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Véase también: Colonización europea en América
Este artículo trata sobre la denominación histórica que se daba a los territorios americanos
bajo soberanía o protectorado de la Monarquía hispana. Para la agrupación de países o
territorios en América denominada «América española» o «América Hispana» por tener al
idioma español como lengua oficial o presentar una fuerte presencia cultural hispana,
véase Hispanoamérica.
Colonización española de América
Bandera de los conquistadores de España, con la corona de Castilla en una bandeja roja, usada
por Hernán Cortés, Francisco Pizarro y otros.
Índice
Conquista[editar]
Primeros asentamientos y el reparto[editar]
El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón llegó a América, a la isla de San Salvador, ubicada
en el archipiélago de las Lucayasnota 1, creyendo en realidad que había llegado a la India.
El 5 de diciembre de 1492 Colón llegó a la isla Española, actualmente dividida en dos países,
(Haití y República Dominicana), y formó allí la primera colonia europea en el nuevo mundo.
La expansión castellana hacia el oeste produjo tensiones con Portugal, pidiendo ambos reinos
la mediación del Papa. Por la bula Inter Caetera de 1493, el papa Alejandro VI delimitó el área
de influencia que cada reino podía reclamar al otro, con una línea de polo a polo situada 100
leguas al oeste de las Azores. Poco después, el Tratado de Tordesillas de 1494, trasladó la
línea fronteriza a 370 leguas al oeste de Cabo Verde, abriendo así una amplia zona al este
de Sudamérica, para la expansión portuguesa, que se conocería posteriormente como Brasil.
Desde los asentamientos de las zonas insulares del Mar Caribe como Cuba y La Española,
la Corona de Castilla emprendió la colonización del continente americano, estableciendo
contactos comerciales con algunos pueblos indígenas de la costa de la actual Venezuela que
permitieron la fundación de la ciudad de Nueva Cádiz en 1500 en la isla de Cubagua. A dicho
reino se le concedió el monopolio real para la exploración y explotación económica de las
Américas, en detrimento del resto de reinos hispánicos.
En 1518 una expedición dirigida por Hernán Cortés, llegó a la isla de Cozumel, pasando
después por las costas de la Península de Yucatán hasta llegar al río Grijalva, donde se
produjo una lucha. El Jueves Santo de 1519 llega toda la armada a San Juan de Ulúa, desde
donde se dirige hacia la costa de la actual ciudad de Veracruz. En ese lugar Cortés recibió la
primera embajada de Moctezuma Xocoyotzin, gobernante del señorío de Tenochtitlán,
fundando allí la Villa Rica de la Vera Cruz.
Una vez fundada la Veracruz, Moctezuma le solicitó, mediante el envío de embajadores,
detener su marcha. Pero Cortés continuó hacia el interior, el día 16 de agosto de 1519, rumbo
hacia al corazón del Imperio azteca. Esta expedición estuvo formada por 400 soldados
castellanos, 15 caballos y 1.400 guerreros totonacas. Al llegar a Tlaxcala, Cortés derrotó
a Xicotencatl y estableció una importante alianza con los tlaxcaltecas, sumando así más
guerreros a su ejército.
En su paso hacia Tenochtitlan tuvo lugar la Matanza de Cholula. Poco más tarde se dirigió
hacia el Valle de México cruzando entre dos volcanes: el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Del
otro lado, avistó por primera vez el Lago de Texcoco y México-Tenochtitlan. Las fuerzas de
Cortés entraron por la calzada de Iztapalapa, siendo recibidas por Moctezuma Xocoyotzin.
Una vez hospedados en la ciudad, el huey tlatoani optó por someterse a la Corona en una
entrevista privada. A cambio, Cortés exigió ver los libros de tributos y los mapas de la tierra.
Entretando, la empresa de Cortés no había pasado desapercibida para Diego Velázquez de
Cuéllar, quien envió una expedición capitaneda por Pánfilo Narváez con órdenes expresas de
aprehenderlo y llevarlo de regreso a Cuba. Por esta causa, Cortés viajó a Veracruz para
luchar contra los hombres de Velázquez. Durante su ausencia, ocurrió la Matanza del Templo
Mayor, que encendería la mecha de una rebelión indígena. Moctezuma intentó calmar a la
multitud enardecida, pero ésta lo repudió como gobernante y comenzó a lapidarlo. El huey
tlatoani fue herido de gravedad y murió, siendo Cuitláhuac nombrado sucesor. De inmediato,
organizó un ejército para atacar a los conquistadores.
Cortés organizó un plan de escape, pues los aztecas lo habían sitiado en el palacio
de Axayácatl. En la noche del 30 de junio de 1520 procedieron a la fuga, pero fueron
detectados. Durante el escape murieron ochocientos conquistadores y un indeterminado pero
mayor número de indígenas aliados. Este episodio es conocido como la Noche Triste. Un año
más tarde, y tras la decisiva batalla de Otumba, Cortés regresó con más tropas y más aliados;
los pueblos que una vez habían sido sometidos por el Imperio azteca, se aliaron a
los conquistadores españoles y comenzaron a cercar la capital. La ciudad de México-
Tenochtitlan fue sitiada durante tres meses y, tras innumerables batallas por tierra y mar, fue
finalmente sometida el 13 de agosto de 1521. En la batalla, los castellanos, tlaxcaltecas,
texcocanos, huejotzincas, chalcas, cholultecas y demás coaligados causaron bajas al ejército
de mexicas en número cercano a 40.000, de acuerdo a las propias estimaciones de Cortés, y
referidas en su tercera carta de relación.
Fundación de ciudades[editar]
Artículo principal: Ciudad colonial española
El mestizaje[editar]
Artículo principal: Mestizaje en América
Lapidación de adúltero en patio de tecpan.
A diferencia de otros colonizadores como los ingleses, que no admitían el mestizaje por
considerar impuras otras razas que no fuesen la suya, en las colonias españolas se realizaron
matrimonios mixtos a partir de 1514 bajo la cobertura legal de la Real Cédula de Fernando el
Católico:
“Es nuestra voluntad que los indios e indias tengan, como deben, entera libertad para casarse
con quien quisieren, así con indios como con naturales de estos nuestros reinos, o españoles
nacidos en latí Indias, y que en esto no se les ponga impedimento. Y mandamos que ninguna
orden nuestra que se hubiere dado o por Nos fuera dada pueda impedir ni impida el
matrimonio entre los indios e indias con españoles o españolas. y que todos tengan entera
libertad de casarse con quien quisieren, y nuestras audiencias procuren que así se guarde y
cumpla” (Recogida en la Recopilación de Leyes de las Indias de 1680, Ley 2º Tit. 1º Libro VI).
En 1556 Felipe II reiteró esta Real Cédula de su abuelo.
Uno de los matrimonios más emblemáticos del siglo XVI lo protagonizaron Isabel Moctezuma
(Tecuichpo Ixcazochtzin, antes de bautizarse, hija de Moctezuma II y última emperatriz de los
aztecas) con el extremeño Juan Cano, con el que tuvo cinco hijos que iniciarían la genealogía
de los duques de Miravista, título que aún perdura en la actualidad. El palacio de los Toledo-
Moctezuma en Cáceres (Extremadura) es hoy sede del Archivo Histórico Provincial y en su
fachada se conserva el blasón de los Moctezuma. Una parte de los descendientes de ese
matrimonio vive en España y, otros, en México.
El historiador alemán Enrique Otte recoge en la página 61 de su libro "Cartas Privadas de
emigrantes a Indias: 1540-1616" (FCE 1993) una carta de un colonizador llamado Andrés
García, fechada el 10 de febrero de 1571, dirigida a su sobrino Pedro Guiñón, en Colmenar
Viejo, en la que le comunica su matrimonio con una indígena americana:
"Caséme en esta tierra con una mujer muy a mi voluntad. Y aunque allá os parezerá cosa
reçia en aberme casado con hindia, acá no se pierde honrra ninguna, porque es una nación la
de los hindios tenida en mucho."
Aparte de los matrimonios hubo, sobre todo, uniones sexuales extramatrimoniales con
mujeres indígenas. Esto se debió también a que las mujeres castellanas siempre fueron
escasas en América. El ejemplo clásico es el de la Malinche, amante de Hernán Cortés, con
quien incluso tuvo un hijo, Martín Cortés (al que reconoció en 1529 mediante bula papal de
Clemente VII), que no hay que confundir con su hijo legítimo del mismo nombre. Pero el
mestizaje extramatrimonial tuvo otras expresiones sociológicas: la barraganería, la prostitución
y, también, las violaciones. La poligamia, existente en los pueblos precolombinos, fue
prohibida por ser contraria a la doctrina católica. No hay estadísticas fiables sobre la
proporción de matrimonios mestizos frente a las otras fórmulas ilegales de mezcla de
españoles y amerindios durante la colonización española de América. 3
Se puede observar en la pintura de castas la variedad de combinaciones de mestizaje que
convivieron en América durante la colonia. El léxico de castas testimonia también la rigidez de
este sistema. Hoy en día, gracias al mestizaje, la población de los países
hispanoamericanos comparte antepasados indígenas, europeos y africanos, en diversos
grados.
Consolidación de la colonización[editar]
Extensión norteña de la influencia española[editar]
Juan Ponce de León (Santervás de Campos, Valladolid, España) fue uno de los primeros europeos en
llegar al actual EE. UU. ya que fue el descubridor de Florida, a la que dio su actual nombre.
Con el pretexto de las Guerras de Religión francesas, la Corona española emitió la orden del
desembarco de Pedro Menéndez de Avilés con una fuerza hispana aliada a los timucuas que
condujo al fin, el 2 de septiembre de 1565,4 del establecimiento de piratas franceses en Fort
Caroline —allí continúan sus tumbas— renombrado a la fortaleza como «San Mateo». Casi
una semana después Avilés fundaría el fuerte, y luego ciudad, de San Agustín de La Florida,
el 8 de septiembre del citado año, cuarenta y dos años antes de que los ingleses fundaran el
establecimiento de Jamestown (14 de mayo de 1607), en territorio de la futura colonia de
Virginia, y cincuenta y cinco años antes de que desembarcaran los Padres peregrinos (26 de
noviembre de 1620) en la denominada Nueva Inglaterra para fundar, el 21 de diciembre, la
ciudad de «Nueva Plymouth», capital de la futura colonia homónima.
En 1720, la expedición de Villasur desde Santa Fe conoció e intentó parlamentar con los
pawnis, aliados con los franceses en lo que es ahora Nebraska. Las negociaciones fueron
poco exitosas, y se libró una batalla; los españoles fueron derrotados seriamente, con sólo 13
que pudieron regresar a Nuevo México. Aunque esto fue un pequeño enfrentamiento, supuso
la penetración más profunda de los españoles en las Grandes Llanuras, estableciendo allí el
límite para la expansión e influencia española.
En un esfuerzo por excluir a Gran Bretaña y Rusia del Pacífico Este, la Corona Española envió
a Juan Francisco de la Bodega y Quadra al norte desde México en 1775 para encontrar y
controlar el fabulado Paso del Noroeste. En 1781, una expedición española durante la Guerra
de la Independencia de los Estados Unidos dejó San Luis, Misuri (entonces bajo control
español) y llegó hasta St. Joseph en Niles, Míchigan donde capturaron el fuerte. Las
reclamaciones territoriales españolas basadas en esta penetración al norte no fueron
apoyadas en las negociaciones del tratado.
La Convención de Nutka (1791) resolvió la disputa entre España y Gran Bretaña sobre los
establecimientos británicos en Oregón y la Columbia Británica. En 1791 el Rey de España dio
a Alejandro Malaspina el mando de una expedición científica alrededor del mundo, con
órdenes de localizar el Paso Noroeste y buscar oro, piedras preciosas y cualquier
establecimiento estadounidense, británico o ruso a lo largo de la costa noroeste.
En 1819 y en virtud del Tratado de Adams-Onís, España se retiró de la región, dejando
numerosos topónimos españoles en la zona.
Independencia de España[editar]
Libertador Simón Bolívar, criollo de origen español, y líder de la independencia del norte de Sudamérica.
Libertador José de San Martín, hijo de padre y madre españoles, que líderó la independencia del sur de
Sudamérica.
En 1776 las trece colonias inglesas en Norteamérica iniciaron un proceso político inédito,
declarando su independencia de la metrópoli monárquica europea y creando
una república reglada por una constitución escrita, con el nombre de Estados Unidos de
América.
A partir de 1808, durante la Guerra de la Independencia Española a causa de la
invasión napoleónica, los criollos, al igual que los peninsulares en España,
establecieron juntas para gobernar las tierras en nombre del rey Fernando VII de España. Esta
experiencia de autogobierno, junto con el antecedente de la Independencia de Estados
Unidos, y la influencia del liberalismo y las ideas de la Revolución francesa influenció
sobremanera al transcurso de la Guerra de Independencia Hispanoamericana (1808-1824), de
la que emergieron la mayoría de las repúblicas hispanoamericanas de la actualidad.
En América del Sur, las primeras juntas criollas, como las establecidas en La Paz, Virreinato
del Río de la Plata (1809), Venezuela (1810), Chile (1810), Nueva Granada (1810) y Quito
(1809), fueron reprimidas por las autoridades metropolitanas españolas, causando la derrota
de todas ellas. La Primera Junta de Buenos Aires (1810) fue el único gobierno patrio que pudo
permanecer, estableciendo una continuidad histórica con los gobiernos posteriores de
la Argentina. Desde Buenos Aires comenzó la campaña de secesión del sur del Continente.
Dos grandes ejércitos independentistas se formaron y atacaron a las tropas realistas desde el
sur y el norte, dirigidos por José de San Martín y Simón Bolívar, para confluir en Guayaquil,
donde el mando general de las tropas independentistas sudamericanas quedó en manos de
Bolívar. La guerra por la independencia de Sudamérica (Suramérica) se extendió
entre 1810 y 1824. En este último año, los realistas, arrinconados en el Alto Perú, fueron
finalmente derrotados en Ayacucho por un ejército sudamericano al mando del
Mariscal Antonio José de Sucre. Una vez que los pueblos de América de Sur se
independizaron de España, y después de complejos procesos, terminaron creando las
siguientes naciones independientes de la
actualidad: Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y
Venezuela.
Los pueblos del Virreinato de Nueva España se iniciaron en 1810 con el Grito de Dolores y
también luego de complejos procesos políticos terminaron creando las siguientes naciones
independientes de la actualidad: Costa Rica, El
Salvador, Guatemala, Honduras, México y Nicaragua. Con posterioridad se
independizaría República Dominicana.
En 1898, Estados Unidos ganó la Guerra Hispano-estadounidense y ocupó las islas de Cuba y
Puerto Rico, terminando con la presencia española en América. Cuba se independizó en
1902, si bien seguiría bajo tutelaje estadounidense hasta 1959, mientras que Puerto Rico fue
anexionado como estado asociado a Estados Unidos. Otros territorios de origen hispano,
como California, Texas y Florida, fueron anexionados y convertidos en estados de los Estados
Unidos.
Actualmente, los países de habla hispana y portuguesa de América y Europa, se han
organizado en la Comunidad Iberoamericana de Naciones, que tiene su máximo órgano de
cohesión en la Cumbre Iberoamericana.
Consecuencias de la colonización[editar]
Demografía[editar]
Artículo principal: Catástrofe demográfica en América tras la llegada de los europeos
Gracias a la bula del papa Pablo III Sublimis Deus de 1537, que declaró a los indígenas
hombres con todos los efectos y capacidades de cristianos,5 hubo un gran contraste en
América entre la colonización española y la francesa con la anglosajona:6 los españoles se
esforzaron en incorporar a los indígenas a su civilización y su Iglesia, aun a costa de la
anulación de su identidad cultural.7
El desplazamiento de españoles hacia América durante el siglo XVI apenas afectó al
crecimiento demográfico de Castilla 8910 11 12 Por contra, el llamado choque microbiano tuvo
efectos negativos en la población indígena americana (los castellanos también lo sufrieron,
aunque en menor medida). Cuantificar esos efectos con los medios de aquella época en un
continente apenas conocido resultaba una tarea imposible. Y las divergentes estimaciones
que realizaron algunos historiadores en el siglo XX evidenciaron una total falta de base
científica en sus investigaciones.
Con la llegada de los colonos castellanos surgieron en América enfermedades desconocidas
en el Nuevo Mundo, como la viruela, la gripe, el sarampión y el tifus, contra las que
las poblaciones nativas no tenían resistencia. Por otro lado, los europeos tomaron contacto
con otras enfermedades propias de América, como la sífilis, que diezmó a la población
europea al propagarse en 1494 desde el sur de Italia (posesión perteneciente a la corona de
Aragón).
Entre el legado lingüístico de la población originaria, pueden contarse dos lenguas amerindias:
el quechua y el guaraní, que han alcanzado el rango de lenguas cooficiales en algunos países
hispanoamericanos, y cuya permanencia se debe en parte a su uso como lingua
franca durante la obra evangelizadora colonial. Durante el Virreinato del Perú, el quechua fue
uno de los idiomas que los misioneros católicos emplearon para evangelizar a los indígenas;
se escribieron varios manuales (llamados "artes") y lexicones de éste y otros idiomas
importantes, como el aimara, el mochica o el guaraní, así como catecismos. Ello permitió que
aumentara su influencia sobre los pueblos andinos e incluso pueblos amazónicos que antes
no lo hablaban. Un ejemplo es la amplia difusión en la actualidad del dialecto llamado quichua
santiagueño, popular en la provincia argentina de Santiago del Estero.
Fray Domingo de Santo Tomás publicó en Valladolid (España) las dos primeras obras en
quechua, la Grammatica o Arte de la Lengua General de los Indios de los Reinos del Perú, y el
Lexicón o Vocabulario de la Lengua General del PERV, llamado "Quichua".
El guaraní es a su vez una de las lenguas oficiales del Mercosur, y goza de amplia difusión en
Paraguay, donde es cooficial con el castellano, y en las provincias argentinas
de Corrientes y Misiones.
Encomienda y esclavitud[editar]
Artículo principal: Esclavitud en América Latina
El papa Alejandro VI, en sus bulas Inter Caetera estableció la obligación de la Corona de
Castilla de convertir a todos sus súbditos, incluidos los amerindios y afroamericanos,
al cristianismo, en su vertiente católica. Las tareas para lograr la conversión se realizaron
mediante una gran variedad de procedimientos y una considerable cantidad de misioneros de
distintas órdenes partieron de la península ibérica hacia América a tal fin, en el marco de un
movimiento renovador de la Iglesia española iniciado por Cisneros, y en el que destacaron
místicos como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz, ascetas como San Pedro de
Alcántara (1499-1562), predicadores como San Alonso de Orozco (1500-1591) y religiosos
como San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.
Los métodos adoptados para obtener la conversión fueron muy diversos. Una de las fórmulas
empleadas fue la conocida como doctrina. Se trataba del compromiso adquirido por el
conquistador para que fueran evangelizados todos los indígenas que le habían correspondido
en sus repartimientos; los niños debían recibir las enseñanzas religiosas todos los días y los
adultos tres días a la semana. El convento fue el centro neurálgico de la evangelización y a su
alrededor se configuraron numerosas poblaciones. En él atendían los religiosos las
necesidades espirituales de los nuevos cristianos al mismo tiempo que las materiales, ya que
junto a las dependencias de culto y habitación de los frailes, disponían de enfermerías,
escuelas y talleres. Los mismos misioneros desempeñaron un importante papel en
la transculturación del indígena, al poner un especial empeño en su incorporación a las
actividades artesanales de tradición europea como parte destacada de su educación. La
escuela de San José de los Naturales, creada por los franciscanos en México, las organizadas
por el obispo Vasco de Quiroga en Pátzcuaro (Michoacán), o las Misiones Jesuíticas en la
actual Argentina, Paraguay, etc., son una referencia para comprender diferentes proyectos de
vida para el indígena a partir de su incorporación al cristianismo. En ellos están presentes
muchas de las ideas procedentes de los movimientos utópicos de la edad media y del
renacimiento, que encontraron en América un terreno propicio para su puesta en práctica.
En algunas ocasiones los religiosos católicos se relacionaron estrechamente con los
pobladores nativos, involucrándose en sus problemas y en los abusos que sufrían por parte de
algunos conquistadores y encomenderos, trasmitiendo las injusticias a las autoridades de la
península. En muchos casos los misioneros católicos utilizaron las lenguas americanas, como
el quechua, el náhuatl o el guaraní, contribuyendo a preservarlas al ser dotadas de sistemas
de escritura.
La conversión al catolicismo de la población americana fue ampliamente exitosa. En 2004,
cerca de la mitad de los católicos del mundo están en Iberoamérica, si bien la tendencia es
decreciente.15
Por otra parte, el catolicismo latinoamericano tomó formas peculiares derivadas del fenómeno
conocido como sincretismo religioso, mediante el cual las antiguas religiones y creencias
precolombinas y africanas se integraron al cristianismo.
Intercambios técnicos y científicos[editar]
Véase también: Intercambio colombino
Aportes españoles[editar]
Caballos chilotes.
Los españoles llevaron al que denominaban Viejo Mundo (Europa, Asia y África) una serie de
elementos técnicos desarrollados por las culturas precolombinas. Entre ellos:
Cultivos:
aguacate o palta.
ají33, que se volvió esencial en la comida española, tailandesa e india.
ananás34.
cacahuete o maní.
cacao y el chocolate.
camote, batata o boniato.
chayote
frijol, poroto o judía.
girasol
maguey
maíz.
mandioca o yuca
maracuyá
papa o patata.
papaya.
tabaco.
tomate, que se volvería fundamental en la cocina italiana.
vainilla.
zapallo
Animales
la alpaca
la llama
el cuy
el guajolote
la ñuñuma
loros y guacamayas
Economía[editar]
La colonización española de América y la puesta en contacto de manera regular de los
mercados de Europa, Asia y América, a través de las Flotas de Indias y el Galeón de Manila,
supuso la globalización de la economía mundial, lo que sentó las bases del capitalismo, tal
como señalaría Marx en "El capital": "La biografía moderna del capital comienza en el siglo
XVI, con el comercio y el mercado mundiales" (Comienzo del capítulo IV de la Sección
Segunda, Libro Primero). 36 Además, el intercambio de productos agrícolas revolucionó los
cultivos en todos los continentes, aumentó la productividad de las tierras y enriqueció la dieta
de amplios sectores de la población. Todo esto conllevó transcendentales alteraciones en la
geografía humana de todos los continentes. 37
Los efectos producidos en las economías europeas y asiáticas por la puesta en circulación,
por parte de los españoles, del oro y la plata que extrajeron de América en el siglo XVI,
todavía son hoy objeto de estudio, sin que exista un acuerdo entre los historiadores
económicos: Mientras John Lynch o David Christian sostienen la vigencia de los estudios de
E. Hamilton, otros, como Jordi Nadal o Michel Morineau, critican sus análisis.
La expulsión de los españoles de América fue un proceso de exilio forzado de los colonos
castellanos llevado a cabo por los gobiernos independientes en el proceso de las guerras de
independencia hispanoamericanas. La expulsión implicó a un número reducido de españoles
que eran contrarios a vivir en países que ya no formaban parte de la Corona española, sino
bajo gobiernos inciertos y de nueva creación. La mayoría de los españoles y descendientes de
españoles quedarán asimilados a la población de los nuevos países como queda constancia
en la demografía étnica de estos nuevos estados americanos, formados en su mayoría
por descendientes de españoles, como es el caso de Argentina, Chile, Colombia, Costa
Rica,38 y Uruguay, o con mayor proporción de indígenas como es el caso de Bolivia.
Algunos pueblos indígenas, llamados en el siglo XIX salvajes por los gobiernos nacionales de
algunos países como Chile, Argentina, Brasil, Estados Unidos 39, Uruguay, y también llamados
indios por algunas personas en algunos países como Chile, Argentina o Brasil, padecieron
acciones de guerra por parte de esos estados nacionales y sus fuerzas armadas, a lo largo de
los siglos XIX y XX.
En la conquista de América, algunos estados independientes americanos, como México,40
Argentina, Chile y Estados Unidos, también llevaron adelante acciones tendentes a ocupar
territorios de indígenas en variados estadios de desarrollo, acciones tales como exploración,
apropiación y conquista como la pacificación de la Araucanía, la conquista del desierto y la
conquista del Oeste, que implicaron la ocupación del territorio de algunos pueblos indígenas
de desigual desarrollo cultural. En el siglo XX, otras naciones americanas impulsaron políticas
racistas contra indígenas, afroamericanos y sus descendientes. Algunas personas y
estudiosos sostienen que en dichas acciones estos países llevaron adelante políticas de
limpieza étnica y de genocidio. Figuras históricas como el teniente coronel George Armstrong
Custer en Estados Unidos, el coronel Joaquín Terrazas en México, el general Julio Argentino
Roca en Argentina, el general Cornelio Saavedra Rodríguez en Chile, el general Fructuoso
Rivera en Uruguay, el general Efraín Ríos Montt en Guatemala, etc., considerados héroes
nacionales en sus respectivos países durante mucho tiempo, hoy son tildados, por corrientes
izquierdistas de toda América, como genocidas.