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Durante las últimas décadas del siglo XVI, bajo el reinado de Elizabeth I, los ingleses
lograron organizar su expansión ultramarina, con cierto retraso respecto a portugueses,
españoles y franceses. Ante la falta de una armada fuerte y centralizada, la estrategia seguida
fue la de proyectar cada expedición como una empresa mercantil, combinando capitales
privados y en muchos casos también de la corona, dividiendo los ingresos según lo acordado.
El ímpetu conseguido por este mecanismo fue muy grande, y los ingleses se desperdigaron
por todos los mares. Además de los circuitos comerciales en Europa, hubo también
mercaderes ocupados en el tráfico con el Levante, con Moscú o con Guinea, por nombrar
algunos sitios. Un pequeño grupo se interesó particularmente en el Nuevo Mundo, y sus
integrantes promovieron no sólo la colonización de espacios aún no ocupados por otras
potencias, sino también las expediciones con intenciones de tráfico e incluso el saqueo, en
especial de asentamientos españoles.
El comercio fue así la primera vía que pretendieron abrir los ingleses. Sin embargo, los
objetivos se mezclaron y rápidamente comerciar y saquear pasaron a ser características
indisolubles de los emprendimientos1. La reina en ocasiones entregaba licencias autorizando
los viajes, y a partir de 1585, cuando se estableció una situación de guerra entre la monarquía
ibérica y la inglesa, los ataques y saqueos a barcos y puertos españoles en América
aumentaron considerablemente.
1
Las Audiencias, los tribunales de justicia que funcionaban en un territorio determinado4, eran
las encargadas de recibir estas informaciones y elevarlas al Consejo de Indias, cerradas y
selladas. Generalmente el solicitante proponía testigos para probar y sustentar su pedido, a
partir de interrogatorios que podían tener unas pocas preguntas o bien varias. Esto dependía
de lo que el interesado consideraba importante destacar como servicios realizados durante su
vida, o bien la de sus familiares. Son las hazañas militares las que abundan en estas
enumeraciones, y es justamente en los listados de servicios donde van a aparecer los corsarios
ingleses5. En efecto, en las informaciones, el haber combatido a los enemigos ingleses es
considerado como uno de los servicios más significativos realizados por los solicitantes de
mercedes. Así, el paso de los ingleses por las costas americanas se convirtió en una buena
oportunidad para probar la lealtad de los vasallos, de los encargados de la defensa del reino, y
que sirvieron con sus “armas, caballos, criados y hacienda”, poniendo “en gran riesgo la
vida” para detener a los “enemigos luteranos”.
A partir de 1585, la existencia de mecanismos cada vez más claros para solicitar mercedes6
pudo generar un mayor interés por obtener una remuneración. Por ello, o por otro motivo,
hacia fines del siglo XVI, serán los hijos y los nietos de los conquistadores quienes
demandarán que se les hagan mercedes por los servicios prestados por sus antepasados,
recurriendo a lo estipulado en las cédulas. Ciertamente, para 1580 la presencia española en
América cuenta ya con una historia de unos 90 años. Si consideramos en particular el caso del
virreinato del Perú, a partir del encuentro de Pizarro y Atahualpa en 1532, haciendo una
aproximación muy estimativa, podemos establecer el siguiente esquema que nos mostraría las
posibles generaciones de españoles en suelo americano:
Esquema generacional para el virreinato del Perú (fundado en 1542), con el período de las expediciones inglesas
De esta manera, entre 1572 en adelante, en el virreinato del Perú, se podrían encontrar nietos
de conquistadores que demandaban por los servicios tanto de sus abuelos, de sus padres e
incluso de ellos mismos. Teniendo en cuenta esta perspectiva generacional, y la cronología de
la colonia, podemos afirmar que la presencia de los ingleses por las costas americanas
constituyó uno de los acontecimientos bélicos más importantes de las últimas décadas del
siglo XVI.
En efecto, en las informaciones se comprueba que los servicios declarados durante las
primeras décadas de la conquista están relacionados en especial con el apresamiento del Inca
Atahualpa y con la conquista y pacificación de nuevos territorios. En los años sucesivos, en
4
En América funcionaron once. Ver SCHÄFFER, 1947. 2 vol. Especialmente tomo 2, capítulo 1: La organización
colonial. 3-249.
5
En las informaciones, las referencias a los ingleses se pueden encontrar en la “portada” hecha por la Audiencia
(en donde se sintetizaba la información del interesado con los datos sobre sus antepasados, sus servicios y la
remuneración solicitada), en el discurso biográfico (que eventualmente presentan las informaciones, luego de la
fecha, lugar y composición del tribunal), o bien en las preguntas propuestas para interrogar a los testigos.
6
MURO OREJÓN, 1957, 15 o 377.
2
las informaciones son enfatizadas las luchas contra los “tiranos y sus secuaces” (como
Gonzalo Pizarro, Hernández de Girón, o Lope de Aguirre), así como la participación en la
guerra civil que se desató en el Perú. Indudablemente, los “indios alçados”, “rebeldes” y
“belicosos” (en especial los araucanos y los chiriguanos) serán los más presentes en las
informaciones, ya que fueron los principales enemigos de la hegemonía ibérica en el
virreinato. Sin embargo, desde 1570, también serán los “yngleses cossarios” y “luteranos”
quienes pasarán a presentarse como uno de los enemigos más amenazantes del período.
3
Mora había recibido el cargo de almirante para defender al reino con su hacienda,
presentándose con doce o catorce hombres a su costa, adquiriendo un barco con alimentos
para sustentar la jornada.
Uno de los testigos aseguraba que “…si por el no fuera no se pudiera conseruar la estada en
el monte tanto tiempo ni hazer los buenos effetos que se hizieron…”10. Otros testigos
agregaron más información, como lo hizo Lorenzo Fernández de Heredia, quien aseguró que
Mora realizó un gran servicio a la corona “…prendiendo los cosarios e matando y
desbaratando los negros e quemandoles los pueblos e cortandoles las comidas hasta que
entendiendo lo que quedaua todo seguro se salio el dho general”11.
10
AGI, Patronato, 152,N.2, R.1. fol.85r.
11
AGI, Patronato, 152,N.2, R.1. fol.87v.
12
AGI, Lima,207,N.21. Informaciones de oficio y parte: Gonzalo Fernández de Heredia, y sus hijos Juan y
Lorenzo Fernández de Heredia. Ciudad de los Reyes, 1/ii/1583. fol. 5v.
13
Las actividades milicianas de los particulares españoles tienen su origen en la tradición castellana del siglo
XII. Para el caso de Nueva España, ver por ejemplo: RUIZ GUADALAJARA, 2009, 104-138.
14
Sobre las particularidades que envolvieron el viaje de Drake y las publicaciones impresas asociadas véase:
WAGNER, 1969 // QUINN, 1984, 33-48.
4
españoles que no esperaban semejante atrevimiento. Drake apresó con éxito varios barcos,
incendió otros y cometió diversos actos de pillaje. En septiembre de 1579 se aprestaba a
atravesar el Pacífico, alejándose del Nuevo Mundo, dirigiéndose a las islas de las especias. De
regreso a Inglaterra, la reina lo protegió de las denuncias del indignado embajador español,
don Bernardino de Mendoza, y de las acusaciones de los mercaderes damnificados, y más
tarde lo nombró caballero15.
Por parte de la administración ibérica abundan las cartas emitidas por los virreyes, presidentes
de audiencias, gobernadores, las declaraciones de testigos, etc. que dan cuenta de la temida
presencia inglesa y de cómo ésta afectó la vida de los virreinatos. Ciertamente, los virreyes
del Perú y de la Nueva España habían mandado hacer gente de guerra para salir en
persecución del enemigo, y las órdenes llegaron a distintos puntos del territorio. Más tarde,
varias audiencias recibirían solicitudes de informaciones de méritos y servicios en las que se
hizo referencia a esta aventura inglesa.
Por caso, en la Audiencia de México, en octubre de 1590, solicitaba su información Cristóbal
González Muñóz16. Se trata de un hijodalgo que, entre otros servicios, se había destacado
como “soldado en Ytalia en el tercio de Mylan”, más tarde había sido enviado “en la jornada
de Costa Rica”, y que había ocupado “diueross officios y los a administrado asi de quentas
como de otros”. En la quinta pregunta del interrogatorio queda expuesta la organización del
sistema de defensa español, a partir de la presencia de Drake en 1578. Así se lee:
“5. yten si saben que el dicho xpoual gonzales quando se ofrecio yr contra el yngles francisco
draque que paso por las costas destos reynos en el armada de que fue por general don Jhoan de
Guzman que mando hazer don martin enrriquez para seguir al dicho cosario el xpoual
gonzales fue y boluio en ella a su costa y con gasto y adereços de su persona y armas…
haziendo lo que devia hazer con mucho cuidado y vigilancia y en ello gasto muchos dineros”.
Evidentemente, González Muñóz fue un soldado experimentado, que había participado en las
guerras en Italia, en la jornada de Costa Rica, y para 1578 la administración imperial volvía a
contar con sus servicios, esta vez en la Nueva España, contra los corsarios ingleses.
Otro ejemplo es el de Rodrigo Campuzano de Sotomayor, quien solicitó su información de
oficio y parte en la Audiencia de Lima en 1588. En ella se lee sobre su participación no sólo
en la persecución de John Oxenham en 1577 por el Bayano, sino también en el seguimiento
de Francis Drake durante el año siguiente. Así, uno de los testigos aseguraba que cuando el
virrey Toledo había hecho gente “…contra los yngleses que entratron en las montañas del
ballano el año de setenta y siete el dho capitan Roº canpuzano fue asimesmo de los primeros
que se offrecieron a yr a seruir a su magestad en la dha jornada…” y agregaba que “…vio
como entro en las montañas del ballano y anduuo por ellas todo el tiempo que duro que fue
mas de año y medio con grandes y excesiuos trabajos padeciendo hambres y enfermedades
hasta que se prendieron los dhos inglesses y se hizo justicia dellos”. Luego del paso de John
Oxenham, continuaba el testigo, Campuzano de Sotomayor, “…quando entro en esta mar el
capitan Francisco Draque se embarco para yr en su seguimiento… sirviendo siempre en todo
lo que se a ofreçido asi en la guarda y defensa desta ciudad como del callao della siempre a
su costa e minsion”17. Por su participación en la defensa del reino, Campuzano solicitaba un
repartimiento de cuatro mil pesos ensayados de renta.
Estos ejemplos dejan en claro que la organización militar de la colonia recaía en manos de los
“hijodalgos”, de los nobles españoles que se veían en la obligación de asistir al rey con sus
15
DRAKE & NICHOLS, 1628.
16
AGI, México,219,N.18. Informaciones: Cristóbal González Muñoz. Ciudad de México, 22/x/1590.
17
AGI, Lima, 209,N.1. Informaciones de oficio y parte: Rodrigo Campuzano de Sotomayor. Ciudad de los
Reyes, 1588.
5
servicios, ya fuera en cargos de alta jerarquía (como oficiales, capitanes, corregidores, jueces,
etc.), realizando importantes gastos, o bien como soldados rasos, exponiendo sus vidas.
Como fenómeno bélico, un efecto muy concreto que tuvo la presencia de los corsarios fue la
formación de la llamada Armada del Mar del Sur. Pérez Mallaína analiza con detenimiento
esta peculiar organización, que califica de “verdadera agrupación naval criolla”18. En efecto,
la circunnavegación de Drake y su paso por la costa peruana en 1578 motivó la necesidad de
contar con algún tipo de defensa más estable, aunque nunca se logró una verdadera
profesionalización y todo el sistema siguió funcionando más bien en base a las milicias y
algunos pocos contingentes permanentes que se situaban en puntos vitales de la extensa costa
del Pacífico.
Para las autoridades españolas, la prioridad siempre fue proteger el envío de plata que se
transportaba desde Arica (el puerto de la villa imperial de Potosí, de donde se extraía la plata)
hasta Panamá. La presencia de barcos de defensa tenía este objetivo primordial de transportar
la plata de “su majestad y particulares”, y no el de proteger la costa en general. Es decir que
más que presentar un carácter militar, la armada del mar del sur se convirtió en una suerte de
escuadra mercantil. Si bien la presencia de los corsarios (ingleses primero, y luego
neerlandeses) fue importante, la mayor parte del tiempo prevalecía la tranquilidad y la
ausencia de amenazas.
18
PÉREZ MALLAÍNA BUENO y TORRES RAMÍREZ, 1987. xiv: “…o si se quiere, la primera escuadrilla que un país
europeo mantuvo en unas colonias alejadas miles de kilómetros de la metrópoli, en condiciones de casi total
autarquía”.
6
Se puede afirmar que la presencia de corsarios ingleses fue más bien una excepción en el
virreinato del Perú. Sin embargo, esta presencia se concentró en un período de tiempo muy
específico (en las últimas décadas del siglo XVI), y tuvo un gran impacto en la organización y
administración del virreinato.
Durante el viaje de Cavendish por la costa americana, al igual que en los otros casos de
corsarios ingleses, se produjo un importante intercambio de correspondencia entre la
administración española conteniendo en especial instrucciones, solicitudes de socorro,
relaciones sobre lo acontecido, etc. Más tarde, también otras informaciones de méritos y
servicios retomaron las aventuras de Cavendish.
19
Para relatos de testigos directos del viaje de Cavendish, ver: N.H., 1589, 809-815 y PRETTIE, 1600, 803-825.
20
SARMIENTO DE GAMBOA, 1768. Numerada i-xxii. ‘Declaración que de órden del Virréi del Perú D. Francisco
de Borja, Príncipe de Esquilache, hizo, ante Escribano, Tomé Hernandez, ….’
21
Ver por ejemplo: AGI, Patronato,191,R.7. Información sobre la quema del puerto de Paita, 30/ix/1587.
22
SALES COLÍN, 1998, 24.
7
Mapa 3: viaje de Thomas Cavendish 1586-1588.
“…tomas candi cosario yngles que abia entrado en el dicho puerto con tres nabios y una
lancha y mucha gente y fue causa que no tomase dos millones de haçienda que en el dho
puerto v. mag. tenia y socorrio y sustento a todos los soldados que acudieron a ayudar a la
defensa del dicho puerto usando el officio de cappitan de la gente de a cauallo en que gasto de
su haçienda mucha cantidad…”25.
23
AGI, Patronato, 131,N.2,R.2. Méritos y servicios: Antonio de Cabrera. Lima, 6/v/1588.
24
AGI, Patronato, 131,N.2,R.2, folio 29r.
25
AGI, Patronato,139,N.2,R.1. Méritos y servicios: Alonso de Vargas Caravajal. Ciudad de los Reyes, 1602.
8
Como en otras ocasiones, los vasallos del rey demostraban los cuantiosos gastos que habían
realizado para cumplir con sus cargos y defender los intereses de la corona, y por ello
esperaban ser bien remunerados y reconocidos por la corona.
“…por capitan de infanteria en la ocasión que entro en esta mar Richarte aquines ingles y se
señalo en ella. Y despues aca ha continuado el seruicio de Vuestra Magestad en oficios de la
26
Ver RUMEU DE ARMAS, 1947.
27
PEREZ MALLAINA BUENO, 1987, 3.
28
TORIBIO MEDINA, 1916.
29
HAWKINS, 1622.
30
HAWKINS, 1622, 156.
9
guerra como capitan, almirante y general de la Real armada que lleba el tesoro de V. Magestad
y particulares al Reyno de tierra firme…”31.
En la información se retomaba una petición realizada anteriormente por el propio Pedro del
Pulgar en 30/i/1596, en donde proponía un interrogatorio para los testigos. El interesado
comenzaba la enumeración de sus servicios con la guerra de Granada, en donde había servido
bajo las órdenes de Don Juan de Austria. Luego había participado en la jornada de Portugal,
en la toma de Setúbal, Lisboa y Oporto. Asimismo había servido en la ciudad de Cartagena de
Indias, y al año de estar allí había pasado al reino del Perú, donde recibió el título de capitán
de infantería para custodiar el puerto del Callao, ya que habían llegado noticias de un corsario
inglés. Tras haber combatido contra los hombres de Richard Hawkins en la bahía de
Atacames, Pedro del Pulgar entró “…en la dicha nao con quarenta soldados con grandissimo
rriesgo y peligro de mi perssona y prendi al dho general yngles trayendole y entregandole a
mi general por tal preso” y agregaba que el dicho general inglés “…al tiempo que le prendi
me ofrecio gran cantidad de oro plata joyas lo qual no quisse rreciuir de manera alguna
antes le di de mano solo atendiendo a traele presso…”32.
De esta manera, a partir de la presencia inglesa en las costas americanas, Pedro del Pulgar
pudo demostrar los servicios realizados, destacando su hidalguía y méritos y por ello
solicitaba una gratificación del rey. Richard Hawkins, así como lo habían hecho otros ingleses
previamente, y lo harían los neerlandeses más tarde, había brindado una oportunidad a los
31
AGI, Patronato, 136,N.1,R.1. Información de los méritos y servicios del general Pedro del Pulgar, a petición
de María Magdalena de los Ríos, su viuda. Ciudad de los Reyes, 1615.
32
AGI, Patronato, 136,N.1,R.1. Sin numerar. Folio 4v a 5v.
10
vasallos del rey de exhibir no sólo la lealtad a la corona, sino también la calidad de los
servicios que estaban dispuestos a realizar.
En una carta escrita al rey por el capitán Beltrán de Castro de la Cueva en agosto de 1594, el
apresamiento de Richard Hawkins es considerado como una buena prueba para demostrarles a
los ingleses lo bien preparados que estaban los españoles, y así “…el dia que llegase esta
nueua a yngalaterra por lo menos les pondra pena para que no se arrojen tan a rienda suelta
a venir a hacer daño a esta mar tan sin temor como hasta agora lo an hecho…”33.
En diciembre de 1595 el rey le envió al virrey del Perú, el marqués de Cañete, una carta en la
que solicitaba información sobre los vasallos que se habían destacado en la acción contra
Richard Hawkins, en los siguientes términos:
“De los demas Capitanes, y soldados que dezis se señalaron en la dicha ocasión, me embiareis
relacion particular, assi de la calidad de los seruicios de cada vno, como de lo que os pareciere
que merecen, para que se me consulte, y yo prouea lo que me pareciere convenir”34.
6. Conclusiones
Las informaciones de méritos y servicios fueron el producto de mecanismos administrativos a
través de las cuales los vasallos le hacían saber al rey de qué manera lo habían servido y qué
pretendían a cambio. Los interesados presentaban su situación social y económica, las
calidades de sus antepasados y agregaban una enumeración de lo que consideraban ser los
servicios más importantes realizados en el transcurso de su vida.
Los enfrentamientos con los corsarios ingleses en América aparecen justamente como uno de
los ítems destacados por los demandantes, en pie de igualdad con otros hechos bélicos que
habían tenido lugar en diferentes partes del vasto imperio español.
33
AGI, Panama 43, N.100. Carta de Beltrán de Castro al Rey. Puerto de Perico, 5/viii/1594. Folio 750r.
34
SUÁREZ DE FIGUEROA, 1613, 222. Carta del rey al virrey marqués de Cañete, 17/xii/1595.
35
MURO OREJÓN, 1957, 24-25 o 386-387. Ordenanza 46.
36
AGI, Patronato,130,R.5. Méritos y servicios: Alonso García Romero, maese de campo general. Ciudad de los
infantes (Angol), 20/xii/1586.
11
la persona del señor don Joan de Austria”, la jornada de Tunez, Orán y el reino de Italia
“contra los enemigos y infieles de nuestra santa fe catolica”, y en América “en todas las
ocasiones que se an ofrecido auer contra los yngleses cosarios que an entrado en esta mar
del sur…”37.
Recorridos semejantes tampoco eran lo usual de encontrar, y hay que considerar además que
existía un claro interés por exagerar los servicios por los que se pretendía ser remunerado. Sin
embargo, si bien pudo no darse necesariamente una gran movilidad geográfica en todos los
casos de solicitudes, no deja de ser cierto que esos frentes mencionados sí existían y formaban
parte de las posibilidades que tenían los vasallos para mostrar su valía y desplegar sus
servicios.
Otro aspecto que cabe señalar es que sólo los vecinos más acomodados eran capaces de servir
al rey con grandes gastos. Equipar soldados, comprar bastimentos para realizar una jornada,
participar con las propias armas, caballos y criados, o conseguir artillería sólo era esperable
entre los principales hijodalgos. De contar con menor jerarquía, ante la imposibilidad de
incurrir en ese tipo de gastos, en las informaciones son enumerados otros méritos y servicios,
como el de haber pasado hambre, haberse expuesto a grandes riesgos de la vida al atravesar
ríos torrentosos o caminar por bosques muy espesos, alimentarse de plantas ponzoñosas o
haberse arriesgado a contraer peligrosas enfermedades.
En cualquiera de los casos, la presencia de los corsarios ingleses en América habría
funcionado como un detonante para la realización de los servicios a la corona, y es en este
sentido que se puede sostener que jugaron un rol importante en el sistema de recompensas y
reconocimientos de méritos y servicios en el que se apoyaba la administración de las Indias.
Por otra parte, durante las últimas décadas del siglo XVI, la presencia inglesa por las costas de
América constituyó sin dudas una de las peculiaridades locales que caracterizaron la
construcción global del imperio. Durante ese período, el peligro inglés debió considerarse
como una constante amenaza, y no como un evento más bien excepcional (como hoy a la
distancia podrían interpretarse estas incursiones).
En efecto, el virrey del Perú, Francisco de Toledo, en una carta que le escribía al rey en
octubre de 1579, alertaba de la preocupante situación, y del verdadero peligro material y
espiritual que representaban los ingleses:
“…todo esto que tengo referido y que tanto trabajo a costado para lo poner en este punto se
suele con qualquiera mouimiento de guerra alterar y descomponer y cessar el curso della
porque en todo ay mouimiento y le vbo el dia que llego la nueua de los yngleses a estas costas
desde chile hasta Quito y le abría para que ningún ministro espiritual ni temporal exerciesse su
oficio ni nadie atendiesse a su cargo y ministerio y todos se inquietarían y desasosegarían
especialmente en la naturaleza de los de esta tierra assi yndios como españoles … / los yndios
se alteran y ni acuden a sus dotrinas ni pagan de sus tasas / los sacerdotes y corregidores dexan
sus oficios cada vno se quiere ocupar en los agenos y los demás estados de gentes se ponen en
libertad para biuir cada vno como quiere…”38.
Más adelante, en la misma carta, también advertía sobre lo que ocurría, justamente, con las
solicitudes de gratificaciones: quien permanecía en el territorio, protestaba el virrey, con
cualquier cosa que le mandaban, o bien por cualquier cosa que se ofrecía a hacer, cobraba
nuevos bríos para pretender un muy buen repartimiento, paga o muy buena ayuda de costa, y
además agregaba que esto “…no se a dexado de sentir en este poco tiempo que estos yngleses
entraron en estas prouincias…”39.
37
AGI, Patronato,137,N.1,R.3. Información de méritos y servicios: Diego de Aranda Pineda. Quito, 1598.
38
LEVILLIER, 1924, 139-153, 142. Documento 139: Carta a S.M. del Virrey Don Francisco de Toledo. Los
Reyes, 11/x/1579.
39
LEVILLIER, 1924, 142-143.
12
En suma, se ha intentado demostrar el rol que jugaron los corsarios ingleses en cuanto a la
organización y administración de la Indias. En particular, se analizó el sistema de
remuneraciones establecido por la corona para gratificar a los vasallos por los servicios
prestados y también se hizo hincapié en la importancia que tuvieron los ingleses en la
organización de la defensa del virreinato. En efecto, tras su paso se construyeron fuertes y
barcos, se estableció un sistema de comunicación más eficiente y se agilizó el reclutamiento
de soldados. En este esfuerzo participaron en lo más alto de la jerarquía militar miembros de
la nobleza española40 que habían combatido generalmente en otros frentes que mantenía
abierto el imperio español. De esta manera, quienes comandaban expediciones en América
contra los corsarios ingleses podían haber participado en Portugal, Italia, Flandes o el
Mediterráneo, así como también frente a los indios americanos, demostrando no sólo una gran
movilidad geográfica, sino también una vasta experiencia militar. Se puede considerar que los
corsarios ingleses quedaron integrados en la lógica imperial de expansión y defensa que
implementaron los miembros de la nobleza ibérica.
Para el caso inglés también se puede concluir que el frente americano era más bien marginal y
eran otras las preocupaciones más acuciantes de Elizabeth I. Fue en especial un grupo
reducido de nobles, comerciantes y estudiosos los que se interesaron en promover los viajes al
Nuevo Mundo, con el objetivo compuesto de comerciar, saquear y colonizar. Ciertamente,
frentes como Irlanda, también el Mediterráneo o más especialmente los Países Bajos
constituían las avanzadas, y los laboratorios de prueba, del naciente imperialismo inglés.
Consideramos que los corsarios americanos constituyeron uno más de sus engranajes, y
creemos que a través de ellos también es posible comprender las transformaciones que vivió
Inglaterra entre 1560 y 1660. Transformaciones, como sostiene Games, que la llevaron de ser
un estado demasiado débil para inmiscuirse efectivamente en los asuntos europeos, a
convertirse en un poderoso reino de alcance global41.
40
Ocasionalmente también portuguesa. Ver por ejemplo el caso de Pedro Fernández de Quirós. AGI,
Patronato,147,N.4,R.2. Méritos y servicios, 1618.
41
GAMES, 2008, 7.
13
Abreviaturas:
AGI Archivo General de Indias, Sevilla.
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