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* NARCISISMO PRIMARIO
* * Carlos D. Pieríní
A modo de introducción
Freud en 1909, utilizando el término introducido en 1898 por Havelock Ellis para
describir una actitud psicológica (Narcissus-like: "a la manera de Narciso") y en 1899
por P. Nacke (Narcismus) para describir una perversión sexual, dijo en la Sociedad
de Viena que "el narcisismo era una etapa intermedia necesaria en el pasaje del auto-
erotismo al aloerotismo". En esta frase están incluidos conceptos relacionados con
una teorla de la libido y una trayectoria deseable en cuanto al destino de la pulsión.
Más tarde, en el análisis de Schreber (1911), y en Tótem y tabú (1913) habla de este
trayecto de la pulslón, desde una etapa donde los instintos sexuales hasta ese mo-
mento disociados (autoerotismo) se reúnen en una unidad e invisten al Yo como ob-
jeto (narcisismo primario) hasta el amor objetal (primero homosexual y luego hetero-
sexual). El retiro de las catexias de objeto y su vuelta sobre el Yo da lugar al nar-
clalsrno secundario.
Esta unificación de las pulsiones coincidiría con un hecho considerado necesario
por Freud para la constitución del Narcisismo primario: la aparición de un nuevo acto
psfquico: la construcción del Yo.
En 1914, en Introducción del narcisismo, desarrolla temas de suma importancia
para la conceptualización de sus teorlas: papel del narcisismo en el desarrollo sexual,
las relaciones entre el Yo y los objetos externos, la distinción entre "libido yoica y
libido objetal", introduce el concepto de Ideal del Yo y el de la "instancia de obser-
vación de sí", vinculada con el ideal.
"Parecen haber retirado realmente su libido de las personas y cosas del mundo
exterior, pero sin sustituirlos por otros en su fantas/a. Y cuando esto último ocurre,
parece ser algo secundario y corresponder a un intento de curación que quiere re-
conducir la libido al objeto."
Subrayemos algunas palabras de la cita: sustituido ... objetos reales por objetos
imaginarios de su recuerdo (neurosis obsesiva e histeria)... retirado realmente su
libido de las personas y cosas del mundo exterior, sin sustituirlos por otros en su fan-
tasía [esquizofrenia] ...
Podemos preguntarnos: ¿Qué ocurre en la esquizofrenia? ¿No hay objetos para
recordar? Y esto ¿qué significa? ¿Quizá la no existencia de experiencias primarias
con objetos reales que hayan cumplido con una "acción especifica" adecuada? ..
Pero sigamos un poco más en el texto de Freud.
Se pregunta cuál es el destino de 13 libido sustraída de 105 objetos en la esqui-
zofrenia; el camino hacia la respuesta lo marcaría el delirio de grandeza; la libido
de Objeto sustraída del mundo exterior fue conducida al Yo. La conducta resultante
es el narcisismo ... , "amplificación y despliegue de un estado que ya antes habia
existido".
Concibe entonces el narcisismo que nace por replegamiento de las investiduras
de objeto como un narcisismo secundario, "que se edifica sobre la base de otro. pri-
mario, oscurecido por múltiples influencias".
Este estado que ya antes habia existido lo sitúa en una época de la vida, la
niñez, cuando, al igual que en los pueblos primitivos, reinan en la vida anímica rasgos
equivalentes al delirio de grandeza: "sobreestimación del poder de los deseos y de los
actos ps/quicos, omnipotencia de los pensamientos, fe en la virtud ensalmadora de
las palabras y una técnica dirigida al mundo exterior, la magia".
Prosigue Freud 10: "Nos formamos así la imagen de una originaria investidura
libidinal del Yo, cedida después a los objetos; empero, considerada en su fondo,
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ella persiste y es a las investiduras de objeto como el cuerpo de una ameba a los
seudopodos que emite".
Libido del Yo y libido del objeto. Nuevo concepto. "Cuanto más gasta una,
tanto más se empobrece la otra". Resignación de la propia personalidad en favor
de las investiduras de objeto en el enamoramiento y su opuesto en la fantasía de "fin
del mundo" de los paranoicos. Energías psíquicas que al comienzo están unidas e
indiscernibles en el estado de narcisismo (primario), sólo diferenciables con la
investidura de objeto (energía sexual [la libido] versus energía de las pulsiones
yoicas).
Desliguémonos un tanto de la idea física de energía, en la que la libido, como
una emanación inasible envuelve al objeto, y adentrémonos, si esto es posible, en
esta imagen ameboide que Freud nos propone como un sistema vincular. Sistema de
relación del individuo y su medio ambiente.
Volvamos a formularnos las preguntas: ¿qué ocurre en la esquizofrenia? ¿No hay
objetos para recordar?
En "el retiro de la libido de las personas y cosas del mundo exterior, sin susti-
tuirlos por otros objetos imaginarios de su recuerdo", nos introduce Freud en impor-
tantes temas: memoria, juicio, pensamiento, realidad, afectos y estados desiderativos.
En el Proyecto de una psicologla para neurólogos (capitulo 16) los editores citan
una afirmación ulterior de Freud (1925) en que, refiriéndose a la prueba de realidad
dice que una condición esencial para que se establezca es que se hayan "perdido
objetos que procuraron otrora satisfacciones reales".
Así el primero y más inmediato fin de la prueba de realidad no es la de descubrir
en la percepción real un objeto correspor:diente a lo imaginado, sino el de redescubrir
tal objeto, el de convencerse de que todavía subsiste." 4 Además, existida -a mi
entender- una tendencia a reencontrar un objeto más arcaico, con el que, en las
primeras etapas del desarrollo, el niño intentaría reconectarse.
Ese objeto imaginado, a mi entender, ese primer objeto de satisfacción es el
que se desea reencontrar en el objeto real. Pero la percepción mostrará que ya no
corresponde exactamente al arcaico objeto (¿recordado?). Catexia desiderativa y per-
cepción ya no coinciden exactamente. Puede ser semejante. Y un "objeto semejante
fue al mismo tiempo su primer objeto satisfaciente, su primer objeto hostil y también
su única fuerza auxiliar" de ah! que sea en sus seme-
4 (p. 921). Prosigue diciendo:
jantes donde el ser humano aprende por primera vez a (reiconocet+
Toda esta descripción anterior nos habla de vínculos entre "semejantes", que
dejan "huellas en la memoria", que "incitan al redescubrimiento del objeto", ya nunca
más "coincidente", ya que sus "rasgos" son diferentes, aunque podemos compren-
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derlo en parte por tener "algo" que además corresponde a nuestras propias expe
riencias corporales, sensaciones e imágenes motrices de nosotros mismos.
Todo un proceso que lleva a la discriminación entre el "sí mismo" y el "seme-
jante", y para que esto se logre es necesario que se "hayan perdido objetos que
procuraron satisfacciones reales".
Toda una estructura de vínculos relacionales, donde la frustración de haber per-
dido aquel objeto coincidente lleva paulatinamente a la individuación y al "sí mismo".
¿En razón de qué se ve compelida la vida arurruca a traspasar los límites del
narcisismo y poner la libido sobre los objetos? -se pregunta Freud 10.
En este caso 4 (p. 909) la estimulación sólo puede ser abolida por medio de
una "intervención que suspenda transitoriamente el desprendimiento de cantidad (Q1))
en el interior del cuerpo, y una intervención de esta índole requiere una alteración en el
mundo exterior (aporte de alimentos, aproximación del objeto sexual) que siendo
una acción especifica sólo puede ser alcanzada a través de determinadas vías". El
organismo humano es, en un principio, incapaz de llevar a cabo esta acción especf-
fica, realizándola por medio de la asistencia ajena, al llamar la atención de una
persona experimentada ("madre que se identifica con el niño y que a su vez hizo su
experiencia a través de identificaciones) sobre el estado en que se encuentra el niño,
mediante la conducción de la descarga por la vía de la alteración interna (por ejem-
plo: mediante el llanto del niño).
Esta v/a de descarga adquiere asi la importantísima función secundaria de la
comprensión (comunicación con el prójimo) y la indefensión original del ser humano
conviértese asi en la fuente primordial de todas las motivaciones morales" 4 (p. 909).
"La imagen del aislamiento beatifico en la vida intrauterina, que noche tras noche
el durmiente convoca en nosotros, es perfeccionada asi en su costado psiquico. En el
durmiente se ha restablecido el estado originario de la distribución libidinal, el nar-
cisismo pleno, en el cual libido e interés yoico moran todavia unidos e inseparables
en el interior del yo que se contenta a sí mismo" 1:! (p. 379, la redonda es mia). Freud
se acerca así a la idea de un narcisismo pleno, característico, propio del aisla-
miento de la vida intrauterina, idea que no desarrolló, ya que en el mismo texto se
aboca a sus especulaciones acerca del narcisismo secundario.
que tiene las más decisivas consecuencias para el desarrollo funcional del indi-
viduo.
Pribram y Gill dicen al respecto: "una vez más [ ... ] Freud atribuye los orígenes
de las experiencias satisfactorias a la intervención de una persona que prodiga cui-
dados".
Entonces, sólo mediante tal intervención puede llegar a organizarse el Yo inhi-
bitorio. El Yo inhibitorio lleva a una "moderación" de la catexia de objeto deseado,
que permite reconocer a ese objeto como no real 4 (p. 918).
Es entonces un Yo enlazado al "semejante" (madre). Semejante que con sus
características propias, sus "rasgos", actuando eficientemente mediante su asistencia,
ayuda a eliminar el estímulo endógeno, y a diferenciar lo real de lo irreal. Pero este Yo
inhibitorio es un nuevo aspecto posnatal del Yo, opuesto al Yo placer, y por nuevo
no está todavia lo suficientemente organizado, y por lo tanto se encuentra más ex-
puesto.
En realidad esta reproducción nunca es total. Volver atrás es una mera ilusión.
Se reniega del objeto externo frustrante, reconectándose con objetos ideales.
Repito: Se resignan las investiduras de objeto... Más adelante dice !lbis que
el sistema lec. contiene las investiduras de cosa de los Objetos, que son los primeros
y genuinos. El sistema Precc. nace cuando esa representación-cosa es sobreinvestida
por el enlace con la representación-palabra que le corresponde.
El narcisismo primario sería asl un estado sin sobreinvestiduras (relacionadas
con el objeto externo-representación palabra) pero sí con investiduras de cosa de
los objetos, primarios y genuinos ... quedando entonces atrás, en el interior del lec,
como algo reprimido. (Primariamente, a partir del nacimiento; la represión primaria
se establecería con el nacimiento y con la disociación que experimenta el Yo para
adaptarse a la realidad exterior) 28 (p. 65).
Para Freud este proceso de represión, explicado como proceso que ocurre entre
lec. y Precc. con el resultado de que "algo es mantenido lejos de la conciencia"
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"La vivencia de satisfacción conduce a una facilitación entre las dos imágenes
mnemómicas (la del objeto deseado y la del movimiento reflejo) y las neuronas nu-
cleares que han sido catectizadas durante el estado de urgencia" 4 (p. 911).
camino se intenta volver a un estado (el narcisismo primario) que había existido, a mi
entender, en la vida fetal, pero que ya es imposible reconquistar. Se establecen co-
nexiones con los objetos ideales, los que remedan a aquel objeto automáticamente
satisfactor.
De la bldimensionalidad a la tetradimensionalidad
"Lo siniestro no seria nada realmente nuevo, sino más bien algo que siempre fue
familiar a la vida psiquica y que sólo se tornó extraño mediante el proceso de re-
presión.
Siniestro, propio de la comarca natal; la fantasia (siniestra) de ser enterrados
vivos en estado de catalepsia sólo es la transformación de otra que en su origen
nada tuvo de espantoso, sino que por lo contrario, se apoyaba en cierta voluptuosidad:
la fantasia de vivir en el vientre materno 15 (p. 50).
Amor es nostalgia, y cuando, soñando con una localidad o con un paisaje, pensa-
mos "esto lo conozco; aqul estuve alguna vez", la interpretación onirica está autori-
zada a reemplazar ese lugar por los genitales o por el vientre materno lf, (p. 50).
Un mundo donde reina lo divino, voluptuoso, que llena pos natal mente de nos-
talgia.
El fenómeno del doble, enlazado por Freud con lo siniestro, enraizado con los
procesos psíquicos más arcaicos, "fue primitivamente una medida de seguridad contra
la destrucción del Yo, un 'enérgico mentrs a la omnipotencia de la muerte' (O. Rank),
y probablemente haya sido el alma 'inmortal' el primer 'doble' de nuestro cuerpo" 1;¡
(p. 35). '~,
El mensajero de la muerte es, a mi juicio, el mundo externo que irrumpe junto con
el incremento pulsional en el primitivo narcisismo primario, a partir del nacimiento.
"Un mundo tetradimensional que se alcanza por fin con el advenimiento de la posición
depresiva, es decir con la operación de la identificación introyectiva que nos hece sentir
dolorosamente que el tiempo es irrecuperable y avanza sin cesar" ~4 (p. 15).
Este mensajero (el tercero, realidad exterior, padre, espacio-tiempo) debe pene-
trar lentamente en el sistema ameboide ilusional madre-hijo.
Lo siniestro en las vivencias se da cuando convicciones primitivas superadas pa-
recen hallar una nueva confirmación.1"
Pero ¿cómo y de dónde han surgido estas convicciones primitivas, ya que Freud
las diferencia de las vivencias siniestras que emanan de los complejos infantiles re-
primidos? Si pensamos en la vida infantil (anímica) nos encontramos ante el mismo
problema.
Es posible intentar aclararlo, a mi entender, desistiendo de la idea que ubica el
nacimiento del psiquismo y de la relación de objeto, con el nacimiento del individuo
y la etapa oral.
Freud se acerca muchas veces a estos conceptos, aunque nunca pudo profun-
dizarlos, y a la idea de un narcisismo primarioprenatal, "oscurecido por múltiples
influencias".
En Inhibición, síntoma y angustia (p. 128), al preguntarse qué es un peligro,
piensa que el peligro del nacimiento carece aún de todo contenido psíquico y que
"el feto no puede notar más que una enorme perturbación de su libido narcisista".
Presupone entonces una capacidad perceptiva, por lo tanto una función yoica,
confirmada al hablar de libido narcisista, ubicando ese nuevo acto psíquico, la crea-
ción del yo, en un período prenatal.
Una comprensión más clara del narcisismo primario y normal prenatal, podemos
obtenerla siguiendo la descripción del psiquismo fetal.
Doy en pensar entonces que, en los primeros estudios elel desarrollo, el aparato
mental del niño es el de la madre. Las limitaciones del estado mental de la madre
y del tercero (padre, el que al principio no debe romper la diada sino fomentarla hasta
el momento oportuno: no arrancar el fruto verde) producirán, según su intensidad,
diversas alteraciones en el niño; "las limitaciones psicoafectivas graves de los proge-
nitores podrían llegar a provocar hasta el desmantelamiento. o sea 12 pérdida de
significado de las experiencias sensoriales".
(p. 29).
Podemos pensar entonces que vuelven a adquirir plena vigencia los objetos ideales
bidimensionales arcaicos propios del narcisismo primario prenatal, único eslabón previo
al que pueden aferrarse, perdiendo toda siqnificación en el mundo externo real y sus
objetos y las representaciones ligadas a ellos.
Clínicamente es observable (señalado por Rascovsky y colaboradores) que ante
un incremento de ansiedades paranoídes, existe una situación regresiva constante con
la aparición de los mecanismos inherentes al psiquismo prenatal (narcisismo primario);
esta situación fuerza al Yo al abandono de la relación con el objeto externo y refugio
en las condiciones que lo mantenían ligado al objeto interno exclusivamente.
Para terminar, podemos decir que el narcisismo primario es un estado prenatal
del desarrollo, libidinal y estructural en lo que se refiere al aparato mental y sus
relaciones objetales, que posee sus propias leyes y objetos característicos, que quedan
como sustrato en el desarrollo posnatal, tiñendo la vida anímica infantil, pero que nunca
es posible reconquistar en su máximo grado de pureza, y del que se va saliendo a
medida que crece el Yo inhibitorio, y se va rompiendo la ilusión de encontrar el objeto
totalmente coincidente de la perfección del narcisismo primario.
El narcisismo posnatal sería siempre secundario. Podemos dividirlo en normal y
patológico.
El secundario normal infantil estaría impregnado de las características del primario,
de las que va desprendiéndose a medida que va adquiriendo su Yo autonomía y el
self ameboide niño-madre va dividiéndose en el sí mismo y el otro que denota la
presencia del tercero.
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