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Universidad de Los Andes

Facultad de Humanidades y Educación

Escuela de Letras, departamento de Historia del Arte

Asignatura: Crítica y Metodología del Arte

Semestre B-2019

Prof. Jorge Gómez

Br. Natalia Ramírez

C.I. 26587750

Reseña: Proyecto y Destino.


Giulio Carlo Argán

El historiador y crítico de arte italiano Giulio Carlo Argán, expone en el primer


capítulo de su libro Proyecto y Destino lo que para él ha constituido la crisis del
arte contemporáneo, especialmente de la segunda mitad del siglo XX donde la
producción industrial ha tomado gran protagonismo en el consumo visual de la
sociedad, resultando esto en una necesidad de replantear la idea de artisticidad
y función del arte.

Así bien, el autor comienza por buscar una definición del concepto de crisis,
apoyándose en los estudios filosóficos de Husserl en 1935 sobre las “Ciencias
Europeas” relacionando esto al arte desde la perspectiva de que el mismo es
también directamente afectado por la transformación global del hombre, por lo
que mientras el hombre se encuentre en crisis, el arte será reflejo de esto y con
él su propia artisticidad, como lo afirma el autor, será destruida.

En este sentido, el capítulo aquí reseñado, explica que, el artista y por tanto el
arte del siglo XX deja de buscar anclaje en la filosofía, e incluso deja de tomar
referencias de la historia o la naturaleza, como era habitual en las épocas
anteriores, ya no busca expresar la realidad, sino que intenta construirla,
tomando entonces una actitud en ocasiones de protesta o de utopía, donde se
expresa la incomodidad del presente, y se expresa la intención de un simulacro
de una sociedad imposible, sin ningún interés de que esto, sea realidad.

Dicha actitud de utopía adoptada por la contemporaneidad, por primera vez se


ve amenazada con convertirse en realidad, cuando es obligada a enfrentarse
con el avasallante progreso tecnológico, el cual no hace tanto tiempo atrás se
veía como un suceso, si no imposible al menos muy lejano, transformando
completamente la forma de proceder ante las creaciones humanas,
especialmente cuando se habla de arte, el cual frente a la tecnología supone
un problema de diferenciación u oposición de técnicas lo que lleva al autor a
preguntarse si “¿La técnica artística convivirá con la técnica industrial? ¿O si
simplemente no habrá más arte?” (Argán, Pag.15)

Los conceptos de valoración artísticos dan un giro con el surgimiento de la


producción masiva de las industrias, siendo esto reflejado especialmente en la
relación cantidad-calidad, si antes una obra de arte tenía como uno de sus
principales aspectos el carácter de único y original, para ser de calidad, ahora
los avances tecnológicos hacen parecer innecesario o al menos le resta
importancia a este elemento, poniendo a la par tanto calidad como cantidad.

Ahora bien, en cuanto al carácter de invención que siempre ha estado presente


en la producción artística, se tiene a este como propio del ser humano, es parte
de la sensibilidad del mismo, históricamente, el artesanado, como técnica por
medio de la cual se obtiene una obra de arte ha sido concebido como una
forma de imitar al creador y su producto, como la máxima muestra del hacer
humano, produciendo así una experiencia estética que aún no ha podido
igualar la tecnología.

En este sentido, el autor divide a la humanidad y su producción artística entre,


la era histórica en la cual la ciencia y el arte se sitúan por encima de la técnica
y la era post-histórica la cual define como el mundo de la praxis, donde la
técnica sustituye al arte, es así que este fenómeno decanta en la tendencia al
consumo y al constante reemplazo de los objetos, por lo que queda
prácticamente cancelada la idea de duración, como un aspecto para definir la
calidad del producto lo que termina por reducir e incluso eliminar la necesidad
de juicio crítico del consumidor.
Así, Argán se extiende a lo largo del primer capítulo de su libro, desde una
perspectiva de historiador, argumentando la crisis a la que se enfrenta el arte
contemporáneo al tener que invertir sus conceptos de valoración, siendo esto
reflejo de los bruscos cambios que la sociedad ha sufrido, entre ellos su forma
de percibir y su capacidad de juicio crítico, ya que se ve completamente
abrumado por la cantidad exagerada de producción tecnológica que surge
constantemente disminuyendo la capacidad de procesar estos fenómenos,
alegando a su vez que aun cuando hay una evidente crisis tanto en el arte
como en la misma humanidad, este no ha muerto y muestra de ello es que aun
su lugar en el mundo se discute.

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