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CENTRAL DEL
ECUADOR
HISTORIA
GENERAL DEL
TRABAJO
LA ÉPOCA DEL ARTESANADO
ACOSTA CAROLINA
AGUIRRE ANDREA 7MO “A”
ERAZO CHRISTIAN
SANTANA ADÁN
VIDAL ANDRÉS
DR. ERNESTO FLORES
INTRODUCCIÓN
El mar Mediterráneo, verdadero "complejo de mares", más que ninguno favorable
al hombre, ha sido, evidentemente, la cuna de nuestras civilizaciones. En él acumuló su
primer acervo de experiencias el homo Faber.
PHILIPPE WOLFF
Es importante empezar por conocer que Europa ha sido ese pilar del mundo que
domina toda la historia del trabajo. En el siglo xv, las diversas partes del mundo
desarrollaron formas de trabajo y de civilizaciones entre las que el puesto ocupado por
Europa no es relevante ya que le falta todavía el equilibrio profundo y la refinada técnica
a que ya había llegado China.
Orígenes del trabajo agrícola. Siempre ocupó a la inmensa mayoría de las masas
humanas concentradas en los países chinos. Él es quien ha moldeado los rasgos esenciales
de la civilización china, de sus concepciones familiares y religiosas. Cuando menos en
las zonas explotadas por el hombre, el paisaje agrícola chino, tal cual lo conocemos desde
siglos atrás, da la impresión de una humanización intensa y de una exuberante riqueza.
...y avenamientos. No eran mucho más acogedoras las tierras bajas, pantanosas.
Valles donde los aludes de tierra de las vertientes detenían el curso de las aguas. Llanuras
inestables prietas en redes de ríos movedizos, hinchados por terribles crecidas durante las
que su cauce podía variar en varios centenares de kilómetros. Ríos poderosos que Yu el
Grande, fundador de la primera dinastía real, y ordenador de los Pantanos sagrados y de
los Montes venerables, condujo a la mar «como señores que acuden a una convocatoria
de la corte»: gracias a él, la tierra quedó salva de las aguas.
Los albores de la jardinería. Los primeros terruños eran como islotes entre tanta
naturaleza hostil. Había que defenderlos contra las agresiones vindicativas de una fauna
y de una flora igualmente invasoras, sí, pero también contra los ataques de hordas
bárbaras que vegetaban en las zonas todavía salvajes. Así nació esta tradición tan
específicamente china de la jardinería, practicada por muchedumbres superpuestas en
minúsculos terruños. Según la interesante fórmula de Vidal de la Blache, «sólo una
alternativa existe para tales regiones: salvajismo o exceso de población».
El derroche del trabajo. Una vez terminada esta conquista agraria, las
condiciones iban a fijar las tradiciones que se formaran durante su época dinámica. El
campesino tenía que abonar el suelo, no con estiércol animal, inexistente ante una cabaña
reducida a su mínima expresión, sino vertiendo en él los fangos de ríos y canales, los
desechos del hogar, las crisálidas de los gusanos de seda y hasta sus propias heces, cuyo
olor impregnaba el aire. Aún hoy se calcula que una hectárea de trigo requiere 600 horas
de trabajo, frente a 26 para el cultivador estadounidense. Auténtico «derroche» de trabajo
que desemboca en una jardinería minuciosa, aplicada a inmensas superficies campestres.
«En ninguna parte del mundo se gastan sumas tales de trabajo humano»
El trabajo de la seda. Aquí tenemos otro de los trabajos de los chinos que el
Islam, Bizancio, y luego Europa, admirarían primero e imitarían después. Requiere una
sucesión de operaciones de las que no hay una sola que no necesite de la más precisa
minucia: verdadera transferencia a otro ámbito de una paciencia aprendida por
generaciones de campesinos.
Ya en tiempos de los Han exportaba China sus sedas. Llegaban al mundo romano
en el siglo I antes de J. C. y empezó a fabricarse el tejido de seda en Egipto y en Siria a
base de la seda cruda que llegaba de China. Veremos cómo en el siglo vi el Imperio
bizantino logró elaborar su propia seda. No obstante, durante siglos aún, China seguiría
siendo la principal abastecedora en seda de los países mediterráneos y europeos en
general.
Vías acuáticas y terrestres. Las vías acuáticas habían de seguir siendo las más
transitadas en China. Los chinos habían aprendido desde la época de los Han el uso de la
litera y mejorado ligeramente el sistema de enganche de los caballos, aunque estas
ventajas sufrían en cuanto al transporte terrestre de la notable merma implicada por la
escasez de la ganadería.
Los comerciantes chinos. Desde los T'ang los comerciantes chinos iban
clasificados en categorías bien definidas. Primero, había los tso-t Venían luego los k’o-
chang, o comerciantes forasteros, que van de una plaza a otra. Después, entre mercaderes
sedentarios e itinerantes, tenemos a los ya-jen, intermediarios obligatorios. Relacionados
con sus asociaciones, están los hoteles y las tiendas, donde los k’o-chang se aposentan y
depositan sus productos. La variedad monetaria y la expansión de billetes y cheques
explican el importante papel desempeñado por los kjn-yin-p’u (agentes de cambio, de
actividad limitada a la esfera local) y los kiao-yin-p’u (banqueros).
Europa medieval, pero hay un rasgo fundamental que los separa de ellas. En
Europa, corporaciones y gremios resultarán pronto capaces de obtener y detentar poderes,
franquicias y privilegios, y hasta suya es la autoría de ciertas constituciones urbanas. En
China cada gremio es dirigido por un puñado de mercaderes importantes y solamente
mediante dádivas y alianzas logran conquistar a los funcionarios locales; pero éstos se
guardan muy bien de conceder cartas o acuerdos escritos, y en ningún caso logran los
trabajadores de la base que se les oiga.
Conclusión. Detrás de todos los aspectos apuntados del trabajo chino, .se ocultan
siempre los mismos fenómenos cardinales: la inmensidad del país, la dificultad de
integrarlo en un conjunto orgánico, y al propio tiempo la sorprendente fuerza de cohesión
de una civilización fundamentada en el derroche del trabajo humano. De donde se deduce
la tan peculiar fisonomía de esta agricultura que acumula hombres y trabajos sobre un
suelo en gran parte a ellos debido. De donde, también, las trabas que tiene que vencer el
comercio para llevar adelante su expansión. De donde, por fin, una hipertrofia frecuente
del Estado
La conquista europea incidió desde el siglo xvi y viene a ser un corte tajante entre
un pasado brutalmente interrumpido y una dinámica nueva, que por otra parte no borra
por completo algunos pocos rasgos. La primera había rebasado su edad de oro mucho
antes de la llegada de los europeos: se trata de la de los mayas. En cambio, aztecas
mexicanos e incas peruanos estaban en pleno apogeo: los testimonios arqueológicos
vienen en este caso complementados por la estampa que nos han dejado los
conquistadores de aquellas sociedades llenas de vitalidad.
El momento en que más alta está la vida maya en su ciclo de civilización oscila
sin duda entre los siglos VII y VIII de nuestra Era. Llegan luego los influjos exteriores y
las rencillas por la hegemonía que traen lentamente la decadencia de la cultura maya.
La artesanía. Parte de los objetos fabricados por los mayas no han llegado hasta
nosotros. Bien es cierto, sin embargo, que las maravillosas pinturas murales halladas en
algunos templos, como en el de Bonampak, nos dan una idea cabal de lo que eran: tejidos
de algodón con trazados variados; indumentaria y tocados de plumas, entre las cuales las
del quetzal, ave de alta montaña particularmente rebuscada; cestería, etc.
Las obras públicas. Quien hoy visita las poderosas ciudades construidas por los
antiguos mayas queda embelesado; son pocos los monumentos de aquella civilización,
que se contaban a cientos, que hayan sido restaurados y estudiados. Los mayas no se
limitaban al amontonamiento de piedras. La calzada se componía de bloques de piedra
hundidos en cemento y cubiertos de una capa de revoque hoy desaparecida. Su
conservación relativamente buena, incluso en las zonas pantanosas, comprueba el cuidado
puesto en su realización.
Los artesanos y su trabajo. Aquí aparece con más relieve que en otros lugares
una categoría bien definida de artesanos. No cabe duda de que buena parte del trabajo
industrial se realizaba en el domicilio del campesino que contribuía de este modo a cubrir
sus necesidades. Pero la aristocracia necesitaba de objetos más lujosos y más refinados.
Y la vida de una capital de tales dimensiones también tiene sus imperativos. Grupos
especiales de artesanos que vivían en algunos barrios de la capital configuraban en ella
sus a modo de corporaciones. Lo mismo que con los mayas, encontramos aquí técnicas
muy desarrolladas en el trabajo de la piedra y la cerámica. Pero habían llegado más allá
en la utilización de los metales. Los artesanos del Imperio azteca elaboraron joyas y
adornos de oro, de plata, de cobre y hasta de bronce. Una inverosímil habilidad
compensaba la mediocridad de su utillaje.
Los incas: marco de vida. Nos trasladaremos ahora a los altiplanos interandinos
de América del Sur, desde Ecuador a Bolivia, pasando por el actual Perú en su conjunto.
Zona ruda e impresionante como ninguna. De hecho, los incas habían sistematizado las
prácticas colectivas sin las que el mantenimiento de un Estado relativamente civilizado
hubiera resultado difícilmente concebible en un medio como aquél.
El calendario agrícola. Salvo durante los dos meses usualmente más lluviosos
del año, noviembre y diciembre, durante los que la humedad confinaba las familias en sus
chozas primitivas, donde venían a cobijarse con ellas los animales domésticos de su
propiedad, los trabajos agrícolas se sucedían sin interrupción durante todo el año. El indio,
convencido como estaba que andaba rodeado de fuerzas temibles y malhechoras, unía a
sus prácticas agrícolas otras de índole mágica. Antes de cavar el suelo, le ofrecía
libaciones de chicha. El propio soberano inca y toda su familia se entregaban plena y
absolutamente a un ceremonioso cultivo de las tierras dedicadas al Sol. En tales casos,
practicaban los trabajos campesinos con atuendos de gala. Era su modo de ejemplificar
cómo, por su trabajo, y mediando la ayuda de dioses y demonios, el hombre logra vencer
a un suelo rebelde.
Conclusión acerca de los incas. Este régimen tan notable era reciente cuando los
españoles emprendieron la conquista del Perú. La tradición lo atribuía a soberanos del
siglo xv, primordialmente a Pachacutec. Es probable que de no haber sido por incidencias
del exterior, hubiera evolucionado. La existencia de algunas propiedades privadas en
manos de los aristócratas podría ser el síntoma de una evolución hacia la privatización...
No se sabe. Por otra parte, este régimen respondía realmente a tendencias profundas y
remotas de los indios, las cuales se habían limitado a sistematizar. No se ha dejado de
denunciar con cierta reiteración la rigidez, la tiranía y el despilfarro inherentes a este
asocialismo de los incas».
CAPITULO II
BIZANCIO
Una documentación paupérrima. Sería preciso, para una descripción exacta del
trabajo en el mundo bizantino, disponer de una documentación más abundante que en
todos los demás casos vistos y por estudiar. Depositada de las tradiciones del Imperio
romano, la administración bizantina ha sido más activa y más amante de papeles y
expedientes que cualquier otra en la Edad Media. Pero de las toneladas de papiro y
pergamino ennegrecidos por la letra de sus escribas, todo cuanto nos legó la incidencia
combinada de la incuria secular y de las destrucciones, desapareció en la catástrofe
terminal del Imperio.
Quedan los textos jurídicos, pero no siempre sabemos a qué época concreta
corresponden y nunca conocemos en qué medida fueron vigentes en la práctica. Es decir,
hemos de proceder por toques livianos que dejarán, muy a nuestro pesar por cierto,
amplias superficies de nuestro cuadro sin rellenar.
Las tareas campesinas. Las menos referidas son las estampas relativas a la vida
rural. Sin embargo, una vez despojado el Imperio por la conquista árabe de su tradicional
granero de trigo, Egipto, no hubo más remedio, si es que se quería abastecer las ciudades,
y la capital principalmente, que llevar a cabo un titánico esfuerzo para preparar las tierras
y valorizarlas. Todo conspira a hacernos pensar que el incremento de la producción
agrícola se logró más por un desarrollo de la población y de las superficies cultivadas que
por la introducción de nuevas técnicas.
Artesanos urbanos. Pero, más que de los campos, sin embargo tan necesarios
para su funcionamiento vital, la civilización bizantina nos ha legado una imagen clara de
sus ciudades. En los primeros siglos de la Edad Media el principal centro de estas
industrias de lujo fue Alejandría. Pero, lentamente, Constantinopla fue arrebatándole el
puesto. Lo que no impidió que el artesano árabe recogiera lo más valedero de sus
tradiciones.
EL ISLAM
El riego. A esta prosperidad del mundo islámico, a la vida lujosa de las clases
superiores, cooperaban, naturalmente, trabajadores cuantiosos y diversos. Ante todo,
deben citarse en este contexto los campesinos: rasgo común a casi todo el mundo
musulmán era la escasez de lluvia, y el concurrente desarrollo del riego, hijo de un
imperativo vital. En Mesopotamia, ya que el Eufrates corre algo más alto que el Tigris,
bastaba con abrir entre ambos toda una red de canales; de este modo, el agua pasaba
naturalmente de uno a otro río, por entre frágiles diques de caña y de tierra que los
muhendis o ingenieros tenían que vigilar continuamente. La necesidad de una producción
abundante en países secos como éstos, generalizó pues complicados sistemas de riego que
no podían mantenerse en vida más que a merced de la paz y de una administración
vigilante. En Mesopotamia, ya que el Eufrates corre algo más alto que el Tigris, bastaba
con abrir entre ambos toda una red de canales; de este modo, el agua pasaba naturalmente
de uno a otro río, por entre frágiles diques de caña y de tierra que los muhendis o
ingenieros tenían que vigilar continuamente.
Los mineros. Vistos los cultivos que proporcionaban a la industria algunas de sus
materias primas. Pero no menor era el empeño puesto en la busca de productos minerales.
En todas partes, fue ésta una época de prospección o de reapertura de las antiguas minas
romanas. España recobró la fama y la actividad que tanto renombre le dieron en el Imperio
romano: sus minas de azogue, vecinas a Toledo, recibieron entonces el nombre de
Almadén (en árabe: la mina). Las tumbas de los faraones fueron violadas por los
buscadores de tesoros, organizados corporativamente, y que trabajaban en presencia de
un delegado del califa fatímida, haciéndole entrega para su amo de la quinta parte de lo
hallado.
El comercio con zonas alejadas. Sólo aquellos productos que encerraban, dentro
de reducidas dimensiones, un gran valor, podían atravesar centenares de kilómetros para
ir a amontonarse en los bazares donde, tras luengo regateo con su cliente, el comerciante,
estrechadas las manos, según la prescripción coránica, dispondría de la entrega del objeto.
El comercio con zonas alejadas no podía ser más que un comercio de lujo. En esta época
comenzaba la competencia proviniente de musulmanes, árabes meridionales y persas. En
Siraf, principal puerto del golfo Pérsico, los ricos comerciantes persas vivían en elevadas
mansiones de madera de teca.
Conclusión. No nos dejemos engañar. Por refulgente que fuese, este desarrollo
del trabajo en el mundo musulmán no aporta nada nuevo. Corresponde a la formación de
un amplio mercado mundial, casi demasiado amplio para las técnicas entonces vigentes.
No traduce ninguna revolución en el orden técnico, ni tampoco en las formas del trabajo.
No resistirá a las grandes invasiones que a mediados del siglo xi derruirán este trémulo
edificio: la irrupción de los turcos en el Próximo Oriente, la asolación del Mogreb por los
beduinos hilalianos llegados del Alto Egipto. Pero no podíamos pasar sin rendirle debido
homenaje, porque es justicia que se le ha negado con demasiada frecuencia, y las más de
las veces por ignorancia supina.
Capítulo III
Efectos de las invasiones. Los pueblos bárbaros que, a principios del siglo v,
irrumpieron en el mundo romano, no contaban más que con sendas decenas de millares
de individuos que sin mucho tardar iban a fundirse en la masa de los indígenas. Podría
suponerse que después de realizada la primera obra destructora, su influencia mermó
considerablemente. Pero estos «bárbaros» aportaron el personal dirigente de los reinos
que se organizaron en los marcos del Imperio romano, sobrevivo sólo en teoría. Además,
la Romanía estaba, cuando la invadieron, en plena evolución, cuyo proceso fue catalizado
por la penetración de los bárbaros. Con ellos, llegaron además elementos desconocidos,
como la costumbre jurídica, las artes de los nómadas y técnicas aprendidas en los países
orientales donde aquellos bárbaros habían pasado largas temporadas.
Nuevos centros de gravedad. El primer aspecto que nos cumple retener de toda
esta época de gestación de Europa, inaugurada por las invasiones, es la mutación de ejes
que se opera en el mundo civilizado. Las grandes civilizaciones, los grandes Estados,
fueron hasta ahora mediterráneos. La zona mediterránea, con sus relieves singulares, su
clima peculiar, su mar siempre al alcance de la mano, ha ejercido una influencia muy
honda en la organización del trabajo; son sus técnicas las que difundiera la conquista
romana en las lindes exteriores del Imperio.
Latifundio, sí, pero la que más se desarrolla es pese a todo la pequeña explotación,
y ello debido fundamentalmente a la desaparición de la esclavitud.
2. EL TRABAJO CAMPESINO
Los documentos. Durante más de cinco siglos, nos encontramos casi a oscuras en
cuanto a la vida y trabajos del campesino europeo, por la deficiencia documental. La
mayoría de los papeles que hasta nosotros llegaron datan de la época carolingia. Ya
provienen de los soberanos, como el «Capitular de las Posesiones (capitulare de villis) en
que el rey, Carlomagno probablemente, libra instrucciones, minuciosas y un tanto
desordenadas, para el fomento y la administración en sus realengos; ya son fruto de
conjuntos compuestos por orden de propietarios deseosos de conocer con precisión la
amplitud de sus posesiones y sus reservas en hombres y materiales, tanto como lo que
producían sus bienes.
Los productos. Los cereales eran la base esencial de la producción: trigo candeal
en las mejores tierras, centeno o mijo en las más pobres. En las zonas más favorables, se
emprende el cultivo de cereales sembrados en primavera: la avena y la cebada. Tomadas
bajo la especie de papillas y de tortas tanto como de pan, constituyen la base alimenticia.
Tímidos progresos. Pero no se puede llegar hasta afirmar que ningún progreso
hubo en unos cinco siglos. En zonas favorecidas como la cuenca de París, asistimos a los
primeros intentos de intercalar entre los «trigos» de invierno y el barbecho una siembra
de cereales primaverales: aquí estamos al origen de lo que había de ser luego la rotación
trienal. En los campos abandonados se instalaban españoles refugiados de tierras
musulmanas; en virtud de unas concesiones denominadas «aprisiones», recibían parcelas
para trabajarlas.
Los primeros molinos. Aparece entonces en Europa occidental por vez primera
el molino de agua. Los romanos conocían su principio físico, pero nunca supieron
utilizarlo con provecho verdadero: el régimen irregular de los manantiales mediterráneos
los hace impropios a estos aparatos. Además, los molinos propulsados por animales o por
esclavos cubrían ampliamente las necesidades.
Las cargas del masovero. Las cargas que sobre el masovero pesaban eran
singularmente uniformes en los fiscos de Saint Germain. Tiene que pagar unos cánones
que vienen a ser el alquiler de la masada: se trata fundamentalmente de pagos en especie:
cereales, lino, pollos, huevos... y también en dinero, pero mucho menos. También había
que satisfacer un canon en productos fabricados, del que trataremos más adelante.
Difusión del sistema. Los documentos carolingios nos revelan un sistema que
existía ya de antiguo. En el Alto Imperio romano, algunas posesiones mixtas de Italia y
de África del Norte preludiaban su aparición. Creemos que debe pensarse que su difusión
fue acentuándose a medida que la extinción progresiva de la esclavitud fue planteando
nuevos problemas en cuanto a la mano de obra agrícola. El porvenir iba contra ellos. La
finca grande iba a proporcionar, tras una evidente evolución por cierto, el marco social
en que se movería la actividad campesina durante siglos: yuxtaposición de pequeñas
explotaciones en torno a un área central que había de servirles de modelo.
Artesanos urbanos. Por muy decrépitas que fueran, las ciudades tenían dentro de
sus recintos buena parte de artesanos. Afirmación ésta mucho más cierta en el mundo
mediterráneo donde la vida urbana había echado raíces mucho más hondas. No olvidemos
tampoco los talleres monetarios que se multiplicaron con la descomposición del Estado:
los había en todas las ciudades, en las cercanías de todos los mercados, cada cual más o
menos cumplido de personal más o menos diestro.
Técnicas bárbaras. Por paradójico que pueda parecer, es un hecho que estamos
mejor informados acerca de las técnicas de aquellos tiempos oscuros que de las de los
siglos siguientes. Y esto se debe a una costumbre de hondas raíces paganas que los
bárbaros conservaron durante mucho tiempo a pesar de su ya antigua cristianización, a
saber: la de sepultar a sus jefes con sus armas, sus joyas y los muebles que fueran suyos
durante la vida terrena.
...y refinamientos. Son esta minucia casi enfermiza, el refinamiento indecible del
último retoque, que redimen la mediocridad de los medios y hacen posible el logro de tan
sorprendentes resultados. Hasta la época carolingia, las «espadas francas» gozaban de
gran predicamento entre escandinavos, eslavos y árabes, y Carlomagno tuvo que prohibir
repetidas veces su exportación.
Sector Terciario
Mercaderes occidentales: Pero aun antes del siglo vil aquellos orientales de aspecto
y costumbres exóticos no monopolizaban todo el comercio con zonas lejanas. Había unos
cuantos mercaderes francos que llevaban a los países eslavos y escandinavos las espadas
tan afamadas de su país, y que de allí regresaban con esclavos que eran encaminados por
mesnadas hacia la España musulmana.
Principios venecianos.: En los deltas y lagunas del norte del Adriático, donde los
habitantes de la tierra firme asolada por las invasiones habían buscado refugio, los
pequeños centros de Grado y Torcello, posteriormente islas venecianas, empiezan a
moverse. Los pescadores se convierten en vendedores de sal, llegando luego a alargar su
radio de acción hasta el Islam y Bizancio, donde intercambiarán maderas, armas,
esclavos, por productos orientales Primeros síntomas de prosperidad: en el siglo VI, se
edifican grandes estructuras como catedrales.
Los Frisones o Vikingos: A mil kilómetros en las tierras bajas, en alargadas de las
desembocaduras del Escalda y del Elba, el pueblo germánico de los frisones se apercibe
a inaugurar un destino aún más nuevo. Lanza por mares y ríos que nunca conocieron un
tráfico serio sus quebradizas embarcaciones. En el siglo VII ya, todo el comercio
marítimo de Inglaterra se encuentra monopolizado por los frisones. A ella exportan los
primeros paños de los Países Bajos difunden los productos de la artesanía anglosajona
(objetos de bronce, abrigos, telas); seguramente fueron ellos los que trajeron al Continente
las burdas monedas inglesas, las sceattas, que se han encontrado en todas partes por
Francia. Convertidos al Cristianismo, integrados en el imperio carolingio.
Comercio terrestre: El tráfico terrestre se presenta más arduo y más arriesgado aun.
Las carreteras romanas, menos solidas de lo que se suele pensar, mal conservadas, si es
que se ponía en ellas algún cuidado lo que distaba mucho de ser la norma , no eran sino
vías de difícil tránsito, se observa que atravesaban zonas inmensas, completamente
salvajes, cubiertas de bosques, Los puentes faltaban por doquier o estaban amenazando
con derrumbarse, A lo que debía añadirse la inseguridad: los bandoleros por un lado
quienes parecía perfectamente lícito el desvalijar al extranjero sospechoso. Vida dura era
la de los mercaderes, que más bien parecían vagabundos, siempre por esos mundos
dejados de la mano de Dios sin embargo, había hombres que se metían en esas aventuras.
La noción de Estado, la del bien público a los servicios que debe prestar y, por tanto,
de las obligaciones de que es aquel acreedor frente a sus súbditos, va esfumándose, Los
soberanos consideran sus territorios como bienes de familia, patrimonio que parcelan a
su antojo. El obispo Gregorio de Tours se vanagloria de haberse opuesto a la percepción
de un impuesto en su ciudad. Ningún privilegio hay más anhelado que el de la inmunidad.
El esfuerzo de Carlomagno por restablecer una administración digna de tal nombre quedó,
salvo en algunos aspectos más bien recortados, en agua de borrajas.
En cuanto al acervo intelectual de los pocos médicos que todavía existen, hay que
convenir que era de lo más reducido. Muchas de sus recetas deben su contenido a la
magia. En algunos centros antiguos conocidos por sus termas, como Salerno, en Italia, se
conserva cierta tradición médica.
Los judíos pueden enorgullecerse de contar entre los suyos con los galenos menos
deficientes. Pero la enseñanza de esta medicina queda reducida a la transmisión de unos
cuantos procedimientos empíricos.
Importancia De Los Monasterios: con esto llegamos a un fenómeno esencial: en un
mundo inculto y salvaje, los monasterios se han visto atribuir el papel de conservadores
de la cultura, auténticos oasis del trabajo intelectual. Los fundadores del monacato, sin
duda, no habían querido ni previsto semejante función. Muchos eran los que, entre ellos,
no daban sino muestras de desprecio hacia las historias vulgares constituían la textura
profana de la cultura antigua.
El trabajo tenía por función la de prevenir el ocio y la vagancia, el trabajo intelectual
estaba al servicio la lectura divina para leer, entender y meditar las Escrituras, había que
saber algo de gramática latina. Todo monasterio necesitaba, pues, su escuela interior y su
biblioteca, lo que suponía a su vez la existencia y el trabajo de los copistas.
El auge demográfico:
Este fenómeno al que a decir verdad resulta casi imposible poner una fecha precisa de
comienzo consta, entre otras, de una faceta que llama poderosamente la atención la de la
multiplicación de la especie humana. Las viejas ciudades embotadas dentro de sus
estrechos recintos, dan luz a suburbios en que se desarrolla una actividad febril, hasta que
nuevas murallas han de edificarse para proteger a aquellos hombres que vienen de
numerosas tierras, de lugares y regiones de todas clases, unos con sus bienes, y otros, por
no tenerlos pueblos que antes no existían empiezan a elevarse en torno a monasterios y
castillos, logrando algunos la dignidad bien merecida de ciudades: ahí tenemos a las
Villanueva, Neuburg, Newton, etc. Nunca hubo tantos brazos talando bosques tan
antiguos, secando pantanos, cultivando nuevas tierras. Las cifras precisas no están en
nuestro poder. Al no haber llegado a nosotros, tenemos que dejarlo todo en conjeturas;
creemos que Francia contaba a comienzos del siglo XIV con unos 20 millones de
habitantes: su población sería pues dos veces la que cuatro siglos antes. En menos tiempo
Inglaterra había multiplicado el número de sus habitantes más de tres veces: había pasado
de 1.100.000 habitantes en 1086 a unos 3.700.000 hacia 1340. Los documentos no dejan
de dar cuenta, a millares, de este crecimiento urbano aunque una medición fidedigna falte,
la realidad no ofrece dudas.
Este incremento de la masa humana es al propio tiempo una formidable demanda de
alimentos, de vestidos; son casas y más casas por construir, iglesias que deben ser
ensanchadas, cuando no hay que crearlas. Es también una amplia reserva de mano de obra
para los nuevos trabajos en perspectiva. Redunda en una atmósfera de confianza en el
porvenir, un optimismo que conduce a una generosa concepción de los nuevos recintos
urbanos, y de iglesias cada vez más altas, marcándolo todo con la impronta de la
expansión. Por otra parte, ahí tenemos a grupos humanos multiplicándose y operando
un mutuo acercamiento en superficies otrora cubiertas de bosques y de eriales. Entre
estos grupos, las relaciones se estrechan, los intercambios abundan. La división del
trabajo va precisando sus dintornos.
Marcos sociales: Nos encontramos, pues, con que el trabajo es demandado,
estimulado, con lo que se le hace más fácil. ¿En qué marcos sociales va a operar? La
célula de base sigue siendo el señorío. Algunas veces no es más que la continuación de
una de aquellas grandes posesiones que dejamos descritas. Otras veces un jefe somete a
condición de vasallos suyos, beneficiando de la descomposición del poder público,
pueblos o grupos humanos que no dependían aún de sus predecesores. Muchos de estos
señoríos son establecimientos eclesiásticos: iglesias, viejas abadías benedictinas,
monasterios creados en el fondo de un bosque o en el corazón Allí, propietarios abiertos
a los tiempos recientes, y que saben atraer a los roturadores mediante la concesión de toda
suerte de ventajas, y que protegen caminos y mercados para enriquecerse ellos mismos
merced a algún pontazgo bien colocado.
Ciudades y Estados: Pero también otros marcos sociales cobran o recobran una
importancia sobresaliente. Las ciudades se ensanchan a veces o se construyen en tierras
pertenecientes a varios señoríos; poco a poco van consolidando su unidad. La mayoría de
estas urbes, ya mediante la fuerza, ya por el conducto de la negociación, obtienen
franquicias que favorecen el trabajo de sus moradores. Son muchas las que reciben el
derecho de administrarse a sí mismas y de este momento sus magistrados y concejos serán
los
Grandes legisladores industriales y mercantiles. El resurgir de los Estados es otro de
los grandes rasgos de esta época. Es muy lento. Empieza produciéndose en territorios
bastante recortados, donde las condiciones históricas lo impulsan. Ocurre unas veces en
beneficio de Estados nacionales, como es el caso de Inglaterra, o al amparo de grandes
señoríos, como acontece en Francia y en Alemania. Pero la intervención de estos Estados
en los problemas laborales es todavía por demás reducida.
La fuerza del agua: La fuerza del agua: ya dejamos apuntados los progresos del
molino de agua en los primeros siglos de la Edad Media. El gran período de su expansión
debe centrarse, con toda probabilidad, en los siglos XI y XII. A finales del siglo XI lo
sabemos gracias a una especie de inventario que Guillermo el Conquistador mandó hacer
de su nuevo reino Inglaterra contaba con 5.624. Se trataba de molinos con ruedas
verticales Verdad es que los patronos de las embarcaciones fluviales protestaron,
Aunque vanamente, contra la novedad que venía a entorpecer su paso también se
aprendió a sacar partido de los molinos, y no sólo para moler el grano y la casca de los
curtidores, o las semillas aceiteras. Se trataba de transformar el movimiento continuo de
la rueda en un movimiento discontinuo. Ello se logró disponiendo sobre el árbol motor
alabes gracias a los cuales se accionaba el mango de un utensilio al que su peso o un
resorte reintegraban a su postura primitiva.
La fuerza del viento: Allí donde el clima no se prestaba al empleo del molino de agua,
o para completar la acción de éste, surge el molino de viento. Parece que proviene de los
países del Islam, concretamente de las mesetas del Irán. Es seguro su paso por España, en
el siglo X en Cataluña. En el siglo XII lo encontramos por toda Francia. Los molinos de
viento que nos llegan por el conducto de testimonios del siglo xm están montados sobre
Enormes trípodes de madera sobre los que giran colocando sus aspas en la dirección
del viento. También los marineros aprenden a utilizar mejor el viento. La vela latina, de
cuya existencia dimos cuenta refiriendo sus orígenes bizantinos, es adoptada por las naos
italianas ya en el siglo XII. El viento podía empujar navíos grandes tanto como pequeños.
Pero resultaba imposible beneficiarse plenamente de él mientras las embarcaciones
tuviesen que dirigirse mediante pesados remos colocados en la popa.
La fuerza de los animales. : Y para terminar, la fuerza de los animales no parece que
la Antigüedad hubiese conocido, ni en todo caso utilizado normalmente, la herradura de
clavos, que proporciona al caballo un mejor apoyo en el suelo. Su sistema de enganche,
ante todo, era mediocre: a las correas que oprimen el pecho del animal se sustituye el
cabestro con armazón rígida que se apoya en los hombros. Su capacidad de tracción queda
notablemente incrementada. Y en adelante resulta posible la combinación de enganches
de frente o en fila Lo dicho. Pero si recordamos la introducción de la silla de montar, de
las espuelas, del bocado de riendas, que hace del corcel una caballería de combate,
imponiendo por muchos siglos la primacía de las tropas de a caballo, podemos afirmar
que se trata de una verdadera promoción del caballo al rango de auxiliar del hombre.
Hubo, por tanto, que desarrollar una nueva agricultura, no sin la ayuda de tradiciones
mantenidas desde los tiempos prehistóricos, pero también a copia de tanteos, de
adquisiciones prudentes, mediante esa lentitud en la que nos resulta muy fácil de
denunciar la rutina, pero que era el reflejo de gentes que se jugaban la existencia en sus
experimentos. También en este caso, los frutos de los esfuerzos han quedado patentizados
para la posteridad en diversos tratados. Los más importantes nos llegan de Inglaterra: ya
por aquel entonces asomaba en este país, tan poco poblado, tan arcaico en muchos
aspectos, ese gusto por el progreso, que le dará el privilegio de realizar antes que cualquier
otro sus revoluciones agrícola e industrial.
El arado: Es este el instrumento de labranza que más evoluciona dejemos a uno de sus
mejores especialistas la descripción y la explicación de su sencillo desarrollo: de unas
orejas que faculten la expulsión de la tierra más allá del fondo del surco de lo que el
mismo logra, es con toda probabilidad el origen de la orejera. Nació esta idea en tierra de
miga en las que resultaba útil abrir un surco más profundo aun entonces, el trabajo sigue
haciéndose según el eje de la reja.
provisto de una sola oreja. Esta es ya una primera noción, aunque basta, de la vertedera,
la cual no se logra hasta que se obtiene una inflexión adecuada. Solo entonces queda la
tierra levantada por la reja revuelta sobre sí misma. La labrada se convierte así en algo
muy superior a lo que podía dar el arado. El surco no es ya un mero rasguño superficial;
es un verdadero remozamiento.
Trae a la superficie una parte profunda de la tierra laborable, la que las raíces de la
planta cultivada tocaron apenas, si es que llegaron a ella ofrece así nuevas posibilidades,
y estas se incrementan tanto más cuanto que la porción del suelo removida por el arado
se enriquece a menudo mediante la acumulación de sales nutritivas acarreadas por el agua
de infiltración. El instrumento asimétrico logra de este modo su equilibrio y de rechazo
el esfuerzo de la tracción es aminorado queda, sin embargo, el inconveniente de que es
más pesado, más embarazoso, y de que este instrumento sólo podía utilizarse en regiones
que disponían de animales de tiro más potentes que los que bastaban al arado sencillo
Otros utensilios: Merecen citarse otros progresos del herramental el empleo del
caballo hace posibles trabajos más rápidos, lo que tiene valor especial en paises donde el
tiempo nunca es seguro, y además porque faculta la multiplicación de las labores. Otorga
toda su eficacia a la atabladera, que los romanos no supieron utilizar, para cubrir la
siembra. La guadaña, merced a la cual la siega es más breve y menos cansada, gana muy
lentamente la mano a la hoz: esta conservaba la ventaja de cortar el tallo muy alto, dejando
luego la parte inferior para el ganado.
Los sistemas agrarios: estos progresos del herramental abren el camino a una mejora
de los sistemas agrarios. Hasta entonces los cultivos eran bastante anárquicos.
Demasiadas veces se limitaban a unas siembras temporales en quemada, sin ritmo preciso.
En las mejores tierras se practicaba el sistema de rotación bienal de los romanos: un ano
de trigos de invierno.
Tímidamente, según un criterio empírico, nada sistemático, de intercalar aquí o allá
cereales de primavera entre las dos fases de la rotación que acabamos de ver: la
mediocridad de una cosecha normal, pudo constituir un poderoso incentivo a estos
ensayos. La experiencia resultó harto beneficiosa: la humedad veraniega era provechosa
para las plantas, los riesgos, por otra parte, eran mejor repartidos y el trabajo se distribuía
más igualmente por todo el año además, a la cabeza de estos cereales primaverales, estaba
la avena, valiosísima para la alimentación caballar. Sin ella, el ensalzamiento funcional
del caballo a que antes nos referíamos no hubiera sido posible como puede verse, todos
estos progresos están íntimamente relacionados entre sí Pero no debemos apresurarnos y
hablar ya de sistema de rotación trienal regularmente practicado. Esta sistematización no
llegó hasta muy entrados los años. Pudiera ser que los cereales de primavera fueran
introducidos al origen en los grandes latifundios de los monarcas carolingios y de las
abadías del norte de la Galia en el siglo ix.
Esta pertenencia a un amo, pertenencia heredada, por otra parte, puesto que el hijo
queda marcado por ella desde la gravidez de su madre, es precisamente lo que constituye
la esencia de la servidumbre. Es ella la que acarrea consigo la no-libertad, y las
concomitantes incapacidades, fundamentalmente la que le hace inepto para convertirse
en clérigo sin previa emancipación, imposibilidad ésta solemnemente afirmada en el
plano teórico. Y es que las cargas que los historiadores han presentado tradicionalmente
como características de la servidumbre
pago anual de un censo no muy alto
que implica reconocimiento
Prohibición de matrimonio entre siervos de señores distintos, salvo en caso de pago de
una multa probabilidad sobre otros que no fueron siervos. En cuanto a la obligación de
la gleba, solamente aparece con posterioridad, en el siglo x iii, cuando habiéndose
vuelto la tierra más escasa que los hombres, podía imponer el señor a algunos de sus
tenedores un reconocimiento de servidumbre en razón de las parcelas sobre las que habían
solicitado su afincamiento: servidumbre adquirida, real, frente a la servidumbre de la
sangre.
Servidumbre y esclavitud: En lo esencial, la servidumbre estaba todavía bastante cerca
de la esclavitud, podrá decirse: en ambos casos, y sin haber sido parte para ello,
un hombre es propiedad de otro
las relaciones entre señor y siervo hubieron de ir marcadas por una dureza
de la que seguramente habían carecido las relaciones entre amo y esclavo.
Sin embargo, existen diferencias de todo punto esenciales: el siervo podía poseer
bienes legalmente y hasta ser propietario de ellos. Gozaba de independencia jurídica:
quien le lesionara debía indemnizarle al mismo tiempo que al señor. En términos
generales sus relaciones con éste se regulaban, no sobre la base de la arbitrariedad del
amo, sino en un marco referencial de señorío.
Los beneficios del trabajo campesino: No cabe duda de que los beneficios del trabajo
campesino fueron a parar en una proporción muy elevada a otras manos que las del propio
labrador. La sociedad estaba organizada en vistas a esta apropiación en beneficio de
angostas categorías sociales que en conjunto prescindían de todo trabajo manual: los
señores laicos y eclesiásticos. Sin embargo, también se beneficiaron los campesinos de
los progresos en el rendimiento y de la ampliación de las superficies cultivadas el
conjunto del mundo campesino pudo, podemos afirmarlo casi a ciencia cierta, elevarse
hasta una situación menos precaria. Salvo en las regiones atrasadas y desprovistas de
ciudades, la mayoría de los campesinos dispusieron de excedentes de producción que eran
encaminados hacia los mercados obligatorios entre estatuto jurídico y nivel de vida. Han
sido muchos los campesinos libres y pobres, muchos también los siervos acomodados.
Sin embargo, sobre todo en el siglo XII, ha sido cada vez más sentida como una lacra de
inferioridad social por su parte, los señores, cada vez más escasos de dinero para su vida
de un lujo creciente, estaban dispuestos con frecuencia a vender la libertad. Los reyes de
Francia especialmente, cedieron la libertad, no solamente a familias, sino también a
pueblos enteros. Y con esto llega el momento de constatar las reservas acumuladas en
ciertos hogares que podían dar por esta libertad cantidades superiores a
las mil libras. La servidumbre desapareció en ciertas regiones de Francia: en casi toda
la cuenca parisina y en varias zonas del Languedoc. Lo mismo puede decirse de los Países
Bajos. En Alemania, el progreso de la libertad se debía sobre todo a las encuestas
realizadas entre los campesinos, para fijar tras ellas sus deberes para con los señores.
Capítulo II
RENACIMIENTO DE LA ARTESANÍA
LA MEJORA DE LAS TÉCNICAS ARTESANAS
Vuelta a las fórmulas antiguas ya vimos desde la época carolingia antologías de recetas
artesanas de origen helenístico o romano circulando trabajosamente por Europa
Influencias orientales: el cuero el Occidente ha sacado partido de la experiencia
adquirida por los artesanos del Islam y de Bizancio así, los artesanos de Córdoba habían
ajustado un conjunto de procedimientos que darían celebridad al cuero trabajado español:
utilizaban pieles de carnero, las curtían con zumaque y, después de haberlas curtido en
blanco, las acababan dándoles aspectos variados, cueros dorados, cueros teñidos con
quermes.
La seda: Otro ejemplo que podemos aducir es el del trabajo de la seda. Los árabes lo
implantaron en Sicilia. Cuando ésta pasó a manos de los normandos, los nuevos dueños
trajeron a la isla, además, a artesanos bizantinos. Desde Sicilia estas técnicas pasaron a
Italia continental y Lucca se convirtió en el siglo XIII en su centro más brillante.
La cristalería. Venecia había de ser el epicentro de otro renacimiento: el
de la industria del vidrio. Los cristales fabricados en Europa occidental eran por
lo general bastante bastos, mezclados con impurezas que no perjudicaban el
aspecto de los vidrios planos utilizados para las vidrieras, pero que se adaptaban
muy mal a la fabricación de vasijas y demás objetos.
La manipulación de los minerales: Junto a estos éxitos incontrovertibles, ciertas
técnicas permanecían en la más gris mediocridad. Tal era el caso de la manipulación de
los metales. En cuanto a la producción del hierro, seguía empleándose el procedimiento
llamado catalán. El hierro se producía directamente, a base del mineral amontonado en
capas alternadas con carbón de leña, en un agujero en forma de tronco de cono, profundo,
de un metro aproximadamente, y con la parte interior tapizada de ladrillo.
El trabajo de los textiles: Pero las grandes industrias de los siglos XII y XIII son las
textiles, y sobre todo la fabricación de los paños de lana. El rasgo más característico es
en este caso el de
la división del trabajo en una serie de operaciones complementarias y
especializadas.
La primera serie consiste en la preparación de la materia prima en vistas a
la operación de la tejedura: hay que lavar la lana, trillarla, de modo que quede
descartada la lana demasiado gruesa, y también los residuos, en calidad de borra.
El baqueteo de la lana hace posible la separación de las vedijas demasiado cortas,
que caen debajo de la rejilla.
Luego llega la hora en que se engrasa la lana con mantequilla, operación
llamada droussage en Flandes; cuando no se lleva a cabo esto último, se fabrica
pañería seca, en contraposición a la «untada» o grasa.
El teñido: las operaciones del teñido pueden intervenir ya en este Momento, ya antes
de la textura. Cuando se llevan a cabo en el propio hilo se habla de tejido en lana suele
ser éste de calidad inferior porque el hilo teñido se manipula con menos facilidad.
Una pequeña revolución industrial en Inglaterra :La tarea del batanero, que tenía
que enfurtir el tejido con sus pies, dejando recaer sobre él todo el peso de su cuerpo, era
especialmente penoso.
Fue, pues, un progreso apreciable el poder sustituir sus pies por dos mazos de madera
accionados por el árbol de un molino. La mención más antigua que tenemos de una
máquina de este tipo es seguramente de un documento normando de finales del siglo XI
La mejor situación para estos molinos eran las orillas de los ríos caudalosos, regulares
y rápidos el norte y el oeste de Inglaterra respondían mejor a estas condiciones. Hasta este
momento los centros de la pañería inglesa eran las ciudades del este: York, Be ver ley,
Lincoln, Stamford, Londres. Ahora se desplaza estamos en el siglo XIII de levante a
poniente, y de las ciudades hacia el campo. Se establecían en los pueblos pequeñas
colonias de artesanos que rodeaban los malinos batanes. Mientras tanto el número de
trabajadores textiles no dejaba de disminuir en las ciudades. Todo ello, frente a las
consabidas resistencias en 1298
Marcos Y Remuneración Del Trabajo Artesano
Ciudades y campo: Lo más probable es que el principal desarrollo de la industria
aconteciera fundamentalmente en las ciudades en plena expansión. Agrupada bajo la
protección de un castillo o de un monasterio, o en el cruce de varias carreteras, o también
atraída por los privilegios reconocidos a una creación cualquiera, la población urbana
hallaba en tales condiciones una ocupación natural. Abundan relativamente los
documentos que nos muestran los problemas planteados por la organización y la
industrialización de un señorío otrora rural: los servicios y los cánones acostumbrados ya
no corresponden en la actualidad a las actividades de sus moradores, quienes todavía se
hallan a salvo de nuevas exacciones.
En 1060, el Consejo de Conan II, conde de Rennes, a solicitud de los monjes de Saint
Sauveur de Redon, fija tributaciones que desde este momento habrán de ser percibidas
en la ciudad en gestación, y que gravan la venta de tejidos, el trabajo de los zapateros, de
los fabricantes de correas, de los guarnicioneros. Este es un ejemplo entre tantos
creamos que en realidad la justifique totalmente. Con la salvedad del caso de las
grandes metrópolis industriales (y aún en éstas podría ponerse en tela de juicio esta
aseveración) subsisten en las ciudades medievales amplios remanentes de trabajo rural.
Las menciones hechas a las profesiones y oficios no deben engañarnos: de hecho este
tejedor o aquel zapatero dividen su tiempo laboral entre el pequeño taller urbano y sus
aranzadas de tierra y de viña, conservadas o adquiridas en las afueras o en algún pueblo
de las cercanías. Y muchas veces es seguro que la gran masa de trabajadores sin calificar,
braceros y peones, se compone de jornaleros que ganan duramente su pan cotidiano en
las propiedades burguesas: casi podría hablarse de un proletariado agrícola de las
ciudades a menudo integrado por millares de hombres.
Artesanía rural: Tampoco el trabajo artesano está ausente en el campo. En más de un
señorío los objetos de primera necesidad siguen siendo fabricados in loco. Los
monasterios continúan con frecuencia siendo pequeños centros industriales.
Deseaba consolidar los servicios que le rendía un artesano, su idea natural consistía en
remunerarle según era costumbre por igual cantidad de prestaciones militares,
administrativas y agrícolas, mediante la concesión de un beneficio, feudo o tenencia, o
también prestimonio. Afianzadas en el campo, estas costumbres se conservaban en la
ciudad.
En las obras: Trabajos hay que exigen la presencia en el tajo, en la obra:
tal acontece con carpinteros, albañiles y demás ramos de la construcción.
El que acude a ellos en busca de sus servicios, puede escoger entre
Varias soluciones:
puede contratar de antemano un precio fijo con el artesano quien, a cambio
de una cantidad a tanto alzado, la entrega de las materias primas y de víveres un
cerdo salado, un tonel de vino, se compromete a llevar a cabo la tarea dentro de
un plazo determinado, utilizando en ella cuanta mano de obra necesita.
En el taller: El trabajo en el taller es el más corriente. El maestro artesano es el
protagonista en este nuevo decorado, rodeado por un pequeño número de criados y
aprendices: un promedio de dos o tres. Es un pequeño productor independiente que trabaja
directamente para su clientela, es decir, al mismo tiempo obrero y negociante. Lo más
corriente es que compre él mismo su materia prima y venda, exponiéndolos al público,
los objetos fabricados por él bajo la mirada del cliente. Un empresario capitalista en el
año 1285 moría en Douai un rico mercader en paños, Maese Jehan Boinebroke. Nueve
veces durante su vida había compartido, en su función de escabino, los honores y las
responsabilidades del poder municipal. Dejaba una importante fortuna, en gran parte
invertida en tierras, en propiedad inmobiliaria en general, y en títulos de
Crédito. Antes de transmitir la herencia a sus cuatro hijos, sus dos albaceas
testamentarios hubieron de pagar sus deudas y de enmendar los entuertos por él causados.
Ante ellos comparecieron una serie de agraviados de los que un notario anotaba las
declaraciones, seguidas de la decisión adoptada.
Italia: En Italia, la gran industria del paño empezaba a constituirse en el siglo XIII las
lanas llegaban de Borgoña, de Pro venza y, sobre todo, del Mogreb, y les faltaba la finura
de las lanas inglesas. Los artesanos agrupados en Florencia en una calle que en otro
tiempo había gozado de más bien mediocre reputación, y conservaba de su pasado lacrado
el nombre de Calimala, importaban paños franceses a los que hacían pasar por un apresto
suplementario antes de volverlos a encaminar hacia el Oriente Medio.
Luego, a últimos del siglo xm, los mercaderes florentinos van personalmente a
Inglaterra, donde se convierten en los hombres fuertes del mercado lanar.
Administradores y Letrados
Diálogo del tablero de Ajedrez: El método contable era completamente ineficaz, contar
y administrar era complicado al usarse técnicas aritméticas complicadas y se perdía el uso
de la multiplicación y división con grandes cifras. Los clérigos de la Corte encargados de
estas tareas usaban un tablero similar al del ajedrez para realizar estas operaciones, sin
embargo se requería una técnica mucho más avanzada.
Las funciones del Baile: Se medían a escala local, en el siglo XIII en el Norte de Francia
se realizaban los bailes (aplicaban justicia y administración) , el rey los reclutaba en las
zonas más antiguas del territorio, ellos recibían un sueldo y sus destinos cambiaban con
frecuencia, velaban porque fuesen conocidas las disposiciones reales para quienes iban
destinadas (a veces debían traducir las disposiciones, dirigían las obras públicas, era
árbitro y administrador de justicia, dictaba actos administrativos y mandaba los
excedentes al Tesoro.
Abundancia de estudiantes: Se da en los siglos XII y XIII, las escuelas de primera época
se someten a la enseñanza de un maestro que enseña lo que le gusta. Los Centros de
Chartres, Bolonia y Paris establecen un ciclo de estudios completo. En 1100 la escuela va
a remolque del maestro, en 1200 el maestro va a remolque de la escuela, según el
historiador Haskins.
Moral Profesional: En el siglo XIII la iglesia trata de seguir mucho más de cerca la
conducta del hombre y establece la confesión por lo menos una vez al año, de aquí nacen
las antologías de exempla (anécdotas) que son usadas para darle más vida al sermón,
usadas por miembros de la iglesia que más apego con el pueblo tenían.
El precio Justo: Era una consideración moral que se establecía para el pago del trabajo
intelectual, que le permitiese vivir de forma decente, en concordancia con lo que pensaba
la iglesia del trabajo, que suponía que la economía debía responder a ciertas normas
morales.
Ciencia y Técnica: Entre trabajo del sabio y las labores manuales existía una separación
bastante marcada pero que luego se van a juntar, como se vio en siglo XIII cuando se
empezaron ya a elaborar lentes en base a la refracción y de la técnica de fabricación de
cristales, es así que el trabajo manual también pasó a ser de incumbencia científica.
LIBRO TERCERO
SIGLOS XIV Y XV
Introducción Histórica
Las epidemias: En Octubre de 1347 llegan a Silicia buques genoveses que vuelven del
mar negro, ellos traen una peste que ennegrecía el cuerpo de sus víctimas y toda Europa
fue infectada, se estima que un tercio de la población murió. Duró de 1348 a 1349 y luego
las personas se casaron a porfía (para lograr reproducirse) aunque la natalidad seguía por
debajo de la mortalidad. Hubo también migraciones de gente del campo a las ciudades y
así la mano de obra se hace difícil de encontrar en disponibilidad.
CAPÍTULO PRIMERO
Crisis y progresos: Los siglos XIV y XV trajeron bastante crisis que modificaron las
condiciones de trabajo industrial y comercial. Fueron las apariciones de necesidades y
gustos nuevos que hicieron que las personas busquen que el mercado elabore mucha más
cantidad de productos y para abaratar costos de producción aparecieron las máquinas
primero en Italia y Países Bajos, en este apartado se tratará lo más importante.
Los Textiles: El progreso sigue siendo más humano que mecánico, se da una división del
trabajo, en la experiencia en la elección y preparación de lanas, utilización de colorantes,
el apresto final y todo siguió igual con la utilización del torno de hilar que se añadió un
pedal para disminuir el esfuerzo.
Fabricación del Vidrio: Las aplicaciones del cristal se multiplican y modifica la vida
cotidiana usándose para las ventanas de las casas, para 1448 según Enea Silvio la mitad
de las moradas venecianas ya contaban con ventanas de cristal y fue importante para el
entorno doméstico. También debido a la necesidad de leer se llega a finales del siglo XV
a elaborar la lente cóncava, que enmienda la miopía.
La Metalurgia: En los siglos XIV y XV se consumía mucho metal para las guerras e
instrumentos agrícolas pero los primeros avances se dieron por los metales preciosos
donde aparece mucho más rentable. El problema radicó en cómo se iba a extraer el metal
sin desperdiciar demasiado para lo cual cada sector territorial tenía una técnica diferente
para extraer el metal.
El Alto Horno: Hubieron dos formas de producir el hierro. La primera en un alto horno
de 4 a 5 metros, cuya obra está cubierta por tierra un poderoso sistema de fuelles produce
una temperatura considerable. El hierro corre por unas hijuelas trazadas en la tierra
colocadas al pie del aparato. La segunda operación consiste en que los lingotes de
fundición llevados a la fragua son nuevamente fundidos convertidos en hierro y tratados
con fuertes martillos hidráulicos. Con estas dos formas hay un notable avance.
Otros Problemas: Estos sistemas tenían varios problemas como lo son el ser demasiado
grandes para moverse y también el consumo excesivo de madera que utilizaban que
llegarían a ser deforestadores de árboles.
Nuevos principios del Trabajo: Hay problemas nuevos que se plantean en un ámbito
aún muy recortado, y que se resolvían según los principios modernos del trabajo, también
surgidos para estandarizar el mercado y para que el desarrollo productivo no se vea
mermado por una serie de inconvenientes a la hora de ejercer el trabajo.
Éxitos Corporativos: Hubo una mejoría en estos gremios y es que los estatutos
organizaban las relaciones entre productores y contribuían a mejorar la calidad de la
producción. Ya se pensaba y se regulaba en los gremios las prestaciones sociales como el
seguro por enfermedad o por vejez siempre que se pague la cuota durante el año al igual
que prestaciones a las viudas de los maestros y los huérfanos.
Gremios y Poder Urbano: Llegan a tener participación en los gobiernos urbanos, así en
varios Países como Países básicos llegan a tener reconocimiento mediante una
denominada revolución democrática, en otros países llegan a tener gran participación en
el control político por mérito de los gremios de los diferentes sectores.
Los Tiempos difíciles: La lucha por el mercado se ve cada vez más agresiva. En
Florencia se exportan tejidos de alta calidad, en Inglaterra y Cataluña se especializan en
productos más modestos pensados en la clase media.
Los Efectos de la Peste Negra: Fue una época difícil porque la clientela se redujo así
también los trabajadores que elaboraban los diferentes productos y también algunos
abandonaron el trabajo por desánimo por lo que existió una crisis por mano de obra, los
artesanos calificados tenían dificultades para reclutar oficiales y aprendices ya que la
peste causó tantas muertes que hubo grandes escases de obreros en todos los oficios y los
obreros y sus familias exigían salarios excesivos. Inglaterra se pronunció y prohibió el
aumento de los salarios. En 1351 en Francia se implementó una medida similar sin
embargo hubo una pérdida de valor de la moneda y la medida resultó severa y a la final
fue un fracaso.
Evolución de los Gremios: Los estatutos de los gremios tratan de preservar las
condiciones que habían adquirido hasta ese momento, luego de la peste no hubo un gran
crecimiento en los distintos sectores por lo que se disminuyeron algunos apellidos
famosos que controlaban cierto trabajo como lo es la carnicería.
Gremios e Interés Público: Destaca la oligarquía de los hijos de maestros dentro de los
gremios los cuales son egoístas y conservadores y los intereses del gremio son distintos a
los de los consumidores, los gremios optan por limitar el comercio exterior y obligando
a aceptar sus políticas. Los consumidores se ven limitados en sus derechos al adoptar las
medidas de los oligarcas.
Maestros y Oficiales: Los oficiales entraron en pugnas con los maestros. Los oficiales
formaron coaliciones para exigir aumento de salarios y los maestros creaban estatutos
fijando salarios y regulaban sus relaciones con los oficiales. Estas pugnas eran resueltas
por los jefes de las corporaciones o las autoridades urbanas, fue así que surgieron las
agrupaciones de oficiales, aunque las presentaban con caracteres religiosos para añadir a
más personas a ella, aunque sus fines eran destinados para los maestros.
Las Grandes Revueltas: Los siglos XIV y XV conocieron más que esta guerrilla de
huelgas, coaliciones y despidos con maestros y oficiales como protagonistas, fueron
motines sangrientos en los que tomaba parte todo el mundo laboral.
Derrota del Gante: Sufren los gremios ganteses una derrota decisiva. Siendo la iniciativa
de los bateleros y de los tejedores, se habían sublevado contra el conde (1379) y al
principio habían atraído a su bando a los artesanos de Brujas. En París, en Ruán, la fiera
actitud de Gante era de todos conocida; salían del populacho gritos de «¡Viva Gante!».
Lo que acabó por convencer de la necesidad de una intervención del ejército real francés,
cual lo solicitara el conde de Flandes.
Debilidad de los Sublevados: Los resultados de estas agitaciones se nos presentan más
bien esquilmados. A lo sumo, en ciertas ciudades ha podido ampliarse la participación
que a los gremios correspondía en el gobierno urbano. Pero este progreso no beneficia
más que a una minoría de maestros.
Primero paulatinamente y luego con rapidez, después de la segunda mitad del siglo xv, el
capitalismo realiza progresos. Éstos se explican parcialmente por la reconstitución
demográfica y el restablecimiento de una situación pacífica, y parcialmente por la
evolución técnica.
Multitudes equivalentes son movilizadas para las grandes obras hidráulicas. Y ello sin
echar en olvido las minas, en pleno desarrollo, a las que nos referiremos ulteriormente.
Las nuevas formas cobradas por el trabajo suscitan igualmente empresas que emplean
más personal que los tradicionales talleres: cristalerías, altos hornos, imprentas.
Se echa la mano del Trabajo Rural: Son varias las empresas que entonces radican fuera
de la ciudad, cerca de las materias primas o de los manantiales que proporcionan energía.
Pero también, buscando una mano de obra menos cara, menos vinculada a las
reglamentaciones corporativas, encontramos a mercaderes-patronos que distribuyen el
trabajo en la campiña. En el siglo xv, en Flandes, empujados a ello por los condes, tratan
así de redondear sus ingresos normales.
Municipios y Capitalismo: Gobiernos urbanos hay que ponen todo su afán en trabar
minuciosamente el desarrollo del capitalismo, en crear o controlar las empresas más
importantes. A principios del siglo xv, el Consejo urbano de Múnich construye un molino
batanero, otro de afilar, un matadero y almacenes de sal administrados por una «Caja de
la Sal»: los mercaderes deben depositar en ellos sus reservas en sal de modo que así la
clientela puede comparar la calidad y controlar los precios en la ciudad.
La Función del Estado: En otras partes los soberanos encabezan este movimiento.
Aparecen en la segunda mitad del siglo xv reyes y príncipes que, aunque tengan en la
mente sobre todo fines financieros y carezcan de experiencia económica concreta, se
preocupan por las cuestiones industriales y alientan el trabajo.
CAPÍTULO II
El éxodo rural: Las guerras y las epidemias y también la incapacidad en que estas
poblaciones se encuentran de colmar sus vacíos con su esfuerzo natural. A falta de
estadísticas precisas, el aumento de la mortandad se agravó con una reducción de la
natalidad, patente sobre todo en las ciudades, y con un auténtico éxodo rural.
Desde mediados del siglo xv, dentro de un clima de seguridad paulatinamente recobrada,
esta «reconstrucción» adquiere en Francia un carácter general. Son demasiado pocos los
hombres permanecidos en los pueblos: al sur de París, por ejemplo, Bièvres no tiene en
1458 más que 8 parroquianos en lugar de 100 que tenía antes, y Chevreuse sólo cuenta
con 28 en lugar de 300, afortunadamente se producen migraciones de países más pobres
o menos despoblados.
La Evolución Técnica: Este retroceso del trabajo humano ante el baldío, y luego su
parcial contraofensiva, no deben ser los únicos que retengan nuestra atención. El trabajo
agrícola experimenta también la influencia, aunque no tanto que los progresos técnicos,
sí del juego de los factores económicos. El arado con juego delantero se convierte en algo
más común; las más de las veces lo encontramos complementado con la vertedera que le
da toda su plena eficacidad. Se pone mayor esmero en el cultivo, es fundamentalmente el
juego de los factores económicos el que impulsa a los campesinos a adoptar cultivos que
reclaman un esfuerzo más considerable.
Retroceso de los Cereales: Los precios del trigo parecen haber descendido entre
mediados del siglo xiv y los años 50 del XV. Bien es verdad que cuando los años de
escasez, estos precios podían multiplicarse por cinco y hasta por diez, pero el campesino,
en el mejor de los casos, no disponía en tales momentos más que de limitados excedentes
para vender. La escasez enriquecía antes bien a los especuladores que se amañaban para
hacer llegar trigo desde regiones menos afectadas.
Desarrollo de la Cría Animal: La carne aparece con mayor frecuencia tanto en las
escudillas más modestas como en las vajillas de estaño o de plata. Se hace posible una
auténtica inversión de capitales urbanos en la ganadería mediante contratos conocidos
bajo apelativos diversos: «batí a cheptel», «.gazagnes»... Asocian al campesino con el
capitalista: éste hace entrega al primero de una suma de dinero que equivale al precio
ficticio de todo o parte de su ganado, cuando no le habilita efectivamente para que lo
adquiera. El campesino vela por los animales, los engorda. Cuando vence el plazo
convenido, son revendidos, el prestamista recobra su cantidad y luego el beneficio es
repartido por ambos hombres. Es ésa práctica normal en el tráfico, y contribuye a poblar
de animales los alrededores de las ciudades.
Nacimiento de una Tercera Europa: Mucho más allá, la decadencia del Estado de Kiev
(tan brillante en el siglo xi) determinó a varios grupos humanos a subir hasta la zona del
Alto Volga y desarrollar allí, en pleno bosque, claros de cultivos. Mientras que la invasión
mogol cubre la mayor parte de Rusia en el siglo XIII, aquel esfuerzo de roturación
prosigue en torno a Rostov y a Moscú. Pocos, los hombres se pierden algo entre tantas
tierras.
Ciertas obligaciones del sistema anterior de los dominios persisten, sin que su existencia
parezca justificada por realidades presentes coexisten en los marcos tradicionales clases
diversas de explotación. A lo que debemos añadir que este equilibrio se realiza en niveles
muy diversos según los países y las regiones.
Los Factores del Conservadurismo: Los señoríos, desde mediados del siglo XV se
reconstituyen, con algunas salvedades sin importancia, dentro de los marcos anteriores.
Contribuye a este conservadurismo, primero que toda la existencia de importantes
señoríos eclesiásticos que cubren una parte considerable del suelo, cuya porción asciende
en algunas regiones hasta la mitad de él.
Señorío Real: Las más de las veces la parte del señorío dedicada a tenencias en los
primeros años del siglo XIV se reconstituye con escasas variantes a últimos del siglo
siguiente, en la zona parisina los dos tercios de las tierras cultivables se hallan de este
modo a menudo entre manos de colonos, al propio tiempo, estas tierras arrendadas aportan
cada vez menos dinero al peculio de los señores, forzados a reducir los cánones para atraer
o retener a colonos que escasean.
La Servidumbre: Los señores se aferran tanto más a sus siervos, sobre los que disponen
de derechos más amplios, cuanto que no poseen ya sino pocos. Exigen de ellos un
reconocimiento de su condición, reiterado de vez en cuando. Pero los siervos se
aprovechan también de la escasez de la mano de obra, amenazan con huir, y no son pocas
las veces en que logran una fijación de sus cargas. Más de un señor sin dinero ha aceptado
también la ventaja inmediata que representaba el percibir una cantidad a cambio de la
liberación de uno o varios siervos suyos. Con que, en conjunto, la servidumbre va
perdiendo más terreno.
La Miseria Campesina: La recuperación agrícola fue como sabemos lenta, y más lenta
aún la entrada del bienestar en los hogares campesinos, los campesinos franceses, a su
decir, «beben agua, comen manzanas, con un pan muy negro hecho con centeno; no
comen carne, salvo algunas veces que toman un poco de tocino, o las vísceras y la cabeza
de los animales que matan para el alimento de los nobles y de los mercaderes del país.
Los Efectos de la Peste Negra: Los hombres escaseaban, los salarios subieron
bruscamente, los señores quisieron exigir nuevamente la totalidad de las prestaciones
obligatorias que no habían sido formalmente abolidas y los villanos se negaron con
frecuencia a realizar este trabajo barato. Muchos huyeron para recibir en otros lugares
parcelas libres que otros señores estaban más que deseosos de ofrecerles.
Los sublevados del Essex y del Kent se apoderaban de Londres y el rey tuvo que asentir
ante las peticiones presentadas con altanería por Tyler: abolición de la servidumbre,
transformación de todos los villanos en colonos libres obligados a pagar un censo anual
de cuatro denarios por acre, supresión de las maniobras de encarecimiento de los víveres,
amnistía general. Unos días después Ricardo II volvía a hacerse con la situación. Tyler y
Ball eran ajusticiados, restablecido el orden por doquier, abolidas las concesiones.
Evolución Ulterior: La resistencia campesina se mantuvo mediante múltiples acciones
locales y es que la sublevación de 1381 no era un simple acto de desesperación, la
evolución natural había de favorecer a la larga la realización de las reformas deseadas por
los rebeldes y la conmutación logró a fines del siglo XIV y del XV progresos decisivos,
hasta mediados del siglo xiv la organización del señorío se modificó poco. Sin embargo,
un tercio aproximadamente de los servicios se conmutó en cánones. Por otra parte, el
señor modificó las condiciones del censo de varias tenencias: en 1393 cuatro de los jull
lands y diez tenencias de cottagers se concedían, no ya a perpetuidad, sino por contratos
temporales que no preveían más que la satisfacción del pago de una renta (9 libras en
total).
Empiezan las Enclosuras: Una evolución muy distinta empieza también en la segunda
mitad del siglo xv. Su origen reside en el alza del precio de la lana. Merece la pena el
llevar más allá la cría del ganado lanar, consagrarle tierras hasta el presente dedicadas al
cultivo de cereales. El problema radica en la constitución de buenos pastos, lo bastante
amplios, y acotarlos para protegerlos contra las roturaciones y los rebaños de colonos y
arrendadores.
Diversidad del Imperio: de las estructuras agrarias se nos presenta de modo más prolijo
en el Imperio, como era de esperar en un territorio más vasto, falto de la influencia
unificadora de un poder central fuerte. En conjunto, el empobrecimiento resulta muy
probablemente más grave que en Inglaterra. Los señores defienden aquí sus intereses con
reciedumbre, y por procedimientos que varían según las regiones.
Se Reemprenden las extracciones: Frente a las actividades mineras del Imperio romano,
la Alta Edad Media representa un retroceso clarísimo. La recuperación empieza a
vislumbrarse netamente desde el siglo xi. Pero la técnica extractiva ha seguido siendo
durante largo tiempo primitiva, más aún que en la Antigüedad. Se limitaba a raspamiento
superficial, colmando los filones a flor de suelo las necesidades muy débiles.
Mina y Montaña: Esta reanudación se ha llevado a cabo más de una vez siguiendo los
rastros de obreros anteriores, en minas explotadas durante el Imperio romano. Pero con
frecuencia por lo menos igual, se realizaba en emplazamientos nuevos en los que
abundaba tan especialmente Europa Central: los Alpes, Bohemia, los Montes Metálicos
(Erzgebirge), Silesia, Hungría... Muchas de estas minas estaban ubicadas en zonas
montañosas (lo que recuerda la propia palabra que en alemán designa las minas:
Bergwerf. Se ha apuntado la importancia de este hecho. Además, dichas zonas mineras
eran no pocas veces regiones de colonización, donde la libertad personal aparecía como
el estatuto normal. «El atractivo misterioso de las regiones donde trabajaba el minero
contribuía a situarle en la imaginación, no en lugar del esclavo, sino en el puesto del
pionero» (J. U. Nef). Mientras en la Antigüedad la actividad minera era a menudo
privativa de esclavos o condenados, en la Edad Media se revistió con el atributo
inseparable de la libertad y de cierta dignidad.
El señor, en tanto que propietario inmobiliario, intervenía también. Tenía que facilitar el
acceso a la mina, conceder terrenos a los mineros para su asentamiento, sus instalaciones
y hasta en su caso los cultivos que podían realizar al margen de su actividad principal;
tenía que proporcionarles madera, poner el agua de los manantiales a su disposición. Se
le indemnizaba por todo ello mediante una deducción a su favor del mineral extraído.
Las comunidades de Mineros: Las más de las veces, pues, la actividad minera es llevada
a cabo por hombres que trabajan por cuenta propia y agrupados en comunidades. Éstas
benefician de gran número de privilegios como la inmunidad en materia de impuestos
corrientes. Representantes de los mineros, los jurados, se reúnen con los agentes
principescos y señoriales para la elaboración de las costumbres jurídicas que determinan
el funcionamiento de la mina.
Formas Arcaicas: Por otra parte, las formas de organización del siglo xm perduraban
también en más de una mina pequeña. La extracción del carbón permanecía especialmente
atrasada. Lieja brinda un caso casi único de trabajo muy concentrado. El carbón se
presentaba allí en vetas espesas a flor de tierra; la encrucijada fluvial ofrecía transportes
poco costosos.
CAPITULO III
(Sector Terciario)
Las Guerras: Entre países beligerantes, han podido acarrear la interrupción de las
relaciones comerciales. A este respecto, M. Mollat ha demostrado hasta qué punto
después de la reconquista de Normandía por Carlos VII (1449-50) las vicisitudes políticas
paralizaron la reanudación del tráfico entre esta provincia e Inglaterra.
Los Saqueos: Conocemos los pesares de un viejo salteador, Aimerigot Marches que
confesaba a Froissart cómo, en su juventud, le alegraba «hallar en los campos... un
mercader con dineros o una reata de mulos... cargados de paño, de oro o de seda de
Bruselas o de Montivillers, y de pieles provenientes de las ferias de Lendit o de otra parte,
o de especies provenientes de Brujas, o de otras mercancías provenientes de Damasco o
de Alejandría», de los que se apoderaba o que sometía a «rescate» a su arbitrio.
La Carga Financiera: También acarrearon las guerras grandes gastos para los gobiernos,
obligándoles a tomar a préstamo. Así, los reyes de Inglaterra solicitaron créditos enormes
de los mercaderes italianos, y el fracaso de las primeras campañas lanzadas por Eduardo
III en el Continente, estuvo a la base de las quiebras de varias compañías. Tenían que
mantenerse enterados de los acontecimientos, para poder aquilatar los soberanos y las
probabilidades de salir con bien con que contaban sus planes. Todo ello, en su conjunto,
no entrañaba necesariamente ni en todas partes, estancamiento y decadencia.
Los Seguros: Como los canonistas habían condenado el préstamo a la gruesa por
considerarlo usurario, se prosiguieron investigaciones encaminadas a sustituir esta
operación por contratos que no corriesen el peligro de hacerse objeto de reproches tales.
Génova llegó a adquirir en este ámbito una maestría indiscutible. En adelante se centraron
los esfuerzos en perfeccionar el contrato de modo que hubiese un pago anticipado de la
prima. Progresos cristalizados en el curso del siglo XIV. Desde este momento, una vez
pagada la prima, el contrato se limita a describir el funcionamiento del seguro: el
asegurador declara haber comprado al asegurado cierta cantidad de mercancías a un
precio conocido que pagará dentro de un plazo fijo. No obstante, si llegan ellas sin
percance a tal puerto, el acuerdo queda anulado. Habrá que esperar mucho tiempo antes
de que el cálculo probabilitario proporcione a los seguros una base científica. Pero ya se
han convertido ellos en un ramo netamente especializado del comercio.
Los Fondos: Los fondos de que disponían estas sociedades tenían un doble origen. Se
distinguía en ellos entre el corpo y el sopracorpo. El primero comprende las aportaciones
de los asociados: éstos no dejan de formar en él, aparte un pequeño capital llamado de la
compagnie per elemosine cuyos dividendos se distribuyen en caridades. Al segundo
contribuyen esencialmente los depósitos de terceros, reembolsables a la vista.
Los Frutos de la Experiencia- Los Médicis: Las quiebras que persiguieron a las
principales compañías a mediados del siglo xiv fueron objeto de meditación por parte de
los sucesores de aquellos grandes mercaderes, y sobre todo por los Médicis. Constataron
que en caso de crisis podría resultar útil el detentar el poder político, por ejemplo, para
decretar una moratoria de deudas, que diese a la compañía tiempo para recobrarse. Desde
1434 los Médicis fueron en efecto los amos de Florencia, sin que suyas fueran
magistraturas determinadas, pero colocando a sus amigos y protegidos en los puestos
clave.
Mecenazgo y Cultura: Por piedad religiosa y por patriotismo urbano primero, hicieron
redactar crónicas los mercaderes italianos, mandaron elevar y decorar palacios públicos
e iglesias. Por deseo de una vida confortable, se hicieron construir bellas mansiones
rurales, dibujar jardines en que podrían recobrarse de un trabajo realizado en las estrechas
callejuelas de sus ciudades. Estas costumbres fastuosas hacían de las ciudades italianas
perpetuos centros de obras donde arquitectos, albañiles, escultores, pintores, broncistas...,
se hacían contratar para múltiples menesteres.
Las formas Arcáicas: Estos grandes mercaderes italianos atraen poderosamente nuestra
atención, porque han drenado los asuntos más importantes de su época y representan un
tipo de hombre parcialmente desconocido hasta el presente. Pero no constituyen, por
supuesto, sino minoría entre los mercaderes europeos de los siglos xiv y xv. Múltiples
monografías nos han restituido con claridad variable las figuras de éstos. Los rasgos
anteriormente señalados sólo se vislumbran, a fuer de borrosos. En la mayor parte de
Europa, la carrera de mercader sigue cuajada de riesgos y de dificultades. El mercader
sigue también desplazándose con frecuencia. Le cuesta reunir fondos importantes. A una
clientela demasiadas veces desdineradas tiene que vender mucho a crédito, y luego ha de
desvivirse por cobrar lo que se le adeuda.
El destino de las Ferias: En este medio europeo, la función desempeñada por las ferias
tiende más bien a decrecer. Ya al finalizar el siglo XIII se preludiaba la decadencia de las
grandes ferias de Champagne y de Brie. Son muchas las causas que han coadyuvado a
ello: el establecimiento de una unión regular marítima entre los puertos italianos y Brujas;
el desarrollo de la pañería florentina que disminuye la importancia para los mercaderes
italianos de su concurrencia a aquel mercado; «sedentarización» del comercio, por último.