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Noviembre - 2018
Introducción
Publicó esta encíclica León XIII en el mes de mayo de 1897, al
comienzo de la encíclica recalca que una de las dos intenciones principales
de su pontificado ha sido la reconciliación con la Iglesia de los cismáticos y
de los herejes, un ideal tan elevado no podía menos de haber sido para él
causa de contrariedades y desengaños.
El secreto está en aquel espíritu de fe que le ha dado aliento en todo
su largo pontificado, en su espíritu sobrenatural, cuya fuente es el Espíritu
de Dios, el Espíritu Santo, por esto, viendo ya cercana su partida de este
mundo, como su Maestro y Rey divino al Espíritu Santo confía la
realización de sus planes. El Espíritu Santo escogerá, iluminará y fortalecerá
a sus sucesores, de ella se puede decir que es la encíclica del optimismo. La
principal finalidad del Papa en este documento Magisterial es la de Exaltar
la labor del gran olvidado el don del Parecleto, ya que en los primeros siglos
de la Iglesia en el loable afán de defender la fe por la dogmática y la
cristología se hizo a un lado el papel importante del Espíritu Santo.
La encíclica, sin salirse del marco de la doctrina común sobre el
Espíritu Santo, acentúa, sin embargo, un aspecto que será muy importante
para la renovación de la eclesiología: desde la obra del Espíritu Santo en la
encarnación a su presencia activa y configurante del cuerpo de Cristo en la
Iglesia. Ciertamente, ya a mediados del mismo siglo XIX el gran teólogo de
Tubinga, J.A. Móhler (1796-1838) había puesto de relieve la acción del
Espíritu Santo en el nacimiento, configuración y desarrollo de la Iglesia,
pero la brecha abierta por él en dirección a los Padres y en diálogo
ecuménico con el protestantismo, no fue seguida durante mucho tiempo. Por
entonces se impusieron otros vientos.
Desarrollo de la Encíclica
Jesucristo, al abandonar el Mundo, encomendó el perfeccionamiento de su
obra al Espíritu Santo; su Vicario en la tierra hace lo mismo cuando ve
acercarse el fin de sus días.
Un doble objetivo se ha propuesto León XIII en su Pontificado:
4. Restaurar la vida cristiana en la familia y en la sociedad.
2. Fomentar el retorno de los que están separados de la Iglesia por
la herejía o el cisma.
Para que tenga lugar con más plenitud el deseo del Papa de que el
Espíritu Santo lleve su obra a cumplimiento, se propone León XIII en esta
Encíclica hablar de la admirable presencia y acción del Espíritu Santo en
la Iglesia y en las almas.