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RESUMEN EJECUTIVO

Juan Méndez, ex Relator Especial sobre la Tortura y Otros


Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes de las
Naciones Unidas y miembro del Panel de Expertos de
TrialWatch, le asignó una calificación de F a este juicio:
Este juicio no cumplió algunas de las normas más fundamentales del debido proceso
que reconoce el derecho internacional. El tribunal no fue independiente ni imparcial.
Los acusados fueron arrestados de forma arbitraria, sometidos a condiciones
preliminares que podían calificarse de tratamiento cruel, inhumano y degradante, y
torturados durante los interrogatorios. Desde el momento en que se los privó de la
libertad, quedaron incomunicados y se les negó el acceso a la defensa. En el juicio,
los abogados defensores enfrentaron importantes obstáculos para poner en duda las
pruebas e incluso la teoría de la fiscalía, que en muchos casos proponía la
culpabilidad por asociación. La decisión que sentenció a 112 acusados a prisión se
basó en pruebas escasas que no brindaban un fundamento probatorio
individualizado para las condenas y que, por lo tanto, violaban la presunción de
inocencia. La metodología de calificación se puede encontrar en el Anexo.

Desde marzo hasta mayo de 2019, el Centro de Derechos Humanos del Colegio
Estadounidense de Abogados2 realizó una observación de un juicio masivo en Guinea
Ecuatorial como parte de la iniciativa TrialWatch de la Fundación Clooney para la
Justicia. 3 El proceso concluyó con la condena injusta de 112 acusados por haber
participado 4 en un supuesto intento de golpe de estado. Desde el comienzo, el juicio se
vio enturbiado por atroces irregularidades procesales, como la designación directa de
jueces y fiscales de las fuerzas militares y policiales por un decreto ejecutivo del
Presidente, y violó las garantías que forman parte de las obligaciones de cualquier
Estado de acuerdo con derecho internacional de los derechos humanos.

El juicio derivó de lo que, según la fiscalía, fue un golpe de estado fallido en Diciembre
de 2017. De acuerdo con la fiscalía, los acusados planeaban derrocar al Presidente de
Guinea Ecuatorial mediante un ataque al palacio presidencial. El presunto plan incluía

2 El Colegio Estadounidense de Abogados es la asociación voluntaria de abogados y profesionales

jurídicos más grande del mundo. Como la voz nacional de la profesión legal, el Colegio Estadounidense
de Abogados trabaja para mejorar la administración de la justicia, promueve programas que ayudan a
abogados y jueces en su trabajo, acredita a las facultades de derecho, brinda educación legal continua y
trabaja para promover en todo el mundo la comprensión pública de la importancia del estado de derecho.
El Centro de Derechos Humanos del Colegio Estadounidense de Abogados ha observado los juicios y ha
brindado asistencia gratuita a defensores de derechos humanos en riesgo en más de 60 países.
3 El Centro desea agradecer a la Fundación Clooney para la Justicia por proporcionar fondos para el

seguimiento del juicio masivo en Guinea Ecuatorial y la producción del informe. El Centro también
agradece a todos aquellos que proporcionaron información valiosa sobre el juicio y ayudaron con la
misión de observación.
4 Dadas las inconsistencias en la lista de acusados tanto en las presentaciones de sentencias como

procesales, todos los números de este informe son aproximados.


3
reclutar a mercenarios de otros países, como Camerún y Chad. Unos 130 individuos
fueron acusados de traición, delitos contra el jefe de estado, rebelión, tenencia y
almacenamiento de armas y municiones, terrorismo y financiación del terrorismo.

La etapa preliminar conllevó graves abusos de los derechos de los acusados: la


mayoría de ellos estuvieron detenidos e incomunicados durante aproximadamente un
año; no se les informó de los delitos de los que se los acusaba; se les negó el acceso a
sus abogados; muchos de ellos denunciaron torturas y maltratos; las autoridades no le
entregaron el expediente completo de la causa a los abogados defensores; y estos
últimos fueron notificados del comienzo del juicio con solo cuatro días de anticipación.

Durante el juicio, la violación de los derechos de los acusados fue igual de absoluta. En
particular, las importantes desigualdades entre el tratamiento de la fiscalía y de la
defensa por parte del tribunal contravino el principio de igualdad de armas. El tribunal
tomó decisiones arbitrarias contra la defensa de manera sistemática: les prohibió a los
abogados defensores preguntar sobre los abusos preliminares, limitó los interrogatorios
de la defensa a minutos, restringió sus objeciones, negó sus solicitudes de testigos y le
impidió interrogar a testigos de la fiscalía.

En cambio, el tribunal no le impuso este tipo de restricciones a la fiscalía e hizo


concesión tras concesión a favor de los fiscales. El tribunal permitió que la fiscalía, por
ejemplo, se basara en pruebas obtenidas por medio de la tortura 5, presentara
declaraciones preliminares obtenidas sin un abogado presente y añadiera nuevas
acusaciones al final del juicio: una clara violación tanto de la ética procesal como del
derecho de la defensa a una adecuada preparación.

A pesar de haber recibido un exceso de libertad, la fiscalía fracasó completamente a la


hora de armar la causa contra los acusados, dado que presentó pruebas que, en el
mejor de los casos, eran circunstanciales y, peor aún, un ejemplo de culpabilidad por
asociación. En ocasiones, la fiscalía recurría a pedirles a los mismos acusados que
aclararan su rol en el supuesto intento golpe, lo cual refleja la carencia de pruebas.

Posiblemente, la violación más grave del derecho a un debido proceso haya estado
representada por la absoluta falta de independencia judicial. Si bien los casos de
insurrección e intento de asesinato son extremadamente graves, es precisamente
debido a su gravedad que el juicio debería haberse llevado adelante con una
autonomía total, sin presiones ni órdenes de otros sectores del gobierno.
Contrariamente a lo que debería haber sucedido, el Presidente de Guinea Ecuatorial
intervino en el proceso de forma directa.

5 Este informe no evalúa la veracidad de las denuncias de tortura. No obstante, a partir de la ausencia de

investigaciones y en cumplimiento con la Convención contra la Tortura y el Protocolo de Estambul, se


considera que todas las declaraciones supuestamente obtenidas por medio de torturas están de hecho
afectadas por esta práctica.
4
Cuando el juicio ya llevaba un mes, se anunció por televisión estatal que el Presidente
había designado nuevos magistrados y fiscales de las fuerzas militares y policiales
mediante un decreto del poder ejecutivo. Poco después, un funcionario militar se
presentó en la audiencia para, según los periodistas locales y el abogado defensor,
oficiar de “observador”. Los observadores notaron que, durante el resto del juicio, el
funcionario militar transmitió mensajes a la fiscalía y a los jueces. Por lo tanto, lo que
debería haber sido un juicio llevado adelante por un tribunal civil se transformó en un
juicio ante un tribunal militar híbrido, donde la independencia y la imparcialidad
judiciales fueron degradadas a ojos de todos.

La sentencia misma es el toque final del sumamente injusto proceso. Al condenar a 112
personas, de las cuales al menos 20 recibieron sentencias de más de 70 años, el
tribunal no dio veredictos de culpabilidad individualizados ni analizó las pruebas. En
consecuencia, una gran cantidad de personas perderán años, o más bien toda su vida,
como resultado de pruebas insuficientes. Por lo tanto, la sentencia no se atiene al
principio probatorio “más allá de toda duda razonable” que exige la presunción de
inocencia.

Dada la ausencia de pruebas contra la amplia mayoría de los acusados, las


autoridades deberían ordenar inmediatamente su liberación o, alternativamente,
revocar las condenas al momento de la revisión de apelación. Con respeto a los demás
acusados, las autoridades de Guinea Ecuatorial deberían revisar las sentencias
dictadas y establecer procedimientos que respeten el debido proceso legal o liberar a
los acusados de manera incondicional. Por último, las autoridades deben iniciar
investigaciones sobre las numerosas denuncias de tortura, que resultan creíbles,
divulgadas durante el juicio.

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