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DISCURSO SEBASTIAN PIÑERA

ANTE CONSEJO GENERAL UDI

Valparaíso, 22 de Agosto 2009

Amigas y amigos:

Después de 20 años, de dura y legítima lucha democrática, la victoria está más


cerca que nunca.

Aquí, en este mismo Salón de Honor, exactamente en 200 días más,


comenzaremos a cambiar Chile y a escribir las páginas más hermosas de
nuestra historia.

Y para lograrlo necesitamos no sólo ganar las elecciones presidenciales, sino


también ganar las elecciones parlamentarias eligiendo al menos 61 diputados y
9 senadores. Quiero comprometer una vez más mi apoyo leal, entusiasta y
equitativo a todos los candidatos de la Coalición por el Cambio.

NUESTRA MISION: CONQUISTAR EL DESARROLLO Y DERROTAR LA


POBREZA

Nuestro desafío es grande, noble y ambicioso. Pero es también una meta


absolutamente posible de alcanzar: llegar al verdadero bicentenario, el año
2018, como un país desarrollado, sin pobreza y como un país más libre,
más justo y más fraterno que el que tenemos hoy.

Hoy Chile enfrenta una encrucijada histórica en la que los chilenos tendremos
que optar:

Optar entre el futuro o el pasado


Optar entre el progreso o el estancamiento
Optar entre la unidad o la división
Optar entre las oportunidades o las frustraciones

Y esta vez, ustedes, nosotros, todos, sabemos que Chile y los chilenos
escogeremos bien, tomaremos la opción correcta: la opción del cambio, el
futuro y la esperanza.

Se que el desafío es grande y noble y no estará exento de dificultades. Este


desafío requerirá mucha visión, liderazgo, coraje, generosidad, voluntad y
trabajo. Pero también se que nada une, motiva y compromete tanto a un
pueblo como una misión ambiciosa pero alcanzable, de la cual todos nos
sintamos parte, todos podamos aportar nuestro esfuerzo y todos
podamos beneficiarnos de sus logros.

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Amigas y amigos,

Vamos a cambiar Chile para que la alegría y la esperanza nunca se jubilen.

Vamos a cambiar Chile para construir una verdadera sociedad de


oportunidades, seguridades y valores.

Una sociedad de oportunidades, para que todos sepan que con su capacidad,
esfuerzo y trabajo podrán desarrollarse, sacar adelante a sus familias y tener
una vida más plena y feliz.

Una sociedad de seguridades, para que todos sepan que nadie se va a quedar
atrás. Que si por cualquier razón alguien tropieza o cae, manos solidarias lo
ayudarán a ponerse de pie, volver a caminar y recuperar el terreno perdido.

Una sociedad de valores, porque no sólo de pan vive el hombre y porque no


queremos que en el vértigo por llenar los bolsillos, terminemos por vaciar el
alma. Porque las sociedades, como las personas, en cierta forma también
tienen cuerpo y alma.

Hemos conocido por mucho tiempo las crueles enfermedades de la pobreza y


no queremos salir de ellas para caer en las enfermedades de la riqueza, como
la pérdida de la dignidad y del sentido de la vida, la destrucción de la familia,
los suicidios y las drogas que pueden ser aún más crueles.

Por eso nuestro gobierno no va a ser neutral en materia de defensa de los


valores que son parte del alma de nuestro pueblo.

El valor de la vida, de la libertad, de la familia, de la justicia, del trabajo bien


hecho, de la solidaridad, del cuidado del medio ambiente y la naturaleza y
también de la fraternidad entre los chilenos, nos inspirarán siempre, igual como
un faro luminoso guía al navegante en busca de un puerto seguro.

Vamos a cambiar Chile para que todos recuperemos la confianza en el


presente, la esperanza en el futuro y la alegría de vivir.

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CAMBIAR LA FORMA DE GOBERNAR

Amigas y amigos:

A estas alturas de la campaña, el país y los chilenos saben que la Concertación


está agotada, sin oxígeno y con el motor casi fundido. Y lo que es peor, no
tiene un proyecto de futuro. Pero no vale la pena ahondar sobre ello. Los
chilenos lo viven, lo sienten y lo sufren todos los días, pero esto, lejos de
alegrarnos, constituye un gran compromiso y responsabilidad.

Sabemos que no se trata sólo de cambiar a un gobierno por otro, sino de


algo mucho más profundo: necesitamos cambiar la forma de gobernar
Chile.

Vamos a gobernar con un sentido de unidad nacional. En el mundo de hoy los


países que se quedan atrapados en el pasado, prisioneros de sus rencores y
que destinan sus mejores esfuerzos a una lucha fraticida entre hermanos, no
tienen ni merecen un futuro.

En el mundo de hoy sólo triunfan los países capaces de superar las divisiones
y odiosidades del pasado y construir juntos un proyecto para todos. Esos son
los países que tienen y merecen un futuro.

Quiero ser y voy a ser un presidente dispuesto a recoger todas las buenas
ideas, vengan de donde vengan, y dispuesto también a reconocer errores cada
vez que corresponda.

Quiero y voy a ser un presidente que reestablecerá la cultura de hacer las


cosas bien, la cultura de hacer las cosas en forma honesta y la cultura de
hacer las cosas con un sentido de urgencia, porque los dolores y angustias
de los que sufren exigen un gobierno que no se limite a hacer campaña con
promesas y gobernar con explicaciones. Porque cada día que pasa sin
enfrentar los problemas, es un día perdido que no se recuperará jamás.

Quiero y voy a gobernar con los mejores y lograr que una nueva generación de
jóvenes se reencante con la política y muchos, como los que hoy están aquí,
asuman desafíos y responsabilidades en nuestro futuro gobierno.

Y por cierto quiero recoger uno de los tantos aportes de mi amigo Joaquín
Lavín. Gobernaré siempre cerca de la gente, conociendo sus problemas,
comprometido con las soluciones y poniendo siempre las prioridades de la
gente por delante.

Y déjenme decirles que hoy no los estoy invitando ni convocando a nuestra


campaña, a nuestro proyecto y a nuestro futuro gobierno, y subrayo la palabra
nuestro, porque ustedes siempre han sido, son y serán parte fundamental de
este gran desafío y misión.

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EL VALOR DE LA TRIPLE DEFINICION DE LA UDI

Amigas y amigos:

Estoy plenamente conciente, aprecio en todo su valor y agradezco


profundamente el apoyo de la UDI a esta gran causa y a mi candidatura.

La UDI, hace ya más de 20 años y siguiendo la sólida y visionaria


inspiración de Jaime Guzmán, optó por un camino y adoptó una triple,
profunda y valiente definición: Ser un partido de inspiración cristiana; ser
un partido de naturaleza popular y ser partidario de una economía social
de mercado. Al hacerlo ustedes forjaron una identidad política que está en la
raíz de los éxitos posteriores que han cosechado.

Hoy el mundo se parece mucho más al que Jaime Guzmán soñó que al que
soñaron sus adversarios.

Igual que ustedes, creo en Dios y creo en los valores del humanismo
cristiano. Creo en el destino trascendente de los hombres y creo
firmemente en las palabras de San Agustín: “los tiempos son como los
hacen los hombres. Seamos mejores y los tiempos serán mejores”.

El siglo XX nos enseñó que es la democracia occidental y no los gobiernos


autoritarios ni las democracias populares que conoció el este de Europa, la
mejor forma de gobernar una sociedad. También nos enseñó que es la
economía social de mercado y no el socialismo estatista, la mejor forma de
organizar la economía, generar riqueza y alcanzar el desarrollo.

Pero no nos equivoquemos. No por alejarnos del socialismo estatista que,


cual monstruo del Leviatán, se traga nuestras libertades, debemos
acercarnos al otro extremo: el del capitalismo salvaje, que no conoce la
justicia ni la solidaridad. En la economía social de mercado, y en la
sociedad en la cual nosotros creemos, hay un espacio de vital
importancia para el Estado, cuyo rol, además de fundamental, es
absolutamente insustituible.

Chile vive una paradoja: muchas veces el Estado no hace bien lo que sí
tiene que hacer y simultáneamente hace mal lo que no tiene que hacer. En
dos palabras: falta Estado en muchas áreas y sobra Estado en otras. Y el
problema es que falta Estado en las tareas más importantes, como derrotar
la pobreza y las desigualdades excesivas; combatir con eficacia la
delincuencia; administrar justicia de manera oportuna; garantizar salud digna a
todas las familias y educación de calidad a todos los niños y jóvenes, proteger
y rehabilitar a quienes han caído en las garras de la droga, el alcoholismo, la
prostitución y la delincuencia; abrir verdaderas oportunidades a la clase media;
tratar con más cariño a nuestros adultos mayores; proteger el medio ambiente
y la naturaleza; fortalecer la familia; velar por la libre competencia en los
mercados; normar y regular con sabiduría a los agentes privados y tantas más.

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Por eso nos duele la incompetencia, corrupción y desidia que muchas veces,
demasiadas veces, observamos en los gobiernos de la Concertación. Porque
detrás de cada una de ellas hay personas y familias que siguen sufriendo un
problema que no se resuelve, una vida que se frustró o una esperanza que
nunca floreció.

EL APORTE DE LA UDI A LA CAMPAÑA Y GOBIERNO DE LA COALICION


DEL CAMBIO

Amigas y Amigos:

Ustedes lo saben mejor que nadie. La UDI ha sido un partido que ha debido
enfrentar y superar muchas adversidades. Pero es también un partido que ha
sabido construido grandes triunfos. Hoy es el partido con más parlamentarios
de Chile, con Concejales y Cores en todas las comunas y regiones de nuestro
país y con un grupo destacado de los mejores alcaldes de Chile, partiendo por
el dueño de casa, Jorge Castro.

Aquí están, dos mujeres y alcaldesas excepcionales, Coty Reginatto de Viña


del Mar y Coca Van Rysselberghe de Concepción. Están también Pablo
Zalaquett, alcalde de Santiago, Eduardo Soto alcalde de Rancagua y tantos
más que no puedo nombrar porque son muchos y muy buenos, pero que
simbolizo en Mario Olavaria, alcalde de Colina y presidente de los alcaldes de
la UDI.

Quiero también destacar a todos quienes han tenido la responsabilidad de


liderar a la UDI, a través de quienes quiero hacer un reconocimiento a todos
sus militantes.

Quiero partir por Jaime Guzmán, fundador e inspirador permanente de


vuestro camino. Lo conocí cuando era estudiante de la Universidad
Católica y tuve el privilegio de compartir con él en el Senado poco más de
un año, hasta que fue cobardemente asesinado. Más allá de algunas
legítimas divergencias, siempre admiré su profundo amor a Dios y a
nuestra patria, su sentido del deber, que combinaba magistralmente con
el sentido del humor, su compromiso con los más vulnerables y su
talento y coraje para defender sus ideas y valores.

Quiero recordar también a Julio Dittborn, gran diputado que no dejaremos


alejarse del servicio público.

A Jovino Novoa. Jovino, tu apoyo y el de tu mujer Angelita, a quien he


visto trabajando entusiastamente con mi mujer Cecilia, quien hoy no pudo
acompañarnos por estar recuperándose de una pulmonía, lo valoro y
agradezco profundamente. Has sido un gran senador y presidente del
Senado y estoy seguro seguiremos contando con tus siempre sabios
consejos.

A Pablo Longueira, cuya fuerza y liderazgo han marcado los caminos de la UDI.

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A Hernán Larraín, cuya sabiduría y buen criterio han sido pieza fundamental
para fortalecer la unidad de la Alianza.

Y por cierto, a vuestro actual Presidente, mi amigo Juan Antonio Coloma, cuya
inteligencia, tenacidad y calidad humana han contribuido tanto a pavimentar los
caminos del futuro.

Y a mi amigo Joaquín Lavín. Gran líder de la alianza y de la Coalición por el


Cambio, de quien recibí hoy la antorcha del cambio.

También quiero destacar el aporte y contribución de ideas, juventud y


entusiasmo a nuestra campaña de la Fundación Jaime Guzmán, lo que
personifico en su director Miguel Flores y Daniela Peñaloza.

Quiero agradecer también la contribución, en lo político y en lo humano, que


con tanta generosidad han entregado a esta campaña de la diputada Marcela
Cubillos y del senador Andrés Chadwick.

También quiero saludar a Rodrigo Álvarez, gran Presidente de la Cámara de


Diputados.

También quiero saludar y agradecer a Carlos Larraín, Presidente de


Renovación Nacional y a Alberto Precht, presidente de Chileprimero, y a su
fundador Fernando Flores.

Y por sobre todo quiero agradecerle a cada uno de ustedes la generosidad


política que han demostrado. Teniendo el legítimo derecho de haber levantado
su propia opción presidencial, cuando nadie se los exigía y sin ninguna
condición, vuestro Consejo Directivo Ampliado de noviembre pasado, en forma
unánime y generosa, y estoy seguro también visionaria, me entregó su apoyo
para levantar nuestras banderas y abrir el camino para que el Consejo General
de hoy me haya proclamado oficialmente como su candidato presidencial,
desafío que acepto con gratitud, entusiasmo, compromiso y humildad. Tengan
la certeza de que estaré a la altura de la misión que hoy me encomiendan.

Pocos partidos tienen la nobleza y generosidad de anteponer a sus legítimos


intereses partidarios los intereses superiores de Chile.

Cuando se escriba la historia de este gran triunfo electoral, estoy seguro que
sus páginas consignarán lo trascendente que fue el temprano, entusiasta,
generoso y leal apoyo de la UDI, que he podido percibir personalmente en mis
recorridos por Chile.

No puedo dejar de mencionar el contraste con el retorcido y triste camino


seguido por la Concertación para designar a su candidato.

Por años, la UDI ha hecho del mundo popular su mundo, y hoy han
contribuido con vigor y decisión a que ese mundo popular esté en el alma
y corazón de nuestro proyecto para cambiar Chile.

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Ya lo dije. La UDI ha sido, es y será parte fundamental de nuestra campaña, de
nuestro proyecto y de nuestro gobierno. Estarán presentes con su vocería
popular, con sus propuestas programáticas, con su gente, con su entusiasmo y
alegría, con su espíritu de servicio público, con su lealtad y disciplina, y muy
especialmente, con su profundo amor a Dios y a Chile.

Por eso quiero acoger y hacer propias las propuestas del Consejo Doctrinario
de la UDI de mayo pasado, resumida en el documento “Nuestro Compromiso
con los que más sufren”. Sin duda la UDI va a ser un gran motor del desarrollo
social de nuestro futuro gobierno.

Y quiero también darles hoy una buena noticia a todos los chilenos.
Sabemos que marzo es especialmente duro para las familias humildes y
de clase media. Es el mes en que hay que pagar matrículas escolares,
comprar los uniformes y útiles, cancelar patentes y contribuciones y,
además, pagar las primeras cuotas de los créditos de Navidad. Yo quiero
decirles a todos ellos que no los vamos a dejar solos; que los vamos a
apoyar.

Afortunadamente el precio del cobre se ha recuperado fuertemente y ha


generado holguras en materia de recursos fiscales que deben ir en directa
ayuda de los más necesitados. Por esta razón, en marzo de 2010
otorgaremos el “Bono Marzo”, de $40 mil pesos por cada carga familiar,
que favorecerá a más de 4 millones de personas y tendrá un costo
cercano a los 290 millones de dólares. Sin duda este Bono Marzo dará un
significativo alivio para la clase media y los sectores más necesitados

¿POR QUE QUEREMOS GOBERNAR CHILE?

Amigas y amigos:

Las Coaliciones que buscan el poder por el poder, no sólo intoxican la política y
envenenan la convivencia cívica, sino terminan huérfanas de causa, como les
pasa a los ejércitos de mercenarios.

Para nosotros el poder no es un fin, sino sólo un instrumento para cambiar


Chile y mejorar la vida de los chilenos.

En la edad media, los ejércitos feudales, la noche anterior a las grandes


batallas, tenían la sabia costumbre de velar las armas y preguntarse por qué
iban a luchar al día siguiente. Hoy es bueno preguntarnos por qué queremos
gobernar Chile.

Yo no soy de aquellos que piensan que todo está mal. Se que hemos
avanzado y se también reconocer los logros y aciertos de los gobiernos
anteriores. Sin embargo, estoy plenamente conciente que no hemos
aprovechado todo nuestro potencial, que Chile puede mucho más y que
llegó el momento de recuperar el tiempo perdido.

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Y por eso mismo, les quiero pedir a ustedes y a todos los chilenos una
gran cuota de idealismo, esperanza y también rebeldía frente a nuestro
futuro.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos a un Chile que no


es capaz de crecer ni crear empleos y que hoy tiene a 780 mil compatriotas sin
trabajo, que todas las mañanas salen esperanzados a buscarlo y vuelven en
las tardes con la frustración de las manos vacías.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos a un Chile en que la


gente honesta vive prisionera, encerrada y atemorizada detrás de rejas y
candados porque un puñado de delincuentes tiene de rodillas a todo un país.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos a un Chile que no es


capaz de dar una salud digna a sus familias o una educación de calidad a
sus hijos, lo que en la sociedad del conocimiento equivale a condenarlos a
vagar con los ojos vendados por el mundo.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos al debilitamiento que


sufre la familia en nuestro país y que se expresa, por ejemplo, en que en Chile
tenemos más abortos que hijos nacidos vivos y más hijos nacidos fuera que
dentro del matrimonio.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos a que en Chile más de


2 millones de personas vivan en la indignidad de la pobreza, 600 mil familias
no tengan una vivienda y estén como allegados o en alguno de los 533
campamentos que aun existen y que para cientos de miles de familias, el
sueño de la casa propia se haya transformado en una pesadilla y vivan
angustiados esperando el día del remate de sus viviendas.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos a que en Chile 600 mil


personas, la mayoría niños y jóvenes, hayan caído en las garras de la droga,
que significa muerte y dolor para ellos y sus familias.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos al desamparo en que


viven muchos pequeños y medianos agricultores y la gente del mundo rular. No
hay un país sano con una agricultura enferma, ni un país fuerte con una
agricultura débil.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos a un Chile con más de


un millón de personas en situación de discapacidad, muchos de ellos
abandonados a su propia suerte.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos aun país en que el 70%


de su población es sedentaria y no practica ningún deporte y más del 40% de
los niños son obesos porque no hemos sabido llegar con oportunidades de
deporte, cultura y vida sana para todos.

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No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos a un Chile que
contamina su aire, sus ríos, sus lagos y sus mares y que no protege
adecuadamente su naturaleza.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos a un Chile que se va


quedando atrás en materia de innovación, emprendimiento, ciencia y
tecnología. Llegamos tarde a la revolución industrial y por eso somos
subdesarrollados. Hoy no podemos llegar tarde a la revolución del
conocimiento, que ofrece oportunidades a todos los que quieren abrazarla,
pero que no tendrá paciencia con nadie que la deje pasar.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos a un Chile que muchas


veces da la espalda a su clase media y tiene a las PYMEs pataleando para
sobrevivir cuando podrían estar corriendo hacia el desarrollo.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos a un Chile que trata mal


a sus niños, los más afectados por la pobreza y la violencia intrafamiliar, y es
ingrato con sus adultos mayores que muchas veces sufren la pobreza y la
soledad en total desamparo.

No podemos aceptar ni mucho menos acostumbrarnos a vivir en un país


en que muchas veces la calidad de la cuna es el mejor predictor de la
calidad de la tumba, y que niega a sus hijos las oportunidades para
progresar.

LA HORA DEL TRIUNFO SE ACERCA

Amigas y amigos

Porque no vamos a aceptar ni mucho menos vamos a acostumbrarnos a


todos estos fracasos, omisiones, dolores y frustraciones, es que
debemos y vamos a ganar estas elecciones presidenciales.

La hora del triunfo está cerca.

Pero el camino a la cumbre nunca ha sido fácil ni pavimentado. Siempre ha


estado lleno de piedras y dificultades

Sabemos que la Concertación, mientras más cerca se sienta de su


derrota, más descarada será su intervención electoral, más sucia será su
campaña, más querrá anclarnos en el pasado para intentar sacar
provecho de las viejas heridas y rencores, más recurrirá a la demagogia
legislativa e incluso acentuará su campaña del terror engañando y
atemorizando a los chilenos con la falsedad y crueldad de afirmar que
nosotros terminaremos con muchos programas sociales.

Frente a estas actitudes, nosotros deberemos mantenernos más firmes y


unidos que nunca, sabiendo como dijo el gran Víctor Hugo, que “No hay
nada más fuerte en el mundo que una idea a la cual le ha llegado su
tiempo”.

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Pues bien, ha llegado nuestro tiempo. Y todos nuestros esfuerzos y
sacrificios tendrán sentido porque están entrelazados y abrazados con
las esperanzas de los más pobres y la clase media de nuestro país, que
necesitan y merecen un gobierno que sepa pensar en grande y hacer las
cosas bien, en forma honesta y con un sentido de urgencia.

Hay muchos en la Concertación que saben hacer imposible lo que es


posible. Nosotros, en cambio, haremos posible lo que para ellos parece
imposible.

Le pido a Dios que nos de la sabiduría para escoger el buen camino, la


fuerza para recorrerlo y la grandeza para compartirlo con todos los
chilenos.

Que Dios los bendiga a todos


Viva Chile

Muchas Gracias

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