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Palabras de Ángel Gurría ,Secretario General

Camino Real Polanco,16 de junio, 2009

Estimado Señor Embajador, señor Sub Secretario, Director del Conacyt, Señores
Secretarios de Desarrollo Económico de los estados, señoras y señores:

Es un gran placer para mí venir a México a presentar este "Estudio de la OCDE para la
innovación regional en 15 estados mexicanos". La innovación ha sido responsable de
buena parte de la mejoría en los niveles de vida de los países de la OCDE durante el
último siglo. Por ello, no es nada sorprendente que este sea uno de los temas prioritarios
para la Organización. Nuestra Estrategia de Innovación, actualmente en proceso de
instrumentación, es la respuesta de la OCDE a la creciente importancia de este tema.

En estos tiempos difíciles de crisis financiera y económica global, los gobiernos a


menudo enfrentan la tentación de reducir el gasto en innovación y a utilizar sus esfuerzos
de estímulo fiscal sólo para proyectos listos para ejecutarse. Esta actitud no nos llevará
muy lejos. Sabemos muy bien que la inversión en innovación ²en las personas, los
lugares, el conocimiento y en la transferencia de ese conocimiento² es una condición
indispensable para el crecimiento económico a largo plazo.

Asimismo, todas nuestras medidas orientadas hacia la recuperación, como por ejemplo
las reformas financieras que están poniéndose en marcha, también tendrán impacto sobre
la innovación. Debemos asegurarnos que se trate de un impacto positivo. Como expresé
hace unos días en un foro sobre innovación en la Conferencia de Montreal, en la OCDE
consideramos que esta crisis es una gran oportunidad para fortalecer nuestras estrategias
y políticas de innovación.

Hace algunos meses, ante el presidente Calderón y seis Secretarios de Estado, presenté
algunas de las principales conclusiones derivadas de un estudio de la OCDE sobre
política de innovación en México a nivel nacional. Hoy, compartimos con ustedes los
resultados de la siguiente fase de este compromiso, el Estudio de Innovación Regional de
la OCDE.

El interés en este Estudio fue tan grande que se contó con la participación de 15 estados,
lo que implicó la realización de reuniones con cientos de funcionarios encargados del
diseño de políticas, académicos de universidades y centros de investigación y ejecutivos
de empresas de todo el país; fue una movilización sin precedentes en torno a un proyecto
de la OCDE.
Aprovechemos este impulso para avanzar. Pero avancemos basados en los hechos
objetivos. Y en este Estudio, los hechos revelan un reto de gran magnitud y un largo
camino por recorrer.

1. De ³hecho en México´ a ³creado en México´: un salto cuántico

Entre los países de la OCDE, México es uno de los principales exportadores de equipo
relacionado con las Tecnologías para la Información y la Comunicación. Sin embargo, se
encuentra en el nivel más bajo de la mayoría de los indicadores utilizados para medir el
desempeño en el renglón de ciencia, tecnología e innovación.

Necesitamos promover juntos un cambio radical en la forma de pensar, para pasar del
concepto de ³hecho en México´ al de ³creado en México´. En otras palabras, en lugar de
ser una plataforma estratégica para el mero ensamblaje de bienes con base en partes y
especificaciones del exterior, los enfoques de política y la cultura deben orientarse hacia
la innovación en la forma de nuevos productos y servicios.

Esto resulta aún más apremiante al observar que otras economías emergentes ya están
logrando este cambio. En la región de Shanghái, por ejemplo, la intensidad del gasto en
investigación y desarrollo en su economía ya superó la de la gran mayoría de las regiones
de la OCDE.

¿Cómo podemos lograr esa transición? Se requiere de estrategia, tiempo, entrega,


recursos, amplia voluntad política y de un cambio cultural para visualizar a México como
líder mundial en ciencia y tecnología. Y esto no sucederá sin movilizar los sectores
público y privado, así como a la sociedad civil de todos los estados de México.

2. De políticas de innovación pasivas a políticas de innovación activas a políticas de


innovación con sensibilidad regional

México ya ha dado pasos decisivos para mejorar su política de innovación. En línea con
las recomendaciones del estudio nacional de la OCDE, hemos observado a lo largo del
año pasado un cambio en la combinación de políticas que apoyan la innovación en
México.

Mientras que en el pasado una gran proporción de recursos para innovación se


canalizaba en forma de créditos fiscales para la investigación y el desarrollo a un número
limitado de empresas y regiones, hoy algunos de estos créditos se han transformado en
nuevos programas. Este paso de programas pasivos a programas activos para la
innovación es una medida crucial para favorecer la innovación en México, especialmente
en estos tiempos de crisis.

El Estudio que presentamos hoy hace hincapié en la necesidad de una transición


adicional, que adapte mejor las políticas a las diferencias regionales en el renglón de la
innovación. Es importante destacar que este es aún un terreno nuevo en la OCDE, pues a
menudo quienes se encargan del diseño de políticas no consideran las implicaciones
regionales de su trabajo. Con este Estudio, realizado con su valioso apoyo, estamos
equipando a México con una herramienta de política pública de vanguardia para enfrentar
un reto estructural de gran envergadura, en un momento muy oportuno.

En México, la brecha entre los estados con el mejor y el peor desempeño es más amplia
que en otros países de la Organización. El país registra, por ejemplo, una de las
disparidades inter-regionales más altas en la OCDE en educación terciaria. También tiene
uno de los niveles más altos de diferencias de productividad entre regiones (en términos
de PIB por trabajador).

Asimismo, existe una notable concentración regional de indicadores de innovación. Más


del 40 por ciento de los investigadores de alta calidad están en el Distrito Federal. Estos
elementos fomentan la concentración del ingreso y debilitan la competitividad nacional y
los esfuerzos de desarrollo. De otro México estuviéramos hablando si ese 40 por ciento
estuviera ubicado en el Sureste mexicano.

En algunos de los estados tradicionalmente exitosos, vemos que puede haber


condiciones necesarias pero no suficientes para sistemas regionales poderosos de
innovación. Por ejemplo, muchos estados mexicanos han mostrado una especialización
cada vez mayor desde el inicio del TLCAN y la especialización ayuda. Pero la
especialización no significa que la vinculación esté en su lugar ± estos necesitan ser
cultivados.

Si bien los flujos de IED han cambiado de la región del centro de México hacia los estados
fronterizos del norte, siguen estando concentrados en algunas regiones. Además, estos
flujos no dan lugar necesariamente a un mayor derrame de ciencia y tecnología (C&T), ya
que son las empresas locales grandes las que hacen la mayor inversión en C&T, no las
empresas con capital extranjero.

Como sabemos, para la innovación es muy importante el lugar, las personas, las
inversiones y la forma en que todo esto se combina, por lo que no podemos pasar por alto
estas brechas inter-regionales. La naturaleza de la innovación ha cambiado y requiere de
mayor colaboración entre firmas, instituciones de investigación y otros actores. México
puede hacer mucho por garantizar que la innovación sea una herramienta de
competitividad en las regiones, y su geografía de la innovación es crucial.

No todas las regiones de México, o de la OCDE, pueden o deben convertirse en Silicon


Valleys. Debemos ser realistas. Sin embargo, todas las regiones necesitan encontrar
oportunidades para hacer que la innovación sea un elemento relevante en sus realidades
económicas. Todas ellas requieren de las herramientas para adaptar el conocimiento,
donde quiera que este se produzca, a productos y servicios comercializables.

3. Cómo hacer para que funcione esta transición regional

¿Cómo hacen la mayoría de los países de la OCDE para que este enfoque regional de la
innovación funcione?
A nivel nacional, se pueden desarrollar políticas con una mayor colaboración de las
diversas regiones, de modo que puedan comprenderse las posibles consecuencias de las
mismas. También existen políticas a nivel nacional con enfoques espaciales explícitos,
como las políticas que fomentan el desarrollo de clusters y sistemas regionales de
innovación.

El nivel de gobierno regional a menudo está más cerca de las personas relacionadas con
la innovación. De aquí que sea más capaz de apoyar la colaboración entre estos grupos y
personas. También está en mejor situación para identificar el tipo adecuado de
inversiones públicas para apoyar los esfuerzos regionales y resolver los cuellos de botella.

Cuando presenté el estudio de innovación nacional de México, discutimos


recomendaciones políticas para construir un sistema de innovación nacional más fuerte.
En este contexto, las disparidades regionales fueron vistas como una amenaza para el
sistema nacional.

El presente estudio analiza el desempeño y las acciones de política para disminuir estas
brechas. También examina como el marco de la política nacional influye en su
desempeño. Con base en las inversiones, los vínculos y los logros de la innovación, los
estados fueron comparados con otras regiones de la OCDE utilizando la Base de Datos
de Innovación de la OCDE. Sin embargo, dada la ausencia de datos subnacionales en
muchos de los indicadores más relevantes ņlo que el estudio recomienda atenderņ es
difícil no solamente comparar a los estados mexicanos con otras regiones de la OCDE,
sino medir el progreso de México a lo largo del tiempo.

En términos del marco de política nacional, este estudio destaca cuatro puntos clave para
dar un mejor apoyo a la competitividad regional a través de fortalecer los sistemas de
innovación:

Primero, la competitividad regional no es dominio de ninguna secretaría y requiere de


coordinación a lo largo del gobierno federal. Existe un gran número de componentes para
hacer exitosos los sistemas de innovación regional, tales como infraestructura para C&T,
instituciones educativas, empresas fuertes e innovadoras ņno solamente grandes
empresas, sino también Pymes fuertes. En muchos países de la OCDE existe un
"encargado" a nivel nacional para atender esto. Puede ser la Secretaría de Economía u
otro actor ± pero la competitividad regional requiere de mayor atención a nivel federal.

Segundo, los estados necesitan incentivos financieros para hacer la transición de "hecho
en México" a "creado en México". Tal fondo federal no necesariamente requiere de dinero
adicional; requiere de una reorientación del gasto en programas existentes cuando los
objetivos son similares. Y requiere de flexibilidad para diferentes tipos de regiones y
clusters que no necesariamente estén disponibles en los actuales programas. Para
promover políticas activas en los estados, sería conveniente emparejar co-finaciamientos
de los sectores regionales, locales y privados.
Tercero, tales incentivos financieros requieren de evaluación y monitoreo de su
desempeño. Los estados iniciarán de diferentes puntos en términos de capacidad
industrial, científica y el grado de vinculación entre los actores en el sistema de innovación
regional. Los estados no sólo necesitan ser juzgados en términos de su posición relativa
con otros estados, sino más bien con relación al progreso en alcanzar metas realistas.
Mecanismos para sancionar y premiar deberán acompañar estas iniciativas.

Finalmente, estos incentivos deben ayudar a construir la capacidad de pensamiento


estratégico y de alinear proyectos estratégicos. Un fondo que incluye financiamiento para
el desarrollo de estrategias de innovación regional llena una brecha dejada por el
financiamiento basado en proyectos ņ países como Reino Unido y Francia ya han hecho
esto. La capacidad subnacional es un área en curso que apoya la OCDE, incluyendo el
trabajo en materia de reforma regulatoria con la Secretaría de Economía y el IMCO para
construir herramientas que mejoren la capacidad regulatoria subnacional.

El estudio que aquí presentamos da ejemplos de otros países de la OCDE que ilustran
como esos fondos a nivel nacional funcionan en la práctica. Y existen ejemplos de
programas prometedores justo aquí en México. Para complementar el apoyo existente
para los estados, por ejemplo, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT)
acaba de crear el FORDECYT (Fondo Institucional de Fomento Regional para el
Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación). El programa ofrece una aproximación
flexible para apoyar el desarrollo regional atendiendo tanto a las regiones geográficas
(municipios colindantes o estados) como a las regiones temáticas (grupos de municipios o
estados que comparten un problema).

Este estudio también hace recomendaciones específicas a nivel estatal. Debo antes decir
que existen un amplio número de acercamientos innovadores surgidos en los estados que
pueden ser considerados como mejores prácticas y que ofrecen lecciones para otras
regiones de la OCDE. Estas iniciativas locales deben ser reconocidas y felicitadas.

Existen, por supuesto, áreas por mejorar. En sus estrategias de competitividad, muchos
estados se están esforzando por hacer los negocios ³como de costumbre´, pero mejor.
Pero podrían estar haciendo negocios de una forma diferente, innovadora. Y
generalmente estas estrategias de competitividad están más orientadas a competir con
otros estados mexicanos que en identificar las verdaderas ventajas competitivas y los
nichos de mercado en la economía global. Los consejos de C&T estatales, por ejemplo,
podrían jugar un papel mayor en los esfuerzos de competitividad para aumentar el
prestigio de la innovación.

Y dada la falta de masa crítica en muchos clusters, también es recomendable que los
estados financien conjuntamente programas para clusters con sus vecinos. Las políticas
podrán detenerse en las líneas estatales, pero las relaciones comerciales no. Las políticas
nacionales también podrían promover mejor estas colaboraciones inter-estatales.
Por ello, tanto el nivel nacional como el regional deben trabajar conjuntamente hacia esta
meta común que es mejorar el desempeño de la innovación en México y el crecimiento
económico en todas las regiones. En México, los enfoques de continuidad, cooperación y
de innovación entre sectores requieren todos el fomento tanto a nivel federal como
estatal.

41 por ciento del PIB de México se concentra en sólo 10 por ciento de sus regiones. Esta
concentración de la actividad económica se relaciona en gran medida con la capacidad de
innovación en cada región, pero también con la sensibilidad regional de las políticas de
innovación. La crisis actual y las medidas decisivas tomadas por el Gobierno Mexicano
para enfrentarla ofrecen una gran oportunidad para diseñar un enfoque de política
coordinada de desarrollo regional con base en la innovación.

La OCDE sin duda apoyará este esfuerzo en línea con el mandato de nuestra última
Reunión Ministerial sobre Desarrollo Regional que se realizó en París en marzo pasado,
con la intención de contribuir a que todo tipo de región sea más innovadora. El trabajo
actual de la OCDE en cuanto a la innovación regional, al que México ha contribuido,
seguirá generando lecciones para los gobiernos nacionales y regionales en toda la
Organización.

En este estudio participaron 15 estados. Hoy, este número tiene otro significado especial.
También es el número de años que México lleva como miembro de la Organización.
Durante este tiempo, México ha participado en un sinnúmero de estudios. Este que
presentamos hoy es símbolo del trabajo que hemos hecho, estamos haciendo y
seguiremos haciendo con México.

Muchas gracias

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