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PROTESTANTE
E S T U D I O S H I S T Ó R I C O S Y T E O L Ó G I C O S
LA REFORMA
PROTESTANTE
E ST U DI O S H I S T Ó R I C O S Y T E O L Ó G I C O S
4. M artín Lutero:
C autivo por la palabra de Dios
—M erling A lo m ía ........................................................................................ 31
5. U lrico Zw inglio:
¿R eform ador político o religioso?
—M iguel A. S a lom ón..................................................................................49
6. Juan Calvino:
Vida, obra y teología
—Davide Sciarabba .................................................................................. 61
La te o lo g ía de la R eform a P rotestan te
La R e fo rm a no te rm in ó , c o m o m u c h o s lo cre en , al c o n c lu ir la v id a de
L utero. T ie n e aún q u e s e g u ir h a s ta el fin del m u n d o . L u te ro tu v o una
g ra n o b ra que h acer: la de d a r a c o n o c e r a o tro s la luz que D ios h ic ie ra
b rilla r en su c o ra z ó n ; p ero él no re c ib ió to d a la luz q u e iba a s e r d ad a
al m u n d o . D esde a qu el tie m p o h a s ta h o y y sin in te rru p c ió n , n ue va s
ix
lu c e s han b rilla d o s o b re las E s c ritu ra s y n u e va s v e rd a d e s han s id o
d a d a s a c o n o c e r.1
R eferencias
1. Elena G. de W hite, El co n flicto de los siglos, 138. En h ttp s ://te x t.
e g w w ritin g s .o rg /p u b lic a tio n .p h p ? p u b ty p e = B o o k & b o o k C o d e = C S & la n g = e s & p a -
g e n u m b e r= 1 3 8 (c o n s u lta d o el 0 5 de o c tu b re de 2 01 7).
x
1
CAPÍTULO
Antecedentes de la
Reforma Protestante
Denis Kaiser
3
La Reforma Protestante: Estudios históricos y teológicos
4
A ntecedentes de la R eform a P rotestante
El R enacim iento
El com ienzo del siglo XIV m arcó, sin em bargo, no solo el co
m ienzo de num erosas calam idades. Tam bién señaló el ¡nielo de un
renacim iento de la herencia clásica griega y rom ana. El lema general
de este período, cono cido co m o el Renacim iento, fue ad fontes (de
vuelta a las raíces). La argultectura y las artes florecieron; m uchas pin
turas, estatuas, edificios, etc., fueron levantados después de ejem plos
griegos y rom anos antiguos. El Papa Ju lio II (1503-1513), por ejem plo,
encargó la destrucció n y reconstru cción de la Basílica de San Pedro y
la decoración del techo de la Capilla Slxtlna de M iguel Ángel. El Papa
León X (1513-1521), hijo de Lorenzo de M edid, planificó la finalización
de la Basílica gue fue parcialm ente financiada por la venta de Indulgen
cias contra las cuales el refo rm ador M artín Lutero protestaría en 1517.
Las ciencias tam bién experim entaron un renacim iento y m uchos es
pecialistas en el área de la literatura y las hum anidades recogieron
valiosos m an u scrito s y volvieron a seguir Investigaciones de antaño.
Así, Lorenzo Valla (1407-1457) descubrió gue la Vulgata Latina había
tra d u cid o Incorrectam ente la palabra griega m etanoia c o m o p a e nitenti
(penitencia), aungue su trad ucció n correcta fuera, de hecho, arrepen
tim ien to. Tam bién proporcionó evidencia Innegable de gue la D ona
ción de C onstantino —por siglos, el d ocu m en to se utilizó para apoyar
gue el papado tenía superioridad sobre los otros patriarcas (Alejandría,
Antloguía, Jerusalén y C onstantlnopla), la supervisión de Rom a y los
te rrito rio s occidentales del Im pe rio— era una farsa. Su estudio Sobre
¡a falsa creencia y la donación m entirosa de C onstantino fue su prim ido
5
La Reforma Protestante: Estudios históricos y teológicos
durante m uchos años, pero fin alm ente se Im prim ió en 1517, el año del
com ienzo de la R eform a Protestante.
6
A ntecedentes de la R eform a P rotestante
El P apado R enacentista
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La Reforma Protestante: Estudios históricos y teológicos
Desarrollos tecnológicos
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A ntecedentes de la R eform a P rotestante
pagar su pré sta m o a Jakob Fugger m ientras pagara el cin cuenta por
cie nto de los Ingresos a León X.
En enero de 1517, Johannes Tetzel se co n virtió en el co m isiona
do de indulgencias para A lbert en las diócesis no lejos de W lttenberg.
Otro Individuo gue se había beneficiado de la m inería fue Federico el Sa
bio (1463-1525), príncipe elector de Sajonia, ya gue m uchas de las m i
nas de plata estaban en su territorio. Federico utilizó parte de su rique
za para fundar la Universidad de W ittenberg y para pagar los salarios de
los nuevos profesores universitarios, entre ellos un joven llam ado M ar
tín Lutero (1483-1546). El padre de M artín, Flans Lutero (1459-1530),
creció com o hijo de cam pesinos. No obstante, se había hecho próspero
gracias a sus inversiones en el negocio m inero, lo gue le perm itió dar
a su hijo M artín una excelente educación. Debido a dicha educación,
M artín fue llam ado para ser profesor en W ittenberg. Así, la invención de
nuevas tecnologías m ineras preparó, de diversas m aneras, circu n sta n
cias gue hicieron necesaria y posible la Reform a Protestante.
La invención de una nueva tecnología de im prenta, por Joha n
nes G utenberg, generó una industria de Im presión a gran escala gue
p e rm itió la producción en m asa de libros y folletos. Tam bién aseguró
la unifo rm id ad de los textos, evitó errores de copiado y redujo los cos
tos de publicación. Com o resultado, la com pra de libros se hizo m ás
accesible y fa cilitó el aprendizaje. Uno de los prim eros productos de
G utenberg fue la Biblia Gutenberg en 1455. Cincuenta años m ás tarde,
a finales de 1510, en la m ayoría de ciudades y pueblos existían im pren
tas gue ayudaron a Im pulsar el m ensaje de la Reform a para gue este
fuera disem inad o rápidam ente por to d o el contin ente europeo.
9
La Reforma Protestante: Estudios históricos y teológicos
10
A ntecedentes de la R eform a P rotestante
gracia era un regalo Inm erecido y los seres hum anos eran salvados
únicam ente por ella. Por otra parte, G uillerm o de Ockham (1285-1347)
y Gabriel Biel (1420-1495) intentaron preservar la responsabilidad hu
m ana sugiriendo gue el m érito hum ano es recom pensado. Esta últi
m a visión se hizo m uy Influyente durante los inicios de la Edad Media.
Se creía gue para el pecador el sacram ento de la penitencia ofrecía
la oportunidad de recibir el perdón y la restauración. Ese sacram ento
tenía dos partes: confesión de fe y satisfacción. Los pecadores tenían
gue sentir lástim a por su pecado y luego confesarlo al sacerdote, guien
a su vez ofrecería la absolución al guita r la culpa o el castig o eterno por
el pecado. El castig o tem poral era tra ta d o cuando el sacerdote prescri
bía al pecador acciones particulares (satisfacción), tales co m o lim os
nas, oraciones, peregrinaciones o alguna otra obra m eritoria.
Dado a gue la gente se encontraba con la m uerte a cada ins
tante, estaban preocupados de lo gue les podría pasar a ellos, a sus
a m igo s y a sus parientes cercanos cuando m urieran. La enseñanza
ca tó lica tra ta b a de tres lugares diferentes donde uno podía ir: el in
fierno, el p u rgatorio o el cielo. A guellos gue rechazaron o gue nun
ca recibieron los m edios de la gracia term in aban en el infierno y allí
sufrían el to rm e n to eterno. A guellos cuyo proceso de ju s tific a c ió n se
co m p le tó en el m o m e n to de su m uerte iban dire cta m e n te al cielo. No
obstante, se creía gue la m ayoría de los cristianos, iban prim ero al pur
ga to rio porgue no habían hecho suficie n te s obras de sa tisfa cció n o
penitencia para expiar por su ca stig o tem p ora l. Una vez gue el ca stig o
te m p o ra l fuera satisfecho, recién podrían ir al cielo. La enseñanza del
p u rgatorio fue o ficia lm e n te definida c o m o do ctrin a de la Iglesia en los
C oncilios de Lyon en 1274 y de Florencia en 1437.
Al m ism o tie m p o gue todos los reform adores protesta nte s re
chazaban la enseñanza del purgatorio com o una creencia no bíblica,
tam b ién se desarrollaron to d o tip o de prácticas para reducir el supues
to tie m p o gue uno podría pasar en el purgatorio. Era una práctica co
m ún gue un sacerdote dijera una m isa por el alm a de una persona
fallecida, y las personas m ás ricas incluso pagaban una dotación para
gue un sacerdote diera m isa después de la m uerte de una persona.
Aguellos incapaces de pagar una dotación podrían unirse a una con
fraternidad para pagar suscrip cione s a fin de apoyar a un sacerdote
a decir m isas en nom bre de la persona fallecida. Tam bién se podía
ir en peregrinación o ver las rellgulas. A lgunos Individuos ricos, com o
n
La Reforma Protestante: Estudios históricos y teológicos
Conclusión
12
A ntecedentes de la R eform a P rotestante
R eferencias
1. P arte del c o n te n id o de e ste c a p ítu lo e stá b a s a d o en la o b ra de Ru-
d o lp h W. Helnze, R eform a nd C onflict: From the M edieval W orld to the W ars o f
Religión, AD 1350-1648, T h e Baker H ls to ry o f th e C hu rch (G rand R aplds, MI:
Baker, 2 00 5), 4 :19-60.
2. M a rg a re t A sto n , The F lfteenth Century: The P rospect o fE u ro p e (N ew
Y ork: H a rc o u rt Brace, 1968), 120.
3. Helnze, R eform a nd C onflict, 53.
13
2
CAPÍTULO
15
La Reforma Protestante: Estudios históricos y teológicos
Se conoce poca Inform ación sobre los prim eros años de W iclef.
Su apellido proviene de una aldea de Yorkshire, W ycliffe-on-Tees, don
de su fa m ilia poseía tierras. A p roxim adam ente a la edad de doce años
entró bajo la ju risd icció n de Juan de Gaunt, el segundo hijo del rey
Eduardo III (cuyo tío sirvió al joven rey com o regente por un tiem po), y
con guien la vida de W iclef estaría tan estrecham ente enlazada.
W iclef pasó la m ayor parte de su tie m p o en la U niversidad de
Oxford. A ungue los historiadores discuten una fecha exacta para su
nacim iento, están casi seguros al a firm a r gue haya com enzado sus
estudios en 1345, cuando solo tenía 15 años.3 Esta fue una época en
gue las universidades eran un fe n óm eno relativam ente nuevo, en gran
parte, pro d u cto del cre cim ie n to de las ciudades. Las prim eras univer
sidades aparecieron en ciudades c o m o París, Bolonia y Oxford. A un
estudiante se le regueriría 14 años de estudio para m a tricu larse en la
Facultad de A rtes.4 W iclef pasó la m ayor parte de su vida aguí. Fue
«am pliam ente reconocido co m o el m aestro m ás brillante de su tie m
po en filo sofía y teología».6 En particular, se destacó por su erudición y
su lógica inguebrantable (sin sentid o del hum or).
Por un tiem po W iclef renunció a las actividades académ icas en
nom bre del servicio de la corona. Estos fueron tiem pos cruciales e in
ciertos para Inglaterra. El francés era entonces el idiom a de la élite. De
hecho, no fue hasta 1362, m ientras W iclef todavía estaba en Oxford,
gue el inglés se convirtió en el Idiom a oficial de los tribunales. Y, no fue
hasta el final de su vida gue el inglés se convirtió en el idiom a princi
pal de las escuelas prim arias, incluyendo a los niños gue se educaban
en Oxford. Otra im portante influencia es el hecho de gue fue en este
m o m e nto en gue el papado fue dividido. Esta división prom ovió los in
tereses franceses a expensas de Inglaterra, lo gue solo creó m ás resen
tim ie n to y resistencia hacia la jerarguía papal. Una serie de estatutos
16
Ju a n Wiclef, c a taliza dor de la R eform a
Filosofía de la R eform a
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La Reforma Protestante: Estudios históricos y teológicos
frutos. La im plicancia era sim ple: ¡los líderes eclesiásticos, así com o
políticos, sino m ostraban buenos fru to s en sus vidas, eran reprobados!
Fue a partir de este punto que W iclef insistió en retornar a la
autoridad de la Escritura. Solo la iglesia puede interpretar la Biblia co
rrectam ente, creía. «Pero esta iglesia que posee la Escritura es el cuer
po de todos los que están predestinados», señala el h istoriador Ju sto
González, «y por lo ta n to la Biblia debe ser puesta de nuevo en sus
m anos y en su propio idiom a».8 Esta lógica sim ple llevó a W icle f a argu
m entar por la trad ucció n de la Biblia de la Vulgata Latina al inglés. No
cabe duda que W iclef allanó el cam in o para la trad ucció n de la Biblia al
inglés, una tarea que ocurrió en gran parte después de su m uerte. Tal
tra b a jo de trad ucció n de obras religiosas y de la Escritura en la lengua
vernácula no era un fenóm eno único. Un siglo antes el rey A lfo nso el
Sabio de Castilla ordenó que la Biblia fuera trad ucida al español (un
proceso que dio lugar a la Biblia Alfonsina). Así, W iclef fue un m edio
ca talizado r para la de reform a, y tam bién fue un im pulso para tra d u cir
los escritos sagrados a la lengua vernácula.
C ontroversia
18
Ju a n Wiclef, c a taliza dor de la R eform a
a firm ó la doctrina de la tra n su b sta n cla cló n —la ¡dea de que los elem en
tos del pan y el vino se convierten en el verdadero cuerpo y sangre de
J e s u c ris to — y esta se co n virtió en dogm a oficial de la Iglesia. En su
tra ta d o sobre la Eucaristía, W iclef vio esto com o una negación del prin
cipio m anifestado en la encarnación. Cuando C risto se hizo hum ano
no destruyó a la hum anidad. Al contrario, lo que ocurre en la com unión,
de acuerdo con W iclef, es que el cuerpo de C risto (aunque de hecho
está presente) no destruye los elem entos. Él argum entó por un tip o de
e n tend im ien to «sacram ental» que enfatizaba el «cam ino m isterioso»
a través del cual el cuerpo de C risto está presente en el servicio de
com unión y no sim plem ente co m o un pan m aterial.
Legado
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La Reforma Protestante: Estudios históricos y teológicos
R eferencias
1. N o rm a n Tanner, The C hurch in the Late M iddle Ages (L ondon: I. B.
T auris, 2 00 8), 140.
2. El té rm in o «Lollard» p ro vie n e del a le m á n lollen (« m u rm u ra r» ) y se re
fie re a un e x c é n tric o v a g a b u n d o o re lig io so . C abe s e ñ a la r gue la p ro x im id a d del
v ín c u lo e n tre W lc le f y s u s s e g u id o re s de Lolla rd es d e b a tid a , a u n g u e a lg u n o s
h is to ria d o re s re c ie n te s son c a d a vez m á s c o m p re n s iv o s a ce rc a de e sta c o n e
xión.
3. Para un re s u m e n de la v id a de W lcle f, ver A n d re w E. Larsen, «John
W yc llf, c. 1331 -1384», en A C om panion to Jo h n W yclif: Late M edieval Theolo-
gian, ed. lan C hristop her Levy (Lelden: Brlll, 2 00 6), 1 -65.
4. J u s to L. G onzález, T h e S to ry o f C hristianity: The Early C hurch to the
D awn o f the R eform ation, ed. rev. y a u m e n t. (N ew York: H arperO ne, 2 01 0),
1 :372-373.
5. Tanner, 1 43-144.
6. G onzález, 412.
7. G onzález, 412.
8. G onzález, 413.
9. G onzález, 414.
10. Tanner, 147.
11. Ibíd.
20
3
CAPÍTULO
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La Reforma Protestante: Estudios históricos y teológicos
C ism a
22
Un hom bre en m isión : Jan H us después de seis siglos
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La Reforma Protestante: Estudios históricos y teológicos
Indulgencias
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Un hom bre en m isión : Jan H us después de seis siglos
santa para asegurar el poder del papado. Entonces, Hus fue convoca
do para com parecer ante el recién elegido arzobispo de Praga, Albík.
«Incluso si el fuego para guem ar mi cuerpo fuese colocado ante m is
ojos», declaró desafiante, «yo no obedecería».10 El rey le ordenó a Hus
gue se som etiera a la autoridad eclesiástica.
Hasta aguí, Hus había tra ta d o de re fo rm ar la Iglesia em pezando
desde adentro. Pero ahora to d o había cam biado. «En una palabra, la
Institución papal está llena de veneno, el a n tlcrlsto m ism o, el hom bre
del pecado, el líder del ejército del diablo, un m iem bro de Lucifer, el vi
cario principal del dem onio, un sim ple Idiota gue podría ser un m aldito
diablo en el Infierno y un ídolo m ás horrible gue un tro n co pintado».11
Las protestas se volvieron terribles en Praga. La predicación de
Hus electrificó al pueblo. Tres m anifestantes fueron decapitados con
virtién dose en los prim eros m ártires husltas. Todo el asunto fue una
vergüenza para el rey Václav, guien denunció a Hus co m o un alborota
dor. Incluso la reina Zofie no pudo saciar su Ira. Las condiciones para
la reconciliación eran sim ples: Hus debía estar de acuerdo en gue el
Papa era la cabeza de la Iglesia y debe ser obedecido. Sin em bargo, se
rehusó a co m prom e te rse con este concepto y fue excom ulgado por
cuarta vez. Praga fue puesta bajo prohibición (no hubo ordenanzas
o servicios de la Iglesia), y el 15 de octubre de 1412, Hus entró en un
exilio voluntarlo. «Soy un fugitivo», le Inform ó a un am igo .12
El concilio
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La Reforma Protestante: Estudios históricos y teológicos
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Un hom bre en m isión : Jan H us después de seis siglos
El ganso cocinado
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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Un hom bre en m isión : Jan H us después de seis siglos
lores aún m ás vivos.30 Hasta el final del cam ino, él creyó que, si era la
voluntad de Dios, podría guardar su vida tal co m o lo había hecho con
m uchos otros Individuos en la historia de la salvación. Sin em bargo, él
tam b ién sabía que tal vez Dios tenía un propósito para su vida. Durante
su ejecución, él dijo: «puedes asar el ganso, pero en cien años se levan
tará un cisne con un canto que no podrás silenciar».31
Hus generó el ¡nielo de un gran m ovim iento. Él rechazó cualquier
doctrina o práctica no encontrada en la Biblia. A sim ism o, denunció el
abuso de poder dentro de la Iglesia. Su Insistencia obstinada sobre
la prim acía de la Escritura hizo que un visita n te papal le calificara del
hereje m ás peligroso desde que C risto vino a esta tierra.32 Él colocó la
autoridad de la Biblia por encim a de la Iglesia. Por lo tanto, esto es un
legado. Aunque tal vez su m ás grande legado fue la trad ucció n de la Bi
blia al checo, la Biblia de Krallce, la cual que todavía se usa hoy en día.
R eferencias
1. P arte de la In fo rm a c ió n b io g rá fic a b á s ica e stá c o n s tru id a de T h o m a s
A. Fudge, The M e m o ry a nd M o tiva tio n o f Jan Hus, M edieval P riest and M ar-
ty r (T urn h ou t, B elg lum : B re po ls P ub llshe rs, 201 3); Idem ., The TriaI o fJ a n Hus:
M edieval H eresy and C rim inal Procedure (N e w York: O xfo rd U n lv e rs lty Press,
2 01 3); Idem ., Jan Hus: R eligious R eform a n d Social R evolution in Bohem ia
(L on d on : I. B. Taurls, 2 01 0).
2. Esta re fe re n cia p ro vie n e de Ellen G. W hlte, The Great C ontroversy
(1911), que b asó su re la to de H us so b re los h is to ria d o re s del s ig lo XIX, J. H.
M erle d A u b lg n é y J. A. W ylle.
3. T h o m a s A. Fudge, «To Bulld a Flre», C hristian H isto ry 68 (No. 4,
2 0 0 0 ), 10-18.
4. J o n a th a n Hlll, The H isto ry o f C hristian Thought: The Fascinating
S to ry o f the Great C hristian Thinkers a nd H o w They H elped Shape the W orld
as We Know It Today (D o w n e rs Grave, IL: IVP A c a d e m lc , 2 00 3), 172.
5. The Letters o f John Hus, tra d . M a tth e w S pln ka (M a n ch e s te r: M an-
c h e s te r U n lv e rs lty Press, 1972), 5-6.
6. J a n H us to A rc h b ls h o p Zbynék, J u ly 6 ,1 4 0 8 , en The Letters o fJ o h n
Hus, 22.
7. C ita d o p o r Fudge, «To Bulld a Flre».
8 Ibíd., «To Bulld a Flre».
9 Ibíd.
10. Ibíd.
11. Ibíd.
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4
CAPÍTULO
M erling Alom ía
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
El año 1517 tam bién fue decisivo en la vida de M artín pues ¡nieló
una controversia entregando a la Im prenta la prim era serle de sus tesis
gue sirvieron com o base de una disputa ocurrida el 4 de setiem bre de
ese año. Esta disputa no guedó desapercibida y las tesis fueron d ifu n
didas en las U niversidades de Ingolstadt, Heldelberg y Colonia, siendo
recibidas con e n tu siasm o al descubrir la verdad de la salvación m e
diante la gracia salvadora de Dios. Igualm ente, en 1517, M artín cam bia
su apellido de Luder a Lutero, «eleuterlus» u «hom bre libre», guerlendo
enfatiza r su libertad en C risto4 lograda gracias al estudio de la «palabra
de Dios», antes de la publicación de sus co ntrovertidas tesis.
Su nuevo nom bre lo usa por prim era vez en una carta escrita el 31
de octubre de 1517 al arzobispo Alberto de Malnz, guien era el responsa
ble de la venta de Indulgencias en esa parte de Alem ania, las provincias
de M agdeburgo y M aguncia.6 En su carta, Lutero exigía al arzobispo gue
la venta fuese detenida de Inmediato; adem ás, la carta Iba acom pañada
con una copla de las 95 tesis.6 En realidad, la develación del significado
de su nom bre la expresa el m ism o M artín a su am igo Juan Lang en una
carta, donde al poner su firm a, se declara: «Elermano M artin us Eleuthe-
rius, sí, dem asiado siervo y cautivo, agustino en W lttenberg».7
Lutero ¡nieló su tarea reform adora tra s percatarse asom brado
gue la Iglesia gue decía ser la verdadera, era notoriam en te falsa, la Ba
bilonia apocalíptica. Su líder era el apóstol de la falsedad y «el hom bre
de pecado e hijo de perdición», predlcho por Pablo (2 Tes 2:3) y deno
m inado por Juan com o el «Antlcrlsto». Así, hacia fines de 1517, Lutero
estaba convencido del derrotero a seguir, pues desde hacía un año él
ya había estado predicando contra las Indulgencias. En realidad, sus
95 tesis clavadas en la puerta de la Iglesia del C astillo de W lttenberg,
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M artín Lutero: C autivo p o r la palabra de Dios
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
a re tra cta rse pero él se negó. C ayetano defend ió con ardor la supre
m acía del Papa sobre la E scritura en ta n to que Lutero respond ió con
m ayor Insistencia que la suprem acía correspondía solo a la E scritu
ra.16 G rlm m acierta al a firm a r que este e n cu entro puede ser resum ido
señalando que «cuanto m ás C ayetano Insistía en la Infalibilidad del
papado, Lutero e n fatiza ba aún m ás la a utorida d de la Escritura».17
La co n fro n ta ció n con C ayetano dio c o m o re su lta d o que S taup ltz li
berara a Lutero de su vo to de obediencia a la orden agustlna, lo cual
Lutero con sid e ró c o m o una excom unión. Por eso, tra s la Dieta de
W orm s, el com entaría: «Ele sid o exco m u lg a d o tre s veces: p rim ero por
S taupltz, luego por el Papa y, en te rce r lugar, por el em perador».18 Al
final de la controversia, Lutero fue In fo rm a d o que C ayetano tenía po
der para a rre sta rlo y que él estaba d isp u e sto a hacerlo. Las pue rtas
de la ciudad ya eran cu sto d ia d a s con ese propósito, de m anera que
por la noche, con la ayuda de un am igo, escapó de A u gsburgo y tra s
tre s días de huida entró seguro a W ltte n b e rg .19
En 1519 Lutero tu vo que debatir largam ente en Leipzig (del 27
de ju n io al 15 de ju lio ) con Johannes von Eck sobre varios aspectos de
la doctrina rom ana, pero, sobre todo, el tem a central de la disputa era
saber quién tiene la autoridad final, ¿la «palabra de Dios» o el Papa?
Eck alegaba que la Escritura tenía autoridad por obra y gracia del Papa.
Lutero, en cam bio, defendió con ardor que la superioridad de la Escri
tura estaba por encim a de los Papas, los padres de la Iglesia, e Incluso
los concilios debido a que todos ellos habían errado en el pasado.20 El
debate fue tenso y abiertam en te opuesto entre los dos contrincantes.
Eck finalm ente llam ó a Lutero «hereje, equivocado, blasfem o, presun
tuoso, sedicioso y que sus palabras eran ofensivas a to d o oído piado
so». Adem ás, lo sin dicó co m o expositor de los errores pestíferos de
Juan W lclef así co m o de los errores de Jan Plus.21 Eck salló del debate
sindicando a Lutero co m o hereje y al volver a Roma solo pudo Inform ar
al Papa que el m onje alem án era po rta d o r del virus bohem io. En ca m
bio, Lutero salló m ás convencido de que considerando las palabras
papales, el reino del a n tlcrlsto ya estaba establecido y que la Iglesia no
era m ás de Dios sino la sinagoga de S atanás.22
Este debate fue uno de los m ás decisivos y fundam entales para
la Reform a y para las decisiones de Lutero. De allí Lutero salló m ás
convencido de Intentar la reform a de la Iglesia; seguro de lo que eso
significaba. Reeves señala ta n to la convicción de Lutero com o su des-
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M artín Lutero: C autivo p o r la palabra de Dios
encanto al concluir el debate con Eck: «La palabra del Papa siem pre
fa lsifica la de Dios. En tal caso, el reino del a n tlcrlsto está sellado, y no
es m ás la Iglesia de Dios sino la sinagoga de Satanás».23
El año 1520 fue crucial ta n to para la Reform a co m o para Lute
ro, adem ás la prensa m o stró su poder Insustituible co m o m edio de
com unicació n efectivo al d ifu n d ir sin am bages el pensam iento de la
Reform a. En m ayo del m ism o año, Lutero entregó al Im presor el Ser
m ón sobre las buenas obras; en junio, El papado en Roma; en agosto,
Llam a do a la nobleza cristiana de la nación alem ana, donde cu e stiona
ba la autoridad del Papa y especialm ente el derecho gue este alegaba
tener para la Interpretación de la Escritura y la convocación de co n ci
lios;24 y, en setiem bre, El cautiverio babilónico de la Iglesia rechazando
el m onopo lio alegado por la Iglesia a su exclusividad Interpretativa de
la Escritura y objetando adem ás la Infalibilidad papal, y exigiendo gue
el papa debiera som eterse a la Escritura. Placía octubre la m ayoría de
sus obras tenían no m enos de tres ediciones y estaban disem inadas
por toda Europa exponiendo gue la ju s tific a c ió n solo se la recibe por
fe (sola fíde) y probando gue Roma estaba errada al a firm a r gue la
salvación y los dones de la divina gracia podían ser dados únicam ente
m ediante la d istrib ución sacerdotal de los sacram entos.
Con cada obra Lutero exponía su convicción en la sola scriptura,
declarando: «Lo gue se afirm a sin las Escrituras o la revelación proba
da podría ser definido solo co m o una m era opinión, pero no necesita
ser creída».26 Placía noviem bre Lutero publicó La liberta d del c ris tia
no dedicándola al Papa León X. En este tra ta d o explicaba la m anera
co m o nos es Im putada la ju s tic ia de C risto a cam bio de Im putársele
a Él nuestros pecados.26 En resum en, Lutero declaraba gue la ju s tic ia
no nos es otorgada por m érito nuestro sino porgue C risto nos da su
ju s tic ia al declararnos ju stos. Realm ente, en los tra ta d o s Llam ado a la
nobleza cristiana de la nación alem ana, El cautiverio babiló nico de la
Iglesia y La libertad del cristiano, Lutero escribió co m o respuesta fra n
ca y am igable o m ás bien co m o franca co n tradicción a la bula papal
Exsurge D om ine decretada por León X el 15 de ju lio de 1 520,27 donde
el Papa denom inaba a las enseñanzas de Lutero co m o «virus veneno
so» y le daba un plazo de dos m eses para retractarse y de no hacerlo
sería declarado anatem a. Los encargados de procla m a r la bula com o
nuncios papales por to d o el Im perio fueron Johanan Eck y Glralano
M eandro. Sin em bargo, para sorpresa y desencanto de ellos, por donde
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
que las contestara sin rodeos, al punto y de Inm ediato: «M artín Lutero
¿reconoces estos libros publicados con tu nom bre com o tuyos?» Lue
go, «¿estás preparado para retractarte de lo to d o que has escrito en
ellos?» ¡Increíble! ¡No habría ningún debate! Era evidente que querían
te rm in a r el asunto sin ninguna discusión y con prem ura. De Inm ediato
S ch u rff protestó exigiendo que los títu lo s debieran ser leídos. Una vez
leídos, Lutero a firm ó que lo eran. Sin em bargo, después que se repitió
la segunda pregunta hubo un largo silencio. Es que Lutero era m uy
consciente del m o m e n to que afrontaba. La Reform a y su m ism a vida
estaban en juego, pero sobre to d o no quería poner en riesgo «la pala
bra de Dios». Así, tras m editar un m o m e n to m ientras hojeaba sus tra
tados, pidió al em perador volver al día siguiente para dar su respuesta
final y, tra s deliberación de la Dieta, ¡le fue concedido!
Al día siguiente, Lutero, tra s una espera hasta las seis de la tarde,
y en o tro salón m ás am plio del m ism o palacio arzobispal, aunque tan
repleto que todos estaban de pie siendo el único sentado el em perador,
entró a la audiencia con ánim o m ás sereno y decidido. Sin em bargo, al
hacérsele las m ism as preguntas del día anterior, respondió con segu
ridad que no podían exigirle una respuesta tan sim ple sobre algo tan
abarcante y significativo, ya que sus escritos caían en tres categorías.
A la prim era pertenecían los que trataba n sobre la piedad y eran plena
m ente evangélicos que Incluso sus enem igos reconocían su valor, ¡Im
posible retractarse de ellos! En la segunda estaban otros que, aunque
hablaban contra el papado, en realidad eran contra las leyes del Papa,
donde señalaban los abusos y la corrupción del papado. R etractarse
de ellos sería aprobar la perversidad papal, por lo que ¡no era correc
to retractarse de ellos! Se escuchó entonces un «¡No!» del em perador,
pero Lutero estaba Inspirado y prosiguió su defensa. La tercera cate
goría, dijo, eran libros y tra ta d o s escritos contra personas específicas
que defendían la tiranía papal, ¡Im posible retractarse por las m ism as
razones que con la anterior! Luego, Lutero, con serenidad y firm eza,
pidió ser refu tad o de sus errores con pruebas reales o razonam ientos
sólidos m ediante las Escrituras. De hacerlo así, con to d o gusto se re
tractaría e Incluso, adujo, él m ism o sería el prim ero en quem ar sus li
bros; por lo tanto, ¡no podía retractarse de nada de lo que había escrito!
El calor del salón era Inm enso debido al cong e stlo n a m le n to y a
las antorchas que se habían encendido para a lum b rar el recinto, así que
Lutero estaba sudando profusam ente.34 La respuesta dada no agradó
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burgo y lo hicieron con tal sigilo y perfección gue incluso por un buen
tiem po, el m ism o Federico el sabio, su protector, no estaba seguro de
gue su protegido estuviera a salvo. Pero allí, se avocó a tiem po com pleto
a la tarea de su vida, la traducción de la Biblia al alemán. En 1522 estuvo
lista la traducción del Nuevo Testam ento y hacia 1534 su traducción de
toda la Biblia estaba com pleta. Él anhelaba gue cada alem án tuviera una
Biblia en sus m anos. Este ¡ría a ser el m ayor legado de Lutero para su
pueblo y para la Reform a gue él em prendió. Tan Influyente fue esta obra
suya gue, al m orir en 1546, se estim a gue m ás de m edio m illón de co
plas de su Biblia estaban en m anos de los fieles alem anes y de Europa.
Lutero se dedicó a esta tarea con tesón y una entrega tota l en
días gue no eran fáciles pues Incluso tuvo gue a fro n ta r persecución;
pero él estaba decidido a poner la «palabra de Dios» en m anos hasta
de los m ás hum ildes de su pueblo. Él guería gue ellos pudieran leer por
si m ism o s el m ensaje gue tra n sfo rm a ría sus vidas con las verdades
del evangelio. Él sabía gué clase de arm a poderosa era «la palabra de
Dios» en un m undo gue había sido pervertido por el engaño de las tra
diciones papales gue detentaban autoridad Infalible Incluso sobre la
«palabra de Dios». Quería gue la verdad libertadora del evangelio los
cautivara y a la vez los libertara co m o había hecho con él: un cautivo
de ella y libre del error y del pecado. Con este legado perdurable, Lutero
sigue cla m a ndo su m ensaje certero y verdadero a su pueblo y al m un
do entero gue la Biblia, la «palabra de Dios», m antiene su suprem acía
sobre todas las trad iciones hum anas, Incluyendo las rom anas papales
gue ta n to daño han hecho a la cristiandad.
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R eferencias
1. Por a quel e n to n c e s , en la je ra rq u ía del s a n to ra l c a tó lic o ro m a n o s a n
ta Ana, c o m o m a d re de M aría, era c o n s id e ra d a c o m o m á s in flu y e n te en la c o n
c e s ió n de gracia, fa v o re s y m is e ric o rd ia d ivin a a los p ecad ores. M a rtín, fiel a
esa tra d ic ió n a p re n d id a en su hogar, s u p lic ó a d ic h a san ta.
2. T h o m a s K a u fm a n n , A S hort Life o f M artin Luther (G rand R apids, MI:
E erdm ans, 2 01 4), 31.
3. R oland H. B ainton, Here i Stand; A Life o f M artin Luther (P eabody, MA:
H en drikso n, 1950), 74.
4. Al parecer, M a rtín tu v o s u fic ie n te s m o tiv o s para c a m b ia rs e de ape
llido, p o rq u e Luder en a le m á n no tie n e una c o n n o ta c ió n d e s e a b le pues s ig n ifi
ca, « de sd icha do » o «infeliz» (ver s.v. «Luder» en Langenscheidt's N ew College
G erm án D ictionary. G erm an-English, E n glish-G erm an [Berlín: L a n g e n s c h e id t,
1978]), c o n la d eb ida a te n u a c ió n del caso, c o n s id e ra n d o la p o liv a le n c ia s in o n í
m ic a n e g a tiv a del té rm in o . P ro b a b le m e n te , al c a m b ia r su a p e llid o p a te rn o de
Luder a Lutero, o «Eleuterius», que en g rie g o s ig n ific a «libre», e v id e n te m e n te él
quería p e re n n iz a r su lib e rta d h alla da en C risto , g ra c ia s a la « pa lab ra de Dios», y
al m is m o tie m p o , d e s ta c a r su c a u tiv id a d a la «sola s crip tu ra » .
5. M ich a e l Reeves, T h e U nquenchable Fíame: D lscoverlng the H eart o f
the R eform ation (N a sh ville , TN : B/H A c a d e m ic , 2 01 0), 42.
6. K a u fm a n n , A S hort Life o f M a rtin Luther (G rand R apids, MI: Eerd
m a ns, 2 01 6), 11.
7. Ibíd.
8. Reeves, The U nquenchable Fíame, 42.
44
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9. Ibíd .,4 4 .
10. M a rtin B recht, M a rtin Luther: H is R oad to R eform ation, 1483-1521
(M in n e a p o lis: F o rtre s s Press, 1985), 54-55.
11. Las 95 te s is de L utero c o n te n ía n tre s p u n to s p rin c ip a le s: (a) una
o b je c ió n para p ro p ó s ito de lo d e c la ra d o en lo exp ed ido , (b) una n e g a c ió n de los
p od e re s de Papa so b re el p u rg a to rio y (c) una c o n s id e ra c ió n so b re el b ie n e s ta r
del pecador. V er R oland H. B ainton, Here I Stand: A Life o f M artin Luther (Pea-
body: Fle nd rickso n, 1974), 80.
12. S c o tt H. Hendrix, Luther a nd the Papacy: Stages in a R eform ation
C onflict (P hiladelphia: F o rtre ss Press, 1981), 44-52. La re sp u e sta de P rieras c a
recía to ta lm e n te de a rg u m e n ta c ió n bíblica p or lo cual Lutero no v a c iló a su vez
en c o n te s ta rle , «tú, a s e m e ja n z a de un d ia b lo in s id io s o p e rvie rte s las E scrituras».
13. El C on cilio V a tic a n o I a s u m ió el d o g m a de la in fa lib ilid a d papal recién
el 18 de ju lio de 1870, sien do Pío IX el Papa de aguel enton ces. C harles A. Cou-
lom be, A H isto ry o fth e Popes, Vicars o fC h ris t (N ew York: M J F Books, 4 02 -4 03 .
14. B ainton, Here i Stand: A Life o f M a rtin Luther, 74.
15. T o m á s C a ye ta n o o J a c o b o de Vio, m á s c o n o c id o c o m o el C ardenal
C a ye ta n o o G a e ta no (en Italiano, T o m m a s o de Vio C a e ta n o o G aetano; en latín,
T h o m a s C a je ta n u s o G a e ta nu s) fu e carde na l, m a e s tro general de los d o m in i
c o s y d ip lo m á tic o de la S an ta Sede. Él fu e el e n c a rg a d o del in te rro g a to rio en
la d ie ta de A u g s b u rg o (1 51 8 ) y, fu e ta m b ié n g uie n a yu d ó al papa León X en la
re d a c ció n de la bula Exsurge Dom ine.
15. E. G ordon R upp, L uther's Progress to the D iet o fW o rm s (N e w York:
Plarper and Row, 1954), 51.
17. Brecht, Luther: H is Road to R eform ation, 253 -2 55 .
18. B ainton, Here I Stand: A Life o f M a rtin Luther, 95.
19. Ibíd., 97.
20. R upp, L uther's Progress, 114. Una c o b e rtu ra a m p lia del d e b a te en
tre L utero y Eck en Leipzig es e x p u e s to en Brecht, Luther: H is Road to R efor
m ation, 3 09 -3 2 2 .
21. Bainton, Here I Stand, 1 02-103; H endrix, Luther and the Papacy, 87-88.
22. Reeves, The U nquenchable Fíame, 81.
23. Ibíd, 45.
24. M a rtin Luther, «To th e C hristian N ob ility o fth e G erm án Nation», en M ar
tin Luther, The Works o f M artin Luther, ed. Ja ro sla v Pellkan y P lelm utT. Lechm ann,
55 vols. (Philadelphia: Fortress Press, 1958-1975), 44:115-211. En adelante LW.
25. M a rtin Luther, «The B abylonian C a p tiv ity o fth e Church», en L W 35:29.
25. M a rtin Luther, «The F ree do m o f a C hristian», en LW 327-328.
27. La Bula se titu la b a Exsurge D om ine « L e vá n ta te Señor», gue era una
Bula c o n tra los e rro re s de M a rtín L utero y s e c u a c e s . En ella el Papa Leo X
exigía a L utero a re tra c ta rs e de no m e n o s de 41 e rro re s g ue e m a n a b a n m a
y o rm e n te de s u s 95 te s is , a u n g u e no le exigía re tra c ta rs e de to d a su d o c trin a .
F labiendo s id o ele vad o al c a rd e n a la to T o m á s C a ye ta n o en 1 5 1 7 p o r León X y
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n o m b ra d o a rz o b is p o de P alerm o, en 1 5 1 8 fu e h e c h o a rz o b is p o de Gaeta, y él
a yu d ó al Papa a re d a c ta r la bula Exsurge Dom ine.
28. T h o m a s K a u fm a n n , M artín Lutero: Vida, m undo, palabra (M ad rid:
E ditorial T ro tta , 2 01 7), 52-53.
29. LW 33:25-25.
30. K a u fm a n n , A S hort Life o f M a rtin Luther, 4 8 .Para la ju s tific a c ió n
de L utero p o r su a c titu d In c e n d ia rla a los d o c u m e n to s papales, v e r «W hy th e
B ooks o f th e Pope and H is D iscip le s W ere Burned», en LW 3 1:27 9-39 5. Lutero
solía d e c ir p ú b lic a m e n te , « siendo q ue e llo s q u e m a ro n m is libros, yo q u e m é
los su yo s. In c lu í la Ley c a n ó n ic a pues ella c o n v ie rte al Papa en un d io s. H asta
a q u í yo s im p le m e n te he e sta d o b ro m e a d o con los a s u n to s del Papa. T o do s
m is a rtíc u lo s c o n d e n a d o s p o r el A n tic ris to son c ris tia n o s . R ara vez el Papa ha
d e rro ta d o al a lg u ien con la B iblia y la razón». V er B alnton, Here I Stand, 155.
31. K a u fm a n n , al s e ñ a la r la tra s c e n d e n c ia del su ce so , Ind ica que la a c
c ió n de L utero y la fe c h a es c o m p a ra b le a la « revo lución co p e rn lc a n a » pues
c a m b ió la h is to ria de la igle sia o c c id e n ta l. Ibíd., 49
32. H elko O berm an, L u th e r M an betw een God and the Devil (New Haven:
Yale U n lv e rs lty Press, 2 00 5), 22-23. El títu lo de la bula papal q ue e x c o m u lg ó a
L utero es Satisface al Pontífice Rom ano, y p rovie ne de las tre s p rim e ra s pala
b ras del te x to en latín. Desde e n to n c e s L utero ha q u e d a d o irre v o c a b le m e n te ex
c o m u lg a d o para siem p re , o p or lo m e n o s h a s ta h oy ya q ue a fin e s del s ig lo XX,
los lu te ra n o s, en d iá lo g o c o n la Iglesia C a tó lic a R om ana, s o lic ita ro n el le v a n ta
m ie n to de la e x c o m u n ió n a Lutero, lo que no les fu e c o n c e d id a a le g a n d o que
la c o s tu m b re es le v a n ta r la e x c o m u n ió n s o la m e n te a p e rs o n a s to d a v ía vivas.
33. Ibíd., 35. El d e c re to e sta b le cía que a n in g ú n c iu d a d a n o a le m á n «bajo
n in g u n a c irc u n s ta n c ia se p e rm itiría , sea de a lto o b ajo rango, elector, príncipe,
u o tro, ser p u e s to bajo c o n d e n a o d o b le c o n d e n a p or n in g u n a ra zón sin ser
oído p re via m e n te » . Y L utero ya había s id o c o n d e n a d o sin h ab er s id o oído en
la D ieta c o n v o c a d a y p ú b lica . Por tal m o tiv o , p o r so b re el d e cre to , se exigía
que el e m p e ra d o r debía o to rg a rle p ro te c c ió n plena para Ir a la D ieta y d e s p u é s
re g re s a r s e g u ro a casa.
34. O b e rm a n, L u th e r M an -B e tw e e n -G o d a nd the Devil, 39.
35. « Lu th er a t th e D iet o f W o rm s, 1521», en LW 3 2:112; V er ta m b ié n
Reeves, The U nquenchable Fíame, 15; J. H. M e d e y D. D. D A ub ign é, H is to ry o f
the R eform ation, tra d . J. T h e o d o re M u e lle r (G rand R apids: Kregel P u b lic a tio n s ,
1975), 249.
35. B ainton, Here I Stand, 185; Ellen W hite, El c o n flicto de los siglos
(M o u n ta in V iew : P u b lic a c io n e s In te ra m e ñ ca n a s , 1953), 170.
37. Brecht, Luther: His Road, 451.
38. C arlo s V o p tó p o r fa v o re c e r a la c a u s a p apal y d e te rm in ó p le g a rs e a
R om a con to d o su poder, sin e m b a rg o , se negó a fa lta r a su p a la b ra p ro m e tid a
y d ad a para p ro te g e r a Lutero. H abían s e rlo s a s u n to s p o lític o s que debía z a n ja r
c o n A le m a n ia y p e n só que m á s ta rd e pod ría Im p o n e r su p o d e r para a p la s ta r la
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CAPÍTULO
Ulrico Zwinglio:
¿Reformador político o
religioso?
M iguel A. Salom ón
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
m anos, de los cuales dos m urieron relativam ente jóvenes y dos de sus
herm anas se hicieron religiosas.1
M iem bro de una fa m ilia de clase m edia, su padre llegó a ser
el je fe de los m agistrados de la ciudad, y su tío Bartolom é, el vicario.
Com o se descubrió gue Zw lngllo fue un niño ¡ntelectualm ente precoz,
su tío capita lizó esta situación para encauzarlo en su desarrollo acadé
m ico.2 Se puede decir gue la niñez y ju ventud del refo rm ador se desa
rrolló en un am biente de com odidad y gozó de to d o cuan to lo rodeaba.
Sus estudios secundarlos los realizó en las ciudades de Basllea
y Berna. Los estudios superiores los ¡nieló en Vlena y Basllea a p a rtir de
1499, donde se graduó con el títu lo de M aestro en A rtes en 1506. Allí
tuvo co m o profesor a Tom ás W lttenbach, guien sería Influyente en su
form ación, especialm ente, al enseñarle entre otras cosas, los abusos
de la Iglesia con el sistem a de Indulgencias, la suprem a autoridad de la
Biblia y, de m odo especial, el sa crificio de C risto co m o el único m edio
de salvación m ediante la fe.3 Después de m edio año de estudios en
Teología, es nom brado pastor en Glarys, donde fue ordenado al sacer
docio en el verano de 1506.4
M ientras realizaba su trab ajo parroquial, Zw lngllo se dedicó al
estudio del Nuevo T estam ento en su lengua original, llegando a ser un
erudito en el Idiom a. Tam bién, en este tie m p o logró fa m iliarizarse pro
fu n d am ente con los autores clásicos y los padres de la Iglesia. De esta
m anera, su pensam iento se ¡ría preparando para la obra de la Reform a.
El R enacim iento
C om o to d o ser h u m ano que recibe la Influencia del entorno
en el cual se desarrolla, Z w ln g llo no fue la excepción. V ivió en los
co m ie n zo s del m o vim ie n to que Influenció el pen sa m ie n to filo s ó fic o
de la sociedad europea, presentand o una nueva cosm o vlsló n . Nos
re fe rim os al R enacim iento.
Se ha caracterizado a este m o vim ie n to de la siguiente manera:
«El R enacim iento cultural y hum anístico trae co m o sello característi
co, la duda y la especulación», y adem ás, «que sus preocupaciones y
curiosidades son ajenas al Ideal cristiano. La vida retorna a lo m unda
no. El hom bre y su fortaleza y belleza y la confianza en sí m ism o son
tan fascin adoras que Dios parece echarse en el olvido».6 Sin em bargo,
50
U lrico Z w inglio: ¿ R e fo rm a d o rp o lítico o religioso?
esta etapa que cierra el período m edieval y da inicio a una nueva etapa
histórica, tiene co m o características resaltantes algunos hechos que
deben ser to m a d o s en cuenta.
La caída de C onstantinopla (1453) que m arca el fin de la Edad
Media, y al m ism o tiem po, perm ite que se intensifique el Interés por los
autores de la literatura clásica; reforzada adem ás, por la m igración de
los eruditos del antig uo Bizancio a Italia, hicieron posible la populariza
ción de sus con o cim ie n to s de lo m ejor de la literatura en lengua grie
ga.6 Esto p e rm itió que el antig uo co n o cim ie n to llegara a los círculos in
telectuales, com enzando por las universidades de la época. A sim ism o,
o tro hito del nuevo renacer sería la invención de la im prenta con sus
tip o s m ovibles, que reem plazaría siglos de escritura m anuscrita para
co locar el co n o cim ie n to antig uo en m anos del pueblo. De este m odo,
el co n o cim ie n to ya no sería el m onopo lio en m anos de pocos, sino que
estaría al alcance de las grandes m ayorías.
Con este conocim iento, m ientras algunos intentaron volver a
las fuentes, uniendo las verdades cristian as con las enseñanzas de
los filó so fo s neoplatónicos, otros, sin em bargo, intentaron s u s titu ir las
creencias cristian as con las co stum bres y prácticas de origen paga
no.7 Otro elem ento m uy unido al Renacim iento, y m uy influyente, es el
Elum anism o que será m encionado a continuación.
51
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
E ra sm o q u is o u n ir el h u m a n is m o c lá s ic o y la d im e n s ió n e sp iritu a l, el
e q u ilib rio p a c ific a d o r y la fid e lid a d a la Iglesia; c o n d e n ó to d a guerra,
re c la m ó el c o n o c im ie n to d ire c to de la E scritura , e xa ltó al la ic a d o y re
h u s ó la p re te n s ió n del c le ro y de las ó rd e n e s re lig io s a s de o s te n ta r el
m o n o p o lio de la v irtu d .9
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U lrico Z w inglio: ¿ R e fo rm a d o rp o lítico o religioso?
53
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
U. Zw inglio y Rom a
A partir de 1518, Zw inglio es nom brado predicador principal de la
iglesia d e Z ürichy, basado en la Biblia, a partir de 1519, com ienza su obra
reform adora. Se dice que la presencia de Bernardino Samson, represen
tante del Papa com o vendedor de indulgencias, provocó la reacción del
joven suizo. En esta ocasión, la actitud del papado fue m uy diplom ática,
en contraste con la m anifestada con el reform ador alemán; se cree que
fue por los soldados suizos que estaban al servicio del papado.20
En sus serm ones, el re fo rm ador denunciaba los errores del clero
ca tó lico tales co m o el purgatorio, la intercesión de los santos, el sis
tem a de recolección y uso de las ofrendas, el ayuno en las fechas del
calendario litú rgico y otras prácticas reñidas con la Biblia.21 Luego de
diferentes intentos de reconciliación entre los fun cio n a rio s de la ciu
dad de Zürich y representantes del papado, fin alm ente el Consejo de la
ciudad decidió respaldar al refo rm ador porque tenía sólidos argum en
to s bíblicos al aplicar el principio de que el criterio que debe im perar
para evaluar todas las prácticas, es la Biblia. Es así que en el debate
de enero de 1523, Zw inglio presentó sus 67 artículos o conclusiones,
co m o un resum en de su fe basado en las Escrituras.22 El refo rm ador
calificaría dichas conclusiones co m o sigue:
54
U lrico Z w inglio: ¿ R e fo rm a d o rp o lítico o religioso?
La te o lo g ía Zw inglioana
55
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
Providencia y predestinación
Zw lngllo considera la naturaleza de Dios com o el abso luto de
todo. Esto es, gue to d o cuan to existe y sucede corresponden al e stric
to control y co n o cim ie n to divinos, y en la relación de Dios con sus cria
turas. Todo cuanto ocurre, aún agüellas gue no se entienden, corres
ponden a la predestinación, y deben ser aceptados co m o la voluntad
de divina. Él dice «puesto gue to d o el asun to de la predestinación, el
libre albedrío y el m érito descansa sobre esta cuestión de la predesti
nación», luego añade, «porgue las causas secundarlas no son verda
deras causas». De este m odo, solo Dios es la causa prim era de todas
las cosas.29 En su argum entación sobre el tem a, Zw lngllo avanza m ás
al Indicar gue Dios no solo sabía sobre la existencia del mal, sino gue
ordenó a gue aconteciera. En este sentido, Satanás y Adán en su caída,
no contrariaron su voluntad, por cuanto Él lo estableció; y en esto no
hay Injusticia alguna, ya gue el ser S uprem o no está bajo la ley. Desde
esta perspectiva, la salvación de las criaturas es solo el fru to de la elec
ción divina y no de la acción o voluntad hum ana.30
V is to de esta m anera, la soberanía d ivina no da e sp a cio al
g un o para el e je rc ic io de la v o lu n ta d hum ana, y m enos el e je rcicio
del libre albedrío, por c u a n to la p re d e stin a ció n se desp ren de de la
esen cia y natu ra le za divina.
La ley y el evangelio
Siem pre existe curiosidad cuando se habla de la ley y su relación
con el evangelio, según la com prensión de los reform adores. Com o ellos
redescubrieron las enseñanzas bíblicas gue perm anecieron ocultas du
rante siglos, se espera gue en este tem a aborden la verdad bíblica.
En la com prensión sobre la relación de la ley con el evangelio, el
refo rm ador suizo difiere de Lutero en d istin to s puntos. En prim er lugar,
Zw lngllo distingue la existencia de tres leyes: los diez m andam ientos
gue son la voluntad eterna de Dios, las leyes cerem oniales y las leyes
civiles. Las segundas fueron abolidas, solo perm anece la ley m oral gue
es eterna y gue el evangelio no Invalidó.31
Bajo el m andato de Cristo, donde el resum en de la ley es el amor,
esta contin úa en vigencia, y guien perm anece en Cristo, obedece la
56
U lrico Z w inglio: ¿ R e fo rm a d o rp o lítico o religioso?
La iglesia y el estado
En cuanto a la visión ecleslológlca y su relación con el estado,
Zw inglio lo entendió estableciendo la existencia de dos Iglesias, la visible
y la Invisible. La primera, la terrenal, estaría com puesta por los gue han
hecho profesión de haber sido probablem ente elegidos, pero pueden ex
traviarse; la segunda sería la verdadera Iglesia, constituida por los cre
yentes verdaderos, según la elección divina. Se considera a la Iglesia vi
sible com o la m anifestación de la Iglesia Invisible, la cual tiene todas las
prerrogativas para ejercer la autoridad y el gobierno en los creyentes.33
En cuan to a la relación Iglesia-estado, el refo rm ador señala gue
am bos, los ciudadanos elegidos co m o los no elegidos, están bajo la
soberanía de la ley m oral y la ley civil. Esto porgue am bas expresan
la voluntad divina. En este sentido, la Iglesia y el estado llegan a ser
co-extenslvos y am bos son encargados de ejercer el m iniste rio y el go
bierno.34 Debido a esta concepción, y por la funció n política y religiosa
desem peñada por el refo rm ador en Zürlch, el gobierno allí ejercido se
to rn ó sem ejante a una teocracia.
57
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
Conclusiones
R eferencias
1. C urso de H isto ria y Te olo gía R e fo rm a d a , C urso b á s ico de c a p a c ita
c ió n de h is to ria re fo rm a d a . h ttp ://w w w .re fo rm le rt-o n lln e .n e t/t/s p a n /b ¡ld u n g /
g ru n d k u rs /g e s c h /le k 2 /ln d e x .js p . En a d e la n te CHR (0 2 /0 8 /2 0 1 7 ). S ob re el n ú
m e ro de h e rm a n o s , a lg u n o s a u to re s d ifie re n de la ca n tid a d , a lg u n o s c o lo ca n
o cho, o tro s nueve y h a s ta diez.
2 . T o m á s M. Llndsay, La reform a y su desarrollo social (T errasa: Clle,
1986), 17.
3. Ibíd., 35,36.
4. CHR.
58
U lrico Z w inglio: ¿ R e fo rm a d o rp o lítico o religioso?
59
6
CAPÍTULO
Juan Calvino:
Vida, obra y teología
Davide Sciarabba
Su vida
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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Juan Calvino: Vida, obra y teología
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
m ente tam bién m urió a co rta edad. Por o tro lado, su experiencia en Es
tra sb u rg o fue m uy positiva con respecto a la que vivió en Ginebra dado
que esta últim a fue caracterizada por luchas políticas y religiosas.
Pero, ya que en Ginebra había m uchos partidario s de Calvlno, en 1541
consiguieron echar a los líderes religiosos que lo habían rem plazado.
En el m ism o año, el C oncillo de la ciudad de Ginebra llam ó a
Calvlno para que regrese, siendo considerado este a cto por él co m o un
llam ado divino. Llegando a Ginebra, Calvino escribió Los ordena m ien
to s eclesiásticos de ¡a iglesia en Ginebra y los so m e tió al C oncilio de la
ciudad. El C onsistorio una vez m ás te m ió que la propuesta de Calvino
sea o tro intento de expandir el poder eclesiástico sobre el poder civil. A
fin de fo rm a r alianzas y a m ino rar el espíritu de confrontació n, Calvino
acepta que el C onsistorio tenga derecho de c o n firm a r a los m inistros
elegidos. El C onsistorio, sin em bargo, no com p la cid o con la propuesta,
insiste que tam b ién tiene que tener un papel en la selección de los pas
tores. Llegando finalm ente a un acuerdo, la propuesta fue aceptada lo
que resultó en una colaboración e stricta entre el C oncilio de la ciudad
y el C onsistorio. Los O rdenam ientos describen las responsabilidades
de los cuatro oficios en la iglesia: el pastoral, el de los ancianos, el de
los m aestros y el de los diáconos. M ientras los pastores se dedicaban
estricta m e n te a la obra de la predicación, la a d m in istra ción de los sa
cram e nto s y el cuidado pastoral con la ayuda de los m aestros y ancia
nos, los diáconos adm in istra ban la iglesia y todo lo relacionado con
los pobres. Para Calvino, la unión y el tra b a jo a rm o nioso de todos los
oficios de la iglesia producen una «dulce m elodía».8
Calvino y los dem ás pastores no solo estaban interesados en
una reform a del pensam iento teológico sino tam bién en la aplicación
de los principios bíblicos de la reform a en la vida de la ciudad. Por esta
razón, ellos intentaron cerrar bares, prohibir bailes e im precaciones y
tam bién censuraron las representaciones teatrales. C laram ente en su
segunda estancia, Calvino ganó varios opositores religiosos y políticos.
Uno de ellos fue M iguel Servetus, m édico español, que por sus ense
ñanzas y oposición a la teología de la Trinidad fue condenado a m uerte
en Ginebra en 1545. En 1548, Am i Perrin, líder del grupo opo sitor de Cal-
vino, ganó las elecciones en el Concilio y en el Consistorio. Pero los opo
sitores de Calvino no contaban con la gran inm igración de refugiados
provenientes de Francia e Italia. Una vez aceptados, en 1555 estos refu
giados apoyaron a los aliados de Calvino en la siguiente elección recu-
64
Juan Calvino: Vida, obra y teología
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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Juan Calvino: Vida, obra y teología
ilum inación y el te s tim o n io del Espíritu Santo perm iten al ser hum ano
obtener el co n o cim ie n to verdadero de Dios.
Lam entablem ente, para Calvino esta Ilum inación no es dada a
todos los seres hum anos sino solo a los elegidos, es decir, solo a aque
llos que han sido escogidos por Dios de antem ano. Esta com prensión
de la Escritura es Influenciada fuertem ente por Agustín, que entiende
que Dios es soberano y determ ina todo, ta n to el rum bo del m undo físi
co com o las acciones hum anas. Entender el concepto de soberanía de
Dios es fundam ental para entender el determ lnlsm o en los escritos de
Calvino. Debido a que Dios es soberano sobre toda realidad, nada pue
de pasar por accidente o por casualidad. Entonces, toda acción y todo
evento es fru to de la voluntad divina. Diferente a otros pensadores que
vinieron después, com o Jacobo Arm lnlus, Calvino no distinguió entre
voluntad y autorización divina. El amor, el cuidado y la providencia son
expresión de la voluntad o de la autorización de Dios de Igual m anera
que el pecado, el mal, la destrucción y la enferm edad. Aunque Calvino
no declaró esto abiertam ente, entendió que es una realidad necesaria y
práctica. Él dijo: «el prim er hom bre cayó porque el Señor consideró que
debía cum plirse así. No sabem os el por qué. Sin em bargo, es cierto que
Él fu e ju sto , pues vio que su propia gloria se m ostraría así».12 En el enten
dim iento de Calvino, Dios determ ina de antem ano según su voluntad.
Una noción Im portante en la teología de Calvino que procede de
este determ lnlsm o total en relación a la salvación, es el concepto de
doble predestinación. Calvino cree que Dios no solam ente predestina a
los elegidos sino tam bién a los reprobados. Dios predestina a algunos
para la salvación eterna y a otros para la destrucción eterna. Tal predes
tinación es el resultado de la acción divina y no necesariam ente porque
cada persona escoja su destino usando su libertad personal, al contra
rio, Dios obrará de tal m anera que por su voluntad y gracia los elegidos
gozarán de la eternidad m ientras que los reprobados pecaran m ás y no
se arrepentirán nunca, obteniendo la destrucción. Estas ¡deas fueron
rápidam ente confrontadas con la evidencia bíblica por otros reform a
dores co m o Arm lnlus, M elanchthon, y los predicadores anabaptistas.
A pesar del hecho de que los reform adores concordaron en m u
chas doctrinas, la teología de Calvino se diferenció de Lutero y Zw lngllo
en el concepto de la Santa Cena. Calvino rechazó el conce pto luterano
de consu bstancla clón (presencia física de C risto en los elem entos) y
desca rtó tam bién la ¡dea de Zw lngllo que la Santa Cena es solo una
67
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
Conclusión
68
Juan Calvino: Vida, obra y teología
f u n d a m e n t a l p a ra la R e fo r m a . A tr a v é s d e la In s titu c ió n , él q u is o p r o
v e e r u n m a n u a l p a ra la v id a c r is tia n a a fin d e a y u d a r a lo s c r e y e n te s d e
s u tie m p o . La In s titu c ió n , ju n t o c o n s u s c o m e n t a r lo s b íb lic o s , t a m b ié n
n o s m u e s tr a n q u e la B ib lia n o s o la m e n t e t r a ta d e la s a lv a c ió n d e l s e r
h u m a n o , a s í c o m o m u e s tr a n p r e v a le n te m e n te lo s e s c r it o s d e L u te ro .
En e lla h a y m u c h a s o tr a s d o c t r in a s o c o n c e p to s , c o m o p o r e je m p lo , la
re la c ió n e n tr e e s ta d o e Ig le s ia , la f u n c ió n d e la ley, e tc ., q u e s o n f u n d a
m e n ta le s p a ra la v id a d e l c re y e n te .
R eferencias
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1 78; A lls te r E. M cG rath , A U fe o fJ o h n C alvin: A S tudy ¡n the Shaping o f W es
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3. W lllla m J. B o u w sm a , Jo h n Calvin: A Sixteen C entury P o rtra it (N ew
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1557, h a b e r v ivid o una c o n v e rs ió n re p e n tin a . W llh e lm B aum , E dw ard C u n ltz y
E dw ard R euss, eds., loannis C alvini opera su p e rsu n t om nia, vol. 29-87, C orpus
Fteform atorum (B run svlg ae : S c h w e s ts c h k e Bruhn, 1 8 5 3 -1 9 0 0 ), 31-32.
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8. V er Georg Plasger, «E ccleslology», en The Calvin H andbook, 339.
9. Ibíd., 173-177.
10. J u s to G onzález, A H isto ry o fC h ristia n Thought. From the P rotestant
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11. J o h n C alvin, In tro d u ctio n to the Olivétan Bible, c ita d o en P eter O pltz,
« S crlpture», en The Calvin H andbook, ed. H e rm á n J. S e ld e rh u ls (G rand R aplds:
MI: E erdm ans, 2 00 9), 235.
12. J o h n C alvin, in s titu te s o f C hristian Religión, tra d . H en ry B everldge
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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CAPÍTULO
Su vida y educación
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Una luz en Inglaterra: La vida y obra de W illiam Tyndale
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Una luz en Inglaterra: La vida y obra de W illiam Tyndale
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p a se a b a p o r la d u d a d , b u s c a n d o c a d a rin c ó n y a g u je ro d o n d e s o s p e
c h a b a que c u a lq u ie r p o b re m oraría... Y v e rd a d e ra m e n te su lim o s n a era
m u y grande. El tie m p o re s ta n te de los días de la s e m a n a lo d e d ic ó a su
libro. C ua nd o lleg a ba el d o m in g o , se d irigía a una c á m a ra de un c o m e r
c ia n te d o n d e se reunían m u c h o s de e llo s para leer y e s c u c h a r a lg u n a
p o rc ió n de las E scritura s... Era una c o m o d id a d y una alegría para el
p ú b lic o e s c u c h a rlo leer las E s critu ra s . D espués de la cena, hacía los
m is m o p o r una hora m ás. Fue un h o m b re sin m a n c h a y sin m a licia ,
llen o de m is e ric o rd ia y c o m p a s ió n .19
Conclusión
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Una luz en Inglaterra: La vida y obra de W illiam Tyndale
R eferencias
1. Elena G. W hlte, El c o n flicto de los sig lo s (D oral, FL: A s o c ia c ió n P ubll-
c a d o ra In te ra m e rlca n a , 2 00 7), 251.
2. L a m e n ta b le m e n te , no h ay m u c h a In fo rm a c ió n so b re los p rim e ro s
a ñ o s de vida de T yndale. A s im is m o , b io g rá fic a m e n te h a b la n d o , son p o c o s los
m a te ria le s d is p o n ib le s para re c o n s tru ir la vida de T yndale. En su e fe cto , e ste
c a p ítu lo re curre con fre c u e n c ia a los tra b a jo s de R o b e rt D em aus, W illiam Tyn
dale: A B iography (L on d on : T h e R e llg lo u s T ra c t S oclety, 1904); y D avid Danlell,
W illiam Tyndale: A B iography (N e w H aven: Yale U nlverslty, 1 994).
3. D em aus, 26. V er ta m b ié n A. G. D lckens, The English R eform ation
(P e n n sylva n la : T h e P e n n sylva n la S ta te U n lv e rs lty Press, 1991), 93.
4. T y n d a le era c o n o c id o ta m b ié n p o r s e r p e rfe c c io n is ta . Le g u s ta b a le
tra s, la e nseñ an za, lite ra tu ra y a rte s a fin es. V er D anlell, 25.
5. La In flu e n cia de E ra sm o en T y n d a le es In cu e s tio n a b le , c o m o ha n o ta
do M a tth e w DeC oursey, « E ram us and T y n d a le on B lble-readlng», d is p o n ib le en
h ttp ://w w w .ty n d a le .o rg /re fo rm jO V d e c o u rs e y .h tm l (c o n s u lta d o el 16 de ju lio
de 2 01 7). Para m á s d e ta lle s V er W. E. C am p be ll, Eramus, Tyndale, and M ore
( s i : Eyre & S p o ttls w o o d e , 1949).
6. W ritings o fT in d a l, Frith, and Barnes (P h llad elp hla : P re sb yte rla n board
o f P u b llc a tlo n , 1842), Y
7. D em aus, 52.
8. Ibíd., 55.
9. D em aus, 67-68.
10. Ibíd., 78.
11. Ibíd., 80.
12. D anlell, 84.
13. En s u s p ro p ia s p ala bra s, T y n d a le dijo: « E sto y c o n v e n c id o de que
no había lu g a r en el p a la cio de m i s e ñ o r para tra d u c ir el N uevo T e sta m e n to » .
T a m b ié n era o b v io que «m i tra b a jo ta m p o c o ten ía c a b id a en to d a In g late rra » (A
Biography, c ita d o D em aus, 110 -1 11 ).
14. T o n y Lañe, «A M an fo r all People: In tro d u c ln g W illia m Tyndale»,
C hristian H isto ry 6 (1987): 7.
77
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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8
CAPÍTULO
E studios de la R eform a del sig lo XVI han desa ten did o fre
cu e n te m e n te la refo rm a y los refo rm a d o re s en España. Y esto ha su
cedido por diversos m otivos. Por ejem plo, la R eform a P ro testante es
pañola no gozó del éxito ob te n id o en el resto del contin ente. Acorde
con J u s to González, esto se debió en parte a la férrea opo sición de la
in guisició n española, pero ta m b ié n a la obra de refo rm a em prendida
por los reyes ca tó lico s Isabel y Fernando. Las acciones re fo rm a d o ra s
de estos reyes, ju n to con las del cardenal F rancisco de Cisneros, lo
graron purgar la Iglesia C atólica española de algunos errores contra
los cuales protesta ban los re fo rm a d o re s.1 Tam bién es c ie rto gue el
pegueño grupo de re fo rm a d o re s españoles ejercieron m a yo rm e n te
sus tareas de refo rm a en el exilio y bajo la tu te la de tita n e s co m o
Juan C alvino y Teodoro de Beza.
O bviam ente, esto no guiere decir gue la a ctividad p ro te sta n te
en España fue inexistente. A ungue la gran m ayoría de los p ro te s ta n
tes gue enfrentaro n cargos de herejía fre n te a los trib u n a le s de la
inguisión eran extra njeros gue residían o co m erciab an en España,
hubo im p o rta n te s líderes p ro te sta n te s españoles c o m o Juan de Val
dés, A n to n io del Corro, C asidoro de Reina y C ipriano de Valera. Es el
p ro p ó sito de este ca p ítu lo recordar la vida y obra de Juan de Valdés y
C asiodoro de Reina así c o m o explorar algunas de sus ideas bíblicas
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Ju a n de Valdés y C asiodoro de Reina
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Ju a n de Valdés y C asiodoro de Reina
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Ju a n de Valdés y C asiodoro de Reina
unión nacieron varios hijos e hijas entre los cuales M arcos llegó a ser
un reconocido pastor re fo rm ador en Francia.20
A fin de obtener el reconocim iento co m o iglesia R eform ada para
el grupo de protestantes españoles en Londres, C asidodoro escribió
su Confesión de fe de los reform adores españoles.21 La confesión se
ajustaba a los estándares doctrinales reform ados, pero a la m ism a vez
expresaba algunas opiniones gue levantaron protesta por parte de los
líderes reform ados. Por ejem plo, en cuan to a la cena del Señor, Casio
doro se acercaba dem asiado a la posición de Lutero. Adem ás, aungue
aceptaba el ba u tism o de los niños co m o una práctica cristiana y nece
saria, expresaba gue la costu m b re no tenía su ste n to neotestam enta-
rlo. Sem ejante declaración disgustaba en p a rticular a los reform ados
pues era dem asiado cercana a las afirm a cion es anabaptistas. A fin
de desacreditar teoló g ica m e n te a Casiodoro, sus oponentes tam bién
acusaron su declaración de fe por tener tonos a n titrin ita rio s al estilo de
Servet, una acusación gue evidentem ente era falsa. A. Gordon Kinder
dice gue la acusación se debía a gue Casiodoro, aungue adm itía el uso
de la palabra Trinidad, lam entaba gue no se encontrara en la Biblia.22
C asiodoro estaba interesado en apegarse al te xto bíblico lo m ás posi
ble aungue com prendía gue para expresar y sin te tiza r las enseñanzas
de las Escrituras era necesario algunas veces recurrir a té rm in o s te o ló
gicos gue iban m ás allá de la com presión de la m ente hum ana.23
Com o prolífero e scritor produjo varios texto s y com entarios. Por
ejem plo, sus com entarlos a los evangelios de M ateo y Juan fueron
m uy apreciados. Sin em bargo, sus obras hicieron poco Im pacto en el
m undo español pues escribió la gran m ayoría en latín y francés. Uno
de sus libros im p o rta n te s fue su denuncia en A lgunas artes de la Santa
Inqusición española, publicado bajo el seud ónim o de R aim undo Gon-
zales de M ontes, donde expone los crueles m étodos de to rtu ra de los
inguisidores. Quizá por ello aún en el exilio fue el blanco co n tin u o del
odio y persecusión de Felipe II, rey de España, así co m o de los em ba
ja dores y espías de la corte. No pudiendo echar m ano de Casiodoro, la
inguisición española levantó una esfinge del refo rm ador y la guem ó en
un acto público de fe en Sevilla (abril de 1562), nom brándo lo de este
m odo el líder de todos los herejes españoles.
A ungue sus e scritos fueron bien recibidos, sin a duda, la m ás
im p o rta n te co n trib u c ió n de C asidoro de Reina fue la tra d u cció n c o m
pleta de la Biblia al español usando los te xto s originales. No era, sin
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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Ju a n de Valdés y C asiodoro de Reina
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
ras, con frecuencia fue m al com prendido y m al visto por los luteranos
co m o un crip tocalvinista y por los calvinista s co m o un criptoluterano.
Sin em bargo, es m ás ju s to e h istóricam e nte adecuado decir que fue
un p astor fiel y apegado a las Escrituras, que encontraba valor en un
espectro m ás am plio de las declaraciones de fe de la Reform a y no
tem ía rechazar aquellos aspectos que le parecían que se alejaban de
las firm e s enseñanzas de la Biblia.
A unque la Reform a en España ha sido un ignorado capítulo de
la Reform a Religiosa del siglo XVI, es cada vez m ás im portante, espe
cia lm ente para el adve ntism o latinoam ericano, descubrir y estudiar las
contribucione s de los m uchos reform adores españoles co m o Valdés,
Reina, Corro, Valera, Julián Rlernández, Juan Gil, Francisca de Chaves,
las herm anas González y m uchos otros. Los reform adores españoles
se caracterizaron por conceptualizaciones m ás balancedas sobre el
papel del libre albedrío hum ano, la elección divina para la salvación, y el
papel e im portancia de la ley de Dios que sus contraparte s en el co n ti
nente europeo. Todos estos te m a s son esenciales para la conceptuali-
zaclón de la fe y la doctrina adventista. Ellos tam b ién eran m ucho m ás
irénicos y dispuestos a considerar el punto de vista de otros pensa
dores a fin de enco ntrar respuestas m ás balanceadas a la enseñanza
de la doctrina cristiana. Acerca del te s tim o n io de ellos, Elena G. W hite
com enta que «subsiste hoy día para inspirar aliento a quienes deciden
m antenerse firm es... en defensa de la Palabra de Dios... para que su
constan cia y fe inquebrantable sean te stim o n io s vivos del poder tra n s
fo rm a d o r de la gracia redentora».31
R eferencias
1. J u s to G onzález, H istoria del cristian ism o, Desde la era de la reform a
hasta la era inconclu sa (M la m l, FL: U nlllt, 1994), 2:22-25.
2. J o s é C. N ieto, Ju a n de Valdés y los orígenes de la reform a en España
e Italia (M éxico , D.F: Fo nd o de C u ltu ra E co n ó m ica , 1970), 173-175. N ieto a rg u
ye que, d e b id o a q ue la In q u is ic ió n n u n ca re q u irió la p re s e n c ia y el te s tim o n io
de V ald é s en los ju ic io s c o n tra el alu m b ra d o (m ís tic o ) P edro R ulz de A lc a ra z
s ie n d o lla m a d o s o lo un « m o c h a c h o » y « pe rson a yn ca pa ce s», e vid e n c ia que era
un m e n o r de edad d u ra n te los p ro c e d lm le n to s ju d lc la le s en 1 523. E sto fija ría la
fe c h a de su n a c im ie n to e n tre 1 5 09 y 1510.
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Ju a n de Valdés y C asiodoro de Reina
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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9
CAPÍTULO
Los predicadores
anabaptistas
Steve Toscano
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
los «herm anos» (el nom bre preferido de los anabaptistas) era cu m p lir
con la visión original de los prim eros reform adores. A m edida que el
deseo de restaurar la pureza apostólica de la Iglesia persistió, los «her
m anos» Im pulsaron un ca m bio radical sobre la base de las Escrituras
y así com enzaron un nuevo m ovim iento, que es parte de la reform a
radical m ás am plia.2
Conrad Grebel
92
Los predicadores anabap tistas
El punto de ruptura
Un im p o rta n te punto de inflexión en esta relación, sin em bargo,
llegó en diciem bre de 1 523, cuando Z w inglio abandonó «su prom esa de
celebrar la nueva com unión evangélica»10 a pesar de haber denuncia
do públicam ente la m isa y el uso de im ágenes co m o abom inaciones.11
Para sorpresa de Grebel, Zw inglio ca m bió su postura prescribiendo un
«terreno interm edio», donde tales reform as solo se im plem entarían tan
rápido co m o el pueblo (y el C oncilio de Zürich) podría aceptar.12 Esto
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
llevó a Grebel a declarar con pesar: «No por casualidad, la causa del
evangelio está m uy m al aquí».13
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Los predicadores anabap tistas
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
del prim er reform ador radical, los verdaderos creyentes debían «sepa
rarse de la m asa Incrédula y unirse en la com unión con los creyentes».
B althasar H ub m aier
96
Los predicadores anabap tistas
De católico a Zw inglioano
M ientras H ubm aler seguía reflexionando sobre los asun tos de la
Iglesia a la luz de las Escrituras, com enzó a m irar con gran adm iración
y expectación los centros de reform a, sobre todo Zürlch.27 Ya en 1522,
H ubm aler pasó m ucho tie m p o leyendo las obras de Lutero, M elan-
chton, Erasm o y el Nuevo T estam ento.28 Su preferencia por el Nuevo
T estam ento y su exposición, a diferencia de los teólo gos escolásticos,
co n tribuyó para gue H ubm aler se sienta atraído por Z w lngllo y su pro
gram a de reform as. En Zw lngllo, H ubm aler enco ntró una reform a en
un m odelo gue él sentía gue podía emular. El program a de reform a
de Z w lngllo Incluyó: perseguir el ca m bio gradualm ente, tra b a ja r coo
perativam ente con las autoridades civiles para llevar a cabo la reform a
deseada, y poner un gran énfasis en la predicación bíblica.29
Hacia 1 523, H ubm aler com enzó a predicar las refo rm as evan
gélicas y en octubre de ese año, su apoyo púb lico a fa vo r de las re
fo rm a s en Zürlch hizo gue los fu n cio n a rlo s austríacos lo notaran y
to m a ra n m edidas contra él. Sin em bargo, a fo rtu n a d a m e n te H ubm aler
evadió la captura con la ayuda de los cam pesinos y m ás tarde con la
ayuda de un grupo de vo lu n ta rlo s de Z ürlch.30 Las refo rm as gue im
plem e nto en W ald shut pronto superaron a las de Zürlch. A pesar de su
deseo de no proceder en la Institu ción del b a u tism o de los creyentes
c o m o lo hicieron los «herm anos» suizos, H ubm aler llegó a ver el asun
to en la m ism a luz gue los radicales.
De Zw inglioano a an ab ap tista
A principios de 1525, H ubm aler com enzó una serle de cam bios
gue Incluyeron la alineación de W aldshut con los cam pesinos de la
Selva Negra, y la reform a de la cena del Señor y el bautism o. De Im por
tancia es la últim a, gue parece haber sido Influenciada directam ente por
el m inisterio de W llhelm Reublln y los «herm anos». No es sorprendente
gue la aceptación de Hubm aler de ciertas enseñanzas anabaptistas y
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
Liderazgo en Nikolsburg
Tras la derrota de los cam pesinos y la caída de W aldshut en
diciem bre de 1525, H ubm aler huyó a Zürlch antes de Instalarse de
fin itiva m e n te en Nikolsburg, M oravla.32 En ese m om ento, N ikolsburg
estaba «bien encam inada para convertirse en un centro Im portante
de la Reform a radical».33 A pesar de gue los Im pulsos Z w lngllanos y
ana baptistas ya habían surgido en el sur de Alem ania y en A ustria In
dependientem ente de Hubmaler, su liderazgo conso lidó aún m ás la re
glón al Introducir el a n a baptism o en Nikolsburg, convlrtléndola en una
fortaleza ana baptista.34 Durante los años siguientes, los ana baptistas
refugiados de to d o el m undo vinieron a N ikolsburg para huir de la per
secución de sus propias tierras nativas. Adem ás, N ikolsburg pronto se
co n virtió en el centro de la publicación para la literatura ana baptista
tem prana. Sin em bargo, a pesar del gran éxito y el cre cim ie n to experi
m entado allí por los radicales,36 las diferencias doctrinales entre ellos
eventualm ente Interrum pieron su unidad.36
La llegada de Hans Hut, un predicador apo calíptico gue ense
ñó gue C risto volvería alrededor de P entecostés de 1528, contribuyó
grandem ente a la polarización de los ana baptistas en Nikolsburg. La
asociación de Hut con T ho m as Müntzer, com binada con su voluntad
de desafiar abiertam en te lo establecido por Hubmaler, aum entó la te n
sión entre los dos.37 Con el tiem po, esto cond ujo a un debate público
entre Hut y H ubm aler sobre la escatología y el uso de la «espada».38
A ungue la Influencia y la popularidad de H ubm aler lo ayudaron a ganar
las disputas, Hut logró convencer a un núm ero de personas de seguir
lo, Incluyendo un antig uo m onje llam ado O swald G laldt.39
98
Los predicadores anabap tistas
M enno Sim ons fue un sacerdote católico en los Países Bajos que
se convirtió en uno de los predicadores y organizadores anabaptistas
m ás Influyentes de la historia. Poco después de la m uerte de su her
m ano en 1535, M enno se sintió llam ado por Dios a m inistrar a los ana
baptistas sufrientes después de la debacle de M ünster. Durante m ás de
25 años, sirvió com o «pastor fugitivo» para los dispersos y perseguidos
anabaptistas alem anes y holandeses del norte. Com o resultado de su
efectividad en unir a los anabaptistas durante un punto crítico de su his
toria, una parte del m ovim iento recibió el nom bre de «M enonltas» (Men-
nlsten). Eloy en día, los m enonltas son «los m ás num erosos de todos los
grupos anabaptistas existentes en el m undo m oderno».42
M enno nació en una fa m ilia cam pesina pobre en la provincia
de Frlesland.43 Desde una edad tem prana, los padres de M enno ha
bían consagrado a su hijo al servicio de la Iglesia, y «en preparación
para ese servicio, lo confiaron al cuidado de un m onasterio cerca de su
casa». Después de años de fo rm a ció n y el estudio de latín, griego, los
padres de la Iglesia y liturgia m onástica, M enno fue ordenado co m o sa
cerdote ca tó lico en m arzo de 1524 a los 28 años. A pesar de no haber
to ca d o las Escrituras por te m o r a ser engañado, M enno hizo to d o lo
posible para c u m p llrfie lm e n te sus deberes sacerdotales durante años.
En poco tiem po, M enno fue reasignado a una parroquia en Plngjum ,
que resultó ser su pueblo paternal.44
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
Conversión de M enno
Poco después de la reaslgnaclón, M enno em pezó a tener dudas
que perturbaban su «vida exterlorm ente arm oniosa».46 Estas dudas se
centraban en el vino y el pan de la misa, en la ociosidad de los sacerdotes
y en su falta de cono cim ien to bíblico. Después de com prom eterse con
el estudio del Nuevo Testam ento, M enno aum entó en «el cono cim ien to
de las Escrituras diariam ente, y fue considerado por algunos (aunque
no correctam ente) com o un predicador evangélico».46 Sin em bargo, un
gran cam bio teoló gico en el viaje de M enno ocurrió cuando un «héroe
piadoso y tem eroso de Dios, llam ado Slcke Snljder, fue decapitado en
Leeuwarden por haber sido rebautizado». En ese m om ento, la noción de
un segundo bau tism o «sonaba m uy extraño» a M enno y le preocupaba.
En últim a Instancia, esto hizo que M enno exam inara las Escrituras con
diligencia y reflexionara sobre ellas. Después de su búsqueda, M enno
Inform ó que «no pudo encontrar ningún Inform e de bau tism o Infantil» y
pronto decidió d iscu tir el tem a con un com pañero sacerdote.47
Cuando descu brió que no podía obtene r respuestas s a tis fa c to
rias de ninguno de sus colegas sacerdotales, M enno co n su ltó a «va
rios autores antiguos». Pero Incluso después de leer a estos autores,
M enno ya no podía acep tar la noción de que «los niños son por el bau
tis m o p u rificados de su pecado original». En la m ente de M enno, esta
enseñanza hizo una gran «violencia a la sangre de Cristo».48 Entonces,
esta desesperación hizo que M enno m irara a los refo rm adores co m o
Lutero, Bucer y B ulllnger con la esperanza de en co n tra r respuestas.
Pero una vez m ás, después de leerlos, M enno concluyó que sus Inten
to s de defender la p ráctica del b a u tism o Infantil no estaba «de acuer
do con la Palabra de Dios».
100
Los predicadores anabap tistas
La caíd a de M ü n ster
Después de la caída de M ünster en 1535 y de la m uerte de su
herm ano, Peter, M enno dejó el sacerdocio y se enlistó en las fila s de los
anabaptistas. Él sentía gue Dios lo había llam ado para m in istra r a los
ana baptistas en dicha región, incluyendo a ex M ünsterites gue anda
ban co m o ovejas sin un pastor.63 Después de las atrocidades de M üns
ter, M enno cond ujo el m o vim ie n to para gue volviera a sus com ienzos
pacíficos y libres de la iglesia. A partir de ese m om ento, estos anabap
tis ta s nunca volverían a tener una alianza entre el estado y la iglesia
y ta m p o c o usarían la violencia. Sorprendentem ente, aungue M enno
fue un fu g itiv o perseguido durante 25 años, él de alguna m anera logró
pastorear incontables hom bres y m ujeres en una com unidad cristiana
fundada en el amor, el servicio y el discipulado radical. La com unidad
gue con stru yó M enno estaba m uy lejos de la intolerancia gue se m a
nifestó no solo en M ünster, sino tam bién en la ciudad protesta nte de
Zürich y en la Viena católica. En palabras de Menno, la «verdadera igle
sia de C risto tiene esta característica, por la cual es reconocible com o
la verdadera iglesia de Cristo, gue sufre persecución y no persigue».64
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
R eferencias
1. El té rm in o « a n a b a p tis ta » lite ra lm e n te s ig n ific a « re -b a u tlz a d o r» .
2. El té rm in o « re fo rm a radical», a c u ñ a d o p o r el G eorge W illia m s , de H ar
vard D lvln lty S chool, p ro vie n e de la p a la b ra la tin a radix que s ig n ific a «raíz». Se
re fiere a la ra m a de la re fo rm a que b u s c a b a v o lv e r a las raíces del c ris tia n is m o
del N uevo T e sta m e n to , re c h a za n d o s im u ltá n e a m e n te la u nió n de la Iglesia y el
e s ta d o (Alvin J. Beachy, The C oncept o fG ra c e in the R adical R eform ation (Ha-
rñ s o n b u rg , VA: B. de Graaf, 1977), 1-2. A d e m á s, el té rm in o «radical» ta m b ié n
d e n o ta la m e d id a en la que los re fo rm a d o re s ra d ic a le s q u is ie ro n lleva r a ca b o
s u s re fo rm a s .
3. R og er E. O lson, The S tory o fC h rls tla n Theology: T w enty C enturies o f
Tradltlon a nd R eform (D o w n e rs Grave, IL: In te rV a rs Ity Press, 1999), 4 00 .
4. J o h n Alien M oore, A n a b a p tist P o rtraits (S co ttd a le , PA: H erald Press,
1984), 17.
102
Los predicadores anabap tistas
103
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
2 1 . G raem e R. C ha tfie ld, B a ltha sar H ub m aier and the C larlty o f S crlp-
ture: A C ritical R eform ation Issue (Eugene, OR: P ic k w ic k P u b lic a tio n s , 2013),
25-6 0 . A lg u n o s c o n s id e ra n gue la fo rm a c ió n e d u c a tiv a de H u b m a ie r ha c o n
trib u id o lig e ra m e n te a su d is p o s ic ió n un p o c o m á s c o n s e rv a d o ra y a a d o p ta r
p u n to s de v is ta gue no s ie m p re e sta b a n en a rm o n ía c o n el m o v im ie n to en su
c o n ju n to . Tales p u n to s de v is ta Inclu ye n una to le ra n c ia Inicial de una re lació n
Ig le s ia -e s ta d o c o m o se ve en W a ld s h u t y su c o n c e s ió n de «la espada» con el
p ro p ó s ito de a u to d e fe n s a perso na l.
22. Para a p re n d e r so b re el s ig n ific a d o de N lko lsb u rg , aka «el fa ro de
la re form a» , V er M a lc o lm B. Yarnell, ed., The A n a b a p tists a n d C ontem porary
B aptists: R estoring N ew T estam ent C h ristia n ity (N ashvllle, TN : B ro a d m a n &
H o lm a n P u b lls h ln g G roup, 2 01 3), 1 15-136.
23. H. W ayne Plpkln y J o h n H. Yoder, tra d . y ed., B althasar H ubm aier:
Theologlan o f A n abaptlsm , T h e C la s s lcs o f th e R adical R e fo rm a tio n (S c o ttd a -
le, PA: H erald Press, 1989), 5:16.
24. En ese tie m p o , Eck fu e uno de los p rim e ro s te ó lo g o s c a tó lic o s gue
se e sp e c ia liz ó en c o m b a tir la «herejía». T a m b ié n d e b a tió c o n tra A n d re a s Kar-
Ista dt, M a rtp ln L utero y P hlllp p M e la n c h to n en un d e b a te ce le b ra d o en Leipzig
en el v e ra n o de 1519.
25. M oore, 170.
26. H ubm aier, 62-64.
27. M oore, 172.
28. C ha tfie ld, 14.
29. M oore, 173.
30. C h a tfie ld , 19.
31. Ibíd., 20. D espués del b a u tis m o de H ubm aier, él pasaría a e s c rib ir
una serle de e s c rito s p o lé m ic o s c o n tra Z w ln g llo so b re el te m a del b a u tis m o
In fa n til.
32. H oy en día, N lko ls b u rg es c o n o c id o c o m o M lkulov, R e p ú b lica C heca.
33. G eorge H u n ts to n W illia m s , The R adical R eform ation, 3ra ed. (K lrks-
vllle, MO: E dw a rd s B ro the rs, 2 0 0 0 ), 315.
34. Snyder, 118.
35. Se e s tim a gue, en ese m o m e n to , había una m e m b re s ía de 6 ,0 00 a
1 2 ,0 0 0 a n a b a p tis ta s allí.
36. Para un re la to c o n c is o de la c o n tro v e rs ia s a b a ta rla e n tre los a n a
b a p tis ta s de la reglón, Ver G erhard F. Hasel, « S a b b a ta rla n A n a b a p tis ts o f th e
S lx te e n th C en tu ry: P art I», A n drew s U niversity S em inary S tudies 5 (1967): 101 -
121, en a d e la n te AUSS; ídem ., « S a b b a ta rla n A n a b a p tis ts o f th e S lx te e n th C en
tu ry : P art II», AUSS 6 (1968): 19-28. Para un tra ta m ie n to m á s e xte n s o so b re el
te m a con un e n fo g u e en A n d re a s Flscher, V er Daniel Llechty, A ndreas Flscher
a nd the Sabbatarlan A n a b a p tists: An Early R eform ation Episode in East C entral
Europe (S co ttd a le , PA: H erald Press, 1988).
37. Snyder, 122-131.
104
Los predicadores anabap tistas
105
10
CAPÍTULO
La inñuencia de la
Reforma Protestante
Denis Kaiser
107
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La influencia de la R eform a P rotestante
109
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
U na g ra n m a yo ría de los m ie m b ro s de la A c a d e m ia de C ie n c ia s de
París y la S o c ie d a d Real de L o n d re s e ran p ro te s ta n te s . De h echo , m u
c h o s de los m ie m b ro s de la S o c ie d a d Real eran c lé rig o s , c o m o J u a n
W llk ln s (1 6 1 4 -1 6 7 2 ), p rim e r s e c re ta rlo de la S o c ie d a d Real y O b is p o
de C he ste r. Un p rín c ip e lu te ra n o , A lb re c h t de P rusla, s u b s id ió la p u b li
c a c ió n del lib ro 'Sobra la revolución de los cue rp o s ce le ste s1, e s c rito
p o r N ic o lá s C o p é rn lc o ; y un te ó lo g o lu te ra n o , A n d ré s O slander, e s c ri
b ió el p re fa c io . O tro s lu te ra n o s a y u d a ro n a Im p rim irlo y m á s ta rd e
s o s tu v ie ro n la p o s ic ió n de C o p é rn lc o en s u s e n s e ñ a n z a s .3
no
La influencia de la R eform a P rotestante
escribir. El aum ento del alfa b e tism o cond ujo a un increm ento necesa
rio de m aterial de lectura lo que resultó en la publicación de m ás libros.
Esto fue posible por las nuevas tecnologías en Im presión de textos.
Desde el siglo XVI hasta el XVIII, el núm ero de universidades cre
ció exponenclalm ente. En consecuencia, las oportunidades para obtener
una educación universitaria aum entó enorm em ente y, com o resultado,
los clérigos fueron entrenados con una eficacia nunca antes vista. En re
sum en, la Reform a fue el m ayor catalizador en producir una Europa m ás
educada y alfabetizada. La m ayor preocupación de los protestantes era,
sin em bargo, producir no solo personas que pudieran leer y escribir, sino
m ás bien entrenar buenos cristianos que conocieran sus Biblias, creye
ran en las enseñanzas protestantes y reflejaran la fe bíblica en sus vidas.
¿Éxito o fracaso?
m
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
reem plazadas con los dibujos de los rostros de los reform adores. Incluso,
algunos Individuos le atribuían m ilagros y poderes a esas pinturas.6 A pe
sar del fallo en cam biar las m entes y vidas de algunos en la sociedad, es
sorprendente el grado en gue los reform adores protestantes fueron exi
tosos en cam biar la vida religiosa de tanta gente en la sociedad europea.
Conclusión
R eferencias
1. P arte del c o n te n id o de e ste c a p ítu lo e stá b a s a d o en R u d o lp h W. Heln-
ze, R eform a nd C onflict: From the M edieval W orld to the W ars o f Religión, AD
1350-1648, T h e Baker H ls to ry o f th e C hurch, (G rand R aplds, MI: Baker, 2 00 5),
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2. P eter M a th e s o n , The Im aginative W orld o fth e R eform ation (M ln n e a -
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4. J. M. K ltte ls o n , « S u cce ss and Fallures ¡n th e G erm án R e fo rm a tio n :
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Early M o d e rn G erm any», Past & Present 1 10 /1 (1985): 38-58.
112
LA TEOLOGÍA DE
LA REFORMA
11
CAPÍTULO
Solascriptura: El
imperativo de volver
a la Biblia
M ichael W. Cam pbell
115
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
116
Sola scriptura: El im perativo de volver a la Biblia
P arad ig m as de la R eform a
117
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
De esta m anera, todos los credos, los dichos de los padres de la Iglesia
y las decisiones concillares debían ser juzgados, según Lutero, por la
«norm a segura de la Palabra de Dios».16 Esto no debería sorprendernos
ya gue Lutero fue un hábil profesor de Biblia. Para él, la Escritura tenía
«suprem a Im portancia» y fue en sus páginas donde enco ntró respues
ta s a su angustiosa búsgueda sobre la salvación.16
Lutero nunca fue un blbllsta rígido —alguien gue podía abogar
por la nuda scriptura, esto es, dejar gue el Intérprete se convierte en
el árbitro final en la Interpretación bíblica.17 Al contrario, reconoció el
sig nifica do de la Escritura co m o a u to rlta tlvo para su Interpretación del
te xto sagrado. Esto se debe porgue la Escritura no es otra cosa gue la
revelación de Dios. Así, si bien Lutero creía gue la Biblia tenía autoridad,
«el evangelio y el m ensaje de Jesucristo, gue es la Palabra de Dios en
cernada», estaban por encim a de la autoridad de la Biblia.18 En últim a
Instancia, fue esta apelación a la Escritura, a través de su com prensión
de sola scriptura, gue tuvo extraordinarias Im plicaciones para la vida
de la Iglesia cristiana. Una de las m ás evidentes fue la Im portancia de
predicar la Palabra de Dios.19 Esto elevó el rol de la predicación durante
el cu lto sem anal. All¡son señala: «Así, en un recordatorio de la Iglesia
prim itiva, Lutero y las Iglesias luteranas Insistieron en la autoridad su
prem a de la Escritura aungue tam bién adoptaron la arm oniosa relación
entre la Escritura a u to rlta tlva y los credos históricos de la Iglesia».20
Juan Calvlno tam bién a firm ó firm e m e n te el principio de sola
scriptura. Ya gue la aceptación de la Escritura viene a través del te s ti
m onio del Espíritu Santo, por lo tanto, este da absoluta certeza sobre
su autoría divina. Calvlno, adem ás, Insistió sobre las pruebas de auto
ría divina: la superioridad de la Escritura por encim a de toda sabidu
ría hum ana, su antigüedad, la co nfirm ació n de la autoridad bíblica a
través de los m ilagros, el cu m p lim ie n to de profecías, la preservación
de la Biblia contra gulenes han guerldo destruirla, su naturaleza y su
ca rácter celestial, la autoridad de Nuevo T estam ento e Incluso el hecho
de gue m uchos m ártires hayan dado sus vidas por el bien de la E scritu
ra.21 Por todas estas razones y más, Calvlno denunció la usurpación de
la autoridad bíblica por parte de la Iglesia Católica Romana. En últim a
Instancia, la Iglesia debía som eterse a la autoridad de la Escritura.
Otro Im portante m o vim ie n to en relación a la sola scriptura fue
ron los anabaptistas, cono cido s tam bién co m o «reform adores radica
les». Este grupo ¡nlclalm ente se separó de Zw lngllo debido al concepto
118
Sola scriptura: El im perativo de volver a la Biblia
119
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
El enfoque ad ventista
G uillerm o M ille r
G uillerm o M lller (1792-1849) creció en un hogar cristiano. Com o
la m ayoría de estadounidenses de su tiem po, la Biblia estaba profun
dam ente unida a su vida cotidiana y era Im po rtante para él. Cuando
era joven, a co stum braba a leer m ucho y se em papaba de nociones
dem ocráticas, así co m o de nuevos Ideales del pensam iento racional
de la Ilustración. Se co n virtió en un deísta, se burló de la religión de
su fa m ilia y com enzó su nueva vida con su esposa, Lucy, en Poultney,
Verm ont. En esta ciudad p a rticipó de la prom inencia social en una va
riedad de posiciones eventuales co m o la de Juez de Paz. Aquí tam bién
reclutó y dirigió un pequeño grupo de m ilicias para luchar en la guerra
anglo-estadounldense de 1812. Trágicam ente, algunos de estos hom
bres fueron asesinados, p a rticularm en te en la batalla de Plattsburgh,
el 11 de setiem bre de 1814. M lller creía que debió haber sido asesina
do. En cie rto m om ento, una bala de cañón aterrizó en el barro ju s to a
120
Sola scriptura: El im perativo de volver a la Biblia
su lado, pero no explotó. Se preguntó por qué se salvó. Esto su scitó In
terroga nte s exlstenclales sobre el sig nifica do y el propósito de su vida.
Después de la guerra, M lller com enzó a abrir las páginas de la
Escritura. Esta vez to m ó una concordancia y com enzó a leerla lenta
m ente. SI había un pasaje que no estaba claro, buscaba la palabra y
estudiaba otras referencias bíblicas para obtener claridad. Él describió
su viva experiencia com o sigue:
121
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
122
Sola scriptura: El im perativo de volver a la Biblia
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
fe y práctica cristianas. «Nunca perm ita que el hom bre m ortal ponga
su ju ic io por encim a de la Palabra de Dios».34 «Una frase de la Escritura
tiene m ás valor que diez m il ¡deas o argum entos hum anos».36
Perspectivas
124
Sola scriptura: El im perativo de volver a la Biblia
R eferencias
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6. Ibíd.,93.
7. Ibíd.,95.
8. Ibíd.,96.
9. Ibíd.,96.
10. Ibíd., 91.
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14. WLS1:90.
15. George, Theology ofthe Reformers, 82-83.
16. González, The Story o f Christianity, 2:47.
17. Nota del traductor: Entiéndase por nuda scriptura como «la Biblia y
nada más», es decir, el deseo de usar la Escritura sin ningún contexto históri
co o cualguler otro recurso bíblico. Así, el Intérprete bíblico se convierte en el
árbitro final de cómo Interpretar la Escritura. Este concepto, por supuesto, es
contrario al de sola scriptura.
18. Ibíd., 48.
125
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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12
CAPÍTULO
Sola fide:Sin fe es
imposible agradar a Dios
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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Sola fíde: Sin fe es Im posible agrada r a Dios
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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Sola fíde: Sin fe es Im posible agrada r a Dios
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
todos los diez m andam ientos, seguir e stricta m e n te todas las orien ta
ciones del Nuevo Testam ento, y tener una fe en Jesús que sea viva y
activa».21 A unque es verdad que su Intención original era reforzar la
necesidad de la fe (recordando que fue uno de los pocos en tra ta r el
te m a de la ju s tific a c ió n por la fe antes de 1888), Jaim e W hlte co ntin uó
equiparando la ley y la fe co m o m ecanism o s de salvación. José Bates,
el prim er pionero en guardar el sábado, llegó a afirm a r que «la obser
vancia del santo sábado de Dios [...] salva el alm a».22
El hábito de exaltar la observancia de la ley era tan consolidado
que, Incluso después del Congreso en M lnneapolls de 1888, pioneros
co m o Urías S m lth seguían abogando la antigua posición: «la única m a
nera de que alguien pueda alcanzar ju s tific a c ió n [...] procede de estar
en arm onía con la ley de Dios».23 Esta com prensión, sin em bargo, fue
severam ente cuestionada en el m ism o C ongreso de M lnneapolls por
Elena G. W hlte y cie rtos líderes de la Iglesia. SI bien algunos aceptaron
y apoyaron la predicación de W aggoner, entre ellos Elena G. W hlte, m u
chos rechazaron el m ensaje y prefirieron co n tin u a r con la arraigada
trad ición legalista. Al respecto, Elena G. W hlte com entó: «se me ha Ins
tru id o que la terrible experiencia del C ongreso de M lnneapolls es uno
de los capítulos m ás triste s en la historia de los creyentes en la verdad
presente».24 A pesar de haberse desanim ado, cabe m encionar que m u
chos de los libros m ás representativos publicados posteriorm ente por
Elena G. W hlte, co m o El cam in o a C risto o El Deseado de todas ¡as
gentes, presentaron claram ente la enseñanza de la ju s tific a c ió n por la
fe co m o una realidad bíblica vital en la vida de to d o cristiano.
C onsciente de las Im plicaciones de tal desequilibrio, la Iglesia
buscó corregir y refo rm ar su predicación evangélica. El proceso tard ó
años, pero gradualm ente el m ensaje de la ju s tific a c ió n por la fe fue
asim ilad o por la Iglesia. El fo c o dejó de ser la co n trapartida hum ana
(obras), por el don divino (gracia). «La raíz y causa de nuestra ju s tific a
ción ante Dios no es nuestra obediencia, sino la de Cristo».26
Sin em bargo, no es posible a firm a r que, después de 500 años,
se proclam e e xa ctam ente el m ism o m ensaje de la ju s tific a c ió n por la
fe co m o lo hicieron los prim eros reform adores. En el adventism o, se
abrazó un elem ento que fue aceptado por Lutero y Calvlno; la regene
ración. Para los adventistas, la ju s tic ia de C risto Im plica m ás que una
m era tra n sa cció n legal, ella es «un poder regenerador».26 Ju stifica ció n
por la fe «[no] es m era m en te un a cto ju d icia l por el cual Él [Dios] nos
132
Sola fíde: Sin fe es Im posible agrada r a Dios
133
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
obstante, presenta un alto patrón m oral que debe alcanzar el hom bre,
sin dejar claro que solo cuando se m antiene una íntim a unión con Cris
to, el hom bre puede avanzar hacia la m eta que se le ha fija do.31
A m edida que el estudio sobre este tem a ha avanzado, es evi
dente que el sig nifica do adventista del sé p tim o día sobre la doctrina de
la ju s tific a c ió n por la fe, es único. Los líderes confesionales han subra
yado que la ju s tic ia por la fe significa m ucho m ás que escribir a la cuen
ta del hom bre la ju s tic ia de Cristo. Siem pre han subrayado que solo
después de que el hom bre haya sido ju s tific a d o por Dios, experim enta
la regeneración. La ju stifica ció n es para aquellos que han establecido
una conexión viva con Cristo cediendo a la obra del Espíritu Santo para
que por la fe puedan recibir el poder de vivir en arm onía con la voluntad
divina. Esta concepción de la doctrina es por sí m ism a distintiva.
Conclusión
134
Sola fíde: Sin fe es Im posible agrada r a Dios
R eferencias
1. A lis te r M cG rath , lustitia Del: A H is to ry o f th e C h ris tia n D o c trin e o f
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v e rs ity Press, 1 968), 2:2.
2. Esta n a tu ra le z a im p u ta d a de la ju s tific a c ió n fu e d e s a rro lla d a p a rtic u
la rm e n te p o r M e la n c h th o n . Ver M cG rath , lustitia Del, 2:25.
3. Véase J. V. Fesko, Beyond Calvin: Union wlth Chrlst Justifícation in
Early Modern Reformed Theology 1517-1700, R e fo rm e d H ¡sto rlca l T h e o lo g y
2 0 (G o ttln g e n : V a n d e n h o e c k & R up re ch t, 201 2).
4. M a rtin Luther, Preface to Romans, c ita d o en R o b e rt E. V an V oo rst,
Readings in Christianity, 3ra ed. (S ta m fo rd , CT: C en ga ge Learnlng, 2 01 5), 196.
5. Ibíd.
6. M a rtin Luther, « P reface to th e E plstle o f St. Paul to th e R om ans»,
en Martin Luther: Selections from His Writtings, ed. J o h n D llle n b e rg e r (G arden
City, NY: D oubleday, 1961), 21.
7. M cG rath , lustitia Del, 2:16.
8. Véase T lm o th y George, Theology o fth e Reformers (N a sh vllle , TN : B
& El A c a d e m lc , 2 01 3), 70.
9. Cal vi no, Instltutes, 3.2.7
10. Ibíd., 3.2.8
11. Para un e s tu d io m á s a m p lio s o b re la re lació n e n tre las o b ra s y la
fe, ver S tep he n W e s te rh o lm , Israel's Law and the Church's Faith: Paul and His
Recent Interpeters (G rand R aplds, MI: E erdm ans, 1988), 106 -1 21 .
12. T a m bié n, d e b id o a gue las p a la b ra s «justo» y «recto» p rovie ne n de la
m is m a p a la b ra griega, el h e c h o de gue una p e rso n a «sea ju s tific a d a » s ig n ific a
g ue la p e rs o n a ta m b ié n es c o n s id e ra d a «recta».
13. M a rtin Luther, What Luther Says: An Anthology, ed. Ew ald M. Plass
(St. Louls: C on co rd ia, 1959), 2 :7 03 -7 04 .
14. J o h n C alvin, Instltutes o fth e Christian Religión, ed. J o h n T. M cN ell
(P h llad elp hla , PA: W e s tm ln s te r, 1960), 3.11.1.
15. Instltutes, 3.16.1.
16. Para una d is c u s ió n so b re la se g u rid a d y la fe en C alvlno, véase Joel
Beeke, « A p p ro p rla tln g S a lv a tlo n : T h e S plrlt, Faith and A s su ra n c e , R epentance»,
3:1-3, 6-10.
17. R aoul D ederen, Tratado de teología (Tatuí, SP: C asa P u b llc a d o ra
B rasllelra, 2 01 3), 292.
18. M cG rath , lustitia Del, 1 :4 0 -4 1 ,5 0 .
19. O tros c á n o n e s gue se p ro n u n c ia ro n en c o n tra de la ju s tific a c ió n p or
la fe son el XII, XIV, XXIII, XXIV, XXX y XXXIII.
20. Papa Pío IV, C o n cillo de T ren to , «Iniunctum nobis», 13 de n o v ie m b re
de 1565, ex c a th e d ra .
135
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
21. J a im e W hite, «Dear B re thren and S isters», The Present Truth, ju lio
de 1849.
22. J o s é Bates, The Seventh Day Sabbath: A Perpetual Sign (B a ttle
Creek, MI: 1847), 55.
23. Urías S m ith , R eview and H erald, 11 de ju n io de 1889, 3 75 -3 77 .
24. Elena G. W hite, Manuscrito 9 ,1 8 8 8 .
25. H ans. K. LaR ondelle, ¿Qué es la salvación? (B u en os A ires: A s o c ia
c ió n C asa E ditora S u d a m e rica n a , 1988), 71.
25. LaR ondelle, 70.
27. Ellen G. W hite, Discurso maestro de Jesucristo (B u en os A ires: A s o
c ia c ió n C asa E ditora S u d a m e rica n a , 2 01 4), 114.
28. R aoul D ederen, Tratado de Teología (B u en os A ires: A s o c ia c ió n C asa
E dito ra S u d a m e rica n a , 2 01 3), 292.
29. Ibíd.
30. D. A. D elafield, « R ig h te o u sn e s s by Faith», Review and Herald, 4 ,1 1 ,
18 de m ayo, y 1 de ju n io ,1 95 0.
31. G e o ffre y J. P axton, The Shaking o f Adventism (G rand R apids, MI:
Baker B ook H ouse, 1978), 71-72.
136
13
CAPÍTULO
Abner F. Plernández
137
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
138
Sola grafía: El verdadero evangelio de la redención
m itid o a la relación con Dios. El perdón redentlvo por sola grafía cam bia
el estatus hum ano delante de Dios, pasa de rebelde a hijo. Pablo dice
que en Cristo «tenem os redención por su sangre, el perdón de pecados
según la riqueza de su gracia» (Efe 1:7). Aún más, el perdón ha traído
vida. Colosenses 1:13 nos dice que Jesús nos «dio vida ju n ta m e n te con
él, perdonando todos [nuestros] pecados». Sin em bargo, com o hem os
dicho, la acción perdonadora dice m ás acerca de Dios de lo que dice so
bre nosotros m ism os. El A ntiguo y el Nuevo Testam entos testifican so
bre un Dios m isericordioso. Al perdonar por pura gracia, Dios se revela
com o el Dios que es m isericordia, com pasión, «tardo para la Ira, y lleno
de m isericordia y verdad» (Exo 34:6). Esto describe no solo las acciones
de Dios, sino de fo rm a m ás precisa, su propia naturaleza.
A ntes de d is c u tir el pen sam iento te o ló g ico pro te sta n te con re
lación al co n ce pto so lo grafía, es Im po rtante explorar c ó m o los re
fo rm a d o re s entendieron la naturaleza de la gracia. Antes de los re
form ado res, los pensadores te o ló g ico s tenían un e n te n d im ie n to de la
gracia co m o una fuerza o energía que Dios Infunde en el alm a para
proveer la ayuda necesaria al libre albedrío y para responder a la o fer
ta de salvación. En o tra s palabras, gracia es algo, sustancia, energía,
virtu d o cualidad que Dios ha dado a los seres hum anos, haya sido
na tu ra lm e n te en la creación o sobre n a tu ra lm e n te por m edio de los
sacram entos. Por ejem plo, Tom ás de A qulno habla de la gracia ha
bitual co m o una virtud o cualidad Im partida al ser hum ano a fin de
restaurarle y prosperarle en su relación con Dios.3
M artín Lutero y otros reform adores, al desarrollar sus concep-
tuallzaclones teológicas desde las nuevas presuposiciones protestan
tes y enfocadas en el texto bíblico, dejaron de explicar la gracia en tér
m inos de algo que Dios derram a en el alma. Ellos com enzaron a hablar
de la gracia com o una disposición o actitud m isericordiosa y am orosa
de Dios hacia sus criaturas. La gracia, por lo tanto, no es algo que el
ser hum ano posee, sino es la acción salvífica de Dios por m edio del
Espíritu Santo en favor del hom bre. Lutero claram ente abandonó su
entendim iento teoló gico m edieval sobre la naturaleza de la gracia. En
sus exposiciones sobre los Salm os, Lutero se expresa de la gracia en
térm in os de algo que fluye de Dios hacia el Interior del alma. «La gracia
139
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
140
Sola grafía: El verdadero evangelio de la redención
141
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
de la vida eterna, 2 Ped 1:4; Heb 3:14».20 «Por lo tanto», sigue diciendo,
«la fe trae con ella verdadera ju s tic ia divina, Rom 5:1; 1 Juan 3:3; nos
hace espirituales y conscientes de las cosas celestiales, 1 Ped 1:4; y
deseosos de y preparados para toda buena obra, 2 Tlm 2:21 ».21
Segundo, o tro Im po rtante énfasis gue em erge en el lema sola
grafía es la realidad del Intercam bio entre la ju s tic ia de Dios por la In
ju s tic ia hum ana. C om o hem os d iscu tid o previam ente, Lutero entendía
grafía com o las buenas acciones o la voluntad divina en favor de los
pecadores. Es la acción o a ctitu d m isericordiosa de Dios hacia los pe
cadores lo gue resulta en un «Intercam bio dlchoso/fellz» entre el pe
cado r y Cristo. Por m edio del Intercam bio, C risto to m a sobre sí m ism o
los pecados del creyente m ientras este recibe la ju s tic ia de Él. Lutero
afirm aba, «Cristo está lleno de gracia, vida y salvación. El alm a está
llena de pecados, m uerte, y condenación. Ahora deje a la fe venir entre
ellos, y el pecado, la m uerte y la condenación serán de Cristo, m ientras
la gracia, la vida y la salvación serán del alm a».22
Es en este co n texto gue Lutero dice gue «Cristo es el m ás gran
de y único pecador».23 O bviam ente, Lutero no estaba a firm a ndo gue
C risto es pecador por participación, sino por su bstitución. Por la subs
titu ció n provista por Dios en Cristo, el creyente es d e c la ra d o ju s to (/us-
tu s) y goza de las bendiciones de la ju s tic ia de divina gue la ha sido
Im putada. Esta declaración es válida y suficiente a la vista de Dios para
obtener perdón y salvación. En el artículo 13 de S m alcald A rtlcles, Lute
ro resum e con precisión el concepto d e ju s tlfic a c ló n por la fe: «Por m e
dio de la fe, noso tros recibim os un corazón diferente y lim p io a través
de C risto nuestro M ediador. Dios nos va a considerar y nos considera
co m p le ta m e n te ju s to s y santos. A pesar de gue el pecado en la carne
no está aún co m pleta m en te destruido y m uerto, sin em bargo, Dios no
le da Im portancia y m ucho m enos lo considera».24
La experiencia de la ju stifica ció n se puede recibir solam ente por
fe, no m ediante obras o m éritos. Esta experiencia es para Lutero un
evento dram ático, único, Irrepetible, y puntual en la salvación. Por eso,
la fe es esencial en el proceso. Fe, un regalo de la gracia, no es una ¡dea
ni ta m p o co es la adquisición de cono cim ien to o el aceptar una serle
de doctrinas; por el contrario, la fe gue ju s tific a es confianza (fiducla).
Com o un niño, el creyente confía en las prom esas salvíficas de Dios
y en las acciones substitutiva s de Cristo en su favor. Total confianza
se expresa, acorde con Lutero, en la aceptación de gue som os «justos
142
Sola grafía: El verdadero evangelio de la redención
únicam ente por fe en Cristo, no por las obras de la Ley o por am or».26
Aunque algunos han m alcom prendido a Lutero en su énfasis sobre la fe
y sus expresiones no sim pá ticas sobre la ley, al leer sus escritos es posi
ble notar que Lutero solo deseaba se p a ra rlo m ás posible la ju stifica ció n
com o un acto de gracia de cualquier conceptualización que introdujera
la ley y las obras de la m ism a en el proceso. Quizá, de m anera m ás pre
cisa, él deseaba poner la m ayor distancia posible entre la ju stifica ció n
por m edio de la fe de la ju stifica ció n por m edio de los m éritos de las
obras. Lutero, por lo tanto, es un teólogo anti-m éritos, no un teólogo an-
tl-obedlencla o anti-ley. Esto es posible porque la grafía destruye los m é
ritos, pero tran sform a la experiencia en una estrecha am istad con Dios.
Finalm ente, es s ig n ific a tiv o señalar que la m anera c o m o la sola
grafía divina opera en el corazón h um ano fue un a sp e cto de tensió n
te o ló g ica entre los reform adores. M ientras Lutero y C alvino creían
que la gracia de Dios operaba irre sistib le m e n te en el ser hum ano,
o tro s refo rm a d o re s c o m o M elanchton, los predicadores a n a b a p tis
tas y A rm inio, hacían hincapié en la operación previniente de la gracia
para re sta u ra r las capacida des perdidas del libre albedrío h u m ano a
fin de que pueda te n e r la op o rtu n id a d de co n te s ta r p o sitiva m e n te al
evangelio. A rm inius, especialm ente, hace atención a la gracia previa
que es dada g ra tu ita m e n te pero no subyuga el albedrío hum ano. En
o tra s palabras, para A rm inio, gracia previniente es
143
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
144
Sola grafía: El verdadero evangelio de la redención
para ser coherederos con Cristo».30 Note que no hay evento de nuestra
salvación que no sea por sola grafía.
Entonces, al recordar la herencia protestante, co m o adventistas
del sé p tim o día debem os presentar el m ensaje del tercer ángel en el
co n texto de la sola grafía de Dios. Una lectura cuidadosa el m ensaje de
los tres ángeles m uestra que las profecías, el juicio, la obediencia a la
ley, la adoración verdadera y el sábado están introducidos y enm arca
dos en el «evangelio eterno» (Apo 14:6), y el evangelio no es otra cosa
que la gran noticia que el ser hum ano es rescatado por sola grafía.
Conclusión
145
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
R eferencias
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c a tiv o gue M e la n c h to n ya e xp re sa ra e stá p e rs p e c tiv a s o b re la n a tu ra le z a de
la g ra c ia en la p rim e ra e d ic ió n de su te o lo g ía s is te m á tic a gue fu e a la b a d a p or
Lutero.
8. Ibíd., 111.
9. J u s to G onzález, Essential Theological Terms, ed. K indle (L ouisville,
KT: W e s tm in s te r J o h n Knox, 2 00 7), loe. 1774.
10. M a rtin Luther, «The B a b ylo n ia n C a p tiv ity o f t h e C hurch», en Martin
Luther's Basic Theological Writings, ed. T im o th y F. Lull and W illia m R. R ussell,
3 er ed. (M in n e a p o lis: F o rtre ss, 2 01 2), 2 15 -2 1 7 . J a c o b u s A rm in iu s , «Apology,
A rtic le XXVII», en T h e W o rk s o f A rm in iu s (G rand R apids, MI: Baker, 1959), 2:52.
I I . Luther's Works, ed. J a ro s la v P elikan y H ilto n C. O sw ald (St. Louis:
C on co rd ia, 1 97 2) 25:38 5-38 7.
12. H e rm á n J. S eld e rhu is, Calvin's Theology o fth e Psalms (G rand Ra
pids, MI: Baker, 2 00 7), 55.
13. J o h n C alvin, Commentary on the Book o f Psalms, tra d . J a m e s An-
d e rs o n (B e llin g h a m , W A: L og os Bible S o ftw a re , 2 01 0), 3:381.
14. J o h n C alvin, Commentary on the Four Last Books o f Moses, tra d.
C ha rle s W. B in g h a m (B e lling ha m , WA: L og os Bible S o ftw a re , 2 01 0), 3:385.
15. Ibíd, 3 :385-388.
15. D irk Philips, The Writings o fD irk Philips, ed. y tra d . C o rn e liu s Dyck,
W illia m Keeny, y A lvin B ea chy (S co ttd a le , PA: H erald, 1992), 59.
17. M ich a e l Sattler, «On th e S a tis fa c tio n o f C hrist», en The Legacy o f
Michael Sattler, ed. y tra d . J o h n H. Y od e r (S co ttd a le , PA: H erald, 1973), 108.
18. M e nn o S im o n s, The Complete Writings ofM enno Simons (E lkhart,
IN: J o h n F. F u n k a n d Brother, 1871), 1:224.
19. Ibíd., 1:115.
20. Philips, 59.
21. Ibíd.
22. M a rtin Luther, The Freedom ofthe Christian Man, LW, 3 1 :3 5 1 .
146
Sola grafía: El verdadero evangelio de la redención
147
14
CAPÍTULO
149
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
150
Solus C hristus: Salvación s olo a través de C risto
El te s tim o n io d e J e s u c ris to s o b re s í m is m o
151
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
El te s tim o n io de lo s a p ó s to le s
152
Solus C hristus: Salvación s olo a través de C risto
J e s ú s c o m o p ro fe ta
J e s ú s c o m o s a c e rd o te
153
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
J e s ú s c o m o rey
154
Solus C hristus: Salvación s olo a través de C risto
155
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
Im plican cias para los adven tistas del sép tim o día
156
Solus C hristus: Salvación s olo a través de C risto
157
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
Por otro lado, tam bién se debe recordar que la Iglesia Adventista
del Séptim o Día proviene de la ram a arm lnlana (vía W esle yy el m etodls-
m o de Elena G. W hlte y varios otros pioneros adventistas), y m antiene la
tensión entre la obra total y com pleta de Cristo en la cruz y la aceptación
de ese sacrificio por m edio del libre albedrío. En otras palabras, el prin
cipio solus C hristus no anula la responsabilidad personal del pecador,
que puede aceptar o rechazar librem ente el m aravilloso don de la gracia.
Resum en y conclusiones
158
Solus C hristus: Salvación s olo a través de C risto
R eferencias
1. A s í lo nota, p o r e je m p lo , J a ro s la v Pellkan, Jesús through the Cen-
turles: His Place in the History o f Culture (N e w H aven: Y ale U n lv e rs lty Press,
1999), 1.
2. Una b ue na d is c u s ió n ha s id o p re s e n ta d a p or Evls L. C arba llosa, La
deidad de Cristo (G rand R aplds, MI: P ortavoz, 1 982).
3. P hilip S c h a ff, The Creeds ofChrlstendom wlth a History and Criterical
Notes (N e w York: H arpe r & B ro the rs, 1 91 9) 2 :68-60; H e ln rlch D ezlng er y P eter
H ü n e rm a n n , El magisterio de la iglesia: Enchiridion symbolorum definitionum
et declarationum de rebus fídei et morum, tra d . B ernabé D alm au, e t al, 2da ed.
(P rovenza, B arcelona: Tesys, 2 0 0 0 ), 91-95.
4. D ezlnger y H ü n e rm a n n , 162-163.
5. Ibíd.
6. G regg R. A lllson , Román Catholic Theology and Practice: An Evangél
ica! Assesment (W he a to n, III: C rossw ay, 2 01 4), 56-57.
7 .Ibíd., 57.
8. B. B. W arfie ld, The Plan ofSalvatlon, ed. rev. (G rand R aplds, MI: Eerd-
m a ns, 1970), 53.
9. «Santo T o m á s es, sin d ud a a lg u na , el e s c o lá s tic o gue e la b o ró la m e
jo r s ín te s is d o c trin a l so b re los s a c ra m e n to s » . V er R am ó n A rnau, Tratado gen
eral de los sacramentos (M a d rid : B ib lio te c a de A u to re s C ris tia n o s , 1994), 110.
10. W e llu m , 84.
11. A lllson , 65.
12. Ver W arfie ld, 53; A lllson , 62, 65; Catechlsm o fth e Catholic Church
(N e w York: D oubleyday, 1995), s e c c ió n 1584.
13. Para a lg u n o s a u to re s gue a po ya n e sta ¡dea, v e r W a lte r C. K aise r Jr.,
The Messiah in the Oíd Testament (Z on de rvan , 1995); S ta n le y E. Porter, ed.,
The Messiah in the Oíd and New Testaments (E erdm ans, 2 00 7).
14. C. H. Pelsker, «Profeta,» en Diccionario Teológico del Nuevo Testa
mento (S a la m a n ca : E dicio ne s S íguem e, 1992), 3:417. V er ta m b ié n J lríM o s k a -
la, «The P ro p h e tlc V olee ¡n th e Oíd T e s ta m e n t: An OverView», en The Gift o f
Prophecy in Scripture and History, ed. A lb e rto R. T lm m y D w aln N. E sm on d
(S llver S prlng, MD: R evlew and H e ra ld /E lle n G. W h lte E state, 2 01 5), 13-45.
15. David Farnell, «W hen W lll th e G lft o f P ro p h e c y Cease?», Bibliotheca
Sacra 1 5 0 /5 9 8 (1993): 1 72-174, ídem ., «The G lft o f P ro p h e c y ¡n th e Oíd and
N ew T e sta m e n ts» , B ib lio th e ca S acra 1 4 9 /5 9 6 (1992): 3 98 -3 9 9 ; cf. M o ska la,
13-45; E kke ha rd t M ueller, «The P ro p h e tlc V olee ¡n th e N ew T e s ta m e n t: An O ver
View», en The Gift o f Prophecy in Scripture and History, 46-83.
16. Véase el d e sa rro llo de las fu n c io n e s del s a c e rd o c io e la b o ra d o p or R.
K. Duke, «Prlests», en Dictionary ofthe Oíd Testament: Pentateuch, ed. D esm ond
A le x a n d e ry David Baker (D o w n ers Grove, III: Inte r-V a rslty Press, 2 00 2), 651-654.
159
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
160
Solí Deo Gloria: La honra al único Dios verdadero
161
15
CAPÍTULO
Tevni Grajales
163
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
164
Solí Deo Gloria: La honra al único Dios verdadero
165
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
166
Solí Deo Gloria: La honra al único Dios verdadero
167
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
Im plicacion es prácticas
168
Solí Deo Gloria: La honra al único Dios verdadero
Conclusión
169
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
R eferencias
1. David V an d run e n, Gocí's GloryAlone: The Majestic Hearth ofChristian
Faith and Life( G rand R aplds, MI; Z o nd erva n, 201 5), 1 6-18.
2. J o h n C alvin, ¡nstitutes o fth e Christian Religión, tra d . H en ry B everld-
ge. (G rand R aplds: E erdm ans, 1953)
3. T ito 2:13; J o h n C alvin, Calvin's Commentaries (G rand R aplds, MI:
Baker, 1999), 2 1:320.
4. V an d run e n, God's Glory Alone, 31.
5. Ibíd.,.31 -32
6. Ibíd.
7. Ibíd., 4 3-4 7
8. «Y ahora, g lo rifíc a m e tú, Padre, ju n to a ti, con la g lo ria q ue ten ía c o n
tig o a n te s q ue el m u n d o e xistie ra » (Ju an 17:5)
9. «Y el uno al o tro d ab a voce s, d ic ie n d o : S anto, S anto, S anto, es el Se
ñ o r de los e jé rc ito s , llena e stá to d a la tie rra de su glo ria » (Isa 6:3).
10. J o h n H annah, How do we Glorify God? Basles ofthe Reformed Faith
Serles (P h llllp s b u rg , NJ: P&R P ub llshln g, 2 00 8).
11. J o h n Plper, «Solí Deo Gloria», Tabletalk Magazine (Nov., 2012), h ttp ://
w w w .llg o n le r.o rg /le a rn /a rtlc le s /s o ll-d e o -g lo rla /, c o n s u lta d o el 2 6 de ju lio 2017,
12. Ibíd., cf. J o h n Plper, God’s Passion forFUs Glory: Living the Vision o f
Jonathan Edwards (W he a to n, III: C ro ssw ay, 2 01 0), 31-35.
13. Ibíd., 31-35.
170
Solí Deo Gloria: La honra al único Dios verdadero
171
16
CAPÍTULO
El sacerdocio de todos
los creyentes
V íctor F. Figueroa
173
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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El sacerdocio de todos los creyentes
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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El sacerdocio de todos los creyentes
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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El sacerdocio de todos los creyentes
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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El sacerdocio de todos los creyentes
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
182
El sacerdocio de todos los creyentes
R eferencias
1. Por eje m p lo, T e rtu lia n o e n se ñ a b a que to d o s los c ris tia n o s podían a d
m in is tra r los s a c ra m e n to s . Ver Colín Bulley, The Prlesthood ofSom e Believers:
Developments from the General to the Special Prlesthood in the Christian Lite-
rature ofthe First Three Centuries (C arllsle: P a te rn ó s te r Press, 2 0 0 0 ), 221. Por
su parte, O rígenes s o s te n ía que los c ris tia n o s eran s a c e rd o te s al Igual que los
a p ó sto le s . V er Colín Bulley, The Prlesthood ofSom e Believers, 2 2 2 y 1 34.
2. R ex D. E dw ards, Every Bellever a Minister, M ln ls try R eleases (S llver
S p rln g m MI: G eneral C o n fe re n c e o f S e v e n th -d a y A d v e n tls ts , M in is te ria l A sso -
c la tlo n , 1995), 1 3 ,1 5 , 67, 84.
3. C ipriano, a m e d ia d o s del te rc e r siglo, s o s te n ía q ue los o b is p o s y p re s
b íte ro s eran s a c e rd o te s que a c tu a b a n en la e u c a ristía bajo la a u to rid a d divina,
s u g irie n d o que el s a c e rd o c io c ris tia n o o rd e n a d o era el m e d ia d o r de la g ra c ia
de Dios. Ver Bulley, The Prlesthood ofSom e Believers, 135. V er ta m b ié n D. F.
W rlg h t, « P rle s th o o d o f all Believers», en New Dictionary ofTheology, ed. S. B.
F e rg uson and J. I. P acker (D o w n e rs Grove, IL: In te rV a rs Ity Press, 2 0 0 0 ), 532.
4. A u n q u e en el s e g u n d o s ig lo de la era c ris tia n a , la c o n g re g a c ió n to
davía ten ía p o d e r para evaluar, e s c o g e r y re m o ve r d irig e n te s, tie m p o d e s p u é s
e sta p re rro g a tiva llego a ser ú n ic a m e n te del clero. V er Bulley, The Prlesthood
ofSom e Believers, 31 2.
5. V er D. F. W rlg h t, « P rle s th o o d o f all Believers», 532.
6. V er S tep he n H appel, « P rlesthood», en A New Handbook o f Christian
Theology, ed. D. W. M u ss e r y J. L. P nce (N ashvllle, TN : A b ln g d o n Press, 1992),
381.
7. V er T h o m a s A q u ln a s, Summa Theologica, 6 vols. (Albany, OR: B ooks
fo r th e A ges, 1997), III. q. 82 a I. (5 :11 95 -1 19 7).
8. Ver, Luther's Works: Church and Mlnlstry II, ed. C onrad B e rg e n d o ff
(P h lla d e lp h la : F o rtre s s Press, 1958), 4 0:7-44.
9. V er G ert H aendler, Luther on Ministerial Office and Congregational
Function (P h llad elp hla : F o rtre s s Press, 1981), 42-43.
10. R eln de r B ru ln sm a , The Body o f Christ: A Blbllcal Understandlng
o fth e Church (H a g e rs to w n , MD: R evlew and H erald P u b lls h ln g A s s o c la tlo n ,
2 0 0 9 ), 56.
11. D. F. W rlgh t, « P rle s th o o d o f all Believers», 532.
12. M a rtin Luther, «To th e C h ris tia n N oblllty», Luther’s Work (P h lla d e l
phla: F o rtre s s Press, 2 00 2), 4 4:12 7. En a d e la n te LW.
13. D. F. W rlg h t, « P rle s th o o d o f all Believers», 532.
14. S igu ien d o el p e n sa m ie n to de T e rtuliano, Lutero c o n s id e ra b a que un
c ris tia n o , en princip io, podía b a u tiz a r y p re sid ir en la Cena del Señor; aunque, por
o tro lado, e n fá tic a m e n te lim ita b a la p red icación y la a d m in is tra c ió n de los s a c ra
m e n to s a los m in is tro s p rofe sio n ale s. D onald G. Bloesch, Essentlal o f Evangé
lica! Theology: Life, Mlnlstry, & Hope (Peabody, MA: Prlnce Press, 1998), 2:112.
183
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
184
El sacerdocio de todos los creyentes
185
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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17
CAPÍTULO
El rol y la importancia de
las buenas obras
187
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
188
El rol y la Im portancia de las buenas obras
189
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
190
El rol y la Im portancia de las buenas obras
fe, etc., cf. Gal 5:19; 22), no están bajo la ley (5:18) o de acuerdo a estas
cosas. No hay o no existe ley que denuncie (5:23).
En la epístola a los Efeslos, Pablo hace la com paración entre
la salvación y el estar m uertos en transgresiones. C risto nos ha
revivificado, pues es por gracia los que han sido salvos (2:5).9 Este
pa rticip io pasivo enfatiza no una acción activa del creyente, sino
solam ente la voluntad de Dios, que «que nos am ó con su gran am or»
(2:4). Nuevam ente, haciendo hincapié con la m ism a fó rm u la e k h u m ó n
(no de vosotros) y luego ek ergón (no por obras), usando el adverbio
con el m odo Indicativo para asegurar la veracidad de la sentencia,
pero ahora añadiendo en m odo su bjuntivo «para que nadie pudiera
jactarse»; explicando o dando la posibilidad si hubiera uno por allí que
pensara así. Sin em bargo, por su herencia farlsea pareciera explicar
en el verso siguiente, com enzando por partícula post-posltlva gar
(debido a, esto pues, porque), «som os la con fe ccló n /h e ch u ra de Cristo,
habiendo sido creados en Jesús el M esías en base a buenas obras, las
cuales Dios ya ha preparado, para que en ellas nosotros pudiéram os o
podam os cam inar» (Efe 2:10 trad ucció n literal del autor).
Pablo usa una palabra rara y poco usada poiém a (hechura) solo
dos veces en el Nuevo T estam ento (Rom 1:20 y Efe 2:10). El te rm in o en
la literatura griega se refiere siem pre a trab ajos o creaciones solam ente
de origen divino,10 lo que explica que som os ahora en tie m p o presente
y a ctivo una «hechura» o, co m o dirá en otras epístolas, una «nueva
creación» (2 Cor 5:17; Gál 2:20; 6:24 y m uchos otros).
Además, una explicación de los verbos y participios en form a
pasiva y activa es útil aquí por varias razones, pues la m ayoría de las
versiones traducen la frase preposicional epi ergois agathois siem pre
en una fo rm a activa. Ejem plos de algunas versiones son: «para buenas
obras», «con el propósito de realizar buenas acciones» (PER), «para
hacer buenas obras» (NBH); «para que podam os hacer buenas cosas»
(NLT) o «para las obras buenas que Dios nos preparó de antem ano com o
norm a de conducta» (CAB), «para buenas obras, las cuales Dios preparo
de antem ano a fin de que las pongam os en práctica» (NVI). Todas estas
versiones dem uestran un sentido activo del creyente en la participación
de buenas obras com o una necesidad en la vida espiritual.11
Sin em bargo, ktisthente es un participio aoristo pasivo, del verbo
ktizó, que Indica una creación ya com pletada en nosotros y sin ninguna
participación nuestra. Adem ás de todos los posibles usos y funciones
191
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
192
El rol y la Im portancia de las buenas obras
1:6, com pleta la ¡dea expresando que Dios «com enzó en vosotros la
buena obra» (en singular, refiriéndose a Dios) y que Él la com pleta rá
hasta el día en que Jesús regrese por segunda vez.
Las epístolas pastorales y Colosenses dem uestran un sentido
m ás activo, produciendo fru to s en buena obra (en singular) y creciendo
en co n o cim ie n to de Dios y siendo ricos en buenas obras (Col 1:10;
3:17; 1 Tlm 5:10,25; 1 Tlm 6:17).
En o tra s epístolas no paulinas, en el plano so te rlo ló g lco , la
Inquisitiva co n tin ú a al exa m in a r si estas obras ayudan en la salvación
personal, son el fru to de la relación con Dios o son requeridas
para la vida del cristian o. De hecho, el apó stol S antiago subraya
la Im p o rta n cia de las obras: «y la perseve ra n cla /p a cle n cla tenga o
haga la obra p e rfe c ta /c o m p le ta , para que vo so tro s seáis perfecto s
y c o m p le to s/ca b a le s, carentes en ninguna cosa» (Stgo 1:4), y
« H erm ano /as m íos: ¿cuál es el beneficio o que aprovecha, si alguno
dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Es capaz esa fe de salvarle?»
(S tgo 2:14). No es que el apó stol este negando la fu n ció n de una fe
salvadora, sin o que la relación recíproca que debe e x is tir entre am bas
(cf. S tgo 2:17-18). Es Interesante no ta r que estos versículos están
en m odo su b ju n tivo expresando la posibilid ad h ip o té tica o Incierta
solo a nivel de co m paración. El énfasis está en la fe «por si m ism a»
(de hecho, la expresión con el p ronom bre reflexivo kata heauten,
tra d u cid a c o m o «por sí m ism a», es de género fe m e n in o y se refiere a
o tro fe m e n in o que en este caso es la fe). «Aun la fe, si no tiene obras,
m u e rta esta por sí m ism a» (S tgo 2:17).
Contrariam ente, a firm a r solam ente «yo tengo obras» (2:18) no
es ta m p o co apropiado. «Mis obras», según el apóstol Santiago, son el
resultado de la fe: «yo te m ostrare la fe que em ana de m is obras» (2:18).
Santiago usa la expresión ek ton ergon m ou (llt. obras que sale de o
com o resultado de). Al parecer, el apóstol tiene problem as con la falta de
obras de caridad y m isericordia de algunos que no están siendo fieles al
m andam iento «am aras a tu prójim o com o a ti m ism o» (2:8). Todo esto
en el contexto entre una com unidad, al parecer la Iglesia, de conflictos
entre ricos y pobres; literalm ente, «ricos que te oprim en y te arrastran a
corte» (2:6) y otros que están «desnudos y sin alim ento» (2:15).
La frase «ricos en fe» (2:5) está en el co n texto de las obras
de fe que deben m o tiva r una buena relación entre herm ano/as
de la com unidad. Generalm ente, se analizan estos versículos con
193
La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
un tra sfo n d o co n tra rio al énfasis que Pablo pueda hacer de la fe,
especialm ente por una lectura luterana de la ju s tific a c ió n por la fe.
No es necesario hacer com paraciones con la literatura Paulina y
d ifícilm e nte Santiago se está refiriendo a esto.
La am onestación de Santiago, co m o hom bre vano, necio, o
to n to (NVI) es m ás apropiado tra d u cirlo co m o vacío, sin fruto, estéril.
«Tú, hom bre estéril, que deseas sa b e r/co n o ce r que la fe sin obras
es inactiva» (2:20). Adem ás, hay que explicar que las copias m ás
antiguas usan la palabra argé (inactiva, vacía) y no nekra (m uerta).13.
La etim ología de este adjetivo deriva tam bién de erga, añadiendo el
negativo «a» al principio, es decir «sin trabajo» o «sin obras».14 S antiago
hace un paralelism o entre/ceney arge, dos palabras que significan vacío,
vanas, estéril. Las dos líneas contienen un paralelism o sinoním ico, es
decir, repiten el m ism o contenido.
S a ntiago no está a firm a n d o que se puede tener fe y no obras
o salvarse solo por obras. Lo que está que riendo decir es que una fe
que esta inactiva, estéril, no es capaz de salvar. Aquí hay que resaltar
el verbo d u n a m a i con sus d e lim ita n te s de capa cida d y posibilidad. No
creem os que el apó stol entienda que estos c ristia n o s de la com u n id a d
no tienen fe, ni que no sea necesaria, sin o que esta Inactiva, flo ja y sin
uso, y en ese sentido, una persona no puede ser ju s tific a d a con ese
tipo, o d im en sion es o de esa calidad de fe, ni m enos por ella m ism a
«no solo por la fe» (2:24). E xplicando los casos bíblicos de A braham
y Rahab, el verso 22 cla rifica que es en el proceso de «trabajar
ju nta m en te », fe con las obras en plural. Es así que, usando ese tip o
de calidad de fe, esta es co m p le ta d a o perfeccio nada a travé s de las
obras de obediencia. En a m b o s casos que S antiago da e jem p los de
obras en este capítulo, nunca se entienden c o m o a cto s m erito rios,
sin o c o m o obediencia a m a n d a m ie n to s bíblicos.
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El rol y la Im portancia de las buenas obras
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
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El rol y la Im portancia de las buenas obras
C onclusiones e im plicaciones
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La R e fo rm a P rote stante: E s tu d io s h istó ric o s y te o ló g ic o s
R eferencias
T La p a la b ra g rieg a erga, a p a re ce 7 6 0 vece s en la Biblia, 169 veces
en el N uevo T e s ta m e n to . La m a yo ría de las vece s con un v a lo r p o s itiv o y o tro
n e g a tivo . La tra d u c c ió n c o m ú n es: tra b a jo , o bras, haceres, tarea, m a n te n e rs e
o cu p a d o , se rvicio .
2. T o d o s los te x to s b íb lico s son tra d u c c io n e s p e rs o n a le s del autor, ya
sea del heb re o o griego.
3. Sería re c o m e n d a b le un e s tu d io de to d a s las In s ta n c ia s q ue a p a re ce
la p a la b ra en el A n tig u o y el N uevo T e s ta m e n to , pero haría e sta breve reseña
un tra b a jo ¡nvlable.
4. J u a n usa el te rm in o 25 veces, M a t (6x); M a r (2x); Luc (2x), H echos (9x).
5. La m a yo ría de las v e rs io n e s usa una e xp re sió n a n tig u a y o b s o le ta
«bajo un alm ud ». La p a la b ra u sa da p o r M a te o es m o d io n que era una m e d id a
de g ra n o de 8 .7 0 litro s, es d e c ir un c a n a s to , los e va n g e lio s de M a rc o s y Lucas
son m á s e x p líc ito s que M a te o. El e va n g e lio M a rco s, 4:21, a ñ a de a la m is m a
p alabra, una kline (una ca m a ), si es que no q ue d a re c la ro el e je m p lo del c a n a s to .
L ucas 1 1 :33 es m á s d rá s tic o , ta m b ié n a ñ a de o tra p alabra, un s ó ta n o , es decir,
si q u ie ro luz en el c u a rto , no p o n d ré la luz d o n d e p ueda re cibirse . N adie p on e la
lá m p a ra de a ce ite de o liva o g ra s a para d a r luz d e b a jo de c a n a s to s , e ncerra da ,
o bajo la cam a , y m e n o s aún en el s ó ta n o de la casa.
6. 6 vece s en 4 6 m e n c io n e s en el N uevo T e s ta m e n to : M a rc o s 16:8,
L ucua s 1 :6 9 ,7 1 ,7 7 ; Lucua s 19:9, J u a n 4:22.
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