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La política pública es la herramienta por excelencia para la gestión, intervención y

acción de los estados modernos y contemporáneos. Esta ha sufrido en su devenir


incontables transformaciones desde contextos históricos, sociales y económicos
diversos. La política pública pretende en su sentido esencial, reducir la desigualdad
social, mediante la incentivación y aumento de capitales en los agentes, priorizando
sectores vulnerables. Ahora bien, bajo esta breve perspectiva, es pertinente
entender que la política pública con mayor relevancia en los espacios sociales es la
educativa, sobre todo aquella que concede y pretende otorgar a los agentes
capacidades y competencias para su posible movilidad social mediante mecanismo
profesionalizantes y meritocráticos; esta política específica es la política pública en
educación superior. Dado su relevancia para la formación de los agentes y la
especialización de los mismos, el acceso a la educación superior siempre ha sido
restringido a sectores sociales que poseen un capital económico suficiente para
disfrutar de sus potencialidades positivas y que podrían beneficiar otras
posibilidades intercambio de saberes y haceres.

Los gobiernos estatales, bajo los lineamientos que han presentado que organismos
internacionales como el BID, OCDE Y BM, han transformado sus procedimientos y
herramientas para construir política educativa, en donde se transforma la
concepción de educación superior y a las IES (instituciones de educación superior)
como un bien de mercado, desconociendo como un derecho para toda la
ciudadanía.(Mejia, 2016) El problema no parte necesariamente de criterios
económicos de eficiencia en la gestión de los recursos. El problema se encuentra
marcado y enmarcado ideológicamente por una filosofía neoliberal en donde prima
la competencia y el aumento de la productividad y su eficiencia. La educación
superior no solo en Colombia sino en los países en vía de desarrollo que poseen
como sistema económico la economía de mercado, han transformado bajo
parámetros de entes multilaterales la concepción de política educativa, donde ha
primado el valor de las competencias y los méritos de estudiantes, desconociendo
diferencias estructurales y culturales de los mismos. Además, que dichos modelos
difieren demasiado en los países como Colombia con un PIB considerablemente
bajo que no garantiza el cubrimiento de la educación superior como derecho, sino
como un bien al cual se debe acceder bajo elección racional. (Ministerio de
educación, 2016)
En el contexto colombiano la política educativa ha sufrido constantes cambios desde
las perspectivas burocráticas a perspectivas gerenciales en la administración de los
IES. Además, que el financiamiento ha pasado a ser indirecto y disminuido a la
educación pública. La política educativa en un contexto de globalización ha
comenzado a ser entendida como un mecanismo para el desarrollo económico de
las naciones en donde el discurso legitimador “posee como soporte argumentativo
general la relación entre educación, democracia y equidad social, y entre educación,
desarrollo económico y productividad, tal y como ha venido siendo concebida en los
documentos del Banco Mundial sobre la materia” (Bonal, 2002)

Es decir, la problemática de la política educativa es que ha transformado su función


social, de educación y conocimiento a políticas netamente enfocadas en el aumento
de la productividad y la incentivación educación para el trabajo. Ahora bien, es
necesario plantear que estas políticas aplicadas en países como Colombia no han
logrado apaciguar las brechas existentes de desigualdad social y económica, de
capitales y así mismo de aumento de cobertura, dado que lo invertido en dicha
educación por las familias y estudiantes (el costo privado) no es del todo reflejado
en lo que percibirán como profesionales y empleados.

Según lo anterior y en el marco de la línea argumentativa es pertinente señalar dos


problemas fundamentales de la acción pública en y para la educación superior:
Financiación y privatización:

Financiación y desfinanciación
La desfinanciación es necesariamente un producto impulsado por el gobierno
temporal de un estado como el colombiano, sino por la imposición directa de agente
multilaterales, como el banco mundial y la OCDE. En Colombia paradójicamente la
desfinanciación se traduce por la provisión de la educación ya no como un derecho
por sí mismo necesario (esto se da solo en educación básica, pero con calidad
cuestionable) sino como una mercancía o un bien al que el agente debe llegar a
tener la capacidad de adquirir. En este sentido, la educación entra a la lógica de la
competencia y sobre todo los IES privadas, que entraron a hacer parte de este
mercado, las llamadas fundaciones universitarias, que concede pregrados a costos
que la clase media puede cubrir, pero que no garantizan educación de calidad y que
su acreditación es muy baja. Ahora bien, el desfinanciamiento ha producido una
crisis infranqueable en las Universidades públicas, dado que en su mayoría deben
gestionar, bajo factores de gestión, gerencia y eficiencia sus recursos para el
desarrollo de sus actividades, estas, no poseen la capacidad de garantizar políticas
internas de bienestar, se ven obligadas a realizar asociaciones con prestadores de
servicios y buscar préstamos y el corto presupuesto con el que cuentan, sea
desviado a investigación para poder aumentar su capacidad de cobertura y
bienestar al estudiantado. Las crisis de infraestructura que rodean
considerablemente las instituciones de educación pública, son gigantes, dado que
no ha permitido que se adecuen a las nuevas instalaciones y equipamientos, no hay
una modernización de los campus y las universidades se han visto obligadas a
aumentar el costo de sus matrículas.

Privatización

Lo cierto es que este desfinanciamiento que suele aumentar considerablemente


cada ano, es una causa estructural tanto del modelo económico, como la
socialización y subjetivación por parte de la comunidad societal de la ideología
neoliberal. Solamente no debe entenderse como un problema derivado de la
mercantilización que se ha dado paulatinamente no solo en educación superior, sino
en otros modelos educativos que han permitido ciertamente que educación superior,
ya no sea un derecho, sino un bien supremo, al cual las personas deben acceder
no necesariamente otorgado por el estado, sino con su capital económico, dado que
este le genera beneficios. La cuestión no es solo de indiferencia es la de la
preocupación por cumplir las disposiciones que presenta el BM o la OCDE (Mejia,
2016), dado que ya no es desde la ONU donde se ayuda a construir de manera
multilateral la educación, sino que bajo la pretensión de desarrollo y progreso
económico, dichos agentes han privilegiado el modelo educativo privado como el
más eficiente, cosa que no es garantizable ni tiene estudios para ser totalmente
aceptadas y legitimadas como una manera de hacer que la IES, funcionen como
una empresa y se caractericen en hacer un modelo publicitario de las universidades,
para que estas puedan vender su programas

Conclusión

La educación superior debe ser entendida como un proceso social, compuesto e


integrado por diversos agentes sociales y no solamente como un proceso productivo
y un bien supremo. Las políticas públicas carecen de posibilidades para fortalecer
la IES públicas, se ha limitado a un desfinanciamiento que ha obligado a estas
entidades a centrar su sostenimiento a través de alianzas, dado que no existe
compromiso del gobierno, que sea realmente tangible con la educación pública, sino
que se ha otorgado el presupuesto a terceros y de allí se ha subsidiado únicamente
la demanda.

Bibliografía
(CESU), C. N. de E. S. (2014). Acuerdo por lo superior 2034.
Bonal, X. (2002a). Globalización y política educativa: un análisis crítico de la
agenda del Banco Mundial para América Latina (Globalization and Education
Policy: A Critical Analysis of the World Bank’s Agenda for Latin America).
Revista Mexicana de Sociología, 64(3), 3–35. http://doi.org/10.2307/3541389
Bonal, X. (2002b). Globalización y política educativa: un análisis crítico de la
agenda del Banco Mundial para América Latina (Globalization and Education
Policy: A Critical Analysis of the World Bank’s Agenda for Latin America).
Revista Mexicana de Sociología, 64(3), 3–35. http://doi.org/10.2307/3541389
Mejia, D. (2016). Sobre las propuestas OCDE 2016 para la educación superior en
Colombia, 12.

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