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LA RESERVA DEL
FALLO
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CONDENATORIO
Eduardo A. Oré Sosa
Abogado egresado de la facultad de Derecho
La reserva del fallo condenatorio es de la Pontificia Universidad Católica del Perú
no es igual para todos y que el sta- señado exclusivamente en perjuicio del sometido como
tus de criminal no se aplica por instrumento de averigu ació n de la verdad a toda costa. Así,
igual a todos los sujetos, podemos el sistema judicial es visto como una gran estructura de
concl uir que el sistema penal es legali zaci ón de la inJUSt icia, como un sistema lento y no
altamente sel ectivo y di scrimin an - confiable, que permite la atroz real idad de presos sin con-
te. Estamos pues, ante la decaden- dena y, peor aún, la condena de inocentes.
cia del mito del derec ho penal como un derecho igualitario. Este estad o de cosas generó, con distinta fortuna, mo-
1:".\·to se ag mv(l con el estado de nuestras cárceles, vimientos de refo rma . Con may or o menor convicción , se
col/vertidas e11 lugares de hacinamiento donde justos v adoptaron fór mula s e instituciones qu e pret e ndieron
¡1ecadores co rren la misma suerte. Donde se espera que reenc auza r todo e l sistema penal, teni endo como eje fun -
el 30'Yo de los internos -aquellos que fJliiRWI conden as- damental el respeto de la dignidad de la persona. Así, el
quede rehabilitados para su vida post-penitenciaria v que denomin ador común en todos aque ll os que conciben aún
el restallle 70% espere una sel/lencia - quizás- absolutoria. al derec ho penal como una "amarga necesidad '' está dad o
No c reemos dramatizar cuando decimos que la vida ca r- por la limitación de la potestad punitiva del Estado como
celaria está marcada por motines, agresiones, dmgas, co- una exigencia elemental dentro de un es1ado social r de-
rrupción, promiscuidad; en otras palabras por violencia. mocrático de derecho. Ésta es la espina dorsal de cual -
De esto leJWIIIOS que muchos concibannueslros "cenlros quier proceso de reforma del siste ma pena l.
de rehahililación" como "jaulas lnm1wws " o - no sabe- Po r todo el lo se pone n cortapisas a la actuación po li-
mos si mejor o peor- como escuelas del crimen, donde cial, se busca un proceso ágil , respetuoso de los derechos
algunos colllinúan su carrera criminal y donde la mayo- fundamental es y no por eso me nos eficaz. Se limita e l re-
ría queda marcada curso a las penas a lo
l)()f el fén óm eno de estrictamente nec e-
la prisoniz.ación' y sa rio. y de ejec utar
con el esti g ma de és tas, haciL' ndolo en
hab er pas ado por l:1s mejor es condi-
una prisión. ciones posibl es. És -
Mas se alzan vo- tos son lo s lin e-
ces que no só l o amientos , Jo s
cuestionan razones princ ipios, sie mpre
de forma, sino tam- en la búsqueda de
bién , y sobre todo , una sociedad demo-
de fondo. Siguiendo ct·ática y en e l afian-
a Bcrgalli ~ . pode- zamiento del estado
mo s co mprobar que de derecho .
la s atendibles pre - En esta línea po-
ocupacion es de demos inscribir la re-
quiene s buscan e l serva del fallo con-
cumplimiento de los de natorio, como una
derec hos y ga rantía s limitaciún al i11 .1
consagrados formalm e nte e n favor de la cli e ntela penal , 1mnendi , por razo ne s de eficacia y mínima akctaci!Ín so-
les seducen a l extremo de soslayar el a nálisi s subyacente cial. Co mo un a renuncia condicional a la co nden a en deli -
a la institución. Las exigencias de una mejor infraestruc- tos de menor gravedad. No es e l único caso. En l:1 mism :1
tura y un mejor trato a los internos no s distraen lo sufi- direcció n ten emos al principio de oportunidad, a la exen-
ci en te como para no advertir que la organización y disci- ción de pena, a la suspensión de ejecución de la pena. las
plina de las cá rcel es reproducen un siste ma a utorita rio, conversiones, cte .
donde la observa ncia de las rígidas -y a veces absurdas- Debemos, pues , reconocer a nuestros legi sladores de
normas de la prisión, se eri ge n como el CJC tündamental 1991, ese afán por busca r nuev :1s fórmulas qu e limitasen
de una supuesta rcsoc ialización. O , como dice Te resa la potestad punitiva del Estado. Con la reserva del fall o
Miral lcs .' que tos agentes penitencia ri os entienden por conde natorio se quieren evitar los efectos criminógenos y
disciplina la capacidad del in te rno para subordinarse obe- estigmatizantes producidos, sobre todo , por las co ndenas
dientement e a las múltiples normas, vejá me ncs, insultos a penas privativas de libe rtad de corta duración. Es una
y trabajos que vi ve durante su condena. respuesta de la política c rimin al ante el fr:1caso de las pe-
Somos co nscientes que la situaci ó n carcelaria es sólo nas convencionales aplicadas a delitos de menor lesividacl
una de las ma nifestaciones de la crisis de nuestro sistema social. Sin embargo, esto no debe quedar en bue nas inten-
penal. El sufrimiento de un individuo, sin embargo, no ciones. La incorporación de nuevas instituciones no será
empieza con la imposición de una pena. En realidad em- sufi ciente . Deberá encajar en el mejoramiento de toda la
pieza mucho an tes. administración de justicia, en la toma de conciencia de los
La simple sospecha sobre un individuo pone en movi- operadores jurídicos, e n el continuo rep lanteamiento de
miento la maquinaria coercitiva del Estado, en la que se los fines y problemas del derecho penal. Ésta es una agen-
suelen suceder vejámenes y tropelías. Sea a nivel policial da permanente. Pensar lo contrario sería pretender cortar
o judicial, prácticas represivas e inquisitivas adoptan for- una infección co n un si rnple analgésico.
mas vio latorias de los derechos y garantías m ás elementa-
les. Un proceso lento, engorroso y burocrático parece di-
Cuando un intemo se adapta a las costumbres o códigos de conducta predomi· y criminología Universidad Externado de Colombia. N' 45. 1991 . p 132.
nantes en la prisKm, se produce el fenómeno denominado prisonización. "El controllonnal: la cárcer En: El pensamiento criminológico 11. Bergalli y olros.
"¡Ésta es la cárcel que tenemos ... (pero no queremos)!" En Revista derecho penal Bogola. Temis, t983. p 114·115.
REPARACIÓN CIVIL
COMO REGLA DE CONDUCTA
centro de rehabilitación para seguir gado sin exceder la mitad del plazo inicialmente fijado.
una terapia o tratamiento. Así tenemos que a plazos iniciales de uno, dos o tres años,
Sin embargo se ponen límites. el juez podría extenderlos a un año y medio, tres años y
El juez no puede imponer reglas de cuatro años y medio, respectivamente. Sin embargo, la
conducta que atenten contra la dig- última parte de este inciso prescribe que m ningún caso la
nidad del procesado. En el dere- !lrÓrroga acumulada sobrepasará los tres w/os.
cho comparado, sobre todo en tratados y convenciones de No queda claro a qué se refiere el legislador con¡m)~
derechos humanos, el término "dignidad" es utilizado rna- rroga acumulada. En teoría podrían darse dos prórrogas
yonnente para proscribir aquellos actos que atentan contra sucesivas, lo LJUe llevaría por ejemplo a un plazo inicial de
la calidad de persona humana. Así se entiende que la tortu- tres años y dos prórrogas de un año y medio cada una. Así
ra, los tratos crueles y degradantes violentan gravemente la las prórrogas no superarían los tres años. pero tendríamos
dignidad de la persona. Sin embargo se acepta una dimen- un periodo de prueba de seis aííos. Nosotros somos con-
sión más amplia, asociada al principio de libertad de la per- trarios a plazos de prueba de larga duración, por lo cual
sona humana. Mas si se llega al extremo de afirmar que el entendemos LJUe cuando el legislador menciona 1nármga
hombre es un ser libre por naturaleza y que. por tanto, cual- acumulada se refiere al plazo inicial y a la o las prórrogas.
quier medida 4ue atente contra su libertad conculca su dig- que todas en conjunto no deben superar los tres años. Por
nidad, estaríamos forzando el concepto hasta el extremo de eso creemos preferible una aclaración al respecto y utili-
dejarlo sin contenido. No habría medida coercitiva o regla zar términos tales como plazo o régimen global o total.
de conducta que no afecte la "dignidad de la persona".
REVOCACIÓN DEL RÉGIMEN
Pero los problemas permanecen al considerar un con-
cepto estricto de dignidad. Algunas reglas de conducta pue- Para nosotros la revocación debe ser excepcional y
den no atentar contra la dignidad de la persona en un con- procedente, sobre todo. en los casos de comisión de nue-
cepto restringido, pero tam- vos delitos. El artículo 66"
poco las aceptaríamos por del Código Penal cumple
ser contrarias a un estado estos objetivos. Lo LJUC nos
democnítico de derecho. parece desproporcionado
Así, por ejemplo. el dcsafi- es que el incumplimiento
liarse de determinado par- de reglas de conducta pue-
tido político. el abstenerse da traer como secuela la
de emitir opinión. concurrir revocación del régimen de
a misa los domingos, cte. prueba y, en cambio, no
pueden no ser considerados quepa ante la comisión de
tratos crueles o degradantes otros delitos cuando éstos
pero sí atentatorios de la li- no superen los tres años de
bertad de las personas. De pena privativa de libertad.
esto se tiene que el término Nosotros considera-
utilizado -"dignidad"- no mos LJUe la comisión de un
sea pacífico. De ahí que delito es más grave que el
propongamos el empleo de incumplimiento de cual-
otros términos omnicorn- quier regla de conducta.
prensivos como "derechos fundamentales" o la "libertad de por lo que proponemos la
las personas" para sustituir al de "dignidad". eliminación del incumplimiento de las reglas de conducta
Tampoco considerarnos apropiado fijar corno regla de como motivo de la revocación del régimen.
conduela el "respetar el ordenamiento jurídico" o el de
"no cometer nuevos delitos". Éstos son mandatos dirigi- CONSECUENCIAS ACCESORIAS
dos a todo ciudadano, verdaderas obligaciones para quien Si bien el artículo 63" no menciona la posibilidad ele
vive en sociedad, sea procesado o no. Lo que el juez pue- fijar consecuencias accesorias en los casos en que se re-
de hacer es advertir al culpable que de volver a cometer serva el fallo, creemos que esto es posible: las consecuen-
delito le puede revocar el régimen y, por tanto, ser conde- cias accesorias no tienen la naturaleza de una pena. Aun-
nado tanto por el primer como por el segundo delito. que su nomen iuris podría crear confusiones, creemos que
existe cierta semejanza con el problema de la reserva del
INCUMPLIMIENTO DE LAS REGLAS DE CONDUCTA fallo y la reparación civil, pues no resulta fácil determinar
No se exige al agente observar un ejemplar comporta- de qué son accesorias las "consecuencias accesorias". Al
miento. Lo mínimo que se le exige es cumplir las reglas de menos en cuanto al decomiso (artículo 102" C.P.), pues no
conducta clara y expresamente dispuestas por el juez, así creemos que el juez deba resolver la devolución al impu-
como la condición de no cometer nuevo delito. tado, cuyo proceso fue sobreseído por prescripción, de los
El incumplimiento de las reglas de conducta puede libros, cintas y videos ilegalmente reproducidos. O que
originar -según la gravedad de las circunstancias- una deba indemnizarse al comerciante de medicamentos adul-
severa advertencia, la prórroga del plazo de prueba o in- terados, por ordenar la destrucción de su 111crcadería. En
cluso su revocación. todo caso, esto es materia de debate.
En cuanto a este punto advertimos el problema que Por último queremos rel"erirnos a la posibilidad LJUC el
suscita la redacción del segundo inciso del artículo 65". titular del Ministerio Público, pueda solicitar al juez dis-
Éste menciona que el régimen de prueba puede ser prorro- ponga una reserva del fallo condenatorio. Algunos niegan