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LITERATURA SAPIENCIAL

EN EL PRÓXIMO MEDIO ORIENTE


Investigación

La fuentes de las que han derivado las más antiguas formas sapienciales fueron Egipto y
Mesopotamia, dos civilizaciones que preceden la aparición de Israel y que poseyeron sus
propios centros de cultura, estructuras administrativas y de culto (cortes y santuarios),
alcanzando un notable y elevado proceso de civilización, ampliamente documentado por los
testimonios históricos y arqueológicos.
Conviene observar que en los textos bíblicos se hace mención explícita del
conocimiento y de los contactos que tuvo Israel con los centros sapienciales de la antigüedad:
Babilonia (cf. Is 44, 25; 47, 10), el mundo egipcio (cf. Gn 41, 8; Ex 7, 11; Pr 30; 31, 1-9), el
territorio de Canaán (cf. Ez 27, 8; 28, 3.17; Zc 9, 2), Edom (cf. Jr 49, 7; Jb 2, 11; 1 R 5, 10), el
mundo árabe (cf. Jb 2, 11; 15, 18; Pr 30, 1; 31, 1) y otros más.1
Una confirmación posterior de la interacción entre mundo bíblico y civilizaciones
extrabíblicas se encuentra documentada en los estudios histórico-arqueológicos, que ponen en
evidencia los numerosos puntos de contacto en el modo de pensar y de vivir de los pueblos
representados por esas culturas.2 Partiendo del análisis de los ambientes sapienciales
extrabíblicos, sobre todo, Egipto, Mesopotamia y Canaán, es posible comprender mejor las
características originales y las dinámicas de la formación de la sabiduría en el ámbito local de
Israel.
Cabe aclarar, antes de analizar en particular la literatura sapiencial de cada una de las
civilizaciones mencionadas anteriormente, que el conocimiento, el modo de pensar y vivir de
estas civilizaciones, que encontramos plasmados en escritos que datan aproximadamente del
tercer milenio antes de Cristo, demuestran que la cultura (conocimientos, modos de pensar y
vivir) no permanecía en el lugar de origen sino que recorría las rutas de las caravanas y
llegaba a todas partes. Pero en particular, era con las obras literarias como principalmente se
transmitía esta cultura (conocimientos, modos de pensar y vivir), sin olvidar claro las objetos
manuales y las artes.

EGIPTO
La civilización egipcia ejerció notables influjos sobre la sabiduría hebrea a través de modelos
literarios como el de las enseñanzas o instrucciones, aunque también de otras expresiones de
su amplia literatura como los poemas. La concepción de la sabiduría egipcia, de hecho,
emerge, sobre todo, de las Instrucciones o Advertencias; y de los Himnos o de los Cantos de
amor.
En Egipto, las colecciones de instrucciones nacidas en el contexto de la corte, con la
finalidad principal de proporcionar una educación adecuada a los funcionarios y oficiales de

1 M. Gilbert ha hecho notar que una influencia significativa sobre la literatura sapiencial se debe también a la obra del poeta
griego Hesíodo, Los trabajos y días (alrededor de 600 a.C.), donde se exaltan algunos valores de la vida común de los
hombres, como el trabajo y la familia (cf. M. GILBERT, Sapienza, NDTB 1430).
2 Existe una copiosa literatura sobre este tema. Numerosos textos se pueden encontrar en ANET y en obras como J. BRIEND

- M. J. SEUX (eds.), Textes du Proche-Orient ancien et histoire d’Israël, Paris 1977; O. KAISER (ed.), Texte aus der Umwelt
des Alten Testaments, Gütersloh 1982, y G. RAVASI (ed.), L’Antico Testamento e le culture del tempo, Roma 1990. Sobre
la bibliografía en español, cf. M. GARCÍA CORDERO, Biblia y legado del Antiguo Oriente, Madrid 1977, 555-634; J.
LÉVÊQUE, Sabiduría del Antiguo Egipto, Estella 1984; J. VÍLCHEZ LÍNDEZ, Historia de la investigación.
1
la nobleza imperial, están constituidas normalmente por proverbios, máximas, sentencias y
consejos que un rey transmite a un heredero o a un súbdito (al que llama «hijo») sobre el
comportamiento correcto para conducirse con éxito y realizar bien la propia función. Estas
instrucciones, sobre todo, las que florecieron durante el Imperio Nuevo (hacia 1567-1085
a.C.), estaban también orientadas a proporcionar una educación ética y promover la piedad
religiosa personal.
Las instrucciones cubren un período que va de comienzos del tercer milenio hasta
poco antes de inicios de la era cristiana. Entre las colecciones de instrucciones y
recopilaciones conviene citar por su importancia: la Instrucción de Ptah-hopet, visir del rey
Isesi de la V dinastía del Imperio Antiguo (ca. 2560-2420), cuyos acentos entristecidos
resuenan en algunas expresiones de Qohélet; las Instrucciones a Merikaré (ca. 2100 a.C.),
tratado sobre la sana conducta política y moral, y de Amenemhet (hacia 1960 a.C.),
profundamente pesimista, del Imperio Medio; la Sabiduría de Ani (ca. 1400-1300 a.C.) y de
modo particular la Instrucción o Enseñanza de Amenemope del período del Imperio Nuevo
(1560-1085), por su presunta relación con Pr 22, 17-24, 22. La Época Baja o Saita (715-332)
está representada de modo particular por la Instrucción de Ankh-Sheshonq-qy (alrededor del
400 a.C.) y por el Papiro Insinger, cuyos dichos, breves y ritmados, recuerdan máximas
sapienciales del Antiguo Testamento.
También se realizó la producción de una serie de obras de disputa con un tono
pesimista y cínico: el Diálogo de un desesperado con su alma, la Historia de un campesino
elocuente, el Canto del Arpista, la Sátira de los oficios (entre el 2000 y el 1800 a.C.), las
Lamentaciones de Khakheperre-sonbe y algunas otras más. Estas obras poseen algunas
semejanzas con los libros de Job y Qohélet. En la primera de ellas se propone la idea del
suicidio cuando las circunstancias son totalmente contraproducentes, o bien, si el alma lo
rechaza, recurrir a los placeres. En la Historia de un campesino elocuente, se aborda con
pesimismo el tema de la injusticia social. La tercera obra citada invita a gozar plenamente del
momento presente, pues nadie puede llevarse consigo nada a la otra vida. La cuarta ironiza
sobre las actividades humanas. Las Lamentaciones de Khakheperre-sonbe, por último, un
diálogo entre el hombre y su yo, contienen una crítica agria del lenguaje social por el uso
repetido de palabras gastadas, que llegan a perder todo significado, y la dificultad de la
comunicación.

TEXTOS EGIPCIOS
Ani Proverbios 2, 16-19
Ten cuidado con la mujer de fuera… Para librarte de la ramera,
cuyas marrullerías nadie conoce, de la prostituta que halaga con sus palabras,
una mujer alejada de su marido. que abandono al compañero de su juventud,
“Estoy limpia” te dice a cada momento, olvido la alianza de su Dios;
Pero no hay testigos su casa se inclina hacia la muerte,
cuando te dispone a echarte el lazo. sus sendas hacia el país de las sombras;
los que entran allí no retornan,
no alcanzan las sendas de la vida.

2
Amenemope (III,9-16) Proverbios (22,17-18)
“Presta las dos orejas y escucha lo que se Presta atención y escucha las
dice; Dispón tu corazón para comprenderlo. palabras de los sabios;
Es útil meterlo en el tu corazón. Dispón tu corazón a mi experiencia;
Es una carencia para quien lo ignora. Te gustará guardarlas en tus entrañas,
Hazlo reposar en el cofre de tu cuerpo, Y ponerlas juntas en los labios
Para que te sirva de límite en el corazón.
Si hay una tempestad de palabras,
Esto sirve de anclaje en tu lengua”
Amenemope (XXVII,6-15) Proverbios (22, 20-21)
“Considera estos treinta capítulos, El hebreo escribe:
Son una diversión y una enseñanza. “Te he escrito treinta sentencias
… De consejos y experiencias,
Permiten saber al ignorante. Para que conozcas con certeza la verdad,
… Y puedas responder con la verdad
Imprégnate de ellos, mételos en el corazón, a quien te envíe”
Y te convertirás en un hombre capaz de
explicarlos
Y que explica como un maestro”
Amenemope (IX,9- X,5) Proverbios (23,4-5)
“No te dediques a perseguir riquezas. No te afanes por enriquecerte,
No te esfuerces por buscar rentabilidad, Deja de preocuparte.
Y tus bienes se conservarán para ti íntegros. Aparta tu mirada,
Si las riquezas te llegaron mediante fraude, Pues echa alas como águila
Ellas no pasarán la noche en tu casa. y vuela hasta el cielo”
Ellas adquirirán alas como los pájaros,
Ellas volarán hacia el cielo”
Amenemope (XVIII) Proverbios (22,24)
Una cosa son las palabras El hombre medita muchos planes,
que dicen los hombres, pero se cumple el designio del Señor.
otra cosa es lo que hace el dios. Lo que se espera del hombre es su lealtad:
El pan es mejor cuando el corazón está feliz, más vale pobre que traidor.
que las riquezas de tristeza.

Ani (16, 13) Proverbios (23,27)


“Guárdate de una mujer extranjera …
“Fosa profunda es la prostituta y pozo
es un agua profunda de la que se desconoce
estrecho la mujer extraña”
la medida”

MESOPOTAMIA
Un influjo notable sobre la literatura israelita tuvo la actividad sapiencial mesopotámica, que
a lo largo de las épocas históricas abarca tres civilizaciones diferentes, caracterizadas cada
una por sus propias instituciones educativas, con sus respectivos documentos literarios:
Sumer, Babilonia y Asiria. Esta literatura ofrece un imaginario completo, con símbolos y
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temas que han dejado sus huellas en la correlativa producción israelita. Los promotores de la
cultura mesopotámica fueron, según la antigua mitología, los apkallu, los grandes sabios, que
hacia fines del cuarto milenio inventaron un sistema de escritura semicriptográfico que
evolucionó posteriormente hacia la escritura silábica e ideográfica. Alrededor del 2500 a.C.
surgieron instituciones educativas, la eduba (casa de las tablillas), donde se cultivaban las más
diversas disciplinas y en la que recibían una educación esmerada los príncipes e hijos de los
altos funcionarios (gobernadores, militares de alto rango, funcionarios del templo). Esto dio
lugar a la recopilación de antiguos textos literarios y a la composición de nuevas obras. Al
ámbito sumerio pertenecen las Instrucciones de Shuruppak (2500 a.C.), una antología
proverbial que afronta el problema de la teodicea y constituye, probablemente, el más antiguo
testimonio del género didáctico que ha llegado hasta nosotros, algunas Disputas y Fábulas, y
la Epopeya de Gilgamesh, tal vez el texto más renombrado de la literatura mesopotámica, en
el que se encuentra un relato del diluvio universal.
El mundo babilonio, por su parte, representa una de las más fecundas fuentes
sapienciales antiguas de Oriente Próximo, tanto por la consistencia de las obras que nos han
llegado como por su influjo en la sabiduría bíblica. Se pueden indicar por orden temático: el
Poema del justo que sufre o Quiero alabar al Señor de la Sabiduría (Ludlul bel nemeqi, entre
el 1500 y el 1200 a.C.), la Teodicea babilónica (ca. 1000 a.C.), el Diálogo pesimista entre un
amo y su súbdito (alrededor del 1000 a.C.), los Consejos de sabiduría, además de muchos
dichos populares, proverbios y fábulas. El primero texto plantea el problema de cómo
aprender el camino del bien y conocer la voluntad de los dioses. La Teodicea babilónica,
diálogo entre un hombre que sufre y su amigo, que recuerda los diálogos de Job, desarrolla el
tema del silencio de los dioses y el carácter inescrutable de sus designios, motivo por el que
los hombres son propensos a actuar con injusticia. La tercera obra es un diálogo pesimista
sobre la felicidad humana y los bienes que pueden satisfacerla. Los Consejos de sabiduría,
probablemente dirigidos a un príncipe, poseen una profunda tonalidad religiosa y humana.
Tratan, en efecto, de la honradez en el desempeño de las funciones públicas, el amor a los
enemigos, la recta conducta social, la probidad en el lenguaje y otros temas análogos.
En el contexto asirio, de época posterior, el principal testimonio, con contactos
probables con el libro de Tobías, es la Sabiduría de Ajicar, consejero del rey Senaquerib (704-
681) y de su hijo Asarhadon (680-669). La obra fue escrita en arameo hacia los siglos V/IV
a.C. En ella se combinan los géneros de instrucción, exhortación y mandato. Llama la
atención por la hondura religiosa y el alto nivel ético.

TEXTOS MESOPOTÁMICOS
Instrucciones de Shuruppak Proverbios (3,1; 4, 20-21)

“[Hijo] mío, yo te ofrezco instrucción, “Hijo mío, no olvides mi enseñanza


recibe mi instrucción; y mis mandamientos guarde tu corazón”.
Ziusudra, te digo una palabra, “Hijo mío, pon atención a mis palabras,
presta oídos a mi palabra. a mis dichos inclina tu oído.
no desprecies mi instrucción, No se aparten de tus ojos,
no traspases la palabra que pronuncio”. guárdalos en medio de tu corazón”.

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Palabras de Ahiqar Proverbios (4, 23)
“Sobre toda cosa que guardes, guarda tu
“Más que toda vigilancia vigila tu boca, y
corazón, porque de él [brotan] los
[en] lo que o[igas] endurece tu corazón”
manantiales de la vida”

CANAÁN
La literatura del ámbito cultural cananeo presenta una cierta afinidad con la que existió en
Israel y se puede afirmar que a menudo fue el trámite a través del cual las producciones
literarias de Mesopotamia y Egipto influyeron en la literatura israelita. Característica de fondo
de la sabiduría que aflora en toda esa área cultural es el predominio de la dimensión práctica y
ética; y la raíz fonética para expresarla es “ḥkm”, la misma que encontramos en el mundo
bíblico. Pero hay también otros elementos que conducen a pensar en la existencia de
elementos sapienciales comunes a ambos tejidos literarios, a pesar de la indudable
originalidad de la literatura israelita, debida a la singular tradición religiosa monoteísta.
El asentamiento de la comunidad hebrea en el territorio de Canaán implicó, de hecho, el
encuentro y la convivencia de Israel con los grupos étnicos ya presentes, que poseían una
propia cultura y tradición sapiencial, si bien es verdad que la identidad de Israel como pueblo
se fue perfilando cada vez más a partir de la distinción con respecto a las demás poblaciones
vecinas y a sus respectivos modelos sapienciales. Un material importante de la elaboración
sapiencial cananea lo han proporcionado los hallazgos arqueológicos de Ugarit, ampliamente
estudiados. Las analogías con la literatura israelita se observan en las afinidades con el libro
de los Proverbios y porque presenta textos, como la historia del justo que sufre, en el que se
plantea el problema del sentido de la vida y del sufrimiento como desafío a la enseñanza
tradicional, posición similar a la que encontramos en Job.

Bibliografía:

TÁBET, MIGUEL A. Introducción al Antiguo Testamento. III Libros poéticos y sapienciales.


Ediciones Palabra, Madrid, España, 2004.

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