Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
ISSN: 0103-4979
revcrh@ufba.br
Universidade Federal da Bahia
Brasil
Birkbeck, Christopher
TRES ENFOQUES NECESARIOS PARA LA CRIMINOLOGÍA
Caderno CRH, vol. 19, núm. 47, mayo-agosto, 2006, pp. 185-193
Universidade Federal da Bahia
Salvador, Brasil
DOSSIÊ
Christopher Birkbeck
185
185
TRES ENFOQUES NECESARIOS PARA LA CRIMINOLOGÍA
discursivas requiere el ejercicio de tres discipli- tivo la búsqueda del bien colectivo. En segundo
nas importantes. Así, la censura remite al campo lugar, el humanismo insiste en la vital importancia
de la ética; las descripciones y explicaciones de la ciencia como una herramienta para
denotan la presencia de la ciencia; y el discurso comprender y modificar el mundo que nos rodea
práctico lleva a la intervención ante el problema, (incluyendo el mundo de los seres humanos). Y
la cual también llamaremos praxis.5 Sin embargo, en tercer lugar, el humanismo implica la matización
de ética y ciencia en nuestro modo de vivir
(Maritain, 1999). No es difícil añadir como
4
Pese a estas variaciones, el discurso sobre la delincuencia corolario de estos principios la conveniencia de
en Venezuela tiende a asumir el carácter de censura (ver,
Birkbeck, 2001, p. 373-405). aplicarlos para la resolución de problemas públi-
5
La praxis significa “práctica, en oposición a teoría” cos como la delincuencia. Sin embargo, hasta los
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
En nuestro discurso cotidiano, lo “teórico” se refiere a momentos, lo que se ha desarrollado bajo el lema
veces a las teorías científicas (que ofrecen explicaciones
y predicciones de los fenómenos), a veces a los métodos de la “criminología humanística” ha tendido a pri-
(que ofrecen secuencias ideales de pasos a seguir en la
realización de alguna acción). Frente a ambos significa- vilegiar la dimensión ética y dejar de lado los cam-
dos de la “teoría”, la noción de praxis insinúa una pos igualmente importantes de la ciencia y la praxis
dimensión racional que acompaña la acción, lo cual per-
mite identificar la praxis como una actividad intelectual. (Restrepo, 1993; Pepinsky; Quinney, 1991).
186
186
Christopher Birkbeck
Veamos ahora algunos de los aportes y de mientras que la desaprobación del alcoholismo
los retos que encierra cada una de estas discipli- tiende a enfatizar el daño que una persona hace a
nas para la criminología contemporánea: sí misma. Desde una perspectiva ética, estas pos-
turas son indudablemente distintas y posiblemente
en conflicto: no hay nada que indica que la censu-
Ética y delincuencia ra del daño interpersonal también incluye el daño
propio, o viceversa, salvo que se genere el
En el fondo del concepto del delito, encon- razonamiento correspondiente. Y ese o cualquier
tramos una postura de censura: la desaprobación otro tipo de razonamiento de orden ético no es
de alguna conducta. Esa censura es la muy frecuente en la criminología.
precondición, pero no la garantía, de una respuesta Algunos podrían objetar que el debate ético
social. Al parecer, algunas conductas, como el está en el centro de la criminología académica, re-
homicidio intencional, son rechazadas fuerte y presentado por el enfrentamiento entre la
ampliamente, dando a entender que la censura es “criminología positivista” y la “criminología críti-
evidente, justificada y bien fundamentada. Cuando ca”. Por la primera, hemos de entender la
se piensa en ese tipo de conductas, parecería que criminología que rara vez cuestiona la definición
el concepto del delito está claramente delimitado. del delito y que se ocupa del estudio de sus cau-
Sin embargo, hay otros tipos de conducta, también sas, o que rara vez cuestiona los fundamentos de
llamados delitos, para los cuales el fundamento la política criminal y se ocupa de estudiar sus
de la censura no es muy claro. En ese sentido, efectos (López Rey, 1978; Garrido et al., 1998). Por
podríamos señalar la clásica división de los ilíci- la segunda, hemos de entender la criminología que
tos penales que citan muchos criminólogos entre cuestiona las definiciones del delito, frecuentemente
la conducta que es “mala en sí” (o sea, que viola abogando por una concepción nueva del mismo,
un supuesto orden moral natural) y la conducta que centra mayor atención en los “crímenes de los
“prohibida” (que simplemente viola una ley, sin poderosos” en vez de las “infracciones de los po-
violar el orden moral).6 Análoga es la definición bres” (Pearce, 1980; Del Olmo, 1979). Y la
de la criminología como el estudio de la criminología crítica también cuestiona los funda-
delincuencia (violaciones a la ley penal) y del mentos de la política criminal, algunas veces
comportamiento desviado o antisocial (alcoholismo, llegando a proponer parámetros alternativos para
187
187
TRES ENFOQUES NECESARIOS PARA LA CRIMINOLOGÍA
Indudablemente, en esa tarea figurará, de manera dos por los teóricos. A lo largo de los últimos dos
importante, la perspectiva de los derechos huma- siglos, la mayoría de estos han centrado la atención
nos, que hoy día infunde el discurso sobre la en lo que se suele llamar “la motivación a
delincuencia y el derecho penal.7 Sin embargo, el delinquir”, término que no tiene una definición
enfoque de los derechos humanos no está exento precisa pero que indica, en líneas generales, la
de cuestionamientos éticos (Nickel, 1987), y disposición o voluntad de cometer un delito. Así,
todavía requiere ser adaptado a través de la tarea para las teorías de la motivación ha sido la
razonamientos agudos y cuidadosos a la cuestión de tratar de identificar las condiciones o procesos
de la definición del delito. que lleven a una persona a tener la disposición a
delinquir. Esa disposición es entendida como un
rasgo casi permanente, que sólo cambia en
Ciencia y delincuencia intensidad a largo plazo, por ejemplo, a través de
la “desistencia de cometer delitos” que se ha ob-
La criminología, como disciplina académica, servado en la medida en que la persona envejezca.
vio su nacimiento en los primeros esfuerzos por Pero dicha disposición nada dice sobre la
encontrar las causas del comportamiento delictivo manifestación de comportamientos delictivos espe-
(Del Olmo, 1981; Beirne, 1993), y esa inquietud cíficos, los cuales ocurren en tiempos, lugares o
todavía impulsa un componente grueso de la condiciones particulares que de alguna manera
investigación criminológica. En los casi doscientos pueden facilitar su comisión. Por ello, y desde hace
años de estudio sobre la etiología de la conducta medio siglo, los criminólogos también han
delictiva se han establecido algunas generalizaciones reconocido que, al lado de la motivación a delinquir,
empíricas importantes, como, por ejemplo, la mayor es necesario ocupar la atención en las “situaciones”
incidencia de conductas delictivas entre los hombres, en que ocurren los hechos delictivos.8 Actualmente,
las personas entre 15 y 25 años de edad, los solteros, las teorías “situacionales” han ido adquiriendo cada
y los que viven en ciudades grandes (Braithwaite, vez mayor importancia en la criminología, aunque
1989). Estos hallazgos representan “hechos” que todavía están lejos de igualar en cantidad las teorías
apuntan hacia explicaciones del delito, aunque no “motivacionales” que han sido, y siguen siendo, el
proporcionan explicaciones en sí. objeto principal de atención en la etiología del delito.
Múltiples han sido los esfuerzos por incor- Dentro de cada una de estas vertientes (la
CADERNO CRH, Salvador, v. 19, n. 47, p. 185-193, Maio/Ago. 2006
7
Schwendinger; Schwendinger, 1977, p. 149-189. 8
Ver Birkbeck, 1984/1985, p. 43-81.
188
188
Christopher Birkbeck
te, algunos criminólogos han enfocado la atención Por lo anteriormente apuntado, no debe
sobre el proceso de aprendizaje, bien atribuyendo la sorprender que ninguna teoría haya llegado a en-
delincuencia a un proceso deficiente de aprendizaje, contrar niveles particularmente altos de apoyo
bien a un proceso particular de aprendizaje. Por otra, empírico. De hecho, la mayoría de las predicciones
también se ha concebido la conducta delictiva como empíricas derivadas de las teorías etiológicas recibe
un problema de control, ya sea la falta de control, o apoyo con solo un poco más de frecuencia de la
una forma “contraproducente” de control (como, por que provendría de la aleatoriedad; y es muy raro el
ejemplo, la estigmatización). estudio que encuentra más del 30% de los casos
Estos tres criterios para clasificar las teorías “explicados” por una hipótesis teórica (Tittle, 1995).
etiológicas del delito evidentemente pueden Más allá de los problemas de orden
sobreponerse para producir una tipología media- conceptual que dificultan el trabajo del criminólogo,
namente extensa, como la que se muestra y se parcialmente aludidos en los párrafos anteriores,
ejemplifica a continuación: también hay impedimentos para la observación
de los fenómenos de interés para la
Una tip ologia d e las teorías etiológicas d e la cond u cta d elictiva criminología y la contrastación de
Motivación Situ ación
sus teorías. Uno de ellos se relacio-
na con la ausencia de una definición
Persona
clara y compartida de lo que se con-
.Teoría del Aprendizaje . Plantillas (Brantingham)
. Teoría de Fishbein . Selección racional sidera “delito” (lo cual evidencia
Aprendizaje
. Asociación Diferencial (C o rn i s h y C l a rk e ) cómo las dificultades en el campo
. Subculturas
ético afectan el trabajo en el campo
.Teoría Psicoanalítica . Espacio defensible
.Teoría del Control . Desplazamiento científico). Así, la operacionalización
Control .Teoría del Etiquetamiento heterogénea del concepto del delito
. Disuasión
. Frustración-agresión podría llevar a resultados diversos
Socied ad para una misma población bajo
Teoría del Aprendizaje estudio. Otro problema es la dificultad
Aprendizaje
de obtener, en comparación con otras
. Anomia . Actividades rutinarias
Control
. Oportunidades diferenciales . Estilos de vida
disciplinas, datos válidos y confiables
sobre el objeto de estudio – la
189
189
TRES ENFOQUES NECESARIOS PARA LA CRIMINOLOGÍA
experimentos para estudiar las causas de la social y respetabilidad que confiere al denuncian-
conducta delictiva, por los problemas éticos que te.10 Sin embargo, si tomamos el asunto en serio,
de allí derivan. Y por último, es importante es evidente que la denuncia realza la necesidad de
reconocer que la mayoría de la investigación hacer algo frente al problema. De hecho, el deber
criminológica sobre la etiología del delito se ha ser que aparece en muchos discursos moralistas
llevado a cabo en unos pocos países de altos nive- (v. gr. “Hay que proteger los niños de los abusos
les de desarrollo económico, dejando la incógnita físicos”; “Acabemos con la violencia en el país”)
sobre la aplicabilidad de esas teorías y sus también puede entenderse como un llamado a la
correspondientes hallazgos en los países periféri- intervención. He aquí, entonces, el lado práctico
cos como Venezuela. de nuestra actuación.
Por todo lo dicho anteriormente, debe Pero es importante establecer una diferen-
quedar claro que la criminología aún se encuentra cia entre la intervención irreflexiva, aquella que se
lejos de encontrar una respuesta consolidada a la caracteriza por el “hacer por hacer”, y la
interrogante sobre las causas del delito. De hecho, intervención reflexiva, donde es necesario pensar
representaría una tarea bastante compleja y exten- en los objetivos y resultados de nuestra actuación.
sa la formulación de alguna generalización basada La intervención irreflexiva podría llamarse
en la producción reciente de los investigadores “acción”, y es la que se distingue de la intervención
criminológicos que pudiera considerarse respuesta reflexiva, que hemos denominado “praxis”. La
parcial a esta interrogante. Sin embargo, ya se han praxis también tiene muchos de los elementos de
realizado varios intentos de integración de las di- lo que comúnmente se llama “planificación”, en-
versas teorías etiológicas, los cuales permiten orde- tendida como el proceso de “definir y alcanzar
nar y evaluar la contribución de cada una de estas objetivos para el futuro de tal modo que los
(Pearson; Weiner, 1985). Además, el crecimiento cambios que acaezcan no sean determinados sólo
paulatino de intervenciones exitosas en el área de por circunstancias fortuitas y externas, sino a tra-
la prevención del delito permite identificar nuevos vés de las decisiones y acciones deliberadas”
factores que podrían ayudar a explicar el (Bromley, 1981).
comportamiento delictivo. Desde la perspectiva de la praxis, el primer
requisito de la actuación es que la misma tenga
objetivos claros y razonados. Así, y en relación
CADERNO CRH, Salvador, v. 19, n. 47, p. 185-193, Maio/Ago. 2006
190
190
Christopher Birkbeck
exposiciones en la metodología de las ciencias a esta realidad. ¿Cuáles fueron, por ejemplo, los
sociales (Cohen; Franco, 1992) y que no puede ser antecedentes y los procesos de génesis de las
tratada aquí. Basta decir que la evaluación de pro- innovaciones en el campo de las “cintillas
gramas, bien sea de su implementación o de sus electrónicas”, concebidas por un psicólogo de
resultados, requiere de la investigación científica. Harvard en 1969 y un juez de Albuquerque, Nuevo
En relación con la evaluación de los progra- México en 1977 (Gomme), como una forma de
mas, la criminología ha producido una extensa y supervisión penal a distancia? ¿Cómo es que el
creciente literatura referida al área de prevención psicólogo estadounidense Henggeler llegó a formu-
especial, la que, como hemos visto, busca generar lar la intervención conocida como “Terapia
un cambio duradero en el modo de pensar y actuar Multisistémica” que busca solventar diversas
del delincuente (muy parecido al concepto de la necesidades de los jóvenes con historiales de
“motivación”, pero ya no para delinquir sino para delincuencia, y que aparentemente surte un efecto
comportarse de manera aceptable). Ampliamente positivo sobre su comportamiento posterior?
conocido a nivel internacional es el estudio de (Henggeler, 1997).
Martinson (1974) quien, luego de revisar los re- Dos retos interrelacionados enfrentan la
sultados de una gran cantidad de programas pre- búsqueda de invención e innovación en la praxis
ventivos, concluyó que, con pocas excepciones, criminológica. El primero de ellos es la facilitación
estos no son efectivos. Este artículo representó el de estos procesos entre los que se ocupan de la
punto de partida para un vigoroso debate, el cual, delincuencia. Si poco sabemos sobre el origen de
en su estado actual y para resumir una voluminosa innovaciones recientes en intervenciones frente a
discusión, concluye que algunas intervenciones la delincuencia, tampoco tenemos mucho
funcionan bajo ciertas circunstancias para reducir conocimiento sobre las condiciones que producen
la reincidencia.11 También, en el área de prevención las mismas. Testimonio de ello es la decisión de la
situacional, donde hasta las potenciales víctimas Fundación Ford, en 1986, de patrocinar estudios
pueden evitar la victimización mediante la sobre la innovación en políticas públicas en Esta-
adopción de medidas de protección, los estudios dos Unidos a través de un programa administrado
demuestran algunos logros importantes.12 por la Universidad de Harvard. Este programa ha
Estas últimas investigaciones subrayan la estimulado la reflexión sobre los factores
importancia de la creatividad en la praxis conducentes a la innovación y ha llevado a premiar
191
191
TRES ENFOQUES NECESARIOS PARA LA CRIMINOLOGÍA
Para el caso venezolano, las críticas a las mitados por las dificultades inherentes a la
políticas de prevención del delito han sido observación y comprensión del mundo humano. Y
múltiples.14 No obstante, la prevención debe ser el los especialistas en la praxis siempre conceden que
fundamento de la política criminal y en función pueden existir nuevas intervenciones, todavía por
de ello bastante provecho se obtendría de la ingeniarse. Vista esta situación, se concluye que
aplicación y evaluación de los principios de nunca habrá un momento en que el criminólogo
intervención efectiva que ha arrojado la praxis puede considerar que ya se cuenta con los valores,
criminológica en otros países, así como del inten- conocimientos y métodos definitivos para definir,
to de identificar nuevos principios de intervención estudiar y solucionar el problema de la delincuencia.
surgidos de las experiencias locales. Por ello, la única estrategia válida es tratar siempre
como provisionales los productos de estas discipli-
nas, buscando los más desarrollados en cada mo-
EL ENFOQUE DE LA CRIMINOLOGÍA mento, pero aceptando que estos podrían ser supe-
HUMANÍSTICA rados en un futuro no muy lejano. Obrar de otra
manera es abrir el ejercicio profesional a muchos
Ya se ha dicho que, basado en la estructura problemas potenciales, por ejemplo, el criminólogo
de los problemas públicos y el análisis más formal que no tiene una definición aceptable de la
de las disciplinas involucradas en su creación y delincuencia o que propone programas de
resolución, el enfoque humanístico en criminología intervención que son éticamente objetables,15 el
requiere un ejercicio en combinación de la ética, la criminólogo que carece de un conocimiento preciso
ciencia y la praxis. También se ha ilustrado, en los de la delincuencia o de los resultados de una
párrafos anteriores, cómo cada una de estas disci- intervención cualquiera, o el criminólogo que olvi-
plinas (en lo que a la delincuencia se refiere) se da o desprecia la necesidad de idear e implementar
encuentra en pleno desarrollo, por no decir en eta- intervenciones aceptables y eficaces frente a la
pa incipiente. Podría objetarse, entonces, que la delincuencia. La criminología humanística busca la
adopción del enfoque humanístico tendría que integración disciplinaria desde una perspectiva de
esperar la maduración de cada una de esas disci- la perfectibilidad del pensar y actuar humanos.
plinas bajo la suposición que, en algún momento,
aportarán valores, conocimientos, o métodos
CADERNO CRH, Salvador, v. 19, n. 47, p. 185-193, Maio/Ago. 2006
192
192
Christopher Birkbeck
______. El concepto de oportunidades para el delito: su MANZANERA, Luis Rodríguez La victimología. México:
definición y consecuencias teóricas. Revista Cenipec, n. Editorial Porrúa, 1997.
9, p. 43-81, 1984/1985. _______. La victimología. México: Editorial Porrúa, 1999.
______. La conducta problemática juvenil según dos
encuestas de auto-revelación realizadas en la Ciudad de MARITAIN, Jacques, Humanismo Integral. Barcelona:
Mérida (1986, 1995). Revista Cenipec v. 16, p. 35-68, 1995. Ediciones Palabra, 1999.
______. El ‘empresario moral’ Venezolano: crítica social e MARTINSON, R. “What works? Questions and answers
identidad durante la segunda mitad del siglo XX. Espacio about prison reform”. The Public Interest 35, p.22-54,
Abierto, v. 10, n. 3, p. 373-405, 2001. 1974.
CHRISTOPHER, Gail. Creating winning innovations in NICKEL, James W. Making sense of human rights.
criminal justice. National Institute of Justice Journal. p. Berkeley, CA: University of California Press, 1987.
24-27, Enero, 2001.
BRAITHWAITE, John. Crime, shame and reintegration. OSBORNE, David; PLASTRIK, Peter. La reducción de la
Cambridge: Cambridge University Press, 1989. burocracia. Cinco estrategias para reinventar el gobierno.
Barcelona: Paidos, 2002.
BROMLEY, Raymond J. El proceso de planificación: PEARCE, Frank. Los crímenes de los poderosos. México:
lecciones del pasado y un modelo para el futuro. En: Siglo XXI, 1980.
FRANCO, Rolando (Comp.). Planificación social en Amé-
rica Latina y el Caribe. Santiago: Ilpes/Unicef, 1981, p.89- PEARSON, Frank; WEINER, Neil Toward an Integration
96. of criminological theories. The Journal of Criminal Law
and Criminology, v. 76, n. 1, p. 116-150, 1985.
COHEN Ernesto; FRANCO, Rolando. Evaluación de
Proyectos Sociales. México: Siglo XXI, 1992. PEPINSKY, Harold; QUINNEY, Richard (Comps.)
Criminology as peacemaking; Bloomington: Indiana
DEL OLMO, Rosa. América Latina y su criminología. Mé- University Press, 1991.
xico: Siglo XXI, 1981.
QUINNEY, Richard. The problem of crime. New York: Dodd,
______. Ruptura criminológica. Caracas: Universidad Cen- mead and company, 1970.
tral de Venezuela, 1979.
RESTREPO, Jorge. Criminología: un enfoque
ELIAS, Robert. Victims Still. The political manipulation of humanístico. Bogotá: Forum Pacio, 1993.
crime vicitims. Newbury Park, CA: Sage Publications, 1993.
GARRIDO, Vicente et al. Principios de la Criminología. SCHWENDINGER, Herman; SCHWENDINGER, Julia
Tirant Lo Blanch, 1998. “¿Defensores del orden o custodios de los derechos Hu-
manos?” en TAYLOR, Ian; WALTON, Paul; YOUNG, Jock
GOMME, I. M. From big house to big brother: confinement (Comps) Criminología Crítica. México: Siglo XXI, 1977.
in the future. En LARSEN, N. (Comp.). The canadian p. 149-189.
criminal justice system Toronto: Canadian Scholars Press.
p. 489-516. TITTLE, Charles R. Control balance: toward a general
theory of deviance. Boulder, CO: Westview Press, 1995.
HENGGELER, S.W., Treating serious anti-social behavior
in youth: the MST approach. Washington, DC: U.S. TOCORA, Fernando. Política criminal contemporánea.
Department of Justice; Office of Juvenile Justice and Bogotá: Temis, 1997.
Delinquency Prevention, 1997.
WILSON, James Q. Bureaucracy. What government agen-
HENRY, Stuart; LANIER, Mark M. What is crime? cies do and why they do It. New York: Basic Books, 2000.
Controversies over the nature of crime and what to do ZAFFARONI, Eugenio Raúl. Política criminal
about It. Lanham, MD: Rowman y Littlefield. latinoamericana. Buenos Aires: Editorial Hammurabi,
1982.
LÓPEZ REY, Manuel. Criminología Madrid: Biblioteca
Jurídica Aguilar, 1978. 2 t.
193
193