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Definiciones[editar]
Definir el concepto de terrorismo ha sido un asunto complejo para las ciencias sociales por
una razón: es muy difícil diferenciar los actos legítimos de los luchadores por la libertad y
el terrorismo.9 El Diccionario de la Real Academia Española, en el avance de su vigésima
tercera edición modifica la anterior incluyendo una tercera acepción, define el
término «terrorismo» como:
Terrorismo
1. m. Dominación por el terror.
2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.
3. m. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo
indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos.10
El DLE también recoge dos acepciones para la palabra «terrorista»,11 a saber:
Terrorista
1. adj. Que practica actos de terrorismo. Apl. a pers., u. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo al terrorismo.
Los EE. UU. desde 1983, con propósitos estadísticos y analíticos, han utilizado las
siguientes definiciones referentes al terrorismo que se recogen en el Título 22 del Código
de los Estados Unidos, sección 2656f(d)
«Terrorismo: Violencia premeditada y con motivos políticos perpetrada contra objetivos civiles por
grupos subnacionales o agentes clandestinos, generalmente con la intención de influenciar a un
público determinado.»
Asimismo, según Pedro Carrasco Jiménez, aplicando una perspectiva sistémica y, con la
intención de alcanzar una definición del terrorismo que sea general, global, precisa y
sencilla, propone definir el terrorismo como:13
«la acción violenta ejecutada por personas al servicio de una organización, con la intención de
infundir miedo a un sector de la sociedad, y utilizar este miedo para tratar de alcanzar un fin
político.»
En la Argentina, el por entonces dictador General Jorge Rafael Videla definía en 1978 los
alcances del término terrorismo al declarar al Times de Londres lo siguiente:
Un terrorista no es solamente alguien con un arma de fuego o una bomba, sino también alguien que
difunde ideas contrarias a la civilización occidental y cristiana.15
11 de septiembre de 2001: Un bombero de Nueva York observa lo que queda de la Torre Sur.
Las primeras críticas teóricas elaboradas contra al terrorismo, y la distinción del concepto
con los de «derecho a la resistencia» y «tiranicidio», provienen del propio campo de los
revolucionarios rusos antizaristas, como Georgi Plejánov en su libro Anarquismo y
socialismo (1894),19 Lenin en el capítulo “¿Qué hay de común entre el economismo y el
terrorismo?” incluido en su famoso libro ¿Qué hacer? (1902),20 y sobre todo León Trotsky,
que publicó Terrorismo y comunismo en 1905.
En su sentido actual, el término fue acuñado extensivamente por la propaganda nazi para
hacer referencia a los movimientos de resistencia de los países ocupados por el
ejército alemán y consolidado por las dictaduras latinomericanas de las décadas de
los 70 y 80 y los Estados Unidos, en el marco de la Doctrina de la Seguridad
Nacional desarrollada desde la Escuela de las Américas. En ambos casos se hizo patente
que existen relaciones estrechas entre el terrorismo realizado por ciudadanos y
el terrorismo de Estado, siendo aquel, muchas veces, la justificación de éste.21
Un estudio de 2003 realizado por el ejército estadounidense22 afirma que existen más de
100 definiciones de terrorismo. Por todos estos factores, muchos especialistas consideran
la palabra terrorismo un término que en su uso ha devenido en un concepto meramente
propagandístico para descalificar al enemigo más que definir un situación de forma
objetiva.
Naciones Unidas[editar]
A pesar del reconocimiento y de su conveniencia, no ha sido nunca posible alcanzar un
consenso sobre la definición de terrorismo, básicamente por la imposibilidad de conseguir
una definición rigurosa que no incluya las acciones terroristas de los estados. El primer
intento de definición se produjo en 1937 en tiempos aún de la Sociedad de Naciones:
«Cualquier acto criminal dirigido contra un estado y encaminado a o calculado para crear un estado
de terror en las mentes de personas particulares, de un grupo de personas o del público en
general.»23
En un informe a la ONU el especialista A.P Schmid23 propuso tomar como punto de partida
el concepto de crimen de guerra, considerando que, si su definición se extiende al tiempo
de paz, se alcanza una muy funcional definición de los actos de terrorismo como los
«equivalentes en tiempo de paz a los crímenes de guerra».
Dentro del conjunto de definiciones exploradas una de las más recientes ha sido la
formulada el 1 de diciembre de 2004 incluida en el informe final del Grupo de expertos de
Alto Nivel sobre las Amenazas, los Desafíos y los Cambios, nombrado por el Secretario
General de Naciones Unidas:
Cualquier acto, además de los ya especificados en los convenios y convenciones vigentes sobre
determinados aspectos del terrorismo, los convenios de Ginebra y la Resolución 1566 del Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas (2004), destinado a causar la muerte o lesiones corporales
graves a un civil o a un no combatiente cuando el propósito de dicho acto, por su naturaleza o
contexto, sea intimidar a una población u obligar a un gobierno o a una organización internacional a
realizar una acción o abstenerse de hacerla.25
Existe además lo que se ha descrito como un consenso académico, un acuerdo entre los
especialistas, que según la formulación de Schmid (1988) se puede expresar así:23
«El terrorismo es un método productor de ansiedad basado en la acción violenta repetida por parte
de un individuo o grupo (semi) clandestino o por agentes del estado, por motivos idiosincráticos,
criminales o políticos, en los que —a diferencia del asesinato— los blancos directos de la violencia
no son los blancos principales. Las víctimas humanas inmediatas de la violencia son generalmente
elegidas al azar (blancos de oportunidad) de una población blanco, y son usadas como generadoras
de un mensaje. Los procesos de comunicación basados en la amenaza —y en la violencia— entre el
terrorista (la organización terrorista), las víctimas puestas en peligro y los blancos principales son
usados para manipular a las audiencias blanco, convirtiéndolas en blanco de terror, blanco de
demandas o blanco de atención, según que se busque primariamente su intimidación, su coerción o
la propaganda.»
Armas terroristas[editar]
Aunque prácticamente cualquier cosa puede ser considerada un arma (desde una cerilla y
un palo de escoba hasta una bomba atómica), los terroristas han utilizado
habitualmente armas cortas[cita requerida] o semiautomáticas[cita requerida]. Algunos
grupos integristas como Hezbolá han llegado a tener misiles antiaéreos. También es muy
común el uso de bombas caseras de potencia variable, llegando a usar en algunos casos
el propio cuerpo de los terroristas como vector de aproximación de la bomba[cita requerida].
Cuando lo que se ha pretendido es un magnicidio a una distancia segura de su dispositivo
de seguridad se suelen utilizar rifles con mira telescópica[cita requerida].
En general, los grupos terroristas tienden a utilizar cualquier elemento que les permita
lograr sus objetivos con la mayor resonancia mediática posible[cita requerida], ya sean esos
elementos armas procedentes de los ejércitos regulares o adquiridas en el mercado
internacional de tráfico de armas o se trate de medios improvisados. Especial relevancia
tiene el atentado del World Trade Center del 11 de septiembre de 2001, en el que se
utilizaron aviones de pasajeros secuestrados.
Los tipos de bomba más comunes suelen ser[cita requerida]:
Cócteles molotov
Bombas con temporizador o activables a distancia
Bombas lapa
Bombas trampa
Granadas de mano
Armas de destrucción masiva que han sido utilizadas por terroristas:
Armas biológicas
Armas químicas
Armas nucleares
Hay varios precedentes de ataques con armas de destrucción masiva. Uno en el que se
utilizaron agentes químicos (gas sarín), fue el del grupo sectario Verdad Suprema, que
colocó en un par de ocasiones (en 1994 y en 1995) un pequeño dispositivo en
el metro de Tokio. Un atentado realizado con agentes biológicos (salmonella) fue el
ocurrido en el condado de Wasco, en el que los ultraderechistas intentaron utilizar el
atentado con fines políticos, aunque finalmente lograron el resultado contrario al ser
descubiertos.
entre 1979 y 1981 se realizó una investigación encargada por el Ministerio del Interior
de Alemania que pretendía ahondar en la biografía de personas sospechosas de
terrorismo (la mayoría de extrema izquierda, y unos cuantos de extrema derecha).
Además de la consulta de expedientes, se realizaron múltiples entrevistas con
terroristas encarcelados. De la investigación se dedujo el perfil de un profesional del
terrorismo sobre la base de una concreta evolución psicológica: situación inicial de
opresión (social y/o familiar); vida en la clandestinidad donde se desarrollaba un contra
modelo de su vida anterior; desarrollo de una dicotomía amigo-enemigo que
desembocaba en una pérdida del sentido de la realidad.
Martha Crenshaw (basándose en testimonios autobiográficos de ex miembros y
miembros del IRA, OLP, etc.), Marc Sageman (sobre la llamada "Yihad"), Khapta
Akhmedova y Ariel Merari (sobre el entorno social y familiar de los terroristas), Eyad
El-Sarraj (sobre el terrorismo suicida), Brian Barber (sobre jóvenes de la franja de
Gaza), Anne Speckhard (a través del testimonio de rehenes de terroristas); Jerrold
Post, Nichole Argo y Yoram Schweizer (a partir de testimonios recogidos en cárceles
israelíes y palestinas); y Nasra Hassam (a partir de entrevistas con miembros de
Hamas y Yihad)[cita requerida].
Michael Ignatieff considera que el terrorismo administra el terror psicológico para minar por
dentro las instituciones democráticas, recortando los derechos de los ciudadanos, dándole
más atribuciones a los poderes coactivos del Estado y suspendiendo las garantías
constituciones. Aun cuando es derrotado, el terrorismo tiene muchas chances de anular la
vida democrática. Para eso, es de capital importancia que el estado se auto-regule,
controlando el funcionamiento de sus propias instituciones con independencia del
ejecutivo.32Los grupos separatistas apelan a crear confusión dentro de la opinión pública,
lo cual los convierte en dependientes de los medios de comunicación. La selección de las
víctimas se lleva a cabo siguiendo dos criterios, su vulnerabilidad y su importancia para el
estado. Por el desconocimiento del terreno, viajeros, turistas, y extranjeros son potenciales
fuentes de ataques a lo largo de la historia. El terrorismo y el imperialismo parecen
fenómenos ligados en un sentido.33
Las formas y herramientas para combatir a las personas y organizaciones a las que un
Estado califica de terroristas o potencialmente terroristas, han sido y son objeto de
discusión. En algunos casos se ha sostenido que la represión del terrorismo debe
realizarse siguiendo los procedimientos legales, respetando los derechos humanos de las
personas y preservando el sistema democrático, pero en otros casos el Estado ha
recurrido a procedimientos ilegales, fuerzas parapoliciales y paramilitares, autorización de
la tortura, suspensión de los derechos humanos e incluso instalación de dictaduras. Entre
los procedimientos para reprimir el terrorismo, también se ha sostenido la necesidad de
secuestrar y suprimir la identidad de los hijos de las personas a los que el Estado imputa
ser terroristas.34 En este último sentido, la jueza argentina Delia Pons expresó en 1978 a la
Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, la doctrina jurídica que sostenía en materia de hijos
de personas calificadas como terroristas por el Estado:
Estoy convencida que sus hijos eran terroristas, y terrorista es sinónimo de asesino. A los asesinos
yo no pienso devolverles los hijos porque no sería justo hacerlo. No tienen derecho a criarlos.
Tampoco me voy a pronunciar por la devolución de los niños a ustedes. Es ilógico perturbar a esas
criaturas que están en manos de familias decentes que sabrán educarlos como no supieron hacer
ustedes con sus hijos. Sólo sobre mi cadáver van a obtener la tenencia de esos niños.
Delia Pons, Jueza de Menores.34
Entre las experiencias internacionales más destacadas para reprimir acciones calificadas
como terroristas se encuentran las que realizaron los gobiernos
militares argentino y chileno en la década de 1970, el gobierno italiano frente a
las Brigadas Rojas, el gobierno español frente a la ETA entre los años 1983 y 1987
(caso GAL) y el gobierno de los Estados Unidos en la llamada Guerra contra el terrorismo.
Las prácticas, tácticas, y estrategias de gobiernos, ejércitos y otros grupos especializados
contra el terrorismo, se denomina contraterrorismo.