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Bernardo Yáñez
José Luis Vera Cortés
EDITORES
EMOCIONES:
PERSPECTIVAS
ANTROPOLÓGICAS
FLORENCE ROSEMBERG SEIFER
Es licenciada en antropología social por la Escuela Na-
cional de Antropología e Historia, posee una maestría en
antropología social por la Universidad Iberoamericana,
tiene otra maestría en terapia familiar por el Instituto
Latinoamericano de Estudios sobre la Familia, también
es doctora en antropología por el Instituto de Investiga-
ciones Antropológicas de la UNAM.
Ha sido profesora en la Escuela Nacional de Antrop-
ología e Historia desde 1981, imparte clases en el pos-
grado de antropología social en la línea de investigación
titulada: Antropología de las Edades y la violencia.
También es docente en las licenciaturas de antropología
social y etnología y en esta última dirige, a partir de
2011, el proyecto de investigación formativa llamado
Antropología, violencia y complejidad. Sus principales
áreas de investigación son: la violencia y sus formas en
la sociedad contemporánea; disciplina, transdisciplina
y complejidad; antropología urbana, redes sociales y
grupos vulnerables; la migración, migración forzada y
salud mental; género, sexo y sexualidad; la antropología
del cuerpo, las emociones y los sentidos; la antropología
de las edades; la antropología política, del Estado y del
poder; el racismo y la xenofobia; la globalización y la
economía informal; antropología y familia; también su
interés ha estado en el tema de antropología, cultura y
evolución. Es miembro del Colegio de Etnólogos y An-
tropólogos Sociales A.C. y de la Academia Mexicana de
Ciencias Antropológicas, así como de la American An-
thropological Association. Asimismo, es miembro del
Sistema Nacional de Investigadores. Nivel 1.
SECRETARÍA EJECUTIVA
Raúl Gutíerrez Lombardo
COORDINACIÓN DE INVESTIGACIÓN
Lucía González
COORDINACIÓN DE SERVICIOS BIBLIOTECARIOS
Javier Arias Velázquez
COORDINACIÓN DE PUBLICACIONES Y DIFUSIÓN
Fernando Zambrana
ISBN 978-607-466-104-0
EMOCIONES:
PERSPECTIVAS
ANTROPOLÓGICAS
ÍNDICE
PRÓLOGO
Florence Rosemberg VII
EGO–(ALTRU)–ISMO
Xavier Lizarraga Cruchaga 19
EL ODIO Y LA IRA:
EMOCIONES Y SENTIMIENTOS PROHIBIDOS
Florence Rosemberg 75
SEXO SALVAJE.
REFLEXIONES EN TORNO
A LA EROTOMANÍA Y EL RACISMO
José Luis Vera 213
PRÓLOGO
FLORENCE ROSEMBERG
REFERENCIAS
ANTECEDENTES
No existe una definición sobre lo que son las emociones que se
considere universalmente aceptada o, al menos, ampliamente
reconocida como, por ejemplo, la definición de Mayr 2 sobre el
concepto de especie, que constituye una referencia aproxima-
da a esa clase posiblemente natural. No obstante, desde la anti-
güedad, muchos investigadores han estudiado este fenómeno
considerándolo un movimiento del ánimo que se da en el ser
humano y otros animales, y han propuesto diversas maneras de
entenderlo.
En su investigación acerca del alma, Aristóteles señala la im-
portancia de entender las propiedades y la esencia de aquello
que estudiamos, en este caso, las que hoy llamamos “emocio-
ENFOQUES FILOSÓFICOS
En un importante esfuerzo por jerarquizar y organizar este cú-
mulo de información, el filósofo Jesse Prinz (2010) ofrece una cla-
sificación de las diversas hipótesis que se han esgrimido sobre el
origen de las emociones con el fin de ofrecer una categorización.
En ella indica que habría al menos cuatro puntos de vista res-
pecto de qué son las emociones: el que defiende a las emociones
como producto de la evolución, el que las sostiene como pro-
ducto de la cultura, el que postula que hay emociones producto
de una u otra, y el que dice que todas las emociones son tanto
producto de una como de la otra.
Sobre el primer grupo, señala, se ha dicho que las emociones
son resultado de la evolución. Serían adaptaciones que impli-
can cambios corporales que conducen a su percepción y posible-
mente a ciertas respuestas, que han tenido a lo largo de la histo-
ria un valor para la sobrevivencia del organismo, y tal es la razón
por la que han sido “favorecidas por la selección natural” (Prinz,
2010, p. 9). Se han planteado listas cortas de estas emociones, por
ejemplo alegría, temor, ira, disgusto, tristeza, sorpresa, y también
listas ampliadas, como el caso de Ekman, que inicialmente pos-
tuló esta lista a la que después añadió algunas más como la di-
versión, el entusiasmo, la culpa, la vergüenza, el alivio, y algunas
más. Hay, dice el filósofo, explicaciones sofisticadas de los evo-
lucionistas sobre las emociones, tales como la culpa, en las que
intervendría una evaluación del futuro, por ejemplo, mostrar
sentimiento de culpa ante un engaño perpetrado a otro abriría la
posibilidad de que este otro perdonase y se mantuviera alguna
posibilidad de provecho por parte del culpable.
El enfoque opuesto, señala, sería aquel que defiende la idea
de que las emociones provienen de la cultura, son construidas
socialmente. Según esta perspectiva, las emociones serían valo-
raciones o juicios sobre la situación personal en ciertos contextos,
6 / PONCE DE LEÓN
CONCLUSIÓN
Considero que hay muchas semejanzas entre las posturas de
Prinz y Nussbaum, pues integran de cierta forma una mirada
evolucionista con una mirada etnográfica e histórica en la que
aún hay mucho por explorar. Concluyo que, tanto desde las
perspectivas biológicas y psicológicas, como desde las filosóficas,
puede afirmarse que las emociones son movimientos del ánimo
que pueden o no tener expresión en la conducta, que pueden o
no involucrar una evaluación deliberada o sofisticada, cuya po-
sibilidad se ha desarrollado evolutivamente porque tienen que
ver con una orientación general de búsqueda de bienestar del
organismo, pero que, como todo lo humano, que tiene la caracte-
rística de la maleabilidad, se han moldeado y se siguen moldean-
do histórica y culturalmente.
10 / PONCE DE LEÓN
notas
REFERENCIAS
Bibliografía
NOTAS
BIBLIOGRAFÍA
DARIA DERAGA
INTRODUCCIÓN
Los trabajos recientes en neurobiología relacionados con las
emociones, consideradas como básicas y de sobrevivencia, han
señalado lo que tienen o no tienen estas emociones en común
entre humanos y no-humanos. La problemática es cómo regis-
trar y entender las emociones cuando son concebidas a partir del
humano y, en la mayoría de los casos, el concepto traspasado al
no-humano cuando se trata del comportamiento comparativo
entre ambos. Para confrontar esta problemática, Joseph LeDoux
en “Rethinking the emotional brain” (LeDoux, 2012) propone
circuitos neurológicos como método de evaluar en animales no-
humanos respuestas a eventos que son definidos como emocio-
nes en los humanos. Él propone que es una manera más objetiva
de lograr las comparaciones.
En mi caso, pienso que, de una manera más subjetiva, la ob-
servación directa de animales domésticos con relación a los hu-
manos también es importante y válida como estudio cuando se
trata de lograr una comparación con las emociones básicas en
humanos. El hecho de observar en condiciones naturales da otro
tipo de apreciación, aparte de los estudios neurológicos. Ambos
métodos pueden apoyarse uno al otro para una visión más com-
pleta cuando se trata de una comparación del fenómeno de las
emociones básicas humanas y los circuitos neurológicos de so-
brevivencia de los animales no-humanos.
El caso de Lavetto
Un día por la mañana, montando mi caballo Lavetto de repente
salió un pájaro de los árboles muy cercanos frente a nosotros. Yo
vi el pájaro y de inmediato reaccioné con aceleración de cora-
zón, aumento de adrenalina, inmediato reflejo de los músculos
apretando el albardón y acortando las riendas del caballo por si
acaso el caballo reaccionara con arrancar o con un movimiento
violento. Lo curioso fue que mi caballo tardó en reaccionar, casi
hasta que el pájaro pasara frente a su nariz, y solamente movió
su cabeza a un lado. Ni el caballo, ni yo tenemos aversión a los
pájaros en sí, entonces, ¿por qué tuve yo tal reacción?
La emoción de miedo en humanos, o el circuito neurológico
de la defensa que propone LeDoux, son considerados básicos en
los mamíferos, originándose en la amígdala. Pero en mi caso, la
información visual del pájaro fue procesada al instante también
en mi neocórtex. Ahí este evento cognitivamente se ligó con ex-
periencias anteriores de caballos asustados arrancando ante el
34 / DERAGA
El caso de Úrsula
Hacia el fin de año de 2014 tuve un serio accidente montando
a caballo que me llevó a estar en cama por un mes sin poder
caminar. Hubo necesidad de alojarme en un cuarto junto a las
caballerizas y afuera de la casa, dado que ahí existen escaleras y
desniveles y la silla de ruedas no resultaba operante. El caso es
de mi perra Úrsula, una gran danés de ocho años de edad, a mi
regreso del hospital cambió radicalmente su comportamiento. El
hecho de instalarme en el cuarto provisional y no en la casa fue
el primer aviso para ella de que las cosas no iban bien. Peor fue
cuando se dio cuenta que no podía moverme de la cama si no
fuera en silla de ruedas. De ser una perra alegre, juguetona, muy
activa guardián de la casa y la cuadra de caballos, de repente no
quería apartarse de mi lado y se mantenía pegada a mi cama, y
por ningún motivo se movía de allí. Se ponía por en medio de
cualquier persona que se acercaba y cuando entraba alguien aje-
na, se ponía de cara muy seria con todo el cuerpo tenso y con su
cuerpo formaba una barrera que evitaba el acercamiento. Dor-
mía y comía en el cuarto, y solamente salía muy rápido y cerca
para sus necesidades básicas. La única persona ajena de la casa
que ella aceptaba fue Rosi, la enfermera, al ver que ella me cui-
daba y resolvía los problemas de sobrevivir diarios. Al terminar
el largo periodo de estar encamada, un mes, y finalmente poder
caminar y subir escaleras, cambié a la casa. Al momento de regre-
sar a mi lugar de costumbre y comportarme más o menos como
antes, Úrsula regresó a su vida normal. Ya quería estar afuera de
la casa durante el día para participar en las actividades diarias y
regresar a su papel de ser la guardiana de la cuadra y casa como
siempre lo ha hecho.
Al analizar esta conducta de Úrsula, la pregunta es: ¿existe
alguna emoción básica comparable con los humanos en su res-
puesta a la situación en cuestión? El hecho que yo, mujer alfa
del grupo doméstico de humanos y no-humanos, perros, gatos
36 / DERAGA
COMENTARIO FINAL
En los dos casos descritos arriba de observación directa, no hubo
la oportunidad de utilizar métodos de laboratorio para hacer un
estudio de los circuitos neurológicos que expone LeDoux men-
cionados anteriormente, como método de evaluar objetivamen-
te en humanos y animales no-humanos las respuestas a eventos
específicos. Sería excelente poder identificar la trayectoria del
CIRCUITOS NEUROBIOLÓGICOS Y LA OBSERVACIÓN / 37
REFERENCIAS
FIGURA 2. Portada del libro de Charles Le Brun. 1727 Expressions des passions
de l’âme. Les planches reproduites ici sont la propriété de la Bibliothèque nationale de
France (B.n.F.) L’image du portait de Charles Le Brun a été rajoutée par nos soins. –
Nouvelle transcription de l’article original établie sur un exemplaire de collection pri-
vée sous © histoiredelafolie.fr. http://www.histoiredelafolie.fr/psychiatrie-neurologie/
les-expressions-des-passions-de-lame-par-charles-le-brun-1727.
FIGURA 3. Admiration. Un ejemplo de las imágenes incluidas en el libro de
Charles Le Brun (Op.cit.)
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NEUROBIOLOGÍA DE LAS EMOCIONES / 57
MELINA GASTÉLUM
NOTAS FINALES
Como hemos visto, en este trabajo he pretendido mostrar bre-
vemente el estado del arte en el cual se entiende la idea de que
las ilusiones temporales que hacen sentir el tiempo más corto o
más largo no son resultado de ninguna emoción adicional que
disturbe el funcionamiento del reloj interno, sino que, por el
contrario, el reloj interno (por llamar de alguna manera a los me-
canismos que existen dentro de nuestro cerebro) es un sistema
que permite a los organismos actuar eficientemente en eventos
en un ambiente dado, incluyendo constitutivamente la parte
emocional que proviene principalmente de las interacciones con
ese ambiente. El estudiar las ilusiones temporales puede enton-
ces ser un medio para entender la función de las emociones y
el mecanismo que subyace su influencia en nuestros compor-
tamientos. Además, estudiar los efectos de las emociones en los
juicios temporales puede también ayudarnos a llegar a un mejor
entendimiento de los mecanismos que subyacen a la percepción
del tiempo, y quizás mostrar que los modelos corporizados sen-
somotores dan mejores explicaciones.
INTERACTUAR EMOTIVAMENTE EL TIEMPO / 71
NOTAS
FLORENCE ROSEMBERG 1
asombro sorpresa
sorpresa
asco asco asco
vergüeza
timidez
angustia
sufrimiento
culpa
dolor
inhibición aceptación
Figura 1
Bucle razón-emoción. Homo sapiens/demens.
FIGURA 2.
Fuente: Seki y Romaya (2008). El “circuito del odio” del cerebro —áreas que
se activan cuando se mira a una persona odiada— revelado por las explora-
ciones de resonancia magnética funcional. F = corteza frontal; P = putamen;
I = insular.
90 / ROSEMBERG
FIGURA 3.
tabla 2
FIGURA 4.
Componentes del enojo y odio.
REFLEXIÓN FINAL
Por naturaleza, los seres humanos somos curiosos. Todos bus-
camos conocer y conocemos sintiendo y emocionandonos. La
emoción es la resonancia propia de un acontecimiento pasado,
presente o futuro, real o imaginario, en la relación del individuo
con el mundo; es un momento provisorio nacido de una causa
precisa en la que el sentimiento se cristaliza con una intensidad
particular: alegría, ira, deseo, sorpresa, miedo, allí donde el sen-
timiento, como el odio o el amor, por ejemplo, está más arraiga-
do en el tiempo, más integrado a la organización corriente de la
vida, más accesible, también, a la posibilidad de un discurso. La
emoción llena el horizonte, es breve, explícita en términos ges-
tuales, mímicos, posturales, e incluso de modificaciones fisioló-
gicas. El sentimiento instala la emoción en el tiempo, la diluye en
una sucesión de intensidad, pero en una misma línea significan-
te. Se envuelve en un discurso susceptible de explicitarse a partir
de valores comunes, nombra su objeto y su razón de ser, precisa
su significación, es un motivo de intercambio dentro del grupo.
La emoción es a la vez evaluación, interpretación, expresión,
significación, relación, regulación de intercambio; se modifica
según los públicos y el contexto; difiere en su intensidad y aun
en sus manifestaciones, de acuerdo con la singularidad personal.
La totalidad de la relación con el mundo siempre es simultánea-
mente una relación con el otro, se simboliza a través del vínculo
social e implica la modulación introducida por los otros y, por lo
tanto, la actividad de pensamiento. Se introduce en la simbólica
social y las ritualidades en vigor (Le Breton, 1999: 192).
La antropología de las emociones puede revertir esa imagen
robotizada del hombre que ha mostrado la ciencia social sin
96 / ROSEMBERG
NOTAS
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
La risa es una de las conductas más características de nuestra es-
pecie, la cual está inextricablemente asociada a las emociones y,
sin embargo, es también una de las que menos atención ha reci-
bido (Ruch y Ekman, 2001: 426) desde una perspectiva evolutiva
y ontogenética. Sin embargo, recientemente algunos estudios se
han realizado en esa vía (Dávila-Ross, 2009, 2009b, 2010; Leavens,
2009; Ruch y Ekman, 2001). En éstos se ha podido demostrar que
la sonrisa y particularmente la risa no son conductas exclusivas
de nuestra especie, ya que nuestros parientes vivos más próxi-
mos también las presentan en ciertas condiciones, circunstancias
y contextos (Preuschoff, 1992). A partir de ello es posible pre-
guntarse, por ejemplo, si el ancestro común de chimpancés y
humanos presentaba ya este rasgo socioconductual, por un lado,
y, por el otro, la función que pudo tener, aspectos que apoyarían
fuertemente la noción de que se trata de un rasgo adaptativo
moldeado por la selección natural. Aun así, la risa, al ser un rasgo
conductual, no es posible rastrearla en el registro fósil y/o ar-
queológico, al menos no de manera directa. No obstante, hay
algunas alternativas para intentar estudiar el proceso evolutivo
que conduce a esta conducta característica de los humanos y de
algunos de sus parientes filogenéticos más cercanos, de lo cual
trataré de dar un ejemplo en el presente artículo.
Algunas de las primeras evidencias contundentes en las que
se señalaron las similitudes entre la risa humana y la de los chim-
pancés en términos acústicos, orofaciales, respiratorios y socio-
¿QUÉ ES LA RISA?
Una vez descrito todo lo anterior queda por establecer qué es
precisamente la risa. Darwin (1872/1984) planteó un paralelismo
entre la risa y el ‘cosquilleo de la mente’, mientras que Mc-Ghee
(1979:103) llamó al humor el “resultado lógico de una extensión
de las conductas lúdicas hacia la más abstracta esfera intelectual
de las ideas”. La risa es una conducta ‘universal’, que ha sido re-
portada en todas las culturas y en todos los individuos de nues-
tra especie a lo largo y ancho del planeta (Lefcourt, 2000; Provi-
ne, 2000). En términos de desarrollo ontogenético, la risa es una
de las primeras vocalizaciones que son emitidas por los infantes
110 / YÁÑEZ MACÍAS
LA (SON)RISA FINGIDA
Desde una perspectiva comparativa, es necesario señalar que, así
como la risa, la sonrisa es una conducta que tiene su equivalente
entre los primates no humanos. De acuerdo con esto y en un
nivel de análisis comparativo distinto, resulta relevante apun-
tar que en diferentes abordajes que han estudiado la risa y la
sonrisa se ha establecido que hay diferencias significativas entre
la expresión espontánea de estas conductas y la manifestación
voluntaria o artificial de las mismas. En otras palabras, existe la
posibilidad de distinguir a partir de los movimientos muscula-
res faciales entre la (son)risa natural y la fingida. Estas conside-
raciones están soportadas en estudios de imágenes cerebrales
que muestran que la risa espontánea y la voluntaria emergen de
EL CASO DE LA RISA / 111
LA FISIOLOGÍA DE LA RISA
En otro orden de ideas, algunos investigadores han señalado que
es probable que la risa esté relacionada con el habla. De acuerdo
con dichas nociones, se ha establecido que el habla echa mano
de mecanismos fisiológicos tales como la coordinación de la res-
piración, la fonación, la resonancia y la articulación. No obstante,
Ruch y Ekman (2001: 427) destacan que en sus observaciones
con chimpancés han podido determinar que la articulación no
es un mecanismo de la risa, por lo que no pueden sostener la
relación entre la evolución del habla y la de la risa. Dicho de otra
manera, la risa es una acción o conducta que incluye aspectos
respiratorios, vocales, faciales y músculo-esqueléticos (Ruch y
Ekman, 2001: 429) propios. La risa, como proceso conductual,
con un correlato fisiológico se divide en diversas fases: i) la fase
inicial o pre-vocal facial, que es una etapa corta; ii) la fase de la cúspi-
de, donde ocurre la vocalización y la exhalación forzada, puede
ser corta o prolongada, y iii) la fase final, de desenlace o de posvo-
calización que incluye usualmente una sonrisa prolongada que
se desvanece sutilmente. La risa, además de las fases menciona-
das previamente, incluye también el ciclo y el pulso de la risa. Es
decir, el periodo de vocalización de la risa se compone de ciclos
de la risa, por ejemplo, pulsos repetitivos de la risa (Moore y von
Leden, 1958) separados por pausas. Hay risas con uno o dos pul-
sos, y usualmente son cuatro pulsos los que aparecen en un acto
de risa. Otro asunto son los movimientos vibratorios en el pulso
de la risa.
112 / YÁÑEZ MACÍAS
COMENTARIOS FINALES
Termino este trabajo señalando que el estudio de las emociones
es un campo del conocimiento que cada día intenta avanzar más
en su exploración y entendimiento. Es innegable que el mundo
humano está plagado de aspectos emotivos que moldean la for-
ma en que los grupos humanos se organizan e interactúan. El
famoso y añejo dilema entre la razón y la emoción parece des-
dibujarse cuando se plantea que esta oposición corresponde a
una falacia. Es decir, no es posible aislar la razón de la emoción y
viceversa, sino que es necesario empezar a comprender el fenó-
meno humano en su amplia complejidad. Dicho de otra manera,
el proceso de razonamiento ocurre en el contexto de una situa-
ción emotiva particular, de la misma manera que el despliegue
de las emociones comparte mecanismos y sistemas asociados
tradicionalmente al razonamiento. Por ello, establecer una línea
claramente divisoria entre estos procesos constitutivos del fenó-
meno humano es sencillamente absurdo. Propongo entonces
una mirada más inclusiva e integral para estudiar esta conducta
que, como ya se ha señalado en este trabajo, no es exclusiva de
nuestra especie, lo cual permite establecer una perspectiva evo-
lucionista para su investigación. En ese sentido, pienso que la
antropología en general y la antropología biológica en particular
puede ser una de las disciplinas encargadas de estudiar esta te-
EL CASO DE LA RISA / 115
NOTA
BIBLIOGRAFÍA
NOTAS
REFERENCIAS
NOTAS
BIBLIOGRAFÍA
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disa.
LAS EMOCIONES DELICADAS:
ANTROPOLOGÍA DE UN OLVIDO
ADRIANA GUZMÁN
Este renovado interés sobre el tema tiene que ver con varias cues-
tiones sociales y académicas, entre las que es posible destacar: las
tendencias culturalistas de los estudios sociales, lo que hay quien
llama un nuevo paradigma —derrumbamiento de las categorías
sociales, globalización, individualismo, consumo y comunicación,
derechos culturales (Touraine); la crítica a la cientificidad y a los
grandes metarrelatos de la modernidad (Lyotard, Reynoso) y al
racionalismo o la racionalización, además de la introducción de la
unidad bio-psico-social a la hora de la investigación social (Morin);
así como todo lo que tiene que ver con la comunicación y los mass
media (Thompson); el consumo (Bauman, Baudrillard y Lypovets-
ky) y el estudio alrededor del mismo, las identidades y construccio-
nes genéricas, sobre el cuerpo (Planella); la cultura fitness y estética
(Kogan); los avances en medicina nuclear cuando una tomografía
de emisión de positrones nos escanea el cerebro y colorea las emo-
ciones; la generalización de terapias (Giddens) donde habitan los
especialistas pertenecientes a la tribu de los psi (Marina), la psicolo-
gización del yo y la literatura de autoayuda (Illouz). Hoy se habla,
por ejemplo, de universos afectivos y de afectividad colectiva (Ma-
rina y López, Fernández Christleb) (Fernández Poncela, 2011: 2).
Son varios los estudios que, sobre los aspectos culturales y socia-
les de las diversas formas a través de las cuales se manifiestan y
resuelven los conflictos humanos, se han realizado desde diversas
LAS EMOCIONES DELICADAS / 161
A MITAD DE CAMINO
Una emoción es una transformación del mundo.
Jean-Paul Sartre
Una buena parte de los problemas […] que nos debiéramos haber
planteado los antropólogos hace tiempo, ahora están siendo toma-
dos por otros especialistas científicamente lejanos a nosotros. Me
166 / GUZMÁN
Con estas ideas se buscó saber cuáles eran los rituales o las mani-
festaciones artísticas en ellos —como la danza y la música— que
fueran dionisiacos o apolíneos, dependiendo de las caracterís-
ticas que tuvieran y el tipo de emociones que se despertaban o
se trabajaban en cada ritual. Si bien dentro de la antropología
se desarrollaron algunas investigaciones bajo estas líneas, como
el libro de Daniélou sobre Shiva y Dionisios (2006), ha sido prin-
cipalmente en el arte en donde se han llevado a cabo, pues las
ciencias sociales pronto se inclinaron hacia otro tipo de explora-
174 / GUZMÁN
las obras no tienen autor pero sí dueño 27, que más están siempre
a la mano, pueblan los paisajes, forman parte de la cotidianei-
dad, es decir, están siempre presentes; sociedad en la que
NOTAS
1 En 1968 James construye una teoría sobre las emociones como expe-
riencia emocional; propone la existencia de “tres sistemas de respues-
ta emocional (cognitivo, fisiológico y motor), dado que la respuesta
de uno de estos tres tipos correlacionan o covarían mejor entre sí que
con las respuestas de otro sistema […] Esta propuesta es hoy común-
mente aceptada por prácticamente todas las teorías de la emoción
[...] Con James, por primera vez se relacionan de manera causal los
cambios corporales con la conciencia emocional” (Cano Vindel, 1993:
386-387). James establece la existencia de emociones “intensas o gro-
seras” (miedo, amor, odio…) y emociones “delicadas” que correspon-
den a las morales, intelectuales y estéticas.
2 Dada la cada vez más extensa literatura sobre el tema, en esta ocasión,
que solamente se plantea un bosquejo introductorio al tema, se ha
buscado apoyo en especialistas que se han concentrado en elaborar
síntesis de la situación general de los estudios socioantropológicos
sobre las emociones.
3 En el siguiente planteamiento y los dos subtítulos que aparecen a con-
tinuación se sigue a Surallés i Calonge (s/f: 293-296). También Fernán-
dez Poncela (2011: 8-15) se guía por un planteamiento similar, si bien
establece diferencias en las teorías llamadas construccionistas que se
mencionan en el apartado correspondiente a El relativismo de las
emociones culturales.
4 Los planteamientos de este apartado se encuentran desarrollados con
detalle en Guzmán, 2016.
5 Por ejemplo, los trabajos de Eliade El chamanismo y las técnicas arcaicas
del éxtasis (1994), o bien el de Gilbert Rouget, Music and Trance (1980)
que, por cierto, critica los trabajos como el de Daniélou arriba men-
cionado.
6 Franz Boas es reconocido, gracias a su libro Arte primitivo (1947) como
“el padre de la antropología del arte”, introduce desde los inicios de
la antropología la importancia del estudio del arte, afirmación, hay
que decirlo, que no ha sido del todo atendida puesto que el arte es un
tema escasamente trabajado dentro de la antropología.
7 La noción de “forma” conlleva, ineludiblemente, a la noción de “co-
nectividad” entre entidades ofrecidas, o bien a la percepción, o bien
a la inteligibilidad. Vista desde el punto de vista dinámico, la forma
surge de un “devenir conexo”, de una composicionalidad de elemen-
tos.
8 Una revisión exhaustiva sobre la manera de comprender la mimesis se
encuentra en el texto de Guzmán “El Don. Reconsideraciones sobre
la mimesis” (2016a).
LAS EMOCIONES DELICADAS / 191
BIBLIOGRAFÍA
GABRIELA ESPINOZA
las de los que estamos constituidos los seres vivos han formado
parte, en otro tiempo, de otros organismos y a nuestra muerte
formarán parte de otros seres. Ruptura porque cesa la vida: los
procesos biológicos que nos animan.
Como ruptura es la peor y más angustiante comparada con el
nacimiento, el sueño y el viaje, pues nos deja un símbolo de la
ausencia, el cadáver. El nacimiento es doloroso, pero trae consi-
go la alegría de una vida que comienza, el sueño nos otorga el
descanso, y el viaje el consuelo por la esperanza de volver algún
día; pero la muerte no denota ni alegría, ni descanso, ni retorno
en sí misma. Sin embargo, desde algunas creencias se le refiere
como el nacimiento a una nueva vida, el descanso eterno o como
paso necesario para la resurrección, para el retorno al final de los
tiempos (Thomas, 1989).
Desde esta perspectiva, en que morir implica el cese de la exis-
tencia, ¿podríamos pensar que al ser una pérdida, siempre debe
haber un sentimiento de dolor? En realidad, ¿será que la muerte
siempre duele?
otras, como los pueblos nómadas de África del Sur, que sólo le
ponen un techo al cadáver y se van.
En sociedades tan grandes como las nuestras, la muerte de
alguien cercano, o que nos representa algo, parece ser que siem-
pre duele, mientras que se puede ser completamente indiferente
a la muerte de quien nos es ajeno. En conclusión, la muerte no
siempre duele, el dolor depende de quién muere, cómo muere y
qué me significa esa ruptura.
BIBLIOGRAFÍA
MEDIOGRAFÍA
NationalMuseet. Møder med Danmarks oldtid.[On line] Copenhagen.
URL: http://oldtiden.natmus.dk/moeder_med_danmarks_oldtid/
language/uk/ [Consultado por última vez el 06 de noviembre de
2011]
OTRAS FUENTES
Entrevista a un agente funerario local de la “Funeraria Fátima”, en Xa-
lostoc, Ecatepec de Morelos, Estado de México. Realizada el 17 de
mayo de 2015.
SEXO SALVAJE.
REFLEXIONES EN TORNO
A LA EROTOMANÍA Y EL RACISMO
NOTA ACLARATORIA
Una breve aclaración a propósito del título: el término ‘erotoma-
nía’ es utilizado en el presente trabajo no en su acepción técnica,
donde hace referencia a un trastorno mental, donde una perso-
na está convencida de la pasión erótica y amorosa que despierta
en otra persona, generalmente de posición social más alta que la
primera. La erotomanía también se conoce como “síndrome de
Clarambault”, debido al psiquiatra de origen francés que tipifi-
có dicho trastorno en un amplio tratado publicado en 1921. En
cambio, en el presente trabajo utilizo el término en su acepción
más básica y coloquial, como un deseo sexual exagerado o exa-
cerbado por una persona o situación, o de facto como un interés
intenso y genérico por la sexualidad.
INTRODUCCIÓN
En diversos trabajos he abordado el tema de la anomalía y su va-
lor evolutivo como fuente de exploración de la naturaleza, a par-
tir de la famosa metáfora del “monstruo esperanzado” propues-
ta por el biólogo y genetista alemán Richard Goldschmidt en su
libro Bases materiales de la evolución, durante la estructuración de
la teoría sintética de la evolución. En trabajos previos también he
explorado el papel de exhibición pública durante el siglo XIX de
seres humanos tenidos por anormales y las ideas evolutivas que,
muchas veces sin proponérselo, ayudaron a difundir, como la
BIBLIOGRAFÍA