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Tema 10: El proceso de urbanización en el planeta.

Repercusiones ambientales y socioeconómicas


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TEMA 10: EL PROCESO DE URBANIZACIÓN EN EL


PLANETA. REPERCUSIONES AMBIENTALES Y
SOCIOECONÓMICAS.

1- INTRODUCCIÓN: EL HECHO URBANO Y SU EVOLUCIÓN.


2- LA CONCEPCIÓN SOCIOLÓGICA.
3- CLASIFICACIÓN DE LAS CIUDADES.
4- EL PROCESO URBANO Y SU EVOLUCIÓN.
5- EL PROCESO DE URBANIZACIÓN.
5.1- LA CIUDAD PREINDUSTRIAL
5.2- LA CIUDAD EN TRANSICIÓN Y LA PLANIFICACIÓN URBANA.
6- EL ESPACIO URBANO EN LA CIUDAD POSINDUSTRIAL.
7- LA CIUDAD EN EL TERCER MUNDO
8- EL SISTEMA INTRAURBANO
9- EL SISTEMA INTERURBANO
10- REPERCUSIONES SOCIOECONÓMICAS Y MEDIOAMBIENTALES DE
LAS CIUDADES
11- BIBLIOGRAFÍA.

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1- Introducción: el hecho urbano y su evolución.


El hecho urbano, y más aún la urbanización masiva son hechos relativamente recientes en
la historia de la humanidad; sin en embargo, ha sido tan espectacular y continúa desarrollándose a
un ritmo tal en determinadas áreas del mundo, planteando problemas de orden físico y social, que
su estudio despierta el interés y preocupaciones crecientes entre la sociedad entera. En la
Geografía urbana el estudio de la ciudad se realiza a dos niveles. Por una parte, se consideran
como entidades destruyéndose y organizando un territorio y manteniendo relaciones entre sí; por
otro, individualmente, analizando su emplazamiento, sus usos del suelo y las áreas físicas, sociales
y culturales que aparecen. En ambos casos, existe una pretensión de generalizar los resultados de
esta investigación más que subrayar e insistir las peculiaridades de cada ciudad.
Una ciudad concreta es un sistema intraurbano que constituye a su vez un elemento del
sistema interurbano (conjunto de ciudades que mantienen relaciones entre sí).
Resulta sencillo identificar lo rural y lo urbano a nivel teórico, pero determinar el punto de
ruptura entre ambos conceptos no es simple, ya que en la superficie terrestre aparece un
continuo. La ciudad ha sido definida como un "núcleo urbano, de población generalmente densa";
"constituye un complejo económico, demográfico y sociológico, formado por la concentración de
personas que ejercen actividades no agrícolas." Pero se trata de una definición ambigua, que no
permiten establecer comparaciones entre el hecho urbano en las diferentes regiones, puesto que
una definición pertinente sería la que lograrse incorporar un tamaño de población adecuado, una
morfología urbana y unas actividades de sus habitantes predominantemente no agrarias. Tal
definición no es posible expresarla de modo tal que haga posible establecer comparaciones. Así,
por ejemplo, el adjetivo urbano parece exigir un tamaño de espacio edificado y de población
superior al de la aldea y pueblo; sin embargo, a la hora de especificar el umbral de población no
existe acuerdo entre los diferentes países: en Suecia y Dinamarca se considera urbano a un núcleo
de más de 200 habitantes, en Francia de más de 2.000, en España de más de 10.000, y en Japón
de más de 30.000. La variación en el tamaño mínimo de habitantes oscila grandemente, según los
países, y otros criterios empleados, como los administrativos o históricos (considerar ciudad la
que históricamente ha merecido tal título), no aclara el problema. En países como la India se
intenta añadir otro criterio cualitativo: es ciudad toda sede del poder administrativo local,
provincial o regional, así como todo asentamiento mínimo de 5.000 habitantes, una densidad
superior a 390 hab. por Km2, y un mínimo del 75% de su población activa masculina ocupado en
actividades no agrarias.
En resumen, las definiciones cuantitativas basadas en tamaño de población, ocupación de l
población activa, densidad, etc, son incapaces de definir satisfactoriamente lo que es la ciudad, ya
que dejan de lado aspectos cualitativos de mayor o igual importancia. Pues no conviene olvidar
que la ciudad existe en distintos planos, siendo uno de ellos el constituido por un conjunto de
imágenes que opera en la mente de los hombres: la ciudad también es una forma de vida. Otro
plano es del de la ciudad objetiva, definida estadísticamente y no exenta de dificultades, pero
necesaria para la planificación y para establecer comparaciones entre regiones y países. El ideal
sería unir estas dos ciudades: la de los que viene en ella tal y como la perciben y la ciudad definida
en términos estadísticos.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH) pone de relieve grandes contrastes entre regiones,
entre zonas rurales y urbanas, y entre grupos étnicos y de diferentes niveles de ingresos. Las
diferencias de desarrollo entre el ámbito rural y el urbano se están incrementando sustancialmente
en los últimos tiempos. En 2002 en Sudáfrica el IDH de la Provincia del Norte era de apenas
0.531, comparado con 0. 712 en Gauteng ; en 1998 en Guatemala el IDH rural, de 0.536, era
muy inferior al IDH urbano, de 0.672.

2- La concepción sociológica.
Existe una larga tradición en geografía y sociología de considerar lo urbano, la
ciudad, como algo opuesto al campo, a lo rural, al pueblo. Esta concepción de oponer lo rural a
lo urbano goza de gran prestigio por ser simplista y venir avalada por los fundadores de la

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sociología. Según esta visión maniquea, la ciudad se caracteriza por una separación de intereses,
por el individualismo, por una regulación según normas positivas explícitas; es decir, la
organización se apoya en la voluntad racional y en relaciones contractuales. Por el contrario, el
medio rural se caracteriza por la unidad, por la escasa división del trabajo basado en la ayuda
mutua, por un equilibrio de voluntades individuales: la autoridad se apoya en la edad, dominan los
lazos de parentesco y amistad, y existe un sentimiento comunitario basado en una lengua, unas
creencias y costumbres comunes (así pues, los atributos esenciales del medio rural serían
parentesco, vecindad y amistad). Durkheim propone un esquema similar al hablar de sociedad
mecánicamente solidaria (comunidad rural), a través de unas creencias y conductas semejantes
propias del medio rural. La sociedad evoluciona hacia una solidaridad orgánica (comunidad
urbana) basada en la división del trabajo, la especialización, la lucha por la existencia, resultando
una sociedad en la que predomina el individualismo y la heterogeneidad. En definitiva, se trata de
concepciones polarizadas donde se consideran atributos propios del medio rural y urbano,
apoyándose en situaciones extremas que pocas veces se dan en el mundo de hoy, especialmente
en los países desarrollados, donde los transportes han roto el aislamiento rural y la influencia
urbana se siente más.
Wirth define la ciudad como "un asentamiento relativamente grande,
denso y permanente de individuos socialmente heterogéneos"; considera que el
medio urbano, debido a sus fuertes concentraciones demográficas, determina
unos comportamientos específicos caracterizados por una relaciones
secundarias que son impersonales, segmentarias, superficiales y
transitorias, generando consecuencias nocivas en el hombre, que se convierte
en un individuo anónimo, aislado, secular y complejo. Es el incremento de la
población de un núcleo por encima de un nivel determinado el que genera
segregaciones según la ética, religión o estatus, que a su vez produce
rivalidad y competitividad, relaciones impersonales y escaso sentido
participación. Al aumentar la densidad se produce un mosaico urbano que
alberga grupos sociales diferentes. Y, por último, por existencias del
trabajo y por el hecho de convivir con personas la mayoría desconocidas, se
produce la lucha y competencias. La heterogeneidad hace que se destaque más
lo visible y lo simbólico que lo íntimo. Por otra parte, al no existir en la
ciudad valores compartidos por toda la comunidad, el dinero es el referente
universal, los códigos sustituyen a las costumbres, y la vida está
impregnada por la economía y la producción en gran escala. Aspectos, éstos,
que constituirían según la visión sociologicista el "estilo de vida urbano".

CARACTERÍSTI MUNDO RURAL MUNDO URBANO


CAS
1- OCUPA-CIÓN Mayoría de la población trabaja en La mayoría de la
la agricultura. En la comunidad población trabaja en la
existen pocas personas no industria y servicios
agricultores
2- MEDIO Predominio de la natura-leza Mayor aislamiento con el
sobre paisaje antró-pico. Relación medio natural.
directa del hombre y medio Predominio del paisaje
natural. antrópico
3- TAMAÑO Viviendas aisladas o pequeños Mayor tamaño que los
asentamientos núcleos rurales del
entorno
4- DENSI-DAD En el mismo período de tiempo y Mayor que en el mundo
región, menos densidad. Densidad rural en el mismo período
y ruralismo están negativamente de tiempo y región. La
relacionados urbanización y la
densidad se relacionan
positivamente
5- HETEROGE- Gran uniformidad en las Mayor heterogeneidad

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NEIDAD características psicológicas y que en los pueblos rurales


sociales de sus habitantes en un mismo período de
tiempo o región.
6- ESTRATIFICA- Menor que en la ciudad Mayor que en el mundo
CIÓN SOCIAL rural.
7- MOVILIDAD Menor movilidad social, Mayor que en el medio
ocupacional y espacial rural
8- SISTEMAS DE Menos contactos y las relaciones Contactos más
RELACIÓN sociales se producen en un ámbito numerosos y en ámbitos
menor que el de la ciudad. más amplios que en el
Predominio de las relaciones mundo rural. Relaciones
primarias secundarias (superficiales
e impersonales)

3- Clasificación de las ciudades.


En la clasificación de las ciudades se han seguido varios criterios. En principio se trataba
de clasificaciones cualitativas, y más tarde se introducen los criterios cuantitativos basados en las
actividades económicas de la población. En el momento presente, y merced a los análisis
multivariantes, se incluyen otros muchos que tienen en cuenta aspectos socioeconómicos y del
medio físico.
Las clasificaciones cualitativas son bastante arbitrarias, y se apoyan en la supuesta función
dominante de la ciudad, es decir, reconocen que las ciudades se especializan en algunas
actividades específicas y que estas se relacionan con emplazamientos concretos. A principios de
siglo Tower identificó cinco tipos de ciudades en EE.UU.: comerciales, industriales, políticas,
balneario y de recreo. Más conocida es la clasificación de Aurosseau de 1921, de gran
predicamento entre los geógrafos urbanos franceses:
1- Administración: capitales de estado o nación.
2- Defensivas: ciudades guarnición o bases navales
3- Culturales: centro religioso, o ciudad universitaria
4- Producción: centro artesanal o industrial
5- Comunicación: centro de transporte
6- Recreo: balneario o ciudades de turismo.
Entre los enfoques cuantitativos, especialmente en los años 30-50, se intentó clasificar a la
ciudad tomando como base el ejemplo y proponiendo como objetivo el discernir dentro de cada
ciudad la función dominante.
De todas ellas, la más conocida fue la ideada por Harris en 1943 para clasificar las
ciudades de EE.UU. Tomó las 605 ciudades que tenían más de 10.000 habitantes y con los datos
censales de empleo de la población activa distinguió ocho categorías de ciudades, incluyendo una
categoría más para aquellas ciudades que tenían un equilibrio de empleo. Las ciudades
industriales se agrupaban en dos categorías: la de más del 74% de empleo en industria, comercio
y al menos un 45% del total en industria; las de sólo 30-45% del empleo en industria y un
porcentaje combinado de industria y comercio del 60%. Otras categorías eran: ciudades de
comercio al por mayor, ciudades de transporte, de ocio y jubilación, ciudades de comercio al
pormenor, ciudades diversificadas, ciudades universitarias y ciudades políticas.
Nelson, en 1955, analiza todas las ciudades de EE.UU. con más de 10.000 habitantes y
calcula de las nueve ramas de empleo la media y la desviación típica. Este método fue utilizado
por Horacio Capel para clasificar las ciudades españolas, calculando la desviación típica y la
media en cada uno de los cinco grupos de actividades seleccionados. De esta forma, se definen
los distintos grupos de especialización funcional dentro de aquellas ciudades que poseen unos
porcentajes de ocupación superiores a la media. Y, así, consideró ciudades con cierta
especialización funcional a las que simplemente poseen un porcentaje de una rama de empleo
simplemente superior a la media; ciudades especializadas las que tienen un valor comprendido
entre la media y una vez la desviación típica; ciudades muy especializadas las que tienen un

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porcentaje igual a la media mas dos veces la desviación típica, y ciudades altamente
especializadas las que tienen la media más tres veces la desviación típica. A cada grupo se le
asigna un símbolo (en el caso español, para las ciudades mineras M0, M1, M2 y M3; para las de
industrias fabriles, I0, I1, I2 e I3; para las de comercio, C0...; para las de Transporte, T0; para las
de Servicios, S0...) El método de Nelson permite que una ciudad pueda estar clasificada en dos
grupos: I3, C2 (Industria Fabril altamente especializada, Comercio muy especializada).
Métodos posteriores cuantitativos han intentado clasificar a las ciudades en función de
variables múltiples (grado de población industrial, comercial, de servicios especializados, etc.)

4- El proceso urbano y su evolución.


En los últimos doscientos años se ha producido una "explosión urbana" paralela a la
revolución industrial. El crecimiento de las ciudades se hizo con tasas nunca vistas en la historia
de la humanidad y los modos de vida rurales van siendo sustituidos progresivamente por los de la
ciudad, hasta tal punto que en muchos países separar el modo de vida rural del urbano es un
ejercicio carente de sentido. El crecimiento de la población urbana puede producirse por un
aumento del número de centros urbanos, o bien porque la población de los centros existentes se
incrementa. Tradicionalmente, tanto en las sociedades agrarias y mercantiles como en las de la
primera fase de la revolución industrial, el crecimiento urbano se hizo mediante la multiplicación
de las ciudades. En cambio, desde finales del siglo XIX, el crecimiento urbano se asocia con el
aumento espectacular de las grandes ciudades y áreas metropolitanas. El predominio de las
grandes ciudades es una característica de los sistemas urbanos actuales, tanto en el mundo
desarrollado como subdesarrollado.
En efecto, en 1900 el 15% de la población mundial vivía en ciudades de más de 100.000
habitantes; en 1960, el 26,8%, y en 1980 el 29%. En la actualidad, la cifra ronda el 40%.
En los últimos años se produce un crecimiento urbano diferente al que tuvo lugar en el
período 1850-1950. A partir de la última fecha la expansión urbana en los países desarrollados de
Europa Occidental, Norteamérica, Japón y Australia se efectúa lentamente, y son los países
subdesarrollados los que conocen tasas de crecimiento acelerado, hasta el punto de que en el año
2000 la población urbana en ciudades tercermundistas (con un porcentaje global del 48,2%)
superó en más de 1.000 millones al de los países desarrollados (si bien el porcentaje en los
primeros será del 44% y en los segundos del 77,8%). Las áreas que presentan mayor población
urbana son Asia, con 1.267 millones de habitantes en las ciudades (el 3,57% del total) y América
(653 millones de habitantes, con un 77,1% respecto al total, que en el caso de EE.UU. es incluso
superior: cerca del 80% en 2003). Por su parte, las repúblicas que componían la antigua URSS
tienen una tasa de urbanización del 74,3%.
El crecimiento entre 1970-75 de la población urbana en porcentaje sobre el total fue del
2,7%, mientras en África oriental alcanzaba el 6,9%, en América Latina el 3,5%, mientras en las
regiones desarrolladas apenas crecía un 1,6%. Diez años después, el crecimiento fue del 2,5% en
todo el mundo, debido a un leve aumento de la población urbana en los países desarrollados
(1,1%) y un aumento considerable del conjunto de África (5,2%).
En el momento actual, y a pesar de las dificultades estadísticas y de los diferentes criterios
a la hora de clasificar una aglomeración como ciudad, muestra niveles de urbanización muy
dispares. En primer lugar, existe un grupo de países con más del 80% de urbanización, como
Bélgica (95%, máximo mundial), y que salvo el caso belga, tienen en común la posición de una
gran ciudad o unas pocas que agrupan a la casi totalidad de la población y amplios territorios
subpoblados: Suecia, Australia, Islandia, Nueva Zelanda. El alto nivel de urbanización está
determinado por una concentración de la población en unos pocos grandes núcleos y no en la
existencia de una red urbana densa, armónica y jerarquizada. Un segundo grupo incluye a los
países con población urbana comprendida entre el 60-80%: se trata de países industrializados
como el Reino Unido (78%), Japón (76%), Canadá (76%), EE.UU., y la mayoría de los
miembros de la Unión Europea, y con una red urbana bien constituida. India, China, y casi todo el
continente asiático tiene niveles de urbanización del 20 al 40%. Por último, los países poco
urbanizados, con porcentajes inferiores al 20% son países del Tercer Mundo, casi siempre con un

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pasado colonial y escasamente industrializados. En estos países el crecimiento de las ciudades se
produce de forma muy acelerada.

5- El proceso de urbanización.
El hecho urbano actual es resultado de un largo período evolutivo. La morfología y la
estructura urbana son sintetizadoras de culturas presentes y pasadas; reflejan las necesidades,
ideas, tecnologías e instituciones de diferentes grupos sociales que ocuparon y ocupan la ciudad.
Por ello es preciso, si queremos comprender el paisaje urbano actual y su estructura, acudir al
pasado, y tener en cuenta que el hecho urbano no es uniforme, sino altamente diferenciado.
5.1- LA CIUDAD PREINDUSTRIAL
Tanto Sbojerb como Mumford consideran que las ciudades europeas medievales y la de
otros dominios culturales no afectados por la revolución industrial, como la de India y China, así
como algunas ciudades actuales ubicadas en regiones poco influida por la revolución industrial
(de África y América Latina) presentan características morfológicas y estructurales semejantes.
Estos autores las denominan preindustriales. Según la tecnología que emplea, distinguen varias
clases. La sociedad folk o preliteraria es la que presenta una tecnología rudimentaria, lo que
impide sustentar una población que no trabaje en la agricultural y que realice otro tipo de
actividades (comercio, artesanía, almacenamiento de productos, etc.). Cuando una sociedad
dispone de tecnología poco desarrollada se producen comunidades agrarias aisladas,
autosuficientes y de escaso tamaño de población. Este tipo de pequeñas comunidades está regida
por normas estrictas y sus miembros no tienen libertad de decisión.
La sociedad feudal literaria tienen una agricultura más avanzada y produce excedentes
que permiten sustentar a un grupo de personas que no trabajan en agricultura. La tecnología de
esta sociedad incluye el cultivo de cereales y el regadío, la metalurgia, la rueda y otras
herramientas que aumentan la producción agraria. Sin embargo, su fuerza de trabajo es animal o
humana. Esta tecnología permite también la existencia de una clase ociosa, de una élite instruida.
El orden feudal origina la ciudad, si bien el porcentaje de habitantes viviendo en ciudades es
siempre pequeño en proporción al total. La estructura de clase está bien diferencia, y existe una
división del trabajo según la edad, sexo y ocupación. Tienen un poder autocrático que recae en
una élite.
Por último, la sociedad industrial urbana utiliza fuentes de energía mineral, un conjunto
de herramientas complejas y un conocimiento especializado para producir bienes y servicios.
Como consecuencia, la mayor parte de la población vive en ciudades y determina un aparato
estructural que diverge de la ciudad feudal en sus aspectos económicos, familiares, etc. El sistema
de clases es más fluido, el poder social más difuso, la familia mononuclear predominante, y la
compleja división del trabajo exige una difusión de las instrucción a un gran número de personas,
al mismo tiempo que las normas son más permisivas que prescriptivas.
Las ciudades preindustriales son de tamaño moderado. Son pocas las que alcanzaron un
millón, y en realidad incluso las mayores de 100.000 habitantes son escasas, al menos hasta fines
del XIX y principios del XX. La inmensa mayoría tenían tamaños de entre 5 y 10.000 habitantes,
y la población urbana total no excede del 10%. Todas estas ciudades se enclavan en encrucijadas,
rutas de tráfico, puntos de ruptura de carga; sin embargo, en la elección del emplazamiento
jugaban otros factores diferentes a los económicos, tales como la geomancia, voluntad de un rey
de muda la capital, factores religiosos, etc.
Las funciones de estas ciudades son administrativas, políticas, militares, religiosas,
pudiendo ser alguna de ellas dominante. En lo que se refiere a la morfología urbana, casi todas
presentan recintos amurallados, a veces uno externo y otros internos, separando grupos étnicos o
sociales. La muralla no sólo tenía un carácter defensivo, sino también fiscal y de control de la
población residente. Dentro del recinto amurallado, la congestión, el carácter estrecho y tortuoso
de las clase, el aspecto compacto y con ausencia de espacios abiertos, son los rasgos distintos, así
como el mal pavimento y drenaje y la escasa higiene, que producía epidemias periódicas. Domina
el centro sobre la periferia: en él se ubican los edificios públicos más importantes en torno a una
plaza y también en la calle principal (edificios de carácter religioso y militar). La periferia está

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constituida por un conglomerado de estrechas calles con edificios hacinados, y en donde se
produce una fuerte segregación. En la zona de extramuros hay una población agrícola
especializada en cultivos perecederos para abastecer a la ciudad, y un poco más lejos aparecen las
residencias de verano de las élites. El uso del suelo el multifuncional. La plaza es mercado, lugar
de encuentro, de desfiles militares o de manifestaciones religiosas.

5.2- LA CIUDAD EN TRANSICIÓN Y LA PLANIFICACIÓN URBANA.


La ciudad occidental cambió su morfología tras la revolución industrial. El crecimiento de
las ciudades occidentales se hizo de forma rápida y sin ningún tipo de planificación. Ello produjo
unas condiciones de vida en los barrios ocupados por las clases trabajadoras muy penosas. Son
bien conocidas las descripciones de Londres y Manchester, donde en 1849 y 1843 se registran
respectivamente epidemias de cólera y tifus.
La revolución industrial afianzó el sistema de producción capitalista y convirtió la
vivienda en propiedad privada, objeto de especulación en donde el objetivo esencial era el logro
del máximo beneficio. Los símbolos máximos de la ciudad industrial fueron la fábrica, el
ferrocarril y los barrios de obreros industriales. El antiguo mercado fue sustituido por las
transacciones a gran escala y la banca. El nuevo valor del suelo urbano hace que se destruya el
centro histórico y aparezca un mosaico caótico en la utilización del suelo: industrias mezcladas
con áreas residenciales, el ferrocarril dividiendo caprichosamente la ciudad, etc. Sólo a finales del
XIX se arbitran leyes sobre saneamientos, enterramientos, etc., tendentes a corregir las penosas
situaciones de las ciudades industriales. Pero con los nuevos sistemas de transporte, en especial el
tranvía eléctrico hacia 1880, la clase media y alta pudo abandonar el centro de la ciudad y ocupar
amplias viviendas unifamiliares en la periferia con abundantes espacios verdes. De ese modo
surge una diferenciación social entre el centro de la ciudad, ocupado por obreros, y los suburbios
de alta calidad de vida, albergando a las clases medias y altas. En la ciudades americanas la "huida
al suburbio" es sincrónica con las oleadas de inmigrantes europeos que ocupan el centro
dividiendo las antigua viviendas habitadas por las clases medias y altas.
Dada esta coyuntura, aparecieron críticas al laissez faire de las ciudades, y aparecen las
primeras propuestas utópicas que intentan sustituir la ciudad por una serie de células nuevas que
tengan un carácter urbano-rural y un funcionamiento comunitarios. Los máximos representantes
del utopismo reformistas fueron Robert Owen y Charles Fourier (quien propone la figura del
falansterio, comunidad de habitación y trabajo para 1.600 personas) Pero pronto surgen enfoques
más realistas: Haussman participó en la remodelación de París durante el reinado de Napoleón
III. Su propuesta consiste en rasgar el tejido urbano medieval por amplias avenidas de
majestuosos edificios convergentes en plazas monumentales ("plazas estrelladas"). Por otra parte,
se difunde también el plano en cuadrícula para efectuar las ampliaciones de modo más eficaz: son
los ensanches de Barcelona (1859, Plan Cerdá), Madrid (1860), Valencia, Pamplona y Murcia.
En el siglo XIX surgen también una serie de experimentos que tienen como objetivo
esencial acercar el campo a la ciudad: colonias y suburbios ajardinados en las afueras, las
ciudades-jardín, áreas urbanas de baja densidad de edificación, viviendas unifamiliares con jardín
propio y amplios espacios verdes. La idea de acercar la ciudad al campo va a ser recogida por la
"Ciudad Lineal" de Arturo Soria, extendida a lo largo de un eje recorrido por los tranvías, de
trazo rectilíneo, y en contacto con el campo. Por su parte, Howard concibe una ciudad formada
por un núcleo central de unos 50.000 habitantes y otras ciudades satélites de unos 32.000 que se
enlazan entre sí, formando espacios de ocupación poco densa y con viviendas unifamiliares.
Tras 1918, Walter Gropius fundó la escuela de la Bauhaus, responsable de la difusión del
funcionalismo arquitectónico en urbanismo: la vivienda se integra en filas de bloques, en los que
se repite la orientación y la forma arquitectónica. Le Courbusier funda, de acuerdo con el
funcionalismo, la llamada unidad de habitación, gran rascacielos horizontal asentado sobre
pilotes que permiten el tránsito bajo el edificio.
Más reciente es el urbanismo de Alomar, basado en el concepto de unidad o comunidad
vecinal, que rompe con el anonimato típico de las ciudades. En esencia, consiste en hacer grupos
de viviendas con una personalidad propia y en las que se pueda tener acceso a las infraestructura

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urbanas mínimas: cada núcleo está dotado de un centro de salud, de tiendas elementales, de zona
recreativa, etc.
Finalmente, el urbanismo socialista se enfrentó con el dilema de superar la oposición
campo-ciudad a través de la desurbanización y diseminación de la industria y la necesidad de
producción de viviendas a corto plazo. Ello produjo en los años 20 y 30 una larga polémica,
triunfando las tesis productivistas y concentradoras que apoyará definitivamente Stalin. La ciudad
socialistas se basará en un urbanismo funcionalista, teniendo en cuenta espacios cuadriculados y
con buenos niveles de comunicación.

6- El espacio urbano en la ciudad posindustrial.


El desarrollo pleno de la industrialización originó un nuevo tipo de economía y de
organización social, y a éste responde un nuevo modelo urbano, en el que llamamos metrópoli al
hecho generado y área metropolitana a su plasmación en territorio, respectivamente. Por tanto,
la metrópoli es el resultado del hecho urbano anterior ya descrito y es un fenómeno urbano de
mayor complejidad que ha alterado la morfología y funciones tradicionales, hasta crear unas
específicas. Las metrópolis son centros sonde se generan o primero de introducen las
innovaciones, que se difunden a través del sistema de ciudades dependientes de las metrópolis.
La ciudad contemporánea vuelve a ser el centro de servicios de un área próxima. Se
produce el fenómeno de metrópoli cuando la ciudad central de la antigua comarca es más un
centro de crecimiento que un lugar de abastecimiento de bienes y servicios. Es decir, que el
crecimiento se origina a partir de la ciudad central.
Este dinamismo de la ciudad central y de los subcentros que intercambian residencia y
trabajo rompe el esquema tradicional según el cual los núcleos tributarios eran los lugares de
residencia de los trabajadores no terciarios y la ciudad central, o núcleo rector, la sede de los
empleos terciarios y la residencia de los ocupados en esta actividad. El crecimiento
experimentado es mayor al crecimiento natural, y se convierte la ciudad central en la madre de
otras ciudades que a su vez pueden tener su propia área urbana, y así se plasma en el territorio un
área metropolitana. A este espacio se dirigen los flujos de capitales y personas procedentes de
territorios fuera del marco metropolitano estricto y así se produce la concentración
descentralizada. Así, Madrid y Barcelona reciben los flujos migratorios y de capitales procedentes
de otras regiones de España y desde las ciudades centrales las distribuyen en sus respectivas áreas
metropolitanas.
El término metrópolis aparece por primera vez en 1850, y lo incorpora la Oficina del
Censo de EE.UU. al referirse a las ciudades que no se incluyen en el área de influencia de ninguna
otra gran ciudad, y que cuentan con más de 200.000 habitantes. Dentro de la zona metropolitana
se incluía el territorio situado a una distancia inferior a 16 Km. y siempre que tuviese una
densidad de población superior a 60 habitantes por Km2. En definitiva, se trata de una ciudad
central con un tamaño determinado y una gran complejidad funcional, movimientos de
trabajadores desde núcleos satélites, el que exista contigüidad y un sistema de transportes que
garantice las relaciones entre la metrópoli y su área de influencia. En España, los criterios fijados
para hablar de metrópolis son: contener un núcleo con una población de más de 50.000
habitantes; reunir más de 1000.000 habitante en el municipio que contenga la ciudad principal y
todos los restantes que cumplan otros requisitos: una densidad mínima de 100 habitantes por
Km2; un crecimiento intercensal (1930-60) mínimo del 15%; constituir el territorio del municipio
principal un área continua.
El prototipo de este modelo de ciudad, susceptible de absorber otros núcleos de
población urbana (conurbación) y ocupar cientos de kilómetros, son las ciudades de la fachada
costera del Atlántico de EE.UU., en donde se extienden sin solución de continuidad una serie de
áreas metropolitanas que pueden considerarse como una gigantesca ciudad, a la que el geógrafo
J. Gottman denominó megalópolis, término luego aceptado para describir este fenómeno en otras
ciudades. Las cinco megalópolis más importantes serían:
- Boswash, que se extiende desde New Hampshire a Virginia, incluyendo las áreas metropolitanas
de Nueva York, Filadelfia, Baltimore y Wahshington. Alberca el 2% del territorio nacional, y más

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del 20% de la población tal, con una densidad de más de 240 hab. por Km2, y constituye según
Gottman "la calle mayor de las finanzas y empresas del mundo moderno".
- Chippitts, que se extiende desde Chicago a Pittsburg, incluyendo Cleveland y Detroit. Alberga a
unos 30 millones de habitantes.
- Megalópolis de Tokio, constituida por las áreas metropolitanas de Yokohama, Nagohya, Osaka
y Kobe, con casi 50 millones de habitantes.
- Megalópolis renana, que incluye las áreas metropolitanas de Amsterdam, Dusseldorf, Frankfurt,
Mainz, Maheim y Stuttgar, con más de 35 millones de habitantes.
- Megalópolis londinense, en la que se incluyen las áreas metropolitanas de Birminghan,
Manchester, Liverpool, Ledd, Bradfor, Nottingham y Leicester, con más de 35 millones de
habitantes.
Este modelo reciente de urbanización hace muy difícil separar lo urbano de lo rural, ya
que, como dice Friedaman, la nueva ciudad de la sociedad posindustrial ha de definirse como un
campo urbano, una fusión de espacios metropolitanas y de periferias no metropolitanas, centradas
sobre áreas-núcleos de al menos 300.000 habitantes, que ejercen su influencia hasta una distancia
equivalente a dos horas con coche conducidas por autopistas, es decir, unos 150 Km. Esta
distancia representa no sólo el límite en los desplazamientos por razones de trabajo, sino también
el límite intensivo para los disfrutes de los fines de semana. Es decir, la creciente movilidad ha ido
creando en un territorio cada vez más amplio, contiguo a las áreas metropolitanas, fenómenos de
convergencia de morfos de vida rural y urbanos, siendo estos últimos los predominantes.
Desde la segunda mitad del siglo XX, y especialmente en la década de los años ochenta,
se está produciendo una restructuración del capitalismo, coincidente con la aparición de un
modelo de desarrollo informacional que altera profundamente la división internacional del trabajo
y el modelo territorial. La interacción entre la tecnología, la sociedad y el espacio origina nuevos
procesos urbanos y regionales que son la base material de nuestras vidas en el pórtico de la nueva
de un sistema informacional, caracterizado (según Sasse, en 1990) por:
- La productividad, y por consiguiente el crecimiento económico, dependen cada vez más de la
aplicación de la ciencia y la tecnología al proceso productivo, así como de la calidad e la
información y de la gestión en el conjunto de actividades. Las economías avanzadas se
caracterizan por la aplicación del conocimiento científico, como factor de producción más
importante que el uso energético o la mano de obra.
- El paso en las sociedades capitalistas avanzadas de actividades de producción material a
actividades de procesamiento de la información, tanto en términos de creación de riqueza como
de formación de empleo. Esta economía de la información suponían en la década de los años
ochenta más del 50% de la población económicamente activa de los EE.UU. y entre el 30 y 40%
en los países de la Europa Occidental.
- La transformación profunda en la organización de la actividad económica, concretada en el paso
de la producción en masa uniformada a la producción flexible, según exigencias de la demanda, lo
que supone un declive de las grandes organizaciones verticalmente organizadas en beneficio de
las conexiones horizontales entre unidades económicas descentralizadas.
- La nueva economía es una economía global en la que el capital, la producción, la gestión, los
mercados, la fuerza de trabajo, la información y la tecnología se organizan en flujos que
desbordan las fronteras nacionales.
- Estos cambios económicos y organizativos se originan sincrónicamente con una revolución
tecnológica de alto alcance, basada en las tecnologías de la información (microelectrónica,
informática, telemática) y sus aplicaciones a diferentes campos, aunque de un modo especial a la
biotecnología, nuevos materiales, láser, etc.
Todos estos cambios se han traducido en unas nuevas formas de centralización para la
dirección y regulación de lugares de producción y mercados financieros, lo que organiza el
desarrollo de nodos de servicios centralizados para su gestión y regulación. Los avances en la
telecomunicación hacen posible la dispersión productiva y la concentración de servicios en una
serie de ciudades privilegiadas que funcionan como centros de organización económica, como
localización de lugares-mercado para la industrias hegemónicas, las actividades finacioneras y las

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de servicos de empresas. Estas ciudades concentran grandes recursos y ejercen una gran
influencia en el orden económico y en la organización espacial, de modo que anuncian un tipo de
urbanización nuevo. A este tipo de ciudades Sassen las ha denominado ciudad global: son
paradigmáticos los casos de Nueva York, Londres y Tokio, y en un segundo nivel París, Frankfurt
y Madrid.
7- La ciudad en el Tercer Mundo.
Uno de los hechos más sorprendentes de los últimos años lo constituye el fuerte
crecimiento de la población urbana en los países del Tercer Mundo, hasta el punto de que, según
estimaciones de la Onu y de mantenerse las actuales tendencias, la población urbana en los países
subdesarrollados superaba en el año 2002 a la de los países desarrollados. Ello se debe a la mayor
tasa de crecimiento anual de estas ciudades, como consecuencia de una tasa general de
crecimiento muy elevada y especialmente de una fuerte emigración del campo, que huye de la
miseria, hacia la ciudad, en donde las condiciones, aunque deficientes según los patrones
occidentales, son mejores que las existentes en el mundo rural. Esta primacía de la población
urbana de los países subdesarrollados hace pensar que estamos concluyendo la etapa en al que se
podía asociar tasas elevadas de urbanización con un alto grado de desarrollo industrial y una
caracterización socioeconómica de la ciudad del tipo occidental.
Jordan y Rowntree distinguen la ciudad indígena, que surge en función de factores locales
sin influencias occidentales (como ocurre con algunas ciudades islámicas del siglo XI, o las de
México y Centroamérica precolombina), de la ciudades coloniales, que engloban a las fundadas
por las metrópolis o bien aquellas ciudades indígenas que fueron modificadas por el colonialismo.
Por último, distinguen la ciudad naciente, la ciudad del presente de los países s que han accedido
recientemente a la independencia. El primer tipo se encuentra en regiones marginales de los
continentes americano, asiático y africano. La morfología y las funciones urbanas son semejantes
a las de la ciudad preindustrial occidental. Son ciudades que en estado puro casi no se encuentran
en la actualidad.
La ciudad colonial es por definición un centro administrativo y comercial de una potencia
exterior al país. Esta doble función se refleja en la morfología, y asimismo se aprecia una
separación entre las actividades coloniales y las actividades autóctonas. Con mucha frecuencia se
adopta el plano cuadrícula, y están muy marcadas las áreas comerciales, administrativas,
financieras, etc. En resumen, se caracteriza por reflejar en su morfología una estructura de control
sobre otra cultura, por estar construidas según un plano estandarizado y por estar muy marcados
en su morfología los usos del suelo o actividades funcionales. Estas características traducen los
objetivos esenciales de la ciudad (comerciales y administrativos) y la distancia social entre el
grupo colonial y el nativo.
La ciudad naciente, al llegar a la independencia política, es el resultado de los cambios
operados sobre un substrato tercermundista objeto de colonización anterior. Las ciudades, por el
desequilibrio social y geográfico imperante, crecen desmesuradamente: macrocefalia. La llegada
de inmigrantes no responde, como sucede en las ciudades europeas, a la creación de puestos de
trabajo, sino es más bien una huida de la miseria del campo. El paro en la ciudad nacientes
alcanza del 25 al 30% de la población activa. Esto determina una presión sobre la demanda de
viviendas baratas que los gobiernos no pueden suministrar, y por ellos se producen fenómenos de
infravivienda construidas con materiales de desecho y formando barridas carentes de todo tipo de
servicio. Estos asentamientos espontáneos son un proceso general, como lo atestiguan los
diferentes nombres con que se conocen en estos países: ranchos en Caracas, callampas en Chile,
favelas en Río de Janeiro, barriadas y pueblos jóvenes en Lima, villasmiseria en Buenos Aires,
colonias proletarias en México, barbon bargons en Manila, bindoville en el ámbito africano
francófono, chabolismo en España, etc. Estos espacios albergan a ente el 25 y 60% de la
población de la ciudad.
8- El sistema intraurbano
El centro de las ciudades de mediano y gran tamaño en los países industrializados
presenta unos rasgos de usos del suelo y funciones que le hacen ser el espacio más destacado:
evoca un área de gran actividad comercial, numerosos establecimientos recreativos y una gran

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gama de entidades financieras y de servicios. Los geógrafos norteamericanos denominan este
sector con el nombre de Central Business District (CBD) y ha sido definido como el sector de la
ciudad donde el comercio al por menor de bienes y servicios y la presencia de actividades
administrativas y financieras con fines lucrativos dominan la escena. El CBD no tiene límites
claros, y tradicionalmente se considera como un área indefinida, caracterizada por:
- Ser central, al menos en lo que ataña a la accesibilidad, aunque el crecimiento desmedido de las
áreas residenciales haya hecho perder esta condición a algunas ciudades
- Tienen la mayor concentración de edificios altos, especialmente en la civilización anglosajona, y
no tanto en la mediterránea
- Tiene una gran concentración comercial y comercio especializado que atrae a la población de la
ciudad y del área de influencia.
- Es el área de mayor tráfico de vehículos y peatones de la ciudad, lo que produjo en los últimos
años congestiones y la aparición de centros comerciales satélites, ubicados e las vías de acceso a
la ciudad y con grandes zonas de aparcamiento.
- Es el área donde el precio de los suelos, lo alquileres y los impuestos son más elevados.
- Realiza negocios con toda la ciudad y con toso sus grupos sociales y étnicos, así como con la
población que reside en la zona de influencia.
Pero el CBD no es uniforme ni estático (puede sufrir modificaciones por las
degradaciones ambientales y congestión permanente de una zona). Como características pueden
señalarse:
- Un gradiente a partir de un punto de máxima actividad y valor del suelo. La frontera del CBD es
más una zona de transición que una línea.
- Con relación a los lugares centrales, el CBD es el área de comercio y servicios de rango
superior, del que dependen otras áreas de rango inferior.
El espacio residencial está determinado por los aspectos individuales. Como dice Timms,
"el lugar donde vive una persona es un símbolo del tipo de persona que es". De esta forma,
existen espacios homogéneos en función de condiciones físicas, económicas y culturales. La
ciudad es así un significado, una identidad social. Un jardín es un espacio de expansión y recreo,
pero a la vez símbolo de identidad de un estatus social, como lo es la vivienda urbana. Según
Hoyt, las áreas de renta más elevada se sitúan en uno o más sectores en la parte más exterior de la
ciudad; las áreas de alquiler elevado forman un abanico que se extienden en ciertos sectores
según formas radiales desde el centro hasta la periferia; las zonas de renta media tienen a situarse
e las zonas colindantes con la de renta más elevada; por último, las zonas de renta baja que se
extienden desde el centro a la periferia se encuentran prácticamente en todas las ciudades.
Pero este modelo sectorial es criticado por algunos geógrafos por apoyarse en la idea de
que la ciudad tiene un sólo centro alrededor del cual, de forma radial, se disponen las distintas
áreas: esto sólo sucede en las ciudades en fase de formación. En cambio, algunas actividades
necesitan determinados servicios, como el comercio de cara a la accesibilidad, mientras que otras
no lo precisan (la industria). En segundo lugar, actividades similares se agrupan para favorecer las
economías de aglomeración (oficinas, bancos, etc.). Por último, ciertas actividades no pueden
pagar los elevados precios de los lugares del CBD.
Los geógrafos economicistas consideran que la localización de las funciones respecto al
CBD depende de su naturaleza. Así, precio más elevado lo está dispuesto a pagar el comercio,
seguido de la industria, la vivienda y por último la agricultura.
9- El sistema interurbano. La teoría de los lugares centrales.
La teoría de los lugares centrales fue enunciada por Walter Christaller en 1933 para
explicar el número, tamaño y distribución de los centros urbanos sobre la base de que existe un
"principio de ordenación que gobierna esta distribución", de igual forma que existen leyes
económicas para explicar la ubicación de las industrias. Su teoría supuso una idea revolucionaria,
aunque no de gran difusión en su época sino más tarde.
Para Christaller la ciudad se define por su función, y la función específica de la ciudad es
ser "lugar central", centro abastecedor de bienes y servicios a la población existente en el núcleo y
en la región por él organizada. Los lugares centrales son, pues, mercados que reciben los

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productos de la región rural circundante y sirven a la población de bienes y servicios. Se parte del
concepto de isotropía: todos los lugares de una región que rodea a la ciudad tendrían la misma
accesibilidad (lo que no siempre es cierto), figurando una región llana, de fertilidad uniforme,
donde los recursos naturales están repartidos uniformemente, la población repartida por igual, las
mismas condiciones de transporte desde todos los puntos situados a cada distancia, etc. En estas
condiciones, las forma más eficiente de servir a la ciudad es mediante áreas hexagonales y con
lugares centrales dispuestos según una retícula triangular, pues cuando éstos se distribuyen en
retículas cuadradas sus áreas comerciales son círculos que o dejan espacios sin abastecer o
solapan sus áreas de influencia.
Los bienes y servicios centrales de distintas categorías tienen umbrales y una difusión
escasa, y van aumentando a medida que lo hace la categoría de los bienes y servicios centrales.
En resumen, los servicios o bienes centrales de gran categoría exigen áreas comerciales mayores
que los de categoría inferior. Una ciudad de tercer orden abastecería a su propia población, a los
seis pueblos más próximos (coincidentes con el hexágono descrito) y a un tercio de los núcleos
compartidos con cada una de las seis ciudades vecinas (2 núcleos). La superficie de las áreas
comerciales y el número de lugares centrales abastecidos aumenta en razón de tres según vamos
ascendiendo de orden en la especialización, por lo que Christaller habla de la constante K= 3. En
otras palabras, al para de un orden de servicios inferior a uno superior, se triplica la superficie
comercial.
Según esta observación, determinó en el sur de Alemania siete categorías de centros a los
que correspondía una población concreta un área comercial definida.
Pero la teoría no es aplicable a la práctica: el espacio no es isotrópico, y existen ciudades
con funciones muy especializadas que no las reparten con otras (mineras, balnearios, turísticas...)
Otros autores modificaron la teoría de Christaller. Berry y Garrison desarrollan los
conceptos de umbral y alcance, según los cuales el desarrollo de una función urbana económica
exige un número de consumidores mínimos, que deben distribuirse en un territorio que resulte
accesible respecto al lugar de ubicación. Por su parte, Averbach definió la regla tamaño-rango:
por lo general, la población de la segunda ciudad en tamaño en una región tiene la mitad de la
población de la ciudad de mayor tamaño, la tercera un tercio, y así sucesivamente.
En consonancia con la ley de la gravedad universal, Reilly apoya que el grado de
atracción de una ciudad sobre un punto es proporcional al producto de la población de la ciudad
por la del punto analizado, e inversamente proporcional a la distancia elevado a una constante.
Converse, por su parte, modificó esta teoría: existe un punto de distancia a partir del cual una
ciudad atrae con mayor influencia a quien se encuentra en él que la ciudad que se encuentra en el
otro extremo, mediante una fórmula de ruptura en la que divide la distancia entre ambas ciudades
por uno más la raíz cuadrada de la población mayor entre la menor. De esa forma, cree
determinar el punto exacto a partir del cual una persona dependería de una ciudad y no de la otra.
Si bien todos estos modelos deben ser tomados con precauciones, y su aplicación en la práctica
no es tan operativa como pudiera parecer.

10- Repercusiones ambientales y socioeconómicas de las ciudades.


La contaminación atmosférica urbana alcanza su cénit en los ámbitos urbanos. Hasta el
siglo XIX eran las grandes aglomeraciones industriales las productoras de los principales focos de
contaminación del aire, fundamentalmente por la emisión de emanaciones químico-metalúrgicas y
por la combustión del carbón. Un segundo paso, iniciado a partir de la segunda fase de la
revolución industrial, lo constituye la era de los hidrocarburos, con una componente más gaseosa
y pulverizada que la contaminación proveniente del carbón: también millones de toneladas de
contaminantes procedentes de los desechos industriales son vertidos, junto a la acción de las
calefacciones, tuvos de escape, etc. (sólo en España en 1914 se vierten 14 millones de toneladas
de productos contaminantes). No se trata sólo de una cuestión estética: la contaminación
atmosférica es en las áreas más densamente industrializadas la principal causante de las bajas
laborales, con las consiguientes pérdidas económicas que genera.
La acción mecánica del viento como introductora de partículas, el vertido de

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contaminantes debidos a una reacción sin combustión (propio de las fábricas) y los contaminantes
por combustión química, forman parte de este cuadro de agentes contaminantes. Respecto a los
hidrocarburos, una de las principales desventajas que presentan es la poca eficacia en su quema:
de cada litro de gasolina empleada se generan nada menos que 400 gramos de gases
contaminantes.
La existencia de anticiclones asociada al momento de uso de las calefacciones provoca
con frecuencia la formación de una cubeta o paraguas, capaz de condensar la contaminación. En
la actualidad se tiene en consideración este aspecto para conceder permiso de instalación a las
industrias. De esta forma en Donora, Londres, Los Ángeles o México se han producido graves
accidentes industriales a lo largo de nuestro siglo, vertiéndose cantidades inusitadas o
provocándose concentraciones de contaminantes superiores a los tolerables. En 1930 una niebla
mortal provocará más de 100 muertos en Lieja. En Donora (estado de Pensilvania) en 1948
morirán más de 600 habitantes por la existencia de dióxido de azufre. Londres sufrirá en 1952
uno de los momentos más críticos de su existencia: la niebla ácida provocará entre 3.000 y 4.000
muertos. En Madrid en 1979 se produjo la mayor amenaza de contaminación urbana de la historia
española: una boina química se situará entre los 70 y 400 metros de altura, debida a la acción de
la calefacción y coches, registrándose 1.600 microgramos de dióxido de azufre por metro cúbico.
En octubre de 1997 en París se tuvo que tomar la medida de dejar circular únicamente a la mitad
de los coches cada día, debido a la amenaza de contaminación, y pese a la bonanza climática.
La solución pasa (como en parte se está poniendo en práctica) por potenciar el transporte
público (crear aparcamientos vigilados en las estaciones de ferrocarril de cercanías de las grandes
urbes, carriles para coches con dos o más pasajeros, crear buenos enlaces entre distintos medios
de transporte, peatonalizar los centros históricos de las ciudades, etc.)
Los efectos sobre la salud son patentes: aumento de la bronquitis crónica, asma, efisema y
carcinoma pulmonar, etc.; y, si van añadidos a la acción del tabaco, patologías cardiovasculares,
oculares, óseas, fatiga crónica y todo tipo de lesiones a largo plazo. Sobre los vegetales los
efectos son igualmente nocivos, como pone de manifiesto la sintomática desaparición de los
líquenes de las piedras de las ciudades, siendo una planta muy sensible. También en los edificios
se hace notar la erosión destructiva de los acúmulos de puluentes sulfurados (como sucede en la
Acrópolis de Atenas, pese a la campaña de la UNESCO para preservar esta ciudad declarada
patrimonio de la humanidad, en la Catedral de León, Il Duomo o en las pirámides egipcias), que,
a partir de determinadas concentraciones, pueden dar lugar incluso a la lluvia ácida, como sucede
en la Selva Negra.
Las medidas para un control de la contaminación gaseosa pasan por la selección de los
combustibles atendiendo a su nivel de contaminación (sólo la sustitución de la gasolina por otra
sin plomo tiene una incidencia notoria en el descenso de la contaminación), la aplicación de las
soluciones técnicas que ya existen pero son costosas de generalizar para el saneamiento de los
tubos de escape de los vehículos, el precipitado y eliminación no gaseosa de los vertidos fabriles,
el control de contaminantes como el dióxido de azufre de las calefacciones, etc. En definitiva, se
trata de conjugar la imposición de medidas racionales destinadas a disminuir la contaminación con
la realidad económica, no proponiendo planes inalcanzables, sino medidas realistas. Por ejemplo,
en New York los autos debe pasar obligatoriamente una revisión anual del sistema de
combustión, y si sobrepasan determinados niveles pierden el permiso de circulación.
El concepto de contaminación acústica es relativamente reciente. Sin embargo, existe un
consenso sobre el talante pernicioso sobre la salud y la calidad de vida de la existencia de ruidos
por encima de los niveles aconsejables. Automóviles, aeronavegación, industria y construcción
son los causantes principales de esta proliferación de ruido, cuyos efectos se dejan notar según
detecta la sociología aplicada en la menor propensión a la comunicatividad interpersonal en las
ciudades, o como hacen notar la medicina preventiva, en un receso de la capacidad auditiva
alarmante: 250 millones de personas padecen sordera leve en todo el mundo. Por otra parte, la
fatiga auditiva también inciden en enfermedades y patologías psicofisiológicas, como el estrés, la
ansiedad, los brotes psicóticos, el exceso de adrenalina, etc. Sin embargo, evitar los ruidos no es
tarea técnicamente compleja: instalación de pantallas silenciadoras, aislamiento acústico en las

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viviendas, etc.
La contaminación de las aguas adquiere en las sociedades urbanas tintes dramáticos,
debido a la escasez progresiva del agua y al aumento del consumo: en la actualidad existe un
consumo de 40-50 litros por persona y día en el mundo desarrollado, que asciende a 500 si se
cuenta el uso agrícola del agua. Por contra, todavía casi una tercera parte de los habitantes de
países del Tercer Mundo apenas tiene acceso al agua. La contaminación hídrica viene propiciada
por usos muy distintos: el empleo de plaguicidas y pesticidas, las aguas residuales urbanas, los
vertidos industriales (desde cianuros hasta fenoles y alcoholes, lejías, etc.) y otras prácticas que
impiden la reoxigenización del agua, e incluso acaban afectando a la red de aguas subterráneas.
En España son ejemplos de acusada contaminación las rías gallegas, Bilbao, Avilés, el río
Llobregat. Pero lo mismo se puede decir de la zona norteamericana de los Grandes Lagos. Como
ejemplo de recuperación de un espacio fluvial puede citarse el operado sobre el Támesis, y a
escala más modesta, el llevado a cabo con el río Manzanares.
La radiación nuclear no puede incluirse en rigor entre las formas urbanas de
contaminación, pero sí aparece ligada al alto consumo energético que dichas concentraciones de
población demandan. Existe un tipo de radiación natural, que siempre ha convivido con el
hombre: descubierta por Becquerel y luego por los Curie, la radiación ionizante resulta inicua
para nuestro sistema genético (según Beadle). Sin embargo, la elevación de los niveles de
radiación como consecuencia de las explosiones nucleares o de los usos pacíficos mal controlados
de la energía atómica es susceptible de provocar profundas alteraciones genéticas, traducidas en
enfermedades como el cáncer, leucemia, etc.
Las repercusiones económicas de la excesiva concentración de población en las ciudades
son englobadas bajo la denominación de deseconomías: en dichas ciudades superpobladas existe
un incremento en los gastos de transporte, en los precios del suelo, en los precios de los salarios,
mayor número de bajas laborales entre los trabajadores, falta de rendimiento en las actividades
intelectuales y directivas por estrés, etc. Es decir, los perjuicios derivados de la baja calidad de
vida de las grandes ciudades tienen una incidencia económica directa.
Por último, es preciso recordar que la segregación espacial a que se prestan las ciudades
(zonas residenciales, zonas marginales, CBD, etc.), junto con la gran heterogeneidad del sustrato
económico y social de la población (desde sector servicios avanzado a actividades de economía
ilegal) supone un factor de conflicto social, de agravamiento de las tensiones latentes, productor
de delincuencia, malestar psicológico (estrés, aislamiento, problemas relacionales, ansiedad, etc.),
fomentador de la xenofobia, etc. Existen estudios que relacionan la mayor conflictividad laboral
con el tamaño de la población donde se asienta la empresa o tiene su residencia la mayoría de los
trabajadores.
Independientemente de la respuesta de los planes urbanísticos, que en síntesis hemos
analizado, parece clara la tendencia en la planificación urbanística a:
- Creación de áreas urbanas autosuficientes en cuanto a los servicios básicos: descentralización de
servicios como escuelas, institutos, centros sanitarios, servicios culturales, servicios
administrativos, comisarías de policía urbana, etc. De esta forma se eliminan parte de los
inconvenientes de la aglomeración y tráfico rodado, creando en las ciudades de vieja planta
- Se intenta que las ciudades de nueva creación o en vías de expansión tengan un tamaño próximo
al que los geógrafos y urbanistas consideran el óptimo para que un espacio pueda contar con los
servicios de niveles elementales y no sufrir los inconvenientes de las aglomeraciones. En
ocasiones, este umbral ha sido definido (para el ámbito europeo) en 50.000 habitantes, mientras
otros urbanistas ponen dicha cifra en 20.000 habitantes (suponiendo un mayor vínculo y
accesibilidad entre estos núcleos de población y ciudades de nivel mayor, como sucede en
Norteamérica)
- Impulso al transporte municipal, como una forma de reducir la contaminación urbana (no
conviene olvidar que los transportes son responsables del 25% del total del consumo energético
en las ciudades), obligatoriedad de reducción de las emisiones gaseosas de viviendas e industrias
próximas a la ciudad, y cuantas medidas van encaminadas a paliar la contaminación.
- Las nuevas áreas residenciales son sometidas a requisitos específicos urbanísticos: baja densidad

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de ocupación (viviendas con un tope de plantas), espacios abiertos y verdes (en el caso de
Madrid, un 25% del total urbanizado ha de ser de zonas verdes y recreativas), requisitos en las
densidad de vías de transporte, etc. En definitiva, se racionalizan los planes de expansión
urbanística.

11- BIBLIOGRAFÍA
VV.AA.: Claves para conocer la ciudad. Akal, Madrid, 1989.
BORJA, J. et al.: Las grandes ciudades en la década de los noventa. Sistema, Madrid, 1990.
BIELZA DE ORY, V. et al.: Geografía General, Vol. I. Taurus, Madrid, 1993.
ESTÉBANEZ, J.: Espacios urbanos en la Geografía Humana. Cátedra, Madrid, 1992.
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ZÁRATE, A.: El mosaico urbano. Organización interna y vida en las ciudades. Cincel, Madrid,
1983.
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WORTMAN et al.: La ciudad del siglo XXI. Oikos, Buenos Aires, 2002.
RUBIERA MOROLLON, F.: Economía urbana y regional. Madrid, 2009
CASANUEVA GÓMEZ, PATRICIA ET AL.: Estrategias medioambientales y sostenibilidad urbana.
Madrid, 2010

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