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pARTE G E N E R A L

LA RESERVA DEL
FALLO
~-----------------------------------------
CONDENATORIO
Eduardo A. Oré Sosa
Abogado egresado de la facultad de Derecho
La reserva del fallo condenatorio es de la Pontificia Universidad Católica del Perú

una institución que aún no encuentra INTRODUCCIÓN

La imagen que hoy tenemos de las prisiones no es la


el desarrollo y aceptación que requie- misma en comparación a otros tiempos. Resulta difícil creer
que hasta hace dos siglos la prisión fue reivindicada como
una alternativa humanitaria a las penas hasta ese momento
re en nuestro sistema penal; esto se vigentes: la pena capital, los tormentos y el exilio.
La pena de muerte aceptaba diversas formas de ejecu-
ción. El apedreamiento, la horca, la hoguera, la decapita-
debe en gran medida a un temor en ción, el entierro en vida y el fusilamiento eran sólo algu-
nas de ellas. En Hesse, Alemania, se solía clavar una estaca
seca y cortada en forma puntiaguda en el corazón del hom-
nuestros jueces que está basado en el
bre que había cometido violación; los dos primeros gol-
pes correspondían, por derecho, a la propia víctima.
hecho de que la aplicación de tal En los tormentos eran frecuentes las flagelaciones, las
mutilaciones y las marcas de hierro sobre el cuerpo del
condenado. A quien dirigía una ofensa contra una persona
institución es algo que les resulta de clase superior se le cortaba la lengua; entre los germanos
se cortaba la mano con que había prestado JUramento al
culpable de falso testimonio; las marcas de hierro sobre la
novedosa y, por ende, susceptible- frente del culpable de defraudación, servían, a la vez, como
pena y como señal de cuidado para los demás.
Es a fines del siglo XVIII, baJO la influencia de la co-
según su mentalidad- de fallar, de ITientc humanitaria que caracterizó la época de la Revolu-
ción Francesa, que las penas capital y corporales empeza-
restar credibilidad en el sistema y en ron a ser sustituidas por las penas privativas de libertad.
Lo cual reportaba de paso, grandes beneficios al Estado,
pues aprovechaba la mano de obra ociosa del condenado
su propia actuación como jueces, de para fines productivos. Así, razones humanitarias y eco-
nómicas estuvieron en la base del nacimiento de la prisión
como pena en sí, lo cual fue visto como un gran avance.
motivar sospechas. En nuestros días, somos menos complacientes con las
prisiones. Y con justa razón. Resulta trillado afirmar que
las cárceles están sobrepobladas con individuos de los es-
El autor del artículo que sigue, nos tratos más bajos de la sociedad. El sistema penal, siempre
se ha dicho, tiene como clientela predilecta a personas pro-
venientes de los sectores menos favorecidos, a aquellos
señala las bondades de esta institu-
que, por su situación, están más propensos a la realización
de las conductas que, desde un punto de vista vertical o
ción como factor que puede evitar los catastópico -en términos de Hulsman-, son catalogadas
como delictivas.
Si somos conscientes de ello, si nos percatamos de
efectos nocivos de las prisiones en que la sociedad impone las condiciones de desigualdad
material, de miseria y, por tanto, de falta de oportunidades
para la satisfacción de las necesidades más elementales,
determinados casos que no lo tenemos que convenir en que, en gran medida, el derecho
penal se convierte en un instrumento a través del cual des-
cargamos en los desposeídos la expiación de culpas aje-
ameritan, contribuyendo así a la nas, que toda sociedad tiene los delincuentes que se mere-
ce. Siguiendo a Muñoz Conde cuando dice que el derecho
despenalización de nuestro sistema. penal no protege por igual todos los bienes respecto de los
cuales tienen igual interés todos los ciudadanos, que la ley

La reserva dd.fallo condenatorio


PENAL

no es igual para todos y que el sta- señado exclusivamente en perjuicio del sometido como
tus de criminal no se aplica por instrumento de averigu ació n de la verdad a toda costa. Así,
igual a todos los sujetos, podemos el sistema judicial es visto como una gran estructura de
concl uir que el sistema penal es legali zaci ón de la inJUSt icia, como un sistema lento y no
altamente sel ectivo y di scrimin an - confiable, que permite la atroz real idad de presos sin con-
te. Estamos pues, ante la decaden- dena y, peor aún, la condena de inocentes.
cia del mito del derec ho penal como un derecho igualitario. Este estad o de cosas generó, con distinta fortuna, mo-
1:".\·to se ag mv(l con el estado de nuestras cárceles, vimientos de refo rma . Con may or o menor convicción , se
col/vertidas e11 lugares de hacinamiento donde justos v adoptaron fór mula s e instituciones qu e pret e ndieron
¡1ecadores co rren la misma suerte. Donde se espera que reenc auza r todo e l sistema penal, teni endo como eje fun -
el 30'Yo de los internos -aquellos que fJliiRWI conden as- damental el respeto de la dignidad de la persona. Así, el
quede rehabilitados para su vida post-penitenciaria v que denomin ador común en todos aque ll os que conciben aún
el restallle 70% espere una sel/lencia - quizás- absolutoria. al derec ho penal como una "amarga necesidad '' está dad o
No c reemos dramatizar cuando decimos que la vida ca r- por la limitación de la potestad punitiva del Estado como
celaria está marcada por motines, agresiones, dmgas, co- una exigencia elemental dentro de un es1ado social r de-
rrupción, promiscuidad; en otras palabras por violencia. mocrático de derecho. Ésta es la espina dorsal de cual -
De esto leJWIIIOS que muchos concibannueslros "cenlros quier proceso de reforma del siste ma pena l.
de rehahililación" como "jaulas lnm1wws " o - no sabe- Po r todo el lo se pone n cortapisas a la actuación po li-
mos si mejor o peor- como escuelas del crimen, donde cial, se busca un proceso ágil , respetuoso de los derechos
algunos colllinúan su carrera criminal y donde la mayo- fundamental es y no por eso me nos eficaz. Se limita e l re-
ría queda marcada curso a las penas a lo
l)()f el fén óm eno de estrictamente nec e-
la prisoniz.ación' y sa rio. y de ejec utar
con el esti g ma de és tas, haciL' ndolo en
hab er pas ado por l:1s mejor es condi-
una prisión. ciones posibl es. És -
Mas se alzan vo- tos son lo s lin e-
ces que no só l o amientos , Jo s
cuestionan razones princ ipios, sie mpre
de forma, sino tam- en la búsqueda de
bién , y sobre todo , una sociedad demo-
de fondo. Siguiendo ct·ática y en e l afian-
a Bcrgalli ~ . pode- zamiento del estado
mo s co mprobar que de derecho .
la s atendibles pre - En esta línea po-
ocupacion es de demos inscribir la re-
quiene s buscan e l serva del fallo con-
cumplimiento de los de natorio, como una
derec hos y ga rantía s limitaciún al i11 .1
consagrados formalm e nte e n favor de la cli e ntela penal , 1mnendi , por razo ne s de eficacia y mínima akctaci!Ín so-
les seducen a l extremo de soslayar el a nálisi s subyacente cial. Co mo un a renuncia condicional a la co nden a en deli -
a la institución. Las exigencias de una mejor infraestruc- tos de menor gravedad. No es e l único caso. En l:1 mism :1
tura y un mejor trato a los internos no s distraen lo sufi- direcció n ten emos al principio de oportunidad, a la exen-
ci en te como para no advertir que la organización y disci- ción de pena, a la suspensión de ejecución de la pena. las
plina de las cá rcel es reproducen un siste ma a utorita rio, conversiones, cte .
donde la observa ncia de las rígidas -y a veces absurdas- Debemos, pues , reconocer a nuestros legi sladores de
normas de la prisión, se eri ge n como el CJC tündamental 1991, ese afán por busca r nuev :1s fórmulas qu e limitasen
de una supuesta rcsoc ialización. O , como dice Te resa la potestad punitiva del Estado. Con la reserva del fall o
Miral lcs .' que tos agentes penitencia ri os entienden por conde natorio se quieren evitar los efectos criminógenos y
disciplina la capacidad del in te rno para subordinarse obe- estigmatizantes producidos, sobre todo , por las co ndenas
dientement e a las múltiples normas, vejá me ncs, insultos a penas privativas de libe rtad de corta duración. Es una
y trabajos que vi ve durante su condena. respuesta de la política c rimin al ante el fr:1caso de las pe-
Somos co nscientes que la situaci ó n carcelaria es sólo nas convencionales aplicadas a delitos de menor lesividacl
una de las ma nifestaciones de la crisis de nuestro sistema social. Sin embargo, esto no debe quedar en bue nas inten-
penal. El sufrimiento de un individuo, sin embargo, no ciones. La incorporación de nuevas instituciones no será
empieza con la imposición de una pena. En realidad em- sufi ciente . Deberá encajar en el mejoramiento de toda la
pieza mucho an tes. administración de justicia, en la toma de conciencia de los
La simple sospecha sobre un individuo pone en movi- operadores jurídicos, e n el continuo rep lanteamiento de
miento la maquinaria coercitiva del Estado, en la que se los fines y problemas del derecho penal. Ésta es una agen-
suelen suceder vejámenes y tropelías. Sea a nivel policial da permanente. Pensar lo contrario sería pretender cortar
o judicial, prácticas represivas e inquisitivas adoptan for- una infección co n un si rnple analgésico.
mas vio latorias de los derechos y garantías m ás elementa-
les. Un proceso lento, engorroso y burocrático parece di-

Cuando un intemo se adapta a las costumbres o códigos de conducta predomi· y criminología Universidad Externado de Colombia. N' 45. 1991 . p 132.
nantes en la prisKm, se produce el fenómeno denominado prisonización. "El controllonnal: la cárcer En: El pensamiento criminológico 11. Bergalli y olros.
"¡Ésta es la cárcel que tenemos ... (pero no queremos)!" En Revista derecho penal Bogola. Temis, t983. p 114·115.

EDUARDO A. ÜRÉ SosA


PENAL

Resulta interesante anali zar al ser la reparación civil un a consecuenci a accesoria de


qué sucede en los delitos para los la conde na, al no pronuncimse esta última , tampoco debe
que el legislador dispuso penas pronunciarse la primera.
privativas de libertad alte rnati va o Vemos fác ilmente que la ap li cación de la rese rva del
conj unt amente a otras penas. En fallo condenatorio supone la certeza de cu lpabilidad del
el primer caso, si un delito está agen te, pues lo contrario - la duda sobre su respo nsabili-
sancionado con pe na pri vativa de libertad superior a tres dad- ll evaría a la absolución del procesado. Resu lta. así,
años -de lo q ue hasta aqu í la reserva no resultaría aplica- absurd o co ntinua r in vocando la presu nci ón de inocenci a,
ble- o, alternat ivamente, a prestación de servicios comu- pues estamos ante quien fu e hallad o responsable. Además
nitari os , entendemos aplicable la reserva del fallo conde- la respon sabilidad civil no depende ni de la efecti va imp o-
natorio cuando el juez vaya a imponer una sanció n inferior sición de una pena ni , incluso , de la responsabilidad penal
a las noventa jornadas, como puede suceder e n el caso del del agen te. La res ponsabilidad civil , por el co ntrario. ti ene
delito de infanticidi o del artículo 110°. fundamento e n la existencia de un daño a ser repa rado por
En cambio. cuando las otras penas sean impuestas quien sea considerado como autor o responsabl e. Así, el
como accesorias o co njun tas a la priv at iva de libertad , no padre o tutor res ponde rá ci vilme nte por los daños ocasio-
la consideramos aplicable, aun cuando las accesorias fueren nados por el menor bajo su guarda, au nque este último no
inferi ores a los límites impuestos por e l segundo y tercer sea penal mente responsab le .
in ciso del segundo párrafo del artícul o 62°. Así, e n el deli- Abund ando en lo an teri or. apreciamos que ni las causa-
to de peculado, donde la inhabilitación va anexa a la pena les de extinción de la acc ión penal, ni las de exclusión de
privativa de libert ad (a rtícu lo 387" y 426°), o e n el de omi- punibilidad afectan la pretensión de naturaleza c ivil. En el
sión de información (artículo 245°) , donde la multa es im- caso de la mue1ic del imputado -causa de extinción de la
puesta co mo accesoria. acc ión pe nal- , el mo nt o de la reparación. que fue materi a
Somo s de la opinión que debe ría considerarse aplica- de transacción antes de su mue ne (artíc ul o 1306° del Códi-
ble la reserva del fa llo condenatorio en los casos de ate- go Civil) , constituiría una deuda de la masa hereditari a y
nuación de la responsabilidad penal en los qu e, por di ver- transmi sible a los herederos. Tampoco se reprimirán los
sas circunstancias. se hurtos, apropi ac iones .
procede a la disminu- defraudacion es o da -
ción de las pe nas . Si ños entre parie nt es,
la rac io na lid ad de la pero ¿ no se podrá
reserva d e l fallo es compeler a que el au-
ev itar la impos ición de tor devuel va lo sustraí-
condenas menores, no do o apoderado . o qu e
ve mos porqué nega r repare el daño causa-
este be nefi cio en los do'/ Sí sed posib le,
caso s en qu e, si bien pues la responsabili-
la pena co nm in ada no dad civ il no depende ni
satisface el límite im- de la pena ni de la res-
pues to por e l inci so ponsabilidad pe nal.
primero del a rtícu lo Co n todo es to ll e-
62", por otras razones la pena a impone r será atenuada. ga mos a la conclusión que hizo bien el legislador en preci-
Donde hay la misma razón hay el mi smo derec ho. Por lo sar que la disp os ici ó n de la rese rva del fall o condenatorio
cual ponemos a consideración la necesidad de una modi fi- no impi de el deber de fijar la reparación civi l, ob viamen-
cación legis lat iva e n ese sentido. Si fuese así, la reserva te, cuando haya un daño a reparar.
del fallo condenatorio resultaría ap lic ab le para los impu-
tables restrin gidos, para los casos de te ntati va. e rror de SUSPENSIÓN DE LA INSCRIPCIÓN EN REGISTRO
prohibición y otros, en los que el juez concluya un pro-
Una diferencia fundamen tal e nt re la reserva del fallo
nóstico favorab le.
co nde natori o y la suspensión de la ejecución de la pena,
está en el hecho que en la reserva del fall o no ha y inscrip-
REPARACIÓN CIVIL
ción e n registro alguno. en tan to que en la segunda sí se
Co mo se sabe. la rese rva del fall o condenatorio su- inscribe la condena. De esto tenemos que la re serva del
pon e una abstención en el pronunciamiento de la co nde- fallo conde natorio sea men os estigmatizante que la sus-
na, sin peiJU ic io de la fijación de la reparación civil (ar- pensión de la ejec uci ón .
tícul o 63" párrafo primero ). Consideramos s in Pe ro esta ventaj a tiene un cos to. Al no haber insc rip-
fundamento las crít icas lanzadas e n este punto por quie- ció n será difíc il detectar aquellos casos en los qu e el agen-
nes piensan q ue la fijación de la re parac ión civil vulnera te perpetró el hecho punible dentro del régimen de pru e-
la garan tía de la presunción de inoce ncia.'' Consid eran ba impuesto por un de lito an terior (e l juez no es infali ble .
que , al no haber condena, la gara ntía de la pres unci ón de ni vidente, pudo equi vocarse en s u pronóstico ). Hasta
inocencia per ma nece inalterable, de lo que no cabe pro- podría s ucede r que mientras con tinú a a prueba por el pri-
nun ciarse sob re la re paració n civil. Suponen también que, mer delito (p or tant o e n libe rtad) sea condenado a pen a
efectiva por e l segundo.
Estos problemas so n superado s en la legislación com-
La presunción de inocencia es una garantía reconocida a todo aquel a quien se le pa rada con la ex istencia de toda un a organización de as is-
atribuye la comisión de un delno. Nuestra Constüución establece que toda persona
es considerada inocente mientras no se haya declarado judicialmente su respon· tencia y vigilancia, qu e con fía en losprubalion u.fficers o
sabílidad. Para Alberto Binder. el imputado ingresa al proceso libre de cu lpa y, por age ntes de prueba, la re sponsa b ilid ad del éxito de la
tanto. debe ser tratado como tal. teniendo derecho. por ejemplo, a no ser objeto de
comentarios públicos perjudiciales por parte de las autoridades (Binder: Introduc- probarían.
ción al derecho procesal penal. Bs. Aires, Ad hoc. 1993. p 125.

EDUA RDO A. ÜRÉ SosA


NATURALEZA JURÍDICA

Prec isar la naturaleza jurídi ca de la reserva del


fallo conde natorio o de la proba/ion no ha sido ta-
rea senc illa por mucho tiempo. Hasta hoy se discu-
te si estamos en estricto a nt e una pena , ante una
medida administrativa de suspensión de l proceso o
ante una alternativa a las penas, principalmente la
privativa de libertad.
Para los sis temas jurídicos eurocontinentales, la
suspcnsi6n del rallo no importa la paralización del
proceso - como en algunos casos sucede en el sis te-
ma ang losajón-, pues culpabi lidad y pena se deter-
minan conju ntamente en la sentencia. De lo que te-
nemo s que , para los sistemas que se afili an a la
tradición romano gcrm ünica, rese rv ar del fall o no
implica suspende r el pro cedim iento. Así sucede en
Alcmanin (apercibimiento con reserva de pena), Por- PRESUPUESTOS DE APLICACIÓN
tugal ( rég imen de prueba), Francia (ajoumement du PRESUPUESTO SUBJETIVO
llronun c,; de la peine o suspensi ón del pronunciamiento
de la penn) y en el Perú (reserva del fallo condenatorio). En cuanto a los presupuestos de ap li cación tene mos,
Tampoco es una pena . pues justamente evita ésta. De por un lado, un presupuesto subjetivo y, por otro, uno
no ser así, tendríamos que admitir que en el caso de la revo- objet ivo. Por el primero, el juez debe hacer un pronósti-
cación de la reserva del fallo conde natorio. estaríamos ante co en base a determ in adas circunstancias (naturaleza, mo-
la ejecución de dos penas: la " revocada" y la efectiva. dalid ad de l hec ho punible y perso nalid ad del age nt e: ar-
Es cierto que la reserva del fallo condena to ri o puede tíc ul o 62° pri me r pürrafo) e n el sen tid o qu e hasta co n la
ser vista b(lsica mcntc como ww allernaliva a las penas pri- di s posición de la rese rva del fallo para que e l agen te no
vu/i¡ ·as de libntad. que evita los el'cctos criminógenos y vuelva a comete r delito.
cs tigmatimnlcs de las prisiones, mas también debemos re- En es te punto cuestionamos la posible tendencia de
cordar que, en nuestro sistema, es apli cable a otros tipos de los mag istrados a negar a priori la rese rva de l fa llo con-
pena. tales como la multa, la prcstacicín de servicios a la den atorio a procesados que tengan un pasado delictivo.
comunidad. la limitación de días libres y la inhabilitación. Esto pues la reincidencia ha quedad o proscrita de nues-
En el derecho comparado el problema resulta mucho tro sistema penal. Mas en ciertos casos -po r ejemp lo en
ma yor. Cuando algunos , sin mayores problemas, co nci- los de los de lin cuentes habituales-, el ju ez podría cons i-
ben la lmJimiÚJil como fuent e de nuestra reserva del rallo de rar la habitu al id ad del agente como uno de los elemen-
condenatorio! no toman en cuenta qu e e l régimen de prue- tos qu e lo lleven hacia un pronós ti co desfav o rable , e n
ba ang losajón o norteamericano no sie mpre ev ita la co n- otras pala bras, donde el mag is trado es time pre visible,
de na a prisi6n , ni necesa ria mente su ejecució n. ju stamente, qu e el delincuente vo lverá a cometer delito.
En EE.U U., por 1n"Uiwtion básica mente se ent iende Mas reitcn:unos que la disposición de la reserva del fallo
un a se ntenci a que establece el status legal del procesado, condenato ri o no exige la condicicín de delincuente primario
por e l cual permanece en libert ad o ésta es cortamente in- en e l agente, por lo que no deberá tomarse bajo ningún con-
terrumpida, sujeto a la supervisión de agentes oficiales.' cepto como un requisito o presupuesto de tipo objetivo.
Así. e n EE. UU. al menos. hay IJro/Jmion cuando no se
im pone conde na , cuando se suspende la ejecució n de la PRESUPUESTOS OBJETIVOS
impu es ta o cttwulo ésta se ejecllla por 1111 breve tiempo. Sin embargo no es suficiente un pronóstico favorable
Como ejemp lo de esto último tenemos e l shock probation -que el agente no volverá a cometer de lit o-. Razones de
y el split sen1e11ce pmbation donde el conde nado cumple prevención general positiva, nos lleva n a desestimar la
una breve parle de s u condena en pri sión , quedando por el ap lic ación de la reserva del fallo co ndena torio en delitos
resto - somet ido a prueba- en libertad . La utilidad de este de mayor g ravedad. Lo contrario podría crea r grietas en la
tipo de proba/ion. según sus promotores, está e n generar concienci a social de la norma y constituir una traición a
un shock a los delincuentes que pasan po r la prisión, lo las expectati vas de una vida en común y pacífica.
cual los induciría a cumplir las condiciones y reglas de Por esto, no basta que sea previsible que el agente no
conducta, necesarias para no ser reencarcelados. volverá a cometer delitos. Se imponen presupuestos obje-
Si bien en el derecho comparado e l régimen de prueba tivos, que están contenidos en el segundo párrafo del artí-
es visto como una medida alternativa con fines socio-pe- culo 62° del Código Penal. Los delitos no deben revestir
dagógicos, en nuestro sistema tiene fines más modestos. cierta gravedad.
A la reserva del fallo condenatorio se la puede concebir En el primer inciso se hace referencia a penas conmina-
co mo una oport unidad que se brinda a cie rt os delincuen- das , es decir, las previstas en el código; los incisos restantes
tes. que por sus carac terísticas c rimincígenas. pueden cam- aluden a la pena a imponerse ctcctivamentc en el caso con-
biar su forma de vivir sin necesidad de sufrir una condena, c reto Así e n cuanto a la pena privativa de libertad, se dice
siendo -más bien- esta últim a, pe rni ciosa para los fines que para que sea a plicable la reserva del fa ll o, el delito debe
del derecho penal. Esto es cohere nte con los principios de estar sancionado con pena privativa no mayor a tres años.
neces idad y mínima intcrvcnc icín, que niega toda conve- Para los casos de prestación de servicios a la comunidad y
ni e ncia a penas de corta duración. limitación de días libres, la pena concreta no de berá superar
las noventa jornadas. En el caso de la inh abilitación se ha
Creemos que. en realidad, debe tomársela como un antecedente. previsto que la pena a imponerse no supere los dos años.
Samaha. Joel Crim1nal Jus\~e. SI. Paul, Wesl. 1988 . p 675.

La reserva de/ .fallo condcna/orio


REGLAS DE CONDUCTA

En cuanto a las regl as de conducta, pode-


mos dec1r que son cargas que el juez impo ne al
agente con un a dobl e finalidad: ay ud a r a un a
adec uada reinsc rción social y como med ida de
control sobre el comportamiento del agente.

REPARACIÓN CIVIL
COMO REGLA DE CONDUCTA

Estamos e n desacuerdo con el trat a miento


dado al pago de la reparació n civil como regla
de conducta (a rtícul o 64° inc. 4) . En esencia
estamos ante una verdadera obligac ió n. REGLAS SOBRE EL LUGAR DE RESIDENCIA Y LA
Así cs. Di sponer un a reg la de conducta qu eda a dis-
COMPARECENCIA AL JUZGADO
creción de l juez. puede no hace rl o cuando lo crea inn ece-
sari o. Mas en c ua nto a la re paración de los daños, el juez Contenidas en los inciso s 2" y 3" del artículo 64, son
siempre cstaní obligado a fij arla, pues de no hacerlo pro- medid as bás icamente de co ntrol sob re el culpab le. D ado
voca ría la nulidad de I<J reso lu c ión . Si la inte nció n del le- que no contamos co n to da una organi zac ió n de prueba
gis lador lüe el refo rzar e l int erés de la víctima, lo más pro- como la in g lesa o norteameri ca na, con sus o ficia les de
pio hubi e ra sido condicionar la reserva a l pago o prueba. a cargo del control y supe rvisi ó n de los benefi -
sati sf<J cci ó n de la reparaci ón, tal vez como una condici ó n ci ado s, se pre te nde amenguar este problema con solu-
suspe nsiva (ineficaz mi e ntras no se cumpla). ciones qu e estén a la altura de nu es tras posibilidades . Se
Sin embargo, debe tenerse e n cuenta que e l presupuesto ejerce un mínimo de control sobre e l agente que pod ría
fundamen tal para la di sposició n de la re serva del fallo no burlar la confian za del magistrado y trasl adarse fácilmente
está e n el pago de la reparación civil, sino en el pronós tico a otros lu gares para continuar co metiendo delitos.
favorab le sob re la conducta futura del c ulpable en delitos A es te res pec to cree mos oport uno mem:ionar que, en
de menor g ra vedad. Aunqu e no debe dej ar de me ncionar- algunas ciudades de los E stados Unido s, como New Jer-
se que ha y una marcada tendencia a devolver a la víc tima sey, ya se vienen usando dispositivos elec tr ó ni cos
el prot ago nismo que debe tener en la sol uci ó n del con tlic- - electric monitorin g- que , a manera de bra za lete , cst:.í n
to. Por mucho ti e mpo e l Estado expropió el confli cto de obligados a utilizar los de lin c uente s sujetos a un a espe-
las mano s de sus actores - el criminal y su víctima- en cie de arresto domiciliario, desde las diez de la noc he
busca del e jercicio del ius ¡nuwndi. Gradualmente surge la hasta las sei s de la mañan a. Estos mo nitores activan las
idea que debe priorizarse la sati sfacción de la víctima y alarm as de la ofi cin a cen tral cuando los so metidos a prue-
reduc ir el recurso al c at álogo de penas. ba se alej an una s cien yarda s del lu gar de su s domicilios.
Pro hibici ó n de frecuent a r determinados lu gares No posee r objetos suscept ibl es de facilitar la realiza-
Esta regla de co nduc ta está contenida en el primer in- ción de otros delit os.
ciso del artículo 64". Conside ramos debe destCJTarsc la vieja No debe mo s confundir es ta reg la co n e l decomiso.
costumbre de al gu nos magistrados de imponer reglas de En el deco mi so se pie rd e la propiedad, e n la reg la de
conduc ta sin nin g ún tipo de re ll c xi <Í n o análi sis. Co mo co nducta la posesión, pudiendo se r entregada e n este caso
sabe mos, algunos mag1 strado s sue len imponer reg las de a un depositario judicial.
co nducta co mo " no frecuentar lu gares de dudosa reputa- Mayo re s pro bl e mas encontramos entre esta reg la de
ción'' o " no frecuentar lugares qu e atenten contra la moral conducta y lo que podría consti tuir un a verdade ra pe na
y las buenas costumbres". de inhabilitac ión . Nos refe rimo s al caso en que el JUCZ
Las reglas de conducta debe n ser claras y precisas, pues crea con veni e nt e impo ne r, como regla de conducta, que
só lo así pueden se r cabalmente c umplidas. Una muestra el a ut or dej e de portar armas de fuego. Sin negar el ca-
de excesivo pudor no abona e n fa vo r de las finalid ades rácter sancio nad o r que pued a re vestir esta medid a (artí-
perseguidas con las reglas de conducta. Entonces el juez culo 36° inc . 6 ), creemos conveniente su regu lac ió n y
estará e n la obligaci ón de precisar qu é lugares estarán ve- aplic ac ió n, pero de m ane ra res tringi da y só lo con fines
dados al age nte. pre ventivos , pues ex iste n personas q ue obtienen válida-
Tambi é n es de es perar que exi sta cierta rel ac ión entre mente su li cencia de portar a rm as (aut o rid ades, funcio-
la reg la de conduela y el delito co metido. Así por eje mplo, nario s, dirigentes, e tc. ) y toman las deb idas precaucio-
conside ramos pertinente aq ue ll a reg la de conducta que nes para su uso. Y quienes portan armas indebidamente,
pro hibe al culpable de sustracción de me nor de la patri a estarán suj e tos a la norm at iva vigente. 7
potestad (art íc ul o 147" Cód igo Pe nal ), de me rodea r po r el
colegio o domicilio de la víctima. O también el de no visi- OTRAS REGLAS DE CONDUCTA
tar ni aproximarse al do mi c ilio de su cónyuge, e n los ca- En cuanto a las reglas de condu cta, no ex iste una lista
sos de maltrato, e n concordancia con la ley 26260 sobre la cerrada o taxati va. El legisl ador permit e una ac ti vi dad crea-
po lítica del Es tado y de la sociedad frente a la vi olencia ti va del juez, para que disponga aquell as o tras reglas de
fam ili ar. No habrá conexión entre la regl a de conducta y el conducta que considere necesari as para fines preventivos.
delito cometido , cuando por ejemp lo el juez dispone qu e Así, po r ej empl o, podrá di s poner que el age nte acud a a un
el autor de desacato (artículo 374° primer párrafo) se abs-
tenga de concurrir a lu gares "de dudosa reputación como
casas de masajes o lenocinios". El decrelo ley 25430 (El peruano 14.04 92) señala que "" personas que posean
armas sin la licencia respectiva o con ésta vencida, deberán internarlas a la
DICSCAMEC, incurriendo en respon sabilidad penal de no hacerlo. También pue-
de revisarse la ley 25054 (20.06.89) y el decrelo legislalivo 761 (14.11 .91)

La reserva de/ f allo condenatorio


PENAL

centro de rehabilitación para seguir gado sin exceder la mitad del plazo inicialmente fijado.
una terapia o tratamiento. Así tenemos que a plazos iniciales de uno, dos o tres años,
Sin embargo se ponen límites. el juez podría extenderlos a un año y medio, tres años y
El juez no puede imponer reglas de cuatro años y medio, respectivamente. Sin embargo, la
conducta que atenten contra la dig- última parte de este inciso prescribe que m ningún caso la
nidad del procesado. En el dere- !lrÓrroga acumulada sobrepasará los tres w/os.
cho comparado, sobre todo en tratados y convenciones de No queda claro a qué se refiere el legislador con¡m)~
derechos humanos, el término "dignidad" es utilizado rna- rroga acumulada. En teoría podrían darse dos prórrogas
yonnente para proscribir aquellos actos que atentan contra sucesivas, lo LJUe llevaría por ejemplo a un plazo inicial de
la calidad de persona humana. Así se entiende que la tortu- tres años y dos prórrogas de un año y medio cada una. Así
ra, los tratos crueles y degradantes violentan gravemente la las prórrogas no superarían los tres años. pero tendríamos
dignidad de la persona. Sin embargo se acepta una dimen- un periodo de prueba de seis aííos. Nosotros somos con-
sión más amplia, asociada al principio de libertad de la per- trarios a plazos de prueba de larga duración, por lo cual
sona humana. Mas si se llega al extremo de afirmar que el entendemos LJUe cuando el legislador menciona 1nármga
hombre es un ser libre por naturaleza y que. por tanto, cual- acumulada se refiere al plazo inicial y a la o las prórrogas.
quier medida 4ue atente contra su libertad conculca su dig- que todas en conjunto no deben superar los tres años. Por
nidad, estaríamos forzando el concepto hasta el extremo de eso creemos preferible una aclaración al respecto y utili-
dejarlo sin contenido. No habría medida coercitiva o regla zar términos tales como plazo o régimen global o total.
de conducta que no afecte la "dignidad de la persona".
REVOCACIÓN DEL RÉGIMEN
Pero los problemas permanecen al considerar un con-
cepto estricto de dignidad. Algunas reglas de conducta pue- Para nosotros la revocación debe ser excepcional y
den no atentar contra la dignidad de la persona en un con- procedente, sobre todo. en los casos de comisión de nue-
cepto restringido, pero tam- vos delitos. El artículo 66"
poco las aceptaríamos por del Código Penal cumple
ser contrarias a un estado estos objetivos. Lo LJUC nos
democnítico de derecho. parece desproporcionado
Así, por ejemplo. el dcsafi- es que el incumplimiento
liarse de determinado par- de reglas de conducta pue-
tido político. el abstenerse da traer como secuela la
de emitir opinión. concurrir revocación del régimen de
a misa los domingos, cte. prueba y, en cambio, no
pueden no ser considerados quepa ante la comisión de
tratos crueles o degradantes otros delitos cuando éstos
pero sí atentatorios de la li- no superen los tres años de
bertad de las personas. De pena privativa de libertad.
esto se tiene que el término Nosotros considera-
utilizado -"dignidad"- no mos LJUe la comisión de un
sea pacífico. De ahí que delito es más grave que el
propongamos el empleo de incumplimiento de cual-
otros términos omnicorn- quier regla de conducta.
prensivos como "derechos fundamentales" o la "libertad de por lo que proponemos la
las personas" para sustituir al de "dignidad". eliminación del incumplimiento de las reglas de conducta
Tampoco considerarnos apropiado fijar corno regla de como motivo de la revocación del régimen.
conduela el "respetar el ordenamiento jurídico" o el de
"no cometer nuevos delitos". Éstos son mandatos dirigi- CONSECUENCIAS ACCESORIAS
dos a todo ciudadano, verdaderas obligaciones para quien Si bien el artículo 63" no menciona la posibilidad ele
vive en sociedad, sea procesado o no. Lo que el juez pue- fijar consecuencias accesorias en los casos en que se re-
de hacer es advertir al culpable que de volver a cometer serva el fallo, creemos que esto es posible: las consecuen-
delito le puede revocar el régimen y, por tanto, ser conde- cias accesorias no tienen la naturaleza de una pena. Aun-
nado tanto por el primer como por el segundo delito. que su nomen iuris podría crear confusiones, creemos que
existe cierta semejanza con el problema de la reserva del
INCUMPLIMIENTO DE LAS REGLAS DE CONDUCTA fallo y la reparación civil, pues no resulta fácil determinar
No se exige al agente observar un ejemplar comporta- de qué son accesorias las "consecuencias accesorias". Al
miento. Lo mínimo que se le exige es cumplir las reglas de menos en cuanto al decomiso (artículo 102" C.P.), pues no
conducta clara y expresamente dispuestas por el juez, así creemos que el juez deba resolver la devolución al impu-
como la condición de no cometer nuevo delito. tado, cuyo proceso fue sobreseído por prescripción, de los
El incumplimiento de las reglas de conducta puede libros, cintas y videos ilegalmente reproducidos. O que
originar -según la gravedad de las circunstancias- una deba indemnizarse al comerciante de medicamentos adul-
severa advertencia, la prórroga del plazo de prueba o in- terados, por ordenar la destrucción de su 111crcadería. En
cluso su revocación. todo caso, esto es materia de debate.

PRóRROGA DEL RÉGIMEN INTERVENCIÓN FISCAL

En cuanto a este punto advertimos el problema que Por último queremos rel"erirnos a la posibilidad LJUC el
suscita la redacción del segundo inciso del artículo 65". titular del Ministerio Público, pueda solicitar al juez dis-
Éste menciona que el régimen de prueba puede ser prorro- ponga una reserva del fallo condenatorio. Algunos niegan

EnuARno A. ÜRÉ SosA


e'ta posibilidad. pues consideran que además de no estar sión ele la ejecución de la pena. Los jueces se mantienen
previsto. existen por el contrario normas que obligan al fieles a una institución arraigada en nuestro sistema jurí-
fi,cal a 'olicitar una pena en el momento de su acusación. dico. agregando a esto el desconocimiento de la llamante.
Consideran además que la disposición de la reserva del Otra razón, tal vez. sea el temor a lo novedoso. a cual-
fallo conden~ttorio es una facultad exclusiva del juez. No- quier cambio. Esto explicaría. también. porqué otra insti-
sotros no negamos que sea una potestad cxclusi va del juez tución ele importancia, como el principio de oportunidad.
disponer la reserva del fallo. pero no creemos correcto no es ampliamente difundida.
negarle al fiscal la posibilidad ele solicitar o recomendar al Tampoco podemos descartar un temor a mostrarse com-
juez la disposición de una reserva. Pues el fijar una pena placientes ante una opinión pública exigente de casti¡1o.
también es una potestad exclusiva del juez y no por eso se de severidad. es decir de "justicia"". Archivar una causa o
impide al fiscal solicitar la que. a su criterio. sea la más disponer la reserva del fallo condenatorio aparecerían como
adecuada a la culpabilidad del agente. actitudes condescendientes con el delito y. por tanto. sos-
Creemos que el papel del Ministerio Público cobra cada pechosas. Quizü también sea éste el motivo de la tenden-
vez mayor realce. y esto en distintos ordenamientos. En cia de los jueces a ordenar la detención en lugar de la com-
Francia. el fiscal puede solicitar el archivamiento de la parecencia y a negar la libertad provisionaL y la tendencia
causa. la absolución del procesado. invocar atenuantes. de los fiscales a denunciar o acusar indiscriminadamente,
impugnar la resolución por una extrema severidad del juez para que en la instrucción o el juzgamiento se determine
para que sea corregida por el superior en grado. solicitar la responsahilidad de los inculpados.
los exámenes de personalidad cuando considere posible la ¿Qué futuro le espera a la reserva del fallo condenato-
aplicaci(ín de una suspensión con puesta a prueha. cte. rio'' No lo sabemos. El entusiasmo inicial que llevó a nues-
En Estado Unidos existe un método de simplificaciún tros legisladores a incorporar lo me_¡or de la vitrina del
del proceso conocido como ¡J!t'ct hwgaining. por el cual el derecho comparado. torna en desolación al ver que la se-
fiscal se compromete a huscar un tr~tto benigno a cambio milla sembrada no rinde sus frutos. Tal vez no fue pruden-
de la dcL·iaración de culpabilidad del acusado. Si bien es te seguir a los proyectos españoles de 1<J~O y 1'!~3. por-
cierto que la detenmnación de la pena queda en última que no eran más que eso. proyectos. A pesar de esto
instancia cn manos del juct. tamhién lo es que general- tomamos nota de esos proyectos y. a menos de un ai'ío de
mente elma¡1istrado acepta la recomendación. Esto es algo la entrada en vigencia del nuevo código. fue incluida en
que ya deberíamos ir analizando. pues los procesos de ter- los últimos proyectos nacionales y aprobada sin mayores
mtiJaCi(ín anticipada nos son cada vez méís familiares. discusiones. Mientras tanto. en España se excluía la sus-
Debe de,tcrrar,e. pues. la idea del fiscal como un per- pensión del fallo desde el proyecto de 1'!'!2. Fuimos mús
seguidor implacable. como representante de una política papistas que el papa.
de repre,ión indiscriminada del Estado. viéndolo. por el Lo que sí debe aprecwrse -y esto lo decimos a prop(>-
contrario. como defensor de la legalidad. como aquél que sito de todo proceso de reforma- es que cualquier innova-
husca la aplicación imparcial y _¡usta de la ley. ción que signifique progreso. que importe un mayor IT'--
peto por la dignidad humana. que implique. en fin. un
A MANERA DE CONCLUSIÓN mejoramiento en la administración de JUSticia. puede que-
dar ahogado en la trillada excusa de falta de recursos. de
;\ casi cinco aí"\os de la entrada en vigor de nuestro
falta de infraestructura o de "no estar aún preparados". Tal
Código Penal cabe preguntarse porqué la reserva del fallo
vez por ello aún no contamos con un nuevo Código Pro-
condenatorio no sentó sus raíces. Una razón. se nos ocu-
cesal. Pero éstas son excusas. Caminante no lwr cwnino,
rre::, podría ser el peso enorme que la tradición sigue otor-
se hace camino al wular. ID&SI .
gando a nuestr~1 antigua condena condicional. hoy suspen-

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