GERARDO ECHEITA SARRIONANDÍA Y MARTA SANDOVAL MENA.
Actualmente, el concepto de educación inclusiva ha tenido diferentes interpretaciones
por parte de la sociedad, es por ello que este texto tiene como objetivo analizar el significado de este concepto a partir de las políticas educativas de diferentes países, así mismo conocer las opciones que dan algunos autores para una educación escolar que contribuya a cambiar las practicas excluyentes de nuestra sociedad. El hablar de educación inclusiva tiene como finalidad frenar y cambiar la orientación de las sociedades en las que los procesos de exclusión social son cada vez más fuertes. Es inevitable no ver que actualmente en la mayoría de los países hay una serie de acontecimientos que denotan una gran crisis en el ámbito de las relaciones sociales, lo cual provoca que lleguemos hasta la exclusión social. El fenómeno de la exclusión social es muy amplio y no solo implica pobreza económica, sino todo tipo de problemas de acceso a la vivienda, a la salud, a la educación y al empleo, es decir, la exclusión sobre pasa todos los ámbitos o entornos en donde nos desenvolvemos. Y junto a los riesgos de procesos excluyentes vinculados especialmente a factores económicos, hay que añadir el avance tan significativo y cotidiano de la intolerancia de origen étnico, cultural y religioso, capaz de levantar por sí sola muros de separación y exclusión permanente entre personas y comunidades más fuertes.
La educación puede ser un factor de cohesión social si procura transformar la diversidad
en un factor positivo de entendimiento mutuo entre los individuos y los grupos humanos y al mismo tiempo, evita ser un factor de exclusión social, es decir, la educación puede lograr que se mejoren aquellas relaciones sociales entre los individuos. Es por ello que el sistema educativo pretende prevenir las desigualdades y favorecer la tolerancia. Los sistemas educativos a través de sus mecanismos explícitos e implícitos han sido los primeros en generar la exclusión social en los alumnos. La situación de niños y jóvenes que, al enfrentarse a un sistema educativo incapaz de ofrecerles una enseñanza adaptada a sus intereses, motivaciones y capacidades, fracasan y abandonan los centros escolares sin las capacidades necesarias para insertarse, con garantías de éxito, en la vida adulta y activa. Lo que compete a los docentes ante la exclusión es someter a critica los principios y las prácticas que han configurado la capacidades de generar exclusión desde el propio sistema educativo y apostar por aquellos otros que la investigación educativa y la experiencia han mostrado que promueven realmente la inclusión y la resolución pacífica de conflictos en un marco que favorece el progreso de todos los alumnos, esto nos da a entender que los docentes somos quienes podemos mediante diferentes acciones que realicemos, llegar a la inclusión de todos los alumnos. En las últimas dos décadas se han propiciado prácticas y proyectos orientados a conseguir que la educación escolar contribuya firmemente a la reducción de los procesos de exclusión social en los que se ven envueltos amplios colectivos de alumnos en situación de desventaja y con ello a equiparar sus oportunidades para favorecer su bienestar personal y social. La educación inclusiva se trata de aquella construcción que cumple con diferentes aspectos vinculados a la tarea de cómo alcanzar en los sistemas educativos el equilibrio entre lo que debe ser común para todos los alumnos y la necesaria atención a la diversidad de necesidades educativas derivadas de las características de cada alumno, sin generar con ello desigualdad ni exclusión. Han surgido iniciativas que han planteado la educación de este alumnado, bajo otras premisas y han conseguido resultados más alentadores:
Programa de Desarrollo: este programa promueve un clima escolar positivo
estableciendo por una parte vínculos adecuados entre los padres, profesores y alumnos, y ajustando el aprendizaje de cada alumno con sus expectativas futuras. Este programa se enfoca en las relaciones sociales que se fortalecen y crean entre los actores educativos. Programa de las Escuelas Aceleradas: este conjuga el esfuerzo de todos los agentes educativos, implica a todos los miembros a compartir y desarrollar decisiones y construir la escuela con los recursos de la comunidad. Educación para Todos: centrada en cuestiones del aprendizaje cooperativo que se da dentro de las aulas. La escuela cooperativa y Éxito para todos: centradas en la mejora de la lectura y el aprendizaje cooperativo. Comunidades de Aprendizaje: este programa se ha nutrido de las experiencias de los programas anteriores, pero ha incorporado elementos propios de gran importancia como lo es el aprendizaje dialógico. Los objetivos importantes vinculados a las capacidades de inserción social son reconocer tal cual es la inclusión y valorar las diferencias de cada persona dentro de una sociedad activa y participativa.