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Tradición

La palabra tradición proviene de la palabra latina “traditio”, que procede de “tradere”


que significa legar, pasar de mano en mano, era usada en tiempos romanos, pero
durante la Edad Media y parte del Renacimiento, la palabra era concebida como el
legado de los textos sagrados.

En la modernidad filosófica del siglo XVI al XVIII el concepto de tradición


cobra importancia ya que se asociaba con prejuicios que impedían tener ideas
claras y distintas.

Descartes y Bacon tenían la intención de eliminar el concepto y suplantarlo


por un método con verdadero conocimiento.

Raúl Alcalá menciona que el termino de tradición se abre en discusión en la


Filosofía de las Ciencias ya que, al incorporarse el elemento histórico, tendrá una
vinculación con la filosofía de las ciencias sociales o humanas.

La discusión del término se tuvo a lo largo del siglo XIX y el XX, en las
ciencias sociales, algunos autores como: Kuhn, Laudan, Popper y Gadamer aportar
ideas distintas al concepto de tradición para la filosofía sociales y humanas; y de las
interpretaciones de Ambrosio Velasco de lo que es la tradición y la relación entre la
filosofía y ciencias sociales.

Ambrosio Velasco menciona que para los filósofos de la ciencia es necesario


tener una idea de lo que la tradición para incorporarla a la noción histórica y así
dejar atrás la noción monista la cual buscaba una sola forma de entender la ciencia.

Kuhn inaugura este “giro historicista” en la filosofía de la ciencia, y Laudan


trabaja el concepto de tradición,

Kuhn admite en la Tensión Esencial, la idea de tradición. Reconoce un


pensamiento convergente en un paradigma en ciencia y un pensamiento divergente
para el progreso de esta, ya que permite la posibilidad de resolución de acertijos.
Aclara que el papel del científico en los tiempos de ciencia normal no es el de ir en
contra de la tradición, sino que busca establecer un paradigma y estar acorde con
el pensamiento convergente de la época. No obstante, Kuhn distingue que entre
ambos tipos de pensamiento permiten la acumulación de acertijos no resueltos
permitiendo el progreso en la ciencia.

Kuhn pone en manifiesto el método que se sigue en el arte y las ciencias


sociales. Duda que pueda llegar a haber un progreso en las ciencias sociales, si
bien hay un reconocimiento del método de enseñanza, carece de consenso y no se
puede establecer un paradigma, ya que, en las ciencias sociales, el pensamiento
divergente predomina sobre el convergente.

Por otro lado, en las ciencias naturales existe una tradición entre los
pensamientos convergentes, que permite establecer el paradigma, y los
pensamientos divergentes, que permite la revolución científica y, por lo tanto,
progreso.

Larry Laudan en su libro El progreso y sus problemas, establece que el


concepto de tradiciones de investigación menciona que están constituidas por un
grupo de teorías específicas, un cierto compromiso metafísico y metodológico. Para
poder evaluar las teorías es necesario compararlas y esto es posible a través de
doctrinas. También menciona que no puede haber una conexión entre una teoría
del progreso y una teoría de a aceptabilidad racional.

Las tradiciones de investigación dan pauta para el desarrollo de teorías


específicas basándose en concepciones ontológicas y utilizando métodos de
investigación dentro de la propia tradición.

Laudan rechaza la visión monista en el desarrollo de las ciencias, posibilita


el hecho de comprender de lo que una tradición de investigación puede realizar.
Menciona que existe la posibilidad de que teorías inconsistentes entre sí puedan ser
apoyadas por una misma tradición de investigación. Y demuestra que la historia de
la ciencia muestra que sí es posible un progreso.

Lakatos menciona que debe haber un criterio para seleccionar las teorías: la
capacidad de resolver problemas que tenga una tradición sobre otra, a esto se
refiere a que dicha capacidad estará dada en tanto sea menos difícil de trabajar,
tenga una aceptabilidad racional permitiendo un progreso científico a modelos
previos y esté ligada a la visión de la historia de la ciencia actual. La novedad radica
en que el verdadero progreso, en la aceptación, rechazo, búsqueda y no búsqueda
que los científicos pueden, legítimamente, impulsar en las tradiciones de
investigación.

Sin embargo, en la postura de Laudan no queda claro, si las tradiciones de


investigación puedan aplicarse a las como ciencias sociales.

Popper pone una incursión la teoría de la tradición que puede entenderse


como su visión de las ciencias sociales dejando en claro su interés en el método
científico. Busca la forma en que pueda congeniarse la hostilidad entre el
racionalismo y el tradicionalismo; estableciendo que la tradición debe ser una teoría
sociológica porque constituye un fenómeno social. Menciona que debe de haber
una base racional para poder lograr una aceptación entre teorías de las ciencias
sociales en donde no exista prejuicios.

No niega que debemos basarnos en los antecesores para que haya progreso
en la ciencia. Se entiende que el progreso como cambio está basado en la tradición.

De nada serviría entender la ciencia si no existe un horizonte previo en el


cual se basará el conjunto de teorías y principios que le dan sustento
epistemológico.

Popper habla de “tradiciones de primer orden” y “tradiciones de segundo


orden”. Las tradiciones de primer orden son la fuente principal de nuestro
conocimiento, pero la fundamentación la darán las de segundo, vinculadas
estrechamente al racionalismo crítico. Las primeras son múltiples, variables y se
dan en contextos históricos específicos; cambian debido a que hay una crítica de
las de segundo orden que, al no ser sometidas a una autocrítica, no cambian ni
evolucionan, dándonos así, un fundamento crítico como sustento universal.

El procedimiento que propone es racional y debe buscar corregir y


revolucionar la ciencia, no suprimirla al desaparecer el progreso.
Hans-Georg Gadamer, en el texto “La historicidad de la comprensión como
principio hermenéutico” menciona que la tradición es conservación, y como tal no
deja de estar presente en los cambios históricos. Reconoce que las ciencias del
espíritu no describen el sentido de progreso que las ciencias naturales han
señalado. Sin embargo, si no fuera así entonces las ciencias del espíritu no se
podrían haber acercado metodológicamente a las ciencias naturales.

A la hermenéutica no le corresponde desarrollar un procedimiento de


comprensión, sino iluminar las condiciones bajo las cuales se comprende.

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