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Cannabinoides y Psicosis

Luis Javier Rivera Leal


Octubre 2019

El cannabis ha sido ilegal en la mayoría de los países desde los años 30. Sin embargo corresponden
a las drogas ilegales más ampliamente usadas alrededor del mundo. Su consumo extendido está
asociado a la creencia extendida en la población que es una droga que produce bajo daño, siendo
usado ampliamente por la población adolescente. Este se encuentra tradicionalmente como
marihuana (hierba) o como hashish (resina).

La asociación entre el consumo de marihuana y distintos trastornos psiquiátricos es bien conocida,


siendo una comorbilidad o un inductor de cuadros en sujetos susceptibles. La DSM-5 reconoce
como entidades a la intoxicación, el delirium, el trastorno psicótico, el trastorno de ansiedad y el
trastorno no especificado, por cannabis.

Cannabis y Sistema Nervioso

El Cannabis contiene más de 100 cannabinoides, siendo los más importantes el


tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol. Los cannabinoides producen sus efectos
principalmente a través de la interacción con el sistema endocannabinoides (ligandos endógenos,
receptores y enzimas).

Existen 2 receptores específicos:

Receptor de cannabinoide tipo 1 (CB1) Receptor de cannabinoide tipo 2 (CB2)

Está presente ampliamente en el cerebro, con Se encuentra en las células inmunitarias y


grandes concentraciones en la neocorteza, los tejidos periféricos. En el Sistema Nervioso se
ganglios basales y el hipocampo. consigue en el cerebelo y el tallo cerebral.

Se localizan presinapticamente en las


terminaciones de neuronas GABAergicas y
glutamatergicas, donde actúan en la
homeostasis para contrarrestar la sobre o infra
actividad de estos sistemas al modular la
liberación presináptica de neurotransmisores.

Los cannabinoides endógenos son sintetizados postsinapticamente una manera dependiente de la


actividad antes de ser eliminados por un mecanismo de recaptación e hidrólisis enzimática. Entre
estos tenemos el N-araquidonoiletanolamida (anandamida) y el 2-araquidonilglicerol.

El THC es un agonista parcial de los receptores CB1, y es responsable de la euforia y los


sentimientos de mayor sociabilidad y perspicacia que los usuarios disfrutan. El sistema
endocannabinoide funciona a demanda, en una manera dependiente de la actividad; cuando
aparece el THC sobrecarga el sistema endógeno, produciendo menos niveles de los
endocannabinoides como la anandamida. Esta acción de la THC perjudica el aprendizaje, la
atención y la memoria de una manera dosis-respuesta. Estudios experimentales también han
demostrado que una dosis suficientemente alta de THC intravenosa puede inducir síntomas
psicóticos de corta duración.

El canabidiol tiene poca afinidad con los receptores CB1, pero es capaz de desplazar al THC a bajas
concentraciones, pudiendo actual de forma antagónica contra los agonistas de CB1. Parece que
bloquea o mejora muchos de los efectos del THC, por ejemplo reduciendo la taquicardia, los
efectos ansiogenos y los efectos sobre la percepción y la memoria que produce este.

El consumo de cannabis, que ha llevado al desarrollo de psicosis, se ha relacionado con un menor


volumen cerebral global, y disminución del tamaño en áreas particularmente densas en receptores
CB1 como el cíngulo, la corteza prefrontal dorsolateral y el cerebelo, así como en hipocampo y
amígdala.

Psicosis y Cannabis

El consumo de cannabis se ha relacionado especialmente a la aparición de psicosis agudas, y se ha


constituido como un factor de riesgo para el desarrollo de psicosis crónicas como la esquizofrenia.
Los síntomas psicóticos asociados al uso de cannabis se han descrito principalmente como
alucinaciones e ideas paranoides. El trastorno psicótico agudo inducido por cannabis puede
presentarse en el contexto de la intoxicación o hasta un mes después de la misma; en este además
de las alucinaciones y las ideas paranoides se anexan ansiedad, labilidad afectiva,
despersonalización y amnesia posterior del mismo.

En cuanto a su relación con la esquizofrenia, se ha observado un mayor consumo de cannabis en


pacientes esquizofrénicos que en la población general, lo que se traduce en menor respuesta al
tratamiento y menos adherencia al mismo. También se ha reportado menor sintomatología
negativa, sin embargo no se ha determinado si los pacientes con más sintomatología negativa
tienden a no consumir o si el consumo causa menos síntomas negativos. La evidencia también
sugiere que el consumo de marihuana actuaría como factor de riesgo para el desarrollo de la
esquizofrenia, asociándose a un inicio más precoz y aumentando esta con la intensidad del
consumo.

Los pacientes psicóticos que usan cannabis, agudos y crónicos, que continúan con el consumo
tienen mayores tasas de recaídas, mayor número de hospitalizaciones, mayor duración de las
hospitalizaciones y síntomas positivos más graves, que los que descontinúan el consumo o los no
consumidores.

Alteraciones relacionadas con el desarrollo de la psicosis

Aunque el uso de cannabis no es ni necesario ni suficiente para el desarrollo de trastornos


psicóticos, la evidencia sugiere que el uso de este podría iniciar el desarrollo de estos trastornos
en sujetos vulnerables. Una explicación de la relación entre el uso de cannabis y la psicosis es la
vulnerabilidad genética, encontrándose polimorfismo en varios genes relacionados con el
metabolismo dopaminergico, sin embargo los estudios no han sido contundentes al respecto, aun
asi, algunos estudios han demostrado que polimorfismo en el gen que codifica los receptores para
CB1 se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar esquizofrenia de tipo hebefrenica.
Se ha determinado que el uso de cannabis induce una supersentivilidad dopaminergica
postsinaptica que podría estar asociada a la inducción de la psicosis.

También, se ha establecido que al producir una estimulación sobre los receptores CB1 disminuyen
la actividad inhibitoria GABAergica al nivel de la corteza, produciendo una hiperactivación de
regiones sensoriales y límbicas, que llevarían a una mayor distraibilidad, y una disminución en la
capacidad de distinguir entre estímulos internos y externos, llevando a largo plazo a la aparición
de alucinaciones y alteraciones del pensamiento. Los sujetos esquizofrénicos al tener un déficit
basal de la neurotransmisión del GABA, serían más sensibles a los efectos del cannabis sobre este
sistema. Por otro lado, los cannabinoides reducen la neurotransmisión glutamatergica, que se ha
relacionado también con la producción de sintomatología esquizofreniforme en humanos.

En pacientes esquizofrénicos se ha evidenciado una regulación al alza de los receptores CB1 en la


corteza prefrontal dorsolateral y la corteza cingulada anterior y posterior. Se han observado
niveles periféricos disminuidos de anandamida en pacientes con síntomas positivos de
esquizofrenia, así como niveles aumentados en pacientes en periodo prodrómico; postulándose
que el sistema endocannabinoide tiene un rol regulador y compensador sobre la hiperactividad de
los sistemas de neurotransmisión implicados en la psicosis, de modo que una falla de este sistema
posibilitaría la aparición de síntomas psicóticos.

Alteración del neurodesarrollo

A pesar de que la alteración de la actividad dopaminergica, gabaergica y glutamatergica por el uso


de cannabis puede explicar la aparición de síntomas psicóticos, es difícil explicar cómo puede
llegar a desarrollar cuadros crónicos y persistentes como la esquizofrenia.

Se ha descrito que el sistema endocannabinoide juega un papel importante en varios procesos del
neurodesarrollo, incluidos neurogenesis, maduración y especificación neuronal, migración,
elongación axonal y formación de la glía. Durante la adolescencia y la juventud temprana
estructuras como el hipocampo y la corteza prefrontal presentan notables cambios madurativos,
representando la adolescencia un periodo de ventana donde el sistema nervioso central está
particularmente vulnerable a los efectos de estímulos o noxas ambientales. Durante la
adolescencia la expresión de los receptoresCB1 incrementa y se especifica en ciertas regiones
como la corteza, el cuerpo estriado y el hipocampo.

Hallazgos epidemiológicos muestran que aquellos individuos que iniciaron consumo de cannabis
más precozmente se relacionaron con mayor riesgo de presentar síntomas psicóticos y desarrollar
esquizofrenia. Se propone, que el sistema endocannabinoide juega un rol crucial en la maduración
de las sinapsis glutamatergicas durante la adolescencia, especialmente en la corteza prefrontal.
Por lo que la exposición sostenida a cannabinoides exógenos, especialmente al THC, durante este
periodo produciría alteraciones a nivel del funcionamiento del receptor CBQ, entorpeciendo el
normal proceso de eliminación selectiva de sinapsis excitatorias y alterando la migración de
conexiones a través de la sustancia blanca, lo que entre otras cosas se ha relacionado con la
aparición de la esquizofrenia.

Nuevas presentaciones del cannabis recreacional


En la búsqueda de incrementar la potencia de la marihuana, los productores empezaron a cruzar
plantas. Las plantas que han salido de estos cruces presentan mayores concentraciones de THC,
pero menor contenido de cannabidiol, en oportunidades solo trazas de este. Entre estas
marihuanas de alta potencia, se encuentra el llamado “cripy” que se ha comercializado
ampliamente en Sudamérica en los últimos años, la cual contiene altos niveles de THC.

Por otro lado, en los últimos años se han desarrollado agonistas sintéticos del receptor
cannabinoide, tambien conocido como marihuana sintética o Spice. A diferencia del THC, que es
un agonista parcial del receptor CB1, los cannabinoides sintéticos son agonistas completos y tiene
una alta afinidad. Estudios han determinado que el uso de cannabinoides sintéticos tiene un
posibilidad 30 veces mayores de terminar en una sala de emergencia, que con el uso de cannabis
regular.

Los estudios han establecidos que las personas que usan cannabis de alta potencia diariamente
tienen 5 veces más riesgo de sufrir un trastorno psicótico, que los no consumidores. Mientras que
los consumidores de hashish tienen un riesgo menor de sufrir un cuadro psicótico, en vista a su
mayor concentración de cannabidiol y menor de THC, los tipos de cannabis con altas
concentraciones de THC tienen un riesgo incrementado de cursar con psicosis.

De igual forma, la evidencia apunta que psicosis más crónicas tienen más riesgo de ocurrir en
usuarios persistentes de cannabinoides sintéticos. Como los cannabinoides sintéticos son más
potentes que el THC, se ha asociado con una posibilidad de causar una mayor estimulación
dopaminergica, que podría explicar la frecuente aparición de síntomas psicóticos con el uso de
estos compuestos.

Aproximación Terapéutica

En el trastorno psicótico por consumo de cannabinoides, la abstinencia del cannabis es la medida


definitiva para evitar la recurrencia. Sin embargo, persuadir a los consumidores de cannabis de
abandonar el consumo no es sencillo. La terapia cognitivo conductual y la entrevista motivacional,
ha mostrado mejores resultados que otros medios implicados, sin embargo, tienen también poco
éxito.

En cuanto a la terapia farmacológica se incluyen antipsicóticos como la Risperidona, la olanzapina


y el haloperidol, siendo los 2 primeros mejor tolerados por su perfil de efectos adversos. Se
recomienda el uso combinado de antipsicóticos y estabilizadores del humor, como ácido valproico
y Carbamazepina, ya que se ha evidenciado que ayudan a una mejoría más rápida de los síntomas
psicóticos y de la cognición. Algunos estudios sugieren que el fármaco con mejor tasa de éxito es la
clozapina.

En pacientes que se niegan o son incapaces de dejar el consumo de cannabis, puede usarse el
aripiprazol en dosis de 10mg/día para evitar la aparición de síntomas psicóticos, ya que evita la
sintomatología psicótica sin alterar los niveles de cannabis. La terapia electroconvulsiva ha sido
utilizada para tratar la psicosis inducida por cannabis con una mejoría importante posterior a la
misma.

Sin embargo, falta mayor investigación en la materia para determinar una terapéutica adecuada.
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