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1- INTRODUCCIÓN.
2- ESTRUCTURA DEL TERCIARIO.
3- LOCALIZACIÓN DE LAS ACTIVIDADES TERCIARIAS.
4- COMERCIO Y TRANSPORTES
5- EL SECTOR TERCIARIO EN NUESTROS DÍAS: OCIO Y TURISMO.
6- BIBLIOGRAFÍA.
1- Introducción.
El concepto de sector terciario proviene de los años 30, cuando se planteo la primera
gran crisis del capitalismo y resultaba conveniente desagregar las actividades económicas en
tres conjuntos de distintos comportamientos en cuanto a la evolución del empleo. Los servicios,
definidos hasta entonces negativamente como actividades poco o nada productivas, que no son
agrícolas ni industriales, se mostraron menos afectados por la crisis. Sin embargo, desde los
años 30 y hasta los años 60 se define positivamente el sector terciario por tres notas:
crecimiento absoluto y relativa del empleo (sociedad "postindustrial"), resistencia a las crisis
económicas y progreso técnico débil.
A partir de los 60 y su desarrollismo, en los países más industrializados, el sector
terciario llega a emplear a más de la mitad de los activos y a aportar más de la mitad del valor
añadido, y en su seno ya se incluyen actividades como el transporte aéreo, el comercio de
grandes superficies, las telecomunicaciones o la informática, que no pueden definirse como
adscritas a un débil progreso técnico. La crisis industrial de los 70, si bien incidió positivamente
en la globalidad del sector terciario, se comportó de forma muy dispar en ese conglomerado de
campos que englobamos, tal vez demasiado genéricamente, bajo el concepto de "terciario". Los
economistas se verán obligados a diferenciar claramente entre servicios tradicionales y servicios
avanzados, inherentes a la propia industrialización, y de comportamiento distinto a aquéllos en
productividad, progreso técnico y ante la propia crisis. Si hasta entonces el sector terciario había
ocupado un lugar marginal entre los geógrafos, preocupados más por los factores de
localización espacial relacionados con la industria y la agricultura, crecientemente se otorgará
un papel clave a la existencia de centros de decisión, de centros de influencia de la percepción
(de información) como factor de localización de la población, de la industria...
La escasa importancia de los servicios en el conjunto de la economía al principio de la
revolución industrial, frente al gran desarrollo de la industria y sus consecuencias
socioeconómicas, conducen a varios economistas clásicos a considerar los servicios como poco
productivos, improductivos o incluso parasitarios. El propio Adam Smith, en La riqueza de las
naciones, a finales del XVIII, considera que las funciones u oficios no agrarios ni industriales
difícilmente crean riqueza para la nación. Los trabajos que no dejan rastro material se
consideran improductivos (servicios del Estado, religiosos, domésticos, comerciales...) A
medida que durante la segunda mitad del XIX la revolución industrial avanza aparecen
funciones no ligadas a la agricultura ni a la industria (pero necesarias a ambas) difícilmente
clasificables como improductivas. Pero será a partir de la crisis de 1929-30 cuando los servicios
aparezcan como un sector de mayor interés. Fisher (1934) plantea que el paro industrial
provocado por la crisis sea enjugado por el desarrollo de los servicios, que él por primera vez
califica como "terciario", y define como "un vasto conjunto de actividades dedicadas a la
prestación de servicios, que van desde al transporte y el comercio, pasando por los alquileres, la
enseñanza y las principales formas de creación artística y filosófica". Clark, Fourastie y otros
autores inciden en la definición del terciario como aquel sector que produce bienes inmateriales.
En los años 70 se produce una mayor conexión entre las industrias y servicios por las
innovaciones tecnológicas y la complejidad del sector industrial (así por ejemplo, la producción
masiva exige para su rentabilización el apoyo de técnicas de prospección en el futuro mercado
de consumidores, de estudios de viabilidad económica, rutas y flujos comerciales, técnicas
publicitarias, etc.). Se habla por primer vez de "sociedad de consumo o postindustriales"
(Touraine, o el sociólogo Daniel Bell), especialmente en referencia a Norteamérica, definiendo
los siguientes caracteres:
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Tema 9: Las actividades terciarias en las economías desarrolladas.
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- Predominio de la actividad de servicios entre la composición activa del país, derivado de un
proceso de incremento de la renta y demanda de una mayor calidad de vida provocado por la
industrialización. Al incremento de los servicios subsidiarios de la producción industrial y
agrícola (transportes) le sigue un incremento de los servicios colectivos (sanidad, ocio)
- El progreso futuro se fundamente en el acercamiento entre ciencia-tecnología o, lo que es lo
mismo, investigación y desarrollo (I+D). De ahí la importancia de la clase de profesionales y
técnicos de formación universitaria pertenecientes al sector servicios, crecientemente
tecnificado.
- El sistema de valores economicista y desarrollista tiende a ser sustituido por el sociologistas,
en que los hombres actúan como tales y no como máquinas: es lo que se ha convenido en llamar
"sociedad del ocio", factor reforzado por el progresivo recorte de la jornada semanal.
A partir de la crisis de 1973, la terciarización no se considera sólo un producto de la
industrialización, sino también de la desindustrialización, que a su vez se explica o bien por la
relación entre industria y servicios, o bien desde la propia degradación del sector industrial. La
desindustrialización, y la robotización industrial, se interpreta por algunos economistas como
consecuencia del desarrollo económico, basándose en la teoría de las etapas de Rostow; para
otros autores, la desindustrialización es consecuencia de la innovación tecnológica que libera
mano de obra del mercado saturado (por ejemplo, la siderurgia) y capitales que van a aparar al
sector terciario. Un tercer grupo de economistas explican la desindustrialización por el
desplazamiento de población de la industria (parados) hacia sectores de economía doméstica-
familiar (pequeñas tiendas, bares...)
Pero en el fondo tales explicaciones enmascaran profundos cambios estructurales
experimentados por la economía en general y los servicios en particular. Al crecimiento de los
servicios a la producción había que agregar el de los servicios al consumo por la expansión de la
demanda y del sector público exigido por las mejoras sociales. A partir de la crisis se añadiría el
empleo público, impulsado por las administraciones socialdemócratas para enjugar el paro, y el
particular de los servicios privados tradicionales, sobredimensionado como refugio de los
parados industriales. La posterior crisis de 1984 con el triunfo de las tesis neoliberales y
conservadoras privatizó parte del empleo público creado durante la crisis y dejó más clara una
corriente neo o metaindustrial, en que se da una completariedad entre la producción de bienes y
servicios. Se intensifica el consumo al mejorar el poder adquisitivo de las familias, pero se trata
de bienes cada vez más sofisticados, producidos por una industria más competitiva, gracias a los
servicios vinculados a la producción. Al mismo tiempo, para conseguir unos servicios
estandarizados, aprovechando así las economías de escala, se produce una industrialización de
los servicios: es decir, la sociedad de los países más avanzados se define económicamente como
metaindustrial, servoindustrial, neoindustrial, por una terciarización de la industria y una
industrialización del terciario, adquiriendo especial importancia los servicios de información y
comunicación que se configuran para algunos autores un nuevo sector: el cuaternario.
2- Estructura del terciario.
Podemos establecer distintas tipologías del sector terciario. En cuanto a su aparición
histórica, hay que distinguir entre un terciario tradicional que aparece antes de la revolución
industrial y que caracteriza la ciudad preindustrial (servicios administrativos civiles, militares y
religiosos; comercio; enseñanza; sanidad; transporte) del terciario moderno, ligado a la a
industrialización y al capitalismo. Hoy cabría hablar, además, de un terciario vinculado a la
sociedad pos o neoindustrial: informativa, telecomunicaciones, consulting...
El terciario privado o concurrencial obedece a las leyes del mercado en su localización y
se apoya en el servicio a una clientela, mientras el público, que debe cumplir objetivos de tipo