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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR

INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DE MAGISTERIO

COORDINACIÓN ACADÉMICA DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO

EXTENSIÓN ACADÉMICA EL TIGRE

COHERENCIA PARADIGMÁTICA A LA LUZ


DE LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA

Facilitador: Dr. Juan Hernández

Autor: Abg. Jesús Figueroa

El Tigre, Enero de 2020


En innumerables ocasiones los científicos han intentado entender la forma
en que se generan algunos procesos o se presentan diversas realidades. Dicha
situación sin lugar a dudas pasa por una adscripción a un marco comprensivo
que puede posibilitar u obstaculizar una visión más holística de un fenómeno
determinado. Acerca de esta temática, las teorías son diversas, pero pueden
agruparse en aquellas que señalan que debido a un supuesto hecho se decide
qué y cómo investigar, y otros que luego de la obtención de un resultado
determinan con qué criterio o bajo qué modelo se explicará lo obtenido.

Sin embargo, las teorías no son aceptadas o rechazadas solo por reflejar
fielmente la realidad comprobada, sino también por otros factores, donde se
destaca especialmente la formación de ciertas corrientes o modelos de cómo
interpretar la realidad que surgen de la epistemología que está en su base.

En este sentido, es propicio, enfatizar en el concepto de paradigma, el


cual se refiere a los modelos explicativos o comprensivos que la comunidad
científica utiliza, siendo uno de los primeros autores que se refiere a esta
denominación Thomas Kuhn (1962) quién lo define como “un esquema de
interpretación básico, que comprende supuestos teóricos generales, leyes y
técnicas que adopta una comunidad concreta de científicos”.

Otros autores lo definen como una imagen básica del objeto de una
ciencia, que sirve para definir lo que debe estudiarse, las preguntas que son
necesarias de responder, y que reglas es preciso seguir para ello. Señalan
además que el paradigma es la unidad más general de consenso y en ocasiones
sirve para diferenciar una comunidad científica de otra.

Algunas de las críticas que se le formulan a Kuhn, se refieren


principalmente a que dentro de la concepción que realiza no incorpora la práctica
(corriente defendida en otros tiempos por Marx, Freud, entre otros) y todo el
proceso que la vincula con la teoría, considerando tal vez en demasía la corriente
positivista de la disociación en dónde el conocimiento sólo es fruto de la razón.

En lo que sí hay consenso es en que el paradigma actúa como un ejemplo


aceptado que incluye leyes, teorías, y aplicaciones de una realidad determinada,
es como un modelo de acción, que abarca la teoría y la práctica. En este
contexto, es adecuado decir que el ser humano está conferido de contenidos
esenciales que le permiten relacionarse con la realidad que le rodea; su
capacidad importante que lo diferencia de los animales es el razonamiento.
Siendo esta habilidad es de la que se vale para exponer y explicar el universo
que lo cerca.

Es por ello el hombre va construyendo su corriente filosófica que brota


cuando empieza a preguntarse sobre su origen; desde un pensamiento
epistemológico y un pensamiento acreditado –científico- como consecuencia de
la contrastación, necesidad y verificación del pensamiento epistemológico
humano y la realidad que le rodea; sobre la base de todo el conocimiento
experiencial ya que el fenómeno lo puede conocer con la mente.

En la actualidad, la hermenéutica positivista estudiada por Kuhn es


plenamente superada por otro grupo de autores que si bien no han rechazado el
modelo paradigmático no pueden negar la multiplicidad de perspectivas en la
investigación educativa, lo que nos lleva en la actualidad a ver que no están en
crisis los paradigmas científicos; sino el paradigma de la ciencia en cuanto al
modo de conocer.

Si bien es cierto que los paradigmas son acuerdos científicos que se han
transformado en concepciones que se tenían por correctas y excluyentes,
también resulta muy cierto que esta transformación constante del conocimiento
científico nos permite comprender que tanto los paradigmas como en definitiva
la ciencia son creaciones del hombre, que evolucionan al igual que el
pensamiento de la humanidad.

Más de un de pensador notable se enfrentó con estos problemas, entre


fines del siglo pasado. Su labor forma una plataforma que nos permite observar
un extenso horizonte, revelar trincheras y visualizar estructuras significativas
lógicas que le dan un nuevo orden y sentido, a las realidades que constituyen
nuestra vida, sistematizándolas.
El hombre adquiere el conocimiento de su entorno y de sí mismo a través
de varios caminos, a lo largo de la historia, de acuerdo con los requerimientos
de la naturaleza y complejidad de su propio objeto. La ciencia, la historia, la
filosofía, el arte, la teología y, sobre todo, el sentido común, son las principales
expresiones del pensamiento humano y los accesos de proximidad al
conocimiento.
Al respecto, no olvidemos que el modelo de ciencia que se originó
después del Renacimiento sirvió de base para el avance científico y tecnológico
de los siglos posteriores. Sin embargo, la explosión de los conocimientos, de las
disciplinas, de las especialidades y de los enfoques que se ha dado en el siglo
XX y la reflexión epistemológica encuentran ese modelo tradicional de ciencia no
sólo insuficiente, sino, sobre todo, inhibidor de lo que podría ser un verdadero
progreso, tanto particular como integrado, de las diferentes áreas del saber.
El método científico no nos puede auxiliar a razonar plenamente el
proceso investigativo del ser humano, para que la ciencia pueda concebirse a sí
misma, tendría que ponerse también como objeto de investigación, el sujeto
científico sobre sí mismo es científicamente imposible, porque el método
científico se ha fundado en la relación del sujeto y del objeto. Según. (Morín,
1984), La pregunta "¿qué es la ciencia?" no puede tener una respuesta científica,
la coincidencia entre los patrones del pensamiento y la dinámica del devenir
externo.
Por esto, no resulta nada fácil forjarse una opinión propia. Ello exige
osadía científica, esfuerzo y valentía, y una personalidad muy segura,
independiente y auténticamente madura. Los innovadores, por muy acreditados
que los consideren después las generaciones posteriores, han tenido que pagar
por ello. Así le ocurrió a Copérnico, a Galileo, a Newton, a Darwin, a Freud, a
Einstein, a Max Planck y a muchos otros, tanto en el campo de las ciencias como
en el de las humanidades y las artes.
Cuando vivimos esos momentos privilegiados que en el plano iniciático se
conocen como revelación, es que alcanzamos el nivel holístico de lectura e
interpretación de los signos que los científicos llaman sincronicidad. Los
presentimientos, la interpretación de los sueños y la sensación de una
experiencia ya vivida son ejemplos cotidianos de sincronicidad.

Este tipo de fenómenos presupone la integración espacio temporal,


aunada a nociones científicas recientes como el efecto observador, el punto
crítico que desencadena el caos, y la configuración fractal del universo. La
construcción de identidades es “un fenómeno que surge de la dialéctica entre el
individuo y la sociedad” (Berger y Luckman, 1988: 240).
La identidad se construye a través de un proceso de individualización por
los propios actores para los que son fuentes de sentido (Giddens, 1995) y
aunque se puedan originar en las instituciones dominantes, solo los actores
sociales las interiorizan y sobre esto último construyen su sentido.
En esta línea, Castells (1998: 28-29) diferencia los roles definidos por
normas estructuradas por las instituciones y organizaciones de la sociedad (e
influyen en la conducta según las negociaciones entre individuos y dichas
instituciones, organizando así las funciones) y las identidades definidas como
proceso de construcción del sentido atendiendo a un atributo o conjunto de
atributos culturales (organizando dicho sentido, entendido como la identificación
simbólica que realiza un actor social del objetivo de su acción).

Para finalizar, es válido acotar que la investigación educativa vislumbra


mejorar el porvenir de las sociedades, creando y modificando en el devenir del
tiempo modelos o paradigmas de distintas bases epistemológicas centrados en
la educación, pero con diferentes enfoques en el fenómeno educativo. Kuhn al
definir al paradigma en base a supuestos teóricos generales, leyes y técnicas lo
relaciona con la definición de ciencia ya que esta responde en su práctica normal
al paradigma dominante al estar dirigida a un conocimiento más profundo de los
fenómenos y de las teorías que este ha suministrado.

Estos diversos paradigmas son aceptados o rechazados no solo por reflejar


cabalmente la realidad palpable, sino también por otros factores, donde se
destaca especialmente la formación de ciertas corrientes o modelos de cómo
interpretar la realidad que surge de aplicar la investigación en el área educativa.
Referencias Bibliográficas

Carmen García Guadilla.(1987). Producción y Transferencia de Paradigmas


Teóricos en la Investigación Socio-Educativa. Series Ensayos. Fondo editorial
Tropykos. Caracas Venezuela.166 p.

Martínez, M. (1997). El paradigma emergente: hacia una nueva teoría de la


racionalidad científica. 2a ed. México. 263 p.

Teorías Sociológicas De La Educación.


http://inicia.es/de/cgarciam/Feito.htm septiembre 2005.

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