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Mi complicidad con el pecado

Comienza haciéndote consciente de los latidos de tu corazón, respira despacio y


profundamente, percibiendo la vida que late en tu interior. En esa harmonía
experimenta como Dios te mira, siente sobre ti Su mirada, no tengas prisa. ¡Déjate
mirar!
Petición: Pedir la gracia al Señor de poder descubrir mi pecado, que me descubra cual
es mi complicidad con el pecado. (Bajar a mis infiernos): “crecido e intenso dolor y
lágrimas de mis pecados”. Señor, que sienta que soy pecador-a, que me aparto del
camino de la libertad. Reconoce que Dios nos ha hecho libres, libres para que elijamos.
Podemos elegir vivir con Él o sin Él… y desde ese reconocimiento de tu libertad, pide la
gracia de reconocer que te apartas del camino.
Composición de lugar Por eso cada uno buscará la composición de lugar que le oriente.
Y aquí es importante detectar mi Infierno: es decir el límite final en el que yo caigo desde
lo que es mi corazón. Y el infierno se expresa en el cuerpo: incapacidad en el corazón
de amar, incapacidad en los ojos de ver al otro como hermano, incapacidad de parálisis
para poder avanzar en la vida, los brazos atrofiados incapaces de extenderlos para amar.
Punto 1: Texto Lucas 12:13-21 El rico insensato
Me acerco al texto con el que voy a orar, intento leerlo escuchándolo, como si fuera la
primera vez. Me sitúo en la escena.
El primer punto es el proceso de mis pecados. Recorrer la vida con paz, estoy
recorriendo mi propia vida con Cristo a mi lado no como juez sino con el Señor que
quiere ordenar la vida.
Trata de generar sentimiento de sorpresa ante el contraste entre mi realidad
generadora de mal y mi experiencia saludable de todo lo que me rodea. El pecado
rompe la armonía del Universo, separa al hombre de la creación. Yo sigo y he seguido
contribuyendo a que se rompa la armonía, cuantas veces con mi pecado he contribuido
a que se rompa la armonía entre los hombres, entre yo y otro, entre otros…
Es ponderar la malicia y fealdad de cada pecado en sí. Su poder destructor, capacidad
de romper la armonía, el daño que hace. Ponderar es un acto de la razón, medir,
sopesar. La malicia es reconocer el mal que desencadena.
En realidad, en cada uno de nosotros hay dos tipos de infiernos: aquel que producimos
en nosotros mismos y aquel que producimos en los demás. Recorrer mi historia de vida
(de pecado) y ver, ¿Como he pasado de largo el sufrimiento causado a la gente? ¿Mi
superioridad con las otras personas?
Coloquio: De misericordia delante de Cristo crucificado
Punto 2: Texto: Juan 8:1-11 La mujer sorprendida en adulterio
- Me acerco al texto con el que voy a orar, intento leerlo escuchándolo, como si fuera la
primera vez. Me sitúo en la escena.
-Tener la "experiencia de mi pecado" es una gracia especial de Dios
- Sólo Dios me puede hacer comprender mi pecado. Nadie más me puede convencer del
daño que me hace el pecado.
- Sólo el ver a Jesús crucificado y a los crucificados de este mundo, me puede hacer
comprender que yo también soy responsable de esta cruz y de estas cruces, porque soy
pecador y colaboro de muchos modos con el pecado...
- Se trata principalmente de ahondar en mi realidad con sinceridad. Es importante que
al evaluarte seas sincero consigo mismo y con Dios. Dios no te ama solamente cuando
te portas bien. Los Ejercicios Espirituales te ayudan a entender mejor que eres un
pecador amado-a y perdonado. Dios decide amarte a pesar de todo.
- Haz una lista, un mapa de aquellas cosas, actitudes de Tu vida (pecados) de las que
sientes que Dios te invita a liberarte y que tú también sientes que necesitas liberarte, es
decir, ordenar, mejorar para tu futuro, (porque en los Ejercicios se trata de "ordenar mi
vida", como dice S. Ignacio.)
- ¿Con qué comportamientos, actitudes, modos… te alejas de la mirada amorosa de
Dios?
- ¿Cuál ha sido mi pecado? - ¿Qué es lo que más te cuesta asumir de tu pecado?
Coloquio: Como la mujer, acercarte en silencio a Jesús, percibe cómo te mira, siente en
su mirada como te ama en la debilidad. Habla con El, exprésale cómo te has sentido en
este rato de encuentro, cuéntale de tus deseos de cambio.

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