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Miguel Ángel Pastorino

¿Qué hay de cierto tras el


“CÓDIGO
DA VINCI”?
Una mirada desde la historia de las
religiones y la teología

© 2006 – Miguel Angel Pastorino Pereira


E mail: miguelpastorino.seas@gmail.com

Todos los derechos reservados.


ISBN: 9974-7824-3-0

L.E.A.
Librería Editorial Arquidiocesana
Cerrito 477, Montevideo URUGUAY
CONTRATAPA

“¿Creían los primeros cristianos que Jesús era Dios o fue un invento posterior de la jerarquía
eclesiástica? ¿Oculta la Iglesia evangelios auténticamente cristianos o no? ¿De qué tratan los textos
gnósticos hallados en Egipto llamados “evangelios apócrifos”? ¿Quiénes eran los gnósticos en la
antigüedad? ¿Quién era en verdad María Magdalena? ¿Se casó Jesús?, ¿tuvo hijos? ¿Cómo saber
si la Biblia fue modificada o no a lo largo de la historia? ¿Quiénes eran los Caballeros Templarios y
cómo fue su condena? ¿Existió el Santo Grial? ¿A quién pintó Leonardo Da Vinci en la última cena al
lado de Jesús? ¿A cuanta gente quemó la inquisición? ¿Existe un esoterismo cristiano negado por la
Iglesia Católica? ¿Existió de verdad el Priorato de Sión? ¿Qué es un dogma en la Iglesia católica y
porque se defienden? ¿Existe de verdad una silenciosa conspiración cristiana que atraviesa la
historia de occidente?... Estas y muchas preguntas más, han surgido en muchos lectores de la novela
titulada “El Código Da Vinci” de Dan Brown. ¿Se trata de una novela de ficción o hay algo cierto
detrás de sus teorías?”

Miguel Angel Pastorino Pereira. Nació en Montevideo (1976), estudió Filosofía y Teología en
la Facultad de Teología del Uruguay y se ha especializado en el fenómeno de las sectas y nuevas
formas de religiosidad, siendo actualmente miembro de la Red Iberoamericana de Estudiosos del
sectarismo y la nueva religiosidad (RIES) y fundador del Servicio para el Estudio y Asesoramiento
sobre sectas del Uruguay (SEAS).
Es docente de Ciencias de la Religión en el CSTP, en la Vicaría de Educación de la
Arquidiócesis de Montevideo y miembro de la Comisión Nacional de Ecumenismo y Diálogo
Interreligioso de la Conferencia Episcopal Uruguaya.
Participó como asesor de la Consulta Internacional sobre New Age en la Santa Sede (Ciudad
del Vaticano, junio 2004), y como ponente en el Congreso Internacional sobre Sectarismo en la
Universidad Autónoma de Madrid (julio 2005). En los últimos años ha impartido varias conferencias
sobre diversas temáticas en torno a los fenómenos religiosos y ha colaborado con varias revistas y
medios de comunicación de Uruguay, Argentina, Colombia, Panamá y España.
E mail: miguelpastorino.seas@gmail.com
A dos grandes amigos y maestros: el P. Julio C. Elizaga y el Lic. José María Baamonde, pioneros en
América Latina en el estudio de las nuevas formas de religiosidad.

“Te suplico que no me pidas que te escriba con un arte que no he aprendido,
porque vivo entre los Celtas y de ordinario tengo que expresarme
en una lengua bárbara; ni tengo la facilidad de un escritor, pues no me he ejercitado;
ni sé hablar con discursos elegantes o persuasivos;
sino que te suplico recibas con amor lo que he escrito con amor,
de manera sencilla, sin más adornos que la verdad y la sinceridad”

(San Ireneo de Lyon, Adversus Haereses)


EL “BOOM” DA VINCI
«El hecho es que la prensa internacional voceó infinitamente el "hallazgo".
Manuales, antologías, resúmenes, versiones literales, reimpresiones
autorizadas y reimpresiones piráticas de la Obra Mayor de los Hombres
abarrotaron y siguen abarrotando la tierra. Casi inmediatamente, la realidad
cedió en más de un punto. Lo cierto es que anhelaba ceder.»
"Tlön, Uqbar, Orbis Tertius"
JORGE LUIS BORGES

¿Creían los primeros cristianos que Jesús era Dios o fue un invento posterior? ¿Oculta la
Iglesia evangelios auténticamente cristianos o no? ¿De qué tratan los textos gnósticos hallados en
Egipto llamados “evangelios”? ¿Quiénes eran los gnósticos en la antigüedad? ¿Quién era en verdad
María Magdalena? ¿Se casó Jesús?, ¿tuvo hijos? ¿Cómo saber si la Biblia fue modificada o no a lo
largo de la historia? ¿Quiénes eran los Caballeros Templarios y cómo fue su condena? ¿Existió el
Santo Grial? ¿A quien pintó Leonardo Da Vinci en la última cena al lado de Jesús? ¿A cuánta gente
quemó la inquisición? ¿Existe un esoterismo cristiano negado por la Iglesia? ¿Existió de verdad el
Priorato de Sión? ¿Qué es un dogma en la Iglesia católica y por qué se defienden? ¿Existe de verdad
una silenciosa conspiración cristiana que atraviesa la historia de occidente?...
Éstas y otras preguntas más han surgido en muchos lectores de la novela titulada “El Código
Da Vinci” de Dan Brown. ¿Se trata de una novela de ficción o hay algo cierto detrás de sus teorías?

Durante los últimos años “El Código Da Vinci” ha sido -y es- uno de los libros más vendidos,
arrastrando tras de sí un fenómeno editorial más amplio que la misma novela, ya que enseguida
comenzaron a surgir nuevos libros que supuestamente explican lo que Brown no ha dicho: la
“verdadera historia del Código Da Vinci”, “los secretos del Código...”, “Diccionario del Código Da
Vinci”, “La guía no autorizada del Código...”, etc. Y también empezaron a circular nuevas y viejas
pseudohistorias sobre aspectos vinculados a los temas centrales de la novela (Templarios, María
Magdalena, Conspiraciones de la Iglesia Católica, Ordenes secretas, Qumrán, Evangelios Apócrifos,
vida oculta de Jesús, etc.).

Dan Brown ha sido criticado por especialistas de Gran Bretaña, Estados Unidos, Italia,
Francia, Argentina, y España por su pobre calidad literaria. Algunos críticos han comparado su novela
con las telenovelas actuales, reconociendo que se vende más por las demandas del mercado de este
tipo de trabajos, que por su logro como escritor. Sin embargo, las editoriales, “personalidades de la
TV, y periodistas “informados” alabaron el “trabajo histórico” que hay tras el libro comparando al autor
con un héroe que se anima a enfrentar sectores de poder.

A pesar de la dura crítica internacional, el libro ha sido publicitado en forma costosa y


extraordinaria, con una auténtica promoción mundial, a través de una gran campaña de "marketing",
que incluye entrevistas al autor en los principales medios de comunicación, una difusión privilegiada
en las librerías, "webs" sobre el libro, juegos con adivinanzas sobre el contenido del mismo, foros en
internet, nuevas rutas turísticas en Europa basadas en la novela, una película, etc.
¿Podría pasar desapercibida después de tal campaña publicitaria? Entre la gente ya se
comenta que “hay que leer el Código Da Vinci”, porque simplemente todos lo han hecho. El ambiente
publicitario de la película ya está en movimiento y muchos no querrán estar al margen del fenómeno
Da Vinci.

¿Por qué se han escrito tantos libros y artículos a favor y en contra de la misma y con una
vehemencia poco vista al hablar de una simple novela? Sin lugar a dudas, la polémica a escala
mundial radica en que su autor exhibe tras la ficción una larga lista de teorías, que de ser ciertas,
como afirma, harían de la Historia una estafa.
Ya avanzado el 2006 y a dos años del comienzo del “boom” Da Vinci, la información sobre el
mismo ha crecido y las preguntas siguen entre la gente. Se han publicado nuevos libros rondando en
lo mismo, se han escrito centenares de artículos y varios documentales televisivos le han dedicado
programas especiales como National Geographic. El 19 de mayo de este año se estrenó la película
“El Código Da Vinci”1 y ya no solo tenemos las preguntas de quienes leen la novela de 500 páginas,
sino del gran público que, ante la película, quedará con no pocas dudas respecto del cristianismo en
general y de la historia de la Iglesia Católica en particular.

Las páginas que siguen presentan una breve síntesis que intenta responder en forma sencilla
a las preguntas más relevantes que ha dejado esta novela en el gran público sobre aspectos de la
historia del cristianismo y del gnosticismo, entre otros temas. Nuestro trabajo se ha centrado en
responder desde la historia de las religiones y desde la teología, pues son las disciplinas académicas
más apropiadas para juzgar los temas por los que el autor del “Código da Vinci” se pasea
confusamente.

Esto no pretende ser un tratado apologético contra la novela, sino una breve aclaración sobre
los aspectos más controvertidos y relevantes tanto para los cristianos que quieran dar razón de su fe,
como para quienes por inquietud intelectual quieran conocer qué hay de cierto detrás del “Código Da
Vinci” de Dan Brown.

Creemos que el Código Da Vinci ha sido y sigue siendo una ocasión para hablar de temas que
no siempre están claros. La aparición de esta novela ha sido y es una oportunidad para buscar la
verdad, para aclarar mejor las ideas sobre el cristianismo y para asomarse a la inagotable riqueza del
mundo de las religiones, y del cristianismo en particular.

El "Código Da Vinci" es sólo la punta de un iceberg de literatura pseudohistórica y esotérica,


que como una avalancha misteriosa en el mundo literario, no es fácil de digerir para el no iniciado.
Por esta razón algunos temas son tratados con mayor profundidad que otros de menor relevancia,
habiendo seleccionado aquellos sobre los que se ha despertado un mayor interés en los medios de
comunicación y entre los lectores del “Da Vinci Code” (Evangelios gnósticos, gnosticismo antiguo,
Caballeros Templarios, Priorato de Sión, María Magdalena, Esoterismo, etc.).

1
Sony Pictures, 2006, director: Ron Howard. Actores principales: Tom Hanks (Robert Lagndon), Audrey Tautou
(Sophie la nieta de Sauniere), Ian McKnell (Sir Teabing), Jean Reno (el policía francés Bezu Fache), Alfred
Molina (Obispo Aringarosa), y Paul Bettany (Silas, el albino del Opus Dei).
ALGO MÁS QUE UNA SIMPLE NOVELA

EL ARGUMENTO DEL “CÓDIGO DA VINCI”2


Jacques Sauniére, un conservador del museo del Louvre es asesinado, pero antes de morir
consigue dejar unas extrañas pistas y colocarse de forma singularmente significativa, aludiendo a una
obra de Da Vinci (el hombre de Vitrubio). Su nieta Sophie Neveu y un investigador estadounidense
experto en símbolos (Prof. Robert Langdon) –los protagonistas- descubren que el abuelo trataba de
dejar un mensaje cifrado, no sobre su asesino, sino acerca de un gran secreto. El abuelo formaba
parte de una antigua sociedad secreta llamada El Priorato de Sión, que durante muchos años se
habría encargado de custodiar ese gran secreto (el Santo Grial custodiado por los Templarios), cuya
revelación supondría una amenaza para la Iglesia católica, la cual se habría esforzado durante estos
últimos dos mil años en destruir este secreto. Porque el Grial no es el cáliz de la última cena, sino la
verdad sobre la relación de Jesús con María Magdalena y la descendencia de éstos que llega hasta
los reyes merovingios, y hasta nuestros días. La Iglesia trató de callar esta verdad mediante las
cruzadas, la Inquisición y ahora mediante un miembro del Opus Dei. La trama gira en torno a los
investigadores que van tras los secretos que la Iglesia silencia, pero el argumento se hace largo y
tedioso cuando empiezan las disquisiciones sobre símbolos esotéricos, evangelios apócrifos, historias
de sociedades secretas y las verdades ocultadas durante 2000 años.

UN MENSAJE OCULTO DURANTE SIGLOS


A través de los personajes “eruditos” de la obra (Teabing y Langdon) se nos “instruye” en las
verdades teológicas e históricas que la Iglesia habría ocultado malintencionadamente. Podríamos
resumir el mensaje “religioso” de la novela en los siguientes puntos:

Jesús no es Dios: para Brown ningún cristiano creía que Jesús es Dios hasta el siglo IV, en que el
emperador Constantino lo impuso en el concilio de Nicea como dogma (325). Los cristianos de los
primeros siglos adoraban “lo divino femenino”. La afirmación de la divinidad de Cristo impuesta por el
emperador que adoraba al Sol, hizo de Jesús un dios-solar. El mismo Constantino habría destruido
más de 80 evangelios que circulaban, dejando solo los cuatro que hoy conocemos, porque favorecían
sus ideas machistas contrarias al culto de la diosa y de todo lo femenino.

Los gnósticos eran verdaderos cristianos que fueron perseguidos por el sector más machista de la
Iglesia. De esta manera se habrían destruido sus textos y perseguido a lo largo de la historia a todos
los cristianos de esta línea más espiritual y femenina. Los gnósticos habrían sido perseguidos por
defender la humanidad de Jesús y por adorar a la divinidad femenina.

Jesús tuvo como compañera sexual a María Magdalena. Ella estaba embarazada cuando Jesús
murió crucificado y huyó al sur de Francia. Sus hijos, los portadores de su sangre, son el Santo Grial
(sangre de rey = "sang real"), fundadores de la dinastía Merovingia en Francia (y antepasados de la
protagonista de la novela). Esta verdad y la sangre de Jesús son custodiadas por una real sociedad
secreta llamada el Priorato de Sión desde el año 1099 hasta nuestros días. A esta sociedad secreta
habría pertenecido Leonardo Da Vinci quien en sus pinturas (la última cena) codificó este secreto.

Jesús y María Magdalena representaban la dualidad masculina-femenina (como Marte y Atenea,


Isis y Osiris). La adoración de la divinidad femenina está oculta en las catedrales construidas por los
Templarios (formas de vientres) como la de Rosslyn en Escocia. Los Caballeros Templarios habrían

2
Para el análisis y crítica de la novela usamos como fuente: BROWN, Dan, El Código Da Vinci, Umbriel,
Barcelona, 2004 (traducción al español de Juanjo Estrella).
sido perseguidos por conocer la verdad sobre María Magdalena, porque ellos tenían el Grial, o sea el
secreto. Según Brown el Papa Clemente V los quemó y tiró sus cenizas en el río Tiber.

La Iglesia Católica inventada por el emperador romano Constantino en el 325, persiguió a los
tolerantes y pacíficos adoradores de lo femenino (cristianos gnósticos), mató millones de brujas en la
Edad Media, destruyó todos los evangelios que no le convenían y dejó sólo los cuatro evangelios
canónicos, bien retocados, eso sí. Y el maquiavélico Opus Dei trató de impedir que los héroes
sacaran a la luz el secreto: que el Grial son los hijos de Jesús y María Magdalena y que lo "divino" es
femenino en su origen, que María Magdalena es el símbolo de la divinidad femenina. Para Brown el
primer dios de los "cristianos" era femenino y esto luego fue cambiado por los apóstoles y sus
sucesores.

Todas estas afirmaciones, no se presentan como ficción, sino que se intenta persuadir al
lector que está ante una obra erudita, ante una investigación histórica bien documentada,
adornado con algo de ficción. Como si Brown desenmascarara secretos ocultados durante siglos
mientras la humanidad durmió en la ingenuidad. ¿Qué hay de verdad en todo esto?

“LOS HECHOS” ¿REALES?


En una entrevista emitida por la cadena ABC de Estados Unidos un periodista le preguntó al
autor de la novela: “De no haber recurrido a un formato de ficción, ¿en qué medida habría sido
distinta?”. Y la respuesta de Brown fue: “No creo que hubiera variado en nada... tras varios viajes a
Europa y dos años de investigación, acabé convencido de su veracidad. Llegué a la conclusión de
que esta teoría tiene más sentido que lo que aprendí de niño”. También dijo que no dudaría en
reproducir el texto, no como ficción, sino como obra de investigación histórica. Siempre dio a entender
que en su novela hay más de investigación histórica que de imaginación3.

En el comienzo de la obra (pág. 11) nos encontramos con un paratexto –aparte del cuerpo de
la novela- titulado: “Los hechos” donde se dice expresamente:

“El Priorato de Sión —sociedad secreta europea fundada en 1099— es una organización real. En
1975, en la Biblioteca Nacional de París se descubrieron unos pergaminos conocidos como Les
Dossiers Secrets, en los que se identificaba a numerosos miembros del Priorato de Sión, entre los
que destacaban Isaac Newton, Sandro Boticelli, Víctor Hugo y Leonardo da Vinci…
...y todas las descripciones de arte, arquitectura, documentos y rituales secretos en esta novela son
fidedignas”.

Como veremos a continuación, lo que se afirma en esa página es falso, porque el Priorato de
Sión nunca existió en la Edad Media, sino que nació hace tan solo 50 años (1956), y “Les Dossier
Secrets” son un documento falso introducido en la Biblioteca Nacional de Francia en 1967, al igual
que la fantasiosa pertenencia de los artistas e intelectuales del renacimiento a esta ficticia sociedad
secreta, entre otros detalles… y de “fidedignas” sus fuentes tienen muy poco o nada. Sin embargo,
aunque solo esto fuera verdad, el lector queda preparado para creer ingenuamente que la novela
revela cosas ciertas. Brown mezcla arbitrariamente y sin distinción hechos reales con leyendas,
teorías y rumores dudosos, junto a interpretaciones alegóricas libres, dejándonos un producto de
ficción que suena creíble y veraz. Además, lo que lo ha hecho más exitoso –mas allá de la campaña
de marketing-, es sin duda, tomar del ambiente el prejuicio anticatólico y el esoterismo new age de
moda, y a todo el mundo le gusta que le cuenten la versión “no oficial” o “no autorizada” de los
hechos. Lo “no dicho”, lo oculto, aunque sea inexistente, suena interesante y atractivo. Lo misterioso
y extraño tiene mayor público que los buenos libros de historia.

3
Cf. HAAG Michael – HAAG, Verónica, El Código Da Vinci al descubierto, Ediciones B, Barcelona, 2004.
Si bien formalmente se trataría de una novela policial de ficción, de un libro vendido con
carátula de "novela", y que, en efecto, incluye personajes y una mínima y elemental trama literaria
ficticias, las páginas del Código van desplegándose ante el lector como una suerte de ensayo
doctrinal, en que las ideas allí manifestadas golpean rudamente la atención del lector.
Se trata de ideas de grueso calibre, no por lo que ellas valen en sí mismas, sino por el blanco
al que se dirigen.
El autor no vacila en afirmar que está revelando secretos de la historia del cristianismo,
supuestamente ocultados por la Iglesia Católica. Y esos “secretos”, en realidad, no son otra cosa que
un recorte arbitrario de cuestiones gnósticas y esotéricas descontextualizadas, ya refutadas hace
mucho tiempo, y que ningún serio historiador –cristiano o no- las tomaría en cuenta.

¿NUEVAS O "ANTIGUAS" IDEAS?


Dan Brown (1964) es profesor de inglés en EUA graduado en la Universidad de Amherst,
autodidacta en sociedades secretas, y escritor de novelas como “La Fortaleza Digital”, “Ángeles y
Demonios”, “La Conspiración”, y la obra en cuestión, “El Código Da Vinci”. Su esposa Blythe,
profesional en historia del arte, colabora en las novelas de su marido.

Brown copia con pocos escrúpulos de otros libros pseudohistóricos y novelas esotéricas. No
dice nada que otros no hayan dicho antes, pero la diferencia estriba en su pretensión de objetividad
histórica y de creerse un liberador de las masas cegadas por el catolicismo. Brown toma muchos
elementos de los escritos pseudohistóricos de Kersey Graves en 1875, y de varios escritos
masónicos, gnósticos y esotéricos, sobre todo de la anterior novela (de menor éxito) “Santa Sangre,
Santo Grial” (Holy Blood, Holy Grial)4, traducida al español como “El Enigma sagrado”, cuyos
argumentos son casi idénticos y sus mismos autores declaran la ficción de tales afirmaciones, que
por otra parte los defensores de Brown se gastan en fundamentar “científicamente”.

Laura Miller del New York Times Book Review, hablando del Código Da Vinci y de su anterior
inspiración Holy Blood, Holy Grial, afirma “ambos libros están basados en un notorio fraude... Todos
los sospechosos habituales y los elementos típicos de la historia paranoica son incluidos en este
paseo de mil años. Los herejes cátaros, los Caballeros Templarios, los rosacruces, el Vaticano, los
francmasones, los nazis, los rollos del Mar Muerto, Los Protocolos de los Ancianos de Sión, la Orden
Hermética del Amanecer Dorado, todos menos al abominable Hombre de las Nieves parecen entrar
en este juego... formando una telaraña suficientemente densa como para crear la ilusión de solidez.
Aunque falso, el trabajo es impresionante.”

Una de las principales fuentes de donde Brown toma información para su novela es también el
libro pseudohistórico de Lynn Picknett y Clive Prince, “The Templar Revelation: Secrets Guardians of
the True Identity of Christ, que tiene un capítulo titulado: “El código secreto de Leonardo Da Vinci”.
¿suena familiar?

Su anterior trabajo “Ángeles y Demonios”, está basado en la trilogía de “los Iluminatus” de


Robert Antón Wilson y Robert Shea (novelas de suspenso y conspiración de los años 70). Esta
trilogía era una mezcla entretenida de sufismo, futurismo, filosofía contracultural, además de mucho
sexo.

No solamente sabemos que Brown ha copiado y parafraseado a unas pocas novelas


pseudohistóricas ya existentes sobre los mismos temas de María Magdalena, el Santo Grial y los

4
Obra escrita por Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln, que fue un éxito editorial en la década del 80,
pero no tuvo la trascendencia de la obra de Brown.
Templarios, sino que además recientemente se le han hecho varias denuncias de varios millones de
dólares por plagio. Por un lado los autores de “El Enigma Sagrado” mencionados anteriormente y por
otro Lewis Perdue, el autor de la novela “La Herencia Da Vinci” publicada en 1983 con poco éxito,
donde tan solo cambia algunos nombres.

EL ANTICATOLICISMO: UN PREJUICIO CON MUCHO PÚBLICO


Para comprender su éxito es importante observar la coyuntura sociocultural en la que estamos
inmersos. Thomas Roeser, del Chicago Sun Times, escribe lo siguiente: “En nuestra ‘correcta’
sociedad, una declaración racista, antijudía, contraria a los homosexuales o las mujeres puede
descalificar a un escritor durante mucho tiempo. Pero no ocurre así con los insultos a Jesucristo y a
sus discípulos. Paradójicamente: escribir un libro extenso sobre una conspiración católica llena de
chismes supone obtener abundantes beneficios y notoriedad”5.

Como ha sido correctamente observado por un historiador norteamericano, el éxito de este


producto es sólo una prueba más del hecho que el anti-catolicismo es el “último prejuicio aceptable”6.

Si hubiera sido una novela contra el Islam, o el Judaísmo o el Budismo, no le hubiera salido
tan bien. Máximo Introvigne nos hace un hipotético y gráfico ejemplo, de lo que sucedería si en lugar
del cristianismo hubiera sido otra religión la atacada en una novela al estilo de Dan Brown:

“Imaginemos este escenario. Se edita una novela en la que se afirma que Buda,
después de la iluminación, no condujo a la vida de castidad que se le atribuye, sino que tuvo mujer
e hijos. Que tras su muerte, la comunidad budista conculcó los derechos de la mujer, que debería
haber sido su heredera. Que, para ocultar esta verdad, los budistas han asesinado a millares, e
incluso a millones de personas, a lo largo de su historia. Que un santón budista fallecido hace
pocos años – por ejemplo, un tal Taeitaro Suzuki (1870-1966)- era en realidad el jefe de una
banda de delincuentes. Que, a fin de perpetuar la mentira sobre Buda, el Dalai Lama y otras
personalidades del budismo, emplean cualquier medio, incluido el asesinato.
Una vez publicada la novela no pasa inadvertida. Autoridades de todas las religiones la
denuncian como una mistificación antibudista y como una provocación para el choque entre las
religiones. Con el aplauso de la prensa, se prohíbe su publicación en muchos países. Los estudios
cinematográficos, ante la propuesta de realizar una versión para la gran pantalla, expulsan a
puntapiés al autor y consideran el proyecto una broma de mal gusto.
El escenario es falso, pero hay otro semejante y enteramente real. Ocurre únicamente
que en éste no se habla de Buda, sino de Jesucristo; ni de la comunidad budista, sino de la Iglesia
7
Católica…”

Es lógico pensar que una de las razones del indudable éxito de la novela reside en su
conjunción de elementos conspiracionales y revisionistas, apoyado en la animosidad de moda contra
el cristianismo en general y contra la Iglesia Católica en particular.

No es difícil darse cuenta que -no importa si es real o no-, cualquier argumento anticatólico
cae bien en la actual coyuntura histórica y sociocultural. Obviamente vende más lo que el público
quiere escuchar, sin importar cuánto de verdadero tenga.

5
INTROVIGNE, Massimo, Los Illuminati y el Priorato de Sión. La verdad en Ángeles y demonios y El Código Da
Vinci, Rialp, Madrid, 2005.
6
JENKINS, Philip, The New Anti-Catholicism. The Last Acceptable Prejudice. Oxford University Press, New
York, 2003.
7
INTROVIGNE, Massimo, Los Illuminati y el Priorato de Sión. La verdad en Ángeles y demonios y El Código Da
Vinci, Rialp, Madrid, 2005, p. 10.
UNA MIRADA DESDE LA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA
El cristianismo primitivo, los gnósticos y los evangelios.
“No es fácil descubrir el error por sí mismo, pues no lo presentan desnudo,
ya que entonces se comprendería, sino adornado con una máscara engañosa y persuasiva;
a tal punto que, aun cuando sea ridículo decirlo, hacen parecer su discurso más verdadero que la verdad.
De este modo con una apariencia externa engañan a los más rudos”

Ireneo de Lyon, Adversus Haereses, siglo II

Implicaría escribir un libro de quinientas páginas como el de Brown para explicar una a una
sus tergiversaciones, sus cientos de errores y deliberadas imprecisiones históricas.

El desconocimiento actual sobre las religiones precristianas y sobre el cristianismo primitivo en


la población en general, permite que un escritor como Brown, traiga arbitrariamente analogías y
coincidencias extrañas, que dejan a más de un lector incauto en total credulidad frente a sus
postulados.
.
A continuación desarrollaremos brevemente a modo de ejemplo algunos de esos errores que
se presentan en la novela como verdad histórica, y que a su vez nos sirven como excusa para dejar
en claro temas del cristianismo no siempre conocidos por la mayoría de los lectores de las novelas de
Brown.

¿JESÚS NO ERA DIOS PARA LOS PRIMEROS CRISTIANOS?


Mircea Eliade, el mayor experto del siglo XX en historia de las religiones escribe:

“Al proclamar a las naciones la divinidad de Jesucristo, las primeras generaciones de


cristianos proclamaban intrínsecamente su transhistoricidad. No es que no se considerara a
Jesús como un personaje histórico, sino que se subrayaba ante todo que era Hijo de Dios, el
Salvador Universal que había redimido no sólo al hombre, sino también a la creación entera. Más
aún: la historicidad de Jesús quedó trascendida por su ascensión al cielo y por su reintegración a
8
la Gloria divina” (Mircea Eliade)

Afirmar con Dan Brown, que los cristianos no creían en Jesucristo como verdadero Dios hasta
que lo impuso el emperador Constantino en el Concilio de Nicea (año 325) es falta de sentido común
y delata una gran ignorancia histórica. Si nos detuviéramos a leer las cristologías neotestamentarias,
la Patrística y los escritores de los primeros tres siglos de nuestra era, o simplemente un básico
manual de historia del cristianismo, veremos que la evolución hacia una definición dogmática no
surge de una simple ocurrencia política o de la imposición de un emperador. No es necesario exponer
aquí textualmente la cantidad de citas9 del Nuevo Testamento y de los escritos de los Padres de la
Iglesia, con las que sobra evidencia acerca de la fe en la divinidad de Cristo durante los cuatro
primeros siglos por parte de los cristianos. Más allá de las interpretaciones históricas y teológicas en
torno a los concilios cristológicos, las herejías y cismas, nadie pone en duda lo que Brown niega con
su ingenuidad (o deliberada confusión).

8
ELIADE, Mircea, Aspectos del mito, Paidós, Barcelona, 1988, p. 145-146.

9
Mt 14,33; Mt 28,9; Fil 2, 6; 2 Pe 1,1; Tito 2, 13; Juan 1,1; 5,18; 8, 58; 10,33; 12,45; 14,9; 20,28...
Además ¿cómo es posible que miles de cristianos que daban su vida bajo las persecuciones
romanas, cedan luego tan fácilmente a una creencia nueva que nunca pensaron? Si no tuvieron
miedo de los emperadores romanos Nerón y Diocleciano con sus terribles persecuciones, ahora con
Constantino en el s. IV que se convierte al cristianismo, ¿van a temer en profesar lo que creen y dejar
que se les imponga un dogma porque sí? Es indudable que la creencia implícita o explicita de la
divinidad de Cristo siempre estuvo presente en el cristianismo y no es un invento posterior.

En la novela tampoco se nombra el arrianismo, herejía contra la cual se proclama el dogma en


el Concilio de Nicea, ya que el arrianismo rebajaba a Jesucristo como un ser inferior a Dios y el
dogma lo afirma: “de la misma naturaleza que el Padre”, o sea, Dios. Sin el conocimiento de esa
herejía poco puede comprenderse sobre lo definido en el Concilio de Nicea.

Por otra parte, antes de Nicea existen textos -del primer siglo cristiano- en los que Jesucristo
es claramente reconocido como persona divina.

En las formas más antiguas del Símbolo Apostólico de la Iglesia primitiva –dos siglos antes de
Nicea y de Constantino-, ya incluían la divinidad implícita de Cristo, porque tanto en la Biblia como en
toda la tradición judeocristiana, el título de Señor (Adonai en hebreo,  en griego) solo se le
atribuye a Dios, al igual que “Salvador” (), porque sólo Dios salva. Por ejemplo:

“Creo en el Padre omnipotente, y en Jesucristo, Salvador nuestro, y en el Espíritu Santo Paráclito, en


la Santa Iglesia y en el perdón de los pecados” (escrito entre los años 150 y 180)
“Creo en Dios Padre omnipotente; y en su Hijo unigénito, nuestro Señor Jesucristo, y en el Espíritu
10
Santo, y en la resurrección de la carne, y en la Santa Iglesia Católica.” (usado en la liturgia en el siglo
III)

Algunas citas de los Padres de la Iglesia de los siglos I y II pueden ilustrarnos la común
creencia en la divinidad de Jesucristo:

"Si hubieses entendido lo escrito por los profetas, no habrías negado que Él [Jesús] era Dios, Hijo del
único, inengendrado, insuperable Dios" (San Justino, Diálogo con Trifón, c.100-c.165 d.C).
“Sólo Dios es sin pecado. El único hombre que es sin pecado es Cristo; porque Cristo también es
Dios (10:110:1) y en La Carne de Cristo: El origen de ambas sus substancias se manifiestan en él como
hombre y como Dios…” (5:6-7). Tertuliano (c. 160 - c. 225)
En la Exhortación a los griegos de Clemente de Alejandría, del año 190 d.C, se lee: "Sólo Él [Jesús] es
tanto Dios como Hombre, y la fuente de todas nuestras cosas buenas”.

Por otra parte, en cuanto a las afirmaciones de la novela sobre el emperador Constantino,
todo está tergiversado11. Constantino dio libertad de religiones (Edicto de Milán, 315) y acabó con las
sangrientas persecuciones a los cristianos, pero no impuso la religión cristiana al imperio. Aunque
el se decía convertido al cristianismo, simpatizaba con la herejía arriana, que fue condenada por los
Obispos cristianos en el Concilio de Nicea (325), así que no impuso su parecer. Luego del gobierno
de Constantino la persecución al cristianismo siguió con otros emperadores como Juliano el Apóstata,
que oficializó el paganismo neoplatónico y gnóstico, hasta que años más tarde, el primer emperador
auténticamente cristiano fue Teodosio (379-395) quien hizo del cristianismo la ley del imperio.

Lo único que hizo Constantino fue convocar al Concilio de Nicea con la intención de que los
cristianos definieran el contenido de su fe, en la esperanza de que la unidad de la Iglesia contribuyera
a la unidad del Imperio. Los obligaba a definirse, pero no sobre una doctrina u otra.

10
El Magisterio de la Iglesia, Dz. 1.
11
Cf. MONTANELLI, Indro, Historia de Roma, Plaza y Janes, Barcelona, 2002; abril de 2006 (apuntes
nuestros). HUGHES, Philip, Síntesis de Historia de la Iglesia, Herder, Barcelona, 2001.
Por otra parte, contra lo que muchos piensan, los cristianos y sus pastores (obispos) tuvieron
grandes conflictos en los años siguientes contra el poder imperial que intentaba imponer sus
caprichos sobre la fe de los cristianos, pero sin éxito, como pasó en los Concilios de Éfeso (431) y
Calcedonia (451). Después de largas persecuciones y conflictos, siempre triunfó la doctrina original,
aunque no sin dificultades.

CONCLUSIÓN: Desde sus nacientes orígenes apostólicos, los cristianos creyeron y


confesaron que Jesucristo es Dios y salvador. Los primeros siglos en la vida de la Iglesia
contienen, eso sí, una profunda reflexión acerca de la divinidad y humanidad de Jesucristo y la
relación de ambas en él.

LOS EVANGELIOS CANÓNICOS Y APÓCRIFOS


¿UNA DISTINCIÓN ARBITRARIA?12
Los cuatro evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, son los aceptados por el cristianismo
como fuente cierta y segura de revelación desde el siglo I hasta hoy y son denominados
"canónicos"13. En cambio se llaman "apócrifos" – a veces peyorativamente- a los considerados
como ajenos a la tradición cristiana. Sin embargo el término "apócrifo" ( : oculto o secreto)
fue usado por los mismos autores de estos textos “ocultos”, dando a entender su perfil esotérico
reservado a una elite de iniciados en sus misterios. No se les llamó ocultos por estar escondidos, ni
tampoco por verse obligados a ocultarlos, sino por su origen esotérico, elitista y secreto, ya que los
mismos "evangelios" de las sectas gnósticas están titulados por sus autores como : “El evangelio
secreto (Apócrifo) de...”. Luego se hizo costumbre dentro del cristianismo identificar la palabra
apócrifo con no canónico, no inspirado, etc. Al respecto, es preciso señalar que:

«hoy día parece que estamos asistiendo una vez más a un cierto resurgimiento del interés por la
literatura apócrifa neotestamentaria. Mucho de él se debe a un deseo un tanto morboso de
encontrar en este corpus de escritos algunas verdades, más o menos interesantes o
comprometidas, que las iglesias han pretendido ocultar de la vista de los fieles. Algunos lectores
creen poder encontrar en la enseñanza secreta de Jesús, que transmiten algunos apócrifos, la
cara oculta de Cristo. Ante este interés sólo conviene señalar la importancia de tener en cuenta la
fecha de composición de tales escritos. Sólo este dato puede arrojar mucha luz sobre la
trascendencia de estas obras: valen mucho más para la historia de la teología y de las ideas
religiosas posteriores al siglo II que para desvelar auténticos secretos de los orígenes del
14
cristianismo» .

En películas como “Estigma” (Stiygmata), en revistas pseudocientíficas y también en el


"Código Da Vinci" se habla de “los evangelios que la Iglesia ocultó durante 2000 años” , los llamados
“apócrifos”. Pero ¿qué hay de cierto en la afirmación de que la Iglesia oculta evangelios que no son
de su conveniencia?

Los cuatro evangelios canónicos (que son regla de fe para los cristianos, y son
considerados como inspirados) de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, fueron escritos entre el año 60 y

12
Cf. PASTORINO, Miguel, El Evangelio según Judas y las “nuevas” revelaciones sobre Jesús ¿Preámbulo al
estreno cinematográfico del Código Da Vinci?, abril 2006.
13
"Canon" en griego significa: "caña para medir", un metropatrón que sirve de regla para medir. El término se
usa para los textos autentificados como inspirados y que valen como regla, como norma de fe para los
creyentes.
14
PIÑERO, A., Los apócrifos del Nuevo Testamento, Cátedra de Teología Contemporánea 10, Fundación Santa
María, Madrid 1989, 20-21. Citado por Luis Santamaría del Río, en Los Apócrifos y la cultura actual. Lecturas
esotéricas y divulgación de masas, versión digital, 2006.
el 95 según los estudios más recientes. Estos escritos pertenecen a las comunidades cristianas de
los primeros testigos y tienen un origen apostólico y eran de uso generalizado (católico=universal) en
los primeros siglos de la era cristiana. No fueron cambiados ni corregidos, y esto lo sabemos porque
se dispone de gran cantidad de copias y traducciones hechas en la antigüedad.

También se posee textos de autores de los primeros siglos que citan y comentan la casi
totalidad de los libros del Nuevo Testamento, lo cual nos permite comparar y ver la fidelidad en la
trasmisión hasta nuestros días. No sería posible ocultar algo que fue dado a conocer desde el
principio. Además, el criterio de canonicidad tiene que ver con el serio conocimiento del origen de tal
o cual evangelio como vinculado directa y realmente a un Apóstol o discípulo del mismo, acreditado a
su vez por las otras comunidades cristianas que servían de referentes por estar conectadas también
con un origen apostólico.

En el Concilio de Trento (s. XVI) se define dogmáticamente el canon actual de la Biblia, pero
ya desde el siglo IV hay elencos completos de los libros canónicos (Concilio de Cartago, 397), y el
decreto Gelasiano del Sínodo de Roma, 383, es el primer documento romano autorizado con la lista
completa del canon. Ya a finales del siglo II, Ireneo de Lyon defiende la canonicidad de los cuatro
evangelios canónicos frente a las sectas gnósticas. Por lo tanto, en los mismos comienzos de la
Iglesia, los cuatro evangelios canónicos y las cartas de san Pablo ya eran considerados como
auténticamente inspirados y de autoridad apostólica.
En la época del Canon Muratoriano15 - que data aproximadamente del 190 DC- el
reconocimiento de los cuatro evangelios como canónicos y la exclusión de textos gnósticos era un
proceso que se encontraba ya sustancialmente completo.

Respecto del Antiguo Testamento, la “reforma protestante” (s. XVI) en una deseada vuelta a
las fuentes, aceptó el canon de la Biblia hebrea, que contiene un número de libros menor a la
traducción griega conocida como Biblia de los LXX que era la recibida por la primitiva comunidad
apostólica. Si bien la Biblia católica tiene siete libros más del Antiguo Testamento en comparación
con la protestante, respecto del Nuevo Testamento todas las tradiciones cristianas todas han
mantenido de modo unánime los 27 libros canónicos que hoy conocemos.

Por otra parte, existen otros escritos posteriores, escritos entre el s. II y el IV, los cuales tienen
por autores a miembros de distintas sectas gnósticas de la antigüedad y de otros grupos
pseudocristianos, cuyos textos fueron llamados también “evangelios” y son conocidos bajo
pseudoepígrafes de Apóstoles –sin conexión histórica ninguna con los mismos, ni con las
comunidades cristianas-, como: “Tomás”, “Pedro, “María Magdalena”, “Santiago”, “Felipe”, “Andrés”,
“Judas”, etc. ¿Qué quiere decir esto? Que usaban el nombre de un apóstol para darle mayor
autoridad a esos textos tardíos, y no tenían ninguna relación con las comunidades apostólicas. Y
obviamente no fueron escritos por los apóstoles, los cuales murieron en el siglo I.
Estos textos fueron rechazados por las comunidades cristianas desde su misma aparición, ya
que sus contenidos además de ser fantasiosos sobre la vida de Jesús, -la cual era arbitraria y
libremente acomodada a las doctrinas gnósticas, perdiéndose del Jesús histórico- eran
irreconciliables con lo transmitido oralmente y por escrito desde las primeras comunidades cristianas.
Sólo unos pocos escritos apócrifos judeocristianos –algunos contaminados de gnosticismo- influyeron
en la liturgia, en historias populares, y en el arte, pero nunca entraron en el canon. Aunque se los
llame ocultos (apócrifos), no están escondidos en ninguna parte, ya que se pueden adquirir,
hace ya varios años, en cualquier librería que tenga textos religiosos. Los hallazgos de la década del
40 de Nag Hammadi y el recientemente traducido "evangelio gnóstico de Judas" tampoco se ocultan.

15
Este documento, una lista canónica de origen romano, nos ha llegado en un manuscrito latino del s. VIII, ha
recibido el nombre “de Muratori” por el bibliotecario milanés que lo descubrió en el siglo XVIII.
Los originales tampoco se hallan en algún lugar secreto del Vaticano –como afirma la película
Estigma-, sino en diferentes museos. Tal es el caso del evangelio apócrifo “de Tomás”, que se
conserva en un Museo de El Cairo (Egipto) desde su hallazgo en 1945. Cualquiera los puede leer,
pero la Iglesia nunca los aceptará como regla de fe, ya que estos no fueron aceptados desde el
principio y no son fuente de revelación para el cristianismo, sencillamente porque no transmiten la fe
de los Apóstoles, sino un Jesús reinventado por las sectas gnósticas y esotéricas que mezclaban
doctrinas de religiones orientales con la fe de la Iglesia primitiva y elementos de la literatura
apocalíptica judía (apócrifa).

Sencillamente no son evangelios cristianos, aunque se los haya hecho conocer como
“evangelios”, ni tienen por autor a ningún apóstol o sucesor del mismo. Como puede apreciar el
lector, no es cierto que en la época postapostólica circulaban cientos de evangelios entre las
comunidades cristianas.

Si leemos a un gran escritor sirio de la antigüedad como Taciano (110 -?), quien en el siglo II
escribió el Diatessaron16 (una vida de Jesús), constataremos, que sus únicas fuentes son los cuatro
evangelios que hoy llamamos "canónicos" y algunos escritos no canónicos de origen judeocristiano.
En sus escritos, la humanidad y divinidad de Cristo, así como su mensaje, siguen la tradición
cristiana. Y es de tener en consideración que Taciano fue excomulgado por hereje por pasarse al
gnosticismo de los marcionitas, y lideró, incluso, una secta conocida como de los "encratitas".
El Diatessaron, la historia más antigua que se conoce sobre Jesús de un autor no ortodoxo,
está apoyada fundamentalmente en los Evangelios auténticamente apostólicos de Mateo, Marcos,
Lucas y Juan.

En la tradición cristiana existen también textos primitivos, de autores de gran importancia, que
no fueron rechazados y se usaron para la enseñanza. Sin embargo no entraron en el canon y son
poco conocidos. Muchos de ellos nos muestran interesantes datos sobre el cristianismo primitivo, sus
celebraciones, sus creencias y enseñanzas, y no por ello se los integró al canon de la Biblia, ni
tampoco se los escondió en parte alguna ("Didakhé" o "Enseñanza de los Apóstoles", "Pastor de
Hermas", "Carta de Bernabé", "1ª Clemente", etc.)

Forma parte de nuestra sensibilidad contemporánea, el gusto por el género biográfico, que los
evangelistas no tuvieron. Ellos no quisieron escribir una “vida de Jesús”, no fue ésta su intención.
Ellos entregaban a sus comunidades la verdad del acontecimiento Jesucristo como fundamento de su
fe, el testimonio de lo vivido y la enseñanza concerniente a la salvación. Su objetivo no fue hacer un
documental, sino testimoniar y transmitir lo recibido con la mayor fidelidad posible. Los evangelios son
predicaciones de y sobre Jesús, no biografías en el sentido moderno del término. Como
acertadamente escribe Jesús Álvarez M. en la presentación del texto de Taciano, hablando de la
fidelidad de los evangelistas:

- La fe de los evangelistas no inventa los hechos. Les busca el sentido y los interpreta. La
misma fe les obligaba a la más estricta fidelidad a los hechos. Incluso llegaron a morir por ella.
Con razón decía Pascal: “Creo de buen grado las historias de cuyos testigos se dejan
degollar”. No suele suceder esto cuando las ideologías dirigen la mente del historiador - .

Dan Brown también dice en su novela: “El documento Q... del cual el Vaticano admite su
existencia. Supuestamente, se trata de un libro con las enseñanzas de Jesús escritas tal vez de su
puño y letra”. Interesante, pero falso. La famosa fuente “Q”17, no es un documento que sobrevivió
oculto por el Vaticano, ni tampoco es un libro que se suponga escrito por el propio Jesús. Es un

16
TACIANO, La más antigua vida de Jesús: Diatessaron (siglo II), Edibesa, Madrid, 1999. El original fue
descubierto en Dura-Europos en 1933, pero se lo conocía por citas de Eusebio de Cesarea, San Jerónimo y
San Efrén, entre otros.
17
“Q” por “Quelle”: "fuente" en alemán.
documento hipotético que los estudiosos postulan como aquel al que tuvieron acceso Mateo y Lucas
como fuente común –principalmente una antigua compilación de dichos de Jesús-. Los estudiosos
católicos creen lo mismo que los no católicos: no hay ningún secreto en el tema18.

Criticando las fantasías de la novela, el Prof. Bart D. Ehrman escribe: “La vida de Jesús no fue
“registrada por miles de seguidores en toda la región”. No tuvo miles de seguidores, menos aún
seguidores alfabetizados. Ni tampoco es cierto que ochenta Evangelios “hayan sido tomados en
cuenta para elaborar el Nuevo Testamento”. Esto hace que parezca un concurso por correo”.

Conclusión: La iglesia no ocultó ningún evangelio, simplemente descartó aquellos


escritos tardíos –respecto de los cuatro evangelios canónicos- que no tenían origen
apostólico y cuyas historias fantásticas contrastaban con los textos más antiguos. Los
verdaderos evangelios para el cristianismo son los que encontramos en la Biblia (Marcos,
Mateo, Lucas y Juan). Son los más antiguos y no fueron modificados.

CRISTIANISMO Y GNOSTICISMO: ¿SON CRISTIANOS LOS GNÓSTICOS?19


En la década del cuarenta, se encontraron en Nag Hammadi (Egipto) una serie de textos
antiguos, cuya composición corresponde a un período comprendido entre los siglos II y IV d.C.
Para comprender el origen y la doctrina de estos textos tardíos conocidos como “evangelios
gnósticos” es necesario introducirnos brevemente en el movimiento que les dio origen, y así
comprender el rechazo cristiano por estos textos, así como su desvinculación con el Jesús histórico.

El gnosticismo (gnosis: conocimiento) es un movimiento espiritual pre-cristiano fruto del


sincretismo20 de elementos iranios con otros mesopotámicos, de escuelas filosóficas griegas como el
platonismo y el pitagorismo, y de la tradición apocalíptica judía. “Estalla públicamente a mediados del
siglo II como una tendencia poderosa e identificable con numerosos maestros, diversidad de escuelas
y amplia expansión (Palestina, Siria, Arabia, Egipto, Italia y la Galia)”21 Se caracterizan por buscar la
salvación a través del conocimiento reservado a unos pocos y por un marcado dualismo cosmológico
y antropológico. No buscaban un conocimiento de tipo intelectual, sino espiritual e intuitivo, a saber: el
descubrimiento de la propia naturaleza divina, eterna, escondida y encerrada en la cárcel del cuerpo y
la psique. Un conocimiento reservado a una elite de hombres “espirituales”.

A mediados del siglo II, el gnosticismo incorporó a su doctrina varios elementos de origen
cristiano, confundiendo a muchos creyentes, transformándose en un problema para la Iglesia. Por ello
grandes pensadores cristianos -como Ireneo De Lyon- confrontaron en sus escritos las doctrinas
gnósticas.

En abierta oposición a lo divulgado por Dan Brown, el gnosticismo antiguo, sin ser homogéneo
en sus doctrinas22, profesaba un importante desprecio por el mundo material y por el cuerpo, por la
procreación y en consecuencia por las mujeres.

18
Cf. VIDAL MANZANARES, César, El Documento Q, Planeta, Barcelona, 2005.
19
Cf. PASTORINO, Miguel, El Evangelio según Judas y las “nuevas” revelaciones sobre Jesús ¿Preámbulo al
estreno cinematográfico del Código Da Vinci?, abril 2006.
20
El "sincretismo" es la mezcla de doctrinas religiosas de diverso origen, incompatibles y contradictorias entre
sí. En la historia de las religiones suele considerárselo como la amalgama de sistemas y doctrinas
heterogéneas y de naturaleza dispar (Guerra Gómez).
21
GARCÍA BAZÁN, Francisco, Aspectos inusuales de lo sagrado, Trotta, Madrid, 2000.
22
No hay que confundir el gnosticismo de origen cristiano, con el gnosticismo pagano del "Corpus Hermeticum"
o del "tratado de Poimandres", ni con el gnosticismo de origen judío de los textos de Nag Hammadi. El
gnosticismo tomó formas muy complejas y diversas entre sí.
Los gnósticos creían que el mundo material en el que vivimos es una catástrofe cósmica y que
de alguna manera, chispas de la divinidad han caído, y habiendo quedado atrapadas en la materia,
necesitan liberarse para volver a su origen. El escape de la materia lo logran cuando adquieren
conciencia cabal de su situación y de su origen divino, este conocimiento es la “gnosis”. Por lo tanto
la única forma de salvación no es por obra de Dios, y su amor por la humanidad (Jn 3,16), sino por la
adquisición de la propia conciencia de tener en sí la “chispa divina”.

Muchas de estas doctrinas que postulan la “autosalvación”, “autodivinización”, reencarnación,


cierto panteísmo, mezcla de cristianismo con orientalismo, y la concepción de Jesús y Cristo como
realidades separadas y distintas, vuelven a aparecer en los actuales movimientos new agers tales
como "la Metafísica Cristiana" de Conny Méndez, "Los Ishayas" con sus técnicas de expansión de la
conciencia, y las modernas sectas gnósticas y esotéricas. Se trata de una realidad que a muchos
cristianos pasa inadvertida, debido al uso de un confuso lenguaje esotérico con barniz cristiano.

Es preciso resaltar que las creencias gnósticas son fuertemente anticristianas. Niegan la
encarnación del Verbo (Jn 1), la muerte y resurrección de Jesús, y predican una pesimista visión del
mundo. Es gracias al testimonio de muchos escritos cristianos contra los gnósticos que conocíamos
muchas de sus creencias. Los dogmas proclamados por el cristianismo primitivo se fijaron para salvar
la fe original de la contaminación de ideas gnósticas que comenzaban a proliferar en el mundo
helenístico y dentro del imperio romano entre los siglos II al V d.C.

Del seno de estas sectas y creencias gnósticas surgieron los autores de los llamados
“evangelios gnósticos”, que, siglos y siglos más tarde habrían de ejercer un hechizo fascinante en la
mente del autor del "Código Da Vinci".
No obstante, muchos gnósticos de la antigüedad, como ocurre ahora con algunas sectas y
movimientos religiosos, se autoproclamaban como "los verdaderos cristianos", de ahí la confusión de
muchos ante el estratégico uso de la terminología cristiana con contenidos y sentidos ajenos a la
revelación bíblica. Se imponía entonces, como puede comprenderse, el rechazo del cristianismo a
estos textos, pugna que, entre otras manifestaciones derivó en la formulación de algunos dogmas por
parte de los Concilios.

Tampoco es cierto que el gnosticismo fuera un cristianismo marginal, pues existía una mutua
desacreditación. No solo los cristianos rechazaban a los gnósticos por tergiversar el mensaje y la vida
de Jesús con doctrinas orientales y filosofías extrañas, sino que los gnósticos también rechazaban y
atacaban a los cristianos ortodoxos por considerarlos seres inferiores espiritualmente. El ataque era
recíproco, pero el gnosticismo, por su naturaleza sincretista, asimilaba lo cristiano a su manera y
daba impresión de tolerancia. Alcanza con leer los mutuos ataques doctrinales de aquella época y
conocer un poco la reflexión de serios historiadores contemporáneos:

“Los grupos gnósticos se apoderaron de fragmentos del cristianismo, pero tendieron a


desprenderlos de sus orígenes históricos. Estaban helenizándolo, del mismo modo que
helenizaron otros cultos orientales (a menudo amalgamando los resultados)...” Pablo luchó
esforzadamente contra el gnosticismo pues advirtió que podía devorar al cristianismo y destruirlo.
En Corinto conoció a cristianos cultos que había reducido a Jesús a un mito. Entre los colosenses
halló a cristianos que adoraban a espíritus y ángeles intermedios. Era difícil combatir al
gnosticismo porque, a semejanza de la hidra, tenía muchas cabezas y siempre estaba
cambiando. Por supuesto, todas las sectas tenían sus propios códigos y en general se odiaban
unas a otras. En algunas confluían la cosmogonía de Platón con la historia de Adán y Eva, y se la
interpretaba de diferentes modos: así, los ofitas veneraban a las serpientes... y maldecían a Jesús
23
en su liturgia...”

23
JOHNSON, Paul, Historia del Cristianismo, Ediciones B, Barcelona, 2004.
Los gnósticos eran bastante fanáticos y dogmáticos con sus doctrinas y enseñanzas,
contrariamente a lo que muchos imaginan por su talante sincretista.

Para información de los seguidores de las teorías de Brown y Margaret Starbird, el gnosticismo
negaba radicalmente la naturaleza humana de Jesús.
En el "Evangelio secreto de Judas" (de reciente divulgación) Jesús dice a Judas que él será el
encargado de liberarlo de su cuerpo, trasuntando de este modo un claro desprecio por el mismo y
marcando la identidad de Jesús como un ser revestido provisoriamente de materia. O en el
"Evangelio de Tomás el Atleta", gnóstico también, en que, con referencia al cuerpo humano se lee:
“¡Ay de vosotros que esperáis en la carne y en la prisión que será destruida”.

La novela afirma que la Iglesia quiso ocultar los rasgos humanos de Jesús y que los gnósticos
los mostraban. Sin embargo, la historia revela en realidad que fue el cristianismo el que defendió e
incluso proclamó dogmáticamente la humanidad de Jesucristo (Concilio de Constantinopla, 381)
contra la concepción gnóstica de un ser puramente espiritual, etéreo o mítico ("docetismo").

La Iglesia confiesa a Jesús como persona divina, plenamente Dios y a la vez plenamente
humana, histórica, que comía, bebía, dormía, que lloró, sufrió, sangró, murió y resucitó. El Concilio de
Constantinopla define a Jesús con su humanidad y su divinidad24 (381) y lo proclama como:
Verdadero Dios y Verdadero Hombre (dogma) 25.

La Iglesia tuvo que fijar algunas de las creencias fundamentales de la fe primitiva debido a la
confusión que suscitaron los escritos gnósticos en muchos cristianos. Los dogmas no modifican lo
que se cree antes, sino que formulan la fe de modo claro y explícito en el preciso lenguaje de la
teología. Aclaran al pueblo creyente la verdadera fe cristiana de los discípulos de Jesús.

La confusión sembrada por el gnosticismo es reeditada en la actualidad por las múltiples


formas y manifestaciones del movimiento "New Age": el "Libro de Urantia", "Un Curso de Milagros",
Sixto Paz y su "Misión Contacto" (ex "Rama"), J.J. Benítez con su "Caballo de Troya", "El Evangelio
de Acuario", “Dios me habló” de E. Caddy, las "revelaciones" extraterrestres del "estigmatizado"
Giorgio Bongiovanni, Las técnicas de los "Ishayas", Los "Metafísicos" de Conny Méndez y su "Conde
de Saint Germain", etc.
Las nuevas gnosis se ponen de moda y encuentran un vasto público entre aquellos que están
ávidos de cosas misteriosas y extrañas, pero así mismo entre quienes buscan sinceramente un
camino de espiritualidad para sus vidas en el creciente "mercado religioso".

Conclusión: Los gnósticos no conformaban un cristianismo marginal, sino un cúmulo


de sectas filosófico-religiosas opuestas al cristianismo.

24
“Creemos en un solo Dios...Y en un solo Señor Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, nacido del Padre antes
de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, consustancial
con el Padre, por quien fueron hechas todas las cosas y que por nosotros y por nuestra salvación descendió de
los cielos y se encarnó por obra del Espíritu Santo y de María Virgen, y se hizo hombre, y fue crucificado,
muerto y sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras...” (Dz 86)
25
Declaración explicitada luego en el Concilio de Calcedonia (451): “nuestro Señor Jesucristo, el mismo
perfecto en la divinidad, y el mismo perfecto en la humanidad, Dios verdaderamente y el mismo
verdaderamente hombre de alma racional y de cuerpo, consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad y
el mismo consustancial con nosotros en cuanto a la humanidad, semejante en todo a nosotros menos en el
pecado (Hebr. 4,15)... se ha de reconocer a uno solo y el mismo Cristo Hijo Señor unigénito en dos naturalezas,
sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación, en modo alguno borrada la diferencia de naturalezas por
causa de la unión, sino conservando cada naturaleza su propiedad y concurriendo en una sola persona y en
una sola hipóstasis, no partido o dividido en dos personas, sino uno solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo
Señor Jesucristo, como de antiguo acerca de él nos enseñaron los profetas, y el mismo Jesucristo...” (Dz 148)
Los llamados evangelios gnósticos no constituyen una fuente seria ni confiable sobre
la vida y enseñanza de Jesús, sino una suerte de mitologías sincretistas. La fuente más segura
para acceder al Jesús real y su mensaje son los evangelios más antiguos y los que el
cristianismo sostuvo siempre como fuente segura de revelación y norma de fe, los cuatro
canónicos que encontramos en la Biblia: Marcos, Mateo, Lucas y Juan.

¿JESÚS QUERÍA UNA IGLESIA LIDERADA POR SU MUJER?


Según Brown Jesús quería que su Iglesia fuera liderada por su mujer y no por los Apóstoles
varones, porque Jesús era feminista. Cita el texto gnóstico llamado “de María Magdalena” donde se
percibe la superioridad de María sobre el apóstol Pedro. Pero Brown olvida citar con el mismo celo el
versículo 114 del evangelio gnóstico de Santo Tomás, en que Jesús dice que él hará de María
Magdalena “un espíritu viviente que se parezca a vosotros los varones. Porque cada mujer que se
haga a sí misma varón entrará en el reino de los cielos”. El versículo en cuestión es consecuente con
el pensamiento gnóstico: las mujeres son personas de segunda categoría.

El gnosticismo, abiertamente alabado por los protagonistas del "Código Da Vinci" ha sido
machista, elitista y ha despreciado la corporalidad y sexualidad humanas.

Los evangelios cristianos (canónicos) que conocemos representan una mirada novedosa
sobre la condición de la mujer, sin punto de comparación respecto de las sectas de la época y de los
mismos evangelios apócrifos y del propio judaísmo. AL revés de lo que afirma Brown. Los evangelios
presentan un Jesús que escandaliza al mundo judío por su modo de relacionarse con las mujeres. (la
Samaritana en Juan 4, María y Marta de Betania, María Magdalena, la Mujer Adúltera en Juan 8, la
pecadora arrepentida, etc)

El mismo San Pablo declara la igualdad de hombre y mujer a partir del bautismo cristiano: “En
efecto, todos los bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni
esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”. (Gálatas 3, 27-
28)

La relación de Jesús con las mujeres es escandalosa para la época, en su calidad discípulas,
es evidente en los cuatro Evangelios. El cristianismo significó un gran cambio de mentalidad frente al
machismo de las religiones paganas, que incluso humillaban a las mujeres y las relegaban de sus
cultos, salvo cuando las incluían para la prostitución sagrada.

Los “expertos” y "eruditos" personajes de la obra de Brown hablan de feminismo y de ciertas


prácticas sexuales como propias del gnosticismo antiguo, perseguido por los machistas cristianos.
¡Nada más lejos de la realidad! Además del marcado machismo gnóstico, el gnosticismo era
exageradamente casto (por el desprecio del cuerpo) y ascético26. No obstante algunas obras
gnósticas hablan de relaciones sexuales, pero desentendidas de la procreación y del matrimonio,
entendidas como formas de humillar el cuerpo material27. Tales prácticas incluían orgías y maltratos
de la sexualidad.

Uno de los más grandes especialistas en gnosticismo, F. García Bazán afirma al respecto que
si uno incursiona en los textos gnósticos, “ningún elemento se podría extraer que avale las
ocurrencias que circulan por El Código da Vinci”28.

26
CULDAUT, Francine, El nacimiento del Cristianismo y el gnosticismo. Propuestas, Akal, Madrid, 1996.
27
HUTIN, Serge, Los Gnósticos, Eudeba, Bs. Aires, 1964.
28
AA.VV., ¿Verdad o Ficción?. Los especialistas responden acerca del Código Da Vinci, Lumen, Bs.As., 2004.
El estudio del gnosticismo antiguo, revela que el beso implicaba para el gnóstico una
connotación espiritual y no propiamente sexual, lo cual salta a la vista leyendo los mismos textos
gnósticos, donde el “revelador” besaba en la boca para transmitir la “palabra divina”:

“El salvador (amaba) a María Magdalena (más que a todos) los discípulos y acostumbraba besarla en
29
(la boca) frecuentemente” (Evangelio –gnóstico- de Felipe, 63,34-35) .

Veamos el contexto del versículo, en un capítulo anterior de ese mismo texto gnóstico:

“Si son muchos los hijos de Adán, aunque mueren, cuántos más serán los hijos del
hombre perfecto, que no mueren, sino que continuamente vuelven a nacer... Son nutridos por la
promesa de ingresar en lo alto. La promesa viene de la boca, pues la Palabra proviene de allí y
ha de ser nutrida por la boca y ha sido hecha perfecta. Los perfectos conciben mediante un beso
y dan vida. Es por ello que nos besamos unos a otros. Recibimos la concepción de la gracia que
tenemos entre nosotros” (Evangelio de Felipe, 58,20 - 59,6).

Esto mismo es común entre los varones también, como por ejemplo en "el evangelio secreto
de Marcos", o en el texto copto del siglo IV "Pistis Sophia" (muy usado por los gnósticos actuales),
donde Judas, Felipe, Juan, Santiago y Mateo, junto a Miriam (María) son descritos como amados por
Jesús, y esto generaría también celos en el resto de los apóstoles. Todas estas historias se entienden
dentro de la doctrina gnóstica de las sectas de la época que tanto se difundieron y ahora se ponen de
moda nuevamente.

En cuanto a que Jesús confiase la conducción de la Iglesia a otra persona distinta de Pedro,
debe decirse que el debate teológico entre católicos, ortodoxos y protestantes nunca puso en duda el
primado del apóstol. Ningun estudioso cuestiona el primado petrino. La elección de Jesús es
respetada por la Iglesia desde siempre y testimoniada en los textos más antiguos:

“...él (Jesús) les dijo: ”Y vosotros ¿quién decís que soy yo?” Simón Pedro le contestó: “Tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Replicando esto Jesús le dijo: “Bienaventurado eres Simón,
hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los
cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las
puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos...”
(Mateo 16, 15-19)

“Le dice (Jesús) por tercera vez: “Simón de Juan, ¿me quieres?”. Se entristeció Pedro de
que le preguntase por tercera vez: “¿Me quieres?” y le dijo: “Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que
te quiero”. Le dice Jesús: “Apacienta mis ovejas”. (Juan 21, 17)

Conclusión: En Jesús, la igualdad entre varón y mujer es manifestada plenamente. La


doctrina gnóstica desprecia no solamente a la mujer, sino también la corporalidad y,
particularmente la sexualidad humana. La voluntad de Jesús acerca del primado de Pedro no
es discutido por ninguna iglesia cristiana.

29
Esta frase es de una traducción convencional, pero el original está dañado y nadie sabe bien qué dice: “Y
la compañera del (...) María Magdalena (...) más que (...) discípulos, (...) besarla frecuentemente en la (...)”. El
original no dice dónde le da el beso, pero se supone que es en la boca, aunque podría ser en la frente o en la
mejilla. Las palabras agregadas por los traductores más arriba son aún especulación de los estudiosos.
¿SE CASÓ JESÚS? ¿TUVO HIJOS?
La fe cristiana está asentada en la vida de un pueblo cuyas manifestaciones, acontecimientos,
palabras, creencias, documentos, estructuras, acción institucional, influencias, logros y fracasos, han
sido objeto de permanente atención y reflexión por parte de los diversos ámbitos del entramado
social, y de modo más crítico y científico30, por parte de los historiadores de cada generación que nos
han abierto hasta el hoy, trabajosamente, el “camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula
del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente,
advertencia de lo por venir”31.

Brown cultiva, de modo temerario y sistemático, ya no la confutación de ínfimos y aislados


hechos históricos, sino que acomete una especie de refutación universal de la Historia, echando
mano a meras declaraciones mágicas que pondrían en tela de juicio verdades elementales y
seculares que son parte del patrimonio cultural de la humanidad.

Ninguna fuente que provenga de los primeros dos siglos de nuestra era, -ni siquiera los
evangelios apócrifos-, refiere que Jesús haya estado casado o tuviera hijos. En el judaísmo de la
época de Jesús estaba mal visto que un varón no se casara antes de los 20 años, y era bien visto
que todo maestro (Rabí) tuviera esposa e hijos. Sin embargo, Jesús tampoco se atuvo a estas
tradiciones como a tantas otras. Para la mentalidad judía de entonces, el matrimonio es querido por
Dios y el hombre bendecido es el que tiene muchos hijos. Si hubiera tenido hijos o esposa,
indudablemente tendrían que haber sido tenidos en cuenta y rodeados de un honor especial, como
sucede con María, su Madre, y habría constituido un hecho menos incómodo de ser constatado y
difundido. No hay una sola fuente de la que se pueda inferir afirmaciones como las del Código Da
Vinci.

Algunas de las fuentes de Brown como la escritora feminista y new ager Margaret Starbird
afirman que en el s. I era imposible que un judío no se casase y eligiese la vida célibe. Esto es
imposible de sostener ya que existen fuentes de la comunidad monástica judía de Qumrán32 que
demuestran que sus propios miembros eran célibes. El mismo Juan Bautista lo era. Y en el Nuevo
Testamento existen claras menciones sobre el celibato por el Reino de los Cielos.

“El (Jesús) les dijo: No todos pueden hacer esto, sino sólo aquellos a quienes Dios se lo
concede. Algunos no se casan porque nacieron incapacitados para eso; otros porque los hombres
los incapacitaron; y otros eligen no casarse por causa del reino de los Cielos. Quien pueda poner
esto en práctica, que lo haga”. (Mateo 19, 11)

“Quiero que estén libres de preocupaciones. Y mientras el soltero está en situación de


preocuparse por las cosas del Señor y de cómo agradar a Dios, el casado debe preocuparse por
las cosas del mundo y de cómo agradar a su esposa, por tanto está dividido”. (1 Corintios 7, 32-
34ª)

Conclusión: Ni en los evangelios canónicos, ni en los evangelios gnósticos, ni en


ninguna otra fuente, se refiere que Jesús fuera casado, ni que tuviera hijos. El
judeocristianismo del siglo I conocía tanto el matrimonio como el celibato (esenios, Juan
Bautista, Jesús, San Pablo, etc).

30
Cf. TRILLING, Wolfgang, Jesús y los problemas de su historicidad, Herder, Barcelona, 1985.
31
CERVANTES, Miguel de, Don Quijote e la Mancha, San Pablo, 2004, Primera Parte, Cap. IX, p. 88. Edición
del IV Centenario, Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española.
32
AA.VV., Los hombres de Qumrán. Literatura, estructura social y concepciones religiosas, Trotta, Madrid,
1993; La “Regla de la Comunidad” de Qumrán, Sigueme, Salamanca, 2006 (Jaime Vázquez Allegue, ed);
VIDAL M, César, Jesús y los manuscritos del Mar Muerto, Planeta, Barcelona, 2006.
PERO... ¿QUIÉN ERA REALMENTE MARÍA MAGDALENA?
Los evangelios presentan a María Magdalena como una discípula de Jesús, testigo presencial
de su muerte en la cruz, y primera testigo de su resurrección. En los cuatro evangelios hay doce
referencias a ella, once de las cuales se vinculan directamente con la pasión y resurrección de Jesús.
Sólo Lucas (8, 2-3) agrega el detalle de que “María, llamada la Magdalena” era la mujer a quien
Jesús liberó de siete demonios. No se sabe nada más. Tampoco puede afirmarse que haya sido
prostituta como se cree comúnmente. Habiendo gozado del privilegio de ser la primera en contemplar
el Resucitado, fue enviada por el mismo Jesús a anunciar a los Apóstoles la buena noticia. Puesto
que “Apóstol” significa “enviado”, puede comprenderse, siguiendo este sentido, que tanto los padres
de la Iglesia como Juan Pablo II la nombrase con el apelativo de “Apóstol de los Apóstoles”.
La simpatía que recayó sobre María Magdalena tanto en el cristianismo primitivo, como en el
resto de la historia de la Iglesia, se refleja en la cantidad de Templos dedicados a ella en Europa.

Su conocida representación como “prostituta” y “pecadora arrepentida” no fue un plan de los


Apóstoles para desprestigiarla, como sostiene “El Código Da Vinci”, ya que ningún texto asevera cosa
semejante. Su errónea identificación con una pecadora arrepentida se originó a partir de una homilía
de Pascua del Papa Gregorio el Grande en el año 591 (¡recién en el s VI!), en la cual confundió a la
pecadora arrepentida de Lc. 7,37, con María de Betania (Jn 12,1-8), y con María Magdalena de quien
Jesús echa siete demonios (Lc 8,1).
A partir de ese momento el lugar común de una María Magdalena prostituta, se extendió al
arte, la predicación y la liturgia. Sin embargo este error ya fue corregido hace décadas por teólogos
católicos y por los últimos papas. En su fiesta litúrgica (22 de julio) se leen las lecturas de la escena
junto al sepulcro de Jesús dándole relevancia como discípula enviada a testimoniar la fe en el
Resucitado.

Refiriéndose al papa que cometió este error de interpretación la historiadora Katherine Ludwig
Jansen escribe: “Sería un grueso error de interpretación histórica verlo como una conspiración o un
acto malicioso de su parte. Uno debe ver a Gregorio en su contexto, un período caracterizado por
intensas dislocaciones: invasiones germánicas, plaga, hambruna... el mundo romano se
resquebrajaba bajo sus pies”, una época de gran incertidumbre, donde la figura de María Magdalena
fue un icono de esperanza e identificación para los creyentes que pasaban “de pecadores a fieles
discípulos”.

Por otra parte nada se sabe del árbol genealógico de María Magdalena, nada la conecta “a la
casa de Benjamín” como quiere Dan Brown. Y si aún eso fuera cierto, ello no la haría descendiente
de la casa de David.

La teóloga Maria Luisa Rigato, profesora de Nuevo Testamento de la Universidad Pontificia


Gregoriana de Roma, aclaró que según los evangelios canónicos está claro que Jesús fue célibe y
que Magdalena no fue la mujer de Jesús ni tampoco su amante. Subrayó que Jesús fue un innovador
respecto de la ley judía y su evangelio es un anuncio positivo para las mujeres. Explicó a su vez que
la María Magdalena que aparece en los evangelios canónicos no fue de Magdala en sentido
topográfico, porque Magdala no es un lugar geográfico conocido, aunque existe un lugar llamado
“Migdal”. Ella considera que este apelativo (“Magdalena”) habría sido acuñado por los discípulos de
Cristo después de Pentecostés, pues literalmente hace referencia a “migdal”, que quiere decir “torre”,
y a “gadal”, que quiere decir “ser grande”. Por lo tanto este título querría significar que ella ha sido
magnificada33.

33
Comentario publicado por www.mexicosiemprefiel.com, el domingo 5 de marzo de 2006, a partir de una mesa
redonda en la facultad Pontificia -Marianum- de Roma.
Conclusión: María Magdalena –según las escrituras- no fue ni una prostituta, ni la
esposa de Jesús, ni tenía sangre real, sino una mujer liberada del mal y fiel discípula de su
Maestro. Ella misma ocupó siempre un lugar muy relevante dentro de la tradición cristiana y
en la vida de la Iglesia.

¿ESTUVO MARÍA MAGDALENA EN FRANCIA?


Brown da a conocer una conocida leyenda donde María Magdalena habría llegado con
Lázaro, Marta y una egipcia llamada Sara, al sur de Francia. Desde allí fundamenta que la sangre
merovingia de los reyes medievales en el sur de Francia es fruto de la descendencia de Jesús y
Magdalena. ¿Pero que se puede afirmar de todo esto?

Es verdad que durante la Edad Media en Francia se creo una importante devoción en torno a
la figura de María Magdalena, y se construyeron muchas Iglesias en su honor. Esto parecería inducir
que algo de cierto podríamos encontrar sobre sus restos o su descendencia en el sur de Francia.
Fácilmente Brown une esta leyenda con la enigmática historia del P. Sauniere en Renées Le
Chateau, quien habría encontrado algún tesoro o documento secreto enterrado dentro de su Iglesia y
se habría vuelto rico. Es una enigmática historia, pero no se sostiene sobre ninguna fuente.

La verdad es que no sólo no hay rastros de María Magdalena en Francia antes del siglo IX,
época en que surgió la leyenda, sino que la leyenda original describe la llegada de Lázaro y sus
hermanas: Marta y María; pero esta María no es Magdalena, sino María de Betania. Con la confusión
que las unió desde el siglo XV por la homilía del Papa Gregorio en adelante, no es difícil que se vea a
Magdalena en esta leyenda.

Es conocido también el dato de que no hay rastros de cristianismo en esas zonas hasta
comienzos del siglo III, razón por la cual ni Lázaro, ni ninguna María habría llegado a este lugar. El
San Lázaro que se conoce en Francia es del siglo III y no es el mismo que el que narra la Biblia.

Toda la leyenda de María Magdalena en Francia es una construcción medieval que luego
alimentó nuevas leyendas. Esto se entiende en un contexto medieval donde ante el avance
musulmán muchos inventaban que tenían reliquias de santos para obtener protección y prestigio.
Muchas historias sin fundamento se transformaron en Francia en devoción popular con el pasar de
los siglos.

Por otra parte, la Iglesia de Renées Le Chateau no esconde ningún tesoro ni secreto alguno34.
En realidad, el Párroco se enriqueció por las donaciones que le hacían y porque cobraba estipendios
de misas que no celebraba, cuestión que le costó varias amonestaciones por parte de los Obispos. El
P. Sauniere encontró una tumba en su Iglesia, pero es del siglo VI, por lo tanto, ni es Magdalena, ni el
Santo Grial, ni menos algún Templario que son posteriores.

LA ÚLTIMA CENA DE LEONARDO: ¿HAY UNA MUJER EN LA PINTURA?

En la mal llamada y conocida pintura de Leonardo Da Vinci, “La Última cena”, no es


representado el cáliz. El joven san Juan se encuentra junto a Jesús. Brown dice que el joven pintado

34
Cf. INTROVIGNE, Massimo, Los Illuminati y el Priorato de Sión. La verdad en Ángeles y demonios y El
Código Da Vinci, Rialp, Madrid, 2005.
es en realidad María Magdalena, y que ella es el Grial en el sentido de que ella llevaría su
descendencia. ¡Esto explica la ausencia del cáliz en la pintura!

La verdad es que la pintura de Leonardo no se ocupa de la institución de la Eucaristía, sino de


la traición de Judas (Jn 13,21) cuando todavía, no se había celebrado la cena, razón por la cual no
hay cáliz. En el evangelio de Juan, además no se relata la institución de la Eucaristía. El gesto de
sorpresa en los Apóstoles es porque Jesús acaba de anunciar que será traicionado.

Por otra parte, el interés en ideales feminizados de la belleza masculina fue común en otros
artistas italianos del Renacimiento como Botticelli, Verrochio, Miguel Ángel, Cellini y otros. Hasta
encontramos muchas imágenes de Cristo y de Juan el Bautista muy afeminadas. Esto se habría
acentuado en la figura de Juan, quien es llamado el “discípulo amado” y “el más joven de los
discípulos” (por ello no tiene barba), y todo lo cual es común a varias pinturas sobre Juan (siempre
joven y sin barba), y no sólo en las obras de Leonardo. Leonardo podría haber pintado a Magdalena
en esta obra sin problema, pero no habría quitado a uno de los apóstoles.

La novela ventila que Leonardo recibió muchos encargos de las comisiones vaticanas. En
realidad pasó poco tiempo en Roma y apenas le mandaron algún trabajo. Tampoco fueron
numerosas sus obras y tardaba mucho en culminarlas.

La especialista Diane Apostolos-Cappadona35 en una entrevista realizada por Dan Burnstein,


al ser preguntada acerca de la posibilidad de una mujer en el cuadro, respondió:

“No. No creo que haya una mujer en La última cena y no creo de ninguna manera que sea
María Magdalena. Creo que la “V” que hay allí –aquella que Brown define como símbolo femenino-
está allí, en primer lugar, para destacar la figura de Cristo y acentuar el realismo de la perspectiva
36
dentro del fresco” .

El Prof. Robert Baldwin, experto en el tema afirma:

“María Magdalena no es la figura a la derecha de Cristo en “La última cena”. Desde el


tiempo de Da Vinci, este discípulo se entendía que era Juan. La figura se rotuló incluso como
“Johannes” (Juan) en una copia del fresco de Leonardo de principios del siglo XVI... La ausencia
de un cáliz en el cuadro de Leonardo no tiene ningún significado. La representación de mayor
precisión histórica de una cena con copas pero sin cáliz se encuentra aproximadamente en una de
cada tres obras italianas entre 1300 y 1500, y son consecuentes con el naturalismo de
37
Leonardo...”

Conclusión: La delicada figura que aparece a la derecha de Jesús en la obra de


Leonardo Da Vinci no es María Magdalena ni ninguna otra mujer, sino el apóstol Juan, el más
joven de todos.

35
Profesora adjunta de Arte Religioso e Historia de la Cultura en el Centro para el Entendimiento Musulmán-
Cristiano, y profesora adjunta y docente de Arte y Cultura en el Programa de Estudios Liberales, ambos en la
Georgetown University.
36
BURSTEIN, Dan, Los secretos del Código. La guía no autorizada a los misterios de El Código da Vinci,
Buenos Aires, Emecé, 2004, p. 285. Este libro es una recopilación de entrevistas a especialistas, aunque hay
muchos entrevistados de dudosa reputación en materia de historia, exégesis y teología.
37
Robert Baldwin es Profesor asociado de Historia del Arte en Connecticut College. Texto citado por BOCK,
Darlell L., Descubra los misterios del Código Da Vinci, Ed. Caribe, Miami, 2004.
ESOTERISMO, SOCIEDADES SECRETAS Y LEYENDAS
MEDIEVALES

EL "PRIORATO DE SIÓN": UNA CRÓNICA DEL SIGLO XX


Repitamos una vez más el texto de Brown titulado “Los Hechos”, que hace las veces de epígrafe a la
entera novela.

“El Priorato de Sión —sociedad secreta europea fundada en 1099— es una organización real. En
1975, en la Biblioteca Nacional de París se descubrieron unos pergaminos conocidos como Les
Dossiers Secrets, en los que se identificaba a numerosos miembros del Priorato de Sión, entre los
que destacaban Isaac Newton, Sandro Boticelli, Víctor Hugo y Leonardo da Vinci…

El Priorato de Sión existe en la actualidad, pero no ocurría así en 1099 como afirma Brown en
“Los hechos”, ni tampoco en la época de Leonardo Da Vinci, ya que el Priorato nace en la segunda
mitad del silgo XX. Por lo tanto ni Leonardo Da Vinci, ni Newton, ni templario alguno, podría guardar
ningún vínculo con esta sociedad secreta, cuyos objetivos, además, están muy lejos de los
consignados por el “Código Da Vinci”.

El Priorato de Sión es una asociación francesa registrada desde 1956 por un señor llamado
Pierre Plantard38 (1920-2000), un ultraderechista y antisemita francés, quien se declaraba
descendiente de sangre merovingia inventando genealogías que justificaran sus fantasías.
Desde sus diecisiete años (1937) fundó varias organizaciones (Renovation Nationale
Française, Alpha Galates, etc) que jamás superaron los cuatro miembros. Estuvo preso varias veces
por fraude y falsificación de documentos. La “Academia Latina” fundada en 1947, con el propósito de
dedicarse a la investigación científica, no superó los dos socios: P. Plantard y su madre. Se
presentaba también como vidente (“el vidente Chyren”), profeta y como moderador de sesiones de
cartomancia.

Hacia 1942 la totalidad de las organizaciones del aventurero Plantard existían sólo sobre el
papel. Aún así, el aventurero insistía en hacerse notar enviando cartas al gobierno, fingiéndose como
representante de una organización poderosa y secreta de prestigio internacional.
Plantard tomó contacto con grandes esoteristas como Gérard Escausse (Papus), y Paul Le
Cour (1861-1954) y de manera especial con los Rosacruces de AMORC39. A partir de ese momento
sus asociaciones políticas cobraron aristas esotéricas.
El Priorato de Sión constituyó una de las innumerables asociaciones fundadas por Plantard.
En esta oportunidad alcanzó los quince miembros entre amigos personales y algunos colaboradores
adeptos al esoterismo. Plantard la fundó el 7 de mayo de 1956. y junto a sus compañeros se
autoproclamaron herederos de masones, templarios y egipcios.
La moda de la búsqueda de tesoros escondidos le sirvió a Plantard como excusa de presentar
al Priorato como custodio de importantes tesoros.

Si bien hay rastros de que existió una orden religiosa (no un priorato) en la Edad Media con un
nombre parecido (Orden de Sión), esta se extinguió y no tiene nada que ver con el grupo de Plantard.

Laura Miller en su artículo de The New York Times, del 22 de febrero del 2004, nos explica la
relación entre Plantard y “Le Dossier Secrets”:
38
Pierre Athanase María Plantard, nacido en París el 18 de marzo de 1920, abandona el colegio sin completar
sus estudios y sin horizonte laboral. Los primeros informes de la policía afirman que vive de la pensión de su
madre.
39
Antigua y Mística Orden Rosae Crucis, fundada en 1915 por H. Spencer Lewis (1883-1939).
«...la veracidad de la historia del Priorato de Sión se reduce a un alijo de recortes y documentos
sin firma que, hasta los autores de Holy Blood, Holy Grial insinúan que fueron introducidos en la
Biblioteca Nacional por un hombre llamado Pierre Plantard. A comienzos de 1970, uno de los
colaboradores de Plantard confesó haberle ayudado a fabricar el material, incluidos los árboles
genealógicos que acreditaban a Plantard como un descendiente de los merovingios (y,
posiblemente, de Jesucristo), además de una larga lista de «grandes maestres» del anterior
Priorato. Este claramente absurdo catálogo de célebres estrellas de la intelectualidad como
Boticelli, Isaac Newton, y naturalmente, Leonardo, es la misma lista que Brown pregona, junto con
el supuesto pedigrí del Patronato, en la presentación de El Código Da Vinci bajo el encabezado de
«Los hechos».
«El fraude de Plantard fue desmantelado por una serie de libros franceses (todavía sin
traducir) y un documental de la BBC de 1996, pero, curiosamente, esa serie de sorprendentes
revelaciones no han resultado ser tan populares corno las fantasías de Holy Blood, Holy Grial
(traducida al español como “El enigma sagrado”) y, en este caso, como El Código Da Vinci».

El famoso documento “Dossier Secrets” con las genealogías de “grandes Maestres”


inventadas por Plantard y su cómplice Philippe de Chérisey se atribuía a la autoría y recopilación de
un tal Henri Lobineau, quien tampoco existió jamás.... y fue parte de la charlatanería de Plantard. Este
documento falso fue difundido por el esoterista francés Gérard de Sede y por los autores de “The holy
Blood and the holy Grial” (Baigent, Leigh & Lincoln), que eran conscientes de su falsedad. Pero todo
se destapó cuando Chérisey –el amigo de Plantard- hizo conocer la verdad ante conflictos de
derechos de autor40.

El especialista Massimo Introvigne afirma al respecto:

“...es completamente cierto que no se trata de documentos antiguos sino de documentos


falsos modernos. El principal autor de los documentos falsos, Philippe de Chérisey -muerto en
1985- ha confesado haber participado en su falsificación, lamentándose incluso de haberlos
utilizado sin que se le pagara la debida compensación, hecho sobre el que existen cartas del
41
abogado de Chérisey ”.

Y uno de los más completos estudios sobre el Priorato de Sión concluye:

“Ha sido argumento común a lo largo de los tiempos afirmar que ciertas organizaciones
secretas manejaban los hilos de la política o la economía. En teoría, estos grupos ocultos
influían y maniobraban para conseguir el poder y dirigir los destinos del mundo. En muchas
ocasiones ha sido cierto, pero otras veces se ha utilizado este argumento para justificar o
reinventar situaciones que pretendían precisamente lo mismo: manipular la realidad para
obtener fines concretos. Los templarios, rosacruces, masones, iluminados de Baviera e incluso
organizaciones más recientes como el Opus Dei, han sido víctimas y protagonistas de estas
maquinaciones. En el caso del Priorato de Sión, la historia real, las suposiciones y la
42
imaginación se mezclan en un conglomerado imposible” .

Conclusión: El Priorato de Sión no existió en 1099, ni en la época de Da Vinci, sino que


es un invento del siglo XX lleno de fraudes y mentiras. Y “Les Dossier Secrets” son un fraude
más de Pierre Plantard. Sin Priorato de Sión, no hay “Código Da Vinci”

40
Cf. INTROVIGNE, Massimo, Los Illuminati y el Priorato de Sión. La verdad en Ángeles y demonios y El
Código Da Vinci, Rialp, Madrid, 2005.
41
Cfr. Carta del abogado B. Boccon-Gibod a Philippe de Chérisey, del 8-10-1967, en la que se hace referencia
a documentos “de votre fabrication et déposés à mon étude”, en la dirección electrónica http://priory-of-
Sión.com/psp/id167.html, visitada el 20-5-2004.
42
FERRER CUÑAT, C., El Priorato de Sión y los merovingios: un mito nacionalista, en AA.VV., CODEX
TEMPLI. Los misterios templarios a la luz de la historia y de la Tradición, Aguilar, Madrid, 2005
LOS TEMPLARIOS: LA VERDADERA HISTORIA43
Mucho se ha escrito y se dice hoy sobre ellos: nazis, masones, neognósticos y nuevas sectas
esotéricas ostentan ser herederos de los templarios. Pero no es verdad –como afirma Brown- que
haya sido el Papa Clemente V quien los eliminó en un plan malvado arrojando sus cenizas al Tíber.

La persecución y destrucción de los Caballeros Templarios se produjo por iniciativa del rey
Felipe IV de Francia, quien por intereses económicos embistió con todo su poder a la Orden del
Temple. Y el Papa Clemente V, que no estaba en Roma, sino en Avignon (Francia), era objeto de los
caprichos del rey Felipe el Hermoso, quien lo controlaba políticamente.

Tampoco fueron reales las acusaciones contra ellos, ya que los actuales estudios demuestran
que se trató de calumnias del Rey para que el papa disolviera la Orden, y se debilitara más aún el
poder de la Orden del Temple.

La Orden de los Templarios, católica, no tenía nada que ver con los cátaros44, rebrote del
gnosticismo en la Francia de los siglo XII y XIII, que despreciaban el cuerpo (y a la mujer) al igual que
los antiguos gnósticos, con una marcada visión maniquea del mundo.

Habiendo surgido en el contexto de las Cruzadas para defenderse del Islam, la Orden del
Temple45, orden monástico-caballeresca católica, fue disuelta por el Papa Clemente V (1260-1314),
tras las calumnias y fuertes persecuciones del Rey de Francia, Felipe IV (“el Hermoso”, 1268-1314).
Muchos sostienen que la orden habría sobrevivido durante varios siglos, sin embargo no hay
rastros históricos de ellos ya en pleno siglo XV, aunque si se hayan elaborado mitos y leyendas en
torno a su figura, sobretodo entre masones y esoteristas.

“...Después de la supresión, la Orden sobrevivió algunos decenios fuera de Francia, pero


a comienzos del siglo XV –como muy tarde– los Templarios habían desaparecido por completo. La
tesis de que hayan subsistido en secreto la ha calificado Régine Pernoud (1909-1998), al igual que
otros especialistas en historia medieval, como "enteramente demencial" y ligada a pretensiones y
leyendas "necias sin excepción".
La idea de que los Templarios, oficialmente suprimidos, habrían proseguido
clandestinamente su actividad hasta el siglo XVIII, se difunde sobre todo entre la masonería
francesa y alemana.
La masonería, nacida en Inglaterra, se presentó a sí misma como heredera –si bien a
través de un proceso de reinterpretación filosófica y esotérica– de los gremios medievales de la
construcción, que englobaban tanto a los arquitectos como a los simples albañiles. Desde cierto
punto de vista, se trataba de un origen demasiado "humilde", que la aristocracia de la Europa
continental aceptaba con dificultad. De aquí que se elaborara la leyenda de los caballeros
perseguidos que, para continuar sus actividades, se habrían "ocultado" en los gremios ingleses y
escoceses de constructores libres. Y fue sobre todo en Alemania donde a estos caballeros
misteriosos se les identificó con los Templarios. Este es el origen de los «grados templarios» de la
46
masonería..”

Contra las falsas acusaciones al papado de Clemente V en el juicio a los Templarios, hubo un
reciente hallazgo: el 13 de diciembre de 2001 se encontró en el Archivo Vaticano un documento
pontificio donde el Papa Clemente V absuelve de la condena a los Templarios un año después de
abierto el proceso en Francia contra la orden.

43
AA.VV., CODEX TEMPLI. Los misterios templarios a la luz de la historia y de la Tradición, Aguilar, Madrid,
2005.
44
Del griego Katharos que significa: “puro”.
45
Llamada “La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo” o “del Templo de Salomón”.
46
INTROVIGNE, Massimo, Los Illuminati y el Priorato de Sión. La verdad en Ángeles y Demonios y el Código
Da Vinci, Rialp, Madrid, 2005.
Según la doctora Bárbara Frale “fue un complot y el Papa intentó detenerlo con la absolución,
pero no lo consiguió, porque el rey francés respondió con un proceso de brujería contra el anterior
pontífice, Bonifacio VIII, y había un riesgo de cisma en la Iglesia de Francia”. En aquella época el
monarca francés impuso finalmente su autoridad sobre la del papa. Cierto también es que la
suspensión de la Orden no fue definitiva, el documento preveía restablecerla luego de su
arrepentimiento, pero Clemente V murió y ningún pontífice la modificó47.

Conclusión: el 99% de la literatura sobre Los Templarios es pura fantasía y leyenda con
apariencia de historia. Dejaron de existir siglos antes que naciera la masonería y las
sociedades secretas europeas. No existen conexiones históricas reales entre los templarios y
el esoterismo moderno, ni con María Magdalena, ni con el Priorato de Sión. Son puras
invenciones.

LA PERSECUCIÓN DE LOS HEREJES: ¿INQUISICIÓN DE MILLONES?


Según la novela, “durante trescientos años la iglesia quemó en la estaca la asombrosa cifra de
cinco millones de mujeres”. Ahora bien, cuando acudimos a la investigación histórica, se calcula que
entre los años 1400 y 1700 se ejecutaron en Europa entre 30.000 y 70.000 personas por brujería. No
todas fueron quemadas y no todas fueron mujeres. La mayoría de las víctimas procede de Alemania,
cuando las guerras campesinas y protestantes del s. XVI y XVII. Los tribunales civiles, locales, y
municipales eran especialmente entusiastas y en ocasiones permeables a las histerias colectivas de
las hordas, sobre todo en zonas protestantes.

“…Podríamos ampliar los ejemplos para dejar de manifiesto el carácter ahistórico,


tendencioso y parcial de la leyenda negra recordando, por ejemplo, que Enrique VIII, padre del
cisma anglicano, y su hija María ejecutaron a más protestantes que la Inquisición española” (C.
Vidal Manzanares)

Se acusa al catolicismo de quema de brujas. A lo largo de la historia, la brujería ha sido


perseguida y castigada con la muerte por las religiones de pueblos tales como los griegos, egipcios,
romanos, etc...

Según un reciente estudio de más de 50 expertos reunidos en Roma, la documentación


aportada refleja que, de un total de 100.000 procesos, más de la mitad de los acusados fueron
absueltos y perdonados, quedando en libertad. Muchos de ellos, sin embargo, fueron posteriormente
condenados por tribunales civiles. En España, uno de los países donde más activamente trabajó la
Inquisición, de las cerca de 125.000 acusadas de brujería, solo un total de 59 fueron ajusticiadas. En
Italia, país notablemente más poblado, el número baja hasta 36; mientras que en Portugal se reduce
a cuatro48.

En los tribunales civiles, en cambio, no eran así. En el año 1080, el papa Gregorio VII escribió
al rey Harald de Dinamarca quejándose de que los daneses tuviesen la costumbre de hacer a ciertas
mujeres responsables de las tempestades, epidemias y toda clase de males, y de matarlas luego del
modo más bárbaro.

47
Cf. SÁNCHEZ MONTERO, José Carlos, Apogeo y decadencia, arresto y juicio de la Orden del Temple, en
AA.VV., CODEX TEMPLI. Los misterios templarios a la luz de la historia y de la Tradición, Aguilar, 2005.
48
Información disponible en www.conoze.com – Leyendas Negras de la Iglesia. En este sitio puede
encontrarse un completo artículo “Inquisición y Brujería”, donde aparece un cuadro con las cifras de los países
europeos y las condenas.
No nos es fácil imaginar, la unión entre el poder político y la autoridad religiosa que existió en
el medioevo, lleno de pugnas entre uno y otro, no exento de corrupción, abusos, y grandes injusticias.
Pero pocos saben que muchos eran los que se confesaban herejes para ser juzgados por tribunales
eclesiásticos que eran menos crueles que los civiles. En los tribunales religiosos si luego de la tortura
se confesaba arrepentido quedaba en libertad, en cambio en los civiles, a la tortura le seguía la pena
de muerte sin excepción.
Y la figura tan ensombrecida del inquisidor, muchas veces era un alivio para los acusados,
porque salvaba a las víctimas de una posible condena clamada por la histeria colectiva del pueblo.
Muchas veces, para calmar el desorden, los tribunales civiles ejecutaban sin mucho discernimiento.
Con frecuencia la gente quedaba decepcionada con la absolución de los inquisidores que no
condenaban a los acusados.

EL ESOTERISMO EN OCCIDENTE: ¡AQUÍ NO HAY NADA OCULTO!


La mayoría de las sectas esotéricas y los autores e intelectuales vinculados al ocultismo están
convencidos de que el cristianismo tiene “secretos” de contenido religioso que no revela, como si
existiese un esoterismo cristiano. Y la verdad es que nunca existió, ni existe tal realidad, en cuanto
verdades doctrinales ocultas que solo una elite conoce. Eso es una ilusión de algunos, pero que no
pocos alimentan.

Muchos de los que se dicen “cristianos” en realidad no son tales (no se puede creer en Cristo
y afirmar a su vez cosas opuestas a su mensaje como la reencarnación). El punto de partida de la
fe cristiana es la aceptación de lo que Dios ha revelado y no de lo que oculta. El cristiano cree
que en Cristo Dios ha revelado todo lo necesario para la salvación de la humanidad.

Ciertos secretos existen en cualquier institución, en cuestiones que exigen prudencia y


disciplina interna. En este sentido podría hablarse de secrecía en la Iglesia. Pero en cuanto a
contenidos religiosos, el cristianismo es exotérico (hacia fuera), nace y existe como una religión
revelada para todos, enviada a todos, universal (Mateo 28,20ss). El mismo Magisterio de la Iglesia es
un documento abierto, público, que cualquiera puede conocer, y cuyos pronunciamientos oficiales y
dogmas son accesibles a toda persona. Todo se publica en cuanto a la fe y la doctrina.

Tanto en los primeros siglos, como cuando el surgimiento medieval de la alquimia y la cábala,
y de movimientos ocultistas en el Renacimiento (s.XVI), surgieron tendencias que intentaron
amalgamar doctrinas de tipo gnósticas con el cristianismo y que influyeron en varios intelectuales y
artistas49. Se buscaba inventar un esoterismo cristiano o un cristianismo esotérico. Por esta razón, en
mucha literatura, obras de arte, y hasta en templos medievales se incluyeron símbolos y conceptos
tomados de la alquimia y del esoterismo. Pero no existió nunca un esoterismo cristiano, aunque sí
autodenominados "cristianos" que, habiendo incursionado en el esoterismo pretendieron dar nuevos
sentidos las verdades de la fe cristiana.

No hay una conexión de generación en generación en la tradición esotérica occidental como


en ocasiones se arguye.

Distintas épocas han visto resurgir las mismas ideas y replanteos religiosos, pero sin una
necesaria conexión histórica entre ellas. Aunque las doctrinas gnósticas hayan desparecido por
siglos, influyeron durante el medioevo en la alquimia, en la cábala, y en escuelas filosóficas, a través
de movimientos hermetistas. Asimismo, intentaron influir en el cristianismo, generando una oposición
con la ortodoxia cristiana, inevitable confrontación, dado que el sincretismo de estos movimientos
amenazaba con diluir la fe cristiana en un magma pseudorreligioso, como sucedió en el siglo XVI.

49
ELIADE, Mircea, Ocultismo, Brujería y modas culturales, Paidós, Barcelona, 1997.
También hoy el movimiento "New Age" y las sectas metafísicas y ocultistas postmodernas propenden
a disgregar la fe cristiana.

Se puede hablar de un intento de esoterismo serio en occidente (Boheme, Swedenborg, P. Le


Cour, etc.), pero no es verdad que sus orígenes sean tan remotos como se pretende. La mayor parte
de sus contenidos surgen en el Renacimiento y buscan sus orígenes en historias que se pierden en
las mitologías antiguas, como le sucede a algunas logias masónicas y sobre todo a los rosacruces.
Digo “algunas”, porque un gran número de masones reconoce su origen en los gremios medievales
de albañiles y no en la torre de Babel, o en el templo de Salomón, o en los Templarios, como algunos
sueñan.

Es el caso, entre tantos, del Corpus Hermeticum, una obra escrita entre el siglo II y IV d.C.,
con contenidos gnósticos, alquimistas, orientales, esotéricos y neoplatónicos -propia del ecléctico
mundo de religiones y filosofías que circulaban en Alejandría en los siglos II y III d.C. (Mircea
Eliade)50-, que fue redescubierta por Ficino en el siglo XVI. Los autores esoteristas gustan de afirmar
que esta obra es muy antigua, como del siglo VI antes de Cristo. No obstante es una obra, como
vimos, escrita un milenio más tarde. El esoterismo, invariablemente planta sus raíces donde no las
tiene, y suele remontar sus genealogías a tiempos remotos.

Un gran intelectual, respetado no solo por su erudición, sino por su honestidad académica, es
el esoterista franco-egipcio René Guenon, ha desemascarado cientos de fraudes de sociedades
secretas que eran una burla a sus iniciados en Europa. Guenon ha denunciado y desarticulado el
fraude de una señora, canonizada por el ocultismo como fue madamme Blavatsky y a su sociedad
Teosófica51. Sin embargo el tempranero olvido de la gente, viene "en auxilio" de los pseudoprofetas y
sus fraudes, como ha ocurrido con el espiritismo moderno. La credulidad sigue en aumento. René
Guenon abandonó el esoterismo occidental defraudado ante tanto engaño y fantasía, y acabó
convencido de que solamente en las religiones orientales existe un verdadero conocimiento esotérico,
así como una auténtica tradición esotérica. Y no se equivocó.

Una de las expresiones de la presente crisis cultural, es la nueva emergencia gnóstica y


esotérica, manifestada en el éxito de toda literatura que se vincule a estas temáticas, de la magia, de
los evangelios apócrifos, de la autoayuda, de la alquimia, del hermetismo... De conocerse la
verdadera historia del esoterismo, sus mágicas fantasías se desvanecerían demasiado rápidamente.

Tal vez el cristianismo haya descuidado en estos tiempos su cuota de mística y misterio, quizá
haya sido excesiva su adaptación a la modernidad, y por ello las almas sedientas de experiencia y de
sentido se hayan orientado al irracionalismo. Pero éste ya es otro tema.

ACUARIO: ¡LA NUEVA ERA LLEGÓ!

Un aspecto que muchos críticos han pasado por alto en la novela de Dan Brown, es aquél que
despliega las banderas del movimiento "New Age", festejando el fin del cristianismo desde una
mirada ideológica no explicitada: “Acabamos de terminar un milenio (dice Teabing), y con él ha
concluido la era astrológica de Piscis, que ha durado dos mil años y que representa el pez, que
también es el símbolo de Jesús... el ideal de Piscis defiende que son los poderes superiores los que
deben dictar al hombre lo que debe hacer... Ahora sin embargo, estamos entrando en la Era de
Acuario... donde los hombres aprenderán la verdad y serán capaces de pensar por sí mismos. El
cambio ideológico es enorme y está teniendo lugar en este mismo momento”52. O sea que “el
cristianismo ¡ya fue!”.

50
Cf. ELIADE, Mircea, La Búsqueda. Historia y sentido de las religiones, Kairós, Barcelona, 1998, pp. 59-60.
51
GUENÓN, René, El Teosofismo. Historia de una seudorreligión, Ed. Haz, Buenos Aires, 1954.
52
BROWN, Dan, El Código Da Vinci, Umbriel, Barcelona, 2003, pp. 332-333.
Los eruditos personajes de Teabing y Langdon han dado crédito científico a los horóscopos y
han confundido la seriedad astronómica con la fantasía astrológica. El mismo e ingenuo argumento
astrológico de teósofos, metafísicos y neoesoteristas entra en la “erudita” investigación de Brown.
Esto refleja cuan ingenuo es el autor de la novela o cuan comprometido está con una postura
ideológica anticristiana. El lector puede entrever que, aun en medio de la ficción, hay un apasionado
deseo de que el cristianismo toque su fin. Aunque en el último capítulo, cuando ya es demasiado
tarde y muy poco verosímil, como suele ocurrir en las telenovelas, se balbucean tímidos
arrepentimientos.
¿ESPECIALISTA EN SÍMBOLOS, ARTE, HISTORIA Y
RELIGIONES?

UNA LARGA LISTA DE ERRORES

En la Universidad de Harvard no existe ninguna cátedra de "simbología". ¿O habrá querido


Brown, tal vez, referirse en todo caso a la "semiótica"?. El personaje Robert Langdon, “experto en
simbología de Harvard” debería saber que el libro del Génesis nunca menciona qué clase de fruta
tenía el árbol del que comió Eva. No debería tampoco perpetrar reflexiones teológicas a partir de una
manzana, ni explicar que Baphomet era un dios pagano antiguo, pues, en realidad , se trataba de una
figura en forma de piedra, simulando un cráneo, que llevaban los templarios como exhortación a no
temerle a la muerte.

Brown dice que “los romanos daban al estudio de los anagramas la categoría de ars magna
(arte mayor)”. Pero "Anagrams" es una palabra inglesa derivada de las palabras "anagrama" (griego)
y l"anagrammat" (latín), pero, los antiguos romanos, ¿sabían inglés?

Las cartas del Tarot, no enseñan ni la doctrina de la diosa, ni son precristianas, como afirma la
novela. Se inventaron para juegos de azar en el s. XV y no adquirieron rasgos esotéricos hasta
finales del s. XVIII en Europa.

¿CUÁNTOS PANELES HAY EN LA PIRÁMIDE DEL LOUVRE? ¿666?

El temerario Langdon sostiene que la nueva pirámide a la entrada del Louvre había sido
construida, por expreso pedido de Mitterrand, con “666 paneles de cristal, ni uno más, ni uno menos”.
Este número bíblico refiere al emperador Nerón y no al diablo, como popularmente se cree. Pero
aquel dato tampoco es cierto. Según informa el propio museo hay 673 53 paneles en la pirámide, y
Carter Wiseman, quien escribió la biografía del arquitecto que la hizo, Pei, sabe que era un hombre
interesado en las abstracciones y esquemas geométricos y no en simbolismos esotéricos, como
aventura Brown.

LA CAPILLA DE ROSSLYN: ¿CONSTRUCCIÓN TEMPLARIA?

Dan Brown nos instruye acerca de la "Capilla de Rosslyn" en Escocia: es una construcción
templaria, “réplica arquitectónica exacta del Templo de Salomón”. Pero ¿quién puede saber cómo era
exactamente el Templo de Salomón? El imperio babilónico demolió el Templo de Jerusalén en el siglo
VI a.C. Tampoco fue construida por los Caballeros Templarios, los cuales desaparecieron antes de
que se colocara su piedra fundamental. "Rosslyn" fue construida por William Sr. Clair en 1446 y el
juicio a los templarios en esas zonas fue en 1309. "Rosslyn" es una capilla misteriosa cargada de
simbología medieval. Tampoco tiene una estrella de seis puntas, ni su nombre proviene tampoco de
las palabras inglesas "Ross Line" (línea rosa), sino de los términos escoceses "ross" (colina), y "lynn"
(agua), en alusión al lugar donde está ubicada ("colina junto al agua").

EL TETRAGRAMA SAGRADO: "YHWH"

Su origen según Brown estaría en "Jehová", que sería una unión física andrógina entre el
masculino "Hah" y el nombre pre-hebreo "Eva", "Havah". Brown no sabe que el tetragrama sagrado

53
http://www.louvre.or.jp/louvre/presse/fr/activites/archives/ anniv.htm.
"YHWH" (nombre de Dios en hebreo), cuya sonorización se desconoce, empezó a ser pronunciado
“Jehová” en la Edad Media al interpolarse las consonantes de “Adonai”. Jehová no significa nada, es
tan sólo un artificio.

El Pbro. Dr. Miguel A. Barriola54, lo explica del siguiente modo:

“Dado que el alfabeto hebreo carece de vocales, el sagrado Tetragrama, cuando aparecía
en la proclamación sinagogal, era leído con vocalización diferente, para evitar pronunciar el
nombre divino (por respeto extremo de la teología rabínica). Era sustituido entonces por un
circunloquio: "ADONAI" (= mi Señor). Cuando los masoretas (entre el 750 y el 1000) inventaron su
sistema de vocalización (bajo las consonantes o encima de las mismas, nunca entre ellas), a
modo de recordatorio, colocaron bajo YHWH, las vocales de ADONAI. Pero, es necesario notar
dos cosas. La " i " final de ADONAI, equivale en hebreo a una consonante (la \"yôd\"), De ahí, que
esté ausente en la vocalización del tetragrama sagrado. A su vez, la "a" inicial es una "a" muy
breve, correspondiendo a una "e", medio muda en las palabras de la misma raíz que YHWH. Sólo
que esa "a " breve, asume el colorido de la "a" sin más, cuando se encuentra bajo una consonante
gutural, como sucede en "ADONAI", que comienza con una "alef". De ahí que se haya
desembocado en "e - o - a". Se pronunció también: JeHoVih, pero no tuvo éxito”.

IMPORTANTE CONFUSIÓN: ROLLOS DEL MAR MUERTO Y CÓDICES GNÓSTICOS

Teabing, un personaje erudito de la novela confunde los hallazgos de Nag Hammadi (textos
gnósticos) con los rollos del Mar Muerto (textos de Qumrán) como si fueran lo mismo y como si todos
esos hallazgos nos dieran información sobre la vida de Jesús.
Los rollos del Mar Muerto no son escritos cristianos, sino textos que se refieren directamente
al judaísmo y proporcionan una visión de las creencias judías existentes en la época de los
comienzos del cristianismo. Fueron redactados en hebreo por la secta judía de los esenios en
Qumrám a unos kilómetros de Jerusalén. No tienen nada que ver ni con el cristianismo, ni con los
gnósticos, aunque hayan existido simultáneamente.

En cambio los documentos que se encontraron en el alto Egipto, en Nag Hammadi (1945), no
son rollos, sino códices, es decir, volúmenes manuscritos encuadernados. Fueron escritos en copto
en torno al año 350 de nuestra era, pero se trata de copias de unos originales griegos que datan del
siglo II y III d.C. Éstos son los anteriormente mencionados como “Evangelios Gnósticos”.

En ningún caso se trata de "los documentos cristianos más antiguos". Además, un rollo es una
tira de papel, de papiro, o de pergamino, enrollada, mientras que un códice (codex) es la versión
primitiva de un libro.

EL PENTAGRAMA:

En la novela podemos leer:

“Langdon se sorprendió al saber que el planeta Venus trazaba un pentáculo perfecto en la


Eclíptica cada ocho años. Tan impresionados quedaron los antiguos al descubrir ese fenómeno,
que Venus y su pentáculo se convirtieron en símbolos de perfección, de belleza y de las
propiedades cíclicas del amor sexual. Como tributo a la magia de Venus, los griegos tomaron
como medida su ciclo de cuatro años para organizar sus Olimpiadas. En la actualidad, son pocos

54
Licenciado en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma) y en Exégesis Bíblica por el Pontificio
Instituto Bíblico (Roma). Ha realizado docencia de Antiguo Testamento y Teología en el Seminario de
Montevideo (1963-1968). Ha obtenido el "Doctoratum in Re Biblica" en el Pontificio Instituto Bíblico (Roma) en
1975. Ha sido docente de Nuevo Testamento en el Instituto Teológico del Uruguay y en el Seminario Mayor de
Córdoba desde 1975. Fue nombrado entre los peritos del Episcopado Uruguayo para la III Conferencia del
Episcopado Latinoamericano en Puebla (1979), y miembro de la Pontificia Comisión Bíblica (Vaticano).
los que saben que el hecho de organizar los Juegos Olímpicos cada cuatro años sigue debiéndose
a los medios ciclos de Venus”

Venus no sólo no dibuja ningún perfecto pentagrama, sino que tampoco describe algo
parecidoa un pentagrama. Y los juegos Olímpicos en Grecia por su parte, honraban a Zeus, no a
Venus.
Langdon, nuestro “especialista” en símbolos dice que los cinco anillos de los Juegos
Olímpicos son un símbolo de la diosa. En realidad, se añadía un anillo cada año, y pero la serie se
detuvo en el quinto anillo.
El pentagrama es un símbolo como otros tantos de la cultura universal y aparece en muchas
religiones, pero con muy diversos sentidos.

LA MONA LISA

No representa un ser andrógino (ambiguo en su aspecto sexual), ni tampoco es un anagrama


de los dioses egipcios Amón e Isis. Leonardo jamás la llamó por ese nombre.
Como pintura no recibió ningún título en el momento de su creación. Se la conoció en Italia
como “La Gioconda” (“la jocosa”), y se piensa que la supuesta modelo fue Lisa Gherardini, esposa de
Florentino Giocondo. El nombre inglés Mona Lisa se comenzó a usar tardíamente55.

JESÚS Y KRISHNA, UN PARALELISMO INEXISTENTE

La novela atribuye al dios hindú Krishna una historia de su infancia análoga a la de Jesús:
Krishna habría recibido oro, incienso y mirra... Esto está tomado de escritos de Kersey Graves (s.
XIX), y en realidad no hay nada en textos sagrados del hinduismo como el “Bhagavad-Gita” (s. I d.C)
sobre la infancia de Krishna, y en cuanto a los reyes magos, reina un absoluto silencio.

EL SANTO GRIAL

El Grial fue un invento de mediados del siglo XII y es creación de Chrétien de Troyes. No tenía
ninguna atribución religiosa. Hasta ese momento no se conoce ninguna mención al mismo. El Grial ha
dado lugar a cientos de leyendas y aventuras. Cuando en el siglo XIII nació el interés por la búsqueda
de reliquias, muchas de ellas inventadas, ocupó un lugar central, entre ellas, "la Copa" que había
utilizado Jesús cuando instituyó la Eucaristía. Se la comenzó a designar con el nombre de "Santo
Grial". Varios monasterios e iglesias hicieron alarde de poseer la auténtica copa usada por el Señor
en la última cena. Entre las más famosas se cuenta la que todavía se venera hoy en Valencia.

Estando en Valencia, interrogué a varios teólogos e historiadores y ninguno supo dar cuenta
exacta del origen de este "Santo Grial" valenciano, que se encuentra en una iglesia de esa ciudad.
Sólo se sabe que fue donada hace siglos por los reyes de España de la época. Pero no hay noticia
alguna anterior al siglo XIII. Del cáliz de Jesús jamás se supo nada. Sólo a partir de la Edad Media se
comenzó a identificar la leyenda del Grial con el cáliz de la última cena.

Los escritores medievales relataron historias fantásticas de caballeros que buscaban esta
reliquia, pero los esoteristas han convertido las leyendas medievales en simbologías místicas. No se
trata más que de mitologías y leyendas medievales, que no tienen nada que ver ni con Jesús, ni con
la última cena, y menos aún con María Magdalena.

55
Cf. HAAG, M., HAAG, V., El Codigo Da Vinci al descubierto, Ediciones B, Barcelona, 2004, p. 130
EL CRISTIANISMO POR DENTRO:
UNA MIRADA DESDE LA TEOLOGÍA

LA INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA EN LA IGLESIA CATÓLICA


La Biblia no cayó del cielo, ni fue un dictado de Dios. Es para los creyentes al mismo tiempo
Palabra de Dios y palabra humana. Para la tradición judeocristiana, Dios no habló a través de
instrumentos sin vida, sino por medio de seres humanos (hagiógrafos: escritores sagrados), que se
expresaron con los recursos de su cultura, su mentalidad, su lengua, su literatura, su carácter, su
educación, y su propia experiencia religiosa como creyentes.

Estos textos son producto de un pueblo y de comunidades creyentes, y sin la fe y el


conocimiento que sólo esa comunidad tiene ¿puede interpretar bien alguien que desconozca la
tradición interpretativa de esos textos? ¿Puede uno leer de cualquier manera algo cuya
historia, contexto, fuentes, y sentido original ignora, pretendiendo que sea más legítima su
interpretación subjetiva que quien de verdad conoce todas las puntas del tema?

Siempre será válida una lectura religiosa y espiritual de los textos bíblicos, en tanto se la haga
desde la fe que le dio origen a estos textos. Porque toda lectura que ignore el discernimiento de la
propia comunidad cristiana, corre el riesgo de terminar en el fundamentalismo o de caer en
interpretaciones ingenuas y fantasiosas.

“El “fundamentalismo” es una característica notoria de alguna sectas de origen


norteamericano; pero también podría ser un resabio en la mentalidad de buenos católicos que no
estén informados de los avances y logros de los estudios bíblicos de los últimos cien años”.
…Hoy contamos con más recursos que hace siglos para interpretar los textos bíblicos en cuanto
su dimensión humana (literatura, historia, cultura, etc)… Tenemos un conocimiento más amplio y
preciso de la situación de los escritores de estos textos, sus recursos literarios, sus
condicionamientos socioculturales y su contexto histórico. Las ciencias históricas y filológicas han
tenido un gran desarrollo desde el s. XIX. Desde entonces la exploración de archivos y bibliotecas,
las excavaciones arqueológicas, descubrimientos inesperados, han enriquecido nuestra capacidad
de comprender la situación del hombre antiguo de un modo con el que no podrían ni soñar autores
56
del siglo IV.”

En el año 1943, con la Encíclica “Divino afflante Spíritu” del papa Pío XII, se reconocen los
géneros literarios en la Biblia y la legitimidad de la utilización de los métodos histórico-críticos. En la
intepretación católica de los textos hay un antes y un después de esta encíclica. En el último año del
Concilio Vaticano II, 1965, se promulga la Constitución Dogmática “Dei Verbum” (sobre “La Divina
Revelación”), y en 1993 la Comisión Bíblica Internacional emite el documento “La interpretación de la
Biblia en la Iglesia”.
Muchos desconocen estos importantes documentos que marcan un hito en la interpretación y
el lugar de la Biblia en la vida de la Iglesia. No es el lugar aquí para comentarlos, pero los remitimos a
ellos a quienes deseen conocer seriamente los criterios de la Iglesia Católica a la hora de interpretar
los textos bíblicos.

Mucha gente todavía piensa en una interpretación literal, cuando se refiere a la visión católica,
como la que aprendieron cuando niños en la catequesis, cosa muy lejana a la realidad de una fe
cristiana adulta.

56
TREVIJANO, Ramón, La Biblia en el cristianismo antiguo. Prenicenos. Gnósticos. Apócrifos, Verbo Divino,
Navarra, 2001, p. 17.
LOS DOGMAS Y SU SENTIDO EN LA IGLESIA
Normalmente se tiene una idea un tanto deformada de lo que es un dogma de fe en el
catolicismo y esto impide comprenderlo desde afuera. En la fe católica existe una jerarquía de
verdades de fe, no todo es lo mismo, ni ha de ser creído de la misma manera, ni todos los
documentos tienen el mismo peso para los creyentes. No todo lo que dice la Iglesia es dogma como
creen algunos, ni todo lo que cree confiadamente se ha transformado en dogma. No es lo mismo la
revelación de que Jesucristo es Dios (dogma de fe), que una costumbre u orientación de la Iglesia
que mañana puede cambiar.

Mucha gente piensa que Jesucristo nació un 25 de diciembre y que esto es un dogma de fe.
Es sabido que Jesús no nació en esa fecha, y que, naturalmente, no se trata tampoco de un dogma.
Hay documentales que nos enseñan cosas que ya sabemos desde hace tiempo, insinuando que la
Iglesia las oculta. Pero como obviamente nadie puede saber todo sobre todo, enseguida se piensa:
“¡Cuántas cosas ocultó la Iglesia!”. Lo cierto es que no están escondidas en ningún lado.

Si alguien quiere crecer en su fe católica no debería conformarse con lo aprendido de niño,


sino ahondar madura y profundamente en la fe y en la reflexión cristianas, ya sea porque su propia fe
se lo exige, ya sea para conocer seriamente una religión que no es un cuento de hadas, ni que se
caerá con un nuevo hallazgo arqueológico difundido por Discovery Chanel o National Geographic.
Algo que se sostiene sobre mentiras no duraría demasiado.

La misma Iglesia ha tomado la iniciativa de investigar científicamente cosas creídas


popularmente que solo estaban apoyadas en puras leyendas y no tenían ninguna base histórica real.
Pero entonces, ¿qué son los dogmas?

"Dogma" (del griego ), significa “creer”, “opinar bien” y en la antigüedad significaba
“opinión doctrinal” y “decisión normativa”. En el pensamiento cristiano, hasta el 1500, significaba
generalmente “doctrina”. Es con Melchor Cano (1509-1560) que empieza a significar: una verdad
revelada, que la Iglesia ha recibido de los apóstoles, y que ha sido definida por un concilio
ecuménico o por un papa, o que es creída en forma unánime y continuada por el pueblo de
Dios.

G. Canobbio57 define el dogma como “un enunciado infalible, inmodificable de la fe, formulado
al final de un proceso de adquisición doctrinal, que compromete a todos los fieles, en cuanto que
contiene una verdad revelada”.

El dogma es irrevocable, la verdad que afirma no puede ser echada atrás ni contradicha, pero
sí es perfectible su comprensión, en cuanto que su sentido crece con la misma reflexión de la Iglesia
(Rahner-Congar). Los dogmas se refieren sólo a cuestiones de fe y doctrina. Son muy pocos y han
sido declarados por la Iglesia en momentos en que existían corrientes heréticas que intentaban
contradecir o modificar ciertas verdades reveladas alejándose de lo que creen los cristianos. Por
ejemplo: si siempre se creyó que Jesús es Dios, y aparecen grupos que lo ponen en duda como el
arrianismo en Nicea, los cristianos definen que para llamarse cristiano hay que confesar que Jesús es
Dios. ¿Y eso a quién puede molestar? Si los cristianos siempre creyeron que hay una sola vida y que
despuès de la muerte, nos espera la resurrección (1 Cor 15), deberán confesar que para ser cristiano
no se puede creer en la reencarnación o en vidas pasadas, y eso es de sentido común, como que
para ser budista no puedo estar apegado a los dioses. Cada uno ha de ser coherente con su doctrina.
Los dogmas más importantes los encontramos en el Credo y permiten que no se deforme lo que se
ha creído siempre por revelación divina. Al que no cree "no le complica la vida" lo que crean los
57
CANOBBIO, Giacomo, pequeño Diccionario de Teología, Sígueme, Salamanca, 1992.
cristianos, y los que creen tienen el deber de decir qué es lo cristiano y qué no lo es, como el
musulmán tiene el derecho y el deber de decir cuál es la fe del Corán y cuál no la es.

EL GRAN COMPLOT: ¿CONSPIRACIÓN DE 2000 AÑOS?


La lista de "errores" es harto extensa. Hemos mencionado tan sólo algunos, pero, ¿vale la
pena escribir un artículo refutando cada una de estas afirmaciones?. Lo creímos necesario, ya que
muchos jóvenes y adultos tienen y tendrán su primer acercamiento a la historia del cristianismo a
través de un embrollo como el del "Código". Hay que poner un poco de luz en medio de tanta
deliberada confusión.

Muchas de las cosas que la novela cuestiona y juzga como mentiras, son afirmadas y creídas
no solo por católicos, sino por todo el cristianismo en su historia y en la actualidad. Todos los
cristianos (un quinto de la humanidad), tanto católicos, como ortodoxos, el protestantismo histórico,
anglicanos, bautistas, metodistas, evangélicos y pentecostales, coinciden en los 4 evangelios
canónicos del Nuevo Testamento como fuentes fieles de revelación, en la divinidad de Cristo, en la
resurrección, y en la mayoría de las verdades fundamentales de la fe cristiana, transmitida por los
apóstoles y sus sucesores.

Sería tonto pensar que la Iglesia católica oculta cosas, y que el resto del cristianismo
permanece ingenuo y acrítico ante la verdad sobre Jesucristo y los Evangelios. Esto obligaría a
autores como D. Brown a pensar en una conspiración de todo el cristianismo mundial a lo largo de
2000 años –no sólo de católicos- por ocultar tantas cosas. Es insostenible algo así. ¿Nadie se dio
cuenta antes de un engaño tan fabuloso? ¿Nos toma a todos por niños tontos, que nos creímos un
cuento durante dos mil años?

El género conspirativo está de moda y es muy seductora la idea de que la historia es


manejada por pocos poderes que manejan todos los hilos. De ahí que siempre se tienda a estos
reduccionismos históricos con cierta paranoia contra todo tipo de institución que perdure en el tiempo.

Peter Millar, del "Times" (Londres), describe el "Código Da Vinci" como:

“el más tonto, inexacto, poco informado, estereotipado, desarreglado y populachero


ejemplo de pulp fiction que he leído”.

Después de lo expuesto podríamos acompañar también el pensamiento de la escritora


Cynthia Grenier, que, hablando sobre Brown en el Weekly Standard afirmó:

“Por favor, alguien debería dar a este hombre y a sus editores unas clases básicas de
historia del cristianismo y un mapa”.
SÍNTOMAS DE UNA CULTURA EN CRISIS

EL MOVIMIENTO NEW AGE, UN “CALDO DE CULTIVO” PARA EL


NEOGNOSTICISMO
La crisis de la modernidad, con su alergia a la autoridad, a la burocracia, a las mediaciones
institucionales, ha puesto en tela de juicio todas las instituciones modernas. Entre ellas, las grandes
iglesias. Su lugar es ocupado por las llamadas “vías alternativas", ya sea en el campo médico, político
o religioso.

La lógica instrumental de la tecnoeconomía ha ido por su parte colonizando la cultura,


convirtiendo todo en mero producto de consumo. También "lo divino" es volcado al mercado en útiles
envases descartables. Los urgidos clientes, deseosos de refrescantes dosis para el alma, van
abrazando sucesivamente una y otra técnica espiritual, o varias a la vez, con la mente y el bolsillo
fijos en su eficacia. Un floreciente y múltiple negocio se ha erigido entre nosotros, pródigo en fantasía,
temas y libros afiebrados -prohijando como nuevas, turbulentamente, doctrinas e ideas seculares,
cuando no milenarias-, en prolíficos grupos sectarios y movimientos pseudorreligiosos con apariencia
empresarial... ¿O empresas con apariencia religiosa?

En lugar de vernos enriquecidos con la diversidad e identidad de cada una de las religiones,
en lugar de preservar su historia, raíz y tradición, en lugar de asistir al diálogo entre ellas, el mercado
religioso va demoliéndolas una por una, disolviéndolas y transformándolas en una única espiritualidad
cósmica, sin límites ni configuraciones definidas. Por otra parte, los fundamentalismos integristas,
son, en el fondo, una reacción extrema y peligrosa contra este impulso de disolución y difuminación
religiosas. ¿Una estrategia más de la globalización del pensamiento único en su expresión religiosa?

En este ambiente ha emergido con mucha fuerza la corriente sociocultural neognóstica de la


que participa el autor del “Código Da Vinci” y muchos de sus simpatizantes, conocida como "New
Age" o Nueva Era, en la que cada cual se siente libre de incorporar a su personal credo aquellas
vivencias, prácticas y ofertas que considere convenientes, ya sin yugo, ya sin censores, ya sin
instituciones ni mediaciones que se interpongan en el camino. ¿Una religiosidad adecuada al sistema
de mercado que coloniza todos los ámbitos con su lógica instrumental, transformándolo todo en algo
que se puede usar según el capricho de cada cual, a gusto del consumidor? ¿Un dios a mi imagen y
semejanza?

La “New Age” no acepta ninguna verdad que esté fuera del ámbito de la propia experiencia.
Una libertad que deriva en el dogmatismo de la pura subjetividad: lo que a mí me gusta, lo que yo
siento... porque a mí me gusta, porque yo lo siento así. Mera intimidad de sensaciones placenteras.
Una “espiritualidad” que no sólo no une, sino que nos aleja cada vez más a unos de otros, que nos va
encerrando a cada cual en un recóndito y esotérico ego, donde ya no hay lugar para el “molesto
prójimo”. Una espiritualidad acorde a la mentalidad consumista donde no queda tiempo para mirar al
otro, tan solo satisfacer la propia necesidad de bienestar espiritual y psicofísico.

Se multiplican bajo este talante, toda clase de libros y artículos de dudosos autores sobre
temas sibilinos y gnósticos, evangelios apócrifos manipulados, conocimientos secretos
supuestamente “ocultados” por la Iglesia católica, cursos de parapsicología, adivinación, control
mental, piramidología, chamanes, turismo astral, cábala, ufología, radiestesia, etc. Y así se van
repletando los anaqueles de librerías y las góndolas de supermercados con toneladas de sus
publicaciones. La superchería de numerosos mercaderes se aprovecha de la desinformación y la
ingenuidad de mucha gente en temas religiosos.
Una nueva sensibilidad ecológica, de carácter animista y panteísta –nuestro planeta recibe el
apelativo de Madre Tierra (la primordial diosa Gaia)-, colorea la atmósfera “New Age", sacralizando
toda la naturaleza hasta el punto de divinizarla.

La práctica del channeling (canalización) forma parte del abigarrado y pintoresco panorama de
la Nueva Era. Es una versión moderna del espiritismo en que, por medio de ciertas “técnicas” se
invocan espíritus de difuntos, así como también de ángeles, extraterrestres y “seres de luz” (?).
Volúmenes de amplia difusión, como Un curso de milagros, o el Libro de Urantia son fruto de
locuaces voces del más allá, que peroran desde el otro mundo. ¿Acaso se trata de ediciones
postmortem?

Los adeptos a la Nueva Era pretenden abrir sus mentes generosamente a numerosos
"maestros espirituales" o "ascendidos", guías de la humanidad, que les dictarían en su conciencia lo
que han de hacer, pensar y sentir, de tal manera que cada uno apela a su “maestro” o “ángel” para
justificar sus acciones o decisiones irracionales. Estos “maestros ascendidos”, avatares, son
hermanados y yuxtapuestos unos a otros en una perpleja y solidaria enumeración: Henoc, Elías,
Moisés, Paracelso, El Morya, Noé, Mahachohan, Pitágoras, Confucio, Jesús de Nazareth, Hermes
Trismégisto, Elohim, Buda, Nichiren, Mahoma, Krishna, Melquisedec, Maitreya, El Rey Arturo,
Minerva, Nabucodonosor, Serapis Bei, Lady Rowena, San Juan Bautista, Eliphas Lévi, Sanat
Kumara, El Arcángel Miguel, M. Eckhart, Nanak, Francis Bacon, La Virgen de Fátima, El Conde de
Saint Germain... y también algún E.T. Todos ellos serían manifestaciones del único “cristo cósmico”.

Como habrá podido inferir el lector, en el terreno espiritual de la "New Age" cabe todo tipo de
siembra, y cualquiera es sembrador.

Mucho de lo que escribieron autores cristianos de la antigüedad nos es muy actual y hasta
profético en el actual torrente esotérico de novedades gnósticas. El mismo san Pablo escribe:

“...Porque vendrá el tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino
que, llevados por sus propios deseos, se rodearán de multitud de maestros que les dirán
palabras halagadoras, apartarán los oídos de la verdad y los desviarán hacia las fábulas”. (2
Tim 4,3-4)

En el siglo II d.C., San Ireneo de Lyon comienza su monumental obra Adversus Haereses de
la siguiente manera:

“Algunos, rechazando la verdad, introducen falsos discursos y, como dice el Apóstol,


“prestan más atención a cuestiones acerca de genealogías sin fin, que a edificar la casa de
Dios por la fe” (1 Tim 1,4). Por medio de semejanzas elaboradas de modo engañoso,
trastornan las mentes de los menos educados y las esclavizan, falseando las palabras del
Señor. Interpretan mal lo que ha sido bien dicho, y pervierten a muchos, atrayéndolos con el
cebo de la gnosis. Los separan de aquel que ha creado y ordenado el universo, como si ellos
pudiesen mostrar algo más alto y de mayor contenido que aquel que hizo el cielo y la tierra y
todo cuanto contienen (Ex. 20,22). Persuaden con su facilitad de palabra a los más simples
para que se pongan a buscar; pero luego arrastran a la ruina, inculcando impías y blasfemas
opiniones acerca del Demiurgo, a quienes son incapaces de discernir lo falso de lo verdadero.
...Como decía acerca de ellos una persona más docta que nosotros, ellos mediante
sus artes verbales hacen que una pieza de vidrio parezca idéntica a una preciosa esmeralda,
hasta que se encuentra alguno que pueda probarlo y delatar que se trata de un artificio
fabricado con fraude. Cuando se mezcla el bronce con plata, ¿quién entre la gente sencilla
puede probar el engaño?”

La Nueva Era viene infiltrándose en la intimidad de una cultura occidental fragmentada,


desconsolada de sí misma, melancólica de sus propias fuentes, descreída de la razón, deshabitada
de divinidad, fatigada, sin rumbos ciertos. "Un mundo en el que no sólo no sabemos adónde nos
dirigimos, sino tampoco adónde deberíamos dirigirnos. (...) Ignoramos cuáles serán los elementos
que darán forma al futuro... El viejo siglo no ha terminado bien." (Eric Hobsbawm) La mayoría de las
personas que se sienten estimuladas y atraídas por la “New Age”, buscan auténticamente un sentido
trascendente de la vida, amor, paz interior, consuelo físico y espiritual en medio de estas sociedades
resecadas espiritualmente. Parafraseando a Chesterton podemos decir que cuando se deja de creer
en Dios, no necesariamente no se cree en nada, sino que se comienza a creer en cualquier cosa.

¿DESINFORMACIÓN RELIGIOSA EN EL URUGUAY?


Nadie puede dejar de constatar la extendida y creciente desinformación en materia de cultura
religiosa en nuestro país. La mayoría de los uruguayos no conoce en profundidad el mundo de la
historia de las religiones, de los símbolos religiosos, del arte religioso, de las distintas mitologías, etc.
La existencia o no de Dios es un tema aparte, pero la religión es un hecho humano específico e
innegable, que debería ser estudiado desde las diversas disciplinas académicas, como se hace ya en
varios países del mundo. La falta de un estudio serio, académico y sistemático sobre el mundo de las
religiones nos deja vulnerables frente a cualquier discurso o interpretación sobre temas religiosos
descontextualizados, que proliferan en cientos de libros y revistas, sectas, cursos y conferencias.

Si la gran masa de lectores que se acerca a esta novela tuviera un acceso posible y serio a la
historia del cristianismo, sería absurdo escribir estas páginas.

La enseñanza seria, laica (ni laicista, ni confesional-apologética), de las distintas religiones en


la historia de la humanidad y del presente, tarde o temprano tendrá que incluirse en los programas
curriculares de enseñanza. De lo contrario seguiremos siendo incapaces de discernir entre lo serio y
lo espúreo, incapaces de reconocer una tontería, con halo de sabiduría, de una verdad histórica.

El "Código Da Vinci" ha sido también un pilar fundamental de una serie de panfletos y librillos
que nos explicarían los secretos que a Brown se le olvidaron...: “Más allá del Código Da Vinci”, “La
verdad sobre el Priorato de Sión”, “Lo que no dijo el Código Da Vinci”, "El Linaje de Jesús"... y una
lista interminable de publicaciones que van atestando los anaqueles de las librerías. Todos ellos son
obras de personas interesadas en el esoterismo y en pseudohistorias, que ahora pretenden seguir
construyendo –y haciendo más dinero- sobre los pies de barro del “ídolo” de Dan Brown.

Para descubrir verdaderas conspiraciones en la Historia, hay que aportar pruebas, hay que
tener rigor metodológico, y hay que cederle la voz a los que saben, los historiadores. Las fuentes
esotéricas, tan estudiadas por Dan Brown como historia alternativa, pertenecen, más bien, a la
literatura fantástica. El "Código Da Vinci", ocupa un lugar en los nuevos estantes esotéricos del
ambiente "New Age". El tiempo dirá si merece un lugar en algún anaquel de la literatura.
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