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Fenomenalizar la nada. El punto de partida.

Desde sus primeros escritos Marc Richir lamenta que la Fenomenología haya
comenzado como un proyecto de fundamentación de la lógica (y la aritmética) y
de que Husserl no haya pensado el fenómeno como un problema en sí mismo,
sino tardíamente y de maneras en extremo implícitas. Sin embargo sabemos que
dicha omisión, nunca fue parte constitutiva de la lógica, es decir, no estaba en los
orígenes de la fenomenología de Husserl, y dicho planteamiento fenomenológico,
fue un hallazgo, digamos, secundario.

Partir del fenómeno en tanto que fenómeno, habría sido crucial para poner a
discusión las grandes paradojas de la filosofía de herencia griega, tales como:
pensamiento-ser, alma-cuerpo, subjetividad-mundo, que han sido traducidas
desde los griegos hasta nuestros días, bajo discursos harto complejos tales como:
materia-forma, mismo-otro, en sí-para sí, ente-ser, a priori-a posteriori, sensible-
inteligible, visible-invisible, sólo por mencionar algunos. Para Richir, la
Fenomenología mantiene vigencia de las incógnitas de esa larga tradición que la
envuelve en sus problemas y misterios. Y esta exigencia, aparece muy
tempranamente, de hecho, en 1970 Mar Richir publica un artículo en la revista
Textures, cuyo título “Le Rien enroulé”, va a constituir la primera acta de
nacimiento de su filosofía. Dicho artículo contiene, en forma germinal, el programa
de lo que será su primera refundición fenomenológica. Por extraño que parezca,
su proceder aquí será el de una metafísica, pero como él bien lo señala, de una
metafísica del límite, es decir, del último vestigio de la metafísica que será al
mismo tiempo su salida.

De cara a problematizar las primeras elucubraciones fenomenológicas de Husserl


sobre la lógica y la aritmética, característico de las Investigaciones lógicas; Richir,
propone traer a discusión algunos problemas clásicos que parecen caracterizar el
proceder platónico de la fenomenología de Husserl, Se trata de decodificar lo que
el Padre de la fenomenología apunta en la expresión: La vida interior del objeto
lógico. Expresión que recoge toda una serie de implicaciones que buscan poner
en solfa, la problemática platónica del Mismo y lo Otro y la subjetividad cartesiana.

Lo Mismo y lo Otro aquí, en un emparejamiento sistemático, por señalar la


posibilidad de una vida interior del objeto lógico, o digamos del fenómeno en tanto
apariencia objetiva que señala su inmersión en las profundidades de la conciencia
constituyente.

Como señala Richir, Husserl, parte del hecho de que hay una cierta oscuridad que
mantiene atrapada a la lógica en su propia vaciedad de sentido. Clarificar (hacer
presente) quiere decir aquí, traer de vuelta al Otro que ha sido puesto fuera.
Sinónimo de clarificación, la Reducción fenomenológica es la puesta en marcha de
un movimiento-retorno hacia la vida pura de la conciencia donde ha sido sepultado
el Otro y desde donde es posible practicar un retorno inverso del movimiento de
alienación. (Richir, 1970, p. 5) Según ello, la diferencia entre el Mismo y lo Otro,
está radicada en la conciencia, y caracterizada por un movimiento de
indeterminación que se desprende de la apertura al Otro como indeterminado (no-
presente). De este modo, la vida interior del objeto lógico, parece jugarse bajo la
complejidad de un doble movimiento de fenomenalización que será la antesala de
la primera refundición richiriana.

Desde las Investigaciones Fenomenológicas, Richir, trata de descubrir la aporía


sobre la que se asienta el pensamiento husserliano y que significa la clave para
una posible refundación de la fenomenología. Se trata pues de esclarecer la
escena de la vida y el pensamiento de la subjetividad. (Richir, M. 1981, p.14). En
una palabra, se trata de rastrear el cartesianismo de Husserl, por un lado y por
otro de comprender la extensión del análisis fenomenológico a los objetos del
mundo sensible. La inmanencia y trascendencia del campo fenomenológico.

En el primer caso, aparece el cogito por la reflexividad interna y espontanea que


caracteriza al hecho de abrir un campo de inmanencia de la subjetividad viviente y
la reflexión que permite disociar la vida del objeto y lo que señala: la distinción
entre la cogitatio y la cogitatum.

En el segundo caso, la trascendencia del objeto sensible más radical que la del
objeto lógico matemático que es una institución cultural. De inspiración kantiana,
esta concepción, parece llevar a Husserl a buscar los fundamentos genealógicos
de la lógica y las matemáticas en una suerte de estética trascendental. que incluye
una explicitación fenomenológica del espacio y el tiempo como capa originaria de
la constitución del mundo sensible. (1981, p. 15).

En este contexto, la subjetividad es desde ahora, definida por la reflexividad pura


del cogito: que es un sujeto puro, un saber de inmanencia donde el fenómeno son
las cogitaciones intuicionadas en la reflexión.

Dice Husserl, “Las cogitaciones que nosotros pensamos, en tanto que datos
simples, desprovistas de todo misterio, contiene todo tipo de trascendencias”.
(Ibíd. p. 16). Por ejemplo el fenómeno de percepción de un sonido exige, al interior
de la inmanencia, una distinción entre la aparición y el apareciente es porque
nosotros tenemos dos datos absolutos: lo dado en la aparición y lo dado en el
objeto.
Ya no se trata de una correlación entre a priori psíquico y a priori objetivo, sino al
contrario, de una correlación entre aparición y apareciente, de lo que Husserl
llamará la fenomenología trascendental (Ibíd).

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