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288-2008

Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Salvador, a las diez


horas con veinticinco minutos del día veintiuno de diciembre de dos mil nueve.
Analizada la demanda firmada por el señor Hugo Salvador Zelaya Monteagudo,
junto con la documentación relacionada a folios nueve vuelto, se estima necesario realizar
las consideraciones siguientes:
I. El peticionario manifiesta que desde el mes de noviembre de 1994 desempeñó el
cargo de Jefe del Departamento de Finanzas de la Corte Suprema de Justicia, hasta la
entrada en vigencia de la Ley Orgánica de Administración Financiera del Estado en enero
de 1996, fecha a partir de la cual fungió como Jefe de la Unidad Financiera del Órgano
Judicial.
Sin embargo, relata que mediante Acuerdo número 173 BIS adoptado por Corte
Plena el día 1-III-1996 se resolvió –sin procedimiento previo– removerlo de su cargo
debido a supuestas “… causales de destitución de carácter grave, las cuales no fueron
alegadas, ni probadas ante las instancias correspondientes…”. Asimismo, expone que con
fecha 16-IV-1996 se emitió el Acuerdo número 233 BIS, a través del cual se decidió
suspenderlo de su cargo “… a pesar que aún a esas fechas no se había iniciado en legal y
correcta forma el procedimiento establecido…”.
Así las cosas, el interesado alega que se ha vulnerado el debido proceso porque, en
el presente caso, primero se emitió un acuerdo para removerlo de su puesto y,
posteriormente, se dictó el acuerdo que lo suspendió de éste. Además, alega que si bien la
autoridad demandada ordenó –de conformidad con la Ley Reguladora de la Garantía de
Audiencia de los Empleados Públicos no Comprendidos en la Carrera Administrativa– que
se promoviera un procedimiento ante el Juez Primero de lo Civil de San Salvador, tal juicio
terminó de forma anormal debido a falta de impulso procesal, lo cual se tradujo en la
declaratoria de caducidad de la instancia.
Aunado a lo anterior, aduce que, en atención al puesto que ocupaba hasta ser
destituido, le eran aplicables la Ley Orgánica de Administración Financiera del Estado, su
correspondiente reglamento y la Ley de la Corte de Cuentas de la República, instrumentos
que determinaban procedimientos específicos de carácter administrativo para resolver casos
como el suyo. En ese orden de ideas, relata que el 22-VII-1998 se entabló –con base en la
normativa recién apuntada– un procedimiento “… para determinar el tipo y grado de
responsabilidad por las supuestas faltas graves cometidas en el ejercicio de [su] cargo…”,
sin embargo, relata que dichas diligencias finalizaron “… con la exoneración total de las
supuestas negligencias alegadas…”.

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Con fundamento en lo anterior, el reclamante concluye que se le han vulnerado los
derechos constitucionales de audiencia y estabilidad laboral, este último como
manifestación concreta del derecho al trabajo.
Asimismo, el demandante solicita que: “… los Magistrados que componen la Sala
de lo Constitucional […] se EXCUSEN del conocimiento, intervención y resolución del
presente caso, y por tanto nombren como competentes a los señores magistrados
suplentes…” y agrega que su solicitud no es efectuada con malicia, “… ni por infamar a los
señores magistrados, sino para el aseguramiento del conocimiento y resolución imparcial y
sin prejuicio de la demanda que ahora present[a]…”.
II. Con respecto a la “solicitud de excusa” formulada por el señor Zelaya
Monteagudo, es pertinente mencionar que, en efecto, una de las garantías de la actividad
jurisdiccional regulada en el artículo 186 inciso 5° de la Constitución es la imparcialidad,
en virtud de la cual los Jueces y Magistrados intervinientes en la resolución de las causas
judiciales deben conocer de las mismas sin ningún tipo de prejuicios o intereses
particulares.
En razón de tal exigencia, las figuras que el legislador ha contemplado como medio
de protección para asegurar dicha imparcialidad son la recusación y la excusa, esta última
entendida como el mecanismo a través del cual los funcionarios judiciales deciden motu
proprio abstenerse de conocer ciertos asuntos cuando, entre otros aspectos, éstos poseen
alguna relación con las partes o con el objeto del proceso.
Así las cosas, se aprecia que si bien la petición efectuada por el interesado en el caso
que hoy nos ocupa ha sido formulada –según su parecer– en aras de garantizar la “…
resolución imparcial y sin prejuicio…”, resulta evidente que tal requerimiento fue
planteado a través del cauce procesal erróneo pues, en definitiva, la parte actora pretende
que, a partir de su petición, los magistrados que componen este Tribunal iniciaran el trámite
correspondiente para separarse del conocimiento del presente proceso, circunstancia que –
según lo expuesto en el párrafo que antecede– no corresponde a ninguno de los elementos
que componen a la herramienta procesal de la recusación.
Asimismo, resulta pertinente acotar que, en todo caso, más allá de plantear su
solicitud a través del mecanismo procesal equívoco, el señor Zelaya Monteagudo omite
relacionar los motivos o causas puntuales que justificarían su petición, es decir, únicamente
se ha limitado a pedir las excusas en cuestión sin brindar argumento alguno para respaldar
tal requerimiento.
Por tal motivo, se advierte que la aludida petición carece de los elementos mínimos
para que este Tribunal pueda analizar su contenido y emitir un pronunciamiento orientado a
atenderla; razón por la cual, no resulta procedente acceder a la misma y, en consecuencia,
deberá declararse sin lugar.

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III. En otro orden de ideas, se advierte que el peticionario señala como una de las
actuaciones impugnadas en el presente caso, el acuerdo de fecha 1-III-1996 en virtud del
cual Corte Plena habría decidido removerlo de su cargo sin tramitar un procedimiento
previo a la adopción de tal decisión.
No obstante lo anterior, esta Sala observa que de conformidad con la documentación
anexada a este expediente judicial, el acuerdo en referencia fue emitido para “…
[c]omunicar de inmediato a la autoridad judicial correspondiente, la decisión de es[a] Corte
de removerlo con base en la Ley Reguladora de la Garantía de Audiencia de los Empleados
Públicos no comprendidos en la Carrera Administrativa…”.
En razón de lo expuesto, es claro que el acto recién apuntado carece de carácter
definitivo por tratarse el mismo de un acuerdo mediante el cual la corte demandada se
limitó a informar a las autoridades judiciales competentes acerca de su pretensión de retirar
al ahora peticionario de su cargo como Jefe de la Unidad Financiera del Órgano Judicial.
En consecuencia, resulta imposible controlar la constitucionalidad de tal
pronunciamiento a través del presente proceso de amparo pues, tal como lo ha señalado la
reiterada jurisprudencia de esta Sala –por ejemplo en la resolución del 5-XI-2008 en el
amparo con referencia número 1035-2008– ésta únicamente es competente para controlar la
constitucionalidad de los actos concretos y de carácter definitivo emitidos por las
autoridades demandadas, encontrándose impedida de analizar aquellos actos que carecen de
dicha definitividad, ya que resultaría contraproducente, por constituir un dispendio de la
actividad jurisdiccional, la sustanciación de un proceso cuya pretensión carezca de uno de
los elementos esenciales para su adecuada configuración.
Así las cosas, este Tribunal aprecia que debido a que el objeto material de este
extremo de la pretensión de amparo no está constituido por un acto de autoridad con
carácter definitivo, es necesario proveer el rechazo liminar del mismo mediante la figura de
la improcedencia.
IV. Hechas las precedentes aclaraciones, se advierte que la admisión de la demanda
se circunscribirá estrictamente al control de constitucionalidad del acuerdo número 233 BIS
de fecha 9-IV-1996 emitido por la Corte Suprema de Justicia en Pleno, en virtud del cual se
suspendió al peticionario de su cargo como Jefe del Departamento de Finanzas de dicha
Corte. La referida decisión, habría surtido presumiblemente los efectos de una destitución
debido a que, por un lado, se proveyó con la tramitación de un proceso en el que no se
habría brindado una oportunidad real y efectiva de defensa –por haberse declarado la
caducidad de la instancia en el mismo– y, por otro lado, debido a que tal actuación siguió
vigente aún cuando al peticionario se le aplicó un procedimiento especial con base en la
Ley de la Corte de Cuentas de la República, que determinó la exoneración de las “…
negligencias alegadas…” como motivos de su destitución.

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Lo anterior habría ocasionado al pretensor, la supuesta violación al derecho de
audiencia y a la estabilidad laboral, este último como manifestación concreta del derecho al
trabajo.
V. Respecto a la procedencia de adoptar una medida cautelar en el caso en estudio,
es necesario señalar que el acto reclamado se ha consumado plenamente, pues según lo
expresa el pretensor, a partir de la suspensión laboral sin goce de sueldo que fue
pronunciada en su contra, se le hizo imposible desempeñar sus labores dentro de la
relacionada entidad; situación que evidencia de forma clara la inexistencia de situaciones
que puedan preservarse mediante la adopción de una medida cautelar, por lo que resulta
improcedente, en este caso, ordenar la suspensión de los efectos del acto impugnado.
Ahora bien, habiéndose constatado que la demanda cumple con los requisitos
mínimos de admisibilidad y procedencia establecidos por la jurisprudencia y la legislación
procesal aplicable, esta Sala RESUELVE:
1. Sin lugar la solicitud de excusa formulada por el señor Hugo Salvador Zelaya
Monteagudo, por las razones expuestas en el considerando II de esta resolución.
2. Declárese improcedente la demanda de amparo incoada contra la actuación
apuntada en el considerando III del presente proveído, es decir, el acuerdo de fecha 1-III-
1996 emitido por la Corte Suprema de Justicia en Pleno, debido a que tal actuación no
constituye un acto de autoridad con carácter definitivo.
3. Admítese la demanda incoada por el señor Zelaya Monteagudo, a quien se tiene
por parte, contra el acuerdo número 233 BIS de fecha 09-IV-1996 emitido por la Corte
Suprema de Justicia en Pleno, en virtud del cual se suspendió al peticionario de su cargo,
por la supuesta violación a sus derechos de audiencia y a la estabilidad laboral, contenidos
en los artículos 11 y 219 inciso 2° de la Constitución.
4. Sin lugar la suspensión del acto reclamado, por haberse consumado los efectos
del mismo.
5. Informe dentro de veinticuatro horas la Corte Suprema de Justicia en Pleno, quien
deberá concretarse a expresar si son ciertos los hechos que se le atribuyen.
6. Identifique la autoridad demandada el medio electrónico a través del cual desea
recibir los actos de comunicación.
7. Tome nota la Secretaría de este Tribunal del lugar y medio técnico indicados por
la parte actora para recibir los actos procesales de comunicación, así como de la persona
comisionada para tal efecto.
8. Notifíquese.
---J. B. JAIME---F. MELÉNDEZ--- C.ESCOLÁN---E. S. BLANCO R---PRONUNCIADO POR
LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS.

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