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2- La concepción sociológica.
Existe una larga tradición en geografía y sociología de considerar lo urbano, la
ciudad, como algo opuesto al campo, a lo rural, al pueblo. Esta concepción de oponer lo rural a
lo urbano goza de gran prestigio por ser simplista y venir avalada por los fundadores de la
5- El proceso de urbanización.
El hecho urbano actual es resultado de un largo período evolutivo. La morfología y la
estructura urbana son sintetizadoras de culturas presentes y pasadas; reflejan las necesidades,
ideas, tecnologías e instituciones de diferentes grupos sociales que ocuparon y ocupan la ciudad.
Por ello es preciso, si queremos comprender el paisaje urbano actual y su estructura, acudir al
pasado, y tener en cuenta que el hecho urbano no es uniforme, sino altamente diferenciado.
5.1- LA CIUDAD PREINDUSTRIAL
Tanto Sbojerb como Mumford consideran que las ciudades europeas medievales y la de
otros dominios culturales no afectados por la revolución industrial, como la de India y China, así
como algunas ciudades actuales ubicadas en regiones poco influida por la revolución industrial
(de África y América Latina) presentan características morfológicas y estructurales semejantes.
Estos autores las denominan preindustriales. Según la tecnología que emplea, distinguen varias
clases. La sociedad folk o preliteraria es la que presenta una tecnología rudimentaria, lo que
impide sustentar una población que no trabaje en la agricultural y que realice otro tipo de
actividades (comercio, artesanía, almacenamiento de productos, etc.). Cuando una sociedad
dispone de tecnología poco desarrollada se producen comunidades agrarias aisladas,
autosuficientes y de escaso tamaño de población. Este tipo de pequeñas comunidades está regida
por normas estrictas y sus miembros no tienen libertad de decisión.
La sociedad feudal literaria tienen una agricultura más avanzada y produce excedentes
que permiten sustentar a un grupo de personas que no trabajan en agricultura. La tecnología de
esta sociedad incluye el cultivo de cereales y el regadío, la metalurgia, la rueda y otras
herramientas que aumentan la producción agraria. Sin embargo, su fuerza de trabajo es animal o
humana. Esta tecnología permite también la existencia de una clase ociosa, de una élite instruida.
El orden feudal origina la ciudad, si bien el porcentaje de habitantes viviendo en ciudades es
siempre pequeño en proporción al total. La estructura de clase está bien diferencia, y existe una
división del trabajo según la edad, sexo y ocupación. Tienen un poder autocrático que recae en
una élite.
Por último, la sociedad industrial urbana utiliza fuentes de energía mineral, un conjunto
de herramientas complejas y un conocimiento especializado para producir bienes y servicios.
Como consecuencia, la mayor parte de la población vive en ciudades y determina un aparato
estructural que diverge de la ciudad feudal en sus aspectos económicos, familiares, etc. El sistema
de clases es más fluido, el poder social más difuso, la familia mononuclear predominante, y la
compleja división del trabajo exige una difusión de las instrucción a un gran número de personas,
al mismo tiempo que las normas son más permisivas que prescriptivas.
Las ciudades preindustriales son de tamaño moderado. Son pocas las que alcanzaron un
millón, y en realidad incluso las mayores de 100.000 habitantes son escasas, al menos hasta fines
del XIX y principios del XX. La inmensa mayoría tenían tamaños de entre 5 y 10.000 habitantes,
y la población urbana total no excede del 10%. Todas estas ciudades se enclavan en encrucijadas,
rutas de tráfico, puntos de ruptura de carga; sin embargo, en la elección del emplazamiento
jugaban otros factores diferentes a los económicos, tales como la geomancia, voluntad de un rey
de muda la capital, factores religiosos, etc.
Las funciones de estas ciudades son administrativas, políticas, militares, religiosas,
pudiendo ser alguna de ellas dominante. En lo que se refiere a la morfología urbana, casi todas
presentan recintos amurallados, a veces uno externo y otros internos, separando grupos étnicos o
sociales. La muralla no sólo tenía un carácter defensivo, sino también fiscal y de control de la
población residente. Dentro del recinto amurallado, la congestión, el carácter estrecho y tortuoso
de las clase, el aspecto compacto y con ausencia de espacios abiertos, son los rasgos distintos, así
como el mal pavimento y drenaje y la escasa higiene, que producía epidemias periódicas. Domina
el centro sobre la periferia: en él se ubican los edificios públicos más importantes en torno a una
plaza y también en la calle principal (edificios de carácter religioso y militar). La periferia está
11- BIBLIOGRAFÍA
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