.
7— D x P - 7—CR—3 A .
8— D X P A . 8—A3D.
Esta jugada de las negras ha sido inventada por el profe-
sor alemán M . H o r n y , y es en concepto de Basterot bastan-
te eficaz para detener el ataque de las blancas. P a r a noso-
tros es preferible: P 3 D .
9— A 4 A t . 9 — R 2 C.
1 0 —D 5 A .
E r a mejor: E * ^ A .
fO—A-6 C t-
1 1 — R casilla A . 1 1 — T casilla A .
Las negras deben ganar.

Variante segunda.

Repítanse las cuatro primeras jugadas de l a variante an-


terior.

BLANCAS. NEGRAS.

5— C 5 R . 5—P 4 TR.
6— A 4 A . 6 — C R — 3 T.
7— P 4 D. 7—P 3 D .
8— C 3 D . 8—P 6 A .
9 — P 3 C. 9—P 4 D.
A M . K n i g h t se debe esta última jugada de las negras,
buena sin duda alguna.
10— A x P D . 10—P 3 A D .
1 1 — A 3 C. 11—DXPD.

Variante tercera.

Repítanse
ci-
las cuatro primeras jugadas de l a variante t
mera.

BLANCAS. NEGRAS.

5— C 5 R . 5—P 4 TR.
6— A 4 A . 6—T 2 T.
7— P 4 D . 7—D3AR.
8— C D — 3 A 8—P 3A D .
9— C 2 R . 9—P 3 D.
10—C 3 D. 10—1^ A.
l l _ P x P . 1 1 - P x P .
1 2 — C 3 C. 12—D X - P D .
1 3 —A 3 C . 13—A 5 CR.
E l ataque de las negras es poderoso.

Variante cuarta.

Repítanse las siete primeras jugadas de l a variante


terior.

BLANCAS. NEGRAS.

8— P 3 A D . 8— A 3 D .
9— C 3 D . 9— P 6 A .
10—P X P. 10—A6_Cf
Y las blancas deben perder.
'Variante quinta.

Repítanse las cuatro primeras jugadas de la variante p r i -


mera.

BLANCAS. NEGRAS.

-5—C 5 C. 5—P 4 TR.


6— A 4 A . G — C R — 3 T.
7— P 4 D . 7—P3AR.
8— A D X P . . 8—PxC.
9— P X P . 9—C 2 A .
S i ese caballo hubiera ido á su casilla, las blancas habrían
dtuado su alfil d<Ha dama en l a quinta del r e y .
1 0 — P G C. l(k-C 3 D.
11— A x O- 11—P XA .
1 2 — A 7 A y. 12—R2R.
1 3 — Enrocan. 13—D 4 T.
14— A 5 D . 1 4 — R á su casilla.
1 5 — D casilla A .
• N o jugaron las negras: A 3 T , porque hubiera avanzado
un paso el peón del caballo del r e y de las blancas.
1 5 — R casilla D .
10—D5Cy. 16—A 2 R.
17—P7Cyganan.

. Variante sexta.

Repítanse las cuatro primeras jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

5—C 5 R , 5—P 4 TR.


G—A 4 A . 6—011—3
7—P4D. 7—PSD.
S — C 3 I). 8—P 6 A .
9—P X P . 9—A 2 R,
Las negras tienen mejor posición.

Variante sétima.

Repítanse las cuatro primeras jugadas.

BLANCAS. NEGRAS.

5— C 5 R . 5„CR—3 A.
6— P 4 D . 6— P 3 D .
,7—0 3 D. 7— C X P R .
'8—A XP. 8—7*2 R .
9—D 2 R. 9 — A 2 C.

Juego igual.

Variante octava.

Repítanse las cuatro primeras jugadas.


n

BLANCAS. NEGRAS.

5— C 5 R , i—D 2 R.
6— P 4 D . 6—P 3 D.
7__C x PC 7~D x P t -
8—D 2 R .
Juego igual.
Variante rio vena.

Repítanse las cuatro primeras jugadas.'

BLANCAS. NEGKAS.

5—C 5 R. 5—P 3 D.
G—0 x PC. G—A 2 R.
7—P 4 D. 7 — A X P -j\
H a y ventaja del lado de las negras.

EJEMPLO D E L GAMBITO D E ALLGAIER.

BLANCAS. W
NEGRAS.

[//. Von JDcr Laza.] [3Ir. St'aunion.]

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— P 4 A R . 2— P x P .
3— C R — 3 A . £—P 4 CR.
4— P 4 T R . 4— P 5 C.
5— C 5 R . 5— C R — 3 A .
G—A 4 A . 6— P 4 D .
7— P X P . 7— A 3 D .
8— P 4 D . 8— C 4 T.
9— C X P C 9 — C 6 C.
1 0 — T casilla 0. 10—D X P .
11— C 2 A . l l _ _ ü 2 R-j-.
12— A 2 R. 1 2 — Enroca.
13__CD—3 A . 1 3 — T casilla R .
1 4 — C casilla T . 14— C X A .
15--C x 0. 1 5 — A D — & C.
Se rinde.

C A P I T U L O XXIX*

Del gambito del peón de la torre del rey.

E l gambito denominado así, es' casi igual a l de Allgnier,


con l a diferencia de que se gana un tiempo en el avance del
peón de l a torre del rey.

NEGRAS. BLANCAS.

1— P 4 R . l — P 4 R.
2— P 4 A R . . 2 - P X P .
3— P 4 T R ,
Se practica este movimiento, antes de mover el caballo
del rey, para que las negras no puedan sostener el peón d e l
alfil del rey, con el de.su caballo.
3—A 2 R.
4— D 4 0 . 4—P4.D.
5— D X P A . 5—PxP.
6— D X P R . 6—CR—3A .
7— D 3 A R . 7-~Enrocan.
8— A 4 A . 8 — A D — 5 C.
' 9—D x PC. 9—D 3 D .
E s mejor el juego negro: s i l a dama contraria Homase l a
torre que amenaza, las blancas ganarían dando jaque con la
dama en la sexta del caballo.

Variante primera.

BLANCAS. NEGRAS,

1— P 4 R , 1— P 4 R .
2— P 4 A R . 2—P X P.
3— P 4 T R . 3— A 2 R .
4_CR_f> A. 4— P 3 D .
o—P 4 D. 5— A D — 5 C.
6— A ' X P . "6—A.X P t -
7— P 3 C 7—A 4 CR.
8—A X A . f _ A x C.
Quedan las blancas con un neón menos

Variante segunda.

BLANCAS NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— P 4 A R , 2— P x P .
3— P 4 T R . 3— P 4 D .
•4-PXP. 4— D x P .
5 — D 2 R f. 5— A 3 R .
(3—CD—3 A . 6— D 2 D .
7— P 3 D . 7— A 3 D .
8— C R — 3 T. 8_CD—3 A.
Las negras tienen una posición mas sólida.
•i *

Con lo expuesto basta para que S9 comprenda, que esta


manera de desarrollar el garabito, carece de belleza, do elo-
gancia y de brio, para el que lleva e l ataque. Se impide es
verdad, el avance del peón del caballo del r e y d e l contra-
rio, pero a l propio tiempo se esteriliza todo género de ini-
ciativa, en favor del que tuvo l a salida.

CAPITULO X X X .

D e l g a m b i t o d e S a l v i o.

Salvio fué un célebre ajedrecista italiano, bastante anti-


guo, que propuso desarrollar el gambito del peón del alfil del
rey, de la siguiente manera:

BLANCAS. NEGRAS.

• 1 - P 4 K . 1-P4R.
2— P 4 A R . 2—P X P.
3— C R — 3 A . 3—P 4 CR. ,
4— A 4 A . 4 — P 5 C.
•5—C5R. G— D5T-J;..'
6 — R casilla A . 6—CR—3 A.
E s t a última jugada de las negras es la que constituyo
verdaderamente el presente gambito. Salvio l a recomendó
sin analizarla, y los profesores creen que se puede realizar
sin desventaja, aunque juzgan mas clara y menos expuesta
á peligros, l a de: C R — 3 T
Vanante primera.

Repítanse las cinco primeras jugadas.

BLANCAS. NEGRAS.

6— R casilla A . 6— C R — 3 T.
7— P 4 D . 7— P 3 D .
8— 0 3 D . 8— P 6 A .
9— P 3 C R . 9— D 6 T t .
1 0 —R 2 A . 1 0 —D 7 C f .
11— R 3 R. 1 1 — C á su casilla.
12— C-4 A . 12— A 3 T.
1 3 — A á su casilla. 13— D X T.
1 4 —A 5 C 7 ? 1 4 —P 3 A D .
15— A x P f - 1£_P X A,
1G—D X D .
L a s blancas están mejor.

Variante segunda.

Repítanso las siete primeras jugadas de l a variante an-


terior.

BLANCAS. NEGRAS.

8— C 3 D . 8 — P 6 C.
9— A D x P- 9 — C 5 C.
1 0 —D 2 D . 10—C x P T t-
1 1 — R casilla C. 1 1 — A 2 C.
1 2 —D 3 R . - 12—D4T.
13— C 2 D .
Juego igual.
Variante tercera.

Repítanse las nueve primeras jugadas de l a variante pri-


mera.

BLANCAS. NEGRAS.

1 0 — R á su casilla. 1 0 — D 7 C.
11— C 2 A . 11—CD—3 A .
1 2 — A a su casilla.
Las negras pierden l a dama.

Variante cuarta.

Repítanse las nueve primeras jugadas r¡% l a variaute p r i -


mera.

BLANCAS. NEGRAS.

1 0 — R á su casilla. 10—D 4 T.
S i l a dama se hubiera quedado en donde estaba, las blan-
cas se habrían apoderado de ella, jugando: C 4 A .
11— C 4 A . 11—D 4 T D f .
12— A 2 D. 1 2 — D 3 C.
13— C 5 D. 13—D X P D :
No se puso l a dama en la tercera de su alfil, en razón ú
que las blancas habrían situado primero el alfil del roy en
la quinta del caballo, para después atacar á l a vez a l roy y
a l a reina, tomando con el caballo el peón del alfil.
14— A 3 D . 14—I) 4 A D .
1 5 —A 3 R . 15—D 4 T f.
16— P 4 C D . 16—D5T.
37
1 7 — A 5 CD f. 17—D X A .
. 18—CxPAf.
L a s negras pierden l a dama.

Variante quinta.

Repítanselas once primeras jugadas de la variante anterior.

BLANCAS. NEGRAS.

12—A 2 D. 1 2 — D 5 T.
1 3 _ C D — 3 T. 13—P 3 A D :
14_C5D. 14—P 4 CD.
1 5 _ P 3 CD. 1 5 — D x C.
1 6 — A 4 C. 1 6 — D 7 C.
1 7 — T D caáfca C. 17—D x PT-
1 8 — T D á su casilla. l £ - D 7 C.
19— A 3 A . 19—D X T.
20—D X D . 2 0 — P X C.
21— A X PD.
Ganan las blancas.

Variante sexta.

Repítanse las doce primeras jugadas de l a variante an-


terior.

BLANCAS. NEGRAS.

13__CD— ST. 13—D2D.


14—C 5 D. 1 4 — A 2 C.
. 15—AXC. 15—A XA .
16—C6 A f .
Ganan las blancas l a dama contraria.
Variante sétima.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— P 4 A R . 2 —P X P .
3— C R — 3 A . 3— P 4 C R .
4—A 4 A : 4 — P 5 C.
5— C 5 R . 5 _ D 5 T-t-
6— R casilla A . 6—CR—3 A .
7— C X P A .
M a l hecho: era mejor haber situado l a clama en l a casilla
del rey.
7— P 4 D .

8— A X P . 8— C X A .
9— C X T. 9— C R — 3 A .
1 0 —P 5 R . 10—C 5 R .
11— D 2 R. 1 1 _ C 6 C t-
1 2 — P X C. 12—D X T f.

Pierden las blancas.

Variante octava.

Repítanse las seis primeras jugadas de l a variante a n -


terior.

BLANCAS. NEGRAS.

7— A x P - f - 7— R casilla D .

L a jugada exacta era: R 2 R .


8— A 3 C. 8— C 4 T .
9— C 7 A - T
9 — R á su casilla.
10—C X T.. 10—C6 q t -
11— P x C . II—DxTf.
12— R 2 R. 12—P 6 A f.
1 3 —P x P - 13—P X P f.
L a s blancas pierden l a dama.

Variante novena.

Repítanse las diez primeras jugadas de l a variante


torior.

NEGRAS.
BLANCAS.

1 1 — R casilla C. 1 1 — A 4 A f.
12— P 4 D . 12—AXP.
1 3 —D x A . 13—C 7 R . T

Las blancas pindén l a dama,

Variante décima.

Repítanse las seis jugadas esenciales d e l gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

7— A x P f . 7 — R casilla D .
8— P 4 D . 8—G X P R .
9 - D 2 R. 9 — C 6 C f.
10—PxC. 10—D X T i .
11—R 2 A :
11—PxPf.
1 2 —R X P . 12—D X A .
13— C 6 A f. 1 3 — C X G.
1 4 —D 8 R, t f •

Variante décimaprimera.

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 R. 1—P 4 R.
m
2— P 4 A R , . 2—PXP..
3— C R — 3 A , 3—P 4 CR. .
4— A 4 A . 4 — P 5 C.
5— C 5 R . 5 — C R — 3 T.
6 _ C X PC. 6—D 5 T f.
7— C R — 2 A . 7—P 4 D.
8— A X P . 8—A 5 CR.
L a s negras tienen buen juego, porque las blancas en l u -
gar de tomar el peón de l a dama, debieron haber situado su
alfil en l a segunda del r e y .

Variante décimascgunda..

Repítanse las siete primeras jugadas .^e l a ^variante an-


terior.

BLANCAS. NEGRAS.

8— P X P . 8--P 6 A .
9 — A 5. C f . 9—P 3A D .
1 0 —P D X P . " 10—D 2 R f.
1 1 — R casilla A . 1 1 — P X P C f-
12— R x P . 12—D4Cf. •
Ganan las negras una pieza.

Variante decimotercera.

Repítanse las cinco primeras jugadas de l a variante u n ,


décima.

BLANCAS. NEGRAS.

6—C X P C . 6 — C X C.
7—D X C. 7—P 4 D.
8—D x P A . 8—PxA.
Las negras pudieron haber jugado: A 3 D, pero entonces
las blancas habrían adelantado el peón del rey.
9— D 5 R f. 9—A 3 R.
10— D X T. 10—D 5 T . T

11— R casilla A . 11—D 5 A f.


12— R casilla C. 12—D X P R .
13— P 3 T R . 13—A4D.
14— D 8 C. 14—P 4 A R .
15— D 3 C . 15—P 5 A .
16— D 3 AR. 16—D 8 R f .
17— D casilla A . 1 7 — A R — 4 A f.
18— R 2 T. e

18—D 6 O f f .

Variante decimocuarta.

Repítanse las jugadas esenciales del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

7—D casilla R¿ 7—D X D f.


8— R X D . 8—CxP.
9— A X P A f. 9—R 2 R.

Variante decimoquinta. .

Repítanse las cinco jugadas primeras del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

6— R casilla A . 6—CR—3 T .
7— P 4 D . 7—P 6 A .
8—P X P. 8—P 3 D,
9 — C 3 P. 9 — P x P.
10— C 2 A . 10— A 6 T t.
11— C X Af- 11— D X C t-
1 2 — 112 A. 1 2 — D 7 C f.
13— R 3 R. 13— C 5 C . T

14_R 4 A. 14— A 3 T . T

15— R 5 A. 15— O 6 R f .
1 6 — A X 0. 16— D 3 C t t -

E J E M P L O D E L GAMBITO D E SALVIO.

BLANCAS. • JIGRAS.

[Mr. Hanstein, de BtrUn."] [V. Der Laza.]

1— P 4 R . 1—p 4 R .
2 —P 4 A R . 2_p x p.
S—CR—3 A. 3— P 4 C R .
'4—A 4 A. 4 — P 5 C.
5— C 5 R . 5 _ D 6 T f-
6 — R casilla A . 6 _ C R — 3 T.
7— P 4 D. 7— P 6 A .
8— P 3 C. 8 — D 6 T f.
9— R 2 A . 9 — D 7 C f.
10— R 3 R. 10—P3AR.
Esa jugada de las negras, ó: P 4 A R , son muy usadas
en esta situación por los ajedrecistas alemanes.
1 1 — C 3 D. 11—C 2 A .
12— C 4 A R . 1 2 — A 3 T.
13— R S D . 13—AxC.
14-— A x A . 14—P 3 A D .
15- - C 3 A . 15—Enroca.
16-- A ' 6 D . 16—P 4 CD.
17-- A X C f . 17—T X A .
18-- P 3 T R . 18—P5CD.
19-— A x P C . 19—A 3 T t.
20-- R 3 R . 20—D X PC.
21- — D casilla C R . 21—D 2 A .
22-— D X P f . 2 2 — T 2 C.
23- — D X P A . 2 3 — T 6 C. .
24-— T D casilla C R . Se rinde.

CAPITULO XXXI.
D e l g a m b i t o de C o c h r a n e .

L a aportura así llamada, es una varianto ó derivación del


gambito de Salvio, inventada y analizada por e l audaz aje-
drecista inglés.Mr. Coohrano. L a forman estas jugadas:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P4R.
2— P 4 A R . 2—P x P.
3— C R — 3 A . 3—P 4 CR.
4— A 4 A . « ' 4—P 5 0.
5— C 5 R . 5—D 5 T f.
6 — R casilla A . 6—P 6 A .
Este sexto movimiento de las negras, es el que sustituyó
M r . Cochrane a l que se ha visto en el gambito do Salvío,
es decir: C R — 3 T ó C R — 3 A .

Variante primera.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

7— P i D ( L a mejor j u - 1—Pjx P | - [ L a mejor.}


gada.]',
8— R x P - 8 — D 6 T y.
9 — R casilla C. 9 — CR^—3 T .
1 0 —D 3 D . 1 0 —D x D .
11—P X D. 1 1 — P 3 D.
12— A X C. 12— A X A .
13__C X P A y ganan.

Variante segunda.

Repítanse las seis jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS;

7— A X P f . 7— R 2 R :
8— P X E . 8— P 3 D . r

9— A X C . 9— P X O.
10—A iA. 1 0 —P X P .
H _ D X P.. 11— A 6 T t.
1 2 — R casilla C. 12— D 8 R | .
1 3 — A á su casilla. 1 3 — T casilla O, y y ga-
nan,
Varianíe tercera.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

7—P 3 CR. 7—D 6 T f.


8—R 2 A . 8—CR—3 A .
9—P 3 D. 9—P 3 D.
*
10—C x P A . 10—P 4 D.
11—C x T. 11—D 7 C f.
12—R 3 R. 12—CD—3 A .
13—C 7 A . 1 3 — R x C.
1 4 — A X P y. 14—C X A.
15—PXC. 15—Á 3 T f.
16—R 4 R. 16-»-P 7 A , y y ganan.

Variante cuati

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRA

7—P 3 CR. 7 — D 6 T y.
8—R 2 A . 8—CR—3 A .
9—R 3 R. 9 — A 3 T f.
10—R 3 D. 10—P 3 D.
11—C X P A . 11—P4D.
12—A X P. 12—C X A .
13—CX A . 1 3 — C 5 C y.
14—R 4 A . 14—D x 0.
15—R x C 15—C 3 T y.
16—R 3 A , 1 6 — D 3 A D f.
1 7 — 113 D . 17—0 5 0 f.
18— R 3 R . 1 8 — C X T A , y ganan.
T

Variante quinta.

Repítanse las jugadas del garabito.

BLANCAS. NEGRAS.

7— P 3 C R . 7—D 6 T ] :
8— R 2 A . 8_CR—3 A.
9— C D — 3 A . 9 _ D 7 0 f.
10— R 3 R . 10—A 3 T f.
11— R 3 D. 11_CD—3 A.
12— C X P A . 12— C D — 5 C f.
13— R 4 D . 13— D 7 A f .
14— R 5 R. 1 4 _ P 3 D f.
1 5 _ R x C. 1 5 — D 5 D , y ganan.

Variante sexta.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

7 _ P x P. 7— C R — 3 A .
8—P 4 D. 8— P 3 D .
9 _ C X PC. 9— D 6 T f .
1 0 — R á su casilla. 10— C X C. ;

1 1 — P x C. 11— A 2 R.
1 2 — T casilla A . 12— A 5 T f.
13— R 2 D. 13— A D X P.
1 4 _ A 2 R. 14— A 4 C f . ' '
1 5 — R á su casilla. 1 5 — D 5 T f.
16— T 2 A . 16— A X Á D .
1 7 —D X A . 17—A X A .
1 8 —R X A . 1 8 — D X P R f.
1 9 —D 3 R . 19—D X D f.
2 0 —R X D .

L a posición es igual, pero tienen las negras un peón mas.

Vcriante sétima.
Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

7__P x P . 7— C R — 3 A .
8 _ A X P !• 8— R 2 R .
9—A 4 A . 9— P 3 D .
1 0 —C 3 D . 1 0 —P X P .
11— C 2 A . 11— A 6 T f
12— C X A . 1 2 — D X C -,.
1 3 — R a su casilla. 1 3 — C X P R y ganan.

Variante octava.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

7— P X P . 7— C R — 3 A .
8— C X P C . 8— C X C.
9— P X C. 9 _ D 6 T f.
1 0 —R á su casilla. 10— P 4 D .
11— A 2 R. 11—D 5 T t-
1 2 — R casilla A . 12— P 4 T R .
Las negras tienen muy fuerte ataque.
Variante novena.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

7—P X P . 7 _ C R _ 3 A.
S—D 2 R . 8— P 3 D .
9—C X P A . 9— P P.X

1 0 —D 2 A . 10 A G T ¡.
1 1 — R á su casilla. 11 -D X P R f .
1 2 — R casilla D .
N o jugáronlas blancas: D 3 R , porque las negras liabrian
dado jaque moviendo el poon quo está ou l a sexta del alfil.
1 2 — D ' x A y ganan.

Variante décima,

Repítanse' las jugadas del gambito,

BLANCAS. NEGRAS,
i

7— P X P . 7— C R — 3 A .
8— P 3 T R . 8— P XPT.
9 — D casilla R . 9— D 4 C.
1 0 — C 4 0. 10—C X-C.
1 1 — P X C. H _ D x PC.
12— D 2 R . 12— P 4 T R .
13— G D — 3 A . 1 3 — T casilla C .
1 4 — R á su casilla. 14— A 2 R .
15— C 5 D . 15_D 5Tf.
1 6 — R casilla D . 16- - P 3 A D .
17— C 7 A f . ' 17- - R casilla D .
1 8 — C X T. 18—P 4 D.
1 9 — D casilla R . 19—P X A .
Las negras ganan.

EJEMPLO D E L GAMBITO D E COCHRANE.

BLANCAS- NEGRAS.

[ TAI Bourdomáis.~\ [Mr. Cochrane.~\

1— P 4 R . 1— P 4 R .
2— P 4 A R . 2— P X P .
3— C R — £ A . 3 —P 4 C R .
4— A 4 A . f — P 5 C.
5— C 5 R . 5 —D 5 T i - .
G — R casilla A . 6—P 6 A .
7—P 3 CR. 7— D 6 T f .
8~-R 2 A . 8 —D 7 C f .
9—R 3 R. 9 — A 3 T \.
10— R 3 D . 10— P 4 D .
11— A X P. 1 1 — C D — 3 T.
12— P 3 A . 12— P 3 A D :
13— A x P A f . 13— R 2 R .
1 4 — A 3 C. 14— C 4 A f.
15— R 2 A . 1 5 _ C X P.
1 6 — D casilla A . 16— A D — 4 A .
1 7 _ D X D. 1 7 — O 7 A , t á l a descu-
bierta.
18— P 3 D. •18—P X D .
1 9 — T casilla C. 1 9 — T casilla D .
2 0 —A x A . 20— C X A .
21— T X P. 21— 0 X PD
2 2 — 0 X C. 2 2 —A X C 1",
2 3 — R casilla A . 2 3 — T R casilla A .
24=—C 2 D . 24— C 4 A .
2 5 — A casilla D . 25— C 6 R.
2 6 — T R casilla 0. 2 6 —A 8 A .
2 7 —P 3 C. 27— T 7 A .
28— T X A . 28— C X T.
2 9 — C X C.» 29— T X A f .
3 0 — R X T. 3 0 —T X C t
Se rinde.

Él juicio que nosotros nos hemos forango do esto gam-


bito es, que si el c o n t r a j o no juega cou toda exactitud, dobo
perder, por ser el ataque de M r . Cochrane sumamente enér-
gico; pero que si se procede como se aconseja en la varianto
primera, el que lleva l a salida tiene todas las probabilidades
de ganar, haciendo ineficaz el avance del pcon del alfil á su
sexta casilla, <5 lo que es lo mismo, destruyendo completa-
mente la potencia del ataque, y dejando al rey enemigo en
muy crítica situación.
E n el ejemplo anterior hemos visto á M r . Cochrane, do-
minar brillantemente al célebre L a Bourdonnais, solo poi-
que este al practicar su sétimo movimiento, jugó: P 3 C R ,
en vez de hacer lo que aconseja el profesor M r . Staunton,
es decir: P 4 D .
CAPITULO XXXII.

Del gambito do Effnzio.

Salvio fué el primero quo propuso el gartfbito de que v a -


mos á tratar en el prcsonte capítulo; gambito que lleva sin
embargo el nombre de M u z i o , porque esto ajedrecista se de-
dicó á analizarlo mas larde concienzudamente, demostrando
toda su potencia.
Las jugadas fi^idaincntales de l a apertura, son:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R .
2—P4AR. 2—PXP.
3— C R — 3 A . 3—P 4 CR.
4— A A 4 A : 4 — P 5 C.
Así se inauguran también los gambitos de Salvlo y C o :

ehrane, pero en ellos el caballo se conduce en seguida á l a


quinta casilla del roy; mientras que en el de M u z i o se deja
perder el caballo, para ganar en cambio tiempos para el ata-
que y una formidable posición.
H a s t a hace- poco so creía que el que daba el gambito, es
decir, el que sacrificaba el caballo, debia perder; mas un es-
tudio m u y detenido, hecho posteriormente por el profesor
alemán V o u D e r L a z a , ha comprobado que el que aprehen-
de dicha pieza, ó sea el que recibe el gambito, debo ganar,
si ejecuta les movimientos exactos de l a defensa.
Variante primera.

Repítanse las cuatro jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

.5—Enrocan. 5 — P X C.
P [ L a mejor j u - . 6 — D 3 A . [ L a mejor.]
' gada.]
7—P 5 R. 7—D X P .
- 8—P 3 D. 8—A 3 T.
9— A 2 D . 9—C 2 R .
10— CD—3 A . 10—CD—3 A .
1 1 — T D casilla R . 1 1 — D 4 A D f.
1 2 — R casilla T. 12—C5D.
13— T X C T . 13—I?XT.
:
S i hubieran tomado las negras esa torre con su dama, las
blancas habrían adquirido una posición m u y vigorosa, j u -
gando: D 5 T .
14— C 5 D f. 1 4 — R casilla D .
15—D 5 T . 1 5 — D casilla A .
1 6 —A X P . 16—A x A .
1 7 —T X A . 17—C 3 R .
1 8 —D 4 T f . 1 8 — R casilla R .
19—C 6 A f. 1 9 — R casilla D .
L a s blancas, cuando menos, tienen jaque perpetuo.

Variante segunda.

Repítanse las 9 primeras jugadas de l a variante anterior.

•BLANCAS. NEGRAS.

10— CD—3 A 10—P 3A D .


39
11— T D casilla R. . 12—D 4 A D f.
12— R casilla T. 12—P 4 D .
13— D 5 T . 13—D 3 D .
14— A X P D . • 14—PXA.
No se puso la reina negra en la tercera del caballo del rey,
á consecuencia de que entonces las blancas habrían tomado
el caballo con la torre, para dar en seguida jaque con su da-
ma, en la quinta del rey.
15— C x P . 15—CD—3 A . '
16— A 3 A .
También habría sido bueno haber tomado el caballo del
rey, con la torre, a fin de situar después el alfil, en la cuar-
ta del caballo.
16—D 3 C.
Como las negras tienen ganadas do"? piezas, nada les im-
porta perder una torre, con tal de conseguir hacer cambio de
reinas, quitando al enemigo el primero de sus elementof
de ataque.

17— T X C f . 17—CxT.
18— D 5 R y ganan.

Variante tercera.

Repítanse las siete primeras jugadas de la variante pri-


mera.

BLANCAS. NEO RAS.

8—P 3 CD.

Esta ingeniosa jugada fué propuesta por Mac Donnell, p»«


ro es menos fuerte que: P 3 D .

8—D x T ,
9—CD—3 A . 9— A 4 A f .
10— R casilla T. 10— C 2 R.
11—P4 D . 11— A X P.
12— A R X P f. 12— R casilla D.
18—A 2 D . 13— D X T t-
14— D X D . 1 4 _ T casilla A .
15— D X P. 15— A X 0..
16— A X A . 16— P 3 D .
Las negras tienen la ventaja.

Variante cuarta.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

5 — Enrocan. 5—P X C.
6—D X P. 6—A 3 T.
7— P 4 D . 7— C D — 3 A .
8—C D — 3 A . 8— C X P.
9— D 5 T. 9— C 3 R.
10— A D X P. 10_A XA.
11— T X A . 11—D 2 R.
Se ve claramente que las negras no pudieron tomar la
torre con el caballo, porque la dama blanca habría dado ma-
te al rey, aprehendiendo el peón del alfil.
12— A X C. 12—PD X A .
13— T D casilla A R , y ga-
nan.
Variante quinta.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS.

5—Enrocan. 5_P x C.
6_D X P. 6 — p 3.D.
7 —P 4 D. 7 — A R — 3 T.
8— A D X P . 8— A x A .
0—D x A . 9— D 2 R .
1 0 —A X P f . 1 0 — R casilla D .
11— P 5 R .
Las blancas rpedan con buen juego.

Variante sexta,

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS;

5—Enrocan. 5— P x C .
G—D X P . 6— D 2 R .
7— P 4 D. 7— C D — 3 A .
8— D X P . 8— C X P D .
9— A x P - f . 9 — R casilla D
10— C D — 3 A . 10—C 3 T E .
11— A 3 R. 11_C 3 R.
12— A X C. 12— D X A .
13— C 5 D. 13— P 3 D .
1 4 _ D 4 T f.

Las negras pierden.


Variante sétima.

(Ataque denominado de GhuÍañi"KJa8siui.J :

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. LEGRAS.

5—P 4 D.
A nosotros nos parece que h a y mayor brio en e l ataquo,
enrocando, como se ha visto antes, que haciendo esto.
5 — P x C.
6 — D P ix 6—P4D.
7— A X PD. 7—P 3 A B >
S—A 3 0. a
8—T^XP.
9— A D X P . 9—GR—3 A
10— C 2 B . 10—AD—5O
1 1 — D 3 0. 11—C X P.
12— C X O. 12—D X C f.
1 3 — D 3 C.
Las blancas deben''perder.

Variante octava.

Repítanse ¡las ..siete primeras jugadas ,do l a variante an-


terior.

BLANCAS. NEGRAS.

8— A R X P f. 8—R X A .
9— A X P . 9—CR—3A .
1 0 —P 3 A . 1 0 — A D — 5 C.
E s preferible el juego negro.
3X0

VañanU nc-ven*.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

6—P 4 D . 6—P X C.
6—D X P. 6—P 3 D.
7 — Enrocan. 7—D 3 A.
8— C D — 3 T. 8—D x P t-
9— R casilla T. 9—A 3 T .
10— A D X P. 10—D 3 A .
11— D 3 R. 11—D 3 C.
12— P 6 R. 12—A X A .
13— T X A . 13—A 3 R.
14— P X P *
Las blancas deben ganar.

Variante décima.

(Aiaquo llamado do Mo. Donnell.)

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

5— C D - 3 A . 5-PxC.
6—D X P . 6—P4D.
Este sacrificio de las negras es recomendado por L a Bour*
donnais.
7 —A X PD. 7—P 3 AD.
8—A 3 C. 8—A 3 R :
9— A X A . 9—P X A .
10— D 5 T f. 10—R 2 D .
11—P4D. 11—D 3 A .
12— P 5 R . 12—D4A.
13— D . 3 A . 13—A5C.
Las negras deben ganar.

Variante décimaprimera,

(Ataque conocido con el nombre do Muzio-Lolli.)

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

6—A X P t • 6—R X A .
6— C 5 R f. 6—R £su casilla.
7— D X P. 7—CR— 3 A .
Ganan las negras.

Variante décimategunda.

(Muzio-LolH.)

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

5 — A X P f. 5—R X A .
6— C 5 R f. 6—R 3 A .
7— D X P . 7—R x C.
8— D 5 A y. 8—R 3 D .
9— P 4 D . 9 — A 2 C.
10— A x P f . 10—R2R.
11—A 5 C t- 11—A 3 A .
12— P 5 R. 12—A X A .
13—D x A f c 1 3 — R á su casilla.
14—D5Tf. 14—R2R.
15—Enrocan. 1 5 — D casilla R .
16—D 5 C f . 16—R3R.
1 7 — T 6 A f."' 17—0 x T.
18—D X C f. 18—R4D.
19—0 3 A f . 19—R X P D .
2 0 — D 4 A f- 20—R 4 A .
2 1 — P . 4 CD-¡\ 21—R 3 A .
2 2 — D 4 A D |. 2 2 — R 3 C.
23—D 5 0 t t -

-Variante decimotercera,

'Muíio-Lolli.)

BLANCAS. - NEGRAS.

1— P . 4 R . 1—P 4 R .
2— P 4 A R . . 2—P X P.
3— C R — 3 A . 3—P 4 CR,
4— A 4 A . 4—P 3 AR.
5— C X P . 5 — P X C.
6— D 5 T f , y ganan.

Variante décimacuaria.

(Muzio-Morphy.)

E n ninguna obra de [ajedrez hemos hallado la- siguiente


manera de proseguir el gambito de M u z i o , que tomamos de
una partida jugada por P . M o r p h y , y á cuya apertura por lo
mismo nos hemos permitido darle el nombre del gran aje-
drecista americano
sis
Repítause las cuatro jugadas del gambito.- 1

BLANCAS. NEG.RAS.

5—Enrocan. 5 — P -X C
6— D P .
x
6- D 3 A.
7 _ p 5 R. 7_D x P.
8—A X P f . S—R X A .
9—P 4 D . 9—D X P f .
10—A 3 R. 10—D 3 A .
11—D 5 T . T
11—D 3 CR.
12—T X P f. 12—CR— 3 A .
13—T X C f. 1 3 _ R X T.
1 4 — A 4 D f. 14—R 2 R.
1 5 — D 4 T f- 1 5 — R á su casilla
1 6 — A X T.
L a s blancas disponed de un ataque bastanto enérgico.

Variante décimaquinta.

(Muzio-Palafox.)

Uno de los mejores ajedrecistas mexicanos, nuestro ca-


balleroso é inteligonte amigo D . F . Palafox; ha ideado una
manera nueva de hacer l a defensa d e l gambito de M u z i o ,
que vamos á reproducir en seguida, recomendándola al aná-
lisis de los maestros. E s esta:

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

5—Enrocan. 5— P X 0.
6 _ D XP. 6— C R — 3 T .
7— P 4 D . 7—P i D .
8— P X P .
E n caso de tomar las blancas el peón do l a dama, con su
alfil, Ia3 negras jugarían: P 3 A D , para aprehender después
con jaque, el peón de la reina.
8—A 3 D.
'J—A x P . 9—A x A .
10— D x A . 10—D3D.
1 1 — T casilla R f . 1 9 — R casilla A .
Queda neutralizado el ataque.

Variante décimascxta.

Repítanse lasjugadas del gambito.

«LANGAS. NEGRAS.

5— P 4 D . 5 — P X C.
6— Eurocnn. 6—P XP.
7— A x P f - 7—RxA.
8— T X P |. 8—CR—3 A .
9— P 5 R . 9 — R casilla C.
10— P X C : 10—P4D.
1 1 — D 5 T. 11—CD—3 A .
12— T 2 A .
Piorden las negras.
E J E M P L O D E L G A M B I T O D E MÜZTO.

BLANCAS. NKCJUAS.

[Andersscn.] [ I . Da- Laza.']


A

.! — P 4 R . 1—P 4 R ,
2—P 4 AR. 2—P X P.
3—OR—3 A . 3—P 4 CR.
4 — A 4. A . 4 — P 5 C.
5—Enrocn. 5 _ p x C.
6—D X P . 6—D 3 A .
7—P 5 R. 7—D x P .
8—P 3 D. S—A 3T.
9—A 2 D. 9--C2R.
10—C 3 A . 10—P 3 A D .
1 1 — T D casilla R , 11—D4 A D
1 2 — R casilla T . 12—P 4 D.
13—D 5 T. 13—D 3 D .
14—A x PD. 14—PX A.
15—C X P . 15—CD—3 A.
16—TX C . T 16—C x T.
1 7 — T casilla R . 17—Enroca.
18—C X 0 . T 18—11 casilla '1
i9—O:-D. 1 9 — D 3 C.
20—D 4 T. 20—A 3R.
2 1 — A 3 A f. 2 1 — A 2 C.
So rinde.
E n esta partida, en la cual las negras han quedado con
una torre de mas, se ha podido ver la manera con quo debe
ganarse el gambito de M u z i o , por el que toma el caballo,
aunque el que ataque proceda con l a precisión con que h a
conducido su juego el eminente Anderssen. Los aficionados
deben re-tener bien en l a memoria los movimientos ejecu-
tados por V o n D o r L a z a , y de esc modo tendrán la segu-
ridad de ganar en casos semejantes.
ICling y H a r r w i t z han publicado unas lecciones muy esti-
mables acerca de esto gambito, intituladas: «Chess Studies.»
Ileydebrnad V o n Der L a z a ha dado a l público también una
preciosa monografía acerca del asunto, y todos ellos han creí-
do hallar jugadas m u y eficaces para contrarestar l a apertu-
ra de qno acabamos de ocuparnos.

CAPITULO XXXIII.

De los gambitos rehusados y del gambito


del alfil del rey.

Como se ha podido ver c u l o s capítulos precedentes, nos-


otros solo nos hemos' ocupado de demostrar l a manera de
aceptar los gambitos y d o sostenerlos, hacienii Tja\,straccion
l

de los gambitos ? ehasados, es decir, de aquellos que no se


,

admiten, ó que admitidos no se siguen desarrollando para


conservar siempre l a ventaja alcanzada por medio de ellos;
tanto porque este libro ha tomado mayores proporciones do
las que nos. propusimos al escribirlo, cómo porque lo difícil
es saber defenderlos, desde el momento en que son aceptados.
Los gambitos se deben admitir siempre, porque en caso
contrario el que los propone gana tiempos para el desarrollo
de sus piezas; y ademas, porque jugándose cou precisión, e l
que recibe el partido del gambito, tiene cuando menos l a
probabilidad de hacer tablas el combale. Tero prescindien-
do de esta consideración, basta el conocimiento quo ha podido
adquirirse en las aperturas y a explicadas, para que el afi-
cionado comprenda que, si no quiere seguir la marcha regu-
lar de los gambitos, puede ceñirse á las reglas generales do
cualesquiera de dichas aperturas, desentendiéndose del pcon
ó de l a pieza quo e l contrario le ofrezca cou el íin de desar-
rollar alguno de los gambitos mas conocidos ó comimos.
flecha esta advertencia, véase á continuación cómo so dis-
ponen las piezas para plantear el gambito llamado del alfil
del rey.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 R ,
2— P 4 A R , 2—P X P.
Si las negras cu vez de tomar esc pcon hubioran hecho
cualquiera otra cosa, por ejemplo: A 4 A , el gambito habría
s
ido rehusado.
3—A 4 A . 3—D 5 T y.
4— R casilla A . 4—P 4 CR.

Variante primera.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEORAS.

5_CR—3 A. - 5—D 4 T.
N o se situó l a dama en la quinta del caballo, porque las
blancas habrían jugado A X P y , cou el propósito de atacar
en seguida al r&y y á la reina, con el caballo, en la quinta del
rey, después que este se hubiese apoderado del alfil.
G - - P 4 D. 6—P 3 D.
7— P 3 A D . 7 — A D — 5 C.
8— II 2 A . 8—CR—3 A .
9— D 2 R . 9—CD—2 D.
10— P 4 T R . 10-AxC.
1 1 —D X A . 11—D X D f.
12— R X D . 12—P5C - T

1 3 —R X P A . 13—A 3 T f.
1 4 — R 3 C. 1 4 — C X P •[.
1 5 — R 2 T. 1 5 — P 6 C f.
Las blancas pierden.

Variante segunda

Repítanse las jugadas dol gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

5— C D — 3 A . .
Jaenisch dico quo es mejor mover este caballo que el del
voy, en l a situación do que se trata, porque así se recupera
el peón del gambito.
5—P3 AD.
6— D 3 A . 6—P 3 D.
7— p 3 C R . 7—D 5 C.
S - - P 3 D. 8—D X D f.
9__C X D . 9 — A R — 3 T.
10—O 2 11.
Las blancas tienen buen juego.
Variante tercera.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

5— C R — 3 A . 5 — D 5 C.
6— A x P t - 6
— R 2
-R

7— P 3 T R . 7 — D 6 C.
8— C D — 3 A . 8^-R X A .
9— C 2 R .
Las negras pierden l a dama.

EJEMPLO D E L GAMBITO DEL ALFIL D E L REY.

BLANCAS. NEGRAS.

[Mr. Harrwitz.] [Herr Anderscen.']

1— P 4 R . 1—P 4 R.
2—P 4 A R . . 2— P X P .
3— A 4 A . 3— JD 5 T |.
4 — R casilla A . 4— A 4 A .
5— P 4 D . 5— A 3 C.
6— C R — 3 A . 6— D 2 R .
7— C D — 3 A . 7— C R — 3 A .
8— P 5 R . 8— C 4 T .
9— 0 5 D. 9—-D á su casilla.
10— P 4 CR. 1 0 — P X P al paso.
1 1 — A D — 5 0. 11— P 3 A R .
12— P X P . 12— P X P .
13— C 5 R. 1 3 — Enroca.
1 4 — D X C. Í4—P X A f ,
15— C 6 A f. 1 5 — R . 2 C.
1 6 —D X P T f . 1 6 — R X C.
17— G 4 O t t -

CAPITULO X X X I V .

D e l gambito de l a d a m a , de A l e p ó de A l e p p o .

S taruma afirmaba quo esta era l a mas ventajosa de las


aperturas, poro aunque los autores modernos están distantes
de creer lo mismo, sí convienen en quo sus movimientos tie-
nen que practicarse con mucha firmeza y exactitud, para no
sufrir una pérdida irremediable.
Esto gambito no es ni muy usado, n i muy elegante, n i muy
ejecutivo; véanse sin embargo las jugadas que lo caracterizan:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 D . 1—P4D.
2 —P 4 A D . 2—P X P.
Variante primera.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

3 _ p 3 R [ L a mejor.] 3 — P 4 R . [ L a mejor.]
4— A X P . 4 _ P x P.
5— P X P . 5—CR—3 A.
6— C D — 3 A . G—A 3 D.
7— C R — 3 A . 7— C D — 3 A .
8— Enrocan. 8— Enrocan.

Juego igual.

Variante segunda.

Repítanse lasjugfdas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

3— P 3 R . 3— P 4 C D .
4— P 4 T D . 4— P 3 A D .
5 _ p x P. 5— P P-'.
x

6—P 3 CD. 6— A 3 T .
7_P x P. 7 _ P x P.
8— T x A . 8 _ C X T.
9— D 4 T . T
9--D 2 D.
1 0 — D X C y ganan.

Variante tercera.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

3-P3R. 3-P4CD.
4— P 4 T D . 4—P 3A D .
5— P X P . 5—P X P.
6— D 3 A l t y ganan.

Variante cuarta.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS,

3— P 3 R . 3—P4CD.
4— P 4 T D . 4—A2D.
5 _ p x P. 5—A X P.
G—P 3 CD. G—D 4 D .
7_p x P. 7—A X P.
8 — D 4 T -j-^r ganan una
pieza.

Variante quinta.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

3— P 3 R. 3—P4CD.
4— P 4 T D . " 4—PXP.
5— A x P . 5—A2D.
6^-D 3 A R .
Las blancas dan mate ó toman una torre.

Variante sexta.

Repítanse las jugadas del gambito.

BLANCAS. NEGRAS.

3—P 4 R . 3--P4R.
4— P 5 D . 4—P 4 AR.
5— A X P . 5—CR—3 A .
6— C R — 3 A . 6—A3D.
7__p x P. 7 — A X P &c.

Variante sétima,

Repítanse las jugadas del gambito

BLANCAS. NEGRAS.

3— C D — 3 A . 3— C R — 3 A .
4— P 3 R : 4— P 4 R .
5— A X P . 5— P X P .
6— P x P. 6— A 3 D &o.

Variante octava.

(Defensa de Soliwartz.)

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 D . 1— P 4 D .
2— P 4 A D . 2— P X P.
3— P 4 R . 3— P 4 A R .
4— P 5 R . 4— A 3R.
5 — C D — 3 T. 5— C D — 3 A
6—A 3 R. 6 — C D — 4 T.
7— D 4 T f . 7— P 3 A D .
8— A 2 D . S—D X P.
9—D X C 9—D x re.
10—A 3 A . 10—D 3 C.

L a s blancas ganan i
CAPITUliO X X X V .

DE LAS APERTURAS IRREGULARES.

V I A N O r i E T T O VEI, I t E Y . — I D E M B E L A D A M A . — A D I Ü T U n A S F R A N C E S A , TTOr.AN'DKSA,

V I E N E S A T S I C I L I A N A . — O A M T 1 I T O DT.t. A L A . — I . A S C A n l U T A S .

Ademas de las%pcrturas que nacen de la salida del peón


del r e y á su cuarta casilla, que son ldf regulares, se pueden
hacer tantas cuantas se les ocurran á los jugadores; pero de
las irregulares, las mas usadas son las siguientes, que vamo3
solo á indicar por no prestarse á numerosas n i complicadas
investigaciones.

SISTEMA PRIMERO.

Fianchettos del rey y de la reina,

Fianchctlo es una voz italiana, que significa ataque ó de-


fonsa do lado, do costado ó de flanco.

Fianehcllo del rey en el ataque.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 A R . 1—P 4 D :
2— C R — 3 A . 2 — A 5 C.
3— C 5 R . 3—A 4 A .
4 - P4CR. 4—P 3R .
S i las blancas tomasen ahora el alfil, recibirían mate.

5 — P 5 C. 5—P 3 A R .
6__CR—3 A . 6 _ p x P.
7—C X P . 7—A 2R.
S—p 3 D. S—P 3 TR.
9_CR—3 A. 9 — A 5 T t.
E s mejor el juego negro.

Fiannhcito del rey en la defensa.

BLANCAS. NEiHIAS.

1— P 4 R . l _ p 3 CR.
2— P 4 D . 2— A * C .
3— C R — 3 A . 3 — P 3 D.
4_A 4AD. 4 — A 5 C.
5 _ A X P A t- 5— R X A .
6_C5C . T
G — R ú su casilla.
7—D x A . 7—A X P .
8- -C x P T . S _ T X C.
9- - D X P C y y ganan.

Fianchetto de la dama en el ataque.

oLANOAS. NEGRAS,

1- ~P 4 A D . 1— P 4 R .
2- - C D — o°- A . 2— P 4 A R .
3- - P 4 D . 3— P 5 R .
4- - P 5 D , 4— P 3 A D .
5- - P 6 D . 5—D 3 A .
6—P 5 A . 6 _ P 3 CD.
7—P x P . 7—PT x P.
8—C 4 T D . 8—A x P.
9—0 x P- 9 — A 5 C f.
10—A 2 D. 10—D X P C .
11—C X T. 1 1 — A X A -¡-.
12—D X A. 1 2 — D X T y.
1 3 — D á su casilla. 13—D X P .
jas negras tienen juego mas ventajoso.

Fianchcito do la dama en la defensa.

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 R . 1—P 3 CD.


2—P 4 D. 2 — A 2 C. .
3—A 3 D * 3—P 4 A R .
4—P X p. Í - A X P.
5—D 5 T f . 5—P 3CR.
6—P X P. 6 — A R — 2 C.
7 - P x p;t. 7 — R casilla A .
8 — P x C y pido D . .S—R X D.
9—D 4 CR. 9 — A X T.
10—P4TR. 10—P 3 R.
1 1 — P 5 T. 1 1 — R oasilla A .
12—P 3 A R .
Las blancas deben ganar.

SISTEMA SEGUNDO.

(Defansa frauoeaa.)

BLANCAS. NJEGBAS.

1—P 4 R. 1—P 8 R.
2 — ? 4 r>. 2~P8 ADÓP4D.&C.

SISTEMA TERCERO.

( A p e r t u r a holandesa.)

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 A R . 1—P 4 R.
2^-p X P . . 2 — D 5 T f.
3— P 3 C R . 3--D 5 R.
4— C R — 3 A . 4—CD—3 A .
5— C D — 3 A . 5—D 4 A R .
6— P 4 R . 6—D3R.
7— P 4 D . 7—D 2 R.
Las blancas tienen la supremacía.

SISTEMA CUARTO.

( A p e r t u r a siciliana.)

BLANCAS. NEGRAS.

1—P 4 R. 1—P 4 A D .
E s t a respuesta de las negras es lo que constituye la de-
fensa ó apertura siciliana; l a mejor que, en concepto do J a o -
nisch y o t r o s ^ f o r e s , se puede hacer á la salida del peón
del rey contrario, cuando avanza hasta su cuarta casilla.

Variante primera.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 A D .
2— P 4 D. 2— P X P .
3—D x P . 3— C D — 3 A .
4 — D á su casilla. 4— CPC—3 A .
6—CD—3 A . 5— P 3 R .
6 — A D — 5 C. G—A 2 R.
Partida igual.

Variante segunda.

BLANCAS.
NEGRAS.

1— P 4 R . 1— P 4 A D .
2— C R — 3 A . 2— P 3 R .
3—P 4 D . 3 —P 4 D .
4—P X I g ) . 4— P R X P .
5—P 4 A D . P XPD.
6 _ P x P. 6—D X P .
7—D X P .
P a r t i d a igual.

Variante tercera.

BLANCAS. NEGRAS.

1 —P 4 R . i—piSb.
2— P 4 A R . •2—CD—3 A .
3— C R — 3 A 3 —P 3 R .
4 —A 2 R . 4— P 4 D .
5— P 3 D . 5— P X P .
6—P X P. 6—D X D f.
7—A X D .
P a r t i d a igual.
Variante cuarta.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 AD.
2— P 4 A D . 2—P 3 R.
3_CR—3 A. 3—CD—3 A.
4— C D — 3 A . 4—P 3 CR.
5— P 3 D . 5 — A 2 C.
6— A 2 R . G—CR—2R.
T
as negras tienen buen juego.

Variante quinta,

(Gameto del ala.—W¡og Gambit.)

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—P 4 A D .
2— P 4 C D . 2—P X P.
3— P 4 D . 3—P 4D,
4— P 5 R . 4—AD—4 A.
5— P 3 T D . 5—P x P.
6— A X P . ' G-CD—3 A.
Las negras.tienen uu peón mas y buen juego.

SISTEMA QUINTO.

(Las capillitas.— Les petates cliapellus).

A una variante del Fianchetto de l a dama, han dado los


•franceses el nombre de: Les peiites chapclks, por la forma de
pequeñas capillas que figura ó imita en el tablero. 116 aquí
cómo se plantea:
BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . I—P3R.
2— P 4 D . 2—P3CD.
3— A 3 D . 3 — A 2-C.,
4— C R — 3 T. 4—P 3 CR.
0— Enrocan. 5—A 2 CR.
Esta apertura es pues, un doble Fianchello, nada sólido ó
conveniente á nuestro humilde modo de ver.

SISTEMA SEXTO.

(Apertura vienes»).

E n algunas publicaciones inglesas y alemanas de Marzo


do 1S75 (que leñemos, á la vista), heftos hallado la siguien-
te apertura, quo por haber sido adoptada últimamente por
los ajedrecistas mas notables de Y i c n a , en sus recientes com-
bates, ha recibido el nombre do salida vicnesa.
E s esta:

BLANCAS. NEGRAS.

1— P i R . 1—P 4 R.
2— C D — 3 A . 2—CD—3 A.
3 —A 4 A . 3 — A 4 A-.
4— P 3 D . 4—P 3 D.
Como so ve nada de particular-tiene l a presente apertu-
ra, encaminada solo á hacer un dilatado juego do defensa.
CAPITULO X X X V I .

D E L O S P A R T I D O S CQET V E N T A J A .

E l modo quo h a y para equilibrar de alguna manera las


fuerzas de dos ajedrecistas, de conocimientos diferentes, es
que el que sabe mas dé alguna ventaja al que sabe menos,
como quitarse de su juego, por ejemplo,, antes de comenzar
la partida, l a dama, una torre, uu cabano, &c. Esto género
de ventajas no requere aperturas especiales, y además en el
curso de este libro se han podido ver diversas partidas en
las que alguno de los jugadores ha dado á su contrario el
partido de batirse sin una torro, sin un caballo 6 sin l a reina.
Nos ocuparemos en consecuencia, únicamente do estas dos
especies de "Ventajas: — d a r salida y peón; 2'^, dar peón
y dos salidas.

SISTEMA PRIMERO.

(Pcon y Balido,.)

E l peón que se suprime en estos casos, es el del alfil del


rey, porque la ausencia de dicho peón es l a que deja en po-
sición mas crítica al que da la ventaja, supuesto que asi que-
da flanqueado su rey y con graves dificultades para poder
enrocar.
Variante primera.

( E n estas y en las demás variantes, quítese del tablero


el peón del alül del rey de las negras).

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R . 1—CD—3 A.
2— P 4 D. 2 — P 4 R.

M a l hecho por las negras. E r a mejor: P 3 R ó P 4 D .

3— P 5 D .
3 - C D - 2 R.
4 — A D — 5 C. 4— C R — 3 A .
P 3 D hubiera sido preferible.
5 —A X C *
5-PXA,& . c

Vmanió segunda.

BLANCAS.
NEGRAS.
1— p 4 R .
1—P 3 R.
2— P 4 D .
2—P 3 AD.
3— P 4 A D .
3— P S D .
4— C D — 3 A .
4 _ p 3 C R , &c.

Variante tercera.

BUNGAS.
NEGRAS.
I r - P 4 R. •
1—P 3 D :
2-P4D:
2— C R — 3 A .
S — A 3 D.
3— P 4 R .
4 — P 5 D.
4 — P 3 A D , &c.
Variante cuarta.

BLANCAS. . NEGRAS.

1— P 4 R . 1 - J - C R — 3 T.

E s t a defensa era l a que acostumbraba u sar F i l i d o r , y quo


W a l k e r no cree mala. L a Bourdonnais la j u z g a ddbü y de-
fioiente.
2— A 4 A . 2— P 3 R ,
3— C D — 3 A . 3— C 2 A .
4— P 4 A R . 4— P 3 A D , &c.

Variante quinta.

BLANCAS, NEOUAS.

1—P4D. 1__P 3 R .
2 _ P 4 AD. 2 — P 4 D.
3„CD—3 A. S—CR—3 A.
4—P 3 R. 4 — P 3 A D , &.

Variante sexta.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P'4 R . 1—CD—3 A .
2— P 4 D. 2 — P 4 D.
3— D 5 T f. 3—P 3 CR.
4— D X P D . 4—DxD.
5— P x D . 5--C x P.
6— A 3 R . 6—0 4 A .
is negras no tienen mal juego.
SISTEMA SEGUNDO.

(Peón y do.s salidas )

(En esta y en Jas ciernas vanantes, quítese del tablero el


peón del alfil del rey de las negras.)

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R ,
2— P 4 D . 2—CD—3 A.
Debo advertirse aquí que, cuando so da este partido, en
las dos primeras jugadas no puede pasarse ron ninguna pie-
za, de la cuarta casilla.
3— P 5 D . *Z—C 4 R .
4— P 4 A R . 4 — C 2 A , &c.

Variante segunda.

BLANCAS. NEGRAS.-

1— P 4 R .
2— P 4 D. 2—P 3 R.
3— A 3 D . 3—P4D.
4— P 5 R . 4—P3CD,&o.

Variaate tercera.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R .
2— P 4 D . 2—P 3 D.
3 —A 3 D , 3— C 2 D .
4— P 4 A R . 4 — P 3 C R , <fcc.

Variante cuarta.

BLANCAS. NEGRAS.

1— P 4 R ;
2— P 4 D. 2 _ P 3 CD.
3 — A 3 D. 3 — A 2 C.
4— p 5 R . 4 _ P 3 C R . &c.

CAPITULO XXXVII.

B E L A S REFORMAS A L JUEGO D E AJEDREZ.

Damos punto aquí por lo que respecta á las aperturas.


E n Europa, especialmente en Alemania, se principia á j u -
gar el ajedrez en un tablero doble, es decir, con 128 casillas,
donde se colocan cuatro juegos completos, dos blancos y dos
negros, uno en cada áugulo de], mismo: así se consigue que
jueguen á l a vez cuatro personas, y que alternativamonte
ejecuten los movimientos, primero el que lleva un juego blan-
co, después el que dirige un juego negro, en seguida el que
conduce el otro juego blanco, y así sucesivamente. También
se ha propuesto aumentar a l juego actual cuatro peones, á
ím de que halla diez en poder de cada jugador sin aumen-
tarse por eso las piezas, aunque si las casillas del tablero que
fuesen necesarias: bajo ese sistema, se dejarían vacías las
casillas del lado del rey y de la reina.
Nosotros que creemos que el ajedrez tal como se juega
hoy es infinito, no vemos la conveniencia de que se le aña.
dan nuevas dificultades, que por otra parte le quitarían la
belleza de su unidad histórica. Por eso hemos hecho caso
omiso de tales reformas, que afortunadamente no han sido
bien recibidas por la gran mayoría de las naciones ilustradas,
que rinden culto al mas noble y provechoso de los entreteni-
mientos humanos.

FIN D E L A P R I M E R A ^ A R T E .
S E C C I O N I.

D E LOS F I N A L E S D E P A R T I D A .

Conocidas y a las aperturas mas usuales é importantes,


así como las reglas generales del juego, vamos á entrar al
examen de los finales de partida mas dignas de ser estudia-
dos, por la frecuencia^ con que suelen presentarse. Cuando
nuestras ocupaciones nos lo permitan hemos de escribir y
publicar una extensa monografía sobre finales, lo mismo que
cien problemas que tenemos hechos, y cuyos trabajos podrán
estimarse como un apéndice ó suplemento á este libro; por
ahora huyendo de darle proporciones que asusten á los afi-
cionados noveles, nos concretaremos únicamente á lo mas i m -
prescindible y de majror utilidad.
..Es de sumo provecho conocer prolijamente los finales de
partida, bien para entablar un juego cuya defensa sea deses-
perada, bien para impedir que el contrario nos empate ó nos
gane una partida en la cual todas las ventajas se encuentran
de nuestro lado.
E n los capítulos cuarto, quinto y sexto quedaron expues-
tas multitud de consideraciones y preceptos, con ciertas es
pecialidades que rigen en México, referentes á los finales,
que el aficionado debe volver á leer antes de penetrar a l exa-
men de esta sección; consideraciones y preceptos que tenia-
moa el propósito de ampliar aquí, pero que sin embargo no
lo verificamos, por el motivo anteriormente indicado, de no
dar á l a obra un número muy crecido de páginas.
L a utilidad de los problemas consiste en dar al que los
estudia, facilidades para la combinación, y enseñarle el mo-
do de forzar el mate en situaciones anómalas y raras, que
aunque no se presenten do una manera idéntica en la prác-
tica, puedan asemejarse á ella.

EJERCICIO PRIMERO.

MATE HE L A DAMA CONTRA E L REY SOLO.

POSICION.

Coloqúense en el tablero, nada mas las piezas siguientes:

Re-y blanco, en BU casilla.—Rey negro en la casilla d«l caballo de su dama.—


Vcon blanco, en la scxla del caballo do su rey.

So supone que las blancas acaban de jugar, aprehendien-


do la última pieza que les quedaba á las negras. Según l a
costumbre mexicana, como el rey negro ha quedado solo des-
de eso instante, el dueño de él, principia á contar acto con-
tinuo, los movimientos que ejecuta; porque s i el peón blanco
es coronado reina, dioho rey antes de llegar á la jugada dé-
cimasegunda deberá morir, así como tendrá que sucederle
otro tanto antes de la décimaoctava, si el peón es convertí-'
do en torre. E u el caso de qu*e las blancas no diesen el ma-
te bajo esas condiciones, la partida seria tablas.

NEGRAS. BLANCAS.

1 —112 A . 1 — P 7 C.
2— R 3 D. 2 — P 8 C; pide D ;
3— R 2 R. 3—D 6 CR.
Como para que el mate so efectúe, las blancas tienen que
acercar su rey y su reina al rey contrario, arrinconando á
este, el rey atacado debe procurar impedirlo, ganando fciem
pos, para aspirar al empate.
4— R 2 D . 4—R 2 D.
5— R 2 A . 5—R 3 D.
6— R 2 D , 6—R 4 D.
7— R 2 A . > 7—R5D.
8— R 2 D . 8—D 7 A f . s

9 — R casilla A . 9—R6A.
1 0 — R casilla D . 10—D7D t- T

Variante.

Coloqúense las piezas lo mismo que antes.

NEGRAS. ' BLANCAS.

1—R 2 A . 1 — P 7 C.
2—R 3 D. 2 — P 8 C; pide D ,
3—R 4 A . 3—D G R.
4 — R 4 C. 4—D 6 D.
5—R 5 A . 5—R 2 D.
6 — R 6 C. 6—D 4 D:
7 — R 7 T. 7—R 2'A.
8 — R 6 T. 8—D 4 R.
9 — R 7 T. 9—D 4 TD ft-
EJERCICIO SEGUNDO:

MATE DE UNA TORRE CONTRA E L R E F SOLO.

POSICION.

Boy blanco en la caBilla do su forre.—Torro blanca on la octava de la torro de


BU damo.—Rey nogro en la cuarta de BU dama.

NEGRAS. BLANCAS.

1—R 5 D . 1—T 5 T.
2—R 5 A . 2—R2C.
3 — R 5 0.
t 3—T 5 TR.
4—R 5 A. 4—R 3 A .
5—R 5 D. 5—T 5 C R .
6—R 6 D. 6—T 4 C R .
7—R 7 D. 7-m-T 4 D f .
8—R 6 A . 8—R 3 R.
9—R 7 A . 9 — T 4 A D -f.
1 0 — R 6 C. 10—R 3 D.
1 1 — R 7 C. 1 1 — T 4 C D f.
1 2 — R 6 T. 12—R 3 A .
1 3 — R 7 T. 13—R2 A.
1 4 — R 6 T. 14—T 4 A D .
1 5 — R 7 T. 15—T 4 TD ff.

Variante primera.

Pónganse las piezas así:

Roy nogro, on la casilla do su reina. Rey blanco, en la sexta de su dama. T o f j

ro blanca, casilla do la duma.

BLANCAS. NEGRAS.

1—T 2 D . 1 — R casilla A .
2—T 2 CD. 2 — R casilla D,
3 _ T 3 C ff.

Variante segunda.

L a posición igual á la anterior variante.

[BLANCAS. NT5GRA8.

1— T 2 D . 1 — R á su casilla.
2— T 2 A R . 2 — R casilla D .
3— T S A ff.

EJERCICIO TERCERO.

MATE DE LOSAOS ALFILES CONTRA E L RET SOLO.

Los reyes y los dos alfiles blancos so colocan en sus casillas rospoclivas.

BLANCAS. NEGRAS.

1 _ A R — 3 T. 1 — R casilla B ,
2— A D — 4 A . 2 — R 2 B>.
3— R 2 R. 3—R3A.
4— R 3 A . 4—R 2 R.
5— A 5 A R . 5—R 3 A .
6 — R 4 C. 6—R 2R.
7— R 5 C . 7 — R á su casilla.
8— R 6 A . 8 — R casilla D .
9— A 6 D . 9 — R á su casilla,
10— A 7 A D . 1 0 — R casilla A .
11— A 7 D. 11—R casilla^.
1 2 — R 6 C. 1 2 — R casilla A .
1 3 — A 6 D f- 1 3 — R casilla C.
l á j - A 6 R f. 1 4 — R casüla T .
1 5 — A 5 R -ft-

Variante primera.

Repítanse las seis primeras jugadas de este ejercicio.

BLANCAS. NEGRAS.

5 C. 7 — R casilla D .
8—R 6 A . 8 — R á s u casilla.
9_AD—7 A. 9—sR casilla A .
Y sigue como antes.

Variante segunde

Repítanse las seis primeras jugada^ del ejercicio.

BLANCAS. NEGRAS.

7— R 5 G. 7—R 2 A .
8— A 6 D . 8—R2C.
9— A 6 R . 9 — R 2 T.
1 0 —A 8 A R . 1 0 — R casilla T .
11— R 6 A . 11—R 2 T.
12— R 7 A . 1 2 — R casilla T .
1 3 — A 7 C f. 13—R2-T.
1 4 —A 5 A R f f .
Para dar ol mate anterior, ó lo que es lo mismo, el de los
dos alfiles, so dobo tenor presenté que solo se'puede verifi-
car obligando al rey enemigo a situarse en uno de los án-
gulos del tablero, en la casilla de uno do los caballos, ó en
la segunda de cualquiera do las torres.
EJERCICIO CUARTO.

M A T E DE CABALLO Y A L F I L CONTRA E L REY SOLO.

Para dar este mate^ sin. duda el mas difícil de todos, es


indispensable reducir al rey contrario á situarse en alguno
de los dos ángulos del tablero, que sean del color del alfil de
que se dispone. P o r lo mismo, el rey atacado debo procu-
rar refugiase en cualquiera de los otros ángulos, desde cu-
yo lugar, se necesitan diez y ocho ó veinte jugadas do mas pa-
ra realizarlo;
l i é aquí la manera de dar el mate do quo se trata según
lo enseña F i l i d o r :

r-osicio*.

Rey blanco, en su cuarin casilla.—Rey negro, en la tercera do su alfil.—Caba-


llo blanco, en la casilla del caballo do la dama.—Alfil negro cu la casilla del allil
del rey.

BLANCAS. NEGRAS.

1— A 4 A . 1 — R 3 0.
2— R 4 A . 2—R 3 A.
3— C 3 A . 3 — R 3 0.
4— C 4 R :
Debe tenerse presente que en este mate, la misión del cn^
bailo es cuidar que el rey atacado no se sitúe en las casillas
de color inverso al del alfil.
4 — R 3 T.
5— R 5 A . 5 — R 2 T.
S i el rey negro hubiese ido á la cuarta de la torre, el alfil
blanco habria dado jaque en la segunda del roy con lo cual
se facilitaba el mate.
6— R 6 A . 6—-R casilla T .
7— C 6 D . 7—R 2 T .
8— C 7 A R .
E s t a es la situación, en que se necesita forzar el mate en
diez y ocho ó veinte jugadas, por hallarse e l rey atacado en
el ángulo de color contrario a l del alfil.
8 — R casilla;C.
E l caballo se opono á quo vuelva el r e y al rincón: el alfil
debo impedir que ocupe las casillas blancas.
9- - A 3 D . 9- — R casilla A .
10- - A 7 T. 10- — R á su casilla.
11-- C 5 R . 11- — R casilla A .
12- - C 7 D f. 12- — R a su casilla.
13- - R 6 R. ~ 13- — R casilla D .
14- - R 6 D . 14-^jR á su casilla.
16- - A G C f. 1 5 - —R casilla D .
16- - A 7 A . 16- —R casilla A .
17- - C 5 A . 1 7 - —R casilla D .
1 8 - - 0 7 C f. 1 8 - - R casilla A .
19- - R 6 A. 1 9 - —R casilla C ,
2 0 - - R 6 0. 2 0 - - R casilla A .
2 1 - - A 6 R f. 2 1 - —R casilla C .
22- - A 7 D . 2 2 - - R casilla T. .
23- -C5 A . 2 3 - - R casilla 0 .
24- -0 0 T f. 2 4 - - R casilla T .
25- -A G A ff.

Varante.
Ropítanse las diez primeras jugadas del ejercicio.

BLANCAS. NEGRAS.

11—C 5 R . 1 1 — R casilla D .
1 2 —R 6 R , 12—R 2 A .
13— C 7D.
Tanto de este modo, como del otro, los saltos del caballo
son los mismos.
1 3 —R 3 A .
1 4 —A 3 D .
P a r a que el rey no pueda escaparse al ángulo negro.
14— R 2 A .
15— A 4 R. 1 5 — R casilla D .
16—R 6 D. 1 6 — R á, su casilla.
1 7 —A 6 C •}-.
Y sigue como antes.

E J E R C I C I O QUINTO.

MATE DE TORRE Y ALFIL CONTRA TORRE Y REÍ . J

Pilidor según indicamos en otro lugar, consideró como una


verdad indisputable, que este mate se podria dar en todas
ocasiones. Posteriormente algunos ajedrecistas ingleses y
alemanes han pretendido domostrar que bajo tales condicio.
nes el juego es tablas, si el que tiene l a torre sabe evitar
que se le lleve á la situación escogida por aquel, defendién-
dose con corrección y exactitud. Nosotros sin motemos á-
ventilar: l a cuestión, aunque y a dijimos anteriormente quo
pensábamos como Filidor, nos"*Ceñirómos á copiar en segui-
da los movimientes por él recomendados en este caso, no sin
advertir primero que, el que tiene l a torre debe procurar
cambiarla por l a de su adversario, pues un alfil solo no pue-
de dar mate.
POSICIÓN.

Rey negro en su casilla.—Torro negra, en la segunda de au dama.—Torre blan


ca, cu la casilla del alfil de su dama.—Alfil blanco, on la quinta del rey.—Rey
blanoo, en su sexta casilla.

BLANCAS. NEGRAS.

1— T 8 A f . 1—T casilla D .
2— T 7 A . 2—T 7 D .
Iláso dado la situación con quo comienza este ejercicio,
como la mejor para el negro y la única en que está en de
fensa. Después so verá el modo de reducirle á ella.
3— T 7 C D .
Para llegar al mate debéis forzar al adversario á que llevo
su torro á la casilla primera ó tercera de la dama blanca.
Como llogue A colocarse en uno de estoj dos puntos, l a v i c -
toria es vuestra on un número fijo de jugadas.
3—T 8 D .
4— T 7 C R . 4—T 8 A R .
5— A 3 C R . 6 — R casilla A .
6— T 4 C. 6 — R á su casilla.
7— T 4 A D . 7—T S D .
8— A 4 T. 8 — R casilla A .
9— A 6 A . 9—T 8 R f.
10—A5R. 1 0 — R casilla C.
11— T 4 TR, Pierden.

Variante ¡finiera.

BLANCAS. NEGRAS.

1— T 8 A y. 1—T casilla D .
2— T 7 A . 2—T 7 D:
3— T 7 CD. 3— T 8 D .
4— T 7 C R . 4— R casilla A .
5— T 7 TR. 5— T 8 C R .
6— T 7 R . 6— R casilla C.
7—— T 8 R -|-. 7— R 2 T.
8— T 8 T R f . 8— R 3 C.
9 — T 8 CR-'f.
Pierden las negras su torre.

Variante segunda.

BLANCAS. NEGRAS.

1—T 8 A f . 1—T casilla D .


2—T 7 A . 2—T 7 D.
3 _ T 7 CD. 3 — T 8T>.
4 _ T 7 CR. 4—T 8 A R .
5—A 3 CR. 5—T G A .
6—A 6 D. G — T G R |.
7 — A 5 R. 7—T G A R .
8 — T 7 R i". 8 — R casilla A .
9—T 7 A D . 9 — R casilla C.
10—T 7 C R f. 1 0 — R casilla A .
1 1 _ T 4 C. 1 1 — R á su casilla.
12—A 4 AR. Pierden.

Variante tercera.

Repítanse las cuatro primera» jugadas do la-variante an-


terior.

BLANCAS. NEGRAS.

5—A 3 CR. 5 — E , casilla A .


g T 4 C. 6 — R á su casilla.
7 T 4 AD. 7 — R casilla A .
8 A 5 R. 8 — R casilla C.
9—T 4 TR. Pierden.

Modo de reducir las negras á l a situación de este ejer-


cicio.

Coloqúense así las piezas:

Rey blanco, en su ouarla casilla.—Alfil blanco, tercera del rey.—Torre blan-


ca, segunda do laUoiTO do la dama.—Rey negro, on su tercera casilla.—Torre ne-
gra, en la segunda do BU dama.

1— T 2 C D . 1— T casilla D .
2— A 4 A . 2 — T casilla R . '
3 — T G C f. 3— R 2 A j .
4— R 5 A . 4— T 7 R .
6 - - T casilla C. 5_T 7 AR.
6— T 7 C f . G — R casilla A .
7— R 4 R . 7 — R a su casilla,
8— A 5 R . 8— T 2 A .
9 — T 8 C f. 9— R 2 R .
1 0 —R 5 D . 1 0 —T 8 A R .
11— T7C-¡\ 1 1 — R á su casilla.
12— R G R .
Y queda ol juego en l a posición necesaria para el triunfo.
Esto asunto so presta á un análisis muy extenso, pero nos
pareco que con lo expuesto es suficiente, para que nuestros
lectores se formen una idea bastante exacta del modo con
que deben conducirse, en. los casos parecidos quo se les pue-
dan ofrecer.
EJERCICIO SEXTO.

DOS CABALLOS CONTRA B E Y .

N o es posible dar mate con dos caballos únicamente, cuau-


do el rey contrario se halla solo; pero s i este|tieno alguna otra
pieza que mover, entonces sí puede conseguirse, por ser ne-
cesario forzarlo primero con uno de los caballos a fin do dar-
le el mate con el otro. Pendramos un ejemplo.

POSICION.

Rey blanco, en su casilla.—Caballos blancos, en la segunda do la dama y en la


tercera del rey.—Peón blanco, en la segunda del caballo do la dama.—Rey negro,
en la octava del alfil do su dama.—Peones negros, en la torooray en lasótimadol
alfil de la dama negra.

BLANCAS. NJÜRAS.

1—C 3 R á 4 At>.
Véase demostrado que dos caballos solos ostán impedidos
de dar mate, puos el rey negro se hallaría forzado si no tu-
viese un peón que mover ahora.
1— P 4 A .
2 — P 4 G. 2— P X P .
3— R 2 R . 3 — P 6 C.
4— R á su casilla. 4 — P 7 C.
5— 0 5 R . 5 — P 8 0.
6— C 3 D f |.

E J E R C I C I O ¿ETIMO.

B E Y Y PEON CONTRA R E Y .

E s muy común que al terminarse las partidas do ajedrez,


quede uno de I03 contendientes con un peón, el cual por su-
puesto debe su dueño procurar coronar, pidiendo en cambio
la pieza que le convenga. P o r la propia razón el adversario
tiene que oponerse á esos deseos, es decir, pretender que el
peón no llegue á su octava casilla. Aunque son muchos y
diferentes los casos que se presentan disponiendo un rey de
un peón, y no teniendo ninguno el contrario, vamos á po-
ner en seguida el que nos parece mas diñcil y curioso.

POSICION.

IU'y blanco en su casilla.—Rey nogro también on su casilla.—Pcon blanco en


la soguntla do su rey.

BLANCAS. NEGRAS.

1 — R 2 D. 1—R 2 R.
2— R 3 R. 2—R 3 R.
3— R 4 llT 3—R 3 A .
4—R 5 D. 4 — R 2 R.
5—R 5 R. 5—R 2 A .
G—R G D. 6 — R á su casilla.
7--RGR. 7'—R casilla D .
8—P 4 R. S — R á su casilla.
9 — P 5 IL- 9 — R casilla D .
10—R 7 A . 10—R 2 D.
11—PGRf.
No puedo evitar el rey negro la coronación del peón
En la posición de este ejercicio liemos visto ganar á las
blancas: fuó sin embargo porque principiaron á jugar. Te-
niendo las negras l a salida, l a partida es tablas, según se
notará en seguida: *"
Pónganse las piezas, lo mismo que antes.

NEGRAS. BLANCAS.
2- •R 3 R . 2—R 3 R,
3- •R 4 R . 3 _ R 3 D.
4- •R 4 D . 4— R 3 R .
5 R 4 R. 5— R 3 D .
6 •R 4 D .
L a manera en este caso de hacer seguro el empate, es co-q
mo se verá á continuación: tener el rey negro frente al otro,
cuando puede hallarse separado únicamente poruña casilla;
y cuando no es eso posible, situarlo detras del peón.
6— P 4 R f .
7— R 4 R . 7— R 3 R .
8— R 3 R . 8— R 4 A .
9— R 3 A . 9—- P 5 R f.
1 0 —R 3 R . 10— R 4 R.
11— R 2 R. 1 1 — i r ü D.
12— R 2 D . 12— PG R f .
13— R 2 R . 13— R 5 R.
1 4 — R á su casilla. 1 4 — R G D.
1 5 — R casilla D . 15— P 7 R f .
1 G — R á su casilla. 1 G — R 6 II.
Y la partida es tablas, por estar fQrzndo el rey negro, pues
este sin hallarse en jaque no puede moverse á uiugun lugar.

EJERCICIO OCTAVO.

IB.ES PEONES CONTRA TRES.

(Final denominado «Posición do Greco.»)

rosríiojr.
Los royes en sus casillas respectivas.—Tres pconns blancos en la segunda do la
¡orre,' del caba'lo y.del alfil de la dama.—Tres pcone3 negros en la segunda de la
torre, del caballo y del alfil de su rey.

Greco creyó quo en esta situación el juego era tablas, sa-


lieran 6 no las Mancas. Durante dos siglos, todos los ajedre-
cistas opinaron como aquel, pero el célebre Szen. jugador
húngaro, ha demostrado que las negras tienen que perder
forzosamente en todos los casos. Siguiendo á Szen, varaos
á dar l a ventaja de la salida á las negras, para que se com-
prenda el modo de triunfar.

NEGRAS. BLANCAS,

1— R 2 D . 1— P 4 T.
2— R 3 A . 2 — P 5 T.
3— R 4 C. 3— P 4 C.
Si el rey negro se apoderase ahora del peón del caballo,
el de la torre iria á coronarse dama sin dificultad.
4 — P 4 T. 4— P 4 A f.
f)—R 3 T. 5— P 5 A .
6— R 4 0. 6— II 2 A .
7— P 5 T . 7— R 2 0.
8— P 4 0. 8— R 3 T.
9— P 4 A . 9— 11 2 T .
10— P 5 A . 1 0 — R 2 C.
1 1 — P 5 0. 1 1 — R casilla 0.
12— P 5 A . 12— R 2 A .
1 3 — P G T. 1 3 — R 3 O.
14— R 3 A . 1 4 — P 6 T.
15— R 2 A. 1 5 — P 5 C,
1 G — R casilla 0. 1 6 — P 6 O,
1 7 — R casilla A . 17— P G A .
1 8 — R casilla D. 1S—P7 A f .
1 9 — R casilla A . 1 9 — P 7 T.
2 0 —R 2 C. 2 0 — P 8 A y pide T>. -
21— R X D. 2 1 - ^ . P 8 T y pide D .
Pierden las negras.
Variante.

Pónganse las piezas corno antes

NEGRAS. BLANCAS.

1 — P 4 T. 1—R 2 A .
' 2 — P 5 T. 2 — R 2 C.
3 — P 4 C. 3 — R 3 T.
4—P 4 A. 4 — P 4 T.
5—P 5 A. 5 — R 4 C.
6—R 2 D. e — P 5 T.
7—R 2 A. 7 _ P 4 A.
8 — R 2 C. 8 _ P f> A .
9—R 3 A. 9 - ^ G T.
10—R 2 A . • 10—P 4 C
1 1 — R casilla C. 11—PGA.
12—R 2 A . 1 2 — P 7 T y ganau.

EJERCICIO NOVENO.

2It.ES PEONES OOKTItA TEES.

(Final denominado «Posición do Szcn.)

Coloqúense las piezas lo mismo que en l a aposición da


Greco,a con l a diferencia de que eí rey blanco deberá situar-
se en l a casilla de su d.am?\

Aquí el que sale es el que gana.

BLANCAS. NEGEASc

I—IX 2 E . 1—R2B,
2—P 4T. 2—R 3 A .
3 — P 5 T. 3 — P 4 T.
4—It 3 A . 4 — P 5 T.
5 — I I 4 0. 5 — P 4 C.
6—P 4 A. 6 _ P 4 A f.
7 — R 3 T. 7—P 5 A .
8 — R 4 C. 8—R 2 C
9—P 5 A. 9—R 3 A.
1 0 — P 6 T. 10—R 2 A .
11--P4C. 11—R 3 A .
12—P5 Cf. 12—R 2 A.
13—PG C f . 1 3 — R casilla C.
14—P G A. 1 4 — R casilla T.
15—P 7 A. 1 5 — P G A ó G T.
1G—P8 A-H-.
Este ejercicio como el anterior se puede desarrollar de dis-
tintos modos, pero todos vienen á reducirse a l sistema se-
ñalado.

E J E R C I C I O DÉCIMO.

DAMA CCNTRA UN Ti:ON SITUADO EN L A PENULTIMA CASILLA.

POSICION.

Roy blanco, en la oclavn do su dama.—Dama blanca en la octava do su r e y . —


Rey negro, cu la oolava do su dama.—rcoa uc^ro, en la sétima del alfil de su rey.

BLANCAS. NEGRAS.

1— D 7 A R . 1—R 7 R.
2 — r , 6 R f. 2—R G A .
S — D 5 A f. 3 — R 7 C.
4_D4C . T 4—R S T.
6~D3Af. 5—RSC.
6 _ D 3 O f. C — R S T.
Juego tablas, porque si l a dama toma el peón, queda for-
zado el rey negro. Aquí nos parece oportuno manifestar que
en casos como éste, s i el peón es de alfil 6 de torre, el jue-
go es tablas, porque el rey se refugia en l a casilla del án-
gulo, buscando que se le deje sin movimiento. Cuando e l
peou es de caballo, rey ó dama, so gana siempre como lo va-
mos á demostrar á continuación:

Pónganse las piezas de esto modo:

Rey blanco, en la sexta casilla de su cnbalHo.—Dama b l a i ^ i , en la ociara da


su rey.—Rey negro, cu la sétima do la torro do su dama.—Rooii uejjro, on la s i -
t i e n dol caballo de su reina.

BLANCAS. NT.Í3HAS.

1 _ D 4 T f. 1 — R 8 C.
2—R 5 A . 2—R 8 A.
3—D 4 A D f. 3 - - R 8 D.
4 — D 3 D f. 4 — R 8 Á.
5—D 3 A D . T 5 — R 8 C.
6—R 4 R. 6 — R 7 T.
7—D 2 A D . 7 — R 8 T.
8 _ D 4 T f. 8 — R 8 C.
9 — R 3 D. 9—R 8 A.
1 0 — D 2 A D |f.
E J E R C I C I O DÉCIMOPRIMERO.

JUEGO TABLA8 DE REY Y PEON OONTBA R E T .

POSICION.

Rey blanco, en la tcrcorn do su alfil.—Bey negro, en la sexta do su torre.—Tóon


negro, on la quinta do la torro do su roy.

BLANCAS. NEGRAS.

1— R 2 A . 1 — R 7 T.
E n caso de haber ido el roy negro á la quinta del caballo,
el otro rey so habría dirigido á la casilla de su torre.
2 — R crfiilla A . 2 — R 8 T.
3— R 2 A . , 3 — P G T.
4— R casilla A . 4 — P 7 T.
5— R 2 A .

E J E R C I C I O DÉ0IMOSKGUNDO.

JVmO TABLAS DE TKON Y A L F I L CONTRA E L B E T SOtO.

POSICION.

Rey blunoo, cu la uegunda do su alfil.—Rey negro, en la tercera do sn torre.


Peón negro, en la cuarta do la torro del rey.—Alfil negro, en la ouarla del caba-
llo do su rey.

BLANCAS. NEGRAS.

1— R 2 C. 1—-p 5 T .
2 — R casilla T . 2—A 5 A.
3 — R 2 C. 3—R4C.
4— R casilla T . 4.—R 5 C.
5— R 2 C, &c. &o.
E l rey blanco no sale del rincón, ó de alguna de las tres
casillas inmediatas, buscando ser forzado, y el juego es t a -
blas, tanto porque con un alfil no es dable matar, como por.
que el peón no puede ser coronado. Cuando el alfil está en
el color igual al ángulo en que ha de coronarse el peón, e n -
tonces se gana el juego, á causa de que el mismo alfil des.
aloja al rey enemigo de l a casilla citada.

EJERCICIO DECIMOTERCERO.

JUEGO TABLAS DE DAMA CONTRA TORRE.

P0SI0IOH.

Roy blanco,'en la casilla d e s b o r r o . — R e y nogro en la casilla de «a alfil. — Tarro


jt«gío, en la segunda del caballo de en rey.—Dama blanca, en la Bcxta de cu rey.

NEGRAS. BLANCAS.

1 - - T 2 T R f. 1-- R 2 C .
2 - - T 2 C R •{•• 2-- R 3 A .
3-- T 2 A f . 3-- R 4 C.
4 - - T 2 C R f. 4-— R 5 A .
5-- T 2 A R f. 5-- R 6 0.
6~ - T 2 C R f . 6-— R 6 T .
7 - - T 2 T R f-
T la partida es tablas, porque si el rey se apodera de
torre, queda forzado ó ahogado el rey enemigo.
Este caso, propuesto por Ponziani, es uno de de los pocos
en que se hace empate la lacha de torre contra reina: general-
mente, cuando un jugador tiene dama y el otro torre, el p r i .
mero debe vencer.
EJERCICIO DECIMOCUARTO.

PARTIDA GANADA DE DAMA CONTRA TOKttE.

POSICION.

Roy blanco, en la tercera de su dama — Rey negro, en la octava del caballo de


BU dama.—Dama blanca, en la cuarta do su torro—Torro negra, en la sétima
de la torre do su rey.

BLANCAS. NEGRAS.

l — D 4 CR. 1— T 7 A D .
' 2 — D á su casilla f. 2— T 8 A.
3— D 3 C f. 3 — R 8 T.
4— D 4 T D •{-• 4— R 7 C.
5— R 2 A ; 5— T S C D .
6— D 5 C D t - Qp-R 7 T.
7— D C T D f . 7— R G C.
8— D 5 T D . 8— T 7 c
9 — 113 D . 9— T 8 C D .
10— D 5 C D f . 1 0 — R 7 T.
11— D 4 TDf. 11— R 7 O.
3 2—R 2 D. 12— T 8 TD.
1 3 — D 4 CD-¡-. 3 3—R7T.
1 4 — R 2 A y ganan.

EJERCICIO DECIMOQUINTO.

DAMA CONTRA DOS CABALLOS.

F0SICI0N.

Reyblanc.i, en la octava do su torre. —U-?y negro, on la cuarta de s u n l f i l . — D a .


mn. blanca, en la octava do su caballo.—Caballos ne¡jros, en la cuarta d i la torre
y en la tercera del alfil do su rey-
E n esta rara posición el juego es tablas, por no poderse
mover el rey blanco, y no ser suficiente la reina sola, para
dar el mate.

EJERCICIO DECIMOSEXTO.

OTRO CASO DE D A M A CONTRA DOS CABALLOS.

POSICIOlf.

H c j blnnco, en la segunda do su (orre—"Rey negro, en la quinta de su clama.


—Dama blanca, en la octava de su torre. — Caballos nfgros, en la cuarta del rey y
en la quinta del alfil de la dama u'egra.

BLANCAS. NEO R A S .

1— R 3 C. 1— R 0 D .
2 — D 5 D -¡-. 2— R 0 A .
3— II 4 A . 3 — C 6 D f.
4— 11 3 A . 4— C 5 C D .
5— D á su casilla. 5 — C 7 D -(-.
6— 11 2 R. 6— C G C D .
7— D casilla R f . 7— R 5 A .
8— D 4 T i l f . 8— R 6 A .
9— D 6 A R f. 9— C 5 D f.
10--R 2 A. 10—C 4 D.
Juego tablas.

E J E R C I C I O DÉCIMOSETIMO.

DAMA CONTRA DOS ALFILES.

POSICION.

Rey blanco, en la cuarta de su cnballo.—Rey negro en la segunda do su caballo


—Dama blanca, en la cuarta de BU torre.—Alfiles negros, en la torcera del calsa-
11o y del alfil del rey negro,
BLANCAS. NEGRAS.

1 _ D 7 D f. 1—R casilla C.
2— D 6 R f- 2
— °-
1 1 2

3— R 4 A. 3 — A 2 T.
4_D 7 D f. 4 — R 3 C.
5—D 8 R f. 5 — R 2 C.
G—R 4 C. G — A 3 C.
Corno el rey blanco no puedo acercarle al rey contrario,
la partida tiene que ser tablas.
P o r regla general cuando hay reina de una parte, y dos
piezas de la otra parto, el juego debe empatarse, á no ser
que dichas piezas estén aisladas, y la dama pueda apoderar-
so do una do ellas^>or medio do un ataque silmultáneo á d i -
cha pieza y al rey enemigo.

EJERCICIO DECIMOCTAVO.

TORRE CONTRA ALFIL.

POSICION.

Rey Manco, en la canilla <lo su alfil.—R»y nrgro en su icxta.—Torre negr», en


Ja tercera Jo la turre d ^ i u dama.—Alfil Maneo, on la sexta d»l alfil dócil reina.

BLANCAS. NEGRAS.

1— A 7 C D . 1—T3CD.
2— A 5 D. 2—T 7 C D .
3— A G A D . 3—T 7 A R f.
4— R casilla C. 4—R 7 R.
C — A 5 I). 5—R 8 R,
6— A G A D . G—T 3 A R .
7— A 7 C D . 7—TSCLlf.
S —I I 2 T. 8—R 7 A .
9 — R 3 T, &c.
Torre contra'alfil es tablas biempre, si el quo lleva el a l -
fil tiene cuidado de situarlo como está aquí, á fin de quoe-
rey enemigo no pueda acercarse al suyo, do manera quo pul
diera darle el uvate.

EJERCIOtÜ DÉCIM0\"OVEN*O.

TORRE CONTRA CAUAT.T.O.

Salvo un caso excepcional quo se presento, por mala j u -


gada del que tonga el caballo, osta clase do finales tablas,
pcv eu propia naturaleza.

POSICION.

Roy blanco, en MI SCXIÍI.—Hoy negro, en ni casilla.—Torro blanca en la pílíin»


Ce l.i torre Je su Jama.—Caballo negro, eu !n cabilla J i l ullil Jo mi ilaiu*.

BLANCAS. * NEC!RAS.

1 — T 8 T. 1—11 c.-isilln I).


2— T 8 C. 2—11 2 A .
3— T -1 C D . 3—11 casilla D .
4— T 7 C D . i—R á su casilla.
6— T 7 D . 5—C3C.
6— T 7 C D . G—C casilla A .
7— T 7 A R . 7 — 1 1 casilla D .
8— T 7 T R . 8 ~ C 3 C.
9— R G D . 9 — C casilla A +.
10— R 6 A . 10—C 2 R.
1 1 — R 7 C. 1 1 — R á su c h i l l a .
21—R 7 A . 1 2 — R ctCsilla A .
13— R 7 D . 1 3 — C á .su casilla.
14— R 8 D . 1-i—C 3 A .
15— T S T f . 1 5 — C á su casilla.
1 6 — T 4 T. 1 G — R 2 C.
17— R 8 R . 1 7 — C 3 A i &c.

EJERCICIO VIGESIMO.

H E Y Y IJOS P E O N E S , CONTRA REY Y l'KO.V.

E l quo tiene un solo pcon debo procurar cambiarlo por


uno del contrario, y hacerlj la oposición al otro, con su rey,
para quo no so corono; ó no permitir que el rey que tiene
dos peones so acerque á su pcon.

POSICIOÍ7.

Rey blanco en su citarlo.—H^y negro, on su lorooií.—l'eonoa blancos, en ln


qiiinla del cnlinllii di'l rey y en la citarla del alfil det misino.—I'con negro, ea
la tercera del caballo do BU rey.

BLANCAS. NEGRAS.

1— II i I). -R 3 D.
2— R 3 ü . -R 2 D .
3— R 3 R . 3— R 2 R .
4— R d D . 4— R 2 D .
G—11 4 R . 5—R 3 R .
Tablas.

EJERCICIO VIGJÍSIMOr-RIMERO.

T O R R E Y CAllAI.T.O C O N T R A T O R R E .

POSICION.

Roy blanco, en la sexta do su alfil.—Hoy negro, en 1* quinta do su dama.—l'or


re blanca en la ocla-ra del caballo de su rey.—Caballo blanco, en la sétima del ca-
bello del rc-y.—Torre negra, eu la cuarta del rey negro.

BLANCAS. NEGRAS.

1- -G G 11 f. 1— R 4 D .
2— T S D f . 2— R 5 R.
3— T 4 D f. 3— Cualquiera.
4— R X T y pman.
Este es uno de los pocos casos en quo el caballo y la. tor-
ro pueden dominar á una torre sola, lín lo ¿veneral osa elaso
de final es tablas, y¡i se cambie torre por torre, porque u u
caballo no basta para dar mato, y a so impida con la torro do
que so dispone, quo se acerque el rey enemigo. A M r . Torth
se debo el descubrimiento de varias sí releíanos curiosas, on
que las dos piozag-, vencen ú la contraria. Visto y a el que
pusimos 'al principio del presento ejercicio, hé aquí olio do
ellos.

POSICION.

Ttoy blnnco, en la quinta de PU alfil.—TUy ne[;ro, en la septimU iM alfil del ml«-


rao.—Torre Manca, on la si>¡;iiiidii del alfil tic en duiaa.—Turro in;;ni, on lu cutir-
ta del caballo de su dinin.—(.'aballo blanco, en la quinta do MI roma.

BLANCAS. NF.QRAS.

1_T 7 A f. 1—-R á su casilla.


2—R G R. 2 — R casilla I).
3_T 71) f. 3— Reas-illa A .
4__C 7 R f. 4 _ R casilla C.
5—R 6 D. G—T 3 G t .
6_C G A f. G — R casilla T.
7__T 7 TD 1
EJERCICIO VÍGE<I.MOSEGUXPO.

REV Y D05 I'EONEd COSTRA IlEÍ V TRES PEONES.

: POSICION.

Hr-y blanco, en la calilla do su caballo.—I'.cy negro, en la cabilla del caballo do


nu (lama.—Peones blnnoo», en la sexta «lo la torre y del alfil do la reina.—'tres
peonen negros en In tc-gumla de la torro, dol caballo y del alfil de su rey.

KlfllUS. BLANCAS.

1 P 4 A. 1—R2C.
2— P 4 T . 2 — R 3 (í.
3— P 4 C. 3—11 2 C.
4— P 5 A .
(Si hubieran jiígaTo las negras P 5 T, el rey blanco habria
respondido: lí 3 T; y ai aquellas hubiere^ avanzado el peón
del caballo, la contentación era: II 3 C.
4—II 3 A .
5— P 5 T. 5—It 4 C.
G—R 2 A . G — P 7 T.
Pierden las negras.

SECCION S E G U N D A .
D E LOS E S T R A T A G E M A S O P R O B L E M A S .

Solamente por vía do ejemplo vamos ú poner cu seguida


varios problemas, originales del autor de este libro, j on cu-
y a solución pueden entretenerse los aficionados, si no quie-
ten ocurrir ; i la quo se pone mas adelante.

P R O B L E M A PRIMERO.

POSICION.

BLANCAS. NCO.IUS.

R casilla A R . R S D.
Torres. 2 A D y 4 R . D en su 5 casilla.
D 5 AR. C G 1).
Caballos í GR y 5 A D P 7 AR.
A 4 AR.
Las blancas salen y dan mate en dos Hgadas.

P R O B L E M A SEGUNDO,

posiciorí.

BLANCAS. NKGHAS.

R3D. R 6 AR.
Torres 2 y 1 C R . P 5 TU.
CS CU.

Las blancas balen y dan mato en tres jugadas.

PROBLEMA TERCERO.

[POSICION.

BLANCAS. NEGKA8.

E en su 2 casilln. R4D.
D 8 R, Peones 3 R y 5 A D .
C 5 AR.
peones 3 R, 3 A D y 2 D .
Las blancas salen y dan mate, precisamente con ei peoa
do l a segunda de la dama, en cuatro jugadas.
Los problemas como estos, se llaman de 2>eon de la cape-
ruza. (Pión CoiíTé), porque en ellos es condición indispensa-
ble matar con el peón designado previamente.

P R O B L E M A CUARTO.

POSICION.

BLANCAS. NEGRA3.

R casilla T D . R 6 CD.
D en su 8 casilla. Peones 4 G R , 5 A R , 3 R ,
Caballos G y 2 AD. y 7 TD.
Alfiles casilla A D y casi-
lla D .
Poones2CD, 3 A D , 2 D ,
3 A l t , y 4 GR.
Salen Ins blancas y obligan á las negras á darlo mate al
roy blanco, en cuatro jugadas.

SOLUCION DHL P R O B L E M A P R I M E R O .

BLANCAS. XSanAS.

1— D 5 D . 1--Cualquiera.
2 — Mato con D , C ú T.

SOLUCION D E L P P O B L E M A SEGUNDO.

BLANCAS. NEGRAS.

1— C 0 A R . 1 — E l peón un paso.
2— C 5 T. 2—-P X T.
3— Mate con T.
3SD

SOLUCION D E L P R O B L E M A TERCERO.

BLANCAS, XEGRAS.

1 _ D 5 C f. 1—Se mueve el R .
2— C 7 R . 2—Juega el P .
3 —D 3 G. 3—P X D.
4— Mate con P .

SOLUCION D E L P R O B L E M A CUARTO.

BLANCAS. NEQRAS.

1—D 5 D f . 1—P X D .
2— P 3 D . 2 — P 5 D.
3 —A 2 D . 3—P-K P.
4— A casilla 15» á—P X P f|\
Loa problemas del género de esto último, en quo so bus-
ca perder, son conocidos con el nombre de pierde gana ó ya-
na pierdo. T a l sistema, como so indicó en su respectivo l u -
gar, no esta- sin embargo cu uso.

FIN.
APENDICE.

E L G R A N T O R N E O I N T E R N A C I O N A L DB Fll.APEr.KIA.

En las m.míenlos Jo acabar esto libro, hem.is sido honrados por ol comi-
té directivo del gran torneo de ajedrez que so ha do verificar on Filndollia on
1876, con el cuaderno referento á dicho torneo. Un ol expresado cuaderno
(quo estamos traduciendo jmr completo, á fia do publicarlo en alguno do
los periddids de la capital), so dotorminan las lejos quqjiabrán do regir en
la contienda, las personas inscritas hasta ahora, para tomar parto on el com-
bate, écc. También hay cu é*Ha carta siguiente, dirigida á b>s ajedrecistas
europeos, por el mencionado comité, y la cual creemos qu- tendrán gusto
en conoc;r aquellos do nuestros lectores quo piensen asistir ul torneo ínter-
nacional. Dice así la carta:

Á L O S AJEDRECISTAS K U U o r K O S .

«Señores: Los jugiJores de ajedrez do los K.-tados-I'uidij, desean reu-


nir un gran torneo internacional de ajedrez en Fihdolfia, conjuntamente con
la exposición del centenario, par todo Julio do 1876. Apenas tendría ol
••femico el éxito deseado, si un número do los mejores J U ^ \ W I H do Kuropa
•DO [turna participación en él. Deseamos precisar cuál os ol uunor m'iiuo-
_ ro dó premios que inducirían á los mejores ajedrecistas do Europa, íi to-
: •ináx'piárte en la liza. Gomo los fondos del torneo deben ser recaudados por
p
ln¿e'£icion-ss, la liberalidad do los aficionados americanos ¡i tan noble juo-
¿^.indudablemente corresponderá :'v la ocasión, ni p>.¡.Uivani"nlo ho ¡utinlU-
"jjeír'dtí que el lon.eo producirá una lucha real entre loa campeón'-i¡ di 1 mun-
'". do. E l límite de tiempo para jagar,. será el do l:j movimiento i p.,r bora>
según las reglas c ¡niuues.
«El primer prami> o.msistirí e-i los dos quintos/lo la C.UIÜIISHIMworilv
E l segundo cu los dos quintos del resto. E l tercero en los tres quinto» del
re>to. E l cu-irto en ¡ 0 3 tres q u i n t a <1A resto. E l q u i n t o , en t o l o el s o b r a n ,
te. P o r muñera q u e , s i 5.090 pesos f a i t e a b s s a s s r i t n. ln p r e m i o s s s r i a n :

19—5 2,000
29 — 1,200
;><?_ j OSO
49— 472
ó9— 248

S 5,000

u\ J'is jugadores que crean p r o b a b l e tomar parte en el torneo, Heles i n v i -


ta rc»pctu')«nmoiitc p a r a q u e RC d i r i j a n a l «Sr. J a m e s K o b c r t s . — A t h u u w m .
— I'hihdoíphía. ü . S.»
«.So i m p l i c a 6, todos los perió lieos de ajedrez l a reproducción de estas lí»
ricas.
«.So i n v i t a c o r d i a l u i e n t c a s i m i s m o á. todos los a j e d r e c i s t a s d e l m u n d o ú
ponerse en c o r r e s y m d e m ' i i i sobre los asuntos d e l torneo, c o n los empleados
do l u A s o e i a c i i i i o con Ii.s T'-ijujctivos presidentes de las coruisioncf».

. / . .1. C'mu/./oii, Jumes Iloln-ls,


JL'r.'Bldenl'c. KocrrLirio.
ÍNDICE.

TÁRlnns.

Introducción 3
P A i m : PIUMKKA— Pe las reglas generales y do las aperturas de bis
juegos 7
Capítulo I.—Del tablero y las pier.as í)
Capítulo II. — Del tecnicismo ó nomenclatura , ...— 15
Capítulo 111.—-Do k>s signos y abreviaturas 21
Capítulo I V . — l>e las leyes'de! juego 2.'!
Capítulo V.—Del modo do estudiar con excito, de la uibanidad ni
el juego y do otras consideraciones generales...., 20
Capítulo VT.—Del reglamento para el juego do ajedrez 35
Capítulo V I I . — D J la apertura llamada (¡inoro l't'mw 13'
Capítulo VIII.—Del gambito A'raiis y do la Defensa Terreros (!() _

Capítulo IX.—De la defensa do Filidor


Capítulo X.—De la defensa llamada de ks dos caballi H 113
Capítulo X I . — D e l Fr.jnteUo V¿'¿

Capítulo X I L — D e la defensa ltu-m, de IVlrofl' ó do J oiibeli 133


Qa-pítuío X I I I . — D e la apertura escocí -.i Mfí
Capítulo X I V . — D e l gomito do Damiano 167
Capítulo X V . — D e la apertura d j Kui López 175
Capiítulo X V I . — D e l contra-ganíbito de Greco, en la salida del ca-
ballo del rey ~ >• 100
Capítulo X V I I . — D e otras maneras de contrarestar y do proseguir la
Balido del caballo del rey 205
Capítulo X V I I I . — D e l gambito y contra-gambito do los peones del
centro 211
Capítulo X I X . — D e l gambito danos ó de Swodish 220
Capítulo X X . — D e la salida del caballo de la «Jama.—Apertura de
ITi.ri.po 220
Capítulo X X I . — D h apertur.i <l: !oá Jos alfiles <!•' rey.—Contra-
:

gambito d o Lewii.—l)«fenvi italian?.—Gambito d o Rui López.—


SiKter.ia da Cozio 232
Capítulo X X I I . — D e la defensa BerÜneaa, ó sí-ase contra-ataque del
caballo en la salida del alfil del rey 247
Capítulo XXÍII.—Do la defensa por ol peón del alQl de la dama en
la Falidu del alfil del rey 250
Capítulo X X I V ' . — D i l doble gambito de Mae Donell 252
Capítulo X X V . — D e l contra-gambito de Greco, on la salida del al-
fil d e l rey 25G
Capítulo X X V I . - - I K 1 gambito Greco I'ilidor 2G2
Capítulo X X V I I . — D e l gambito B u l i a 6 do Cunningbain 274-
Capítulo XXVÍII.—Del gambito do Allgaicr 6 do Kiésérilzky, lla-
mado tnnbiuii (¡rali Gambito 279
Capítulo X X I X . ~ ^ D e l gambito del peón de la torre del rey 2S5
Capítulo X X X . — Í J O \ gambito de .Salvio ;••••:-•<• -287
;

Capítulo X X X I . — D e l gambito do Cóebrane ". 296-,


Capítulo X X X I I . — D e l gambito do Muzio 304
Capítulo X X X I I I . — D e lo* g ámbitos rehusados y del gambito del
alfil , M rey 31C
Capítulo X X X I V . — Del gambito d e la dama.de A b p, ó de Aleppo., 320
Capítulo X X X V . — D e las apertura» irregulares.—Fi'it'.chrlti/sácl rey
y de l a reina.— Aperturas francesa, holandesa, vieuosa y sicilia-
na.— Gámbito dil a l a — L a B eapil litas ,. 324
Capítulo X X X V I —Do b * partidos con ventaja 33,1
Capitulo X X X V I I , . — Pe las reforman al juego de ajedrez » 335
P A U T E n SHIÍI'NU.V I ^ I - U C E R A . — D o los finales de partida y de los .es-
tratagemas ú problenr? 337
n r . t v t o N 1 ' i t l M i l l A . — Pe l o * finales d . - partida 330
V.IKIUMI'IO v i U M t c i o . — M a t e do la dam.y¿bntrn el rey solo 340
Idem H e g u n d o . — Mate de una torre contra el rey solo 342
Idem tercero.— Mate de los dos alCes contra el rey solo 313
Idem cuarto.—Mate de caballo y a i l i l contra el rey tolo 345
Idem quinto.—Mate de torre y alfil contra torre y rey 347
Idom sexto.—Dos c a b a l l o s contra rey 351
Idem sétimo.—lley y peón contra rey 351
Idem o.'t.vvo.—Tris peone-* contra tres (posición de Greco) 353
-Ejercicio noveno.—Posición do SÍCII ;>55
Idem décimo.—Dama contra peón situado en la penúltima casilla... 330
Idem déeimopriniero.—Juego tablas do voy y pcon contra rey , 358
Idem dúcirnosegundo.—Juego tablas do pcon y alfd contra el rey solo. 35S
Idem decimotercero.—Juego tablas do dama contra torre. 359
Idem decimocuarto.—Partida ganada do dama contra torro "300
Idem decimoquinto.—Pama contra dos caballos 3G0
Idem decimosexto.—Otro caso de dama contra di¡> caballos 3t51
Idem décimosétimo.—Dama contra dos alfiles 362
Idem decimoctavo.—Torre contra alfil 369
Idem decimonoveno.—Torre contra caballo 363
Idem vigésimo.—líey y dos peones contra rey y peón 36-1
Idem vigésimopriuiero.—Torre y caballo contra torre 364
Idem vigésimosegundo.—Ilcy y dos peones contra rey y tres peones. 3C6
SECCION II.—De los estratagemas ó problemas 3CG
Apéndice., ,

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