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CAPÍTULO VI

1.- DE PERMISIÓN EN GENEAL.

Las permisiones (e.g. derechos y facultades) se usan para conferir una ventaja práctica (i.e.
normativa).

La permisión puede provenir de una petición, de un reclamo, ser arrebatada por la fuerza o
bien puede ser una concesión graciosa, pero en todo caso es siempre un hecho a partir del
cual un individuo o una clase de individuos puede hacer algo que antes jurídicamente no podía.
Fuera del caso de la sustitución irregular del orden jurídico, la permisión opera a partir del acto
que permite (la “fuente de la permisión”) a un individuo o a una clase de individuos.

La siguiente formulación parece captar los rasgos comunes de los enunciados: de


permisiones: ‘a x le está permitido… φ (o simplemente: xPer, ). Asumamos que x es Aulus
Agerius, y que φ es la meta-variable que cubre cualquier conducta humana: De esta manera,
tenemos que x Per, . φ es la forma general de los enunciados sobre permisiones.

Dice Hart que una apropiada forma de penetrar al significado de palabras del discurso jurídico,
consiste en colocar la palabra en cuestión en frases u oraciones en las que habitualmente es
usada. 3 Siguiendo esta estrategia consideremos, por ejemplo, las siguientes oraciones:
(1) a Aulus Agerius le es permitido nadar en la piscina.
(2) a Aulus Agerius le es permitido celebrar contratos.
(3) a Aulus Agerius le es permitido exigir el pago que le es debido.

La siguiente formulación parece captar los rasgos comunes de los enunciados: de


permisiones: a x le está permitido…(o simplemente: x Per, ). Asumamos que x es Aulus
Agerius, y φ que es la meta-variable que cubre cualquier conducta humana: De esta manera,
tenemos que ‘x Per. es la forma general de los enunciados sobre permisiones.

La idea de que la conducta que cubre la permisión es una conducta que se puede hacer, se
aprecia fácilmente cuando las frases en que la expresión ‘le es permitido se cambian por frases
conteniendo el verbo de modo poder. Así, por ejemplo:

(1) Aulus Agerius puede nadar en la piscina;


(2) ‘Aulus Agelius puede celebrar contratos’, y
(3) Aulus Agerius puede exigir el pago que le es debido.

Como el verbo de modo poder, ni ninguna de las inflexiones de permitir necesariamente


significan una modalidad normativa, a estos verbos debería anteponerles el operador o,
simplemente. Pero como en este espacio sólo hablaré de permisiones jurídicas, el operador
será omitido.

2.- PERMISIÓN EXPRESA.

Siguiendo una convención altamente compartida, voy a denominar a la permisión establecida


por una fuente jurídica: “permisión fuerte” (permisión stricto sensu) y a aquella que resulta de
la ausencia de regulación jurídica: “permisión débil”. La diferencia apuntada podría ser banal
e irrelevante si no fuera porque cuando se permite se hace cuando la conducta no está
permitida (o para evitar que se prohíba). El enunciado: ‘a Aulus Agerius le es permitido nadar
en la piscina’ presupone que no todo el mundo puede nadar en la piscina (o que él mismo,
antes de la permisión, no podía). Fuera del dueño, nadie, en principio, puede nadar en la
piscina. La permisión es exclusiva, exceptúa. La permisión otorga una ventaja. Si a alguien se
le concede el derecho de entrar a cierto lugar, implica el hecho de que, en principio, no podía
hacerlo. Cuando le digo a alguien: ‘puede pasar’ con ello expresamente permito. Este es,
precisamente, el efecto de conferir a alguien una permisión.

De la diferencia señalada se desprende una consecuencia práctica muy importante: en el caso


de la permisión débil no existe un fundamento jurídico para φ (el sujeto puede φ sólo porque
no está obligada su omisión). En cambio, cuando la permisión está expresamente concedida
ésta, precisamente, se convierte en el fundamento jurídico para φ.

3.- LA CONDUCTA OBLIGADA Y SU PERMISION.

Pareciera que lo permitido se opone a lo obligado. Sin embargo, esta impresión no es siempre el caso.
En efecto, la conducta obligada está siempre permitida.

Por supuesto, la obligación implica la permisión de la conducta requerida:

XOφ x Per, φ

Sin embargo, los alcances de esta permisión son restringidos; no se permite la omisión; por el contrario,
la omisión se prohíbe.

De lo anterior se sigue que, cuando se permite se intenta producir una ventaja práctica a favor de una
persona o clase de personas. Todos los actos jurídicos por los cuales se permite pretenden que ciertas
cosas ocurran. Efectivamente, los actos que permiten no reflejan un estado de cosas, las crean, tienen
una función normativa.

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