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Dado que esta es nuestro primer acercamiento al nivel, les pedimos que inicien la clase con una

reflexión o un conversatorio de 20 minutos sobre lo que significa la virtud de la fe, la importancia de


conocerla, conservarla y confesarla, y en este sentido, meditar la importancia de estar formados para
defenderla.
Durante este nivel estaremos leyendo el libro “Roma, dulce hogar” de Scott y Kimberly Hahn1 con el fin
de profundizar el tema y mantener nuestro corazón encendido, sin perder de vista que el fin de
nuestra formación es conocer, amar y servir mejor al Señor.
Todas las clases montadas por el Centro de Formación no pretenden coartar el Espíritu, sino que son
una ayuda para que el Formador tenga los lineamientos para desarrollar el tema, pero este debe ser
nutrido por el predicador. El Formador debe orar y preparar la clase.

Apologética es la defensa de la fe (no ataque). Es una parte de la teología que busca explicar lo que
creemos y hacemos como católicos, y expone los errores para proteger la ingratitud de la fe. Tiene
por objeto “la exposición de los motivos de credibilidad, o sea las razones y argumentos que
demuestran ser la fe razonable”(Royo Marin, 1961)2. Es, como decía San Agustín, “creo para entender
y entiendo para creer mejor”3.
Hoy en día la fe está siendo bombardeada por todos sus flancos, por lo que se hace apremiante
recurrir al estudio de la apologética: “hay que razonar la fe. Si Dios nos ha dado la razón es para que
la usemos. Debemos ser creyentes bien formados que sabemos lo que creemos y porqué lo creemos”
(Loring, 1993)4
El estudio de apologética puede ser considerada también como un mandato de nuestro primer papa
cuando nos dice: “Al contrario, dad culto al Señor en Cristo, en vuestros corazones, siempre dispuestos
a dar respuesta de todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1 Pe 3, 15).

1
A la fecha se encuentra disponible para descargar en:
http://www.diostellama.com/archivos/enciclicaspatristicaapologetica/apologetica/41scotthahn_romadulcehog
ar.pdf
2
Royo Marin, A. (1961). Jesucristo y la vida cristiana. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos.
3
Cf. Cartas 120,2.8
4
Loring, J. (1993). Para salvarte. Quito: Fundación Jesús de la Misericordia.

Jessica Barrera Dakenid Serna

28/01/2013 31/01/2015
Muchos fueron mártires por esto (cf. Mt 10, 12-16).

Niveles de la
Apologética

No creyentes Creyentes

Ateos No Cristianos Cristianos

Agnósticos Judíos Católicos Protestantes

Romanos Sectarios o de
Musulmanes Históricos
(occidente) "garaje"

Ortodoxos
Budistas Luteranos
(oriente)

Otras religiones
Calvinistas
orientales

Testigos de
Anglicanos, etc.
Jehová

La apologética que vamos a estudiar en este nivel es la dirigida a nuestros hermanos cristianos
protestantes, y algunos temas pueden ser aplicables a los Testigos de Jehová.

La apologética se fundamenta principalmente en cuatro fuentes:

Jessica Barrera Dakenid Serna

28/01/2013 31/01/2015
a) Sagradas Escrituras: La Biblia, incluyendo los libros deuterocanónicos, es la principal fuente
de Revelación del designio de Dios con su pueblo, la Sagrada Escritura es el mismo Cristo,
Verbo hecho carne (cf. Jn 1, 14)
b) Magisterio y argumentos teológicos: Las enseñanzas de la Iglesia Católica, única Iglesia
instituida por Cristo, son fuente de la verdad divina, pues como lo enseña San Pablo, la Iglesia
es “columna y fundamento de la verdad” (I Tim 3, 15)
c) Historia: Los argumentos históricos son de gran peso en esta disciplina.
d) Sentido común: No hay argumentos más convincentes e imbatibles que los que nos presenta
nuestra propia razón.

Remitimos algunos apuntes sobre la conferencia que sobre este tema da el Pb. Flaviano Amatulli5.
Recomendamos ver los videos de este sacerdote y gran apologista.

Los hermanos separados están entrenados para confundir a los católicos, por lo que generalmente
ellos quieren solamente hablar y no escuchar, entonces al momento de entablar un diálogo
apologético con ellos debemos aplicar algunas normas para la defensa de la verdad, normas para
evitar la confusión. Estas deben ser puestas en claro antes de iniciar la conversación.
1) Uno por uno, que hable uno solo: Para entablar un diálogo apologético es fundamental que
solamente se dé entre dos personas, una de parte de la Iglesia Católica y otra de parte de la
otra denominación, esto, fundamentalmente, para mantener el orden.
2) Un solo tema bien definido: Se debe aclarar sobre qué tema va a basarse la conversación,
¿de las imágenes? Entonces, solamente se habla de imágenes, ¿de la Iglesia? Entonces,
solamente se habla de Iglesia, ¿de la confesión? Entonces solamente se habla de confesión.
Nada de estar saltando de tema en tema.
3) Tiempo definido, tiempos iguales: Antes de iniciar la conversación se debe acordar el tiempo.
“No, para Dios no hay tiempo, hay que dedicar todo el tiempo necesario”, así dicen los
miembros de las sectas para engañar, pero ¿qué pasa? El católico ingenuo de buena fe cree y
el testigo de Jehová comienza a hablar: habla y habla sin permitir intervenir al católico, y
después de media hora o de una hora dice el Testigo de Jehová:“disculpe hermano, se me
había olvidado que tengo un compromiso y me tengo que ir, la próxima vez le escucho”,

5
Amatulli, F. (2000). Normas para dialogar con los hermanos separados. Obtenido de Aposotoles:
http://es.youtube.com/cp/vjVQa1PpcFM20jLBhKLukDChLlLt52Lun3b23vnXbQM=

Jessica Barrera Dakenid Serna

28/01/2013 31/01/2015
después de una semana regresa otra vez y empieza otra vez otro tema sin dejar hablar al
católico y de nuevo ”hermano discúlpame, tengo que irme, tengo un compromiso”. Pasa una
semana, pasa un mes, pasa un año, el testigo de Jehová siempre hablando y el católico se
queda como el Chango: colgando; nunca habla, nunca dice nada. Para evitar esto entonces:
tiempo determinado.Primero habla uno el tiempo estipulado y el otro escucha, luego habla el
otro el mismo tiempo y el uno escucha, respetando el tiempo para que se pueda entender
bien el punto de vista.
4) Espacio para preguntas y respuestas: Después de que ambos hayan expuesto su punto de
vista, los que escuchan pueden hacer preguntas en un momento reservado para esto. A cada
pregunta responde el católico y el protestante, los dos. Hace la pregunta al católico, contesta
el católico pero también después el hermano separado permitiéndole opinar también a él.
Hace la pregunta al hermano separado, contesta él, después contesta el católico y la gente
escucha, cada quien va formando su opinión, pues los testigos después de escuchar al
católico y escuchar al hermano separado, pueden tomar su decisión. Luego de hacer esto se
puede pasar a otro tema.
5) Tener testigos o grabaciones: el diálogo no se hace a solas, especialmente si lo realiza un
sacerdote, una religiosa o un catequista porque los hermanos separados están entrenados
para engañar y decir mentiras. Tu por ejemplo de buena fe lo recibes, platicas, pensando que
es una cosa seria de buena fe… no, él se va y dice:“esa persona no contestó nada, no sabe
nada de biblia”. Entonces el diálogo se tiene que hacer frente a la gente, que la gente
escuche, para evitar engaños el diálogo se hace públicamente.
6) Hablar con humildad, prudencia, confianza y VERDAD: Aunque estamos seguros de vivir en
la Verdad que es Cristo mismo, en ningún momento debemos sentirnos superiores o
despreciar a nuestros hermanos separados. En la humildad de nuestro ejemplo podemos
convencer más que en palabras (aunque ciertas) soberbias. También, debemos confiar en
Dios que promete a sus apóstoles que el Espíritu Santo les dará las palabras adecuadas para
hablar ante los hombres cuando les pidan cuentas de su fe (cf. Mt 10, 19-20) y es muy
importante para esto orar en nuestro interior pidiendo el auxilio divino.

Leer la presentación, el prefacio, la introducción y el capítulo 1 (De la cuna a Cristo) del libro “Roma,
dulce hogar” de Scott y Kimberly Hahn.

Jessica Barrera Dakenid Serna

28/01/2013 31/01/2015

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