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Martínez Fresneda
Francisco Ma
Clara de Asís
Comentario teológico de su Testamento
p fa r a n Í 7 P » 7 ii
61
CUR A DE ASÍS
Comentario teológico de su Testamento
EL AUTOR
Francisco Martínez Fresneda (Murcia 1946) es franciscano de la Provincia de la
Inmaculada (España). Estudió teología en la Universidad Pontificia de Comillas/
Madrid y posteriormente se doctoró en la Universidad Pontificia Antonianum de Roma.
Es profesor de Cristología en el Instituto teológico de Murcia. Ha publicado numerosos
libros, entre ellos: La grada y la denda de Jesucristo; Jesús, hijo y hermano; Cuestio
nes disputadas de la denda de Cristo de San Buenaventura; La paz. Actitudes y cre
encias. ..
ISBN: 978-84-7240-272-0
9 788472 402720
CLARA DE ASÍS
CLARA DE ASÍS
Comentario teológico de su Testamento
Colección Hermano Francisco, n" 61
l’cdidos e información:
l.du iones Franciscanas Arantzazu
( 'astillo de VU¡amonte, 2 - 01007 VITORIA-GASTEIZ
id . ()45147224 - info@edicionesfranciscanasarantzazu.com
www.cdiíioncsfranciscanasurantz.az.ii.coni
TESTAMENTO DE SANTA CLARA
1El texto del testamento de Santa Clara está tornado de: Francisco v Clara de Asís. Escritos. Edición
preparada por Julio Herían/. Javier G añido. José Antonio Guerra. Ediciones Franciscanas
Arantzazu. Oñati 2014. pp. 271-280.
-6 -
6. Conclusión y bendición
79 Para que se observe mejor, os dejo este escrito a vo
sotras mis queridísimas y amadísimas hermanas, presen
tes y futuras, como signo de la bendición del Señor y de
nuestro beatísimo padre Francisco, y de mi bendición, la
de vuestra madre y esclava.
-1 3 -
Francisco de Asís
Escritos
Adm Admoniciones
Aid Alabanzas al Dios altísimo
AlHor Alabanza para todas las horas
BenBer Bendición al hermano Bernardo
BenL Bendición al hermano León
Cánt Cántico de las criaturas
CtaA Carta a las autoridades de los pueblos
CtaAnt Carta a san Antonio
CtaCle Carta a los clérigos
ICtaCus Primera carta a los custodios
2CtaCus Segunda carta a los custodios
ICtaF Carta a todos los fieles. Ia Red.
2CtaF Carta a todos los fieles. 2a Red.
CtaL Carta al hermano León
CtaM Carta a un ministro
CtaO Carta a toda la Orden
ExhAD Exhortación a la alabanza de Dios
ExhCl Exhortación a santa Clara
OtP Oficio de la Pasión del Señor
ParPN Paráfrasis del Padrenuestro
RegNB Regla no bulada( 1221)
RegBul Regla bulada (1223)
RegE Regla para los eremitorios
SalVM Saludo a la Virgen María
SalVir Saludo a las Virtudes
Tes Testamento
TestS Testamento de Siena
VerAl La verdadera y perfecta alegría
-1 4 -
Biografías
1C Celano: Vida primera
2C Celano: Vida segunda
LM Leyenda mayor de san Buenaventura
Lm Leyenda menor de san Buenaventura
TC Leyenda de los tres compañeros
AP Anónimo de Perusa
LP Leyenda de Perusa
EP Espejo de perfección
Flor Florecillas
L1 Consideraciones sobre las llagas
SC Sacrum commercium
Santa Clara
INTRODUCCIÓN
1. DIOS PADRE
Clara comienza el Testamento reconociendo la obra que
Dios Padre ha hecho en ella por medio del Hijo de Dios y
de su siervo Francisco. Los tres van a ser la clave de su
vida y obra. Escribe así: «En el nombre del Señor. Amén.
Entre los otros beneficios que hemos recibido y recibimos
cada día de nuestro espléndido benefactor el Padre de las
misericordias, y por los que más debemos dar gracias al
Padre glorioso de Cristo, está el de nuestra vocación, por
la que, cuanto más perfecta y mayor es, más y más deudo
ras le somos. Por lo cual dice el Apóstol: Reconoce tu vo
cación. El Hijo de Dios se ha hecho para nosotras camino,
que con la palabra y el ejemplo nos mostró y enseñó nues
tro bienaventurado padre Francisco, verdadero amante e
imitador suyo»4.
7 Gen 1.11: «Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno».
8 Gén 2.23.
*’ Rom 12.2: «Y no os amoldéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para
que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto».
"'Jer 32.40-41: «Haré con ellos una alianza eterna, y no pararé de hacerles el bien. Infundiré en sus
corazones el deseo de temerme, y así no se apartarán de mí. Disfrutaré haciéndoles el bien: los plan
tare sólidamente en esta tierra, con todo mi corazón y con toda mi alma»; cf. Jer 3 1.3 1.
11 Is 39.8: «Ezequías respondió a Isaías: "Está bien la palabra del Señor que me anuncias». Pues
pensaba: Al menos habrá paz y tranquilidad mientras yo viva"».
12 Sal 144.8-9; cf. Sal 33,2-3.
-2 1 -
IS Mi 18.14: «No es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pe
queños».
|l' Le 12.30: e l. Mt 6.32.
Le 12.29: cf. Mt 6.25.
21 Cf.TesCI 33-45.51.53-56.
-2 4 -
MTesCl 2.16-17.24.31.58.
2Cor l3 -7 ;c f.F lp 1.20: Col 1.24.
-2 6 -
'" a c o r 7,4.
!| 2Cor 13.11: «Por lo demás, hermanos, alegraos, trabajad por vuestra perfección, animaos; tened
un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros»; cf. Ef 6.22.
!>TesCl 2b-3.
51 Dt 7,6-8; cf. ISam 10,17-24; Gén 12.1-3.
11 Le 9.35: «Y una voz desde la nube decía: "Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo"»; cf. 23,25.
-2 8 -
16 Me 1,9-1 Ipar: <«Y sucedió que por aquellos días llegó Jesús desde Na/aret de Galilea y fue bau
tizado por Juan en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu que bajaba
hacia él como una paloma. Se oyó una voz desde los cielos: "Tú eres mi Hijo amado, en ti me com
plazco"».
1,12Cor 11.2: «Tengo celos de vosotros, los celos de Dios, pues os he desposado con un solo marido,
para presentaros a Cristo como una virgen casta».
i; IPe 2.9-10: cf. Éx 19.5-6: Is 43.20-21; Rom 3.24: Ef 1.14: Os 1.6-9: 2.3.25.
-2 9 -
11 I Ped 2,9-10; eí. Hx 19,5-6; |s 4.1.20-21: Rom .1.24; 121 1.14; Os 1.6-9; 2..1.25,
'-C I'.É x 19.5-6; d \ Dt 10.14-15; I Pe 2.9; Ap 5,10
43 Un 4,9.19; cf.4.8.16
44 Jn 3,16: «Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó u su Unigénito, para que todo el que cree
en él no perezca, sino que tenga vida eterna ».
44 Me l4.22-24par: «Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio
diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo». 23 Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se
lo dio y todos bebieron. 24 V les dijo: «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por mu
chos»; cí. 1 Cor 11.23-25.
4,1 Rom 5 ,15-17.21: «Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por el delito de uno
solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre.
-3 1 -
Jesucristo, se han desbordado sobre todos. Y tampoco hay proporción entre la gracia y el pecado de
uno: pues el juicio, a partir de uno. acabó en condena, mientras que la gracia, a partir de muchos
pecados, acabó en justicia. Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado a través de
uno solo, con cuánta más razón los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán
en la vida gracias a uno solo. Jesucristo | ...1 para que, lo mismo que reinó el pecado a través de la
muerte, así también reinara la gracia por la justicia para la vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor»:
cf. Jn 1,13: 3.3-7.
1 Gál 6.15: «Pues lo que cuenta no es la circuncisión ni la incircuncisión, sino la nueva criatura»:
cf. 2Cor 3.17.
48 Col 3.10-11; cf. Ef 2.15; ICor 15.45.
''' Col 1.13: «Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas. I y nos ha trasladado I al reino del Hijo
de su Amor»; cf. 1 Jn 3.14.
511 ICor 15,54-57: «Y cuando esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de in
mortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: La muerte ha sido absorbida en la vic
toria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? Rl aguijón de la muerte es
el pecado, y la fuerza del pecado, la ley. ¡Gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro
Señor Jesucristo!».
Jn 3.16: 1.14.
52 Rom 6.8-11: «Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él: pues sabemos
que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más: la muerte ya no tiene dominio
sobre él. Porque quien ha muerto, ha muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive, vive
para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús»:
ICor 15,20.
-3 2 -
33 TesCI 5.35: «\i\ Hijo de Dios se ha hecho para nosotras camino (...) como tampoco el Hijo de
Dios, mientras vivió en el mundo, jamás quiso apartarse de la misma santa pobreza».
56 Gal 2.20: cf. Rom 8.10-11: Flp Í.21; Col 3,3-4.
37 TesCI 35.
3KTesCI 44-47; cf. RegCl 2.25: TesCI 10 -2 1: etc. Textos bíblicos citados: Le 2.12; 9.58: 12.32.
-3 4 -
4CtaC'l IX.27: textos bíblicos citados: Le 2.12: Mt 11.25; Lam 1,12; 5.20.
Vida perfecta para religiosas, 3.2.
días es por su muerte en cruz, de la que Dios se servirá
para salvarnos61. Al final, para Francisco y Clara .pobreza
significará no solo una forma de vida, sino también
salvación. Pobreza, como veremos en Jesucristo, es mu
cho más que ausencia de los bienes materiales para vivir:
es la presencia de Dios en la historia, que es posible si
por amor el creyente se vacía de sí, vive en forma de sier
vo y es capaz de dar la vida por los demás por amor. Esto
es la pobreza de Jesucristo que siguen Francisco y Clara;
es la pobreza que realmente redime. Clara se lo dice a
Inés de Praga: «Cobrad ánimo en el santo servicio que
habéis emprendido anhelando ardientemente seguir al
crucificado pobre, el cual soportó el tormento de la cruz,
librándonos del poder del príncipe de las tinieblas, que
nos tenía encadenados a causa del pecado del primer
padre, y nos reconcilió con Dios Padre»62.
llech 2,34-36: «Pues David no subió al cielo, y. sin embargo, él mismo dice: Oráculo del Señor
a mi Señor: “Siéntate a mi derecha, v haré de tus enemigos estrado de tus p ies”. Por lo tanto, con
toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis,
Dios lo ha constituido Señor y Mesías»; el’. Sal 110.1.
ICor 8.6: «Para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede todo y para el cual
somos nosotros, y un solo Señor. Jesucristo, por quien existe todo y nosotros por medio de él»; cf.
Éx 20.2-3; Jn 1.3; Rom 11.36: Ef 4.5-6: Col 1.16-17: 1 Tim 2.5: I leb 1.2).
' " 2Cel 193: «De cuando en cuando. San Francisco decía al peluquero que le iba a rasurar: "Ten cui
dado de no hacerme una corona grande, pues quiero que mis hermanos simples tengan puesto en
mi cabeza". Quería, en fin. que la Religión fuera lo mismo para pobres e iletrados que para ricos y
sabios. Solía decir: "En Dios no hay acepción de personas, y el ministro general de la Religión -
que es el Espíritu Santo - se posa igual sobre el pobre y sobre el rico". Hasta quiso incluir estas pa
labras en la Regla pero no le fue posible, por estar ya bulada».
7,1 Jn 1.14; cf. Ex 25.8: Eclo 24.8.10.
1Cf. Éx 33.22: Dt 5.21.
7' Jn 1.14.
-3 8 -
2C’(aF 4.
'"Adm 1.20; el'. X-9.
Sl RegNB 23.3; el. -In 17,26.
": 2CtaF 11: d'. SalVM 2; OIP 153.7.
* 2C d IW: cf. El relato en C reado: IC'el X4-X7:1.M 111.7; Flor 75,
-4 0 -
'•TcsC'l 45.
” Mt 15.55; Me 6.3; cf. Gen 15.1').
'"CT. u - 2.24: Lev12.7-8; Mt 20.1-6.
-4 1 -
Le 2.7.
'6 Le 12.30-31: «La gente del mundo se afana por todas esas cosas, pero vuestro Padre sabe que te
néis necesidad de ellas. Buscad más bien su reino, y lo demás se os dará por añadidura»: el. Mt
6,33; Adm 19.1-2: «Bienaventurado el siervo que no se tiene por mejor, cuando es engrandecido y
exaltado por los hombres, como cuando es tenido por vil. simple y despreciado, porque cuanto es
el hombre delante de Dios, tanto es y no más».
" Cf. Me l.I6-20par; RegB 2.5-6: «... díganles la palabra del santo Evangelio (el. Mt 19.21 par),
que vayan y vendan todas sus cosas y procuren distribuirlas a los pobres. Lo que si no pudieren
hacer, bástales la buena voluntad»; cf. RegNB 1.2: 2.4: les 16; RegCI 2.8-9: «Y si fuera idónea, dí
gasele la palabra del santo Evangelio, que vaya y venda todas sus cosas y se aplique con empeño a
distribuirlas a los pobres (cf. Mt 19.21 par). Si esto no pudiera hacerlo, le basta la buena voluntad».
m Me 10.28-30par: «Pedro se puso a decirle: “Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
seguido". Jesús dijo: “En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o her
manas. o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo,
cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y
en la edad futura, vida eterna"».
,wCf. Le 12.22-31: Mt 6.25-34.
100 Me 3.3l-35par: «Llegan su madre y sus hermanos y. desde fuera, lo mandaron llamar. La gente
que tenía sentada alrededor le dice: «Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te
buscan». El les pregunta: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?». Y mirando a los que estaban
sentados alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios,
ese es mi hermano y mi hermana y mi madre"».
1111Cf. Mt 5.3; 11.5; Le 4.18; 6.20:7.22: RegNB 9,2: «Y deben gozarse cuando conviven con personas
viles y despreciables, con pobres y débiles y enfermos y leprosos y los mendigos junto al camino»;
cf. 7.8.
-4 4 -
"-C T Le 1.38.48.52.
"“ Mi 11.28-30; el. Jer 6.16.
"MCT. Le 1.52-53; 14.11; 18.14.14.11: Mt 18.4.23.12.
—45-
,m Me 10,13-16par.
""'Cf. Me 9.42par.
1117 Me ‘),33-37p;ir: el'. Mi 10.40.
-4 6 -
nencias y mortificaciones en sus cuerpos, pero por una sola palabra -que parece ser injuria de sus
cuerpos-, o por alguna cosa que se les quitara, escandalizados en seguida se perturban, hstos no
son pobres de espíritu; porque el que verdaderamente es pobre de espíritu se odia a sí mismo y ama
a aquellos que lo golpean en la mejilla (cf. Mt 5.39)».
11■Cf. 4CtaCI 22."
1.6 Mt 5.5; cf. Sal 37.11; Mt 11.29; 2 1.5.
1.7 Le 6.21.
-4 8 -
Adm 18,2: «En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación,
la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría» (Col 3.5): « Bienaventurado el
siervo que devuelve todos los bienes al Señor Dios, porque el que reservare algo para sí. esconde
en sí el dinero del Señor sn Dios (Mt 25.18) y lo que calculaba tener, le será quitado (Le 8.18)»;
cf.Adm 4.3).
' " Le 14.12-14; RegNB 17,17: «Y devolvamos todos los bienes al Señor Dios altísimo y sumo, y
reconozcamos que todos los bienes son de Él y démosle gracias por todos a Él. del cual proceden
lodos los bienes»; Ad 11,4: «Y es bienaventurado aquel a quien no queda nada para s{.pagando al
( ésar lo que es del César, v a Dios lo que es de Dios (Mt 22. 2 1)»; Adm 19.1: «Bienaventurado el
siervo que no se tiene por mejor, cuando es engrandecido y exaltado por los hombres, como cuando
es tenido por vil. simple y despreciado».
I MAdm 17.3.
|,s Le 12.16-21; cf. Sant 4.13-15; Mt 6.19-21; Ap 3 .17s.
-5 0 -
l!l Ix 16,14; RegNB 6,2; cf. 10.1: «Mas el ministro procure proveerles de tal manera, como él
mismo querría que se le hiciese, si estuviera en un caso semejante»; RegB 6.9: «Y. si alguno de
ellos cayere en enfermedad, los otros frailes le deben servir, como querrían ellos ser servidos (cf.
Mi 7.12)»; Adm 18.1-2: «Bienaventurado el hombre que sufre a su prójimo según su fragilidad, en
lo que querría ser sufrido por él. si estuviera en caso semejante. Bienaventurado el siervo que de
vuelve todos los bienes al Señor Dios, porque el que reservare algo para sí. esconde en sí el dinero
del Señor su Dios (Mt 25,18) y lo que calculaba tener, le será quitado (Le 8,18)»; cf. 24,1.
-5 2 -
1-5 RegCl Bula Inocencio IV: Chiara 3. 21-38: el. 2Cor 8.2.
I?J bíd.
-5 4 -
LegP 13
RegCI 6.7-9
UlVol 1-3.
-5 5 -
todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según
la necesidad de cada uno».
Ml Le 10,1-9: «Después de esto, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de
dos en dos. a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante
y los obreros poeos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Poneos en ca
mino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias;
y no saludéis a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa” .
Y si allí hay gente de paz. descansará sobre ellos vuestra paz; si no. volverá a vosotros. Quedaos en
la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis
cambiando de casa en casa. Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a
los enfermos que haya en ella, y decidles: "Ll reino de Dios ha llegado a vosotros”»; cf. Mt 9.37-
38; Mt 10,7-16; Me 6,8-11; Le 9,3-5; ITim 5,18)
" ’RegCI 1,4.
-5 7 -
lis Me 8.34-35par.
,u Cf. F. MARTÍNEZ FRESNEDA. Jesús. 54-60
50 Is 53.4.6.12.
s| Is 53.5.11.
ICor 15.3: cf. 11.23-26.
M Hch 5.7-9.
-6 0 -
"" O tr 4.7; Sal 22.7; el'. RcgNB 5.14; 16; Adm 5; Sal Vir 16-IX.
'“ T e s a 33-36; ef. I Pe 2.21.
...RegCI Bula 15; ef. I Pe 2.21.
-6 4 -
,7URqzCl 6,3-4.
171 Cf. RegCl 2,1; 6,1.
172 2Ctal; 51.55.
I7' O lP Antífona 1-2.
17J Cf. Le 1.35.48.
-6 5 -
I7S Citas: TesCl 45: 2CtaCI 19-20; 4CtaCI 25: el'. Salmo 43.5.
m Mc 15 ,24par.
ls"Jn 19.24.
1X1 Textos citados: Me 14,50.64; 15,19-22; 15,34; Mt 12,47-48; Le 11,27-28.
-6 7 -
l'" Tratado do los mil,¡uros. 2-3: cí. ICcl 22.45.4S; 94-95: 2C 49.109.
2CtaCI 20: cf. 5CtaCI 9-13: textos citados: Gál 2.20: Sal 43.3.
"" 3CtaCI 3-5; el. LegCl 39-41; H[> IOS.
-7 0 -
...LegCI 7.
CT. 1Cel 15; LM 2,4
'"H ’f. (Virara 3.2X1.
m Le 6,47-49: «Todo el que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir
a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre
roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba só
lidamente construida. Bl que escucha y no pone en práctica se parece a uno que edificó una casa
sobre tierra, sin cimiento: arremetió contra ella el río, y enseguida se derrumbó desplomándose, y
fue grande la ruina de aquella casa»; cf. Mt 7.24-27.
-7 2 -
Me 10.45.
Me 8.35-37par
-7 3 -
«Pero a mí. Dios me salva, me arranca de las garras del abismo» (Sal 49.16).
2"' 5CtaCI 11.
2fM3CtaCI 15-19; textos citados: IRe 8.27; 2Cor 2.5.
-7 4 -
LegCl 12.
3CtaCI 17-19: textos citados: IRc «.27: 2C’or 2.5.
'"’ 3CtaCI 24-26: textos citados: IP c 2 .2 l:S a h 1.7: Col 1.17.
TesCl 59-60.
-7 6 -
II
La «forma de vida»
(TestCl 23-55)
- 81-
INTRODUCCIÓN
Clara acentúa la misericordia del Padre y la kénosis del
Logos, Jesús siervo y muerto en cruz. Es en este «suelo»1
donde Clara hunde las raíces de su vocación, fundada en
la experiencia de Dios revelada en Jesús, un Jesús pobre,
hijo de José y María pobres.
Ahora se trata del origen de las hermanas (vv. 24-36),
su compromiso con la pobreza (vv. 37-55), profundizando
dos temas importantes para la forma de vida clariana: su
vocación no es para la contemplación según se comprende
en la tradición monástica de la Iglesia; su form a de vida,
escrita y enseñada por Francisco, se inserta en la historia
de Jesús, que es el Evangelio, es decir, la vida de «po
breza». La experiencia de fe de Clara la conduce al segui
miento de Jesús pobre y crucificado, como visualiza
Francisco. Por consiguiente, la vocación de Clara entraña
una misión itinerante, servicio inserto en la dinámica his
tórica de la vida de Jesús y en la de los habitantes de Asís,
y abre un brecha en los muros feudales que confinan la
vida social y religiosa de la mujer de entonces. La mejor
prueba es cuando Clara abandona los monasterios donde
inicia su seguimiento de Jesús y Francisco y se instala en
San Damián, como se lo ha revelado el Señor en el Evan
gelio, y a la vista de los habitantes de Asís.
TostCl 1-24
-8 2 -
1. LOS ORÍGENES
«Después que el altísimo Padre celestial se dignó ilu
minar con su misericordia y su gracia mi corazón para que,
siguiendo el ejemplo y la enseñanza de nuestro bienaven
turado padre Francisco, yo hiciera penitencia, poco des
pués de su conversión, junto con las pocas hermanas que
el Señor me había dado poco después de mi conversión,
le prometí voluntariamente obediencia, según la luz de su
gracia que el Señor nos había dado por medio de su admi
rable vida y enseñanza»2.
Al inicio del Testamento, Clara afirma que Dios es bon
dad y origina toda bondad que existe en la creación. Ade
más, Dios es misericordia, con la que recupera a sus hi
jos seducidos por el pecado. El ha iluminado a Clara para
que siguiera los pasos de Francisco que, a su vez, Jesús le
ha marcado cuando escucha el Evangelio de la misión*1.
Dios ha iluminado permanentemente a Clara, ilumnación
que también escribe en la Regla: «Después que el al
tísimo Padre celestial se dignó iluminar con su gracia mi
corazón para que, siguiendo el ejemplo y la enseñanza de
nuestro muy bienaventurado padre San Francisco, yo hi
ciera penitencia, poco después de su conversión, junto con
mis hermanas le prometí voluntariamente obediencia»4.
■'TestCI 30-32.
- ICel IX.
-8 8 -
2. VIDA NUEVA
Con el corte de pelo y el abandono de los bienes27*, Clara
da la espalda al mundo e inicia la vida nueva que le des
cribe Francisco y cuyo proceso de conversión cita en el
Testamento2*.
En efecto, Clara sabe del proceso de conversión de
Francisco y que resumimos de la siguiente manera. Fran
cisco vive en el ambiente cristiano propio de la Edad
Media, un humus religioso como el que Pablo tiene en la
experiencia creyente de Israel. Francisco es consciente del
mal en la historia humana y sus repercusiones personales.
Como Pablo, llama «espíritu de la carne»20 a todas las si
tuaciones sociales, actitudes y actos personales que des
truyen a la persona, enfrentan a los hombres y los rebelan
contra Dios; en definitiva, el pecado que daña a la caridad:
«Ninguna cosa debe desagradar al siervo de Dios, excepto
el pecado. Y si alguna persona pecara de cualquier modo,
y por esto, no por caridad, se turbara y encolerizara el
siervo de Dios, atesora para sí culpa...»30. La situación de
" Tes I .
'-’ CT. Le 4.1-13; Mt 4.1-11; cf. Mi 4.1-11; Me 1.12-14: Di 8 3 : Di 6.13: Sal DI .11 12:131 6.16.
u RegNB 17,11-17: «Pues el espíritu de la carne quiere y se esfuerza mucho por tener palabras,
pero poco por las obras, y busca no la religión y santidad en el espíritu interior, sino que quiere y
desea tener una religión y santidad que aparezca exteriornicnte a los hombres. Y éstos son de quienes
dice el Señor: En verdad os digo, recibieron su recompensa (Mt 6.2). Pero el espíritu del Señor
quiere que la carne sea mortificada y despreciada, vil y abyecta. Y se esfuerza por la humildad y la
paciencia y la pura y simple y verdadera paz del espíritu. Y siempre sobre todas las cosas desea el
divino temor y la divina sabiduría y el divino amor del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y de
volvamos todos los bienes al Señor Dios altísimo y sumo, y reconozcamos que todos los bienes son
de El y démosle gracias por todos a Él. del cual proceden todos los bienes»; cf. Adm 7.10.12.2.
11Textos: ICel 3-5.16-17: 2Cel 5-6; I.M 1.2-3.5.
-9 0 -
ProCI IX.:.
" Tl-mC’I 27-29: cf. RcaCl 6.2; IC’taCI 22.
CT.TcslC'l 25.
1’ RegNB 10.4: «V si alguno se turba o irrita, ya contra Dios ya contra los frailes, o si por casualidad
exigiere con inquietud medicinas, anhelando en demasía liberar la carne que en seguida morirá, que
es enemiga del alma, del malo le viene esto y es carnal, y no parece ser de los frailes, porque ama
más el cuerpo que el alma»; RegNB 22,5-8: «Y tengamos odio a nuestro cuerpo con sus vicios y
pecados: porque, viviendo carnalmente, quiere el diablo arrebatarnos el amor de Jesucristo y la vida
eterna y perderse a sí mismo con todos en el infierno: porque nosotros por nuestra culpa somos he
diondos. miserables y contrarios al bien; pero para el mal, prontos y voluntariosos, porque, como
dice el Señor en el Evangelio: Del corazón proceden y salen los malos pensamientos, adulterios.
-9 3 -
fornicaciones, homicidios, hurtos, avaricia, maldad, dolo, impudicia, envidia, falsos testimonios,
blasfemia, insensato/ (cf. Me 7.21; Mt 15.19). Todos estos moles proceden de dentro, del corazón
del hombre (cf. Me 7.23) y estos son los que manchan al hombre (Mt 15.20)»; cf. SalVir 15; 2CtaF
46.74.81.85.
11 Pásztor. Donne e sanie, 65-96; Dalarum. «Claire d'Assise» 3 8 1-401.
-9 4
,KLe 10,40-42.
“'C L Le 8.15.
Le 12.22-23: el'. Mt 16.25; 25-34.
M Le 12.31: «Busead más bien su reino, y lo demás se os dará por añadidura».
-9 7 —
f0 2Cor 8.9; cf. Flp 2,6-11. TestCl 5: «El Hijo de Dios se ha hecho para nosotras camino (cf. Jn
14.6). que con la palabra y el ejemplo nos mostró y enseñó nuestro bienaventurado padre Francisco,
verdadero amante e imitador suyo»; cf. RegCI 6.1: 2CtaCI 7: «.. .te has hecho émula de la santísima
pobreza, y. con el espíritu de una gran humildad y de una caridad ardorosísima, has seguido las hue
llas de Aquel que merecidamente te ha tomado por esposa ( I Pe 2.21)»; cf. Adm 1.8; ICartl 1.7:
2CartF 50-53.56).
TestCl 45: «.. .a fin de que. por amor de aquel Dios que pobre fue acostado en un pesebre (cf. Le
2.12). pobre vivió en el siglo y desnudo permaneció en el patíbulo»; 4CtaCI 23: «Y en lo más alto
del mismo espejo contempla la inefable caridad: con ella escogió padecer el leño de la cruz y morir
en él con la muerte más infamante»; cf. supra 2.1.3.
-1 OO-
“ LegCl 12.
“ Cf. Me 1.16-2.17: Mt 4.IS-22; Le .7.1-11; ele.
- 101-
"7 RegCI 1.4-5: el'. 4.1-5; 6.1.8; TesCl 47; RegB 1.3.
,,s RegNB 12.1-4; cf. F lood. «La genesi de lia Regola». 54-57; Accroca. Francesco, 95-102.
w RegCI X11. 1-10; Chiara 1. 22-115.
7,1 Test 14.
— 102—
''TestC'l 30-.12.
’ TestCI 33-36; texto citado: cf. I Pe 2,21.
-1 0 3 -
7,1 Dt 7.6-8: «Porque tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios: el Señor, tu Dios, te eligió para
que seas, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad. Si el Señor se enamoró de
vosotros y os eligió, no lúe por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más
pequeño, sino que. por puro amor a vosotros y por mantener el juramento que había hecho a vuestros
padres, os sacó el Señor de Egipto con mano fuerte y os rescató de la casa de esclavitud, del poder
del faraón, rey de Egipto».
Me 1.9-1 Ipar: «Y sucedió que por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bau
tizado por Juan en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu que bajaba
hacia él como una paloma. Se oyó una voz desde los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me com
plazco»; cf. Le 9.35; 23,25.
78 Cf. Dt 13.5.
79 Jue 2.12.
N" RegCl 6.3; cf. TesCI 34; 4CtaCI 4.
—105—
MTestC fi.3.
''M t 19.20: Le 18.18; cf. Me 10.17-22; Le 10.25-28
C7\ Mi 19.10; lis 20.12-16.
' Me 10.21 par.
“ Me 10.22par.
-1 0 7 -
>>2 «Llegan su madre y sus hermanos y. desde fuera, lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada
alrededor le dice: «Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Ll les
pregunta: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?". Y mirando a los que estaban sentados alre
dedor. dice: "Estos son mi madre y mis hermanos. Ll que haga la voluntad de Dios, ese es mi her
mano y mi hermana y mi madre"» (Me 3 ,3 1-35par).
1,1 «Jesús le contestó: “Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres así
tendrás un tesoro en el cielo . y luego ven y sígueme"» (Mt 19.21).
ICel 24: cf. 2Cel 204: texto citado: Mt I9.2L
— 109—
,,s RegCI 2.7-10: cf. RegNB 2.3-6: REgB 2.7-8: texto citado: el'. Me 10.21 par.
1,(1 RegNB 1.2: cf. Mt 19.21; Le 18,22."
RegCI 10.7: cf. Col 3.14.
,w 2CaRegCl 5-7; ef. IPe 2.21.
- 110-
10 Rom 1.16: «Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es fuerza de Dios para la salvación de
todo el que cree, primero del judío, y también del griego».
I0K ICor 4.14-16: «No os escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros. Porque os quiero
como a hijos: ahora que estáis en Cristo tendréis mil tutores, pero padres no tenéis muchos; por
medio del Evangelio soy yo quien os ha engendrado para Cristo Jesús. Así pues, os ruego que seáis
imitadores míos»; ef. ITes 1,6.
,IWCf. Gal 6,15; 2Cor 5,17; M. Bfsctimi, Letterci. 110-112.
"" Cf. Le 19.1-9: Jn 3.1-8; Rom 6.4.
111 Rom 6.11: cf. 14.7-8: ICor 3.23: 2Cor 5,15.
1,2 Gal 6,15: «Pues lo que cuenta no es la circuncisión ni la incircuncisión, sino la nueva criatura»;
cf. Rom 6.4.
11' Un 4.8-16: «Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. |. . . | Quien confiese
que Jesús es el Mijo de Dios. Dios permanece en él. y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el
amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor perma
nece en Dios y Dios en él»; RegNB 17,5: «Por eso pido en la caridad, que es Dios (cf. Un 4.16) a
todos mis frailes predicadores, oradores, trabajadores, tanto clérigos como laicos»; cf. 22.26: TestCI
16: «Él. por su abundante misericordia y caridad, se dignó decir, por medio de su Santo, estas cosas
sobre nuestra vocación y elección»; cf. 4CtaCI 11: etc.
111 Jn 3.16: «Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que
cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna»; cf. RegNB 22.40: TestCI 5; etc.
1,5 Ef 2.4-10: «Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó. estando nosotros
-1 1 4 -
muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo —estáis salvados por pura gracia —: nos
ha resucitado con Cristo Jesús, nos ha sentado en el cielo con él. para revelar en los tiempos veni
deros la inmensa riqueza de su gracia, mediante su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. En
efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe. Y esto no viene de vosotros: es don de Dios. Tam
poco viene de las obras, para que nadie pueda presumir. Somos, pues, obra suya. Dios nos ha creado
en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que de antemano dispuso él que prac
ticásemos»: ef. Col 2.12-13: 3.1-4.
110 Rom 6 .1 -11: «Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que. lo mismo que
Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una
vida nueva. Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la suya, lo seremos también
en una resurrección como la suya |...J Porque quien ha muerto, ha muerto al pecado de una vez
para siempre: n quien vive, vive para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y
vivos para Dios en Cristo Jesús»: ef. Gál 2.19: 3.27: Col 2.12-13: Tit 3.5-7: IPe 3.21-22: Rom 7.4-
6; Flp 3.10-11; Col 3.9-10.
117Adm 1.8: «De donde todos los que vieron al Señor Jesús según la humanidad, y no vieron y cre
yeron. según el espíritu y la divinidad, que él era verdadero Hijo de Dios, se condenaron»: cf. 2CtaF
3-4; OfP 7.3; 11.6; CtaM 2: SalVM 3; 3CtaCl 13: «Fija tu corazón en la figura de la divina sustancia
(2Cor 3.18). y transfórmate toda entera, por la contemplación, en imagen de su divinidad».
IIKRom 8.9-11: «Pero vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
habita en vosotros; en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pero si
Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justicia. Y
si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de
entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu
que habita en vosotros»; RegNB 12.6: «Y el Apóstol: ¿O es que ignoráis que vuestros miembros
son templo de! Espíritu Santo.' ( ICor 6.19); por consiguiente, el que violare el templo de Dios, lo
destruirá Dios ( ICor 3.17)»: cf. Adm 1,2.
Rom 8.14-16: «Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. Pues no
habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu
de hijos de adopción, en el que clamamos: “/Abba. Padre!". Ese mismo Espíritu da testimonio a
nuestro espíritu de que somos hijos de Dios»; cf. Jn 1.12: Gál 4,4-7: 5,18.
12(1Gál 6.2: «Llevad los unos las cargas de los otros y así cumpliréis la ley de Cristo»; cf. ICor 9.21.
121 Gál 5.6.14: «Porque en Cristo nada valen la circuncisión o la incircuncisión, sino la fe que actúa
por el amor | . • I Porque toda la ley se cumple en una sola frase, que es: Amarás a tu prójimo como
a ti mismo».
115-
122 Rom 5.5: «Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Kspíritu Santo que se nos ha dado».
I2! Gal 5.22: cf. Hf 5.9: Gen 16.15: 2 1.2: SVM 6: TestCI 11.
121 Gal 6.8: «El que siembra para la carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre para el
espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna »; cf. 5.18.21: ICor 6.17).
,2' RegCl 6.3: Forma de vida escrita por Francisco: «Ya que por divina inspiración os habéis hecho
hijas y siervas del altísimo y sumo Rey. el Padre celestial, y os habéis desposado con el Espíritu
Santo, eligiendo vivir según la perfección del santo Evangelio».
116-
l"'’ LegCI 23: «En otra ocasión. Vidal de Aversa, hombre codicioso de gloria e intrépido en las ba
tallas. desplegó contra Asís el ejército imperial que capitaneaba. En consecuencia, taló los árboles
del territorio, asoló todos los alrededores y se asentó para asediar la ciudad. Declaró con amenaza
doras palabras que de ningún modo se retiraría hasta que no la hubiese tomado. De hecho, se había
llegado a tal extremo, que se temía su inminente caída. En oyendo esto Clara, la sien a de Cristo,
suspira vehementemente y. convocando a las hermanas, les dice: «Hijas carísimas, recibimos a diario
muchos bienes de esta ciudad: sería gran ingratitud si. en el momento en que lo necesita, no la so
corremos en la medida de nuestras tuerzas». Manda que le traigan ceniza, ordena a las hermanas
destocarse las cabezas. Y. en primer lugar, sobre su cabeza descubierta derrama mucha ceniza: des
pués la esparce también sobre las cabezas de las otras. «Acudid -añade- a nuestro Señor y suplicadle
con todas veras la liberación de la ciudad». ¿Para qué narrar más detalles? ¿Para qué recordar las
lágrimas de las vírgenes, sus ansiosas plegarias ? Dispuso el Dios misericordioso, que con la tentación
da el poder resistirla con éxito ( I Cor 10.13). que a la mañana siguiente se desbandara todo el ejér
cito: que su soberbio jete, en contra de sus propósitos, abandonara el sitio: y que nunca más pudiera
hostigar aquella comarca. Ya que. al poco tiempo, aquel caudillo guerrero fue muerto a espada».
ProC I 10.2: «Ya entonces, la dicha madonna Clara, que era muchacha en aquel tiempo, vivía es
piritualmente. según se creía. Y vio que el padre y la madre y sus parientes la quisieron casar según
su nobleza, magníficamente, con hombres grandes y poderosos. Pero la muchacha, que tendría en
tonces aproximadamente diecisiete años, no pudo ser convencida de ninguna manera, porque quería
permanecer virgen y vivir en pobreza, como lo demostró después, ya que vendió toda su herencia
y la dio a los pobres. Y por todos era tenida como de buena conducta. Preguntado por cómo lo sabía,
contestó: porque era su vecino y sabía que nadie había podido persuadirla nunca a poner su afición
en las cosas mundanas»; cf. LegCl 4: ICel ló.
I2S Rom 6.16: «¿No sabéis que . cuando os ofrecéis a alguien como esclavos para obedecerlo, os ha
céis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia,
para la justicia ?».
Rom 3.23-24: «Ya que todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención realizada en Cristo Jesús».
-1 1 7 -
Jn 12.31: «Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado
fuera»; cf. 14.30; etc.
1.1 Jn 3.3.5: «"En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios"
| ...1 "En verdad, en verdad te digo: El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el
reino de Dios"»: cf. 7,7: 12.31: etc.
M- Le 10.18; cf. Jn 12.31s: Ap 12.9.
ProCI 1.3.13: «En seguida, renunciando a sí misma y a los suyos y sus bienes, amó como a
esposo a Cristo pobre. Rey de reyes, hecha ella ya doncella real. Y. consagrándose a Él totalmente
en cuerpo y alma, con espíritu humilde, le ofrendó como dote, principalmente, estos dos bienes: el
don de la pobreza y el voto de la castidad virginal [... |. Aseguró también que amaba particularmente
la pobreza, y que nunca pudo ser inducida a querer cosa alguna como propia, ni a aceptar posesiones,
ni para sí ni para el monasterio. Preguntada sobre cómo sabía esto, respondió que vio y oyó cómo
tnesser el papa Gregorio, de santa memoria, le había querido dar muchas cosas, y comprar posesiones
para el monasterio, pero ella no había querido acceder jamás»; cf. 11.22: LegCl 4: etc.
1.1 Cf. CtaA 7.
- 118-
’42 LegCI 1: «Admirable ya por su nombre. Clara de apelativo y de virtud, esta mujer, naeida en
Asís, procedía de muy ilustre linaje: coneiudadana primero en la tierra del bienaventurado Francisco,
comparte ahora con él el reino de los cielos. Su padre era caballero, y toda su progenie, por ambas
ramas, pertenecía a la nobleza militar; de casa rica, con bienes muy copiosos en relación al nivel de
vida de su patria»; ef. LM 1.1; TC 2.3; ICel 18.2; etc.
MiCf. ICel 17; 2Cel 1 2:L M 2.3;T C 19-20: AP 8.
114 RegCl 6.6-9: «Y para que jamás nos apartásemos de la santísima pobreza que habíamos abrazado,
ni tampoco lo hicieran las que tenían que venir después de nosotras, poco antes de su muerte de
nuevo nos escribió su última voluntad diciendo: "Yo. el hermano Francisco, pequeñuelo. quiero se
guir la vida y la pobreza del altísimo Señor nuestro Jesucristo y de su santísima Madre, y perseverar
en ella hasta el fin: y os ruego, mis señoras, y os doy el consejo de que siempre viváis en esta san
tísima vida y pobreza. Y protegeos mucho, para que de ninguna manera os apartéis jamás de ella
por la enseñanza o consejo de alguien"»: ef. ProCI 1.2-3.13: 11.22: etc.
— 120—
2C'el 204.
""TcstCI 27.34-26: d \ I Pe 2.21.
— 122 —
150Tes 5.11-12: «Te adoramos. Señor Jesucristo, también en todas tus iglesias que hay en el mundo
entero, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo | ... | Y lo hago por esto: porque
nada veo corporal mente en este siglo del mismo altísimo Hijo de Dios, sino el santísimo Cuerpo y
su santísima Sangre, que ellos reciben y ellos solos administran a los otros. | ... | Y estos santísimos
misterios sobre todas las cosas quiero que sean honrados, venerados y en lugares preciosos coloca
dos. Los santísimos nombres y sus palabras escritas, dondequiera los encontrare en lugares ilícitos,
quiero recogerlos y ruego que se recojan y se coloquen en lugar honroso».
151 TesCI 48-51.
152TesCI 52: «Y si en algún tiempo ocurriera que dichas hermanas abandonaran el mencionado lugar
y se trasladaran a otro, que estén, sin embargo, obligadas, dondequiera que se encuentren después
de mi muerte, a guardar la sobredicha forma de pobreza, que hemos prometido a Dios y a nuestro
bienaventurado padre Francisco».
-123—
III
«La fraternidad»
(TestCI 56 - 79)
—127—
1 Cf. “Padre de las misericordias", «Testamento de Santa Clara», en Ventad y Vida (Madrid) 70
(2012) 73-79; textos citados: 2Cor 1.3; 2,15.
—128—
1. LA CARIDAD DE CRISTO
1.1. La caridad origina la fraternidad
El resumen de la vida de Jesús, una vida que no duda
en darla por la salvación de todos, a los que ha conver
tido en sus amigos2, la ofrece la afirmación del Nuevo Tes
tamento cuando define a Dios como Amor2. Tal identidad
solo se alcanza observando la vida de Jesús. Entonces po
demos entender unos cuantos testimonios que aparecen
en la Escritura sobre el Padre y el Hijo como una relación
de amor. Esta relación del Padre y del Hijo es fundamental
para comprender el texto de Clara. «Queridos hermanos,
amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo
el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no
ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto
se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió
al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de
él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos
amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su
Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados»4.
Y remacha el Evangelio de Juan: «Porque tanto amó Dios
al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que
cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque1
Jn 15.12: «Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os lie amado. Nadie tiene
amor más grande que el que da la vida por sus amigos».
' Cf. Un 4.8.16. Dios como bondad y origen de toda bondad en Clara, el . «Testamento de Santa
Clara», en Verdad y Vida (Madrid) 70 (2012) 73-76
1 Un 4.7-10; Rom 5.8: 8.31-32.
-129
- Jn 3.16-17.
^ Ail 5.1-3: «Considera, oh hombre, en cuán grande excelencia te ha puesto el Señor Dios, porque
te creó y formó a imagen de su amado Hijo según el cuerpo, y a su semejanza según el espíritu (e l.
Gen 1.26).Y todas las criaturas, que hay bajo el cielo, de por sí, sirven, conocen y obedecen a su
Creador mejor que tú. Y aun los demonios no lo crucificaron, pero tú con ellos lo crucificaste y to
davía lo crucificas, deleitándote en vicios y pecados»: cf. F. Uribf.. La verdadera gloria. 40.
' 2CtaF 4: cf. O I? 15.7: ICel 84-86: LM 6.1-5
s Adm 1.16-18: cf. CtaO 26.28: textos citados: Flp 2.8: Sab 18.15.
'' Flp 2.6-11: «Hl cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios: al con
trario. se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y
así. reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la
muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-
todo-nombre: de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el
abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre»: e l. !s 53.12: 2 Cor
8.9: Gál 4.4: Rom 5.19: Is 52.13: Is 45.23: Rom 10.9.
—130—
l’ Jn 3.16; d \ Un 4.16
'■'Cf. Jn 1,35-51: 2,25; 3.1 líe te .
"C f.A d m 1.1: TesCI 1-5.
Cf. 2CtaI 3-4.
Ih Cf. 2CtaF 12.
17 Cf. CtaO 3.
IS Test 14; TesCI 24; cf. RegNB 3.13; RegB 2.5; 3.14; etc.
—132—
2. LA OBEDIENCIA
2.1. La obediencia de Jesús al Padre
La obediencia de Lrancisco y Clara es una obediencia
a Dios, que no a la ley o a las instituciones sociales y ecle
siásticas que ordenan la convivencia ciudadana y cristiana
por medio de sus respectivos derechos. La relación obe
diente al Señor se fundamenta en una larga historia de las
relaciones entre el Creador y su criatura en la que se parte
del amor y de la fidelidad del Señor.
Erente a la desobediencia generalizada de los hombres
implantada en las culturas’'', se coloca Jesús dispuesto a
obedecer la voluntad de Dios que ha decidido recrear y
salvar su creación. Jesús obedece en todo a Dios; su obje
tivo es someterse a la voluntad del Padre40 hasta identifi
carse con Él: «Yo y el Padre somos uno»41. Así pues,
obedece a María y a José y al Padre42 en el contexto de una
espiritualidad donde la Torá regula las relaciones familia
"■CT.Ocn 1.27: Is 1.2; 19.1.3; Jcr 9.1 -5; 11/ 2.5: Rom 11.32: etc.
1,1 Jn 8.29: «El que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo
que le agrada a él»: Jn 16.32: «Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada
uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo».
11 C f.Jn 10,30.
42 Le 2.51: «Bajó con ellos, vino a Nazaret y vivía sujeto a ellos». Le 2,49: «Él les dijo: “ Y ¿por
qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?"»: Jn 4.34: «Dice Jesús:
"Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra"»: cf. I leb 5.7-9.
— 138—
51 RegCI 1,1-5: el". RegNB 1-4: «¡En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo! Esta es la
vida del Evangelio de Jesucristo, que fray Francisco pidió que le fuese concedida y conlirmada por
el señor Pupa.Y él se la concedió y confirmó para sí y sus frailes, presentes y futuros. Fray Francisco
y todo el que será cabeza de esta Religión, prometa obediencia y reverencia al señor Papa Inocencio
y a sus sucesores», cf. RegB 2.
52 Adm 5,1-2: 19.1-2; 2Cel 796; LM 9,1: LP 54; cf. Gen 1.26.
-1 4 1 -
•s-' CartO 44-46: ef. Flp 2.8: Acl2.l -4: «Di jo el Señor a Adán: Come de todo árbol, pero del árbol del
bien y del mal no comas (CJén 2.16-17). Podía comer de todo árbol del paraíso, porque, mientras no
contravino la obediencia, no pecó. Come, en efecto, del árbol de la ciencia del bien, aquel que se
apropia su voluntad y se enaltece de los bienes que el Señor dice y obra en él; y así por la sugestión
del diablo y transgresión del mandato, vino a ser manzana de la ciencia del mal».
51 RegCI 4.10; TestCl 68-69A"5RegCI 10.3; Francisco en Adm 3: «Dice el Señor en el Fvangclio: El
(/tic no renunciare a todo lo (¡tic posee, no puede ser mi discípulo (Le 14.33); y el que quisiere salvar
su alma, la perderá (Le 9.24). Aquel hombre deja todo lo que posee y pierde su cuerpo, que se
ofrece a sí mismo todo entero a la obediencia en las manos de su prelado. Y todo lo que hace y dice,
que él sepa que no es contra su voluntad |del prelado], mientras sea bueno lo que hace, es verdadera
obediencia. Y si alguna vez. el súbdito ve cosas mejores y más útiles para su alma que aquellas que
le ordena el prelado, sacrifique las suyas voluntariamente a Dios, y se aplique a cumplir con la obra
las cosas que son del prelado. Pues esta es obediencia caritativa (ef. IPe 1.22). porque satisface a
Dios y al prójimo. Pero si el prelado ordena algo contra su alma, aunque no le obedezca, sin embargo
no lo abandone. Y si de ahí sufriere persecución por algunos, ámelos más por Dios. Pues el que
sufre persecución antes de que quiera separarse de sus hermanos, en verdad permanece en la perfecta
obediencia, porque da su vida (ef. Jn 15.13) por sus hermanos».
-1 4 2 -
5<’ 3CtaCl 8: TesCl 44: RegCl 12,12-l3:«Con miras a todo lo dicho, las hermanas estén firmemente
obligadas a tener siempre como gobernador, protector y corrector nuestro, al cardenal de la santa
Iglesia Romana que haya sido asignado a los Hermanos Menores por el señor Papa, para que. siem
pre súbditas y sujetas a los pies de la misma santa Iglesia, estables en la fe (el. Col 1.23) católica,
guardemos perpetuamente la pobreza y la humildad de nuestro Señor Jesucristo y de su santísima
Madre, y el santo Evangelio, que firmemente hemos prometido. Amén».
57Adm 1.22: cf. Mt 28.20.
5sAdm 1.9-22.
RegCl 1.3; TesCl 37; 48: BC1 6: Test 6-11: RegNB 4; RegB 1.3; 12.1: ICel 22: TC 57; LP 15:
etc.
SalV 14-18: cf. REgNB 17.14: 22.5.
—143—
RegCI 1.1-2: X ’taCI 25-26: textos citados: IPc 2.21: Sah 1.7: Col 1.17.
144-
ICtaCI 8-24; textos citados: Eclo 45.14: Hcb 12.2: Col 1.13; Mi 12,50; d \ 2CatCI 1.7.20.24;
3CtaCl 15-17; del Espíritu Santo, cf. RegCl 6,3;
M4CtaCl 34; textos citados: Prov 3.3; 2 Cor 3,3
M TesCI 59-60.; cf. RegCl 8.10
-145—
6' RegNB 5,13-17; cf. 6.3; 4.5; Adm 3.6; textos citados: Gal 5.13; Sal 118.21
TesCI 2-23.27-51.74-79.
67 RcgCl 8.15: 5.4; TesCI 63 el . RcgNB 9.10-11: RegB 6.8: texto citado: ITes 2.7.
-1 4 6 -
,,s RegCI 10.6-7: cf. Francisco: RegNB 8.9: 9,14: 17.9: RegB 10.7: textos citados: Le 12.15: Mt
13.22: Col 3.14.
w RegCI 9.7-11: Francisco: Adm 23.3: RegNB 2 1.5-6: textos citados: Mt 5.23: 6.15: 18.35
70 RegCI 4.15-16: Francisco: RegNB 18.1-2: RegB 8.2.5.
—147—
2.2.3. La abadesa
«Ruego también a aquella que tenga en el futuro el
oficio de las hermanas que se aplique con esmero a pre
sidir a las otras más por las virtudes y las santas costum
bres que por el oficio, de tal manera que sus hermanas,
estimuladas por su ejemplo, la obedezcan no tanto por el
oficio, cuanto más bien por amor»72.
Io El oficio de abadesa. Siguiendo el apartado anterior,
la relación de amor de Dios en Cristo con la entera crea
ción, o la caridad explicitada en la vida de Jesucristo hacia
sus hermanos, debe presidir y entrelazar la vida de las her
manas, y, naturalmente, las relaciones concretas de la aba
desa con sus súbditas. La ley no es la que estructura la vida
fraterna, sino la caridad, es decir, la relación de Dios en
Cristo. Desde este centro focal, se justifican las atenciones
materiales y personales de la abadesa a las hermanas. No
es una cuestión de deber y de responsabilidad humana di
manada de la ley, sino es la relación de amor en la frater
nidad quien da vida a las hermanas. La elección y, si fuere
necesario, la sustitución, se determina por el amor y la ca
pacidad de servicio.
En el primer caso, Clara reglamenta que el ministro que
■’ RegCI 9.14-15; cf. Francisco: RcpNB 11.1: 12.1-2; RcgB 3.10: II.I.
’ TesCI 61-66.
— 148—
RegB 8.4: «Y si en algún tiempo apareciera a la generalidad de los ministros provinciales y cus
todios que el sobredicho ministro no es suficiente para el servicio y utilidad común de los frailes,
estén obligados los sobredichos frailes, a quienes está confiada la elección, a elegirse en el nombre
del Señor otro para custodio».
7,1 Lscribe expresamente Francisco. Test 35-39: «Y el ministro general y todos los otros ministros
y custodios estén obligados por obediencia a no añadir o quitaren estas palabras. Y siempre tengan
este escrito consigo junto a la Regla. Y en todos los capítulos que hacen, cuando leen la Regla lean
también estas palabras. Y a todos mis frailes, clérigos y legos, mando firmemente por obediencia
que no introduzcan glosas en la Regla ni en estas palabras diciendo: "Así deben entenderse” . Sino
que, así como el Señor me dio decir y escribir sencilla y puramente la Regla y estas palabras, así
sencillamente y sin glosa las entendáis y con santas obras las guardéis hasta el fin»; cf. RegNB 2,1 -
2.S: RegB 2.1-2.12:Y / í /Y//yi 3. 205-206).
77 Me 10.35-45par: «Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro,
queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir». Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vos
otros?». Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros
con el bautismo con que yo me voy a bautizar?». Contestaron: «Podemos». Jesús les dijo: «K1 cáliz
que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a
bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es
para quienes está reservado». Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, llamándolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los ti
ranizan. y que los grandes los oprimen. No será así entre Nosotros: el que quiera ser grande entre
vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo
del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».
-1 5 0 -
" RcgCI 10.1 -5: T'esC'l 67: Francisco. RcgNB 4.2-3; RegB 10.1-3; Adro 2.2; 3.3.10.
•- RcgCI 43): RcgNB 4.6; textos citados: Mt 12.36; 20ÍK ; Heb 13.17.
— 151—
TesC'l cf. RcgCI 4.12; S.16: JCarCI 5; C.A. I.-un m i . X m - u s . 103- IOS.
*' Jn 13.1-13; 13.13.
'■ Le 2.40.32.
152-
Me 3..M-35pur.
*' I.e X.15.21.
—153—
88 Cf. Me 3.20-21.31-35; con más suavidad Mt 12.46-50 y con un sentido positivo Le 8.10-21;
11.27-28.
- 156
-
RqiU 10.2-6.
" R ok'l 9,5-11: RegNB 5.7-8: RctiB 7.5: Aüm 11.2: 75.5: 1Col 44; etc.: testos cihidos: Mt 5.25:
6.15: 0.12: 18.55; Me 2.17.
-1 5 8 -
3. LA PERSEVERANCIA
Antes de la bendición final, Clara termina su Testa
mento suplicando a las hermanas que sean fieles a todo
cuanto han prometido al Señor, a Jesús y a Francisco.
Ruega fidelidad al Padre de las misericordias, al Hijo que,
humillándose hasta el extremo de dar su vida en la cruz,
ha sido el camino de acceso a la salvación del Padre o la
vida por la que ha transitado el Padre para hacernos hijos
suyos, y a Francisco que ha seguido los pasos de Jesús
pobre y crucificado: «Por consiguiente, si hemos entrado
por el camino del Señor, guardémonos de apartamos nunca
en lo más mínimo de él por nuestra culpa e ignorancia,
para que no hagamos injuria a tan gran Señor y a su Madre
la Virgen y a nuestro bienaventurado padre Francisco, y a
la Iglesia triunfante y también a la militante. Pues está es
crito: Malditos los que se apartan de tus mandamientos.
Por eso doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor
Jesucristo, para que, teniendo a nuestro favor los méritos
de la gloriosa Virgen santa María, su Madre, y de nuestro
bienaventurado padre Francisco y de todos los santos, el
mismo Señor que dio el buen principio, dé el incremento,
y dé también la perseverancia final. Amén»93.
Todo ello ha supuesto para Clara, y para todas las
Hermanas, pasar de una vida que responde a la vida vieja
nacida del pecado de Adán, a una vida nueva que es la de
Jesús de Nazaret. La fidelidad y perseverancia no va diri
gida a cumplir siempre el contenido de una ley o la obe
diencia permanente a unos preceptos, es a la novedad de
vida que aparece con la experiencia de fe en Cristo. Es la
llamada que recibe Francisco en San Damián, y Clara en
San Rufino. La fidelidad y perseverancia está en el proceso
de desligarse del mal y caminar a la luz del amor, de con
TesCl 75-78: textos citados: Sal 118.21; til 3.14: el. 1 Cor 3.6-7.
- 159 -
Cf. Rom 5.5: X.1); 2Cor 1.22: 2Tim 1.14: Kf'3.17; ele.
Cf. Rom 5.5: 8.9-11: 14-16: Gal 5.6-14: 6.2: ICor 9.21.
Gal 5.22: cf. Hf 5.9.
1,7Gal 5.18.21:6.8: ICor 6.17.
,,s Ef 3.14-19: cf. 1.15-21.
- 160-
l;lp 3.S-11.
10,1Textos: 2Cor 12,9-10: Flp 1,21; Rom 6,6; 8,3: Gal 1,19; 2Cor 4.10.
-1 6 1 -
""A ID 1-7; cf. RcgNB 17.5.18; 22.26; 25,8-9; OfP 12,5.5; AHI 11; OlV passim.
— 163 —
4. BENDICIÓN FINAL
Además de la amplia bendición, siguiendo en parte a
Francisco, que Clara escribe a sus hermanas, cuya noticia
la recoge la Leyenda de Santa Clara, realmente hermosa,
el párrafo con el que termina el Testamento es un resumen
de la bendición referida y el colofón a una historia de amor
cuyas etapas ha comentado en el Testamento: Llamada del
Señor que origina el camino del seguimiento de Jesús, cre
cimiento en la relación del Señor y de las hermanas y per
severancia y fidelidad a la elección divina104.
Clara bendice: «Para que mejor pueda ser observado
este escrito, os lo dejo a vosotras, carísimas y amadas her
manas mías, presentes y futuras, en señal de la bendición
del Señor y de nuestro bienaventurado padre Francisco, y
de la bendición mía, vuestra madre y sierva», siguiendo el
hilo de Francisco: «Escribe cómo bendigo a todos mis
frailes, que hay en la Religión y que vendrán hasta el fin
del siglo... Puesto que, a causa de la debilidad y dolor de
la enfermedad, no tengo fuerza para hablar, brevemente
en estas tres palabras declaro a mis hermanos mi voluntad,
101Clara bendice a sus hermanas con cierta frecuencia y la repite antes de morir. —Leyenda de Santa
Clara 45. Parte de la bendición la toma de San Francisco y está preñada de citas bíblicas y de sus
escritos: «Fn el nombre del Padre y del Hijo y del Hspíritu Santo. El Seboros bendiga y os guarde.
Os muestre su faz y tenga misericordia de vosotras. Vuelva su rostro a vosotras y os dé la paz (cf.
Núm 6.24-26). a vosotras, hermanas e hijas mías, y a todas las otras que han de venir y permanecer
en vuestra comunidad, y a todas las demás, tanto presentes como futuras, que perseveren hasta el
fin en todos los otros monasterios de Damas Pobres.
Yo. Clara, sierva de Cristo, plantita de nuestro muy bienaventurado padre san Francisco, hermana
y madre vuestra y de las demás hermanas pobres, aunque indigna, ruego a nuestro Señor Jesucristo,
por su misericordia y por la intercesión de su santísima Madre santa María, y del bienaventurado
Miguel arcángel y de lodos los santos ángeles de Dios, de nuestro bienaventurado padre Francisco
y de todos los santos y santas, que el mismo Padre celestial os dé y os confirme esta su santísima
bendición en el cielo y en la tierra (cf. Gen 27.28): en la tierra, multiplicándoos en su gracia y en
sus virtudes entre sus siervos y siervas en su Iglesia militante: y en el cielo, exaltándoos y glorifi
cándoos en la Iglesia triunfante entre sus santos y santas. Os bendigo en vida mía y después de mi
muerte, como puedo y más de lo que puedo, con todas las bendiciones con las que el Padre de las
misericordias (cf. 2 Cor 1.3) ha bendecido y bendecirá a sus hijos e hijas en el cielo (cf. Ef 1.3) y
en la tierra, y con las que el padre y la madre espiritual ha bendecido y bendecirá a sus hijos e hijas
espirituales. Amén. Sed siempre amantes de Dios y de vuestras almas y de todas vuestras hermanas,
y sed siempre solícitas en observar lo que habéis prometido al Señor. El Señor esté siempre con vo
sotras (ef. 2 Cor 13.11). y ojalá que vosotras estéis siempre con Él (cf. Jn 12.26; 1 Tes 4.17). Amén».
BcCI 1-16; cf. C. Vaiani, Clara en sus escritos. III. 422-428.
—164—
TesCI 79.
""'Textos: ICor 12.3: el. Jn 14.26. Gal 4.6: cf. Rom 8.15-17. Cl\ ICor 12.4; Is 11.2: Gal 5,22-23.
107 ICor 3.21-23: c l.l. 12; 11.3.
—165-
CONCLUSIÓN
Hemos comprobado que en el primer capítulo del Tes
tamento Clara funda su vocación en la Trinidad. Dios
Padre se le presenta pleno de bondad y misericordia
iluminando su corazón para cambiar de vida. Dios Padre
es la roca donde se asienta su nueva vida y comienza una
nueva historia que va a estar llena de gozo y no pocos
sufrimientos, sobre todo en lo que concierne al re
conocimiento del sentido y vivencia de la pobreza según le
había enseñado San Francisco. Pero, como Francisco en
San Damián, cuando descubre por su medio el camino que
recome Jesús hasta la Resurrección, todo le es relativamente
más fácil. Sabe a qué atenerse y le bastan los encuentros,
las palabras y los escritos del Poverello, además de la
escucha atenta a la Palabra. Y Jesús es el centro de su
relación con Dios, de su relación con las hermanas y la
dimensión de su identidad: el vaciamiento de sí, la
pobreza, ser sierva, la cruz como renuncia de sí, de su
familia, de su situación social, etc., que la convierte en una
marginada social. El Espíritu, la relación de amor que Dios
Padre establece con la creación, con sus hijos, la convierte en
esposa y madre desde la perspectiva divina, como María.
Es cuando Clara entrega su feminidad al misterio de la
salvación y al camino de la espiritualidad clariana para
alcanzarla y vivirla en la Iglesia, en la historia humana. No
se da una renuncia a su condición eriatural, sino que, como
María, la orienta hacia la presencia de Jesús en la comunidad
cristiana y al cuidado de su crecimiento en las instituciones,
comunidades y personas que conforman el entramado cris
tiano en la historia humana.
Clara escribe en el segundo capítulo del Testamento
sobre la presencia del amor misericordioso del Señor, que
la introduce, por su Hijo Jesús y Francisco, en la vida
nueva del Espíritu. Clara sigue a Francisco en la itineran-
cia del Hijo de Dios cuando se encarna. Y la encarnación
-1 6 6 -
I riarte, L., L a v o c a c ió n f r a n c i s c a n a . L a o p c ió n d e F r a n c i s c o v C la r a
Síntesis de los ideales de san Francisco y Santa Clara. Va
d e A s ís .
lencia 1989'; Id., L e tr a y e s p í r i tu d e la R e g la d e S a n ta C l a r a . Ed. Asís,
Valencia 1994.
171
Murcia 1999 ( - C u e s t i o n e s ) .
d e C r is to .
P r i v i l e g i u m P a u p e r t a t i s e d e ! T e s ta m e n to . Milano 1996.
Paoi .azzi . C.. «Per Fautenticita dcgli scritti di Francesco alie “paupc-
res domine"», en C l a r a C la r is p r a e c l a r a . L ' e s p e r i e n z a c r i s t i a n a e la
m e m o r i a d i C h i a r a d ' A s s i s i in occasionc del 750" aniversario della
morte. en C o n v i v i u m A s s i s i e n s e 6 (2004) 307-338: íd., «El Testamen-
tum de Clara de Asís: pruebas internas de autenticidad», en S e l e c c i o
n e s d e F r a n c i s c a n i s m o 43 (2014) 37-86.
172
ÍNDICE
Introducción ........................ 81
1. Los orígenes ........................ 82
2. Vida nueva ........................... 88
3. Clara sigue a Jesús en la Insioi la ........................... 91
3.1. ¿Vida contemplativa o vida m Uva'’ ................................. 91
3.2. La Palabra se hace ¡Imcranle ..................97*4
2. La obediencia ............................................................................ 1 3 7
2 .1. La obediencia de Jesús al Padre .................................... 137
2.2. La obediencia de Francisco y Clara .................................13 9
2.2.1. La obediencia del Hijo de D io s ..................................139
2.2.2. La obediencia enla Fraternidad ................................142
2.2.3. La ab ad esa.................................................................. j 4 7
2.2.4. Las hermanas ............................................................ 1 5 6
C onclusión....................................................................................... 165
B ibliografía..................................................................................... 1 6 9
— 175 -
PUBLICACIONES DE LA COLECCIÓN
«HERMANO FRANCISCO»
Fuera de Colección:
Julio I Ierran/. Javier Garrido. José Antonio Guerra. FRANCISCO
Y CLARA DE ASÍS. ESCRITOS (Edición de bolsillo según la tíl-
lima edición critica de Paoktzzi. Octubre 2013)