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Erasmo de Róterdam
Las primeras teorías pedagógicas de la historia se basaban en la premisa
de que el objetivo de la enseñanza no es el aprendizaje en sí mismo.
Por el contrario, lo que se valoraba eran las características que este
proceso modelaba: la inteligencia, las actitudes y los valores. Así, la
enseñanza servía sobre todo para disciplinar la mente y crear mejores
personas.
Este modelo era el que se seguía en la antigüedad grecorromana, donde se
instruía a los ciudadanos en materias como lógica, retórica, música,
gramática y astronomía. La enseñanza se basaba en la imitación y la
repetición, y el profesor tenía autoridad absoluta sobre sus alumnos.
Más adelante, en el Renacimiento, escuelas como la de los Jesuitas y
pensadores como Erasmo de Róterdam modificaron ligeramente esta teoría
pedagógica.
Para ellos, el aprendizaje tenía que estar precedido de comprensión, por lo
que el papel del profesor era preparar el material de tal manera que los
alumnos lo entendieran lo mejor posible.
Este enfoque se siguió utilizando durante muchos siglos, y hoy en día
todavía es el predominante en algunas escuelas. El énfasis en la disciplina
como manera de desarrollar la mente y el carácter todavía está presente en
muchos modelos de enseñanza por todo el mundo. Sin embargo, este
modelo ha recibido también una gran cantidad de críticas.
Teorías naturalistas
Rousseau
Una de las primeras teorías pedagógicas que ofrecieron una alternativa a la
de la disciplina mental fue el enfoque naturalista. Esta forma de entender la
enseñanza cree que el proceso de aprendizaje se da de manera natural,
debido a la propia forma de ser de los niños.
Según las teorías naturalistas, el papel fundamental del profesor es crear
las condiciones adecuadas para que los niños puedan aprender y desarrollar
todo su potencial.
Así, se le quita importancia a la transmisión de conocimientos puros, y se
pone mayor énfasis en la adquisición de diferentes experiencias por parte
de los alumnos.
Algunos de los autores más importantes de esta corriente fueron Rousseau,
con su teoría del buen salvaje, y Pestalozzi. Ambos promovían una
reducción del aprendizaje formar a la vez que se fomentaban las
experiencias naturales. Por otro lado, creían que era necesario animar a los
niños a aprender y a utilizar sus propios recursos.
Las teorías pedagógicas naturalistas son prácticamente imposibles de
aplicar en el mundo moderno. Sin embargo, muchos de sus principios se
siguen utilizando en el sistema educativo actual.
Teorías asociacionistas
Jean Piaget
Una de las corrientes que más influencia ha tenido en el desarrollo de la
pedagogía como disciplina es el asociacionismo. Para sus autores, el
aprendizaje básicamente consiste en crear asociaciones mentales entre
diferentes ideas y experiencias. Sus autores pensaban que nacemos sin
ningún tipo de conocimiento, y tenemos que construirlo con los años.
Algunos de los autores más importantes de esta corriente fueron Johann
Herbart y Jean Piaget. Ambos hablaron de los mecanismos que
supuestamente utilizamos para construir conocimiento a través de nuestras
experiencias; por ejemplo, asimilación y acomodación, ideas ambas que
siguen muy presentes en las teorías del desarrollo actuales.
En cuanto a la pedagogía, las teorías asociacionistas defienden que la mejor
manera de lograr que los alumnos aprendan es relacionando los nuevos
conocimientos con los que ya poseen los alumnos.
De esta manera, el trabajo del profesor es preparar cada clase de manera
que todos los nuevos aprendizajes estén asociados entre sí.
Hoy en día, se piensa que la pedagogía derivada de la corriente
asociacionista es demasiado restrictiva para los niños, y no deja lugar a
ningún tipo de creatividad ni exploración. Aun así, algunos de sus ideas
siguen aplicándose en las aulas de las escuelas contemporáneas.
Teorías conductistas
Conclusión
En este artículo hemos visto varias de las teorías pedagógicas más
importantes que han ido surgiendo a lo largo de la historia. Cada una de
ellas ha aportado nuevos aspectos al sistema educativo actual, y su
influencia sigue siendo significativa en la mayoría de los casos.
Por último, cabe destacar que el fenómeno del aprendizaje es
extremadamente complejo. Debido a ello, probablemente ninguna de las
teorías tenga la razón absoluta, sino que se puede encontrar algo de
verdad en cada una de ellas. Por eso, un enfoque que recoja lo mejor de
todas las visiones es habitualmente el más efectivo.