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SEMINARIO
Docentes:
TRABAJO FINAL:
Estudiante
2019
Este trabajo parte de mi experiencia como Directora de un establecimiento
escolar de nivel secundario de la ciudad de Laboulaye, ubicado en el sudeste de
la provincia de Córdoba.
En pleno siglo XXI, aún ingresan a las escuelas secundarias, estudiantes que
egresan de una escuela primaria sin reconocer letras y números que le permitan
cursar su primer año de forma regular. Es entonces cuando pienso, ¿Qué pasó
con las prácticas de enseñanza en la escolaridad primaria?
Desarrollo
Hoy nos focalizamos en los objetos a transmitir: saberes, maneras, usos. Pero
al focalizarnos en esa forma no vemos que la transmisión es una modalidad de
relación con el objeto, y una modalidad de relación con el otro sujeto,
inseparablemente. Transmitir un "saber", transmitir conocimientos, es reconocer
en otro sujeto la capacidad de saber ese saber, de desearlo, de entenderlo, de
desarrollarlo. "Construir" al sujeto es primero plantearlo o presentarlo como tal,
reconocerlo sin pretender fabricarlo de pies a cabeza como si fuera un objeto.
Es no sólo despertar su curiosidad, su espíritu: es instituirlo como sujeto del
conocer.
El problema es que ese paso es dado por pocos, muy pocos son los estudiantes
que pueden leer, escribir y comprender lo que está leyendo. Surge entonces la
noción de "fracaso escolar", que es concebida, en sus inicios, no como fracaso
de la enseñanza sino del aprendizaje, o sea, es responsabilidad del alumno. Pero
el fracaso escolar es, en todas partes y masivamente, un fracaso de la
alfabetización inicial que mal puede explicarse por una patología individual. El
tiempo de escolaridad obligatoria se alarga cada vez más, pero los resultados en
el "leer y escribir" siguen produciendo discursos polémicos. Cada nivel educativo
reprocha al anterior que los alumnos que reciben "no saben leer y escribir”.
La escuela debe asegurarles a todos los estudiantes, cualquiera sea el nivel que
se encuentre cursando, el acceso a una formación que le permita buscar su
propio bien y el de los demás, con capacidad para conocer, comprender,
enriquecer y transformar el mundo en cooperación con los otros y su entorno.
Según Hannah Arendt “la educación se cuenta entre las actividades más
elementales y necesarias de la sociedad humana, la cual nunca se queda como
está, sino que se renueva constantemente a través de los nacimientos, con la
llegada de nuevos seres humanos. En la educación, esta responsabilidad para
con el mundo, toma la forma de la autoridad. La autoridad del educador y la
competencia del profesor no son Io mismo. Aunque para que haya autoridad es
indispensable un mínimo de competencia, ésta, por muy grande que sea, nunca
puede por sí sola dar lugar a la autoridad. La competencia del profesor consiste
en su conocimiento del mundo y en su capacidad de transmitir este conocimiento
a los demás, más su autoridad radica en su asunción de la responsabilidad para
con ese mundo.
Conclusión