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Los valores valen y valen porque son. Son una realidad en el orden del ser, del ser real del ser de las
cosas, del ser del hombre en lo individual y en lo social.
En ese sentido entonces, el valor es una realidad que tiene tres características fundamentales
primero, es una realidad que conviene; segundo, es una realidad que perfecciona; y tercero, es un
realidad que se relaciona con todos los seres que hay en el mundo. Esto, en términos educativos,
tiene una enorme importancia, si la educación ha de ser humanista, es decir, promotora de la
perfección de los seres humanos entonces necesariamente deberá ayudar a promover los valores
que convienen, perfeccionan y desarrollan a todos los seres humanos.
Por tanto, educar en valores, exige, entre otras cosas, conocer la realidad objetiva. Por eso es tan
importante en el plano educativo tener una idea aunque sea general de la clasificación de los valores
que todos vivimos en nuestra vida, por ejemplo desde el punto de vista de su realidad y contenido.
Así, tenemos valores materiales, valores biológicos, valores psicológicos, valores espirituales y se
podría seguir señalando otras categorías, las cuales tienen que ver con el ser humano.
Uno de los objetivos de la educación básica y media superior es proporcionar a los niños
herramientas, conocimientos, actitudes, valoraciones y disposiciones éticas que les ayuden a
participar de manera democrática y civilizada en su sociedad.
La profunda ignorancia de la educación moderna sobre estos temas a creado una de las paradojas
mas alarmantes de finales del siglo, que se denomina el síndrome del analfabetismo moral, ya que
mientras rinde culto a la información y al simple conocer, no da importancia a la sabiduría ni al
desarrollo de la conciencia; además, dicha educación a mostrado insensibilidad ante una de las
mayores urgencias de hoy en día: producir seres responsables, comprometidos y críticos de su papel
ante las verdaderas necesidades humanas.
El concepto de educación que caracteriza al sistema escolar en las sociedades modernas engloba
igualmente la transmisión de conocimientos y la formación de hábitos, habilidades y valores. “Desde
cualquier escuela emergen valores”.
Hablar del proceso de enseñanza-aprendizaje de los valores en general y de los valores morales en
particular en el sistema formal debería ser, por lo tanto, una actividad que merecería el mismo
tratamiento que los demás contenidos, en lo que se refiere a sus perspectivas teóricas, a su
conceptualización y sus consecuencias prácticas.
Sin embargo, como entre nosotros esta realidad no ha sido así, lo anterior se encuentra todavía tan
alejado del quehacer cotidiano en nuestras aulas, que no es exagerado afirmar que su posibilidad
no pasa de ser la expresión de los buenos deseos de muchos o un ideal.
La estrategia educativa en este caso no es otra que la de generar un ambiente escolar cargado de
valores así como el respeto con sus compañeros y profesores.