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Historia[editar]
Para ponerlo en los términos que usa Alfredo Barrera Vásquez, mayista, en el extenso prólogo
al Diccionario Maya-Español, Español-Maya Cordemex (1.ª edición) de 1980:
La lengua maya yucateca es uno de los más antiguos miembros de una familia cuyo tronco recibe el
nombre convencional de protomaya, a su vez miembro de otra familia cuyo tronco, que dio origen a otras
lenguas como el totonaco, provino de algún otro tronco asiático [...] Los glotocronólogos, con sus métodos,
han podido concluir que un grupo, el propiamente protomayano, llegó de alguna parte y se estableció en
un lugar de los altos de Guatemala, y aún precisan: la Sierra de Cuchumatanes, aproximadamente en el
año 2600 a.C. (siglo XXVI a. C.).4
Y más adelante continúa diciendo:
[...] de aquel punto y grupo original, que ya había comenzado a diversificarse, se desprendió
aproximadamente en 1600 a.C., es decir, después de un milenio de haber llegado a los Cuchumatanes,
una fracción para emigrar al norte, hacia las tierras bajas de la península yucateca [...]4
Albura
La albura es la parte joven de la madera, corresponde a los últimos anillos de crecimientos del
árbol, producidos por el cámbium vascular en el tallo de una planta, que corresponde al
único xilema funcional. La albura suele ser de un color más claro.
Es la parte del leño del árbol, que se encuentra por debajo de la corteza, lo que incluye los
anillos de crecimiento más recientes. Es más clara, menos densa, más permeable y contiene
más humedad que el duramen. Aunque una clara mayoría de sus células están muertas,
contiene células que permanecen fisiológicamente activas (células de parénquima).
Contribuye a las funciones de soporte estructural, conducción ascensional de savia y de
almacenado de material de reserva. La muerte del parénquima provoca la transformación de
la albura a duramen, fisiológicamente muerto, en el centro del tronco.
Objetividad
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La objetividad es la cualidad de lo objetivo, de tal forma que es perteneciente o relativo al
objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir que pueda
tener cualquier sujeto que lo observe o considere.1
Por la definición antes dicha, la objetividad es un desideratum (latín para cosa deseada), en
cuanto es tratada siempre por sujetos. Sin embargo, existen claros criterios que hacen en
mayor grado objetivo o no el discurso sobre algo o alguien. Por ejemplo los criterios de
verdad en gnoseología, el principio de realidad en psicología y las tablas de verdad en lógica,
o las formulaciones correctas de explicaciones matemáticas dan pautas objetivas.
Un ejemplo de enunciado objetivo típico es: «las hojas de las plantas con clorofila son
percibidas visualmente casi siempre de color verde por el Homo sapiens». Por el contrario, un
ejemplo típico de enunciado subjetivo, aunque sea válido, es: «las plantas cuyas hojas son de
color verde, visualmente son hermosas», ya que el concepto de belleza puede varíar
considerablemente de un individuo a otro.