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EÉTA… EL MISTERIO DEL ‘3’ PARA LOS OGBONIS…

En este artículo hablaremos acerca del número tres (eéta o èta) el cual tiene un significado especial en
los rituales Ògbóni. Por ejemplo, una cuerda especial (okùn) con tres caracoles es atada en la muñeca de
un nuevo miembro durante la iniciación…

El saludo convencional Ògbóni consiste en colocar el puño izquierdo sobre el derecho tres veces, y
antes de entrar en la casa Ogboni, los miembros se paran y mueven el pie izquierdo hacia delante tres
veces. En otra ceremonia dentro de la casa, los miembros tocan la tierra o Edan tres veces, recitando
cada vez la frase “La leche del pecho de la Madre es dulce”…

En algunas esculturas Ògbóni la importancia del número tres se evidencia en la larga figura femenina
flanqueada por dos pequeñas figuras, sobre un arreglo tripartito de figuras humanas…
La cadena de hierro que une la pareja de Edan también da a entender un tercer elemento en un conocido
dicho Ògbóni:
‘Àgbàgbà méji ló mo ìdi eéta (“Sólo dos ancianos conocen el secreto del número tres”)…

La interpretación más popular de éste dicho sobre la erudición de los Edan, es el que alude a la Tierra
como un tercer elemento invisible en el grupo de las deliberaciones secretas del hombre y la mujer
dentro de la casa Ògbóni. Esto es lógico, aunque no explica la significación exacta del número. Con
intención de hacerlo, Morton-Williams expone la siguiente hipótesis:

“En el resto de la religión Yoruba hay un énfasis en el dualismo, por ejemplo, en las parejas de muchos
de los dioses e insisten en el número cuatro y su cuadrado, dieciséis... Uno puede ver en la imagen del
tres, comparado con lo que nosotros conocemos, puede tener el significado del cuatro para los Yoruba,
un signo que se manifiesta incompleto y por lo tanto una preocupación con el proceso y el tiempo…
Esto coincide con la concepción Yoruba de las etapas en la existencia del hombre: su salida del cielo
(Orun) para vivir en el mundo (Aiye), y eventualmente volverse un espíritu en la tierra (ile)... (Morton-
Williams 1960: 372-73)”…

Aunque Morton-Williams acierta en el énfasis puesto por los Yorubas en el dualismo y en las tres etapas
del hombre, al contrario de lo que afirma, el número tres no es evitado en el resto de la religión Yoruba.
Tampoco es siempre “un signo incompleto”… Los números pares e impares completan a otros en la
cultura Yoruba, dependiendo del contexto. Por ejemplo, haciendo caso de una composición, en una
expresión idiomática Yoruba, “Poner dos y tres siempre” (fi eéji kún eéta).

Sin embargo, el número dos (eéji) sugiere armonía y equilibrio; de ahí ‘èjìré’ (un epíteto de gemelos)
significa “el amigable y compatible dos”… El número tres (eéta), por otro lado, significa el poder
dinámico (agbára), tanto físico como metafísico. De ésta manera, un hombre fuerte es llamado ‘okùnrin
méta’ (“tres hombres en uno”), y de acuerdo a una creencia popular, semejante hombre debe ser
plantado en un cruce de caminos: ‘Oríta méta lá nsin òkú alágbára si’ (“Una intersección de tres caminos
es el lugar más apropiado para plantar a un hombre poderoso”) (Lawuyi 1986: 305).

Porque, la palabra tres (eéta o èta) deriva del arraigado verbo ‘ta’, que significa disparar, morder, girar,
patear, brotar, expandir, lanzar, y así (ver también Adewale 1988: 60), muchos Yoruba creen que una
fuerza impuesta está inmanente en los tríos… El verso de la divinidad representada por el odu-Ifá
Èjìogbè refuerza ésta noción:
Ifá dice:

“esto es tres”
El cazador “dispara a matar” un animal
De ésta manera declara el oráculo
“Nacido para Disparar”
Quién era un aprendiz de
Àgbonnìrègún...

(Colección de Ilé-Ifè, 1987)

La conexión entre ‘ta’ (disparar) y ‘èta’ (tres) en este verso desprende un simbólico juego de palabras en
los encantamientos Yorubas atribuyendo la acción sugerida por un verbo del nombre que deriva de él…
En algún caso, el número tres tiene un elemento prominente en todos los aspectos de los rituales Yoruba
primitivos a causa de su asociación con àse, el “poder para hacer que las cosas sucedan”… De acuerdo
con un informador, que trabaja con hierbas, tres fueron autorizados a la creación por Olódùmarè para
unir la causa con el efecto, lo físico con lo metafísico, lo visible con lo invisible, y lo humano con lo
sobrehumano. La naturaleza de este dinamismo es un secreto conocido sólo por unos pocos:

“Tres es la iniciación
Como dos es el principiante
El carnero siempre golpea la cabeza tres veces
Es a la tercera invocación en la cual el “jefe de los espíritus” responde”.

Para los Yoruba en general, un secreto es mejor llevado por dos personas; de ahí el proverbio ‘Òré ò
gb´elèta, elèjì l´òré gbà’ (“Un tercero puede arruinar una amistad; la amistad ideal es entre dos
personas”) (Kosemanii 1987: 26-27).

Para los Ògbóni, por otro lado, el tercero -Ilè/Edan- es el que aporta la fuerza de una promesa,
compañerismo, contrato, obligación o responsabilidad moral… Así, como Wande Abimbola expresó,
“Ilè (la tierra) castiga a aquellos que traicionan a sus amigos” (1978:240). De ésta manera la unión
mística implícita en el tres transciende a la intimidad y el equilibrio comúnmente asociados al dos- un
fenómeno no apreciable por el público general, pero acentuado en las normas Ògbóni Àgbàgbà méji ló
mo ìdi eéta (“Sólo dos [Ògbóni] ancianos saben el secreto del número tres”).

En consecuencia, aunque un regalo de tres cosas es aceptable en círculos ocultos y como ofrenda a las
deidades, esto es sospechoso a un nivel amistoso… Como S.A Adewale ha apuntado, el verbo ‘ta’
(disparar, lanzar, etc.) está implicado con el número tres (eéta); un regalo de tres cosas a un amigo, por
lo tanto, significa que hay gato encerrado, y debe ser considerado como un signo de hostilidad, si no
encubre una maldición (1988: 60). Para los Yoruba en general, el regalo ideal debe ser divisible en dos
partes iguales; porque el número dos (éjì), implica en ‘èjìré’ (un epíteto de gemelos), connotaciones
cariñosas y equilibradas (Lawal 1989:12).

Una intersección de tres caminos (oríta méta) es el sitio primordial para ofrecer importantes sacrificios
porque es el dominio de Èsù, la custodia de àse y el mediador entre todos los òrìsà en el panteón Yoruba
y Olódùmarè, por un lado, y entre el òrìsà y la humanidad por otro… Èsú es la unión entre Ilè/Edan y la
deidad del oráculo, Òrúnmìlà, que interpreta los deseos de la deidad de la tierra a los Ògbóni… Un punto
destacado por el siguiente verso adivinatorio de Ifá del Odù Ògúndàse:
“Los pensamientos retumban dentro de los
ancianos”...
Así lo declaró el oráculo Ifá en el
bosque de Imolè
Donde los ancianos fueron corriendo
en la confusión
Corriendo atropelladamente
Òrúnmìlà les dijo que no corrieran
atropelladamente...
Él dijo, “Fui yo quien usó una
cazuela puesta al revés para crear un altar
dentro del bosque de las cuatrocientas divinidades.”
Él aconsejó a los ancianos que comieran tres
ratas de Olúwéré
Él les aconsejó que comieran tres
pescados de Olùgbònà
Él les aconsejó que comieran tres
pimientas de cocodrilo...
Porque es Èsù quien entrega
los sacrificios a los òrìsà
Es él quien entrega los sacrificios
a los espíritus ancestrales
Èsù Elégbára, no me hace daño,
daña a otra persona
Dueño del Cruce de caminos.

(Colección de Ejigbo, 1987)

No obstante, el tres tiene muchas clases de significados en los rituales Ògbóni… Entre otros, lo que se
refiere a Èsù como la unión entre Ilè y Òrúnmìlà (como indica el verso de la adivinación), Edan como
mediador entre Ilè y Ògbóni , los Ògbóni como la unión entre Edan y una aldea determinada (ìlú), y
Edan/Ilè como la tercera parte del secreto procedente del interior de la casa Ògbóni…

En otras palabras, el tres en Ògbóni simboliza la fuerza del dinamismo unida a dos elementos para un
propósito común. La misma idea se evidencia en otro dicho Ògbóni: ‘Ààrò méta kì í da obè nù’ (“Las
tres piedras del hogar no deben nunca desestabilizar la cazuela de sopa”)… Como las tres piedras del
hogar y la cazuela de sopa pertenecen a la cocina- el triste dominio popular de las mujeres – éste dicho
identifica claramente a los Ògbóni con el principio materno. De hecho, esos dos motivos también figuran
en los ritos encaminados a separar el espíritu de una madre fallecida, de su hijo y asegurar su continuo
apoyo espiritual.

En estos ritos, llamados ‘ààrò’ (la piedra del hogar), el hijo representa, una parte del regalo a un egúngún
(figura enmascarada) que representa el fallecimiento de la madre, una calabaza contiene tres piedras en
miniatura aguantando una cazuela de sopa (Babayemi 1980: 50- 52)… Por cierto, un acertijo Yoruba
retrata las tres piedras del hogar (ààrò méta) como “los tres hijos de una misma madre” (omo ìyá méta),
de ese modo atribuyen su unidad de propósito para un vínculo espiritual… El juramento de sangre del
Ògbóni tiene un objetivo similar, refiriéndose a todos los miembros como ‘Omo Ìyá’, “hijos de la misma
madre”.

Además de ésta asociación con el dinamismo, el ocultismo, el secretismo, y los vínculos espirituales, el
número tres connota totalidad en lo que se refiere a la duración de la vida:

Hay tres fases de la vida sobre la tierra


La fase de la mañana, la fase de la tarde
Y la fase de la noche...
Todos rezan que
“La noche debe ser mejor que
la mañana.”

(Colección en Ìjió, 1991)

Las tres fases son sinónimas de la niñez (mañana), la primera parte de la vida (tarde), y la vejez
(noche)… En la cultura Yoruba, haber vivido una provechosa vida terrenal es equivalente a completar
las tres fases bendecidas con riqueza, buena salud y muchos niños. Uno puede entonces mirar atrás
uniéndose con los ancestros después de la vida y participar en su poder y su gloria, incluyendo el
privilegio de la reencarnación (àtúnwá) en un nieto…
Una misteriosa sonrisa es vista a menudo en el rostro de un Yoruba que ha tenido una vida completa y
una placentera muerte, rondando la última hora sollozan los hijos y las relaciones. La ambición de la
vida de cada miembro Ògbóni parte con ésta sonrisa proverbial… De ahí la frase de la oración de la
sociedad:
‘À yà gbó, À yà tó’ (“Para la longevidad y la prosperidad”).
— en Oyo, Oyo, Nigeria.

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