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Agua
En otro orden de ideas la disponibilidad media anual nacional de agua es de 2.233 Km3/año, las
reservas de agua subterránea totales es de 7.700 millardos de m3 de los cuales el volumen
aprovechable es de 23 millones de m3. De acuerdo a sus principales usos, tenemos que con el
agua subterránea se cubre el 75 % de la demanda de zonas urbanas (uso público urbano), 61 %
de la industria (uso industrial) y 33 % de la agricultura (uso agrícola). Sin embargo, Según
estimaciones realizadas por la FAO (2010) acerca de los recursos hídricos disponibles dentro de
cada país, en Venezuela para el año 2000 se contaba con 51.021 m /hab/año, mientras que para el
año 2005 se había reducido a 47.120 m /hab/año. Valores considerados muy altos, colocándose
entre las veinticinco naciones con mayor disponibilidad de agua en el mundo y entre las diez
primeras de América Latina. Cabe destacar que en el país, la mayoría de las captaciones de agua
se realiza de fuentes superficiales.
La estrategia hidráulica del Estado Venezolano que se opera en la década de los noventa a través
del proceso de descentralización, determinó el desarrollo del modelo de gestión de los servicios de
agua potable y saneamiento dominante a nivel nacional que propicia una cada vez más baja
disponibilidad de agua; el deterioro, contaminación y abatimiento de los acuíferos pone en riesgo la
sustentabilidad hídrica y por ende el desarrollo económico y social de las ciudades. Los
organismos operadores a nivel nacional trabajan de manera ineficiente, presentan una situación
crítica debido a elevadas pérdidas de agua, baja calidad de los servicios, tarifas que no cubren la
mayor parte de los costos, alta rotación del personal directivo y costos laborales crecientes, entre
otros.
Los funcionarios han reducido la gestión del agua urbana a un problema técnico, del que se
excluye a los usuarios y las decisiones se toman sobre la marcha y sin tener los conocimientos
necesarios. El mayor obstáculo que debe superar el país al intentar alcanzar el objetivo de
asegurar un servicio adecuado, asequible y proteger los ecosistemas, es la resistencia del
gobierno a fomentar e incluso permitir la participación pública en el debate sobre la gestión y la
supervisión de los servicios de agua potable.
En ese sentido, la relación del agua con la salud humana y con estándares básicos de bienestar y
dignidad la convierte en un elemento indispensable para la vida. El derecho al agua es un factor de
equilibrio social, y la voluntad política de asegurarlo se expresa en los códigos de derechos
humanos y en otras leyes.
Bajo este marco de referencia, se hace necesario estructurar un conocimiento que teniendo como
eje a los actores y sujetos sociales, sea de utilidad metodológica en la tarea de investigar el origen,
lógica y forma de operar del actual modelo de gestión de los serviciosde agua potable,
alcantarillado y saneamiento, y de identificar las opciones viables desde una perspectiva social,
incluyente, participativa y sustentable, para construir una propuesta alternativa de gestión social,
que contribuya al desarrollo económico y social del “espacio socio-natural” en Venezuela.