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CÓMO AYUDAR AL NIÑO EN LOS DEBERES (II)

Los deberes son un recurso que si bien permiten que los niños puedan finalizar en
casa lo que no han podido terminar en el colegio, posibilitando a la vez la iniciación
del hábito de estudio, pueden sin embargo resultar una situación que
provoque emociones negativas y conflictos en la relación padres-hijos.

Para ayudar a que esta relación sea armónica y que a la vez el niño se beneficie de
los aspectos positivos de las tareas para casa, además de los consejos dados en la
primera parte, se proponen las siguientes orientaciones:

- En cuanto a la ayuda que se le presta, no hay que olvidar que los padres no han
de ejercer de profesores sino de padres. Su función sería ayudarles a
organizarse, controlar el ambiente, animarles, ayudarles en algún momento más
difícil y hacerles ver que si no son capaces de hacer algo pueden recurrir a la ayuda
del profesor al día siguiente.

- Si el niño necesitara ayuda para organizar los deberes podemos ayudarle a


dividirle la tarea en partes. Igualmente ayudarle a planificar el tiempo en
momentos de exámenes o en tareas en las que se da un plazo más o menos largo
de entrega.

- En los primeros años el adulto puede estar en el mismo lugar donde el


niño hace los deberes, aunque haciendo otra cosa, con la idea de ayudarle en
algún momento a centrar su atención. Pero con paso del tiempo se le debe dar
mayor autonomía.

- No es conveniente darle la solución a las preguntas o problemas planteados; es


mejor proponerle preguntas y/o pistas que le acerquen a la respuesta correcta, pero
debe ser él el que llegue a la solución.

- En ocasiones, se le puede ayudar algo al inicio de la actividad para dejar que


él continúe sólo.

- La hora de revisar los deberes es un momento importante para mostrar interés


por el niño y para resaltarle lo que está bien hecho. Si el niño lo pide podremos
corregirle algún aspecto concreto, pero lo importante es que la tarea esté realizada
ya que su corrección sería más adecuado que se realizara al día siguiente en
clase.

- Mantener una actitud positiva ante su esfuerzo, resaltando sus logros aunque
sean pequeños, elogiando su actitud aunque los resultados no sean totalmente
satisfactorios. Si valoramos de manera positiva el esfuerzo que le supone y los
pequeños logros que vaya alcanzando estimularemos también su interés y esfuerzo
hacia las tareas.

- Si el niño no fuera capaz de hacer los deberes sólo, entonces deberíamos hablar
con su tutor, por si necesitara algún apoyo en el colegio.

- Si aún así el niño necesitara ayuda, aunque algunos padres tienen tiempo y
paciencia suficientes para prestarles un apoyo adecuado, en general sería
preferible la ayuda de un profesor, a ser posible especialista en pedagogía,
psicología o psicopedagogía.

- No criticar el resultado de lo que el niño haya hecho, ya que eso perjudicaría la


relación con el niño y podría desmotivarle. Es mejor centrarse en lo positivo, sin
olvidar que es el maestro el que tiene que valorar lo realizado y que los deberes no
tienen por qué llegar perfectos.

- Si algún día el niño se negara a realizar los deberes hay que ser consistentes en
aplicar las consecuencias acordadas previamente con él.

- Recordar al niño que debe anotar los deberes todos los días y llevar a casa el
material que necesite para hacerlos.

- Animarle a llamar a algún compañero cuando tenga dudas sobre qué deberes
hay que llevar al día siguiente.

- El niño debe disponer de tiempo a lo largo de la tarde para jugar, para el


ocio y para la convivencia con padres y hermanos, por lo que como ha
indicado, los deberes sólo deben ocupar una parte (pequeña) de la tarde.

- Por el contrario, si los deberes llegaran a ocupar mucho tiempo el niño podría
llegar a odiarlos, con lo que se perderían en gran medida los efectos beneficiosos
de las tareas para casa.

- También le ayudamos si somos un modelo de conducta para ellos: también los


adultos tienen sus tareas en casa, dedican su tiempo a la lectura, etc.

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