Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
"Oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación.." 1 Tes. 5:17
"Pedid y se os dará, buscad y hallaréis; llamad , y os será abierto. Porque todo aquel que pide
recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abre" Lucas 11: 9-10
Es importante para cultivar la vida espiritual cristiana en los niños reconocer que tienen
necesidades que sólo Dios puede llenar, por lo tanto, es necesario que la oración forme parte de
su vida.
La oración sustantiva: La persona expresa con sus propias palabras el motivo de su oración y
predispone su corazón a una respuesta y encuentro con Dios. Esta clase de oración suscita un
nuevo enfoque, adquirir un nuevo punto de vista. Este cambio, que tiene lugar en la corteza
cerebral, calma los mensajes alarmistas enviados a la subcorteza y los reemplaza por la
sensación de que todo va bien. La oración sustantiva es mas rica, tiene mayor variedad y
permite que el niño exprese sus necesidades, le ayuda a mantenerse atento en el presente y
esperará una respuesta personal a sus peticiones..
Existen muchos motivos de oración ó momentos diferentes para querernos comunicar con
Dios. Es importante, enseñar al niño a utilizar cada uno de ellos y no sólo orar cuando se tiene
un problema.
Oramos:
Material:
-Papel
-Tijeras
-Bolígrafo
-Cinta adhesiva
¿Cómo se hace?
Por ello, es importante reservar un espacio a lo largo del día para leer una porción de la Biblia ó
algún pensamiento/lectura, que lleve a los niños a la reflexión y meditación en la palabra de Dios.
Hay personas que les gusta iniciar estas reflexiones por la mañana, ya que consideran que al
iniciar el día con una nota espiritual, esos sentimientos se quedarán con los niños durante todo
el día.
Mientras que otras personas tienen por costumbre, hacerlo por la noche, antes de acostarse,
como parte del ritual para ir a la cama y que dicha reflexión les ayude a relajarse y dormir en
paz.
Realmente el momento del día es irrelevante, aunque sí debería importarnos hacerlo parte de la
rutina diaria de los niños, a ser posible, que forme parte de un ritual familiar. Momentos
donde todos los miembros de la familia, interrumpan sus actividades diarias para estar juntos y
meditar acerca de la palabra de Dios.
Existe hoy por hoy en la red, mucho material audivisual que puede servirnos de apoyo para
hacer alguna reflexión acerca de la palabra de Dios.
Este es un ejemplo de un video que a mi hijo le gusta mucho acerca de la parábola de la oveja
perdida:
Un momento devocional completo, debería incluir leer una pequeña porción de lectura de la
Biblia, una reflexión e incluir preguntas para los niños.
Existen libros de devocionales cristianos para niños en el mercado. Pueden ser genéricos
ó temáticos. por ejemplo estudiar a un personaje de la Biblia, profundizar en ciertos sucesos
como la vida de Jesús, etc.
Para ellos es importante ver que los adultos también nos maravillamos, por las cosas simples de
la vida, como ver cuando nace una mariposa o el árbol comienza a dar su fruto.
Hermosos paisajes naturales como el Gran Cañón o la aurora boreal pueden aumentar la buena
disposición de la gente a creer en Dios, indica una nueva investigación.
El científico Piercarlo Valdesolo de la Universidad Claremont McKenna en los Estados Unidos,
explica que: “Muchos relatos históricos de epifanías y revelaciones religiosas parecen involucrar
la experiencia de ser confrontado con la belleza, la fuerza o el tamaño relacionado con fenómenos
de la naturaleza." Estas experiencias cambian la forma de ver el mundo y la gente las relaciona
con la fuerza de la creación, concluye la investigación.
A través de su propias experiencias con la naturaleza, los niños pueden practicar el silencio,
el sosiego y la contemplación, tan alejadas de la vida que vivimos en la actualidad.
Realizar estas actividades no sólo ayudará a los niños a ir desarrollando su vida espiritual
cristiana, sino que ayudará también a los padres a ir desarrollando y fortaleciendo la suya
propia.
Nuestra responsabilidad como padres es guiarles e instruirles por el camino que nosotros
consideramos mejor para ellos (y para nosotros) de tal forma que cuando llegue el momento,
ellos puedan decidir por sí mismos, cuál es el camino que desean seguir.