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1. Neurosis.
2. Depresión.
3. Estrés.
4. Hábitos de vida o muerte.
5. Ansiedad y angustia.
6. El amor y las caricias.
7. Emociones que matan.
8. La culpa.
Introducción.
Con esta investigación buscamos dar por entendido que no sufras de alguno de estos
factores la persona debe tener un problema mental, al contrario, la mayoría de estos son
muy comunes o lo desarrollamos fácilmente por episodios o circunstancias que pasan en
nuestras vida, ya que como seres humanos estamos continuamente experimentando una
gran variedad de emociones, las cuales pueden pasar de extremo a extremo, es decir, de
muy feliz a muy deprimido. Recalcando que, hay momentos de nuestras vidas que
resaltan mucho más que otros, esto ocasionado por algún problema familiar o personal de
cada persona.
El problema radica en que nosotros mismos dejamos que estos comportamientos
tomen nuestra vida cotidiana, es decir, no los detenemos, de hecho nos estresamos a
causa de eso y he ahí el problema que esto se va manifestando de manera constante
hasta afectarnos físicamente.
Desarrollo.
1. Neurosis.
Nombre genérico de un grupo de enfermedades que se caracterizan por la presencia
de trastornos nerviosos y alteraciones emocionales sin que, aparentemente, haya ninguna
lesión física en el sistema nervioso.
El término neurosis fue propuesto por el médico escocés William Cullen en 1769 en
referencia a los trastornos sensoriales y motores causados por enfermedades del sistema
nervioso. En psicología clínica, se usa para designar trastornos mentales que distorsionan
el pensamiento racional y el funcionamiento social, familiar y laboral adecuado de las
personas. Existe una confusión generalizada sobre la utilización del término: por un lado,
se aplica, como síntoma, a un conjunto heterogéneo de trastornos mentales que
participan de mecanismos adaptativos ligados a la ansiedad. Por otra parte, su uso
popular (como sinónimo de obsesión, excentricidad o nerviosismo) ha provocado su
extensión a terrenos no estrictamente ligados a la enfermedad mental. El término
“neurosis” fue abandonado por la psicología científica y la psiquiatría, sustituyéndose por
el de “trastornos”.
Ejemplo:
Trastornos del sueño. Insomnio, hipersomnia, terrores nocturnos, sonambulismo, entre
otros.
2. Depresión.
Es el diagnóstico psiquiátrico y psicológico que describe un trastorno del estado de
ánimo, transitorio o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad
y culpabilidad, además de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar de las
cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana (anteponía). Los trastornos depresivos
pueden estar, en mayor o menor grado, acompañados de ansiedad.
El origen del término se encuentra en Hipócrates, aunque hay que esperar hasta el
año 1725, cuando el británico Richard Blackmorerebautiza el cuadro con el término actual
de depresión.[6] Hasta el nacimiento de la psiquiatría moderna, su origen y sus
tratamientos alternan entre la magia y una terapia ambientalista de carácter empírico
(dietas, paseos, música, etc.) pero, con el advenimiento de la controversia de la
biopsiquiatría y el despegue de la psicofarmacología, pasa a ser descrita como acaso
una enfermedad más. Su alta prevalencia y su relación con la esfera emocional la han
convertido, a lo largo de la historia, en frecuente recurso artístico e incluso en bandera de
movimientos culturales como el romanticismo.
Ejemplo:
Diferencias biológicas. Las personas con depresión tienen cambios físicos en el
cerebro. La importancia de estos cambios aún es incierta, pero con el tiempo pueden
ayudar a identificar las causas.
3. Estrés.
Estado de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy
superior al normal; suele provocar diversos trastornos físicos y mentales.
En la década de 1930, Hans Selye –hijo del cirujano austriaco Hugo Selye–, observó
que todos los enfermos a quien estudiaba, independientemente de la enfermedad que
padecieran, presentaban síntomas comunes: fatiga, pérdida del apetito, bajada de peso
y astenia, entre otras posibles sintomatologías. Por ello, Selye llamó a este conjunto de
síntomas el síndrome de estar enfermo.
En 1950 publicó la que sería su investigación más famosa: Estrés. Un estudio sobre la
ansiedad. El término estrés proviene de la física y hace referencia a la presión que ejerce
un cuerpo sobre otro (la fatiga de materiales), siendo aquel que más presión recibe el que
puede destrozarse- y fue adoptado por la psicología, pasando a denominar el conjunto de
síntomas psicofisiológicos antes mencionado, y que también se conocen como síndrome
general de adaptación. Los estudios de Selye con posterioridad llevaron a plantear que el
estrés es la respuesta inespecífica a cualquier demanda a la que sea sometido, es decir
que el estrés puede presentarse cuando se da un beso apasionado.
Selye, que fue fisiólogo, se convirtió en el director del Instituto de Medicina y Cirugía
Experimental en la Universidad de Montreal.
Estrés normal:
Las reacciones fisiológicas que se dan en nuestro organismo ante determinadas
situaciones y que se definen como estrés en realidad son normales, en cierta medida. Un
poco de estrés y ansiedad nos puede ayudar a afrontar y superar algunas situaciones
difíciles.
Estrés patológico:
Cuando el estrés se presenta de modo intenso por periodos prolongados, es muy
probable que cause problemas físicos y psicológicos, transformándose en un estrés
crónico y nocivo que puede provocar crisis de llanto, depresión, y diversas afecciones
físicas.
Ejemplo:
Tal vez sientas estrés antes de rendir un examen o de dar una presentación en clase,
enfrentarte a un contrincante en un deporte o de salir a un escenario.
4. Hábitos de vida o muerte.
Es necesario comprender que nuestro organismo funciona como una máquina y como
tal necesita de cuidado, limpieza y mantenimiento. Urge concientizar que nuestros habitos
actuales no ofrecen a nuestro organismo el servicio y atención que se merece.
Respiración normal.
Inactividad o ejercicio corporal nulo.
Alimentación no balanceada. Generalmente es insuficiente, defectuosa y fuera de
horario.
Tensión y ansiedad.
Negación de la necesidad de amar y ser amados. Poca expresión de afecto y
caricias.
Somatizaciones que producen enfermedad, estados emocionales alterados.
No dormir las horas necesarias para el descanso del cuerpo.
Consumo de bebidas alcohólicas en exceso y con frecuencia.
Falta de descanso y relajación.
Falta de juego, diversión y buen humor.