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SOBRE LA PSICODINÁMIA DEL DUELO Y LA MELANCOLÍA A LA

LUZ DEL MATERIAL CLÍNICO

Lic. Daniel Iván Leza C.


Saltillo Coahuila a 09 de enero de 2019

INTRODUCCIÓN

Duelo y melancolía (1917/1992) es un texto en el que mediante el recurso de


modelado de la patología a través de un fenómeno normal, el duelo, Freud
desvela los mecanismos por los que se genera el estado melancólico. Este
desvelamiento no es producto de una transcripción directa de lo ocurrido en el
duelo hacia la melancolía. La puesta en juego de regresión al narcisismo propio de
la fase oral, con su ambivalencia hacia los objetos y la tendencia a su
incorporación representada por la identificación dan a melancolía su cariz tan
particular en el que traslucen pulsiones agresivas dirigidas al sí mismo.

En su introducción al texto Strachey señala la conexión de este como una


continuidad de la teoría del narcisismo planteada por Freud en otro lugar y
puntualiza los ya brevemente mencionados aspectos dinámicos que se ponen en
juego en la producción de la melancolía. El presente trabajo toma nota de dichas
puntualizaciones y apuntalado en las mismas buscará ilustrarlas mediante la
articulación del texto Freudiano con un caso clínico del autor. Se realizará una
presentación general del caso y conforme se avance en la exposición de los
mecanismos subyacentes a la melancolía se buscará ilustrarlo con el caso en
cuestión.
JUSTIFICACIÓN

Para la tarea de ilustración planteada se ha elegido el caso de S. una mujer


soltera de 34 años que buscó atención terapéutica por encontrarse en un estado
depresivo importante. De entre varios casos con presencia de un cuadro cercano
al descrito por Freud para la melancolía se eligió el de S. debido a que a diferencia
de los otros en este no se presenta la coincidencia de una pérdida real como
precipitante del estado melancólico, sino que el mismo apareció después de que
S. sufriera una caída y se lesionara el brazo derecho. Se considera que el caso
puede mostrar de forma clara y en varios sentidos el funcionamiento de la
identificación, el narcisismo y la agresión, pues no sólo se encuentran en juego en
la melancolía si no en los intentos maniacos de triunfo sobre los objetos, de los
cuales S. también presenta muestras.

DESARROLLO

Como ya se mencionó S. acudió a consulta aquejada por un estado depresivo


importante que le sobrevino tras caer de una escalera y lesionarse el brazo
derecho. Acudió a su primera cita con una marcha lenta y pesada, con
movimientos lentos y afecto disminuido. Se encontraba desaliñada, con el cabello
revuelto y usando una especie de blusón holgado hecho de una tela ligera y con
transparencia, su ropa interior se podía distinguir a través de esta tela. Su
conducta social al llegar a la entrevista y durante la misma fue poco convencional,
al parecer acudir a terapia le costaba trabajo, se condujo de forma distante y
respondía a las interacciones sociales con monosílabos. Esto se modificó
abruptamente al pedirle que hablara del motivo de su consulta pues entonces
rompió en llanto y refirió sentirse arruinada, una basura, una perdedora y no poder
ni querer hacer algo para sentirse mejor. Refirió querer morir. Dijo que en otros
momentos de su vida se había sentido de forma similar pero menos acentuada y
que se había podido recuperar actuando de forma positiva y adhiriéndose a
recomendaciones que terapeutas anteriores le habían dado. Las recomendaciones
que señaló tenían que ver con la valoración de aspectos buenos de su vida, la
activación física y rituales de escritura y destrucción de lo escrito, no habían
funcionado.

S. estudió una carrera relacionada con los negocios y la administración, se


encontraba desde hace aproximadamente un año trabajando en un negocio propio
que refirió inició sin recurso alguno. Se trataba de un negocio de venta de comida
ubicado cerca de una zona industrial. Explicó que consiguió el local por medio de
convencer al dueño de permitirle usarlo, arreglarlo y prometerle el pago de renta a
futuro, que buscó patrocinios para el mobiliario y comenzó a comprar sus
materias primas con un préstamo que le hizo su madre. Ella se encontraba
pintando su local cuando cayó de la escalera, tras dicho evento le sobrevino el
estado melancolico.

El negocio de S. se encontraba en números rojos prácticamente desde su


apertura y ella deseaba obtener ayuda de sus familiares y amigos mediante
inversiones para poner al corriente sus deudas, manifestaba gran enojo porque las
personas le sugerían renunciar a su empresa ya que realmente no le producía
ganancias.

Freud (1917/1994) caracterizó el estado melancolico de la siguiente forma

Se singulariza por desazón profundamente dolida, cancelación del interés


por el mundo exterior, pérdida de la capacidad de amar, inhibición de la
productividad y rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en
autoreproches y autodenigraciones y se extrema hasta una delirante
expectativa de castigo. (pp 242)

S. indicó que antes de caer de la escalera se encontraba preocupada y


atareada en buscar reactivar su negocio y se animaba con frases positivas y que
realmente se sentía bien. Tras la caída permanecía dormida gran parte del día,
tenía la tentación de volver a beber alcohol, pensaba en lastimarse y
constantemente pensaba que era una fracasada y se acusaba de no servir para
nada y ser una mala persona. Se volvió un ejemplo claro del cuadro descrito por
Freud y ocupó no poca parte del tiempo de las sesiones en referir estas críticas
sobre sí misma.

Según lo indica Freud las diferencias observables entre el duelo y la


melancolía son la identificación clara de una pérdida en el duelo y la no
identificación de esto en la melancolía, la disminución del sentido de sí en la
melancolía mientras que en el duelo lo afectado es el sentido del mundo. Freud
señala también que un fenómeno más que puede observarse en la melancolía es
la presencia de una bipartición del yo en la cual se toma a sí mismo como objeto y
emite juicios mordaces sobre sí mismo al grado de poder actuar en contra de la
más básica de las pulsiones, la de mantenerse el organismo con vida.

La atención sobre los reproches que S. se dirige muestra que los mismos
están dirigidos por una instancia juzgadora de su yo sobre el resto de su yo. Se
advierte que la conducta y forma de ser que se reprocha es justo la opuesta a la
que anteriormente se adjudicaba, señaló sentir que había perdido esa forma de
ser positiva y capaz de resolver cualquier problema. S. mostró una pérdida de una
imagen de sí misma idealizada a partir de que su caída como evento súbito y que
le incapacitó le confrontó con la distancia existente con su visión ideal de sí ya que
las condiciones de su negocio no la confirmaron. Existe un dolor narcisista.

Esta pérdida ofrecida por S. como explicación de su estado resulta en un


anzuelo el cual, de morderlo, obstaculizaría descubrir otras determinantes de su
estado. Cómo lo señala Freud (p. 243) en la melancolía, a diferencia de en el
duelo, el objeto que se pierde se encuentra sustraído de la consciencia. S.
presentaba como causa de su estado la pérdida de su estado idealizado siendo
que esta pérdida era realmente sólo el efecto de otra pérdida, una de carácter
inconsciente.
Freud explica de la siguiente forma el mecanismo de la melancolía:

Hubo una elección de objeto, una ligadura de libido a una persona


determinada; por obra de una afrenta real o un desengaño de parte de la
persona amada sobrevino un sacudimiento de ese vínculo de objeto... La
investidura de objeto resultó poco resistente, fue cancelada, pero la libido
libre no se desplazó a otro objeto sino que se retiró sobre el yo. Pero ahí
no encontró un uso cualquiera sino que sirvió para establecer una
identificación con el objeto resignado. La sombra del objeto cayó sobre el
yo, quien en lo sucesivo pudo ser juzgado por una instancia particular
como un objeto, como el objeto abandonado. (pp. 247)

De acuerdo a este esquema S. dirige hacia sí los autoreproches desde un yo


alterado por la identificación con un objeto al cual anteriormente se encontró fijado.
La historia del desarrollo de S. reveló que durante su infancia vivió únicamente con
su madre y un hermano varios años mayor a ella, que su padre le desconoció
como hija y no tuvo trato con ella, mientras que su hermano sí. Su madre
trabajaba por largas jornadas, quedándose sola en casa la pequeña S. ya que su
hermano no la acompañaba y salía de casa para pasar las tardes en casa de su
abuela paterna, donde ella no era bienvenida. Indicó que de esta forma fue víctima
de abuso sexual por 2 personas diferentes primero cerca de los 5 años de edad y
después al encontrarse cercana a la adolescencia. De forma sorprendente al
hablar de estos aspectos de su vida S. lo hace buscando siempre disculpar a su
madre y dando muestras de reconocimiento y admiración a ella por haber logrado
superarse laboralmente y sostenerla a ella y su hermano proviniendo de un origen
humilde. Las vebalizaciones de S. respecto de su madre eran por lo menos poco
objetivas, señalaba constantes faltas de cuidado hacia ella y que aun en el periodo
de enfermedad le arengaba con frases motivacionales desestimado sus dolencias
y la instaba a trabajar y superar sus problemas rápido. En una ocasión comentó “
mi mamá me dijo que le pregunte cómo hacerle para ya ser felíz y dejarme de
cosas”. Resultó evidente la repulsa de S. a manifestar afectos adversos hacia su
madre, la identificación que había realizado con la forma de juzgarla de ella y la
colocación en que su yo se encontraba como un objeto abandonado y sin valor.

Lo anterior puede resumirse como sigue. A fin de conservar el objeto amado el yo


se identificó con este y desde esta identificación (asimilada al Súper Yo) sojuzga al
propio yo el cual se identifica también con la cualidad del objeto al cual se dirige el
yo juzgador. Esta identificación permite en una operación la conservación del amor
hacia el objeto con el que se ha identificado el yo y al mismo tiempo la agresión a
dicho objeto por no ajustarse a la investidura libidinal. Es decir que la pérdida real
de S. correspondía a la pérdida de la madre nutricia, su madre no se ajustó a esa
expectativa y la niña S. se identificó con el objeto abandonado a la par que
conservó la imagen de la madre nutricia mediante la identificación.

Finalmente, ya que la identificación es un mecanismo del orden del


funcionamiento oral en el que la ambivalencia está presente y desde esta se
regula el narcisismo del sujeto melancólico, se puede indicar que para la presencia
de melancolía es prerrequisito la presencia de una personalidad con una fuerte
fijación en la oralidad, es decir se trata de una estructura seguramente pre edipica.

CONCLUISONES

A pesar de que Freud señala la existencia de la estructura melancólica lo


observado con la lectura de su texto lleva a pensar que tal estructura no es otra
cosa que la presencia de una fijación importante en el desarrollo a la etapa oral,
probablemente una fijación por déficit, la cual dificulta la superación de la
ambivalencia en la relación de amor con el objeto conduce a la sustitución del
amor objetal por la elección de objetos narcisistas y la identificación. El yo
identificado con el objeto no integrado (es decir aun ambivalente) conservará esta
ambivalencia en relación consigo mismo desde su instancia súper yoica y con los
demás en sus contactos interpersonales. En el caso de S. se observa la
identificación operando en la relación con su negocio en el cual se mantenía a
pesar de que le ocasionaba más dificultades que bienestar.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Freud, S. (1917/1994), Duelo y melancolía, en Obras Completas, Tomo XIV,


México: Amorrortu. Pg. 235-256

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